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Antonietta Potente: “Desde el exilio a la inclusión, desde la espera a la participación: … y nos quedaremos voluntariamente en el exilio”

Lunes, 17 de noviembre de 2014
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cristo9i9u867uyIntervención de la teóloga y hermana dominica Antonietta Potente* en la Conferencia internacional Los caminos del Amor”, para una pastoral con las personas homosexuales y transexuales (Roma, Italia, 3 de Octubre de 2014)
, traducido del italiano por Carola y Carmen del grupo Ichthys (Espana)

Releamos la larga historia de exclusión; recojamos las narraciones individuales de quien ha atravesado con sus sueños los muros culturales y religiosos construidos por el imaginario colectivo sobre el género.

Hoy, sin embargo, participamos en un camino de rescate y dignidad, pero no obstante todo, continuaremos recorriendo los caminos del exilio, si esto significa parresía evangélica y vida según el Espíritu, en el ámbito político-social donde se juega nuestra fe.

Quisiera empezar dando algunos flashes que más que ser luces que brillen a nuestros ojos, quisiera fueran de verdad sonidos fuertes para nuestros oídos, o bien inquietudes apremiantes para nuestra reflexión y para nuestras conciencias.

De hecho, todas y todos sabemos que hay palabras que no solo emiten sonidos, sino que permiten la visión de algo totalmente nuevo; palabras que despiertan la vista y hechos que despiertan la audición.

Además, debiendo elegir un lenguaje para comunicar algo que de verdad me importa y llevo en el corazón, elijo el lenguaje místico-poético, el que cada uno conoce, porque no pertenece a los sabios, a los dogmáticos, a los letrados, sino al alma-animus y a la esencia de la naturaleza.

En caso que alguien lo encuentre difícil o piense que no sirva para nada, que no se vaya sino, ascéticamente, se quede y luego se tome un poco de tiempo para reflexionar. Él o ella, descubrirá que aquel lenguaje que a primera vista parece difícil, es en realidad familiar. Pero lo mismo hagan también los que piensan pillarlo todo al vuelo: permanezcan en silencio.

Puerta de entrada

Empiezo entonces e intento hacer brillar y resonar estos flashes. Estos sonidos y estas imágenes simbólicos, no los inventé yo sino que los tomé de una antigua tradición que forma también parte de la tradición cristiana y, pienso yo, no cristiana sino  simplemente humana.
Son extraídas del texto profético de la historia del profeta Ezequiel. El texto escrito al que hago referencia, sin leerlo todo es: Ez 12, 1-12. Sólo recojo algunos elementos de esta dulcísima y a la vez laboriosa composición místico-poética que relata la experiencia del profeta.

La palabra de Iahveh me fue dirigida en estos términos: hijo del hombre, tú vives en medio de una casa de rebeldes: tienen ojos para ver y no ven, oídos para oír y no oyen, porque son una casa de rebeldes…Ahora, pues, hijo del hombre, prepárate un equipaje de deportado y sal deportado en pleno día, ante sus propios ojos… Saldrás del lugar en que te encuentras hacia otro lugar, ante sus ojos. Acaso vean que son una casa de rebeldes. Arreglarás tu equipaje como un equipaje de deportado, de día, ante sus ojos. Y saldrás por la tarde, ante sus ojos, como salen los deportados.

Haz a vista de ellos un agujero en la pared, por donde saldrás. Ante sus ojos, cargarás con tu equipaje a la espalda y saldrás en la oscuridad; te cubrirás el rostro para no ver la tierra, porque yo he hecho de ti un símbolo para la casa de Israel.

Yo hice como se me había ordenado; preparé de día mi equipaje, como un equipaje de deportado, y por la tarde hice un agujero en la pared con la mano. Y salí en la oscuridad, cargando con el equipaje a mis espaldas, ante sus ojos.

Por la mañana la palabra de Iahveh me fue dirigida en estos términos: Hijo del hombre, ¿no te ha preguntado la casa de Israel, esta casa de rebeldes: «Qué es lo que haces»? …Diles: Yo soy un símbolo para vosotros… Ahora intentaré retraducir lo que significa para mí esta narración, pero dejemos por un instante, allí, estas palabras o flashes.

A lo largo de toda la historia, parece que haya un movimiento como el del mar que podemos observar cuando estamos en la orilla. Un movimiento de ir y venir; la historia de hecho está llena de intentos, de búsqueda, de proyectos realizados y de otros que no.

Creo que en este momento histórico sean muchas las personas que quisieran decir que sus historias han pasado de la exclusión a la inclusión; otras que quisieran contarnos cómo lo consiguieron, cuántos mártires han tenido en estos recorridos; cuántos hijos e hijas desaparecidos, cuántas casas abandonadas, cuántos desiertos atravesados. Asimismo cuántas “ocupaciones” de plazas; cuántas marchas, cuántos cortes de calles, huelgas de hambre, etc. etc.

Esos procesos parecerían concluidos hoy en día, sin embargo no lo están, porqué todavía hay olas que traspasan la orilla, como si tuvieran que recordarnos que todavía hay que “atreverse”.

La exclusión es de hecho como una sombra que amenaza la posibilidad de una vida juntos; junto con otras y otros, junto con sus propios pueblos y con pueblos distintos; junto con el ambiente; junto con nosotros mismos, con nuestra conciencia y responsabilidad, dos aspectos no vendibles, porque no chantajeables.

Aún son demasiadas las personas, los grupos humanos, las realidades sociales, que continúan padeciendo procesos de exclusión, y es que la exclusión genera cada vez más ausentes: millones y millones de mujeres y de hombres excluidos, es como si no existieran más, aunque todos los días veamos sus rostros en los periódicos, en el mundo virtual de internet y en los monótonos telediarios. La exclusión sólo genera ausencia. Leer más…

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Los grupos LGTB cristianos disminuyen la homofobia internalizada de sus miembros: Un estudio arroja luz sobre cómo el magisterio católico influencia a gais y lesbianas y cómo una pastoral inclusiva hace la diferencia

Lunes, 27 de octubre de 2014
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cristianiglbtLos grupos como oportunidad única para los católicos LGTB

Interesante resultado el de un estudio llevado a cabo en Italia y que muestra cómo los gays y lesbianas que asisten a grupos LGTB cristianos ven disminuir su propia homofobia internalizada. Un hecho que viene a reforzar la tesis de que una pastoral basada en la afirmación de la identidad y su inclusión resultarían positivas para las personas LGTB católicas. Las conclusiones del estudio adquieren especial relevancia tras el reciente Sínodo sobre la Familia, que anunció un enfoque pastoral más inclusivo para dar marcha atrás posteriormente. Tras el Sínodo extraordinario sobre la Familia, que ha dejado una sensación agridulce, por no decir decepcionante, en materia LGTB, resulta oportuno volver sobre las consecuencias que la actual doctrina y práctica católicas tienen para las personas LGTB que se definen como católicas. Además, tiene también importancia estudiar qué efecto tendría otro enfoque pastoral y doctrinal en estas personas. En este contexto toma especial significado este estudio, dado a conocer por la asociación LGTB cristiana Gionata (Italia) y que fue presentado en el congreso “Los Caminos del Amor”, celebrado a la par que se iniciaba el Sínodo.

Los resultados son claros. En primer lugar, el catolicismo tiene un profundo impacto en cómo gays y lesbianas perciben su homosexualidad. Muestra claramente que los homosexuales católicos tienen mayores niveles de homofobia internalizada si los comparamos con los no creyentes. Además, se comprueba que la homofobia internalizada es tanto más fuerte cuanto más arraigados están los valores católicos en la familia de origen. Otro resultado importante es el que se arroja sobre el efecto de las asociaciones y grupos de personas LGTB cristianas. Estos grupos han ido surgiendo por iniciativa de creyentes LGTB al margen de sus jerarquías y constituyen un “material empírico” disponible, que han desarrollado por su propia iniciativa una actividad pastoral centrada en la afirmación de la identidad LGTB, una vida comunitaria y unas celebraciones fundadas en dicha aceptación. De esta manera, los resultados que ofrezcan pueden tenerse por un primer indicio de qué efectos tiene esta otra línea pastoral. En este sentido, los resultados del estudio son claros: las personas que asisten a estos grupos ven como disminuye su propia homofobia internalizada. Esto es, conforme pasa el tiempo las personas que asisten a estos grupos van reduciendo el impacto que la homofobia tiene en sus vidas. Esta perspectiva temporal ayuda también a entender que los índices de homofobia internalizada en los católicos que asisten a estos grupos siga siendo más alto que entre los no creyentes. Ello tendría como una de sus causas el hecho de que coinciden personas que llevan poco tiempo, y que manifiestan todavía el peso de los prejuicios interiorizados, y otros que tienen ya una trayectoria en dichos grupos. En palabras de Petilli, “parece que quienes tienen una opinión más negativa de su homosexualidad asisten a estos grupos. Conforme pasan más tiempo en ellos, descienden los niveles de homofobia internalizada. Esto muestra lo importante que es para gays y lesbianas católicos que vayan a grupos que validen su homosexualidad”. Para Petilli, el efecto positivo que tienen estos grupos y sus actividades es innegable: “Ha de pensarse que, para algunos, el grupo es el único lugar donde pueden vivir sin inhibir su homosexualidad y es el único contexto donde pueden profesar su religión sin remordimientos. La mayor parte de las actividades en estos grupos intentan ayudar a sus miembros a argumentar contra la doctrina católica oficial (…) y a interpretar la homosexualidad desde una perspectiva religiosa positiva. Es más, en un grupo es posible encontrar a otros gays y lesbianas católicos que tienen la misma experiencia y que pueden convertirse en fuente de apoyo, además de modelos de comportamiento. Esto no debe infravalorarse. Pues con frecuencia los gays y lesbianas católicos son doblemente rechazados tanto por la comunidad gay, que los discrimina porque son creyentes, como por el mundo religioso, que los excluye por ser homosexuales”. Por ello, concluye afirmando que “asistir a estos grupos es una oportunidad única para romper con el aislamiento (…) y desarrollar una nueva identidad donde la homosexualidad y los valores religiosos coexistan en perfecto equilibrio”.

Unos resultados que adquieren una significación especial tras el reciente Sínodo extraordinario sobre la Familia, cuya primera síntesis (“Relatio post disceptationem”), publicada a mitad del Sínodo, sorprendió por dar a entender un cambio en la visión de la realidad LGTB. Sin anunciar cambios doctrinales, sí parecía avanzar un cambio en el enfoque pastoral, al hablar de los “dones” que las personas homosexuales tenían que aportar y al reconocer valores positivos en sus parejas. Estos avances fueron sin embargo retirados del último informe (la “Relatio Synodi”).

***

Y este es el artículo completo que nos ha enviado Gionata:

Artículo de Innocenzo Pontillo, traducido del italiano por Carola y Carmen del grupo Ichthys (Espana) que hemos recibido a través de Progetto Gionata.

A falta de pocos días para la conferencia internacional Los caminos del Amor, para una pastoral con las personas homosexuales y transexuales (Roma, 3 de Octubre de 2014), que ha querido poner a la atención del Sínodo de los Obispos católicos la pregunta «Cuál es la pastoral para las personas homosexuales y transexuales», se ha publicado por fin el trabajo de investigación “Religión y homosexualidad: un estudio empírico sobre la homofobia internalizada de personas homosexuales en función del grado de religiosidad“. Además, se comprueba que la homofobia internalizada es tanto más fuerte cuanto más arraigados están los valores católicos en la familia de origen.

Esta investigación, por primera vez en Italia, analiza en profundidad el impacto de las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia Católica sobre la vida de las personas homosexuales e investiga sobre los efectos que una pastoral Católica, inclusiva y acogedora, puede tener sobre personas gais y lesbianas católicas.

Este estudio italiano ha involucrado directamente a 366 personas homosexuales, entre católicas y no creyentes, y algunos grupos italianos de personas cristianas homosexuales que tienen experiencia, en la Iglesia Católica, de una pastoral inclusiva que mira a la resolución de los conflictos que gais y lesbianas católicos pueden percibir entre sus creencias religiosas y su homosexualidad.

Este trabajo de investigación ha sido conducido por la doctora Arianna Petilli, titulada en Psicología Clínica y de la Salud (Instituto Miller, Florencia/Génova, Italia), junto con el profesor Davide Dèttore (Departamento de Psicología, Universidad de Florencia, Florencia, Italia), la doctora Antonella Montano (Instituto Eck, Roma, Italia) y al profesor Giovanni Battista Flebus (Universidad de Milán/Bicocca, Milán, Italia).

Los resultados de la investigación confirman que la religión Católica influencia fuertemente el modo en el que gais y lesbianas evalúan su homosexualidad, mostrando que las personas homosexuales católicas están caracterizadas por niveles mayores de homofobia interiorizada, con respecto a las no creyentes. Los resultados evidencian, además, que cuanto más influencian los valores católicos a la familia de origen, más fuerte es la homofobia interiorizada por la persona homosexual y tiene raíces más profundas.

La investigación, por primera vez, analiza también los efectos de la pastoral inclusiva, promovida por los grupos de personas cristianas homosexuales en la Iglesia Católica italiana. Nacidos por lo general de manera espontánea, esos grupos son a menudo hospedados de manera pública en parroquias católicas (como sucede en Italia en Florencia, Catania, Palermo, Padua) y llenan el vacío de una pastoral oficial de acompañamiento de las personas homosexuales.

Los resultados de la investigación muestran que al aumentar el tiempo de frecuentación de estos grupos, los niveles de homofobia interiorizada, o sea el rechazo de su propia homosexualidad, se reducen significativamente en las personas católicas homosexuales.

En efecto muchas de las actividades organizadas en el interior de los grupos (oraciones, testimonios, estudio de textos bíblicos) tienen el objetivo de ayudar a las personas católicas homosexuales a interpretar la homosexualidad desde una óptica religiosa positiva.

El camino de acogida y reconciliación promovido en el interior de la Iglesia Católica por los grupos de personas cristianas homosexuales, hoy presentes en todo el mundo, es un ejemplo extremadamente interesante de una pastoral nacida desde abajo que, cuando se vuelve realidades parroquiales, tiene el mérito de enseñar concretamente a las comunidades religiosas que los acogen cómo superar cualquier forma de discriminación y de estereotipo sobre las personas homosexuales.

Preguntamos a la doctora Arianna Petilli cuál era el objetivo de su estudio? 



Todo el trabajo ha sido guiado por un objetivo bien preciso, tratar de entender cómo la religión Católica influencia las actitudes que gais y lesbianas adoptan con respecto a su propia homosexualidad. Por lo tanto, han sido confrontados tres distintos grupos de personas homosexuales: los gais y las lesbianas que se definían no creyentes, los gais y las lesbianas católicos que frecuentaban un grupo de cristianos homosexuales y los gais y las lesbianas católicos que declaraban no haber nunca frecuentado uno.

En total la investigación ha involucrado a 366 personas. De los tres grupos han sido medidos y confrontados los niveles de homofobia interiorizada. Antes de proceder a analizar juntos los resultados de su investigación, nos explica mejor qué es la homofobia interiorizada y cómo la religión católica influencia los niveles de homofobia interiorizada de gais y lesbianas.


Con la expresión “homofobia interiorizada” se hace referencia a la interiorización, por parte de una persona homosexual, de la visión negativa que la sociedad tiene enraizada con respecto a la homosexualidad. Dicho en otros términos, le personas homosexuales aprenden y aplican hacia ellas mismas los estereotipos negativos relativos  a la homosexualidad que están difundidos en el contexto social en el que viven.

Por lo que respecta a la relación entre religión Católica y homofobia interiorizada, parecería que reconocerse en una religión que promueve una visión negativa de la orientación homosexual, no haga más que incrementar los prejuicios de gais y lesbianas hacia la homosexualidad y, por consecuencia, hacia ellos mismos.

Como es sabido, de hecho, la Iglesia Católica mantiene firme su posición de condena moral de las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, proponiendo la castidad como única posibilidad de conducta correcta para gais y lesbianas.

Una persona, por lo tanto, que siente atracción hacia el mismo sexo y que se define católica, deberá enfrentarse a las enseñanzas de su propia confesión religiosa, en especial si en ellas se reconoce y si éstas tienen un importante valor subjetivo.

En la mayor parte de los casos eso ocasionará un fuerte conflicto entre sus propias preferencias sexuales y las creencias religiosas, lo cual obstaculizará el proceso de aceptación de su propia homosexualidad.

Cuáles son los resultados de su estudio sobre la relación entre religión Católica y homofobia interiorizada?

De una manera que no sorprende, también los resultados de mi estudio confirman que la religión católica influencia notablemente el modo en el que gais y lesbianas evalúan su homosexualidad, mostrando que las personas gais y lesbianas católicas involucradas en la investigación, con respecto a los no creyentes, están caracterizadas por niveles mayores de homofobia interiorizada.

Los resultados evidencian, además, que cuanto más influencian los valores religiosos católicos a la familia de origen del entrevistado, tanto más su homofobia interiorizada es fuerte y arraigada.

Concentrémonos más de cerca en los grupos de personas cristianas homosexuales. Ante todo, cómo nacen estos grupos y cuál es su finalidad? 



Esta perspectiva temporal ayuda también a entender que los índices de homofobia internalizada en los católicos que asisten a estos grupos siga siendo más alto que entre los no creyentes. Ello tendría como una de sus causas el hecho de que coinciden personas que llevan poco tiempo, y que manifiestan todavía el peso de los prejuicios interiorizados, y otros que tienen ya una trayectoria en dichos grupos. En palabras de Petilli, “parece que quienes tienen una opinión más negativa de su homosexualidad asisten a estos grupos. Conforme pasan más tiempo en ellos, descienden los niveles de homofobia internalizada. Esto muestra lo importante que es para gays y lesbianas católicos que vayan a grupos que validen su homosexualidad”.

No obstante la doctrina católica institucionalizada, en varias partes del mundo gais y lesbianas católicos se han reunido espontáneamente en grupos en los (cuales) que siguen practicando su religión sin buscar esconder o modificar su homosexualidad, ni mucho menos proponiendo la castidad como único camino a poderse recorrer. 
Esto ha tenido lugar también en Italia con el  nacimiento de grupos de cristianos homosexuales.

La finalidad, en especial, es la de ayudar a las personas participantes a resolver la incompatibilidad que experimentan entre sus creencias religiosas y la homosexualidad.

Como explicaba antes, a causa de las enseñanzas católicas oficiales que siguen mostrándose contrarias a la sexualidad homosexual, muchas personas gais y lesbianas católicas pueden percibir un fuerte conflicto entre sus valores religiosos y su orientación sexual.

Los grupos de personas cristianas homosexuales buscan ofrecer a quienes participan en ellos la posibilidad de vivir su homosexualidad en el respeto de las creencias religiosas, sin tener que renunciar a ninguno de estos dos aspectos.

Cómo buscan alcanzar este resultado?

En el interior de cada grupo se organizan numerosas actividades con la finalidad de promover una nueva interpretación religiosa positiva de la homosexualidad. Por ejemplo algunos encuentros se dedican a la lectura de los textos sagrados, interpretados según las contribuciones de la nueva exégesis que demuestran como cada pasaje de la Biblia tenga que ser atentamente posicionado en el interior del contexto histórico y cultural en el que se escribió.

Otros momentos están dedicados a la oración, colectiva e individual y, otros todavía, a la profundización con expertos de temas referentes a la relación entre Iglesia Católica y homosexualidad. Además, sobre la base de mi experiencia en algunos grupos de cristianos homosexuales, me he podido dar cuenta de cómo, en el interior de los grupos, la religión se interpreta a menudo como una relación directa con Dios que no necesita de la mediación de la institución Católica.

De este modo será privilegiado un camino espiritual personal que tendrá el efecto de reducir la importancia de los documentos católicos, siempre hostiles a la homosexualidad ejercitada, y por lo tanto de redimensionar su impacto negativo sobre la imagen que los homosexuales católicos tienen de sí mismos y de su sexualidad.

Por otro lado, aunque la mayoría de las veces los que frecuentan esos grupos sean mayormente católicos, la definición de “cristianos” indica su distancia de las jerarquías eclesiales y de una manera de concebir la religión como un conjunto de dogmas y prohibiciones.

Cuáles son los resultados de su estudio en lo que respecta a los grupos de cristianos homosexuales?

Como decía antes, las personas gais y lesbianas católicas de mi estudio han resultado ser más homofóbicas que las personas homosexuales no creyentes, sin distinción determinada por formar parte o no de un grupo de cristianos homosexuales. Se podría por lo tanto considerar superficialmente que estos grupos no sean capaces de alcanzar el efecto esperado.

En realidad, la investigación pone en evidencia ulteriores resultados que ofrecen diferentes motivos de reflexión. Ante todo se ha observado que al aumentar el tiempo de frecuentación del grupo, los niveles de homofobia interiorizada de los participantes se reducen significativamente.

Además, confrontando los niveles de homofobia interiorizada de las personas gais y lesbianas que habían llegado al grupo hace menos de un año con los de las personas católicas que nunca habían frecuentado esos grupos, se ha podido apreciar cómo, al menos en este estudio, sean justamente las personas que acaban de llegar al  grupo las más homofóbicas.

Parecería, por lo tanto, que esos grupos sean frecuentados sobre todo por quienes poseen una visión más negativa de su homosexualidad. El hecho de que, con el aumentar del tiempo de participación, los niveles de homofobia interiorizada se reduzcan, hace evidente cuán importante sea, para las personas gais y lesbianas católicas, frecuentar grupos religiosos que validen su homosexualidad.

Por qué, según su opinión, frecuentar estos grupos tiene efectos tan positivos?



Debéis tener en cuenta que, para algunas personas, el grupo representa el único lugar en el que vivir sin inhibiciones su propia homosexualidad y el único contexto en el cual practicar su propia religión sin sentimientos de culpa.

Muchas de las actividades organizadas (al) en el interior de los grupos, de hecho, tienen el objetivo de ayudar a los participantes a poner en discusión las enseñanzas católicas oficiales, siempre contrarias a su sexualidad homosexual, para interpretar, por lo contrario,  la homosexualidad, desde una óptica religiosa positiva. 
En el grupo es además posible conocer otras personas gais y lesbianas católicas que, viviendo la misma condición, pueden llegar a ser importantes fuentes de apoyo además de válidos modelos de referencia.

Se trata de un aspecto, este último, para no subestimar por qué a menudo gais y lesbianas católicos están forzados a un doble aislamiento, el que reciben por la comunidad homosexual, que los repulsa por ser creyentes, y el del mundo religioso que los rechaza por ser homosexuales.

Se hace evidente, por lo tanto, que la frecuentación de esos grupos se transforma en una oportunidad única para romper el aislamiento al que a menudo muchas personas homosexuales católicas están forzadas y para desarrollar una nueva identidad en la cual homosexualidad y valores religiosos coexisten en equilibrio perfecto.

Frente a ello, este estudio avala la tesis de que un enfoque más inclusivo sería mucho más positivo para sus propios fieles LGTB. En 2015 tendrá lugar otra sesión del Sínodo, que serán la base para decisiones vinculantes. Está por ver si se retoma lo que se abrió paso para luego dar marcha atrás. Por el momento, ya hay también apoyos empíricos.

Los resultados completos de la investigación en Italiano (archivo PDF): https://waysoflove.files.wordpress.com/2014/09/articolo-italiano-conferenza-1.pdf

Los resultados completos de la investigación en Inglés (archivo PDF):  http://waysoflove.files.wordpress.com/2014/09/articolo-inglese-conferenza-1.pdf

Gionata

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Joven jesuita abandona la orden y escribe al papa en protesta por los despidos en centros católicos

Jueves, 9 de octubre de 2014
Comentarios desactivados en Joven jesuita abandona la orden y escribe al papa en protesta por los despidos en centros católicos

brenkertphoto21Benjamin Brenkert, un joven jesuita estadounidense aspirante a la ordenación como sacerdote, ha decidido abandonar la Iglesia católica por su actitud hacia las personas LGTB. Los despidos de trabajadores de centros católicos cuando se sabía que habían contraído matrimonio con alguien de su mismo sexo acabaron por darle a Brenkert el empujón definitivo. La noticia cobra una especial significación como interpelación pública al papa ante el Sínodo extraordinario sobre la Familia.

El 5 de octubre comenzó el Sínodo extraordinario sobre la Familia -sobre el que informaremos con algo más detalle en próximos días- con ocasión del cual se han multiplicado las declaraciones y gestos de uno u otro signo. Entre ellos ha cobrado especial significación el gesto del joven jesuita, que ha tenido repercusión en medios y redes sociales del ámbito anglosajón y que ha sido reflejado también por relevantes medios LGTB, como Towleroad o The Advocate.

Benjamin Brenkert se preparaba para recibir la ordenación como sacerdote y ser admitido definitivamente en la Compañía de Jesús. Sin embargo, la persistencia de actos homófobos por parte de la jerarquía católica le han hecho abandonar la Iglesia católica. Actualmente, se plantea seguir su vocación como sacerdote de la Iglesia episcopaliana (rama estadounidense de la comunión anglicana), mucho más abierta a la realidad LGTB. No obstante, antes ha querido dirigirse públicamente al papa Francisco mediante una carta abierta publicada en el blog New Ways Ministry (iniciativa católica dedicada a la defensa de las personas LGTB). En ella, Brenkert reconoce su el giro hacia una mayor preocupación en temas sociales. Sin embargo, añade también que el trato que siguen recibiendo las personas LGTB va en contra de ese mismo “efecto Francisco” que tantas esperanzas parece transmitir.

Lo más significativo para él han sido las noticias de despidos de trabajadores LGTB de centros católicos (en buena parte, profesores de colegios religiosos), alguna de las cuales hemos recogido en dosmanzanas. Despidos que resultan si cabe más graves por el hecho de que muchas veces la orientación sexual era conocida por los empleadores desde hacía tiempo. Incluso sabían que vivían en pareja. Era sin embargo cuando tomaban la decisión de casarse cuando eran despedidos, incluso aunque mantuvieran discreción y evitaran hacerlo público.

Sínodo sobre la Familia, ¿ocasión para iniciativas LGTB cristianas?

El texto de Brenkert se inscribe en el contexto de las nuevas expectativas despertadas por el pontificado de Francisco, también en materia LGTB. Por el momento, lo único que ha habido es un cambio en el tono de algunas declaraciones a raíz del ya célebre quién soy yo para juzgar, que coexisten además con declaraciones virulentamente homófobas, como las de algunos jerarcas españoles.

En este sentido, como hemos recogido en entradas anteriores, el Sínodo extraordinario sobre la Familia -cuyo tema estrella es el de la admisión a la comunión de los divorciados que luego han contraído segundas nupcias por lo civil- aparece como una oportunidad de discutir la realidad de las familias LGTB. El documento preparatorio introdujo desde luego pocas novedades, aunque luego algunos obispos, como el de Amberes, han querido poner de nuevo el tema sobre la mesa.

En todo este contexto, proliferan las acciones de personas LGTB cristianas que toman la palabra, como es el caso de Brenkert o el de iniciativas más institucionales, como el congreso Los caminos del Amor celebrado en Roma al mismo tiempo que se abre el Sínodo o el Primer Encuentro Mundial de Asociaciones Homosexuales Católicas, organizado por Rumos Novos en Portimão (Portugal).

Transcribimos a continuación parte de la carta de Brenkert en traducción propia, destacando las partes que nos parecen más significativas:

Querido papa Francisco:

En el tiempo que lleva siendo Papa, su compromiso con la pobreza ha hecho despertar al mundo ante los males de la globalización, del capitalismo y del materialismo. Muchos ahora entienden que la pobreza es un pecado estructural y un mal social (…).

Sin embargo, mientras usted se ha centrado en la pobreza material y física, los miembros de mi comunidad han quedado al margen (hombres y mujeres lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, queer y que cuestionan el género). Permanecen en las fronteras, en los márgenes, viviendo unas vidas espiritualmente pobres. Algunos necesitan las voces de cardenales como Walter Kasper que les diga que Dios les ama. Otros saben que Dios les ama pero los líderes de la Iglesia los rechazan como desordenados y desorientados. Su profética pregunta “¿quién soy yo para juzgar?” anima a mucha gente en todas partes a tener una actitud carente de juicios hacia los miembros de la comunidad LGBTQ. Pero abstenerse de juicios no es suficiente; especialmente cuando Jesús nos ordena ser como el buen samaritano, “vete, haz tú lo mismo”.

¿Pero quién soy yo para escribirle?

Durante diez años he seguido el camino para ser sacerdote en la Compañía de Jesús (los jesuitas). Estoy lleno de agradecimiento por este tiempo. He gozado siendo un jesuita, un hijo de San Ignacio de Loyola. En julio pasado, dejé los jesuitas en buenos términos.

Hoy no puedo ya seguir aspirando a la ordenación con justicia o libertad. No puedo hacerlo como hombre gay en una Iglesia donde los hombres gays y las mujeres lesbianas son despedidos de sus trabajos. Para mí, la gota que colmó el vaso fue cuando se despidió a una mujer lesbiana y casada que trabajaba en el servicio de justicia social en una parroquia jesuita de Kansas city.

Esta marginación es contraria a lo que muchos han llamado el “efecto Francisco”. Estos despidos niegan su énfasis en erradicar la pobreza porque los despidos dejan a los hombres  y mujeres más cerca de la pobreza física y material. Es injusto, especialmente desde que muchas instituciones católicas tienen cláusulas de no discriminación (…).

En la carta a mi provincial donde le transmitía mi decisión, hacía notar que soy consciente del modo en que la injusticia hacia las personas LGBTQ contradice el Evangelio. Es más, indiqué cómo la legislación antigay en países como Uganda y Rusia, y la subsiguiente falta de acción por parte de la Iglesia, me hicieron cuestionar mi pertenencia a la Iglesia (…).

Como hombre abiertamente gay, aspiré a la ordenación porque Dios me llamaba al sacerdocio. Desde los 15 años rezaba para entender esta cuestión. Rezaba no para huir sino para ser encontrado. Una y otra vez, los directores vocacionales, los directores espirituales y los superiores ponían a prueba mis deseos más hondos, mi anhelo más sagrado. Estos hombres me vieron orientado, no desordenado, disponible para el sacerdocio por razones buenas y santas.

Cuando ingresé en el noviciado de los jesuitas, Dios me ayudó a verme como un hombre gay plenamente integrado y que se amaba a sí mismo. Con el tiempo, vi que tenía dones que ofrecer como ministro sensible, empático, alegre, afectuoso, orante, con un discurso articulado, multidimensional y bien formado. Me entiendo como sacerdotal, a pesar de mi humanidad y fragilidad.

Papa Francisco, con mi vocación en evolución, sigo siendo sacerdotal. Le escribo para que salve mi vocación, sea cual sea en el futuro. Le pido que dé instrucciones a la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos para que ordenen a las instituciones católicas que no despidan a más católicos LGBTQ. Le pido que alce la voz contra las leyes que criminalizan y oprimen a las personas LGBTQ en todo el mundo. Esas acciones le darían verdadera vida a su afirmación, “¿quién soy yo para juzgar?”.

(…)

Con amor y afecto,

Ben Brenkert

Fuente Dosmanzanas

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