Así funciona la primera casa trans de Jujuy (Argentina)
Por Rosario Marina, desde Palpalá
Fotos: Matías Adhemar
A sólo 15 minutos de San Salvador de Jujuy, abrió la primera casa trans de la provincia del norte argentino. “Aquí se distribuyen preservativos gratis” dice el cartel en una puerta, en un barrio de Palpalá. Adentro de la casa hay un cuadro de Eva Perón, un estandarte de la comparsa K Rumbay y banderines de colores. Quedaron allí en febrero, cuando Presentes visitó la casa días después de su inauguración, y las chicas llegaron de distintos pueblos y parajes de la provincia para celebrar el carnaval.
Lourdes Ibarra tiene 35 años y es la coordinadora institucional de la Fundación Damas de Hierro. Ella organiza, llama, muestra, hace testeos rápidos de VIH. En la previa del carnaval, pasó varios días cosiendo para su comparsa, la K Rumbay.
Talleres y alojamiento
Esta casa no es el primer espacio de la Fundación Damas de Hierro para las chicas trans de la provincia. Ya cuentan con oficinas en San Pedro, Tilcara y San Salvador de Jujuy. Pero este lugar es especial: es la primera casa trans en Jujuy. Acá, entre estas paredes negras con banderas celestes, rosas y blancas y estandartes de comparsa no sólo hay un presente de actividades y cursos. Hay un futuro de habitaciones, un alojamiento pensado para que las chicas del interior se puedan quedar.
Uno de esos cuartos ya existe, tiene colchones y un televisor, y hay otro que se está acondicionando. Están juntando plata para poder construir el baño: pondrán 200 pesos mensuales cada una, así las que lleguen de distintos pueblos puedan acceder a más comodidades.
Damas de hierro
Daira, Sol y Lourdes eran inseparables. Hasta que Sol se murió por una sobredosis de hormonas. Entonces decidieron que la militancia tenía que ser más fuerte, que la fundación que habían creado tenía que crecer para acompañar a todas las chicas trans de la provincia que necesitaran una mano.
En una de las habitaciones de esta casa, Daira le trenza el pelo con un hilo amarillo a Lourdes mientras cuentan a Presentes cómo surgió Damas de Hierro y qué las llevó a armar este espacio.
La Fundación Damas de Hierro se llama así porque la mayoría de las que participan trabajan en la prostitución, explican. Pensaron un juego de palabras con la idea de ser damas de compañía. Palpalá, la ciudad donde está la casa y donde nació la fundación, es el primer centro siderúrgico del país. Por eso el hierro.
Qué dijo el primer censo trans
En 2017 se hizo el primer censo de población trans femenina en la provincia de Jujuy. Se encuestaron a 163 mujeres trans de distintas ciudades, pueblos y parajes. Lo hicieron en convenio con la Dirección Provincial de Estadísticas y Censos de Jujuy (DIPEC).
Según los datos de la página de ese organismo, “la recolección de los datos fue posible a partir del compromiso y acompañamiento de la Fundación Damas de Hierro, y se realizó entre los meses de diciembre, enero y febrero, con la metodología «bola de nieve», donde cada persona entrevistada referenciaba a otras tres; proporcionando la DIPEC el apoyo logístico y técnico sobre el operativo del Censo”.
Con financiamiento del Fondo de Mujeres del Sur le pagaron a las trans censistas. “Empezábamos en las ciudades más grandes y de ahí seguíamos a los parajes. Entre nosotras nos conocemos y podemos referenciar a otras. Entrevistamos a 163. Pero sabemos que hay más: alcanzamos al 65% de las personas trans de la provincia. Porque cuando se agotó la instancia del censo tuvimos que cortarlo, pero quedaban varias que habían sido recomendadas por otras pero no llegamos a hablar”, cuenta Lourdes.
Entre los resultados encontraron que el 72% expresó socialmente su identidad antes de cumplir 18. Que 7 de cada 10 no tiene obra social, prepaga ni plan estatal y que a la mayoría las han discriminado tanto en la escuela como en el ámbito familiar. Nada nuevo para ellas, pero sí para lxs legisladores a quienes luego le fueron a pedir el cupo laboral trans.
Acceso a la salud: un problema grave
“Cuando pedíamos el cupo siempre nos preguntaban otros números. ¿Pero cuántas son?, acá no hay trans, nos decían. De dónde sacan que se mueren a los 35 años, porque ustedes dicen nomás. Por eso empezamos a buscarnos entre nosotras e hicimos el censo”, explica Sara Correa, referenta trans de San Pedro.
El acceso a la salud fue el principal problema que les reveló el censo. Se dieron cuenta que había mucha discriminación por parte del personal de enfermería de los centros de salud. Eso motivaba que quienes vivían con el virus de VIH no se controlaran.
“Porque cuando las compañeras tenía un primer contacto, ese contacto era resistente y no querían volver más. Es frecuente el trato de varón, lo seguimos padeciendo en el sistema de salud, aún con el DNI cambiado. Usan el “papá, papito” para con nosotras. Términos despectivos que siguen existiendo. Eso hace que las compañeras lleguen al sistema de salud a morir”, cuenta Sara.
A partir de esta realidad, decidieron conformarse como CEPAT (Centro de Promoción, Asesoramiento y Testeo) nº9: un centro de testeo de VIH. Con el consentimiento de la chica que llegue a la casa, ellas le podrán decir en menos de 15 minutos cuál es el resultado, sin que su diagnóstico circule de boca en boca por los hospitales y salidas del pueblo (la ley dice que el resultado es confidencial, pero en la práctica no siempre se respeta).
La casa de las trans en Palpalá
Aunque se haya inaugurado el 5 de febrero de 2020, a esa casa ya llevan tiempo llegando chicas trans de todos los pueblos. La casa de Lourdes siempre fue la casa del pueblo. Su familia aceptó su identidad desde el primer momento, cuenta ella.
“Era cuestión de oficializar el nombre”, dice Lourdes, y saluda a su mamá mientras termina de coser un tul rojo para la noche. Su familia vive en el fondo, y la casa trans de Damas de Hierro está adelante. Hay chicas en la pieza que da a la calle, se escuchan las risas.
Desde la fundación participan de las actividades del centro vecinal y ofrecen una copa de leche para lxs niñxs del barrio los martes y jueves. Además, con el programa Hacemos Futuro que funciona a nivel nacional, las que están anotadas tienen la obligación de estudiar.
“Gracias a un proyecto que hicimos con las chicas de Santiago del Estero, con Divas, a través de la activista trans Luisa Paz, acá se dictó un taller de cocina regional orientada al turismo. Para cumplir las 128 horas. También tenemos la textil, hacemos sublimación”, explican. La máquina para estampar las remeras está en un tablón en el patio. Tienen un pedido pendiente para hacerle remeras a una comparsa.
“Nosotras somos nuestros únicos vínculos a veces. Es empezar a ayudar a la otra es ir construyendo otro futuro para las que vienen. Porque ni siquiera nosotras estamos educadas para querernos”, dice Lourdes. Y Diana resume “Es como una familia”.
Fuente Agencia Presentes
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