Archivo

Entradas Etiquetadas ‘María de Nazaret’

La Virgen María, “Nuestra Señora de las Ecologías”

Miércoles, 15 de agosto de 2018
Comentarios desactivados en La Virgen María, “Nuestra Señora de las Ecologías”

la-virgen-de-la-ecologia_560x280Nuestro país se viste de advocaciones marianas relacionadas con el medio ambiente

Montaña, Paloma, del Arroyo, Guadalupe, Montserrat, Manzano, Castañar, Encina, Nieves…

(Antonio Aradillas).- En su expresión ecológica tan sublime, como espectacular y religiosa, la Santísima Virgen María, con sus advocaciones piadosas, se hace popularmente presente sobre todo en el calendario festivo propio del verano.

De ahí nuestras prisas en destacar tal realidad y reconocimiento, con lo que poder contribuir de alguna manera a la conservación del planeta “mundo” , en cuya destrucción egoísta se da la triste y estadística impresión de estar tantos empeñados, hasta impiadosa y sacrílegamente.

Desde el pináculo de cualquier calendario mariano festivo, me asomo aquí y ahora, con el deseo de adscribirnos de alguna manera a ritos, ceremonias, tradiciones y comportamientos del pueblo- pueblo, en la relación establecida religiosamente con la Divinidad, por la mediación de la Virgen, en el rosario de sus advocaciones “naturales”, tanto o más teológicas que las misteriosamente “sobrenaturales” , antes y después de dejar constancia brillante de que son tantos, tan bellos y tan reparadores los nombres y los sobrenombres, que no todos pueden caber en el resplandeciente listado de sus letanías.

El Camino -Nuestra Señora del Camino- lo inicia en las tozudas y empobrecidas tierras turolenses de una de sus comarcas -quince son los pueblos que componen su Cofradía-, patroneados por la Santísima Virgen de la Langosta“, con inexcusables referencias no a los crustáceos marinos tan preciados en la gastronomía, sino “a los insectos salteadores que se alimentan de vegetales y se multiplican con tal rapidez, que forman plagas con efectos devastadores para la agricultura”, con flagrante ruina de quienes pueblan y viven de sus tierras. Gracias a la protección de la Virgen, y a la fe de sus gentes, estas pudieron pervivir y superar dificultades tan graves, en unos tiempos o edades en las que el campo y sus cosechas solo estaban en manos de Dios y no en las de la química.

Madrid, capital de las Españas, lo es también de advocaciones marianas tan representativas ecológicamente como la Almudena, Atocha –“atochar”– y Paloma. Los accidentes geográficos relacionados con el terreno en los que “aparecieron” sus imágenes, le confieren en multitud de versiones nombres tan sagrados como el Mar, Collado. Montaña, Navahonda, Prado, Monte, Castellar, Castillo, Valle, Sierra, Dehesa, Cabeza, Finisterre. Muela o Cerro, Peñalosa, Piélago, Puerto, Fuente -en singular o en plural-, Fuensanta, Fuencisla, Aguasantas, Fuensalida, del Río, del Arroyo, Guadalupe, Covadonga, Monserrat….Árboles y frutos les salen al paso a los peregrinos por los caminos y santuarios ecológicos marianos, que demandan protección y ayuda a favor de la salvación del mundo, con denominaciones tales como Guía, Manzano, Castañar, del Castaño, Encina, Olmos, de la Oliva, Peral, Navalazarza, de las Flores, Rosario, Poveda, Paular, Alameda, Espinar, del Espino, Huertas y Huerto, Madroño…

La Estrella es referencia de seguridad, de Esperanza y de Luz. Las Nieves lo son de pureza y blanco -Blanca-, aún en pleno verano. Con sobrenombres de aves y pájaros  las advocaciones de la Virgen tachonan los cielos, y multitud de pueblos, regiones y Comunidades Autónomas, con mención reiterada, verbenera y popular, para la Paloma Palomares, el Águila y la Divina Pastora.

Por su abundancia y matices en sus nombres oficiales o populares, es de difícil catalogación exacta, entre otras, la Candelaria, Begoña, Aránzazu, del Refugio, Aurora, del Pazo, Altamira, Sonsoles, Los Llanos, Trabajo, Destierro, de la Leche, del Buen Parto, del Santo Celo, Azucena, Alarilla, Butarque, –“lugar de légamos”-, Chavela -“lugar de robles”-, Buena Vista, Somosierra ,-“la Sierra por antonomasia”-, el Rocío.. Piedra Escrita,- o del Enigma-, Roncesvalles, del Yugo, del Puy, Riánsares, Piedras Albas, Fuentes Claras…

No hay una necesidad que atender por esos mundos de Dios, y más si estos son hispanos y además, rurales, en cuya presurosa atención no se haga presente la Virgen en cualquiera de sus piadosas y exactas advocaciones, con ritos, preces, letanías, sermones, procesiones, cánticos e himnos, peregrinaciones, y hasta dulces o platos típicos en el listado de su rica y variada gastronomía, por supuesto, que todos ellos, con nombres muy santos, y algunos, aún indulgenciado, previas las gestiones canónicas de sus cofrades. En esta tarea intervienen con idéntica piedad, las advocaciones, cuyas identidades hayan respondido, y respondan, a las lenguas llamadas vernáculas, sin exclusión de las de procedencia latina, griega, celta, ibérica o pre-ibérica, sin faltar a la cita las provenientes de “allende los mares”, y más cuando patrióticamente se alardea de que “en cuyos dominios jamás se ponía el sol…

Es posible “que no sea oro todo cuanto reluce” . Pero hay mucho oro en todo, reluzca o no reluzca. La devoción popular tiene nombres y atributos de Virgen. Si la ecología, y parte de lo que todavía queda de “mundo” -limpio y reluciente- al mundo, se cuidara, por creyentes y no tanto, es de confiar en la efectividad de la protección de la Virgen, una de cuyas advocaciones más socorridas es precisamente la de la Esperanza.

Todo el mundo es templo de Dios y santuario de la Virgen. También lo es de cuantas personas lo habitan y viven, aunque posiblemente, y con más activas responsabilidades, de quienes dicen profesar la fe cristiana como acto de adoración a Dios, mediante el servicio a los más necesitados.

En unos tiempos de tantas y tan graves profanaciones del mundo universo, Nuestra Señora de las Ecologías – ciencia que estudia las relaciones de los seres vivos entre sí y con el medio ambiente-, ¡rogad por nosotros¡“, es -será- oración, y programa de vida, prevalentes. Y es que “el hombre no es ya simplemente un servidor de los dioses, sino un ser que piensa”, gracias sean dadas a Dios, AMÉN,

Fuente Religión Digital

Espiritualidad , , , , , , , ,

María no es el fruto de ningún privilegio.

Miércoles, 15 de agosto de 2018
Comentarios desactivados en María no es el fruto de ningún privilegio.

3750880Lc 1, 39-56

No debemos caer en el error de considerar a María como una entidad paralela a Dios, sino como un escalón que nos facilita el acceso a Él. El cacao mental que tenemos sobre María, se debe a que no hemos sido capaces de distinguir en ella dos aspectos: uno la figura histórica, la mujer que vivió en un lugar y tiempo determinado y que fue la madre de Jesús; otro la figura simbólica que hemos ido creando a través de los siglos, siguiendo los mitos ancestrales de la Diosa Madre y la Madre Virgen. Las dos figuras han sido y siguen siendo muy importantes para nosotros, pero no debemos mezclarlas.

De María real, con garantías de historici­dad, no podemos decir casi nada. Los mismos evangelios son extremadamente parcos en hablar de ella. Una vez más debemos recordar que para aquella sociedad la mujer no contaba. Podemos estar completamente seguros de que Jesús tuvo una madre y además, de ella dependió totalmente su educación durante los once o doce primeros años de su vida. El padre en la sociedad judía del aquel tiempo, se desentendía totalmente de los niños. Solo a los 12 ó 13 años, los tomaban por su cuenta para enseñarles a ser hombres, hasta entonces se consideraban un estorbo.

De lo que el subconsciente colectivo ha proyectado sobre María, podríamos estar hablando semanas. Solemos caer en la trampa de equiparar mito con mentira. Los mitos son maneras de expresar verdades a las que no podemos llegar por vía racional. Suelen ser intuiciones que están más allá de la lógica y son percibidas desde lo hondo del ser. Los mitos han sido utilizados en todos los tiempos, y son formas muy valiosas de aproximarse a las realidades más misteriosas y profundas que afectan a los seres humanos. Mientras existan realidades que no podemos comprender, existirán los mitos.

En una sociedad machista, en la que Dios es signo de poder y autoridad, el subconsciente ha encontrado la manera de hablar de lo femenino de Dios a través de una figura humana, María. No se puede prescindir de la imagen de lo femenino si queremos llegar a los entresijos de la divini­dad. Hay aspectos de Dios, que solo a través de las categorías femeninas podemos expresar. Claro que llamar a Dios Padre o Madre, son solo metáforas para poder expresarnos. Usando solo una de las dos, la idea de Dios queda falsificada porque podemos quedar atrapados en una de las categorías masculinas o femeninas.

El hecho de que la Asunción sea una de las fiestas más populares de nuestra religión es muy significativo, pero no garantiza que se haya entendido correctamente el mensaje. Todo lo que se refiere a María tiene que ser tamizado por un poco de sentido común que ha faltado a la hora de colocarle toda clase de capisayos que la desfiguran hasta incapacitarla para ser auténtica expresión de lo divino. La mitología sobre María puede ser muy positiva, siempre que no se  distorsione su figura, alejándola tanto de la realidad que la convierte en una figura inservible para un acercamiento a la divinidad.

La Asunción de María fue durante muchos años una verdad de fe aceptada por el pueblo sencillo. Solo a mediados del siglo pasado, se proclamó como dogma de fe. Es curioso que, como todos los dogmas, se defina en momentos de dificultad para la Iglesia, con el ánimo de apuntalar sus privilegios que la sociedad le estaba arrebatando.

Hay que tener en cuenta que una cosa es la verdad que se quiere definir y otra muy distinta la formulación en que se mete esa verdad. Ni Jesús, ni María, ni ninguno de los que vivieron en su tiempo, hubieran entendido nada de esa definición dogmática. Sencillamente porque está hecha desde una filosofía completamente ajena a su manera de pensar. Para ellos el ser humano no es un compuesto de cuerpo y alma, sino una única realidad que se puede percibir bajo diversos aspectos, pero sin perder nunca su unidad.

La fiesta de la Asunción de María nos brinda la ocasión de profundizar en el misterio de toda vida humana. Se trata de la aplicación a María de toda una filosofía de la vida, que puede llevarnos mucho más allá de consideraciones piadosas. Cuando el dogma habla de “en cuerpo y alma”, no debemos entenderlo como lo material o biológico por una parte, y lo espiritual por otra. El hilemorfismo, mal entendido nos ha jugado un mala pasada. Los conceptos griegos de materia y forma, son ambos conceptos metafísicos. El dogma afirma que todo el ser de María ha llegado a identificarse con Dios.

En la más clásica filosofía occidental encontramos tres conceptos que se han calificado como trascendentales: “unum”, “verum”, “bonum” (unidad, verdad y bondad). Pero la más simple lógica nos dice que, si esos conceptos se pueden aplicar a todos los seres, no hay lugar para sus contrarios: multiplicidad, falsedad y maldad. Esta contundente conclusión nos lleva a desestimar estas cualidades contrarias y negativas, como realidades realmente existentes. Este aparente callejón sin salida nos obliga a considerar estas tres últimas realidades como apariencias sin consistencia verdadera.

Allí donde encontramos multiplicidad, falsedad, maldad, debemos profundizar hasta descubrir en lo más hondo de todo ser, la unidad, la verdad y la bondad. Toda apariencia debe ser superada para encontrarnos con la auténtica realidad. Esa REALIDAD está en el origen de todos y está escondida en todo. En el momento que desaparezcan las apariencias, se manifestará toda realidad como una, verdadera y buena. Es decir, que la meta de todo ser se identificará con el origen de toda realidad.

La creación entera está en un proceso de evolución, pero aquella realidad hacia la que tiende, es la realidad que le ha dado origen. Ninguna evolución sería posible si esa meta no estuviera ya en la realidad que va a evolucionar. Ex nihilo nihil fit, (de la nada, nada puede surgir) dice también la filosofía. Si como principio de todo lo que existe ponemos a Dios, resultaría que la meta de toda evolución sería también Dios.

Lo que queremos expresar en la celebración de una fiesta de la Asunción de María, es precisamente esto. No podemos entender literalmente el dogma. Pensar que un ser físico, María, que se encuentra en un lugar, la tierra, es trasladado localmente a otro lugar, el cielo, no tiene ni pies ni cabeza. Hace unos años se le ocurrió decir al Papa Juan Pablo II que el cielo no era un lugar, sino un estado. Pero me temo que la inmensa mayoría de los cristianos no ha aceptado la explicación, aunque nunca la doctrina oficial había dicho otra cosa.

El dogma propone que la salvación de María fue absoluta y total, es decir, que alcanzó su plenitud. Esa plenitud solo puede consistir en una identificación con Dios. Se trata de un cambio de estado. María ha terminado el ciclo de su vida terrena y ha llegado a su plenitud. No a base de añadidos externos sino por un proceso interno de identificación con Dios. En esa identificación con Dios ha llegado al límite de las posibilidades. Todas las apariencias han sido superadas. Esa meta es la misma para todos.

Cuando nos dicen que fue un privilegio, porque los demás serán llevados de la misma manera al cielo, pero después del juicio final, ¿De qué están hablando? Para los que han terminado el curso de esta vida, no hay tiempo. Todos los que han muerto están en la eternidad, que no es tiempo acumulado, sino un instante. Concebir el más allá, como si fuera continuación del más acá, nos ha metido en un callejón sin salida; y parece que muchos se encuentran muy a gusto en él. Del más allá no podemos saber nada. Lo único que podemos descartar es que sea prolongación de la vida del aquí.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

María: Madre y memoria de Jesucristo

Miércoles, 15 de agosto de 2018
Comentarios desactivados en María: Madre y memoria de Jesucristo

imagesDel blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

00. NOTA PREVIA. EL DOGMA DE LA ASUNCIÓN.

La tradición de la veneración a la Virgen proviene desde el comienzo de la Iglesia. El Concilio de Éfeso (año 431) ya dijo que María era theo-tokos: madre de Dios (la que ha dado a luz a Dios). Sin embargo la definición del dogma de la Asunción es reciente. Fue el papa Pío XII, quien el 1 de noviembre de 1950, María, la madre del Señor fue llevada a los cielos en cuerpo y alma.

¡Cómo no vamos a creer que María terminó con su Hijo, Jesús, en la casa del Padre, en el cielo!

01. UNA FIESTA LLENA DE VIDA Y ALEGRÍA

El relato evangélico de hoy está lleno de vida y vitalidad:

Dos mujeres que están creando vida, de qué van a hablar si no es de la misma vida, llenas de alegría, esperanza y, quizás, algo de preocupación.

o El encuentro de dos familias, dos mujeres que están gestando dos nuevas vidas: María e Isabel, Jesús y Juan.

o Bendita entre las mujeres

o La criatura salta de alegría en el seno materno de Isabel

o María canta a Dios: Proclama mi alma

o Se alegra mi espíritu en Dios.

o Le felicitarán todas las generaciones.

Sabemos que la vida tiene dificultades, pero la existencia humana es encuentro, es crear vida, es bendición, es alegría, es felicitarse por las pequeñas -y las grandes- cosas que acontecen en la historia y en nuestras vidas.

02. MARÍA: MADRE.

02.1 MARÍA ES NUESTRA MADRE .

En el discurso de clausura del Concilio, en 1965, el papa Pablo VI proclamó (como en el Magnificat) que:

María Santísima es Madre de la Iglesia, es decir, Madre de todo el pueblo de Dios, así de los fieles como de los pastores que la llaman Madre amorosa.

Ya desde la cruz, Jesús unió a María y al discípulo amado en una relación materno-filial. La iglesia naciente al pie de la cruz se constituye por el amor y el perdón: en el Calvario únicamente hay redención, salvación, cariño infinito: mujer, ahí tienes a tu hijo (y le dijo al Discípulo Amado), ahí tienes a tu madre, (Jn 19,26-27).

No olvidemos, recordemos que todos somos discípulos amados, no porque nosotros seamos buenos, sino porque Dios es bueno nos ama y porque María nos quiere como a hijos suyos, pues somos hermanos de Jesús.

02.2 LA MADRE ES SIEMPRE MEMORIA

En la vida familiar la madre es siempre memoria para el hijo, para la familia. El filum afectivo, quien “convoca” la familia es la madre. (Incluso en los problemas y conflictos, la memoria suele ser la madre).

En estas sencillas comunidades cristianas nuestras, María nos recuerda, nos remite al Señor. María es siempre la memoria. Dirigir nuestra mirada a María, como ella vuelve a nosotros sus ojos misericordiosos, es dirigir nuestra mirada a Jesús.

María, la madre, nos recuerda siempre al Hijo.

En estos momentos de dificultades eclesiásticas nos hace bien mirar a María para encontrarnos con Cristo. María, la mariología no es un “arma arrojadiza”, especialmente contra el mundo protestante , sino que la madre es siempre encuentro con los hermanos, con Cristo.

03. MARÍA: MEDITÓ Y PROCLAMÓ EN SILENCIO.

Llama la atención la discreción de María. Excepto en los relatos para el nacimiento de Jesús (la visita del ángel y el Magníficat), no tenemos más “palabras” de María. Los evangelios con alguna frecuencia repiten aquello de que María conservaba todas estas cosas meditándolas en su corazón, (Lc 2,19.51). María guarda un silencio acogedor del misterio (Dios) durante toda su vida.

Quizás el único momento en que proclama es cuando es consciente de que va a ser madre. Y proclama el agradecimiento: llena de gratitud, canta al Señor.

Bueno será también en estos momentos acoger a Cristo, conservar el Evangelio en nuestro corazón y vivir con agradecimiento en el fondo de nuestro ser: agradecimiento a nuestros padres, a la comunidad y momento eclesial en el que hemos vivido, a María y al Señor.

04 LA FIESTA DE LA ASUNCIÓN ES CANTO DE ESPERANZA A LA VIDA.

Dios no nace, no llega a nosotros como un extraterrestre en una nave espacial. Dios vino a nosotros -y viene- como venimos todos. Por medio de personas embarazadas de vida que, como Isabel o María, traen vida a la humanidad, dan luz a la vida, aportan esperanza desde su estado de buena esperanza.

María e Isabel se visitaron en ese estado por una parte de dificultad y, por otra, de buena y gran esperanza. ¿Y si nosotros visitáramos con esperanza a nuestros hermanos en situaciones de dificultad?

El nivel de esperanza de nuestra civilización está bajo mínimos. La fiesta de la Asunción puede ser como una palabra que sostiene la esperanza de los sencillos, apoyando la causa de los pobres, dando sentido al clamor de los hambrientos, estando siempre al lado de quienes nos necesitan, dando vida a quienes se encuentran abatidos por el pesimismo de quien no tiene fe y no ve más allá de los límites de este pequeño mundo que es nuestra historia.

05. FIESTAS DE MUCHAS CIUDADES Y PUEBLOS.

En este día, en estos días muchos pueblos y ciudades celebramos la fiesta central de la vida comunitaria de nuestros pueblos.

Solemos celebrar los contenidos de la vida: el cumpleaños, un aniversario, un éxito, etc. Se celebran contenidos

El mes de agosto es un mes de vacaciones , pero no es lo mismo estar de vacaciones -necesarias, por otra parte- que celebrar una fiesta, un contenido. Vacación significa vacío, vacuo. Las vacaciones son necesarias para descansar un poco de los cansancios de la vida, aunque el capitalismo nos programa los cansancios, pero para programarnos las vacaciones.

Celebrar, lo que se dice celebrar, hoy celebramos poco o nada. Tenemos más días libres que nunca, pero celebramos poco.

La fiesta de la Asunción es el contenido de nuestras fiestas, aunque sociológicamente sean más importantes los fuegos y los piratas de la Concha que la Asunción. Los cristianos disfrutamos de la vida y de las fiestas como todo ser humano, pero con un plus de contenido, de esperanza y de futuro.

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

Nuevas imágenes para la Asunción de María.

Miércoles, 15 de agosto de 2018
Comentarios desactivados en Nuevas imágenes para la Asunción de María.

estos_son_mi_madre_y_hermanosLa imagen de Asunción despierta imágenes de movimiento, de atracción hacia arriba, de impulso ascensional; nuestra mirada es atraída hacia la altura y vemos a María elevada hacia ese ámbito que llamamos “cielo” donde, con palabras de Pablo, están “las cosas de arriba“, por contraposición a “las cosas de abajo” (Col 3,1). Pero además de esta imagen espacial, podemos explorar otras que nos acerquen a María:

La obra terminada

Al hablar de la Asunción nos referimos al resultado final y a la culminación del proceso vital de María. Pero la meta supone siempre un camino, el fruto ha tenido una larga maduración en el árbol, la piedra preciosa ha cristalizado lentamente durante miles de años en la hondura de la roca. Cuando se emprende una obra pública de envergadura se suele construir una maqueta que muestre el proyecto que se está construyendo y se expone en un lugar visible para que todos puedan ver cómo va a ser el final: al mirarla, contemplamos e imaginamos la obra ya terminada. La Iglesia nos pone hoy ante una “maqueta” que nos muestra el resultado final de la obra de Dios en la mujer que no opuso ninguna resistencia a su acción: “Hágase en mí…”, dijo María, la mujer de la Nueva Creación, acogiendo sobre ella la presencia del mismo Espíritu que “se cernía sobre la faz de las aguas” (Gen 1,2) en la mañana de la primera creación.

El fruto de la nueva Tierra

Cuando Moisés no sabía cómo convencer a un pueblo cansado, escéptico y desmotivado para entrar en la tierra de la promesa, envió exploradores a Canaan que volvieron cargados con gigantescos racimos de uvas dulces, frescas y apetitosas: ¡Estos son los frutos de la tierra hacia la que nos dirigimos!”, dijo Moisés al mostrárselos a los israelitas (Num 13). Algo así hace la Iglesia cuando nos presenta la Asunción de María, como si nos dijera: “Mirad las primicias de la humanidad nueva, ella es el fruto ya granado de la Tierra hacia la que nos dirigimos. Dichosos vosotros por haber recibido la buena noticia del campo donde echa sus raíces el Árbol de la Vida que produce semejante fruto, compartid con otros ese secreto a voces, ese sabor del vino que llena de alegría”. La existencia ya glorificada de María y su alegría, son los únicos instrumentos de que dispone para decirnos: “Es una tierra que mana leche y miel. Vale la pena subir a conocerla”.

La casa preparada

Me voy a prepararos lugar, decía Jesús, y cuando vaya y os prepara el lugar, vendré de nuevo a llevaros a mi casa para que donde yo esté, estéis también vosotros (Jn 14, 2-3).

María, la primera en llegar a la Casa, toma parte con su Hijo en la tarea de preparar ese lugar para que un día, donde ella esté, estemos también nosotros. Ella nos espera “a mesa puesta” en ese banquete del que le gustaba hablar a su Hijo.

La meta alcanzada

La imagen es de Pablo en su carta a los Filipenses: Hermanos, yo no lo he alcanzado aún, ni he llegado ya a ser perfecto, sino que continúo mi carrera a fin de poder alcanzar a aquel por quien yo mismo fui alcanzado, Cristo Jesús. (Fil 3,12). El evangelio nos presenta a María desde el comienzo “caminando deprisa” desde Nazaret de Galilea a la sierra de Judea para llegar a casa de su prima Isabel y en aquella primera “meta” de su carrera, recibió de labios de Isabel la primera bienaventuranza: “Dichosa tú que has creído…”. Y aquello no fue sino un anticipo de la felicitación que iba a recibir en el final definitivo de su trayectoria. Toda la vida de María consistió en dirigirse apasionadamente hacia esa meta definitiva que no podía ser otra cosa que su propio Hijo. Como cuando llega la primavera y el ánade salvaje emprende el vuelo de retorno y nada puede detener su impulso ascensional.

Dolores Aleixandre

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

Apariciones entre interrogantes (III), por Salvador Santos.

Martes, 19 de junio de 2018
Comentarios desactivados en Apariciones entre interrogantes (III), por Salvador Santos.

SAN PEDRO Y SAN PABLOLo que os transmití fue, ante todo, lo que yo había recibido:…

que se apareció a Pedro y más tarde a los Doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez: la mayor parte viven todavía, aunque algunos han muerto. Después se le apareció a Santiago, luego a los apóstoles todos. Por último se me apareció también a mí, como al nacido a destiempo”. (I Cor 15,5-8)

Tradición de selectos

En la relación de personajes presentada por Pablo destacan rasgos susceptibles de ser interpretados como originarios de una incipiente institución. La supresión de las mujeres se debe tal vez al intento de restarles protagonismo y, al tiempo, excluirlas de zonas de influencia. El resto de mencionados parecen escalonados en orden al reconocimiento de su autoridad.

Pablo, modestamente último

Pablo se introduce entre los destinatarios de las apariciones del Galileo. Se nombra, con educación, en último lugar. Pero lo hace en un aparte. Con una descripción adornada de confidencias que destacan por su exagerada humildad:

“Por último se me apareció también a mí, como al nacido a destiempo. Es que yo soy el menor de los apóstoles; yo, que no merezco el nombre de apóstol, porque perseguí a la Iglesia”. (I Cor 15,8-9).

Y no deja de echarse flores envueltas en una modestia algo indigesta:

“Sin embargo, por favor de Dios soy lo que soy y ese favor suyo no ha sido en balde; al contrario: he rendido más que todos ellos, no yo, es verdad, sino el favor de Dios que me acompaña” (I Cor 15,10).

Pedro, delante.

El primer lugar de la lista lo ocupa Pedro. Pablo lo coloca en esa posición por su reconocida autoridad. Utiliza para nombrarle su sobrenombre escrito siguiendo la pronunciación en arameo Cefas (Kēfā), el que le puso el Galileo; según Juan, nada más conocerle:

“Tú eres Simón, el hijo de Juan; a ti te llamarán Cefas (que significa ‘Piedra’)” (Jn 1,42).

Sin embargo, ¡en ninguno de los evangelios se afirma que el Galileo se apareció a Pedro de forma individual! ¡Ni en primer, ni en cualquier otro lugar! Resulta evidente que la tradición a la que Pablo alude ideó ese hecho. Y, desde luego, ese pensamiento no salió del mismo Pedro. Este, fuente principal de Marcos, tuvo la sinceridad por emblema. Le aportó al evangelista la información de lo sucedido con total veracidad. Lo hizo sin ensalzarse, antes bien, mostrando sin recato todas sus miserias. Marcos escribió siguiendo idéntica pauta. De ahí que el amigo cabeza dura saliera tan mal parado en ese evangelio.

Después, los Doce

Para Pablo, el Galileo se apareció a continuación a los Doce. Predomina el simbolismo del ‘Doce’ (‘Doce’ equivale a pueblo en la mentalidad judía). Sin embargo la realidad hablaba de Once. Judas se había auto-descartado. Los textos de Mateo y Lucas hablan de los Once al referirse a la aparición al grupo de los discípulos representantes del proyecto del Galileo (Mt 28,16; Lc 24,33). Incluso en el añadido al evangelio de Marcos se usa ese número: ‘Once’ (Mc 16,14). La tradición recogida por Pablo muestra, no obstante, su carácter oficial y su anclaje en la ideología judía al escribir: ‘Doce’.

Aparición a quinientos

También esa tradición se distancia de Mateo, Lucas y Juan al mencionar una aparición del Galileo que los evangelios no citan: “a quinientos hermanos a la vez”. Al margen de otras consideraciones respecto al simbolismo del número quinientos, esta referencia parece querer subrayar la extensión y veracidad de los testimonios de quienes vivieron tal experiencia. De ahí que detalle: “la mayor parte viven todavía, aunque algunos han muerto”.

¿Y quiénes son estos?

El siguiente registro de Pablo emerge por encima de los dos anteriores. Los personajes citados en este apunte sorprenden. Resultan para nosotros tan inesperados como extraños:

“Después se le apareció a Santiago, luego a los apóstoles todos” (v. 7),

¿Quién es Santiago? ¿Y quiénes, esos nuevos apóstoles? A los Doce ya los ha citado con anterioridad En los evangelios no hay ni rastro de estos desconocidos personajes. En cambio, los destinatarios de la carta debían conocerlos sobradamente. Porque Pablo comienza diciendo que lo que escribe ahora repite lo que les habló en su día. Y a ese mensaje llega a llamarle: evangelio:

“Os recuerdo ahora, hermanos, el evangelio que os prediqué…” (v.1).

Pistas en el original

El texto original nos abre algún camino a seguir. El verbo griego traducido por: “se apareció” o “se dejó ver” se usa en cuatro ocasiones y en el mismo tiempo verbal. Se encuentra unido a Cefas, los Quinientos, Santiago y Pablo como destinatarios de la acción de “aparecerse”. Los otros dos receptores, “los Doce” y “los apóstoles todos” están redactados sin verbo y asociados: el primero a Cefas y el segundo a Santiago mediante el mismo adverbio temporal con significación: “después”, “luego”, “a continuación”, “más tarde”. Dos grupos de similares características:

Pedro y los Doce;

Santiago y los apóstoles todos están descritos con idéntica estructura gramatical e iguales nexos de unión. La tradición de Pablo descubre dos colectivos que actúan como dos referentes en paralelo.

La expresión “Santiago y los apóstoles todos”, fórmula incluida en el evangelio anunciado por Pablo a Los Corintios, señala a un conjunto especialmente significado de responsables, cuya autoridad –según Pablo- debía ser reconocida más allá de la jurisdicción en la que actuaban. Este colectivo representa un primer indicio por el que asoma el origen de la tradición a la que alude Pablo. El hecho de que dicha tradición haya omitido a las mujeres como principales testigos orienta hacia algún organismo afín a la mentalidad y la ley judía que no admitía como válido el testimonio de las mujeres.

Santiago, descubierto

El primer paso para aclararlo reclama identificar al tal Santiago. Porque en consonancia con el paralelismo que guarda este grupo con el de ‘Pedro y los Doce’, Santiago figura como personaje principal encabezando al resto de nombrados. Si resulta obvio que no se habla aquí de uno de los hijos de Zebedeo, decapitado en el año 44, ¿quién es este Santiago? ¿Y quiénes, los otros responsables asociados a él y denominados con el nombre de apóstoles?

La carta a los Gálatas, escrita en torno al año 57, aporta un dato importante. Se trata de uno de los hermanos del Galileo:

“Después, tres años más tarde, subí a Jerusalén para conocer a Pedro y me quedé quince días con él. No vi a ningún otro apóstol, excepto a Santiago, el hermano del Señor” (Gál 1,19).

De hermano malpensado a apóstol de primera

Pablo llama ‘apóstol’ a un hermano del Galileo, uno de los del conjunto de familiares que viajaron para prenderle convencidos de que había perdido el juicio. Es más, Pablo afirma que, junto a Pedro y Juan, Santiago está reconocido como columna del colectivo de seguidores. E incluso, al mencionar a los tres, le concede el lugar preeminente:

“…Santiago, Pedro y Juan, los respetados como pilares, nos dieron la mano a mí y a Bernabé en señal de solidaridad…” (Gál 2,9).

Dirigente y responsables

Por lo que parece, Santiago goza de prestigio e influencia. En su círculo más próximo aparecen también una serie de personajes de cierto rango:

“Al día siguiente, Pablo, con nosotros, entró en casa de Santiago donde estaban también todos los responsables” (Hech 21,18).

Los datos brindados por Pablo dan a entender que este hermano del Galileo, Santiago, ocupaba una posición de alto rango. En una mirada superficial, resulta congruente que, a tal condición, le correspondiese una aparición directa y personal del resucitado. Aunque esa supuesta coherencia suscita extrañeza. ¡Los evangelistas ignoraron tan específica y singular aparición!

Un personaje rodeado de interrogantes

La presencia de Santiago genera algunos interrogantes: ¿Cómo pudo convertirse tras la ejecución de su hermano en uno de los pilares de su proyecto si antes lo tuvo por perturbado? ¿No confirmaba la crucifixión del Galileo que tenía razón y no se equivocaba en su juicio respecto a él? ¿Por qué, entonces, se le ocurrió después adherirse a su locura? ¿No tendría otros ocultos intereses? Y ¿qué papel jugó en el arranque del proyecto una vez ejecutado su hermano.

Rumiando qué hacer

Al comienzo del libro de los Hechos, Lucas aporta otros detalles para confirmar esta situación. El Galileo se aparece a los discípulos y permanece con ellos una totalidad concreta (cuarenta días) de tiempo, la duración que necesitan para madurar en sus convicciones y comenzar su andadura. En eso andaban sus cabezas sembradas de dudas. Lucas lo explica diciendo que el Galileo les habló de su proyecto:

“…dejándose ver de ellos durante cuarenta días, les habló acerca del reino de Dios” (Hech 1,3).

Una manera de decir que pasaron una cuarentena devanándose los sesos; recapacitando qué hacer respecto al proyecto del Galileo.

Y ellos, erre que erre

Pero el grupo de seguidores no solo seguía a distancia del proyecto, estaba situado en el polo opuesto. La propuesta del Galileo marcaba una ruta a seguir. El colectivo de discípulos deambulaba indeciso por la otra orilla. Dos itinerarios muy separados entre sí. El proyecto exige una praxis social. El grupo apuesta por la pasividad. Guarecido bajo la bóveda religiosa, se plantan al acecho de una intervención divina y una nueva aparición excelsa del ejecutado. Siguen pensando en sus posibles posiciones de poder. Ellos miran hacia arriba. El proyecto, atento al suelo, requiere hacer camino. Están acomodados en la inmovilidad religiosa:

“Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? (Hech 1,11)

A pesar del mucho esfuerzo realizado por el Galileo animándoles a tomar la iniciativa y abrirse paso con una manera de hacer acorde a su enseñanza, ellos no salían del sueño nacionalista y aguardaban todavía el momento portentoso en el que Israel conseguiría la hegemonía política:

Señor, ¿es en esta ocasión cuando vas a restaurar el reino para Israel?” (Hech 1,6).

Después de tanto tiempo con él, no se habían enterado. Lucas amplía con detalles el posicionamiento del colectivo. Los términos que utiliza desbordan expresividad:

“Entonces regresaron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que está cercano a Jerusalén, a la distancia que se permite caminar un día de sábado. Cuando entraron, subieron a la sala de arriba donde se alojaban; eran: Pedro y Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago de Alfeo, Simón el Fanático y Judas el de Santiago. Todos ellos perseveraban unánimes en la oración, con las mujeres” (Hech 1,12-14a).

No se sitúan como el Galileo fuera de la ciudad (“el monte de los Olivos”), sino en la misma sede político-religiosa (“Jerusalén”) donde dictaron sentencia de muerte contra él. No se han liberado. Continúan encadenados a las estrictas normas judías (“sábado”). Se han establecido en el lugar fijando allí su actitud de espera (“la sala de arriba”). Hasta se ha trastocado la lista de los Doce. No se nombra por parejas de hermanos, sino por orden de autoridad. Prevalece el rango; no, la hermandad (“Pedro y Juan, Santiago y Andrés…”). No se han adherido al proyecto del Galileo, están aferrados a la religión y sus formulismos cultuales (“la oración”).

Las mujeres aparecen al final de esta presentación de Lucas. La recensión denominada ‘occidental’ (Hechos se puede leer en dos recensiones, cosa que no ocurre con ningún otro libro del NT) afirma que ellas son las mujeres de los Once acompañadas de sus hijos.

¡Otra vez María y los hermanos!

El conjunto de seguidores se muestra estático. Unido a ellos, se nombra sorpresivamente a otro pequeño grupo nunca antes asociado a los discípulos y tampoco mencionado más tarde como tal colectivo. Una nueva aparición de la familia del Galileo:

“…además de María, la madre de Jesús, y sus hermanos” (Hech 1,14b)

Por Mc 6,3 y su paralelo Mt 13,55 conocemos los nombres de los cuatro hermanos: Santiago, José, Judas y Simón. La reaparición de los allegados causa sorpresa. A excepción de Santiago, de ese colectivo no quedará ni rastro en el libro de los Hechos. Se habló por primera vez de ellos por su intento de reconducir al Galileo al ordenamiento legal y religioso. En esta ocasión, confirman mantener su pronunciamiento en favor del orden establecido. Pero, ¿qué objetivo persiguen ahora? Si nunca se presentaron unidos al conjunto de seguidores, ¿qué propósito les ha movido a hacerlo cuando está ausente el Galileo? ¿Por qué se sitúan en primera línea en el momento crucial en que los seguidores están a punto de tomar decisiones respecto al camino a seguir? ¿Qué papel desean asumir?

A primera hora y en primera fila

Los congregados imaginaban próxima la irrupción del ideal y definitivo Israel. Se imponía estar preparados para su llegada. El pueblo restaurado abría nuevas posibilidades de acceder a posiciones aventajadas. Disponer de un espacio de influencia requería acudir a primera hora y colocarse en primera fila. No estaba fuera de lógica pensar que la condición de familiares podía favorecer al grupo de allegados. Quizás se le reconocerían ciertas prerrogativas por esa circunstancia. Ellos lo saben. Todos lo saben. Pedro es el primero en ser consciente de ello. De ahí que, en un contexto de predisposición unánime al reconocimiento de un nuevo Israel, Pedro tome la palabra:

“Uno de aquellos días Pedro se puso en pie en medio de los hermanos (había una multitud como de ciento veinte personas -múltiplo de 12 = Pueblo numeroso- reunidas con el mismo propósito) y dijo:” (Hech 1,15).

Pedro los descarta

Buscaban sustituir al traidor Judas para restaurar también el grupo de los Doce. A ellos les competía la máxima responsabilidad del nuevo Israel. Pedro trenzó una jugada redonda:

“Por tanto, uno de los hombres que nos acompañaron todo el tiempo mientras vivía con nosotros el Señor Jesús, a partir del bautismo de Juan hasta el día en que se lo llevaron a lo alto separándolo de nosotros, uno de esos tiene que ser con nosotros testigo de su resurrección” (Hech 1,21-22).

De un plumazo, descartó a los hermanos del Galileo. Los límites marcados por Pedro les excluían. El duro de mollera anduvo listo y amplió los márgenes al máximo. Desde la primera linde, la del Bautista, hasta el tope último: cuando lo perdieron de vista. ¿Por qué? Posiblemente no se fiaba de ninguno de ellos. Nunca habían acompañado al Galileo.

La elección recayó en un tal Matías, del que nunca más se habla en el NT. Sin embargo, pese a haber sido descartado por Pedro, Santiago aparece en la tradición recogida por Pablo como personaje influyente. ¿Qué otra u otras circunstancias propiciaron que conquistara esa condición de tan alto reconocimiento?

Atados y desunidos

El colectivo instalado en Jerusalén no acababa de soltar amarras. Mantenían los nudos atados bien firmes a la ideología y la religiosidad judía. Las rigideces de los miembros propensos a mantener este formato institucional generaron las primeras grietas. Los integrantes inmigrados de lengua griega no tardaron en sufrir el menosprecio. Los más vulnerables se llevaban la peor parte:

“Por aquellos mismos días, al crecer el número de los discípulos, se produjo una protesta de los de lengua griega contra los de lengua hebrea, a saber, que en el servicio asistencial de cada día desatendían a sus viudas” (Hech 6,1).

El desprecio a los más insignificantes mostraba la latente y profunda división interna, signo evidente de la absoluta contradicción entre las actuaciones del colectivo y el proyecto del Galileo. Leer más…

Espiritualidad , , , , , , ,

“Apariciones entre interrogantes (II). La madre de Jesús”, por Salvador Santos.

Jueves, 31 de mayo de 2018
Comentarios desactivados en “Apariciones entre interrogantes (II). La madre de Jesús”, por Salvador Santos.

corazonmariaRecorte y rebaje

Como era de esperar, Mateo y Lucas suprimieron de su texto el apunte de Marcos: “Al enterarse los suyos se pusieron en camino para echarle mano, pues decían que había perdido el juicio” (Mc 3,21).

No lo omitieron porque dudaran de su historicidad, sino porque contradecía sus relatos de la infancia. Soslayaron, por tanto, la otra opción a su alcance: Escaquearse y evitar escribir esas imaginadas narraciones sobre un nacimiento virginal y divino.

Respecto a la segunda parte de Marcos, en la que este refleja la actitud autoritaria y mandona de la madre y los hermanos del Galileo:

“quedándose fuera, lo mandaron llamar”,

Mateo suaviza tan desabridos modales y añade una pizca de afecto:

se presentaron fuera, tratando de hablar con él” (Mt 12,46).

Lucas, lija en mano, afina toda la acción y presenta al grupo de familiares en su intento por entrar adonde él enseñaba. Pretende convencer que se esfuerzan para aproximarse a él. El evangelista justifica la inviabilidad del movimiento debido al muro de una multitud imposible de superar:

“Se presentó allí su madre con sus hermanos, pero no lograban llegar hasta él por causa de la multitud” (Lc 8,19).

La locura del Galileo

Más allá del cepillado, los retoques y alisados de Mateo y Lucas se impone retomar la pregunta que aflora desde los hechos: ¿Qué actuación del Galileo dio origen a que su madre y hermanos consideraran que estaba fuera de sus cabales e iniciaran ese movimiento para aprehenderle?

La respuesta la encontramos en el relato que precede a la acción coercitiva de los familiares: La constitución formal de una sociedad alternativa: LOS DOCE (Mc 3,13-19).

Los familiares sabían del carácter y los arranques del Galileo. Además de no haberse casado, de salir arrebatadamente de la aldea atraído por el mensaje del Bautista, de organizar una pandilla de individuos con mala pinta, de juntarse y comer con gente de mala fama y acoger entre los suyos a mujeres de la calle, se ha atrevido a desafiar a los responsables de la nación, a los líderes religiosos y hasta a las divinas promesas del AT. Los Doce significaban un ataque sin antecedentes al orden establecido. Representaban la ruptura con la institución y el poder. Su madre y hermanos, como es natural, consideraron que la cordura consistía en estar de parte del sistema político-religioso. El Galileo, por el contrario, incluso descartó por inútil la vía reformista. Había situado su proyecto al margen de ese marco: ¡UNA LOCURA!

María y los hermanos del Galileo estuvieron en desacuerdo con su dislocada actuación. Ninguno de ellos se adhirió a su proyecto. Nunca en los evangelios aparecen con él.

Familia y gerifaltes coinciden

Tras correr las noticias del disparate efectuado por el Galileo, sus familiares más cercanos no tuvieron más remedio que coincidir con reconocidos e ilustres personajes salidos de la capital. Tipos de cuidado que no se andaban con miramientos. Marcos los menciona a continuación del movimiento de los suyos para recogerlo y devolverlo a la cordura. No van de tapadillo. Buscan, como siempre, influir en la opinión pública. Y lanzan al aire sus juicios sobre la enajenación del Galileo. Son sentencias que sirven de consignas para la gente:

“Los letrados que habían bajado de Jerusalén iban diciendo: – Tiene dentro a Belcebú.

Y También: – Expulsa a los demonios con poder del jefe de los demonios” (Mc 3,22).

Intentona fallida

Los datos que nos aportan los textos indican que los familiares del Galileo no consiguieron sus propósitos. Su lanzado desplazamiento con el objetivo de reintegrarlo al orden establecido quedó, pues, en una simple intentona. El Galileo sabía lo que hacía. No iba de farol. Se mantuvo firme en sus convicciones, rechazó acompañar a su madre y hermanos y declaró cuál era su auténtica familia (Mc 3,33-35). María ya no aparecerá más de forma real en los evangelios. Aunque esa ausencia abrirá nuevos interrogantes y suscitará ciertas dudas a considerar.

El Galileo se deja ver

Algunas de esas preguntas e incertidumbres están relacionadas con otras apariciones. Las del Galileo una vez ajusticiado. Las narraciones que las cuentan destacan por sus notables diferencias. Salvo detalles muy específicos (el sepulcro vacío y las mujeres), no hay concordancia entre los evangelistas.

En Marcos nada se dice sobre apariciones del resucitado. Unas mujeres buscan un cadáver. Llevan aromas. Quieren embalsamarlo. Reconocen que no podrán quitar la losa que da acceso al sepulcro. No será necesario que nadie lo haga. El lugar de la muerte está abierto. ¡Y vacío! Un joven con vestiduras blancas les anuncia que el Galileo está vivo. Deben informar a Pedro y a los discípulos. Él les verá en Galilea. Las mujeres se espantan. Callarán. Tienen miedo. Ahí termina Marcos. El apéndice posterior (Mc 16,9-20) no pertenece al texto original. Se escribió mucho más tarde a base de mezclar datos extraídos de los textos de Mateo, Lucas y Juan. Con tal revoltijo pretendieron arreglar el duro y cortante final del primer evangelio escrito.

En Mateo aparece un mensajero celestial: “el ángel del Señor”. Sin nombre específico, se trata del mismo emisario que visitó a María a comienzos del evangelio. Él corre la losa del sepulcro. Se dirige a las mujeres. Les pide que no tengan miedo. Y les señala el lugar vacío. No hay cadáver. Anuncia que está vivo. Va delante hacia Galilea. Deben informar a los discípulos. El miedo de las mujeres se transforma en alegría. Por el camino se les aparece el Galileo. Más tarde pone fin a sus apariciones presentándose ante los Once.

Lucas amplia los hechos. No habla del mensajero. Serán dos hombres quienes anuncian a las mujeres que el sepulcro está vacío. Por propia iniciativa, las mujeres informarán a los Once y al resto de discípulos. El Galileo se aparecerá a dos de ellos que iban de camino. Luego al grupo.

En Juan, solo María Magdalena acude al sepulcro. Está abierto. Avisa a Pedro y al discípulo predilecto (personaje figurado). Ellos confirman el hecho. El Galileo se aparece primero a María Magdalena. Conversa con ella. Los discípulos se muestran temerosos. El Galileo se les aparece. Uno de ellos, Tomás, está ausente. No reconoce la experiencia de los otros. El Galileo se le aparecerá también. Por último se dejará ver por siete de ellos, con los que llegará incluso a comer.

Nada de apariciones a María

Pero, ¿y María? De aparecerse a María, nada de nada. Se ha aparecido a tantos… Y, ¿por qué no se dejó ver por su madre? Ni ella ni sus hermanos formaban parte del grupo de discípulos. Ellos no le siguieron. Incluso llegaron a pensar que se le había ido la cabeza. Pero, al fin y al cabo, ella era su madre. Se merecía un encuentro por corto que hubiera sido. Le habría devuelto la alegría. Y la memoria. ¡Y tantos recuerdos de infancia! Incluso la posibilidad de arrepentirse por haber pensado mal de él. No aparecérsele la dejaba en mal lugar. ¿Qué pensarían los discípulos de esta exclusión? ¿Y los vecinos de Nazaret? ¡Qué humillación tan grande!

Que nadie se entere

Del asunto de no dejarse ver por su madre, María, no se habla. Ni siquiera en estos tiempos se habla. El gran público lo desconoce. Mejor, callar. El silencio sostiene creencias extendidas, aparentemente esenciales y muy útiles. A falta de explicaciones, reina el mutismo. La ocultación resulta un excelente instrumento para mantener la ignorancia. Aunque la ausencia de lógica exige aclaraciones.

Experiencias de Vida

La teología, como el poder político, acostumbra a explicar lo inexplicable. Puede ofrecer enrevesados razonamientos para justificar que María no necesitaba que se le apareciese su hijo. Aunque no hace falta ningún discurso con esa orientación. La realidad es que no hubo ninguna aparición.

Lo que el primer evangelio escrito, Marcos, apuntó fue que el lugar de la muerte no dio cabida al Galileo. La muerte no es lo definitivo. La vida, la mostrada con su proyecto, sí lo es. La pesada losa que marca la separación entre vida y muerte está quitada. El sepulcro está vacío. Buscarlo ahí resulta inútil. Ese no es su sitio. Ya lo advirtió con Lázaro. La tumba no era lugar para su amigo. Quienes dieron continuidad a su proyecto desde el principio (Galilea) y sintieron el pálpito de esa vida obtuvieron, tras la muerte del Galileo, la experiencia de sentir su refrendo. La vida definitiva permite ese feliz y entrañable encuentro. Una vida imposible de detener. Años más tarde, Mateo, Lucas y Juan, escenificaron esas experiencias.

Otras apariciones

Antes de los escritos de Mateo, Lucas y Juan sobre apariciones del Galileo, en I Cor 15,5-8 se lee:

“Lo que os transmití fue, ante todo, lo que yo había recibido:…
que se apareció a Pedro y más tarde a los Doce.
Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez: la mayor parte viven todavía, aunque algunos han muerto.
Después se le apareció a Santiago, luego a los apóstoles todos.
Por último se me apareció también a mí, como al nacido a destiempo”.

¡Ni a María ni a las mujeres!

Esta carta de Pablo, escrita en el 55 o 56, recoge una tradición anterior a esa fecha. Y también deja a María al margen de los beneficiados por las apariciones. Y, por si fuera poco, ¡también excluye a las mujeres!

Pablo no aporta ningún dato en relación a la procedencia de la tradición recibida por él. Desde luego, nada tiene que ver con el texto de Marcos, escrito hacia el año 41 (ver en Atrio: Una fecha para Marcos). Y tampoco coincide con los otros tres documentos evangélicos que vieron la luz años más tarde. El dato más sorpresivo es que la tradición de Pablo omite a las principales protagonistas de las apariciones: Las mujeres. Los cuatro evangelios, en cambio, las sitúan en primer plano. En la tradición usada por Pablo no queda ni rastro de ellas. Una de esas mujeres, María Magdalena, es la única identificada en todas las ocasiones. En Pablo, no. ¿Cuál es la razón? ¿Qué se pretendía evitar? ¿Y qué, destacar? ¿A quién se quería distinguir? ¿Por qué ignoraron esta tradición los textos más tardíos de Mateo, Lucas y Juan? ¿De dónde salió esa tradición?

Salvador Santos

Fuente Atrio

Espiritualidad , ,

Propuesta: Vivir este año de la mano de mujeres que han transformado la historia

Sábado, 13 de enero de 2018
Comentarios desactivados en Propuesta: Vivir este año de la mano de mujeres que han transformado la historia

isabel1_zps741982fbMagdalena Bennásar, Misionera de la Palabra de Dios,
Bilbao.

ECLESALIA, 08/01/18.- El año empieza, para las personas creyentes de la mano de María de Nazaret.

Recibo de sus labios la bendición que ella debió escuchar cientos de veces de labios de sus mayores, y gracias a su apertura fue capaz de hacerla suya, de comprenderla con la sabiduría del Espíritu:

“El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor; el Señor se fije en ti y te conceda la paz” (Num. 6, 24-27).

La hemos contemplado, estos días pasados, de itinerante, madre soltera, pobre, incluso peligrosamente arriesgada, dado su estado. Los evangelistas no suavizan los textos que están llenos de una belleza incómoda, de una experiencia, que desde nuestro sofá y calefacción, nos resulta exagerada.

Luego la historia se ha encargado de cargarla de collares y con ello de mordazas porque engalanada, María no es Miriam de Nazaret, es una proyección de las necesidades del pueblo, y María pasa a convertirse en otra.

A mí me ayuda, atrae y motiva mucho la de Nazaret. La joven judía que hacía suya la Palabra que casi seguro no podía leer porque no sabía, pero que escuchaba y memorizaba y repetía cientos de veces en su corazón. Hasta aquí nada que nosotras y nosotros no podamos hacer. La diferencia es que sí podemos leer y leemos tanto que nuestra mente se carga, y nos quita la capacidad de asombro porque ya no hay pobreza hay amontonamiento de información que va anestesiando el alma.

¿Cómo acogería Miriam estas palabras de Proverbios 2, 1ss? :

“Hija mía, si aceptas mis palabras escuchando a la sabiduría y prestando atención a la prudencia; si invocas a la inteligencia y llamas a la prudencia; si la procuras como el dinero y la buscas como un tesoro, entonces comprenderás el respeto del Señor y alcanzarás el conocimiento de Dios. Porque es el Señor quien da la sabiduría, de su boca proceden saber e inteligencia”

Me atrevo a pedirte en este momento que te detengas y vuelvas a leer el texto anterior, y te dejes llenar de su fuerza, porque sólo así podremos llegar a comprender a Miriam de Nazaret.  Alguien que sí acepta la palabra de Dios en su vida, tanto que se hace carne de su carne, tanto que nos regala el fruto de su fe porque no le teme al Señor, porque experimenta su respeto y comprende que todo es regalo: la vida de Dios, no en su cabeza, ahí no cabe, sino en sus entrañas porque la sabiduría de Dios pide la colaboración inteligente, responsable, consciente de una mujer.

Empieza un año y se nos invita a dejarnos “embarazar” de la vida de Dios, gestando su palabra en nuestros silencios y oscuridades, en nuestras luces y sombras.

Miriam no quiere admiradores, es nuestra hermana mayor, que nos acompaña en nuestro recorrido. El misterio no es un milagro, el misterio es el día a día vivido con la disponibilidad de los itinerantes que son guiados paso a paso por dentro, por esa Palabra que se hace carne, si le dejamos.

Hoy Miriam somos nosotras y nosotros. Hermanos mayores de una humanidad muy envejecida pero también muy expectante. Nunca tantos y tantas habían estado tan empoderados por la sabiduría de Dios, por la plena consciencia de nuestra identidad.

La tarea está ahí, casi por estrenar. Miriam nos lo resume, inspirándose en su matriarca Ana:

Mi alma canta la grandeza del Señor, mi espíritu festeja a Dios mi salvador, porque se ha fijado en mi pequeñez…él que dispersa a los soberbios en sus planes, derriba del trono (de su ego?) a los poderosos y eleva a los humildes, colma de bienes a los hambrientos y despide vacíos a los ricos (Lc 1, 46-53)

¡Que este año que empieza esté lleno de Miriams!

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

Espiritualidad , ,

El poder secreto de María. La Navidad Musulmana

Domingo, 7 de enero de 2018
Comentarios desactivados en El poder secreto de María. La Navidad Musulmana

26196468_911320762378450_4020299795589639385_nDel blog de Xabier Pikaza:

Presenté hace dos días la navidad judía“, de la mano de H. Arendt, hoy me ocupo de la navidad musulmana, con la ayuda de Y. Monturial, que viene trabajando desde hace tiempo sobre el tema de María, la Madre de Jesús, en el Corán, recuperando así su figura y mensaje para la piedad universal (y más en concreto para la cristiana y musulmana).

En ese sentido, este libro sirve para para conocer y celebrar en sentido muy profundo la Navidad Musulmana, centrada en María, la mujer creyente, que acoge la “palabra de Dios” y cree en ella, de un modo “virginal”, para así dar a luz, con la ayuda de Dios, a Jesús, profeta y mesías judío.

Cuando Y. Monturiol me pidió el prólogo, como experto en mariología cristiana, el libro se titulaba como en el título de esta postal: El poder secreto de María, y así escribí mi texto (que ofreceré a continuación a mis lectores). Después, como sucede en estos casos, y dado que algunas editoriales cristianas y musulmanas ponían dificultad para editar el libro, pareció conveniente cambiar él título, que es más apropiado para una editorial como Mandala.

Por eso, el libro se ha títulado al fin: Fuentes heterodoxas sobre la madre de Jesús. Es un título resoetable, que puede servir para algunos lectores, y así lo recibo con gozo, pero indicando que la palabra fuentes heterodoxas no responde en realidad al contenido del libro:

Ni el proto-evangelio de Santiago es heterodoxo para los cristianos, sino un apócrifo muy bien conocido y utilizado por la iglesia en su piedad y en su liturgia desde el siglo III al XX.

Ni es heterodoxo el Corán en sus suras marianas, estudiadas por Y. Monturiol . El Corán no es heterodoxia critiana, sino una inmensa y benemérita tradición religión, con elementos muy cercanos al cristianismo, sobre todo en referencia a María.

Ni son finalmente heterodoxas las fuentes y textos de V. Haya, T. Forcades y D. Pacheco, de los que hablará a continuación…ni las reflexiones y comentarios de Y. Munturiol, que recuperan y presentan con fidelidad las mejores tradiciones marianas del Corán, que no son “cristianas” en sentido estricto, pero mucho menos heterodoxas.

En esa línea, Yaratullah/María Monturiol y sus colaboradores han (hemos) asumido el reto de desvelar aspectos esenciales del “secreto” de María, la Madre de Jesús, desde una perspectiva universal y musulmana.

El cuerpo del libro, con la conclusión (págs. 17-84, 143-158) ha sido escrito por Y. Monturiel, ofreciendo la visión espiritual y teológica más precisa de la Madre de Jesús en los apócrifos marianos (en especial del proto-evangelio de Santiago) y en el Corán. En esa línea, la autora elabora una tesis que armoniza episodios coránicos con las mencionadas fuentes apócrifas. así, por ejemplo, destaca su ubicación desde niña en el Templo de Jerusalem, su honda formación en la sabiduría judaica, y el pacto de alianza que se establece entre cuatro figuras clave: Zakarías, Juan Bautista, María y Jesús.

— Siguen cinco apéndices (págs 85-142).

(1) D. Pacheco SJ (misionero critiano en Japón), María la Sabia en las fuentes japonesas, traduce por primera vez al castellano y sitúa uno de los textos marianos más significativos de la piedad y recreación mariana de los cristianos ocultos del Japón (del siglo XVII al XIX).

(2) Tres apéndices de V. Haya (columnista de RD), traduciendo y comentando en arameo y desde el arameo el Magníficat y el texto de la Anunciación en Lc 1, para ofrecer así una lectura antes inédita de la tradición y piedad mariana en la lengua de Jesús y de María (con los primeros cristianos palestinos y sirios).

(3) Revisión de los dogmas marianos, por Teresa Forcades, teóloga y pensadora política catalana, del Monasterio de San Benet de Montserrat. Su visión ofrece la mejor relectura antropológica (más que feminista) del dogma y de la tradición mariana de la Iglesia.

(4) Finalmente, he tenido el honor de escribir el prólogo del libro, que a continuación presento a los lectores de este blog.

Quiero felicitar a Y. Monturial por haber escrito el grueso de este libro, y por habernos invitado a los colaboradores a ofrecer nuestra visión del tema. Felicito también a (Mandala Ediciones (c/ Treviño, 28003.Madrid) por haberlo publicado de forma tan bella.

Desvelar a María, velarla de nuevo
Islam y Cristianismo (Xabier Pikaza)

Yaratullah (=María) Monturiol ha escrito un libro precioso sobre María, la Madre de Jesús, conforme a la tradición del Corán. Con esta ocasión, respondiendo a su invitación, he querido escribir un prólogo en el que expongo cuatro retos de la mariología (estudio del sentido de la Madre de Jesús) y ofrezco una comparación entre María y Muhammad.

Cuatro retos

Ciertamente, debemos desvelar el rostro de María, para verla en su interior, en su verdad, como mujer y madre privilegiada del profeta mesiánico. Pero, al mismo tiempo, cuanto más la desvelamos más debemos velarla para descubrir su misterio de mujer y de creyente, en la línea que ha puesto de relieve Muhammad. Él no repite lo que dice la Biblia, sino que acentúa rasgos que la tradición cristiana ha dejado después en un segundo plano. Pero su aportación es muy significativa para la historia de la teología y de la vida cristiana, en la línea de los cuatro retos que empezaré señalando.

1. El reto de la Biblia.

Ciertamente, María, la Madre de Jesús, no forma parte del argumento central del Nuevo Testamento, como bien saben las iglesias, pero ella es un tema importante, que ha de ser estudiado con rigor y asumido con honestidad, si queremos conocer la raíz del cristianismo, pues forma parte de la revelación de la Iglesia primitiva, desde Pablo (que la mantiene en gran parte velada, desde Gal 4, 4) y Marcos (que la sitúa en un plano discutid, desde Mc 3, 31-35), hasta Lucas y Juan que recuperan su figura para el conjunto de la vida cristiana.

En esa línea podríamos afirmar que Nuevo Testamento ofrece un testimonio de recuperación de María entendida en sentido personal (ella ha debido descubrir y aceptar el mensaje de su hijo) y eclesial (la iglesia ha debido comprender lo que ella significa en el plano de Dios). En sentido estricto, la forma de entender a María define de algún modo nuestro acceso histórico y teológico al Nuevo Testamento (partiendo, por ejemplo, de Lc 1-2).

2. El reto de la iglesia.

Las diversas iglesias, y en especial la católica, están corriendo el riesgo de perder su herencia mariana y/o de encerrarse en una restauración arqueológica de su origen histórico, sin tener en cuenta su hondura evangélica. No todo se resuelve en la Iglesia con María, pero muchas cosas se pueden plantear mejor si se sitúan rectamente, a la luz de lo que ella significa, volviendo al evangelio, en una labor de conjunto en la que son importantes las diversas perspectivas (voces tradicionales y renovadores, de protestantes y católicos…).

María fue un reto para la primera Iglesia (como he destacado al hablar de la Biblia), y ella sigue siendo un reto para nuestras iglesias en este momento en que es necesario un ecumenismo humano, social y religioso. En esa línea resulta necesaria una recuperación (=recreación) de las figuras femeninas del entorno del Jesús y del principio del cristianismo, entre las que destaca, sin duda, María de Magdala, como muchos están destacando en nuestro tiempo. Pero, a su lado, resulta absolutamente necesaria la recuperación de María de Nazaret, la Madre de Jesús, por lo que ha significado y significa en la tradición cristiana.

3. Reto social.

Muchos hombres y mujeres de nuestro tiempo están poniendo de relieve la importancia del Magníficat o Canto de María (Lc 1, 51-53), por lo que significa e implica de conversión y transformación social, en una línea que viene de los grandes profetas antiguos de Israel (desde Amós e Isaías), hasta el mismo Muhammad, defensor de los pobres. Resulta sorprendente el hecho de que Lucas haya situado en boca de María el canto más intenso de liberación (de inversión) del Nuevo Testamento, vinculando en ella la herencia profética de Israel y la experiencia pascual de los cristianos. Leer más…

General, Islam , , , , ,

María, hermana nuestra

Miércoles, 20 de diciembre de 2017
Comentarios desactivados en María, hermana nuestra

adviento

Del blog Amigos de Thomas Merton:

“En la Galilea del siglo I, pobre y explotada, agitada políticamente y desestimada en lo religioso, sucedieron cosas admirables. Allí, una mujer, María de Nazaret, se convirtió en testigo de algo inmenso: testigo de la entrañable misericordia de Dios. De lo que es y hace ese Dios. De sus costumbres y maneras, de su tendencia a adelantarse y a tomar la iniciativa para bendecir y hacer bien.

María era una mujer de pueblo, y nada más. Su mínima densidad social muestra lo que Dios ve, en qué se fija; y su vida corriente revela cómo ese Dios se abre paso en la historia concreta de los hombres y mujeres, de cualquier época.

Teresa de Lisieux, que sabía poca cosa de crítica textual o de cuestiones historiográficas, intuía algo de todo esto, cuando se sentía atraída por María, al imaginarla mezclándose con las demás mujeres y andando por la vía común. Creía que la «llena de gracia» había vivido pobremente, sin «éxtasis, ni raptos, ni sonoros milagros», y le cantaba: «Tú me haces comprender que no es cosa imposible caminar tras tus huellas».

Cada año, vuelve la «fiesta de la gracia de María», la fiesta que celebra que estuvo envuelta, anticipadamente, en el amor y la fidelidad de Dios. Y celebramos lo que esa gracia especial descubre: que eso es lo que quiere hacer Dios, el camino que quiere recorrer con todos los seres humanos: envolver la vida de todos en ese amor absoluto.

Pero María era, también, una mujer libre y con capacidad de decisión. No se vio forzada por Dios, ni por su gracia anticipada. Y, cuando el Espíritu llamó a su vida, no dio un paso adelante porque no le quedara otro remedio. Dijo: «que se cumpla en mí tu Palabra», y lo hizo desde su fe y su libertad. Así es como pudo el Espíritu crear en ella una vida nueva.

Cuando el Espíritu de Dios encuentra abierta la puerta de la libertad humana y de la confianza, crea, realiza algo nuevo, algo que será un fruto para los demás. Ese es el modo de actuar del Espíritu de Dios, que en María se hace especialmente transparente.

Celebrar la Inmaculada es recordar que hay una buena noticia para todos los seres humanos y es mantener la esperanza en esta tierra. Es revivir la acción poderosa de Dios, poderosa en el amor y fuerte en la fidelidad. Pero conlleva un riesgo: el de perder de vista lo que la Iglesia, con paciencia y profundidad, ha logrado recuperar de María de Nazaret. Todo aquello que llevó a Pablo VI a llamar a la Madre de Jesús, «verdadera hermana nuestra».

Devolver a María su humanidad, en nada disminuye su grandeza. Muestra su hondura –la que puede alcanzar el ser humano– y su inmensa capacidad, su ser imagen de Dios, en definitiva. Y revela la presencia creadora, la fuerza de la Palabra cuando es acogida.

Los escuetos relatos bíblicos dejan el rastro que se puede seguir para acercarse a María. ¿Qué sucedió? Nadie lo sabe exactamente. María aceptó la palabra que Dios le dirigió, dio fe a la presencia del Espíritu y respondió libremente: así se hizo carne Dios.

La magnitud del misterio, no disipa el rigor de la historia ni trastoca mágicamente las circunstancias. Más bien, desvela cómo lo grande se realiza a través de lo pequeño.

La decisión de María cambió la historia de la humanidad, pero tuvo para ella consecuencias graves y la llevó a recorrer un camino difícil. Si conoció la inmensa alegría que nace de vivir con el ancla echada en Dios y de la fe compartida, también vivió la más larga y dolorosa soledad.

Teresa de Jesús recordaba a María al pie de la cruz y decía que estaba allí «no dormida». Hablaba de una mujer despierta en el mundo, consciente del dolor y de las fosas de desesperanza que pueden tragarse a la humanidad, a la vista de la injusticia. Porque lo que María veía era a su hijo, que había sido repudiado sin haber hecho nada malo, hasta el punto de ser torturado y condenado a muerte por los poderes del momento.

El siglo XXI está lleno de Galileas. Lugares desechados, en el tercer mundo y en el primero. Poblados de chabolas, barrios deprimidos, ciudades arrasadas por las guerras, países hundidos bajo dictaduras, de la mano de un hombre o del puño del dinero. Y está, todavía, lleno de mujeres que no pueden levantar la cabeza como lo hizo María: con libertad y dignidad.

Su Cántico es el canto de una mujer verdadera y por eso puede tender la mano a quienes habitan en esos lugares. Su gracia se hace solidaria y se extiende por generaciones, como la misericordia de Dios, que deshace el camino de los poderosos y endereza a los hundidos.

Esta mujer es María Inmaculada, «verdadera hermana nuestra». La mujer de fe, que reclama y sostiene en los creyentes la confianza en Dios, la fe que puede hacer que sigan sucediendo cosas admirables en todas las Galileas.”

*

Gema Juan

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad ,

La Aurora

Viernes, 8 de diciembre de 2017
Comentarios desactivados en La Aurora

pieta-kim-ki-duk

La aurora es un momento fabuloso: el que precede inmediatamente al salir el sol. Antes sólo eran tentativas. Un leve palidecer el cielo por oriente, apenas visible en la noche. Sigue un clarear creciente, lentamente al comienzo, luego más rápidamente, siempre más rápidamente. Finalmente un instante en el que el surgir de la luz es tan victorioso y ardiente, el esplendor tan cegador a los ojos habituados a la noche, que nos podríamos creer ante el mismo sol: apenas un instante después, como una llamarada, su luz arde en el hilo del horizonte. Y finalmente el sol. Hasta ese momento, nos podíamos haber engañado, pues ya se transparentaba en lo que sólo era la aurora. Lo mismo la Inmaculada concepción. Primero, a lo largo de los siglos precedentes, se trataba del alba de Cristo, de los comienzos de su pureza y santidad, ya maravillosos considerando que se realizaban en la naturaleza humana, pero aún oscuros respecto a El. María es el culmen de la aurora, el surgir del día. Pero su luz ilumina a todos. La Inmaculada concepción distingue a María de los demás humanos sólo para unirla más a Cristo, que pertenece a todos (…).

Tras el decreto que estableció la venida de Cristo, se da esta larga preparación que ya la realiza inicialmente y que llena toda la historia antigua de la humanidad. Ahora bien, toda esta preparación lleva a María, porque ella (…) es portadora de Cristo. La preparación es inmensa: es la única obra de Dios mismo en este mundo; se compromete con todo su amor: haciendo confluir, en virtud de su gracia, todo lo que en nuestros esfuerzos humanos hay de verdaderamente bueno: se plasma una naturaleza humana que será la suya.

Llega un día en que todo está preparado. En la Virgen todo se reúne para pasar de ella al Hijo (…). María es la figura absoluta y total, y lo es para siempre, porque, siendo Madre de Dios, es la que une el Hombre-Dios con la humanidad.

*

É. Mersch,
La théologie du Corps mystique,
I
, Tournai 1944, 219-221.

***

La misión maternal de María hacia los hombres no oscurece ni disminuye de ninguna manera la única mediación de Cristo, sino más bien muestra su eficacia.

Porque todo el influjo salvífico de la bienaventurada Virgen en favor de los hombres nace del divino beneplácito y de la superabundancia de los méritos de Cristo, se apoya en su mediación, depende totalmente de ella y de la misma saca toda su virtud; y lejos de impedirla, fomenta la unión inmediata de los creyentes con Cristo.

La bienaventurada Virgen, predestinada, junto con la Encarnación del Verbo, desde toda la eternidad, cual Madre de Dios, por designio de la divina providencia,  fue en la tierra la esclarecida Madre del Divino Redentor y, de forma singular, la generosa colaboradora entre todas las criaturas y la humilde esclava del Señor.

Y esta maternidad de María perdura sin cesar en la economía de la gracia, desde el momento en que prestó fiel asentimiento en la Anunciación y lo mantuvo sin vacilación al pie de la cruz, hasta la consumación perfecta de todos los elegidos. Pues una vez recibida en los cielos, no dejó su oficio salvador, sino que continúa alcanzándonos por su múltiple intercesión los dones de la eterna salvación.

Con su amor materno cuida de los hermanos de su Hijo, que peregrinan y se debaten entre peligros y angustias y luchan contra el pecado hasta que sean llevados a la patria feliz. Por eso, la bienaventurada Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de abogada, auxiliadora, socorro, mediadora.

La Iglesia no duda en atribuir a María ese oficio subordinado: lo experimenta continuamente y lo recomienda al corazón de los fieles para que, apoyados en esta protección maternal, se unan más íntimamente al Mediador y Salvador .

*

Del Concilio Vaticano II, Lumen gentium, 60-62.

***.

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , ,

Nuestra Señora del Pilar, Patrona de Aragón y Zaragoza

Jueves, 12 de octubre de 2017
Comentarios desactivados en Nuestra Señora del Pilar, Patrona de Aragón y Zaragoza

136f9095482933f8074b8befdc0fed89El origen de la devoción a la Virgen del Pilar se remonta al siglo I. Cuenta la leyenda que, desde Jerusalén, donde aún vivía la Virgen María, vino a España para confortar al apóstol Santiago el Mayor en las tareas de evangelización. La tradición afirma que lo visitó milagrosamente a las orillas del río Ebro, donde Santiago estaba reunido con los primeros hispanos convertidos al cristianismo.

Como recuerdo de aquel acontecimiento se levantó más tarde en aquel lugar una capillita en honor de Nuestra Señora, venerando su imagen en un pilar. Documentos monacales del siglo IX dan testimonio del templo dedicado en la ciudad de Zaragoza a María siempre Virgen.

La advocación de nuestra Señora del Pilar ha sido objeto de un especial culto por parte de los españoles. En pocos templos de los pueblos de España falta la imagen de la Virgen del Pilar.

Su basílica, a las orillas del Ebro a su paso por Zaragoza, es un lugar privilegiado de oración, donde sopla con fuerza el Espíritu.

Esta devoción a la Virgen del Pilar fue llevada también en las carabelas de Colón hasta los pueblos hermanos de América. Desde el año 1908, en el interior de la gran basílica que hoy existe en Zaragoza, junto al altar de la Virgen hacen guardia de honor a nuestra Señora las banderas de los países hispanoamericanos.

El papa Inocencio XIII, en 1723, concedió oficio litúrgico propio de la Virgen del Pilar para el día 12 de octubre.

***

LECTIO

Primera lectura:

Primer libro de las Crónicas 15,3-4.15-16; 16,1-2

David reunió en Jerusalén a todo Israel para trasladar el arca del Señor al lugar que le había preparado. Reunió a los hijos de Aarón y a los levitas.

Los levitas transportaron el arca apoyando las barras sobre sus hombros, como lo había prescrito Moisés, por orden del Señor.

David ordenó a los jefes de los levitas que dispusieran a sus hermanos los cantores con todos los instrumentos musicales de acompañamiento, arpas, cítaras y címbalos, e hicieron resonar bellas melodías en señal de regocijo.

Metieron el arca de Dios y la colocaron en medio de la tienda que David había levantado para ella. Ofrecieron luego al Señor holocaustos y sacrificios de reconciliación.

Cuando David terminó de ofrecer los holocaustos y los sacrificios de reconciliación, bendijo al pueblo en nombre del Señor.

 

Estos versículos de los capítulo 15 y 16 del libro de las Crónicas, que presenta la liturgia en la fiesta de la Virgen del Pilar, hacen referencia a la gran fiesta que celebró David el día que trasladó el arca de Dios desde Baalá a Jerusalén. Dice el texto del libro de Samuel que en esa fiesta «David danzaba ante el Señor frenéticamente… entre gritos de júbilo y al son de trompetas» (2 Sm 6,14-15). Jerusalén se convierte, por la presencia del arca, en ciudad santa, ciudad bendecida por Dios. En aquella fiesta, David convocó a todo Israel: era una fiesta nacional de bombo y platillo.

En las letanías de nuestra Señora invocamos a María como Arca de la Nueva Alianza y Templo del Espíritu Santo. Aquel regocijo de David con todo su pueblo, las ofrendas y oraciones que hicieron y la bendición que recibieron eran imágenes de esta fiesta en la que el arca de la Nueva Alianza vino de Jerusalén a Zaragoza para bendecir a los nuevos cristianos y para asentar su trono en el gran templo de nuestros corazones.

***

Segunda lectura:

Hechos de los apóstoles 1,12-14

Entonces regresaron a Jerusalén desde el monte de los Olivos, que dista poco de Jerusalén, lo que se permitía andar en sábado.

Y así que entraron, subieron a la estancia de arriba, donde se alojaban habitualmente. Eran Pedro y Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago el de Alfeo, Simón el Zelota y Judas el de Santiago.

Todos ellos hacían constantemente oración en común con las mujeres, con María, la madre de Jesús, y con sus hermanos.

 

 Después de la ascensión de Jesús a los cielos, el libro de los Hechos de los apóstoles se centra en la constitución de la comunidad cristiana. Los que le habían seguido por el camino son convocados por el Espíritu para seguir con la misión de Jesús. En el grupo de los que acompañaban a Jesús en su vida pública estaban María, su madre, y otras mujeres. El evangelio de Lucas, en el capítulo 8, dice que junto con los Doce le seguían María Magdalena, Juana, Susana y otras muchas.  En estos versículos que leemos en la fiesta de la Virgen del Pilar, se resalta la presencia de María en esta primera comunidad pospascual. Ella, los apóstoles y algunas mujeres perseveraban en la oración común.

Esta oración entre hombres y mujeres da un tono peculiar a la primera comunidad cristiana, muy distinto a lo que se hacía en la sinagoga judía. Jesús había roto la separación, y la primera comunidad sigue acorde con el estilo de Jesús. Podemos pensar en la importancia de María en la formación de esa primera comunidad de Jerusalén y trasladar, sin esfuerzo, esa misma importancia en el apoyo a Santiago en la formación de la primera comunidad de España.

*

Evangelio:

Lucas 11,27-28

Mientras decía esto, una mujer de entre la gente gritó:

– «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron».

Pero él le dijo:

«Dichosos más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica».

 

Arrebatada por la emoción del momento, una mujer del pueblo, corazón en mano, alaba a Jesús y le dice cuan orgullosa tenía que estar su madre por haberlo llevado en su seno. Las palabras de la mujer son un cumplimiento de la profecía sobre María de Lc 1,28: «Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones».

Pero Jesús, humilde y sencillo como su madre, traslada la atención de él mismo y de su madre a una insistencia más central: realmente, es más dichoso el que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica. La grandeza personal de María está en haber escuchado a Dios y haber dado un «sí» incondicional.

María escuchó y puso en práctica la Palabra de Dios al responder en la anunciación: «He aquí la esclava del Señor». Es una actitud humilde, valiente, libre y auténtica.

María, que meditó en su corazón las palabras y los gestos de Jesús, hace pensar en aquellos que «escuchan la Palabra con un corazón noble y generoso» (Lc 8,15).

*

MEDITATIO

Del libro del Eclesiástico 24,3-15:

Yo salí de la boca del altísimo y cubrí la tierra como una niebla. Habité en las alturas, y mi trono fue columna de nube. Sola recorrí el círculo celeste, y por las profundidades del abismo me paseé. En las olas del mar, en toda la tierra, en todo el pueblo y nación yo imperé. En todos ellos busqué el reposo, y en qué territorio instalarme. Entonces me ordenó el creador de todas las cosas, mi hacedor fijó el lugar de mi habitación, y me dijo: «Pon tu tienda en Jacob, y en Israel ten tu heredad».

Desde el principio y antes de los siglos me creó, y existiré eternamente. En su santa tienda, en su presencia, ejercí el ministerio, y así en Sión me instalé. En la ciudad amada establecí mi residencia, y en Jerusalén tuve la sede de mi imperio. En el pueblo glorioso eché raíces, en la porción del Señor, en su heredad. Crecí como el cedro en el Líbano, como el ciprés en las montañas del Hermón. Crecí como palmera en Engadí, cual brote de rosa en Jericó; como magnífico olivo en la llanura, crecí como el plátano. Como el cinamomo y el espliego he dado mi aroma, como mirra escogida exhalé mi perfume; como gálbano, ónix y estacte, y como perfume de incienso en el tabernáculo. Yo extendí como terebinto mis ramas, y mis ramas están llenas de gracia y de majestad. Como vid eché hermosos sarmientos, y mis flores dan frutos de gloria y de riqueza. Venid a mí los que me deseáis, y saciaos de mis frutos.

*

ORATIO

Virgen santa del Pilar:

Desde este lugar sagrado

alienta a los mensajeros del Evangelio,

conforta a sus familiares

y acompaña maternalmente

nuestro camino hacia el Padre,

con Cristo, en el Espíritu Santo. Amén.

(Oración de Juan Pablo II ante el altar de la Virgen del Pilar en Zaragoza.)

 

*

CONTEMPLATIO

La piedad de la Iglesia a la santísima Virgen María es un elemento intrínseco del culto cristiano. La veneración que la Iglesia ha dado a la Madre del Señor en todo tiempo y lugar -desde el saludo y la bendición de Isabel hasta las expresiones de alabanza y súplica en nuestro tiempo- constituye un sólido testimonio de que la lex orandi de la Iglesia es una invitación a reavivar en las conciencias su lex credendi. Y viceversa: la fe viva de la Iglesia requiere que por todas partes florezca lozana su oración fervorosa a la Madre de Cristo. Culto a la Virgen de raíces profundas en la palabra revelada y de sólidos fundamentos dogmáticos.

La misión maternal de la Virgen empuja al pueblo de Dios a dirigirse con filial confianza a aquella que está siempre dispuesta a acogerlo con afecto de madre y con eficaz ayuda de auxiliadora; por eso el pueblo de Dios la invoca como consoladora de los afligidos, salud de los enfermos, refugio de los pecadores, para obtener consuelo en la tribulación, alivio en la enfermedad, fuerza liberadora en el pecado; porque ella, la libre de todo pecado, conduce a sus hijos a esto: a vencer con enérgica determinación el pecado. Y -hay que afirmarlo nuevamente- dicha liberación del pecado es la condición necesaria para toda renovación de las costumbres cristianas.

La santidad ejemplar de la Virgen mueve a los fieles a levantar «los ojos a María, la cual brilla como modelo de virtud ante toda la comunidad de los elegidos». Virtudes sólidas, evangélicas: la fe y la dócil aceptación de la Palabra de Dios (cf. Lc 1,26-38; 1,45; 11,27-28; Jn 2,5); la obediencia generosa (cf. Lc 1,38); la humildad sencilla (cf. Lc 1,48); la caridad solícita (cf. Lc 1,39-56); la sabiduría reflexiva (cf. Lc 1,29.34; 2,19.33.51); la piedad hacia Dios, pronta al cumplimiento de los deberes religiosos (cf. Lc 2,21.22-40.41), agradecida por los bienes recibidos (Lc 1,46-49); la fortaleza en el destierro (cf. Mt 2,13-23), en el dolor (cf. Lc 2,34-35.49; Jn 19,25); la pobreza llevada con dignidad y confianza en el Señor (cf. Lc 1,48; 2,24); el vigilante cuidado hacia el Hijo desde la humildad de la cuna hasta la ignominia de la cruz (cf. Lc 2,1-7; Jn 19,25-27); la delicadeza provisoria (cf. Jn 2,1-11); la pureza virginal (cf. Mt 1,18-25; Lc 1,26-38); el fuerte y casto amor esponsal.

De estas virtudes de la Madre se adornarán los hijos que con tenaz propósito contemplan sus ejemplos para reproducirlos en la propia vida. Y tal progreso en la virtud aparecerá como consecuencia y fruto maduro de aquella fuerza pastoral que brota del culto tributado a la Virgen.

La piedad hacia la Madre del Señor se convierte para el fiel en ocasión de crecimiento en la gracia divina: finalidad última de toda acción pastoral. Porque es imposible honrar a la «llena de gracia» (Le 1,28) sin honrar en sí mismo el estado de gracia, es decir, la amistad con Dios, la comunión en Él, la inhabitación del Espíritu. Esta gracia divina alcanza a todo el hombre y lo hace conforme a la imagen del Hijo (cf. Rom 2,29; Col 1,18).

La Iglesia católica, basándose en su experiencia secular, reconoce en la devoción a la Virgen una poderosa ayuda para el hombre hacia la conquista de su plenitud. (De la exhortación del papa Pablo VI Marialis cultus.)

*

ACTIO

Reunirme hoy en oración con otros, como María con otras mujeres y los apóstoles, y pedir al Espíritu Santo fortaleza para los evangelizadores que están en tierra de misión.

*

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

El milagro de Calanda

Como en otros santuarios marianos, los fieles han recibido en el de nuestra Señora del Pilar favores extraordinarios que han atribuido a su intercesión ante la omnipotencia divina. Desde el siglo XIII se habla en los documentos que conserva su archivo de «los mytos et innumerabiles miraglos que Nuestro Seynor Jesucristo feitos a et cada día facer non cesa en los ovientes devoción en la gloriosa et bienaventurada Virgen María suya Santa María del Pilar».

Un manuscrito del siglo XV recogió algunos de ellos. Y en 1680 el canónigo Félix de Amada dio a la imprenta una colección de milagros obrados por intercesión de la Virgen del Pilar. Entre ellos, es universalmente conocido el llamado milagro de Calando, por su evidente superación de las fuerzas de la naturaleza y por su innegable verdad histórica. Tuvo lugar entre las diez y las once de la noche del jueves 29 de marzo de 1640, en la villa aragonesa de Calanda y en la persona del ¡oven de 23 años Miguel Juan Pellicer, al cual, debido a un accidente, hubo que amputársele la pierna derecha en octubre de 1637 en el hospital de Gracia, de Zaragoza, por el cirujano Juan Estanca, siendo enterrada por el practicante Juan Lorenzo García.

Tras su convalecencia, durante dos años, fue mendigo en la puerta del templo de nuestra Señora del Pilar, de la que era muy devoto desde su niñez, por existir una ermita de esta advocación en Calando, y a la que se había encomendado antes y después de su operación, confesando y comulgando en su santuario.

Vuelto a la casa de sus padres en Calanda a primeros de marzo de 1640, el citado día 29 de ese mes, habiéndose acostado en la misma habitación de sus padres, por haber un soldado alojado en su casa, lo encontraron éstos dormido media hora más tarde con dos piernas, notándosele en la restituida las mismas señales de un grano y unas cicatrices que tenía la amputada.

A instancias del Ayuntamiento de Zaragoza, adonde acudió Miguel Juan tras su curación a dar gracias a la Virgen del Pilar, se incoó en el Arzobispado un proceso el 5 de junio de 1640, pronunciando sentencia afirmativa de calificación milagrosa el arzobispo Pedro Apaolaza, asesorado por nueve teólogos y canonistas, el 27 de abril de 1641. Se conserva íntegro el texto de este proceso con las declaraciones de los 25 testigos.

El milagro se divulgó rápidamente por todas partes. El mismo papa Urbano VIII fue informado personalmente por el jesuíta aragonés F. Franco en 1642. Entre los milagros, que por definición son todos excepciones de la naturaleza, el de Calanda es a su vez excepcional; por eso las relaciones coetáneas lo calificaron de «milagro inaudito en todos los tiempos». (Por Tomás Domingo Pérez, en el Libro de la Virgen, C.B.C.)

***

 

Espiritualidad ,

“Arrebatos”, por Dolores Aleixandre

Jueves, 12 de octubre de 2017
Comentarios desactivados en “Arrebatos”, por Dolores Aleixandre

4838325f1088f6398eefab7d75b76f87-sainte-marie-blessed-motherDe su blog Un grano de Mostaza:

Henoc trataba con el Señor y después desapareció porque el Señor se lo llevó” (Gen 5,24); “Elías fue arrebatado por un torbellino” (2 Re 2,11); “Yo no era profeta ni hijo de profeta pero el Señor me agarró…” (Am 7,14); “Sé de un cristiano que hace catorce años fue arrebatado al paraíso…”(2Co 12, 4); “El Espíritu de Señor arrebató a Felipe”(He 8,39)…

Como para los autores de la Biblia ni los personajes ni las palabras están bajo arresto domiciliario y circulan por ella con libertad, no tienen problema ninguno a la hora de atribuir directamente a Dios esa acción de arrebatar, agarrar, tomar o apoderarse de alguien. Los sujetos pacientes no ofrecen resistencia y no se les da más opción que encajar sin más la situación a la que han sido trasladados.

Hay arrebatos hoy de los que nos enteramos todos: Müller se ha quedado sin prefectura, Errejón sin portavocía, Hillary sin presidencia…Otros se viven en la esfera de lo privado: una relación que se rompe, la salud que se quebranta, un cambio que sobresalta, una ausencia que se impone. En cada caso y aunque sea en talla S porque hoy somos más asustadizos y melindrosos, cuando llegan esas avalanchas inesperadas que interrumpen el fluir de nuestra vida, se nos descoloca el paisaje vital, y decimos que necesitamos tiempo para encajarlas y – ojo a la palabra sagrada -, procesarlas.

En un precioso poema de Rainer M. Rilke que cito de memoria, cuando María llega al cielo nadie se da cuenta y ella se queda en un rincón, contenta de permanecer en ese último lugar que considera el suyo y desde el que contempla embelesada la gloria de su Hijo. (Quizá estaba necesitando tiempo para despertar poco a poco de su dormición, para respirar el aire de la nueva Tierra, para acostumbrarse a la Luz…). Pero pronto un ángel la descubre, da la voz de alarma y acuden todos en tropel para conducirla a lo más alto.

Qué suerte poder contar con ella, Señora del Buen Arrebato y Madre de Descolocados, como compañera de nuestros procesos y guía de nuestros tránsitos.

Espiritualidad , ,

Las mujeres le seguían.

Lunes, 9 de octubre de 2017
Comentarios desactivados en Las mujeres le seguían.

algunas-mujeres-acompanaban-a-jesus-y-lo-ayudabanEl evangelista Lucas nos cuenta que a Jesús le acompañaban los doce y que algunas mujeres le seguían durante su misión itinerante… ¿Significa esto que tuvo también discípulas? De ser así, habría constituido algo audaz a la par que escandaloso, ya que resultaba incomprensible que un maestro enseñara los textos sagrados a mujeres y que se dejara acompañar por ellas, no una vez, sino en salidas de varios días por los caminos de Galilea y Samaría. Eran tiempos donde primaba la certeza de la condición intelectual inferior femenina y que resultaba pernicioso enseñar algo sagrado a personas “irresponsables”, de “segunda categoría”. Pero su seguimiento físico a la vista de todos, lo tiene de símbolo teológico, pues ellas también “dejando las redes (confort, prestigio, fama, seguridades…), le siguieron”.

El hecho de que los evangelios mencionen en varias ocasiones que un grupo de mujeres seguían a Jesús, es significativo. Y más todavía cuando señalan algo revelador a propósito de la Resurrección: “Ellas entonces recordaron sus palabras” (Lc 24, 5-8). Es decir, que las mujeres habían escuchado las enseñanzas para el grupo reducido de sus seguidores más cualificados que Jesús compartió en torno sobre lo que le venía encima en los últimos días de su vida, dando a entender que ellas participaron de esas enseñanzas (Marcos 16, 6-7). Y encima, solo ellas fueron las testigos directos de la Resurrección, acontecimiento central cristiano recogido por los cuatro evangelistas.

Las primeras comunidades cristianas crecieron en una cultura donde ser mujer suponía una gran desventaja social, con leyes que permitían al hombre vivir con varias esposas o concubinas (poligamia y poliginia), pero no al revés. Aun así, aquellos primeros cristianos potenciaron la participación de las mujeres en las tareas de la Iglesia, algunas de las cuales ocuparían puestos importantes en sus comunidades con funciones de liderazgo, como nos cuenta San Pablo. ¿Por qué lo hicieron? Porque fue la actitud del Maestro con ellas. En la Edad Media se intentó corregir la situación injusta que padecía la mujer, pero no fueron más allá de la discusión sobre si el género femenino tenía alma, quedando su papel reducido a labores secundarias dentro del laicado ya de por sí marginado en la comunidad eclesial.

No podemos obviar esta conducta de Jesús en clave de mensaje, la manera de relacionarse con las mujeres de su tiempo de forma constante que culminó en que fueron las primeras testigos de la gran Noticia Pascual; no fueron los apóstoles. A pesar de la posición social que tenía la mujer, Él contaba con ellas y compartía su amistad sin ceder a las presiones y comentarios. Su nivel de relación fue un tú a tú tan humano como asombroso y polémico.

Jesús rompe tabúes y cuestiona leyes, anticipándose a los tiempos. La mujer samaritana, por ejemplo, simboliza la impureza étnica porque siendo parte del pueblo elegido, los samaritanos se relacionaban con paganos provocando el mestizaje. Jesús se para a hablar con una de ellas y le ofrece lo mejor que tiene: su propia revelación. O la mujer cananea: una extranjera, gente a excluir según el sentimiento religioso de los judíos con los gentiles. Jesús ve la fe de aquella mujer y no duda en curar a su hija. Qué decir de la mujer prostituta y el escándalo que Jesús provocó al dejarse acariciar los pies con un perfume carísimo. Y con la mujer adúltera se enfrenta directamente al legalismo inmisericorde que condena lo externo y prescinde de la conducta interior; un pasaje rompedor que ratifica la primacía del amor sobre cualquier norma.

Y por encima de todo, su madre María, la persona más importante y alabada de toda la historia del pueblo de Dios, tras Jesús, modelo a seguir porque nadie como ella supo aceptar el mensaje de amor con tanta radicalidad ¿Cuál sería la actitud del Maestro con las mujeres de hoy, con la Iglesia institución y con la curia actual? Yo no soy exégeta; en esto me asemejo a los discípulos y discípulas que acompañaron la vida pública de Jesús. Pero con el viento favorable actual a los derechos de las mujeres, en un contexto infinitamente distinto al que se vivía en el siglo I, constato la asignatura pendiente de la mujer en la Iglesia. Creo que en nuestro contexto cultural, Jesús sería todavía mucho más claro en el seguimiento de las mujeres.

Gabriel Mª Otalora

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , ,

María nos ha hecho descubrir lo femenino de Dios.

Jueves, 17 de agosto de 2017
Comentarios desactivados en María nos ha hecho descubrir lo femenino de Dios.

SONY DSC Lc 1, 39-56 LA ASUNCIÓN

No debemos caer en el error de considerar a María como una entidad paralela a Dios, sino como un escalón que nos facilita el acceso a Él. El cacao mental que tenemos sobre María, se debe a que no hemos sido capaces de distinguir en ella dos aspectos: uno la figura histórica, la mujer que vivió en un lugar y tiempo determinado y que fue la madre de Jesús; otro la figura simbólica, mitológica que hemos ido creando a través de los siglos, siguiendo los mitos ancestrales de la Diosa Madre y la Madre Virgen. Las dos figuras han sido y siguen siendo importantes para nosotros, pero no debemos mezclarlas.

De María real, con garantías de historici­dad no podemos decir casi nada. Los mismos evangelios son extremadamente parcos en hablar de ella. Una vez más debemos recordar que para aquella sociedad la mujer no contaba. Podemos estar completamente seguros de que Jesús tuvo una madre y además, de ella dependió totalmente su educación durante los once o doce primeros años de su vida. El padre en la sociedad judía del aquel tiempo, se desentendía totalmente de los niños. Solo a los 12 ó 13 años, los tomaban por su cuenta para enseñarles a ser hombres, hasta entonces se consideraban un estorbo.

De lo que el subconsciente colectivo ha proyectado sobre María, podíamos estar hablando semanas. Solemos caer en la trampa de equiparar mito con mentira. Los mitos son maneras de expresar verdades a las que no podemos llegar por vía racional. Suelen ser intuiciones que están más allá de la lógica, que son percibidas desde lo hondo del ser. Los mitos han sido utilizados en todos los tiempos, y son formas muy valiosas de aproximarse a las realidades más misteriosas y profundas que afectan a los seres humanos.

En una sociedad machista, en la que Dios es signo de poder y autoridad, el subconsciente ha encontrado la manera de hablar de lo femenino de Dios a través de una figura humana, María. No se puede prescindir de la imagen de lo femenino si queremos llegar a los entresijos de la divini­dad. Hay aspectos de Dios, que solo a través de las categorías femeninas podemos expresar. Claro que llamar a Dios Padre o Madre, son solo metáforas para poder expresarnos. Usando solo una de las dos, la idea de Dios queda falsificada.

Durante milenios, se ha utilizado la idea de Dios Padre, de una manera machista para identificar al varón con Dios y de ese modo creerse el detentador del poder con relación a la mujer. Esto sigue pasando hoy día a todos los niveles, y no tenemos más remedio que denunciarlo como una tergiversación de la idea de Dios y una devaluación de todo lo femenino, incluida la parte de feminidad que existe en cada ser humano masculino.

La idea de la Madre Virgen es un mito ancestral que no tiene en absoluto connotaciones sexuales. Se trata de la Madre primordial que no necesita concurrencia de nadie para producir la vida. Seguramente la “Madre”, origen de todo lo que existe, fue la primera idea de divinidad que surgió entre los humanos. Un Dios Padre hace la creación. Un Dios Madre da a luz, procrea. La diferencia entre estos conceptos es enorme. El Padre puede desentenderse de lo creado. La Madre seguirá pendiente de lo que ha nacido de ella.

El hecho de que la Asunción sea una de las fiestas más populares de nuestra religión no garantiza que se haya entendido correctamente. Todo lo que se refiere a María tiene que ser tamizado por un poco de sentido común, que ha faltado a la hora de colocarle toda clase de capisayos que la desfiguran hasta hacerla incapaz de ser expresión de lo divino. La imagen mitológica de María será positiva, mientras no distorsione su figura, alejándola tanto de la realidad, que la convierte en inservible para acercarnos a lo divino.

La Asunción de María fue durante muchos años una verdad de fe aceptada por el pueblo sencillo. Solo a mediados del siglo pasado, se proclamó como dogma de fe. Es curioso que, como todos los dogmas, se defina en momentos de dificultad para la Iglesia, con el ánimo de apuntalar los privilegios que la sociedad le estaba arrebatando.

Hay que tener en cuenta que una cosa es la verdad que se quiere definir y otra muy distinta la formulación en que se mete esa verdad. Ni Jesús, ni María, ni ninguno de los que vivieron en su tiempo, hubieran entendido nada de esa definición. Sencillamente porque está hecha desde una filosofía completamente ajena a su manera de pensar. Para ellos el ser humano no es un compuesto de cuerpo y alma, sino una única realidad que se puede percibir bajo diversos aspectos, pero sin perder nunca su unidad.

No podemos entender literalmente el dogma. Pensar que un ser físico, María, que se encuentra en un lugar, la tierra, es trasladado localmente a otro lugar, el cielo, no tiene ni pies ni cabeza. Hace unos años se le ocurrió decir al Papa Juan Pablo II que el cielo no era un lugar, sino un estado. Pero me temo que la inmensa mayoría de los cristianos no ha aceptado la explicación, aunque nunca la doctrina oficial había dicho tal cosa.

Cuando el dogma habla de “en cuerpo y alma”, no debemos entenderlo como lo material o biológico por una parte, y lo espiritual por otra. El hilemorfismo, mal entendido, nos ha jugado un mala pasada. Los conceptos griegos de materia y forma, son ambos conceptos metafísicos. El dogma no afirma que el cuerpo biológico de María está en alguna parte, sino que todo el ser de María ha llegado a identificarse con Dios.

Cuando nos dicen que fue un privilegio, porque los demás serán llevados de la misma manera al cielo, pero después del juicio final, ¿De qué están hablando? Para los que han terminado el curso de esta vida, no hay tiempo. Todos los que han muerto están en la eternidad, que no es tiempo acumulado, sino un instante. Concebir el más allá, como si fuera continuación del más acá, nos ha metido en un callejón sin salida; y parece que muchos se encuentran muy a gusto en él. Del más allá no sabemos nada.

El dogma es un intento de proponer que la salvación de María fue absoluta y total, es decir, que alcanzó su plenitud. Esa plenitud solo puede consistir en una identificación con Dios. Como en el caso de la ascensión, se trata de un cambio de estado. María ha terminado el ciclo de su vida terrena y ha llegado a su plenitud, no a base de añadidos externos sino por un proceso interno de identificación. En esa identificación con Dios no cabe más. Ha llegado al límite de las posibilidades. Esa meta es la que nos espera. En lenguaje bíblico “cielos” significa el ámbito de lo divino. María está ya en “el cielo”.

Los relatos de la infancia son teología. No tiene sentido entenderlos literalmente. Inspirándose en el AT, Lc nos traza los rasgos fundamentales de lo que descubrieron en Jesús los primeros cristianos. Lo que afirma de Jesús, es lo que pensaban de él cuando ya había desarrollado su actividad. María, una vez concebido Jesús, se convierte en cristiana. Va a ayudar a su prima que la necesitaba. Lo que sucede entre Jesús y Juan en el vientre de sus madres, pretende dejar claro que Jesús es más que Juan.

Meditación

El Magníficat: resumen de las aspiraciones de un pueblo.
Este cántico pone en boca de María estos sentimientos
y nos invita a desarrollarlos interiormente.
Su mejor obra la desplegó Dios en María, al decir “Fiat”.
La seguirá desplegando en cada uno de nosotros,
En la medida que sepamos estar, como ella, disponibles.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , , , ,

La Asunción

Martes, 15 de agosto de 2017
Comentarios desactivados en La Asunción

holy-thursday-the-last-supper

ASUNCION

Plenitud de agosto,
vuelo de Asunción.
Bodega con mosto
de tu Corazón.

Rutas de Araguaia,
con mi pueblo en cruz.
Mi «seca» y tu playa:
la Paz de Jesús.

Lograda María,
llegada Asunción,
que reclama y guía
nuestra romería
de Liberación.

*

Pedro Casaldáliga

***

img43

***

María de todos nuestros deseos
y de todas nuestras esperanzas …

Te saludo María,
madre de todos nuestros deseos de ser felices.
Eres la tierra que dice sí a la vida.
Eres la humanidad que consiente en Dios.
Eres la fruta de las promesas del pasado
y el futuro de nuestro presente.
Eres la fe que acoge lo imprevisible,
eres la fe que acoge lo invisible

Te saludo María,
madre de todas nuestras búsquedas
de este Dios imprevisto.
Del Templo donde lo pierdes,
al Calvario donde es colgado
su camino te parece una locura.
Eres cada uno de nosotros que busca a Jesús,
sin comprender bien su vida y sus palabras.
Eres la madre de las oscuridades de la fe,
tú quien observas todos los acontecimientos en tu corazón,
profundizas y meditas todos nuestros ” ¿por qué? ”
Y quien confía en el futuro de Dios, tu Señor.

Te saludo María,
madre de todos nuestros sufrimientos.
Eres la mujer de pie
al pie del hombre crucificado,
eres la madre de todos los que lloran
la inocencia masacrada y el preso torturado.

Te saludo María,
madre de Jesús y del discípulo que creyó.
Eres la madre de los Hombres y de la Iglesia,
estás en la encrucijada de la historia de la salvación
que Dios inventa desde Abraham y Moisés.

Te saludo María,
madre de todos nuestros pentecostés.
Eres, con los apóstoles,
la Iglesia que ruega y acoge los dones del Espíritu Santo.

Te saludo María,
madre de todas nuestras esperanzas.
Eres la estrella radiante de pueblo en marcha hacia Dios.
Eres el anuncio de la humanidad transfigurada,
eres el éxito de la creación
que Dios hizo para su eternidad.

*

Michel Hubaut
Oración extraída de « Cristo nuestra felicidad, aprender a orar con san Francisco de Asís y Santa Clara de Asís», Éditions Fayard, 1986

2

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , ,

Martes 15 de Agosto de 2014. La Asunción

Martes, 15 de agosto de 2017
Comentarios desactivados en Martes 15 de Agosto de 2014. La Asunción

SSCC DelegacioPlata7

1ª LECTURA

Apocalipsis 11,19a;12,1.3-6a.10ab

Una mujer vestida del sol, la luna por pedestal

Se abrió en el cielo el santuario de Dios y en su santuario apareció el arca de la alianza. Después apareció una figura portentosa en el cielo: Una mujer vestida de sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas. Apareció otra señal en el cielo: Un enorme dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos y siete diademas en las cabezas. Con la cola barrió del cielo un tercio de las estrellas, arrojándolas a la tierra. El dragón estaba enfrente de la mujer que iba a dar luz, dispuesto a tragarse el niño en cuanto naciera. Dio a luz un varón, destinado a gobernar con vara de hierro a los pueblos. Arrebataron al niño y lo llevaron junto al trono de Dios. La mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar reservado por Dios. Se oyó una gran voz en el cielo:

-“Ahora se estableció la salud y el poderío, y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo.”

Salmo responsorial: 44

De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir.

Hijas de reyes salen a tu encuentro,

de pie a tu derecha está la reina,

enjoyada con oro de Ofir. R.

Escucha, hija, mira: inclina el oído,

olvida tu pueblo y la casa paterna;

prendado está el rey de tu belleza:

póstrate ante él, que él es tu Señor. R.

Las traen entre alegría y algazara,

van entrando en el palacio real. R.

2ª LECTURA

1Corintios 15,20-27a

Primero Cristo como primicia; después todos los que son de Cristo

Hermanos:

Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza.

Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte. Porque Dios ha sometido todo bajo sus pies.

EVANGELIO

Lucas 1,39-56

El Poderoso ha hecho obras grandes por mí; enaltece a los humildes

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludo a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito:

“¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.”

María dijo:

“Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.”

María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

*

Homilía de Monseñor Romero sobre los textos litúrgicos de hoy (15 de Agosto de 1977)

***

SU CUMPLEAÑOS

… todo este gesto tan amable de su presencia y sobre todo de su oración, por este servidor de ustedes, a quien abruma este cariño del pueblo y por el cual estoy dispuesto a seguir dando los años que el Señor me conceda. Y considero como un bello regalo de cumpleaños, que la Iglesia misma se hace, este nuevo diácono que vamos a ordenar.

LA ASUNCIÓN DE MARIA

Y en el ambiente del misterio que celebramos hoy, cómo recobra encanto toda esa fiesta de la Arquidiócesis en su Catedral. La asunción en cuerpo y alma de la Virgen al cielo no es una opinión piadosa. Es un dogma de fe, el dogma diríamos, de moda, el más reciente. Fue al clausurar el año de 1950 aquel gran Año Santo, que llevaba a Roma muchedumbres y que recibía aquel gran Pontífice que fue Pío XII. Durante esos años, se hizo una consulta muy interesante a todos los obispos del Mundo: ¿Cómo estaba en el pueblo la creencia de esta verdad, de que María ha sido llevada en cuerpo y alma al cielo? Al mismo tiempo que recogía la tradición de la liturgia, de la teología, y todo lo profundo que la Iglesia tiene en sus estudios, pudo tener la seguridad, el 1º de noviembre de aquél Año Santo, de proclamar como dogma de fe, y que por tanto es obligatorio creerlo todos los católicos, que María, después de terminar su curso mortal en la tierra, fue asunta, como recogida por Dios, en cuerpo y alma. Podemos decir, hermanos, porque una verdad que corresponde a los orígenes de nuestro cristianismo, a los orígenes del mismo Cristo, apenas en nuestro tiempo se proclama dogma de fe, no es que el Papa Pío XII inventó que María ha sido llevada en cuerpo y alma, como si hubiera inventado esa verdad hoy en 1950. Los dogmas no los hace el Papa. El Papa lo que hace es poner el sello de su autoridad, de su magisterio, para darle seguridad al pueblo de que esa verdad está contenida en la divina revelación. Y lo creemos no sólo porque lo dice el Santo Padre, sino sobre todo porque lo ha dicho Dios y lo ha revelado en la Sagrada Biblia y en la tradición viviente de la Iglesia. Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

“Seguidora fiel de Jesús”. Asunción de María – A (Lucas 1,39-56)

Martes, 15 de agosto de 2017
Comentarios desactivados en “Seguidora fiel de Jesús”. Asunción de María – A (Lucas 1,39-56)

20-Asunción-385x1024Los evangelistas presentan a la Virgen con rasgos que pueden reavivar nuestra devoción a María, la Madre de Jesús. Su visión nos ayuda a amarla, meditarla, imitarla, rezarla y confiar en ella con espíritu nuevo y más evangélico.

María es la gran creyente. La primera seguidora de Jesús. La mujer que sabe meditar en su corazón los hechos y las palabras de su Hijo. La profetisa que canta al Dios, salvador de los pobres, anunciado por él. La madre fiel que permanece junto a su Hijo perseguido, condenado y ejecutado en la cruz. Testigo de Cristo resucitado, que acoge junto a los discípulos al Espíritu que acompañará siempre a la Iglesia de Jesús.

Lucas, por su parte, nos invita a hacer nuestro el canto de María, para dejarnos guiar por su espíritu hacia Jesús, pues en el «Magníficat» brilla en todo su esplendor la fe de María y su identificación maternal con su Hijo Jesús.

María comienza proclamando la grandeza de Dios: «mi espíritu se alegra en Dios, mi salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava». María es feliz porque Dios ha puesto su mirada en su pequeñez. Así es Dios con los sencillos. María lo canta con el mismo gozo con que bendice Jesús al Padre, porque se oculta a «sabios y entendidos» y se revela a «los sencillos». La fe de María en el Dios de los pequeños nos hace sintonizar con Jesús.

María proclama al Dios «Poderoso» porque «su misericordia llega a sus fieles de generación en generación». Dios pone su poder al servicio de la compasión. Su misericordia acompaña a todas las generaciones. Lo mismo predica Jesús: Dios es misericordioso con todos. Por eso dice a sus discípulos de todos los tiempos: «sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso». Desde su corazón de madre, María capta como nadie la ternura de Dios Padre y Madre, y nos introduce en el núcleo del mensaje de Jesús: Dios es amor compasivo.

María proclama también al Dios de los pobres porque «derriba del trono a los poderosos» y los deja sin poder para seguir oprimiendo; por el contrario, «enaltece a los humildes» para que recobren su dignidad. A los ricos les reclama lo robado a los pobres y «los despide vacíos»; por el contrario, a los hambrientos «los colma de bienes» para que disfruten de una vida más humana. Lo mismo gritaba Jesús: «los últimos serán los primeros». María nos lleva a acoger la Buena Noticia de Jesús: Dios es de los pobres.

María nos enseña como nadie a seguir a Jesús, anunciando al Dios de la compasión, trabajando por un mundo más fraterno y confiando en el Padre de los pequeños.

José Antonio Pagola

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

15. 8. 17. Ascensión al cielo, encarnación en la historia: Dorothy Day

Martes, 15 de agosto de 2017
Comentarios desactivados en 15. 8. 17. Ascensión al cielo, encarnación en la historia: Dorothy Day

20526068_838079009702626_4461301964745255976_nDel blog de Xabier Pikaza:

Celebramos hoy la fiesta de la Ascensión/Asunción de María, Madre de Jesús, al cielo, y muchos han pensado que se trata de una salida, de una especie de abandono.

Ella, la Santa Virgen, deja de la tierra, supera la lucha y dolor de la historia, y sube radiante al cielo azul de la pura belleza, de la absoluta transparencia. Así la hemos pintado y sentido muchas veces.

Pero he recibido hace unos días esta foto de Dorothy Day, defendiendo la paz y la justicia social, en medio de unos duros defensores de un tipo de orden de la tierra. Ciertamente, ella ha subido al cielo, pero lo ha hecho “bajando” a la historia de la lucha social, de la batalla más dura por la vida, precisamente en USA, territorio duro de riqueza a injusticia.

Dorothy Day es para mí el símbolo mayor de la Iglesia Católica de Estados Unidos, como ha recordado el Papa Francisco, una Iglesia que a veces parece vendida a la mamona, pero que tiene en sus raíces un fuerte testimonio de servicio a favor de los necesitados.

En medio de sus debilidades y problemas, esa iglesia sigue siendo una comunidad ejemplar de creyentes que pueden ofrecer y ofrecerán una semilla de evangelio y esperanza en este mundo cambiante y paradójico en el que viven.

En ese contexto he querido recordar unidas a María de Nazaret y a Dorothy Day, este día de la Ascensión:

inmarubensa) Porque María subíó al cielo, pero subió diciendo que “Dios derriba del trono a los potentados, y eleva a los oprimidos, colma de bienes a los hambrientos y a los ricos los despide vacíos…” (Lc 1). Sube bajando a la injusticia de la historia, sube protestando contra la opresión, sube afimándo el derecho de los pobres, sube pisando a la serpiente (queriendo destruis, con Dios, por Jesús, los poderes de injusticia de la historia.

b) Por su parte Dorothy Day ha bajado al infierno de la injusticia, desde una vida dura de periodista, mujer engañada, madre frustrada…, símbolo de las grandes luchadoras feministas o, mejor decir, humanas del siglo XX, al servicio de los obreros con trabajo y especialmente de los obreros sin trabajo en tiempos de la Gran Depresión

Ha bajado para convertir el infierno USA de los años 30-40 en camino de cielo. Su vida ha sido una Ascensión… en manos de Dios, como la de María, una Asunción: Por Dios en Cristo ha querido subir hasta el cielo de la vida a los pobres del mundo. Por eso quiero recordarla hoy, día de María de Nazaret, su amiga, en medio de tantas diferencias que no son para separar, sino para unir.

D. Day. Algunos aspectos de su vida.

imagesEntre las figuras de esa Iglesia recuerdo hoy como he dicho Dorothy Day (1897-1980), cofundadora del Catholic Worker Movement (Movimiento de trabajadores católicos), activista ejemplar al servicio de la Justicia social, en contra de la violencia de un capitalismo financiero que destruye a los pobres y de un militarismo vinculado al capital que impone su terror a las naciones.

Recojo algunos temas de su vida partiendo de la obra de D. G. GROODY, Globalización, espiritualidad y justicia, Verbo divino, Estella 2009, que yo mismo traduce al castellano. Los recojo en este día de Ascensión/Asunción de María al cielo, con la Cebolla de Dios, al servicio de todos los oprimidos.

En diciembre del 1932, mientras trabajaba como periodista autónoma (freelance) en Washington DC, cubriendo para la prensa una marcha de hambre, organizada por los comunistas, pudo ver que muchos “cumplidores religiosos cómodos” prestaban poca atención la miseria de los necesitados y al gemino de los pobres. Tras la marcha, habiendo compartido el hambre de miles de obreros que habían perdido su dignidad y su trabajo, fue al Santuario del Inmaculado Corazón, en Washington, y se hincó de rodillas en la cripta. Recordando ese momento, ella escribió:

“Allí elevé una oración especial, una oración que nació con lágrimas y con angustia y que, de alguna manera, me impulsaría a utilizar el talento que tengo a favor de mis compañeros trabajadores, a favor de los pobres” .

Cuando volvió a casa, en un encuentro que ella interpretó más tarde como una respuesta a sus oraciones, Dorothy Day encontró, esperándole a la puerta, a un hombre brillante, apasionado, aunque tosco, llamado Peter Maurin . Él empezó a compartir con ella una gran visión, que vendría a expresarse más tarde en el Movimiento Obrero Católico, siguiendo un programa en tres puntos, que se resumían así:

Buscar la verdad, a través de discusiones en mesa redonda para “clarificar” el pensamiento, para conocer por experiencia la verdad, en un mundo dominado por una información al servicio del poder.

Crear casas de Hospitalidad, para la práctica de obras de misericordia, centradas en la acogida a los que carecían de familia,de grupo social, de pueblo.

. (3) Promover universidades agrónomicas, o mejor dicho: comunas agrarias donde “los obreros pueden volverse estudiantes y los estudiantes pueden volverse obreros”, en una línea abierta a los ideales del socialismo.

Dorothy Day quiso que la la Iglesia fuera consecuente, que descubriera en la práctica el potencia de su enseñanza social, que podía ser muy hermosa, pero que quedaba en meros principios , en proclamas sin contenido, en palabras sin carne.

Así decía Peter Maurin, compañero y amigo de D. Day, cofundador con ella del movimiento de los trabajadores cristianos:

Si la Iglesia Católica no es en la actualidad la fuerza dinámica dominante de la sociedad, ello se debe al hecho de que los estudiosos católicos han tomado la dinamita de la Iglesia, la han envuelto en una hermosa fraseología, la han colocado en un container hermético y se han sentado sobre la tapadera. Ha llegado el tiempo de abrir la tapadera, a fin de que la Iglesia Católica pueda volverse de nuevo la fuerza dominante de la dinámica social
(Peter Maurin, Easy Essays, Franciscan Herald Press, Chicago 1977).

D. Day. La metáfora fundamental de la vieja y la cebolla

D. Day se sintió impresionada por la historia la historia de la vieja y la cebolla que contaba Grushenka en los Hermanos Karamazov de Dostoyevsky:

Había una vez una vieja asquerosa y horrible, muy mala. Cuando murió, se vio que no había dejado tras ella ni siquiera una obra buena. Lógicamente, los demonios se apoderaron de ella y la arrojaron al lago de fuego. Mientras tanto, su ángel de la guarda se mantuvo firme, tratando de pensar en alguna obra buena que ella hubiera cumplido, a fin de presentarla ante Dios, de manera que así se pudiera salvar.

Después de un tiempo, el ángel logro recordar y le dijo a Dios: “Una vez, ella arrancó una cebolla de su huerto y se la dio a una mendiga”. Entonces, Dios le dijo al ángel: “Toma la cebolla, colócate con ella sobre el fuego, haz que la mujer la agarre e intenta sacarla de allí. Si ella se agarra y logra salir, haz que entre en el cielo; pero, si la cebolla se rompe, esa mujer deberá quedarse donde estaba.”. El ángel corrió hasta donde estaba la mujer, le ofreció la cebolla y le dijo que se agarrara a ella con fuerza, bien firme.

Entonces, el ángel comenzó a empujar cuidadosamente, de manera que la mujer estaba ya casi totalmente fuera del lago de fuego; pues bien, cuando otros pecadores vieron cómo ella estaba siendo empujada hacia fuera, se agarraron a ella con toda fuerza, a fin de que también ellos pudieran salir de las llamas. Pero cuando ella les vio, entonces, aquella mujer malvada, horrible, empezó a darles patadas diciendo: “Soy yo la que estoy siendo sacada de aquí, no vosotros; la cebolla es mía, no es vuestra”.

Pero tan pronto como ella dijo eso la cebolla se rompió y la mujer cayó de nuevo en el lago de fuego, donde ella se sigue quemando, hasta el día de hoy. Y el ángel de la guarda empezó a llorar y se alejó de allí (Historia incluída en F. Dostoyevsky, Los Hermanos Karamazov, en Obras Completas III, Aguilar, Madrid 1964].

D. Day quiso ser la “mujer de la cebolla para todos”, siguiendo en la línea del mensaje de las obras de misericordia (Mt 25, 31-46). Ella había descubierto la misericordia y el perdón de Dios en su vida, y quiso ofrecer su cebolla de salvación a todos. Así quiso:

Dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, ofrecer un cobijo al que no tiene casa, acoger a los perdidos y visitar a los encarcelados. Esto era para ella el evangelio.

Desde ese fondo quiso desarrollar en USA un cristianismo social, muy centrado en la piedad interior, muy abierto al compromiso a favor de los más pobres, un cristianismo de la cebolla.

Uno de sus grandes legados fue el Movimiento Obrero Católico. La primera Casa de Hospitalidad se fundo en 1933 y todavía existen en la actualidad más de cien tipo de casas de como esas, con Comunidades de Obreros Católicos en treinta y dos estados de Estados Unidos y en ocho países extranjeros.

Dorothy Day fue también inspiradora de movimientos de paz y fundó grupos tales como la Pax Christi, la Catholic Peace Fellowship (Hermandad Católica de la paz) y la Association of Catholic Trade Unionists (Asociación de sindicalistas católicos). Su amor a la Escrituras, su solidaridad con los pobres, su testimonio profético a favor de la paz y de la no violencia, sus devociones religiosas diarias y su amor por la eucaristía pueden significar un principio de renovación profunda de la Iglesia en USA

Iglesia USA. La vieja mala y el compromiso social de la cebolla

He querido presentar a D. Day como símbolo de los riesgos y valores de la Iglesia USA, a la que presento como “iglesia de la cebolla”. Ciertamente, tiene aspecto negativos (como la vieja de la parábola de Dostoiewsky), pero es evidente que “ha dado” y quiere seguir dando la cebolla, a favor de todos los necesitados, en un gesto impresionante de solidaridad con los más pobres y de apertura ecuménica a todos

Es una iglesia con “maldades y problemas” (entre los que he citado el escándalo de algunos miembros de su clero…), pero es una iglesia que ha dado muchísimas cebollas. Es una Iglesia que, a pesar de hallarse vinculada al capitalismo mundial, tiene una visión fuerte de las exigencias de la solidaridad.

Ciertamente, hay muchos males en USA y somos muchos los que acusamos a la política y al capitalismo de las grandes multinacionales, centras den Estados Unidos de los grandes males del mundo…

Ciertamente, ha existido en USA un clero católico prepotente, con problemas de tipo económico y sexual (incluso con un riesgo de pederastia del clero). Pero, al lado de eso han existido y existen ejemplos admirables de compromiso cristianos, como el de D. Day, y por eso he querido recordarla este día.

Posiblemente, ella será beatificada y canonizada en los próximos años, a pesar (o precisamente) por sus “pecados” de juventud y por su conversión posterior. Pero no sé si necesita ser beatificada… Yo la recuerdo así, como ha sido, como es.

Fue activista social, no escritora. Pero algunos de sus libros merecen ser leídos todavía, tanto desde una perspectiva más comprometida o mas tradicional de la Iglesia:

La larga soledad: autobiografía. Sal Terrae. 2000. ISBN 9788429313598.
Panes y peces. Sal Terrae. 2002. ISBN 9788429314304.
Mi conversión: De Union Square a Roma. Ediciones Rialp. 2014

El Papa Francisco la ha citado como ejemplo. Su vida ha sido una simiente de gracia y esperanza para muchos.

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

Cuatro imágenes para la Asunción.

Martes, 15 de agosto de 2017
Comentarios desactivados en Cuatro imágenes para la Asunción.

d48ed900e79fa9547169c26138b4cd8d_xlDe las cosas de Dios (como de tantas cosas humanas…) sólo podemos hablar con lenguaje simbólico que, más que definir y fijar, evoca y pro-voca nuestra mirada en una determinada dirección; son como una vidriera que nos cuenta algo de la luz que brilla detrás de ella. Las imágenes que siguen nos acercan a María en la fiesta de su Asunción:

La maqueta

Cuando se emprende una obra pública de envergadura se suele construir una maqueta que muestre el proyecto que se está construyendo y se expone en un lugar visible para que todos puedan ver cómo va a ser el final y “disculpen las molestias” e inconvenientes que la construcción va a traer consigo. Al mirarla, contemplamos e imaginamos la obra ya terminada. La fiesta de la Asunción de María nos pone ante una “maqueta” que nos muestra el resultado final de la obra de Dios en la mujer que no opuso ninguna resistencia a su acción. Si a todos nos gusta terminar las cosas que empezamos, podemos pensar que a Dios le ocurrirá lo mismo y no dejará fácilmente a medias la obra comenzada.

El fruto de la nueva Tierra

Cuando Moisés no sabía cómo convencer a un pueblo cansado, escéptico y desmotivado para entrar en la tierra de la promesa, se le ocurrió una estrategia fantástica: envió exploradores a Canaan que volvieron cargados con gigantescos racimos de uvas dulces, frescas y apetitosas: ¡Estos son los frutos de la tierra hacia la que nos dirigimos!”, dijo Moisés al mostrárselos a los israelitas (Num 13). Algo así hace la Iglesia cuando nos presenta la Asunción de María, como si nos dijera: “Mirad las primicias de la humanidad nueva, ella es el fruto ya granado de la Tierra hacia la que nos dirigimos. Dichosos vosotros por haber recibido la buena noticia del campo donde echa sus raíces el Árbol de la Vida que produce semejante fruto, compartid con otros ese secreto a voces, ese sabor del vino que llena de alegría”.

La existencia ya glorificada de María y su alegría, son los únicos instrumentos de que dispone para decirnos: “Es una tierra que mana leche y miel. Vale la pena subir a conocerla”.

– La casa preparada

Me voy a prepararos lugar, decía Jesús, y cuando vaya y os prepara el lugar, vendré de nuevo a llevaros a mi casa para que donde yo esté, estéis también vosotros (Jn 14, 2-3).

Podemos pensar que María, la primera en llegar a la Casa, toma parte con su Hijo en la tarea de preparar ese lugar para que un día, donde ella esté, estemos también nosotros. La canción popular “Un día verla iré” admite también esta otra versión: “Un día allí estaré, sentado “a mesa puesta…

La meta alcanzada

La imagen es de Pablo en su carta a los Filipenses: Hermanos, yo no lo he alcanzado aún, ni he llegado ya a ser perfecto, sino que continúo mi carrera a fin de poder alcanzar a aquel por quien yo mismo fui alcanzado, Cristo Jesús. (Fil 3,12). El evangelio nos presenta a María desde el comienzo “caminando deprisa” desde Nazaret de Galilea a la sierra de Judea para llegar a casa de su prima Isabel y en aquella primera “meta” de su carrera, recibió de labios de Isabel la primera bienaventuranza: “Dichosa tú que has creído…”. Aquello no fue sino un anticipo de la felicitación que iba a recibir en el final definitivo de su trayectoria. Toda la vida de María consistió en dirigirse apasionadamente hacia esa meta definitiva que no podía ser otra cosa que su propio Hijo. Como cuando llega la primavera y el ánade salvaje emprende el vuelo de retorno y nada puede detener su impulso ascensional.

Dolores Aleixandre

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

La evolución es posible gracias a una involución

Martes, 15 de agosto de 2017
Comentarios desactivados en La evolución es posible gracias a una involución

virgen-embarazadaLc 1, 39-56

No debemos caer en el error de considerar a María como una entidad paralela a Dios, sino como un escalón que nos facilita el acceso a Él. El cacao mental que tenemos sobre María, se debe a que no hemos sido capaces de distinguir en ella dos aspectos: uno la figura histórica, la mujer que vivió en un lugar y tiempo determinado y que fue la madre de Jesús; otro la figura simbólica que hemos ido creando a través de los siglos, siguiendo los mitos ancestrales de la Diosa Madre y la Madre Virgen. Las dos figuras han sido y siguen siendo muy importantes para nosotros, pero no debemos mezclarlas.

De María real, con garantías de historici­dad no podemos decir casi nada. Los mismos evangelios son extremadamente parcos en hablar de ella. Una vez más debemos recordar que para aquella sociedad la mujer no contaba. Podemos estar completamente seguros de que Jesús tuvo una madre y además, de ella dependió totalmente su educación durante los once o doce primeros años de su vida. El padre en la sociedad judía del aquel tiempo, se desentendía totalmente de los niños. Solo a los 12 ó 13 años, los tomaban por su cuenta para enseñarles a ser hombres; hasta entonces se consideraban un estorbo.

De lo que el subconsciente colectivo ha proyectado sobre María, podíamos estar hablando semanas. Solemos caer en la trampa de equiparar mito con mentira. Los mitos son maneras de expresar verdades a las que no podemos llegar por vía racional. Suelen ser intuiciones que están más allá de la lógica y son percibidas desde lo hondo del ser. Los mitos han sido utilizados en todos los tiempos, y son formas muy valiosas de aproximarse a las realidades más misteriosas y profundas que afectan a los seres humanos. Mientras existan realidades que no podemos comprender, existirán los mitos.

En una sociedad machista, en la que Dios es signo de poder y autoridad, el subconsciente ha encontrado la manera de hablar de lo femenino de Dios a través de una figura humana, María. No se puede prescindir de la imagen de lo femenino si queremos llegar a los entresijos de la divini­dad. Hay aspectos de Dios, que solo a través de las categorías femeninas podemos expresar. Claro que llamar a Dios Padre o Madre son solo metáforas para poder expresarnos. Usando solo una de las dos, la idea de Dios queda falsificada porque podemos quedar atrapados en una de las categorías masculinas o femeninas.

El hecho de que la Asunción sea una de las fiestas más populares de nuestra religión es muy significativo, pero no garantiza que se haya entendido correctamente el mensaje. Todo lo que se refiere a María tiene que ser tamizado por un poco de sentido común que ha faltado a la hora de colocarle toda clase de capisayos que la desfiguran hasta incapacitarla para ser auténtica expresión de lo divino. La mitología sobre María puede ser muy positiva, siempre que no se distorsione su figura, alejándola tanto de la realidad que la convierte en una figura inservible para un acercamiento a la divinidad.

La Asunción de María fue durante muchos años una verdad de fe aceptada por el pueblo sencillo. Solo a mediados del siglo pasado, se proclamó como dogma de fe. Es curioso que, como todos los dogmas, se defina en momentos de dificultad para la Iglesia, con el ánimo de apuntalar privilegios que la sociedad le estaba arrebatando.

Hay que tener en cuenta que una cosa es la verdad que se quiere definir y otra muy distinta la formulación en que se mete esa verdad. Ni Jesús, ni María, ni ninguno de los que vivieron en su tiempo, hubieran entendido nada de esa definición dogmática. Sencillamente porque está hecha desde una filosofía completamente ajena a su manera de pensar. Para ellos el ser humano no es un compuesto de cuerpo y alma, sino una única realidad que se puede percibir bajo diversos aspectos, pero sin perder nunca su unidad.

La fiesta de la Asunción de María nos brinda la ocasión de profundizar en el misterio de toda vida humana. A todos nos preocupa cuál será la meta de nuestra existencia. Se trata de la aplicación a María de toda una filosofía de la vida, que puede llevarnos mucho más allá de consideraciones piadosas.

En la más clásica filosofía occidental encontramos tres conceptos que se han calificado como trascendentales: “unum”, “verum”, “bonum” (unidad, verdad y bondad). Pero la más simple lógica nos dice que, si esos conceptos se pueden aplicar a todos los seres, no hay lugar para sus contrarios: multiplicidad, falsedad y maldad. Esta contundente conclusión nos lleva a desestimar estas cualidades contrarias y negativas, como realidades realmente existentes. Este aparente callejón sin salida nos obliga a considerar estas tres últimas realidades como apariencias sin consistencia verdadera.

Allí donde encontramos multiplicidad, falsedad, maldad, debemos profundizar hasta descubrir la hondura de todo ser: la unidad, la verdad y la bondad. Toda apariencia debe ser superada para encontrarnos con la auténtica realidad. Esa REALIDAD está en el origen de todos y está escondida en todo. En el momento que desaparezcan las apariencias, se manifestará toda realidad como una, verdadera y buena. Es decir que la meta de todo ser se identificará con el origen de toda realidad.

La creación entera está en un proceso de evolución, pero aquella realidad hacia la que tiende, es la realidad que le ha dado origen. Ninguna evolución sería posible si esa meta no estuviera ya en la realidad que va a evolucionar. Ex nihilo nihil fit, (de la nada, nada puede surgir) dice también la filosofía. Si como principio de todo lo que existe ponemos a Dios, resultaría que la meta de toda evolución sería también Dios.

Lo que queremos expresar en la celebración de una fiesta de la Asunción de María, es precisamente esto. No podemos entender literalmente el dogma. Pensar que un ser físico, María, que se encuentra en un lugar, la tierra, es trasladado localmente a otro lugar, el cielo, no tiene ni pies ni cabeza. Hace unos años se le ocurrió decir al Papa Juan Pablo II que el cielo no era un lugar, sino un estado. Pero me temo que la inmensa mayoría de los cristianos no ha aceptado la explicación, aunque nunca la doctrina oficial había dicho otra cosa.

El dogma es un intento de proponer que la salvación de María fue absoluta y total, es decir, que alcanzó su plenitud. Esa plenitud solo puede consistir en una identificación con Dios. Como en el caso de la ascensión, se trata de un cambio de estado. María ha terminado el ciclo de su vida terrena y ha llegado a su plenitud. Pero no a base de añadidos externos sino por un proceso interno de identificación con Dios. En esa identificación con Dios no cabe más. Ha llegado al límite de las posibilidades. Todas las apariencias han sido superadas. Esa meta es la misma para todos. En lenguaje bíblico, “cielos” significa el ámbito de lo divino, por tanto María está ya en “los cielos”.

Cuando nos dicen que fue un privilegio, porque los demás serán llevados de la misma manera al cielo, pero después del juicio final, ¿de qué están hablando? Para los que han terminado el curso de esta vida, no hay tiempo. Todos los que han muerto están en la eternidad, que no es tiempo acumulado, sino un instante. Concebir el más allá, como si fuera continuación del más acá, nos ha metido en un callejón sin salida; y parece que muchos se encuentran muy a gusto en él. Del más allá no podemos saber nada. Lo único que podemos descartar es que sea prolongación de la vida de aquí.

Meditación-contemplación

El Magníficat es un excelente cántico de alabanza,
resumen de las aspiraciones de todo un pueblo,
que confía plenamente en Dios
y en la salvación que había prometido a los antepasados.
……………………

Este poema pone en boca de María estos sentimientos
y nos invita a desarrollarlos interiormente,
teniendo en cuenta que las obras de Dios
nunca se manifiestan en fenómenos espectaculares.
……………………

La obra la desplegó Dios en María.
Fue posible porque fue capaz de decir “Fiat”.
La seguirá desplegando en cada uno de nosotros,
en la medida en que sepamos estar, como ella, disponibles.
…………………

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

Recordatorio

Cristianos Gays es un blog sin fines comerciales ni empresariales. Todos los contenidos tienen la finalidad de compartir, noticias, reflexiones y experiencias respecto a diversos temas que busquen la unión de Espiritualidad y Orientación o identidad sexual. Los administradores no se hacen responsables de las conclusiones extraídas personalmente por los usuarios a partir de los textos incluidos en cada una de las entradas de este blog.

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Por supuesto, a petición de los autores, se eliminará el contenido en cuestión inmediatamente o se añadirá un enlace. Este sitio no tiene fines comerciales ni empresariales, es gratuito y no genera ingresos de ningún tipo.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un espacio de información y encuentro. La información puede contener errores e imprecisiones.

Los comentarios del blog estarán sujetos a moderación y aparecerán publicados una vez que los responsables del blog los haya aprobado, reservándose el derecho de suprimirlos en caso de incluir contenidos difamatorios, que contengan insultos, que se consideren racistas o discriminatorios, que resulten obscenos u ofensivos, en particular comentarios que puedan vulnerar derechos fundamentales y libertades públicas o que atenten contra el derecho al honor. Asimismo, se suprimirá aquellos comentarios que contengan “spam” o publicidad, así como cualquier comentario que no guarde relación con el tema de la entrada publicada. no se hace responsable de los contenidos, enlaces, comentarios, expresiones y opiniones vertidas por los usuarios del blog y publicados en el mismo, ni garantiza la veracidad de los mismos. El usuario es siempre el responsable de los comentarios publicados.

Cualquier usuario del blog puede ejercitar el derecho a rectificación o eliminación de un comentario hecho por él mismo, para lo cual basta con enviar la solicitud respectiva por correo electrónico al autor de este blog, quien accederá a sus deseos a la brevedad posible.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.