Archivo

Entradas Etiquetadas ‘Liberación’

Sea sólo Adviento

Domingo, 2 de diciembre de 2018
Comentarios desactivados en Sea sólo Adviento

flores

Adviento,
otra vez Adviento,
sea siempre Adviento,
sea sólo Adviento
el Tiempo. 

*

Pedro Casaldáliga
El Tiempo y la Espera. Sal Terrae, 1986

***

Pregón de Adviento

Os anuncio que comienza Adviento.
Alzad la vista,
Restregaos los ojos,
Otead el horizonte,
Daos cuenta del momento.
Aguzad el oído.
Captad los gritos y susurros,
El viento,
La vida…

Estad alerta y escuchad.
Lleno de esperanza grita Isaías:
“Caminemos a la luz del Señor”.
Con esperanza pregona Juan Bautista:
“Convertíos, porque ya llega el reino de Dios”.
Con la esperanza de todos los pobres de Israel,
De todos los pobres del mundo,
Susurra María su palabra de acogida:
“Hágase en mí según tu palabra”.

Alegraos,
Saltad de júbilo.
Poneos vuestro mejor traje.
Perfumaos con perfumes caros.
¡Que se note!
Viene Dios.
Avivad alegría, paz y esperanza.
Preparad el camino.
Ya llega nuestro Salvador.
Viene Dios…
Y está a la puerta.
¡Despertad a la vida!

*

F. Ulibarri

***

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

“Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán.

Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad.

Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.

Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.

Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre.”

*

Lucas 21, 25-28. 34-36

***

Tendrá lugar entonces, sin duda, la Parusía sobre una Creación llevada al paroxismo de sus aptitudes para la unión. Revelándose al cabo la acción única de asimilación y de síntesis que se proseguía desde el origen de los tiempos, el Cristo universal brotará como un rayo en el seno de las nubes del Mundo lentamente consagrado.

Las trompetas angélicas no son más que un débil símbolo. Agitadas por la más poderosa atracción orgánica que pueda conocebirse (¡la fuerza misma de cohesión del universo!), las mónadas se precipitarán al lugar en que la maduración total de las cosas y la implacable irreversibilidad de la Historia entera del Mundo las destinarán irrevocablemente; las unas, materia espiritualizada, en el perfeccionamiento sin límites de una eterna comunión; las otras, espíritu materializado, en las ansias conscientes de una interminable descomposición.

De este modo se hallará constituido el complejo orgánico: Dios y Mundo, el Pleroma, realidad misteriosa que no podemos decir sea más bella que Dios solo, puesto que Dios podía prescindir del Mundo, pero que tampoco podemos pensar como absolutamente accesoria sin hacer con ello incomprensible la Creación, absurda la Pasión de Cristo y falto de interés nuestro esfuerzo.

Entonces será el final.

Como una marea inmensa, el Ser habrá dominado el temblor de los seres. En el seno de un Océano tranquilizado, pero que en cada gota tendrá conciencia de seguir siendo ella misma, terminará la extraordinaria aventura del mundo. El sueño de toda mística habrá hallado su manifestación plena y legítima. Dios será todo en todos.

*

Pierre Teilhard de Chardin,
El porvenir del hombre,
Madrid 1965, 378- 379.

***

***

 

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , ,

“Indignación y Esperanza”. 1 Adviento – C (Lucas 21, 25-28.34-36)

Domingo, 2 de diciembre de 2018
Comentarios desactivados en “Indignación y Esperanza”. 1 Adviento – C (Lucas 21, 25-28.34-36)

d501c421-eb6d-45bd-a904-9eade193b1bfUna convicción indestructible sostiene desde sus inicios la fe de los seguidores de Jesús: alentada por Dios, la historia humana se encamina hacia su liberación definitiva. Las contradicciones insoportables del ser humano y los horrores que se cometen en todas las épocas no han de destruir nuestra esperanza.

Este mundo que nos sostiene no es definitivo. Un día la creación entera dará «signos» de que ha llegado a su final para dar paso a una vida nueva y liberada que ninguno de nosotros puede imaginar ni comprender.

Los evangelios recogen el recuerdo de una reflexión de Jesús sobre este final de los tiempos. Paradójicamente, su atención no se concentra en los «acontecimientos cósmicos» que se puedan producir en aquel momento. Su principal objetivo es proponer a sus seguidores un estilo de vivir con lucidez ante ese horizonte.

El final de la historia no es el caos, la destrucción de la vida, la muerte total. Lentamente, en medio de luces y tinieblas, escuchando las llamadas de nuestro corazón o desoyendo lo mejor que hay en nosotros, vamos caminando hacia el misterio último de la realidad que los creyentes llamamos «Dios».

No hemos de vivir atrapados por el miedo o la ansiedad. El «último día» no es un día de ira y de venganza, sino de liberación. Lucas resume el pensamiento de Jesús con estas palabras admirables: «Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación». Solo entonces conoceremos de verdad cómo ama Dios al mundo.

Hemos de reavivar nuestra confianza, levantar el ánimo y despertar la esperanza. Un día los poderes financieros se hundirán. La insensatez de los poderosos se acabará. Las víctimas de tantas guerras, crímenes y genocidios conocerán la vida. Nuestros esfuerzos por un mundo más humano no se perderán para siempre.

Jesús se esfuerza por sacudir las conciencias de sus seguidores. «Tened cuidado: que no se os embote la mente». No viváis como imbéciles. No os dejéis arrastrar por la frivolidad y los excesos. Mantened viva la indignación. «Estad siempre despiertos». No os relajéis. Vivid con lucidez y responsabilidad. No os canséis. Mantened siempre la tensión.

¿Cómo estamos viviendo estos tiempos difíciles para casi todos, angustiosos para muchos, y crueles para quienes se hunden en la impotencia? ¿Estamos despiertos? ¿Vivimos dormidos? Desde las comunidades cristianas hemos de alentar la indignación y la esperanza. Y solo hay un camino: estar junto a los que se están quedando sin nada, hundidos en la desesperanza, la rabia y la humillación.

José Antonio Pagola

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

“Se acerca vuestra liberación”. Domingo 02 de Diiembre de 2018. Primer Domingo de Adviento (Comienza el ciclo C)

Domingo, 2 de diciembre de 2018
Comentarios desactivados en “Se acerca vuestra liberación”. Domingo 02 de Diiembre de 2018. Primer Domingo de Adviento (Comienza el ciclo C)

01-advientoC1Leído en Koinonia:

Jeremías 33, 14-16. Suscitaré a David un vástago legítimo.
Salmo responsorial: 24, 4bc-5ab. 8-9. 10 y 14: A ti, Señor, levanto mi alma.
1Tesalonicenses 3, 12-4, 2: Que el Señor os fortalezca internamente, para cuando Jesús vuelva.
Lucas 21, 25-28. 34-36: Se acerca vuestra liberación.

Este primer domingo de adviento sirve de puente entre el tiempo ordinario y el tiempo de adviento. El tiempo ordinario termina reflexionando sobre la segunda venida de Jesús, sobre los acontecimientos del fin de los tiempos. En esta medida el primer domingo del adviento se inaugura con el tema del final de los tiempos, y nos va a introducir en el tiempo de la espera y de la esperanza, el tiempo de adviento.

La lectura del libro de Jeremías nos sitúa en el tiempo inmediatamente posterior a la destrucción de Jerusalén en el año 587 a.C. El pueblo está desolado y empieza a tomar conciencia de su situación. Jeremías dirige su palabra profética a su pueblo para decirle que Dios no los ha abandonado, que hará regresar a los cautivos y los perdonará, se construirán de nuevo las ciudades, los campos volverán a granar y los ganados a pastar. Es esos días el Señor hará brotar en rey justo, no como los reyes que los llevaron al destierro, el cual será llamado «Dios es nuestra justicia». Vendrá un rey justo a restaurar al pueblo de Israel.

El salmo responsorial expresará que esa esperanza que leemos en la primera lectura, no quedará defraudada, pues quien espera y quien es fiel al Señor no queda defraudado. Yahvé siempre lleva al cumplimiento su palabra. Por esta razón el salmo enfatiza la idea de Jeremías, el rey de justicia que esperamos sí llegará. Ese rey esperado es para nosotros los cristianos, Jesús el señor.

El Segundo Testamento a partir de la novedad de Jesús nos introducirá en otro tipo de espera y esperanza. Supone claramente que el rey esperado del Primer Testamento es Jesús, pero abre la puerta a una espera en el esperado, hacia el final de los tiempos. Jesús vino en humildad, como el campesino de Nazaret que fue obediente al Padre, y que por esa obediencia fue muerto y resucitado. Pero al final de los tiempos, él regresará a manifestar su gloria. Por eso en la carta de los Tesalonicenses, Pablo exhorta a la comunidad a mantenerse fieles a Jesús y prepararse para esa segunda venida. El evangelio de Lucas describe de manera metafórica, los acontecimientos que precederían a esa segunda venida de Jesús. Por este acontecimiento final es que Lucas invita a los hermanos y hermanas a mantenerse fieles y vigilantes para mantenerse en pie (fieles) ante el Hijo del Hombre.

El texto del evangelio de hoy es un texto difícil: la liberación llega. En los versículos anteriores Lucas nos hablaba del asedio a Jerusalén (21,20-23). Ahora, alude a la segunda venida de Jesús: es decir a lo que llamamos la parusía. El discurso de Jesús es apocalíptico y adaptado a la cultura de su tiempo (apocalipsis no significa catástrofe, como tendemos a pensar, sino revelación), y nosotros tenemos que releer esas señales del mundo natural en el mundo de la historia, que es el lugar en que el Espíritu se manifiesta. La segunda venida del Señor revelará la historia a sí misma. La verdad que estaba oculta aparecerá a plena luz. Todos llegaremos a conocernos mejor (1Cor 13,12b).

En nosotros existe la angustia, el miedo y el espanto, no causados por “las señales en el sol, la luna y las estrellas”. Nuestras angustias e inseguridades están causadas más bien por las crisis económicas, por los conflictos sociales, por el abuso del poder, por la falta de pan y trabajo, por la frustración… de tantas estructuras injustas, que solo podrán ser removidas por el paso -del amor de Dios y su justicia- en el corazón del ser humano.

El mensaje de Jesús no nos evita los problemas y la inseguridad, pero nos enseña cómo afrontarlos. El discípulo de Jesús tiene las mismas causas de angustia que el no creyente; pero ser cristiano consiste en una actitud y en una reacción diferente: lo propio de la esperanza que mantiene nuestra fe en las promesas del Dios liberador y que nos permite descubrir el paso de ese Dios en el drama de la historia. La actitud de vigilancia a que nos lleva el adviento es estar alerta a descubrir el “Cristo que viene” en las situaciones actuales, y a afrontarlas como proceso necesario de una liberación total que pasa por la cruz.

Por eso el Evangelio nos llama a “estar alerta”, a tener el corazón libre de los vicios y de los ídolos de la vida (la conversión), para hacernos dóciles al Espíritu de Cristo que habita las situaciones que vivimos en nuestro entorno. Nos llama a “estar despiertos y orando”, porque este Espíritu se descubre con una Esperanza viva, punto de encuentro entre las promesas de la fe y los signos precarios que hoy envuelven esas promesas. La esperanza es una memoria que tiende a olvidarse, se nutre con la oración, nos adhiere a las promesas de la fe y nos inspira, cada día, la búsqueda de sus huellas en las señales del tiempo. La Esperanza cristiana se hace por nuestra entrega a trabajar para que las promesas se verifiquen en nuestras vidas.

El adviento es tiempo de preparación de espera. Jesús cumplió las promesas del Antiguo Testamento con su vida y predicación. No esperamos su nuevo nacimiento. Esperamos que él vuelva a juzgar la creación. Es ese momento el que esperamos, y para ese momento en que creemos que la justicia, que la igualdad, que la solidaridad se impondrán. Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

Dom 2.12.18. Adviento, preparar con Jesús la llegada del Hombre

Domingo, 2 de diciembre de 2018
Comentarios desactivados en Dom 2.12.18. Adviento, preparar con Jesús la llegada del Hombre

47310882_1123944121116112_6554130715150123008_nDel blog de Xabier Pikaza:

Dom 1. Adviento. Lucas 21, 25-28. 34-36. Así puede resumirse el evangelio de este día, primero de Adviento:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán.

Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación…
Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre.”

47048760_1123946011115923_6346723231143034880_nAsí podemos imaginar a Jesús, tal como aparece en la primer imagen, como Diógenes con la linterna, buscando a un hombre, sobre el mar de Galilea… Pero se dice que Diógenes no encontró ninguno, allá en Atenas. Jesús, encontró a muchos, sobre el mar de Galilea, iniciando con ellos la travesía de Adviento, por mar y por tierra, hasta Jerusalén.

Así le presenta la imagen de un modo muy convencional, con cinco amigos compañeros en la barca… Pero cambiad la imagen, poned una barca más grande, con docenas de mujeres y hombres, de enfermos, impuros y niños… Jesús iniciando la travesía del Adviento.

Este es el tema. Dentro de un mundo lleno de terrores cósmicos, como sigue siendo el nuestro (año 2018), Jesús sigue esperando al Hombre, simplemente al Hombre, aguardando y preparando la llegada de la humanidad, iniciando su travesía en el lago de Galilea, el Adviento de la nueva humanidad

SEMBLANZA DE JESÚS, ADVIENTO DEL HOMBRE

historia-de-jesusSe llamaba Jesús (en hebreo Yeoshua, Dios-Salva), lo mismo que el primer conquistador de Israel (Josué=Jesús). Era un judío de Galilea, que nació en torno al año 6 a.C. (los que fijaron el calendario común o cristiano se equivocaron, suponiendo que nació el año “0”), en una familia de nazoreos (aspirantes mesiánicos al trono de David) de Nazaret que le transmitieron una identidad especial dentro de Israel.

Jesús creció y maduró en Galilea, dentro de una familia que le transmitió su identidad israelita. Quizá sabía leer, pero no era letrado (escriba, hombre de letras), aunque tampoco era analfabeto, en el sentido moderno, pues tenía gran cultura social y religiosa, como iremos indicando. Fue, como su padre, un artesano (albañil-carpintero) y por su oficio (con trabajo o en el paro) estuvo en contacto con la miseria de una situación social y religiosa opuesta a las promesas de Israel, pues creaba cada vez más pobres y los expulsaba del orden social.

Un día, siendo ya maduro y, al parecer, sin haberse casado, abandonó el trabajo (quizá no lo tenía) y se retiró al desierto, al otro lado del Jordán (Perea), donde fue discípulo de Juan, un profeta bautista que anunciaba el juicio de Dios, la destrucción del “orden” reinante y la nueva entrada en la tierra prometida, como en tiempos de Jesús-Josué, al principio de la historia israelita .

Cuando Juan fue ajusticiado, por orden de Herodes Antipas, soberano de Galilea/Perea, vasallo de Roma, Jesús no rechazó los ideales que con había compartido con él, ni volvió a su aldea, sino que avanzó en línea y, dando un paso en adelante, dejó el desierto (al otro lado del río), como si el mensaje de Juan ya se hubiera cumplido, y comenzó a proclamar la llegad del Reino de Dios en Galilea.

De esa manera, dejó de mantenerse en Perea (al otro lado), para iniciar en la tierra prometida (Galilea) su proyecto y camino de Reino. Fue compañero de los pobres, los expulsados y enfermos, los ilegales y manchados, y con ellos (pero también con otros que tenían tierras y les acogían en sus casas), intentó crear un movimiento de familia universal (de amigos de Dios), actuando como Cristo.

Formó un grupo de amigos, que asumieron, al menos en principio, su proyecto. Tuvo cierto éxito y logró crear grupos mesiánicos en diversos lugares de la periferia campesina de Galilea. Pero suscitó el rechazo de la autoridad establecida.

A pesar de ello (o por ello) subió a Jerusalén, para culminar su obra, esperando que Dios respondiera a su mensaje y ratificara su obra. Pero las autoridades de Jerusalén (y el representante del Imperio) tuvieron miedo de su movimiento y le mataron, como habían matado al Bautista. Así murió, rechazado por unos sacerdotes, crucificado por Roma, abandonado, según muchos, por el mismo Dios, sin más dignidad ni título que ser hijo de hombre, representante humano de Dios.

UN HOMBRE

Fue por su origen y condición un artesano (albañil-carpintero), lo mismo que su padre José, y de esa forma estuvo en contacto con un tipo de miseria social y religiosa que, a su juicio, se oponía a las promesas de Israel, según las cuales todos los buenos judíos tendrían casa, campos y abundancia sobre la tierra que Dios les había dado como herencia. Fue un hombre de profunda experiencia religiosa, un carismático al servicio del Reino de Dios .

Compartió su mensaje y camino con los expulsados y enfermos, los ilegales y manchados, los del otro lado, hombres y mujer, para sentar así las base de una familia universal (de amigos de Dios), sobre su misma tierra, porque el Reino de Dios estaba a las puertas, es decir, estaba viniendo por ellos.

No se limitó a decir que llegaba el Hombre (¡que lo dijo!), sino que fue creando espacios de humanidad reconciliada, desde y con los hombres “del otro lado”, los niños y expulsados, las mujeres de vida distinta (y las de vida igual), descubriendo y creando así la nueva humanidad, no para tomar el poder e imponerse, en un tiempo y lugar controlado por los nuevos ricos, sacerdotes y grandes propietarios, bajo el Imperio de Roma, sino para cambiar las condiciones y modos de vida de los hombres y mujeres de su tierra, creando con ellos un movimiento mesiánico, fundado en su propia experiencia de Dios y en las tradiciones de los campesinos de su pueblo.

Era un hombre de inmensa capacidad de relación, amigo de los pobres; tenía dotes especiales para curar y animar a las personas, partiendo de los marginados, a quienes invitaba a compartir la mesa, el perdón y la esperanza, en gesto de fuerte solidaridad social y religiosa. Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

Justicia, paz y liberación. Domingo 1 de Adviento. Ciclo C

Domingo, 2 de diciembre de 2018
Comentarios desactivados en Justicia, paz y liberación. Domingo 1 de Adviento. Ciclo C

jesus_les_envoieDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

Comenzamos un nuevo año litúrgico, preparándonos, como siempre, para celebrar la Navidad. La primera lectura promete la venida de un descendiente de David que reinará practicando el derecho y la justicia y traerá para Judá una época de paz y seguridad. El evangelio anuncia la vuelta de Jesús con pleno poder y gloria, el momento de nuestra liberación. ¿Cómo se explica la unión de estas dos venidas tan distintas? Lo intentaré con la siguiente historia.

La esposa del astronauta y la Iglesia

            Un día la NASA decidió una misión espacial fuera de los límites de nuestro sistema solar. Una empresa arriesgada y larga que encomendaron al comandante más experimentado que poseía. Cuando se despidió de su mujer y sus hijos, la familia pasó horas ante el televisor viendo como la nave se alejaba de la tierra.

            Los niños, pequeños todos ellos, preguntaban continuamente: “¿Cuándo vuelve papá?” Y la madre les respondía: “Vuelve pronto, no os preocupéis”. Al cabo de unos meses, cansada de escuchar siempre la misma pregunta, decidió organizar una fiesta para celebrar la vuelta de papá. Fue la fiesta más grande que los niños recordaban. Tanto que la repitieron con frecuencia. La llamaban “la fiesta de la vuelta de papá”. Pero la inconsciencia de los niños creaba una sensación de angustia en la madre. ¿Cuándo volvería su marido? ¿El mes próximo? ¿Dentro de un año? “La fiesta de papá”, que podía celebrarse en cualquier día del mes y en cualquier mes del año, se le convirtió en una tortura. Hasta que se le ocurrió una idea: “En vez de celebrar la vuelta de papá ‒dijo a los niños‒ vamos a celebrar su cumpleaños. Sabéis perfectamente qué día nació, así que no me preguntéis más cuándo vamos a celebrar su fiesta.

            A la iglesia le ocurrió algo parecido. Al principio hablaba era de la pronta vuelta de Jesús, la que menciona el evangelio de este domingo. Pero esa esperanza no se cumplía, y la iglesia pasó de celebrar su última venida a celebrar la primera, el nacimiento. Sin embargo, no ha querido olvidar la estrecha relación entre ambas venidas, y así se explica que encontremos textos tan distintos.

De reyes inútiles y canallas a un rey justo (Jeremías 33, 14-16)

YA llegan días —oráculo del Señor— en que cumpliré la promesa

que hice a la casa de Israel y a la casa de Judá.

En aquellos días y en aquella hora,

suscitaré a David un vástago legítimo

que hará justicia y derecho en la tierra.

En aquellos días se salvará Judá, y en Jerusalén vivirán tranquilos,

y la llamarán así: “El Señor es nuestra justicia”.

 Para comprender esta lectura hay que recordar la trágica historia de los últimos reyes judíos. Josías, del que tanto se esperaba a nivel religioso y político, murió en la batalla de Meguido luchando contra los egipcios (609). Su hijo, Joacaz, fue deportado a Egipto al cabo de tres meses de reinado. Le sucede Yoyaquim/Joaquin (608-598), al que el profeta Jeremías condena por sus terribles injusticias. Mientras tanto, el dominio internacional ha pasado de Egipto a Babilonia. Nabucodonosor deporta a Joaquín/Jeconías (598-597) y nombra rey a Matanías, cambiándole el nombre por el de Sedecías, que significa “Yahvé es mi justicia”. Este nombre parece una broma, un insulto. ¿De qué justicia habla Nabucodonosor? ¿Qué se puede esperar de un fantoche impuesto por el babilonio? Y la gente se preguntaría: ¿de qué sirve la promesa hecha por Dios a David de una dinastía eterna? ¿Para qué queremos un descendiente de David, si todos los reyes son inútiles o sinvergüenzas?

En este contexto se entiende la promesa hecha por Dios a Jeremías de un rey que se llamará “Yahvé es nuestra justicia”. Un monarca cuyo mismo nombre expresa la estrecha relación de Dios con todo el pueblo, y que salvará a Judá y Jerusalén mediante un gobierno justo. Frente a la angustia y la incertidumbre, implantará la tranquilidad.

Lo fundamental es la idea de un monarca que procura el bienestar del pueblo. En el contexto del Adviento, esta lectura nos recuerda que Dios no se desentiende de los graves problemas políticos y sociales de la humanidad.

El amor como preparación a la Navidad: 1 Tesalonicenses 3, 12- 4,2

Lectura muy importante: indica con qué espíritu debemos vivir siempre la vida cristiana, en especial estas semanas del Adviento.

Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos, lo mismo que nosotros os amamos a vosotros; y que afiance así vuestros corazones, de modo que os presentéis ante Dios, nuestro Padre, santos e irreprochables en la venida de nuestro Señor Jesús con todos sus santos.

Por lo demás, hermanos os rogamos y os exhortamos en el Señor Jesús: ya habéis aprendido de nosotros cómo comportarse para agradar a Dios; pues comportaos así y seguir adelante. Pues ya conocéis las instrucciones que os dimos, en nombre del Señor Jesús.

Esperar y preparar nuestra liberación: Lucas 21, 25-28. 34-36.

El evangelio comienza con las señales típicas de la literatura apocalíptica a propósito del fin del mundo (portentos en el sol, la luna y las estrellas) que provocan en las gentes angustia, terror y ansiedad. Pero el evangelio sustituye el fin del mundo con algo muy distinto: la venida de Jesús con gran poder y gloria; y esto no debe suscitar en nosotros una reacción de miedo, sino todo lo contrario: “cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación”.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.

A continuación, nos dice el evangelio cómo debemos esperar esta venida de Jesús. Negativamente, no permitiendo que nos dominen el libertinaje, la embriaguez y las preocupaciones de la vida. Positivamente, con una actitud de vigilancia y oración.

Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

2 de Diciembre de 2018. Primer Domingo de Adviento. Ciclo C.

Domingo, 2 de diciembre de 2018
Comentarios desactivados en 2 de Diciembre de 2018. Primer Domingo de Adviento. Ciclo C.

d-ad-1

“Levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.”

(Lc 21, 25-28.34-36)

“¡Levantaos!”. Este tiempo de adviento irrumpe invitándonos no solo a la esperanza sino también al coraje. Porque hace falta ser valiente para “ponerse en pie y alzar la cabeza”, pues solo cuando estamos de pie es posible vivir el evangelio de verdad.

Quizá por eso Jesús se pasó buena parte de su “ministerio” (léase “servicio”) poniendo en pie a todas aquellas personas que encontraba postradas: paralíticas, poseídas, encorvadas, ciegas, muertas, incluso un recaudador de impuestos se puso en pie cuando descubrió lo que la presencia de Jesús significaba en su vida (Cfr. Lc 14, 1-9).

Pero, ¿por qué de pie? Porque solo quien se levanta se predispone a servir y solo desde el servicio descubrimos quién es el Dios de Jesús.

En la última cena, una vez más, Jesús, el que había dedicado tanto tiempo a “levantar” a otras y otros, “se levantó de la mesa, se quitó el manto, tomo la toalla…” y se dispuso a servir, se puso a lavarle los pies a sus discípulos, a esos mismos discípulos a los que unos días antes había invitado a esperar la liberación levantados y con la cabeza alzada.

“Esperar”, en cristiano, es sinónimo de servicio, el Reino llega en forma de semilla, Dios viene al mundo en la fragilidad de un recién nacido y todos nosotros, que esperamos el gran acontecimiento de su venida, tenemos que vivir nuestra espera al estilo del Maestro. Es decir con la “toalla ceñida”.

Por eso no vale esperar de manos cruzadas, ni a medio gas. El seguimiento de Jesús requiere el 100% de disponibilidad, esperanza y servicio. ¿A qué esperas?

Oración

¡Levantaos!, de pie y con la cabeza bien alta.

¡Levantaos! con una sonrisa en el alma.

¡Levantaos! para derrochar un tierno servicio.

¡Feliz Adviento!

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

***

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

En cada época el ser humano tiene que liberarse de su angustia.

Domingo, 2 de diciembre de 2018
Comentarios desactivados en En cada época el ser humano tiene que liberarse de su angustia.
3fc1e26e-ea34-4d6f-8245-e484d0c288c3Lc 21, 25-36

Como pasó al principio del Renacimiento, es la ciencia la que nos vuelve a obligar a salir de nuestra ceguera. A Galileo casi le cuesta la vida atreverse a decir que la tierra se mueve. El argumento de la Iglesia era que la Biblia decía lo contrario. Al final resultó que la Biblia no tenía razón pero sí el condenado Galileo. Hoy el problema es mucho más grave, porque atañe a toda la manera que tenemos de interpretar los textos bíblicos. Ni una sola frase de la Biblia podemos entenderla literalmente, porque toda ella es teología narrativa.

Y es, una vez más la ciencia la que nos obliga a dar el cambio. Sobre todo la arqueología pero no solo ella. Los medios con que cuenta hoy la ciencia en todos los órdenes son increíbles. Podemos descubrir lo que hay varios metros por debajo de la tierra sin tocarla. Podemos datar con increíble precisión una mínima parte de materia orgánica o de roca. Muchas otras ciencias están al servicio de la arqueología. La sociología nos permite comprender las circunstancias en que vivían sociedades de las que antes no sabíamos nada. La historia es capaz de ir más allá de lo que podíamos imaginar hace solo unas décadas.

También el mejor conocimiento de las primeras lenguas escritas, nos permite aquilatar el significado de los textos de manera mucho más precisa. La exégesis nos permite interpretar esos mismos textos más de acuerdo con la manera de pensar de cada época. Todos estos avances científicos nos obligan a repensar lo que hasta ahora creíamos de los textos bíblicos. El resultado es que los relatos que han llegado a nosotros no quieren decir lo que, durante mucho tiempo, estábamos convencidos que nos decían.

Lo primero que llama la atención es que todo el AT se escribió entre el s. VII y el IV antes de Cristo. En el siglo séptimo no podían tener ni idea de lo que pasó en tiempo de Noé. Los grandes patriarcas son personajes míticos y todo lo que se dice de ellos no son más que relatos fantásticos utilizando los mitos y leyendas que circulaban en las culturas y religiones del entorno. Haber metido a Dios en los relatos no significa que haya intervenido en la historia para dirigirla y condicionarla. Dios no pudo elegir a un pueblo y hacer maravillas en su favor, sobre todo, si, como pasa casi siempre es en contra de los demás pueblos.

Está demostrado que David no fundó ningún imperio. Si existió realmente, no pasó de ser un jefe de bandoleros que en un momento determinado se hizo con el mando de toda una tribu. En los descubrimientos arqueológicos no hay ni rastro de ese poderío. En aquel entonces, Sión no era más que un pueblucho sin ninguna capacidad organizativa, menos para dirigir un imperio. La fastuosidad de Salomón no fue más que una leyenda fantástica. Puede ser que construyera el primer templo, pero ahí se acabaría todo su esplendor.

Los análisis genéticos han permitido concluir científicamente que los judíos no son una raza especial, que llegaron de alguna otra parte. Son de la misma estirpe que los demás habitantes de la región de Palestina. Tampoco se ha encontrado rastro alguno de que haya habido una emigración del pueblo judío a Egipto. Desde mucho ante de esa época, los egipcios llevaban a rajatabla las anotaciones de los acontecimientos importantes del imperio. No hay ni rastro de ninguna población judía en su territorio. En el tiempo en que se coloca el relato del Éxodo, los egipcios tenían controladas todas las fronteras, con militares colocados de trecho en trecho que les permitían controlar todo flujo de personas.

Es imposible que salieran de Egipto unos 600.000 varones sin que eso quedase reflejado como un peligro. Es imposible que un número tan descomunal de personas pasaran cuarenta años en el desierto sin dejar el más mínimo rastro. No hubo ninguna teofanía en el Sinaí ni Moisés recibió ninguna tabla con los mandamientos. No hubo ninguna conquista de las tierras de Canaán, porque los judíos siempre estuvieron allí. No pudieron derrumbarse las murallas de Jericó, porque en aquella época no era más que una aldea insignificante.

Pero, entonces ¿por qué se escribieron todos esos relatos fantásticos que no hacen más que ponderar la intervención de Dios a favor de un pueblo, casi siempre, machacando a otros pueblos? Todos los relatos tuvieron un objetivo muy claro: intentar mantener la esperanza de un pueblo que se sentía zarandeado por todas partes y con muy pocas posibilidades de subsistir. A la vuelta del destierro, el pueblo judío quedó reducido a un puñado de personas de los más bajos estamentos sociales. Lo que intentaron los escritores, y consiguieron, fue mantener la esperanza y la energía necesaria para superar la dificultad de sobrevivir.

Esto tiene que hacernos pensar y aceptar que hemos estado leyendo la Escritura de una manera equivocada o por lo menos, demasiado simplista. Aunque lo que cuentan no concuerde con lo que pasó, sigue teniendo su valor porque nos invita a buscar una salvación en Dios más allá de la que podemos lograr por nuestra cuenta. Pero las dificultades que encontraron y cómo fueron capaces de superarlas, eso sí es un hecho histórico. Esto nos prepara para aceptar la lección que aquella aptitud puede darnos hoy y buscar una salvación no venida de fuera, sino descubierta en lo profundo de todo ser humano.

El tiempo de Adviento y todo el año litúrgico es un montaje artificial que nos hemos construido. Dios no está sometido a este artificio. Dios no tiene que venir de ninguna parte. Está siempre ahí esperando a que lo descubramos. Pero nosotros sí necesitamos de esos artificios para aprovechar el tiempo y el lugar oportunos para preparar ese encuentro. Se trata de un intento de armonizar el presente con el pasado y el fin de los tiempos. Por eso empezamos el Adviento con lecturas apocalípticas que nos recuerdan los últimos domingos del año litúrgico. El pasado y el futuro debemos afrontarlos desde el presente.

El evangelio que hemos leído es el mismo relato que leímos el domingo 33º, esta vez de Lc que es el evangelista que utilizaremos este ciclo (C). Refleja el ambiente apocalíptico que se vivía todavía en las primeras comunidades cristianas. Están escritos desde una visión mítica del mundo, del hombre y de Dios. Desde esa perspectiva Dios había creado toda la realidad visible quedándose al margen de ella pero gobernándola desde las alturas. El hombre había envenenado la creación con sus malas acciones, pero no tenía capacidad de enderezarla. Finalmente Dios perdonaría a los humanos y con el mismo poder que creó, recrearía el mundo malogrado eliminando incluso a los malos y se lo entregaría a los buenos.

Nuestro universo conceptual es muy distinto. La creación no es un acto de la potencia de Dios que ‘hace’ algo fuera de Él, sino que todo lo que existe es la manifestación de lo divino que permanece escondido en lo más hondo de toda realidad. Como reflejo de lo divino todo es esencialmente bueno y el ser humano no tiene ninguna capacidad de estropearlo. El maniqueísmo empuja a dividir la realidad en opuestos e irreconciliables, pero para Dios todo es bueno y está en una eterna armonía. Nuestra falta de perspectiva nos hace ver el mal que solo está en nuestra cabeza. El ser humano no necesita ninguna salvación externa sino descubrir que nadie le puede arrebatar su plenitud, que debe descubrir en sí mismo.

Meditación

No tienes que esperar ninguna salvación venida de fuera.
Todo lo que puedes llegar a ser, ya lo eres.
Tu tarea es descubrir tu verdadero ser
y simplemente serlo.
Toda la parafernalia de la institución es engañosa,
porque va dirigida a satisfacer tu falso yo.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

El que manda como el que sirve.

Domingo, 2 de diciembre de 2018
Comentarios desactivados en El que manda como el que sirve.
lavatorio-5“La ambición es un vicio, pero puede ser madre de la virtud” (Marco Aurelio)

2 de diciembre. Domingo I de Adviento

Lc 21, 25-28. 34-36

Vosotros no seáis así; antes bien, el más importante entre vosotros sea como el más joven y el que manda como el que sirve

La ambición es deseo ardiente de poseer riquezas, fama, poder u honores. Puede tratarse también como ambición, el deseo de obtener algo en grande; de tal manera que, como seres humanos, podemos fijarnos metas ambiciosas, refiriéndonos con esto al hecho de querer lograr superar las expectativas, sobresalir del resto de las personas. La ambición es lo que nos mueve y motiva día a día, el deseo por superarse y llegar mucho más lejos y lograr nuestros objetivos, que para algunos pueden resultar imposible, sin embargo, para la persona ambiciosa todo es posible con determinación, esfuerzo y dedicación. Provee la motivación y determinación necesaria para lograr objetivos, metas en la vida o el deseo de ser mejor.

A lo largo de la historia se pueden señalar numerosos ejemplos de ambiciosos, como por ejemplo, Napoleón Bonaparte, que quería extender su poder desde Francia  hacia el resto de Europa, o el griego Eróstrato, que tenía la ambición de volverse célebre por medio de la destrucción del Templo de Artemisa.

La iconología, no ha estado ausente a ella. Los romanos, por ejemplo, levantaron un templo a la ambición, representándola con alas a las espaldas, para expresar la extensión de sus designios y la prontitud con que quiere ejecutarlos o para expresar las fatigas y las humillaciones que sufre el ambicioso para llenar sus fines.

En el evangelio de este domingo, el relato no es ajeno al tema. Lucas dice en 22, 24, que “Surgió una disputa entre los discípulos sobre quién de ellos era el más importante”. Referente a lo cual, La Biblia de Nuestro Pueblo insiste sobre la inversión de valores que caracteriza el modelo de comunidad y de sociedad nueva que tiene que surgir con la instauración del reino. La respuesta de Jesús a sus discípulos es contundente: Vosotros no seáis así; antes bien, el más importante entre vosotros sea como el más joven y el que manda como el que sirve (Lc 21, 25).

La palabra ambición tiene una connotación negativa en nuestra cultura. Sobre todo en el ámbito de la eclesial, lo que no es del todo cierto.  Ya el emperador romano Marco Aurelio decía ya en el siglo I que “La ambición es un vicio, pero puede ser madre de la virtud”. El Evangelio nos muestra también esta connotación positiva.

Se supone que los cristianos no debemos ser ambiciosos, sino compartir nuestras posesiones con los demás. No perseguir en nuestra vida las cosas de este mundo, sino enfocarnos en las cosas de arriba (Col 3:2-3). ¿Podrías, evangelista Mateo, repetirnos aquello que tan ilustrativamente dices en la Parábola del tesoro escondido?

Pues claro que sí. Escuchad atentos: “El reino de los cielos es como un tesoro escondido en un campo. Cuando un hombre lo descubrió, lo volvió a esconder, y lleno de alegría fue y vendió todo lo que tenía y compró ese campo”. Lo escribí en el capítulo 13 de mi libro.

También en este sentido positivo, el salmo 67 resume en gran medida, la pasión con la que debemos anhelar la extensión del evangelio:

Dios nos tenga compasión y nos bendiga;
Dios haga resplandecer su rostro sobre nosotros,
para que se conozcan en la tierra sus caminos,
y entre todas las naciones su salvación.
Que te alaben, oh Dios, los pueblos;
que todos los pueblos te alaben.
Alégrense y canten con júbilo las naciones,
porque tú las gobiernas con rectitud;
¡tú guías a las naciones de la tierra!
Que te alaben, oh Dios, los pueblos;
que todos los pueblos te alaben.
La tierra dará entonces su fruto,
y Dios, nuestro Dios, nos bendecirá.

Vicente Martínez

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

Adviento: Esperanza, oración y compromiso.

Domingo, 2 de diciembre de 2018
Comentarios desactivados en Adviento: Esperanza, oración y compromiso.

2196d65a-6e33-4b54-9af3-46176a84e075COMENTARIO 2-Dic-18. I de Adviento. Lc 21, 25-28. 34-36.

Pregón de Adviento: Cobrad ánimo, levantad vuestras cabezas porque se acerca la liberación que trae la venida del Hijo del Hombre. Adviento y Navidad es un tiempo propicio para revisar nuestra espiritualidad, nuestra fe y nuestra vida cristiana.

Estrenamos un nuevo año litúrgico. Es Adviento. Cuando empezamos algo nuevo, lo emprendemos con ilusión y ponemos en activo nuestra mejor disposición. El Adviento nos invita a empezar de nuevo. A renovarnos. Se nos ofrece una nueva oportunidad de romper inercias, de dejar atrás lo viejo y explorar algo nuevo en nuestras existencias.

Adviento habla de esperanza-confianza en algo mejor que está por llegar y que nosotros podemos acelerar su llegada. Esta esperanza es como la impronta, la huella, el anhelo que Dios ha puesto en nuestro corazón. Dios ha soñado al hombre, y el hombre anhela a Dios. Nuestra historia cobra un nuevo sentido desde esta fe-esperanza-confianza. La fe confía en Dios. La esperanza confía a Dios. La Liturgia de hoy nos presenta a Dios como nuestra justicia. Dios levanta al oprimido, hace valer al que no vale, porque a Él todos los seres humanos le importan como hijos.

Los cristianos, en estas fechas de Adviento y Navidad, celebramos que Dios está en y con nosotros. Que es la Presencia liberadora de nuestras esclavitudes. Celebramos la fe en el Dios encarnado y en la humanidad que nos hace presente a Dios. Celebramos el valor divino de lo humano y el valor humano de lo divino. Celebramos que Jesús, Enmanuel, es nuestro salvador, nuestro modelo de vida. Que ha venido a enseñarnos a ser y vivir como Él.

La esperanza se alimenta con la oración. El Evangelio de hoy nos llama a estar alerta, a tener el corazón libre de los vicios, del libertinaje y de las preocupaciones de la vida, orando en todo tiempo, “para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está por venir y podáis estar en pie delante del Hijo del Hombre”, para hacernos dóciles al Espíritu del Señor. Nos llama a “estar despiertos y orando”, porque este Espíritu se descubre por la fe y con una esperanza viva: punto de encuentro entre las promesas de la fe y los signos de los tiempos presentes y venideros.

La oración no es para cambiar a Dios; es para cambiar nuestras actitudes y comportamientos. Para cambiarnos a nosotros. La oración da como fruto la conversión hacia la honradez, la bondad y el servicio a los demás. La Liturgia de hoy nos presenta un camino, un itinerario: fe-esperanza-confianza-oración-amor-servicio. En síntesis, espera vigilante en oración y compromiso con el Reinado de Dios. “Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir, y manteneos en pie ante el Hijo del Hombre”. Vigilad y orad. Estad despiertos. Abrid los ojos. Se acerca vuestra liberación. La conversión del corazón. La conversión es un cambio de mentalidad, un cambio de rumbo en nuestra existencia, un cambio de valores. Porque cuando se cambian los valores de nuestra vida, transformamos nuestra forma de ser, de vivir y de actuar.

Se acerca nuestra liberación, la de los otros y la de la naturaleza. Liberarnos de nuestra inhumanidad, indignidad e injusticia. La actitud de vigilancia a que nos lleva el adviento es estar alerta a descubrir el “Cristo que viene en las circunstancias actuales y a afrontarlas como proceso necesario de una liberación total, de la humanidad y su hábitat. Tenemos que descubrir en nuestras “higueras” los signos de los tiempos que nos toca cuidar y liberar. Tenemos que trabajar la liberación de tanto sufrimiento humano y de tanta devastación de la naturaleza. En nosotros existe la angustia, el miedo y el espanto, no causados por “las señales en el sol, la luna y las estrellas”. Nuestras angustias e inseguridades están causadas más bien por las crisis económicas, por los conflictos sociales, por el abuso del poder, por la falta de pan y trabajo, por la frustración… de tantas estructuras injustas, que sólo podrán ser removidas por la llegada del amor de Dios y su justicia al corazón de los seres humanos. (Servicios Koinonía). Este es nuestro compromiso con el Reinado de Dios aquí y ahora.

Para finalizar y como resumen: Dios se ha encarnado en Jesús de Nazaret y esto cambia la historia. También, Dios se encarna en cada uno de nosotros y eso cambia, para bien, nuestra vida: Dios nos libera de nuestro mal y nos capacita para el bien: De nuestra inhumanidad, indignidad e injusticia a la humanidad: honradez, bondad y servicio. Yo tengo que hacer presente a Dios con mi vida y mi palabra. Soy Belén para los demás. Soy adviento para ellos ¿Cómo? Con oración, fe, amor, servicio. (Teresa de Calcuta)

África de la Cruz

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

Siempre que es medianoche, comienza un nuevo día

Domingo, 2 de diciembre de 2018
Comentarios desactivados en Siempre que es medianoche, comienza un nuevo día

f59e2176-0332-46c8-9c85-4d7fc0d8280aDel blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

01. EL FINAL DEL MUNDO NO ES EL FINAL DEL SER HUMANO.

El evangelio de hoy -como el de hace quince días- nos ofrece una visión del final de la historia humana y lo hacen en el tono apocalíptico, cósmico, algo tremendista, pero no se trata de una descripción histórica o científica del fin del mundo.

El mundo, las estrellas, el cosmos tienen un final, (habría que echar mano de lo que estudiábamos en bachiller: la ley de la entropía, etc.)
El final del mundo no es el final del hombre. El final del mundo cósmico tiene poco interés. Lo decisivo es cómo terminaremos nosotros, los humanos. Al final del tiempo y de la historia humana el ser humano seguiremos en Dios. Y ello no es catastrófico sino salvífico y amable.

02. HABRÁ SIGNOS.

Siempre hay signos en la vida: siempre hay señales de angustia catastrófica: algunas opciones políticas dan vértigo, determinadas posiciones eclesiásticas infunden pavor, las guerras, los desahucios, la violencia de género, además de los crónicos fracasos personales, la inseguridad de la salud, la decadencia por la edad, los conflictos de familia, laborales, eclesiásticos, etc.

Cuando empiecen a suceder estas cosas, SE ACERCA VUESTRA LIBERACIÓN.

03. ES FÁCIL DECIRLO.

Puede resultar algo simple decir que se acerca nuestra liberación cuando no se ve cuándo escampará la situación que estamos atravesando (económico-política, eclesiástica, personal). No se ve muy claro cómo intuir la liberación en medio de tantas galernas y terremotos.

Tal salvación, tal liberación no van a ocurrir de la noche a la mañana ni por arte de magia.

Sin embargo cuando percibimos la “salida del túnel” de los problemas y crisis, la liberación está cerca, al menos personalmente está ya a la vista del ser humano. Cuando intuimos un final sereno, ese futuro ilumina el presente. Siempre que es media noche, comienza el nuevo día, aunque todavía quede mucha noche.

04. ESPERANZA.

La esperanza es la relación amable que establecemos con el futuro, me refiero -sobre todo- al futuro absoluto.

La esperanza es la “materia” de la que estamos hechos los seres humanos. Vivimos porque algo en nuestro interior nos convoca a un futuro pleno.

La esperanza no es optimismo voluntarista, ni tampoco la esperanza consiste en tener proyectos. Hay que tener proyectos en la vida, pero la esperanza es la que da sentido a esos proyectos y a la misma vida.

La esperanza es la confianza en que nuestra vida tiene un horizonte. Creemos que estamos en buenas manos, estamos en manos de Dios.

05. ESPERANZA: EL SUFRIMIENTO CESARÁ.

La esperanza no es cuestión de ningún yoga o terapia oriental. Para intuir la esperanza hay que tener calma y sentarse: sufrir, pensar y poner la vida en manos de Dios. Para mantener viva la esperanza hay que sentarse en la vida y tener calma.

SUFRIMIENTO Y ESPERANZA

El sufrimiento forma parte de la existencia humana.

El sufrimiento nos viene de la finitud humana al mismo tiempo que de la culpa-culpas personales e históricas.

Naturalmente que hay que hacer todo lo posible por disminuir el dolor y el sufrimiento, sobre todo impedir y eliminar el sufrimiento de los inocentes. En la medida de lo posible procuremos eliminar el dolor físico y psíquico, las dolencias psíquicas y morales. Es un noble deber humano y cristiano eliminar el sufrimiento del hombre.

Pero el sufrimiento estará siempre presente en el ser humano. No está en nuestras manos el extirpar por completo el sufrimiento del mundo simplemente porque no podemos desprendernos de nuestra limitación. Nadie es capaz de eliminar el poder del mal y de la culpa, fuente continua de sufrimiento. Esto solamente lo puede hacer Dios, un Dios que haciéndose hombre quita el pecado del mundo, (Jn 1,29).

ESPERANZA

298f8c2f-0e3c-4fac-a732-11a52dcb22f1La esperanza no es una receta, es algo más “de profundis”.

Ante los conflictos serios en la vida, ante la enfermedad, ante el pecado denso, ante la muerte; también los consuelos uno tiene que vivirlos y mirarlos de frente y “echarles una pensada”. ¿Qué salida tiene esto? ¿Por dónde tirar?

La esperanza es descender al abismo de la vida y ponerlo todo en manos de Dios.

Me pase lo que me pase (y nos va a pasar de todo), que no me pase sin Ti, Señor.

06. LA ESPERANZA ES MUY FRÁGIL.

La esperanza es una planta muy delicada, se puede secar pronto, a veces la esperanza es intermitente, aparece y desaparece en nuestro caminar.

Por eso mismo, porque es muy débil, como el sentido de la vida, hemos de cuidarla y cultivarla.

06. VIVIR LÚCIDOS.

No es razonable vivir aletargados, con la sedación como norma de vida. La esperanza no adormece, abre ventanas a los problemas.

ORAD

La oración es ver la vida desde o ante Dios y ello confiere una seriedad, lucidez y horizonte a la existencia. La oración es un modo de vivir lúcidos, atentos y confiados. La oración es un lugar en el que podemos cultivar la esperanza. En la oración están presentes las miserias y las esperanzas humanas.

Comencemos el adviento con buen ánimo y esperanza:

VELAD Y ORAD

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

Mensaje del XXXVIII Congreso de Teología sobre “Mística y liberación”

Martes, 11 de septiembre de 2018
Comentarios desactivados en Mensaje del XXXVIII Congreso de Teología sobre “Mística y liberación”

thumb_imagen-programa-273x300-_hecmyiudgmgs-thumb(Mensaje final del Congreso de Teología).- Del 7 al 9 de septiembre de 2018 nos hemos reunido en el 38 Congreso de Teología para compartir experiencias y reflexionar sobre “Mística y Liberación“.

1. Hemos comenzado preguntándonos si, ante las graves situaciones de injusticia estructural, crecimiento de la desigualdad, maltrato a la Madre Tierra, a los pueblos originarios, a las mujeres, y tras las dramáticas imágenes de personas migrantes y refugiadas que mueren anegadas en el intento de acceder a nuestras costas, se puede seguir hablando de mística. La respuesta solo puede ser afirmativa si nos ponemos del lado de las víctimas, hacemos una opción radical por las personas pobres y los pueblos oprimidos y colaboramos en su liberación.

2. Nos hemos preguntado si la mística forma parte de la realidad o es un estado patológico, para responder que es la apertura al misterio, el descubrimiento de Dios en el rostro del otro, el conocimiento intuitivo, la salida de sí mismo y el acceso a un nuevo estado de conciencia para tener una visión distinta y transformadora de la realidad.

3. Hemos descubierto que las personas místicas nada tienen de pasivas. Se comportan con gran libertad de espíritu, son profundamente críticas con las instituciones religiosas y políticas y tienen una gran capacidad de desinstalar el sistema. Ejemplos: Jesús de Nazaret, Pablo de Tarso, Francisco de Asís, el Maestro Eckhart, Hildegarda de Bingen, Margarita Porete, Thomas Müntzer, Teresa de Ávila, Juan de la Cruz, Rumi, ibn Arabi, Luther King, Simone Weil. A su vez, hemos sido alertados sobre el peligro de las personas iluminadas, que se dicen místicas.

4. Nos hemos preguntado por la relación entre mística y política: ¿Pueden ir juntas, caminan paralelas, son opuestas? ¿Ha influido la mística en la política? La respuesta a la última pregunta ha sido afirmativa. Las personas místicas viven ligeras de equipaje, compaginan armónicamente razón y emoción, pueden contribuir a crear una ciudadanía liberada con capacidad de interiorización, ofrecen nuevos modelos de convivencia, trabajan por eliminar la pobreza y erradicar las desigualdades.

5. Hemos observado que la relación entre mística y política no es arbitraria, ni oportunista, sino intrínseca. Más aún, hemos tomado conciencia de la necesidad y urgencia de una mística de ojos abiertos, corazón solidario y amor políticamente eficaz, de una mística que lleva a escuchar el grito de la Tierra, el clamor desgarrador de millones de personas hambrientas de pan y de derechos humanos y a luchar por Otro Mundo Posible.

6. La mística es inseparable del trabajo por la justicia. Uno de los nombres que la Biblia hebrea da a Dios es “nuestra Justicia”. La justicia no es, por tanto, solo un tema político o jurídico; es también teológico.

7. Hemos descubierto la aportación del silencio contemplativo, personal y comunitario, a la lucha por la justicia. Un silencio que potencia los gritos contra las injusticias, y especialmente contra la pederastia, ante la situación in extremis que vivimos tanto a nivel de política global como de la Iglesia católica. El silencio no es lo opuesto a la acción o a las palabras, sino fuente de poder, perspicacia y perspectiva; ayuda a que el Espíritu, y no el Ego, guíe nuestras vidas. No aísla de las luchas del mundo, sino que las abraza al nivel más profundo y es esencial para construir un mundo más justo.

8. El cristianismo es una religión mística no solo como experiencia espiritual individual, sino como experiencia política comunitaria, que tiene su fundamento en la autoridad de las víctimas y su fuerza en la compasión; no se evade de la realidad, sino que lleva a sublevarnos contra el dolor inocente e injusto.

9. La mística constituye uno de las experiencias más importantes para superar los fundamentalismos religiosos, que se caracterizan por el fanatismo y la intolerancia hacia quienes no piensan y creen como nosotros y con frecuencia desembocan en terrorismo justificado en nombre de Dios.

10. La mística no es uniforme; se caracteriza por un amplio pluralismo, donde radica su riqueza. Tres han sido los modelos que hemos analizado en este Congreso con sus afinidades y peculiaridades: el “oriental”, el cristiano y el sufí.

11. Nos comprometemos a vivir una mística en perspectiva feminista, integradora de las diferentes experiencias religiosas y laicas, que responda a los desafíos de nuestro tiempo, trabaje por la justicia y contribuya a construir una sociedad fraterno-sororal y una comunidad eco-humana sin exclusiones de género, etnia, creencia o increencia religiosa, clase social, procedencia religiosa o identidad afectivo-sexual.

12. Afirmamos, con Raimon Panikkar, que se puede vivir armónicamente una pluralidad de místicas misteriosamente unificadas; con Leonardo Boff, que las personas cristianas deben ser “místicas en la liberación”; con Jon Sobrino, que sin práctica, el espíritu permanece vago y muchas veces alienante; con Gustavo Gutiérrez, que el método de la teología es la espiritualidad liberadora; con Juan Bautista Metz, que es necesaria una “mística de ojos abiertos”; con Hans Küng, que hay que lograr una mística interreligiosa; con Dorothee Sölle, que la mística lleva a la resistencia; con Pedro Casadáliga, que hay que practicar una espiritualidad contrahegemónica. A ello nos comprometemos en este Congreso.

En Madrid, a 9 de septiembre de 2018.

Fuente Eclesalia

Cristianismo (Iglesias), Espiritualidad, General , , , ,

Obediencia religiosa

Sábado, 26 de mayo de 2018
Comentarios desactivados en Obediencia religiosa

Del blog Amigos de Thomas Merton:

Homosexualidad-y-religión

“El propósito de la obediencia religiosa no es mantener la rutina y la disciplina en el seno de una institución. Es inculcarnos la obediencia al Espíritu Santo, hacernos capaces de obedecer al Espíritu. No implica una subordinación de por vida a la autoridad. Nosotros mismos hemos desvirtuado la idea de obediencia porque siempre la hemos visto en el contexto de la autoridad, o de la institución. En este contexto tiene alguna validez, pero se la ha llevado demasiado lejos. También se ha asociado la obediencia con una suerte de alienación, la noción de que debemos lisa y llanamente obedecer y de que eso es todo lo que cuenta.

La obediencia tiene por finalidad flexibilizar a una persona, liberarla de ataduras a su sentimiento de autarquía. Pero no hay que suponer que es sometiéndose a la autoridad como uno se convierte en santo. Si uno deja que la autoridad quiebre su sentimiento de autarquía, puede convertirse en un bicho raro o en un robot. El sentimiento de autarquía es un problema y tenemos que renunciar a él, e eso no cabe duda. En la muerte y la resurrección de Cristo hay una verdad absolutamente válida e inmutable: el hecho de que tenemos que morir para nuestro sentimiento de autarquía, pero no de la forma en que esa muerte ha sido presentada, como una especie de sadismo jurídico e incluso a veces sistemático. Si un superior sabía que a ti no te gustaba hacer una cosa, era esa cosa la que tenías que hacer. Hasta podía haber en ello una cierta complacencia morbosa. Esas prácticas eran perniciosas y a causa de ellas la obediencia religiosa ha caído en descrédito.

La obediencia religiosa es importante porque libera. Cuando libera, cumple su función. Libera si el Espíritu nos hace libres. Así pues, es posible ser libre, inclusive cuando hay abuso, si uno ve las cosas correctamente. Pero ahora, a partir del Concilio, es preciso modificar la situación. Hay ocasiones en las que uno no puede permanecer absolutamente pasivo ante la autoridad, situaciones en las que uno debe respetuosamente explicar las razones por las que no está dispuesto a obedecer. Y ver que dice entonces la autoridad. En otras palabras, poner el problema sobre la mesa y discutirlo.

Pero no por la simple razón de no querer obedecer, sino en aras de una obediencia más alta. Tomemos la cuestión de los objetores de conciencia… Algo semejante podría suceder en la vida religiosa. Si a mí me ordenaran que predicara para ustedes algo en lo que no creo, no podría hacerlo… Necesitamos tener las cosas claras: la obediencia tiene por objeto liberarnos para que podamos seguir al Espíritu Santo. Nosotros respetamos la autoridad de otros y la obedecemos, pero también tenemos que seguir los dictados de nuestra conciencia” (206-208).

*

Thomas Merton
“Los manantiales de la contemplación”,
Ed. Sudamericana.

wellness-soul-body-15989250

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , ,

Movimientos

Sábado, 21 de abril de 2018
Comentarios desactivados en Movimientos

docrqllwsaeedi2De su blog Un grano de Mostaza:

Algo está revolucionando hoy el mundo de relacional entre hombres y mujeres: muchas de ellas han decidido romper el silencio y sacudirse el peso de violencia con el que cargaban y se ha provocado un inesperado tsunami.

La situación me hace pensar en otra “revolución” femenina, la provocada en la Palestina del s. I por la inaudita novedad de la actitud de Jesús hacia las mujeres: por fin alguien las miraba de frente, las escuchaba, dialogaba con ellas, no rehuía su contacto, ni sus perfumes ni su afecto; hablaba del reino de Dios como de un espacio sin dominación, anulaba las pretensiones de superioridad masculina, no se interesaba por cuestiones de sexo o de pureza, actuaba con asombrosa libertad.

Ellas entonces comenzaron a comportarse de forma inesperada, dejando atrás los estereotipos establecidos: tomaban la palabra, decían lo que pensaban, intervenían, empujaban, insistían, realizaban gestos atrevidos y rompedores. María de Betania se sentaba a sus pies como discípula, algo prohibido a las mujeres; una pecadora irrumpía en un banquete al que no había sido invitada y le ungía llorando; una samaritana lo reconocía como Mesías y hablaba de él a todos; una mujer encorvada se enderezaba al contacto de sus manos; otra sorprendida en adulterio, volvía a su casa erguida y libre. Algunas se le acercaban buscando algo pero otras no pedían nada y lo ofrecían todo: su casa, sus bienes, su escucha, su presencia, sus perfumes, su fe sin condiciones.

No sabemos el alcance que tendrán movimientos como el #Me too. Lo incuestionable es que el iniciado por las mujeres del Evangelio sigue abierto para nosotros: es el camino de la cercanía y la proximidad con Jesús, el de fluir en un mutuo entendimiento, el de practicar una apasionada afinidad con su Evangelio.

Espiritualidad , , , , ,

“¿Cómo dejar de ser fundamentalista?”, por Carlos Osma

Viernes, 26 de enero de 2018
Comentarios desactivados en “¿Cómo dejar de ser fundamentalista?”, por Carlos Osma

manhumorDe su blog Homoprotestantes:

Antes de entrar en materia quería dejar claro que ser fundamentalista no es una enfermedad, y que por mucho que algunos científicos afirmen que tiene una base biológica, yo opino que se aprende a lo largo de la vida. Puede ser en la familia donde nacimos, o en algún otro entorno al que hemos ido a parar por razones diversas (un chico guapo que nos invitó a su iglesia, haber encontrado un lugar donde nos sentíamos seguras, estar sacando algún provecho económico…). Pero lo más importante de todo es que para salir de esta situación tan poco deseable, no vamos a necesitar ningún tipo de intervención quirúrgica ni medicación (salvo algún que otro relajante en caso de que nuestro nivel de estrés se dispare). Por último aclaro que, aunque me dirija prioritariamente a la población fundamentalista lgtbi, es posible extrapolar mi reflexión a fundamentalistas heterosexuales.

Para empezar: ¡No te desanimes! Si por fin eres consciente de que eres una fundamentalista, tengo que decirte que no solo has dado el primer paso, sino que has dado el más difícil e importante. Casi la totalidad de fundamentalistas viven ignorando que lo son. Así que abrir la puerta del armario (o el closet, como dicen al otro lado del océano), y romperla completamente para decir… “aquí estoy yo, soy maricristifundamentalista pero esto me hace sufrir, porque me siento más rara que nadie” o “ser lesbitransfundamentalista es muy cansado, y me está dejando un cutis horroroso”, es la muestra de que los milagros todavía existen y de que debes estar agradecida a nuestra diosa queer, porque aunque no es la de verdad verdadera, cada día se preocupa por nosotras más que cualquier otra.

Llegados a este punto, es muy importante que no sigas actuando como antes, ten en cuenta esta máxima “para que te ocurra algo nuevo, tienes que comportarte de una forma diferente”. Así que empieza alejando de tu mente la pregunta heterofariseafundamentalista por antonomasia, es decir: “¿qué dice la Biblia sobre las personas lgtbi?”. Esa no es una pregunta nuestra, sino de los heterofundamentalistasignorantes que no tienen ni idea de que es una aberración aplicar estas identidades modernas a la Biblia. Además, después de años de lavado de cerebro, no creerás que por haber hecho trizas un armario, ahora eres capaz de percibir las cosas tal y como son… de leer de una forma pura para saber la Verdad. (Ya se que esto es lo más difícil de todo, pero hay que renunciar a la Verdad… siento decirte que esa Verdad que te han inculcado no existe… a partir de ahora tendrás que conformarte con verdades en minúsculas). Ahora bien, ni se te ocurra renunciar a la Biblia dejándoles a los bibliolátricosfundamentalistas el botín… de lo que se trata es de leerla desde tu perspectiva, pero añadiendo al menos tres matices que te ayudarán a alejarte de lo que hacías antes: léela sin intentar justificarla (si algo te gusta lo dices, si algo te parece intolerable, también), no la leas contra nadie o para demostrar que tienes razón (dejar de utilizarla como un arma es difícil, pero poco a poco y con constancia, lo lograrás); y por último intenta que tu propia experiencia de exclusión, y la del resto de personas que tienes cerca, te ayuden a interpretarla (leerla en grupo puede ayudarte mucho, sobre todo si escuchas a los demás). Date tiempo, no te presiones… con el tiempo volverás a redescubrir la Palabra de una forma liberadora.

Ya sé que la vida parece más sencilla si las cosas son blancas o negras… pero si de verdad te has animado a ser un gaycristianosincomplejos, así todo junto, tendrás que acostumbrarte a los colores y a los matices. La gran riqueza de las bicristianasorgullosas es que son capaces de percibir la diversidad y disfrutar con ella. Esto no es una guerra entre el lado luminoso y el lado oscuro de la fuerza, atrévete a comportarte como una cristilesbianaexploradora y descubre nuevas posibilidades… Observa, escucha, toca, huele, siente lo que te rodea… ya verás cómo después te es más difícil hacer afirmaciones categóricas. Aléjate del mundo de las ideas, y sumérgete en el mundo real que te envuelve… No le digas a la gente qué debe hacer, no esperes que la gente sea divina, que todo sea perfecto. Disfruta del arcoíris, utilízalo como un tobogán para pasarlo bien tal y como eres, con gente que es como es. Aprende a reírte más, también de ti mismo, el sentido del humor es básico, deja en tu pasado fundamentalista la rigidez… Ahora te vendrá bien relajarte para disfrutar.

Si estás decidido a ser un gayexfundamentalistasatisfecho no busques continuamente confirmación divina de lo que te ocurre (si te ha salido un novio maravilloso, eso no quiere decir que Dios te ha hecho un regalo), o justifiques lo injustificable (si tu novia te ha dejado porque la tratabas de pena, eso no significa que Dios tiene algo mejor para ti). Las cosas ocurren… no trates de darles siempre un significado que no tienen para protegerte de la realidad. Hay veces que las cosas te irán bien, y otras que lo harán fatal, pero nada tienen que ver con la divinidad… Si algo bueno (o malo, según como se mire) tiene nuestra diosa queer es que cree que somos mayores y nos podemos valer por nosotras mismas. De todas formas, no viene mal de vez en cuando pararse a pensar y preguntarse por qué nos ocurren algunas cosas… No somos VIH+ porque Dios nos esté castigando por nuestro buen gusto, o porque Dios nos quiera poner a prueba, o porque así podremos ayudar a otras personas poniéndonos en su lugar… Somos VIH+ sencillamente porque aquel día no nos pusimos un condón. De la misma manera que tenemos un resfriado de narices porque nos apeteció un sábado por la tarde bailar con nuestro novio en el jardín mientras llovía. No fue Dios el que mandó el resfriado, ni la lluvia, ni el novio, ni la casa con jardín, todo se debió a la magia del momento. Acéptalo, aprende, y a partir de ahora no olvides la medicación.

Quizás podría llegar a darte la razón en eso de que los heterosexuales tienen muy mal gusto, pero no por ello son personas malas a las que les es imposible “ver la luz” … tampoco los gais o las lesbianas que no coinciden con el estándar que consideras aceptable son ignorantes o moralmente inferiores… Si quieres dejar de ser una triste cristianalgtbifundamentalista, deberás dejar de intentar hacer cambiar y traer al buen camino a quien no es o piensa como tú… Esto no es una batalla, una cruzada para que los cristianosgayscomodiosmanda impongan su moral o su visión del mundo. Deja tu soberbia a un lado, bájate de tu pedestal desde el que dictas como debe ser el mundo, y olvídate de catalogar a la gente como buena o mala, santa o pecadora, digna de salvación o condenación. Olvídate de ser Dios o de creer que Dios es tu hermana gemela a la que conoces antes de que te parieran. Acepta que de Dios sabes bien poco. Así que travístelo, mariconéalo, o conviértelo en una mujer estupenda, pero no olvides que no tienes ni puñetera idea de quién o cómo es. Eso te ayudará a no meter la pata.

Reconoce que no eres un ser especial, o al menos más especial que el resto. El elitismo y la posibilidad de mirar a los demás por encima del hombro lo perdiste justo cuando dejaste de ser una reinadespóticafundamentalista. Ya no perteneces a los escogidos, no formas parte de ningún remanente fiel. Sencillamente eres una seguidora de Jesús de Nazaret, y a veces, no sabrás si le estás siguiendo a él o a un rubio y guapo europeo de ojos azules al que le encantan los hombres. Así que pregúntate continuamente si sigues a uno u a otro. Y te avanzo que la mejor manera de saber la respuesta es discernir si en el fondo solo buscas reafirmar quién eres, o estás mirando más allá de tu ombligo depilado. Ya sé que lo de la existencia del prójimo en nuestra educación yosoyelcentrodelmundofundamentalista es un punto complicado, pero no tienes otra posibilidad si realmente estás decidida a dejar atrás el fundamentalismo. Hay que ser autocrítico en todo lo que haces y dices, pero sin flagelarte cuando te descubras recayendo en tu ego, es la única manera real de avanzar sin autoengañarte.

No sé si os he podido ayudar en algo, aunque con no haberos aburrido me doy por satisfecho. Pero no quería acabar este artículo sin decirle a mis lectores y lectoras lgtbi que provienen de entornos fundamentalistas, que es posible superarlo, que las heridas con el tiempo y un poco de amor al lado, se curan. Que hay gente a nuestro alrededor de la que podemos aprender mucho, que nada se termina cuando salimos del mundoimaginariofundamentalista, sino que más bien todo vuelve a comenzar. Podemos hacerlo con rencor, sintiéndonos unas víctimas, o podemos hacerlo mirando al futuro con la ilusión de saber que tenemos todavía una vida por delante para ser felices, cientos de personas por conocer y experiencias que vivir. Es posible que sea solo yo, pero pienso que algo parecido debieron sentir aquellos cuatro pescadores del evangelio, que como todos los días estaban echando sus redes al agua cuando escucharon la voz de Jesús que les llamaba a otra vida. Por eso dejaron sus redes, las barcas, su mundo, y fueron tras él.

Carlos Osma

Biblia, Espiritualidad , ,

“Miedo, ego, consciencia, liberación”, por Enrique Martínez Lozano.

Jueves, 21 de diciembre de 2017
Comentarios desactivados en “Miedo, ego, consciencia, liberación”, por Enrique Martínez Lozano.

tumblr_n3wdbt8nzd1rw0itmo1_500El miedo nace del “cruce” del tiempo y de la mente: el miedo es creado por la mente, a partir de algo que recuerda -y sobre lo que cavila- o adelantándose a lo que pueda suceder, a través de la proyección.

En cuanto sentimiento “limpio”, el miedo es una emoción que nos “alerta” frente a algo percibido como peligroso o amenazador. Sin embargo, cuando somos atrapados por él, suele aparecer el “miedo al miedo”, paralizador y angustiante.

La liberación radical del miedo no vendrá de la mente, sino justamente de la capacidad de silenciarla, tomando distancia de sus mensajes repetitivos, y viniendo al presente, como modo de abortar el recuerdo obsesivo y la proyección imaginada.

El sujeto del miedo es el yo. Desde su fragilidad, vulnerabilidad y, en último término, inconsistencia, no puede sino vivir bajo el temor, a pesar de todos los recursos a los que suele acudir para protegerse.

La liberación del miedo pasa, por tanto, por la comprensión, que permite ver el error de identificarnos con el yo. Solo en la medida en que comprendo que no soy el yo, podré verme libre del miedo que me acompaña desde mi nacimiento ya que, como dijera Thomas Hobbes, “el día que yo nací, mi madre parió gemelos: yo y mi miedo”.

Cuando nos liberamos del miedo, empezamos a saborear la libertad: cae la búsqueda enfermiza de consuelo y ya no hay necesidad de dioses. Liberados de la identificación con el yo, nos comprendemos y reconocemos como plenitud, aquella plenitud que nuestra mente -desde la identificación con el yo- había siempre situado “fuera”.

Pedagógicamente, para avanzar en la liberación de tal identificación, resulta eficaz ejercitarse cotidianamente en una práctica muy concreta: amar lo que es. Antes de dejarnos llevar por cualquier juicio mental o “etiqueta” que nuestra mente coloca a lo que sucede o aparece en nuestra existencia, la sabiduría invita a amar todo ello, como camino para alinearnos con lo real, vivir la aceptación profunda y, de ese modo, reconocer experiencialmente que somos uno con todo lo que es.

Amar lo que es no tiene nada que ver con la resignación, la claudicación o la indiferencia…, sino con la sabiduría. Al amar lo que es, se entra en un camino de aceptación, actitud sabia entre los extremos de la resistencia y de la resignación. Ahí se descubre que la propia aceptación se halla dotada de un dinamismo que hará que nos comprometamos en cada momento en la acción adecuada.

Gracias a esa práctica, es posible pasar de la identificación con el yo a la comprensión de la consciencia que somos. Es por tanto un ejercicio de poner consciencia, tal como pedía Rabindranath Tagore: “Que en la algarabía de nuestras tareas sin fin no cese de resonar en el fondo de nosotros, como emitido por un instrumento de cuerda única, este constante llamamiento: ¡Oh! ¡Despierta! ¡Sé consciente!”.

Enrique Martínez Lozano

Boletín Semanal, vía Fe adulta

Espiritualidad , , , ,

“Conquistar Canaán” por Carlos Osma

Martes, 5 de diciembre de 2017
Comentarios desactivados en “Conquistar Canaán” por Carlos Osma

guerrabibliaDe su blog Homoprotestantes:

Cristianos y cristianas lgtbi corremos los mismos riesgos que el resto cuando, decididos a apropiarnos de las palabras del texto bíblico, lo alejamos de tal forma de su sentido original que más que actualizarlo para que nos interpele, lo convertimos simplemente en una justificación de nuestros planteamientos previos. Aconseja el libro de Josué aquello de: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la Ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que está escrito en él, porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien[1]”. Algunos y algunas, decididos a prosperar y liberarnos de la ideología heteronormativa que nos ha pretendido robar el acceso a la Biblia, nos acercamos a ella de manera acrítica, repitiendo los mismos errores que cometen quienes la utilizan para deshumanizarnos y hacernos daño. Y cegados por nuestra voluntad inquebrantable de demostrar que somos fieles a lo que “nos dice la Biblia”, nos apropiamos de las promesas que supuestamente ella nos otorga: “Mira que te mando que seas valiente; no temas ni desmayes, porque el Señor, tu Dios, estará contigo donde quiera que vayas[2]”.

La primera vez que escuché los dos versículos que he citado anteriormente tendría unos quince o dieciséis años, fue en un encuentro de jóvenes cristianos que todo el mundo identificaba como heterosexuales. Para quienes allí estábamos, acostumbrados a ser una minoría insignificante en nuestro entorno, y llamados a evangelizar a toda persona que tuviéramos cerca, escuchar que Dios estaba del lado de nuestra pequeña minoría y que no nos abandonaría nunca; aunque parezca estúpido, nos otorgaba una identidad, un proyecto, y la falsa seguridad de que finalmente siempre tendríamos éxito. Al acabar el encuentro y volver a casa, busqué de nuevo estos textos y leí íntegramente el libro donde se encuentran. Allí descubrí que estas palabras fueron puestas en boca de Dios para decirle a Josué que, después de la huida de Egipto y de vagar durante años por el desierto, los israelitas tenían frente a ellos la tierra prometida donde podrían vivir en libertad. Para conseguirla bastaba con someter o expulsar a las personas que la ocupaban. No se hablaba de los sueños, de los sufrimientos, de la vida de quienes vivían en aquella tierra, eran simplemente personas que no formaban parte del pueblo de Dios y que no seguían la Ley; por tanto, eran susceptibles de ser eliminadas. Y así lo hicieron, en Jericó por ejemplo, “destruyeron a filo de espada todo lo que en la ciudad había; hombres y mujeres, jóvenes y viejos, hasta los bueyes, las ovejas y los asnos[3]”. Algo que repitieron en el resto de ciudades hasta finalmente conquistar la tierra: “tomó Josué todas las ciudades de aquellos reyes y los hirió a filo de espada[4]”. Me escandalizó lo que leí, y me resultó imposible identificarme con el Dios de Josué, y la fe de quienes eran sus ciegos seguidores. Pero con el tiempo descubrí que todo lo que este libro explica forma parte del ADN de muchas comunidades cristianas: la fe en un Dios que divide el mundo en nosotros y ellos, y que anima a utilizar cualquier estrategia, por inhumana que sea, para imponer su voluntad. Todo ello apelando a una ley revelada e incuestionable.

Bastantes años después, estudiando más profundamente la Biblia, descubrí que el Dios con el que me topé en el libro de Josué, era realmente el Dios del rey Josías, que reinó en Judá entre el 639 y el 608 a.C. O más bien, al que apeló para llevar a cabo su proyecto político que consistía en expandir Judá hacia el norte para reconquistar el territorio de Israel, que casi cien años antes había caído en manos del Imperio Asirio, centralizar el culto en el Templo de Jerusalén y crear un gran Estado. Este proyecto necesitaba lo que hoy llamaríamos un relato que fuera consistente y le diera legitimidad. El libro de Josué lo consigue relacionando los anhelos de Josías con una historia heroica y triunfal sobre los orígenes del pueblo israelita, y haciendo del Libro de la Ley la norma divina básica que regía la vida del pueblo. Un Libro de la Ley que supuestamente el sumo sacerdote había descubierto en el Templo[5] durante el reinado de Josías, pero que los especialistas creen que fue compuesto en aquella época[6]. A Josías le importaba bien poco la vida de las personas que vivían en Israel, y por esa misma razón, su Dios quería acabar con ellas y robarles lo que era suyo. Pero de la misma manera, no daba valor alguno a la vida de sus súbditos, porque únicamente eran soldados al servició de sus aspiraciones. Que el Dios de Josías no podía cumplir sus promesas lo atestigua que finalmente este rey aspirante a mesías murió en la batalla de Meguido contra el rey de Egipto[7]. Veinte años después Nabucodonosor destruyó el reino de Israel, la ciudad de Jerusalén y el Templo, dando lugar a la deportación y el exilio a Babilonia de gran parte de la población israelita.

Muchos cristianos y cristianas de hoy, acostumbrados a reflexionar su fe a partir de una lectura literal de la Biblia que reconocen como Ley, siguen al Dios de Josías. Para ellos las personas lgtbi no tenemos vidas, ni esperanzas ni familias; solo somos una amenaza para sus deseos de conquistar el mundo a golpe de Biblia. Sus posiciones siempre son de lucha y confrontación, de posesión de la verdad frente a los que vivimos en el engaño, de depositarios de la salvación frente a quienes estamos perdidos en nuestro pecado. Y llaman a la guerra, una guerra que produce víctimas, que hace sufrir a gente a la que no quieren poner ni voz ni rostro, porque su teología se basa en la deshumanización de los diferentes. Se aferran a una Ley que llaman divina, pero que apesta a inhumanidad e intolerancia. Generan muerte sí, pero como Josías, no tienen futuro, porque quien predica y sigue a un Dios de muerte, finalmente logrará su objetivo de encontrarse cara a cara con él. Además, como en el caso de Josías, su discurso es sólo un falso relato disfrazado de religiosidad, con el que engañan a millones de personas que necesitan formar parte de un ejercito que les diga lo que tienen que hacer, y les prometa un mundo que no existe.

Ya hemos hablado de ellos, de quienes siguen al Dios de Josías, pero la pregunta más importante es sobre nosotros, sobre si las personas lgtbi debemos olvidar las promesas de Dios a Josué, y arrancar este libro de nuestras Biblias. En mi opinión, no creo que debamos hacer algo diferente a lo que hicieron los primeros cristianos cuando leían sus textos bíblicos: releerlos a partir del evangelio, de su experiencia con Jesús de Nazaret, y del Dios Padre que éste les había revelado. Un Dios de amor que llamaba a la salvación de todas y todos, que no hacía diferencia entre seres humanos, y que siempre se oponía a cualquier lectura legalista que produjese víctimas. Por eso más que idealizar la entrada de los israelitas en Canaán al gusto de los poderosos, quizás deberíamos tener en cuenta que en realidad sus tribus entraron de manera pacífica en el curso de las trashumancias[8]. Lo que buscaban no era expulsar o asesinar a otras personas, sino encontrar lugares donde poder vivir mejor junto a sus familias. Cuando cristianos y cristianas lgtbi llegamos frente a la tierra prometida, huyendo de aquel lugar donde no éramos humanos, sencillamente carne al servicio del Faraón heteronormativo; cuando por fin, tras dar vueltas por el desierto de la tentación, nos damos cuenta que ahora depende de nosotras y nosotros dar el paso definitivo que nos situará en una tierra más justa; deberíamos atrevernos a hacerlo teniendo en cuenta dos cosas importantes: Que las personas que allí viven deben ver respetada su voluntad de ser felices, y que nuestro bagaje, nuestra experiencia de liberación, no debe ser impuesta, pero sí compartida.

La sociedad en la que vivimos, la iglesia a la que pertenecemos, puede ser Egipto, y en ese caso solo nos queda la posibilidad de la huida si queremos ser felices. Pero también puede ser Canaán, una tierra con sus propias costumbres, que no nos lo pondrá fácil para construir lugares inclusivos pero donde es posible abrir espacios para la convivencia. En ese caso, podríamos dejar de escondernos, de permitir que otros y otras decidan por nosotros, de pasar desapercibidos. No es fácil, hemos sido educados para sobrevivir sin levantar sospechas, con una enorme capacidad para el mimetismo. Sin embargo, creo que ahora, para poder vivir en Canaán, ya no podemos conformarnos con eso, nuestro reto pasa por esforzarnos y ser valientes, no tener miedo ni desmayar, y confiar que el Dios de amor de Jesús esté a nuestro lado para poder vivir y compartir anhelos, sueños, temores, experiencias o deseos, de forma pública. Compartir no para hacer una sociedad a nuestra imagen y semejanza, sino una sociedad más inclusiva para todas y todos. Necesitamos una tierra como Canaán, pero Canaán también nos necesita a nosotras y nosotros. No lo lograremos con ejércitos ni con espadas, será el espíritu del Dios de amor de Jesús quien nos guie hasta la victoria definitiva. Una victoria donde la única víctima será la injusticia.

Carlos Osma

[1]    1,8

[2]    Jos 1,9

[3]    6,21

[4]    11,12

[5] 2 R 22,8.

[6] Finkelstein, I. “La Biblia desenterrada” (Editorial Siglo XXI. Madrid, 2003). Pág. 309.

[7] 2 R 23, 28-30.

[8] Von Rad, G. “Teología del Antiguo Testamento Vol I” (Ediciones Sígueme. Salamanca, 1969). Pág. 372.

Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con FacebookCompartir en Pinterest

Biblia, Espiritualidad , ,

“La sexta Sola”, por Carlos Osma

Martes, 31 de octubre de 2017
Comentarios desactivados en “La sexta Sola”, por Carlos Osma

soloamorEn el Día de la Reforma, traemos este artículo de su blog Homoprotestantes:

Tradicionalmente son cinco las creencias teológicas básicas de las iglesias surgidas de la Reforma Protestante: Sola Fide, Sola Gratia, Solus Christus, Sola Scriptura y Soli Deo Gloria. Estas cinco Solas están estrechamente relacionadas entre sí, ya que: “El fundamento para formar parte de la comunidad cristiana es la Sola Fide en la Sola Gratia que se nos revela en Solus Christus a través de la Sola Scriptura con el objetivo de dar Soli Deo Gloria1”. También ha habido propuestas que pretendían añadir un sexto principio como Solus Spiritus, pero muchas voces han evidenciado que está contenido en los cinco anteriores.
 .

Como cristiano gay me preguntaba si desde mi experiencia echaba de menos alguna otra Sola que fundamentara la fe no sólo protestante, sino cristiana en general. Y en seguida me di cuenta de que hay una que sorprendentemente no está entre estas creencias teológicas básicas, siendo en mi opinión, la más básica de todas. Me refiero a Solo el Amor. El Dios que reveló Jesús de Nazaret, el Dios cristiano, si se caracteriza por algo es por el amor hacia su creación. El evangelista Juan lo dice muy claro en esa cita que seguro hemos escuchado en más de una ocasión: “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna2”.

 
Es cierto que podría decirse que Solo el Amor no es necesaria como sexta Sola puesto que, como Solus Spiritus, está contenida en las cinco tradicionalmente aceptadas. O más que contenida, es el fundamento de todas ellas y quien les otorga coherencia y sentido. Nadie duda de que la Sola Fide tiene como origen a un Dios de amor que ha querido regalárnosla por su Sola Gratia. Bueno, rectifico, siempre ha habido desde el principio del cristianismo una tendencia a poner condiciones a esa Gratia divina diciendo que únicamente quienes cumplen una determinada moral son dignos de ella. Pero la fe que se fundamenta en Solus Christus afirma con rotundidad que Dios no nos ama porque seamos homosexuales, o a pesar de eso, sino que nos ama porque Ella es amor. Y ese amor se nos reveló en Jesús de Nazaret, que según el evangelio siempre entendió el amor como medida de todas las cosas, pero no un amor a la Ley, o un amor a las instituciones religiosas o políticas, sino un amor a los seres humanos, preferentemente a quienes son objeto de injusticia. Y concretamente sobre eso, dejó muy claro que toda la Ley se resume en: “amarás a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo3”. Desde esta premisa podemos afirmar que el punto de partida irrenunciable para la Sola Scriptura, es que ésta únicamente puede leerse desde el amor, y jamás como un arma para condenar a nadie. La Sola Scriptura leída desde la radicalidad de Solus Christus por la Sola Gratia que hemos recibido a partir de la Sola Fide en un Dios de amor, es fuente de liberación. La Sola Scriptura leída desde la Sola literalidad de la Sola Ley recibida a partir de la Sola Imposición en un Dios cruel y justiciero, es fuente de opresión y sufrimiento. Y si cristianas y cristianos lgtbi estamos cansados de ser insultados y menospreciados a golpe de versículo bíblico, no podemos caer en el mismo error, nuestra lectura no puede ser una búsqueda de justificación a nuestra manera de ser, sentir y de amar, sino que desde el convencimiento del amor que Dios tiene por nosotras y nosotros y que se nos reveló en Jesús, podemos escuchar la voz de Dios en su palabra que con amor nos empuja hacia la construcción del Reino para la Soli Deo Gloria.
 
En una reciente entrevista el teólogo peruano Eduardo Arens afirmaba: “Veo la genialidad de Jesús en dos cosas… La primera es haber puesto en el centro al hombre en nombre de Dios… y nosotros lo hemos desplazado, hemos puesto a Dios en el centro y el hombre tiene que agacharse ante un Dios aplastante… La segunda genialidad de Jesús es el nombre de ese Dios que pone al hombre en el centro, y en el centro del hombre pone: Amar4”. Las cristianas lgtbi sabemos algo de todo esto, de ese dios que ocupaba el centro de la fe cristiana en la que fuimos educados, y que nos empujaba junto a muchos otros creyentes fuera de esa fe afirmando que no éramos dignos de llamarnos cristianos. ¿Cristiana y lesbiana? Imposible. ¿Cristiano y transgénero? Abominación. ¿Cristiano y bisexual? Perversión…. Pero el principio más básico de la fe cristiana es ese que dice Solo el Amor. Ese que por la Sola Gratia nos sitúa a todas nosotras y a todos nosotros en el centro y nos dice que somos seres humanos amados por Dios sin condición ninguna. El que nos invita a ser testigos del amor divino en el mundo en el que vivimos. No tenemos que agacharnos para adorar al dios heteronormativo, debemos más bien denunciarlo y expulsarlo de nuestras comunidades para ser fieles al Dios de amor que nos predicó Jesús de Nazaret. Y tenemos que decir a todos esos creyentes que dicen “Dios es amor, pero…” que no hay pero que valga. Que Dios les ama, a pesar de que hayan predicado la homofobia y de que hayan hecho sufrir a tanta gente. Que todavía pueden comportarse como discípulos de Jesús si desplazan del centro de su fe a la iglesia, la palabra, la divinidad, o cualquier otro bien que ellos consideren supremo para colocar el amor al ser humano. También a ellos mismos, puesto que detrás de comportamientos fundamentalistas hay mucha represión, inseguridad y baja autoestima.
 .
Las Cinco Solas forman parte de nuestra tradición y aportan y seguirán aportando una base firme de nuestra fe. Sin embargo, creo que no solo habría que añadir Solo el Amor, sino que en realidad es ésta la única Sola en la que se fundamenta toda la teología, toda la fe, y toda la experiencia cristiana desde sus orígenes. Y nosotras, personas que por nuestra diversidad hemos visto como en las comunidades cristianas se nos faltaba al amor, por mucho que con palabras se afirmase lo contrario; sabemos muy bien lo desestabilizador que es el mandamiento más básico del cristianismo: “amarás a tu prójimo como a ti mismo”. De ahí las construcciones teológicas absurdas que se realizan para poder insultarnos o pedir que se nos discrimine socialmente, y decir que todo eso se hace en nombre del amor. Normalmente porque se da preferencia a cualquiera de las Cinco Solas, generalmente la Sola Scriptura, para pasar como un rodillo por encima de nuestros sentimientos e incluso de nuestros cuerpos, y cuando estamos humillados se nos recuerda que Dios nos ama. Pero el camino que nos enseñó Jesús es claro: Solo el amor y Solo el amor. No hay más Solas que valgan, y si las hay, pueden ser Solas protestantes, evangélicas, católicas u ortodoxas, pero no son Solas cristianas si entendemos el cristianismo como seguimiento de Jesús, porque: “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe5”.
 
Solo el amor no es una justificación para sentirnos seguros y tranquilos, por muy necesario y hasta urgente que pueda ser la llamada de Dios a amarnos y superar los traumas que la transfobia, la bifobia o la homofobia ha producido en nosotras. Solo el amor es un principio tan desestabilizador para nosotros como sabemos que es para quienes durante tanto tiempo han intentado humillarnos, porque no es fácil decir Solo el amor cuando no nos gusta la persona que tenemos delante, la forma que tiene de comportarse, o cuando recordamos el daño que ha querido hacernos. Pero Solo el amor es la única posiblidad si queremos seguir a ese Jesús que nos habló de un Padre que nos ama a todos y todas y que nos hace hermanas y hermanos. Puede parecer utópico, y lo es, puede parecer inalcanzable, y seguro que no lograremos estar siempre a la altura, pero Solo el amor, sin autoengañarnos con moralinas santurronas, es el principio y el fin del cristianismo, sencillamente porque si en algo coincidimos todas, es que Dios es amor.
Carlos Osma
.
1 Resumo aquí la interesante aportación del Pastor de la Iglesia Luterana Unida de Argentina Lisandro Orlov, en el comentario que realizó a mi artículo “¿Ha muerto la Sola Scriptura?”.
2 Jn 3,16.
3 En referencia a Mt 22,36-40.
4 Entrevista realizada por Jesús Bastante en Periodista Digital.
5 1ª Cor 13,1.

+++

Biblia, Espiritualidad , ,

“Biblia e ideología de género”, por Carlos Osma

Miércoles, 18 de octubre de 2017
Comentarios desactivados en “Biblia e ideología de género”, por Carlos Osma

holi-2460509_960_720De su blog Homoprotestantes:

En la inmensa mayoría de las lecturas que se hacen del texto bíblico encontramos lo que nosotras llamaríamos una ideología heterocentrada. Digo nosotras llamaríamos, porque por mucho que nuestras hermanas y hermanos en la fe estén cada vez más obligadas a definirse como heterosexuales, lo hacen por la presión que realizamos. Si no fuera por nuestra pesadez, no serían hetero nada, ni defenderían ideología alguna, porque lo suyo lo definen como naturaleza, biología, y no sé cuantas absurdeces más. Pero nosotras ponemos al descubierto que hay una ideología tras sus planteamientos que se puede resumir con las dos afirmaciones siguientes: Si una persona nace con un pene, es un hombre, y se siente atraído por las mujeres; y si por el contrario nace con una vulva, es una mujer, y se siente atraída por los hombres. Cierto es que esta ideología no niega que existan otras posibilidades, pero como cualquier otro sistema represivo, quienes no encajan son considerados enfermas, pecadores, pervertidas, peligrosos, y se toman medidas contra ellas.

Creo que el texto bíblico debería leerse desde otras ideologías más liberadoras que no creen víctimas, ya que no entiendo cómo se puede afirmar que la Biblia es un texto liberador, y al mismo tiempo utilizar una ideología opresora para interpretarlo. La ideología es un medio del que por una parte no podemos escapar, ya que siempre reflexionamos desde una de ellas, pero que no limita completamente, ya que podemos cambiar de ideología si esta se revela como opresora y tenemos otras a nuestro alcance que no lo son, o al menos, no lo son tanto.

Mucho se comenta en los entornos cristianos sobre la peligrosísima y diabólica ideología de género, sin embargo, a uno le da un poquito de vergüenza escuchar a sus representantes en entrevistas o artículos hacerse las víctimas y llamando al Armagedón con un discurso que deja claro que no saben de lo que están hablando. Por esa razón he pensado (imagino que lo de haber sido profesor de escuela dominical te marca para toda la vida) que podría hacer una pequeña introducción para que por lo menos cuando nos insulten (eso lo van ha hacer de todas formas), si leen este artículo, lo hagan con el vocabulario adecuado. Así que, para no hacer este artículo interminable, me voy a centrar en los conceptos más básicos que utilizan los estudios de género, y los voy a relacionar también de una manera sencilla con una lectura no heteronormativa del texto bíblico.

Distinguimos cuatro ejes, el primero de ellos sería el sexo biológico y se refiere a nuestras características físicas-biológicas, es decir que tiene que ver con nuestros órganos, hormonas, cromosomas… Así que en cuanto al sexo biológico si por ejemplo el apóstol Pablo nació con pene, y supiésemos con seguridad que sus cromosomas eran XY, podríamos decir que Pablo era macho. Pero si por una de esas casualidades a pesar de tener un pene, sus cromosomas eran XX, estaríamos ante una persona intersexual1 en el Nuevo Testamento. Así que para empezar la única herramienta hermenéutica que justificaría dar por hecho que Pablo era macho, sería un análisis cromosómico, lamentablemente (o afortunadamente) no tenemos sus restos mortales y en el siglo primero no se realizaban estudios cromosómicos. De todas formas, creo que en el caso de que Pablo fuera intersexual (algo que deberíamos dar por hecho quienes apostamos por hacer de la Biblia un lugar liberador para todas, sobre todo para las minorías que padecen discriminación), no creo que añadiese o quitase valor alguno a sus afirmaciones más controvertidas, o a su visión sobre la justificación por la fe, a menos que los análisis cromosómicos se conviertan ahora en legitimadores de teologías (tiempo al tiempo). Reconozco que puede parecer poco verosímil que Pablo naciera con vulva y cromosomas XX, es decir, que fuese una hembra. El entorno judío (y no judío) no era nada propicio en estas situaciones, aunque a quienes nos encanta Barbra Streisand su película Yentl nos haga creer que todo es posible. Quizás Pablo fue una Yentl desde que nació, y sus textos más misóginos tengan un origen en la autonegación. Sé que es una propuesta arriesgada, pero no me negarán que si hubiera sido así, sus palabras en la carta a los Gálatas: “No hay macho ni hembra porque todos sois uno en Cristo Jesús”, alcanzarían todo su sentido. Para quienes en este momento se estén rasgando las vestiduras, les diré que se pregunten si cuando ellas dan por sentado que Pablo era un macho, no introducen en el apóstol ideas y categorías actuales que nada tienen que ver con la autocomprensión del propio Pablo. Al menos en mi reflexión la teología ficción no pretende engañar a nadie, y su única voluntad es muy evangélica: la liberación.

El segundo eje es el género, y tiene que ver con la manera con la que nos sentimos, la forma en la que nuestro cerebro interpreta quienes somos dentro de las propuestas que nos son dadas. Así por ejemplo la reina Esther podía ser una mujer, pero no porque tuviera una vulva, dicho de otra forma, la reina Esther no tenía que pararse a pensar que tenía entre las piernas para saber que era una mujer (imagino que mis lectoras tampoco lo harán), sino que su cerebro se entendía de esa manera. De la misma manera quizás podríamos entender que Ruth era un hombre, pero por haber nacido hembra fue obligado a asumir las obligaciones sociales que le fueron impuestas. ¿Quién puede demostrar que no fue así? ¿Quién necesita que Ruth fuera una mujer para que su historia y su ejemplo puedan considerarse dignos de estar recogidos en el Canon? El texto bíblico, a diferencia de la mayoría de sus intérpretes, no se introduce en el cerebro de Ruth para aclararnos cuál era su género. Pero para nosotros Ruth por él mismo y por su ejemplo, era divino, y si se percibía a sí mismo como un hombre, pues estaría dando voz a tantos y tantos de ellos que a lo largo de la historia han tenido que luchar como él para sobrevivir. Para simplificar las cosas, acabaré este segundo eje explicando que nada nos impide pensar que José, el hijo de Jacob, era genderqueer, es decir, que no se sentía del todo cómodo con los conceptos hombre/mujer que había a su alrededor. Quizás fue esa la razón por la que era capaz de soñar e interpretar imposibles. Quizás por eso despertó la envidia de sus hermanos, que necesitaban que José fuera un hombre como ellos. La túnica de colores con la que se vestía era un reflejo de la diversidad que era capaz de albergar, así lo entendió su padre cuando se la regaló, o el Faraón cuando al nombrarlo gobernador de Egipto, le hizo vestir con ropas de lino fino y puso un collar en su cuello. Ninguno de los hombres que lo rodearon al nacer, era como José, ni tampoco las mujeres. Él fue sin embargo el escogido de Dios, porque Dios no necesita un género determinado para manifestarse.

El tercer eje es la expresión de género y tiene que ver con los roles tradicionales que expresan el género. Según estos roles, nosotras podríamos entender que el Dios de Jesús es femenino, ya que se comporta con los roles que en nuestra sociedad (hoy y a esta hora) se asocian con la feminidad: amor, cuidado, protección, perdón, debilidad, tolerancia, etc. De aquí podríamos inferir que los roles masculinos tan presentes hoy en el cristianismo, quizás no tiene mucho que ver con el Dios Padre de Jesús, y que lo que se demanda de cristianos y cristianas es que nos feminicemos para parecernos más a ese Dios que el Jesús crucificado nos revela. Por otro lado también podríamos decir que Débora, jueza de Israel, era masculina, una líder del pueblo que impartía justicia, que llamaba a la guerra en nombre de Dios, y que tomó a diez mil hombres bajo su mando para luchar y vencer a los cananeos. Personalmente creo que muchas personas, independientemente de si son hombres, mujeres o genderqueer, cuando llegan a lugares de responsabilidad dentro de las comunidades cristianas, lo hacen con una expresión de género masculina. El llamado a la guerra contra las personas lgtbi nace también de esta manera masculina de entender el cristianismo, cuando lo que urge para seguir al Dios de Jesús, es feminizarlo. No tenemos demasiados indicios en los evangelios sobre la expresión de género de María Magdalena, aunque todo el mundo da por hecho que era femenina (incluso los más literalistas), sin embargo nada nos impide pensar al leerlos que fuera una persona andrógina, es decir que se comportaba indistintamente, o según el contexto, de manera masculina o femenina. Y es que al final, cuando de la necesidad se hace virtud, muchas personas son capaces de sentirse cómodas en los roles que supuestamente no les corresponderían. Y el valor que tiene el testimonio de María Magdalena, no reside en si era fiel a la expresión de género que se le imponía, sino en su voluntad de seguimiento de Jesús hasta la cruz. Demostrando valor, empatía, fuerza, o cuidado.

En último lugar, el cuarto eje es la orientación sexual, en este caso todo gira alrededor de las personas por las que sentimos atracción sexual. Si suponemos que el rey David era bisexual (porque nos da la gana y porque lo único que nos diferencia de quienes utilizan las lecturas heteronormativas es que nosotras explicitamos que estamos proyectando nuestra ideología), significaría que se sentía atraído tanto por hombres como por mujeres, lo cual explicaría su amor por Jonathan y su relación con otras mujeres. Tampoco hay nada que nos impida creer que la hospitalaria Lidia que encontramos en el libro de los Hechos de los Apóstoles era heterosexual, es decir, que se sentía atraída exclusivamente por hombres. Aunque estaría bien recordar que, si suponemos era mujer, la atracción que ella podía sentir no le importaba a nadie. Como tampoco importaba quien le gustaba a María, la madre de Jesús, una joven obligada a casarse mediante un matrimonio concertado con un hombre mayor que ella. Aunque si hay un lugar en la Biblia donde la vemos reflejando amor y cariño por alguien, es cuando visita a su prima Elisabet. Por eso estamos convencidos que si Jesús saltó en su vientre cuando estas se encontraron, es porque fue capaz de conocer el amor sincero, aunque al parecer oculto, entre ambas. No hay ni una sola palabra en el evangelio que nos impida creer que María era lesbiana, es decir: que se sentía atraída por personas de su mismo sexo. Lo mismo podemos decir de su hijo Jesús, (a quienes entendemos) nos resulta más que evidente que era gay, que le atraían los hombres. De hecho, el Evangelio de Juan repite constantemente que Juan era el discípulo al que Jesús amaba (y de una manera diferente al resto). Por tanto afirmar que María y Jesús necesariamente eran heterosexuales, es dejarse llevar por una ideología heteronormativa que pretende borrar de la historia a mujeres y hombres que amaron y gozaron con personas de su mismo sexo. Me podría extender, pero para no aburrir a nadie, y porque mi única intención es animar a mis lectores y lectoras a abrirse a otras lecturas y a ser más libres a la hora de aproximarse a los textos bíblicos (no hay lecturas o aproximaciones opresivas que puedan liberar a nadie), acabaré diciendo que Abel era asexual, una persona que no sentía atracción sexual por nadie, no sabemos si era una fase, si estaba rodeado de tan poca gente que ninguna le“hacia tilín”, o si simplemente el joven no estaba por la labor. Sin embargo, y eso es lo importante, Dios sentía un aprecio especial por él (algo que no soportó Caín ¿cuál sería su orientación sexual?).

Sé que me he dejado muchas posibilidades, pero lo más relevante de la llamada “ideología de género” es que invita a todas aquellas personas que no encajan del todo en ninguno de sus modelos, a sumarse, a añadir experiencias, no hay nadie excluido, no hay nadie al que se le pueda decir que está enfermo, o perdida, o que es un depravado. Su voluntad es la liberación, y por eso creo que esta ideología es más útil para las personas que seguimos a Jesús, que la ideología heteronormativa. Esa que excluye y que convierte al cristianismo en algo que nada tiene que ver con el Jesús que nos llamó a todas y todos para construir el Reino, para sumar por la liberación, para amar a quienes son como nosotros, y a quienes son distintas. Así que, si no te has sentido reflejado o reflejada del todo en alguno de los cuatro ejes que he expuesto, o incluso si quieres añadir un eje más, no tienes más que compartir aquí mismo tu experiencia. Seguro que más de una te lo agradecerá.

Carlos Osma
Notas:
1El caso que describo es sólo una posibilidad de intersexualidad. El término en general se utiliza para indicar una variedad de situaciones en las que una persona nace con unas características físico-biológicas que no encajan en los conceptos macho/hembra.

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

“Teología de la opresión en el libro de Job”, por Carlos Osma

Jueves, 20 de julio de 2017
Comentarios desactivados en “Teología de la opresión en el libro de Job”, por Carlos Osma

womensDel blog Homoprotestantes:

Dice el libro de los Proverbios que “Ir tras la justicia conduce a la vida, pero ir tras la maldad conduce a la muerte1”, una afirmación que si se lee en dirección contraria, “la vida es el premio a la justicia y la muerte a la maldad” nos permite aproximarnos a la teología de la retribución, que durante siglos gozó de aceptación incondicional en el judaísmo, y que todavía se mantiene en el imaginario de muchos cristianos, o incluso en personas que se reconocen ateas o agnósticas. Algo difícil de entender si uno es sensible a lo que ocurre a su alrededor, pero lamentablemente, la teología se hace a menudo intentando no entrar en contacto con realidades que puedan desmentirla. Por eso se las expulsa antes de que puedan expresarse, antes de que puedan desenmascarar que nuestras verdades teológicas son simplemente puntos de vista parciales y a menudo al servicio de poderes nada divinos.

Las cosas no suelen ser como parecen, y la imagen que nos muestra el libro de Job de éste revolcándose en el suelo entre cenizas para intentar aliviar el picor que las escoriaciones le producían en el cuerpo, mientras sus tres amigos se sentaban alrededor y se arrojaban sobre la cabeza polvo para mostrar el dolor que decían sentir2; puede ser una de las escenas más hipócritas que encontramos en la Biblia. Siempre he dicho que las personas LGTBI+ no somos tan especiales, y que muchos seres humanos antes que nosotras han tenido que enfrenarse con la hipocresía religiosa de quienes dicen amar al ser humano pero no su pecado. Un pecado que previamente ellos han construido artificialmente en laboratorios teológicos al servicio de alguna ideología de la exclusión que pretende divinizar a un colectivo por encima del resto. En nuestro caso el de las personas heterosexuales, o concretamente el de los hombres heterosexuales que son fieles a los roles de género que el patriarcalismo impone.

Muchos teólogos ya han indicado que en el libro de Job “la conjunción de poesía y prosa parece delatar la existencia previa de dos obras independientes3”. Quizás esto explique también la diferencia de actitud entre el Job de la prosa, sumiso completamente a la voluntad divina, y el de la poesía, que no sólo se niega a asumir algún tipo de culpa por lo que le ocurre: “Me aferro a mi inocencia, no cederé libre de reproche hasta el último de mis días4”, se revuelve contra las acusaciones de sus religiosos amigos: “¿Hasta cuando me haréis mal, me aplastaréis a palabras5?”, e incluso dirige duras acusaciones contra Dios: “Contra mí atiza su ira, me considera su enemigo6”. Una actitud, esta última, que suele resultar poco ortodoxa en el cristianismo, sobre todo en aquellas y aquellos que parecen seguir a un Dios de piedra, pero que como nos recuerda Johan Baptits Metz, no es así en el judaísmo: “Cuando se cree en Dios, se le puede decir todo. Se puede estar furioso con Él, se le puede alabar, se le pueden exigir cosas. Sobre todo, se le puede exigir que sea justo7”. Y parece ser que es éste el drama al que se enfrenta Job, al de un Dios injusto, y a la incomprensión de la teología y la cosmovisión de su tiempo que defienden a capa y espada quienes se suponen son sus amigos.

¿Cuántas cristianas y cristianos LGTBI+ no hemos gritado alguna vez a Dios para decirle porqué nos ha hecho así? ¿Porqué nos ha convertido en sus enemigos sin que hayamos hecho nada para merecerlo? Cuantas veces, aferrados a la cosmovisión heteropatriarcal de la divinidad, no hemos creído que Dios era un fiscal que nos declaraba culpables de una manera tan injusta. Por eso el libro de Job habla tan directamente a nuestra experiencia, porque también nosotras hemos chocado con el Dios cruel que la teología de la opresión heteronormativa ha construido, esa que nos desnudaba y hacía enfermar nuestro cuerpo, que lo marcaba y exhibía para provocar a nuestro alrededor desprecio y vergüenza. Esa que nos hacía sentir culpables por ser, sentir o amar de una forma no normativa. Pero hoy, podemos humillarnos, como nos piden desde los púlpitos más homófobos a los que dicen ser más gayfriendly, o podemos como Job negarnos a asumir la culpa y gritar hasta que nuestros gritos derrumben la teología de la opresión en la que hemos sido educadas. Aún desnudos, enfermas y arrojados en un charco de cenizas, podemos mantener nuestra dignidad y decir que son ellos quienes cooperan con el Satán que nos ha traído hasta aquí.

En la época en la que fue escrito el libro de Job, la doctrina tradicional de la retribución, esa que encontramos en otros lugares de la Biblia y que viene a decir que a quienes les van bien las cosas es porque son fieles a la voluntad de Dios, y a quienes les van mal es porque no lo han sido; había entrado en crisis. Los amigos de Job son los defensores de esa teología y por eso, a pesar de lamentarse por la situación de su amigo, están convencidos de que se merece lo que le ocurre. Su buena acción, consiste en hacer descubrir a Job su error, que acepte su pecado y que pida perdón. No se habla de amor por ningún lado, pero parece que es el amor lo que les mueve para ir a socorrer a su amigo. Sin embargo tras rascar un poco, lo que el libro de Job nos dice es que Elifaz, Bildad, Sofar y Elihú más que estar preocupados por su amigo, lo están por su teología, y que más que defender la acción de Dios, están intentando aferrarse a una teología que hacía aguas delante suyo. Y así los encontramos, intentando hablar desde la teoría, desde la abstracción, desde las palabras y reflexiones de los sabios, pero sin que en ningún momento su discurso tenga en cuenta la experiencia de Job. Están delante suyo, pero no lo ven. O mejor dicho, no lo quieren ver, no sea que ese pecador, ese desecho de la naturaleza, pueda poner en jaque todo aquello en lo que hasta ahora habían creído. Se aferran a su mundo, y para eso, necesitan que Job reconozca que es un pecador.

También la teología de quienes pretenden culpabilizar a las personas LGTBI+ está tocada de muerte. Esa teología que diviniza el literalismo, la bibliolatría, que se vanagloria de ignorar las aportaciones de las ciencias o que pretende borrar la experiencia del ser humano de cualquier reflexión. Y aunque es evidente que no está amenazada únicamente por la experiencia de las personas LGTBI+, son ellas las que actualmente visibilizan con más claridad las carencias que esta teología posee para responder a la realidad del mundo en el que vivimos. Los fundamentalistas, literalistas, tradicionalistas e integristas, son nuestros cuatro amigos que dirigen sus condenas hacia nosotras esperando que nos rindamos, que pensemos con las categorías de su ideología de la opresión y nos declaremos culpables para así mantener indemne su mundo heteronormativo. Decía Bertrand Russell que “el poder es desnudo cuando los que están sometidos a él lo respetan únicamente porque es poder y no por otra razón8, pero en el libro de Job se dice de manera certera que ese poder que ha puesto nuestro cuerpo a la intemperie, puede dejar de ser un poder desnudo para nosotras. Ya no lo necesitamos, debe haber algún error en esa teología, en ese Dios que nos han enseñado. Es necesario desprendernos de ella y hablar con Dios directamente, como Moisés, como Abraham, o como Job; para que desde la experiencia con Dios de las travestis, los transexuales, gays, bisexuales, de las lesbianas, de las personas queer, de las desheredadas; podamos construir una teología nueva que sea más humana.

Es cierto que el libro de Job parece no dar una respuesta clara a las preguntas que propone, probablemente su valor reside en saber cuestionar una teología que genera sufrimiento sin la seguridad de poder ofrecer una alternativa. Podemos entender el libro de Job como un primer paso para la huida de un mundo opresivo, ese que se da por dignidad, por supervivencia, por respeto a una misma, sin saber exactamente cuál será el siguiente paso a seguir. Serán otros libros escritos posteriormente quienes sí darán respuestas a las preguntas que esta obra había dejado en el aire. Sin embargo las palabras de Dios en la última parte del libro dejan muy clara la seguridad de que quienes defendían la teología dominante de su época estaban equivocados :”Después de haber hablado Dios con Job, se dirigió a Elifaz, el Temaní, para decirle: Encendido estoy de ira contra ti y tus dos amigos por no haber dicho verdad sobre mí, al contrario que Job, mi siervo9”. Y es que de lo que no podemos dudar es de que a Dios le ofende profundamente los discursos de odio que las comunidades cristianas dirigen a las personas LGTBI+ con el agravante de mentir diciendo que las aman, cuando simplemente tienen miedo a sentirse perdidas en un mundo donde su teología no ofrece una respuesta global satisfactoria. Millones de cristianos y cristianas LGTBI+ pueden no saber que responder a las condenas de la ortodoxia, pero no deberían mantenerse calladas ni conformarse con la queja continua, sino que pueden “salir de sí mismas y convertir su trono de estiércol en una cátedra de sabiduría” desde donde expresar que hay una profunda contradicción entre la enseñanza y la praxis de Jesús y la de sus seguidores homófobos.

La tortura de Job terminó cuando intercedió por sus amigos10, por aquellos que con su discurso le habían hecho sentirse abandonado y solo. Dejando claro que no había voluntad de venganza, sino de mantener los brazos fraternos. Resuena en esta acción el evangelio de Jesús, la teología del amor, esa que finalmente logrará responder a las preguntas que Job dejó en el aire. Y es quizás esa teología la que puede ayudarnos a entender mejor a Dios, y saber que no es nuestro enemigo, que nunca lo ha sido. Que está de nuestro lado, de la justicia, y no de quienes han tratado de hacernos daño. Pero una teología que no quiere vencedores ni vencidos, sin negar las responsabilidades que cada cuál haya tenido por situarse en el lado de la injusticia o en el lado del prójimo discriminado. Si hay una salida a la discriminación que infringe la teología de la opresión de nuestros hermanos y hermanas fundamentalistas, esta debe ser para todas y todos. Una salida que esté basada en una teología del amor, del perdón y la reconciliación. Una teología profundamente evangélica enraizada en la empatía, en el situarse siempre del lado del ser humano discriminado incluso antes que en el de Dios. No vaya a ser que como muchas veces ocurre, ese Dios sea simplemente el garante de los privilegios de quienes ostentan el poder. En nuestro caso, el poder heteronormativo.

Carlos Osma
NOTAS:
 
1Pr 11, 19
2Job 2, 7-12
3 J. Trebolle, S. Pottecher. Job (Madrid; Editorial Trotta, 2011), p.113.
4Job 27,6
519,2
619,11
7J.B. Metz, E. Wiesel. Esperar a pesar de todo. (Madrid; Editorial Trotta, 1996), p.97.
8B. Russell. El Poder. Un nuevo análisis social. (Barcelona; Editorial RBA, 2010), p.91.
9Job 42,7.
1042,9

Biblia, Espiritualidad , , ,

“Como un cristiano insensato”, por Carlos Osma

Lunes, 26 de junio de 2017
Comentarios desactivados en “Como un cristiano insensato”, por Carlos Osma

holybibleDe su blog Homoprotestantes:

La carta a los Gálatas es conocida como la carta de la libertad cristiana, quizás porque eso es lo que está en juego en las comunidades a las que va dirigida. Carta completamente actual en un contexto como el nuestro, donde a veces se afirma la libertad cristiana para después ahogarla con innumerables condiciones. Los judeocristianos de las comunidades gálatas, mucho más cercanos a la teología tradicional de su tiempo que Pablo, defendían como él la libertad; sin embargo su libertad sólo podía ser vivida correctamente sometiéndose a la Ley.

Todo el mundo sabía que según lo acordado por los dirigentes de la Iglesia en Jerusalén, no se podía exigir a los nuevos cristianos que se circuncidasen, por eso los judeocristianos intentaban revalorizar la Ley para afirmar posteriormente que la circuncisión era la consumación de la fe cristiana. Revalorizar la ley es el primer paso para intentar defender una tradición, un punto de vista, o la cosmovisión que se supone incuestionable. Posteriormente habrá que hacer cábalas teológicas para explicar que la obligación de cumplir la ley no pone en entredicho la libertad cristiana, sino que la afirma. Todas estas disquisiciones se hacen siempre en un plano teórico, pero inevitablemente, tiene sus consecuencias negativas en la vida real de muchas personas.

La oración matutina del judaísmo decía: “Bendito Eres Tú, Oh D-os nuestro Señor, Rey del Universo, que no me hiciste pagano…que no me hiciste esclavo…que no me hiciste mujer… Sea Tu voluntad, Señor, D-os nuestro y D-os de nuestros padres, que nos habitúes a Tu Torá y nos ligues a Tus mandamientos (1)”. Oración que refleja la división a la que daba lugar el planteamiento que los judeocristianos estaban introduciendo en las comunidades gálatas. Distinción que no pretendía potenciar la diversidad que se da en el mundo, sino despreciarla, poniendo a unas personas por encima de otras dependiendo de algunas características personales, o incluso circunstanciales. Oración judía, pero oración que con unos pequeños cambios puede ser muy nuestra: “Bendito Eres Tú, Oh Dios nuestro Señor, Rey del Universo, que no me hiciste musulmán o ateo, esclavo o inmigrante, mujer, heterosexual, pobre, inculto, enfermo…Sea tu voluntad que pueda justificar con tu palabra mis intereses, y condenar los del resto”.

Pablo contraataca  duramente al afirmar: “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús (2)”. Ante Cristo todos somos iguales, las diferencias se diluyen, nuestras características personales son irrelevantes, y nos encontramos los unos a los otros tal y como somos. Cuando esto no es así, es porque nos hemos alejado de Cristo. No se trata de anular lo que somos, de disolver nuestra personalidad en la nada, sino de supeditar a Cristo todo lo que somos. Unidad en Cristo frente a la división de la Ley. Encuentro del hermano y hermana en Cristo, frente a la autosuficiencia que se justifica en leyes humanas disfrazadas de divinidad.

Los cristianos gálatas habían llegado al cristianismo gracias a la predicación de Pablo, pero en este momento estaban a punto de aceptar el engaño judeocristiano. Muchos de ellos se disponían a ser circuncidados, y otros lo habían hecho ya. Habían aceptado que la cruz de Cristo no era suficiente, que debían añadir algo más a su fe. Habían empezado intentando agradar a Dios, pero ahora se disponían a seguir las condiciones que les imponía una falsa religiosidad. De ser personas liberadas por el mensaje de Jesús, habían pasado a ser verdaderos esclavos de la Ley. Mejor les hubiese ido no conocer a Cristo, piensa Pablo. Mejor le hubiese sido a más de uno de nosotros no conocer el mensaje de Cristo que se predica en algunas comunidades, así podríamos haber sido un poco más libres. Aunque lo preferible, es que cada uno tengamos la convicción que Pablo intenta transmitir a los gálatas, y que muchas comunidades actuales predican: “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: «¡Abba, Padre!». Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo (3)”.

No hace falta nada más, reconocerse hijos, dejar de sentirse esclavo de absurdos planteamientos que no tienen nada que ver con uno mismo. Dejar de querer ser lo que no se es y ser agradecidos ante la herencia recibida gracias a Cristo. Él lo pone todo, nosotros sólo somos salvados por su sacrificio, no por los nuestros. La Ley es maldición de la que Cristo nos redimió (4). El Espíritu de Cristo nuestra guía hacía una libertad que produce frutos como “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,  mansedumbre, templanza (5)”. Los que han decidido vivir “bajo la carne”, es decir, los que creen que es necesario completar el sacrificio de Cristo con los suyos propios, exigen a los demás el cumplimiento de la Ley. Pero la única ley que debemos cumplir es la que Cristo nos enseñó y que Pablo nos recuerda: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo (6)”.

El apóstol rechaza la circuncisión como prueba de estar en el camino correcto: “De nada vale estar o no circuncidados; lo que sí vale es el haber sido creados de nuevo”.  Es esto en lo que vale la pena reflexionar, en si realmente somos parte o hacemos presente la nueva creación que Dios quiere para nuestro mundo. Algunos se jactan en sus perfecciones porque cumplen las normas y condiciones que quieren imponer al resto, pero Pablo termina su carta explicando como se manifiesta la nueva creación en él: “las cicatrices que llevo en el cuerpo demuestran que soy un siervo de Jesús (7)”.

Carlos Osma

 NOTAS:

(1) http://www.madregot.com/plegaria/plegariaheb01.html#Asher%20Yatzar

(2) Gal 3,28

(3) 4,6-7.

(4) 3,13.

(5) 5,22

(6) 5,13.

(7) 6,17

Biblia, Espiritualidad , , , ,

Recordatorio

Cristianos Gays es un blog sin fines comerciales ni empresariales. Todos los contenidos tienen la finalidad de compartir, noticias, reflexiones y experiencias respecto a diversos temas que busquen la unión de Espiritualidad y Orientación o identidad sexual. Los administradores no se hacen responsables de las conclusiones extraídas personalmente por los usuarios a partir de los textos incluidos en cada una de las entradas de este blog.

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Por supuesto, a petición de los autores, se eliminará el contenido en cuestión inmediatamente o se añadirá un enlace. Este sitio no tiene fines comerciales ni empresariales, es gratuito y no genera ingresos de ningún tipo.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un espacio de información y encuentro. La información puede contener errores e imprecisiones.

Los comentarios del blog estarán sujetos a moderación y aparecerán publicados una vez que los responsables del blog los haya aprobado, reservándose el derecho de suprimirlos en caso de incluir contenidos difamatorios, que contengan insultos, que se consideren racistas o discriminatorios, que resulten obscenos u ofensivos, en particular comentarios que puedan vulnerar derechos fundamentales y libertades públicas o que atenten contra el derecho al honor. Asimismo, se suprimirá aquellos comentarios que contengan “spam” o publicidad, así como cualquier comentario que no guarde relación con el tema de la entrada publicada. no se hace responsable de los contenidos, enlaces, comentarios, expresiones y opiniones vertidas por los usuarios del blog y publicados en el mismo, ni garantiza la veracidad de los mismos. El usuario es siempre el responsable de los comentarios publicados.

Cualquier usuario del blog puede ejercitar el derecho a rectificación o eliminación de un comentario hecho por él mismo, para lo cual basta con enviar la solicitud respectiva por correo electrónico al autor de este blog, quien accederá a sus deseos a la brevedad posible.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.