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“Estrellas que iluminan el camino“, por Miguel Ángel Mesa

Miércoles, 12 de junio de 2024
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De su blog Otro mundo es posible:

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«Una Iglesia, toda ella, verdaderamente corresponsable, en compañía de tantos testigos que entre nosotros vienen dando la vida en la prueba mayor del martirio, con una esperanza digna del pueblo de la Pascua que nosotros somos» (Pedro Casaldáliga).

Una vida que se refugia exclusivamente en el pasado, que cree que no habrá nada mejor de lo que ha experimentado anteriormente, que no fija su atenta mirada en el presente ni le ilusiona el futuro, mantiene en su interior algún tipo de patología que es necesario identificar, para intentar extirparla y así poder llegar a sanar.

Pero una cosa es mirar solo hacia atrás y otra perder la memoria. Las experiencias que cada uno hemos vivido son las que configuran la persona que somos hoy día. Junto a lo que nos han aportado otras personas (familiares, amigos, profesores, compañeros…) con las que hemos convivido o nos han llegado sus vivencias y testimonios por diversos cauces.

A cada uno de nosotros, por nuestra formación, cultura, religión o forma de pensar, nos llega más un tipo de testimonio que otro. Pero, a quien nadie deja indiferente es aquella persona que ha llegado a dar su vida por otra, como un ejemplo máximo de entrega y amor desinteresado. Lo dijo al final de su vida Jesús: «No hay mayor amor que el que da su vida por sus amigos». Por eso su vida sigue llamando, interpelando, haciéndose presente en tantas personas extendidas por toda la tierra.

Aunque no solo hay mártires que han dado su vida a causa de su fe. Así se les nombra a estos en la Iglesia Católica. Pero los distintos pueblos, de las más diversas culturas e ideología, han popularizado y extendido este término también para calificar a quienes han dado su vida por los demás: Martin Luther King, Gandhi, Etty Hillesum, Berta Cáceres… y miles de personas de las más diversas profesiones y compromisos sociales o políticos.

Son como estrellas que nos iluminan en nuestra noche del dolor, del sufrimiento, de la injusticia, del odio, la barbarie, del abandono. Están presentes continuamente en nuestro firmamento, en nuestros corazones, animándonos a seguir adelante, viviendo y desviviéndonos por los demás. Porque llegar a dar la vida es el extremo al que han llegado unas pocas personas, pero el verdadero martirio de amor es el servicio constante a los demás, ofreciendo nuestro tiempo, nuestros desvelos, preocupaciones, anhelos y esperanzas. Compartiendo las penas y las alegrías.

Los mártires, quienes se dan por completo a los demás, no es que no amen la vida, muy al contrario, porque aman tanto, tanto la vida, la ofrecen para que haya cada día más vida. Ofrecen lo que son y tienen a quienes carecen de una vida digna, con expectativas, feliz. La alegría es una virtud que contagian a su alrededor. A quien le recorre por las venas la sangre de la vida no puede hacer otra cosa que contagiarla, que donarla en una transfusión permanente de dicha por existir y que todo adquiera plena existencia.

Los mártires normalmente han sido perseguidos por sus tomas de postura, por sus denuncias, por su forma de vida, por la defensa de los demás, o últimamente del medio ambiente. No podían hacer otra cosa que dar testimonio de lo que creían y sentían en su interior. Pero la persecución no les privó de la dicha profunda de ser consecuentes con sus palabras y su trayectoria personal.

«Felices quienes no consideran que su vida, su aliento, su sangre les pertenece, si no es por el bien de los demás hasta llegar, en situaciones límite, a entregarla por puro amor».

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El martirio de los católicos que desafiaron a Hitler en nombre de la conciencia

Jueves, 15 de febrero de 2024
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IMG_2511En el nuevo libro del periodista Francesco Comina, “La lama e la croce“.

Titulado “La lama e la croce” (La espada y la cruz), el nuevo libro del periodista Francesco Comina, publicado por la Libreria Editrice Vaticana, narra las historias de algunas personas decapitadas por oponerse al nazismo bajo la presión del Evangelio

“Son historias que hay que contar a los jóvenes para que se conviertan en intérpretes de una memoria viva”

“Se trata de religiosos, laicos, jóvenes, mujeres que tuvieron el valor de decir un ‘no’ tajante a aquel sistema”

(Vatican News).-Las historias que el periodista y escritor Francesco Comina relata en su último libro “La lama e la croce” (La espada y la cruz), publicado por la Libreria Editrice Vaticana, tuvieron lugar principalmente en la Alemania nazi. “Historias y martirios de católicos que desafiaron a Hitler en nombre de la conciencia”, reza el subtítulo que aclara el contexto de la narración. “Se trata de religiosos, laicos, jóvenes, mujeres que tuvieron el valor de decir un ‘no’ tajante a aquel sistema”, señala el autor. “Actuaron“, añade, “en nombre de una fe y un Evangelio arrojados a las cunetas de la Historia”.

Héroes desconocidos para la historia

Algunos nombres se han hecho bastante conocidos. Entre ellos están el granjero austriaco Franz Jägerstätter y el miembro de la Acción Católica alemana Josef Mayr-Nusser, ambos beatificados por la Iglesia. Pero hay cientos o quizá miles que aún permanecen en la sombra: “Historias aún enterradas en la memoria del antinazismo en Alemania”, señala Comina, reflexionando sobre las causas de este olvido. “Es una pregunta que como intelectuales nos hacemos”, explica. “Algunos acontecimientos, como los del grupo de resistencia ‘Rosa Blanca’, tuvieron la suerte de cruzarse con intelectuales de primera fila de la talla de Romano Guardini y Thomas Mann. Otros, en cambio, no han encontrado personas que se hayan ocupado de ellos, por lo que aún queda mucha memoria que cultivar, estudiar, interpretar e investigar. Esta“, repite, “creo que es la tarea de los historiadores de nuestro presente”.

‘Algunos nombres se han hecho bastante conocidos … Pero hay cientos o quizá miles que aún permanecen en la sombra: Historias aún enterradas en la memoria del antinazismo en Alemania’, señala Comina, reflexionando sobre las causas de este olvido”

Siguiendo los criterios de investigación y narración, la autora investigó estas historias a partir de diversas publicaciones. “Recogí todo de fuentes alemanas, como panfletos y folletos. Fue un trabajo de excavación: busqué documentos que ya habían salido a la luz, pero siempre para círculos reducidos, nunca traducidos al italiano y, por tanto, en gran parte desconocidos”. Así surgió con más claridad el carisma de algunos sacerdotes guillotinados: el sacerdote pacifista Max Josef Mezger y el religioso palotino Franz Reinish. Por casualidad, en cambio, se conoció al padre Heinrich Dalla Rosa, un sacerdote antinazi de Lana, en la provincia de Bolzano, que también fue decapitado (en Austria, en 1945) por su oposición al régimen. “Al entrar en una iglesia cerca de Merano”, explica Comina, “vi que había una placa conmemorativa de esta figura y me puse a buscar”. Pero en el Tirol del Sur no se sabe casi nada de esta historia“.

Fe y espalda recta

Los testimonios son todos muy sólidos. “El elemento que las une -continúa el autor- es el hecho de que anteponen la defensa de su conciencia y los valores de su fe”. Lo dice claramente la biografía de una de las mujeres narradas en el libro, Eva-Maria Buch, una berlinesa de 21 años que acabó en la horca junto a algunas de sus compañeras por sus actividades de resistencia dentro de la organización etiquetada por los nazis como “Rote Kapelle” (Orquesta Roja).

La joven -cuenta el escritor- no deja de repetir las Bienaventuranzas y el valor de la gratitud mientras va al encuentro del verdugo. Y en una carta a sus padres, escribe que muere feliz por haber vivido esta historia con dignidad y valentía, afirmando también que está dispuesta a hacerlo todo de nuevo”.

Mirando a los jóvenes

El volumen adquiere un significado especial con vistas al Día del Recuerdo de 2024. Comina mira en particular a las nuevas generaciones al hablar de la gira de presentación del libro, que tocará varias ciudades, empezando por Trentino y Véneto. “Son historias que hay que contar especialmente a los jóvenes”, afirma, “para que se conviertan en intérpretes y promotores de una memoria viva”.

Hay que dar a conocer que en la época oscura del nazismo hubo personas -muchas eran jóvenes- que sintieron la desconexión radical entre la realidad y el Evangelio

El mensaje es claro: hay que dar a conocer que en la época oscura del nazismo hubo personas -muchas eran jóvenes- que sintieron la desconexión radical entre la realidad y el Evangelio. “Vivieron totalmente para los demás, afirmando con fuerza y valor civil ‘mi vida vale la pena si vale la pena la vida de los demás’. Y han antepuesto una conciencia llena de valores, testimoniando que frente a leyes consideradas injustas existe el derecho a objetar”. Impulsados por “un Evangelio vivido como práctica de liberación del mal”, repite Comina, “acabaron en la guillotina: la solución del régimen de Hitler para eliminar a las cabezas pensantes de un país”.

Comina: ‘Impulsados por un Evangelio vivido como práctica de liberación del mal, acabaron en la guillotina: la solución del régimen de Hitler para eliminar a las cabezas pensantes de un país'”

Fuente Religión Digital

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Mons. Stefan Heße: “Los mártires tienen un poder tan radiante que sigue teniendo efecto muchas generaciones después”

Lunes, 21 de agosto de 2023
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4116xkTwbfL._AC_UF1000,1000_QL80_Prologa un libro sobre los mártires alemanes durante el Tercer Reich

El arzobispo de Hamburgo, Stefan Heße, ha rendido homenaje a los mártires de su archidiócesis durante la tiranía del Nacional Socialismo. En un prólogo para el libro “Testigos del Norte” escribió: “Para una diócesis en diáspora como aquí, en el norte de Alemania, el testimonio de los mártires es particularmente alentador”.

El libro ha sido compilado por el prelado Helmut Moll, autor de una monumental obra en dos volúmenes titulada “Testigos de Cristo”, que comprende el “Martirologio alemán del siglo XX”, encargado por la Conferencia Episcopal Alemana (DBK).

Según Mons. Heße, son los mártires “quienes ponen de manifiesto que el individuo tiene peso y significado. Todos y cada uno de los que profesan la fe en Cristo  -en el caso de los mártires hasta el extremo- tienen un poder tan radiante que sigue teniendo efecto muchas generaciones después”.

Las historias de vida de los mártires pueden parecer a algunos lejanas de nuestra realidad“, admitió el Arzobispo de Hamburgo. En última instancia, sin embargo, los relatos “presentan a personas que siguieron a Cristo con gran pasión y entusiasmo. Estos ejemplos pueden dar un nuevo impulso a nuestra propia fe y compromiso”.

En este contexto, “no es importante conseguir grandes cosas de forma pública. La fe y el testimonio de Cristo también alcanzan su pleno poder y efecto en secreto (cf. Mt 6,6-13)”.

Mons. Heße recordó también que hoy “un número sin precedentes de cristianos son perseguidos por su fe y encuentran la muerte. En algunos países de África, Oriente Medio o Asia, cientos de millones de personas sufren discriminación y violencia por profesar a Cristo. No debemos aceptar este hecho atroz, que se añade a todos los crueles conflictos violentos que hay en el mundo. Nos lo recuerdan también los testimonios de los mártires de nuestra archidiócesis”.

“Por último, pero no por ello menos importante, podemos encomendarnos a su intercesión y encomendar especialmente a aquellos hermanos y hermanas que aún hoy sufren graves persecuciones, incluso la muerte, a causa de su clara confesión de Cristo”, subrayó Heße.

Fuente Agencias

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El Papa encarga un ‘catálogo’ de mártires, para unir en el “ecumenismo de la sangre” a todas las confesiones cristianas

Lunes, 10 de julio de 2023
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Persecucion_2415968410_15887593_660x371Erige la ‘Comisión de los Nuevos Mártires-Testigos de la Fe’ en Causa de los Santos

El Papa invita, de cara al Jubileo de 2025, a “proseguir el reconocimiento histórico para recoger los testimonios de vida, hasta el derramamiento de sangre, de estas hermanas y hermanos nuestros, para que su memoria se erija en un tesoro que la comunidad cristiana atesore”

El ecumenismo de la sangre será clave para el gran desafío de Francisco de cara al Gran Jubileo de 2025, en el que se cumplen 1700 años del Concilio de Nicea. Este es el objetivo de la carta que este mediodía ha publicado el Papa, en el que anuncia la constitución de la “Comisión de los Nuevos Mártires – Testigos de la Fe en el Dicasterio de las Causas de los Santos, con el cometido de elaborar “un catálogo de todos aquellos que han derramado su sangre para confesar a Cristo y dar testimonio de su Evangelio”.

En la misiva, Bergoglio subraya que la comisión “continuará la búsqueda, ya iniciada con ocasión del Gran Jubileo del año 2000, para identificar a los Testigos de la fe en este primer cuarto de siglo y proseguirla en el futuro”, y que no se ceñirá a la Iglesia católica, sino que “se extenderá a todas las confesiones cristianas”.

Y es que, sostiene Francisco, “incluso en nuestro tiempo, en el que asistimos a un cambio de época, los cristianos siguen mostrando, en contextos de gran riesgo, la vitalidad del Bautismo que nos une”.

Con todos ellos tenemos una gran deuda y no podemos olvidarlos

“No son pocos, en efecto, los que, a pesar de ser conscientes de los peligros que corren, manifiestan su fe o participan en la Eucaristía dominical”, señala el Papa, recordando que “otros son asesinados en sus esfuerzos por ayudar en la caridad a la vida de los pobres, por cuidar de los descartados por la sociedad, por valorar y promover el don de la paz y el poder del perdón. Otros son víctimas silenciosas, individuales o colectivas, de los avatares de la historia”.

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La voz única del martirio de los cristianos

“Con todos ellos tenemos una gran deuda y no podemos olvidarlos”, insiste Francisco, quien quiere reconocer el testimonio de tantos para que “resuene la voz única del martirio de los cristianos”.

“Con esta iniciativa no pretendemos establecer nuevos criterios para la constatación canónica del martirio, sino continuar la encuesta iniciada sobre aquellos que, hasta el día de hoy, siguen siendo asesinados por el simple hecho de ser cristianos”, recalca Francisco, quien invita a “proseguir el reconocimiento histórico para recoger los testimonios de vida, hasta el derramamiento de sangre, de estas hermanas y hermanos nuestros, para que su memoria se erija en un tesoro que la comunidad cristiana atesore”.

“En un mundo en el que a veces parece que prevalece el mal, estoy seguro de que la elaboración de este Catálogo, también en el contexto del ya inminente Jubileo, ayudará a los creyentes a leer también nuestro tiempo a la luz de la Pascua, sacando del cofre de tan generosa fidelidad a Cristo las razones de la vida y del bien”, concluye la carta.

Fuente Religión Digital

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Faltaba Federico García Lorca

Miércoles, 16 de marzo de 2022
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9788403013452“El ‘Christus vincit, Christus regnat’ y otros himnos triunfales tachonaron de loas y alabanzas  los episodios litúrgicos”

“A otros les causó extrañeza   que en el grupo no se haga referencia  a ninguna mujer,   pese a que  tantas   pertenecieran  entonces  también a organizaciones y cofradías religiosas, frecuentando más que los hombres  los actos de piedad y de culto”

“En Granada, en la misma fecha y ‘cruzada’, mártir de la misma, por citar un caso, es considerado y venerado Federico García-Lorca , a quien pudiera y debiera habérsele  acondicionado en el retablo  de la catedral un hueco u hornacina”

“Federico fue poeta. Poeta excepcional. Místico. En perseverante estado de común-unión con el pueblo y la divinidad, por medio del amor”

Muy recientes las solemnes ceremonias de la celebración de la Eucaristía con ocasión de la beatificación de los 16 nuevos mártires “por odio a la fe”, pertenecientes a la archidiócesis de Granada, durante la “Cruzada Española”, considero sacrosanto deber del informador -comentarista religioso, apuntar, entre otras, estas sugerencias, con el presentimiento de que a algunos puedan parecerles ominosas, a la vez que laudatorias a otros .

El grupo de los 16 nuevos beatos   está compuesto mayoritariamente por sacerdotes diocesanos, un seminarista y un seglar, miembro de la Acción Católica.  El grupo es litúrgicamente conocido   como el de “Cayetano Giménez y otros quince”.

En la historia de la catedral granadina pocas celebraciones podrían superar   a la referida. Con la presidencia del Eminentísimo Cardenal Marcello Semeraro, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, asistieron y participaron en tan televisada ceremonia el arzobispo de Granada,  otros de las diócesis cercanas  y el Nuncio de SS. en España , sacerdotes, seminaristas  y autoridades  autonómicas, provinciales y municipales  civiles y militares,  junto  con familiares y amigos de los beatificados, además del  pueblo fiel.

El ”Christus vincit, Christus regnat” y otros himnos triunfales tachonaron de loas y alabanzas  los episodios litúrgicos . Algunos de los asistentes, para sus adentros, llegarían a preguntarse el por qué Pablo VI  no facilitara, sino todo lo contrario, los  procesos   de beatifiación-canonización   de los “mártires” de la “Cruzada Española”.  A otros les causó extrañeza   que en el grupo no se haga referencia  a ninguna mujer,   pese a que  tantas   pertenecieran  entonces  también a organizaciones y cofradías religiosas, frecuentando más que los hombres  los actos de piedad y de culto.

Pocos dudan que los nuevos beatos granadinos   llegaran a serlo sin respetar todos y cada uno de los requisitos canónicos exigidos en la elaboración de sus respectivos procesos, con exactas referencias a los episodios de sus “vidas y milagros”, pudiendo ser presentados públicamente como ejemplos y como mediadores ante Dios. Por tanto, acuerdo unánime, canónico y devoto por parte de la mayoría de feligreses y de feligresas.

Pero donde pudo no haber coincidencia   fue y es en la interpretación de los porqués, todos los miembros del grupo  beatificado   pertenecieron  a la “Iglesia de derechas” y ninguno  a la ”Iglesia de izquierdas” , en la que por cierto también se registraron   casos similares  o exactamente idénticos.

DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En Granada, en la misma fecha y “cruzada”, mártir de la misma, por citar un caso, es considerado y venerado Federico García-Lorca , a quien pudiera y debiera habérsele  acondicionado en el retablo  de la catedral un hueco u hornacina.

¿Méritos para ello? Digamos que, al menos, los mismos, y así nos comportaríamos y ejerceremos como cristianos y como personas de verdad,  al proponerlos omo “mártires”, es decir, testigos y testimonios de ejemplos de vida para el resto de la colectividad.

Federico fue poeta. Poeta excepcional. Místico. En perseverante estado de común-unión con el pueblo y la divinidad, por medio del amor. Fiel cultivador de la vida espiritual y del conocimiento y dirección del espíritu, con claras y nítidas referencias a Fray Luís de León, a santa Teresa de Ávila y a san Juan de la Cruz. Místico y asceta. Y además, en grupo, es decir, en común- unión.

Comprometido con la naturaleza. Amante de la libertad para sí y para los demás. La libertad es palabra, actitud, actividad y ministerio que destaca   y define su obra, comprometido con los más vulnerables, como los pobres, los gitanos y los perseguidos y perseguidas por razones de “sexo” . Novio de la belleza y del arte.  Educador de una y otra disciplina en la rica pluralidad de versiones. Respetuoso en todo y con todos. Con gestos y palabras sublimes e intransferibles.  Todo arte y todo poesía. Todo drama. Con su muerte se nos frustró, al menos un “Premio Nobel”. Siempre en las periferias. Menos en las del alma, en la que residía en su Plaza Central.  Permanentemente niño.  Palabra de honor.  Buena parte de su obra poética y de su vida es palabra y parábola del santo Evangelio.

Federico rehuiría las canonizaciones oficiales al uso, que a no pocas de ellas idearon, planificaron, fraguaron y pagaron el poder y el dinero de una Iglesia y la  jerarquía, que sustituyera el Evangelio  por cánones y  bendiciones al servicio   de las clases sociales más  poderosas y ricas.

Las balas que mataron a Federico, idénticas a las que acabaron con la vida terrenal de los nuevos mártires, como él granadinos, carecían de alma.  A unas y a otras les sobraban armas y armamentos, con lo que parte importante del “odio a la fe” canónico, tendría que suplirse por  el  “¡ordeno y mando¡” de la autoridad, exceso de envidia y, en ocasiones, hasta por el hambre que definía a los mineros, a la fuerza alistados en los pelotones de ejecución.

La figura de Federico y de tantos bautizados con otros nombres, se echa de menos  en el martirologio de la Iglesia  en los tiempos de  la llamada “Cruzada Española”. Su improrrogable revisión-reforma corregirá algún día defectos tan notables e irreligiosos.

Algunos de los datos   eminentemente “católicos, apostólicos y romanos” de la vida social y familiar de Federico, son estos:

El nombre de ”Federico“ significa “ gobernador pacífico o pacificador, con el añadido en este caso de “Federico del Sagrado Corazón de Jesús”, tal y consta en su partida bautismal. El posible día de su santo sería el de su fusilamiento, el 18 de agosto de 1936.  Repetidamente Federico manifestó en declaraciones públicas “ser y pertenecer al partido de quienes no tienen nada”. Entre los alegatos que justificarían su sentencia de muerte está el ”pecado” de su homosexualidad . Fue devoto de la Semana Santa popular en la que alguna vez participó en Sitges acompañando a su buen amigo Salvador Dalí. Fue fervoroso promotor de “La Barraca Ambulante”, fuente de difusión de la cultura popular, con especial atención para los niños, con obras como “Los títeres de Cachiporras”, “Amor de Don Perlimplín”,” Doña Rosita la Soltera o el Lenguaje de las Flores”.

El “cante jondo” popular, enseñado y difundido por Federico, forma parte importante del repertorio de los villancicos, desde que el poeta universal granadino se avecindara en los cielos.

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Séptimo aniversario del martirio de los cristianos coptos decapitados por el Estado Islámico en Libia

Sábado, 15 de enero de 2022
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Martires_2411768800_15869840_660x371La diócesis copto-ortodoxa de Samalut (Egipto) propone actos y un tiempo espiritual en su memoria

Murieron susurrando el nombre de Jesús. El video de su decapitación fue publicado en varias webs yihadistas. En él se percibía claramente que muchos de los mártires justo antes de ser asesinados susurraron las palabras ‘Señor Jesucristo’, aseguró Anba Antonios Aziz Mina, obispo copto católico (ahora emérito) de Guizeh

Los actos litúrgicos y eclesiales en conmemoración de los mártires coptos de Libia tendrán lugar del 1 al 15 de febrero y volverán a tener este año como epicentro el Santuario construido en su honor en el pueblo de al Awar, de donde procedían la mayoría de ellos

El flujo de peregrinos al santuario, aunque menor debido a los períodos de cierre forzoso y las medidas para combatir la pandemia, nunca se ha interrumpido

Los restos mortales de coptos muertos en Libia fueron encontrados a finales de septiembre de 2017 en una fosa común en la costa libia cerca de la ciudad de Sirte

(Agencia Fides).- Quince días de “despertar espiritual” para vivir en agradecido recuerdo a los que murieron hace siete años susurrando el nombre de Jesús mientras eran asesinados por un grupo de yihadistas. Esta es la propuesta dirigida a los cristianos egipcios por la diócesis copto-ortodoxa de Samalut, en la provincia de Minya, con motivo del séptimo aniversario del martirio de los veinte cristianos coptos egipcios asesinados en una playa de Libia en febrero de 2015 junto con su compañero de trabajo ghanés a manos de un grupo de terroristas del autodenominado Estado Islámico (Daesh).

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Los actos litúrgicos y eclesiales en conmemoración de los mártires coptos de Libia tendrán lugar del 1 al 15 de febrero y volverán a tener este año como epicentro el Santuario construido en su honor en el pueblo de al Awar, de donde procedían la mayoría de ellos.

Anba Pavnotios, obispo copto-ortodoxo de Samalut, al anunciar los eventos conmemorativos que consistirán en celebraciones litúrgicas, conferencias, visitas al santuario-museo y encuentros de oración. El obispo también invitó a todos a conservar los beneficios y bendiciones espirituales que los mártires de Libia podrán para hacer florecer a quienes los conmemoran con sincera gratitud.

El año pasado, debido a las medidas de distanciamiento social impuestas para contrarrestar la pandemia de COVID-19, solo un número limitado de personas pudo participar en la única liturgia celebrada en el santuario por Anba Pavnotios para conmemorar a los mártires de Libia. El flujo de peregrinos al santuario, aunque menor debido a los períodos de cierre forzoso y las medidas para combatir la pandemia, nunca se ha interrumpido.

Los 20 coptos egipcios y su compañero de trabajo de Ghana fueron secuestrados en Libia a principios de enero de 2015. El video de su decapitación fue publicado en varias webs yihadistas el 15 de febrero siguiente. Apenas una semana después de la noticia de la masacre, el Patriarca copto ortodoxo Tawadros II decidió inscribir sus 21 nombres en el Synaxarium, el libro de los mártires de la Iglesia copta, estableciendo que su memoria se celebrase precisamente el 15 de febrero.

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Los restos mortales de coptos muertos en Libia fueron encontrados a finales de septiembre de 2017 en una fosa común en la costa libia cerca de la ciudad de Sirte. Sus cuerpos fueron encontrados con las manos atadas a la espalda, vestidos con el mismo mono naranja que lucían en el macabro video filmado por los verdugos en el momento de su decapitación.

En el video de su ejecución, se percibía claramente que muchos de los mártires justo antes de ser asesinados susurraron las palabras ‘Señor Jesucristo’. Entonces, en una conversación con Fides, Anba Antonios Aziz Mina, obispo copto católico (ahora emérito) de Guizeh, aseguraba que el nombre de Jesús fue la última palabra que salió a sus labios. Como en la pasión de los primeros mártires, se encomendaron a Aquel que los acogería poco después. Y así celebraron su victoria, la victoria que ningún verdugo les puede quitar. Ese nombre susurrado en el último momento fue como el sello de su martirio”.

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Un promedio de 17 cristianos son asesinados cada día en Nigeria a manos de grupos terroristas

Miércoles, 11 de agosto de 2021
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880FE5D4-74EA-48EB-8197-DEB6C785FB32La violencia contra los seguidores de Jesús aumentó drásticamente en relación con el 2020 

Al menos tres mil cristianos, incluyendo diez sacerdotes católicos y pastores protestantes, fueron asesinados en Nigeria desde el inicio de este año hasta el 18 de julio

La cifra es la segunda más alta desde 2014, cuando se registraron más de 5.000 asesinatos de cristianos a manos del grupo terrorista islámico Boko Haram y los pastores yihadistas Fulani

Adicionalmente, el número de iglesias amenazadas, atacadas o quemadas desde enero de 2021 se estima en alrededor de 300


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03.08.2021 | RD/Agencias

Miles de cristianos han sido cruelmente asesinados por grupos terroristas en Nigeria durante los primeros 200 días de 2021, un promedio de 17 muertes por día. Una reciente investigación realizada por la Sociedad Internacional de Libertades Civiles y Estado de Derecho (Intersociety) revela que al menos tres mil cristianos, incluyendo diez sacerdotes católicos y pastores protestantes, fueron asesinados en Nigeria desde el inicio de este año hasta el 18 de julio.

El informe de Intersociety señala que “el número de cristianos indefensos asesinados a cuchilladas por los yihadistas islámicos de Nigeria y sus colaboradores en las fuerzas de seguridad en los últimos 200 días, o del 1 de enero al 18 de julio de 2021, ha aumentado a no menos de 3.462”. “Esto es solo 68 muertes menos que el total de muertes de cristianos nigerianos en 2020, que la Lista de vigilancia mundial de cristianos perseguidos de Open Doors estima en 3.530”, indica.

La cifra es la segunda más alta desde 2014, cuando se registraron más de 5.000 asesinatos de cristianos a manos del grupo terrorista islámico Boko Haram y los pastores yihadistas Fulani. Mientras que Boko Haram es el responsable de la muerte de más de 4 mil cristianos, los pastores yihadistas Fulani asesinaron a otros 1.229.

Intersociety es un grupo de investigación en derechos humanos, y ha estado monitoreando e investigando la persecución religiosa y otras formas de violencia religiosa de actores estatales y no estatales en Nigeria desde 2010. El grupo de derechos humanos realiza este trabajo a través del contacto directo con las víctimas, testigos, revisión de medios de comunicación e informes creíbles nacionales e internacionales, entre otros.

En su investigación de 2021, Intersociety encontró que 2.200 cristianos indefensos fueron secuestrados entre el 1 de enero y el 30 de abril. Otros 780 cristianos corrieron similar suerte entre el 1 de mayo y el 18 de julio, para sumar un total de 3.000. Al menos 3 de cada 30 cristianos secuestrados probablemente murieron en cautiverio, lo que elevaría la cifra de asesinados por los yihadistas en 300 personas.

Otras 150 muertes son consideradas por los investigadores como “cifras oscuras”, que se refiere a asesinatos que ocurrieron pero que no fueron reportados o registrados. Adicionalmente, el número de iglesias amenazadas, atacadas o quemadas desde enero de 2021 se estima en alrededor de 300.

La institución lamentó que hasta la fecha, los culpables de las masacres de cristianos en el país han logrado evadir a la justicia y se mantienen libres de investigaciones o juicios, llevando a la impunidad y a que se repitan las atrocidades. Además, denunció, las familias de las víctimas y los sobrevivientes son totalmente abandonados por el gobierno de Nigeria.

La organización de derechos humanos indicó también que el gobierno nigeriano ha seguido recibiendo fuertes críticas y acusaciones de culpabilidad y complicidad con los asesinatos de cristianos.

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Cardenal Koch: “El 80 por ciento de todos los perseguidos por su fe hoy son cristianos”

Miércoles, 28 de abril de 2021
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unnamedEl presidente del Consejo para la Unidad rinde homenaje a los mártires del genocidio armenio

“Los cristianos de hoy no son perseguidos por ser ortodoxos u ortodoxos orientales, católicos o protestantes, sino por ser cristianos. El martirio hoy es ecuménico, y hay que hablar de un verdadero y propio ecumenismo de los mártires”

“Los mártires armenios nos abrieron los ojos a esta profunda visión al comienzo del sangriento siglo XX, marcado por las dos sangrientas guerras mundiales. Nos recordaron que el martirio no es un fenómeno marginal en el cristianismo, sino que es el núcleo mismo de la Iglesia”

El obispo electo de Rumbek, herido en un atentado

Tiroteado el nuevo obispo de Rumbek (Sudán del Sur), padre Cristian Carlassare

El obispo de Chimbote, indignado tras el asesinato de la misionera italiana Nadia De Munari

Una mirada al gran y sangriento martirio de los cristianos armenios y al martirio actual de tantos perseguidos sólo por ser cristianos; un martirio que es signo de amor, de fidelidad a Cristo y que puede ser semilla de unidad. Estos fueron los temas fuertes de la homilía pronunciada por el cardenal Kurt Koch, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, con motivo de la conmemoración ecuménica celebrada en la basílica romana de San Bartolomé, en la Isla Tiberina, el Santuario de los nuevos mártires de los siglos XX y XXI, por el 106º aniversario del genocidio armenio.

En la liturgia ecuménica estuvieron presentes exponentes de la Iglesia Apostólica Armenia y de la Iglesia Católica de rito armenio, miembros de otras iglesias y comunidades cristianas y los embajadores de Armenia ante la Santa Sede e Italia.

El signo distintivo del martirio cristiano es el amor

El cardenal, recordando que Jesús transformó la violencia contra él en amor al ofrecer su vida en la cruz, dijo que “el mártir cristiano se caracteriza porque no busca el martirio en sí mismo, sino que lo asume como consecuencia de su fidelidad a la fe en Jesucristo.”

El signo distintivo del martirio cristiano es, pues, el amor. Puesto que el mártir pone en práctica la victoria del amor sobre el odio y la muerte, el martirio cristiano se manifiesta como un acto supremo de amor a Dios y a los hermanos.

Ecumenismo de los mártires

“El Concilio –señaló Koch- reconoce esta ‘prueba suprema de caridad’ no sólo en los mártires de la Iglesia católica, sino también en los de las demás Iglesias cristianas y comunidades eclesiales. Este profundo reconocimiento se ha extendido cada vez más entre nosotros, los cristianos, sobre todo en el último siglo, al principio del cual se produjo el gran y sangriento martirio de los cristianos armenios durante el genocidio de este pueblo”. Desde entonces -añadió- “el cristianismo se ha convertido cada vez más en una iglesia de mártires en un grado incomparable. De hecho, hoy hay incluso más mártires que durante la persecución de los cristianos en los primeros siglos. El 80% de todos los perseguidos por su fe hoy en día son cristianos.

La fe cristiana es hoy la religión más perseguida del mundo. Esta situación conlleva que hoy todas las Iglesias y Comunidades Eclesiales Cristianas tengan sus mártires. Los cristianos de hoy no son perseguidos por ser ortodoxos u ortodoxos orientales, católicos o protestantes, sino por ser cristianos. El martirio hoy es ecuménico, y hay que hablar de un verdadero y propio ecumenismo de los mártires.

Mirándolo desde esta perspectiva se percibe una unidad básica” entre los cristianos: de ahí el deseo del cardenal de que “la sangre de tantos mártires de hoy se convierta en semilla para la futura unidad del único Cuerpo de Cristo lacerado por tantas divisiones”.

El mártir no muere por una idea sino con Cristo

“Los mártires armenios -continuó el cardenal Koch- nos abrieron los ojos a esta profunda visión al comienzo del sangriento siglo XX, marcado por las dos sangrientas guerras mundiales. Nos recordaron que el martirio no es un fenómeno marginal en el cristianismo, sino que es el núcleo mismo de la Iglesia”. El mártir muere por amor, no por una idea, sino “con Cristo”, que “ya ha muerto por él”.

Los mártires armenios dieron testimonio de esta dimensión cristológica de manera especial. Como miembros de un Estado que fue el primer Estado cristiano de la historia, permanecieron fieles a su fe apostólica y dieron su vida por Cristo.

“Son en el sentido original de la palabra griega ‘martys'”, concluyó Koch, “es decir, testigos, ciertamente no sólo de palabra, sino también testigos de hecho de la fe. El cardenal también informó que el Papa Francisco se une en oración a la celebración de esta noche y ha enviado su bendición.

Al agradecer a los presentes, el arzobispo Khajag Barsamian, representante de la Iglesia Apostólica Armenia en Roma, citó a San Gregorio de Narek, monje, filósofo y místico armenio, que fue proclamado Doctor de la Iglesia en 2015 por el Papa Francisco, quien, en 2016, lo había citado durante la Oración Ecuménica por la Paz:

Acuérdate, Señor, … de los que son nuestros enemigos en el género humano, pero por ellos: perdónalos y ten misericordia. No extermines a los que me muerden: ¡transfórmalos! Extirpa su viciosa conducta terrenal y arranca lo bueno que hay en mí y en ellos (Libro de las Lamentaciones, 83:1-2).

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El matrimonio homosexual estuvo admitido en la Iglesia, con la misma validez que el heterosexual, desde el siglo VI al XIII

Miércoles, 28 de octubre de 2020
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1064“La Iglesia no sólo era tolerante con las relaciones románticas y eróticas de los varones, sino que las santificaba ceremonialmente”

 “Una vez más se muestra que la enseñanza católica, considerada no pocas veces inamovible, cambia aunque sea tardíamente”

John Boswell , apoyado en fuentes documentales extraordinarias, presenta una tesis estremecedora: “La iglesia primitiva (siglos VI al XIII) no sólo era tolerante con las relaciones románticas y eróticas entre varones, sino que las santificaba ceremonialmente”

“Es innegable la antigua ceremonia cristiana de unión entre personas del mismo sexo, que tenía lugar en iglesias y era oficiada por sacerdotes”

“La ceremonia de unión de personas del mismo sexo durante el siglo XII, época de florecimiento de ceremonias matrimoniales litúrgicas, se transformó en un oficio completo”

Sergio y Baco, los santos católicos y gays que se cree fueron una pareja reconocida en la Antigüedad

El artículo, que sigue a esta introducción, salió publicado en el n º 85 de la revista Exodo. Las razones de darlo a conocer de nuevo son varias:

-El tema ha saltado a los “medios” con gran repercusión, debido a la posición que en estos días ha expresado el Papa Francisco sobre la homosexualidad, en la que modifica la severa y condenatoria valoración tradicional y admite la renovación y aprobación de la misma.

 –Una vez más se muestra que la enseñanza católica, considerada no pocas veces inamovible, cambia aunque sea tardíamente, dejando un reguero de daño y sufrimiento en muchos, de decepción y abandono en otros y, en general, una pérdida de credibilidad y prestigio para la misma Iglesia ante el mundo moderno.

Se hace justicia en especial a científicos y teólogos que se adelantaron a justificar la necesidad de una renovación, siendo injustamente censurados y sancionados.

-Y, otra razón: el que yo tuviera conocimiento del estudio de John Boswell, autor del libro “La bodas de las semejanzas”, libro de 606 páginas, y que yo busqué hasta hacerme con él y documentarme debidamente, antes de publicar este mi artículo.

 Con cierta sorpresa pude comprobar que, fundada y ampliamente se demostraba que el matrimonio homosexual estuvo admitido en la Iglesia con la misma validez que el matrimonio heterosexual, desde el siglo VI al XIII: “La Iglesia no sólo era tolerante con las relaciones románticas y eróticas de los varones, sino que las santificaba ceremonialmente”.

Por inesperada e inquietante que parezca, el autor muestra innegable la antigua ceremonia cristiana, que tenía lugar en las Iglesias y era oficiada por sacerdotes.

LA LEY DE LOS MATRIMONIOS HOMOSEXUALES

La realidad toma la palabra

Me refiero naturalmente a la realidad humana. Porque humana ha sido siempre la realidad homosexual. Desde siempre, en casi todos los pueblos y culturas, ha existido esa realidad aunque no en todas ha sido idéntica la manera de valorarla.

Nos encontramos aquí con un tema que, de inmediato, nos asombra. Ha sido una constante su existencia y, sin embargo, han sido muchos los siglos de encubrimiento y de dolor. Al fin, parece amanecer un una nueva luz, que la estudia y reconoce.

Es cierto que la cultura heredada o dominante determina en gran parte los comportamientos de la sociedad. ¿Pero, qué ha ocurrido para que hoy, a poca distancia de lo anterior, las cosas comiencen a verse de otra manera?

La sociedad española -y el resto del mundo- se ha dividido en torno al tema del matrimonio homosexual: unos a favor y otros en contra. El sustrato de esa división está en la cultura, que alberga dos visiones distintas de percibir y entender. La división estaba latente, ha venido creciendo, pero ha sido hoy cuando el estudio histórico y la evolución cultural han permitido su manifestación pública.

La realidad de los sujetos sufrientes se ha hecho palabra, ha podido ser escuchada y ha originado debates, cuestionamientos y ha obligado a repensar el mundo heredado. El efecto del enfrentamiento –tanta veces ejercido negativamente en la historia- desaparece si se cambia la causa cultural que lo produce. No hay conflictos sin ideas que los sustenten.

Afortunadamente, el clima de una mayor libertad y pluralidad, los estudios históricos y científicos, nos han hecho salir del rechazo mutuo y del dogmatismo para encaminarnos a la escucha mutua y el diálogo. Es la hora del encuentro, del escuchar y comprender, del reflexionar y del activo respeto a las razones del otro. La verdad es de todos y entre todos debe ser fijada.

La práctica de la homosexualidad en la Europa premoderna.

homos2Sé que a muchos este punto les va a sorprender y, naturalmente, manifestarán inmediato rechazo. Pero, se impone aludir a él por ser rigurosamente histórico y servir para rectificar la imagen dogmática de que la homosexualidad ha sido siempre prohibida por el cristianismo. Rectificar en este punto, se nos ha dicho con palabras oficiales, sería capitular como nunca en uno de los puntos clave de la doctrina cristiana. La traición a la Biblia, a la Tradición y al Magisterio tendría aquí su grado máximo de postración.

Casi como preámbulo imprescindible, considero importante registrar la investigación realizada por John Boswell, – 12 años de trabajo- publicada en sus dos volúmenes “Las Bodas de las Semejanza”, con un total de 606 páginas (Muchnik Editores).

John Boswell , apoyado en fuentes documentales extraordinarias, presenta una tesis estremecedora: “La iglesia primitiva (siglos VI al XIII) no sólo era tolerante con las relaciones románticas y eróticas entre varones, sino que las santificaba ceremonialmente”.

Expongo algunos de sus puntos fundamentales.

Un lector moderno tiene una preocupación prácticamente obsesiva por el amor romántico y las pautas del emparejamiento en las sociedades antiguas. Pero, muy pocas de las culturas premodernas convendrían en admitir que “el fin de un hombre es amar a una mujer y el fin de una mujer es amar a un hombre” , sería esto una pobrísima medida del valor humano. De igual manera, el lector moderno supone casi universalmente que el amor romántico va unido inextricablemente al matrimonio, lo cual es un error histórico.

db502c82296901f4733En el Occidente moderno es notable el horror ante la homosexualidad, a partir sobre todo del siglo XIV. Pocas culturas han convertido la homosexualidad en ese tabú moral primario y singular que ha sido para la sociedad occidental: “el pecado innombrable”, “el vicio inmencionable”, “el amor que no se atreve a pronunciar su nombre”. La magnitud de esta repulsión llega a considerar los actos homosexuales como más horribles que el mismo asesinato, el matricidio, el abuso de menores, el incesto, el canibalismo, el genocidio, e incluso deicidio, pues estos son mencionables, en tanto que los actos homosexuales no lo son y expresan categoría moral inferior. Debido a su condición de tabú los actos en cuestión no eran nombrados ni analizados, eran los pecados peores.

Son históricamente innegables las uniones litúrgicas entre personas del mismo sexo, por más que la sociedad occidental propenda en términos generales a excluirlas por pensar que el matrimonio es esencialmente unión de macho y hembra. A quienes están habituados a rechazar esas uniones entre personas del mismo sexo, les resultará difícil entender que esas uniones no son en la tradición occidental una aberración extraña.

En la investigación de Boswell encontramos algunas claves para la comprensión del tema.

1. El matrimonio no es declarado sacramento hasta el siglo XIII.

Antes del año 1000, la bendición (eclesiástica) de un matrimonio contraído de manera laica se consideraba un favor. La Iglesia no interfería en las bodas, las ceremonia eclesiástica era vista como un simple corolario de la boda pública, lo cual daba lugar a una gran flexibilidad de formas rituales y diversidades regionales. Los seres humanos de las sociedades cristianas se casaban, pero seguían las costumbres étnicas antiguas, algunas equivalentes a las leyes romanas y de las cuales derivó el derecho de la Iglesia.

En la Edad Media el motivo del matrimonio no era precisamente el amor, aun cuando existiera conexión entre uno y otro. Aunque a regañadientes, fue aceptado el concubinato y era corriente el divorcio. El divorcio y el nuevo matrimonio tras la muerte de un cónyuge fue oficial. Sólo posteriormente comenzaron a prohibirlos los primeros teólogos y fueron ellos y los canonistas quienes se esforzaron en cierta medida en exhortar al pueblo bajo que el matrimonio heterosexual era la única relación erótica legítima entre un hombre y una mujer y que debían hacerlo mediante un pacto exclusivo y permanente. De hecho, la Iglesia tuvo que esperar hasta el cuarto concilio Lateranense (1215) para declarar al matrimonio sacramento y elaborar reglas canónicas en el modo de celebrarlo.

2. La ceremonia de unión es entre personas del mismo sexo.

Sergio y Baco2La ceremonia de unión entre personas del mismo sexo “es cierto que tienen lugar en colecciones manuscritas de todo el mundo cristiano –desde Italia a la isla de Patmos y el monasterio de Santa Catalina en el monte Sinaí- y se encuentran en algunos de los manuscritos litúrgicos griegos más antiguos de que se tiene noticia. Sin embargo, en la época en que esos manuales se imprimieron, el prejuicio en Occidente contra cualquier forma de interacción entre personas del mismo sexo muy pronunciado.

La ceremonia durante el siglo XII, época de florecimiento de ceremonias matrimoniales litúrgicas, se transformó en un oficio completo durante el cual se encendían las velas, ambas partes colocaban las manos sobre los Evangelios, unían la derecha, las manos eran atadas con la estola del sacerdote (o se cubría con esta ambas cabezas, además de incluir una letanía introductoria (como la de Barberini 1) , la coronación, la plegaria del Señor , la Comunión , un beso y, veces, un paseo alrededor del altar. Lo más probable es que dichas ceremonias se desarrollaran a través del incremento de la práctica local y de clérigos individuales elocuentes.

La ceremonia tiene lugar en una amplia variedad de contextos, pero el más corriente, con mucha diferencia, es el del matrimonio, por lo general en el orden siguiente: esponsales heterosexuales, ceremonia de un primer matrimonio heterosexual, ceremonia de un segundo matrimonio heterosexual, (oficio diferente, con énfasis menor en la procreación), y oficio de unión entre personas del mismo sexo. Alrededor del treinta por ciento de los manuscritos consultados para este estudio el matrimonio heterosexual aparece inmediatamente antes o inmediatamente después de la ceremonia de unión entre individuos del mismo sexo” ( Cfr. Las Bodas de la Semejanza, pp. 321-323).

En esta ceremonia cabe resaltar tres elementos importantes: 1º) Solemnizan una unión voluntaria y emocional entre dos personas. 2º) La ceremonia es homosexual en el sentido más obvio de esta palabra (de un solo sexo). Si lo era con sentido erótico es tan difícil de responder como en el caso de parejas heterosexuales sin hijos: “El vivir juntos por un largo tiempo y el compartir un hogar debieron ser determinantes decisivos de una pareja compuesta por un hombre y una mujer en su contexto social concreto (es decir, entre vecinos, amigos y parientes), tuvieran o no hijos o hubieran o no participado en un servicio religioso en la Iglesia. Y en el caso de la ceremonia de unión entre personas del mismo sexo , lo más probable es que, a ojos de los cristianos corrientes, el que ambas personas permanecieran ante el altar con las manos unidas (símbolo tradicional del matrimonio) , el que fuesen bendecidas por el sacerdote, compartieran la comunión y ofrecieran luego un banquete a la familia y los amigos –todo ello, parte de la unión entre individuos del mismo sexo en la Edad Media- significase un matrimonio” (Idem, pp. 327-330).

Todo esto nos dice que, por inesperada e inquietante que parezca, es innegable la antigua ceremonia cristiana de unión entre personas del mismo sexo, que tenía lugar en iglesias y era oficiada por sacerdotes.

La práctica homosexual en el Occidente moderno

Nuevo hecho: obsesión contra la homosexualidad

“A partir del siglo XIV, escribe Boswell, Europa occidental fue dominada por una furiosa obsesión contra la homosexualidad, considerada como el más horrible de los pecados” (Idem, p. 447).

La unión entre personas del mismo sexo comenzaron a ser consideradas como sospechosas y, en muchos lugares, a ser prohibidas y castigadas por la cárcel y la pena capital. La evolución hacia la prohibición y desaparición fue muy lenta, pues se trataba de un ritual antiguo, muy arraigado y que, pese a todo, seguía practicándose en muchas partes con la misma naturalidad que el matrimonio heterosexual. Más que argumentos en contra, operaba una especie de repulsión visceral y, en virtud de ella, las ceremonias fueron poco a poco reprimidas y en los rituales litúrgicos se observaban hojas arrancadas, mutiladas o deformadas.

Por otra parte, la mayor parte de los antropólogos hasta fechas relativamente recientes, se vendaron los ojos para no analizar estos hechos históricos, que les parecían desconcertantes y lanzaron pantallas de humo que oscurecían sus aspectos más inquietantes.

A partir de los finales del siglo XX “Los estudiosos ya no pueden presumir de una investigación social seria sobre la base del supuesto, moral o empíricamente erróneo, de que los sentimientos o la conducta homosexuales son “anormales” , peculiares, o intrínsecamente improbables.

En las primeras décadas del siglo XX fue un hecho corriente en Europa afirmar que existen culturas que no incluyen el erotismo entre individuos del mismo sexo; los avances científicos de los años cuarenta y cincuenta fueron debilitándolas y en la actualidad los científicos sociales las consideran con escepticismo y sólo como prueba de un patrón cultural inusual, que requiere una comprobación verdaderamente sólida. No obstante, gran parte de los datos antropológicos acumulados antes de las últimas décadas llevan estampado , y de forma muy visible, el sello de la mojigatería, la ignorancia o la reticencia a este respecto, y a menudo dan la impresión de que en las culturas no industriales la homosexualidad era desconocida” (Idem, Pg. 464-465).

Aunque no es fácil, por encontrarse agotado, recomiendo a los lectores acercarse a las 114 páginas de la obra del Boswell, que recogen 18 TEXTOS, con rigurosa anotación de los Documentos en que aparecen, y comprobar en ellos el desarrollo de la ceremonia matrimonial entre personas del mismo sexo: cómo los recibe el sacerdote, donde se colocan los que se unen, los gestos que unos y otros hacen, las lecturas, oraciones, himnos o salmos que recitan, etc. etc.

Influencia del papel ideológico de la Iglesia en la Europa moderna

No deja de sorprender, después de lo expuesto anteriormente, cómo es posible haber llegado a nuestros días con esa furiosa obsesión contra la homosexualidad y los homosexuales. Lo hemos experimentado con ocasión de la aprobación de la Ley de Matrimonios Homosexuales (1 de julio de 2005) en nuestro país. ¡Qué cosas no se dijeron y qué juicios no se vertieron por algunos jerarcas católicos sobre esta ley! El punto culminante fueron las movilizaciones públicas con plástica presencia de numerosos obispos, nunca sin embargo presentes en la calle para denunciar otras injusticias graves o reivindicar derechos humanos lesionados.

La polvareda pasó y es hora de ordenar y esclarecer un poco la verdad de los hechos. Urgente cometido porque todavía siguen resonando, en una y otra parte, palabras oficiales, que resultan obviamente duras: “La particular inclinación de la persona homosexual, aunque en sí no sea pecado, constituye sin embargo una tendencia , más o menos fuerte, hacia un comportamiento intrínsecamente malo desde el punto de vista moral. La inclinación misma debe ser considerada como objetivamente desordenada” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta a los Obispos de la Iglesia católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales”, 3, – I-X-1986-).

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“Tiempos de gracia”, por Gabriel Mª Otalora

Jueves, 30 de julio de 2020
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Este año se cumplen cuarenta años del asesinato de dos grandes testigos del evangelio en circunstancias trágicas ya que ambos murieron por su fidelidad a Cristo. Me refiero al jesuita Luis Espinal y a Monseñor Óscar Romero, asesinados con una diferencia de tres días; uno en Bolivia y el otro en El Salvador por el único delito de amar a los demás.

Suena extraño explicarlo así, pero una actitud semejante fue la causa del asesinato de Jesús de Nazaret, en este caso por amor extremo, ejemplo al que seguían esos dos seguidores suyos. El amor trinitario del que Bruno Forte afirma que el Padre es el amante, el Hijo el amado y el Espíritu es el encuentro entre ambos en perfecta comunión que la entenderemos cuando veamos a Dios “cara a cara”.

Espinal y Romero murieron por no ser políticamente correctos frente a la injusticia, es decir, por defender al desvalido como a un hermano, por amor. La fiesta del Espíritu Santo y después la Trinidad no se alejan de la Pascua sino que la circunscriben a lo esencial: el amor de Dios al mundo, hoy y aquí, cuando la vida corre peligro por ser fiel al Mensaje frente al ritualismo silente, excluyente, tras un virtuosismo hueco de amor que ignora lo que el Maestro nos enseñó.

Para cambiar las cosas no vale la falsa prudencia, como bien lo saben las personas tocadas por el verdadero amor. La prudencia es virtud mientras que la cobardía es todo lo contrario. Jesús nos habló del reparto de talentos y lo mal que le fue al que recibió uno cuando lo guardó  por su cobardía disfrazada de prudencia y por la falta de confianza. En los poemas del mártir Espinal se recoge bien esta idea: Hemos sido prudentes (en realidad, cobardes) y nos hemos cuidado; pero, ¿para qué? Nuestro único ideal no puede ser llegar a viejos… Y en otro poema refuerza estos pensamientos: Líbranos, Señor, del silencio “prudente” (sic) para no comprometernos. Que nunca tu Iglesia sea Iglesia del silencio que no calla ni ante el guante blanco ni ante las armas.

No queremos una prudencia que nos lleve a la omisión, a ser cristianos mudos, que mientras no les toquen a ellos, se quedan tranquilos aunque se cuartee el mundo. Por reflexiones similares a estas de Luis Espinal llevadas a la práctica, asesinaron a Jesús de Nazaret y a muchos de sus seguidores, Espinal y Romero incluidos. La prudencia es virtud que Jesús supo administrar y de qué manera: habló y calló cuando era necesario, no cuando le vino bien. De hecho, no contemporizó con sus enemigos para mejorar su cada vez más difícil situación personal.

¿Por qué confundimos tantas veces el amor cristiano con una especia de platonismo celestial carente de todo compromiso? ¿O con una actitud comprometida desde una ideología política violenta? Cada vez que actuamos así apelando a Cristo, borramos la esencia de lo que Jesús predicó y de su implicación para salvar especialmente a los más desfavorecidos, precisamente por serlo, implicado como estuvo en que la religión no fuera la excusa perfecta para mantener la injusticia basada en la exclusión, ajena al Dios Amor. No podemos en ensalzar al Dios de Jesús templando gaitas con el poder que utiliza a Dios para perpetuarse, ni ser tampoco los abanderados de medios violentos y cainitas que Jesús rehusó. Por ambas cosas murieron Jesús, Espinal y Romero. No traicionemos el amor cristiano disfrazándolo de luchas de poder o de falta de compromiso, parapetados en ritos que solo se representan a sí mismos.

Tampoco se trata de hacer una Contracruzada, sino de vivir nuestra fe, valientes y firmes, dando testimonio allí donde nos ha tocado; dando ejemplo gracias a la fuerza del Dios Trinidad que insufla sobre lo débil para hacerse fuerte entre nosotros. En medio de este tiempo difícil, Dios empuja fuerte para que descubramos mediante una actitud de escucha humilde una experiencia enteramente nueva en medio del infortunio y las debilidades.

La audacia del amor tiene reglas y sus frutos se recogen tras la puerta estrecha.

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Diez sacerdotes asesinados en lo que va de año

Sábado, 25 de mayo de 2019
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índiceEn lo que va de 2019 ya se han registrado 10 sacerdotes asesinados en el mundo*

Siete en África y tres en América

El pasado domingo 19 de mayo fue asesinado el Padre Landry Ibil Ikwel, de 34 años de edad, en Beira (Mozambique). Hasta el momento la policía no ha proporcionado ninguna información, simplemente la confirmación de la noticia y que el homicidio se llevó a cabo con un machete.

El Padre Landry fue ordenado sacerdote el 7 de febrero de 2016 en Kinshasa (República Democrática del Congo) y era miembro de la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María y director del Instituto para ciegos de Beira, en la región central de Mozambique.

AFRICA [7]
– Madagascar (1)
p. Nicolas Ratodisoa (muerto el 14 de febrero de 2019)

Burkina Faso (3)
p. Antonio César Fernández Fernández (muerto el 15 de febrero de 2019)
p. Siméon Yampa (muerto el 12 de mayo de 2019)
p. Fernando Hernandez (muerto el 17 de mayo de 2019)

Camerun (1)
Toussaint Zoumaldé (muerto el 20 de marzo de 2019)

Nigeria (1)
p. Clement Ugwu (secuestrado el 17 de marzo, encontrado muerto el 20 de marzo de 2019)

Mozambique (1)
p. Landry Ibil Ikwel (muerto el 19 de mayo de 2019)

AMERICA  [3]

Colombia (1)
p. Carlos Ernesto Jaramillo (muerto el 18 de febrero de 2019)

Perù (1)
p. Paul McAuley (muerto el 2 de april de 2019)

El Salvador (1)
p. Cecilio Pérez (encontrado muerto el 18 de mayo de 2019

*(Estadísticas “Il sismografo”)

Fuente Religión Digital

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Ya son beatos los mártires riojanos, “insignes testimonios del Reino de justicia y caridad”

Martes, 30 de abril de 2019
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EA0B14B1-A68B-43DD-80D8-C93AA0192443 “Vivieron y murieron por amor“, afirma el cardenal Becciu en una ceremonia multitudinaria

El Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos destaca de Angelelli, Murias, Longueville y Pedernera su “fuerte compromiso religioso y social, anclado en el Evangelio, en favor de los más pobres y explotados”

“Fueron asesinados debido a su diligente actividad de promoción de la justicia cristiana“, recuerda el purpurado

González Faus: “Olvidar a un mártir es desoír una enseñanza. El mártir es generador de fe”

Quién era ‘El Pelado’ Angelelli, el obispo que supo que la dictadura lo buscaría: “Ahora me toca a mí”

La familia Angelelli celebra con alegría la beatificación

Viuda de Wenceslao Pedernera, nuevo beato riojano: “Nunca pensé que mi esposo iba a llegar tan alto”

Cardenal Becciu: “Todos nos sentimos pequeños ante el coraje de nuestros mártires riojanos”

Dante Braida: “Los mártires atendieron a las realidades concretas que padecía el pueblo”

Martín Bitzer: “Los mártires riojanos se entregaron libre y voluntariamente a la muerte”

Monseñor Enrique Angelelli, el padre Carlos De Dios Murias OFMConv, el presbítero Gabriel Longueville y el laico Wenceslao Pedernera, fueron proclamados hoy beatos en una celebración eucarística multitudinaria en La Rioja, presidida por el cardenal Angelo Becciu, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y enviado especial del papa Francisco.

Concedemos que los Siervos de Dios Enrique Ángel Angelelli Carletti, obispo de La Rioja; Gabriel José Rogelio Longueville, sacerdote diocesano; Carlos de Dios Murias, sacerdote profeso de la Orden de los Frailes Menores Conventuales y Wenceslao Pedernera, padre de familia, mártires y discípulos fieles de Cristo, insignes testimonios de Su Reino de justicia y de caridad, de ahora en adelante sean llamados beatos“, leyó el purpurado la carta apostólica firmada por Papa y luego el arzobispo de Mendoza y ex obispo de La Rioja, monseñor Marcelo Daniel Colombo.

A las 10.46 una gigantografía con las imágenes de monseñor Angelelli y compañeros mártires fue desplegada en el altar, en medio de vítores, la entonación del Himno de los Mártires Riojanos y los aplausos de miles de fieles congregados en el Parque de la Ciudad, de la capital provincial.

En la carta apostólica también se indicó, además, que se estableció que la fiesta litúrgica en honor de los beatos monseñor Angelelli y compañeros mártires sea el 17 de julio, día de su nacimiento al Cielo.

Texto completo de la homilía del cardenal Becciu

“Este es el día que hizo el Señor: alegrémonos y regocijémonos”.

Queridos hermanos y hermanas,

La invitación que la Liturgia nos renueva constantemente en este tiempo de Pascua, encuentra hoy en nosotros, reunidos en el solemne rito de la beatificación de cuatro mártires, una respuesta particularmente pronta y alegre. Nos alegramos y nos regocijamos en el Señor por el don de los nuevos Beatos. Son hombres que han dado valientemente su testimonio de Cristo, mereciendo ser propuestos por la Iglesia a la admiración e imitación de todos los fieles. Cada uno de ellos puede repetir las palabras del libro de la Apocalipsis, proclamadas en la primera lectura: “Ya llegó la salvación, el poder y el Reino de nuestro Dios y la soberanía de su Mesías” (Ap 12,10): el poder de Cristo resucitado, que, a lo largo de los siglos, por medio de su Espíritu, continúa viviendo y actuando en los creyentes, para impulsarlos hacia la plena realización del mensaje evangélico.

Conscientes de esto, los nuevos Beatos siempre contaron con la ayuda de Dios, incluso cuando tuvieron que “sufrir por la justicia” (1Pe 3,14), de modo que siempre estaban dispuestos a defenderse delante de cualquiera que les pidiese razón de la esperanza que ellos tenían (cfr 1Pe 3,15). Se ofrecieron a Dios y al prójimo en un heroico testimonio cristiano, que tuvo su culmen en el martirio. Hoy a la Iglesia se complace en reconocer que Enrique Ángel Angelelli, Obispo de La Rioja, Carlos de Dios Murias, franciscano conventual, Gabriel Longueville, sacerdote misionero fidei donum, y el catequista Wenceslao Pedernera, padre de familia, fueron insultados y perseguidos a causa de Jesús y de la justicia evangélica (cfr Mt 5, 10-11), y han alcanzado una “gran recompensa en el cielo” (Mt 5,12).

“¡Felices ustedes!” (Mt 5,11; 1Pe 3,13). ¿Cómo podríamos no escuchar dirigida a nuestros cuatro Beatos esta sugestiva manifestación de alabanza? Ellos fueron testigos fieles del Evangelio y se mantuvieron firmes en su amor a Cristo y a su Iglesia a costa de sufrimientos y del sacrificio extremo de la vida. Fueron asesinados en 1976 [mil novecientos setenta y seis], durante el período de la dictadura militar, marcado por un clima político y social incandescente, que también tenía claros rasgos de persecución religiosa. El régimen dictatorial, vigente desde hacía pocos meses en Argentina, consideraba sospechosa cualquier forma de defensa de la justicia social. Los cuatro Beatos desarrollaban una acción pastoral abierta a los nuevos desafíos pastorales; atenta a la promoción de los estratos más débiles, a la defensa de su dignidad y a la formación de las conciencias, en el marco de la Doctrina Social de la Iglesia. Todo esto, para intentar ofrecer soluciones a los múltiples problemas sociales.

Se trataba de una obra de formación en la fe, de un fuerte compromiso religioso y social, anclado en el Evangelio, en favor de los más pobres y explotados, y realizado a la luz de la novedad del Concilio Ecuménico Vaticano II, en el fuerte deseo de implementar las enseñanzas conciliares. Podríamos definirlos, en cierto sentido, como “mártires de los decretos conciliares”.

Fueron asesinados debido a su diligente actividad de promoción de la justicia cristiana. De hecho, en aquella época, el compromiso en favor de una justicia social y de la promoción de la dignidad de la persona humana se vio obstaculizado con todas las fuerzas de las autoridades civiles. Oficialmente, el poder político se profesaba respetuoso, incluso defensor, de la religión cristiana, e intentaba instrumentalizarla, pretendiendo una actitud servil por parte del clero y pasiva por parte de los fieles, invitados por la fuerza a externalizar su fe solo en manifestaciones litúrgicas y de culto. Pero los nuevos Beatos se esforzaron por trabajar en favor de una fe que también incidiese en la vida; de modo que el Evangelio se convirtiese en fermento en la sociedad de una nueva humanidad fundada en la justicia, la solidaridad y la igualdad.

El Beato Enrique Ángel Angelelli fue un pastor valiente y celoso que, nada más llegar a La Rioja, empezó a trabajar con gran celo para socorrer a una población muy pobre y víctima de injusticias. La clave de su servicio episcopal reside en la acción social en favor de los más necesitados y explotados, así como en valorar la piedad popular como un antídoto contra la opresión. Icono del buen pastor, fue un enamorado de Cristo y del prójimo, dispuesto a dar su vida por los hermanos. Los sacerdotes Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville fueron capaces de individuar y responder a los desafíos concretos de la evangelización siendo cercanos a las franjas más desfavorecidas de la población. El primero, religioso franciscano, se distinguió por su espíritu de oración y un auténtico desapego de los bienes materiales; el segundo, por ser hombre de la Eucaristía. Wenceslao Pedernera, catequista y miembro activo del movimiento católico rural, se dedicó apasionadamente a una generosa actividad social alimentada por la fe. Humilde y caritativo con todos.

Estos cuatro Beatos son modelos de vida cristiana. El ejemplo del Obispo enseña a los pastores de hoy a ejercer el ministerio con ardiente caridad, siendo fuertes en la fe ante las dificultades. Los dos sacerdotes exhortan a los presbíteros de hoy a ser asiduos en la oración y a hallar, en el encuentro con Jesús y en el amor por Él, la fuerza para no escatimar nunca en el ministerio sacerdotal: no entrar en componendas con la fe, permanecer fieles a toda costa a la misión, dispuestos a abrazar la cruz. El padre de familia enseña a los laicos a distinguirse por la transparencia de la fe, dejándose guiar por ella en las decisiones más importantes de la vida.

Vivieron y murieron por amor. El significado de los Mártires hoy reside en el hecho de que su testimonio anula la pretensión de vivir de forma egoísta o de construir un modelo de sociedad cerrada y sin referencia a los valores morales y espirituales. Los Mártires nos exhortan, tanto a nosotros como a las generaciones futuras, a abrir el corazón a Dios y a los hermanos, a ser heraldos de paz, a trabajar por la justicia, a ser testigos de solidaridad, a pesar de las incomprensiones, las pruebas y los cansancios. Los cuatro Mártires de esta diócesis, a quienes hoy contemplamos en su beatitud, nos recuerdan que “es preferible sufrir haciendo el bien, si esta es la voluntad de Dios, que haciendo el mal” (1 Pe 3,17), como nos ha recordado el apóstol Pedro en la segunda lectura.

Los admiramos por su valentía. Les agradecemos su fidelidad en circunstancias difíciles, una fidelidad que es más que un ejemplo: es un legado para esta diócesis y para todo el pueblo argentino y una responsabilidad que debe vivirse en todas las épocas. El ejemplo y la oración de estos cuatro Beatos nos ayuden a ser cada vez más hombres de fe, testigos del Evangelio, constructores de comunidad, promotores de una Iglesia comprometida en testimoniar el Evangelio en todos los ámbitos de la sociedad, levantando puentes y derribando los muros de la indiferencia. Confiamos a su intercesión esta ciudad y toda la nación: sus esperanzas y sus alegrías, sus necesidades y dificultades. Que todos puedan alegrarse del honor ofrecido a estos testigos de la fe. Dios los sostuvo en los sufrimientos, les ofreció el consuelo y la corona de la victoria. Que el Señor sostenga, con la fuerza del Espíritu Santo, a quienes hoy trabajan en favor del auténtico progreso y de la construcción de la civilización del amor.

Beato Enrique Ángel Angelelli y tres compañeros mártires, ¡rogad por nosotros!

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“San Romero de América “, por José Arregi

Miércoles, 10 de abril de 2019
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san_romeroLeído en su blog:

El domingo 24 de marzo celebramos, por primera vez de manera canónica y oficial, la festividad de “San Romero de América, Pastor y Mártir” (Pedro Casaldáliga), canonizado el pasado 14 de octubre. Pero ¡a qué vienen aquí cánones y canonizaciones, tan costosas y arbitrarias estas, tan arbitrarias como el reconocimiento de los dos “milagros” requeridos como condición! Su vida fue el milagro, su muerte se volvió pascua, y el pueblo salvadoreño lo canonizó como canon o modelo para su camino de cruz y de esperanza.

Óscar Romero, obispo profeta y mártir, se entrañó con su pueblo. Cuando digo “pueblo”, digo la multitud, la mayoría condenada a la miseria por el poder y el lucro de unos pocos. Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de su pueblo fueron sus gozos y esperanzas, sus tristezas y angustias. La cruz de su pueblo fue su cruz. La pascua de su pueblo, la suya. Es un modelo, afable y firme, de la mística del pueblo, de la espiritualidad de las Bienaventuranzas. Pero no siempre lo fue. Tuvo que convertirse al Espíritu de Jesús, el Espíritu de Medellín y de las comunidades eclesiales de base.

Era hijo del pueblo humilde, sometido a las fuerzas armadas y/o a la oligarquía terrateniente –14 familias dueñas de casi todas las tierras y riquezas– respaldadas siempre por el capital y las armas de los Estados Unidos del Norte. Hijo de un pueblo hambriento de pan y libertad, que se debatía entre la desesperación resignada y la violencia armada, igualmente desesperada, contra la violencia primera, la violencia institucionalizada del poder y del dinero, la más asesina. Era, también hay que decirlo, hijo sumiso de una institución eclesiástica alienada, alienante, dedicada a sus rezos y mandamientos, aliada de los grandes, olvidada de las Bienaventuranzas revolucionarias del profeta galileo.

Fue un sacerdote, un párroco, un obispo bueno: austero, caritativo y piadoso. Ayudaba a los pobres y los acompañaba cuanto podía. Pero aún ignoraba las causas del hambre y del conflicto armado que asolaban el país. “A los pobres les aliviaba sus problemas y a los ricos su conciencia” (José Manuel Mira). Dios había hecho pobres a los pobres para ganar el cielo con su pobreza, y ricos a los ricos para ganar el mismo cielo con sus limosnas. Cada uno en su sitio. Eso era la paz.

Es lo que le habían enseñado, y es lo que él enseñó y practicó durante años, a pesar de la “opción preferencial por los pobres” proclamada por los obispos latinoamericanos en Medellín en 1968, a pesar de las numerosas comunidades eclesiales de base y de los muchos sacerdotes, de los jesuitas Rutilio Grande, Ignacio Ellacuría, Jon Sobrino y de tantos otros religiosos en los que había prendido el fuego de Jesús, el Espíritu y la teología de la liberación.

Los hechos y la vida, sin embargo, le fueron enseñando otra cosa, y él se dejó enseñar. Se fue convirtiendo a la verdad de la realidad, a los dolores y sueños del pueblo. El 12 de marzo de 1977 los escuadrones de la muerte mataron a su amigo jesuita Rutilio Grande junto con dos laicos: Manuel, de 72 años, y Nelson Rutilio, de 16. En cuanto lo supo, Monseñor Romero, ya arzobispo de San Salvador, acudió al templo donde descansaban los tres cuerpos acribillados. Permaneció un largo rato contemplando, ésta es la palabra, en el cadáver de Rutilio a Dios o la Realidad en el pueblo crucificado. Se le cayeron las vendas, se le abrieron los ojos del todo y todo lo vio de otra forma, como Ignacio de Loyola junto al río Cardener en Manresa: Todas las cosas le parecieron nuevas. Como Jesús junto al lago Genesaret de Galilea: Al desembarcar, vio un gran gentío, sintió compasión de ellos, pues eran como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas (Marcos 6,34), cosas de vida o muerte. Dadles vosotros de comer, dijo Jesús a sus discípulos, que a gusto se hubieran quedado en la barca con Jesús. Pero Jesús no se quedó.

En el cuerpo de Rutilio veía Monseñor Romero la injusticia flagrante, del fondo de sus heridas le llegaba el grito de los pobres. Tocaba tierra en la otra orilla. Por fin, rompiendo su largo silencio, solo dijo: Si lo mataron por hacer lo que hacía, me toca a mí andar por su mismo camino. Todo se revelaba.

Desembarcó. Optó. Vio, juzgó y actuó. Denunció sin cesar los abusos del poder. Condenó la violencia de los pobres, la guerrilla de los desesperados, pero sobre todo la guerra de los poderosos y la causa principal de toda violencia: la injusticia, la desigualdad, el hambre. Por comprensible que fuera la opción armada frente a las armas del poder, ¿era la opción más humana? Nuestra especie lleva trescientos mil años, desde su origen, empeñada en vano en lograr la justicia y la paz a través del poder violento en sus infinitas formas: individuos contra individuos, tribus contra tribus, pueblos contra pueblos, imperios contra imperios. Empresas contra empresas, iglesias contra iglesias, religiones contra religiones, el hombre contra la mujer, todos contra todos. La ley del más fuerte. Pero ¿la fuerza violenta es acaso la más poderosa? ¿La violencia del corazón y de las armas puede ser camino de esperanza?

San Romero anunció una esperanza rebelde y no violenta. Lo dijo Jesús: Bienaventurados los pobres porque dejaréis de serlo. Bienaventurados los pacíficos, porque poseeréis la tierra. Una esperanza pacífica y activa, fundada en la confianza en Dios o en la Bondad Creadora, en el pueblo, en el ser humano, en sí mismo. Una confianza capaz de trasladar montañas. Una esperanza valiente y arriesgada. La esperanza de Jesús, la esperanza de los profetas, la esperanza más profunda del pueblo salvadoreño.

El profeta Romero tuvo que pagar, eso sí, el precio de la esperanza profética, como Gandhi y Luther King, como Rutilio Manuel y Nelson, como luego Ignacio Ellacuría junto con otros cinco jesuitas, y Elba y Celina con ellos. Al igual que Jesús, él también lo presentía, pero no lo temía, estaba dispuesto a todo. El 24 de marzo de 1980 fue asesinado por un francotirador a las órdenes de un alto militar, mientras celebraba la eucaristía en un hospital. Dos semanas antes había declarado: Si me matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño. Se lo digo sin ninguna jactancia, con la más grande humildad. Y de antemano perdonó a su asesino. Con el último aliento resucitó del todo.

Nosotros todavía no. Nuestro pobre mundo y nuestra pobre Iglesia y todas las religiones viven una gran crisis espiritual: crisis de respiro, de comunión planetaria de todos los pueblos, de fraternidad-sororidad de todos los vivientes. Necesitamos testigos como San Romero. Testigos creyentes o laicos del Aliento Vital, del Espíritu subversivo y consolador. Romero de Jesús y de América, camina con nosotros.

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“Hoy necesitamos estos modelos de personas que saben darlo todo por los más desprotegidos”

Sábado, 25 de agosto de 2018
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martires-riojanosLos obispos argentinos expresan su “alegría” por la inminente beatificación de los mártires riojanos

Invitan a tomar cuenta de su testimonio “para seguir a Jesucristo con todas las consecuencias”

Con motivo de la próxima beatificación de monseñor Enrique Angelelli, los sacerdotes Carlos Murias y Gabriel Longueville y el laico Wenceslao Pedernera, los obispos argentinos enviaron una carta al administrador diocesano de La Rioja, presbítero Roberto Enrique Queirolo.

La carta se dio a conocer en el marco de la 180° reunión de la comisión permanente de la Conferencia Episcopal Argentina, que comenzó en la mañana del 21 de agosto y se desarrolla hasta el jueves 23 en la ciudad de Buenos Aires.

En el mensaje, los prelados expresan “alegría” por la inminente beatificación de los mártires riojanos, y adhieren “plenamente a los frutos del proceso canónico que concluyó con la declaración del martirio de estos hermanos nuestros”, destacando especialmente la seriedad y el rigor con el que trabaja la Congregación para las Causas de los Santos.

“Hoy necesitamos estos modelos de personas que saben darlo todo en la lucha por los derechos de los más desprotegidos y al mismo tiempo son capaces de promover la comunión y la paz”, consideran los obispos.

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Texto del comunicado

Los miembros de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina queremos expresarte nuestra alegría por la inminente beatificación de Mons. Enrique Angelelli, los sacerdotes Carlos Murias y Gabriel Longueville y el laico Wenceslao Pedernera.

Eran un obispo, un religioso, un sacerdote diocesano y un padre de familia. A todos ellos les cabe lo que un antiguo cristiano escribía sobre los primeros mártires: “Hacen el bien y se los castiga como malhechores, castigados de muerte se alegran como si se les diera la vida” (Carta a Diogneto).

Conocemos el rigor y la seriedad con que trabaja la Congregación para la Causa de los Santos y adherimos plenamente a los frutos del proceso canónico que concluyó con la declaración del martirio de estos hermanos nuestros.

El 4 de agosto de 1976, la muerte de Mons. Angelelli coronó una vida de generosa entrega a la causa del Evangelio. Sabemos por sus últimos escritos que él preveía este final y estaba generosamente dispuesto a entregar la vida.

Hoy necesitamos estos modelos de personas que saben darlo todo en la lucha por los derechos de los más desprotegidos y al mismo tiempo son capaces de promover la comunión y la paz.

La corrupción pasada y presente, los crecientes sufrimientos de los más pobres y el recuerdo de nuestros propios errores y pecados, nos impulsan a mirar el testimonio de estos hermanos para seguir a Jesucristo con todas las consecuencias.

Recibí este saludo afectuoso, que te pedimos hagas extensivo a toda la Iglesia que peregrina en La Rioja.

Buenos Aires, 21 de agosto de 2018

Fuente AICA/Religión Digital

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Misioneros bautizados por inmersión en “Silencio”, por Juan Masiá, sj

Lunes, 6 de febrero de 2017
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silencio-de-scorseseDe su blog Vivir y Pensar en la Frontera:

También Sebastián y Francisco son mártires, testimonios de bautismo y muerte salvadores.

Fui a ver Silencio por tercera vez, acompañado por unos amigos japoneses, un matrimonio joven de antiguos alumnos míos en la universidad Sophia. No son católicos, pero están familiarizados con lo cristiano por su contacto con jesuitas. Quería conocer su reacción espontánea ante la proyección de los martirios y torturas. Por eso guardé silencio , para no condicionar su interpretación con la mía.

A la salida del cine, hacia la cafetería, caminábamos los tres sin decir palabra. Silencio japonés significativo. Como si los tres presintiéramos que cualquier comentario precipitado estropearía la impresión con que nos ha tocado hondo el impacto de las escenas martiriales.

Sentados ya a la mesa, tras el primer sorbo de té, dice mi amigo: Yahari yokatta , que significa,”Muy bien, por supuesto, me gustó…”.

¿Y a tí también?, digo dirigiéndome a su mujer. “Sí, mucho, me ha emocionado”, dice ella, y añade: “… Sasuga, ano futariAquellos dos misioneros hicieron lo que propio de ellos…” “(Sasuga significa “como era de esperar”, ano futari significa “aquellos dos”. Sin duda se refiere a Sebastián y Francisco, los dos protagonistas)

“Precisamente sobre esos dos quería yo saber vuestra reacción”. “ ¿Cuál de los dos…?”, digo sin acabar la frase, con ambiguedad japonesa.

A lo que responde él: “Los dos sufren y les cuesta dar el paso que dan”.

Y añade ella: “Los dos están dando la vida tirándose al agua para salvar a otros”

(En japonés, al pie de la letra, mi wo nagedasu significa “arrojar la propia persona”, es decir, arriesgar la propia vida dándola como quien se tira al agua desde un trampolín).

Tienes razón, Teruko-san, los dos dan la vida. Dices bien, Iwao san, los dos sufren al dar ese paso. Yo también le he percibido así. Creo que los tres hemos captado la genialidad de Scorsese al filmar en cámara lenta a Sebastián pisando el icono, en paralelismo con la escena de Francisco arrojándose al agua, mientras grita que lo lleven a él para ahogarlo en lugar de los que iban a ser martirizados. Más aún, la imagen de Sebastián, boca abajo en el suelo después de pisar, puede parangonarse con la del cadáver de Francisco, al salir a flote.

Me satisfizo comprobar que mis amigos, antiguos alumnos, habían captado intuitivamente el mismo vínculo de motivación que aúna dos opciones diferentes. Merecía la pena esforzarse en clase por aprender la ética del amor en situación, para poder vivir y convivir desviviéndose por los demás…

Hasta aquí mi comentario en torno a la charla con mis amigos japoneses. Pero mi lectura de la obra maestra de Scorsese va mucho más lejos, prolongando su intuición en una reflexión teológica, con la que no era oportuno fatigarles a ellos en aquel momento. Mi lectura en clave teológica de las dos escenas mencionadas es la siguiente.

Francisco no es un mártir suicida, al elegir ofrecerse como víctima en lugar de otros (como haría en otro caso, por ejemplo, el P. Maximiliano Kolbe )

Sebastián no es un “apóstata al pie de la letra” (ni rechaza creencias, ni rechaza a Cristo), sino hace una opción de morir a sí mismo de algún modo redentor.

Francisco y Sebastián se sumergen en un agua de bautismo, muerte y resurrrección.

Si en las escenas de los mártires crucificados, el oleaje de la marea protagonizaba el mensaje bautismal de muerte y ascensión, también la curva cóncava en cámara lenta de la caída de Sebastián sobre el icono (caída en la que pisar se torna abrazo), en el momento siguiente se hace plana sobre el suelo para pasar a convexa y elevarse conectando en el plano inmediatamente siguiente con el alzar del brazo que da la orden de elevar a los mártires colgados para liberarlos.

Sebastián no pisa el icono para librarse de torturas, ni lo pisa para quejarse del silencio divino. Lo pisa abrazando al crucificado, dejándose bautizar, es decir, morir con él para conseguir así liberar de sus cruces a los otros crucificados.

En japonés la apostasía se llama haikyô (que significa “dar la espalda a la creencia”) o kikyô (que significa “tirar o desechar la creencia”). Pero de los cristianos que pisaron el icono se dice que “cayeron tropezando” (en japonés, koronda) La ambigüedad del verbo korobu (tropezar y caer) abre la puerta a lecturas diferentes: ¿caer en pecado escandalizando o caer abrazando compasivamente al “Caído y Pisoteado” para unirse a su acción redentora que libra los que iban a ser ejecutados?…

Creo que Scorsese, con la hondura de estas escenas, ha superado al fin la “última tentación”. En el caso de su película La última tentación, tanto el público que le acusaba de blasfemo como quienes le alababan la originalidad, no percibían el enigma del silencio de Dios vivido por el mismo Cristo. Pensaba la gente que la tentación era Magdalena. Pero la última tentación para Jesús era la tentación de bajarse de la cruz (Véase Lc 4, 13: relacionado con Lc 22, 41-46)

Esta vez Scorsese no oculta que Jesús es el primero en angustiarse en la pasión ante el silencio de Dios. Ese Cristo no es un Pantocrator dominador, amenazante y exclusivista (que hubiera dicho: “prohibido pisarme”), sino un Cristo redentor y misericordioso (que dice: “puedes pisarme, que para eso he venido, para dejarme pisar y que puedan ser así desclavados de sus cruces otros crucificados”).

Esto es reconfortante para quienes creemos en Jesucristo, no porque nos resuelva el problema teórico del mal, ni porque nos resuelva el problema existencial del silencio de Dios, sino a pesar de que no los resuelva racionalizándolos, sino haciéndonos capaces de quedarnos junto con él en silencio ante el misterio y sumergirnos en el bautismo y éxodo pascual de muerte y resurrección liberadoras.

La última escena, con la serenidad y paz profunda que sugiere la despedida de la esposa, nos lleva de nuevo al mundo de lo misericordioso y maternal: la tinaja que sirve de féretro evoca un útero maternal y la esposa introduce discreta y silenciosamente en su interior la cruz que Sebastián ha conservado a escondidas. Este epílogo es una ascensión, como también en el pórtico de la película, con los tres jesuitas bajando y subiendo a la vez aquellas escalinatas, jugaba con la imagen de la ascensión: subir hacia abajo para llenarlo todo (cf. Ef 4, 10). Obertura y final han marcado el mismo ritmo que la escena del clímax, en la que caer tropezando es caer abrazandoy caer hacia arriba, sumergirse bautismalmente para ascender pascualmente…

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En “Silencio”, el Pisoteado rompió el silencio, por Juan Masiá, sj

Jueves, 26 de enero de 2017
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silencio-de-scorseseDe su blog Vivir y Pensar en la Frontera:

Apariencia de renuncia, realidad de abrazo

“Ofrecí la espalda a los que me apaleaban” (Isaías, 50, 6)

(Juan Masiá, sj).- La novela de Shûsaku Endo, Silencio, se publicó en 1966, el año de mi llegada a Japón. En los debates sobre literatura y religión, se dividían las opiniones: de un lado, quienes ensalzaban al “Graham Greene japonés”; por otra parte, quienes sospechaban de la heterodoxia de la obra, presunta apología de actitudes apóstatas.

Mi escaso conocimiento de la lengua, con la que me debatía de la mañana a la noche durante el bienio de aprendizaje, no me permitía leerla, pero en la comunidad de estudiantes jesuitas discutíamos sobre la obra de Endo, apoyándonos (unos, para bien; otros, para mal) en recensiones publicadas en lenguas extranjeras.

Algunos misioneros y teólogos de la generación anterior juzgaban duramente a Endo, considerándolo peligroso para la fe de los japoneses bautizados de adultos. Otros, más abiertos, coincidían con los que acabábamos de vivir en Europa el entusiasmo por la apertura del Concilio Vaticano II. Los temas del silencio de Dios, la inculturación, la iglesia viajera en medio del mundo, el encuentro con las otras religiones y la opción por las víctimas oprimidas eran, para nosotros,algo obvio; en cambio, resultaban novedosos para una mayoría del público católico japonés.

Cuatro años después, mi primera lectura de Endo en japonés coincidió con mi traducción al japonés de San Manuel Bueno, de Unamuno, y espontáneamente surgió la idea de titularla El silencio de Dios.

En la década siguiente, tuve ocasión de comprobar con satisfacción que, entre el alumnado universitario no católico, estas dos lecturas suscitaban interés por la cuestión de fe, e incluso sirvieron para motivar la entrada en el catecumenado de algunos alumnos y alumnas. Para otros, en cambio, provocaban rechazo por parecerles “demasiado católicos” estos autores que, para el catolicismo “pre-conciliar”, más bien olían a heterodoxia.

Gracias a Scorsese, la problemática de Endo vuelve a primer plano. Dejando para otras plumas la crítica de cine, voy a pensar sobre cuestionamientos teológicos a propósito de la obra de Endo, a la que dedicaré los post de este blog durante las próximas semanas.

De momento, solo dos reflexiones, sobre el Pisoteado y sobre los pisoteados.

1. En el climax del filme y de la novela, la voz del Pisoteado rompe el silencio: el crucificado invita a pisar a quien “para eso se ha abajado, para eso ha venido”, rompe el silencio divino, para convertir el silencio del Padre en clamor del Hijo, puesto de parte de las víctimas de modo incondicional e irreversible, sumiso y comprometido. A partir de ese momento el tema deja de ser el silencio, para convertirse en la voz del Pisoteado.

El P. Adelino Ascenso, autor de una disertación doctoral sobre literatura y teología en la obra de Endo, escribe así sobre el momento crucial que convierte la apariencia superficial de apostasía en realidad profunda de encuentro con la misericordia del crucificado:

“Rodrigo se encontró implicado en un diálogo delicado cuando decidió pisar el emblemático icono del fumie como un acto de amor y compasión para con sus hermanos cristianos japoneses. Un diálogo tan arriesgado como ese es lo que necesita la teología cristiana… Rodrigo desafió y confrontó la imagen de Jesús que le había sido presentada hasta ahora y descubrió, oculto bajo la superficie, al auténtico Jesús, doliente con quienes sufren” (Transcultural Theodicy in the Fiction of Shûsaku Endo, P. U. G., Roma, 2009, p. 283)

2. Los pisoteados siguen exigiendo hoy que se rompa el silencio sobre ellos. Un ejemplo de pisoteados: los enterradores no cristianos de los mártires cristianos. Cuando se celebró, el 24 de noviembre de 2007, la beatificación de 188 mártires japoneses, se planteó la necesidad de revisar la memoria histórica cristiana en Japón, para no olvidar a otras víctimas del entorno de los mártires. Se trata de otras víctimas que suelen quedar olvidadadas y no reconocidas.

En las representaciones artísticas del martirio nos impresionaba ver a los crucificados, alanceados sobre sus cruces mientras bajo ellas ardía la hoguera, a la vez ejecución y pira crematoria. No se nos había ocurrido pensar que, además de los mártires, hubo otras víctimas. Ni habíamos caído en la cuenta de que los verdugos podían serlo.

¿Quiénes ejecutaban la sentencia? ¿Quiénes acarreaban la leña para la pira? ¿Quiénes se encargaban de la tarea enojosa de recoger los cadáveres? ¿Quiénes vigilaban en la prisión? A estas preguntas y a un largo etcétera que las sigue, responde el profesor Aoyama:

“Para esos trabajos enojosos había una mano de obra forzada, obligada a realizarlos, se les reclutaba en el barrio discriminado en que vivían quienes eran considerados hinin, es decir, no-humanos y no-ciudadanos por estar dedicados a trabajos considerasdos contaminantes (matanza de animales, curtir pieles, etc…)” (cf. Boletín de la Asociación cultural de estudios de la era cristiana de Nagoya, nn. 41 y 46)

Lo fuerte del caso es que los descendientes de esa casta discriminada siguen arrastrando hoy el peso de la discriminación. Han de ocultar el domicilio natal en el barrio discriminado (buraku) y el nombre de familia, si no quieren sufrir dicriminación a la hora de encontrar empleo o contraer matrimonio.

En medio de uno de esos barrios, en Kyoto, hay erigido un monumento conmemorativo a los mártires. Dicen los descendientes de quienes participaron obligatoriamente en la ejecución que, así como los mártires fueron víctimas por su fe (claro que no sólo por la fe, sino también por no someterse a la ideología política del estado), los antepasados de los discriminados de hoy también fueron víctimas, cuyos derechos humanos eran totalmente conculcados.

Olvidar esto mientras se celebraba una concentración masiva en Nagasaki para festejar la beatificación de los mártires habría sido una contradicción e incongruencia.

La iglesia de Japón, cuyos obispos publicaron un mensaje en defensa de los derechos humanos, en el 60 aniversario de la Declaración de Derechos, no puede cerrar los ojos a este problema, aunque, tanto dentro de la Iglesia como fuera de ella, haya quienes sigan diciendo que “entre nosotros no hay problema de discriminación”.

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14 sacerdotes, 9 religiosas, un seminarista y 4 laicos fueron asesinados en 2016

Domingo, 8 de enero de 2017
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isabel-sola_270x250Isabel Sola, asesinada en Haití

“Testigos del Evangelio”

12 en América, 8 en África, 7 en Asia y uno en Europa

(Fides).- En el año 2016 han sido asesinados en todo el mundo 28 agentes pastorales católicos. Por octavo año consecutivo, el número más alto se ha registrado en América, incrementándose dramáticamente el número de religiosas asesinadas, que este año son 9, más del doble en comparación con el año 2015.

Según la información recopilada por la Agencia Fides, durante el año 2016 han sido asesinados de forma violenta 14 sacerdotes, 9 religiosas, 1 seminarista y 4 laicos. En cuanto a la división continental, en América han sido asesinados 12 agentes de pastoral (9 sacerdotes y 3 religiosas); en África han perdido la vida 8 agentes de pastoral (3 sacerdotes, 2 religiosas, 1 seminarista y 2 laicos); en Asia han sido asesinados 7 agentes de pastoral (1 sacerdote, 4 religiosas y 2 laicos); en Europa ha sido asesinado 1 sacerdote.

Como viene sucediendo en los últimos años, la mayor parte de los agentes pastorales han sido asesinados como resultado de intentos de robo o hurto, y en algunos casos agredidos con ferocidad, una señal del clima de decadencia moral, de pobreza económica y cultural, que genera violencia y desprecio por la vida misma.

En estas situaciones, similares en todas las latitudes del mundo, los sacerdotes, las religiosas y los laicos asesinados formaban parte de esas personas que denuncian a gritos la injusticia, la discriminación, la corrupción, la pobreza, en el nombre del Evangelio. Por esta razón también ellos lo han pagado con dolor, como en el caso del sacerdote José Luis Sánchez Ruiz, de la diócesis de San Andres Tuxtla (Veracruz, México), secuestrado y luego liberado con “signos evidentes de tortura”, según un comunicado de la diócesis.

En los días anteriores al secuestro había recibido amenazas, sin duda por su dura crítica contra la corrupción y el crimen rampante (véase Fides 14/11/2016). Como ha señalado el Papa Francisco en la fiesta del primer mártir San Esteban, “el mundo odia a los cristianos por la misma razón que odiaba a Jesús porque Él trajo la luz de Dios y el mundo prefiere la oscuridad para ocultar sus malas obras” ( Ángelus 26.12.2016).

14695479843987Jacques Hamel, asesinado en Saint-Etienne-du-Rouvray (Francia)

Todos ellos vivían en la vida cotidiana dando su testimonio: administrando los sacramentos, ayudando a los pobres y los marginados, cuidando de los huérfanos y de los drogadictos, siguiendo proyectos de desarrollo o simplemente tendiendo la mano a quienes pudiesen necesitarlo. Algunos fueron asesinados por las mismas personas a las que ayudaban. Es difícil que las investigaciones llevadas a cabo por las autoridades locales puedan conducir a la identificación de los autores o de los instigadores de estos homicidios o ha descubrir los motivos.

Genera gran preocupación la suerte de los agentes pastorales secuestrados o desaparecidos, de los cuales no se han recibido noticias desde hace tiempo.

La lista anual de Fides, que sin duda es incompleta, no se refiere sólo de los misioneros ‘ad gentes’ en sentido estricto, sino a todos los agentes pastorales asesinados de forma violenta. No se utiliza el término “mártires“, sino sólo en su sentido etimológico de “testigos para no entrar en el juicio que la Iglesia podrá dar a algunos de ellos, y también por las pocas noticias que se consigue recoger sobre su vida y las circunstancias de la muerte.

A la lista provisional realizada anualmente por la Agencia Fides, siempre hay que añadir la larga lista de aquellos muchos, de los cuales tal vez nunca se tendrá noticia o de los que ni siquiera se sabrá el nombre, que en todos los rincones del planeta sufren y pagan con sus vidas, su fe en Jesucristo. El Papa Francisco nos recuerda a menudo que “Hoy en día hay cristianos asesinados, torturados, encarcelados, sacrificados porque no reniegan a Jesucristo”… “los mártires de hoy son más numerosos que los de los primeros siglos”.

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San Sergio y San Baco

Miércoles, 7 de octubre de 2015
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1064Hoy celebramos la festividad de estos dos mártires. Nos encomendamos a ellos y les encomendamos tantos  hermanos y hermanas perseguidos, calumniados, golpeados, asesinados… Y que ayuden a los padres sinodales a volverse al Dios de la Misericordia para así abrir las puertas de la Iglesia de par en par a los excluídos.

SANTOS SERGIO Y BACO

(Festividad: 7 de Octubre)

Todavía en el siglo X, una crónica define a Sergio como “dulce compañero y amante” de Baco. Otra más antigua* (probablemente, del s. V) dice que eran “en su amor a Cristo cual una sola persona”. En el s. VI, el patriarca Severo de Antioquía reprobó citarlos por separado: “No debemos separar en el lenguaje a quienes están unidos en la vida”.

A finales del s. III, Sergio y Baco eran soldados romanos de elevada posición, gozando de la confianza personal del emperador. De ninguno de los dos se dice que tuvieran esposa.

Sabedores sus enemigos envidiosos de que eran cristianos, los denunciaron. Aquello provocó la ira del emperador, quien les ordenó ofrecer sacrificios a los ídolos. Como se negaran, los humilló vistiéndolos como mujeres y haciéndolos desfilar por la ciudad, en una clara burla a la masculinidad de los amantes. Ellos respondieron entonando salmos “con una sola boca” (expresión típica de los relatos de martirio de matrimonios heterosexuales). Fueron entonces entregados a la tortura.

Como perseveraran en su fe, Baco fue flagelado con látigos de cuero sin curtir (en otras crónicas, con nervios de buey) hasta la muerte. Sergio “con el corazón enfermo por la pérdida de Baco, lloraba y gritaba: (…) Te han desunido de mí, has ido al cielo y me has dejado solo en la tierra, sin compañía ni consuelo”. Aquella noche el espíritu de su amado se le apareció y le animó a afrontar el martirio: “Para mí la corona de la justicia es estar contigo”.

Al día siguiente, Sergio fue obligado correr quince kilómetros, calzado con unos zapatos cuyas suelas estaban llenas de clavos que se hundían en la carne. Pero por la noche un ángel le curó los pies, que quedaron como si nada. Contrariado, el verdugo le obligó a recorrer de nuevo la misma distancia con la misma tortura en los pies, y como Sergio permaneciese firme pese a todo, mandó decapitarlo. Sucedió en Siria, el año 303 o 309 (según la versión).

En su iconografía, que se remonta al s. IV, se les representa unas veces cabalgando juntos, otras a la usanza en que representaban a los matrimonios, con la efigie de Jesús entre sus cabezas como símbolo de unión – como en el icono del Monasterio de Santa Catalina del Sinaí, datado en el s. VII -.

La intercesión de los santos Sergio y Baco era invocada en las liturgias de unión homosexual bendecidas por la Iglesia, tanto en Oriente como en Occidente, y de las que el texto más antiguo data del siglo VIII (haciéndose a su vez eco, al parecer, de usos que se remontarían a los ss. II-III).

Pese a que en Occidente, a partir del s. XIV, tales uniones empezaron a ser proscritas – sin que el Papa llegara a pronunciarse explícitamente contra ellas: habría supuesto reconocer su arraigo tradicional, y lo que se quería era borrar su memoria -, su arraigo en los Balcanes siguió siendo tal que en Albania aún sobrevivirían hasta el s. XVIII. (Cf. BOSWELL, John. “Las Bodas de la Semejanza.”)

Sergio y Baco2
…………….

* Los pasajes entrecomillados a continuación son citas de la misma.

Cristianismo (Iglesias), General, Historia LGTBI, Homofobia/ Transfobia. , , , , , ,

El libro negro de la condición de los cristianos en el mundo

Domingo, 19 de abril de 2015
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cruzcristi_560x280“El número de cristianos perseguidos oscila entre los 100 y los 150 millones”

“¿Por qué el silencio de Occidente ante la masacre y la persecución?”

(Javier Elzo).- Un grupo de antiguos compañeros, hoy ya amigos, estudiantes a finales de los años sesenta y comienzos de los setenta del siglo pasado, en la Universidad de Lovaina, se reúnen, desde hace años, los primeros miércoles de mes, en una cafetería restaurante de Madrid a almorzar con larga sobremesa. Cuando viajo a Madrid y, si puedo, me junto a la comida-sobremesa. Nos intercambiamos información, vía Internet, sobre temas de actualidad, de política económica, o de política a secas, o de cuestiones que a alguno le ha llamado la atención, y nos lo transmite.

Uno de ellos me envió un texto, con foto espectacular incluida, texto firmado por Juan Carlos Martos (misionero claretiano), con este titular: Cristianos quemados vivos en Nigeria: un holocausto monstruoso, ante la indiferencia internacional. La información no es nueva y, aunque algunos contestaron su autenticidad, comprobé la seriedad de Martos con el Superior de los Claretianos en Euskal Herria, a quien conozco bien. He comprobado también que ya había sido publicada en Religión Digital. Pero la insistencia del papa en el tema (recientemente con ocasión de la Semana Santa, ya referenciado en RD, y también antes) así como la lectura de un impactante libro, todavía no traducido al castellano, me llevan a escribir sobre el tema.

1. Un libro de ámbito mundial y una entrevista al papa Francisco

Personalmente el correo de mi amigo lovanista me impactó y, de alguna manera avergonzó. Había vivido, in situ prácticamente, la salvajada del asesinato de los redactores de Charlie Hebdo en Paris y unido al coro de los que han repudiado semejante acto. Entré en Internet y encontré este libro: “Le livre noir de la condition des chrétiens dans le monde” (Sous la direction de Jean-Michel di Falco, Timothy Radcliffe et Andrea Ricardi”. Con la colaboración de 70 contribuyentes Obra coordinada por Samuel Lieven. Editions XO, Paris 2014, 811 páginas). Si se ha hablado de este libro en España, se me ha pasado desapercibido. Lo compré y estoy en su lectura. A quien lea francés, sea o no cristiano, sea o no creyente, si los Derechos Humanos conforman parte importante de su cosmovisión vital debe leer este libro.

En la introducción al mismo de uno de sus tres directores Jean-Michel di Falco referencia una entrevista al papa Francisco el 13 de junio de 2014 en la primera pagina (y cinco más en el interior) de “La Vanguardia”. Como suscriptor online de LV he accedido a ella y traslado aquí, en su original en castellano, algunas afirmaciones de Francisco. “Los cristianos perseguidos son una preocupación que me toca de cerca como pastor. Sé muchas cosas de persecuciones que no me parece prudente contarlas aquí para no ofender a nadie. Pero en algún sitio está prohibido tener una Biblia o enseñar catecismo o llevar una cruz… Lo que sí quiero dejar claro es una cosa: estoy convencido de que la persecución contra los cristianos hoy es más fuerte que en los primeros siglos de la Iglesia. Hoy hay más cristianos mártires que en aquella época. Y no es por fantasía, es por números”.

La violencia en nombre de Dios domina Oriente Medio, le apunta el entrevistador Henrique Cymerman. Responde Francisco “Es una contradicción. La violencia en nombre de Dios no se corresponde con nuestro tiempo. Es algo antiguo. Con perspectiva histórica hay que decir que los cristianos, a veces, la hemos practicado. Cuando pienso en la guerra de los Treinta Años, era violencia en nombre de Dios. Hoy es inimaginable, ¿verdad? Llegamos, a veces, por la religión a contradicciones muy serias, muy graves. El fundamentalismo, por ejemplo. Las tres religiones tenemos nuestros grupos fundamentalistas, pequeños en relación con todo el resto.(….) Un grupo fundamentalista, aunque no mate a nadie, aunque no le pegue a nadie, es violento. La estructura mental del fundamentalismo es violencia en nombre de Dios“.

el-cristianismo-perseguido-en-el-mundo 2. Un gran filósofo ateo comenta la persecución de los cristianos

Permítanme que cite aquí, para creyentes y no creyentes, un par de reflexiones de André Comte-Sponville, conocido, brillante y profundo filosofo ateo, quien en su contribución al libro arriba señalado escribe esto: “que la Iglesia, durante mucho tiempo haya formado parte de los perseguidores nadie lo ignora (tampoco los directores del libro y lo señalan infinidad de veces). Pero no es una razón, continúa Comte-Sponville, para hacer caer sobre los cristianos de hoy las faltas o los crímenes de sus predecesores. Nadie es culpable de los pecados de sus padres. Los derechos de los hombres se transmiten por el nacimiento; la culpabilidad no. Los cristianos son, en primer lugar seres humanos. Lo que es suficiente para otorgarles derechos, luego a a obligarnos a deberes a su respecto” (página 120 de “Le livre noir de la condition des chrétiens dans le monde”.

Páginas más adelante, en la 123, Comte-Sponville, escribirá que “la línea del frente no pasa, muy afortunadamente, hoy en día, entre los creyentes y los increyentes. Pasa entre los amigos y los enemigos de la libertad: entre los espíritus abiertos y tolerantes, tanto si creen en Dios como si no, y los espíritus fanáticos y sectarios, tanto si que se reclaman de una religión (así el islamismo) o de una ideología pretendidamente laica (así China o Corea del Norte)”

3. ¿Cuantos son los cristianos perseguidos en el mundo?

Es difícil dar cifran seguras y concluyentes. He aquí algunas encontradas en el “Livre noir…”. El cardenal francés Jean-Louis Tauran, presidente del consejo pontificio para el diálogo interreligioso cifraba en octubre de 2013 queel número de cristianos perseguidos en el mundo oscila entre los 100 y los 150 millones de personas. Esta cifra, en constante aumento, hace del cristianismo, la religión más perseguida del mundo” (P.13 del “Livre noir…”). Aunque añade páginas adelante que, “el cristianismo no ha sido a lo largo de su historia la religión más perseguida. Incluso ha estado del lado de los perseguidores” (p. 16. “Livre noir…”)

El Pew Forum on Religión and Public Life de Washinton D.C (una referencia mundial para los estudiosos de los fenómenos religiosos) señalaba en 2012 que “los cristianos eran víctimas de una u otra forma de acosamiento, con o sin apoyo de las leyes, en 139 países, esto es cerca de tres cuartas partes de las sociedades humanas. Es el grupo religioso más acosado, aunque fieles de otras religiones sufren también amenazas en numerosos lugares del mundo. En Septiembre de 2009, el presidente de la Sociedad internacional para los derechos humanos, estimó que el 80 % de los actos de persecución religiosa perpetrados en el mundo atañía a los cristianos. En un estudio realizado en 2011 por el National Consortium for the Study of Terrorism and Responses to Terrorisme, mostró que el número de actos terroristas perpetrados contra los cristianos en el mundo había conocido una progresión de 309% entre 2003 y 2010. En su Informe de 2012, la comisión americana sobre las libertades religiosas en el mundo ha identificado 16 países en los que se dan actos odiosos y sistemáticos (….) particularmente la tortura, la detención y el asesinato. Si numerosas comunidades religiosas son afectadas por esta violencia, una sola lo es en el conjunto de los 18 países: la comunidad cristiana” (Le livre noir…, página 33)

cristianos-perseguidos-en-pakistan 4. ¿Por qué, precisamente, los cristianos?

El Islam radical es, en la actualidad, el principal causante del odio hacia los cristianos, aunque no hay que olvidar que los primeros que sufren el odio de estos islamistas son otros musulmanes, en nada fundamentalistas. Pero si, al comienzo de la segunda década del siglo XXI, el radicalismo islamista desapareciera del planeta, los cristianos no estarían en seguridad. Así en el estado vietnamita, en China, en Corea del Norte o en las zonas latinoamericanas controladas por los narcotraficantes, viven amenazados cuando no perseguidos, encarcelados o asesinados.

Según los expertos en la discriminación y acoso a los cristianos en el planeta cabe señalar, al menos, estas cinco razones o motivos.

En primer lugar simplemente que los cristianos conforman la religión mas extendida en el planeta: 2.300 millones de las que algo más de la mitad, 1.200 millones, son católicos. Los otros son ortodoxos, protestantes o miembros de iglesias independientes que se reclaman de Jesús. Los cristianos conforman del orden de un tercio de la humanidad. Le siguen los musulmanes con 1.700 millones de adeptos.

En segundo lugar no hay que olvidar que, a lo largo de un siglo, desde 1910 a 2010, la distribución de los cristianos en el mundo se ha trasformado radicalmente. La tabla adjunta lo muestra claramente.

Evolución, en %, de la distribución mundial de los cristianos en los últimos cien años

evolucion-de-la-distribucion-mundial-de-cristianos

Pero hay mas, y más importante. Este aumento de los cristianos, fuera de Occidente, es percibido en algunos países como una amenaza. Así en China el crecimiento explosivo de la Iglesia Pentecostal se considera peligroso para un país laico de partido único. En Arabia Saudita, donde impera el wahhabismo, – fuente de Al Qaeda, no se olvide -, el millón de inmigrantes trabajadores de origen cristiano (Filipinas, Corea del Sur, Líbano etc.) es considerado perturbador de su fundamentalismo. El trato servil de los poderes occidentales a Arabia Saudita, Vaticano incluido, merecería un texto aparte.

En tercer lugar, en algunas partes del mundo, los cristianos constituyen no solamente una minoría religiosa sino también étnica, social y cultural donde son vistos como adversarios en el ascenso social. Es lo que sucede, por ejemplo en Birmania o en la India.

Hay una cuarta razón, que en parte ya ha sido señalada: los cristianos aunque, ya lo hemos visto, viven cada vez más en Oriente y en África, sin embargo son asimilados a Occidente y sufren el anti europeismo y, sobretodo, el antiamericanismo imperante (no siempre, sin razones históricas) en determinadas regiones del mundo. En Irak, como en Siria, por ejemplo, los islamistas radicales etiquetan a las iglesias cristianas como avanzadillas de Occidente cuando, en realidad, los cristianos estaban allí asentados mucho antes que el surgimiento del Islam.

Nos hacemos eco, en quinto lugar, last but not least, de un argumento esgrimido por Andrea Riccardi, historiador y fundador de la Comunidad de San Egidio en Roma, y uno de los directores del libro referenciado, cuando escribe que “entre humanidad y compromiso, los cristianos (algunos cristianos, me permito añadir) representan otra forma de vivir y de interactuar con los otros lo que resulta inaceptable para el fanatismo todo poderoso como para los interese que tratan de controlar la sociedad de forma oculta” (“Le livre noir…” o. c. p. 152). Es lo que sucede, claramente, en determinados enclaves del fundamentalismo islámico, por dar un ejemplo muy en boga. Les resulta insoportable la presencia de cristianos que adopten como ley moral el amor gratuito y universal, no solamente hacia los suyos, y que prefieran el martirio a abjurar de su dios, el Dios que, sostienen, se ha revelado en Jesucristo.

No deja de ser llamativo que este ultimo argumento, a la postre, coincida con el que sostenían algunos emperadores y pensadores romanos durante las persecuciones a los cristianos en los tres primeros siglos de nuestra era: no aceptar el dios romano, máxime si era representado en la figura del emperador y como tal, hace aparecer como perturbadores del orden social a los cristianos. Hay que releer el texto de Celso “Contra los cristianos” escrito el año 178 de nuestra era para ver la similitud de argumentos. Valga este botón de muestra cuando, casi al final del texto, escribe esto: “suponed (se refiere a los cristianos) que se os ordena jurar por el Jefe del Imperio. Nada hay de malo en hacerlo pues las cosas de la tierra han quedado entre sus manos (….) Pero si buscáis socavar este principio, el príncipe os castigará con razón…” (Celse, “Contre les chretiens” Ed. Sillage. Paris 2014, página 104. La traducción es mía).

Evidentemente este razonamiento resulta difícil de aceptar en gran parte del mundo occidental. Incluso por parte de algunos cristianos. Es lo que nos lleva a abordar la última cuestión de estas páginas: las razones del silencio de Occidente ante la masacre y persecución de los cristianos en otras partes del planeta.

 

cristianos-crucificados-por-el-estado-islamico5. ¿Por qué este silencio en Occidente?

El historiador Andrea Riccardi, fundador de la comunidad San Egidio y uno de los directores del libro, explica, en gran medida, el silencio de Occidente ante el actual masacre de los cristianos, en su aportación al libro (ver pagina 143) escribiendo que “…en realidad, la cultura occidental ha alimentado un auténtico sentimiento de culpa alimentado por las responsabilidades de los cristianos y las violencia que ellos han perpetrado a lo largo de su larga historia. Pensemos, por ejemplo en los tristes episodios de la conquista de America, o del colonialismo” o de las cruzadas, o de la Inquisición, me permito añadir. Cierto, de toda certeza. Pero esto no borra el hecho de la masacre de los cristianos de nuestros días.

Sigo, a continuación en este punto, las paginas 37 – 42 del texto de John Allen con un título, -¿ excesivo?- , “Une guerre mondiale contre les chretiens”, del libro arriba referenciado “Le livre noir…)

John Allen trae a su texto la pregunta de Fouad Twal, jordano de nacimiento, Patriarca católico de Jerusalem en una conferencia que pronunció el año 2011 en Londres: “¿Es que nadie escucha nuestro grito?. ¿Cuántas atrocidades debemos sufrir todavía antes de que alguien, en alguna parte, nos ayude?

Allen ofrece estos elementos de respuesta que resumo, con algunos añadidos propios:

1.- La mayor parte de los laicos occidentales están poco instruidos en cuestiones religiosas y estos temas les resbalan. Además las persecuciones no tienen lugar en sus casas, en sus países, sino en países muy lejanos que muchos, la mayoría, no sabrían situar exactamente en un mapa. Por otra parte decir, como alguna vez he oído o leído, que en España hay una persecución religiosa en la actualidad es un sin sentido total. Ni al laicismo más recalcitrante (que lo hay en España) cabe denominar persecutor de lo religioso.

2. Cuando se habla de persecución religiosa lo que viene a cabeza son las cruzadas, la Inquisición, la colonización con la esclavitud aceptada por los cristianos, Giordano Bruno, Savinarola, Miguel Servet, Galileo Galilei. En España, algunos recuerdan el clerocidio en los primeros años de la guerra, mientras que otros procuran pasar de largo o poner acento en otros asesinatos.

3. Regís Debray que, recuérdese, fue un antiguo comunista que combatió con el Che Guevara y que, en la actualidad, está muy interesado en la cuestión religiosa, escribe que, en nuestros días, la persecución de los cristianos se encuentra en un punto muerto: las víctimas serían “demasiado cristianas” para interesar a la izquierda y “demasiado extranjeras” para interesar a la derecha. Los conservadores, las personas de derechas, miran para otro lado ante la política de seguridad de Israel y sus efectos nocivos para los árabes cristianos, pero se precipitan ante el menor acto de violencia perpetrado por el islamismo radical y aunque, últimamente, con el asalto a la revista Charlie Hebdo y los salvajes degollamientos de rehenes por miembros del Estado Islámico, se ha irritado a la población occidental en su conjunto, es más fácil encontrar, entre las personas de izquierda, explicaciones, que no justificaciones, de un estado de cosas que señalan, justamente a mi juicio, provenientes de la historia. Pero es, también, entre estas personas de izquierdas donde encontramos más dificultad para aceptar el odio contra los cristianos en el interior de la banda de Gaza, controlada por Hamas, donde los cristianos son objetivos de violencias y exacciones.

4. Pero hay que preguntarse, fundamentalmente, por qué los cristianos instruidos, los agentes de pastoral, sacerdotes y obispos incluidos, parecen apenas interesarse por este tema. ¿Cuántas pastorales, cuantos encuentros, coloquios, sermones y hojas al fondo de los templos cabe encontrar, en lo que llevamos de siglo XXI, que tengan como objeto la persecución de los cristianos en el mundo?. Bien pocos. ¿Por qué? Cabe avanzar tres tipos causas o motivos de este silencio de los cristianos occidentales más instruidos y, en algunos casos más comprometidos también, con su religión?

4.1 En primer lugar, la idea de que en la violencia contra los cristianos se trata de casos excepcionales. Algunos casos particularmente llamativos y sostenidos por agencias internacionales defensoras de los derechos Humanos, como Amnesty Intertacional. Muchos han firmado llamamientos de este tipo. Pero esa violencia no se la percibe como una violencia generalizada, estructural de algunas partes del mundo, por el solo hecho de ser, en esos países, personas cristianos.

4.2. En segundo lugar, es el efecto perverso de una idea, de una opción muy positiva: la búsqueda del ecumenismo, la aceptación del pluralismo religioso y el deseo de encuentros interreligiosas, como los de Asís. En este contexto, muchos cristianos ven difícil poner el acento en una persecución hacia sus hermanos orientales por temor a herir a los miembros de otras confesiones religiosas. Algunos a reconocer y condenar las dificultades con las que viven los árabes de confesión cristiana en Israel por temor a ofender al pueblo judío, que tanto ha sufrido en la historia. Otros a enfrentarse a los musulmanes por la opresión en la que viven los judíos en las sociedades islamistas, máxime en tiempos actuales en los que la islamofobia es moneda corriente. También en Occidente

4.3 Pero la tercera causa de este negacionismo de la violencia contra los cristianos en muchas partes del mundo, está en el interior mismo de los cristianos occidentales, en lo que Allen denomina, justamente a mi juicio, como “tribalización” del cristianismo occidental en el interior de las iglesias cristianas occidentales. Determinados aspectos de la pluriforme cultura en la que vivimos, obviamente también se han introducido en el seno de las iglesias cristianos lo que, así dicho, no puede ser sino positivo pues indica que el cristiano forma parte de la cultura en la que vive y participa de ella. No hacerlo supondría encerrarse en el gueto de su religión y proyectarse como una “contracultura” entendiendo que el mundo circundante es perverso en tanto no adopte los valores de “su” religión. Estamos ante un planteamiento todavía arraigado entre demasiados cristianos en Occidente que, llevado al extremo, hace que la dimensión cultural a la que cada cristiano se adscribe, es más fuerte que la comunidad cristiana en su conjunto, cuya quintaesencia radica en el amor gratuito, en la fratría universal consecuencia de la fe en el Dios único, Padre de todos. Esto conlleva no solamente a la división histórica de los cristianos en católicos, protestantes y ortodoxos, sino que en el seno de cada una de estas confesiones abundan las “tribus”: los adversarios del aborto desde la concepción, los pacifistas, los tradicionalistas, los neo-conservadores, los defensores de la teología de la liberación, los progresistas, los espiritualistas, los que defienden, o proscriben, la ordenación de la mujer en la iglesia católica, etc., etc. Estas divisiones pueden ser más importantes, y de hecho lo son, que la conciencia de pertenencia a una iglesia y lo que, cabría entender como un ejercicio de la libertad en el seno de la iglesia, se convierte en terreno de caza y disputa que diaboliza a los disidentes. Una de las consecuencia de este estado de cosas reside en que los cristianos occidentales dedican más tiempo y energía a despedazarse entre si que a ocuparse y ayudar a sus hermanos orientales, masacrados y, en algunos sitios del planeta, a punto de desaparecer. En particular en tierras donde surgió el cristianismo.

4.4. En efecto así es. Lo ilustro con un ejemplo llamativo, y con ello terminaré estas páginas, nos los ofrece el sur-este de Turquía en una zona fronteriza con Siria, que se encuentra actualmente bajo dominio kurdo. Al comienzo del siglo XX se asentaba allí una comunidad floreciente de 500.000 cristianos arameos que mantenían viva la lengua que, presumiblemente, hablaba Jesús. Al final del siglo pasado era cifra se había reducido a 2.500 cristianos arameos y numerosos observadores estiman que “su erradicación total es inminente” (Le livre noir des chretiens …o. c. p. 34).

 

cristianos-perseguidos-en-kenia6. Cerrando con dos referencias que nos son más próximas

Un historiador nada sospechoso de ser pro-ecclesial, simplemente un historiador honesto (que cita con elogio, y de forma destacada, en la pagina de agradecimientos Paul Preston, en su libro “El Holocausto español: odio y exterminio en la guerra civil y después” Ed. Debate, Barcelona 2011. Ver pagina 15), me refiero a José Luis Ledesma, escribe que “durante la fase inicial de la revolución y la guerra (del 36), se desencadenó una auténtica caza del clero en toda la zona republicana.(…) El resultado fue de proporciones tan bíblicas, valga aquí la expresión, que convierte a la España de esos años en el escenario de la mayor matanza de eclesiásticos de la Europa contemporánea. Algo menos de 6.800 vidas fueros segadas por aquella violencia clerófoba, la mayor parte durante los tres primeros meses” (En el capítulo “Una retaguardia al rojo. Las violencia en la zona republicana” del colectivo editado por Francisco Espinosa Maestre, “Violencia Roja y Azul, España 1936-1950”, Ed. Critica, Barcelona 2010, página 182.

Por ultimo, me limito a citar, pues aun no lo he leído, el libro de Anxo Ferreiro Currás, “Consejos de guerra contra el clero vasco (1936-1944). La iglesia vasca vencida”. EDITA asociación Intxorta 1937 Kultur Elkartea, 525 paginas, 2013

 

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Romero y el escuadrón de los 500

Domingo, 22 de marzo de 2015
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1422969219_OscarArnulfoRomeroSan Romero de América

La Iglesia del país presentará a la Santa Sede el testimonio de medio millar de mártires

Un millón de fieles doblarán la población de San Salvador para la beatificación de Romero

La beatificación será el 23 de mayo. El pequeño país centroamericano hará las cosas en grande. Con el pensamiento puesto en toda América Latina

por Andrea Bonzo

Ahora que la fecha es oficial –el 23 de mayo se celebrará la esperada beatificación de Romero- El Salvador se está movilizando para hacer las cosas en grande. Empezando por el altar, cuyo proyecto fue ilustrado incluso con una foto por el vicepostulador de la causa, Mons. Rafael Urrutia. La ceremonia se llevará a cabo en la Plaza Salvador del Mundo (dedicada al patrono del país) aunque, como explicó el arzobispo de San Salvador Mons. José Luis Escobar Alas, quizás el lugar elegido no tendrá espacio suficiente para contener la multitud que está prevista. “No tenemos un lugar que pueda acoger a un millón, o medio millón de personas”. Por eso el arzobispo hizo saber que las autoridades están evaluando la posibilidad de colocar pantallas gigantes para retransmitir la ceremonia en toda la ciudad.

Escobar Alas hizo también un anuncio que pocos esperaban: “Estamos recogiendo el testimonio de más de 500 hermanos sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, sobre todo catequistas, que dieron la vida por su fe”, con el propósito de presentar todo en el Vaticano “para pedir que también sean declarados mártires” en un proceso colectivo, porque “son verdaderos testigos de la fe católica”.

Por otra parte es muy elocuente el simbolismo de la fecha elegida para la ceremonia aunque no sea el 24 de marzo, cuando se cumplen 35 años del asesinato (es muy poco tiempo para organizar un acto de tales dimensiones). El blog Super Martyrio, que sigue atentamente el proceso de beatificación del obispo, no deja de destacarlo: “La beatificación de Monseñor Romero en vísperas de Pentecostés será significativa como reflexión sobre la muerte de Romero”. En efecto, Pentecostés es el 40º aniversario de la primera carta pastoral de Romero, titulada “El Espíritu Santo en la Iglesia”, que en cierta forma se considera un compendio del pensamiento y de las ideas del próximo beato. La carta fue publicada precisamente en Pentecostés del año 1975, cuando Romero era obispo de Santiago de María.

Que las cosas se harán en grande lo anunció también el presidente, Salvador Sánchez Cerén, ex guerrillero y miembro del partido de izquierda Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Ya poco después del anuncio del reconocimiento del martirio, el presidente había convocado a la nación “a la paz y reconciliación definitiva”, cosa que volvió a ratificar ayer en Twitter: “La figura de Mons. Romero une y reconcilia a toda la sociedad salvadoreña”.

Sin embargo, la mirada está puesta mucho más allá de las fronteras del pequeño El Salvador. Prima la convicción de que Romero debe ser un beato para todo el continente. “Esta beatificación es un regalo enorme para América Latina, un emblema de paz”, había anticipado el embajador de El Salvador ante la Santa Sede, Manuel Roberto López, apenas se anunció el reconocimiento del martirio. Se sumó luego el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, quien definió a Romero como “un símbolo de toda América”. Si el presidente Sánchez Cerén decide confirmar el propósito que manifestó en privado a los obispos salvadoreños, se enviarán invitaciones para la ceremonia de beatificación “a todos los presidentes de América Latina”.

La celebración promete ser una fiesta de todo el continente, aunque solo falte el latinoamericano más famoso. “¡Allí habrá guerra entre el cardenal Amato y monseñor Paglia!”, bromeó Francisco en el vuelo de retorno de Manila. “¿Cuál de los dos hará la beatificación? Yo personalmente, no. Es normal que las beatificaciones sean celebradas por el cardenal del Dicasterio o algún otro”. Pero la incógnita ya fue develada y la ceremonia estará presidida por el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el cardenal Angelo Amato.

 

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