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Gonzalo Haya: Año de la biblia (octubre). Libros poéticos (II). El cantar de los cantares y las lamentaciones.

Miércoles, 21 de octubre de 2020
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Un-hombre-estudia-la-Bibliaestudios-biblicosEl Cantar de los cantares es un poema de amor humano en su plenitud, expresado en diálogos entre el amado y la amada, una joya de la literatura hebrea y de la literatura universal. Este poema es plenamente humano, amor de cuerpo y espíritu, apasionado, lúdico, sensual; no tiene nada propiamente religioso, sapiencial ni ético; solamente puede entreverse una alusión a Dios en 8,6 “es fuerte el amor como la muerte… es centella de fuego, llamarada divina”.

Y surge la pregunta ¿por qué está en la Biblia? La respuesta inmediata y práctica lo justifica porque eran unos poemas que se leían tradicionalmente en la fiesta de la Pascua judía y nadie había cuestionado su inclusión en el canon hebreo hasta que un rabino lo hizo en el siglo I de nuestra era, y entonces ya era tradición. Y del canon hebreo pasó al canon cristiano. Pero las costumbres se mantienen cuando tienen un por qué más profundo, como ahora veremos.

Esta aparente disonancia del poema amoroso en el canon religioso ha dado origen a dos tipos de interpretación; unas alegóricas y otras literales y naturalistas.

Las interpretaciones alegóricas judías explicaron que se trataba del amor de Dios con su pueblo, las cristianas lo aplicaron al amor de Cristo con la Iglesia (Efesios 5,31-33) y más tarde, en clave mística como amor de Cristo con el alma.

Las interpretaciones naturalistas, tanto judías como cristianas, lo entienden como expresión del verdadero amor de una pareja, ya sea histórica o idealizada, que abarca los aspectos espirituales y los corporales del amor humano, descritos con realismo y con finura poética.

Quizás ambas interpretaciones tengan razón. Los autores de estos poemas de bodas pensaron en el amor humano; los intérpretes sapienciales comprendieron que el amor humano es una “centella de fuego, una llamarada divina”, un reflejo del amor de Dios, una participación del mismo Dios, que es amor y que fundamenta nuestro mismo ser. El amor entre el amado y la amada es el mayor grado de entrega mutua y de identificación entre dos seres: “serán dos en una sola carne” (Génesis 2,24; Mc 10,6-9). “Afirmando el amor humano, es posible descubrir en él la revelación de Dios, que es amor” (Schökel). Y este canto de amor humano inspiró a san Juan de la cruz para expresar su experiencia mística del amor que identifica al alma con Dios.

El título, El Cantar de los cantares, es un modo de expresar el superlativo: el cantar por excelencia. El mismo texto parece atribuirlo a Salomón, por ser el modelo del sabio y de una época esplendor, pero es obra de varios autores, con influencias de varias épocas y de varios pueblos con los que tuvieron contacto los hebreos. Consta de cinco poemas en forma de diálogo entre la esposa y el esposo en igualdad: “yo soy de mi amado y mi amado es mío” (6,3-4), con un coro de fondo, y estructurado como un solo poema hacia el siglo V o IV a. C.

Expresa los movimientos vitales del amor: deseo-satisfacción (1,12-15), búsqueda-encuentro (3,1-5), pérdida-posesión (5,2-8), ocultamiento-manifestación. Utiliza para ello sencillas imágenes de la naturaleza, y de la vida pastoril o de la vida cortesana, descritas con el color, sonido, olor, y sabor, que recrean en el lector las sensaciones de los amantes (4,1-7). Esta variedad de escenarios en que sitúa a los protagonistas más que ambientes reales parecen obedecer a la fantasía creativa del amor.

Destacaremos aquí una muestra que invite a la lectura completa de esta joya tan divinamente humana (1,13-15).

Amada

Mi amado es para mí una bolsa de mirra

que descansa entre mis pechos;

mi amado es para mí

como un ramo florido de ciprés

de los jardines de Engadí.

Amado

¡Qué hermosa eres, mi amada, qué hermosa eres!

Tus ojos son palomas.

 

Lecturas recomendadas

Alfonso Ropero Berzosa: “Cantar de los cantares” en Gran Diccionario Enciclopédico de la Biblia, ed. CLIE 2013 2ª edición.

Xabier Pikaza: “Ciudad Biblia. Una guía para adentrarse, perderse y encontrarse en los libros bíblicos”. Ed verbo divino 2019. Antiguo Testamento 5 Libros sapienciales, Cantar de los cantares, p. 119.

Luis Alonso Schökel: Nueva Biblia española. Ed Cristiandad 1975. Introducción al Cantar de los cantares.

Biblia Traducción Interconfesional (BTI). Ed Biblioteca de Autores cristianos, Editorial verbo divino, Sociedades Bíblicas Unidas, 2008. Introducción al Cantar de los cantares, y aclaraciones a pie de página a casi todos los versículos.

 

Las Lamentaciones

Las Lamentaciones, o Trenos, fueron atribuidos a Jeremías, pero es obra de varios autores que compusieron cinco elegías por la destrucción de Jerusalén y del Templo, la persecución, matanza y deportación del pueblo a Babilonia (586 a. C.): “somos dominados por esclavos / y no hay quien nos libre de su mano… Violaron a las mujeres en Sion… Colgaron de sus manos a los nobles… niños tropezaban bajo el peso de la leña” (5,8-13).

Los autores lamentan la situación emocional, personal y colectiva, del pueblo “sin rey, sin Templo, y sin instituciones, empobrecido, desorganizado, y religiosamente abandonado” porque estas instituciones eran el símbolo que garantizaba la fidelidad de Dios en su Alianza y en sus promesas (BTI). La liturgia cristiana ha adoptado estas Lamentaciones el viernes santo como duelo por la muerte de Jesús.

Conforme a la arraigada concepción teísta, atribuyen directamente a Dios esta desoladora situación: “¡Como ha nublado mi Dios / con su cólera a Sion! …Dios destruyó sin piedad / las moradas de Jacob, arrasó las fortalezas… y echó por tierra, humillados / a su reino y a sus príncipes” (2,1-2). Hoy comprendemos que la causa de la destrucción de Jerusalén fue la ambición de Nabucodonosor y la mala política de los reyes de Judá; y la causa más profunda fue la codicia del invasor y la codicia de los potentados y de los sacerdotes de Judá. No es un castigo de Dios sino las consecuencias del abandono y desprecio de una ley moral de justicia y solidaridad (incluida también en la Alianza del pueblo con Dios).

La fe del pueblo reconoce esta situación como el merecido castigo por su propia infidelidad, pero surge también la pregunta sobre el injusto sufrimiento que padecen los inocentes. La tercera Lamentación se plantea estos problemas y descubre el valor del sufrimiento paciente de los justos, y mantiene la esperanza en la misericordia divina que es más duradera que la justicia de su castigo: “Pero algo viene a mi mente / que me llena de esperanza / que tu amor, Señor no cesa, ni tu compasión se agota” (3,21-22). “Pero tú, Señor, reinas por siempre, / tu trono permanece eternamente… Haznos volver a ti, Señor, y volveremos; haz que nuestros días sean como antaño” (5,19). Este tema lo veremos mejor en el Libro de Job.

Como recurso literario principal, estos autores han adoptado el acróstico con las 22 letras de al alfabeto hebreo (el alefato), cada una marcando el inicio de cada estrofa. Este recurso no afecta directamente a las traducciones, pero ha dejado un rastro de repeticiones o de frases de relleno que retardan el dinamismo de la elegía.

Comprenderemos mejor estas elegías si evocamos las devastaciones en las guerras europeas y española del siglo XX y la que provoca ahora Boko Haram en las aldeas africanas, los niños soldados, y las niñas esclavas sexuales. A pesar de todo, las religiosas, religiosos y seglares misioneros mantienen su fidelidad con el pueblo y su esperanza en un Dios amor, que respeta la libertad de los guerrilleros y alienta la generosidad de los misioneros.

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , ,

Gonzalo Haya: Año de la Biblia (octubre). Libros Poéticos (I). Salmos.

Miércoles, 7 de octubre de 2020
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Un-hombre-estudia-la-Bibliaestudios-biblicosEn bastantes libros del Antiguo y del Nuevo Testamento podemos encontrar textos poéticos, en verso y en prosa, especialmente en los Profetas, pero los libros estrictamente poéticos son Los Salmos, El Cantar de los Cantares y Las Lamentaciones.

La poesía hebrea no se basa en la rima, sino en el paralelismo de dos expresiones de un mismo sentimiento, o en su contraposición con el opuesto; además de otros recursos habituales de concisión, imágenes simbólicas, ambigüedad multisugerente, acentos y sonoridad (difícilmente traspasable a una traducción). Estos aspectos son especialmente importantes porque la mayoría de los salmos están concebidos para ser cantados o recitados en solemnidades litúrgicas.

Los Salmos

Los Salmos, libro de oración

Los Salmos son la expresión espontánea de los creyentes, o de la comunidad, en diálogo con Dios; y eso es la oración, sea comunitaria o privada, un diálogo con Dios en las diversas circunstancias de la vida.

Pueden expresar admiración, alabanza, súplica, confianza, temores, y también desesperación, respetuosas quejas, pero también imprecaciones contra los enemigos, que nosotros podemos y debemos omitir en nuestra oración. Para un cristiano, los salmos adquieren especial significado al imaginar cómo se valió de ellos Jesús para expresarle al Padre sus propios sentimientos: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado”.

La mayoría fueron atribuidos a David, el rey poeta, pero realmente son obra de varios autores; “de una cadena anónima de poetas a lo largo de ocho siglos” (Schökel), según las vicisitudes del pueblo de Israel, con sentimientos y hasta teologías diferentes (Yahvé, Elohim), con influencias de los vecinos cananeos o egipcios, y modificaciones y adaptaciones hasta su redacción definitiva en el siglo III o II a. C. Los títulos y entradillas con indicaciones para la música son también añadidos posteriores.

Clasificación práctica para la oración

Se han propuesto distintas clasificaciones de los 150 salmos, unas más científicas y otras más prácticas para su uso como modelo de oración en diversas situaciones de la vida; pero estas clasificaciones son ambiguas porque la mayoría de los salmos expresan diversos estados de ánimo.     La mejor clasificación es la que cada uno haga para él, porque Los Salmos no es un libro para leer, sino un libro de cabecera al que acudir en determinados momentos, en que necesitamos expresar un sentimiento en diálogo con Dios.

Cuando encontramos la cita a un salmo, tenemos que tener en cuenta que nuestras Biblias pueden utilizar la numeración del texto hebreo o la del texto griego, que es una unidad inferior al hebreo. Por ejemplo, el salmo penitencial que conocemos como “de profundis” (desde lo hondo grito a ti…) según la numeración hebrea es el 130, y según la versión griega de los LXX es el 129. La traducción de Schökel, la Biblia interconfesional (BTI) y la clásica de Reina-Valera lo citan como 130 (129); la Vulgata, que sigue a los LXX, lo numera como 129 (130), y es (o era) la numeración más conocida por los sacerdotes y los monjes y monjas que utilizan el texto latino.

(Cada edición suele advertir que numeración adopta).

Pikaza, en “Ciudad Biblia”, al tratar los Salmos, propone un cuadro con la clasificación; igualmente García Polo al comienzo de la edición de los Salmos en vídeos. Nosotros propondremos una clasificación más simple; prescindimos aquí de los salmos didácticos, históricos, litúrgicos, y destacamos algunos ejemplos de los salmos que pueden facilitar nuestra oración. (Citamos con la numeración de la traducción hebrea de Schökel).

CONFIANZA, súplica y acción de gracias

16: Protégeme, dios mío, que me refugio en ti

22: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me abandonas?

23: El Señor es mi pastor: nada me falta

25: A ti, Señor, presento mi afán

27: El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?

40: Yo esperaba con ansia al Señor: se inclinó y oyó mi grito de auxilio

51: Misericordia, Dios mío, por tu bondad

127: Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles

139: Señor, tú me sondeas y me conoces

ANHELO DE DIOS

42: Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío

63: Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi garganta tiene sed de ti

HIMNOS DE ALABANZA

8: Señor Dios nuestro, ¡qué grande es tu nombre en la tierra entera!

19: El cielo proclama la gloria de Dios

92: Es bueno dar gracias al Señor

104: Bendice, alma mía, al Señor. (Himno de alabanza por la armonía de la naturaleza)

113: ¡Aleluya! Alabad siervos del Señor, alabad el nombre del Señor

148: Alabad al Señor desde los cielos! (alabanza al Dios de toda la creación)

Bibliografía

Antonio García Polo: “Orar con los Salmos. Los 150 salmos en PowerPoint”. Presenta cada salmo con una breve introducción, una invitación a interpretarlo desde Israel, desde Jesús, y desde nosotros mismos. Desarrolla las principales estrofas y facilita la meditación con una imagen visual apropiada, un fondo de música, y un breve comentario. Puede verse en internet: “Salmos Antonio García Polo”.

José Luis Sicre: “Introducción al Antiguo Testamento” ed. Verbo Divino, 2016. Tema V nº 23 Los Salmos.

Xabier Pikaza: “Ciudad Biblia. Una guía para adentrarse, perderse y encontrarse en los libros bíblicos”. Ed. Verbo Divino 2019. Antiguo Testamento 5 Libros sapienciales, p. 112.

John Shelby Spong, obispo anglicano: “Orígenes de la Biblia”, c. 25 y 27. Traducción digital facilitada por: Asociación Marcel Légaut, http://marcellegaut.orghttp://johnshelbyspong.es

Luis Alonso Schökel: Nueva Biblia española. Ed. Cristiandad 1975. Introducción a Los Salmos.

Biblia Traducción Interconfesional (BTI). Ed. Biblioteca de Autores cristianos, Editorial verbo divino, Sociedades Bíblicas Unidas, 2008. Introducción a Los Salmos y aclaración a pie de página a casi todos los versículos.

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , ,

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