La LGTBfobia en Aceh (Indonesia) deja a su maratón sin participantes
La maratón anual de Aceh (Indonesia) tiene serios problemas para encontrar gente que quiera apuntarse y visitar la región.
El gobernador reconoce que su forma de tratar a las personas LGTB+ y varias polémicas machistas han dañado su imagen internacional.
Desde hace bastante tiempo tanto nosotros como muchos medios de comunicación internacionales te han estado explicando cuál es la situación del colectivo LGTB+ en Indonesia, principalmente en la provincia de Aceh. Se trata de la única provincia del país en la que se aplica la ley de la sharía y, aunque todo el país está tomando una deriva islamista profundamente conservadora, es Aceh la región que más muestra su intolerancia y LGTBfobia.
El año pasado varios hombres fueron condenados a ser flagelados en público tras ser acusados de ser homosexuales; y hace un par de semanas una docena de mujeres trans fueron arrastradas por la fuerza hasta un parque, se les rapó la cabeza y se les encerró en comisaría para “convertirlas” en hombres.
Con ese panorama te puedes imaginar que poca gente quiere pisar Aceh. Y los líderes políticos empiezan a darse cuenta de ello… aunque no parece que vayan a reconocer su culpa.
Como cada año la provincia celebra su maratón. Aunque la carrera tiene lugar en la zona de Sabang, que muestra unas normas de conducta más relajadas para atraer al turismo y respetar a los extranjeros, este año la carrera -que se celebrará el 29 de julio- es un fracaso: de los 4.000 participantes que esperaban solo hay apuntados unas 200 personas.
El gobernador de Aceh, Irwandi Yusuf, ha hablado con la prensa y ha señalado dos posibles problemas. Por increíble que parezca, Yusuf reconoce que el hecho de que Aceh aparezca en la prensa internacional por la forma en que trata a las personas LGTBI les ha afectado; y también cree que la polémica generada hace un par de semanas por obligar a las azafatas de vuelo musulmanas a llevar el hijab cuando viajen a la región también les ha afectado: “Se trata de un malentendido sobre la forma de vestir. (La maratón) Tendrá lugar en Sabang, no obligaremos a las corredoras a llevar un hijab ni a los corredores a llevar un turbante.”
Aceh Adalah provinsi yang terletak di barat daya Indonesia. Sejarah nya menjadikan kota ini begitu menawan bagi wisatawan.https://t.co/KLg7TNnh8d pic.twitter.com/wr8oNhjVhh
— Aceh Marathon 2018 (@AcehMarathonID) 1 de febrero de 2018
Posible criminalización de la homosexualidad en todo el país
La noticia tiene lugar en un contexto especialmente hostil, dada la discusión que se ha abierto sobre una posible criminalización de las relaciones entre personas del mismo sexo, de la que también hablamos hace pocos días, y que ha desencadenado una auténtica espiral de LGTBfobia. De hecho, un diputado indonesio proponía la semana pasada modificar la legislación nacional para no solo castigar las relaciones homosexuales con cárcel, sino incluir además la pena de muerte para el colectivo LGTB (o, como mínimo, la cadena perpetua). El artífice de tal propuesta es Muslim Ayub, miembro del Partido Mandato Nacional Islámico (PAN).
Hanafi Rais, otro diputado del mismo partido, aseguraba que el debate sobre la criminalización de la homosexualidad está siendo acordado “por la mayoría de los partidos políticos indonesios”. Los seis partidos seculares, que controlan a la mayoría en la presente legislatura, no parecen, en todo caso, querer ponerse en contra a los extremistas islámicos antes de las elecciones de junio, en las que 171 regiones votarán por nuevos gobernadores, alcaldes y jefes de distrito.
Realidad LGTB en Indonesia
El pasado mes de diciembre recogíamos la condena de diez hombres a dos años de cárcel en Indonesia por participar en una supuesta “fiesta gay” en Yakarta, la capital de este país asiático. Como decíamos hace ahora poco más de un mes, esta la noticia suponía un paso más en la escalada de LGTBfobia de estado que vive Indonesia. A diferencia de Aceh, en Yakarta las relaciones homosexuales no son ilegales, por lo que los detenidos fueron condenados por violar la ley contra la pornografía.
El hecho de que se utilice esta ley para perseguir penalmente la homosexualidad en un territorio en el que supuestamente esta no está criminalizada pone de manifiesto la gravedad de la situación que se vive hoy día en Indonesia. De hecho, solo en las provincias autónomas de Aceh y Sumatra Meridional, en las cuales se aplica la sharía o ley islámica (En Aceh a todos los ciudadanos, en Sumatra Meridional solo a los musulmanes, que en cualquier caso son mayoría), las relaciones homosexuales son formalmente ilegales, castigándose incluso con castigos físicos.
Pero también en el resto del país la situación se está deteriorando. Ya lo recogíamos en febrero de 2016, cuando hacíamos alusión a la ola de LGTBfobia protagonizada por políticos y líderes religiosos. Desde entonces, por desgracia, no hemos dejado de conocer casos de detenciones y abusos. Un ejemplo es la redada de mayo de 2017, que desembocó en la citada condena de diez hombres, pero ha habido muchos otros. Días antes de aquella redada, otros ocho hombres eran detenidos, igualmente acusados de celebrar una “fiesta gay” en Surabaya, la segunda ciudad del país. En Java Occidental, la provincia más poblada de Indonesia, el jefe de policía hizo pública por su parte su intención de constituir un grupo de trabajo policial para investigar la actividad de personas LGTB. Y en octubre de 2017 tuvo lugar otra redada en un local de ambiente gay de Yakarta, en la que fueron detenidos 51 hombres. Una estigmatización a la que también ha contribuido la decisión de la Asociación Psiquiátrica Indonesia de clasificar la homosexualidad, la bisexualidad y la transexualidad como trastornos mentales.
En diciembre también aludíamos al “respiro provisional” que había supuesto la decisión del Tribunal Constitucional de Indonesia de rechazar una propuesta de criminalización de las relaciones sexuales entre personas no casadas, cuyo objetivo principal no era otro que el de castigar por vía indirecta las relaciones homosexuales. Poco duraba el respiro, por desgracia.
Fuente | Gay Star News, vía EstoyBailando/Cristianos Gays
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