Lesbocidios en México: impunes e invisibles
Las investigaciones no consideran la orientación sexual de las víctimas, lo cual dificulta el acceso a la justicia.
CIUDAD DE MÉXICO, México. Karen Janelly Pereyra de 24 años fue asesinada y su novia, Berenice Moreno de 21 sobrevivió un intento de lesbocidio en su domicilio en Tijuana. Al sur del país, en Córdoba, Veracruz, Odilia Castillo de 17 años fue desaparecida, torturada y asesinada. Las tres eran jóvenes lesbianas visibles en sus comunidades. Colectivas locales denuncian los hechos como crímenes de odio por lesbomisoginia. Señalan que la invisibilidad de estos asesinatos repercute en el acceso a la justicia.
La organización Letra S reportó un total de 28 lesbocidios entre 2015 y 2021. A inicios de este año, Nohemí y Yuliza, otra pareja lésbica, fueron asesinadas con saña en Chihuahua.
“El número tan bajo de muertes violentas de mujeres lesbianas registradas no debe interpretarse de manera errónea y subestimar el impacto de este tipo de violencia de género, ya que suelen investigarse solo en función del género, dejando a un lado la orientación sexual de la víctima como posible motivación del delito. Debido a ese hecho, los únicos casos de lesbianas asesinadas que adquieren visibilidad pública son aquellos perpetrados cuando la víctima o las víctimas se encontraban en pareja”, advierte Letra S en su último informe.
“No tomar en cuenta que eran lesbianas diluye las cadenas de violencias”
La invisibilidad es una característica común en México cuando mujeres lesbianas y lenchitudes son asesinadas o son víctimas de algún tipo de ataque lesbo-odiante. Desde cómo se reportan los hechos en la prensa hasta cómo la Justicia investiga estos crímenes.
“No tomar en cuenta que las víctimas eran lesbianas diluye las cadenas de violencias a las que las lesbianas pueden estar sujetas. Y en los procesos de procuración de justicia nos impide ver eso, que hay discriminación, odio, misogobia, lesbofobia, incluso una intención de corregir nuestro deseo. El no nombrarlo se traduce hacia las comunidades como un silencio, una invisibilidad institucional y social, y es una omisión a cómo se dirigen las investigaciones en las que el factor común sigue siendo la impunidad”, comentó en entrevista Cristina Lozano, integrante del área jurídica de LenXolas, una red interdisciplinaria de mujeres lesbianas en México.
“En Córdoba, ni la Fiscalía, ni los medios nombraron que Odi era lesbiana. Incluso en redes se criminalizó la palabra lesbiana y les espantó cuando nombramos que Odi era una morra lesbiana y racializada afromexicana. Visibilizar que fue un lesbofeminicidio es muy importante porque a las lesbianas nos matan por ser lesbianas, no solo por ser mujeres. Nos matan por no ajustarnos a los cánones heteronormativos y/o binaristas”, dijo a Presentes una integrante de Colectiva Ko’olelm, una organización afrotransfeminista de la zona de altas montañas en Veracruz.
“En Tijuana puede haber mucha hipocresía sobre quiénes pueden tener visibilidad y quiénes recibir silencio. Tijuana puede ser un lugar liberal para algunas personas. Pero siendo migrante o siendo originaria de esta ciudad, el hecho de caminar por la calle con tu pareja, ser visiblemente machorra o lesbiana puede traer una recriminación moral, acoso sexual, violación correctiva y lebocidios”, mencionó a en entrevista Nicolasa Córdova, cofundadora del albergue para migrantes, Casa Arcoíris.
Karen y Berenice: lesbocidio y tentativa de lesbocidio en Tijuana
Karen Janelly Pereira
La noche del 9 de octubre en la ciudad fronteriza de Tijuana, Karen Janelly Pereda de 24 años y Berenice Moreno de 21 fueron atacadas en su domicilio. Karen y Berenice eran novias y originarias del estado de Michoacán.
El semanario Zeta informó que a las 9:45 de la noche dos hombres que conocían a Karen y Berenice ingresaron a su casa, las golpearon y atacaron con un arma punzocortante. Además, les robaron sus celulares y dinero en efectivo.
Karen fue asesinada. Berenice sobrevivió un intento de lesbocidio; quedó inconsciente y al despertar llamó al número de emergencia.“Berenice y Karen vivían en la Libertad, una de las colonias más viejas que está pegada al muro (fronterizo) de Tijuana. La mayoría de quienes viven ahí son personas que trabajan al otro lado (en Estados Unidos) o en la maquila. Estas chicas vivían solas, venían de Michoacán; que también es algo muy común y la historia de muchas que llegamos aquí, a veces sin redes de apoyo. Creo que parte del silencio y la invisibilidad de este crimen o de si el reclamo es más fuerte muchas veces está cruzado por el clasismo, por el racismo, por las condiciones de migración”, agrega Nicolasa Córdova.
“Odi también fue víctima de un crimen de odio por ser lesbiana”
Odilia Castillo tenía 17 años, era una jóven lesbiana visible originaria de Córdoba, una ciudad ubicada en las altas montañas de Veracruz.
El 26 de agosto Odilia Castillo desapareció “en circunstancias sospechosas”. Al no regresar a casa, su mamá y papá reportaron su desaparición y se emitió una ficha de búsqueda. La prensa local reportó que seis días después, trabajadores del campo encontraron el cuerpo de Odilia dentro de una cisterna en un lote baldío en Fortín de las Flores, un municipio aledaño a Córdoba.
De acuerdo a medios locales, el cuerpo de Odilia tenía huellas de tortura, sus manos atadas y heridas de bala.
“Nombrar que Odi era lesbiana es importante, de lo contrario se invisibiliza y se margina, no solo a Odi sino a todas las personas que ahí encuentran un lugar de identidad política y de deseo”, comentó a Presentes una integrante de la Colectiva Ko’olelm.
En ambos hechos hay detenidos
Según la Fiscalía de Baja California, la madrugada del 10 de octubre, la policía encontró a los agresores gracias a la geolocalización de los celulares de Karen y Berenice; y un juez de control ordenó prisión preventiva.
El 17 de octubre la jueza de control, Cecilia Osuna, vinculó a proceso a Miguel Ángel ‘N’ de 18 años y Juan Carlos ‘N’ de 27 por los delitos de feminicidio, homicidio calificado con ventaja, homicidio calificado en grado de tentativa y robo calificado con violencia contra Karen Janelly Pereyra y Berenice Moreno.
El semanario Zeta informó que se dio una plazo de investigación complementaria de tres meses. Ese plazo concluirá el 18 de enero de 2023 y como medida cautelar se determinó prisión preventiva.
En Veracruz, la Fiscalía Especializada en Delitos contra las Mujeres reportó el 27 de octubre que Román Samuél ‘N’ fue puesto a disposición como presunto responsable del delito de feminicidio contra Odilia Castillo y quedó asentado en el proceso penal 398/2022.
“La procuración de justicia asume que todas las mujeres son heterosexuales”
Las exigencias de justicia por los lesbocidios de Karen y Odilia, y la tentativa de lesbocidio a Berenice se concentraron sobre todo a nivel local. En redes sociales se emitieron pronunciamientos y se exhortó a las autoridades a investigar con perspectiva de género.
Letra S señala en sus informes que estos hechos “suelen investigarse solo en función del género, dejando a un lado la orientación sexual de la víctima como posible motivación del delito”.
“Cuando ocurren este tipo de delitos, las características de orientación sexual que guardan las mujeres no suelen nombrarse. A veces, por un asunto familiar callan esa información. Pero también porque pese a la existencia de un protocolo de actuación, las Fiscalías no generan datos desagregados. En México, la justicia asume que todas las mujeres víctimas de violencias son heterosexuales”, añadió Cristina Lozano de LenXolas.
“La visibilidad nos convoca a vincularnos”
Para Miriam Ruh, integrante de LenXolas, cuando los crímenes de odio contra lesbianas se hacen visibles, los mensajes que éstos transmiten pueden tomar varias direcciones. Uno de ellos es la oportunidad de vincularse.
“Creo que los mensajes que se transmiten cuando asesinan a una compañera lesbiana toman varias direcciones. Sí, puede ser un mensaje de mucho dolor y un recordatorio. Pero también creo que muchas veces perdemos de vista que hablar de esto también nos convoca a resistir, a vincularnos, a hacer red para estar más fortalecidas”.
En ese mismo sentido, Alex de LenXolas agrega que la visibilidad es una apuesta por la vida.
“Un protocolo de actuación no nos va a garantizar la vida. Necesitamos políticas públicas que efectivamente vayan a esa raíz de los problemas para transformar nuestras vidas porque la vida es nuestra apuesta y contrapropuesta al modelo civilizatorio capitalista que está en crisis, que es el de la muerte, el de la necropolítica, el de la explotación. Yo sí creo que con nuestra visibilidad y presencia apostamos por la vida digna, el goce, el disfrute”.
Edición: Maby Sosa
Fuente Agencia Presentes
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