Es Cristo en él
Sí, ví además que nuestro Señor se alegra de la tribulación de los suyos con piedad y compasión; y a toda persona que quiere llevar con amor a su felicidad le envía algo que, a sus ojos, no constituye un defecto, pero a causa del cual esas personas son humilladas y despreciadas en este mundo, ultrajadas, sometidas a burlas, puestas aparte. Y hace esto para impedir el daño que les produciría el fasto, el orgullo y la vanagloria de esta mísera vida, y hacer más expedito el camino que les llevará al cielo, a la alegría infinita y eterna. Por eso dice: «Yo os arrancaré por completo de vuestros afectos vanos y de vuestro orgullo malvado, y os reuniré después y os haré humildes y apacibles, puros y santos, uniéndoos a mí».
Y entonces vi que toda compasión natural que tiene el hombre por sus hermanos cristianos, unida a la caridad, es Cristo en él. Por otra parte, todo tipo de anonadamiento mostrado por Jesús en su pasión revela dos aspectos de la intención de nuestro Señor: uno es la felicidad a la que seremos llevados y en la que quiere que nos alegremos; el otro es el consuelo en nuestro dolor, porque quiere que sepamos que todo se transformará en gloria y ganancia para nosotros en virtud de su pasión, y que sepamos también que nosotros no sufrimos solos, sino con él, y que lo veamos como nuestro apoyo. Y desea que veamos que todos sus sufrimientos y tribulaciones superan con mucho todo cuanto nosotros podamos sufrir, hasta tal punto que no podemos tener una comprensión cabal del mismo. Y si consideramos bien esta voluntad suya nos salvaremos de lamentarnos y de la desesperación cuando experimentemos dolor; y si pensamos correctamente que nuestro pecado nos merece las penas, su amor nos excusa aún. Y por su gran cortesía elimina todo reproche y nos mira con compasión y piedad, como niños inocentes y sin culpa.
*
Juliana de Norwich,
Libro de Visiones y Revelaciones,
Ed.Trotta. Madrid 2002, p. 168.
***
Comentarios recientes