Un juez de California dice que no puedes obligar a una pastelería a hacer una tarta para dos lesbianas
Un juez de California autoriza a una pastelera a negarse a hacer una tarta de bodas a una pareja del mismo sexo, después de que rechazara hacérselo a una pareja de lesbianas. Otra cosa es que ya estuviera hecha la tarta, lo que entonces sí sería discriminación para el mismo juez.
Amparado en la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, un juez de la Corte Superior del condado de Kern, David Lampe, dictamina que la propietaria de Tastries Bakery, Cathy Miller, puede continuar negándose a hacer tartas de boda para parejas del mismo sexo, según una decisión que ha tomado este lunes, 5 de enero. Se trata de una moción de medida cautelar de la que sólo puede beneficiarse hasta junio, cuando está programada la próxima audiencia sobre el caso. El abogado de la demandada, Charles LiMandri, de la Freedom of Conscience Defense Fund (Fundación en Defensa de la Libertad de Conciencia, en español), ha adelantado su intención de luchar por que el caso sea desestimado.
«El derecho a la libertad de expresión en virtud de la Primera Enmienda supera el interés del Estado en garantizar un mercado de libre acceso. El derecho a la libertad de pensamiento garantizado por la Primera Enmienda incluye el derecho a hablar y el derecho a abstenerse de hablar. A veces la protesta más profunda es el silencio», declara el juez Lampe en su escrito. Cristiana conservadora, Miller rechaza hacer un pastel de bodas para una pareja del mismo sexo, Mireya y Eileen Rodríguez-Del Río, en agosto, amparándose en sus creencias cristianas. La pareja presenta un queja ante el Departamento de Empleo y Vivienda Justos de California alegando que Miller había violado la Ley de Derechos Civiles de Unruh, según la que se prohibe a las empresas públicas negar el servicio a cualquier persona en base a una serie de características que incluyen la raza, el género, la religión o la orientación sexual.
«Si no somos capaces de seguir nuestra conciencia, ya no podremos ser lo que Dios creó para nosotros (…). Soy incapaz de hacer algo que lastime a mi Señor y Salvador», declara Miller el viernes, 2 de febrero, antes de la audiencia en la que declara que Dios le ha dado la capacidad de hacer hermosos pasteles y que está comprometida a hacerlo de manera en que cree que Dios quiere que lo haga. «Es una obra de arte en lo que respecta a mi cliente (…). En la mente de mi cliente, este es un caso de libre ejercicio», declara en la misma línea, LiMandri, argumentado que los derechos de libertad de expresión de su cliente y su derecho a la libre expresión de la religión prevalecen sobre la violación de una ley contra la discriminación del estado. Y así es com parece haberlo entendido igualmente el juez Lampe, quien ha defendido que «una tarta de boda no es sólo una tarta».
«Un taller de neumáticos no puede rechazar vender una rueda porque su propietario no quiere vender ruedas a parejas del mismo sexo. No hay nada sagrado o expresivo en una rueda. Ningún artista, tras haber expuesto su obra para la venta pública, puede rechazar una venta debido a un propósito discriminatorio ilegal. Ningún panadero puede colocar sus productos en vitrinas públicas, abrir su tienda y luego negarse a vender por motivos de raza, religión, género o identidad de género (…). La diferencia aquí es que el pastel en cuestión aún no está horneado. El estado no está solicitando al tribunal que ordene a los acusados vender un pastel. El Estado le pide a este tribunal que obligue a Miller a utilizar sus cualidades para diseñar y crear una tarta que aún no ha concebido con la certeza de que su trabajo será expuesto en la celebración de una unión matrimonial que su religión prohíbe. Para este tribunal forzar dicho cumplimiento violaría lo esencial de la libertad de expresión garantizada por la Primera Enmienda», es el paradójico argumento del juez Lampe, que entiende la postura de Miller, a la vez que rechaza la discriminación por orientación sexual.
Las pastelerías parecen haberse convertido en los últimos años en los últimos grandes enemigos del colectivo LGBT, no sólo en los Estados Unidos, sino en algunos otros países anglosajones, como Irlanda. Si bien ya hay sentencia definitiva contra Sweet Cakes by Melissa, quienes se han visto obligados a cerrar su negocio por el camino, mientras la Administración de Donald Trump espera que el Tribunal Supremo falle a favor de Jack Phillips en el caso de Masterpiece Cakeshop por negarse a hacer una tarta para una pareja de gays, chefs, pasteleros y restauradores ya se han posicionado en contra de la discriminación. Una pastelería de Belfast, Ashers Baking Co., también era condenada por negarse a hacer una tarta con un lema a favor del matrimonio igualitario.
Fuente Universogay
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