‘Los niños y niñas trans disfrutan de su euforia de género, de vitalidad, aceptación y apoyo’, aclara Chrysallis
El pasado día 6 de octubre la psiquiatra María Jesús Mardomingo, publicaba un artículo titulado Disforia de género en la infancia: respeto y comprensión, en la revista EFE: Salud. ‘El artículo es, de principio a fin, un canto a la patologización y el estigma de las personas transexuales centrado, en este caso, en la infancia’, explican desde Chrysallis, la Asociación de Familias de Menores Transexuales. En una carta dirigida a esta profesional desde esta organización aclaran algunos conceptos.
Presentada como presidenta de honor de la Asociación Española de Psiquiatría del Niño y el Adolescente y pionera en crear una Unidad de Psiquiatría infantil en España, Mardomingo no duda en sustituir el término “transexualidad” por “disforia de género” añadiendo una definición desfasada que incita a confusión.
Las familias de niñas, niños y adolescentes transexuales estamos cansadas de escuchar y leer discursos basados en ideas obsoletas cargadas de prejuicios tránsfobos, máxime cuando estos se acompañan de ostentosas titulaciones académicas y pretenden servir de formación para otras y otros profesionales. ‘Por eso’, aclaran desde la asociación, ’emitimos este comunicado aclaratorio’:
Sra. María Jesús Mardomingo:
1- La disforia de género no es un sinónimo de la transexualidad, ni mucho menos, el término actualizado para definirla.
a- La transexualidad es fruto de la no coincidencia entre el sexo de asignación neonatal y la identidad sexual sentida como propia.
b- La disforia es un sentimiento de malestar que pueden o no padecer las personas transexuales y que es fruto de presiones exteriores que se alimentan en estereotipos y de discursos como el suyo.
c- Las personas transexuales no nacen disfóricas ni tienen porqué serlo nunca si son acompañadas en su entorno cercano, respetando su libre desarrollo conforme a su identidad sexual.
2- La transexualidad NUNCA puede ser diagnosticada y su recomendación de fijar el punto de mira en el extremo y continuado sufrimiento por parte de las niñas y niños marcando como “clave” ese malestar profundo, está cargada, sin lugar a dudas de inconsciencia y sustentada de falta de experiencia.
3- Las personas transexuales se realizan o no cirugías genitales, las personas cisexuales también (busque usted información al respecto), en cualquier caso NUNCA serán operaciones de “cambio de sexo”, los genitales son una cosa y el sexo otra muy distinta.
4- No existe ningún estudio fiable sobre la transexualidad en la infancia y adolescencia y mucho menos uno que determine que las situaciones de transexualidad derivan en homosexualidades. Mezclar identidad sexual, expresión de género y orientación es una muestra más del desconocimiento sobre la materia.
5- Cuando se hace referencia a una persona transexual se utilizan los pronombres y sustantivos que corresponden con su sexo sentido, hablar de chicas y chicos cambiando el género demuestra una falta gravísima de respeto.
6- La función de las y los profesionales de la salud no debe confundirse con ejercer de tutores guardeses ni extralimitarse mostrando una actitud paternalista mal entendida.
A pesar de todo lo leído le invitamos a que se acerque a nuestras familias con el fin de proporcionarle una visión más ajustada a la realidad de estas niñas y niños. Nuestras hijas e hijos no sufren disforia sino que, muy al contrario, disfrutan de su euforia de género, de vitalidad, de aceptación y de apoyo’, concluye el escrito de Chrysallis.
Fuente Chrysallis
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