«No nos reconocían como una verdadera familia»: la nueva primera ministra finlandesa, Sanna Marin, creció en una familia homoparental
La toma de posesión de Sanna Marin como primera ministra de Finlandia ha generado un importante interés mediático. A sus 34 años, la socialdemócrata se ha convertido en la persona más joven del mundo en la jefatura de un Gobierno, formado por una coalición de cinco partidos liderados por mujeres. Marin creció en una familia homoparental, en un periodo y un entorno en los que la aceptación social de su realidad familiar era inferior a la actual. Una vivencia que la ha convertido en una firme defensora de los derechos LGTBI.
Apenas seis meses después de asumir el cargo, el primer ministro socialdemócrata Antti Rinne dimitía la semana pasada tras perder el apoyo del Partido del Centro, disconforme con su gestión de una huelga del servicio postal. La sucedió el martes pasado la hasta entonces ministra de Transportes y Comunicación, Sanna Marin, al frente de la coalición de cinco partidos que incluye, además de los socialdemócratas y los centristas, la Liga Verde, la Alianza de Izquierdas y la minoría sueca. Todos estas formaciones tienen al frente a mujeres, y solo el Partido Popular Sueco tiene una líder mayor de 35 años.
Marin, de hecho, se ha convertido a sus 34 años en la persona más joven actualmente a cargo de una jefatura de Gobierno, a la espera de la probable próxima toma de posesión de Sebastian Kurz en su segundo mandato al frente de la cancillería austriaca. La primera ministra finlandesa procede de una familia con pocos recursos y homoparental: su madre se divorció de su padre, alcohólico, cuando ella era muy pequeña, se instaló con su nueva pareja de su mismo sexo y entre ambas criaron a Marin.
La realidad familiar de la líder finlandesa la marcó, según afirmó en una entrevista en 2015. «Crecí en una familia arcoíris antes de que existiera siquiera esa expresión», declaró. «El silencio era lo más duro. No se nos reconocía como una verdadera familia o como equivalentes a las demás», recuerda sobre su infancia, a lo que añade que siempre contó con el apoyo de su madre. Marin se financió sus estudios con su trabajo y se graduó en Ciencias de la Administración hace dos años. Fue la primera persona de su familia que asistió a la universidad.
Las vivencias como hija de un hogar homoparental también han forjado una firme convicción en pro de los derechos LGTB. El año pasado, la entonces diputada socialdemócrata participaba con su hija de pocos meses de edad en la marcha del Orgullo de Helsinki. Marin está considerada militante del ala más izquierdista del partido y tiene previsto desarrollar una agenda destinada a «recuperar la confianza» del electorado y frenar el crecimiento de la extrema derecha. Los Verdaderos Finlandeses se quedaron a apenas unas décimas de alzarse con la victoria en las elecciones del pasado mes de abril.
«Para mí, los derechos humanos y la igualdad de la gente nunca han sido una cuestión de opinión sino la base de mi concepción moral», afirma Marin en su página web. Estaremos pendientes de cómo se trasladan estas convicciones a la acción de Gobierno en Finlandia, que suele arrastrar cierto retraso en el reconocimiento de la igualdad LGTB en comparación con sus vecinos nórdicos. Países con los que comparte el auge de una extrema derecha que, como en Noruega pero a diferencia de Suecia, ya se ha sentado en el Consejo de Ministros.
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