Misiones: denuncian maltrato a joven trans que falleció en un hospital
Por Cintia Ojeda, desde Posadas
Rocío Ailén Samaniego, una joven trans de 22 años oriunda de Posadas, falleció en el hospital de Fátima en Garupá (Misiones) el 11 de agosto, después de estar 9 días internada. Su familia denunció ante el INADI “discriminación, abandono y persecución por motivos de género, condición social y posición económica”. Y radicó hoy una denuncia penal ante el Juzgado de Instrucción 7 de Posadas.
Rocío era la mayor de cuatro hermanes y había crecido en Villa Cabello, uno de los barrios más populosos de la ciudad. Era conocida por haber bailado en la comparsa “Jacarezinho” de Villa Cabello y en Beleza Samba de Itaembé Miní. Le gustaba estudiar y había sido beneficiada con el programa Potenciar Trabajo. Su entorno la describió como una persona llena de vida y muy querida.
En Posadas se realizó una marcha convocada por la Asociación De la Calle a la Dignidad. Tras la muerte de Rochi, ATTTA (Asociación de Travestis, Transgénero y Transexuales de Argentina) Misiones– quien venía acompañando a la familia desde la internación de la joven trans– publicó un comunicado con organizaciones en repudio a los hechos de discriminación sufridos por toda la familia.
Nazarena Fleitas de ATTTA Misiones la conocía desde hace 7 años, cuando Rochi inició su transición. “¿Dónde está la ley de identidad de género, el derecho a la muerte digna, el derecho de sujeto de cuidado, donde está el juramento de toda esta gente que supuestamente está para defender la vida? Esto no es de ahora, nosotras vivimos esto desde que la vida es vida”, dijo Fleitas.
“Todos merecen una atención digna sin importar su religión, estado social ni género. Por eso estamos denunciando el maltrato hacia Rocío y sus familiares, por el daño psicológico que nos hicieron a nosotros. También quiero denunciar la falta de atención en el centro de salud y del médico Carlos Tozzeto, siempre con la discriminación de por medio y el maltrato”, expresó Matías Caballero, padrastro de Rocío.
Cómo empezó el periplo familiar
El 2 de agosto a la madrugada Olga, la madre de Rocío, encontró a su hija en el baño y se preocupó. Olga es enfermera, notó que su hija estaba ciánotica. “Llamamos al 107 (Servicio de Emergencias) porque Rocío estaba sufriendo una crisis de asma”, contó Matías. “Nos dijeron que estaban en un cambio de guardia, teníamos que esperar un rato hasta que se organizaran”. Mientras esperaban, la madre trató de estabilizarla. La ambulancia llegó pero se negó al traslado hasta el hospital: “porque se basan en el protocolo COVID 19 y dijeron que no tenían indumentaria para trasladarla” explicó Caballero.
La familia decidió llevarla por sus propios medios hasta el hospital de mayor complejidad de la provincia, el Madariaga. “Allí nos hicieron esperar en la guardia, ella cada vez se descomponía más, en un momento casi no podíarespirar. Mi esposa insistió en entablar diálogo con un médico, que al ver el estado en el que encontraba Rocío empezóa pedir a los gritos que se le atendiera rápido. Había que intubarla porque ya estaba con 64 de saturación de oxígeno (la enfermera de la ambulancia toma 64 y al llegar al nosocomio tenía 60)”.
Según cuenta la familia, en el Madariaga se le hizo el primer hisopado con resultado negativo. Luego les avisaron que debían trasladarla al hospital de Fátima por falta de camas. “Pero con la excusa de que ahí tenían los mejores terapistas, que estaban preparados para recibir a cualquier paciente con problemas respiratorios” señaló el padrastro.
La familia pidió que la trasladaran al hospital René Favaloro, ubicado en Villa Cabello, a cuadras de su hogar. Después de una primera negativa, aceptaron el traslado por la salud de Rocío” que se concretó ese mismo 2 de agosto alrededor de las 20 horas. Allí se le hizo otro hisopado que también fue negativo.
Neumonía y discriminación
“Estando internada en Fátima ella se contagia de neumonía” denuncia la familia. Y dicen que “desde el primer momento tuvimos roces con el doctor Carlos Tozzeto, quien nos decía en todo momento que Rocío era un hombre, que tenía anatomía de hombre, y que se iba a referir a ella como un varón”. Caballero relató que “Rocío tenía su documento de mujer y tenía su partida de nacimiento de mujer porque a los 18 años se hizo el cambio de género”. “Nosotros le explicamos todo esto al médico, y nos dijo que para él seguía siendo un hombre” dijo el misionero.
La madre de Rocío contó que en los últimos días de internación vio a su hija “muy abandonada. No la higienizaban, no la movilizaban, no le cambiaban la fijación del tubo, le quedaba la secreción con sangre al costado, la cara toda sucia llena de secreciones, los ojos se ve que no le limpiaban”.
Después de pasar varios días internada, “el médico le informó a la madre que ya no tenía neumonía y que de a poco le iban a ir sacando la sedación para que se fuera despertando” contó Caballero.
Al día siguiente, la familia se enteró de la muerte de Rocío por el pésame de una conocida. Al recibir la noticia de ese modo, el padrastro fue al hospital a las 6 de la mañana. “Cuando le pido el acta de defunción, el doctor Tozzeto se niega a entregarme el papel. Me dice que por protocolo del hospital sólo una fotocopia podía darme” contó indignado Caballero. Detalló que nadie le dio explicaciones, y hasta le pusieron dos agentes de seguridad en la entrada para que no ingresara.
Con la fotocopia de la constancia de defunción, el padrastro fue al Registro de las Personas, donde le pidieron la partida original. El hombre dice que tuvo que ir cuatro veces en colectivo desde el Registro en Posadas al nosocomio en Garupá.
La familia dice que personal del Registro intentó contactarse con el hospital y redactó una nota para obtener la documentación original. La misma fue entregada e ignorada. También se presentó Olga, la madre de Rocío, en el nosocomio, ya que la familia en un momento sospechó que no le daban el acta a Caballero por no ser el padre biológico de la joven.
El padrastro siguió insistiendo con respecto a la constancia, y tras las negativas de los profesionales de salud pidió ver a la directora. Consiguió que lo atendiera el doctor Jaime Brestzki, gerente del hospital. Olga le explicó al médico que ella como enfermera sabe que no les pueden negar a los familiares la constancia de defunción. Ante esto, el doctor reconoció que cometieron un error e hizo entrega del documento.
Por protocolo, la familia no pudo ingresar a la morgue ni reconocer ni retirar el cuerpo. Caballero tuvo que obtener una camioneta por pedido del hospital y recurrió a llamar a un delegado de la Municipalidad de Itaembé Miní para conseguir un cajón.
“Me entregaron unos guantes blancos y con el barbijo personal (el propio) ingresé al lugar. No quisieron ayudarme a cargar el cuerpo dentro del cajón. Lo tuve que cargar, poner dentro del cajón, no me dejaron vestirla, no la limpiaron, yo la tuve que sacar con una bata del hospital” expresó y denunció que cuando solicitó ayuda por el peso del cuerpo “el enfermero dijo “ya que tanto insistís hacelo vos’”, utilizando la excusa del “protocolo por el COVID”.
Aviso oficial de la muerte
El hospital informó formalmente la muerte de la joven a las 18 horas del 11 de agosto. El acta detalla que murió a las 00.35. Es decir que casi 18 horas después avisaron a los familiares.
“A las 18 horas se acerca un móvil de la seccional novena a la casa de mi cuñada, que vive en Itaembé Miní, y el oficial le dice que el hospital de Fátima le había pedido que se acerquen a avisar que Rocío había fallecido, cuando nosotros ya la habíamos enterrado” expresó el padrastro. “Desde la llamada al 107 hasta el deceso de Rocío, hubo un abandono de persona, una falta de respeto y humanidad, discriminación”.
Caballero dice que tras varios pedidos, incluso a la gobernación, hasta ahora nadie del hospital ni de Salud Pública se comunicó con la familia. La cronista tampoco obtuvo respuestas a las consultas realizadas por este medio para tener una declaración oficial sobre el caso. Ni del hospital, ni del Ministerio, ni del INADI.
“Es nuestra segunda hija que se nos muere en salud pública” dice la familia al referirse a Rocío. El año pasado, la hija menor, un bebé, murió presuntamente ahogada estando en Neonatología. La causa por presunto homicidio a raíz de una negligencia médica está “estancada” en el Juzgado n°6 Secretaría 2.
“Yo sé que la vida de Rocío no nos la devuelve nadie pero queremos que no vuelva a pasar. Que haya gente capacitada para atender sin importar género, ideología, religión, raza. Que aprendan a atender a la gente como seres humanos” dijo la posadeña de 42 años. Hoy ella y su marido pudieron radicar la denuncia en el Juzgado 7 de Posadas. Esperan una respuesta de la Justicia.
Fuente Agencia Presentes
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