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El Tribunal Superior de Justicia de Kenia evaluará la despenalización de la homosexualidad en la India, país con el que comparte normativa homófoba

Jueves, 4 de octubre de 2018
Comentarios desactivados en El Tribunal Superior de Justicia de Kenia evaluará la despenalización de la homosexualidad en la India, país con el que comparte normativa homófoba

kenyaEl Tribunal Superior de Justicia de Kenia ha aceptado estudiar los argumentos sobre si la decisión de la India de acabar con la criminalización de la homosexualidad es relevante para Kenia. Hasta el fallo reciente de la Corte Suprema de la India (un país de más de 1.300 millones de habitantes que declaraba inconstitucional la sección 377 del Código Penal), ambos países compartían las mismas leyes que prohíben las relaciones entre personas del mismo sexo debido al «legado» de la época colonial británica. Los condenados por estos «delitos» tienen que afrontar penas de hasta 14 años de prisión en Kenia. El próximo 25 de octubre el citado tribunal escuchará las alegaciones en este sentido.

El tribunal permitirá a las partes presentar comunicaciones sobre el asunto a raíz de la decisión de la Corte Suprema de la India de rechazar la sección 377 del Código Penal. La ley de la época colonial criminalizó todas las «relaciones carnales contra el orden de la naturaleza». El 25 de octubre, el altos tribunal keniata escuchará las alegaciones sobre si el reciente veredicto de la India tiene alguna relevancia para Kenia.

Los activistas que hacen campaña para despenalizar la homosexualidad constatan que la ley se usa en Kenia para perseguir a las personas LGTB. Asimismo, las medidas contra la discriminación hacen que las personas sexualmente diversas sean vulnerables a situaciones de injusticias y discriminaciones.

A los espectadores keniatas finalmente se les permitió ver Rafiki, la primera película de la historia del país en ser proyectada en el Festival de Cannes. El Tribunal Superior de Justicia de Kenia levantaba temporalmente el veto a su difusión, impuesto por las autoridades en abril del año pasado por «promoción del lesbianismo». La exhibición limitada de la cinta, que narra la historia de amor entre dos mujeres, era un requisito para poder competir en los Premios Óscar en la categoría de mejor película de habla no inglesa.

La situación legal de la homosexualidad en Kenia

Actualmente existen varios artículos en el Código Penal de Kenia (modificado en 2003) que castigan las relaciones homosexuales (página 99 del informe Homofobia de Estado de ILGA 2017). El artículo 162 establece penas de 14 años de cárcel para quienes «tengan conocimiento carnal con otra persona contra el orden de la naturaleza» o «quien permita que un varón tenga conocimiento carnal con él o ella contra el orden de la naturaleza».  El artículo 163, por su parte, castiga a «quien intente cometer alguno de los delitos establecidos en el artículo 162 comete delito grave y será penado con prisión de 7 años».

Asimismo, el artículo 165 establece que «el varón que, en público o en privado, cometa un acto de indecencia grave con otro varón, o indujera a otro varón a cometerlo con él mismo, o intentara inducir la realización de un acto similar, incluso con terceras personas, es culpable de un delito grave y será penado con prisión de 5 años». Según los datos del propio Gobierno de Kenia, solo entre 2010 y principios de 2014 se procesó a 595 personas por estos cargos.

No está de más recordar, en cualquier caso, que en estos momentos se encuentra pendiente de resolución un importante proceso judicial, promovido por la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Gais y Lesbianas de Kenia (NGLHRC en sus siglas en inglés) que busca poner fin a la criminalización de la homosexualidad en Kenia. Si la sentencia es favorable tendrá una repercusión internacional indiscutible. Del mismo modo, un fallo a favor de mantener la penalización de las relaciones homosexuales o, incluso, de endurecer la ley, constituiría un antecedente muy peligroso. En febrero nos hacíamos eco, por cierto, de la campaña que CitizenGO, la marca internacional de HazteOír, promovía contra la posible despenalización.

Un pasado de persecución y LGTBfobia de Estado

Kenia es un país mayoritariamente cristiano (aunque con una importante minoría musulmana), en el que a las leyes vigentes y a la agresividad de las fuerzas policiales se suma una marcada homofobia social. Según un estudio del Pew Global Attitudes Project de 2013, únicamente un 8% de sus 44 millones de habitantes estaba dispuesto a algún reconocimiento social de los homosexuales, y un 90% consideraba tal orientación sexual inaceptable. La prensa alienta esta homofobia social: en mayo de 2015 se publicaba, en la portada de un periódico keniano, un listado con el nombre y la fotografía de las que supuestamente eran las doce personas gais y lesbianas más influyentes en el país, poniendo en grave riesgo su vida.

Aun así, existe en Kenia un valeroso grupo de activistas LGTB. Entre sus miembros se encuentra por ejemplo Denis Nzioka, que en 2012 trató de presentarse a las elecciones presidenciales como candidato y así visibilizar a la población LGTB. También David Kuria Mbote se presentó entonces como senador, aunque tuvo que cancelar su campaña debido a las fuertes amenazas recibidas y la falta de fondos. Su breve campaña, sin embargo, sirvió para que por primera vez un político abiertamente gay pudiera dirigirse a sus conciudadanos. El de Kuria es, como no podía ser menos, otro de los nombres citados en la publicación.

La salida del armario del escritor keniano Binyavanga Wainaina y el que se desarrollaran sin incidentes las protestas convocadas en Nairobi el pasado 2014 contra la legislación ugandesa alentaban incluso la esperanza de una mayor apertura en Kenia para los derechos LGTB. Esperanza que vio luego truncada, como muestra la detención en julio de 2014 de sesenta personas en un club de ambiente de Nairobi. Incluso se ha presentado una iniciativa ante el Parlamento de la nación, que pretende que los actos homosexuales sean sancionados con cadena perpetua para los kenianos y lapidación para los extranjeros. El propio presidente Uhuru Kenyatta declaraba en 2015 que, si bien no permitiría “cazas de brujas” contra la población LGBT de Kenia, tampoco derogaría las leyes que castigan la homosexualidad debido a su gran aceptación social. Más recientemente, en junio de 2016, un tribunal de este país consideraba “legal” y “razonable” usar torturas anales para incriminar a sospechosos de ser gais. Veremos si finalmente lo consiguen lo hacen los tribunales. Kenyatta se reafirmaba en su posición en abril de este año tachando los derechos LGTB de asunto «no aceptable» y «sin importancia para el pueblo de la República de Kenia».

Fuente Dosmanzanas

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El primer ministro de Malasia asegura que «no podemos aceptar» el matrimonio igualitario o los derechos LGTB

Miércoles, 3 de octubre de 2018
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gmmahathir0931_2xPocos meses después de que el cambio político en Malasia abriese una esperanza de mejora en la situación de las personas LGTB, el primer ministro Mahathir Mohamad despeja —para mal— las dudas y aclara que su gobierno no piensa mover un solo dedo para favorecer políticas igualitarias. Antes al contrario, asegura que «no podemos aceptar» avances en ese sentido. Lo cierto es que estas declaraciones coinciden con la línea profundamente LGTBfóbica de las últimas y preocupantes noticias que hemos venido recogiendo de este país asiático. El primer ministro se pronunciaba en los términos referidos tras su reunión con la Comisión de Derechos Humanos de Malasia (SUHAKAM), que defiende una posición más inclusiva, aunque contraria al matrimonio igualitario.

«SUHAKAM no apoya los matrimonios entre personas del mismo sexo en Malasia», se apresuraban a exponer públicamente desde este organismo, a rebufo de las palabras del primer ministro. «Si bien SUKAHAM suscribe y cree en la universalidad de los derechos humanos, no deja de tener en cuenta nuestros valores específicos del contexto», añadía su portavoz. «Sin embargo, SUKAHAM es firme en su posición de que nadie tiene derecho a discriminar a las personas LGTB o a tratarlas con odio o violencia». La Comisión de Derechos Humanos de Malasia también añadía que «el Gobierno no puede permitir que una situación en la que las creencias religiosas personales junto con la inacción gubernamental y la homofobia política se conviertan en una licencia para la violencia contra las personas LGTB».

«Si bien estamos de acuerdo con las sugerencias de SUHAKAM, tenemos que recordarle que nuestro sistema de valores es diferente al de Occidente», aseguraba sin embargo el primer ministro. «No podemos aceptar, por ejemplo, LGBT [sic], o el matrimonio entre hombres y hombres, mujeres y mujeres». «Nuestro concepto de familia sigue siendo el mismo, que las parejas con niños, con sus propios hijos, son una familia, incluso niños adoptados. Pero dos hombres o dos mujeres no se consideran una familia», alega Mahathir Mohamad. Unas declaraciones que van más allá de la mera oposición al reconocimiento jurídico del matrimonio igualitario (que nunca ha estado verdaderamente sobre la mesa en Malasia).

Este vídeo recoge (en inglés) algunas de las palabras del primer ministro en contra de la igualdad del colectivo LGTB:

Escalada de LGTBfobia de Estado en Malasia

En entradas anteriores hemos venido hablando de la escalada de LGTBfobia de Estado en Malasia. Dos mujeres malasias, de 22 y 32 años, respectivamente, recibían a principios de este mes de septiembre seis latigazos por orden de un tribunal, tras ser descubiertas por agentes islámicos en el estado conservador de Terengganu «intentando participar en actos sexuales en un automóvil». El Gobierno, por otra parte, no solo dejaba claro su apoyo a la redada que días antes tenía lugar en un bar de ambiente gay de Kuala Lumpur sino que, en boca del ministro del Territorio Federal, Khalid Samad, expresaba que «esperamos que esta iniciativa pueda mitigar que la cultura LGTB se extienda a nuestra sociedad».

whipping_bernama_020317_03Ya con anterioridad, el nuevo Ejecutivo de Malasia había defraudado las expectativas despertadas cuando insinuó que el colectivo LGTB no debe visibilizarse porque incomoda «a la mayoría» del país. Lo hacía a cuenta de la censura de los retratos de los activistas Pang Khee Teik y Nisha Ayub en una exposición de George Town (ciudad del Estado de Penang) por orden administrativa.

Un entorno difícil para las personas LGTB

Malasia, una de las economías emergentes del sudeste asiático, es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes. Las relaciones homosexuales, en cualquier caso, son ilegales y se castigan con penas de hasta 20 años de cárcel. De hecho, en 2011 nos hacíamos eco de las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad y en 2015 el entonces primer ministro, Najib Razak, comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico, alegando que carecen de derechos humanos.

La LGTBfobia social y política imperante en Malasia ha llevado a situaciones que rozan el absurdo, y que hemos recogido en esta misma página. En febrero del año pasado, en un vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia se sugería a los homosexuales que «aprender» a ser hetero es como iniciarse en la equitación. En febrero de este año nos hacíamos eco de un artículo que ejemplificaba la estigmatización de la comunidad LGTB también desde los medios de comunicación. En abril, nos enterábamos de que la Universidad de Ciencias de Malasia (USM) celebró un concurso de carteles para “convertir”alumnos gays en heterosexuales. Y en mayo que el gobierno de Malasia ha comenzado a bloquear páginas LGTB+, incluido el portal Utopia-Asia que es la principal fuente de información para viajeros gais en la región.

Especialmente preocupante fue lo sucedido en 2012, cuando un joven gay musulmán recibió amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario. En junio del año pasado conocíamos la muerte de un adolescente, T. Nhaveen, después de cinco días en coma y sufrir una dura agresión de carácter homofóbica que le había dejado con varias heridas y quemaduras en la espalda, además de ser sodomizado con una barra. T. Nhaveen, de dieciocho años de edad, había quedado con su mejor amigo, T. Previin, de 19 años de edad, el sábado, 10 de junio, alrededor de las 11 de la mañana en una hamburguesería de Gelugor, un zona residencial de George Town, en Penang, para celebrar que iba a comenzar su vida como estudiante de música en Kuala Lumpur, pero falleció el jueves, 15 de junio, tras ser víctima de una dura agresión homofóbica que le deja en coma durante cinco días. Un episodio más de bullying homofóbico que en esta ocasión había consternado a la sociedad de Malasia por su dureza y violencia. Ante este escenario, podría pensarse que un suceso tan terrible como este debería servir de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia. Mucho nos temíamos que no iba a ser así, a la vista del hecho de que los mismos medios locales y autoridades que habían reaccionado con horror ni siquiera precisaron que el acoso que el joven sufría era de naturaleza homofóbica. Esperemos, al menos, que se haga justicia con los asesinos de  T. Nhaveen. Está claro, sin embargo, que ni siquiera un hecho tan terrible como este ha servido de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia, como ya entonces pronosticábamos. Y para corroborarlo, en julio radicales religiosos de Malasia e Indonesia se rebelaban contra Starbucks por su apoyo al colectivo LGBT

Fuente Dosmanzanas

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Chile: Médico de Hospital Claudio Vicuña se niega a realizar ecografía a mujeres lesbianas

Martes, 2 de octubre de 2018
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halimUna paciente y su pareja están en proceso de fertilización asistida, lo cual el médico Roberto Halim Liendo calificó de “antinatural”. El profesional se negó a ofrecer disculpas, pese a que a la dirección del hospital respaldó a la afectada.

Una pareja lésbica, P.M y E.V denunció ante el Movimiento de integración y Liberación Homosexual (Movilh) que un ginecólogo del Hospital Claudio Vicuña de San Antonio las discriminó en razón de su orientación sexual y que se ha negado a ofrecerles disculpas, pese a que la dirección del centro asistencial lamentó lo ocurrido.

Los hechos ocurrieron el pasado 7 de agosto, cuando P.M asistió a una cita con el ginecólogo Roberto Halim Liendo (en la fotografía) quien debía practicarle una ecografía con miras a someterse a un proceso de fertilización asistida y tener una hijo junto a su pareja del mismo sexo.

“En un primer momento, el ginecólogo cuestionó que P.M se sometiera a esos exámenes sin estar casada. Luego al saber que tenía una pareja del mismo sexo, calificó de “antinatural y poco ortodoxa” esa situación y se negó a practicarle la ecografía. La afectada salió llorando del recinto debido a este evidente y abuso que está cruzado por lesbofobia, machismo y misoginia”, sostuvo el dirigente del Movilh, Rolando Jiménez.

Junto con formalizar una denuncia vía OIRS, el 20 de agosto anterior la pareja se reunió con el director del hospital, Paul Rojas, en compañía del Programa Diversidad, Inclusión y no Discriminación de la Municipalidad de San Antonio, desde donde han estado ayudando y asesorando a las mujeres. En la ocasión se pidió que el médico ofreciera disculpas a las afectadas y que los funcionarios del hospital fueran capacitados en temáticas de diversidad sexual.

El 3 de septiembre hubo una segunda reunión, “que contó además con la participación del médico Halim Liendo, pero este se negó a ofrecer disculpas y reafirmó que los tratamientos de fertilización asistida requieren de una relación heterosexual y que no transaría sus valores. Se trata de una flagrante discriminación”, apuntó Jiménez

Si bien la dirección del hospital no avaló estos dichos, se disculpó con las afectadas y está dispuesto a capacitar a sus funcionarios en tales temáticas, “ello no ha servido para reparar el daño causado a la pareja, que está muy dañada psicológicamente, ni tampoco garantiza de que el médico no incurrirá nuevamente en actos de discriminación”, redondeó el Movilh.

En ese sentido, el Movilh está evaluando junto a las afectadas el inicio de acciones legales, al tiempo que valoró el “gran y valioso respaldo que ambas están recibiendo de la Municipalidad de San Antonio, cuyo Programa Diversidad, Inclusión y no Discriminación realiza un excelente trabajo”.

Fuente MOVILH

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La justicia keniana levanta temporalmente el veto sobre la película «Rafiki», una historia de amor entre dos mujeres, para que pueda optar a los Óscar

Martes, 25 de septiembre de 2018
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rafikiLos espectadores kenianos tienen por fin la oportunidad de ver Rafiki, la primera película de la historia del país en ser proyectada en el Festival de Cannes. El Tribunal Superior de Justicia de Kenia ha levantado temporalmente el veto a su difusión, impuesto por las autoridades en abril del año pasado por «promoción del lesbianismo». Un cine de Nairobi mostrará el filme en siete pases entre el 23 y el 29 de septiembre. La exhibición limitada de la cinta, que narra la historia de amor entre dos mujeres, era un requisito para poder competir en los Premios Óscar en la categoría de mejor película de habla no inglesa.

Rafiki («Amiga», en suahili), dirigida por la cineasta Wanuri Kahiu y protagonizada por las actrices Samantha Mugatsia y Sheila Muniya, narra la historia de dos chicas que se enamoran en Kenia, un país en el que las relaciones homosexuales no solo son incomprendidas por la mayoría social, sino que están castigadas por la ley. «En Nairobi, las estudiantes Kena y Ziki llevan vidas muy diferentes, pero las dos hacen lo posible por alcanzar sus sueños. Sus caminos se cruzan en medio de una campaña electoral que enfrenta a sus padres respectivos. Las chicas se gustan, pero la sociedad keniana es muy conservadora, y tendrán que elegir entre el amor y la seguridad…», reza la sinopsis del filme en la web del Festival de Cannes, donde fue proyectada el pasado mes de abril.

La película está inspirada en el relato Jambula Tree, de la escritora ugandesa Monica Arac. Su selección para participar en Cannes, en concreto en su sección Un certain regard(«Una cierta mirada»), fue un hito histórico para el cine de su país, ya que ninguna película realizada en Kenia y dirigida y protagonizada por mujeres de ese país había logrado ser seleccionada para tan prestigioso certamen. A partir de ese momento comenzaban a sucederse las felicitaciones, incluyendo las de organismos como el Ministerio de Deportes y Patrimonio de Kenia o la Kenya Film Commission.

La alegría quedaba sin embargo empañada al conocerse que Ezekiel Mutua, consejero delegado del Kenya Film Classification Board (KFCB, el órgano gubernamental keniano que regula la programación y la clasificación de los contenidos audiovisuales en los medios) decidía prohibir la exhibición de la película. Según anunciaba Mutua, la razón para prohibir Rafiki era «su temática homosexual y su clara intención de promover en Kenia el lesbianismo, contrario a la ley y a los valores predominantes de los kenianos». El dirigente del KFCB tenía antecedentes de censura homófoba: en noviembre del año pasado contábamos, por ejemplo, que Mutua decidía censurar la serie de Disney Andi Mack, dirigida mayoritariamente al público preadolescente, debido a que uno de sus personajes salía del armario.

Hace solo unos días, la directora de la película presentaba una demanda contra el Gobierno keniano por el veto a su difusión. Kahiu argumentaba que la decisión de la KFCB impedía que la cinta pudiera ser evaluada por el Comité de Selección de los Óscar en la categoría de mejor película de habla no inglesa, ya que las normas requieren que  los filmes escogidos para su toma en consideración se hayan proyectado en su país de origen antes del 30 de septiembre. El Tribunal Superior de Justicia le dio la razón y anunció el viernes pasado la suspensión temporal de la prohibición.

El fallo de la jueza Wilfrida Okwany permite la proyección de Rafiki en siete pases, desde este domingo hasta el próximo sábado, en un cine de la capital Nairobi. Okwany expresó su convicción de que Kenia es una sociedad fuerte «cuyos fundamentos morales no se verán sacudidos por ver una película como esta». La película, eso sí, está clasificada para mayores de 18 años. Ezekiel Mutua, que reaccionó airadamente en las redes sociales contra el fallo, insistió en que se exigirá un justificante de mayoría de edad para poder ver el filme.

La directora Wanuri Kahiu ha reaccionado exultante ante la sentencia: «Estoy llorando. En un aeropuerto francés. ¡Con TANTA alegría! ¡Nuestra constitución es FUERTE! ¡¡¡¡¡Dad las gracias a la libertad de expresión!!!!! ¡LO HICIMOS!», escribía en Twitter. En su primera proyección, el Prestige Cinema ha colgado el cartel de «No hay entradas».

La situación legal de la homosexualidad en Kenia

Actualmente existen varios artículos en el Código Penal de Kenia (modificado en 2003) que castigan las relaciones homosexuales (página 99 del informe Homofobia de Estado de ILGA 2017). El artículo 162 establece penas de 14 años de cárcel para quienes «tengan conocimiento carnal con otra persona contra el orden de la naturaleza» o «quien permita que un varón tenga conocimiento carnal con él o ella contra el orden de la naturaleza».  El artículo 163, por su parte, castiga a «quien intente cometer alguno de los delitos establecidos en el artículo 162 comete delito grave y será penado con prisión de 7 años».

Asimismo, el artículo 165 establece que «el varón que, en público o en privado, cometa un acto de indecencia grave con otro varón, o indujera a otro varón a cometerlo con él mismo, o intentara inducir la realización de un acto similar, incluso con terceras personas, es culpable de un delito grave y será penado con prisión de 5 años». Según los datos del propio Gobierno de Kenia, solo entre 2010 y principios de 2014 se procesó a 595 personas por estos cargos.

No está de más recordar, en cualquier caso, que en estos momentos se encuentra pendiente de resolución un importante proceso judicial, promovido por la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Gais y Lesbianas de Kenia (NGLHRC en sus siglas en inglés) que busca poner fin a la criminalización de la homosexualidad en Kenia. Si la sentencia es favorable tendrá una repercusión internacional indiscutible. Del mismo modo, un fallo a favor de mantener la penalización de las relaciones homosexuales o, incluso, de endurecer la ley, constituiría un antecedente muy peligroso. En febrero nos hacíamos eco, por cierto, de la campaña que CitizenGO, la marca internacional de HazteOír, promovía contra la posible despenalización.

Un pasado de persecución y LGTBfobia de Estado

Kenia es un país mayoritariamente cristiano (aunque con una importante minoría musulmana), en el que a las leyes vigentes y a la agresividad de las fuerzas policiales se suma una marcada homofobia social. Según un estudio del Pew Global Attitudes Project de 2013, únicamente un 8% de sus 44 millones de habitantes estaba dispuesto a algún reconocimiento social de los homosexuales, y un 90% consideraba tal orientación sexual inaceptable. La prensa alienta esta homofobia social: en mayo de 2015 se publicaba, en la portada de un periódico keniano, un listado con el nombre y la fotografía de las que supuestamente eran las doce personas gais y lesbianas más influyentes en el país, poniendo en grave riesgo su vida.

Aun así, existe en Kenia un valeroso grupo de activistas LGTB. Entre sus miembros se encuentra por ejemplo Denis Nzioka, que en 2012 trató de presentarse a las elecciones presidenciales como candidato y así visibilizar a la población LGTB. También David Kuria Mbote se presentó entonces como senador, aunque tuvo que cancelar su campaña debido a las fuertes amenazas recibidas y la falta de fondos. Su breve campaña, sin embargo, sirvió para que por primera vez un político abiertamente gay pudiera dirigirse a sus conciudadanos. El de Kuria es, como no podía ser menos, otro de los nombres citados en la publicación.

La salida del armario del escritor keniano Binyavanga Wainaina y el que se desarrollaran sin incidentes las protestas convocadas en Nairobi el pasado 2014 contra la legislación ugandesa alentaban incluso la esperanza de una mayor apertura en Kenia para los derechos LGTB. Esperanza que vio luego truncada, como muestra la detención en julio de 2014 de sesenta personas en un club de ambiente de Nairobi. Incluso se ha presentado una iniciativa ante el Parlamento de la nación, que pretende que los actos homosexuales sean sancionados con cadena perpetua para los kenianos y lapidación para los extranjeros. El propio presidente Uhuru Kenyatta declaraba en 2015 que, si bien no permitiría “cazas de brujas” contra la población LGBT de Kenia, tampoco derogaría las leyes que castigan la homosexualidad debido a su gran aceptación social. Más recientemente, en junio de 2016, un tribunal de este país consideraba “legal” y “razonable” usar torturas anales para incriminar a sospechosos de ser gais. Veremos si finalmente lo consiguen lo hacen los tribunales.

Fuente Dosmanzanas

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En Brasil aumenta de manera alarmante el asesinato de mujeres lesbianas

Jueves, 13 de septiembre de 2018
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NO LESBOFOBIADesde el 2014 se ha incrementado en 237 por ciento el asesinato de mujeres lesbianas, en su mayoría, jóvenes y negras. 

El estudio de investigación realizado por el colectivo Nosotras-Disidencias femeninas”, vinculado a la Universidad Federal de Río de Janeiro y titulado “Lesbofobias- Las historias que nadie cuenta”, arrojó cifras alarmantes.

Desde el año 2000 hasta el 2017 se registraron 180 feminicidios de lesbianas, de los cuales 126, es decir, el 70 por ciento, ocurrieron en entre los años 2014 y 2017. Esto significa que en estos últimos años ha habido un aumento del 237 por ciento en este tipo de crímenes.

El mayor número de crímenes contra mujeres lesbianas ocurrió de 2016 a 2017, cuando subió de 30 a 54 registros. Más de un tercio de las víctimas son mujeres jóvenes, de entre 20 y 24 años. En el 23% de los casos, las víctimas tenían menos de 19 años. El estudio también arrojó que en la mayoría de los asesinatos las mujeres eran negras.

Milena Carneiro Peres, una de las autoras del estudio, explicó al sitio Catraca Livre que decidió investigar la violencia contra lesbianas tras el asesinato de Luana Barbosa dos Reis, una mujer “lesbiana, madre negra y pobre” que fue golpeada a muerte frente a su hijo por tres militares en 2016. “La búsqueda [de otros casos] me hizo realizar que los registros sobre las violencias que las lesbianas sufren son precarios, raros e incompletos, las lesbianas son invisibilizadas en vida y en muerte”, afirmó.

Pese a las escalofriantes cifras, Cinthia Abreu, integrante de la Marcha Mundial de Mujeres y Marcha de Mujeres Negras de São Paulo, explica que los datos reflejan una mayor visibilidad para el tema en los últimos años debido a la auto-organización de las mujeres. “Este incremento se debe también a la visibilidad, porque las personas ahora no hablan de pelea callejera o confusión, sino de asesinatos por lesbofobia, cuando una mujer es asesinada debido a su orientación sexual, por ser lesbiana en esta sociedad”, apunta.

Pero no solo son los asesinatos los que cuentan en este informe, según explica Abreu sigue la violencia hacia mujeres lesbianas a través de violaciones correctivas. Hombres que violan a mujeres para “curarlas” de su homosexualidad. “Se percibe que en algunos de los casos, los actos son cometidos por alguien de la propia familia de la víctima y no por personas desconocidas. Algo que ocurre en el ámbito familiar, cuando la familia intenta curar lo que consideran un desvío sexual”, expresó.

En el estudio también se aborda el tema de la discriminación laboral hacia las mujeres por su orientación sexual.

El pasado 29 de agosto se conmemoró en Brasil el Día Nacional de la Visibilidad Lésbica. Esta fecha instituyó en 1996, en el marco del Primer Seminario de Lesbianas y Bisexuales en Brasil. Además de visibilizar las cuestiones que violentan a la vida de las lesbianas, la fecha representa la lucha y la resistencia crecientes, principalmente en las periferias del país, a través de las voces de las mujeres lesbianas negras.

Fuente Universogay

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Malasia ejecuta la condena de seis latigazos a las dos mujeres acusadas de intentar mantener sexo lésbico en un coche

Miércoles, 5 de septiembre de 2018
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whipping_bernama_020317_03Los latigazos comenzaron a las 10 a.m. y terminaron aproximadamente 20 minutos después. – Bernama pic

A pesar de la presión internacional y de las voces que desde dentro de Malasia han clamado por la conmutación de la pena, las dos mujeres acusadas de «tentativa de sexo lésbico» han sido sometidas este lunes a seis latigazos o azotes, además del pago de sendas multas de 800 euros. Aunque Justice for Sisters y otras nueve organizaciones civiles malasias calificaron este tipo de sentencias como tortura, la visión heteropatriarcal del sistema de justicia y de la administración del Estado muestra otra cara radicalmente distinta. Diríase que kafkiana. «Básicamente, cuando hablas de azotes en los tribunales de sharía, la falacia de la gente de fuera es que el azote tiene el propósito de lastimar a la persona», ha dicho el vicepresidente de la Asociación de Abogados Musulmanes, Abdul Rahim Sinwan.

Dos mujeres malasias, de 22 y 32 años, respectivamente, han recibido seis latigazos por orden de un tribunal, tras ser descubiertas por agentes islámicos «encargados de hacer cumplir la ley» en el estado conservador de Terengganu «intentando participar en actos sexuales en un automóvil». Lo contábamos hace solo unos días, la condena física para estas víctimas de la LGTBfobia de Estado de Malasia estaba prevista para la semana pasada. No obstante, alegando «razones técnicas», se pospuso hasta este lunes.

«El azote en la sharía no está destinado a lastimar a la persona. Se trata de educar a la persona. Por lo tanto, no es doloroso, no es cruel», sostiene alegremente el vicepresidente de la Asociación de Abogados Musulmanes, Abdul Rahim Sinwan. «No se trata de una humillación, no se trata de lastimar a la persona. Han sido llevadas a través de puertas diferentes, han sido sacadas por puertas diferentes, ya que el propósito no es humillar a la persona», agrega el letrado.

Por su parte, la abogada Marlina Amir Hamzah, ha explicado que las mujeres fueron castigadas a la vista de unas 100 personas en el tribunal, entre las cuales había observadores públicos, representantes de agencias gubernamentales y miembros de distintas ONG. El siguiente vídeo recoge los momentos previos a la humillante ejecución de la condena:

Escalada de LGTBfobia de Estado en Malasia

Ya se puede hablar de una escalada de LGTBfobia de Estado en Malasia. El Gobierno no solo dejaba claro su apoyo a la redada que hace unos días se realizaba de madrugada en un bar de ambiente gay de Kuala Lumpur sino que, en boca del ministro del Territorio Federal, Khalid Samad, expresaban que «esperamos que esta iniciativa pueda mitigar que la cultura LGTB se extienda a nuestra sociedad».

Ya con anterioridad, el nuevo Ejecutivo de Malasia, que había despertado ciertas esperanzas de mejora para el colectivo LGTB tras el cambio político operado en las elecciones de mayo, había empezado a alentar la LGTBfobia al insinuar que el colectivo no debe visibilizarse porque incomoda «a la mayoría» del país. Lo hacía a cuenta de la censura de los retratos de los activistas Pang Khee Teik y Nisha Ayub en una exposición de George Town (ciudad del Estado de Penang) por orden administrativa.

Malasia, una de las economías emergentes del sudeste asiático, es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes. Las relaciones homosexuales, en cualquier caso, son ilegales y se castigan con penas de hasta 20 años de cárcel. De hecho, en 2011 nos hacíamos eco de las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad y en 2015 el entonces primer ministro, Najib Razak, comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico, alegando que carecen de derechos humanos.

La LGTBfobia social y política imperante en Malasia ha llevado, de hecho, a situaciones que rozan el absurdo, y que hemos recogido en esta misma página. El pasado mes de febrero, en un vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia, se sugería a los homosexuales que “aprender” a ser hetero es igual que iniciarse en la equitación. Otros ejemplos son el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales; la censura de una escena de La Bella y la Bestia y de una canción de Lady Gaga o la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual. Especialmente preocupante fue lo sucedido en 2012, cuando un joven gay musulmán recibió amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario.

En junio del año pasado conocíamos la muerte de un adolescente, T. Nhaveen, después de cinco días en coma y sufrir una dura agresión de carácter homofóbica que le había dejado con varias heridas y quemaduras en la espalda, además de ser sodomizado con una barra. T. Nhaveen, de dieciocho años de edad, había quedado con su mejor amigo, T. Previin, de 19 años de edad, el sábado, 10 de junio, alrededor de las 11 de la mañana en una hamburguesería de Gelugor, un zona residencial de George Town, en Penang, para celebrar que iba a comenzar su vida como estudiante de música en Kuala Lumpur, pero falleció el jueves, 15 de junio, tras ser víctima de una dura agresión homofóbica que le deja en coma durante cinco días. Un episodio más de bullying homofóbico que en esta ocasión había consternado a la sociedad de Malasia por su dureza y violencia. Ante este escenario, podría pensarse que un suceso tan terrible como este debería servir de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia. Mucho nos temíamos que no iba a ser así, a la vista del hecho de que los mismos medios locales y autoridades que habían reaccionado con horror ni siquiera precisaron que el acoso que el joven sufría era de naturaleza homofóbica. Esperemos, al menos, que se haga justicia con los asesinos de  T. Nhaveen. Está claro, sin embargo, que ni siquiera un hecho tan terrible como este ha servido de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia, como ya entonces pronosticábamos. Y para corroborarlo, en julio radicales religiosos de Malasia e Indonesia se rebelaban contra Starbucks por su apoyo al colectivo LGBT

En febrero de este año nos hacíamos eco de un artículo que ejemplificaba la estigmatización de la comunidad LGTB también desde los medios de comunicación. En abril, nos enterábamos de que la Universidad de Ciencias de Malasia (USM) celebró un concurso de carteles para “convertir”alumnos gays en heterosexuales. Y en mayo que el gobierno de Malasia ha comenzado a bloquear páginas LGTB+, incluido el portal Utopia-Asia que es la principal fuente de información para viajeros gais en la región.

Fuente Dosmanzanas

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Un padre viola a su hija adolescente cuando ésta le cuenta que es lesbiana

Sábado, 18 de agosto de 2018
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Violacion-a-mujerLa aberrante situación ha sucedido en Reino Unido, en la localidad de Coventry. Una adolescente de 16 años hizo lo mismo que todos hemos hecho alguna vez, salir del armario con los padres.

En el momento de decirle a su padre, un homófobo hombre de 54 años, éste se enfureció, comenzó a gritar a su hija y la violó. El argumento del agresor sexual fue que quería mostrar a su hija, que le confesó que luchaba con su orientación sexual, que el sexo con hombres era mejor.

Este hombre ha sido condenado a 21 años de cárcel.

El caso sucedió hace algún tiempo atrás, pero volvió a reanudarse el debate en torno al mismo en las redes sociales, para ayude a generar conciencia en torno a la libre elección de género y diversidad sexual. Casos, con similitudes al de este, siguen sucediendo en diferentes partes del mundo y merecen ser denunciados y evidenciados.

Cuando la adolescente le dijo a su padre que era lesbiana, el hombre reaccionó perdiendo el control y la violó. Al tiempo que cometía el abuso sexual se justificaba diciéndole que lo hacía para “demostrarle, por qué el sexo con hombres es mejor”.

El nombre del abusador no fue revelado para resguardar la identidad de la joven víctima. Además, luego de toda la investigación que se generó al respecto, también se descubrió que había violado a su hijastra de 11 años.

Andrew Lockhart, el magistrado encargado de dictaminar la sentencia del caso explicó: “El tribunal ha escuchado a ambas víctimas. Las dos mujeres han sido seriamente dañadas psicológicamente por su comportamiento. Escuchar el sentimiento de culpabilidad de una de las víctimas al dejar a su hermana enfrentarse a él es la prueba más desgarradora de la evidencia”.

Fuente Oveja Rosa

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Una encuesta reciente detecta que el apoyo de la población estadounidense a la no discriminación de gais y lesbianas se debilita

Sábado, 18 de agosto de 2018
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Manifestacion_gay_proximidades_Capitolio_2009Mal dato el que arroja la última encuesta de la organización Public Religion Research Institute, que muestra un repunte en las posiciones a favor de la discriminación de las parejas del mismo sexo por razones religiosas respecto a hace un año. Aunque los partidarios de la no discriminación siguen siendo mayoría (por muy poco) y el apoyo al matrimonio igualitario se mantiene constante, parece que la era Trump está comenzando a dejarse su huella en el sentimiento de los estadounidenses respecto a los derechos LGTB. Habrá que ver si la tendencia se confirma en el próximo futuro.

Public Religion Research Institute (PRRI) es una organización estadounidense sin ánimo de lucro que se dedica a la investigación de las relaciones entre religión, cultura y política, a cuyos estudios y encuestas hemos hecho referencia en diversas ocasiones. La última en mayo de este mismo año, a raíz de la publicación del «Atlas de los valores americanos», un estudio realizado a lo largo de 2017 en el que se detallaban las opiniones de la población estadounidense sobre diversos asuntos y que revelaba un aumento significativo en quienes apoyan los derechos LGTB en cuestiones como el matrimonio igualitario o las leyes de protección de las minorías sexuales.

Ahora, una nueva encuesta realizada entre el 27 de junio y el 8 de julio de este año arroja una sombra de preocupación sobre este panorama optimista. En concreto, al preguntar sobre si las empresas y negocios deberían tener derecho a negar sus servicios a parejas del mismo sexo que quieran contratarlas para algún asunto relacionado con su boda alegando motivos religiosos, el 48% responde que no, frente a un 46% que responde que sí: solo dos puntos porcentuales de diferencia. De acuerdo con la encuesta, la sociedad estadounidense está hoy día dividida en dos mitades casi iguales. Hace solo un año, la diferencia entre los que creían que no debería permitirse que este tipo de empresas de servicios puedan rechazar a parejas del mismo sexo y los que creían que sí era de doce puntos porcentuales (53% frente al 41%).

encuesta-prri-2018Por grupos de votantes, el crecimiento de la postura discriminatoria es más acentuada entre los que se identifican como republicanos (73% ahora frente a 67% hace un año) y entre los que se identifican como independientes (45% ahora frente al 40% hace un año). Pero incluso entre los que se identifican como votantes demócratas se aprecia un crecimiento, del 24% hace un año al 27% ahora. Por sexo, las mujeres siguen siendo más contrarias a la discriminación que los hombres, pero en ambos grupos crecen las posturas discriminatorias (40% de las mujeres, frente al 35% hace un año; 52% de los hombres, frente al 48% hace un año):

Si en lugar de preguntarse por empresas de servicios específicos para bodas se pregunta por empresas de servicios en general, la brecha se ensancha un poco: 49% es partidario de que no puedan discriminar a gais y lesbianas alegando razones religiosas, frente a un 42% partidario de que sí puedan hacerlo. Pero también en este aspecto se aprecia el crecimiento de las posturas discriminatorias: hace solo un año, un 56% de los estadounidenses se oponía a que las empresas de servicios pudieran discriminar a gais y lesbianas por razones religiosas, mientras que el 39% era favorable (hablamos específicamente de gais y lesbianas porque así es como se preguntó en la encuesta).

Curiosamente, el apoyo al matrimonio igualitario se mantiene estable respecto a hace un año: el 64% de los estadounidenses defiende el derecho de las parejas del mismo sexo a contraer matrimonio, frente a un 28% que lo rechaza. Los porcentajes, en este caso, coinciden con los del año pasado. Un dato que muestra que no necesariamente las personas que apoyan el matrimonio igualitario apoyan la ausencia de discriminación contra gais y lesbianas, al menos en una sociedad como la estadounidense, en el que el peso de la religión es mayor que por ejemplo en Europa occidental.

La influencia del Tribunal Supremo, indudable 

us-news-supremecourt-1-abaHay que tener en cuenta que en junio de este año, justo antes de llevarse a cabo la encuesta, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos falló en favor de Jack Phillips, el pastelero de Denver que se negó a elaborar una tarta de boda para una pareja gay, por 7 votos contra 2. La literalidad de la sentencia limitaba sus efectos a las circunstancias específicas de lo sucedido con Phillips, advirtiendo expresamente que no podía considerarse un aval para que los prestadores de bienes y servicios puedan discriminar a las parejas del mismo sexo por razones religiosas (de forma que la próxima vez que un caso de este tipo llegue a la justicia, esta deberá juzgarlo en su contexto y de forma independiente), lo cierto es que la decisión supuso un importante revés para los derechos LGTB en los Estados Unidos en un momento en el que los grupos conservadores, apoyados en una administración federal favorable a sus intereses, arrecian su ofensiva.

Cuesta pensar que el clima de opinión creado alrededor de la decisión del Supremo, así como la «lluvia fina» en favor de la discriminación de las personas LGTB tanto a nivel de los estados gobernados por los republicanos como a nivel federal de la mano de la administración Trump, no tienen nada que ver con el resultado de esta última encuesta del PRRI. Habrá que esperar para saber si es un mero contratiempo o el inicio de una tendencia negativa. En cualquier caso, resulta preocupante.

Fuente Dosmanzanas

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Malasia azotará en unos días a dos mujeres por tener sexo lésbico.

Sábado, 18 de agosto de 2018
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2393cec1-316c-4170-9274-34205bab2e3fDos mujeres en Malasia han sido sentenciadas a seis latigazos cada una después de ser arrestadas por tener relaciones sexuales entre ellas.

Esta barbaridad sucederá el 28 de agosto si nadie hace nada por detenerlo. Pero es que no es todo. Además, han sido multadas con RM3,300 (700€) cada una  y, si no pagan, podrían ir a prisión por cuatro meses.

Las mujeres, que tienen 32 y 22 años, se declararon culpables luego de que agentes de la sharia en el estado de Terengganu las encontraran practicando sexo en un coche con un dildo, según el medio local Sinar Harian.

La sentencia ha sido dictada mientras Malasia está envuelta en una discusión sobre los derechos LGBT +, provocada por la orden de “demonización” del ministro de gobierno, Mujahid Yusof Rawa.

El sexo gay (entre otras cosas) está prohibido en el país, además de una larga lista de delitos que están “contra el orden de la naturaleza”.

Las palabras del juez Kamalruazmi Ismail son, cuanto menos, aterradoras.

Se debe aplicar un castigo adecuado para que esto se convierta en una lección y un recordatorio no solo para ustedes dos, sino para todos los miembros de la sociedad.

Justice For Sisters (JFS), un grupo malayo de derechos LGBT +, calificó el castigo como “una grave violación” de la “dignidad y los derechos humanos” de las mujeres. En una declaración en su web agregaron que “la sentencia es errónea y perjudicial y equivale a tortura”.

El castigo no puede usarse para dar lecciones a la sociedad. Tal pensamiento perjudicial puede peligrosamente permitir el abuso de poder y la explotación de personas inocentes, perpetuando las injusticias. La penalización del sexo consentido entre adultos es una grave violación de los derechos humanos, y Malasia ha sido llamada a revisar y derogar las leyes que penalizan a las personas LGBTQ, basadas en actos sexuales consensuados, en muchos foros internacionales de derechos humanos. Los actos sexuales consensuales entre adultos no son un crimen.

Malasia: LGTBfobia política y social

Malasia, una de las economías emergentes del sudeste asiático, es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes. Las relaciones homosexuales, en cualquier caso, son ilegales y se castigan con penas de hasta 20 años de cárcel. De hecho, en 2011 nos hacíamos eco de las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad y en 2015 el entonces primer ministro, Najib Razak, comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico, alegando que carecen de derechos humanos.

La LGTBfobia social y política imperante en Malasia ha llevado, de hecho, a situaciones que rozan el absurdo, y que hemos recogido en esta misma página. El pasado mes de febrero, en un vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia, se sugería a los homosexuales que “aprender” a ser hetero es igual que iniciarse en la equitación. Otros ejemplos son el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales; la censura de una escena de La Bella y la Bestia y de una canción de Lady Gaga o la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual. Especialmente preocupante fue lo sucedido en 2012, cuando un joven gay musulmán recibió amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario.

En junio del año pasado conocíamos la muerte de un adolescente, T. Nhaveen, después de cinco días en coma y sufrir una dura agresión de carácter homofóbica que le había dejado con varias heridas y quemaduras en la espalda, además de ser sodomizado con una barra. T. Nhaveen, de dieciocho años de edad, había quedado con su mejor amigo, T. Previin, de 19 años de edad, el sábado, 10 de junio, alrededor de las 11 de la mañana en una hamburguesería de Gelugor, un zona residencial de George Town, en Penang, para celebrar que iba a comenzar su vida como estudiante de música en Kuala Lumpur, pero falleció el jueves, 15 de junio, tras ser víctima de una dura agresión homofóbica que le deja en coma durante cinco días. Un episodio más de bullying homofóbico que en esta ocasión había consternado a la sociedad de Malasia por su dureza y violencia. Ante este escenario, podría pensarse que un suceso tan terrible como este debería servir de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia. Mucho nos temíamos que no iba a ser así, a la vista del hecho de que los mismos medios locales y autoridades que han reaccionado con horror ni siquiera precisan que el acoso que el joven sufría era de naturaleza homofóbica. Esperemos, al menos, que se haga justicia con los asesinos de  T. Nhaveen. Está claro, sin embargo, que ni siquiera un hecho tan terrible como este ha servido de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia, como ya entonces pronosticábamos. Y para corroborarlo, en julio radicales religiosos de Malasia e Indonesia se rebelaban contra Starbucks por su apoyo al colectivo LGBT

En febrero de este año nos hacíamos eco de un artículo que ejemplificaba la estigmatización de la comunidad LGTB también desde los medios de comunicación. En abril, nos enterábamos de que la Universidad de Ciencias de Malasia (USM) celebró un concurso de carteles para “convertir”alumnos gays en heterosexuales. Y en mayo que el gobierno de Malasia ha comenzado a bloquear páginas LGTB+, incluido el portal Utopia-Asia que es la principal fuente de información para viajeros gais en la región.

Fuente Oveja Rosa/Cristianos Gays

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Una mujer de Uganda «renuncia» a su condición de lesbiana en televisión y una activista replica que «la religión es un veneno»

Jueves, 2 de agosto de 2018
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hqdefaultLa declaración negacionista de Val Kalende, hasta ahora abiertamente lesbiana y activista LGTB ugandesa, es un jarro de agua fría para la comunidad sexualmente diversa de este país africano, atenazado por una fuerte LGTBfobia social y de Estado. «Lo único que aprendí de ser lesbiana fue a ser una chica rebelde», dice entre otras cosas Kalende en su confesión televisiva (que tiene tintes religiosos, según ella misma reconoce y como también puede apreciarse claramente en la grabación). Todavía no se han pronunciado muchas organizaciones igualitarias en Uganda al respecto. Sin embargo, las entidades y los activistas que lo han hecho no ha sido para cargar contra ella, a la que en todo caso le han agradecido el esfuerzo realizado hasta ahora, sino para poner el foco en la moral religiosa LGTBfóbica. «La religión es un veneno», ha declarado la activista Stella Nyanzi. Con toda probabilidad, el caso de la supuesta «conversión» de Kalende será utilizado contra el colectivo LGTB por los grupos fundamentalistas cristianos.

«Yo era la oveja negra de la familia. Mi familia estaba enojada conmigo por ser lesbiana. Mis tíos, tías, primos, sobrinos y muchos amigos me rechazaron y me repudiaron», narraba en su aparición televisiva la hasta ahora activista Val Kalende. «Me quedé huérfana entre los 16 y los 17 años. Mis padres fallecieron a causa del VIH/Sida antes de que se descubrieran los antiretrovirales. Mi madre falleció más tarde, después de mi padre. Fui a otra casa. Es en esta casa donde me introdujeron a las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo», continúa el discurso de esta mujer.

Kalende cuenta que «me fue muy bien en la escuela y fui admitida en uno de los mejores colegios femeninos de Uganda. Me uní a St. Joseph Nsambya y allí conocí a muchas chicas que mantenían relaciones sexuales del mismo sexo». A raíz de ahí «conocí e hice muchas amigas y sabía o era parte de los entornos lésbicos. Pero, estoy sorprendida de que casi todas estén casadas y de que tengan familias felices y crecidas. Sin embargo, aquí todavía estoy yo con la carga de ser lesbiana. La chica a la que podría llamar mi primera relación a los 17 años está felizmente casada y tiene una familia. Lo único que aprendí de ser lesbiana fue a ser una chica rebelde». En este sentido, remata preguntándose «por qué el mundo nos obligó a convertirnos en chicas que no aman a los hombres».

A pesar de estas sorprendentes declaraciones, que se pueden resumir en su frase de «ya no soy lesbiana», Val Kalende lleva más de una década trabajando para organizaciones LGTB como Freedom y Roam Uganda o Sexual Minorities Uganda, entre otras. También estableció lazos con el activismo de otros países como los Estados Unidos, impartió conferencias en distintos países y publicó artículos en medios de masas reclamando la igualdad y los derechos humanos. Llegó a ser arrestada en alguna ocasión. Ahora, Kalende se aleja de todo este pasado, construido con esfuerzo y sacrificio, para dedicarse a construir su moral cristiana.

Ya en 2009, al visibilizarse mediáticamente como lesbiana, uno de esos medios recogió los intentos de su pastor de que realizara otra entrevista en la que admitiera haberse «convertido» en heterosexual por «un milagro». Algo que no hizo entonces, pero que ha acabado haciendo casi una década después.

Todavía no se han pronunciado muchas organizaciones igualitarias en Uganda al respecto. Sin embargo, las entidades y los activistas que lo han hecho no ha sido para cargar contra ella, a la que en todo caso le han agradecido el esfuerzo realizado hasta ahora, sino para poner el foco en la moral religiosa LGTBfóbica. «La religión es un veneno», ha declarado la activista Stella Nyanzi.

«Tal vez tenemos que averiguar qué causó esto en lugar de culparla. Permitámonos también abordar el odio dentro de la comunidad misma», defiende Mirakel Rakkaus Hossy (otra activista ugandesa que tuvo oportunidad de trabajar con Kalende), que agrega que «no podemos decir que ella fue un fraude».

Este es el vídeo completo en el que se registra la intervención de Kalende:

La difícil situación del colectivo LGTB en Uganda

La situación de las personas LGTB en Uganda es muy complicada. El artículo 145 del Código Penal castiga con penas que pueden llegar hasta la cadena perpetua a aquellos que «tengan conocimiento carnal contra natura con otra persona». El mero intento de mantener relaciones homosexuales o lo que se denominan «prácticas indecentes» se castiga con hasta siete años de prisión.

El año pasado el Orgullo LGTB de Uganda tuvo que ser cancelado tras amenazar el Gobierno de este país africano con detenciones masivas. Unas amenazas que, unidas al antecedente de 2016 (cuando la policía ugandesa interrumpió la celebración y detuvo a varios activistas), llevaban a los activistas LGTB ugandeses a dar prioridad a su seguridad.

Pero esta durísima normativa no parece satisfacer a los LGTBfobos. La presidenta del Parlamento, Rebecca Kadaga, insistía también en reintroducir un proyecto de ley que endurecía el trato penal a la homosexualidad, con la pretensión de establecer la pena de muerte en determinados casos, y a la cual ella misma llegó a llamar «un regalo de Navidad». El proyecto fue aprobado por el Parlamento en diciembre de 2013, pero finalmente fue invalidado por el Tribunal Constitucional a causa de una falta de procedimiento: se había votado sin el quórum necesario.

Y aunque por el momento parece que este proyecto ha quedado aparcado, lo que no dejan de sucederse son los ataques a la libertad de reunión y asociación. En 2015, de hecho, se aprobó una ley, y esa sí está en vigor, que permite al gobierno tener un control férreo sobre las ONG y asociaciones del país, pudiendo no autorizar sus actividades e incluso disolverlas si no se adecuan al «interés público» o si son «contrarias a la dignidad del pueblo de Uganda». Las asociaciones LGTB ya avisaron de su peligro, ya que los activistas que trabajen en una organización que no cuente con el visto bueno del gobierno pueden llegar a ser encarcelados. Ello supone llevar la lucha por los derechos LGTB a la ilegalidad.

Por fortuna,  el Tribunal Constitucional de Uganda aliviaba un poco la presión a finales de 2016, al declarar contraria a derecho la normativa que impedía a determinados grupos, marcados en la ley como «inmorales o socialmente inaceptables», la posibilidad de reclamar ante la Comisión de Igualdad de Oportunidades en los casos de discriminación. Entre los colectivos señalados tan ignominiosamente se encontraban el de las personas LGTBI (para quienes fue diseñada especialmente la norma), los trabajadores del sexo o las personas que viven con el VIH. Pero conviene tener en cuenta que no todo depende del marco jurídico: la sociedad civil ugandesa también es fuente de ataques homófobos. Un ejemplo es el intento de linchamiento a un grupo de hombres homosexuales o los ataques que reciben los activistas que intentan llevar adelante la lucha.

La valiente e importantísima labor del activismo LGTB de este país se veía reconocida, en todo caso, a finales del año pasado, cuando el Gobierno Vasco reconocía con el Premio René Cassin 2017 el activismo LGTB de la asociación africana Sexual Minorities Uganda.

Fuente Dosmanzanas

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Un homófobo ataca a una pareja de lesbianas y los vecinos pintan el barrio de arcoíris

Lunes, 23 de julio de 2018
Comentarios desactivados en Un homófobo ataca a una pareja de lesbianas y los vecinos pintan el barrio de arcoíris

vecinos-pintan-arcoirisAnte el silencio de las autoridades policiales, un grupo de habitantes de una zona del estado de Oregón, en los Estados Unidos, decidió mostrar de manera ingeniosa su respaldo a una pareja de mujeres lesbianas quienes previamente habían sido agredidas por varios hombres del lugar.

Rabia y frustración son dos emociones que predominan después de sufrir un ataque homófobo, porque no tiene sentido ni es justo ser agredido por la orientación sexual.

El siguiente hecho ha ocurrido en Oregon. En un mismo barrio por segunda vez una mujer lesbiana vivía un episodio homófobo de parte del mismo vecino.

En este último caso una pareja de lesbianas caminaba por la calle cuando percibió que un coche las perseguía a alta velocidad; al notarlo se quitaron del camino esquivando el primer ataque, pero enseguida, el coche las pasó, se bajaron tres hombres y comenzaron a insultarlas, uno de ellos estaba borracho.

Pero ellas no se amedrentaron, como los homófobos pretendían, más bien comenzaron a increparlos mientras una de ellas grababa.

Sin embargo, al presentar la evidencia ante el departamento policial no obtuvieron el respaldo esperado, ya que la respuesta de los funcionarios que se acercaron al sitio fue que ignoraran a los agresores y continuaran con su camino.

“Es la segunda vez en menos de un mes que una mujer lesbiana, siente que un acto de odio hacia ella es ignorado por la policía“, contó a través de Twitter, Alex Zielinski, quien es periodista y residente del lugar.

A pesar de que este acto de odio y discriminación no tuvo una contundente respuesta por parte de las autoridades, las chicas no estuvieron solas tras este deplorable episodio, ya que varios residentes de su comunidad decidieron apoyarlas y no dudaron en tomar cartas en el asunto para defenderlas. Rabia y frustración son las emociones que predominan después de un ataque como éste. Pero esa rabia y esa frustración se transforman cuando sientes el apoyo y el amor de tus vecinos. El barrio se organizó y comenzó a pintar arcoíris por las calles para brindar todo su apoyo a esta pareja de lesbianas y a todo el colectivo LGTB.

Zielinski comentó en otro tuit que un grupo de unos 30 vecinos acudió a la calle en donde estaba estacionada la camioneta que conducían estos hombres y acto seguido decoraron la vía pública y las aceras con arcoíris y mensajes de amor. De esta manera expresaron su rechazo a esta agresión lesbofóbica y mostraron su solidaridad a favor de la igualdad y el respeto hacia las diferentes orientaciones sexuales.

En mayo de 2014 se legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo en el estado de Oregón.

Fuente Oveja Rosa/Universogay

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Nos llamaron enfermas en el colegio de nuestros hijos

Lunes, 2 de julio de 2018
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yania-y-olivia-dos-mamas-mexicoYania Córdova y Olivia son dos mamás mexicanas que fueron a inscribir a sus hijos en una escuela infantil, como el resto de familias a primeros de curso. Pero resultó que no fueron tratadas igual que las demás familias.

Estas dos mujeres se casaron en España en 2008 y en 2011 decidieron ser mamás a través de inseminación artificial, de donde nacieron sus hijos mellizos. Una vez modificada la ley en el DF solicitaron la legalización de su matrimonio en su país, donde ya residían.

Pues bien, cuando sus hijos tenían 3 años, en clase de música uno de ellos mencionó que tenía dos madres, a lo que el profesor respondió: Si tienes dos madres entonces también tendrás dos padres. La noticia llegó a oídos de sus madres, las cuales pidieron una cita para hablar con la directora del colegio. Y, si bien, solo pudo acudir Olivia lo que pasó allí fue digno de una reclamación en toda regla.

La directora del colegio cuestionó la forma de acceder a la maternidad y las acusó de enfermas ante lo cual Olivia quiso sacar a sus hijos del colegio. Pero en lugar de eso pusieron una reclamación ante el Conapred (Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, en México).

El Consejo dictaminó que había que dar formación en las escuelas, hablar de modelos familiares y de orientaciones, hacer que el ámbito escolar fuese inclusivo, pero, ante todo, disculparse con las mamás por los daños sufridos.

Su caso, a priori, quedó solventado pero en México, en los últimos años se han presentado ante el Consejo más de 1000 reclamaciones a particulares y a funcionarios federales.

Fuente Oveja Rosa

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Penas de cárcel para los dos agentes de la Policía Local de Palma que vejaron e intentaron desacreditar a una compañera por ser lesbiana

Lunes, 2 de julio de 2018
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delitos-odio-2policia-1Foto del juicio de M. Mielniezuk

La Sección 2ª de la Audiencia de Palma de Mallorca ha condenado a penas de cárcel a dos policías locales por su conducta hacía una compañera contra la que «movidos por su odio y desprecio» a su condición de lesbiana emprendieron toda una campaña de desprestigio. La condena, de hecho, podría haber sido mayor de no haber prescrito algunos de los delitos de los que se les acusaba.

Los hechos iniciales se remontan al periodo comprendido entre agosto de 2007 y diciembre de 2008. La víctima, Sonia Vivas, formaba parte entonces de la unidad motorizada nocturna de la Policía Local de Palma, en la que tenía como compañeros a Rafael Puigrós y a Alberto Juan Llaneras. Ambos agentes (aunque en mayor medida el primero) comenzaron a incomodarla mediante apodos lesbófobos («tijeritas»), gestos obscenos, chistes y comentarios despectivos… Una situación que derivó en problemas de tipo psicológico para Sonia Vivas. Estos hechos, aunque descritos en la sentencia, no han recibido sin embargo castigo penal por considerarse prescritos (la Fiscalía les imputaba por ellos un delito contra la integridad moral). Tampoco ha habido pena para el entonces subinspector Rafael Estarellas, que había sido también acusado, ya que el tribunal no considera suficientemente probado que conociera lo que estaba sucediendo y no actuara en consecuencia.

Los dos agentes sí que han sido condenados por hechos posteriores: en septiembre de 2016 la agente fue entrevistada en una emisora de radio en el que detalló las vejaciones y menosprecios sufridos, aunque sin mencionar el nombre de los policías. Estos, sin embargo, se sintieron aludidos y decidieron llevar a cabo una campaña de desprestigio. Se pusieron en contacto con una expareja de la víctima a la que intentaron coaccionar para que declarara contra ella. Rafael Puigrós, «con ánimo vengativo», pidió de hecho a dos policías que mintieran en una declaración y dijeran que habían visto a Vivas maltratando a un detenido, circunstancia que no podía ser cierta porque ese día ella no trabajó, y llegó a presentar una denuncia falsa contra Sonia Vivas.

La Audiencia de Palma ha dado total credibilidad a la versión de Sonia Vivas y, a la vista de los hechos probados, han condenado a Rafael Puigrós a la pena de cuatro años y dos meses de cárcel como autor de un delito de coacciones y otro de denuncia falsa, mientras que Alberto Juan Llaneras es condenado a dos años por el delito de coacciones.

Sonia Vivas, satisfecha

Una sentencia que nos deja un cierto sabor agridulce: es cierto que los agentes reciben un castigo por los hechos más recientes, pero lo que fue el acoso lesbófobo propiamente dicho queda impune por haber prescrito. Y las acusaciones al entonces subinspector Estarellas quedan sin probar, pese a que Vivas insistió durante el juicio en que tenía conocimiento de todo lo que le había ocurrido y no quiso hacer nada debido a la amistad que le unía a los dos agentes.

En cualquier caso, Sonia Vivas se ha mostrado razonablemente satisfecha. «Es un triunfo que se reconozca en la sentencia que todo lo que he contado es cierto, que es verdad, que me trataton como si fuese basura por ser lesbiana», ha expresado públicamente. Vivas también ha hecho un llamamiento a revisar el tratamiento de las víctimas de delitos de odio: «No todas tienen la fuerza para emprender un camino así ni tampoco el privilegio que tengo yo de haber sido una igual, también una policía».

Vivas habla con conocimiento de causa. Pedagoga y educadora, se define como policía vocacional y ha liderado la puesta en marcha del servicio de delitos de odio de la Policía Local de Palma (escribe además artículos de opinión en Diario 16).

Fuente Dosmanzanas

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Lambda celebra con éxito la Besada LGTB contra la LGTBIfobia

Jueves, 28 de junio de 2018
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640x0-noticias-colectivo-lambdaEl colectivo Lambda convocó una besada en señal de protesta contra la LGTBfobia y como muestra de apoyo a dos mujeres que en la tarde del domingo sufrieron una agresión lesbófoba en Valencia. El agresor justificó su agresión ante los agentes que lo detuvieron en que las dos mujeres se habían estado besando en la calle.

Recordemos que la agresión tuvo lugar en el barrio de Patraix de la capital valenciana. Al ver a las dos mujeres besarse, el agresor, un individuo de 50 años de origen argelino, les preguntó si podía participar. Las mujeres le pidieron que las dejara en paz, tras lo cual comenzó a llamarlas «guarras» y «asquerosas» y las agredió físicamente, golpeándoles la cara, tirándoles del pelo y escupiéndolas. La Policía Nacional se personó en el lugar tras una llamada que alertaba de que estaba teniendo lugar una pelea. Los agentes separaron al agresor de las víctimas, y pudieron comprobar que estas presentaban arañazos diversos. El agresor les argumentó que «dos mujeres no se pueden besar en la calle» y que es obligación de los mayores «decir a los jóvenes lo que está bien y lo que está mal». El individuo, que carece de antecedentes, fue detenido como presunto autor de un delito de odio.

Como respuesta a lo sucedido, el colectivo Lambda convocó una concentración este martes, 26 de junio, en la Plaça de Patraix de Valencia, barrio donde ocurrió la agresión a las dos mujeres que se besaron en un espacio público el pasado domingo, a las 20:00 horas, e incorporó una «besada LGTB». Decenas de personas acudieron a la concentración para rechazar la violencia contra el colectivo LGTBI y los delitos de odio.

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El acto se abrió con la lectura de un manifiesto de repulsa que dio paso a la besada. Visitando su Facebook pude verse un resumen en imágenes de la #BesadaLGTB. El acto buscaba mostrar la solidaridad del colectivo con las víctimas y denunciar una vez más los delitos de odio de los que son objeto las personas LGTB. «Pedimos que las instituciones públicas y la justicia sean inquebrantables contra los delitos de odio. No podemos tolerar ningún tipo de violencia contra el colectivo LGTBI. Por ello instamos a la ciudadanía de Valencia a que se una a la concentración en la que mostraremos nuestra repulsa a los delitos de odio mediante una besada pública», ha declarado su coordinadora general, Fani Boronat.

Boronat ha recordado que el propio colectivo Lambda ofrece un servicio gratuito de atención a víctimas de delitos de odio, con el que se puede contactar a través del teléfono 96 334 21 91 o enviando un correo electrónico a: denuncia@lambdavalencia.org

Fuente Lambda/Cristianos Gays

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Encuesta a adolescentes LGTBI+ de Portugal: un 66,7% ha sido objeto de agresiones verbales en la escuela, y casi un 20% de agresiones físicas

Miércoles, 27 de junio de 2018
Comentarios desactivados en Encuesta a adolescentes LGTBI+ de Portugal: un 66,7% ha sido objeto de agresiones verbales en la escuela, y casi un 20% de agresiones físicas

Acoso-Escolar-01Las escuelas portuguesas son, para muchos jóvenes LGBTI+, un entorno inseguro. Un 36,8% de los adolescentes que se identifican como parte del colectivo aseguran sentirse inseguros en su colegio o instituto a causa de su orientación sexual, mientras que un 27,9% lo hacen a causa de su expresión de género. No es de extrañar, si se tiene en cuenta, por ejemplo, que un 66,7% de ellos ha sido objeto en alguna ocasión de agresiones verbales, mientras que un 17,9% ha sufrido agresiones físicas.

El colectivo ILGA Portugal ha dado a conocer los resultados del Estudio Nacional sobre Ambiente Escolar, resultado de una encuesta en la que se recogieron los datos de 663 jóvenes de entre 14 y 20 años que hubiese cursado estudios de primaria o secundaria durante el curso lectivo 2016-2017 (puedes descargar aquí el estudio en formato PDF). La edad media de los encuentados fue de 16,2 años, siendo el grupo más representado, por lo que a la orientación sexual se refiere, el de los jóvenes que se identificaron como bisexuales (34,7%), seguidos de gais (23,8%), lesbianas (18,4%), pansexuales (13,1%), queer (3,6%), heterosexuales (1,5%) y cualquier otra orientación (4,8%). Por lo que a la identidad se refiere, el 54,3% se identificaron como de sexo femenino, el 33,8% como de sexo masculino, el 2,6% como persona trans, el 3,5% como hombre trans, el 0,9% como mujer trans, el 6,9% como queer y el 2,7% como otra.

El estudio ha contado con el apoyo de la estadounidense GLSEN (Gay, Lesbian and Straight Education Network), organización de la que partió la idea de hacer este tipo de estudio en diferentes países, así como del Centro de Investigación e Intervención Social del ISCTE-IUL (Instituto Universitario de Lisboa) y del Centro de Psicología de la Facultad de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universidad de Oporto.

Algunos de los datos referidos a agresiones verbales o físicas los hemos adelantado ya arriba, pero hay más datos interesantes. Un 75,1% de la muestra ha escuchado comentarios de tipo LGTBfóbico por parte de compañeros, pero quizá lo que resulta más preocupante es que un 62% los han escuchado a personal de los centros educativos (tanto docente como no docente). La mayoría de los encuestados (73,6%) refiere haber sufrido algún tipo de exclusión deliberada por parte de compañeros, situación que ha sido además frecuente para el 28,5%. No es de extrañar que la posibilidad de faltar a la escuela, según el estudio, sea cuatro veces superior en este grupo de estudiantes. Por otra parte, menos de un tercio de los estudiantes encuestados (un 31,9%) ha denunciado alguna de estas situaciones al personal del centro. Y solo un 30,4% de ellos consideran que el centro respondió de forma eficaz.

Por lo que se refiere al apoyo del personal del centro, un 93,3% de los encuestados es capaz de identificar al menos a una persona que apoya abiertamente a los estudiantes LGTBI, pero solo la mitad es capar de identificar a seis o más. Por lo que se refiere a con quien hablar de temas relacionados con el ámbito LGTBI, un 51,4% se siente cómodo haciéndolo con alguno de los psicólogos o trabajadores sociales del centro y un 50,2% con alguno de los profesores. Una cifra que curiosamente desciende al 24,4% si se trata de profesores de Educación Física. Tres cuartos de los estudiantes (el 74,9%) aseguraron además no haber asistido nunca a una actividad de abordaje positivo de las cuestiones LGTBI en las aulas. Un dato significativo: mientas que la mayoría si han tratado el tema del bullying o acoso, solo el 26,4% asegura que en algún momento se abordó de forma específica la orientación sexual y la identidad o expresión de género como una de las causas.

Más datos importantes: en los casos en los que si se abordaron las cuestiones LGTBI mediante programas inclusivos, la percepción de apoyo del entorno fue claramente superior (75.9% frente a 51.4%), así como el sentimiento de pertenencia (71.7% frente a 46%), mientras que disminuye el absentismo (13,3% frente a 16,1%). De la misma forma, en aquellos centros que desarrollan políticas activas contra el bullying, disminuye de forma significativa la posibilidad de que el personal del centro (docente o no) haga comentarios discriminatorios.

Un estudio, en definitiva, que muestra lo mucho que las autoridades educativas portuguesas deben aún trabajar para mejorar la situación de sus estudiantes LGTBI+, pero que en cualquier caso demuestra, una vez más, la utilidad de las políticas activas de inclusión de la diversidad y contra el acoso por LGTBfobia. Algo que resulta igual de válido en nuestro país, donde este tipo de estudios son igualmente necesarios.

Estudios similares llevados a cabo en la Comunidad de Madrid

Es una buena oportunidad para recordar, en este sentido, que según un estudio publicado en 2016 y llevado a cabo en la Comunidad de Madrid por voluntarios del grupo de educación del colectivo COGAM gracias a una subvención de ILGA Europe, un 60% de todos los alumnos había sido testigo de agresiones verbales LGTBfóbicas, que sufren adolescentes que eran LGTB o que sin serlo simplemente no reproducían los estereotipos de género tradicionales. El 7% había presenciado incluso agresiones físicas. El estudio fue realizado entre más de 5.600 alumnos y 30 profesores de 39 centros de educación secundaria de la Comunidad de Madrid (puedes descargar un resumen ejecutivo de este estudio aquí, o si lo prefieres estudiar con más detalle puedes descargarlo íntegramente aquí.

Un segundo estudio, realizado y presentado simultáneamente, buscaba valorar de forma específica cómo influyen las nuevas tecnologías de la información y la comunicación en el acoso que tradicionalmente sufren los estudiantes LGTB. En él participaron más de 2.600 alumnos, 30 docentes y 10 autoridades competentes en materia de educación, ciberacoso y discriminación, mostró que el 15% del alumnado LGTB padecía ciberacoso, especialmente el alumnado trans. Más del 52% de los alumnos, de hecho, había sido testigo de este tipo de acoso. El estudio detectaba además una importante falta de sensibilización y concienciación a nivel familiar, educativo e institucional. Puedes descargar su resumen ejecutivo aquí (y descargarlo íntegramente aquí).

Fuente Dosmanzanas

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La Policía detiene a un hombre en Valencia por insultar y escupir a dos chicas por besarse

Martes, 26 de junio de 2018
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beso-lesbianas-a3media-navidadComenzó a insultarlas con frases como “guarras” o “asquerosas” y a agredirlas.

El hombre, que les estiró del pelo y les golpeó en la cara, trató de justificar su acción a los policías.

Ha sido arrestado como presunto autor de un delito de odio y posteriormente ha pasado a disposición judicial. 

La Policía Nacional ha detenido en Valencia a un hombre por un delito de odio al agredir, insultar y escupir a una pareja de chicas por besarse, acción que trató de justificar ante los agentes.

Según informa la Policía en un comunicado, el detenido es un hombre de 50 años de origen argelino que en la tarde del domingo cometió la agresión en el distrito de Patraix de Valencia.

Una llamada a la sala del 091 alertó de una pelea entre dos chicas y un hombre, que fueron separados poco después por los agentes, que observaron que los tres presentaban pequeñas lesiones en la cara y manos.

Los agentes averiguaron que las chicas se habían dado un beso, momento en que al parecer el hombre se habría dirigido a ellas “preguntándoles si se podía sumar a lo que estaban haciendo, por lo que ambas le dijeron que no y que las dejara en paz”.

A continuación, el hombre presuntamente comenzó a insultarlas con frases como “guarras” o “asquerosas” y a agredirlas, estirándoles del pelo y golpeando sus caras, así como escupiéndoles, según la nota policial, que añade que las chicas se defendieron como pudieron.

Las víctimas presentaban arañazos en el cuello y el brazo y otra además una herida en un puño. El agresor, que no tiene antecedentes policiales, trató de justificar su acción a los policías diciéndoles frases como “dos mujeres no se pueden besar en la calle” y “los mayores le tienen que decir a los jóvenes lo que está bien y lo que está mal”.

Los agentes tras las averiguaciones pertinentes lo detuvieron como presunto autor de un delito de odio y posteriormente pasó a disposición judicial.

Fuente Cáscara Amarga

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Dos lesbianas se suicidan en India, incapaces de hacer frente a la intolerancia

Viernes, 15 de junio de 2018
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holding-handsEl mundo no nos permitiría permanecer juntas”, dejaron escrito antes de saltar juntas a un río. 

Las dos mujeres, de 30 y 28 años, que vivían en el estado occidental de Gujarat, saltaron juntas a un río local, dejando sendas notas explicando que “el mundo no aceptaría” su decisión. Su muerte ha puesto de relieve el estigma que rodea a las personas LGBT en la India.

Una de las notas de suicidio estaba garabateada con un lápiz de labios rojo en una pared, cerca de donde las dos mujeres saltaron a la muerte: “Hemos dejado este mundo para vivir la una con la otra. El mundo no nos permitiría permanecer juntas”.

Un segundo mensaje, escrito en un plato desechable, también apuntaba a las mismas razones: “Este mundo no nos permitió permanecer juntas. ¿Cuándo nos veremos de nuevo? ¿Cuándo nos encontraremos?… Quizás en el próximo nacimiento volveremos a encontrarnos”.

La activista por los derechos de las personas LGTB Anjali Gopalan, dijo los casos de suicidio llevados a cabo por lesbianas son más comunes que los de otros miembros de la comunidad LGBT. “Viven una vida mucho peor que los hombres homosexuales, una vida mucho más dura, porque hay una mayor aceptación de la homosexualidad masculina”, afirmó, denunciano que, en India, “no se habla en absoluto de la sexualidad de las mujeres, lo que hace que sea mucho más difícil para ellas salir del armario”.

LGTBfobia de Estado en La India

El artículo 377 del Código Penal de la India castiga las relaciones sexuales “contra natura” con hasta 10 años de prisión. A finales de 2013, la Corte Suprema decidió recriminalizar la homosexualidad, dejando sin efecto la histórica sentencia sancionada por el Alto Tribunal de Delhi en 2009 (en la que declaraba “inconstitucional” la prohibición de las relaciones entre personas del mismo sexo). En los últimos años,mos hemos hecho eco del aumento exponencial de la violencia contra personas LGTB en la India, a raíz de la ilegalización de las relaciones homosexuales.

Las informaciones que nos llegan positivas en clave LGTB de la India son muy escasas. A principios de este mismo año nos hacíamos eco de la apertura del primer colegio para alumnos transexuales en riesgo de exclusión social. Solo unos días después, sin embargo, recogíamos la historia de un joven de 20 años cuyos padres trataron de organizarle una “violación correctivadespués de salir del armario como gay. Los progenitores llegaron a contratar a unos matones para que le agredieran al saber que mantenía una relación con otro chico con el que convivía.

Por otra parte, hace unos meses publicábamos que las autoridades de la India impedían la entrada al país a Victoria Kolakowski, la primera jueza trans de los Estados Unidos. Semanas atrás, prohibían una película por “glorificar” las relaciones homosexuales. La Junta Central de Certificación Cinematográfica de la India (CBFC) se negaba a certificar ‘Ka Bodyscapes’ para su proyección por incluir “escenas gais sensibles”.

Como ocurre en muchos otros países en los que existe homofobia de Estado, los grupos homófobos en la India (incluidos los policiales) se creen en el derecho de realizar impunemente cualquier acción contra las personas sexualmente diversas. No es necesario que las víctimas sean realmente homosexuales (lo que en ningún caso les eximiría de su responsabilidad criminal), con que ‘lo parezcan’ es suficiente.

En 2014, un año después de la recriminalización de la homosexualidad en la India, el activismo LGTB denunciaba un repunte de la violencia homófoba. Y a principios del año pasado recogíamos que ese mismo año 2014 se realizaron un mínimo de 600 detenciones a personas que habían sido acusadas de practicar la homosexualidad. Una cifra que en 2015 se elevaba a más de 1.300 personas, incluyendo 207 adolescentes. Una cifra, no obstante, que parece poco realista si tenemos en cuenta que desconocemos el alcance de la corrupción policial y la cantidad de afectados por extorsiones económicas a cambio de evitar el arresto o el procesamiento judicial.

En octubre de 2015 dábamos cuenta de más casos de extorsión por ser o “parecer” homosexual por parte de miembros de la policía, quienes, según constatan los activistas LGTB “con frecuencia visitan los puntos donde los gais se encuentran y les extorsionan pidiéndoles dinero”. Por otra parte, la estigmatización y los prejuicios provocan todo tipo de injusticias. A principios de 2016 nos hacíamos eco del intento de suicidio de un adolescente de quince años, quemándose vivo, tras ser acosado por ser gay.

Fuente Cáscara Amarga/Cristianos Gays

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Comienza el juicio contra los policías locales de Palma por acoso homofóbico contra una compañera

Miércoles, 13 de junio de 2018
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delitos-odio-2Sonia Vivas

Comienza en Palma de Mallorca el juicio contra los dos agentes de la Policía Local y el que fuera subcomisario de su unidad, por acoso homofóbico contra una compañera, Sonia Vivas, a la que habrían sometido a una larga situación de acoso e intimidación por ser lesbiana. 

Desde este lunes, 11 de junio, se celebra en la Sección Segunda de la Audiencia de Palma el juicio a tres miembros de la Policía Local de la ciudad por «humillar, menospreciar y ridiculizar» a una compañera , Sonia Vivas, a la que someten a una situación de acoso e intimidación homofóbica desde el momento en que hace pública su orientación sexual. Recibida entre aplausos por amigos y compañeros, asegura que se siente «satisfecha» por el apoyo que le han demostrado, ratificando las acusaciones contra sus tres colegas, uno de ellos el que fuera subcomisario de su unidad.

«En la Policía Local me llamaban ‘La Tijeritas y este apodo me persigue a día de hoy (…). Puigrós y Alberto Juan solían jugar delante de mí al juego de papel y tijera, y siempre salía tijera. Lo hacían para provocarme», asegura Vivas en una declaración que se ha prolongado a lo largo de tres horas en las que ha explicado cómo sus compañeros, los agentes Alberto Juan y Rafael Puigrós, se burlaban de ella por su orientación sexual, le manchaban su moto con huevos, le rompían el sillín y era habitual que le desinflaran las ruedas o deterioraban otras partes para que no la pudiera utilizar. Mientras que el Ministerio Fiscal pide 78 meses de cárcel, algo más de 6 años, mientras que para el segundo pide 129 meses, casi 11 años de cárcel.

 

«Me dijo que entrara con él. Me di cuenta que todas las prostitutas le conocían y que no pagaba las consumiciones. Sentí mucha vergüenza porque íbamos de uniforme », explica Vivas sobre un día en el que patrullando con uno de los acusados, Puigrós, se detienen en un club de alterne. Según su versión, se trata de un agente que muestra de forma habitual su animadversión hacia las personas homosexuales.

En 2009 se dirige a Rafael Estarellas, subcomisario de la unidad en ese momento, para ponerle en conocimiento del acoso al que le estaban sometiendo. «Me insultó y me dijo que si no quería seguir en la unidad motorizada que le hiciera un informe diciendo que no era apta para seguir. Me negué a ello», explica sobre su superior, que llega incluso a decirle que ella misma es «la causante del problema» y, para el que el fiscal pide 50 meses de cárcel. «En el cuartel contaban que a los transexuales que se colocaban en la calle Federico García Lorca les lanzaba agua con zotal (un repelente para insectos) y el comisario Estarellas les reía las gracias porque eran muy amigos», explica Vivas, quien asegura que el subcomisario llega a llamarle «bollera de mierda».

La situación empeora una vez denuncia formalmente su situación, llegando incluso a pensar que la «iban a matar» tras recibir un anónimo y de que intentaran forzar la puerta de su domicilio, le robaran la moto y marcaran el telefonillo de su domicilio con spray negro. Asimismo, sostiene que «estaban buscando testigos falsos para perjudicarme. Iban como locos para encontrarme un delito». Uno de los demandados llega finalmente a acusarle de autoridad con un detenido, hechos que pudo demostrar no eran ciertos al no estar de servicio el día que se suponía había cometido esas acciones. Debido al acoso al que estaba siendo sometida, otros compañeros dejaron de hablarle y toda la situación le ha provocado una situación personal complicada que le ha llevado incluso a perder a su pareja.

Fuente Universogay

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Activistas locales preparan el primer Orgullo LGTB de Suazilandia, un país africano en el que las relaciones homosexuales siguen siendo ilegales

Martes, 12 de junio de 2018
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swaziland-set-to-hold-its-first-prideEl próximo 30 de junio, los activistas LGTB de Suazilandia celebrarán su primer Orgullo. Todo un acto de valentía, dado que ese pequeño país del sur de África las relaciones homosexuales masculinas siguen siendo ilegales. Su rey, un monarca absoluto, llegó a calificar las relaciones homosexuales como «satánicas». La plataforma All Out y la organización suazí The Rock of Hope han puesto en marcha un crowdfunding para ayudarles al que puedes contribuir. 

Suazilandia, una pequeña monarquía situada entre Sudáfrica y Mozambique, es uno de los estados de la Commonwealth que mantiene vigente la criminalización de las relaciones homosexuales masculinas (un listado al que nos referimos hace pocas semanas). La LGTBfobia política y social es además elevada. Su rey, Mswati III, ha llegado a calificar las relaciones homosexuales como «satánicas», mientras que su primer ministro, Barnabas Sibusiso Dlamini, ha defendido públicamente su ilegalidad. La discriminación no se limita, por otra parte, a los varones homosexuales. Al igual que en la vecina Sudáfrica, se conocen casos de «violaciones correctivas» a mujeres lesbianas. De hecho, según una encuesta llevada a cabo en 2013 por The Rock of Hope y citada por The Daily Beast en un reciente reportaje, un 43% de las mujeres lesbianas y trans aseguraban haber cometido en alguna ocasión un intento de suicidio, y hasta un 78% de ellas consumían sustancias adictivas como una forma de sobrellevar su situación.

A pesar de todo, el activismo LGTB ha decidido que ya era hora de desafiar la LGTBfobia y ha convocado el que será primer Orgullo LGTB de la historia del país el próximo 30 de junio. Tendrá lugar en la capital del país, Mbabane. «Las oportunidades para que el resto de la sociedad suazí interaccione con la comunidad LGBT+ de una forma positiva son excepcionales, y apenas hay eventos que proporcionen un espacio seguro para que las personas LGBT+ puedan celebrar sus identidades. Creemos que la visibilidad es clave para hacer progresar el debate y el mensaje», ha explicado Melusi Simelane, activista de Rock of Hope.

El Orgullo LGTB de Suazilandia contará con la colaboración de All Out, una plataforma internacional a la que en algunas ocasiones anteriores hemos hecho referencia y cuyo fin es la de promover los derechos LGTB en todo el mundo. All Out ha puesto en marcha una campaña especial de crowdfunding para ayudar a sufragar el evento (a la que tú también puedes contribuir) y tanto su director ejecutivo, Matt Beard, como su gerente senior de campañas, Mathias Wasik, se desplazarán al país africano para ayudar sobre el terreno a los activistas locales.

Seguiremos con gran interés cómo se desenvuelve este primer Orgullo LGTB de Suazilandia.

Fuente Dosmanzanas

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Un fanático evangélico intenta incendiar una discoteca de ambiente lésbico en Chile al grito de «si no se queman aquí, se quemarán en el infierno»

Jueves, 17 de mayo de 2018
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lanzaparafina1-820x394Un miembro de la Iglesia Evangélica Vid, identificado como José Cortés Muñoz, ha sido sorprendido intentando provocar un incendio en la discoteca de ambiente lésbico Club Social Frida Kahlo de Chillán (en la región chilena del Biobío). El sujeto, que gritó: «si no se queman aquí, se quemarán en el infierno y, si eso no pasa, lo haré yo», fue sorprendido con un bidón de parafina en los alrededores, después de la pronta reacción de la propietaria para sofocar las llamas. En esta ocasión solo hay que lamentar daños materiales menores. Sin embargo, como denuncia el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (MOVILH), «es una situación en extremo grave que puso en riesgo a las personas que en ese momento se encontraban en el lugar». Por esta razón, la organización igualitaria exige que el atacante «debe recibir la máxima sanción de la ley». Además, Cortés ha declarado abiertamente que va a volver a actuar. En este sentido, hay que asumir que los discursos LGTBfóbicos en Chile incitan a la violencia, coincidiendo, no por casualidad, con el incremento del apoyo social a los derechos del colectivo LGTB.

lanzaparafina2-225x300«A eso de las 3:30 de la madrugada del domingo, el sujeto, quien vive en una Iglesia que colinda con el Club Frida Kahlo, lanzó parafina desde la pandereta que separa los inmuebles para, posteriormente, encenderle fuego a algunas de sus dependencias». Así lo ha explicado Esteban Guzmán, presidente de MOVILH-Biobío. Guzmán también ha añadido que «es una situación en extremo grave, que puso en riesgo a las personas que en ese momento se encontraban en el lugar», por lo que el atacante «debe recibir la máxima sanción de la ley».

Por su parte, la propietaria del Club Social Frida Kahlo, Jacqueline Ortega, ha narrado que «escuchamos un fuerte estallido y nuestros clientes llegaron a alertarnos que nuestra terraza estaba ardiendo. Entre todos quienes estábamos en lugar apagamos las llamas para que no se propagaran. Cuando salimos a la calle a ver qué ocurría, nos dimos cuenta de que nuestro vecino de la Iglesia Evangélica estaba con un bidón de parafina. Sin ningún tipo de pudor o arrepentimiento nos afirmó que él había comenzado el fuego, peor aún nos amenazó con matarnos por depravados».

arranca3-300x165Para el MOVILH-Biobío «este acto marca un negativo y funesto precedente para la seguridad de las personas lesbianas, gais, bi, trans e intersex que debe ser combatido al instante y con el máximo rigor de la ley». El presidente regional de esta organización igualitaria anima «a las personas LGBTI de Chillán a reportar cualquier otro atropello que hubiesen visto de este sujeto, pues no sería extraño que con anterioridad protagonizara abusos similares que no fueron denunciados». La discoteca ha publicado en su cuenta de Facebook que el atacante, de hecho, ya ha avisado de que volverá a actuar.

Violencia LGTBfóbica vs. histórico apoyo social

Hace solo unos días recogíamos que la ciudadanía chilena apoya de forma mayoritaria el matrimonio igualitario y la adopción homoparental. Desde febrero de 2014 el respaldo al matrimonio entre personas del mismo sexo ha crecido 15 puntos, hasta situarse en el 65%. Así se desprende de la encuesta de mayo realizada por Cadem (una empresa privada que realiza estudios demoscópicos). Asimismo, la adopción homoparental cuenta con una adhesión ciudadana del 52%. Más modestas, aunque pujantes, son las cifras relacionadas con la opinión favorable a la legislación sobre la identidad de género.

Sin embargo, en la anterior noticia ya advertíamos del contraste entre la aceptación histórica de los derechos del colectivo LGTB por parte de la ciudadanía de Chile con los del repunte de delitos de odio LGTBfóbico. Sin duda, la visibilización de la comunidad en el debate público, estimula a los discursos de odio de grupos intolerantes y radicales (como la presencia del «autobús de odio» de HazteOír y su marca internacional, CitizenGO) y esto se puede traducir también, como vemos en el caso del ataque a la discoteca de Chillán, en acciones violentas.

Fuente MOVILH, vía Dosmanzanas

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