Escepticismo en Georgia por ley contra discriminación LGBT
La comunidad LGBT de Georgia, un país euroasiático localizado en la costa del mar Negro, todavía duda sobre los beneficios que pueda traerle la nueva ley contra su discriminación, aunque algunas organizaciones la consideran un paso decisivo en la dirección correcta, que mejorará la vida de sus integrantes.
La ley, que entró en vigor en mayo, está destinada a ofrecer protección a las personas LGBT de este país, donde la homofobia está muy arraigada en todos los niveles de la sociedad. La discriminación que sufren es cotidiana.
Algunos activistas se quejan de que la norma, de hecho, endureció la actitud de la gente hacia la comunidad y tienen serias dudas sobre la posibilidad de su efectiva aplicación.“Desde la aprobación de la ley, las cosas, de hecho, empeoraron para las personas LGBT. Cuando presentan una queja por algo, la gente les dice: ‘¿qué más quieren? ya consiguieron sus derechos por ley’. Es repugnante”, ha dicho Irakli Vacharadze, director de la organización por los derechos LGBT, Identoba. “Además, su aplicación, por ahora por lo menos, decididamente no es efectiva”, añadió.
En una sociedad profundamente religiosa, en la que 84 por ciento de la población se define cristiana ortodoxa, las actitudes hacia todo lo que no sea una relación heterosexual tradicional son generalmente muy negativas.
Es común que a las personas LGBT no les ofrezcan servicios en empresas y hospitales, las acosen en los centros educativos y las hostigue la policía. Mientras, la Iglesia Ortodoxa, con una enorme influencia en la sociedad, denunció la equidad y el apoyo recibido por la comunidad como una “propaganda del pecado”.
Una encuesta de 2013, realizada por Identoba, reveló el profundo arraigo de los sentimientos contra la comunidad LGBT, pues el 88 por ciento de los entrevistados dijeron que la homosexualidad “nunca podía justificarse”.
Una demostración pacífica en defensa de sus derechos con motivo del Día contra la Homofobia, en mayo de 2013, terminó en violencia cuando manifestantes encabezados por pastores atacaron la marcha del grupo LGBT.
Pero los intentos de este país por estrechar sus vínculos con la Unión Europea (UE) llevaron a los partidos políticos, poco interesados en este sector de la población, a prestar atención al problema de la discriminación. Como condición de la exoneración de visas de viaje para ingresar a los países de la UE, el gobierno georgiano debió implementar leyes contra la discriminación, y entre ellas una específica contra la expresión de género y la orientación sexual. Con la dura oposición de la Iglesia, los partidos políticos se unieron para aprobar la norma.
Pero muchos integrantes de la comunidad LGBT no creen que el texto actual ayude mucho. Si bien aplaudieron la medida, también criticaron que no se hubiera aprobado la creación de un órgano para hacer cumplir la ley, por lo que los casos denunciados irán a la oficina del defensor del pueblo para los derechos humanos.
La Defensoría del Pueblo todavía debe crear un departamento para recibir las denuncias de discriminación, la que no estará en funcionamiento antes de enero. Además, “la gente no confía en la justicia, en general”, observó Viorel Ursu, gerente regional del programa Eurasia de la fundación Open Society, en entrevista con IPS. “Creen que aunque haya acciones legales, no hay garantías de que se haga justicia. Y a pesar de que hay leyes para proteger a las personas LGBT de la discriminación, seguirán sufriendo”, apuntó. Al ser consultado si esperaba que la situación mejorara en el futuro inmediato, Vacharadze contestó: “Definitivamente, no. No hay chance”.
Pero la ley ya tuvo al menos una consecuencia positiva. Integrantes de la comunidad LGBT dijeron que la profunda ignorancia sobre su expresión de género, su orientación sexual y su forma de vida fomentaba la antipatía, pero al menos ahora el tema quedó instalado en el debate público, tan necesario. “La ley no va a cambiar las actitudes de la sociedad hacia la comunidad LGBT, no va a eliminar la homofobia”, remarcó Vacharadze. “La forma de lidiar con eso es difundir información sobre las personas LGBT. La aprobación de la ley creó, de hecho, un debate al respecto, hubo información y la gente discutió”, añadió.
La ley aprobada en Georgia contrasta de forma notable con la represión que viven las personas LGBT en otras ex repúblicas soviéticas, en especial en Rusia, donde aumenta la persecución mediante normas represivas.
Sergei Aksyonov, líder de la nueva región rusa en la anexada Crimea, ejemplificó al comenzar este mes esa posición cuando en una reunión oficial atacó a la comunidad LGBT diciendo que si sus integrantes realizaban reuniones “la policía y las fuerzas de autodefensa reaccionarían de inmediato y en tres minutos les explicarían qué tipo de orientación sexual debían acatar”. También dijo que los “niños debían criarse con ‘actitudes positivas’ hacia la familia y los valores tradicionales y que Crimea ‘no necesitaba’ de gays ni de lesbianas”.
Algunos observadores dijeron que la aprobación de la ley en Georgia, cuando sus vecinos y otras ex repúblicas soviéticas atacan a la comunidad LGBT, prueba que este país está decidido a acercarse a Europa y a aumentar la distancia con Rusia, que en los últimos años anexó partes de su territorio. De hecho, durante los debates por la ley contra la discriminación, el presidente del parlamento, Davit Usupashvili, dijo que era una opción entre Rusia y la UE.
Muchos activistas piensan que el deseo del gobierno de acercarse cada vez más a la UE significa que, con el tiempo, la norma será efectiva. Incluso Ursu dijo a IPS: “Dentro de un año, más o menos, el gobierno deberá analizar cómo fortalecer la ley y tratará de probar que funciona, sencillamente porque está bajo el escrutinio de la UE”. “No sólo hay que adoptar una ley, sino que demostrar que es efectiva. Al gobierno le interesa asegurarse que se pueda aplicar”, añadió.
Fuente IPS, vía SentidoG
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