Mishima reeditado, literatura gay de calidad
Alianza Editorial está editando y reeditando antiguas y no tan antiguas obras de un autor gay controvertido donde los haya, hasta el punto de convertirse en una de las figuras más controvertidas del pasado siglo.
Si separamos al autor de su obra, vemos una de las más brillantes escrituras de soledad, desamor y homoerotismo.
Eduardo Nabal. 01 Julio 2014
Aún hoy sigue siendo complejo de hablar de una figura tan controvertida como Yukio Mishima, maestro por excelencia de la prosa de Japón del siglo pasado y uno de los valores más seguros de la literatura gay, saltando generaciones y continentes. Desde su famosa biografía juvenil Confesiones de una máscara (hoy día algo tópica) hasta su sexualmente explícita y socialmente demoledora Colores Prohibidos, Mishima transitó muchos géneros literarios (teatro, relato breve, ensayo). Pero es en algunas de las novelas que ahora ven la luz, como La escuela de la carne, El marino que perdió la gracia del mar, El rumor del oleaje o la inquietante Vestido de noche, donde se ve la potencia de su riqueza lingüística, su capacidad para crear personajes desgarrados, la variedad de temas que tocó y la mezcla de tensión y poesía, lirismo delicadeza y brutalidad que desprende la compleja narrativa de novelas inmensas como El pabellón de oro o Nieve de Primavera.
Verdaderas joyas a redescubrir. Sus ensayos sobre los samuráis y su visión de la masculinidad guerrera que acabó encarnando, resultan algo camp o kitch de puro desgastados en la imagen antiheroica e hiperviril que quiso proyectar de sí mismo, mezclando la genialidad, la falsa seguridad, el miedo al rechazo social y la megalomanía, además de ser un producto de la clase alta del Japón posterior a la Segunda Guera Mudial.
Política y personalmente extremista, nacionalista japonés hasta el absurdo, sostuvo teorías contradictorias sobre la vida, la sexualidad, el amor y la muerte. Su suicidio mediático no solo fomentó su turbia leyenda sino que lo convirtió en objeto de estudios de psiquiatras oportunistas y biógrafos morbosos. Solo Margarite Yourcenar se acercó a su figura humana y literaria con veradera cautela y profundidad.
Mishima, como de otra forma Genet, Wilde o Gómez Arcos tuvo la virtud de convertir en literatura de primer orden todos los temas que trató, en volver una pieza de ingenio y vitalidad cualquiera que fuera la historia o ficción que contase. Producto del japón militarista, pero de caligrafía refinada y sin miedo a los tabués vigentes, Mishima, a pesar de sus ideas involucionistas, hizo avanzar la literatura gay o protogay hasta cimas de calidad intemporal.
Fuente Cáscara Amarga
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