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“El amor de Dios sin limitaciones” Ante la homosexualidad: Sínodo, teología y espiritualidad.

Sábado, 9 de marzo de 2024
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“Para quien lea sin prejuicios la Declaración Fiducia supplicans. Sobre el sentido pastoral de las bendiciones, razonada  bíblica y pastoralmente, puede comprender la intención y sentido de un texto acorde con la línea papal de acogida fiel al amor y misericordia de Dios”

“Ante la novedad de esta práctica el cardenal Parolin habla de ‘progreso en la continuidad’ y de apertura a los signos de los tiempos en fidelidad al Evangelio y la Tradición. Es ‘un punto delicado que necesitará mucho estudio'”

“Interpretando el texto y su invitación a profundizar el amor de Dios en especial ante situaciones de personas consideradas al margen, se plantea, por tanto, la necesidad de una reflexión amplia y dialogada, con libertad y audacia”

“La concreto desde tres campos: el Sínodo, la teología, la espiritualidad”

 Francisco denunció la “hipocresía” de algunos críticos de Fiducia Supplicans. Nueva defensa de Francisco del documento de Doctrina de la Fe.

La Declaración Fiducia supplicans. Sobre el sentido pastoral de las bendiciones aprueba ”la posibilidad de bendecir a las parejas en situaciones irregulares y a las parejas del mismo sexo, sin convalidar oficialmente su status ni alterar en modo alguno la enseñanza perenne de la Iglesia sobre el Matrimonio”.

Para quien lea sin prejuicios esta Declaración, razonada  bíblica y pastoralmente, puede comprender la intención y sentido de un texto acorde con la línea papal de acogida fiel al amor y misericordia de Dios. Se entiende como “una semilla del Espíritu Santo que hay que cuidar y no obstaculizar” y que invita a profundizar lo que significa e implica el amor incondicional de Dios que llama ”a aprender no a maldecir, sino bendecir”. Ante la incomprensión de quienes no admiten tales bendiciones, el mismo Papa ha respondido pastoralmente: “Se bendice a las personas, no al pecado”.

Ante la novedad de esta práctica el cardenal Parolin habla de “progreso en la continuidad” y de apertura a los signos de los tiempos en fidelidad al Evangelio y la Tradición. Es ”un punto delicado que necesitará mucho estudio”.

Interpretando el texto de la Declaración y su invitación a profundizar el amor de Dios en especial ante situaciones de personas consideradas al margen, en este caso, por sus convicciones y formas de vida sexuales, se plantea, por tanto, la necesidad de una reflexión amplia y dialogada, con libertad y audacia. La concreto desde tres campos: el Sínodo, la teología, la espiritualidad.

Sinodalidad y homosexualidad

IMG_3031No deja de ser significativo que esta Declaración se haya hecho pública en el periodo entre las dos sesiones  de la Asamblea Sinodal.

Ya en el Documento de trabajo para la Etapa Continental, Ensancha el espacio de tu tienda”, se proponía en múltiples aportaciones una Iglesia abierta y acogedora para que sea “lugar de comunión, de participación y misión común”. En el Documento síntesis para la II sesión de la Asamblea sinodal se propone, siguiendo el Evangelio, plantearse la superación de posturas de “incomprensión y rechazo… escuchando el grito de auxilio de quien tiene necesidad”. Cita en concreto “las referidas a la identidad de género y a la orientación sexual que suscitan preguntas nuevas”, teniendo en cuenta  que, “a veces, las categorías antropológicas que hemos elaborado no son suficientes para acoger la complejidad de los elementos que emergen de la experiencia y del saber de las ciencias y requieren maduración y un estudio ulterior”. Por ello, advierte,  “es importante tomar el tiempo necesario para esta reflexión y emplear las mejores energías, sin ceder a juicios simplistas que hieren a las personas y al cuerpo de la Iglesia. Muchas indicaciones que ya ha ofrecido el Magisterio esperan ser traducidas en apropiadas iniciativas pastorales”.

Se trata todavía de propuestas, a la espera de la II Sesión de la Asamblea sinodal. La Declaración Fiducia supplicans ha adelantado ya algunas de ellas que esperamos se reafirmen y amplíen para abrir un horizonte nuevo en el que la teología debe ir aportando con libertad sus reflexiones.

La teología ante la homosexualidad

Aunque en nuestras Facultades de Teología no sea tema habitual (las reservas son muchas y el campo, arriesgado), ha habido y hay numerosas reflexiones teológicas de gran alcance y profundidad. Su tratamiento está relacionado  con investigaciones antropológicas, como indica el Sínodo, y las concepciones de género.

Las teologías feministas y, en especial, la llamada teología queer han asumido en sus reflexiones la profundidad humana de los sujetos y subjetividades marginadas por su sexualidad no normativa o identidad de género (LGBTIQ+). Cuestionan las categorías de género, identidad y sexualidad como naturales e inmutables, fuentes de explotación y opresión. Transgresoras, liberadoras y subversivas ante los modelos establecidos, estas teologías conducen al reconocimiento y derechos de los cuerposconsiderados como abyectos por culturas dominantes.

Sus reflexiones no se limitan a la sexualidad y al género. Abarcan otros contextos sociales y culturales, identidades subordinadas, maltratadas, marginadas socialmente, invitando a reconocerlas. Denuncian hegemonías violentas anuladoras para liberar su identidad y promover un nueva humanidad. Buscan la justicia, presentan una nueva escatología, consecuentes con el Reino de Dios a cuyo banquete  son invitadas las personas que, olvidadas y rechazadas, deambulan por los caminos de  la vida.

La teología  queer de la liberación, como la denomina Juan José Tamayo, citando a su pionera, la teóloga argentina Marcella Althaus-Reid, abarca todo tipo de opresiones a las que la sociedad somete a quienes no se ajustan a sus modelos  establecidos por la clase dominante. Superando una concepción binaria de las personas, abogan por identidades diversas y fluidas como un acto de justicia social, subraya el teólogo sudafricano Nontando Hadebe, para hacer posible un auténtica diversidad.

IMG_3033En esta teología el concepto de Dios, al que Marcella Althaus-Reid llamó “Dios queer”, se descubre en el exilio de las calles, de los y las profesionales del sexo, de las personas de diferente orientación sexual, en los marginados sociales. Como mostraban las reflexiones teológicas de la revista Concilium (nº 383), estas personas devienen  “el cuerpo queer de Cristo” donde quedan superadas todas las desigualdades diferenciadoras y llaman a superar dualismos: “Ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gal 3,26-28). Para Cristo todos somos iguales, hijas e hijos de Dios y  conduce, como afirma Sharon A. Bong, siguiendo a Elisabeth Schüssler Fiorenza, a superar sexismos y homofobias para hacer una Iglesia transformadora, relacional, inclusiva,  cuerpo de   Cristo queer.

Por tanto, estas perspectivas teológicas contribuyen a descubrir en las situaciones despreciadas y marginadas, en las identidades no reconocidas y reprimidas, auténticos signos de los tiempos de la presencia de Dios que deberán, sin duda, ser interpretados, nunca rechazados, para buscar soluciones plenamente humanas, como pide  el Vaticano II (Gaudium et spes 11), y hacia las que encamina, creo, la Declaración Fiducia supplicans.

Las teologías feministas como la teología queer, por tanto, proponen caminos importantes que deben considerarse en un diálogo fecundo, abierto, libre y audazescuchando al Espíritu que habla desde estas realidades oprimidas y despreciadas.

Espiritualidad en la experiencia homosexual

La experiencia y pensamiento feministas plantean desafíos profundos a determinadas espiritualidades tradicionales elaboradas desde poderes quiriarcales o patriarcales; son críticas y purificadoras de equivocadas superioridades y categorías construidas desde su ideología y prepotencia.

Estas posiciones se relacionan con la experiencia ‘queer’ que aboga y desarrolla una espiritualidad solidaria con los marginados del sexo, género, etnia, clase y estatus económico que promueve experiencias y expresiones de una espiritualidad liberadora de su marginación social, cultural, religiosa.

Esta espiritualidad conduce a una relación con un Dios que asume la pobreza y exclusión, con un Cristo comprendido con otras categorías que superan su masculinidad y lleva a reconocer la dignidad de todas las personas, también de diferente orientación sexual, sin discriminaciones, desde otra concepción de identidad, donde se incluyen las rechazadas. Nace del corazón, de las entrañas, como subraya Ángel Méndez Montoya. Abre a una experiencia del Espíritu en el Amor Trinitario hacia el que nos dispone superando todo dualismo. Vislumbra nuevos horizontes de otro mundo posible y, en consecuencia, desarrolla en esa experiencia espiritual una radical justicia social. Mantienen, por tanto,  estrecha vinculación con movimientos sociales antihegemónicos de personas y pueblos oprimidos por diferentes causas patriarcales, económico-neoliberales, de etnia, de clase.

Su experiencia espiritual descubre un Dios en el exilio, más allá y diferente del concepto y experiencia de un Dios del centro privilegiado del poder establecido. Reivindican, por tanto, otra epistemología que supere marginaciones, colonialismos, lecturas parciales y dominantes desde el poder, que se han impuesto en la sociedad, en la cultura, en la religión.

Esta espiritualidad descubre en la corporalidad su significado más allá del sentido superficial e inmediato. La corporalidad hace a la espiritualidad carne concreta y situada, sufriente, gozosa, limitada, relacionada. De esta forma, superando oposiciones y falsas dicotomías, comprendemos que el cuerpo es espiritual y el espíritu es corporal.

Hacia un cambio de paradigmas pastorales

IMG_3029La Declaración Fiducia supplicans es, sobre todo pastoral y, a mi entender, abre a planteamientos que no se limitan a ofrecer bendiciones a las personas. Su significado simbólico va mucho más allá e impulsa nuevas interpretaciones y actitudes en ese campo. Abre caminos diferentes que algunos temen y son la razón de muchas críticas a la Declaración. Llevan a  la Iglesia hacia un descentramiento de sus tradicionales comportamientos cerrados  a cualquier avance. Pide  cambiar sus actitudes, comportamientos y relaciones pastorales e institucionales.

También -tal vez sea lo más difícil- se propone un cambio de mentalidad que abandone sus dogmatismos y posturas intransigentes, como garantía de seguridad, para descubrir con humildad la presencia sacramental de Dios en realidades rechazadas. Dios comunica su gracia, su amor no solo  en los sacramentos instituidos, entre ellos el matrimonio. El amor de Dios es mucho más amplio y acogedor, sin limitaciones; se comunica en la sacramentalidad de la vida.

Con un ejemplo se puede comprender mejor. En nuestras relaciones pastorales nos encontramos, cada vez con más frecuencia, con situaciones familiares donde hay parejas formadas del mismo sexo. Por supuesto hay familias que las rechazan, pero otras los respetan y acogen con naturalidad; son parte de la familia; se sientan en su mesa y comparten en igualdad el cariño familiar ¿Cuál es la postura que mejor sigue criterios humanos y evangélicos?

Si la Iglesia forma una gran familia (Lumen gentium 6), ¿cómo será madre acogedora? ¿Incluirá a estas personas plenamente en la vida eclesial, en la comunión, participación y misión que propone  el Sínodo actual? ¿Las invitará a sentarse en la mesa común preparada para todos, sin exclusiones, con una sola condición: llevar el vestido apropiado que es el amor?  

Fuente Religión Digital

Espiritualidad, Historia LGTBI, Iglesia Católica , , , , , , , , , , , , , , , ,

Es pastora evangelista y lesbiana: “Mi cristianismo: el de la indecencia y el libertinaje”

Miércoles, 10 de mayo de 2023
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IMG_9638Foto de Global Interfaith Network,

«Muchas personas LGBT sobrevivimos gracias a la religión»

El cristianismo es uno de los grandes pedagogos de género de América Latina

Ana Ester es una teóloga queer, periodista y pastora evangelista brasilera. Su trabajo: deconstruir los relatos sobre el cristianismo y abrir espacios seguros para que las personas LGBTI+ puedan practicar su fe.

“Hay que descristianizar al cristianismo”; “Hay muchos cristianismos”;  “El cristianismo no necesita ser salvado, necesita ser exterminado”; “El cristianismo es colonial y hay que despatriarcalizarlo” dice, como si arrojara lanzas calientes, Ana Ester, pastora evangelista brasilera, periodista y doctora en teología. Fue una de las participantes en la IX Conferencia de Ilga Lac, en La Paz Bolivia, encuentro que tuvo como lema, justamente, “Descolonizando nuestras luchas. Despatriarcalizando nuestros cuerpos”. Durante la conferencia se apuntó a los fundamentalismos religiosos y a la expansión de las iglesias evangelistas en América Latina como unos de los mayores peligros para las personas LGBTI+, por ser instituciones que utilizan la fe para traficar ideas antigénero y diversidad sexual, entre otros discursos antiderechos.

Esta activista y académica brasilera es una suerte de infiltrada en mundos que suelen estar separados: es pastora y es lesbiana. Suerte de intermediaria entre la fe y la teoría queer, Ana Ester es además la representante para América Latina de Global Interfaith Network, una organización mundial con base en Johannesburgo formada por activistas LGBTI+ de todas las religiones. Buscan incidir en sus iglesias y templos locales para eliminar las prácticas discriminatorias y violentas desde adentro.

«Me la paso saliendo del clóset»

“Yo me la paso saliendo del clóset. Como lesbiana en los espacios religiosos y como religiosa en el ambiente de la militancia. Sé que mi presencia puede gatillar emociones difíciles por el daño que han hecho las iglesias cristianas a las personas LGBT», dice Ana Ester. Y agrega: “Soy consciente que como cristiana formo parte de una estructura religiosa que sostiene el edificio patriarcal pero mi cristianismo es el de la indecencia y el libertinaje”.

IMG_9637No le fue fácil llegar a enunciarse así. Tenía 18 años y una crianza católica cuando empezó a asumirse lesbiana. En medio de su confusión acudió a una iglesia neopentescostal de su ciudad natal Belo Horizonte (sur de Brasil) llena de dudas y con la necesidad de un espacio de pertenencia. Pero la respuesta de su iglesia fue: ser lesbiana es un pecado. Sumida en la fe que le daba un refugio, se sometió a una “cura gay” (también conocidas como terapias de conversión) y al poco tiempo se asumió como “ex lesbiana”. Pero esa «cura», que la torturó y la hizo negarse a sí misma, duró hasta que se enamoró de una mujer. 

– ¿Sentías que tenías que elegir?

– Sí, era una cosa u otra. Ahí abandoné la experiencia de la fe. Comencé a dudar sobre si creía o no en dios. Pero cuando me separé – y fue una ruptura muy dura- quise acercarme a la fe otra vez. Necesitaba volver. No encontraba cómo llegar, entonces elegí otro camino de retorno: el camino académico. Ya era comunicadora social e hice un curso de teología. Ahí en el curso conocí otras perspectivas de teología que me dejaban ser quien yo era. La teología de la liberación, la teología feminista y luego la teología queer. Ahi fui uniendo una cosa con otra. Luego hice un doctorado sobre Teología Queer y encontré una comunidad de fe inclusiva: la Metropolitan Comunity Churchfundada en EEUU. Allí percibí que había una posibilidad de ser también una líder religiosa y representar esa otra fe. Fue muy difícil porque yo no quería formar parte del sistema que nos expulsaba.

«Muchas personas LGBT sobrevivimos gracias a la religió

– ¿Por qué ser pastora? 

 Sentía que podía abrir espacios seguros para la comunidad en una iglesia inclusiva. Para mí el cristianismo no es uno, es en plural. En lugar de señalar homogeneidades es necesario disputar el sentido, cuestionarnos cómo llegamos a ser como somos y creer en lo que creemos. En nuestra iglesia evangélica progresista en Brasil buscamos ofrecer contranarrativas al fundamentalismo, espacios donde las personas puedan practicar su fe de manera ética, con valores. Porque muchas personas LGBT también sobrevivimos gracias al significado que nos da la religión, a veces es todo lo que tenemos, porque nos sacaron casi todo. 

IMG_9639Ana Ester en la IX Conferencia de Ilga Lac en La Paz, Bolivia.

El cristianismo es uno de los grandes pedagogos de género de América Latina

De la teología de la liberación pasó a la teología feminista  y de allí saltó a la teología queer, de la mano de la obra de la teóloga argentina  Marcella Althaus-Reid, una teórica brillante que escandalizó a iglesias varias, fue muy poco conocida en su país de origen y falleció en 2009.

– ¿Qué quiere decir descristianizar a Cristo?

La tesis que yo defiendo es que para despatriarcalizar la religión hay que descristianizar el cristianismo. Y para eso hay que disputar la figura y la persona de Cristo, sacándolo del trono y llevándolo a las periferias. Mi formación en teología de la liberación es muy fuerte y trabajé con comunidades eclesiásticas y pequeños grupos de formación popular. Así vamos transmitiendo las buenas nuevas del evangelio: básicamente amor incondicional para todas las personas.  Para eso también hay que decolonizarlo. Sin duda el cristianismo es colonial. Una de sus fuerzas coloniales está en la regulacion de nuestras sexualidades, porque el cristianismo es uno de los grandes pedagogos de género de América Latina. Marcella Althaus-Reid hablaba de la religión como “sexo oral”. Ella decía: hay que oralizar las historias sexuales que fueron escondidas. Para ella la teología es sexual y muestra cómo la teología tradicional contribuyó a reafirmar las violencias contra las disidencias sexuales y de género.

– ¿Cómo conviven las iglesias evangélicas inclusivas con las demás iglesias?

– Hay muchas tradiciones evangelistas: las protestantes, las pentecostales, neopentecostales, y las católicas también tienen fundamentalismos. Por eso yo prefiero hablar de cristianismos y no cristianismo. A nuestra iglesia llegan personas que fueron enviadas por sus familias evangelistas a terapias de conversión, expulsadas de sus hogares. Nuestro trabajo es siempre un trabajo de paz y pensamos que el cristianismo tiene que ser un poder liberador y no de opresión. Entonces recibimos a quienes vienen de todas esas iglesias y les abrimos las puertas.

5 de mayo de 2023
Ana Fornaro
Edición: María Eugenia Ludueña

Fuente Agencia Presentes

General, Iglesia de la Comunidad Metropolitana, Iglesia Inclusiva , , , , , , , ,

“Las teologías queer y los movimientos LGTBI+”, por Victorino Pérez Prieto

Martes, 23 de agosto de 2022
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Fueron noticia hace unas semanas las movilizaciones de las personas LGTBI+ reivindicando su legítimo derecho a existir, a ser como son y a manifestarlo públicamente; su derecho a amar y ser amadas en su condición, como todos los seres humanos. Al mismo tiempo, estas movilizacionesfueron la ocasión de mostrar públicamente las contradicciones de una sociedad que cree que sólo es “normal”, y aún legítima, la vida afectiva privada y social de las personas heterosexuales o binarias, en base al viejo perjuicio de “los hombre son hombres y las mujeres son mujeres”. Cuando la realidad sexual/afectiva de los humanos es un mundo de diversidad y riqueza, como son las culturas, las leguas y las mismas religiones: la unidad en la diversidad. Estas personas tienen derecho a manifestarse como son, sobre todo por la historia de represión que han arrastrado por siglos. Una represión que aún existe y que a las religiones les cuesta aceptar y curar, especialmente a las monoteístas, con la imagen patriarcal que tienen de Dios, una ideología dominante perversa desde hace siglos. La teoría queer cuestiona esta imagen, y, ligada a ella, ha nacido hace años una “teología queer, que ya cuenta con décadas de existencia.

 ¿Qué es lo queer? Queer es una palabra inglesa que habla de algo “extraño”, y podría traducirse como raro y aún “torcido”. Se relaciona con una identidad de género que no se corresponde con las normas establecidas de la heterosexualidad. Más allá de esta palabra que tienen un origen peyorativo, un insulto para los/as diferentes, fue siendo reivindicada desde las últimas décadas del pasado siglo como una identidad: la del derecho a la disidencia de gays, lesbianas, trans, etc. la teoría queer busca eliminar las etiquetas sociales y culturales de hombre-mujer.

Hay numerosos grupos de estudios queer, incluso de carácter académico. Beatriz Suárez Briones, profesora de la Universidad de Vigo que se identifica como queer, es además especialista en el tema y lidera un “Grupo de estudios Queer”. En una entrevista reciente para un Diario decía algo que me llamó poderosamente la atención: “Queer es la revolución de como pensamos lo humano”. Yendo más allá de la dimensión puramente sexual/afectiva, dice: “Es un pensamiento antiesencialista que no cree en la idea de que los humanos somos algo  inmanente, innato, acabado; piensa que estamos en curso” (Nós. Diario, 15/03/2022). Siempre que no niegue las identidades legítimamente sumidas, aquí está lo que considero más valioso de la propuesta.

¿Qué es queer?

52244975104_a81d8fb264_w No es nada fácil definir lo queer. La misma Beatriz Suárez dice en uno de sus trabajos académicos: “Definir queer no es nada fácil, e incluso puede considerarse lo más antiqueer que existe. Aunque, ante posibles ambigüedades, enseguida precisa: “No es gay ni lesbiana, pero no hay queer sin pensamiento o consciencia radical sobre el sexo, el género, la sexualidad” (Galicia 21, Issue J ‘20).

En otro de sus trabajos escribe algo sumamente interesante: “Feministas lesbianas queers de toda clase y condición, somos la herencia de una tradición de movimientos contraculturales de liberación surgidos a partir de la mitad del siglo XX: pacifismo, antirracismo, anticolonialismo, movimiento feminista y LGTBI… El programa fundamental de estos últimos fue hacer de las mujeres, lesbianas y gays sujetos políticos” (“Feminismos lesbianos queer: ¿utopía o distopía feminista?”. Añadiendo: “El mundo al que aspiramos no solo no está ciego a las diferencias –ni las prolonga como un instrumento de opresión– sino que se construye desde las diferencias… Queer es su lenguaje. Pensamos queer. Hacemos queer” (Investigaciones feministas, 10-1, 2019, 9-26).

De este modo, queer está vinculado en primer lugar a cuestiones de género, como crítica radical a una única identidad “legítima”: la heterosexual dual, que afirma que esa es la única “buena” (normal, sana, natural, deseable…) y una “mala” (anormal, patológica, desviada, aberrante, repulsiva…); y como derecho a tener y vivir una sexualidad/afectividad diferente de la establecida, e incluso impuesta violentamente, poder ser homo, hétero, o lo que sea. Particularmente, queer es una dura crítica a los privilegios de género de las culturas patriarcales  con sus preferencias sexuales exclusivas. Pero, además, queer tiene que ver con un pensamiento y un lenguaje que afirma la diferencia, que se construye desde las diferencias.

En realidad, los seres humanos somos diferentes; las múltiples diferencias sexuales, culturales e incluso religiosa o no-religiosas, nos enriquecen, siempre que se sitúen en el respeto del otro/a y se posicionen pacífica y tolerantemente ante él/ella. Somos iguales y somos diferentes a un tiempo. La realidad sólo es uniforme en los cuarteles, en los que los soldados están uniformados y sometidos a un mando y una jerarquía indiscutible. Y eso por una causa muy discutible para los que buscamos la paz: porque los ejércitos son más eficaces para ganar las guerras si los bandos están uniformados y son ciegamente obedientes a las órdenes y tácticas de sus mandos. Sin embargo, el mundo no es un cuartele, aunque algunos lo pretendan para gobernarlo mejor

Teologías queer

Concilium_383A la gente muy laica/arreligiosa, que está fuera de los espacios religiosos, puede parecerle increíble que pueda existir una teología así. ¿Cómo puede la teología, esa cosa tan del pasado, acercarse a algo tan novedoso como la teoría queer? ¿Cómo pude llegar a hacerse teología desde los homosexuales y lesbianas, después de haberlos condenado durante siglos? Y, por la contra, gente muy religiosa y tradicionalista o enmarcada en las estructuras eclesiásticas, puede pensar ¿Cómo es posible hacer algo tan excelso como la teología a partir de un pensamiento tan degenerado?

Sin embargo, existe desde hace años una “teología queer”. Así lo refleja un número monográfico de la prestigiosa revista internacional de teología Concilium; volumen titulado “Teologías queer: devenir el cuerpo queer de Cristo” (nº 383, 2019), con estudios académicos sobre la teología las teologías queer (judía, musulmana, africana, asiática…) y experiencias.

Y hay ya bastantes más libros y trabajos sobre el tema; la mayoría publicados en inglés, desde el teólogo exjesuita Robert Goss, el primero usar el término teología queer en su Jesus Acted Up: A Gay and Lesbian Manifesto (1993) o G.D. Comstock-S. Heningg (eds.), Que(e)ring Religion. A Critical Anthology (1999); a otros textos posteriores como G. Loughlin, Queer Theology. Rethinking the Western Body (2009); P. Cheng, Radical Love. An Introduction to Queer Theology (2011);S. Cornwall, Controversies in Queer Theology(2011), etc. Pero también tenemos traducidos al castellano algunos textos fundamentales: Marcella Althaus-Reid, Teología indecente. Perversiones teológicas en sexo, género y política, Barcelona 2005 (original inglés Indecent Theology 2000), que tiene otra obra importante no traducida The Queer God.Sexuality and Liberation Theology (2003); Elizabeth Suart, Teologías gay y lesbiana, repeticiones con diferencia critica (los dos últimos capítulos con más de 40 pp tratan nuestro tema), Barcelona 2005. También hay ya textos publicados por teólogos y teólogas en español: Ricardo Lamas, Teoria torcida. Prejuicios y discursos en torno a la homosexualidad (Madrid, 19989 o Teresa Forcades, ¡Somos todxs diferentes! Por una teología queer, Argentina 2016, curiosamente publicado fuera de España…

Para las teologías queer, la opresión que han padecido y padecen las personas LGTBI+ en las iglesias y la sociedad es un grave pecado, un escándalo que urge superar; más aún, la experiencia de estas personas y sus colectivos tiene una influencia performativa que desafía a ambas a un cambio profundo. Esta teologías cuestionan radicalmente la función que han tenido la religión y la teología en apoyo de esas estructuras de opresión, basadas en categorías binarias como sexo, género o raza, expresión de una violencia, un clasismo, un racismo y un patriarcado que se oponen a la Buena Nueva del Reino de Dios que anunció y vivió Jesús de Nazaret.

La teología busca la verdad de Dios y, sobre todo, una verdad como salvación/liberación que Él supone para el ser humano y el mundo; esta salvación histórica, siempre en devenir, aunque alcanza en Jesús de Nazaret el Cristo su plenitud. Esta perspectiva de devenir, coincide con el pensamiento queer; un pensamiento creativo que se opone a un pensamiento estático, esencialista e inmóvil, siempre en proceso de hacerse. Por eso, una de sus raíces está en las teologías de la liberación; estas, como el queer, fueron críticas y trasgresoras con el sistema establecido, por lo que sufrieron la persecución de éste; aunque en sus comienzos aquellas olvidaran la perspectiva feminista, tal como se le echan en cara hoy.

 Las teologías queer, como sus predecesoras las teologías gay y lesbianas, quieren “desbaratar la suposición de que sólo las vidas heterosexuales son lícitas, sitios legítimos de gracia, bendición y revelación divina” (Susannah Cornwall, “Perspectivas teológicas constructivas. ¿Qué es la teología queer?”, en el vol. cit. de Concilium). Pero son más que eso, una forma de subvertir identidades y posiciones políticas desde una perspectiva liberacionista; creyendo que la homofobia y el sexismo, como el racismo, son distorsiones del verdadero mensaje cristiano. Y aún que la verdadera de imagen de Dios tiene mucho que ver con queer; más allá de la imagen de Dios como padre y señor superpoderoso, superar no solo la imagen patriarcal, sino masculina: Dios no tiene género, supera todos los géneros; es la expresión de la armonía en la diversidad a la que están llamados cada ser humano y toda la sociedad, pero está preferentemente con los excluidos.

Según indica Susannah Cornwall, hay dos grandes corrientes en las teologías queer: La liberacionista, que se centra en la “normalidad” y no patología de la vidas queer, reivindicando el reconocimiento de los matrimonios del mismo sexo y la aceptación de clérigos homosexuales y demás. “Esta es la naturaleza de la teología queer: la liberación”, dice Elizabeth Suart (Teologías gay y lesbiana); o Patrick Cheng, que articula toda su propuesta teológica desde la noción de “amor radical” político (An Introduction to Queer Theology. Radical Love). Estos teólogos tienden a recuperar textos bíblicos usados para oprimir a las personas no heterosexuales, y descubrir textos, tradiciones  y personajes “protoqueer” en la Biblia y la historia cristiana: p. e. David y Jonatán, Rut y Noemí, que manifiestan el fuerte amor/amistad entre personas del mismo sexo, o los eunucos del evangelio. Y hay otra corriente que está más influida específicamente por la teoría queer y está menos interesada en la apologética que en la subversión y resistencia, señalando el daño que pueden hacer concepciones tradicionales del matrimonio y la familia.

52243717722_33d8544f4e_wLa teóloga argentina luego catedrática en la Universidad de Edimburgo, Marcella Althaus-Reid, con su “teología indecente” elaborada desde una perspectiva liberacionista (Teología indecente), es una de las reflexiones más radicales y sugerentes de esta teología: “Dios es queer; un Dios en el exilio, que está con los excluidos, más allá del sistema establecido. Lo realmente escandaloso no es –dice Marcella Althaus- la “desviación” sexual, sino la exclusión de los “desviados” por las autoridades religiosas o civiles. La teología debe aprender a vivir en la incertidumbre y la fluidez, e ir más allá de su obsesión por delimitar lo que está dentro y lo que está fuera.

Consecuente con el rechazo general que han las teologías queer de las distinciones binarias, hablan no sólo de varón-mujer sino también de humano-divino. Por eso “han sugerido a veces que Cristo mismo, en cuanto poseer en un solo cuerpo de la humanidad y la divinidad, podría entender como profundamente queer” (Susannah Cornwall, art. cit.); es el caso de la especialista en patrística Virginia Burrus. Decir “Cristo es queer no es una afirmación sobre la orientación sexual o la identidad de Jesús, sino sobre su “trastrocamiento de las normas esperadas y su solidaridad con las personas queer” (ibid. Cf. también la obra citada de Elizabeth Suart, pp 141ss).

De este modo, las teologías queer están elaborando una nueva doctrina sobre Dios (incluidas las teologías trinitarias), una nueva Cristología (con un acercamiento nuevo a la persona y la obra de Jesús de Nazaret, el Cristo), una nueva eclesiología (una nueva reflexión sobre la Iglesia) e incluso una nueva escatología.

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Franco Torchia: “Hay un cristianismo subcutáneo que sigue guionando nuestra vida”

Miércoles, 13 de octubre de 2021
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Franco Torchia
apuesta a la divulgación de la obra de Marcella Althaus -Reid, teóloga queer argentina a través de su trabajo en “Theodora”, una versión escénica sobre el oratorio de Händel, dirigida por Alejandro Tantanian y recientemente estrenada en el Teatro Colón.

Escritor, periodista, guionista, activista, y conductor del programa radial ¨No se puede vivir del amor¨ por la radio pública de la Ciudad de Buenos Aires, Franco Torchia hoy apuesta a la divulgación de la obra de Marcella Althaus -Reid, teóloga queer argentina a través de su trabajo en “Theodora”, una versión escénica sobre el oratorio de Händel, dirigida por Alejandro Tantanian y recientemente estrenada en el Teatro Colón. 

– ¿Cómo fue esa operación de cruzar estos dos textos, el Theodora de Händel con la obra Marcella Althaus -Reid entendiendo lo lejano de las temporalidades? 

– Hace muchos años leí una nota que publicó el suplemento Soy de Página/12 firmada por  Dolores Curia sobre Marcella, no sabía de ella y me llamó mucho la atención que su obra no solo no fuese conocida en la Argentina sino tampoco por la diversidad sexual ni por los feminismos. Quedé perplejo al respecto de que semejante mujer con ese postulado no sea conocida en el país en el que nació, creció, se formó y luego se fue. Tiempo después entrevisté al artista visual colombiano Carlos Mota que trabaja performance a partir de la obra de Marcella  (él trabaja con shibari y Marcela tiene una zona de su obra vinculada a su práctica bondage y la relación con el sufrimiento, con el sacrificio y con el placer). En ese momento me puse a investigar no sabiendo para qué y ahí quedó. Cuando en marzo me llama Alejandro Tantanian y me propone actualizar o darle una mirada más contemporánea a Theodora, un oratorio de Händel sobre una mártir cristiana del siglo IV que yo no conocía, le propuse trabajar con la obra de Marcella. Ví las conexiones posibles, por supuesto había que sentarse a establecerlas no era fácil pero sí posible y sobre todo porque yo sentí que esta era una oportunidad muy propicia para que Argentina conozca a una intelectual feminista que la mayoría ignora.

– ¿Cómo lograron esa contaminación entre los lenguajes?¿Cómo fue ese proceso de actualización de la obra? 

7B375D23-A156-4E87-A24B-3A74083F68EA– Sobre el texto establezco la relación elemental, digamos entre aquella mártir del siglo IV (Theodora) y Marcella teóloga argentina autoproclamada indecente en los siglos XX y XXI que murió en 2009 a sus 53 años en Escocia a causa de una enfermedad y que vivió abrazada a la causa de una teología indecente hasta su último aliento. ¿Quiénes fueron indecentes en el siglo IV, cuando el cristianismo era considerado una secta y cuando el Imperio Romano, en una faceta muy decadente, reforzaba sus métodos de tortura y perseguía a los considerados diferentes? y ¿quiénes son en ésta parte de este siglo, o por lo menos durante la última parte del siglo XX, considerados indecentes? Esta es una primera dimensión interpretativa de la puesta. Luego, leyendo mucho a Marcella, descubrí que ella escribió para inundar las paredes, para pintar la catedral, con una escritura vandálica, poética. Todos esos lenguajes que están en la obra están al servicio de lo que queremos ocurra con la obra de Marcella, que la disidencias sexo genéricas, que los feminismos la conozcan. Me parece que su obra tiene fundamentos inmejorables. Hubo y hay otras teólogas disidentes en Argentina pero no estamos en un país en el que las teología disidentes hayan pregnado mucho y eso es para pensar.

– ¿Qué sería hoy la defensa de la virtud tal cual aparece en Theodora pero desde los postulados de la obra de Marcella?

– Creo que sería la defensa de la insurgencia, la defensa de la desobediencia, del desacato, el inconformismo. A veces me he preguntado que estaría diciendo Marcella hoy y siempre es una pregunta bastante estéril, porque lamentablemente está muerta, pero estoy seguro que estaría apelando a la inconformidad. Su propuesta es tan profunda que atiende en todo caso el cristianismo que anida en nuestros cuerpos aún más allá de cómo los gestionemos o más allá de lo que queramos o no hacer. Es decir, lo que antes se denominaba la moral judío cristiana, por decirlo de una manera muy sintética, hoy, podemos señalar un cristianismo subcutáneo que sin darnos cuenta sigue guionando nuestra vida, relaciones, afectos, nuestra existencia. Es el triunfo de un cristianismo que olvidó por completo su carácter tan sectario y perseguido como en Theodora que al institucionalizarse en determinadas regiones del mundo, como en la Argentina, pasó a gobernar a las subjetividades en un nivel realmente muy profundo y difícilr de desmantelar. Estoy seguro que la virtud para Marcella hoy, estaría en quienes congregados, no solos, estaríamos tratando de desarmar eso que está en nosotros y que no depende solamente de una administración política o del estado, sino que es algo  que depende de organizaciones colectivas. Al mismo tiempo creo que estaría muy concentrada en el derecho a la fe.

– Hay una frase de Marcella que interpela ese derecho a la fe y se pregunta al mismo tiempo sobre la  ¨resurrección de las distintas muertes, volver a la vida porque la amamos¨.

4B2B11A2-A1AD-4248-B178-D44800F05560– Como Jesús. Hoy podemos preguntarnos sobre quiénes son exactamente los resucitados hoy. ¿Qué cantidad de resurrecciones vivimos algunos y no otres? Tomo lo de la congregación, porque en Theodora el papel del coro montado en otras puestas en el mundo era multitudinario, y su papel es interesantísimo, cristianos que están siendo perseguidos pero que en ningún momento dejan de elevar sus plegarias ni doblegar su fe que por supuesto, se ve forzado a obedecer. Marcella pensó siempre en congregación, siempre en grupalidades, en una acción colectiva. Basta ver cómo se la conoce en el resto del mundo y encontramos católicos disidentes que la discuten, la piensan, no sucede esto aquí, tal vez hay que sentarse a pensar por qué. Me parece que además en este momento de la pandemia, la pregunta sobre Dios, la pregunta sobre lo trascendente, sobre el sentido de la existencia también era muy pertinente. Por otro lado, mundialmente las disidencia están afuera de todas las religiones, en mayor o menor medida. Por supuesto que el judaísmo tiene sus expresiones, pero no están reconocidas y así en tantas otras, hoy hay setenta países que criminalizan la homosexualidad, las disidencias y en seis de ellos con pena de muerte. Me resulta muy estimulante repensar el derecho a la fe, por un Dios Marica.

– La obra de Marcella invita a una “teología indecente”. ¿Qué sería eso?

– Creo que la categoría de indecencia puede instalarse. Repensarnos desde ahí tiene mucho que ver con la bienvenida a la mala conducta. Marcella convierte indecencia en un verbo que no está admitido por la Real Academia Española pero que es interesante, y ella propone poder ¨indecentar¨ nuestros cuerpos con nuestras expresiones, con nuestra estética. Podría decirse también, no dejar de molestar o de no dejar de intentar socavar las normas. Y repito, intentar 639154EE-1ECD-4FC1-A6BE-5D2871D2ADF0-768x378desterrar del todo un catolicismo absolutamente incrustado en cosas que ni percibimos. O, en todo caso, hacer de este cristianismo que está en nosotros un cristianismo subversivo que no nos lleve necesariamente a enemistarnos con Dios o con Jesucristo.

Las cuatro funciones programadas se llevaron a cabo los días martes 28 y miércoles 29 de septiembre a las 20, el viernes 1 de octubre a las 20, finalizando sus presentaciones el domingo 3 de octubre a las 17.

Para seguir conociendo la obra de Marcella Althaus-Reid:

Jueves de octubre a las 18.00hs en  Tierra Violeta

¿La virgen María es la momia de los pobres?

Coordina Franco Torchia junto a invitades.

Fuente Agencia Presentes

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