Leer la Biblia con Fe Adulta.
Después de leer el último libro de Gonzalo Haya “Leer la Biblia con fe adulta” tengo la satisfacción de estar completando nuestra colección de Exégesis con una pieza fundamental. La Biblia está presente en muchos de nuestros hogares, pero ¿sabemos leerla? ¿O más bien se nos cae de las manos cuando lo hemos intentado?
“Entre los protestantes es frecuente que cada uno tenga su Biblia, la subraye, o pueda decir cuáles son los pasajes que más les han afectado. Entre los católicos, la Biblia frecuentemente coge polvo en la estantería. ¿Por qué esta diferencia?”
“Hasta hace poco se prohibía, y todavía no se recomienda, la lectura de la Biblia. Fue la Reforma protestante la que se atrevió a traducir la Biblia a la lengua de cada pueblo. Los protestantes establecieron la libre interpretación personal; los católicos solamente admitieron como válida la interpretación oficial de Roma, del Papa y sus Dicasterios. Se entiende fácilmente que el mundo católico se haya desinteresado de la lectura personal de la Biblia y se conforme con la interpretación oficial que se les dio en la escuela o la que se le sigue dando en la homilía dominical”.
Leer la Biblia puede ser una forma de revisar mis creencias acudiendo a la fuente de nuestra tradición religiosa. En ese sentido este libro puede llevarnos de la mano por un magnífico camino para repensar y revivir nuestro cristianismo.
Como libro de consulta también puede ser una pequeña joya en nuestra biblioteca. Tener un comentario sencillo de cada libro de la Biblia seguro que resulta muy útil para preparar nuestras intervenciones en grupos, Eucaristías y encuentros comunitarios.
Por último, pero no menos importante, podría utilizarse como un guion muy adecuado para esa catequesis diferente que llevamos años demandando. Seguir el recorrido por los libros de la Biblia desde el Antiguo al Nuevo Testamento es una forma muy práctica para transmitir la fe. La catequesis que se viene impartiendo generalmente tiene un enfoque doctrinal y magisterial que lleva siglos de desviaciones sucesivas. El resultado es un alejamiento enorme entre el catecismo de la iglesia católica y lo que vivió y predicó Jesús.
Qué necesario es releer los textos “sagrados” sustituyendo las interpretaciones mágicas por otras lecturas más adultas que tengan en cuenta los géneros literarios de la época y el análisis de las circunstancias históricas y sociales de los individuos que los escribieron.
“La Biblia no ha sido dictada por Dios a los autores sagrados; estos autores han tenido una más o menos confusa experiencia de Dios y la han expresado con su lenguaje, su cultura y sus propios intereses y prejuicios. El lector actual tiene que separar el trigo de la paja (y de la cizaña)”.
“Ya hemos mencionado que la Biblia no es palabra de Dios, volveremos a repetirlo varias veces porque tenemos esta idea muy arraigada y es necesario superarla para no caer en una interpretación literal de la Biblia y buscar en ella su mensaje empleando nuestra inteligencia racional y nuestra inteligencia emocional y espiritual”.
“En una conferencia comencé leyendo este texto del Primer Libro de Samuel: Así dice el Señor de los ejércitos: Yo castigaré lo que hizo Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto. Ve, pues, hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos (1Sam 15,3). ¿Alguien se atreve a decir que esto es palabra de Dios? La orden de matar a los niños de pecho no es palabra de Dios; atribuirla hoy a Dios sería una blasfemia. Aniquilar a los enemigos actuales y futuros fue una táctica de un exaltado nacionalismo en una época muy atrasada en la evolución de la conciencia”.
“La Biblia no es Palabra de Dios; los evangelios no son Palabra de Dios, las Encíclicas de Juan Pablo II o de Francisco no son Palabra de Dios; el Credo no es Palabra de Dios”.
“Dios no se reduce a la experiencia de Abraham, ni a la de los evangelistas. Dios es un misterio indecible, y tenemos que buscarlo en las experiencias de nuestros antecesores, en la experiencia personal y en las de otras culturas”.
“Si me permiten una confidencia, mis libros preferidos del Antiguo Testamento son el Génesis, los Salmos, el Cantar de los Cantares, y los Profetas, aunque a veces resulten lentos, como las películas antiguas. En el Nuevo Testamento prefiero el evangelio de Marcos porque es el más cercano a Jesús y nos presenta a un Cristo muy humano. Me atrae más el Jesús de los evangelios que el Cristo resucitado de Pablo; Me acojo al Padre del hijo pródigo antes que al Dios que me perdona por la sangre derramada de su Hijo”.
He querido copiar varias citas como botón de muestra. El libro propone cantidad de temas fundamentales y estupendos para propiciar un diálogo, una reflexión o una enseñanza.
Para terminar, copio el índice para que podáis valorar el gran trabajo que ha realizado el teólogo sevillano que sin duda nos facilitará a muchos nuestras tareas. Muchas gracias Gonzalo.
Inma Calvo Torrejón. Leer más…
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