“Dios me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos”
La reflexión de hoy es de Yunuen Trujillo, colaboradora de Bondings 2.0.
Las lecturas litúrgicas de hoy del Tercer Domingo del Tiempo Ordinario, están disponibles aquí.
“El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos y a predicar un año de gracia del Señor.” Lucas 4:18-19
Hoy es el primer domingo después de la toma de posesión presidencial de los Estados Unidos en 2025. Muchos de ustedes pueden sentirse confundidos, asustados, molestos o incluso desesperados. Escribo esta reflexión con mis hermanos transgénero e indocumentados especialmente en mi corazón y mente.
Las lecturas de hoy son exactamente lo que necesitamos en este momento porque nos recuerdan verdades fundamentales a las que la sociedad, y nosotros mismos, debemos aferrarnos ahora más que nunca. La primera verdad fundamental proviene de la segunda lectura de hoy. Pablo le dice a la iglesia primitiva, y a nosotros, que a pesar de nuestras diferencias, todos somos parte de un solo cuerpo. Cada uno de nosotros es importante y necesario; en nuestra diversidad radica nuestra fuerza, y todos pertenecemos unos a otros.
“Porque todos fuimos bautizados en un solo Espíritu para formar un solo cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.” 1 Corintios 12:13
Pablo también nos recuerda que las partes del cuerpo que a menudo se consideran “más débiles o menos honorables” deben ser tratadas con mayor honor. Esto hace eco de un principio bien establecido de la doctrina católica: la opción preferencial por los pobres y vulnerables. Todos pertenecemos unos a otros, y ahora más que nunca, debemos cuidarnos unos a otros como si cuidáramos una parte de nuestro propio cuerpo. Debemos estar al lado de los más vulnerables en este momento.
Esta verdad fundamental es nuestra vocación cristiana y la misión de Jesús. En el Evangelio de hoy, Lucas nos recuerda que Jesús vino a liberar a los oprimidos y a llevar la buena noticia a los pobres. En la ley judía, el Año del Jubileo era un momento en el que se liberaba a los esclavos, se perdonaban las deudas y se devolvía la tierra a sus dueños originales, actos que simbolizaban la reconciliación y la justicia. La liberación de Jesús es doble. Es una liberación espiritual que nos recuerda que todos somos hijos de Dios, creados a imagen de Dios y dotados de dignidad inherente. También es una liberación social que nos llama a apoyarnos unos a otros en tiempos difíciles y a luchar por la justicia social, recordando a los que están en el poder que las categorías utilizadas para marginarnos y separarnos ya no nos impedirán amarnos y protegernos unos a otros.
Esta liberación no es principalmente política, pero a menudo resulta en victorias sociales. Aquellos que buscan marginarnos solo tienen éxito si estamos divididos. Nuestras luchas interseccionales están interconectadas: “Si un miembro sufre, todos los miembros sufren con él; si un miembro es honrado, todos los miembros comparten su alegría”.
Pero, ¿cómo vivimos nuestra misión cristiana en estos tiempos? La primera lectura de hoy nos da una pista:
“No estén tristes ni lloren. Vayan, coman manjares y beban bebidas dulces, y repartan porciones a los que no tenían nada preparado; porque hoy es un día santo para nuestro Señor. No os entristezcáis hoy, porque el regocijo en el Señor será vuestra fuerza”. Nehemías 8:8-10
Este no es el momento de perder la esperanza. Quienes tienen esperanza deben compartirla con los demás. Debemos resistir la tentación de caer en la desesperación, que es exactamente lo que quieren los poderes opresores. En cambio, debemos recordar quiénes somos: hijos de Dios.
Díganlo conmigo: “Soy un hijo de Dios. He heredado la misión y el sello profético de Jesús. El Espíritu del Señor está sobre mí, porque Dios me ha ungido para traer buenas nuevas a los pobres. Dios me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos”. Ahora, más que nunca, debemos liberarnos unos a otros y defendernos, en nuestras propias comunidades, contextos y dentro de nuestras propias posibilidades, unos a otros, tanto dentro como fuera de la comunidad LGBTQ+. Somos un solo cuerpo. Debemos tener la valentía de líderes como la obispa episcopal Mariann Budde, quien dijo la verdad al poder y se puso de pie por la misericordia esta semana, creando un efecto dominó de esperanza en todos nosotros.
Les dejo con la oración de esta semana, traducida del español, de la serie de libros titulada Diálogos Semanales con Jesús:
Querido Jesús, qué difícil es predecir el futuro. No tengo idea de lo que sucederá ni de cómo se verán afectados mis hermanos, pero quiero seguir tus pasos. Muéstrame lo que quieres de mí en este momento. Dame tu Espíritu Santo, el mismo Espíritu que te llenó cuando comenzaste tu misión, y permíteme servir y amar como lo haces Tú. Amén.
—Yunuen Trujillo, 26 de enero de 2025
Yunuen Trujillo, miembro de la Junta Directiva del Ministerio New Ways, será panelista en un próximo evento de Zoom titulado “Conversations in the Spirit: Understanding and Honoring the Lived Experience of Our LGBTQ+ Catholic Siblings, Parents, Family, Priests, and Allies,” (“Conversaciones en el Espíritu: Entendiendo y honrando la experiencia vivida de nuestros hermanos, padres, familiares, sacerdotes y aliados católicos LGBTQ+”), patrocinado por la Association of U.S. Catholic Priests. (Asociación de Sacerdotes Católicos de EE. UU.).
El evento es en honor a la fallecida Alana Chen, una joven lesbiana católica que se suicidó después de recibir consejos negativos de los ministros de la iglesia.
El evento se llevará a cabo el miércoles 5 de febrero de 2025, de 3:00 a 4:30 p. m., hora del este de EE. UU.
Entre los panelistas se encuentran el padre Bryan Massingale, teólogo y sacerdote abiertamente gay; Joyce Calvo, madre de Alana Chen, y el obispo John Stowe, OFM, Conv., obispo de Lexington, Kentucky.
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Fuente New Ways Ministry
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