“El lobby-gay de la Iglesia causa heridas de muerte en las conciencias”
Ir en contra de mi propia conciencia es estar en contra de Dios (Martin Lutero).
(Carlos Mario Franco Palacio).-
Yo, CARLOS MARIO FRANCO PALACIO con cédula de ciudadanía No. 70.110.953 de Medellín, Antioquía, bautizado en la Parroquia Nuestra Señora de Belén el 6 de octubre de 1956, partida que reposa en el libro 0001, folio 0086 y número 00212 y confirmado en la misma Parroquia el 16 de Octubre de 1966.
MANIFIESTO:
1. Dar gracias a mis padres y a mis abuelos por la buena y sabia decisión de haber pedido para mí el inapreciable don del Bautismo, acto celebrado en el nombre santo de Dios: Padre y Madre: Hijo y Espíritu Santo. Acto que yo mismo confirmé (Confirmación) en uso de mis facultades unos años después, sellando así y para siempre mi condición de hijo amado de Dios.
2. Mi gratitud para todos mis amigos y amigas que me han honrado y me honran con su amistad; entre ellos sacerdotes, religiosos, religiosas que con su testimonio de vida me han mostrado la gracia y la riqueza del evangelio.
3. Que he caminado junto a muchas hermanas y hermanos de diferentes confesiones cristianas, haciendo a lo largo de mi vida un camino ecuménico en diálogo constante con otras espiritualidades, enriqueciéndome de la diferencia, de la pluralidad en el pensamiento, nunca mirando el mundo sólo desde el espacio particular de mi confesión de tradición romana. La Iglesia para mí es más una vocación de servicio a los hermanos en la construcción de la justicia y de la solidaridad en el Amor, antes que una institución cerrada, antagónica, retrógrada, llena de dogmas y doctrinas, ajena al evangelio y a la realidad humana, que infantiliza a las personas volviéndolas objeto y no sujeto de su proceso de fe.
4. Que en la experiencia de la comunidad y de la amistad desarrollé mi identidad de cristiano católico-romano y en ella encontré la verdad del Señor Jesús que se hace pan y vino compartido (Eucaristía) por la fe de los fieles y que es signo de una comunidad creyente, como lo expresa Pablo al referirse a ella como cuerpo de Cristo (1 Corintios 12), razón por la cual no se puede negar a nadie, pues de lo contrario no sería una acción de gracias. Por lo tanto, no entiendo cómo éste sacramento se convirtió en un “privilegio del clero”, en una propiedad privada de la institución clerical y un “objeto” para la adoración de los creyentes, cuando de por sí es un derecho de los fieles.
5. Que por la gracia de Dios he podido vivir mi condición sexual y mi espiritualidad cristiana. Me siento Hijo amado de Dios por lo que soy. La vivencia de la fe en Jesús que es plenamente hombre, y que hasta después de su muerte fue glorificado por su Padre Dios, me ha dado la fuerza y la claridad de mente para ser el que tengo que ser. Vivo con alegría y en fidelidad a mi compañero con quien llevo 16 años de convivencia. Este es un don que Dios en su bondad y sabiduría tuvo a bien darme. No ha sido fácil construirme como persona en el contexto de una Iglesia y de una sociedad “católico-romana” homofóbica, excluyente y en muchos casos homicida.
6. Que es una realidad que la Institucionalidad católico-romana (Papas, Obispos, Presbíteros) maltrata sobre manera a las personas que somos diferentes, como es el caso de la población diversa en su género y en su sexualidad; pero quizás lo más doloroso es que detrás de estas jerarquías eclesiales se esconde un sin número de homosexuales que “sobreviven” y hacen carrera eclesiástica por el poder, causando dolor en las almas y heridas de muerte en las consciencias. Bien lo ha dicho el Papa Francisco: “Se habla de ‘lobby gay’, y es verdad, está ahí… Hay que ver qué podemos hacer” Esto también ocurre en la Arquidiócesis de Medellín.
7. Que he descubierto con gozo que fuera de los siete sacramentos de la Iglesia, hay otro sacramento igualmente importante: El sacramento de la marginalidad. “Jesús ocupó el último lugar y hasta hoy nadie se lo ha quitado”, como bien dijo el P. Charles de Foucauld. Gracias al Buen Dios, Jesús fue un judío marginal y disidente del judaísmo. Hoy más que nunca es vigente esta liberadora marginalidad de la experiencia de la fe. He reflexionado con madurez e independencia sobre mi adscripción (Partida de Bautismo) a la Iglesia Católico-Romana, y a las doctrinas que postula. Esto me lleva a expresar mi total y definitiva insumisión y oposición. No deseo formar parte de esta institución, ni siquiera como mero dato estadístico. Sé muy bien que el documento parroquial del bautismo y de la confirmación no se pueden alterar ni devolver al interesado, porque son documentos históricos; pero pido que se ponga una nota marginal a dichos documentos de mi no pertenencia a la Institución católico-romana.
8. Que este camino que hoy inicio de una manera particular, muchos cristianos lo han comenzado ya y no necesariamente por adherir a otra confesión cristiana, sino por un problema de consciencia frente a Instituciones que enajenan a las personas. La verdadera comunión apostólica no es la sumisión a la jerarquía, sino la aceptación de la voz de la consciencia que cada uno tiene. La verdadera sucesión apostólica es la fidelidad al Evangelio.
9. Que conozco y acepto las consecuencias eclesiásticas derivadas de esta petición. Entre ellas: Exclusión de todos los sacramentos (canon 1071 s 1, 4° y s 2). La privación de exequias eclesiásticas públicas (canon 1184 s 1. 1°), y la celebración de cualquier misa exequial (canon 1185).
10. Que es de mi profundo convencimiento que ir en contra de mi propia conciencia es estar en contra de Dios (Martin Lutero). La fidelidad a la propia consciencia es un derecho constitucional reconocido por la legislación colombiana en el Art. 18 y a la cual ninguna entidad pública o privada puede oponerse.
En virtud de lo anteriormente expuesto, SOLICITO:
1. Que se proceda sin dilación a considerarme apóstata de la Institución Católica-Romana. Que baste para ello mi voluntad soberana expresada en este documento y avalada por mi firma y con la debida acreditación, mediante la presentación en este acto de copia de mi documento de identidad. Aclaro que utilizo en este documento el término apostasía, porque es la palabra técnica asignada por el derecho canónico (canon 751, donde se define como el rechazo total de la fe cristiana) para este tipo de procedimientos. Aunque en mi caso no estoy renunciando a la fe cristiana, sino a una institución eclesiástica.
2. Que se formalice jurídica y documentalmente el reconocimiento e inscripción pública de este acto que declaro sin lugar a dudas y en pleno uso de mis facultades. Dado que el bautismo que me identifica como miembro de la Iglesia Católica Romana consta en un registro público bajo control privado (Libro de Bautizos parroquial), de igual manera solicito se haga la anotación respectiva para los efectos públicos.
3. Que se den las instrucciones precisas y adecuadas para que se me remita un documento de acuse de recibo en el que se manifieste de forma clara la concreción de la “apostasía“, a la que en consciencia y derecho puedo acceder mediante el presente escrito.
4. Que todos los datos de carácter personal y circunstancias que reposan bajo mi nombre sean cancelados para todos los efectos de cualquier apunte estadístico, u otro.
5. Que se traslade copia fehaciente del presente documento y de lo que en derecho civil y canónico debe ser consecuencia. al actual responsable de la Parroquia de Nuestra Señora de Belén, donde reposan los datos de mi bautizo, a fin de que inscriba en la forma y lugar adecuados junto a la notación bautismal original, el registro que certifique la “apostasía” que en este acto reclamo.
En mérito de lo expuesto, pido el cumplimiento de todas y cada una de las demandas reseñadas y debidamente fundamentadas, por lo que rubrico el presente documento en la ciudad de Medellín, a los diez (10) días del mes de noviembre, día del martirio del sacerdote indígena paez Álvaro Ulcué Chocué, del año 2014.
Respuesta de la Arquidiócesis de Medellín:
En respuesta a su comunicación con fecha 10 de noviembre de 2014, me permito manifestarle lo siguiente.
Acontecimientos históricos como el Bautismo, la Confirmación, el Matrimonio y el Orden Sacerdotal, son inscritos en libros expresamente destinados para dicho fin, que reposan en la respectiva Parroquia donde se celebra el sacramento y, como documentos públicos, nadie tiene potestad para suprimir la información que allí se contiene. Porque ninguno de nosotros está en capacidad de borrar la historia, y tan histórico fue su Bautismo, como este acto de apostasía que ahora Usted hace.
Igualmente, quiero manifestarle que su Bautismo se realizó gracias a una decisión libre de sus padres; de no haber sido así, Usted no habría recibido este sacramento. Sin embargo, en esta fecha, de conformidad con su deseo y con mis obligaciones, comunico al Párroco de la Parroquia Nuestra Señora de Belén (Medellín), donde está asentada su Partida de Bautismo, realizado el 6 de octubre de 1956, esta decisión suya de abandonar la fe católica y, por consiguiente, la adscripción a la Iglesia Católica. Se inscribirá una nota marginal en la partida de Bautismo, que dirá: “El día 10 de noviembre de 2014 apostató con acto formal de la Iglesia Católica, por tanto, a partir de la fecha, por disposición expresa del Señor Arzobispo de Medellín, no se expedirá nunca copia de esta partida”.
CURIA ARZOBISPAL MEDELLÍN, COLOMBIA
General, Homofobia/ Transfobia., Iglesia Católica
Álvaro Ulcué Chocué, Carlos de Foucauld, Carlos Mario Franco Palacio, Colombia, Homosexualidad, Lobby gay, Martín Lutero, Medellin, Ricardo Antonio Tobón Restrepo, Sacramento de la marginalidad
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