¿Qué debo hacer par a preparar tu venida, Señor?
¿Renunciar a los gozos de la vida?
¿Abajar montañas y rellenar valles?
¿Rectificar los caminos y sendas?
¿Superar pruebas y dificultades?
¿Realizar sacrificios costosos?
¿Hacer promesas extraordinarias?
¿Desprenderme de mis anhelos humanos?
¿Seguir en vela hasta la madrugada?
Para preparar tu venida, Señor,
yo sólo quiero y busco…
unas palabras claras para que se me entienda,
unos gestos apropiados para hacer agradable la jornada,
una mirada serena que infunda paz y ternura,
un momento de silencio para escuchar con el corazón,
unas gotas de rocío para alimentar las esperanzas,
un sueño ligero que capte los rumores
de las personas y de los ángeles.
Para preparar tu venida, Señor,
yo sólo necesito abrir mis entrañas
y dejarlas que se llenen con tu presencia,
como lo hizo Juan Bautista,
como los profetas de entonces y ahora,
como los pobres que nunca cuentan
pero tienen historias que nos golpean y penetran,
como María…
Comentarios desactivados en ¡María, mujer con rostro, desfigurada y anónima, desconocida para propios y extraños!
Del blog de Alfonso J.Olaz El Rincón del Peregrino:
¡María, mujer con rostro desfigurada y anónima, desconocida para propios y extraños!
María
Hoy has venido a nuestra ciudad después de un largo viaje, al llegar a la estación central de autobuses: nadie ha venido a recibirteNo han acudido los poderosos medios de comunicación, ni una exaltada muchedumbre, ni los políticos de turno, como si fueras una gran estrella del rockPara bajar tu equipaje del autobús te ha ayudado un pobre como tú
Y a pesar de todo esto, avanzas sin hacer ruido
como la hija de Dios
como la madre de Jesús
María Tú ocupas un lugar singular en el Corán, tu nombre es dicho setenta veces
Para los musulmanes, eres la mujer más grande de todas las mujeres
Mil quinientos millones de musulmanes, que en su corazón tienen sitio para TI
¡Cuántos intereses hay en que no se conozca el nombre de María, la mujer más grande entre todas las mujeres!
¡Y nosotros, los Cristianos, los Católicos!
¡Qué intereses tenemos!
¿Qué lugar ocupas en nuestra mente, en nuestro corazón, en nuestra palabra, en nuestro testimonio de vida?
¿Eres la mujer más grande para los Cristianos?
¿Conocemos a María, nuestra madre, la que está en medio de nosotros?
¡María, mujer anónima, voz de los sin voz!
La que nos sostiene y nos inspira la ternura del amor
Y de su mano nos aparta de todos los peligros
¡Tú dijiste sí y ya fuiste madre para todos, para todos!
Tú nos elegiste para amar en grande, que todo lo logra, sin desfallecer, sin dudas, con el corazón de madre
María eres mi madre, te pertenezco Maria eres mi modelo, te estudio Maria eres mi maestra, te escucho Maria eres mi sosten, me apoyo en ti Maria eres mi fuerza, combato contigo Maria eres mi refugio, descanso en ti Maria eres para todos, para todos
¡María!
No eres de los desesperanzados, ni de los que están tristes, ni abatidos
Eres de los que creen que la esperanza es posible
Para dejando la tristeza, vivir la alegría,
que con la alegría y el humor: la esperanza vuelve y todo es posible
¡María!
Tu nombre, el buen Dios te lo puso
Del cielo bajó tu nombre.
Con la ayuda de los Ángeles
De la mano del buen Dios
En toda la Tierra
No había el nombre de María
Y se hizo el nombre de María.
¡No hubo nombre más singular y dulce que el de María!
Y su nombre se unió a la Creación,
Y fue ya todo su esplendor, con toda su luz
Y se hizo luz más brillante en el día,
Y en la noche apartó las sombras para ser luz segura y serena,
para todas sus criaturas,
para todos los caminantes en el camino de María
Del cielo tuvo que venir
Tu nombre y el amor
Estrella siempre certera que a todos guía a buen puerto
La elegida por el buen Dios
La que nunca falla y todo lo tiene, todo
Lo mejor siempre viene de arriba,
que está encima de nuestras cabezas, por donde nada vemos
Y al aprender a mirar a los ojos,
aprendemos como los niños con la mirada en el centro,
en el nuestro, no de arriba hacia abajo, como los tristes orgullosos,
sino desde abajo hacia nuestro centro, que es el nuestro
¡Y lo que vino, qué bueno fue! Y lo que sigue viniendo cada día, nadie puede mejorarlo
Maria
Mujer que en la ciudad rezas por todos nosotros
y cada día nos envías lucecitas y perfumes de esperanza
¡Te haces la encontradiza!
En los mayores que cada día toman el sol en el parque.
En los niños y adolescentes que juegan en el patio del colegio
¡Te haces la encontradiza!
En la feliz salida de los obreros que terminan su jornada de trabajo en la fábrica.
En las puertas de las iglesias al salir de la misa
En las tabernas, bares, cafeterías y restaurantes donde los hombres y mujeres se reúnen para celebrar su amistad
Te haces la encontradiza!
En los centros comerciales donde muchos acuden cada día
En los presos que entran a los centros penitenciarios “y en los que salen después de cumplir su condena”
¡Te haces la encontradiza!
¡Qué tienes, María, que muchos no te conocen y los que decimos que te conocemos, que poco te damos a conocer!
Del Evangelio de la Madre a la vida De la vida al Evangelio de la Madre
Comentarios desactivados en “Las apariciones y la María del Evangelio”, por Pedro Miguel Lamet
Leído en su blog:
¿Se ha aparecido realmente la Virgen en Medjugorje?
Ha llegado la respuesta de la Iglesia sobre Medjugorje. Pero la polémica sobre las apariciones viene de antiguo
“Apariciones: ensayo crítico“, del padre Staehlin analizaba entre otros prodigios el de Fátima y desmitificaba muchos pretendidos hechos sobrenaturales.
Ratzinger “apretó los tornillos al Papa para que no diese pie a que pudiera interpretar que había alguna revelación en Fátima“
En noviembre de 1980, Juan Pablo II explicó por qué no se había revelado el famoso secreto de Fátima
Lucía se cambió de convento. Al parecer , tenía mal carácter “y se enfadaba mucho”. Según su testimonio y memorias, que escribió por mandato de sus superiores, tuvo otras apariciones en sus años de vida en el monasterio
Vivimos un momento ávido de maravillosismo. Si no se cree en Dios o no se vive una auténtica espiritualidad, se busca el fenómeno sorprendente, también fuera de la Iglesia
Me rechinan esos textos donde la madre de Jesús aparece anunciando calamidades, fustigando a los pecadores, con una teología de los años cuarenta
| Pedro Miguel Lamet
¿Se ha aparecido realmente la Virgen en Medjugorje? Durante quince años los numerosos peregrinos que acuden continuamente a este santuario y experimentan frecuentes fenómenos inexplicables, entre ellos no pocos de oración conversión, han esperado la respuesta de la Iglesia a esta pregunta. Además, ¿quién no tiene un familiar o conocido que han visitado este lugar o incluso es decidido partidario del mismo?
Pues bien, el veredicto de la Iglesia no aprueba la sobrenaturalidad de esas apariciones, pero sí su culto, las peregrinaciones y el valor de Medjugorje para el fomento de la devoción a la Virgen. La Doctrina de la Fe, de acuerdo con las nuevas normas sobre apariciones aprobadas el pasado 4 de mayo, dice textualmente que su decisión “no significa reconocer como reales los supuestos acontecimientos sobrenaturales, sino sólo resaltar que, dentro de este fenómeno espiritual de Medjugorje, el Espíritu Santo obra provechosamente para el bien de todos”. Esta misma postura acaba de mantener recientemente también con pretendidas apariciones acaecidas en el norte de Italia y Extremadura.
POLÉMICA SOBRE FÁTIMA
La polémica sobre las apariciones viene de antiguo. Recuerdo un famoso libro publicado en 1954 por el jesuita español de origen austriaco Carlos María Staehlin, obra que, a pesar de haber pasado por nueve censores, según me contaba él mismo, fue retirada de la circulación por decisión jerárquica. Apariciones: ensayo crítico, analizaba entre otros prodigios el de Fátima y desmitificaba muchos pretendidos hechos sobrenaturales. Por ejemplo, daba cuenta de los errores de algunas profecías de la vidente Lucía en Fátima, como la fecha del fin de la Primera Guerra Mundial el 17 de octubre de 1917. De hecho, la gran conflagración no acabaría hasta el año siguiente. Pero el padre Staehlin, tras la retirada de su riguroso estudio, se vio obligado a cambiar de trabajo y dedicarse al estudio del cine, convirtiéndose por cierto en uno de sus principales teóricos, gran especialista en concreto en Ingmar Bergman.
Otro episodio lo viví como informador años después, en tiempos de Juan Pablo II. El 13 de mayo de 1982, al año justo del atentado de Ali Agca, el papa visiblemente emocionado había doblado su rodilla a los pies de la Virgen de Fátima en Cova de Iría. En aquella ocasión dijo: “He visto un reclamo de atención hacia el mensaje que partió de aquí hace sesenta y cinco años”. En declaraciones a los periodistas no dudó en relacionar la perestroika con las profecías de la Virgen de Fátima; se entrevistó durante veinte minutos con Sor Lucía y coloca la bala que le atravesó el abdomen en la corona de la imagen de María.
Esta aceptación pública de una revelación privada, que para un católico no es obligado creer por no encontrarse entre los dogmas, ya que la revelación autentica termina con el Nuevo Testamento, molestó al entonces propio “guardián de la ortodoxia” y mano derecha del Papa en temas de doctrina, cardenal Joseph Ratzinger. Según contó el entonces arzobispo de Tarragona, Ramón Torrella, en una entrevista, este cardenal “apretó los tornillos al Papa para que no diese pie a que pudiera interpretar que había alguna revelación en Fátima. Yo me limité a decirle: ‘Mire, Santo Padre, yo lo que digo es que usted no puede nombrar ni una sola vez ‘Rusia’. Si usted en Fátima nombra la palabra ‘Rusia’, al día siguiente se interrumpen las relaciones ecuménicas del Patriarcado de Moscú con Roma’”. De hecho estas relaciones se hicieron cada vez más difíciles y Torrella nunca llegó al cardenalato, que según algunos se merecía. A pesar de ello Juan Pablo II hizo publicar a Ratzinger un documento sobre la explicación de su atentado conectándolo con Fátima.
Durante una conversación con un reducido grupo de peregrinos en la plaza de la catedral de Fulda, en Alemania occidental, en noviembre de 1980, Juan Pablo II explicó por qué no se había revelado el famoso secreto de Fátima. El papa respondió que “la gravedad de su contenido” podría provocar una respuesta hostil por parte del “poder del comunismo internacional”, lo que tenía que evitar la Iglesia por razones de diplomacia. Aludió luego una parte del mensaje: “cuando los océanos cubrirán ciertas partes de la tierra, y desde ese momento millones de hombres perecerán”. Y añadió sobre la Iglesia: “Tendremos que prepararnos a sufrir largas y grandes pruebas que requerirán de nosotros incluso el sacrificio de nuestras vidas por Cristo”. El Papa exhortó luego a la oración y a la renovación “porque es aún posible evitar las pruebas”.
SANTIDAD Y APARICIONES
Curiosamente “el papa de la sonrisa”, Juan Pablo I, tuvo también relación con Fátima. Su hermano, Eduardo Luciani, contó que cuando su hermano Albino oía hablar de Fátima se levantaba muy turbado porque, al parecer, Lucía le había comunicado la brevedad de su pontificado. Las hipótesis en torno al secreto han sido muchas: la guerra nuclear, catástrofes ecológicas y desastres espirituales.
Sobre la credibilidad dada por el papa Wojtyla a Fátima, los teólogos insisten que es una preferencia personal que no obliga a la fe, en la que un católico es libre de creer o no. A este propósito se cita la amistad de Juan Pablo II con el famoso padre Pío de Pietrelcina, el capuchino que tenía en sus pies y manos los estigmas de la Pasión y facultades de videncia. Cuando Karol Wojtyla lo visitó de estudiante, el fraile le predijo que sería elegido papa y que moriría mártir. De hecho, el proceso de beatificación de este singular personaje estaba hacia años bloqueado por sus predecesores. Cuando Wojtyla ascendió a la sede de Pedro, lo volvió a poner en marcha hasta canonizarlo. Hoy su santuario es muy visitado y goza de gran devoción sobre toda en Italia. Sus biógrafos, incluso los más favorables, cuentan historias sorprendentes, como sus luchas personales con el demonio -grabadas por orden de Juan XXIII-, o la construcción del mayor hospital del sur de Italia, sin permiso de sus superiores.
Por otra parte, conviene recordar que Lucía Ingresó religiosa en 1925 en las doroteas de Túy, como humilde hermana lega. En 1934 hizo los votos perpetuos, pero no perseveró en la congregación. En 1946 consiguió la necesaria autorización para pasarse a las carmelitas de Coímbra, pero no ya como hermana lega, sino como una religiosa de coro, lo que suponía un rango mayor. Al parecer la vidente de Fátima, según testigos, tenía mal carácter “y se enfadaba mucho”. Según su testimonio y memorias, que escribió por mandato de sus superiores, tuvo otras apariciones en sus años de vida en el monasterio.
El 19 de febrero de 2006, un año después de su fallecimiento, su cuerpo fue trasladado desde Coímbra hasta el Santuario de Fátima, donde fue sepultada junto a sus primos. hoy en los altares -sin duda con razón, solo eran dos niños inocentes y humildes- Jacinta y Francisco Marto. El 14 de febrero de 2008, en la catedral de Coímbra, el cardenal José Saraiva Martins, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, en ocasión del aniversario de la muerte de Sor Lucía, hizo público el inicio de la fase diocesana de la causa de beatificación, atendiendo la petición del obispo de Coímbra Albino Mamede Cleto. Sor Lucía fue declarada Venerable por el papa Francisco en junio de 2023.
Staehlin en su libro distingue entre las apariciones y la santidad de los videntes, entre las “obras”, por las que “los conoceréis”, según Jesús, y otros fenómenos que pueden tener otras explicaciones. Citaba por ejemplo el caso de un protestante que tenía en manos y pies los estigmas, pero no solía abrir ni por el forro su Biblia llena de polvo. Para el jesuita las virtudes heroicas de santa Bernardette de Lourdes constituyen el verdadero argumento de sobrenaturalidad.
En mi opinión vivimos un momento ávido de maravillosismo. Si no se cree en Dios o no se vive una auténtica espiritualidad, gracias a la pura fe o la vida de oración, se busca el fenómeno sorprendente, también fuera de la Iglesia. Eso muestra la afición a los programas milenaritas, las sicofonías, los ovnis, poltergueists y demás misterios de andar por casa. Dentro de la Iglesia siempre ha existido la necesidad de lo extraordinario, de ver lo invisible, tocar las llagas como Tomás, demostrar palpablemente. No digo que no exista el milagro, pero en el Nuevo Testamento, como señalan los biblistas, es más un signo del Reino que una prueba irrefutable. Nunca vamos a encontrar la prueba incuestionable de la verdad en el prodigio, porque, si no, creería todo el mundo.
Respecto a María, la aldeana de Nazaret que dijo “sí” a Dios, me rechinan esos textos donde la madre de Jesús aparece anunciando calamidades, fustigando a los pecadores, con una teología de los años cuarenta centrada en el infierno, el purgatorio, los malos, el pecado. La María de veras es la de la Anunciación, el abrazo alegre a su pariente Isabel, la solitaria de Nazaret, cuando Jesús parte; la madre dolorida de la calle de la amargura y al pie de la cruz, la que nos recibe como hijos, la que con los apóstoles se llena del Espíritu Santo. Nunca una diosa, sino una mujer del pueblo, querida de Dios y llena de gracia.
Que hay gente a la que ayudan las apariciones para confirmar su fe, bien; está en su derecho, pero que no nos quieran imponer con eso una Iglesia antediluviana, lejana a la verdad de la palabra del Evangelio, la mejor tradición y los auténticos santos.
Comentarios desactivados en 29.7.24. Tenía Marta una hermana, llamada María. Dos mujeres, toda la iglesia
Del blog de Xabier Pikaza:
El estudio de las mujeres al comienzo de la iglesia apenas ha empezado. Hoy 29.7.24, octava de Magdalena (22.7.24) y fiesta de Marta, es buen para recordar unidas a las dos hermanas, María, que “podría” ser la misma Magdalena y otras que es Marta, que tenía una hermana llamada María.
Marta y María (en este orden) son “hermana” de sangre (humanidad) y aparecen, en el evangelio de Lucas y en el de Juan como síntesis de toda la iglesia en camino (Lucas 10) y en esperanza de resurrección (Juan 11).La iconografía medieval presenta a lo tres hermanos como primeros apóstoles, “obispos” de la iglesia de occidente.
| Xabier Pikaza
“Historia de fondo”. Una tradición compartida por Lucas y Juan
Quien lea con atención los dos últimos evangelios (Lucas y Juan) advierte pronto que son muy-muy diferentes y que, sin embargo, recogen tradiciones semejantes, no sólo en el relato de la pasión que es donde más se notan, sino en “historias” muy parecidas, entre las que destaca la de Marta y María, que no sólo acogen en su casa/iglesia, en gesto de servicio y escucha al Jesús amigo-amigo con sus seguidores (Lucas 10), sino que lloran juntas, cada una a su manera, por su hermano/amigo enfermo Lázaro (que es evidentemente Jesús) apareciendo así como primeros testigos/animadores de la Iglesia cristiana, hasta el día de hoy, fiesta de Santa Marta, a quien en general hemos preferido olvidar, para construir así una iglesia a nuestra imagen y semejanza.
Empecé a descubrir y “dibujar” la bellísima trama de las relaciones de Marta y María entre sí y con Jesús, colaborando en un libro “en clave de mujer” sobre el evangelio de Lucas…, dirigido por Isabel Gómez-Acebo, y en compañía de unas colegas y amigas que representan el mejor pensamiento teológico hispano del siglo XX-XXI.
Comencé a escribir entonces una “historia teológica” sobre la identidad y relaciones de estas dos primeras hermanas de la iglesia. No he logrado terminarla todavía. Pero si los años me dan una tregua, con Mabel que es Marta y María, quiero terminarla. Aquí van algunas ideas de lo que podría ser la historia y actualidad de Marta y María, hoy día grande de Santa Marta
Dos mujeres, toda la iglesia. … Dos “hermanas”, amigas de Jesús, ninguna casada ni monja al estilo posterior. No las veo ni como solteras de celibato, ni como casadas de matrimonio, en el sentido posterior del términos, sino como mujeres, hermanas de “comunidad/iglesia: dos amigas de Jesús ninguna casada. He tratado de ellas varias veces, tanto en RD como en FB, tanto por separado como unidas, pero la obra que empecé entonces (año 1999) no la he terminado todavía, a pesar de haber escrito algunas obras que quizá sobran.
Conforme a una tendencia comprensible de la espiritualidad intimista y monacal, el pasaje que trata de Marta y María (Lc 10, 38-42) se ha entendido por siglos como expresión privilegiado de un Jesús maestro que ofrece su palabra interior a dos mujeres contemplativas, para ayudarles en el crecimiento espiritual. Éste es uno uno de los grandes arquetipos de la historia cristiana, representada por dos mujeres hermanas, que crean una casa para acoger en ella a a Jesús y a sus seguidores” que van de camino, ofreciéndolos le ofrecen lo que tienen: servicio exterior, escucha interna.
Mientras iban ellos de camino, Jesús entró en cierta aldea; y una mujer llamada Marta le recibió. Y ella tenía una hermana que se llamaba María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Marta, en cambio, estaba afanada (distraída) con mucho servicio; y acercándose [a El, le] dijo: Señor ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el servicio? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo el Señor, le dijo: Marta, Marta, te preocupas y estás perturbada por muchas cosas; una [sola] cosa es necesaria; en efecto, María ha escogido la parte buena, la cual no le será quitada (Lc 10, 38-42)
La interpretación tradicional de este relato resulta arquetípica y, por su misma fuerza evocadora ha logrado extenderse de esa forma desde antiguo: en ella se han visto reflejados y valorados los devotos espirituales de cierto judaísmo (como Filón había destacado en su Vida contemplativa), lo mismo que los antiguos pensadores griegos o los nuevos virtuosos de la religión de oriente (hindúes, budistas, taoístas…). Todos ellos han sabido y saben que en el principio de la perfección se encuentra la necesidad de una vida interior, centrada en la escucha de la palabra del Señor. Desde este fondo se iluminan varios rasgos de la escena:
(1) Jesús Huésped ¿Un hombre en la casa de dos mujeres? ¿Signo masculino de la nueva y más alta humanidad? ¿Por qué signo masculino). La tradición evangélica (cf. Mc 6, 6-13 par), re-elaborada por Lc (9, 1-6; 10, 1-11) sabe que la misión cristiana está vinculada con las casas donde se recibe a Jesús o a sus mensajeros… casas que están representadas por mujeres.
(2) Las hermanas representan dos formas de acogida positiva, aunque una (la escucha) parece mejor que la otra (el servicio). En su mismo enfrentamiento, ellas expresan las dos tareas principales de la humanidad: vida activa y contemplativa, trabajo servil y liberal… Son dos “hermanas” (dos mujeres libres, pero vinculadas entre sí, por una sororidad superior.
(3) Jesús es Maestro interior, Mesías que ofrece a los hombres su Palabra. En esta línea se puede recordar la insistencia del judaísmo en escuchar y cumplir la Ley, que los cristianos identifican con la vida y palabra de Jesús.
Todos esos elementos están presentes en el texto, pero Lc 10, 38-42 ofrece algunos rasgos que desbordan ese enfrentamiento de acción-contemplación, para situarnos ante un dato nuevo, específicamente cristiano, de presencia de Jesús y de complementariedad eclesial de sus discípulos.
(1) Servicio de Marta. De un modo normal solemos pensar en los trabajos de tipo doméstico: limpiar la habitación del huésped, preparar la comida, servir la mesa. Así tomamos a Marta como una simple criada. Pero el sentido principal de servir (diakonein) en el Nuevo Testamento y sobre todo en Lucas consiste en realizar una tarea ministerial en nombre de y por encargo de la comunidad.
(2) Dos mujeres que son toda la iglesia. La visión tradiciona ha presentado a Marta como servidora-criada (tareas materiales) y a María como contemplativa-pasiva (escucha y ora en silencio). Sobre ambas mujeres, la criada y la monja/contemplativa pasiva, se eleva la autoridad ministerial de los varones (sacerdotes) que realizan la tarea oficial de la iglesia. Pues bien, esta visión destruye el mensaje radical del texto, que ha querido simbolizar en estas dos mujeres al conjunto de la iglesia.
(3) Marta y María son hermanas, pero más en línea eclesial que carnal (cf. Lc 8, 19-21; cf. Hech 1, 15; 11, 29; 15, 3…). El texto no insiste en ningún momento en que sean hermanas carnales, en la línea del Evangelio de Juan cap. 11, donde ellas tienen un tercer hermano varón, que es Lázaro, muerto y el resucitado, que en algún sentido es Jesús….
(4) Ellas son son servidoras o ministros de una comunidad cristiana que recibe a Jesús (a sus delegados). Marta ha recibido a Jesús y se afana por realizar su servicio, aunque el agobio de las muchas acciones puede separarle de la atención a la palabra en la que todas esas tareas encuentran su cimiento (cf. Lc 6, 46-49). Por su parte, Maríaescucha la palabra, pero no con el fin de quedar callada, sino para cumplir lo que ha escuchado (cf. 8, 21).
(5) Conflicto y complementariedad. No hay oposición entre servicio externo (acción) y escucha interna (contemplación). El servicio (especialmente a los pobres) no es en Lucas una tarea secundaria, subordinada a la contemplación, sino verdad y centro de todo el evangelio. En ese fondo se sitúa la tensión del texto, que relacionamos con otro pasaje de Lucas (Hech 6) donde se oponen y complementan los Doce (que ahora serian María) y los Siete (que ahora serían Marta).
En un primer nivel, Hech 6 ha destacado la importancia de los Doce (que no pueden abandonar la palabra por las mesas); pero en otro nivel ha ratificado los Siete, mostrando no sólo que sus ministerios son inseparables (los siete son también predicadores), sino que la Palabra sólo puede extenderse allí donde se mantiene el servicio a las viudas y a las mesas de los pobres. Esos dos aspectos aparecen también en Lc 10. Pero los matices cambian. Hech 6 destacaba la importancia de los servidores frente a los contemplativos (ministros de la Palabra). Por el contrario, Lc 10, 38-42 defiende a los contemplativos (María) frente a unos servidores que parecen centrarse sólo en la organización social de la iglesia. Desde ese fondo se entiende la respuesta de Jesús:
«¡Sólo una cosa es necesaria, María ha escogido la mejor parte!» (10, 41-42). No rechaza ni condena a Marta (no la expulsa de su ministerio), pero le recuerda el riesgo de dispersión en que se encuentra: su afán por el servicio (organización eclesial y perfección externa de las obras) puede separarle de la raíz de la Palabra, de la fuente del Señor. Este es el peligro de unas obras que al desligarse de la raíz del evangelio pueden convertirse en nuevo legalismo. María, en cambio, sabe que sólo una cosa es necesaria: escuchar y seguir a Jesús y buscar el reino (cf. Lc 12, 31 y 18, 22; Mt 6, 33). Pero esa única cosa necesaria no puede entenderse en un nivel de pura contemplación, sino de acogida total de Jesús.
En ese sentido se añade que María ha escogido la mejor parte… (Lc 10, 42). No está condenada como mujer al servicio que le imponen los varones, no es una esclava del sistema patriarcal o del lugar que ocupa en la casa. He hecho una opción, ha escogido, en gesto personal que le vincula con Jesús, a través de la palabra. Hay unos servicios que se pueden imponer. La palabra, en cambio, no se impone, sino que abre un espacio de libertad y de acción para María. Jesús respeta su elección y ratifica su gesto de escucha: de esa forma la valora. Frente a la mujer persona-esclava de unas obras de servicio, impuestas desde fuera, ha destacado Jesús a la mujer-persona que es capaz de dejarse transformar por la Palabra.
Marta y María simbolizan y encarnan así todas las tareas de la iglesia como casa donde se acoge y escucha la palabra. En una línea patriarcal (usual en otro tiempo) se podría suponer que María sólo puede escuchar, de un modo pasivo y silencioso, sin decir luego palabra (en la línea de 1 Cor 14, 34-35); por su parte, Marta sólo puede realizar servicios de criada, sometida a unos varones que son quienes realizan los grandes ministerios eclesiales. Pero esa visión de una escucha que no lleva a la autoridad de la palabra y de un servicio puramente servil (no ministerial), sin acceso a la Palabra, va en contra del evangelio. Unidas en la casa de la iglesia, Marta y María son signo de todos los ministerios cristianos, lo mismo que los Siete y los Doce de Hech 6.
Dedicado, en este día de la Virgen del Carmen, a todos los hombres y mujeres que, como lo hizo mi padre, y su padre y su abuelo… bregan en el Mar…
En el mar de la duda en que bogo ni aun sé lo que creo: ¡sin embargo, estas ansias me dicen que llevo algo divino aquí dentro!
*
Gustavo Adolfo Bécquer
***
En aquel tiempo, aún estaba Jesús hablando a la gente cuando llegaron su madre y sus hermanos. Se habían quedado fuera y trataban de hablar con él.
Alguien le dijo:
-¡Oye! Ahí fuera están tu madre y tus hermanos, que quieren hablar contigo.
Respondió Jesús al que se lo decía:
+ ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?
Y señalando con la mano a sus discípulos, dijo:
+ Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.
*
Mateo 12,46-50
***
El encuentro de María con Jesús en medio de su predicación es un momento importante de la revelación de la identidad del Maestro de Nazaret y de la de su madre, acompańada en este episodio por algunos parientes.
María aparece siempre en el evangelio en comunión con todos, y conduce a la comunión con el Hijo. Ahora bien, el paso desde la fraternidad-familiaridad puramente natural a la espiritual, que María vive ya (como Lucas ha demostrado en su evangelio de la infancia), se vuelve ahora evidente en las palabras del Hijo.
La pregunta retórica de Jesús, consciente de la presencia de su familia natural y de la necesidad de proclamar la novedad de su relación con él en otro ámbito, es por lo menos significativa. Se trata de poner de manifiesto el necesario paso que se ha dado ahora con la nueva familia que el mismo Jesús está formando con sus discípulos: ‘¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?’ (v. 48). Su respuesta, en una revelación que forma también parte constitutiva de la nueva fraternidad que acontece mediante la acogida de Jesús, de su Palabra, es claramente indicativa: ‘Éstos son mi madre y mis hermanos’ (v. 49). Se ensancha el círculo de los familiares de Jesús, porque supera las medidas del clan y de la familia natural. Y así se establece la nueva relación de consanguinidad que es la vida de la Palabra y, en concreto, el cumplimiento de la voluntad del Padre celestial.
María, la sierva, la discípula, la madre que se ofrece por completo a fin de que se cumpla la voluntad del Padre, es el ejemplo sumo de esta comunión familiar con Jesús, a través del vínculo de la Palabra escuchada y vivida, como con frecuencia subrayan los Padres de la Iglesia. También el cristiano engendra en sí mismo a Jesús mediante el cumplimiento de la Palabra. Corresponde muy bien a la espiritualidad del Carmelo, toda ella centrada en la escucha, meditación y contemplación de la Palabra, la visión de María que presenta a Jesús sus verdaderos hermanos e hijos suyos, instruidos por ella en el cumplimiento de la voluntad del Padre.
***
Salve
Estrella de los mares
De los mares iris
De eterna ventura
Salve
O fénix de hermosura
Madre del divino amor
De tu pueblo
A los pesares
Tu clemencia de consuelo
Fervoroso llegue al cielo
Hasta a ti hasta ti
Nuetro clamor
Salve
Salve
Estrella de los mares
Salve estrella de los mares
Si, fervoroso llegue al cielo
Hasta ti hasta ti
Nuestro clamor.
Salve salve
Estrella de los mares
Estrella de los mares
Salve;
Salve,
Salve salve
***
***
La devoción a la Virgen del Carmen hunde sus raíces en un lugar y en un tiempo bien precisos. El lugar es el monte Carmelo, cadena montańosa de Galilea, que se asoma al mar por un alto promontorio y por el otro lado da a la llanura de Esdrelón.
Karmel significa ‘jardín’ en hebreo. Es el monte santo, lugar de la oración y donde moró Elías, cantado en la Escritura por su belleza. En este monte – y más precisamente en uno de sus valles-, algunos de los cruzados venidos de Occidente dedicaron, a comienzos del siglo XIII, una iglesia a la Virgen María, poniendo bajo su protección la Regla de vida que les había dado Alberto, patriarca de Jerusalén y tomando el título de Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo.
Desde aquel momento, la figura de la Virgen, Madre y Hermana, acompańa a la historia del Carmelo, de sus santos y de sus santas. Se trata de una historia de favores de la Virgen y de santidad de los miembros de su orden. El Carmelo ha contemplado en María a la Virgen purísima, a la Madre espiritual, a la Estrella del mar. Ha recibido como don, para extenderlo a todos los devotos, el escapulario, signo de protección y de alianza, prenda de salvación eterna.
Se eligió la fecha del 16 de julio porque el 17 de julio del ańo 1274, el segundo Concilio de Lyon sancionó la permanencia de la orden (que debía ser suprimida). La conmemoración fue extendida a toda la Iglesia por Benedicto XIII en 1726.
Comentarios desactivados en (Salmo 139,13) Porque tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre
Del blog de Alfonso J. Olaz El Rincón del Peregrino:
¡Tener Corazón de Madre, para ser Corazón de Carne, de Jesús!
¡Pídeselo a tu Madre y te lo dará!
¡Se nos olvida que nuestro corazón no es el nuestro!
Latimos a medio ritmo
Con el corazón de María, ya vamos a todo ritmo. ¡Es el suyo!
¡Que maravilla! ¡No es locura imaginar lo que la razón no entiende!
¡Es locura negar lo que nuestro corazón nos pide!
Esa es realmente nuestra misión.
¡Cuando actuamos con nuestro corazón, todo nos sale mal, todo, todo!
Y si entendemos, Ser Corazón como María,
Todo, todo, cambia.
Para estando ya el mío, con el suyo, ser uno, uno.
Con la Madre y Jesús.
¡Madre! Nos quejamos y agobiamos de tonterías
Y nos Olvidamos de lo más importante
¡Sin ser Corazón tuyo, nada podemos, nada!
¡Contigo, todo podemos, Todo, Todo!
¡Somos de la Madre!
Todo es de la Madre, Todo, Todo,
Y con ella todo es posible,
Incluso ser como ella, y poder ya acoger a Jesús.
Sin ser como la Madre: Humilde, Obediente, Negación de uno mismo,
Será imposible acoger a Jesús.
No hay nada más hermoso
Ni sano para nuestra alma,
Que tener ya el corazón de Madre
¡Para poder hacer la Voluntad de su hijo Jesús!
¡Somos de la Madre! Seámoslo.
Ocupándote del Corazón de la Madre,
Confía y nada más Corazón.
¿Por qué niegas el amor de tu madre?
Cuando tú naciste hijo: Él te puso el corazón de su Madre para conocer el mío
¡Para que tu vida tenga todo el sentido, todo!
Todo pasa por la Madre, Todo, todo.
Teniendo siempre presente al amar tu corazón, que es el de la Madre.
Se te dio un corazón para acoger el de tu Madre, Esa es tu misión
¡Para que descubras a Jesús!
¡Y Jesús se descubra contigo!
Madre,
Haz que quiera, lo que tú quieres,
Y llévame por donde no quiero
Para hacer lo que no quiero.
¡Quién no ama el Corazón de María!
¡No entenderá, ni amará al Corazón de Jesús!
No busques otra cosa, y nada más, eso es lo que te falta.
Comentarios desactivados en Colombia: Semana violenta para mujeres trans: tres asesinatos en la tercera semana de abril
22 de abril de 2024. La tercera semana del mes de abril del año 2024 ha sido testigo de un alarmante aumento en los actos de violencia dirigidos hacia las mujeres trans en diversas ciudades del país. Tres casos de asesinato han sacudido a la sociedad, subrayando la persistente vulnerabilidad que enfrentan estas comunidades frente a la discriminación y la intolerancia.
Este oleada de violencia corrobora que aproximadamente en una semana son asesinadas tres personas LGBTIQ+, dato que se halló en el informe Incontables: Sin registro no hay memoria, el informe de año 2023. El Observatorio de DD.HH de Caribe Afirmativo tienen a la fecha conocimiento de 11 asesinatos de personas LGBTIQ+ en Colombia en el 2024, siendo una de las principales víctimas mujeres trans con un total de 4 casos.
Como se mencionó, el primer caso ocurrió en En Bogotá, la capital colombiana, lamentamos informar el fallecimiento de Verónica Dantez, conocida afectuosamente como La Gringuita. Verónica, reconocida por su participación activa en los círculos artísticos y de resistencia, fue víctima de un acto de violencia cuyos detalles aún se encuentran bajo investigación por parte de las autoridades pertinentes. Sus exequias se realizaron este domingo. Vale destacar que en la ciudad no es el primer hecho de violencia en contra la vida e integridad de una persona, en enero del 2024, María Alejandra una mujer trans fue atacada por individuos con arma blanca en el espacio público y en este mes Lucrecia Cárdena, funcionaria de la Alcaldía recibió una brutal golpiza saliendo de su casa, la cual se encuentra ubicada en Suba.
Asimismo, en la ciudad de Pasto, otro lamentable suceso ha enlutado a la comunidad trans. En la madrugada de este domingo, Valentina, una mujer trans, fue brutalmente asesinada, sumándose a la lista de víctimas de esta escalofriante ola de violencia que azota a nuestras ciudades. La información sobre las circunstancias de modo y lugar aún no son claras. Este departamento para el año 2023 registró un asesinato, pero un número elevado de víctimas de desplazamiento (27) y amenazas (97) a personas LGBTIQ+.
El tercer caso tuvo lugar en Cali ocurrió este domingo 21 de abril, donde una mujer trans con nombre Macarena, sufrió graves heridas que culminaron con su fallecimiento. El incidente ocurrió en un motel de la ciudad, donde, desafortunadamente, las medidas de seguridad implementadas impidieron el acceso oportuno de ayuda, contribuyendo al trágico desenlace. El Observatorio de DDHH en su informe del año 2023, registó que Valle es el departamentos con más asesinatos, con un total 33 y una tasa de 0,71% por cada 100.000 habitantes . En dicho informe, se hicieron recomendaciones sobre la necesidad de acciones importantes para este territorio, porque presenta un registro elevado de amenazas (262) y otras conductas que le configuran como el territorio más hostil para personas sexo-genero diversa.
Se requieren acciones inmediatas de parte de la Fiscalía General de la Nación, que va desde la aplicación del Directiva 006 de 2023, a colocar en avances el grupo de investigación de fiscales asignados a temas LGBTIQ+ para el esclarecimiento de los hechos.
De otra parte, estos acontecimientos nos llevan a reflexionar sobre la urgente necesidad de abordar la discriminación y la violencia que enfrentan las mujeres trans en nuestra sociedad. Es imperativo fortalecer las medidas de protección y prevención para garantizar su seguridad y bienestar. Además, instamos a las autoridades competentes a redoblar sus esfuerzos en la investigación y enjuiciamiento de estos crímenes, asegurando que los responsables sean llevados ante la justicia y se haga valer el derecho a la vida y la dignidad de todas las personas, independientemente de su identidad de género. Así como, a tomar medidas afirmativas para garantizar la vida e integridad personal, como a fortalecer el reproche social ante la apatía en la protección de los derechos de personas LGBTIQ+ como ocurrió en Cali.
Nos solidarizamos con las familias y seres queridos de las víctimas en este momento de profundo dolor y pérdida, y reafirmamos nuestro compromiso inquebrantable en la lucha por la igualdad y el respeto de los derechos humanos de todas las personas, sin excepción.
Comentarios desactivados en Santa María Madre de Dios. Lunes 01 de Enero de 2024
De Koinonia:
*
Números 6,22-27
Invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré
El Señor habló a Moisés:
“Di a Aarón y a sus hijos: Ésta es la fórmula con que bendeciréis a los israelitas:
“El Señor te bendiga y te proteja,
ilumine su rostro sobre ti
y te conceda su favor.
El Señor se fije en ti
y te conceda la paz”.
Así invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré.”
*
Salmo responsorial: 66
R. El Señor tenga piedad y nos bendiga.
El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación. R.
Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra. R.
Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. Que Dios nos bendiga; que le teman hasta los confines del orbe. R.
*
Gálatas 4,4-7
Envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer
Hermanos:
Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción. Como sois hijos, Dios envió a nuestros corazones al Espíritu de su Hijo que clama: “¡Abbá! (Padre).” Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.
*
Aleluya Heb 1, 1-2
R.Aleluya, aleluya, aleluya.’
V. En muchas ocasiones habló Dios antiguamente a los padres por los profetas. En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo. R.
*
Lucas 2,16-21
Encontraron a María y a José, y al niño.
A los ocho días, le pusieron por nombre Jesús
En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.
Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
Con el saludo bíblico que Dios mandaba cuando se dirigía a su pueblo, ya que los cristianos hoy somos el Israel espiritual de Dios, somos el pueblo de Dios, y para nosotros es este precioso augurio de Año Nuevo: “El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor se fije en ti y te conceda la paz”, no podía hacerse un saludo más oportuno y espléndido para el año nuevo que estas palabras que la Biblia pone a nuestra consideración esta mañana, y al mismo tiempo unir a esta buena voluntad de Dios la presencia de María, la Virgen Madre.
Hay una fiesta oficial de la Iglesia en honor de María y es hoy, 1º de enero. Ocho días después de dar a luz al Redentor del mundo la Iglesia quiere llamar la atención de todos sus hijos para celebrar la solemnidad de Santa María, Madre de Dios. Así se inicia el año bajo la bendición directa de Dios y bajo este título que es toda una inspiración de confianza en el poder de la Virgen, por ser de Dios. Leer más…
Invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré
El Señor habló a Moisés:
“Di a Aarón y a sus hijos: Ésta es la fórmula con que bendeciréis a los israelitas:
“El Señor te bendiga y te proteja,
ilumine su rostro sobre ti
y te conceda su favor.
El Señor se fije en ti
y te conceda la paz”.
Así invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré.”
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Salmo responsorial: 66
El Señor tenga piedad y nos bendiga.
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra. R.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe. R.
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Gálatas 4,4-7
Envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer
Hermanos:
Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción. Como sois hijos, Dios envió a nuestros corazones al Espíritu de su Hijo que clama: “¡Abbá! (Padre).” Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.
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Lucas 2,16-21
Encontraron a María y a José, y al niño.
A los ocho días, le pusieron por nombre JesúsEn aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.
Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
Con el saludo bíblico que Dios mandaba cuando se dirigía a su pueblo, ya que los cristianos hoy somos el Israel espiritual de Dios, somos el pueblo de Dios, y para nosotros es este precioso augurio de Año Nuevo: “El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor se fije en ti y te conceda la paz”, no podía hacerse un saludo más oportuno y espléndido para el año nuevo que estas palabras que la Biblia pone a nuestra consideración esta mañana, y al mismo tiempo unir a esta buena voluntad de Dios la presencia de María, la Virgen Madre.
Hay una fiesta oficial de la Iglesia en honor de María y es hoy, 1º de enero. Ocho días después de dar a luz al Redentor del mundo la Iglesia quiere llamar la atención de todos sus hijos para celebrar la solemnidad de Santa María, Madre de Dios. Así se inicia el año bajo la bendición directa de Dios y bajo este título que es toda una inspiración de confianza en el poder de la Virgen, por ser de Dios. Leer más…
Hacía el año 500 comenzó a celebrarse en las iglesias orientales una fiesta de Santa María, Madre de Dios. La iglesia católica romana la aceptó, y fijo su celebración el 11 de octubre; pero en 1970 la trasladó al 1 de enero, para relacionarla más estrictamente con la Navidad y comenzar el año poniéndolo bajo la protección de María. Pero el 1 de enero se cumplen los ocho días desde el nacimiento; por eso el evangelio termina haciendo referencia a la circuncisión de Jesús.
¡Feliz Año Nuevo! (Números 6,22-27)
A pesar de lo dicho sobre la Virgen, el saludo que más se repetirá el 1 de enero será: ¡Feliz Año Nuevo! ¿Qué nos deseamos? ¿Salud, dinero y amor, como dice la canción? ¿Quién nos va a garantizar algo de eso? ¿Y si ocurre algo muy distinto, incluso lo contrario? La primera lectura de hoy, tomada del libro de los Números (en hebreo tiene un título más bonito: “En el desierto”), ofrece unas pistas muy buenas:
El Señor habló a Moisés: Di a Aarón y a sus hijos: Ésta es la fórmula con que bendeciréis a los israelitas: “El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor se fije en ti y te conceda la paz.” Así invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré.»
Ante todo, hay alguien que garantiza lo bueno que deseamos: el Señor. Dos veces se lo nombra, y los seis verbos de la bendición lo tienen como sujeto. Podemos agrupar las peticiones en dos bloques: 1) El Señor te bendiga, ilumine su rostro sobre ti, se fije en ti. 2) Te proteja, te conceda su favor, te conceda la paz.
El primer bloque se refiere a la actitud de Dios con cada uno de nosotros. Cabrían tres posibilidades: que nos bendijera, que nos mostrase un rostro airado, que se desinteresase de nosotros. Se pide su bendición, su actitud benévola, su interés.
El segundo bloque indica los tres grandes regalos: no son salud, dinero y amor, sino protección, favor y paz. A alguno le resultará demasiado etéreo. Preferirá cosas más concretas. Pero, en la práctica, cuando el año nos enfrente a situaciones difíciles, no habrá nada mejor que la protección, el favor y la paz de Dios.
De esclavos a hijos (Gálatas 4,4-7)
Hermanos:
Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su hijo nacido de una mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción.
Cómo sois hijos, Dios envió a vuestros corazones al Espíritu de su Hijo, que clama: ¡Abba! (Padre). Así que ya no eres esclavo sino hijo, y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.
El texto se ha elegido porque es el único de las cartas de Pablo que hace referencia a María («nacido de una mujer»). Pero se relaciona perfectamente con el anterior del libro de los Números. Pedía la bendición de Dios, su benevolencia, y el Señor responde enviando a su Hijo para liberarnos de la esclavitud y convertirnos en hijos suyos y herederos.
Tres actitudes para el nuevo año (Lucas 2,16-21)
En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores.
María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Los pastores se volvieron dando gloriay alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.
Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
El texto relaciona dos acontecimientos muy distintos, separados por ocho días de distancia. El primero, la visita de los pastores, es lo mismo que leímos el 25 de diciembre en la segunda misa, la del alba. En la escena se distinguen diversos personajes:
Empieza y termina con los pastores, que corren a Belén y vuelven alabando y dando gloria a Dios. Los pastores simbolizan la “política incorrecta” de Dios. El gran anuncio del nacimiento del Mesías no se comunica al Sumo Sacerdote de Jerusalén, ni a los sacerdotes y levitas, ni a los estudiosos escribas, ni a los piadosos fariseos. Se comunica a unos pastores que, en la escala social de aquel tiempo, ocupan el penúltimo lugar, el de las clases impuras, porque su oficio se equipara al de los ladrones. Sin embargo, esta gente tan poco digna socialmente, corre hacia Jesús, cree que un niño envuelto en pañales y en un pesebre puede ser el futuro salvador, aunque ellos no se beneficiarán de nada, porque, cuando ese niño crezca, ellos ya habrán muerto. La visita de los pastores simboliza lo que dirá Jesús más tarde: “Te alabo Padre, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla.”
Está también presente un grupo anónimo, que podría entenderse como referencia a la demás gente de la posada, pero que probablemente nos representa a todos los cristianos, que se admiran de lo que cuentan los pastores.
Finalmente, el personaje más importante, María, que conserva lo escuchado y medita sobre ello. En los relatos de la infancia, Lucas ofrece dos imágenes muy distintas de María. En la anunciación, Gabriel le comunica que será la madre del Mesías, y ella termina alabando en el Magnificat las maravillas que Dios ha hecho en ella. Pero, cuando Jesús nace, Lucas habla de María de forma muy distinta. A partir de ese momento, todo lo relacionado con Jesús le resulta nuevo y desconcertante: lo que dicen los pastores, lo que dirá Simeón, lo que le dirá Jesús a los doce años cuando se quede en Jerusalén. En esas circunstancias, María no repite “proclama mi alma la grandeza del Señor”. Se limita a callar y meditar, igual que hará a lo largo de toda la vida pública de Jesús.
Estas tres actitudes se complementan: la admiración lleva a la meditación y termina en la alabanza de Dios. Tres actitudes muy recomendables para el próximo año.
La segunda escena tiene lugar ocho días más tarde. Algo tan importante y querido para nosotros como el nombre de Jesús lo cuenta Lucas en poquísimas palabras. Su sobriedad nos invita a reflexionar y dar gracias por todo lo que ha supuesto Jesús en nuestra vida.
En vez de propósitos y buenos deseos, una buena compañía
El comienzo de año es un momento ideal para hacer promesas que casi nunca se cumplen. La liturgia abre el año ofreciéndonos la compañía de Dios Padre, que nos bendice y protege, de Jesús, que nos salva, de María, que medita en todo lo ocurrido.
Comentarios desactivados en En María descubrimos a Dios como Madre.
MARÍA MADRE (A) (año nuevo)
Lc 2,16-21
Es una fecha cargada de connotaciones profundamente humanas: la circuncisión e imposición del nombre a Jesús, la maternidad de María, el comienzo del año, el día de la paz. No me gusta tratar más de un tema en la homilía, pero hoy haremos una excepción. La fiesta quedaría incompleta si omitiéramos alguno de estos aspectos. De todas formas, desde el punto de vista litúrgico, la más importante es la de María Madre.
María madre de Dios. Es la fiesta más antigua de María que se conoce. Pablo VI la recuperó y la colocó en este día de la octava de Navidad. La maternidad de María es un dogma. Esto no nos tiene que asustar, porque lo que de verdad importa es la manera de entender hoy esa verdad. Fue definido en Éfeso en el 431. No es de un dogma mariológico, sino cristológico. Los evangelios y los primeros escritos cristianos no se preocuparon de María.
La prueba de que en la definición de Éfeso no querían decir lo que se entendió, es que tuvo que ser aclarada veinte años después por el concilio de Calcedonia (451), afirmando que María era madre de Dios, “en cuanto a su humanidad”. ¿Qué queremos decir cuando hablamos de la humanidad de Dios? Efectivamente, llamar a María “madre de Dios”, porque fue la madre de Jesús, es violentar los conceptos. Jesús fue un ser humano que comenzó a existir en un momento determinado de la historia. El niño que lloraba y que mamaba, se meaba y se cagaba, no puede ser identificado sin más con Dios, que está fuera del tiempo.
Para entender el dogma de la “Theotokos” (la que pare a Dios), debemos tener en cuenta el contexto. Fue un intento de afirmar que el fruto del parto de María era una única persona, contra Nestório que afirmaba dos personas en Jesús, una humana que era Jesús y una divina, la segunda de la trinidad. No debemos olvidar que el concilio de Éfeso lo promovió el mismo Nestório para condenar a Cirilo, que proclamaba una sola persona en Cristo. Faltó el canto de un duro para que condenaran como herejía lo que se definió como dogma.
Aunque no fue la intención del concilio, lo que se entendió del dogma, no deja de tener su importancia a la hora de pensar la realidad de Dios. Que nos hayamos atrevido a dar una madre a Dios tiene unas connotaciones psicológicas incalculables. Manifiesta la necesidad de comprender a Dios desde nuestra realidad humana. Somos hijos de Dios y Él es a la vez Hijo de una mujer… Dios entrando en la dinámica humana y el hombre entrando en la dinámica divina. Llamar a María Madre es manifestar la presencia de Dios en Jesús.
La circuncisión se hacía a los ocho días y era el rito religioso fundamental para el pueblo judío. Mucho más que el bautismo para nosotros. Implicaba ponerle un nombre, que en aquella época era muy importante y que en este caso, según el relato, no lo eligen ellos, sino que viene impuesto. Lo que significa el nombre “Jesús” (Dios salva) resume toda su vida. La circuncisión era el signo de adhesión al pueblo de Israel. Si era primogénito, como en este caso, había que rescatarlo de la obligación de ofrecer al Señor todo primogénito.
El comienzo del año supone traspasar una frontera. En el NT encontramos dos palabras que traducimos por “tiempo”, pero tienen significado diferenciado. “Chronos” es el tiempo astronómico. Se refiere al paso de las horas, días y años… es lo que estamos celebrando hoy. “Kairos” sería el tiempo humano. Es el tiempo oportuno para hacer algo importante que atañe a la condición humana. Éste es mucho más importante desde el punto de vista religioso. Es el tiempo que se me da como oportunidad de crecer en el ser. No debía traspasar la frontera del año sin hacer una reflexión sobre mí mismo, y valorar como estoy haciendo uso de algo tan importante y tan efímero como el tiempo cronológico.
Sabemos que Dios es amor, don total y absoluto. Siempre será lo que es para nosotros. Pero ese don no se impone desde fuera. Si el hombre no lo descubre y lo acepta, no significará nada para él. La aceptación de ese don, que es Dios, tenemos que hacerla desde la más profunda humanidad. No es suficiente una vida animal y racional plena. Es necesaria una perspectiva humana que solo se da más allá de lo biológico y lo racional. Para que Dios llegue a nosotros, como humanos, debemos tomar conciencia de ello y aceptarlo.
Día mundial de la paz. Tal vez sea una de las carencias que más afecta al ser humano de hoy, porque la ausencia de paz es la prueba de una falta de humanidad a todos los niveles. Ahora bien, la reflexión que hacemos no puede quedarse en aspavientos y quejas sobre lo mal que está el mundo. No descubriremos lo que significa la paz, hablando de guerras y conflictos, quedándonos en una crítica externa sin mover un dedo para cambiar las cosas.
No son las contiendas internacionales, por muy dañinas que sean, las que impiden a los seres humanos alcanzar su plenitud. Los grandes conflictos internacionales los originamos nosotros con nuestras riñas y pendencias individuales. Si no hay paz a escala mundial, la culpa la tengo yo, que lucho a brazo partido por imponer mis criterio o caprichos egoístas a los que están a mi alrededor. El egoísmo que impide la armonía en nuestras relaciones personales es el causante de las más feroces guerras a todos los niveles.
La paz no es una realidad que podamos buscar con un candil. La paz será siempre la consecuencia de unas relaciones humanas entre nosotros. Es muy deprimente que nos sigamos rigiendo por el proverbio latino: “si vis pacem parat vellum”. Si te preparas para la guerra, es que estás pensando en quedar por encima del otro. Si no existe una calidad humana no puede haber una verdadera paz, ni entre las personas ni entre las naciones.
El primer paso hacia la paz, tengo que darlo yo entrando dentro de mí. Si no he conseguido una armonía interior, si no descubro mi verdadero ser y lo asumo como la realidad fundamental en mí, ni tendré paz ni la puedo llevar a los demás. Este proceso de maduración personal es el fundamento de toda verdadera paz. Pero es también lo más difícil porque exige la superación de todo egoísmo. Una auténtica paz interior se reflejaría en nuestras relaciones, comenzando por las familiares y terminando por las internacionales.
¡Recuperemos el shalom judío! En esa palabra se encuentra resumido todo lo que intento deciros. Nuestra palabra “paz” tiene connotaciones exclusivamente negativas: ausencia de guerra, ausencia de conflictos, etc. Pero el shalom se refiere a realidades positivas. Decir shalom significaría un deseo de que Dios te conceda todo lo que necesitas para ser tú.
El ser humano auténtico es el que ha dejado de pretender que todo giren en torno a él. Aprender a amar, preocuparse de los demás, entrar en armonía, no sólo con los demás sino con toda la creación, es la única preparación para la paz. El que ama no pelea por nada ni pretende nada, sino que está encantado de que todos saquen provecho de él.
Meditación
¡Convertir el Chronos en Kairos! Esta es mi principal tarea como ser humano.
Tengo que aprovechar el “tiempo” que se me da.
Mi tiempo no puede ser sólo geológico o biológico.
Mi tiempo tiene que ser siempre “humano”
El tiempo que dedico a mí mismo,
puede ser el más humano y el más inhumano.
Verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios
¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la Buena Nueva, que pregona la victoria, que dice a Sión: “Tu Dios es rey”! Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión. Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén, que el Señor consuela a su pueblo, rescata a Jerusalén; el Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios.
*
Salmo responsorial: 97
Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.
El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.
Tañed la cítara para el Señor
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R.
*
Hebreos 1,1-6
Dios nos ha hablado por el Hijo
En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha ido realizando las edades del mundo. Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de su majestad en las alturas; tanto más encumbrado que los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado. Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: “Hijo mío eres tú, hoy te he engendrado”, o: “Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo”? Y en otro pasaje, al introducir en el mundo al primogénito, dice: “Adórenlo todos los ángeles de Dios.”
*
Juan 1,1-18
La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros
En principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. [Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.] La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.
Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. [Juan da testimonio de él y grita diciendo: “Éste es de quien dije: “El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo.”” Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.]
Hoy llega a nosotros la noticia del nacimiento de Cristo a través de su Iglesia. Cómo María, como nos cuenta el evangelio, al irse los pastorcitos que vinieron invitados por los ángeles a adorar al Niño Jesús, María se quedó reflexionando todo esto en su corazón. Para una comunidad cristiana la Navidad no tiene sentido si no es a base de una profunda reflexión, por eso para muchos cristianos la Navidad no es más que una fiesta que se espera y que luego pasa efímera, como la pólvora que se quema, y no deja más que basura en las calles. Para el cristiano es algo más que un cohetillo, es la gran noticia que debe reflexionarse y comprometer al hombre con este episodio en que Dios se hace hombre, no en una forma transitoria, sino para siempre, y el hombre debe también reflexionar ante el Señor.
Ese Cristo en Belén lo podemos representar hoy en esta homilía con este título: Cristo manifestación de Dios, Cristo manifestación del hombre y en tercer lugar, la Iglesia manifestación de Cristo.
PROLONGAR LA ENCARNACIÓN
Por eso la Iglesia, que prolonga la encarnación, o sea el Dios hecho hombre, no puede prescindir de la historia. Desde aquel momento Dios ha asumido la humanidad y ha dejado ese encargo de seguir asumiendo hacia Dios a todos los hombres, a la Iglesia, la cual, por tanto, peregrina en la historia, va recogiendo, no puede dejar de vivir las circunstancias en las cuales ella va prolongando esa encarnación. Por eso hermanos, estas noticias en las cuales yo reflejo lo más sobresaliente de la semana, no es con el afán de hacer aquí un noticiero. Lo hace mucho mejor cualquier instrumento de comunicación social, sino que es simplemente decirles a todos mis queridos hermanos, que vivimos en esta semana, en esta hora, que esta Navidad de 1977, siendo la eterna Navidad de Cristo, se ha vivido aquí en El Salvador en estas circunstancias de las cuales no podemos prescindir.
NAVIDADES TRISTES
Así es como tienen un sentido profundo, en medio de tarjetas y telegramas de Navidad, me hayan llegado cartas que son lamentos profundos, por ejemplo de aquellas madres y esposas que “en esta celebración de Navidad que con júbilo espera todo el pueblo cristiano, nosotras expresemos no una Navidad sino el profundo dolor de un calvario al albergar en nuestro corazón esa separación insuperable de nuestros hijos y esposos”. En otra carta parecida dice: “Estamos angustiadas y tristes por el llanto de nuestros hijitos que a cada momento que se despiertan en la noche están llamando a sus padres y de ellos no nos dan ninguna razón en los cuerpos de seguridad”. Y cartas de expresión así dolorosa, pues, son muchas las que llegan. Por nuestra parte hemos tratado de hacer todo lo que está a nuestro alcance recurriendo a recursos jurídicos y estamos dispuestos siempre, pues, a ayudar el dolor de la humanidad. Leer más…
Comentarios desactivados en “La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.” Domingo 25 de diciembre de 2022. Natividad del Señor
Leído en Koinonia:
Misa del día
Isaías 52,7-10: Verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios. Salmo responsorial: 97: Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Hebreos 1,1-6: Dios nos ha hablado por el Hijo. Juan 1,1-18: La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.
Hoy celebramos la fiesta del nacimiento de Jesús de Nazaret, pero en realidad en esta fiesta hay muchos componentes, de muy diverso género, y no sería bueno tratarlos todos como dimensiones teológicas racionalmente interpretables. Hay también elementos culturales, sociales, históricos, afectivos… Esta mezcla hace desaconsejable echar mano sólo de la lupa teológica racional. Quizá es ésta una fiesta en la que hay que dejar a un lado esa perspectiva racional, y hacernos niños, y celebrar con la ingenuidad del niño/a que todos/as llevamos dentro.
Pero digamos en todo caso una palabra sobre cada lectura.
La lectura de Isaías es un canto de alabanza de la próxima liberación de Jerusalén. Dos imágenes enmarcan la lectura, por una parte la de los mensajeros que sobre los montes de Judá traen la noticia de la próxima liberación, y gritan: ¡Yahvé reina! La segunda imagen es la de los centinelas que prorrumpen en júbilo porque ven el retorno de Yahvé a Sión y exclaman alborozados cómo el Señor ha consolado a su pueblo y ha rescatado a Jerusalén. Y es que en el contexto en que se escribe el libro de Isaías, la mayoría del pueblo de Israel se encuentra exiliado en Babilonia, son esclavos de los asirios. Sin embargo, ven como muy positivo que Darío asuma el poder, y ponen sus esperanzas en que el será el «rescatador», que les permitirá retornar a su tierra. Esta realidad es inminente, por lo que el escritor canta ya la alegría del retorno a la tierra. Para nosotros hoy, esos pies del mensajero anuncian el nacimiento del Señor, y nosotros, como los centinelas, proclamamos alegres la presencia del Salvador que se hace vida en medio de nosotros.
El salmo responsorial corresponde a un himno de alabanza dirigido a Yahvé porque ha obrado maravillas y porque ha revelado la justicia a las naciones acordándose de la lealtad de Dios a Israel. El salmista invita a toda la creación (mar, ríos y montes) a aclamar a Yahvé que llega a juzgar el mundo con justicia y los pueblos con equidad. Esa felicidad la compartimos nosotros con el salmista cuando recibimos a Jesús que llega, que nace. Él es Dios mismo que se convierte en Buena Noticia, anuncio de salvación para todos los pueblos, que asume nuestra condición humana y por ello estamos alegres y cantamos llenos de júbilo y esperanza.
La carta a los hebreos refuerza aún más la alegría de esta celebración de la Natividad del Señor Jesús. Expresa que «muchas veces y de múltiples maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas, pero en estos últimos tiempos nos habló por medio de su Hijo a quien instituyó heredero de todo». Hermanos, estamos en los últimos tiempos pues la revelación a llegado a su plenitud en Jesucristo. Él es imagen de Dios invisible, quien le ve a él ve al Padre; pues al asumir la condición humana y al nacer en un establo, como un hombre pobre; Dios se ha manifestado como solidario con todos los hombres de la tierra y por medio de Jesús ha mostrado el camino de la salvación.
La liturgia de hoy, la de la misa del día, como la más solemne –porque otra es la de la media noche–, proclama el prólogo del evangelio de Juan. Un texto bien solemne, y muy especial. Haríamos mal en leerlo como cualquier otro de los relatos evangélicos de la Navidad, en torno al nacimiento de Jesús, como los evangelios de la infancia. El texto de Juan pudo ser escrito treinta años más tarde, el último de entre los textos evangélicos hoy canónicos, en torno al año 100 d.C. Entenderlo como un relato «descriptivo» que nos trasmite información sobre «cómo sucedieron las cosas», información transmitida a Juan evangelista como por revelación directa, sería un error. Hoy la ciencia bíblica enfoca este texto con otra luz, conoce mejor su naturaleza y sabe que se trata de otra cosa.
En todo caso, es un texto clave, uno de los pocos textos de los que se puede decir que han sido sencillamente decisivos para la configuración concreta del desarrollo del cristianismo. Muchos opinan que fue Pablo el creador del cristianismo, más que los evangelios sinópticos por ejemplo. Otra opinión también común es la de que quien fundó el cristianismo fue en realidad Juan, al fundamentarlo con esta visión fantástica genial que nos entrega este texto, que catapultó la reflexión sobre Jesús a su máxima dimensión.
Más allá de lo que de este texto hubiera de ser retenido o no, la dimensión de encarnación que daría al cristianismo lo ha marcado, realmente. Encarnación, y su complemento, la divinización, son como una columna vertebral del cristianismo, y una de las marcas registradas de su espiritualidad y su compromiso histórico.
En la dimensión concreta de la historicidad, ya sabemos: no tenemos ninguna noticia histórica de la fecha del nacimiento de Jesús. El 25 de diciembre fue tomado de la fiesta romana del nacimiento del Sol, pues a partir de ese día –hoy sabemos que no exactamente– comienza a aumentar el tiempo de insolación (en el hemisferio norte, obviamente, y locontrario en el sur); el Sol en estos días superaba su período anterior invernal, de muerte y disminución. Si a Jesús se le llamaba «el Sol de Justicia», qué mejor fecha para datar su nacimiento que el día del re-nacimiento del Sol astronómico, que en el mundo romano era considerado divino. Leer más…
Comentarios desactivados en Navidad 2022. La gloria de Dios es la Paz entre los hombres
Del blog de Xabier Pikaza:
Este es el canto (villancico) principal de Navidad, la teología. experiencia y tarea principal honda de la Biblia.
No hay primero Gloria de Dios y después, además, Paz entre los hombres, como si fueran cosas distintas (separables), sino que según el canto de los ángeles de Navidad (Lc 2,14), la gloria de Dios se identifica con la paz entre los hombres, de manera que la Gloria divina (Kabod, Doxa) se identifica con la Paz (Shalom, Eirênê) entre los hombres.
Esto lo sabían de algún modo los judíos anteriores, pero sólo lo ha mostrado el Judío Jesucristo, que es encarnación de la gloria/paz de Dios(como he mostrado en Dios “se hizo carne, teología de la Biblia”).
Esto es algo que a veces se ha olvidado, como ha mostrado una mala traducción o interpretación de Lc 2,14, que tiende a separar gloria de Dios y paz humano, hablando además de la paz como efecto del puro esfuerzo humano (expresión de su buena voluntad), y no como revelación de la “buena voluntad de Dios”, esto es, de su amor, hecho Vida en la vida de los hombres y mujeres de la tierra.
| X.Pikaza
Introducción, un tema clave. La gloria de Dios es la paz entre los hombres.
Tenemos que empezar traduciendo bien el texto que dice Gloria a Dios en las alturas “y” paz en la tierra a los hombres que ama el Señor (=de la buena voluntad del Señor). La gloria de Dios y la paz entre (en) los hombres no son dos cosas, de manera que una se pueda sumar a la otra, sino que son lo mismo:
La gloria de Dios es la paz entre los hombres, pues el “y/kai” que une los dos “esticos” o elementos del verso es un “y/kai” epexegético”, que no separa y suma ambas expresiones, sino que las identifica, como sabe cualquier alumno de poesía hebrea de los salmos o textos semejantes.
El ejemplo teológico más conocido y famoso es el adagio de Ireneo de Lyon, cuando dice gloria dei / vivens homo, la gloria de Dios es el hombre viviente, traduciendo así el sentido y alcance de la encarnación de Dios (en contra de una gnosis que termina separando a Dios del hombre). Pues bien, en esa línea, el canto de los ángeles de Lc 2, 14 puede traducirse gloria dei / pax in/inter hominibus,es decir, la gloria de Dios en el cielo es la paz en la tierra enre los hombres, no porque los hombres sean Dios y construyan por sí mismos la paz, sino porque en ellos se expresa y encarna, por Cristo la buena voluntad, la eudokía de los hombres.
Ésta es la expresión más honda de la Navidad, la teología de la encarnación, que Jn 1, 14 ha expresado de una forma, diciendo (y el Verbo se hizo Carne) y que Lc 2, 14 expresa de otra, pero que en el fondo es idéntica: La gloria (doxa) de Dios se encarna en la paz (eirênê) entre los hombres.
No se podía haber dicho de un modo mejor, ni en un momento más oportuno, por boca del canto de los ángeles que son los mensajeros de la verdad de Dios, tal como se revela en la encarnación de Dios que es gloria en la paz entre los hombres (que son depositarios de la buena voluntad de Dios.
Éste es el himno supremo de la Navidad, el himno/canto emocionado de los ángeles que identifica la gloria de Dios con la paz entre los hombres. Una palabra como esa está latente en todo el AT, pero sólo se revela y despliega, se canta y acoge plenamente ahora. Hay muchos que no se han enterado todavía, incluso dentro de los órdenes más altos de la iglesia, pensando que hay un tipo de “piedad/religión” que se expresa como gloria de Dios (en forma litúrgica o pietista), fuera del camino de paz entre los hombres. En contra deeso, según este canto de Navidad, la gloria de Dios (religión, piedad) se identifica con la paz/amor entre los hombres. No hay religión, no hay culto, no hay misa, no hay santidad… a no ser que se exprese en forma de paz entre los hombres
El Dios de Navidad no es obligación, imposición, ni miedo; no es amenaza ni castigo… sino gloria divina y principio de paz para cada familia, para todos los hombres y pueblos, que son familia de Dios sobre la tierra. La gloria/culto de Dios consiste en que los hombres se amen, es decir, reciban y desplieguen en su vida la paz de la vida de Dios. Este es el lenguaje, éste es el canto y el “dogma” glorioso de la Navidad.
Será bueno crear un momento de silencio, para que cada uno y todos podamos escuchar, la palabra del canto de paz que nos llega a todos, desde la noche de Belén, con los ángeles del cielo y los pastores de la tierra, acompañándonos unos a otros, acogiéndonos en amor, de manera que no quede nadie expulsado, condenado y rechazado sobre el mundo.
No dijeron más los ángeles en la noche de Belén, ni más se necesitaba; pero tampoco dijeron menos. Sólo acogiendo, viviendo y comunicando la paz del Cristo de Belén podemos celebrar la Navidad. Todo lo demás son consecuencias…A no ser que acojamos y expresemos nuestra vida como paz no podremos celebrar la Navidad Cristiana, por muchos cultos religiosos que podamos organizar. Con esto ha terminado mi “pregón de Navidad 2022. Los que piensen que esto es suficiente, o no tengan más tiempo o más ganas de leer/meditar que queden aquí. Si alguno tiene más tiempo o ganas siga leuendo Para unos y para otros. Shalam aleikum,Eirêê hymin, Paz a vosotros, “feliz navidad Gabon, Egun barri: Noche Buena noche, feliz día nuevo… y así en todas las lenguas
PRINCIPIO BÍBLICO
Esta una de las palabras y experiencias centrales del judaísmo y del conjunto de la Biblia, en Navidad y siempre. El hombre se halla en guerra, dominado por diversos tipos de violencia, en un proceso que puede llevar a la destrucción total de la vida humana, es decir, a la muerte que anuncia Gen 2, 27 (para el día en que los hombres quieran hacerse dueños del bien y del mal), a la muerte que propone el gran texto del pacto: hoy pongo ante ti bien y mal, vida y muerte (cf. Dt 30, 15). Pues bien, en ese contexto, la experiencia de Israel, su religión, viene a mostrarse como una llamada y camino de paz, que se dirige hacia la vida.
La religión no es una experiencia puramente interior (de pura quietud del alma), sino que, siendo luz del alma, puede y debe ser principio y camino de paz del hombre entero, para todos los hombres, reconciliación entre los pueblos, como ha puesto de relieve el mensaje fundamental de los profetas, desde Is 9, 6 (¡Príncipe de la paz!) hasta Is 66, 12 (¡yo extiendo sobre ella la paz como un río…!). Esa paz se expresa y despliega en diversos niveles.
Es una paz histórica, vinculada a la presencia del Dios soberano que “truena y cabalga” sobre las nubes de la tormenta, conforme a la palabra solemne deSal 29: desde el alto cielo, sentado sobre el trono, al final del huracán, Dios extiende su mano y bendice a su pueblo con la paz (cf. Sal 29, 11). Ésta es la paz del reino mesiánico, cuya venida se espera y se canta en el templo:
«Oh Dios, da tu juicio al rey, y tu justicia al hijo del rey. Él juzgará a tu pueblo con justicia, y a tus pobres con rectitud. Los montes producirán paz para el pueblo; y las colinas, justicia. Juzgará a los pobres del pueblo; salvará a los hijos del necesitado y quebrantará al opresor. Durará con el sol y la luna, generación tras generación… En sus días florecerá el justo; habrá abundancia de paz, hasta que no haya más luna» (Sal 77, 1-7; cf. 86, 8-10). Ésta es la paz de una vida que puede extenderse gozosa, abundante, por toda la tierra, desde el centro de Jerusalén.
Es una paz para el mundo entero. Arco iris, paloma tras el diluvio
Muchos decían que el mismo mundo se encuentra pervertido, que llega un diluvio que va a matar a todos, una guerra universal… Pero el “Dios de la guerra” y de la maldición del diluvio ha sido superado por el Dios de la paz de Jesucristo. Así lo empieza dicie3ndo la misma Biblia, cuando Dios se “arrepiente” de haber querido juzgar y destruir el mundo, y dice, de verdad y para siempre:
«No volveré jamás a maldecir la tierra por causa del hombre… Tampoco volveré a destruir todo ser viviente… Mientras exista la tierra, no cesarán la siembra y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, el día y la noche» (Gen 8, 21-22). «Ésta será la señal del pacto que establezco entre yo y vosotros…: Yo pongo mi arco en las nubes como señal del pacto que hago entre yo y la tierra. Y sucederá que cuando yo haga aparecer nubes sobre la tierra, entonces el arco se dejará ver en las nubes…» (Gen 9, 12-14).
Éste es el pacto de la paz del arco iris, expresada en la estabilidad básica del mundo la paz cuando parece que estalla la tormenta La paz de la liturgia del templo, con los sacrificios pacíficos o de la paz (shelamim), que se expresaba en la comida compartida, el cordero de paz de la pascua… Ésta es sore todo la paz de la gran bendición de los sacerdotes y fieles del templo, que decían: , la carne de las que vinculaban a los oferentes entre sí y con Dios y servían para ratificar las alianza de paz:
«El Señor te bendiga y te guarde.
El Señor resplandezca sobre ti y tenga misericordia de ti.
El Señor levante hacia ti su rostro y te conceda la paz» (Num 6, 24-26).
Ésta es una paz mesiánica, para todos los hombres, desde Jerusalén.
Es la paz del mensajero de Dios (evangelista) que llega a su ciudad, para anunciar la concordia. Es la paz de los que vienen a Sión, para aprender el oficio de la concordia, destruyendo sus armas, haciendo de las espadas arados y de las lanzas podaderas, conforme a la visión y esperanza final de Is 2, 2-4. En el fondo, el mesianismo israelita se identifica con la paz, entendida como plenitud y justicia, como reconciliación y alabanza. Por eso se dice ante el Mesías, portador de paz:
«Alégrate mucho, hija de Sion! ¡Da voces de júbilo, oh hija de Jerusalén! He aquí, tu rey viene a ti, justo y victorioso, humilde y montado sobre un asno, sobre un borriquillo, hijo de asna. Destruiré los carros de Efraín y los caballos de Jerusalén. También serán destruidos los arcos de guerra, y él hablará de paz a las naciones. Su dominio será de mar a mar y desde el Río hasta los confines de la tierra». Éste es el rey de la paz mesiánica que Jerusalén ha esperado, como sabía Jesús de Nazaret, cuando subió de esa manera a la ciudad, aunque (evidentemente) no todos los judíos hayan aceptado su signo ni todos los cristianos lo hayan seguido (Zac 9, 9-10; cf. Mt 21, 4-7).
LA PAZ DE DOS GRANDES “CREYENTES” JUDÌOS
E. Lévinas(1906-1995).
La paz exige que rompamos el estado de lucha de todos contra todos. Al comienzo de su libro Totalidad e infinito, Lévinas decía que la historia ha sido en su conjunto una lucha sobre Todo, de todos contra todos, pueblos, partidos políticos, estados y naciones… mientras sufre y mueren los pobres y hambrientos, a los “huérfanos, viudas y extranjeros”, incapaces de defenderse según ley, en la batalla de la vida. Eso significa que la guerra, que muchos (de Heráclito a Heidegger) han cantado como condición del hombre y temple de virtudes, constituye una (la) perversión suprema:
«El estado de guerra suspende la moral; despoja a las instituciones y obligaciones eternas de su eternidad y, por lo tanto, anula, en lo provisorio, los imperativos incondicionales. Proyecta su sombra por anticipado sobre los actos de los hombres. La guerra no se sitúa solamente como la más grande entre las pruebas que vive la moral. La convierte en irrisoria. El arte de prever y ganar por todos los medios la guerra –la política– se impone, en virtud de ello, como el ejercicio mismo de la razón».
La guerra nos sitúa así en aquel momento en que la lucha desorganizada de todos contra todos se convierte en organización violenta de algunos para imponerse a los demás y derrotarles, conforme a la “razón” del sacrificio y de la esclavitud. Ella es una expresión y consecuencia de la violencia ontológica, que identifica el ser con el poder y la razón con el pensamiento triunfante.
Tenemos que superar la guerra no por la gloria de las naciones, de los rojos o los verdad, no por el triunfo de estados o de imperios… sino por el bien de los pobres, de los enfermos y excluidos de la tierra, a los que quiso ayudar y acompañar Jesús, el judío unoversal, cuyo nacimiento hoy celebramos.
H. Arendt(1906-1975).
Ésta es quizá la mayor antropóloga judía del siglo XX. Conoció y estudió todas las guerras, todas las matanzas de nuestro pasado inmediato, desde Alemania y Rusia, desde USA hasta Israel . Hoy la quiero recordar como judía, “amiga” intensa de Jesús. Éstos son, según ella, los principios judíos y cristianos de la paz.
(1) El primer principio es el Perdón. Ella ha sabido que sin perdón no es posible la paz. .Sólo el perdón rompe la “lógica” de la venganza (del talión que siempre se repite: ojo por ojo, diente por diente) y libera al hombre del automatismo de la violencia, permitiendo que su vida trascienda el nivel de una ley de lucha, donde nada se crea ni destruye, sino que sólo se destruye, en una guerra sin fin. Sólo el perdón nos sitúa en un nivel de gracia creadora y supera el pasado y abre un comienzo allí donde la vida se cerraba en sus contradicciones y luchas de poder
(2) Promesa, compromiso de paz. La paz sólo es posible allí donde los hombres se “prometen” paz, en un ámbito de alianza. La paz es un pacto al servicio de la vida, un compromiso a favor de la concordia entre todos, al servicio de la paz. Que no se fabriquen más armas, ni para Rusia ni para USA, ni para Ucrania ni chinas… Dejar las armas, producir comida para todos, y hablar, hablar en amor, abrazare y llorar abrazados, aprendiendo los camino de la paz, que propuso hace más de tres milenios Isaías 2, 2-4 (de las espadas forjarán arados, comerán juntos el lobo y el cordero).
(3) Nacer de nuevo…Nacimiento de paz. La promesa de la paz sólo es posible allí donde los hombres no se encuentran atados al pasado (que ha sido pasado de violencia), sino que pueden y quieren nacer de una forma distinta. «Sin la articulación de la natalidad estaríamos condenados a girar para siempre en el repetido ciclo del llegar a ser, sin la facultad para deshacer lo que hemos hechos y controlar parcialmente los procesos que hemos desencadenado» (La condición humana, Paidós, Barcelona 1993,265). Sobre esa base, puedo evocar algunos momentos o rasgos esenciales de la paz según el judaísmo.
Éstos siguen siendo según H. Arendt los elementos fundantes de la paz judía, tal como desembocan en el cristianismo, entendido como un judaísmo consecuente, en la línea de Jesús.
(1) La paz sólo puede venir del Infinito (es decir, de un Dios de gracia). No es un producto del Todo, no se identifica con el orden del Sistema, porque en ese caso seguiría vinculada a las leyes del talión, donde cada parte se somete al Todo. Pero Dios no es un Todo a cuyo servicio han de ponerse los hombres y mujeres, como si fueran subordinados suyos, sino el Infinito. De manera consecuente, la paz nunca se impone, porque ella es esencialmente gracia, un regalo de trascendencia, es decir, creación. Por eso, siempre que queremos imponerla o la manipulamos, deja de ser paz infinita, para convertirse en un momento particular del orden del sistema.
(2) En este mundo de violencia, la paz es un regalo de las víctimas, de los crucificados, de aquellos que mueren como Jesús siendo portadores de paz. La paz no puede fundarse en el poder que algunos utilizan para imponerse, según los intereses del sistema, la paz no es resultado de las armas (de la victoria militar) sino regado y don de los perdedores, de las víctima.. Una paz que se consigue con armas no es paz, sino dictadura de los triunfadores; un orden que se logra sometiendo y acallando con violencia a los posibles disidentes no es signo de Dios, sino imposición del sistema. La paz no se impone ni negocia, sino que brota allí donde hoy hombres y mujeres que perdonan, gratuitamente; por eso decimos que ella sólo puede ser un regalo de las víctimas. Leer más…
No sé cuándo comenzó la tradición de celebrar tres misas el día de Navidad; imagino que debe de ser muy antigua. Se comienza con la famosa misa del Gallo, por la noche, sigue la misa del alba y se termina con la del día. Cada una de ellas tiene sus lecturas propias, las mismas en los tres ciclos (A, B, C). Indicaré algo que pueda ayudar en la del Gallo (la de la noche) y en la del día (con el evangelio más difícil).
Misa de la noche
Tres motivos de alegría (Isaías 9,2-7)
En una película ambientada en la Segunda Guerra Mundial (no consigo recordar su título), la noche de Navidad, en medio del frío y la nieve, un grupo numeroso de soldados y refugiados comienza a cantar el villancico “Noche de Dios”. Ese es el ambiente adecuado para entender la primera lectura. El profeta se dirige a un pueblo que camina en las tinieblas, que ha sufrido durante un siglo la opresión del imperio asirio, y le anuncia un cambio prodigioso: un mundo de luz y alegría. Por tres motivos: el fin del opresor, el fin de la guerra y el nacimiento de un niño. Es esto último lo que atrae la mayor atención. El niño será un heredero de David, adornado con los nombres y cualidades más admirables que se pueden esperar de un gobernante: que sepa aconsejar, que sepa defender, que se comporte como un padre con sus súbditos, que traiga un reinado de paz.
El evangelio de Mateo citará esta profecía, pero aplicará a Jesús solo el comienzo: “El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz”. Jesús no termina con el opresor romano, no se acaban las guerras, y no reinstaura el trono de David. Pero su palabra y su acción irradian luz y alegría en toda Galilea.
Dos motivos de compromiso (Carta a Tito 2,11-14).
El autor une la primera venida de Jesús (“ha aparecido la gracia de Dios”) con la segunda y definitiva (“la aparición gloriosa del gran Dios y salvador nuestro, Jesucristo”). ¿Motivos de alegría? Sin duda. Pero estos dos venidas son también motivo de compromiso. Amor con amor se paga. Hay que renunciar a la vida sin religión y los deseos mundanos, llevar una vida sobria y honrada, esperar la vuelta del Señor, dedicarse a las buenas obras.
El anuncio más desconcertante a las personas más inesperadas (Lucas 2,1-14)
Lucas, evangelista de los pobres y la pobreza, lo subraya desde el primer momento. Gabriel ha anunciado a María que concebirá un hijo prodigioso, que heredará el trono de David y reinará en la casa de Jacob para siempre. A la hora de la verdad, el niño no dispone ni siquiera de una cuna, solo de un pesebre. Porque la familia no encuentra sitio en el piso de arriba, donde se alojan las personas, y debe permanecer en el de abajo, donde están los animales.
En la misma línea, el anuncio del nacimiento, a pesar de toda la parafernalia del ejército del cielo cantando, se dirige a “unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño”. La profesión de pastor, aunque a algunos le recuerde a los antiguos patriarcas de Israel, era de las más despreciadas y odiadas en aquel tiempo, sobre todo por los campesinos. Y pasar la noche a aire libre vigilando el rebaño no es la ocupación más agradable. A estas personas se dirige el mensaje: “Os ha nacido un salvador, el Mesías, el Señor”.
Lucas juega con el lector, lo desafía. ¿Qué salvador les ha nacido a los pastores? ¿Y qué señal portentosa puede ser un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre? Al día siguiente, los pastores estarán de nuevo con el rebaño, vigilando en medio del frío. Pero su vida ha cambiado. Después de encontrar a María, a José y al niño acostado en el pesebre volverán dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído (evangelio de la Misa de la aurora).
Los pastores son un ejemplo perfecto para el cristiano. La Navidad no nos habla de un gran rey, deslumbrante de riqueza y esplendor. El ángel lo presenta “envuelto en pañales y acostado en un pesebre”. Y en este ser tan débil y poco aparente debemos depositar la confianza de que nos salvará. Y por él debemos alabar y dar gloria a Dios.
Misa del día
Presupuesto para entender el Prólogo
Las conquistas de Alejandro Magno, a finales del siglo IV a.C., supusieron una gran difusión de la cultura griega. En Judea, como en todas partes, los griegos ejercían un influjo enorme: cada vez se hablaba más su lengua, se imitaban sus costumbres, se construían edificios siguiendo su estilo, se abrían gimnasios, se enseñaba la doctrina de sus filósofos. Los judíos, al menos la clase alta, estaban encandilados con la sabiduría de Grecia. Sin embargo, algunos autores no compartían ese entusiasmo. Para ellos, la sabiduría griega era un producto reciente, obra del ingenio humano, y tenía su templo en un lugar pagano: Atenas. La verdadera sabiduría es eterna, procede de Dios, y reside en Jerusalén. Esto puede decirse con palabras vulgares, o poéticamente, presentando a la sabiduría como una mujer y contando su historia. Basándonos en diversos textos bíblicos podemos reconstruir esa historia de la Sabiduría.
La historia de la Sabiduría de Dios
1ª etapa: la Sabiduría junto a Dios desde el comienzo (Proverbios 8,22-36).
El Señor me estableció al principio de sus tareas,
al comienzo de sus obras antiquísimas.
En un tiempo remotísimo fui formada,
antes de comenzar la tierra.
Antes de los océanos fui engendrada,
antes de los manantiales de las aguas.
Todavía no estaban encajados los montes,
antes de las montañas fui engendrada.
No había hecho aún la tierra y la hierba
ni los primeros terrones del orbe.
2ª etapa: la Sabiduría y la creación
Cuando colocaba el cielo, allí estaba yo;
cuando trazaba la bóveda sobre la faz del océano;
cuando sujetaba las nubes en la altura
y fijaba las fuentes abismales.
Cuando ponía un límite al mar,
y las aguas no traspasaban su mandato;
cuando asentaba los cimientos de la tierra,
yo estaba junto a Él, como aprendiz, yo era su encanto cotidiano,
todo el tiempo jugaba en su presencia;
jugaba con la bola de la tierra
disfrutaba con los hombres.
Tercera etapa: la Sabiduría se instala en Jerusalén (Eclesiástico, 24).
Por todas partes busqué descanso
y una heredad donde habitar.
Entonces el creador del universo me ordenó,
el creador estableció mi morada:
Habita en Jacob, sea Israel tu heredad.
En la santa morada, en su presencia ofrecí culto
y en Sión me establecí;
en la ciudad escogida me hizo descansar,
en Jerusalén reside mi poder.
Eché raíces entre un pueblo glorioso,
en la porción del Señor, en su heredad.
Sin embargo, cabe la posibilidad de que algunos rechacen los consejos de la sabiduría. De hecho, muchos judíos no aceptaban este mensaje. Otro autor presenta a la Sabiduría como una mujer que se queja de no ser escuchada (Proverbios 1,22-25).
Os llamé, y rehusasteis;
extendí mi mano, y no hicisteis caso;
rechazasteis mis consejos,
no aceptasteis mi reprensión.
En resumen: la sabiduría de Dios está junto a él desde el principio, lo acompaña en el momento de la creación, disfruta con los hombres, se establece en Israel. Pero muchos no disfrutan con ella. Prefieren seguir otro camino, no le hacen caso.
La historia de la Palabra
El autor del Prólogo aplicó las ideas anteriores a Jesús, introduciendo algunos cambios. Ante todo, en vez de llamarlo sabiduría de Dios, prefirió llamarlo la Palabra.
Primera etapa: la Palabra junto a Dios
Hay una diferencia notable con el texto sobre la Sabiduría. La sabiduría es creada por Dios. La Palabra, no; existe con él desde el principio. Además, el autor del himno es muy sobrio, no se le ocurre decir que la Palabra jugaba en presencia de Dios.
Segunda etapa: la Palabra y la creación
Parece un trabalenguas, pero es muy sencillo. Todo fue creado por la Palabra de Dios; el sol, la luna, las estrellas, las montañas, el mar, el mármol, la madera, el cristal… Todo ha sido creado por la Palabra de Dios. Y ella, además de haber creado a los hombres, es también nuestra luz. La única novedad, muy importante, es que desde el principio se entabla una lucha entre la luz y la tiniebla; pero la tiniebla no logra imponerse, no puede derrotarla.
Tercera etapa: el mundo, creado por la Palabra, la ignora.
Hasta ahora todo ha ido bien. Dios y la Palabra pueden estar contentos. De pronto, advierten que la Palabra es ignorada por el mundo. El mundo no se refiere aquí a los seres inanimados sino a las personas que ignoran a Dios, no lo adoran, o prescinden de él. En autor del Prólogo piensa en todos los pueblos paganos, que podrían haber conocido al Dios verdadero, pero que habían caído en diversas formas de idolatría.
Cuarta etapa: la Palabra decide instalarse en Israel; su pueblo la rechaza
¿Qué hará la Palabra cuando se vea ignorada por el mundo? Para un judío, la respuesta es clara: refugiarse en Israel, el pueblo elegido, igual que hacía la sabiduría: “Eché raíces entre un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad”. Eso mismo hace la Palabra, pero se encuentra con una desagradable sorpresa: «Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.»
Quinta etapa: la Palabra decide hacerse carne y habitar entre nosotros.
La Palabra ha sufrido dos derrotas: el mundo la ignora, su pueblo la rechaza. ¿Qué haría cualquiera de nosotros en su lugar? Quedarse junto a Dios y olvidarse de todos. Afortunadamente, Dios no es así. La Palabra toma la decisión más asombrosa que se puede imaginar.
Del optimismo ingenuo al realismo mágico
La historia de la Sabiduría resulta demasiado optimista. El himno puede parecer muy pesimista. Sin embargo, no lo es. Aunque no sea todo el mundo ni todo Israel, hay un grupo, formado por judíos y paganos, dispuestos a acoger a Jesús, a creer en él. Y ésos, todos nosotros, reciben una enorme recompensa: se convierten en hijos de Dios, contemplan su gloria, y de su plenitud reciben gracia tras gracia.
Motivos de sobra para estar alegres y desearos a todos FELIZ NAVIDAD.
Comentarios desactivados en 25 de diciembre. Natividad del Señor. Ciclo A
“La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a toda persona. Al mundo vino y en el mundo estaba; el mundo se hizo por ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijas de Dios, si creen en su nombre.”
Este evangelio es como abrir la ventana una mañana soleada y dejar que la habitación se llene de luz y de frescura. Ese instante en el que el día está por estrenar “todo nuevito”.
Así empieza el cuarto evangelio: lleno de verdadera luz y de novedad. Como una brisa fresca que se lleva el aire viciado. Y así puede ser también este tiempo de Navidad que acabamos de estrenar. Puede ser una brisa fresca que renueve el aire de nuestros corazones.
Aquí está la Luz, la Palabra, Dios mismo con el deseo renovado de entrar en nuestra historia, en nuestra vida cotidiana.
Nos conoce, él ha tejido cada centímetro de nuestro ser… y nos quiere, por eso vuelve. Pero nos respeta y por eso espera a que le recibamos, no entra por la fuerza sino que llama y espera.
Esta puede ser una Navidad más, llena de turrones, regalos y villancicos o puede ser una Navidad nueva llena de LUZ. Y así los turrones y todo lo demás será todavía mejor y más bonito.
Que esta Navidad podamos contarnos entre quienes reciben la luz y así, bien iluminadas nos reconozcamos como lo que somos Hijas e Hijos de Dios.
Porque si hoy vuelve a ser Navidad es porque creemos que Dios se encarna en cada una de nosotras.
Oración
Que tu Palabra, hecha de Verdad y de Luz germine y crezca en esta Navidad en nuestra humanidad. Amén
Comentarios desactivados en Dios se hizo hombre en Jesús y se hace hombre en todos los seres humanos.
Navidad
Jn 1,1-18
Anoche nos hablaban de un Niño, del pesebre, de pastores, de ángeles. En esta mañana nos hablan del Verbo, Palabra preexistente, de Dios eterno y trascendente. Es una prueba más de que nos encontramos ante algo indecible. Curiosamente termina diciendo exactamente lo mismo: y la PALABRA se hace carne, Niño. Los dos relatos, como buenos subalternos, te colocan ante el misterio, pero el que tienes que torearlo eres tú. Solo tú puedes adentrarte en la realidad que está en ti, “más dentro de ti mismo que lo más íntimo de ti mismo”, como decía Agustín. Pero está ahí, y solo tú puedes descubrir ese tesoro y disfrutar de él y hacer que los demás también lo vean.
La encarnación solo tiene realidad dentro de ti, como solo tuvo realidad dentro de Jesús, no fuera en acontecimientos o fenómenos externos. Solamente dentro de ti y dentro del otro. Buscarlo en otra parte es engañarte. Dice un cuento oriental: Un señor que pasaba por la calle, ve a su vecino que está buscando algo enfrente de su casa. ¿Qué es lo que has perdido? Le pregunta. La llave de mi casa. Yo te ayudaré a encontrarla. Pasa media hora y la llave no aparece. ¿Pero dónde la has perdido? Le pregunta el vecino. Dentro de casa. ¿Entonces por que la estás buscado aquí? Es que aquí hay más luz… Si no descubro lo que hay de Dios en mí, jamás lo descubriré ni en los acontecimientos, ni en los demás, ni en Jesús. Esto debe hacernos pensar.
Aunque el domingo segundo de Navidad volvemos a leer este evangelio, voy a adelantar una frase: “caí Theos en o Logos” y en latín: “et Deis erat Verbum”. La traducción puede ser: “y Dios era la Palabra”. También podría traducirse por “un ser divino era el proyecto”, puesto que en esta frase, “Theos” no lleva artículo. En castellano también podemos traducir: “y la Palabra era Dios”. Pero debemos tener en cuenta que no se explica lo que es la Palabra por lo que es Dios, sino al revés. Se explica lo que es Dios por lo que es la Palabra, manifestada en un hombre. Dios es el que se hizo hombre, y si se hizo hombre en Jesús, es que se hace hombre en todos los seres humanos. Por el contrario, si es Jesús el que se hace Dios, nosotros quedaremos al margen de lo que allí pasó. El despiste está asegurado y en ese error hemos vivido toda nuestra vida.
Seguimos creyendo y diciendo que Dios se ha hecho hombre, y hacemos decir al evangelio lo que nos interesa que diga. No es el hombre el que tiene que escalar las alturas del cielo para llegar a ser Dios; ha sido Dios el que se ha abajado y ha compartido su ser con el hombre. Eso es lo que significa la encarnación. Por medio de Jesús, podemos llegar a saber lo que es Dios. Pero un Dios que no está ya en la estratosfera, ni en los templos, ni en los ritos, sino en el hombre… Las consecuencias de esta verdad en nuestra vida religiosa serían tan demoledoras que nos asustan; por eso preferimos seguir pensando en un Jesús que es Dios, pero dejando bien claro que eso no me afecta a mí. Hallarme has en ti, hallarte has en mí.
«Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre».
Lo que vieron los ojos fue un muchacho y una muchacha entrando apresuradamente en Belén. Iban agobiados porque ella estaba encinta, anochecía y se acercaba su hora. Recorrían las posadas pidiendo alojamiento, pero, abarrotadas, no tenían sitio para ellos. María apretaba los dientes para sofocar el dolor y la zozobra porque veía que el tiempo se le agotaba y no tenían a dónde ir. José suplicaba impotente y desgarrado, consciente del sufrimiento de su esposa. Al fin, un posadero les ofreció la cuadra para que María pudiese dar a luz con alguna intimidad.
Ya era noche cerrada. Los candiles de aceite situados en una de las paredes apenas lograban disimular las tinieblas en que se hallaba sumido el establo. José encontró un rincón un poco menos sucio que el resto, lo limpió con cuidado, cubrió el suelo con las mantas de viaje que llevaban consigo y acomodó a María.
Tras el parto, se acurrucaron en aquel rincón sonriendo al niño que acababa de nacer; felices con su hijo en el regazo y envueltos en una gran paz que contrastaba con el trance angustioso que acababan de vivir. Algún pastor de los alrededores oyó el llanto del niño en aquel lugar insólito y se acercó. Vio a María y José sonrientes en su rincón, pero ateridos de frío y extenuados de cansancio. Fue presuroso en busca de sus compañeros y volvieron con mantas y el poco alimento que llevaban en sus zurrones. Hicieron fuego y todos pudieron participar de la paz infinita de aquel momento.
Pasó lentamente la noche y llegó el alba. Parecía que todo seguía igual, pero todo había cambiado, porque lo que realmente había sucedido era que el mundo, que caminaba en tinieblas, se había visto envuelto en una gran claridad. Como dijo el Ángel a los pastores: «En la ciudad de David, ha nacido un salvador: el Mesías, el Señor».
Que Jesús hubiese nacido así es una magnífica señal. Si hubiera nacido en el Templo de Jerusalén, hijo de reyes y rodeado de gente importante, todos podríamos decir: “más de lo mismo” … Pero nace desapercibido para todos los poderes y anunciado a los marginales; y ésa es la mejor señal de que todo ha cambiado. Es la señal de que por fin Dios está con los que le necesitan, que Dios está para salvar, no para oprimir, que ningún poder opresor tiene nada que ver con Dios; que Dios no está con los poderosos para asegurar su poder, sino con las víctimas de su poder para liberarlos.
Como decía Ruiz de Galarreta: «El signo de la Navidad es la luz en la noche, vista solo por los más sencillos. La noche sigue siendo noche, sigue habiendo dolor, vejez y desgracia, nos siguen apeteciendo mil cosas que destrozan nuestra vida… Vivimos en la noche, pero en la noche hay luz para ver mejor y poder caminar por la vida sin tropiezo».
«Aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre»… Para ver a Dios, mirad a ese niño.
Miguel Ángel Munárriz Casajús
Para leer el comentario que José E. Galarreta hizo en su momento, pinche aquí
La Palabra se hace carne y habita entre nosotros (Jn 1,1-18)
A partir del año 70 d.C., la situación de los cristianos que vivían en Palestina cambió enormemente. La comunidad a la que se dirige Juan no solo está sufriendo hostilidad por parte de los fariseos que acabaron expulsándolos de las sinagogas, y rechazo social en los ambientes judíos, sino también una división interna debido a cierto espiritualismo que negaba la plena humanidad de Jesucristo. En ese contexto surge el cuarto evangelio alrededor del misterioso “discípulo amado”. Aquellos cristianos aprenden a ver la encarnación y la muerte de Jesús como signo y camino del amor divino hacia la humanidad. El Jesús terreno se identifica plenamente con el Hijo amado del Padre.
Por otra parte, el texto de Lucas (2,1-14) que leemos en la Nochebuena nos narra el mismo misterio con palabras diferentes. Ambos relatos tratan de decir a Dios a través de Jesús.
El prólogo de Juan comienza: “Al principio ya existía la Palabra. La Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios” (Jn 1,1-18). Son las dos caras del misterio de Jesús: su existencia desde siempre junto a Dios, su igualdad con Él (una unión íntima de relación) (Jn 10,30) pero no se confunde con Dios. Jesucristo es la Palabra definitiva de Dios a la humanidad. Misterio que no abarcamos del todo.
Destacan dos afirmaciones que nos lleva a revisar la forma de vivir la fe, hoy: “La Palabra se hizo carne”, comienza su andadura en el tiempo. Sin embargo, se nos contó como acontecimiento del pasado en el cual no tomo parte, y no nos damos cuenta que está sucediendo constantemente. Y: “A Dios nadie lo ha visto jamás. El Hijo único, que es Dios y que está en el seno del Padre, nos lo ha dado a conocer”. Cuando toda persona, tras un período de opacidad, reconoce en sí misma lo divino de su naturaleza esencial, acontece su verdadero nacimiento, el cual no viene por vía de generación humana, sino “de la gracia y la verdad que viene de Cristo Jesús”.
La Palabra de Dios se encarna en la vida íntima de Jesús para que pueda ser entendida por todos. Solo Jesús nos ha contado cómo es Dios, cuánto nos quiere, a través de imágenes y palabras que nada tienen que ver con leyes, doctrinas o dogmas elevados, sino fruto de la enseñanza de sus padres, María y José, y del movimiento profético de Israel que él asume hasta sus últimas consecuencias: anuncio y denuncia de todo aquello que provoca vida o muerte.
Es una Palabra que implica hacerla “carne de nuestra carne”. Juan proclama, “de su plenitud todos hemos recibido gracia sobre gracia”. Nace en mí, debo alimentarla y asumir su propuesta de salvación: ser cauce de amor, de justicia, de paz y de perdón. Solo la actitud que cada uno/a adopte en su vida, de lo que quiera hacer con ella, arriesgándonos incluso al fracaso, nos da la medida entre vivir amando siendo bendición para otros o vivir odiando siendo maldición.
“Todo fue hecho por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto llegó a existir”. Presencia que va más allá del tiempo y del espacio, que lo llena todo. ¿Sabemos traducir y hacer comprensible esta expresión a nuestros jóvenes, en nuestras comunidades cristianas? ¿A qué experiencia mística, de diálogo interior, remite?
La Palabra quees Vida y Luz, penetra y sostiene todas las cosas, lo que somos, pues todo depende del Amor Supremo. La Palabra es el “Yo soy” que se esconde en la intimidad de cada ser, cuando descubrimos la luz del “sí mismo”, o el “ser en Dios”. Es la luz verdadera que con su venida al mundo, ilumina a todo ser humano.
“Estaba en el mundo, pero el mundo, aunque fue hecho por ella, no la reconoció. Vino a los suyos, pero los suyos no la recibieron”. Ocurre cuando nos dispersamos, cuando ponemos nuestra identidad en el “ego”, en nuestras ambiciones, soberbia, miedos, mentiras, desvaríos… ¿Quién puede sentirse hoy atraído y cautivado por este acontecimiento íntimo, vital, silencioso, humilde, necesario? ¿O nos enredamos en el despilfarro, el consumismo, ruidos, gentío…? Decíamos al comienzo, que el pueblo judío no fue capaz de ver en Jesús la vida que podía llevarle a la comprensión de la ley. ¿Damos, hoy, los cristianos testimonio de su luz, de su vida?
¿Qué decir de la Iglesia, Pueblo de Dios, incapaz de concretar procesos de cambio estructural, inclusión, equidad y conversión realmente evangélicos?
“A cuantos la recibieron, a todos aquellos que creen en su nombre, les dio poder para ser hijos/as de Dios. Estos son… los que nacen de Dios. Creer en sentido bíblico, es decir, aquellos que confían y viven lo que significa Jesús, no una serie de verdades inmutables, sino la aceptación de su persona, que es Buena Noticia.
“Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros”. Hoy, planta su tienda en esta humanidad itinerante y peregrina. Culminación de todo lo anterior. Isaías canta al Señor por la restauración de Jerusalén: “los confines de la tierra contemplan la victoria de nuestro Dios”. Y Lucas escribe: “Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres que gozan de su amor” (2,14). Nosotros cantamos por la restauración de nuestro mundo y experimentarnos “Ser en Dios”, al abrirnos el camino para vivirlo como hijos/as suyos/as.
Dice Joan Chittister[1], que “la falta de fe en la presencia de un Dios invisible en un momento difícil tiene sentido. No tener confianza en la fuerza que se me ha dado es mucho más grave que dudar de lo que creo, pero no puedo ver. Negar las capacidades que se me han otorgado: el pensamiento, la reflexión, la sabiduría, el discernimiento, la compasión…, es prácticamente un pecado contra la creación. Priva a la comunidad humana de los dones que se me han dado para el bien de ésta y convertirlos en verdaderos”. De nada sirven si no los ponemos al servicio de nuestros hermanos/as.
¡Todos los días nace Abbá-Dios!
¡Shalom!
Mª Luisa Paret García
[1]Cf. Joan Chittister, OSB, Hermanas Benedictinas de Erie, Pensilvania, USA “El momento es ahora”, en el que recurre a la sabiduría de los/as profetas de todos los tiempos, Sal Terrae, 2021.
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