Un capuchino brasileño recorre el mundo a pie para concienciar sobre el SIDA
Un homenaje a su hermana, quien murió del síondrome a los 28 años sin haberse tratado por “vergüenza”
El padre Marcelo Monti busca “fomentar la empatía, acogida y no prejuicio” hacia las personas que sufren la enfermedad
(C.D./Sputnik).- El capuchino brasileño Marcelo Monti se ha propuesto dar la vuelta al mundo a pie para “fomentar la prevención del VIH/SIDA y fomentar la empatía, acogida y no prejuicio” hacia las personas que sufren estos virus. Y esto en homenaje a su hermana Aline, quien murió con 28 años sin haberse tratado por miedo a la estigmatización social que aún persiste sobre la enfermedad.
Monti viaja con un equipaje muy sencillo, tiene un carrito de color rojo con el logo del proyecto Caminho de Aline, donde coloca sus pertenencias. Hace casi tres meses está caminando. Salió de Porto Alegre justo el día de su cuarenta cumpleaños, para emprender un viaje por los cinco continentes que piensa le llevará 10 años en el que busca concienciar sobre el VIH /SIDA.
“Es una forma de homenajear a mi hermana, de estar en comunión. Ella falleció teniendo tres niños, lo descubrió cuando estaba embarazada del tercero. No se trató, porque tenía vergüenza de hablar sobre esto, incluso le pidió a mi mamá que fuera un secreto”, contó a Sputnik el joven sacerdote.
Para llevar adelante este proyecto, Marcelo se hospeda en casas de familia, centros culturales o religiosos que solidariamente lo reciben. La forma en que se mantiene es a través de una red que formó con 31 amigos; cada uno lo ayuda con 20 reales (cinco dólares) que se reparte para cada día del mes.
Ahora se encuentra en el inicio del viaje. Luego de cruzar distintas ciudades brasileñas, llegó a Uruguay donde recorre a pie parajes y pueblos. El cura brasileño cuenta que los pobladores se acercan y entran en contacto al verlo con el carro y el logo con la cinta roja distintiva del VIH.
En esta travesía los habitantes que más le impactaron fueron los del pueblo Fraile Muerto, ubicado en el departamento de Cerro Largo.
“Ellos fueron fantásticos, caminaron conmigo siete kilómetros antes de llegar, y después me llevaron hasta otro pueblo, Cerro de las Cuentas, y ahí caminaron 15 kilómetros más. Eran veteranas, jóvenes, niños, y una noche antes de salir hicieron un fogón con charlas, canciones. Fue genial y una experiencia que me marcó”, dijo el caminante brasileño.
Fuente Religión Digital
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