Google retira finalmente de su catálogo una aplicación religiosa que incluía «terapias» de conversión para personas homosexuales
La misma app había sido ya retirada de sus catálogos por el resto de las grandes plataformas, Apple, Amazon y Microsoft. La decisión de la ONG Human Rights Campaign de no calificar a Google en su ranking sobre Equidad Corporativa ha precipitado la decisión de la compañía de Silicon Valley. Además, una campaña ha recogido 140.000 firmas en Change.org para que este programa sea eliminado de cualquier base de descarga.
Google se ha quedado atrás respecto a otras plataformas a la hora de retirar una aplicación de carácter religioso cristiano que incluía consejos y prácticas para «recuperarse de la atracción a personas del mismo sexo». Una condición que los responsables de esta aplicación trataban como «enfermedad mental», en claro anacronismo con nuestros tiempos y que obvia el hecho de que la Organización Mundial de la Salud ya descatalogó la homosexualidad como enfermedad mental. Una decisión que este 17 de mayo cumplirá 28 años y que multitud de colectivos cristianos se empeñan en negar al proponer diversas «terapias» de conversión, por las que se promete que los individuos son capaces de dejar atrás su homosexualidad.
La decisión del gigante tecnológico se produce tras el gesto de Human Rights Campaign de no calificar el grado de Equidad Corporativa de esta compañía en su ranking anual hasta que esta descatalogase la aplicación. Un hecho que ha empujado finalmente a la compañía a retirar de su catálogo de Play Store esta herramienta «en línea con otras tiendas de aplicaciones», según informa la compañía en un comunicado.
La aplicación de la organización Living Hope Ministries, una organización que busca «proclamar la verdad de Dios entre los que buscan una plenitud afectivo-sexual a través de una relación más estrecha con Cristo», suponía hasta ahora la presencia de esta organización en plataformas digitales. Su contenido y temática se centra (ya que sigue estando presente en otras plataformas más minoritarias) en la «conversión» de personas atraídas hacia personas del mismo sexo. La metodología utilizada son sermones religiosos y experiencias de conversión relatadas por sus protagonistas. Unos testimonios que afirman poder «cambiar» o «ignorar su sexualidad».
La retirada de la aplicación de las plataformas más importantes ha sido principalmente impulsada por Truth Wins Out («La verdad triunfa»), una ONG que combate los estragos que causan las organizaciones religiosas de carácter LGTBfobo. Tras la retirada de la aplicación de Apple en diciembre del año pasado, la organización ultraconservadora defendió a través de una carta abierta de uno de sus miembros publicada en su web que la herramienta no pretendía la discriminación de las personas LGTB o promover terapias de reparación. Algo cuestionable en los términos en los que se expresa el autor, ya que en la misma se citan términos como «curar la homosexualidad» o se diferencia entre «la luz» (una conducta heterosexual de cara al público) y «la oscuridad» (una conducta homosexual llevada a cabo de manera casi clandestina). Además habla de «lucha contra la atracción hacia personas del mismo sexo» para referirse al camino que se emprende tras ingresar en esta comunidad.
La decisión de Google de mantener hasta ahora esta aplicación en su catálogo (en este enlace se puede comprobar que la app ya no está activa) ha contrastado con el tradicional apoyo de esta compañía a las personas LGTB que ha incluido campañas, doodles (interfaces de Google) especiales durante las celebraciones del Orgullo LGTB, la presencia de carrozas de la compañía en el Orgullo de Madrid, o la participación activa de la compañía en otras campañas de concienciación como It Gets Better.
Prohibición de «terapias» de conversión: en Europa, Malta fue pionera
En Europa la pionera fue Malta, que aprobó una ley en 2016. Irlanda y el Reino Unido también están dando pasos en esta dirección. En España, mientras tanto, la prohibición de este tipo de intervenciones ha sido ya contemplada en varias normas autonómicas y es una de las disposiciones que prevé la prometida ley en favor de la igualdad y no discriminación de las personas LGTBI, en discusión en el Congreso de los Diputados (aunque el PP intentó «colar» una proposición alternativa, en forma de enmienda a la totalidad, que no contemplaba este aspecto). Un proyecto que en cualquier caso permanece encallado por el desacuerdo entre las diferentes fuerzas políticas que en teoría lo apoyan y cuya aprobación a día de hoy no está asegurada.
En cualquier caso, conviene recordar que el Consejo General de la Psicología, órgano coordinador y representativo de los Colegios Oficiales de Psicólogos de toda España, emitió ya en 2017 un comunicado en el que recordaba que las intervenciones que prometen «curar» la homosexualidad carecen de fundamento. No es ninguna novedad, pero en estos momentos en los que la promoción de este tipo de intervenciones parece reverdecer en nuestro país (casos recientes como el de la “terapeuta” Elena Lorenzo o las charlas de Jokin de Irala o de Richard Cohen así parecen indicarlo) toda aclaración es bienvenida. Mientras, el año pasado sufrimos un seminario sobre “ayudar a cambiar sentimientos homosexuales”. En todos casos, nuestros amigos de HazteOir estuvieron ahí apoyando a los homófobos…
Mientras tanto, el Parlamento Europeo ha exigido la prohibición de estas terapias.
“No” rotundo de los especialistas a las “terapias” reparadoras.
“Terapias” reparadoras: no solo inútiles, también peligrosas
La comunidad médica mundial en su inmensa mayoría condena estas prácticas y lucha para que los gobiernos las prohíban. Precisamente en marzo de 2016 tenía lugar un histórico pronunciamiento de la Asociación Mundial de Psiquiatría en contra de las “terapias” reparadoras, intervenciones que no solo se han mostrado ineficaces para cambiar la orientación sexual de una persona, sino que resultan muy peligrosas. Prácticas contra las que ya antes se habían pronunciado numerosas organizaciones profesionales. La Asociación Americana de Psicología, por ejemplo, hizo ya en 2009 un llamamiento a los psicólogos para que las abandonasen definitivamente tras revisar la evidencia científica disponible y concluir que ya no resulta posible sostener que un paciente puede cambiar su orientación sexual a través de terapia, mientras que los daños potenciales de tales intervenciones pueden ser graves, incluyendo depresión y tendencias suicidas. Otras organizaciones que han alertado contra los riesgos de estas intervenciones son la Asociación Médica Británica, las más importantes organizaciones de psicoterapeutas del Reino Unido o, en España, el Colegio de Psicólogos de Madrid. Los testimonios de algunas de las personas atrapadas por las redes que promueven este tipo de prácticas (“ex-gais”) y que años después han conseguido liberarse son un buen ejemplo del daño que pueden llegar a sufrir.
En definitiva, la aplicación o recomendación de este tipo de prácticas van, hoy en día, en contra del conocimiento médico actual y de la lex artis que obliga a todo profesional sanitario.
Respecto al reto que suponen aquellas personas adultas que movidas por su fe religiosa conservadora acuden por voluntad propia a las consultas para cambiar su orientación sexual, ya desde hace años la Asociación Americana de Psicología recomienda ser “honestos” con ellos respecto a su eficacia, considerando que el objetivo en estos casos debe ser favorecer, sin imposiciones, la aceptación de la propia realidad. Posibles estrategias que sugería Judith Glasshold, la presidenta del comité que en 2009 revisó la evidencia disponible hasta esa fecha, eran insistir en determinados aspectos de la fe religiosa, como la esperanza y el perdón, frente a la condena de la homosexualidad, sugerir el acercamiento a confesiones religiosas que sí aceptan la realidad LGTB o, los casos más recalcitrantes, valorar la adopción del celibato como estilo de vida sin pretender cambiar la orientación.
Fuente Dosmanzans/Cristianos Gays
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