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Vivir en la Luz de la comprensión

Domingo, 25 de diciembre de 2022
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01CF9A55-EAC4-498F-91C9-488BC765886BFiesta de Navidad

25 diciembre 2022

Jn 1, 1-18

Fuera de la comprensión, todo es oscuridad y, en consecuencia, confusión y sufrimiento. Por el contrario, la comprensión es luz, claridad y liberación. Por lo que no resulta exagerado afirmar que todo se ventila en ella, y que solo ella aporta plenitud de vida.

Pero “comprender” no se reduce a “entender”.  No es, por tanto, una actividad exclusivamente mental. La mente se mueve en el mundo de los objetos –“objeto” es todo aquello que puede ser observado- y trata de entenderlos por medio del análisis y la reflexión. Es una tarea imprescindible. Sin embargo, si nos reducimos a ella, quedamos encerrados en la peor ignorancia.

Comprender equivale a “ver”. Y así lo recoge la raíz sánscrita “vid”, de donde viene el verbo latino “video” = “yo veo”. “Vid” significa, a la vez, “conocer” y “ver”. Esta es la comprensión de la que hablamos. Y no llegamos a ella a través de la mente, sino más bien al contrario, en el silencio de la mente, en una atención desnuda que transciende el plano de las formas u objetos.

Comprender significa saber de manera experiencial qué somos; permanecemos en la ignorancia mientras lo desconocemos, tomándonos por lo que no somos. Dicho brevemente: si el autoconocimiento es el principio de la sabiduría, la identificación con el yo es el principio de la ignorancia.

Ahora bien, la comprensión no se halla al alcance de la mente, porque esta nunca podrá conducirnos más allá de ella misma. La comprensión no se conquista; se recibe. Lo que cabe hacer es desarrollar aquellas actitudes y capacidades que puedan “disponernos” a recibirla.

¿Qué hacer? Podría resumirlo en cuatro palabras: atender, indagar, experimentar y silenciarse. En concreto, se trata de desarrollar la capacidad de atender; indagar a partir de la primera pregunta “¿Qué soy yo?”, abriéndome a descubrir qué soy más allá de lo que pienso ser; experimentar en nuestra vida cotidiana qué ocurre cuando vivo las circunstancias creyendo que soy un yo particular o cuando las vivo desde la “hipótesis” de que mi identidad profunda es la consciencia una, la vida misma, la totalidad; practicar y saborear el silencio de la mente, permaneciendo en quietud, más allá de las formas.

¿Me conformo con “entender” (pensar) o estoy abierto/a a “comprender”? 

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

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Una vez que Dios había pronunciado su palabra en su Hijo, ya no tenía más que decir. (S Juan de la Cruz)

Domingo, 25 de diciembre de 2022
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Navidad1Del blog de Tomás Muro La verdad es Libre:

 Meditación en la Navidad

01.- En el principio.

    San Juan piensa y redacta su evangelio teniendo como transfondo el Génesis y la creación de una nueva humanidad.

  • o Si al comienzo la tierra era un caos (Génesis) en el evangelio de Juan desde principio existía el orden, la palabra (Logos – razón, sentido): todo tiene un sentido por principio, todo está bien creado y en orden.

También nuestra vida al inicio es un mundo a realizar, a recorrer a llenar de orden y sentido.

  • La Palabra, JesuCristo, se encarna para crear una nueva humanidad, que no es un caos, sino que es vida, luz y sentido.
  • Si la vida no tuviese sentido, Dios no la habría creado.

Recordemos el espléndido y delicado texto del libro de la Sabiduría, que dice:

Tú, Señor, amas a todos los seres y no aborreces nada de lo que has hecho, pues, si algo hubieses odiado, no lo habrías creado. Y ¿cómo subsistirían las cosas y los seres si no hubieses querido? ¿Cómo conservarían su existencia si Tú no las hubieses llamado? Pero Tú a todos perdonas, porque son tuyos, Señor que amas la vida. (Sabiduría 11,24-26).

  • La palabra era Vida. San Juan no emplea en su Evangelio la expresión Reino (de Dios o de los cielos), la sustituye por el término “vida”. Emplea 37 veces la expresión “vida”.

Toda la creación es un canto a la vida. La Palabra era creación, creatividad y vida.

¿Trato de crear vida en mi existencia

  • La Palabra era luz: La vida y la luz se hacen presentes de nuevo en la humanidad y es lo que celebramos en Navidad: Cristo es el nuevo Adán, está naciendo una nueva humanidad.

Vendrán oscuridades y tempestades, pero la luz está en medio de nosotros.

    En el principio existía no un caos, confusión y oscuridad, sino la Palabra y la luz.

02.- Vivimos en la nada.

Mucho han cambiado las cosas para que llegáramos a finales del siglo XIX (Nietzsche) y hasta nuestros días, para afirmar y vivir en:

Al principio era el absurdo,

y el absurdo era Dios

y Dios era el absurdo. [1]

¿No se ha tornado absurda la vida del ser humano postmoderno? Nietzsche nos “aconsejaba” vivir en la nada, porque no hay nada, ni Dios, ni valores, ni criterios. ¿No es ese el estilo y “modus vivendi” del momento cultural que hoy estamos viviendo? ¿No hay un gran vacío en los planes de educación, en la Universidad, en los medios de comunicación, en la vida socio-política?

principio en la tradición creyente significa que el Universo, la existencia, nuestra vida está llena de sentido.

¿Mi vida transcurre por los “espacios siderales” de nada o vivo y transmito sentido y horizontes en mi vida?

03.- Logos: Palabra: verbo: Xto.

    La Palabra de Dios no es un “vademecum” de verdades religiosas, sino que la Palabra de Dios es JesuCristo. Lo que Dios quería decir al ser humano es JesuCristo.

San Juan de la Cruz (1542-1591) lo dice espléndidamente: una vez que Dios había pronunciado su palabra en su Hijo, ya no tenía más que decir.

Pon los ojos sólo en Él, porque en Él lo tengo todo dicho y revelado. Él es toda mi Palabra y respuesta. [2]

04.- La Palabra era y es luz y vida.

    JesuCristo es la luz y la vida de Dios: son vivencias de fe expresadas continuamente en san Juan.

    En Jesús, ya entre nosotros, comienza una nueva manera de ser persona. Pilato no se equivocó cuando lo presentó al pueblo: “Aquí tenéis al hombre: Ecce homo, (Jn 19,5). JesuCristo es una semilla débil, pero llena de vida y ha caído en el surco de nuestra tierra, en nuestro barro para sembrar vida.

    La Navidad es un momento para encontrarse con la debilidad, que es luz y vida. Y en la fragilidad de Jesús y de los débiles, Dios se hizo humanidad.

“Dios es como el sol”, no lo podemos mirar porque quema nuestras pupilas. Es una luz demasiado intensa. Necesitamos un filtro y un camino para “ver” a Dios. Tal camino es JesuCristo pobre y débil (sarx). En Él vemos reflejado a Dios.

La debilidad de Dios hecho ser humano transparenta a Dios. Los cristianos (si lo somos) vemos a Dios y estamos con Dios, cuando “tocamos” periferias, pateras, pobreza.

La palabra, la luz y la vida se hicieron presentes en JesuCristo.

[1] F Nietzsche, Así habló Zaratustra.

[2] San Juan de la Cruz: Subida al Monte Carmelo, II, 22,5.

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“Llevaré al portal mi impotencia”, por Viqui Molins

Sábado, 24 de diciembre de 2022
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SON126857Leído en su blog:

Teresa de Ávila

Cuando no se puede hacer más…

22.12.2022 | Viqui Molins

En mi tierra uno de los villancicos más típicos y conocidos és el que empieza así: “Qué li darem en el noi de la Mare…?” Con esa pregunta retòrica de què es lo que le vamos a llevar de regalo al recien nacido, un regalo que le guste al Niño y a la Madre, se muestra la ingenuidad típica de Navidad, en donde los regalos se convierten en símbolos. Bueno, siempre que no se interponga la publicidad y las estructuras creadas en torno a un mundo más materilista que celebrativo.

Ayer, precisamente, cuando salia del Hospital de Campaña de Santa Anna después de ensayar con “Los Hermanitos del Cordero” y los acogidos nuestro Belen viviente, me encontré en la entrada con un amigo de los que participan en nuestra Mesa de fraternidad. Las circunstancias de la vida le han llevado a vivir en la calle desde hace unos meses y por más que él se esfuerza -y yo con él- en buscar una solución, no la encontramos. Sólo puedo sentarme a su salo y acompañarle, a veces casi en silencio, unidos en nuestras dos impotencias.

Un poco más allà, me encuentro con otro amigo que me habla de un “hijo” mío al que he acompañado semanalmente durante más de diez años en la cárcel y por el que sufro diariamente desde que “desapareció” cuando parecía que ya estaba rehabilitado. Y por más que lo busco y los buscan, no logro dar con él. Algunos lo han visto vagando por las calles, demacrado y en un estado lamentable. Sé que no se atreve a volver… Y yo sigo esperando poder abrazarle como al hijo pródigo.

Llego a casa y en el Telediario me entero de la detención de uno al que intentamos ayudar hace tiempo y que volvió a recaer…

Ante todo esto comento con mis “compañeros” de esfuerzos aparentemente valdíos, lo necesario que es hacer un simbólico “master” de fracasos para entregar nuestros esfuerzos y nuestro amor a los más necesitados.

Es entonces cuando encuentro la respuesta a la pregunto del villancico: ¿Qué voy a llevar de regalo navideño a la Madre de Jesús para su recien nacido? Pues, ¡lo que tengo: MI IMPOTENCIA!.

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Natividad del Señor. Tres misas el mismo día

Sábado, 24 de diciembre de 2022
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Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre:

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La celebración de tres misas el día de Navidad debe de ser muy antigua, porque la famosa misa del Gallo, por la noche, se remonta al siglo V. Sigue la misa de la aurora y se termina con la del día. Cada una de ellas tiene sus lecturas propias, las mismas en los tres ciclos (A, B, C). No es normal que la gente asista a las tres misas. Por eso indico brevemente el mensaje global de los tres evangelios.

El de la misa del Gallo nos habla de un niño que nace muy pobremente, sin nada que envidiarle a los más pobres de la actualidad. Pero, inmediatamente después, un ángel nos presenta a ese niño como Salvador, Mesías y Señor.

El de la misa de la aurora indica diversas reacciones ante ese niño: los pastores corren a visitarlo y vuelven alabando y dando gloria a Dios; los presentes se admiran; María medita todo lo que oye.

El evangelio de la misa del día, el Prólogo de Juan, dice de ese niño algo más grande que el ángel a los pastores: es el Verbo de Dios, que lo acompaña desde el principio, antes de la creación. Y, aunque fue ignorado por el mundo y rechazado por su propio pueblo, se hizo carne, habitó entre nosotros y nos concede poder ser hijos de Dios.

25 de diciembre

Misa de medianoche

Aunque desconocemos el día y la hora en que nació Jesús, imagino que fueron estas palabras del libro de la Sabiduría las que animaron a situar el nacimiento a medianoche: «Un silencio sereno lo envolvía todo, y al mediar la noche su carrera, tu palabra todopoderosa se abalanzó desde el trono real de los cielos» (Sab 18,14-15).

En cualquier caso, el papa Sixto III (siglo V d.C.), introdujo en Roma la costumbre de celebrar en Navidad una vigilia nocturna, a medianoche, «en seguida de cantar el gallo», en un pequeño oratorio situado detrás del altar mayor de la Basílica de Santa María la Mayor. Ya que los antiguos romanos denominaban Canto del Gallo al comienzo del día, a la medianoche, se quedó con el nombre de Misa de Gallo la que se celebraba a esta hora.

La liturgia, con tres lecturas preciosas y muy ricas de contenido, suponen un desafío para quien pretenda comentarlas sin agotar al auditorio.

Tres motivos de alegría (Isaías 9,2-7)

En El Danubio rojo, película ambientada en la Segunda Guerra Mundial, la noche de Navidad, en medio del frío y la nieve, un grupo numeroso de soldados y refugiados comienza a cantar en un tren el villancico «Noche de Dios». Ese es el ambiente más adecuado para entender la primera lectura. El profeta se dirige a un pueblo que camina en tinieblas, que ha sufrido durante un siglo la opresión del imperio asirio, y le anuncia un cambio prodigioso: un mundo de luz y alegría. Por tres motivos:

el fin del opresor, el imperio asirio, que oprime a Israel con el yugo y el bastón, como si fuera un animal de carga; será derrotado, igual que lo fueron los madianitas en tiempos de Gedeón;

el fin de la guerra, simbolizado por la desaparición, no de lanzas y espadas, sino de los elementos menos peligrosos del soldado: bota y túnica;

la aparición de un niño, que se puede interpretar como el nacimiento de un príncipe o su entronización. Influido por el ritual egipcio, se coloca sobre sus hombros un manto que simboliza el poder, y se le dan diversos nombres: en Egipto eran cinco, aquí son cuatro, que expresan las cualidades más admirables que se pueden esperar de un gobernante: que sepa aconsejar, que sepa defender, que se comporte como un padre con sus súbditos, que traiga un reinado de paz. Por último, abandonando el influjo egipcio y con mentalidad plenamente judía, se relaciona a este niño con David. Y su labor de paz, justicia y derecho, aparentemente imposible, será obra del celo de Dios.

El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande;

Habitaba en tierra y sombras de muerte, y una luz les brilló.

Acreciste la alegría, aumentaste el gozo:

Se gozan en tu presencia, como gozan al segar,

como se alegran al repartirse el botín.

Porque la vara del opresor, el yugo de su carga, el bastón de su hombro,

los quebrantaste como el día de Madián.

Porque la bota que pisa con estrépito y la túnica empapada en sangre

serán combustible, pasto del fuego.

Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado:

lleva a hombros el principado, y es su nombre:

«Maravilla de Consejero, Dios fuerte,

Padre de eternidad, Príncipe de la paz».

Para dilatar el principado con una paz sin límites,

sobre el trono de David y sobre su reino.

Para sostenerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho,

desde ahora y por siempre.

El celo del Señor del universo lo realizará.

Dos motivos de compromiso (Carta a Tito 2,11-14).

El autor une la primera venida de Jesús («se ha manifestado la gracia de Dios») con la segunda y definitiva («la manifestación gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo»). ¿Motivos de alegría? Sin duda. Pero estas dos venidas son también motivo de compromiso. Amor con amor se paga. Hay que renunciar a la vida sin religión y a los deseos mundanos, llevar una vida sobria y honrada, esperar la vuelta del Señor, dedicarse a las buenas obras.

Querido hermano: Se ha manifestado la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres, enseñándonos a que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, llevemos ya desde ahora una vida sobria, justa y piadosa, aguardando la dicha que esperamos y la manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo, el cual se entregó por nosotros para rescatarnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo de su propiedad, dedicado enteramente a las buenas obras.

¿Un niño pobre o un personaje maravilloso? (Lucas 2,1-14)

El evangelio de esta noche consta de dos escenas radicalmente distintas, pero que se complementan.

El nacimiento de un niño pobre

Sucedió en aquellos días que salió un decreto del emperador Augusto, ordenando que se empadronase todo el Imperio. Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a empadronarse, cada cual a su ciudad. También José, por ser de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para empadronarse con su esposa María, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.

La primera escena, que se desarrolla únicamente en la tierra, contrasta a poderosos y débiles. Empieza hablando del emperador Augusto, con autoridad para dar órdenes a todos sus súbditos, y del gobernador de Siria, Cirino, que manda empadronarse a la población de su provincia, cada cual en su ciudad, sin preocuparle las molestias que eso puede causar.

Frente a los poderosos, los débiles, representados por una familia muy modesta, a la que solo le cabe obedecer, aunque la esposa deba recorrer, embarazada, los 150 km de Nazaret a Belén. Según Lucas, cuando llegan a su destino no encuentran alojamiento y deben pasar algunos días en la parte baja de una casa, donde están los animales. Son pobres, y para ellos no hay sitio en el piso de arriba («la posada»).

Los «nacimientos» que se montan actualmente en iglesias, casas particulares y otros sitios, ofrecen un pesebre bonito y limpio. Lucas piensa en uno muy distinto, en el que habrá comido un animal poco antes, arreglado aprisa para recostar al niño.

Es una escena de pobreza y humillación. Basta pensar en José, un padre que no tiene otra cosa que ofrecer a su mujer y a su hijo. La escena no se presta a comentarios románticos, sino a preguntas candentes: ¿por qué Gabriel no le dijo a María toda la verdad? ¿Por qué le anunció que su hijo sería el rey de Israel sin advertirle que no tendría riqueza ni poder? ¿Por qué elige Dios el camino de la pobreza y la humillación? ¿Por qué rechazamos los cristianos a quienes no pueden pagarse un pasaje en avión o en barco para llegar hasta nosotros? ¿Por qué no imaginamos que Dios pueda nacer en una chabola de mala muerte, en una familia pobre que trabaja recogiendo la aceituna? ¿Se puede esperar algo de este hijo de emigrantes, que no tendrá cultura ni formación?

El Salvador, el Mesías, el Señor

En aquella misma región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño. De repente, un ángel del Señor se les presentó, la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor. El ángel les dijo:

-No temáis, os anuncio una buena noticia, que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.

De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial que alababa a Dios diciendo:

-Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad.

La segunda escena se desarrolla en cielo y tierra. Es también de poderosos y débiles, de ángeles y pastores. La profesión de pastor, aunque a algunos le recuerde a los antiguos patriarcas de Israel, era de las más despreciadas y odiadas en aquel tiempo, sobre todo por los campesinos. En la escala social de la época, los pastores ocupan el penúltimo lugar, el de las clases impuras, porque su oficio se equipara al de los ladrones. Y pasar la noche al aire libre, vigilando el rebaño, no es la ocupación más agradable. El hecho de que el ángel se dirija a ellos deja clara la «política incorrecta» de Dios. El gran anuncio del nacimiento del Mesías no se comunica al Sumo Sacerdote de Jerusalén, ni a los sacerdotes y levitas, ni a los estudiosos escribas, ni a los piadosos fariseos.

Por otra parte, el anuncio modifica totalmente la imagen de la escena anterior. El niño que ha nacido no es un simple niño pobre. Su nacimiento supone «una gran alegría para todo el pueblo», porque es Salvador, Mesías y Señor. Este ángel anónimo es muy escueto. No comenta ninguno de los tres títulos. Pero es más sincero que Gabriel. No oculta que, a pesar de su grandeza, el niño está envuelto en pañales y acostado en un pesebre.

Afortunadamente, los pastores no son especialistas en la Biblia ni teólogos. En tal caso habrían preguntado de inmediato de qué o de quién iba a salvar ese niño; si era un mesías-rey, como David, o un mesías-sacerdote, como Aarón; si su señorío era igual que el de Dios o que el del César; si los pañales y el pesebre debían ser interpretados de forma real o simbólica… y cómo se compagina la «gran alegría para todo el pueblo» con el hecho de que, años después, el pueblo termine alejándose del Calvario golpeándose el pecho. En realidad, los pastores no tienen tiempo de preguntar nada porque, de pronto, aparece una legión del ejército celestial alabando a Dios y proclamando la paz.

¿Qué harán los pastores? Quien desee saberlo tendrá la respuesta en el evangelio de la Misa de la Aurora.

Pero el lector del evangelio puede ponerse en su lugar y advertir el mensaje que le está proponiendo Lucas. La vida de Jesús se puede interpretar de dos formas muy distintas: desde una óptica puramente humana o desde la fe. La primera resulta descarnada y dura. La segunda puede parecer ingenua; si no de cuento de hadas, de cuento de ángeles. Si se mantiene en la primera, terminará viendo a Jesús como un personaje peligroso y considerando justa su condena a muerte. Si acepta la segunda, a pesar de todas las dudas, terminará creyendo en él como su Salvador.

25 de diciembre

Misa de la aurora

El evangelio de la misa del Gallo nos dejaba con una duda: ¿qué harán los pastores tras escuchar al ángel y al coro celeste? No han recibido ninguna orden, solo una buena noticia. Lucas no se limita a contar su reacción.

Tres reacciones ante la noticia (Lucas 2,15-20)

Sucedió que, cuando los ángeles se marcharon al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vayamos, pues, a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha comunicado». Fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño.

Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores.

María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.

Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.

Empieza y termina con los pastores, que corren a Belén y vuelven alabando y dando gloria a Dios. Esta gente, tan despreciada socialmente, corre hacia Jesús, cree que un niño envuelto en pañales y en un pesebre puede ser el futuro salvador, aunque ellos no se beneficiarán de nada, porque, cuando ese niño crezca, ellos ya habrán muerto. La visita de los pastores simboliza lo que dirá Jesús más tarde: «Te alabo Padre, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla».

Está también presente un grupo anónimo, que podría entenderse como referencia a la demás personas de la posada, pero que probablemente representa a todos los cristianos, que se admiran de lo que cuentan los pastores.

Finalmente, el personaje más importante, María, que conserva lo escuchado y medita sobre ello. En los relatos de la infancia, Lucas ofrece dos imágenes muy distintas de María. En la anunciación, Gabriel le comunica que será la madre del Mesías, y ella termina alabando en el Magnificat las maravillas que Dios ha hecho en ella. Sin embargo, cuando Jesús nace, Lucas habla de María de forma muy distinta. A partir de ese momento, todo lo relacionado con Jesús le resulta nuevo y desconcertante: lo que dicen los pastores, lo que dirá Simeón, lo que le dirá Jesús a los doce años cuando se quede en Jerusalén. En esas circunstancias, María no repite: «proclama mi alma la grandeza del Señor». Se limita a callar y meditar, igual que hará a lo largo de toda la vida pública de Jesús.

Estas tres actitudes se complementan: la admiración lleva a la meditación y termina en la alabanza de Dios.

Lucas juega con el lector, lo desafía. ¿Qué salvador les ha nacido a los pastores? ¿Qué señal portentosa puede ser un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre? Al día siguiente, los pastores estarán de nuevo con el rebaño, vigilando en medio del frío. Pero su vida ha cambiado, y la dureza de su vida no les impide alabar y dar gloria a Dios. Con ello se convierten en un ejemplo perfecto para el cristiano.

Una buena noticia para Jerusalén y la Iglesia (Isaías 62, 11-12)

Este breve pasaje recoge una imagen típica de la época del destierro en Babilonia: Jerusalén como esposa y madre. Como esposa, su marido, el Señor, la ha abandonado; como madre, ha perdido a su hijos, ha quedado despoblada. El profeta le anuncia un cambio radical: su marido vuelve, como salvador, acompañado de sus hijos.

La liturgia aplica este anuncio de la llegada de un salvador al nacimiento de Jesús. Y en los pastores podemos ver a ese «pueblo santo» y a «los redimidos del Señor». Cuando se piensa en los millones de cristianos que celebran la Navidad, vemos cómo se cumple la antigua profecía.

El Señor hace oír esto hasta el confín de la tierra:

«Decid a la hija de Sión: Mira a tu salvador, que llega.

El premio de su victoria lo acompaña, la recompensa lo precede».

Los llamarán «Pueblo santo», «Redimidos del Señor»,

y a ti te llamarán «Buscada», «Ciudad no abandonada».

Una buena noticia para nosotros (Carta a Tito 3,4-7)

El evangelio habla de tres reacciones ante el nacimiento de Jesús. La carta de Pablo se centra en Dios y en nosotros.

Ante todo, lo ocurrido es una manifestación de la bondad de Dios y de su amor al hombre. Como diría el cuarto evangelio: «De tal manera amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único» (Juan 3,16). Si la gente se admiró de lo que decían los pastores, igual debemos admirarnos nosotros de esta prueba del amor de Dios. Sobre todo, teniendo en cuenta que no es algo que nosotros hayamos merecido ni ganado por nuestros propios méritos.

Además, la salvación que entonces tuvo lugar se actualiza en nuestro bautismo, que nos hace nacer de nuevo, nos concede abundantemente el Espíritu Santo, y nos hace herederos de la vida eterna, donde «estaremos siempre con el Señor» (1 Tesalonicenses 4,17).

Querido hermano: Cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor al hombre, no por las obras de justicia que hubiéramos hecho nosotros, sino, según su propia misericordia, nos salvó por el baño del nuevo nacimiento y de la renovación del Espíritu Santo, que derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, seamos, en esperanza, herederos de la vida eterna.

25 de diciembre

Misa del día

La misa de la aurora nos presentó a María meditando lo que han contado los pastores. Es una pena que Lucas, que transmitió en el Magnificat su reacción a las palabras de Isabel, en este caso guarde silencio. Dos teólogos cristianos, los autores del cuarto evangelio y de la carta a los Hebreos, sí nos dejaron su reflexión sobre Jesús y su nacimiento. La liturgia les antepone la visión de un profeta-poeta.

«El Señor ha consolado a su pueblo» (Isaías 52,7-10)

El texto de Isaías de la misa de la aurora presentaba a Jerusalén como esposa y madre, que recupera a su esposo y sus hijos. Este la presenta como ciudad, sin rey y en ruinas después de la caída en manos de los babilonios. Pero el mensaje de esperanza es el mismo: Dios vuelve a ella como rey, y las ruinas, reconstruidas, cantarán de alegría. Como en el caso anterior, la liturgia aplica la venida de Dios-rey a Jesús, que nace como Mesías y Salvador.

Qué hermoso son sobre los montes los pies del mensajero que proclama la paz, que anuncia la buena noticia, que pregona la justicia, que dice a Sión: «¡Tu Dios reina!». Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión. Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén, porque el Señor ha consolado a su pueblo, ha rescatado a Jerusalén. Ha descubierto el Señor su santo brazo a los ojos de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la salvación de nuestro Dios.

«El Señor nos ha hablado por su Hijo» (Hebreos 1,1-6)

Imaginemos al autor de la carta ante el pesebre. Pero el niño no acaba de nacer, él escribe bastantes años después. Es mucho lo que ya se ha dicho y discutido sobre Jesús. Y él comienza su carta con un resumen ambicioso, que abarca desde el comienzo de los siglos hasta la glorificación del Señor.

Lo primero que destaca es la novedad de que Dios nos hable a través de su Hijo, no a través de profetas. Un hecho tan grande que no debemos esperar algo distinto y mayor: estamos en la «etapa final».

Luego acumula palabras para describir la dignidad del Hijo. Retrocede del momento en el que hereda todo (se supone que tras la resurrección) al momento en el que intervino en la creación del mundo. Habla de su identidad e identificación con Dios con expresiones misteriosas: «reflejo de su gloria, impronta de su ser». Dedica una frase, casi de pasada, a la vida terrena, en la que solo sugiere, de forma velada, su muerte, que purifica nuestros pecados. Y termina con su triunfo a la derecha de la Majestad y su encumbramiento por encima de los ángeles.

San Ignacio de Loyola, al hablar del nacimiento de Jesús, sugiere al ejercitante pensar cómo el Señor nace en suma pobreza «y al cabo de tantos trabajos, de hambre, de sed, de calor y de frío, de injurias y afrentas, para morir en cruz» (Ejercicios espirituales, nº 110). El autor de la carta a los Hebreos tiene una perspectiva más amplia. No menciona aquí los sufrimientos y la muerte (tema que desarrollará más adelante) sino su triunfo y su gloria.

En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas. En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos.

Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de la Majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles cuanto más sublime es el nombre que ha heredado. Pues ¿a qué ángel dijo jamás: «Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy»; y en otro lugar: «Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo»? Asimismo, cuando introduce en el mundo al primogénito dice: «Adórenlo todos los ángeles de Dios».

La historia del Verbo de Dios (Juan 1,1-5.9-14) (forma breve)

Dos advertencias:

  1. Según muchos comentaristas, el autor del cuarto evangelio utilizó al comienzo un himno sobre el Verbo Dios, introduciendo por medio, en dos ocasiones, sendas referencias a Juan Bautista. La liturgia permite elegir entre la forma larga, con todo el texto actual, y la breve, que suprime lo referente a Juan. Es esta la que comentaré brevemente, presentando el himno como una historia del Verbo de Dios en cinco etapas.
  2. Para comprender esta historia habría que conocer las reflexiones sobre la Sabiduría de Dios en los dos siglos antes de Jesús. En el segundo domingo después de Navidad se vuelve a leer el prólogo de Juan, y la lectura que lo acompaña es, con razón, la del libro del Eclesiástico.

Primera etapa: la Palabra junto a Dios

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio junto a Dios.

«En el principio creó Dios el cielo y la tierra». Así comienza el libro del Génesis. Para el autor del prólogo, en ese momento existía ya el Verbo, junto a Dios. Es lo mismo que se dice de la Sabiduría en el libro de los Proverbios y en el Eclesiástico.

Segunda etapa: el Verbo y la creación

Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.

Aunque parece una nueva matización del Génesis, supone un desarrollo. Allí se dice que Dios crea por su palabra («dijo Dios») y su acción. Aquí, esa palabra se convierte en compañera suya imprescindible durante el acto creador. Todo fue creado por el Verbo: sol, luna, estrellas, montañas, mar, animales de toda especie, ser humano. Además de habernos creado, es también nuestra vida y nuestra luz. Dos términos claves en la teología del cuarto evangelio, que presentará a Jesús como «el camino, la verdad y la vida». En esa misma teología encaja la referencia a la tiniebla como símbolo de la oposición a Jesús y a Dios.

Tercera etapa: el mundo, creado por el Verbo, lo ignora.

En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.

El mundo no se refiere aquí a los seres inanimados sino a las personas que ignoran a Dios, no lo adoran, o prescinden de él. El autor del Prólogo piensa en los pueblos paganos, que podrían haber conocido al Dios verdadero, pero que habían caído en diversas formas de idolatría.

Cuarta etapa: la Palabra se instala en Israel; unos lo rechazan, otros la acogen.

Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.

¿Qué hará el Verbo cuando se vea ignorado por el mundo? Para un judío, la respuesta es clara: refugiarse en Israel, el pueblo elegido, igual que hacía la Sabiduría: «Eché raíces entre un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad». Pero el Verbo se encuentra con una desagradable sorpresa: «los suyos no lo recibieron». Da la impresión de que un autor posterior consideró esta afirmación demasiado pesimista y añadió que algunos lo recibieron, convirtiéndose en hijos de Dios. Pero este aparente añadido destruye el dramatismo del himno primitivo.

Quinta etapa: el Verbo se hace carne y habita entre nosotros.

La Palabra ha sufrido dos derrotas: el mundo la ignora, su pueblo la rechaza. ¿Qué haría cualquiera de nosotros en su lugar? Quedarse junto a Dios y olvidarse de todos. Afortunadamente, Dios no es así. El Verbo toma la decisión más asombrosa que se puede imaginar.

Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Reflexión final

  El fiel cristiano que haya acudido a la iglesia pensando escuchar unas lecturas bonitas y sencillas sobre Jesús niño y los pastores se encuentra en la misa del día con unas lecturas muy teológicas, pero que le recuerdan la dignidad e importancia de ese niño que ve en el pesebre.

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El adviento de José y María.

Lunes, 19 de diciembre de 2022
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Ojos limpios y serenos
para otear el horizonte sin miedo
y verte en otros rostros siempre.

Brazos fuertes y extendidos
para abrazar con seguridad y mimo
a todos los débiles y perdidos.

Manos suaves y cálidas
para acariciar a ancianos y niños
y crear redes de vida.

Oídos abiertos y atentos
para escuchar los susurros y gritos
y llegar a tiempo a tu encuentro.

Olfato sensible y bien dispuesto
para percibir las fragancias y olores
que te preceden y hacen presente.

Pies firmes y ligeros
para andar por la vida
siguiendo tu brisa y tus sendas.

Corazón tierno y grande
para sentir tus latidos
en este aquí y ahora que vivimos.

Entrañas maternales
para acogerte siempre
aunque nos sorprendas y descoloques…

en las noches oscuras
y en las alboradas,
vengan con pesadillas o blanca escarcha.

Así es el Adviento de José y María,
Así queremos que sea el nuestro cada día.

*

Florentino Ulibarri
Fe Adulta

***

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En tu casa

Lunes, 19 de diciembre de 2022
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6B892300-B8E2-4365-A136-8B1BB542D536El sueño de José, detalle del altar mayor en la Iglesia de San José en Bad Urach, Alemania

Este Adviento, Bondings 2.0 te invita a hacer un viaje espiritual a través de reflexiones guiadas sobre las lecturas de los cuatro domingos de la temporada. El ejercicio de reflexión a continuación se puede hacer individualmente, con un amigo cercano o en un grupo de intercambio de fe. Los reflejos están especialmente diseñados para personas LGBTQ y aliados.

Estos ejercicios de Adviento son parte de la serie Journeys de New Ways Ministry: una colección de selecciones bíblicas, preguntas de reflexión, oraciones y meditaciones en video.

Esperamos que estas ayudas espirituales los ayuden a todos en sus propios viajes. Para las lecturas de este domingo, haga clic aquí.

Si desea compartir algunas de sus reflexiones con otros lectores de Bondings 2.0, no dude en agregar las respuestas que tenga en la sección “Comentarios” de esta publicación.


Desde las sombras de las Escrituras, la historia de un carpintero ordinario sale a la luz en el capítulo inicial del Evangelio de Mateo. El carpintero no pronuncia palabras; sus acciones, sin embargo, atraen toda la atención.

Descendiente de la casa del rey David, su linaje emana realeza, pero sus orígenes parecen humildes y, en ocasiones, objeto de burlas. “¿Puede salir algo bueno de Nazaret?” argumentó Natanael (Juan 1:46). En otra ocasión la multitud comenta: “¿No es éste Jesús, el hijo del carpintero?” (Mateo 13:55)

Pero a medida que el Evangelio de Mateo inserta más y más detalles en la narración, la dignidad del carpintero queda al descubierto. Y aprovechando la fe y la obediencia de este hombre, el extraordinario plan de Dios se desentraña.

Lo más impresionante de este personaje que de otro modo pasaría desapercibido es cómo este individuo divinamente inspirado desafió las costumbres y tradiciones sociales de su tiempo para llevar a María a su hogar.

Conocemos al hombre como San José.


 

Mateo 1, 18-24

La generación de Jesucristo fue de esta manera:

María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.

José, su esposo, que era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:

«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».

Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta:

«Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”».

Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.


 

PARA LA REFLEXIÓN

01.-  Como persona o aliado LGBTQ, ¿ha estado expuesto a la vergüenza o al ridículo? ¿La gente se ha “divorciado” discretamente de ti por lo que eres? Frente a tal rechazo, ¿quiénes eran los “justos” en su vida? ¿Quién estuvo a tu lado?

02.- “No temas recibir a María, tu esposa, en tu casa”. ¿Tienes que desafiar las costumbres y tradiciones sociales, o las leyes, para vivir tu vida como persona o aliado LGBTQ? ¿Cómo respondes a aquellos que censuran tu identidad y creencias? ¿Cómo te anima en tu camino el nombre Emmanuel, que significa “Dios está con nosotros”?

o3.- Dios confió a Jesús y María al cuidado de San José. Si es padre de niños LGBTQ, o si es padre LGBTQ, ¿dónde o cuándo ha sentido la necesidad de proteger a sus hijos, ya sean jóvenes o adultos? ¿Qué sentimientos o emociones surgieron a través de usted cuando prestó atención a sus instintos maternos o paternos?

04.- Si eres una persona “soltera”, ¿cómo te invita Dios a relacionarte con los demás? ¿Cómo explora la intimidad, el amor y el servicio del Evangelio?

05.- ¿Sientes que Dios te dirige a través de tus sueños? Comparta cómo Dios se comunica con usted a través de su subconsciente.

06.- “Llamarás su nombre Jesús”. ¿Quién te nombró? ¿Qué significa su nombre? ¿Cómo revela tu nombre la singularidad de quién eres? ¿Qué tan importante es su propia genealogía para usted? ¿Por qué?


E80CAA40-7064-4A02-A735-271BB371F401ORACIÓN

a San José

Glorioso San José,
cuyo poder hace posible lo imposible,
ven en mi ayuda
en estos tiempos de angustia y dificultad.

Toma bajo tu protección
las situaciones graves y preocupantes
que te recomiendo,
que puedan tener un final feliz.

Mi amado padre, toda mi confianza está en ti.
Que no se diga que en vano te invoqué,
y como todo lo puedes con Jesús y María,
muéstrame que tu bondad es tan grande como tu poder,

Amén


VÍDEO MEDITACIÓN

El video a continuación, “La notable historia de José el carpintero”, llena algunos de los vacíos en el Evangelio de Mateo e invita al espectador a profundizar en las costumbres y tradiciones sociales de la época en que se escribió la historia de Navidad.

A través de la evidencia de las Escrituras y un poco de imaginación, la relación entre María y José cobra vida, cumpliendo una profecía predicha desde hace mucho tiempo.

– Dwayne Fernandes, New Ways Ministry, 18 de Diciembre de 2022

Fuente New Ways Ministry

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“Dios está con nosotros”. 4 Adviento – A (Mateo 1,18-24)

Domingo, 18 de diciembre de 2022
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María 04_4-Adv-A_1643053La Navidad está tan desfigurada que parece casi imposible hoy ayudar a alguien a comprender el misterio que encierra. Tal vez hay un camino, pero lo ha de recorrer cada uno. No consiste en entender grandes explicaciones teológicas, sino en vivir una experiencia interior humilde ante Dios.

Las grandes experiencias de la vida son un regalo, pero, de ordinario, solo las viven quienes están dispuestos a recibirlas. Para vivir la experiencia del Hijo de Dios hecho hombre hay que prepararse por dentro. El evangelista Mateo nos viene a decir que Jesús, el niño que nace en Belén, es el único al que podemos llamar con toda verdad «Emmanuel», que significa «Dios con nosotros». Pero ¿qué quiere decir esto? ¿Cómo puedes tú «saber» que Dios está contigo?

Ten valor para quedarte a solas. Busca un lugar tranquilo y sosegado. Escúchate a ti mismo. Acércate silenciosamente a lo más íntimo de tu ser. Es fácil que experimentes una sensación tremenda: qué solo estás en la vida; qué lejos están todas esas personas que te rodean y a las que te sientes unido por el amor. Te quieren mucho, pero están fuera de ti.

Sigue en silencio. Tal vez sientas una impresión extraña: tú vives porque estás arraigado en una realidad inmensa y desconocida. ¿De dónde te llega la vida? ¿Qué hay en el fondo de tu ser? Si eres capaz de «aguantar» un poco más el silencio, probablemente empieces a sentir temor y, al mismo tiempo, paz. Estás ante el misterio último de tu ser. Los creyentes lo llaman Dios.

Abandónate a ese misterio con confianza. Dios te parece inmenso y lejano. Pero, si te abres a él, lo sentirás cercano. Dios está en ti sosteniendo tu fragilidad y haciéndote vivir. No es como las personas que te quieren desde fuera. Dios está en tu mismo ser.

Según Karl Rahner, «esta experiencia del corazón es la única con la que se puede comprender el mensaje de fe de la Navidad: Dios se ha hecho hombre». Ya nunca estarás solo. Nadie está solo. Dios está con nosotros. Ahora sabes «algo» de la Navidad. Puedes celebrarla, disfrutar y felicitar. Puedes gozar con los tuyos y ser más generoso con los que sufren y viven tristes. Dios está contigo.

José Antonio Pagola

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“Jesús nacerá de María, desposada con José, hijo de David”. Domingo 18 de diciembre de 2022. 4º de Adviento

Domingo, 18 de diciembre de 2022
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04-advientoa4-cerezoLeído en Koinonia:

Isaías 7,10-14: Mirad: la virgen está encinta.
Salmo responsorial: 23: Va a entrar el Señor, él es el Rey de la gloria.
Romanos 1,1-7: Jesucristo, de la estirpe de David, Hijo de Dios.
Mateo 1,18-24: Jesús nacerá de María, desposada con José, hijo de David.

 Vamos a hacer en primer lugar un comentario litúrgico-pastoral a estos textos bíblicos en una línea más bien tradicional. Luego haremos una nota crítica.

En el pasaje de Isaías que escuchamos hoy resuena ese anuncio esperanzador del nacimiento de alguien que estará permanentemente inserto en medio de su pueblo. Al parecer estas palabras del profeta al rey Acaz se dieron en un contexto en el que las esperanzas del mantenimiento de la seguridad del reino de Judá se centraban más en el poder político y militar, dejando a un lado la confianza en el Dios YHWH. Isaías ha visto los afanosos intentos del rey para aliarse con sus vecinos en orden a defenderse de las amenazas del reino del norte, quienes a su vez se han aliado con otros para defenderse del poderoso de turno.

Para despertar de nuevo la confianza en Dios, el profeta se vale de un hecho probablemente histórico, el embarazo de alguna de las doncellas del rey. Así como esa joven dará a luz un primogénito, del mismo modo enviará Dios un descendiente davídico que asuma los destinos del pueblo, en medio del cual estará siempre; por eso su nombre “Emmanuel”, Dios con nosotros. Con base en esta profecía, se fue fomentando la idea de que el Mesías nacería de una virgen. Desde entonces, toda primeriza en Israel albergaba la esperanza de ser la madre del Mesías; todo ello debido a la misma terminología empleada tanto en el hebreo como en el griego y luego en nuestra lengua. Cuando Mateo relata la concepción de Jesús, se hace eco de esta profecía de Isaías y la cita textualmente.

La segunda lectura está tomada de la carta de san Pablo a los romanos, concretamente se trata del encabezamiento de la carta. Allí relata Pablo a los cristianos de Roma su propia vocación al apostolado, para lo cual fue elegido por el mismo Dios. Para Pablo está claro que el evangelio que él predica es Jesucristo mismo, su persona, su obra, su muerte y resurrección. Es muy importante para el apóstol subrayar que este Jesús es descendiente de David en cuanto a lo humano, pero que Dios le otorgó su Espíritu constituyéndolo en Mesías todopoderoso, Señor Único, resucitándolo de entre los muertos. Otra cosa que recalca Pablo es que su actividad evangelizadora le ha sido otorgada por puro don, por vocación; de ahí que su preocupación haya sido durante toda su vida el dar a conocer a la noticia de Jesucristo especialmente a los gentiles.

En el evangelio, Mateo nos narra el origen de Jesucristo. María estaba desposada con José, pero aún no vivían juntos. Ello indica que estaban en un período que llamaban desposorio o compromiso matrimonial, período que podía durar de seis meses a un año, tiempo prudente para el esposo construir o acondicionar la casa en donde recibiría a su esposa. En el entretiempo la novia seguía viviendo con sus padres, dependiendo de su papá hasta que pasara formalmente a depender de su marido. La promesa de matrimonio o desposorio implicaba completa fidelidad al novio; todo acto de infidelidad era adulterio, y como tal podía ser castigado conforme a la ley mosaica.

En esas circunstancias, nos narra el evangelio que María resultó embarazada; pero aclara diciendo: “por obra del Espíritu Santo”. El hecho haría sentirse muy mal a José; sin embargo, agrega Mateo, que como “era un hombre justo, y para no exponerla a la infamia, decidió abandonarla en secreto”. José hubiera podido hacer valer sus derechos, exigir el castigo previsto por la ley…; con todo, quizá sin darse cuenta, va colaborando también él con los planes divinos.

En estos planes divinos no todo está garantizado, pues en ellos también están involucradas la libertad y la voluntad humanas. Es una constatación que podemos hacer en toda la historia de la salvación partiendo desde el mismo paraíso. Parece que los planes de Dios caminaran sobre el filo de la navaja (!). Un ejemplo de ello lo tenemos en el relato que hoy nos cuenta Mateo.

Pero en esos planes hay siempre una cosa muy importante que se llama diálogo. Precisamente en el diálogo con el ángel que le habla en sueños a José se nos muestra cómo Dios va incorporando a su proyecto a sus mismas criaturas. El silencio de aceptación de José es la respuesta que Dios nos pide también a nosotros. Le ponemos muchas trabas y condiciones a la obra de Dios. A veces intentamos “corregir” la manera como Dios actúa; ¡no es necesario! Basta que pongamos nuestra fuerza y voluntad al servicio del plan de Dios, lo demás Él sabe cómo lo hace.

Aunque en nuestro pasaje se resalta la figura de José en su duda, en su aceptación de ser padre de Jesús y de ponerle el nombre, la verdad es que María, que apenas es nombrada, está también allí recordándonos su actitud de fe y sumisión a los planes de Dios que son vida para el hombre y la mujer de todos los tiempos.

El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 133 de la serie «Un tal Jesús», de los hnos. López Vigil, titulado «Una noche de dudas». El audio, el guión del texto, y su comentario bíblico-teológico, puede ser tomado de aquí: https://radialistas.net/article/133-una-noche-de-dudas/

Como nota crítica podríamos decir algo que hace mucho tiempo que es ya un «lugar común» en el mundo bíblico: los profetas no fueron en su tiempo adivinos del futuro, ni muchas de las cosas que los primeros cristianos creyeron ser «cumplimiento de lo anunciado por las Escrituras» realmente lo fueron. Ese esquema apologético de que lo sucedido en Jesucristo estaría previsto y anunciado en el pasado, hace tiempo que ha sido abandonado en los estudios bíblicos. Más. Desde hace apenas unos años, menos de veinte, se está hablando de una nueva ola, un «revolcón» en el tema de la historicidad bíblica. Ya sabíamos que había muchas cosas y figuras (importantes) de la Biblia que no eran literalmente histórica. Los grandes especialistas bíblicos ya exhibían hace tiempo una visión bastante matizada de la base histórica de la Biblia. Los planteamientos concordistas de La Biblia tenía razón, aquel famoso libro (1955), hace mucho tiempo que no gozan de audiencia. Pero en los últimos años, como decimos, se ha dado una vuelta de tuerca. Hay toda una corriente arqueológica última, la más actual, que se pronuncia ya con claridad por una postura bastante más radical sobre la historicidad. No quieren ya utilizar la arqueología para ornamentar con curiosidades la ciencia bíblica, sino que creen que debemos ser honrados y someter los estudios bíblicos a lo que la arqueología descubre y cree poder probar. Es, de alguna manera, una nueva edición del conflicto entre la ciencia y la fe, pero a estas alturas, la solución del conflicto está ya muy precocinada, y no caben componendas. Ya no vamos a condenar a Galileo… ni a los arqueólogos.

No podemos entrar aquí en más profundidad. Remitimos a un libro clave, de Finkelstein, La Biblia desenterrada. Una nueva visión arqueológica del antiguo Israel y de los orígenes de sus textos sagrados, Siglo XXI Editores, Madrid y Buenos Aires, 2003. O vean cualquiera de estos cuatro videos: https://vimeo.com/user10361814/videos, que son de toda calidad científica. Leer más…

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18.12.22: José, Hijo de David (depredador sexual, guerrero sangriento).

Domingo, 18 de diciembre de 2022
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FCA7CCD8-A41B-43B7-BF77-1D6D78FF7C79Del blog de Xabier Pikaza:

David fue  rubio, de hermoso parecer y bello aspecto (1 Sam 16, 12), matador de gigantes y seductor de mujeres). José, su “hijo”  fue justo, compañero y amigo de María, padre fiel de Jesús.

Toda la Biblia, camino de humanización (salvación), se condensa en la historia que lleva de David a Jesús, Hijo de José), según Mt 1, 18-25, el evangelio judío de Jesús.

David (gran mito judío universal), fue en esencia un guerrero guapo, depredador de mujeres, pastor de ganado, matador de Goliat; fue guerrillero/terrorista al servicio del mejor postor (filisteo o israelita), rey/conquistador de Jerusalén. El Salmo 44/45 le dedica el más bello y doloroso (=falso) de todos los poemas de la Biblia: Canto de bodas del guerrero divino de Sion con la hija/mujer de Tiro, la presa sexual más rica y más codiciada.

 David no habla con mujeres, no dialoga con ellas, las domina, desea sexualmente y posee, poniéndolas al servicio de sus intereses de poder… Amar, lo que se dice amar, David sólo puede amar a un compañero de conquistas, guerrero con guerreros. Estamos muy cerca de una visión “griega” de la homosexualidad, donde los guerreros pueden amarse entre sí, pero a las mujeres no las aman, sino que las desean como presas sexuales o “peones” al servicio de su política.

Mt 1. 18-25  presenta a José, Hijo de David, como hombre fiel y pobre, a quien el ángel de Dios le pide que reciba en su casa y que ame (acoja, acompañe) a María, mujer embarazada de Dios, que corre el riesgo de ser  lapidada por los “claros” (oscros) varones. Sin un José “convertido” y sin una María que le acoge en amor y le eleva en humanidad no podría haber nacido Jesús, no habría futuro.

Texto:

 El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.” Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: “Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”.” Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer (M 1, 18-25).

Tema

 Este evangelio es el compendio mejor de la Biblia judía y cristiana, y de toda la historia pasada, presente y futura de la humanidad, una historia que está por cumplirse todavía y que puede resumirse así:
  1. Los judíos postbíblicos, que han debido pasar del David de sus leyendas a la Biblia de sus realidades rabínicas, han tenido y tienen mucha dificultad en aceptar el auténtico camino que lleva de David a José, y siguen llorando ante las piedras-ruinas del muro/templo de David, profanado por Herodes y destruido por los romanos el 70 d.C.
  2. Los primeros cristianos “alegorizaron” la historia que va David a José, porque tuvieron miedo de ella. Así espiritualizaron casi todo (es decir, lo confundieron “santamente”), y lo hicieron de manera falsa pero conservaron (recrearon) el machismo de David (guerrero sangriento, depredador), sin saber qué hacer con José. Ha seguido así vivo el “mejor” David de la nueva humanidad del re-nacimiento, con sus genitales al aire de Florencia, bella y falsa imagen del machismo moderno.
  3. Los cristianos actuales,año 2023. Quizá por vez primera, volviendo al verdadero José (con María) y a la verdadera comprensión de la Biblia (superando el mito del David macho, guerrero vencedor y mujeriego, podemos situarnos ante el Adviento de Dios, es decir, de la verdadera humanidad. El “mito” machista hecho de guerra y violaciones (Gen 1, 1-6) de los duros “ángeles custodios” y de David puede transformarse en historia de José, el justo, compañero y amigo de María, humanizados ambos en libertad, en amor mutuo, en acogida…
  4. Son muchos los están (=estamos) queriendo escribir con nuestra vida y nuestra comunidad (seamos judíos o cristianos) una historia como ésta, pasando de la exclusión a la acogida mutua, del varón-macho-David y la mujer-sumisa y violada, al varón liberado de su violencia y a la mujer, también liberada (José y María) mutuamente acogidos y elevado, varones y mujeres, para que llegue por fin el “hombre/mujer nuevo (Navidad).

Esta es una historia compleja, son muchas/muchos, las mujeres y varones que quieren escribirla con su pensamiento y con su vida… Desde algún tiempo he querido aportar mi pequeña reflexión, recuperando de forma algo distinta la figura y la historia de María y José, en obras como la Historia de Jesús y en la postal sobre José publicada en RD y en FB, el pasado…

Esta una historia que seguiré narrando, Dios mediante en Días sucesivos. Hoy empiezo contando la historia David Guerrero y Depredador para llegar después al “justo” José, esposo de María, que tuvo que reescribir con su vida, acogiendo en amor fiel a su mujer, y sufriendo siendo vencido y desterrado, fugitivo con ella, por Jesús, según el evangelio.

DAVID GUERRERO (Texto tomado de entradas de Gran Diccionario).

Un compendio. Nacimiento de la monarquía judía

F4149F3E-D0A2-4CD5-876A-C9383694B267El camino de Israel a la monarquía no se explica en la Biblia de manera mítica, como en otros pueblos del entorno (el rey es meta del drama creador) sino de forma histórica, vinculada al riesgo de los filisteos, que formaban una aristocracia militar que había conquistado las plazas costeras del sur de Palestina (Ekron, Gaza, Askalon, Gat, Asdod; cf. 1 Sam 6, 17), estableciendo allí su dictadura económico-social expansionista. Su poder estaba ligado a la táctica guerrera, dirigida por cinco seranim o tiranos de su pentápolis, que controlaban el comercio y, por su mayor tecnología, ligada al monopolio del hierro, ejercían un severo control sobre el armamento.

No se encontraba un herrero en todo el país de Israel, pues los filisteos se decían: ¡que los hebreos no fabriquen armas ni espadas! Por eso, los israelitas tenían que bajar adonde los filisteos para afilar sus arados, sus azadones y sus hachas, pagando… Aconteció, pues, que el día de la batalla no había en Israel lanza ni espada (1 Sam 13, 10-21).

Esta era la situación hacia el 1050 a. de C. Antes, las tribus de la zona montañosa habían sido capaces de enfrentarse con las ciudades cananeas, cuyos carros no podían maniobrar en las quebradas y/o llanuras pantanosas, donde se imponía la guerrilla. Pero ahora los filisteos controlan el hierro y disponen de armamento superior ligero e individual (cf. 1 Sam 17, 5 ss) que les enfrenta con ventaja sobre los israelitas, que responden buscando un jefe carismático: Saúl. En sentido estricto, Saúl no es aún rey (no unifica la administración ni tiene corte) sino general en jefe de unas tribus que convoca contra los nómadas de oriente, en Galaad (cf. 1 Sam 11), y contra Filistea (1 Sam 13-14). Antes los soldados volvían a sus casas al acabar la guerra, ahora no:

La guerra contra los filisteos fue muy viva… y en cuanto Saúl veía cualquier hombre fuerte o valiente lo atraía hacia sí… Y Saúl se escogió tres mil hombres de Israel: dos mil estaban con él en Mikmas…, y mil, con Jonatán (su hijo) en Gibea de Benjamín. En cuanto al resto del pueblo, los mandó a su casa (1 Sam 14,52 ; 13,2).

 Ha nacido un ejército profesional, pues la defensa exige una milicia constante, en cuarteles o campamentos, cerca de los puestos de peligro, dispuesta al pronto combate. Surge de esa forma una primera división de clases: los soldados se separan del resto de la población, de la que viven y a la que defienden. Lógicamente, hacen falta impuestos para su manutención y utillaje, pues el hierro es caro.

 

       Saúl fracasó, muriendo en Gelboe, en manos de los filisteos, hacia el 1000 a. de C.29. En su lugar surgió David, que había empezado como soldado y jefe particular (condottiero de guerreros profesionales), culminando para su provecho una brillante carrera político-militar que le hizo rey. La misma Biblia, que idealiza su figura, conserva claro el recuerdo de sus orígenes guerreros. Era, ante todo, estratega y soldado, ya en tiempos de Saúl:

Se le juntaron todos los hombres en situación apurada, cuantos tenían un acreedor y todos los individuos amargados; David hízose su caudillo, resultando sus acompañantes como unos 400 hombres (1 Sam 22, 2).

 Su ejército puede compararse a los modernos cuerpos de mercenarios guerrrilleros, con soldados que no tienen más oficio que la guerra: de ella viven, para ella se preparan. El mismo David había sido mercenario al servicio filisteo (1 Sam 27), sabiendo granjearse con regalos a los representantes de Judá (1 Sam 30) que le ungieron rey tras la caída de Saúl (2 Sam 2, 2-4). Su mandato fue eficaz y las restantes tribus de Israel también lo hicieron:

Vinieron, pues, todo los ancianos de Israel donde el rey, hasta Hebrón, y el rey David pactó con ellos alianza en Hebrón, delante de Yahvé, y ungieron a David como rey sobre Israel (2 Sam 5, 3).

       7CA9880A-E9ED-4DF0-9A0B-9142F60938F4David dirige la guerra de las tribus contra Filistea, unificando fuerzas y logrando liberar al pueblo; pero, al mismo tiempo, debe respetar la estructura y vida interna de las tribus que le prometen asistencia30. Él supo cumplir pacto y deseos personales:

 – Sigue siendo un condottiero, rodeado por antiguos compañeros de guerrilla (cf. 1 Sam 22, 2) que forman su guardia militar, centrada en los treinta héroes, oficiales mayores de su tropa (cf. 2 Sam 23)31.

Al enriquecerse como rey, David contrata soldados mercenarios de Creta y Filistea (cereteos y peleteos: cf. 2 Sam 8, 18; 18, 20) que pone a su servicio, no al servicio de las tribus o la guerra santa.

Por pacto con las tribus, él es jefe de la milicia popular de Israel, que debía reclutarse cuando fuera necesaria la defensa del pueblo, puesta ya bajo el mando de sus profesionales (cf. Cron 27).

 Con sus soldados particulares y sus mercenarios (sin la participación de las tribus), David conquistó un importante enclave cananeo-jebusita, incrustado como cuña entre Judá y el norte: se dirigió con sus hombres hacia Jerusalén…, tomó la fortaleza y habitó en ella, llamándola Ciudad de David (cf. 2 Sam 5, 6-9). La nueva capital no será parte de las tribus sino propiedad del rey, lugar donde residen sus mercenarios, convirtiéndose después en punto de confluencia del nuevo Israel (Judá) supra-tribal, unificado. De esta forma, el pueblo de las libertades tiende a centrarse en torno a una ciudad que es capital política, centro de culto religioso (con el traslado del Arca; cf. 2 Sam 6) y cuartel militar de un ejército mixto que logró vencer a los filisteos y conquistar las ciudades y reinos del entorno (2 Sam 5,10-21)32.

David conservó la estructura de las tribus, pero empleándola para fines no tribales. Ciertamente, conquistó la tierra cananea, en gesto que se interpreta como cumplimiento de las viejas promesas patriarcales (Gén 15)33. Pero, al mismo tiempo, creó una serie de problemas que serán casi insolubles para el yahvismo posterior: el centralismo administrativo, con la división de clases y un ejército profesional como signo de poder contrario a la antigua experiencia religiosa israelita. Además, la conquista indiscriminada de las ciudades cananeas será una amenaza para la pureza del yahvismo, como han visto los profetas.

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“El mejor regalo de Navidad”. Domingo 4º de Adviento. Ciclo A

Domingo, 18 de diciembre de 2022
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imageDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre:

Este año 2022, lo que más preocupará a muchos el 18 de diciembre no será el 4º domingo de Adviento sino quién ganará la copa del mundo de fútbol. Quienes tengan más amplitud de miras, esperarán que les toque la lotería de Navidad dentro de unos días. Todos ellos, y también nosotros, debemos recordar que ya nos ha tocado la auténtica lotería, la que tocó y sigue tocando todos los días y en todas partes del mundo.

            El premio

        No son millones de euros. Es un premio mucho mayor: una persona. Al principio puede resultar decepcionante. Con este premio no se puede comprar un gran chalé, ni un coche de último modelo. No podemos permitirnos un crucero de lujo ni costear una operación en el mejor hospital del mundo. Pero es un premio personal, que redime nuestro pasado y garantiza nuestro futuro. Las lecturas dedican pocas frases a describir a esa persona: desciende del rey David, nace de una muchacha virgen. Pero, cosa extraña, recibe dos nombres, y cada uno de ellos expresa un regalo de Dios.

            El primer premio: la cercanía de Dios (Emmanuel) (Isaías 7,10-14)

            ¿Está Dios con nosotros, o estamos dejados de la mano de Dios? Esta pregunta no es moderna ni fruto de gente escéptica, casi atea. La formularon algunos israelitas ya hace muchos siglos. La respuesta la dio el profeta Isaías. En el año 734 a.C. los reyes de Siria y Efraím se coaligaron para conquistar Judá y deponer al rey Acaz de Jerusalén. Cuando llegó la noticia, «se agitó el corazón del rey y del pueblo como se agitan las hojas de los árboles con el viento». El profeta se presenta ante el rey y le ofrece una señal, un signo portentoso realizado por Dios, para mantener la calma. Acaz, que ha pedido ayuda a Asiria, confía en este imperio (los EE. UU de la época) más que en Dios, y responde que no quiere pedir señal alguna. Pero Isaías se la da: «la muchacha está encinta y da a luz un hijo, y le pone por nombre Emmanuel, que significa Dios con nosotros». El nacimiento del niño garantizará la salvación de Judá y de Jerusalén. Dios, aunque sea de forma misteriosa, aparentemente débil, está con nosotros.

En aquellos días, el Señor habló a Acaz:

—«Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo».

Respondió Acaz:

—«No la pido, no quiero tentar al Señor».

Entonces dijo Dios:

—«Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal:

Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa «Dios-con-nosotros».

            El segundo premio: la salvación (Mateo 1,18-24)

            En tiempos de Isaías, algunos pensaron que la muchacha encinta era la esposa del rey, y Emmanuel el hijo que nacería dentro de poco: Ezequías. Este niño fue un buen rey, pero no cumplió las grandes esperanzas depositadas en él. Pasaron los siglos y Emmanuel no llegaba. Hasta que los cristianos ven cumplida la promesa en el nacimiento de Jesús. Este viene del Espíritu Santo y José le pondrá ese nombre «porque él salvará a su pueblo de los pecados». No salvará de los asirios, ni de los romanos, ni de Putin, sino de nuestros pecados, muriendo por nosotros. Y Mateo añade: «Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el profeta». Ya no hay que seguir esperando. Ha salido el segundo premio, tan importante como el primero.

María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:

‒ José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.

Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”.»

Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.

           El evangelio del domingo pasado hablaba del desconcierto de Juan Bautista, y nos obligaba a pensar en el desconcierto y escándalo que podemos sentir ante la conducta y el mensaje de Jesús. El evangelio del cuarto domingo da un paso adelante. El desconcierto y el escándalo se pueden superar. El asombro se da ante el misterio y no acaba nunca, dura toda la vida.

             Los afortunados (Romanos 1,1-7)

             El regalo no se limita a unos pocos, todos lo reciben. Es lo que dice Pablo a los romanos. El regalo no es solo para los judíos, también para los paganos. Lo reciben no solo en Jerusalén o Belén, también en Roma. Allí, entre los paganos, se ha difundido el evangelio y se sienten «amados por Dios y llamados a formar parte de su pueblo santo». Igual que nosotros, al cabo de veintiún siglos, debemos sentir la alegría de haber sido beneficiados por Dios.

Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para anunciar el Evangelio de Dios. Este Evangelio, prometido ya por sus profetas en las Escrituras santas, se refiere a su Hijo, nacido, según la carne, de la estirpe de David; constituido, según el Espíritu Santo, Hijo de Dios, con pleno poder por su resurrección de la muerte: Jesucristo, nuestro Señor. Por él hemos recibido este don y esta misión: hacer que todos los gentiles respondan a la fe, para gloria de su nombre. Entre ellos estáis también vosotros, llamados por Cristo Jesús. A todos los de Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de los santos, os deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.

Complemento

Lo anterior es un sencillo esquema que ayuda a entender el mensaje del cuarto domingo y a prepararnos para la Navidad. Para comprender mejor el evangelio entresaco algunos datos de mi comentario El evangelio de Mateo. Un drama con final feliz (Verbo Divino, Estella 2019, pp. 52-56.

Mateo da un título a lo que va a contar: El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera. Sin embargo, no es eso lo que cuenta, se limita a ofrecer una serie de datos sobre ese misterio.

El relato consta de los elementos típicos: planteamiento, nudo y desenlace. Como en cualquier novela policíaca. Pero existe una diferencia. Mientras Agatha Christie dedica la mayor parte al nudo, a las peripecias de Hércules Poirot en busca del asesino, Mateo es brevísimo en las dos primeras partes y pasa enseguida al desenlace. No se trata de un relato dramático, sino didáctico.

Planteamiento

Parte de unos personajes que da por conocidos para el lector, María y José, y de una costumbre que también da por conocida entre judíos: después de los desposorios (la petición de mano), los novios son considerados como esposos, con el compromiso de fidelidad mutua, pero siguen viviendo por separado. De repente, resulta que María espera un hijo del Espíritu Santo. Mt no deja al lector ni un segundo de duda. Con perdón del Espíritu Santo, y siguiendo el símil policiaco, el lector sabe desde el principio quién es el asesino.

Nudo

La duda es para José, hombre bueno. Según el Deuteronomio, si un hombre se casa con una mujer y resulta que no es virgen, si la denuncia, “sacarán a la joven a la puerta de la casa paterna y los hombres de la ciudad la apedrearán hasta que muera, por haber cometido en Israel la infamia de prostituir la casa paterna” (Dt 22,20ss). José prefiere interpretar la ley en la forma más benévola. La ley permite denunciar, pero no obliga a hacerlo. Por eso, decide repudiar a María en secreto para no infamarla. Mt escribe con enorme sobriedad, no detalla las dudas y angustias de José. Como mejor se advierte esto es comparando el relato con un fragmento del Génesis Apócrifo encontrado en Qumrán, en el que leemos algo parecido a propósito del patriarca Lamec: advierte que su mujer, Bitenós, está encinta, y duda de que ese hijo sea suyo (el estado fragmentario del texto no permite saber por qué duda). La angustia del personaje la refleja el autor de forma casi patética:

“Entonces pensé que la concepción era obra de los Vigilantes, y la preñez de los Santos, y pertenecía a los Gigantes […] y mi corazón se trastornó en mi interior por causa de este niño. Entonces yo, Lamec, me asusté y acudí a Bitenós, mi mujer, y dije […]: júrame por el Altísimo, por el Gran Señor, por el Rey del Universo […] que de veras me harás saber todo, me harás saber de veras y sin mentiras si esto […]. Júrame por el Rey de todo el Universo que me estás hablando sinceramente y sin mentiras […] Entonces Bitenós, mi esposa, me habló muy reciamente, lloró y dijo: ¡Oh, mi hermano y señor! Recuerda mi placer, el tiempo del amor, el jadear de mi aliento en mi pecho […] Yo te juro por el Gran Santo, por el Rey de los cielos, que de ti viene esta semilla, de ti viene este embarazo, de ti viene la siembra de este fruto, y no de ningún extranjero, ni vigilante, ni hijo del cielo. ¿Por qué está la expresión de tu rostro tan alterada y deformada, y tu espíritu tan deprimido?” (1QapGn Col. II, 1-17).

Ni siquiera con estas palabras de su esposa queda tranquilo Lamec; acude a su padre, Matusalén, para que le pregunte a Henoc y se informe de todo con certeza. Es una pena que la columna esté tan estropeada en algunos momentos capitales para la interpretación del argumento. El relato de Mt parece en muchos detalles como la antítesis del Génesis Apócrifo.

Desenlace

En cuanto José toma la decisión, se aparece el ángel que resuelve el problema. José obedece, y María da a luz un hijo al que José pone por nombre Jesús. En esta sección final, entre las palabras del ángel y la obediencia de José introduce Mt unas palabras para explicar el misterio: se trata de cumplir la profecía de Is 7,14 (que se lee hoy como 1ª lectura).

Mensaje

Este análisis literario demuestra que Mt no ha intentado poner en tensión al lector. Sabe desde el comienzo a qué se debe el misterio. Entonces, ¿qué pretende decirnos con este episodio? Tres cosas fundamentales a propósito del protagonista de su obra.

¿Quién es Jesús? Al comienzo del evangelio, en la genealogía, Mt acaba de indicarnos que es verdadero israelita y descendiente de David. ¿Significa que sea el Mesías? Para eso hace falta algo más según la tradición de ciertos grupos judíos. El Mesías debe nacer de una virgen, según está anunciado en Is 7,14. Este episodio demuestra que Jesús cumple ese requisito. Pero hay otro dato que no contiene el texto de Isaías: Jesús viene del Espíritu Santo, con lo cual se quiere expresar su estrecha relación con Dios.

¿Qué hará Jesús? Lo indica su nombre: salvar a su pueblo de los pecados. Salvar de los pecados no es lo mismo que perdonar los pecados. Perdonar los pecados se puede hacer de forma cómoda, sentado en el confesionario, o incluso paseando o tomando un café. Salvar de los pecados sólo se puede hacer ofreciendo la propia vida. Sabemos desde niños que Jesús, para salvarnos de nuestros pecados, dio su vida por nosotros. Pero no debe dejar de asombrarnos. Porque la actitud normal de un judío piadoso ante el pecado no es comprenderlo ni justificarlo, mucho menos morir por el pecador. Es condenarlo.

¿Qué repercusiones tiene su aparición? Mt, al escribir su evangelio, parte de la experiencia de su comunidad, perseguida y rechazada por aceptar a Jesús como Mesías. Mt le indica desde el comienzo que las dificultades son normales. Incluso las personas más ligadas al Mesías, sus propios padres, sufren problemas desde que es concebido. El cristiano debe ver en José un modelo que le ayuda y anima. No debe tener miedo a aceptar a Jesús y seguirlo, porque “viene del Espíritu Santo” y “salvará a su pueblo de los pecados”.

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Cuarto Domingo de Adviento. 18 diciembre, 2022

Domingo, 18 de diciembre de 2022
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“José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le podrás por nombre Jesús, porque salvará a su pueblo de los pecados.”

(Mt 1, 18-24)

¡Ya viene! se puede decir que ya se oye el rumor de sus pasos… La Navidad ya está muy cerca recordándonos que Dios ha querido ponerse en nuestras manos frágil, pequeño y desnudo.

Y supongo que nos pasa un poco como a José: ¡que no acabamos de creerlo! Se nos llena el corazón de dudas…

¿Cómo es posible que Dios tenga algo que ver en esta historia nuestra? ¿Cómo lo vamos a reconocer envuelto en tanta fragilidad, con una apariencia tan vulnerable?

No tuvo que ser nada fácil para José reconocer el paso de Dios por su vida precisamente en la “irregularidad” del embarazo de su prometida. Porque, vamos a ver, no es fácil reconocer el paso de Dios en aquello que nos hiere y nos complica de quienes más cerca tenemos: una novia embarazada, un marido enfermo, una amiga con sida, un primo con cáncer… no parece, a simple vista, la tarjeta de visita de la felicidad, de la vida plena, del amor. No, no lo parece.

Pero Dios, Nuestro Dios Amor, nos sorprende haciendo brillar aquello que nos parecía una terrible oscuridad. Así viene Dios a nuestras vidas bajo unas apariencias sospechosas, que muchas veces nos dan miedo y nos llenan de dudas.

María y José pueden ser un ejemplo de cómo puede llegar a descolocarse la vida cuando Dios viene a tu historia. Muchas veces nos empeñamos en hacer de las grandes figuras bíblicas o de las personas con fama de santidad unas criaturas extrañas, especiales, que tenían muy claro lo que Dios quería de ellas y cómo tenían que llevarlo a cabo, pero no fue así. Todas ellas tuvieron sus dudas y dificultades. Pasaron por momentos de desconcierto, de no entender. Todas probaron el sabor amargo de tener que cambiar sus planes, sus vidas.

El evangelio de este domingo nos muestra la lucha de José. A nosotras que nos sabemos el final de la historia nos pasa casi desapercibido. Pero el texto dice claramente: “José, su esposo, que era bueno y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto”. Llegar a tomar esta decisión debió de costarle más de una noche sin dormir. A fin de cuentas, lo único en claro que podía sacar José era que María le había engañado. Ella estaba embarazada y él no tenía nada que ver…

Llevamos todo el adviento diciéndole a Dios que venga: ¡Maranatha, ven Señor Jesús! Hoy podemos pararnos a pensar si estamos dispuestas a dejarle venir como él quiera…

¿Le abriríamos la puerta si viene llenando nuestras vidas de dificultades? ¿Dejaremos que entre si viene poniendo en tela de juicio nuestra buena fama y la de nuestra familia? ¿Podremos dejarle entrar si viene con una enfermedad?

Quién sabe, tal vez este año tampoco encuentre posada y es que las cosas de Dios son bastante complicadas…

Oración

Si te decides a venir, Buen Jesús, no te olvides de traer algo de valentía, de esa que ensancha el corazón y abre los ojos a la luz que tú pones en toda oscuridad.

Si vienes, insiste, que aunque dudamos y no queremos complicarnos la vida, tampoco podemos vivir sin ti.

Ven que cuando ya estés aquí, se nos quitarán los miedos y desaparecen las dudas.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

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En Jesús lo divino nunca se percibe por los sentidos.

Domingo, 18 de diciembre de 2022
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Mt 1,18-24

Hoy la clave nos la da Pablo: “Nacido, según la carne, de la estirpe de David; constituido, según el Espíritu, Hijo de Dios.” Juan lo dice más esclarecedora, cuando Jesús propone a Nicodemo nacer de nuevo: “lo que nace de la carne es carne; lo que nace del espíritu es espíritu”. De la carne no puede nacer el espíritu ni del espíritu puede nacer la carne. Pablo considera normal la procedencia de la humanidad de Jesús. “nacido de una mujer”, pero lo importante es lo que hay en él de divino; y eso ha nacido del Espíritu.

Los relatos “de la infancia” de Mateo y Lucas no son crónicas de sucesos, no son “historia”, son teología narrativa. Marcos no sabe nada de la infancia. Juan tampoco sabe nada de esas historias. La fuente Q tampoco hace alusión alguna a ellas. Por otra parte, los relatos de Mateo y Lucas solo coinciden en lo esencial. En los detalles, no se parecen casi en nada. Su intención no fue darnos información periodística. El interés por Jesús empezó con su vida pública, y sobre todo, con la muerte-resurrección. Antes de eso, nada extraordinario sucedió en él que se pudiera descubrir desde el exterior.

Para resaltar lo que Jesús fue para los cristianos, vieron la necesidad de hablar de las maravillas de su infancia. Fue una necesidad de comunicación, para hacer creíble lo que ellos habían descubierto en Jesús. Lo hicieron tomando ejemplo de otros personajes famosos. Los conocimientos que hoy tenemos nos hacen pensar que la infancia de Jesús fue de lo más normal. Nadie pudo adivinar lo que después iba a manifestar con su vida. Sus padres lo trataron siempre como un niño normal. La mejor prueba de ello es que, cuando empezó a salirse de la norma, creyeron que estaba loco y quisieron impedírselo.

Solo después de la experiencia pascual, se intentó explicar quién era Jesús, más allá de lo que se podía percibir. El modo en que lo hicieron era lo lógico para ellos. Ni se engañaban ni quisieron engañar. Nos engañamos nosotros al entender literalmente el texto, dando al relato un sentido distinto al que ellos le dieron. En todas las culturas se ha intentado explicar la grandeza de unos personajes, contando historias sobre su nacimiento. De más de cuarenta personajes anteriores a Cristo, se dice, que han nacido de madre virgen. No pretenden afirmar nada sobre sus madres sino sobre los personajes.

Es ridículo tratar de determinar, desde nuestra manera de entender el mundo, si es verdadero o es falso lo que dicen. Todas esas afirmaciones tienen su verdad. En todos los casos se habla de la infancia de esos personajes después de haber constatado que su vida sobrepasó lo que se puede esperar de un ser humano. Si lo que hacen es más que humano, tiene que ser divino. Es una manera de hablar que todos entendían y que no causaba conflicto alguno. Los cristianos, después de descubrir lo que Jesús significaba, razonaron: Si de tantas se pudo decir que son hijos de dios, de Jesús con más razón.

“María estaba desposada con José”. El matrimonio constaba de dos partes: el contrato y la boda. Lo importante era el contrato (desposorio). En la boda se celebraba la acogida de la esposa en la casa familiar del novio. Según el relato, María y José estaban casados a todos los efectos jurídicos. ¿Por qué ha tenido tan poca repercusión en nuestra religión este anuncio, comparado con el que ha tenido la Anunciación de María? El anuncio se hace a José. Vamos a dar un somero repaso al texto que acabamos de leer.

“Antes de vivir juntos”. Mateo quiere afirmar el origen divino de Jesús. Por dos veces lo dice sin rodeos. Todo lo que es y significa Jesús es obra del Espíritu. Pero, ¿creéis que eso queda explicado diciendo que Dios se hizo espermatozoide? El pensar que Dios garantiza su presencia en Jesús por vía biológica es una monstruosidad. Dios no puede manipular el material biológico. Dios no tiene actos puntuales. En Dios, ser y actuar son lo mismo. La presencia de Dios en Jesús se manifiesta en lo humano, no fuera de ello.

“Por obra del Espíritu Santo”. Dos veces hace Lucas referencia al Espíritu. En los dos casos está sin artículo. Al traducirlo con artículo determinado, estamos empujando a entenderlo mal. “Pneumatos Agiou”, hace referencia a Dios Espíritu (viento, aliento vital, fuerza, energía). Sería: “por obra de la fuerza de Dios”. “Agiou” tampoco coincide con nuestro concepto de santo; significa, más bien, separado, incontaminado, distinto, y además separador y purificador. Apunta a una absoluta originalidad. Jesús no es obra de la casualidad, ni de una evolución, sino que responde a la presencia en él de Dios.

“José, su esposo, que era bueno”. José es el centro del relato. Ni la palabra “bueno” ni la de “justo” traducen la riqueza del término griego. Significaría un israelita auténtico, temeroso de Dios y cumplidor de la Ley. Simboliza el “resto de Israel” fiel y María la nueva comunidad. En las dificultades que encuentran estos dos personajes, se está manifestando el conflicto que se vivía en la comunidad de Mateo, entre el judaísmo fiel al AT y la nueva comunidad. El origen divino simboliza la superioridad del NT. El encargo de recibir a María indica que todo israelita debe aceptar la novedad que Dios ha querido.

“El ángel del Señor, no es una naturaleza angélica como lo concebimos nosotros, sino la presencia misteriosa del mismo Dios. Es Dios mismo el que hace la invitación a dar el salto. Los judíos pueden sentirse seguros al abandonar lo antiguo y hacerse cristianos. “En sueño” es la manera de dirigirse Dios a los hombres en todo el AT. “Hijo de David”. La referencia a David deja clara la pertenencia al pueblo judío. José es el encargado de legitimar la transición. Se trata de deshacer toda prevención por parte de los judíos.

“Tú le pondrás por nombre Jesús”. Si conociéramos lo que significaba en todo el AT poner el nombre a una persona, descubriríamos la importancia de José en este relato. El nombre es resumen de lo que va a ser una persona. El innombrable va a tener nombre, y la imposición de ese nombre va a depender de otro hombre, José. Recordemos que en relato de Lucas el nombre se lo revela a María el ángel y ella será quien se lo imponga.

“Para que se cumpliera la Escritura. Mateo hace hincapié en el cumplimiento de lo anunciado por el AT. En el párrafo de Isaías citado, la palabra hebrea `almâ’, que significa joven, fue traducida de manera incorrecta por “párthenos” que significa (célibe, soltera, doncella, virgen). En hebreo hay una palabra (betûâ) que significa de manera precisa virgen, pero no fue la usada en el pasaje. El malentendido lo denunció ya Trifón (s II). El relato bíblico se refiere a la joven esposa del rey Acaz que va a tener su primer hijo, y que iba a suponer la salvación para el reino. Jesús será salvador, como aquel hijo.

“Enmanuel (Dios-con-nosotros)”. La ausencia de Dios era la causa de todos los males para Judá. Su presencia garantizaba que las cosas iban a ir bien. Jesús no será un enviado más de Dios. No podía tener padre humano, porque sería a quien tenía que imitar en la tierra. Su modelo será exclusivamente Dios. Será Hijo porque en todo imitará al Padre. Para nosotros es un lenguaje extraño, pero en aquella época, era lo normal.

 

Meditación

Tengo que nacer del agua y del Espíritu.
Nadie puede hacerlo por mí; ni siquiera el mismo Dios.
El Espíritu ya está dentro de mí.
Mi tarea es darle a luz; es decir, tomar conciencia de esa realidad
y manifestarla en mi vida, para que la descubran los demás.
Ese proceso me llevará a la plenitud humana.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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Obra del Espíritu Santo.

Domingo, 18 de diciembre de 2022
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Mt 1, 18-24

«La criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo»

Es notable el número de fecundaciones divinas que pueblan los mitos, por lo que añadir el nombre de María a esa lista (reduciendo la acción del Espíritu a lo biológico) es perder el sentido profundo del relato. Todos “venimos” del Espíritu Santo; todo es obra suya, pero sin duda Jesús es su obra más acabada y no hay forma de entender su vida y su legado de otro modo.

En un principio, ese Espíritu de Dios se cernió sobre la Tierra poniendo orden en el caos primitivo, se coló por las narices del muñeco de barro para que en el mundo pudiese haber amor, tolerancia, libertad, felicidad… suscitó profetas que guiasen a los hombres y mujeres por el camino de la vida y sopló como un huracán en Jesús de Nazaret. Sin duda ha sido también el espíritu de Dios el que ha mantenido su memoria hasta nuestros días a pesar de las innumerables barbaridades que hemos cometido sus seguidores, y albergamos la esperanza de que seguirá actuando hasta que la humanidad alcance su plenitud.

El capítulo segundo del Génesis concibe al ser humano como una combinación de arcilla y aliento de Dios; de barro y espíritu de Dios: «Modeló Yahvé Dios al hombre de la arcilla y le sopló en el rostro aliento de vida». Y esta definición formulada en el Génesis hace más de tres mil años sigue siendo hoy válida para muchos de nosotros. El cronista no tiene ni idea de genética ni de evolución biológica, y aunque la hubiese tenido, le habrían parecido totalmente irrelevantes frente el mensaje central que nos quiere enviar: “El mundo es obra de Dios, y en el ser humano alienta su Espíritu”.

En todo ser humano sopla el viento de Dios, su espíritu, aunque en algunos este soplo sea apenas perceptible y en la mayoría de nosotros no pase de ser una brisa que solo en ocasiones pone de relieve nuestra humanidad.

Pero a lo largo de la historia, ese soplo, ese aliento, esa acción de Dios, en definitiva, se ha manifestado de forma poderosa en muchos hombres y mujeres de cualquier tiempo, lugar o condición. Sin apenas remontarnos en la historia, podemos recordar a Pedro Arrupe, Vicente Ferrer, Mohandas Gandhi, Teresa de Calcuta, Martin Luther King, Oscar Arnulfo Romero… y tantos otros que decidieron “negarse a sí mismos” para entregar su vida a los demás.

Pero tampoco es preciso acudir a la biografía de estos personajes para sentir el soplo de Dios en los seres humanos; basta que miremos a nuestro alrededor para que lo veamos en ese pariente, o ese amigo, o aquel compañero de trabajo… Es muy difícil sustraerse a una realidad tan evidente si uno va un poco atento por la vida.

Ahora bien, por encima de todos, hubo un hombre en quien el soplo de Dios se manifestó de una forma tan extraordinaria que somos incapaces de entenderla o formularla. Según su amigo Pedro, pasó por el mundo haciendo el bien y sanando a los oprimidos por el mal porque Dios estaba con él… y es que, como dijo el Ángel: «No dudes José, porque la criatura que hay en su seno es obra del Espíritu Santo».

Miguel Ángel Munárriz Casajús

Para leer el comentario que José E. Galarreta hizo en su momento, pinche aquí

Fuente Fe Adulta

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Enmanuel: Dios “en” nosotr@s.

Domingo, 18 de diciembre de 2022
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Mt 1, 18-24

18 de noviembre de 2022

Avanza el Adviento y en este IV domingo, la liturgia nos regala un relato interesante para comprender el sentido del cristianismo y su arraigo en un Dios profundamente encarnado en nuestra humanidad.

Pero antes de adentrarnos en el mensaje, conviene recordar algunos acentos del Evangelio de Mateo para conocer el contexto de lo que hoy se narra. Este Evangelio fue escrito, aproximadamente, ocho décadas después de los acontecimientos que relata, por tanto, la lectura literal y escrupulosamente histórica, no sólo nos puede despistar, sino desviarnos de su verdadero significado.

Fue escrito para cristianos provenientes del judaísmo de la segunda mitad del siglo I y su intención más importante consistía en demostrar que, efectivamente, Jesús era el Mesías esperado. Se zanjaría así toda esperanza mesiánica para vivir el cristianismo independientemente del judaísmo. Estamos ante una gran obra que irradia muchas referencias al profetismo israelita que anunciaba la llegada definitiva del Mesías.

Por otro lado, tengamos en cuenta que los dos primeros capítulos de Mateo retoman géneros propios del Antiguo Testamento y otras tradiciones, como la “Anunciación”, o la revelación divina a través del “sueño”, que es la que nos ocupa en el fragmento del evangelio que estamos comentando. Por tanto, mi invitación sincera es a entrar dentro de este texto de hoy conscientes del lenguaje metafórico y religioso, más allá de la historicidad de éste, aunque se necesite para comprender el papel de María y José.

En este texto hay 4 protagonistas que tienen una función esencial no sólo en el relato sino en su significado: María, José, Dios y tú, lector(a) que entras en contacto con este texto.

Por un lado, María, mujer que vive en un contexto de reduccionismo de la feminidad a una función de maternidad fecunda para que el pueblo de Israel siga creciendo, siempre sometida a la voluntad del marido y de su familia. Mujeres hebreas fácilmente repudiadas por razones ilógicas, mujeres sin palabra, sin espacio, sin independencia, sin valor social o religioso. Desde esta clave, sólo el sentido común nos lleva a percibir a María como desafiante de esta tradición y con una misión clarísima de liberar a la mujer de esta carga discriminatoria que las dejaba fuera del sistema social y religioso. María lidera, de alguna manera, una visión de la mujer que no necesita la tutela de un varón para tener dignidad, valor y sentido de la vida; no necesita de una autoridad religiosa o política, para vivir su misión y para colaborar con el proyecto de Dios desde su identidad sin mediaciones y sin mediadores. ¿Realmente esto ya no ocurre en nuestro mundo o en nuestra Iglesia de hoy?

El segundo protagonista es José, un buen hombre de la Casa de David, “hombre justo” como es definido en el texto y que se ve sometido a un desafío muy importante en su vida. El problema en este momento no es de María sino de José. Tiene que tomar una decisión de mucho calado porque la que va a ser su esposa espera un hijo. José debe discernir diferentes opciones, ninguna de ellas fácil, según el contexto socio-religioso judío: podría denunciarla para anular el desposorio, celebrar el matrimonio y llevarla a su casa, repudiarla en público o en privado, o irse de Nazaret dejando que las cosas se olvidasen y a María también. Pero su elección también es desafiante. No es una decisión tomada desde la ley, desde la posición y rol del varón en aquella sociedad regida por una religión patriarcal, sino desde la luz de Dios en su conciencia que le hace ver la mejor decisión en esta compleja situación.  José asume la paternidad legal de Jesús para vivir en el tiempo histórico y colabora con María para hacer posible el tiempo de Dios en nuestra humanidad.

El tercer protagonista es Dios representado en el ángel a través del sueño de José. Un Dios que se revela en lo más profundo del ser humano para hacerle consciente de que no es un Dios lejano, fuera de la historia sino un Dios que forma parte de la misma entraña humana; Enmanuel, es más que un Dios con nosotros, es un Dios en nosotros. Se cumple así el final del evangelio de Mateo que confirma el inicio de su relato: «Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el final de los tiempos» (Mt 28,20).

Y ahora tú, lector(a), cuarto protagonista de esta historia, ¿no te sitúa de inmediato frente a tu dignidad y tu responsabilidad como creyente? ¿Realmente la historia de la humanidad es una realidad separada de este Dios de Jesús? ¿Puedes mirar de una manera nueva a esta humanidad que necesita un arraigo en la fuerza y la luz del Enmanuel?

Como hoy también celebramos la fiesta de la esperanza de María, hagamos nuestra la ESPERANZA de que la PAZ sea la fuerza que cambie el rumbo y la energía de nuestro mundo de hoy.

¡Feliz domingo! ¡Feliz día a todas las Esperanzas!

Rosario Ramos

Fuente Fe Adulta

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El mito de la madre virgen.

Domingo, 18 de diciembre de 2022
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44A9DCE5-93AD-435E-B37D-2FECBA5E7FDFDomingo IV de Adviento 

18 diciembre 2022

Mt 1, 18-24

El relato evangélico que habla de la virginidad de María no tiene nada de original. El mito de la “madre virgen” recorre toda la antigüedad, desde Egipto hasta la India. Horus, en Egipto, nace de la virgen Isis (tras el anuncio que le hace Thaw); Attis, en Frigia, de la virgen Nama; Krishna, en la India, de la virgen Devaki; Dionisos, en Grecia, y Mitra, en Persia, de vírgenes innominadas… Por cierto, de prácticamente todos ellos se dice que nacieron un 25 de diciembre, en el solsticio de invierno –en el hemisferio Norte-, justo cuando el Sol vuelve a “nacer”, venciendo a la noche.

El mito reclama una lectura simbólica. Entendido literalmente, produce confusión o provoca rechazo en una cultura que, como la nuestra, ha superado la etapa mítica. Se comprende que la consciencia moderna vea irrisoria la afirmación de que una mujer puede ser madre sin dejar de ser virgen.

Trascendida la literalidad, la lectura simbólica orienta en una doble dirección: ¿qué puede significar el arquetipo de la “madre virgen”?

Por una parte, habla de una disponibilidad total. La “virginidad” es la desapropiación del yo (del ego), que permite que Dios (la Vida, el Misterio) pase a través de nosotros, de nuestra “forma” individual, como cauce o canal por el que se expresa. La virginidad tiene poco que ver con lo biológico; es, más bien, sinónimo de disponibilidad.

Por otra parte, la “maternidad virginal” es un recurso para afirmar que el ser humano está naciendo en permanencia de la divinidad. Para entenderlo mejor, es necesario recordar que, en la antigüedad, pensaban que el hijo nacía exclusivamente de la “semilla” que el padre depositaba en el seno de la madre, el cual servía únicamente de receptáculo. En tal contexto, afirmar que en el embarazo no había existido intervención del hombre, equivalía a decir que el padre de la criatura era únicamente Dios mismo (o el Espíritu).

De ese modo, el símbolo de la “madre virgen” habla -no puede ser de otro modo- de cada ser humano. Crecemos en comprensión cuando reconocemos que en cada instante -en permanencia- estamos “naciendo” del Fondo que nos constituye y cuando nos vamos liberando de la falsa identificación con el yo.

¿Cómo leo los mitos?

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

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El problema no es tanto ser pecador, sino creerse justo

Domingo, 18 de diciembre de 2022
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imagesDel blog de Tomás Muro La Verdad es Libre:

Para una celebración de” perdón.

01.- El Espíritu de Dios está sobre María.

La criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo.

La persona y la vida de María están presididas por el Espíritu de Dios.

Es el Espíritu del Génesis:

    La tierra al comienzo era confusión y caos, las tinieblas cubrían la tierra, y el Espíritu de Dios se cernía sobre las aguas y surgió la luz y el sentido (Gn 1,2-3).

    La evolución alcanzó un momento cualificadamente diverso y superior cuando Dios infunde aliento vital a la debilidad humana, al barro (Gn, 2,7) y así el ser humano llega a ser viviente.

  • ¿Soy consciente de mi debilidad, de que por mí mismo soy barro? El barro humano sin espíritu es un caos y confusión. La inteligencia, la libertad, la sexualidad, las capacidades humanas sin espíritu quedan en pura materialidad, sin “aliento vital”.
  • ¿Mi vida es un caos, una confusión de cosas, deseos y pulsiones sin espíritu? ¿Hay espíritu, aliento vital en mi vida? ¿”Soy viviente” o “vegeto” por la existencia? ¿Qué espíritu preside y guía mi vida?
  • Mi vida se me había vuelto un fruto seco, (Salmo 31). ¿Tal vez vivo un tanto inconscientemente?, ¿La vida se me escapa de entre las manos “sin enterarme”?

    El Espíritu es la fecundidad de María (Mt 1, 18)

  • Cuando el Espíritu de Dios preside nuestra vida, como la de María, brota vida, surge la Vida.
  • La “nube de Dios” por el desierto de la vida, su Espíritu protege y hace fecunda la existencia humana y la llena de sentido, de libertad y creatividad.

Sin el Espíritu de Dios, lo engendrado por la mujer galilea, es, sin más, hijo de María. Con y desde el Espíritu de Dios, el hijo de María es, Cristo, hijo de Dios.

  • Lo santo, lo noble nace de la epifanía (manifestación) del Espíritu que se encarna en nuestra humanidad de pecado y de gracia.
  • ¿Mi espíritu es de vidao de dinero, de patria, placer, de poder o de “nada”?

    Jesús vive una profunda alegría porque el Espíritu está en él. (Lc 10, 21).

    Cristo resucitado confiere su espíritu a la comunidad cristiana. Y ese Espíritu es paz, alegría e impulso e ilusión para vivir y para la misión. (Jn 20, 22).

  • El Espíritu es quien nos anima y consuela en nuestros desánimos y momentos difíciles. (Jn 16, 7).
  •  ¿Soy persona de calma y serenidad o transmito nervios allá por donde voy? ¿Cuál es mi espíritu, mi tono vital?
  • Los discípulos, los cristianos, se llenaron de alegría al ver al Señor: ¿es mi caso?
  • ¿Soy “buen compañero de viaje”, sé animar y apoyar una idea, un proyecto? Siempre en la discreción: ¿me preocupo y visito a los enfermos que me son más o menos cercanos, personas ancianas, etc.? ¿Doy limosna?

02.- Jesús: Dios salva / Emmanuel: Dios con nosotros

Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús (Mateo 1)

La virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”. (Isaías 7 / Mateo 1)

  • Cuando Dios decide acercarse a la humanidad lo hace salvíficamente y se hace Jesús: Dios salva. Dios se acerca a nosotros para ser con nosotros: Emmanuel.
  • Dios está con nosotros para salvarnos.
  • ¿Dios está en mi vida? ¿Dios cuenta algo en mi vida? ¿Dios está con nosotros, en mi vida?

Entonces pasó el Señor y hubo un huracán tan violento que hendía las montañas y quebraba las rocas ante el Señor, aunque en el huracán no estaba el Señor. Después del huracán, un terremoto, pero en el terremoto no estaba el Señor. Después del terremoto fuego, pero en el fuego tampoco estaba el Señor. Después del fuego el susurro de una brisa suave” (1 Re 19,11-12).

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María, pequeña María…

Jueves, 8 de septiembre de 2022
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En la Festividad de la Natividad de María. Del blog de la Communion Béthanie:

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“Cualquiera que sean nuestros estados de vida y de responsabilidades,

estamos totalmente envueltos en la maternidad dulce de María,

que cumple para nosotros los mismos hechos que toda madre prodiga a sus hijos:

ama, vela, protege, intercede…

Como la pequeña Teresa de Lisieux, ama siempre más a María,

y, siempre más también,  has de saber hacerla amar.

Qué, por ella, traigas a tus hermanos a Cristo Jesús.”

*

Su Santidad Juan XXIII

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Magda Bennásar: Tendrás un hijo.

Miércoles, 10 de agosto de 2022
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9BCA7A23-4C97-42A1-98AF-BB523A135127En los orígenes de nuestra religión judeo-cristiana están mujeres estériles. Esa realidad cobra tono cuando descubrimos que para el pueblo de Israel, estéril era una palabra terrible, igual a muerta viviente, ciega, leprosa… Nos dicen los comentaristas que la vida en la Biblia no tiene sentido más que en referencia a la promesa de Dios a Abrahán de llegar a ser una gran nación, por eso la esterilidad significa muerte y desolación. La estéril, por lógica, no puede ser digna compañera de su marido. Israel estimaba y respetaba a la mujer por su maternidad, no por su feminidad, sino por su vientre.

Esta concepción patriarcal no, lo siguiente, está en la base de la dificultad de la institución católica de aceptar, incluso hoy, cualquier otro tipo de relación de pareja, con la maravillosa variedad que va saliendo de los armarios, que no sea varón y mujer-fértil, porque la no fertilidad de la mujer puede ser motivo de anulación del matrimonio por la iglesia… no es el sitio de entrar en detalles ahora, habrá excepciones. En la cultura del tiempo del libro del Génesis, la esterilidad tenía como causa el pecado de la mujer, como la lepra, la pobreza…eran el castigo de Dios por sus pecados.

Es interesantísimo que tres de las grandes matriarcas que engendran en sus orígenes al pueblo de Israel son estériles. Sus nombres son Sara, Raquel, Rebeca y muchos otros también a las puertas e inicio del NT: Isabel, María para complicarlo más es virgen… parece que Dios intenta decir algo, a su manera. No escribe un tocho, pero deja que todas estas chicas estériles sean madres de generaciones…de nuevo abundancia, exageración, rompimiento de leyes naturales y religiosas… es que Dios no puede contener su Amor, y como ve que no lo pillamos por la belleza y riqueza de la vida creada, sigue haciendo maravillas, y las hace siempre liberando, deshaciendo, abriendo, en este caso ya, sacando a las mujeres de las casillas dominadoras patriarcales, que ahí siguen.

Pero, ¿qué dice el Dios de Abrahán, no la institución, sino Dios en persona? En todas ellas, es Dios quien se encarga de transformar su maldición en bendición, y dirán: Dios me ha hecho justicia, me ha hecho un buen regalo. La acción de Dios se presenta como bendecir, escuchar, recordar, abrir el seno, visitar, cuidar… Dice una autora que “las mujeres llamadas a gestar un pueblo para Dios fueron estériles, y ello no supone una coincidencia casual ni un detalle superfluo. Ellas dieron inicio al pueblo de Dios, no a pesar de ser estériles, sino a causa de ello.” Queda así claro que cuando Dios interviene para cambiar la suerte de su pueblo, no cuentan sus méritos, su fecundidad, sino su absoluta gratuidad.

Y aquí introduzco Gn 18,1-10. Léelo por favor, despacio, visualízalo, huele la cuajada, el pan y el cordero… capta las incongruencias para la lógica:

Tres hombres, y Abrahán se dirige a ellos como Señor. Explicado el misterio de la Trinidad. Dios es siempre comunidad porque es Amor.

Y la hospitalidad de los pueblos del desierto, ellos viven como un regalo, un honor que se les visite, para que puedan ejercer su generosidad, su obligación de atender, agasajar, salvar la vida de los que andan por el desierto. Igualito que nosotros que preferimos invitar a tomar algo en la calle que invitar a casa, se nos hace difícil, y los orígenes de nuestra religión se basan en gente itinerante, que se mueve según intuyen la voz de Dios en su vida, y que es acompañada y atendida por los que están en su tienda, un poco más estables o descansando del largo desierto.

Y ello hace que sean interesantes, hasta el guiso viene explicado, el pan hecho en el momento… primero el agua para lavarles los pies, tan familiar y tan poco practicado: cuidar, mimar, ofrecer lo básico, lo necesario al que transita por el desierto y se cruza con nosotrxs, y posiblemente no tengamos tiempo porque el calendario está a tope, porque me esperan, porque ya ayudo y resulta que era Dios mismo quien se paró a nuestra puerta, a pedirnos un poco de pan, y a ofrecernos algo…que nos perdemos si no estamos ahí, presentes, un hijo.

Abrahán corre, mueve a su gente a preparar esa comida que ha pasado a la historia, porque está en el origen de nuestra religión, de nuestra manera de convivir, luego se convertirá en un ritual estirado y amenizado… ¡sólo era una comida con amigxs, un gesto de hospitalidad, y si queremos que retome sentido, tendrá que ser así!

¿Cuándo fue la última vez que invitaste a algo a alguien en tu casa? cuando lo obviamos, dejamos de recibir bendiciones, regalos, presencia, risas, promesas… un vaso de agua fresca al jardinero me valió una sonrisa después del trago con el que engulló de una vez aquel agua, a las 14hs de la tarde con un sol tórrido. Una sonrisa del jardinero, una palabra del vecino alemán que no entiende palabra de español y que nos trata de ángeles porque le hacemos contactos y traducciones… cuesta tan poco, y significa tanto para el que está en camino, fuera de sus seguridades habituales, y la alegría en el corazón, si nos dejamos sentir, nos hace reír. Ya nos hemos prometido cafés y comida cuando al fin lleguen y nos encontremos. De momento su pequeña nos manda corazones… es tan sencillo…

Cuantas de vosotras celebráis el banquete cada vez que preparáis esas comidas nunca agradecidas en casa, que os obvian, porque nos ven ya un poco estériles… y ahí estamos, acogiendo, multiplicando, también en forma de comunicación de alimento reflexionado, compartido, para la comunidad que me espera, me añora, desea saber de mi riqueza interior, que es fecunda, libre, posibilidad al vivo.

Y nos reímos con Sara, que estéril y posiblemente largamente humillada por lo que suponía en su cultura y aldea, recibe un anuncio. Los patriarcales interpretan que se ríe con sorna porque lo que le prometen es imposible. Las ecofeministas decimos que se ríe de alegría indescriptible porque se lo cree. Porque intuye en su cuerpo que es cierto, que es posible, porque nada hay imposible para el Dios de su corazón y de sus entrañas vivas. Este no abandona, este visita por la calle, llama a la puerta, se invita a cordero y cuajada, y te suelta que tendrás un hijo, en tu vejez. ¡Vaya!

Vejez que no significa edad avanzada, sino falta de aliento, falta de oxígeno, falta de ilusión, de visión de futuro. Vejez significa cerrazón, crítica, ausencia de empatía, y hay tanta, incluso en los conventos… Vejez opuesta a posibilidad: Tener un hijo la estéril y anciana. Uff, es que nuestro Dios es guay como dicen los jóvenes. Es que se pasa. Yo, nosotras sabemos que es verdad, es fecundx quien conecta con la vida, así de sencillo, preparando comida, cocinada, escrita, hablada… presencial, online, diálogo, perdón, oportunidad, acogida, una llamada, una visita.

Y es que Dios tiene una energía subversiva capaz de movilizar, las vidas que se dejan, a la categoría máxima que el patriarcado nunca tolerará. Por eso, mientras ellos analizan, consideran, estudian cómo mantenerse en el control, nosotras estamos dando vida, dando a luz a hijos, bendiciendo comidas, acogiendo comunidades y gente que quiere comprometerse, y tantxs que nos miran de reojo…que también son estériles, a ver si se animan, y tienen un hijo, su tristeza se convertiría en danza.

Magda Bennásar Oliver, sfcc

Fuente Fe Adulta

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El difícil todo

Domingo, 17 de julio de 2022
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EL DIFICIL TODO

Tan sólo mejor
que la mejor parte
que escogió Maria,
el difícil todo.

Acoger el Verbo
dándose al servicio.
Vigilar Su Ausencia,
gritando su nombre.
Descubrir Su rostro
en todos los rostros.

Hacer del silencio
la mayor escucha.
Traducir en actos
las Sagradas Letras.

Combatir amando.
Morir por la vida,
luchando en la paz.

Derribar los troncos
con las viejas armas
quebradas de ira,
forradas de flores.

Cantar sobre el mundo
el Advenimiento
que el mundo reclama
quizá sin saberlo.

El difícil todo
que supo escoger
la otra María…

*

Pedro Casaldáliga

***

 

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.

Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.

Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo:

“Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.”

Pero el Señor le contestó:

“Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán.”

*

Lucas 10, 38-42

***

El concepto de hospitalidad ha perdido en nuestra cultura mucha de su fuerza y se emplea a menudo en ambientes donde estaríamos más inclinados a esperar una piedad aguada que una búsqueda seria de auténtica espiritualidad cristiana. Ahora bien, si hay un concepto que merece ser llevado a la profundidad original y a su potencial evocador es el de hospitalidad. Se trata, en efecto, de uno de los términos bíblicos más ricos, un concepto que está en condiciones de ahondar y ensanchar nuestra percepción respecto a las relaciones con los hermanos. Los relatos del Antiguo y del Nuevo Testamento no se limitan únicamente a indicarnos qué grave es la obligación de acoger al extranjero en nuestra casa, sino que nos señalan también que los invitados traen consigo dones preciosos, unos dones que están ansiosos de mostrar a quienes les acogen. Los tres extranjeros recibidos de manera suntuosa por Abrahán en Mambré se le revelan como el Señor y le anuncian que Sara dará a luz un hijo.

Cuando se invita a los extranjeros que pueden dar miedo, entonces revelan al huésped las promesas que traen consigo. De este modo, los relatos bíblicos nos ayudan a darnos cuenta de que la hospitalidad es una virtud importante y – lo que es más, que en el marco de la hospitalidad, huésped e invitado pueden revelarse recíprocamente regalos preciosos, entregándose una vida nueva.

En estos últimos decenios, la psicología ha contribuido mucho a descubrir un nuevo modo de entender las relaciones interpersonales. Sin embargo, algunos de nosotros se han dejado impresionar hasta tal punto por los nuevos descubrimientos que han perdido de vista la enorme riqueza contenida y conservada en conceptos antiguos como el de hospitalidad. Ese concepto podría dar una nueva dimensión a nuestra comprensión de una relación benéfica y a la formación de una comunidad, nuevamente creativa, en un mundo que sufre de alienación y de extrañamiento.

*

H. J. Nouwen,
Viaggio spirítuale per l’uomo contemporáneo,
Brescia 81999, pp. 60 ss.

***

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No tenemos vino

Lunes, 17 de enero de 2022
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Para nuestras reuniones más queridas
donde festejamos lo que Tú nos das;
para los encuentros fraternos
en los que haces crecer nuestros amores,
no tenemos vino.

Para las manifestaciones de protesta
pidiendo paz, trabajo y justicia;
para la fiesta del compromiso humano
donde celebramos triunfos y fracasos,
no tenemos vino.

Para los espacios sacramentales
que reviven y actualizan tu presencia;
para vivir con alegría, cualquier día,
la invitación a tu cena y eucaristía,
no tenemos vino.

Para el anuncio de tu buena noticia
con nuestras torpes palabras humanas;
para testimoniar tu reino fraterno
soñado como un banquete de puertas abiertas,
no tenemos vino.

Para la alianza de todas las civilizaciones,
del mundo rico con el mundo pobre;
para las bodas de tus hijos e hijas
que recrean tu proyecto de gozo y vida,
no tenemos vino.

Para el abrazo solidario con los inmigrantes
que reclaman los derechos más elementales;
para nuestras celebraciones de cada día
sencillas, íntimas, queridas,
no tenemos vino.

Y por eso andamos tristes y apocados,
sin gracia y con la ilusión apagada.
Nos falta la alegría compartida
aunque abunden jarras y tinajas.
¡No tenemos vino!

¡Haced lo que él os diga!

*

Florentino Ulibarri
Fe Adulta

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