Hillary Clinton trata de conquistar el voto de la comunidad LGTB en Florida
Queda solo una semana para que se celebren las elecciones presidenciales en Estados Unidos, y los dos principales candidatos aparecen virtualmente empatados en las encuestas, aunque con una ligera ventaja de Hillary Clinton si lo que se tiene en cuenta es el colegio electoral (en Estados Unidos, es el número de votos electorales que un candidato consigue reunir, en función de en qué estados logra la victoria, lo que determina el resultado final). Cada voto cuenta, también el LGTB. Por eso los dos principales candidatos han intentado atraerlo en los últimos días. De una manera bien distinta, que refleja hasta qué punto la cuestión interesa a uno y a otro.
La candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, promete avanzar hacia una sociedad más igualitaria en un mitin celebrado con la comunidad LGTB en Florida, un estado clave en la campaña en el que las encuestas le auguran un empate técnico contra Donald Trump.
Hillary Clinton, la candidata demócrata, dio un mitin en un local de ambiente LGTB (The Manor, en la localidad de Wilton Manors, Florida) en el que hizo un llamamiento a no dar ni un paso atrás sobre los avances que se han conseguido estos últimos años. Clinton, en este sentido, lo tenía fácil: le bastaba con enumerar las promesas que los republicanos han hecho sobre esta materia. Recordó, por ejemplo, que Donald Trump ha sugerido la posibilidad de revertir la histórica decisión del Tribunal Supremo sobre el matrimonio igualitario proponiendo en el futuro a nuevos jueces del Supremo dispuestos a valorar de nuevo la cuestión.
De campaña por uno de los estados claves de cara a las elecciones presidenciales, Hillary Clinton une lazos con la comunidad latina a través de un concierto de Jennifer Lopez y Marc Anthony en Miami, en el que pedía que votaran el 8 de noviembre en las «elecciones más importantes de la historia», y con la comunidad LGTB en un mitin celebrado en Wilton Mannors, la segunda ciudad estadounidense con mayor cantidad de residentes identificados como LGBT, donde recordaba la tragedia de Pulse.
La candidata demócrata no desaprovechó tampoco el momento para recordar otra promesa republicana, quizá menos llamativa pero quizá más grave, en tanto podría ocurrir desde el minuto cero de la presidencia de Trump: la de anular las órdenes ejecutivas federales que impiden discriminar a las personas LGTB. Obama, recordemos, ha firmado dos importantes órdenes antidiscriminatorias que obligan tanto a las empresas que tengan o que aspiren a firmar contratos con la administración federal (firmada en 2014) como a las escuelas que reciben fondos federales (emitida hace pocos meses, como reacción a la ley LGTBfoba de Carolina del Norte, y que se encuentra en estos momentos sometida a escrutinio judicial). El candidato republicano a vicepresidente, Mike Pence, era el encargado, hace pocas semanas, de anunciar en una entrevista esta medida.
Hillary Clinton, sin embargo, no se quedó solo ahí, y denunció de forma expresa que son todavía muchos los estados que siguen amparando la discriminación de las personas LGTB en materia de trabajo o vivienda. La candidata demócrata, de hecho, puso el ejemplo de Eleazar Andres, un trabajador gay que fue despedido de una de las empresas de Donald Trump tras denunciar el brutal acoso homófobo al que fue sometido por sus compañeros (hasta llegó a ser hospitalizado tras una agresión). En este sentido, la candidata demócrata prometió su apoyo activo a una legislación federal que prohíba este tipo de episodios. Algo que en cualquier caso parece difícil, incluso con Clinton en la presidencia si los republicanos retienen, como así parece que sucederá, el control de la Cámara de Representantes (que también se renueva el próximo martes, junto a un tercio del Senado).
No está de más recordar, hablando de discriminación a personas LGTB, que el propio Trump anunciaba en septiembre que no tendría inconveniente en rubricar la FADA (First Amendment Defense Act), una propuesta legislativa que los republicanos incluyen en su plataforma electoral y que en caso de prosperar prohibiría sancionar, con independencia de las regulaciones antidiscriminatorias de los estados, a todas aquellas personas y negocios que que se nieguen a prestar servicios a parejas del mismo sexo en base a motivos religiosos.
En su mitin de Florida Clinton también prometió, por cierto, luchar por un mayor control sobre la posesión de armas para intentar evitar masacres como la Orlando, que hace unos meses conmocionó precisamente a la comunidad LGTB de Florida.
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Clinton contra Trump
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Su propósito no es otro que el de tomar medidas en contra de la discriminación hacia las personas homosexuales, bisexuales y transexuales en «todos los aspectos», en el intento de convertir los Estados unidos en un «ejemplo» de sociedad igualitaria y que no vuelva a suceder una tragedia como la del club Pulse de Orlando, en la que perdieron la vida 49 personas de la comunidad LGTB.Trump contra ClintonSi bien Donal Trump apenas ha prestado atención a los rumores sobre la orientación sexual de su oponente, todos ellos de boca de mujeres que afirman haber sido amantes de Bill Clinton, con la connivencia de su esposa, no ha parado hasta conseguir que el FBI reabriera la investigación sobre el escándalo de los correos electrónicos y el uso de un servidor privado por parte de la ex secretaria de Estado a los que la candidata se refirió únicamente para señalar que se trata de una distracción de su contrincante.
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Según Robby Mook, jefe de campaña de Clinton, la reapertura del caso no va a suponer una derrota electoral, además que ha creado un efecto inverso al provocar una mayor movilización por parte de los voluntarios: «Tenemos más de 50.000 voluntarios, estamos viendo los números de registro de votación temprana. Y nos sentimos muy bien acerca de esta participación sin precedentes».
Mientras Trump exhibe una bandera arcoíris… sin decir palabra
Mientras tanto, los partidarios LGTB de Donald Trump conseguían el “gran logro” de que el candidato republicano exhibiera durante unos segundos una bandera arcoíris con la leyenda “LGBTs For Trump” en un mitin celebrado en Greely, Colorado. Trump entregó después la bandera a un asistente… y no dijo una sola palabra sobre los derechos LGTB.
Y es que, como ya hemos venido comentando en entradas anteriores, Donald Trump cuenta, en efecto, con seguidores LGTB, como el multimillonario Peter Thiel y muchos de los denominados homocon, una corriente de gais conservadores que comparten el argumentario que sitúa al islam (y no a la derecha religiosa estadounidense) como su principal enemigo. No es casualidad que, coincidiendo con la convención republicana que encumbró a Trump, tuviera lugar un evento de apoyo a su candidatura por parte de un grupo (pequeño) de personas LGTB. Los dos principales oradores fueron Milo Yiannopoulos, un columnista conservador abiertamente gay, protagonista de varias polémicas en redes sociales, y la activista antimusulmana Pamela Geller. La intervención de Yiannopoulos, del que son bien conocidas sus opiniones contra el feminismo y el islam, resumió a la perfección el núcleo actual del ideario homocon: el Partido Demócrata no ha hecho nada por los gais, sino que por el contrario ha abierto el país a los musulmanes, enemigos de los derechos LGTB, y Trump es el candidato más pro-LGTB de la historia estadounidense.
Yiannopoulos, por cierto, se ha lanzado en los últimos días a una espiral de odio tránsfobo, calificando a las personas trans de “enfermas mentales”, defendiendo las leyes que les impiden usar las instalaciones que corresponden a su identidad de género, convertidas en la punta de lanza del movimiento LGTBfobo estadounidense. Este es el tipo de personas LGTB que apoyan abiertamente a Trump…
Siendo justos, también hay que recordar que Log Cabin Republicans, el más importante y “serio” de los grupos LGTB afines al Partido Republicano estadounidense, ha anunciado que no apoyará a Donald Trump en las elecciones presidenciales. Aunque hacen una encendida defensa del candidato republicano, al que llegan a calificar como “el más pro-LGTB de la historia del Partido Republicano”, aclaran que su decisión ha sido tomada en consideración al equipo fuertemente LGTBfobo que ha escogido para acompañarle en la carrera presidencial y las medidas que defienden.
Las encuentas dan una de cal y una de arena
De los 20 millones de personas que ya han ejercido su derecho al voto por correo, 3 de ellos lo han hecho en Florida, un estado clave para el resultado final al tener un efecto «pendular» para evitar un posible empate en los resultados, dado que no es un estado en el que sus votantes mantengan una intención de voto constante ni hacia los repúblicanos ni hacia lso demócratas, además de que proporciona 29 de los 270 votos electorales necesarios para ganar.
Según la última encuesta, entre los que ya han ejercido su voto, un 36 % del total, Clinton tendría una ventaja de un 54 % frente al 37 % de Trump, una ventaja que se invierte entre los que ejercerán su derecho a voto de manera presencial, entre quienes el republicano lleva una ventaja del 51 % frente al 42 % que votarían por Hillary Clinton, según una encuesta del 30 de octubre.Otras encuestas no aciertan a ponerse de acuerdo. Mientras que Real Clear Politics registraba un empate entre Clinton y Trump el mismo 30 de octubre, siendo la candidata demócrata la que llevaba la delantera con una ventaja de sólo 1,6 puntos por encima del republicano sólo 4 días antes, el 26 de octubre; según la encuesta de NBC News, Wall Street Journal y Marist, sería Clinton la que aventaja por un punto a Trump, con un 45 % frente a un 44 %, repartiéndose el resto del porcentaje el candidato libertario, Garry Johnson, y el ecologista, Jills Stein, aunque sí se habría producido un aumento de dos puntos en la intención de voto para Trump desde que realizaran la misma encuesta a principios del mes de octubre. Claramente nada está decidido en los Estados Unidos ni para Donalt Trump ni para Hillary Clinton.
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