La derecha australiana quiere ahora un voto postal para decidir sobre el matrimonio igualitario
El Partido Liberal (derecha) vota en contra de la libertad de voto de sus parlamentarios y vuelve a plantear resucitar el referéndum, sabiendo que volverá a ser rechazado y sólo quedará la opción de un voto postal voluntario.
El coste de ese voto postal es de 120 millones de dólares.
Los defensores del matrimonio creen que la propuesta del gobierno llevará a un hartazgo de la sociedad que perjudicará la legislación y que, además, la propuesta es inconstitucional.
Lo de los conservadores australianos empieza ya a no tener ninguna gracia: la derecha quiere un voto por correo para decidir si legislar el matrimonio igualitario o no.
Malcolm Turnbull, el primer ministro del país, propuso un referéndum. Eso enfadó a los activistas LGTB y a gran parte de la sociedad australiana por dos motivos muy claros: el primero era que nunca hay que dejar que la mayoría vote sobre los derechos de la minoría y el segundo era que el coste económico del referéndum era un disparate. Además las encuestas ya han demostrado que la gran mayoría del país está a favor de la legalización, con lo que ese referéndum ya está hecho. Y además, el referéndum no era legalmente vinculante, así que aunque saliera que sí el gobierno podía seguir votando que no. La única opción viable, como creen la mayoría de australianos, era que el parlamento hiciera su trabajo y lo votara de una vez.
Finalmente el senado tumbó la idea del referéndum y Turnbull se encontró en un aprieto considerable. Por un lado porque gobierna gracias al apoyo de la derecha más conservadora con la que se comprometió a que no habría voto parlamentario sobre el tema, y por otro lado porque en su propio partido están apareciendo voces disidentes que exigen que se les permita saltarse la disciplina de partido para votar a favor. Todo parecía indicar que finalmente Turnbull tendría que ceder y aceptar el voto libre de sus parlamentarios, los del Partido Liberal; pero hace unos días el partido se reunió de emergencia para aprobar esa libertad de voto… y la han rechazado. ¿Y cuál es el siguiente paso que quieren dar los liberales? Volver al referéndum.
Los liberales van a volver a presentar la ley de referéndum que ya fue rechazada por el senado en la misma cámara, lo que llevará a que el próximo 25 de noviembre (cuando se planea que se vuelva a votar) sea rechazada de nuevo porque todos los senadores han dicho que mantendrán el voto que ya emitieron. Así que sabiendo que la ley no se aprobará la presentan igualmente porque así tienen la puerta abierta a la siguiente opción, aún más absurda: un voto voluntario por correo.
La idea el voto voluntario es otra estupidez que, además, costará una millonada. Se estima que organizarlo le costará al pueblo australiano unos 120 millones de dólares australianos, 50 menos que el referéndum. Mathias Cormann, que actúa como primer ministro especial y lidera este intento por aprobar el referéndum, ha dicho que él tiene la potestad de destinar ese dinero de los impuestos de los contribuyentes sin necesidad de que se vote la financiación. ¿Y por qué están tan pesado los liberales con lo del voto por correo? Fácil: porque saben que desgastar a la opinión pública y hacerles creer que legislar el matrimonio igualitario es muy caro hará que voten en contra.
Por eso no hay que dejar nunca que la mayoría vote sobre los derechos de la minoría: la minoría que necesita ese voto votará a favor, pero en la mayoría están los que quieren votar en contra (que irán en masa a las urnas) y a los que no les afecta y pasarán de ir a votar.
En caso de que el voto por correo resulte favorable al matrimonio igualitario el Parlamento tendrá dos semanas para votar la ley. Esa votación quedaría muy cerca de las Navidades, con lo que podría retrasarse todo hasta 2018, y los parlamentarios tendrían libertad de voto. En caso de que el voto postal sea contrario, el Parlamento no haría nada y cualquier intento de introducir la legislación del matrimonio igualitario quedaría automáticamente bloqueado.
Pero esto no es lo más absurdo de todo. Cormann ha explicado además que el gobierno solicitará a la Oficina Australiana de Estadística que lleve a cabo una encuesta telefónica para preguntar sobre el tema. Una encuesta cuyos resultados serán aceptados por el gobierno como un plebiscito.
Los defensores del matrimonio igualitario ya han puesto el grito en el cielo y han anunciado que, si es necesario, recurrirán al Tribunal Supremo del país porque consideran que este movimiento del ejecutivo no es acorde con la Constitución. Además creen que la opción de que se realice una entrevista telefónica tampoco cumple con la Constitución y por lo tanto vulnera los derechos de los australianos. Varias organizaciones han dejado claro que no tienen miedo a enfrentarse al gobierno en los tribunales.
Mientras tanto la sociedad australiana empieza a estar muy harta de los intentos del gobierno por frenar la legislación sobre el matrimonio igualitario. Hace unos días un presentador de televisión fue muy duro con el gobierno, le acusó de estar poniendo excusas que eran “pura mierda” y recordó a los parlamentarios que han sido elegidos por los votantes para hacer un trabajo y no para reírse de ellos. “Esto habla más sobre el miedo y la ignorancia de las personas que no son gais que sobre la propia legislación del matrimonio gay“.
Fuente | Pink News, vía EstoyBailando
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