Comentarios desactivados en La atleta sudafricana Caster Semenya protagoniza un spot de Nike
Nike está lanzando varios spots con deportistas de élite, dentro de su campaña publicitaria por el 30 aniversario del famoso Just Do It. Una de las figuras elegidas es la atleta sudafricana Caster Semenya. La compañía deportiva, con anterioridad, ya ha elegido a competidores LGTBI como protagonistas de sus anuncios. Es el caso de Chris Mosier, el primer atleta trans en competir bajo el nuevo reglamento del COI (en 2016) o la futbolista abiertamente lesbiana Megan Rapinoe. La visibilización ahora de Semenya a través de una de las grandes compañías de ropa deportiva es una buena noticia para la comunidad LGTBI y un reconocimiento a su propia trayectoria en la alta competición. Y es que pocos atletas de los Juegos Olímpicos han tenido que soportar el escrutinio que Semenya ha experimentado en los últimos años.
«¿Sería más fácil para tí si yo no fuera tan rápida? ¿Sería más sencillo si dejase de ganar? ¿Te sentirías más cómodo si me msotrase menos orgullosa? ¿Preferirías que no hubiese trabajado tan duro? ¿O simplemente si no corriese? ¿O si hubiese elegido otro deporte? ¿O si no hubiese dado mis primeros pasos? Pues lo siento, porque nací para hacer esto», es el mensaje con múltiples lecturas que contiene el vídeo que la atleta Caster Semenya protagoniza para Nike, después de que lo hiciera dos años antes el deportista trans Chris Mosier (quien, por cierto, debutó en España). El nuevo spot se ha interpretado como un tributo a Semenya, especialmente en respuesta a las continuas críticas en torno a su hiperandrogenismo y al nuevo reglamento sospechosamente selectivo de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo, que parecía ideado para acabar con su exitosa carrera deportiva.
Este es el vídeo del spot:
Cuando publicamos el balance de resultados de los deportistas abiertamente LGTBI en los Juegos de Río de 2016 (el 47% de ellos logró colgarse una medalla), nos hicimos eco de la enésima polémica en la que se vio envuelta la atleta sudafricana Caster Semenya, abiertamente lesbiana. La carrera de Semenya, que en Río obtuvo el oro como corredora de 800 metros, siempre ha sido discutida por algunos debido a una supuesta intersexualidad, realidad con la que ella no se siente identificada. Semenya, a
la que al nacer le fue asignado el sexo femenino, siempre ha tenido una identidad femenina, más allá de sus circunstancias físicas. «Dios me hizo como soy y me acepto así», aseguraba la deportista en una entrevista gracias a la que fue portada de la revista sudafricana You en 2009. En ella apareció luciendo un clásico look femenino. Su oro y su tesón deportivo la convirtieron en una magnífica abanderada de Sudáfrica durante la ceremonia de clausura en Río 2016.
La lucha de Caster Semenya contra la discriminación
La de Caster Semenya es una historia de lucha en el alto nivel competitivo (hasta aquí, común a cualquier deportista de élite), pero también de lucha contra la discriminación por cuestionamiento de su identidad. Semenya volvía a la competición en verano de 2010, después de que la Asociación Internacional de Federaciones Internacionales de Atletismo pusiera fin a la investigación sobre su supuesta intersexualidad y decidiera que no había razón para impedirle participar en la competición como mujer. Algo que no gustó a sus competidoras.
Una de las intervenciones más desafortunadas en la polémica fue, por cierto, la de la atleta española Mayte Martínez, contrincante de Semenya en la final de los 800 metros. «Si me ponen a Semenya y diez hombres delante no sabría decir que ella es la mujer», llegó a manifestar la española, que acabó la carrera en séptima posición. Por una avalancha de declaraciones LGTBIfóbicas como esta, Caster Semenya se planteó rechazar la medalla mundial de 800 metros, aunque las autoridades deportivas de su país la convencieron de que no lo hiciera.
También en España, en 2009 destacados medios generalistas se sumaron a cuestionar la feminidad de Semenya. «¿Ganó ella o él?»titulaba El Mundo. «Pendiente de un control para determinar su verdadero sexo», subtitulaba. Peor aún era el inicio de su crónica: «A la chica, o lo que sea, hay algo que le motiva más que el atletismo…». Algo más serio era el tratamiento que daba El País a la noticia, aunque el redactor no resistía caer en la tentación de referirse a Semenya como «la adolescente surafricana que parece un chico y corre como un hombre con toda la barba».ABC hacía una crónica neutra de la victoria de Semenya pero cargaba las tintas en el titular, que ya desde el principio predispone al lector: «Semenya redobla las sospechas con una abusiva victoria en 800». Tampoco La Razón se quedaba atrás. «Semenya, un oro muy sospechoso», titulaba. Algo más neutros fueron entonces los tratamientos en El Periódico o en La Vanguardia.
Comentarios desactivados en Un nuevo reglamento sospechosamente selectivo de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo puede acabar con la carrera de Caster Semenya
Las mujeres y personas intersexuales que quieran competir en las caslificacioens femeninas de atletismo, deberán cumplir la nueva regulación de la asociación Internacional de Federaciones de Atletismo que rebajan a 5 nanomoles los niveles en sangre de testosterona, lo que afecta directamente a atletas como Caster Semanya.
El Consejo de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF por sus siglas en inglés: International Association of Athletics Federations ) aprueba en el pasado mes de marzo las nuevas regulaciones de lo que denominan Regulaciones de Elegibilidad que se refieren a cualquier atleta que tenga una Diferencia de Desarrollo Sexual de cara a su clasificación en competiciones femeninas, que daban a conocer este jueves, 26 de abril.
«Como Federación Internacional para nuestro deporte, tenemos la responsabilidad de garantizar la igualdad de condiciones para los atletas. Como muchos otros deportes, elegimos tener dos clasificaciones para nuestra competencia: eventos masculinos y eventos femeninos. Esto significa que debemos ser claros acerca de los criterios de competencia para estas dos categorías. Nuestra evidencia y datos muestran que la testosterona, producida naturalmente o insertada artificialmente en el cuerpo, proporciona importantes ventajas de rendimiento en atletas femeninas», declara Sebastian Coe, presidente de la IAAF.
Según estas nuevas regulaciones, que entrarán en vigor el 1 de noviembre y reemplazarán los reglamentos previos, se refieren a las atletas con hiperandrogenismo, que deben ser reconocidas por ley con el género femenino o inteserxual, debiendo reducir su nivel de testosterona en sangre a menos de cinco nanomoles con hormonas y durante un período continuado de al menos seis meses mediante o mientras aspiren a ser clasificadas en alguna competición internacional.
Los niveles de testosterona en las niñas son de 0,12 a 1,79 nmol, muy bajos en comparación a los de los niños, que se disparan al llegar a la pubertad alcanzando de 7.7 a 29.4 nmol por litro, no siendo superiores a los 5 nmol en las niñas adolescentes a no ser que tengan algún tumor o alguna Diferencia de Desarrollo sexual (DSD por sus siglas en inglés: Differences of Sexual Development), por lo que podrían desarrollar la misma testosterona que los varones, lo que les permitiría mejorar significativamente su rendimiento deportivo.
«Las últimas investigaciones que hemos llevado a cabo y los datos que hemos compilado demuestran que hay una ventaja de rendimiento en atletas con DSD en las distancias recorridas por esta regla (…). Hemos visto en una década y más investigaciones que 7.1 de cada 1000 atletas de élite en nuestro deporte tienen niveles elevados de testosterona, la mayoría se encuentran en los eventos restringidos cubiertos por estas regulaciones (…). El tratamiento para reducir los niveles de testosterona es un suplemento hormonal similar a la píldora anticonceptiva tomada por millones de mujeres en todo el mundo. Ningún atleta se verá obligado a someterse a cirugía. Es responsabilidad del atleta, en estrecha consulta con su equipo médico, decidir sobre su tratamiento», explica el Dr. Stephane Bermon del Departamento de Medicina y Ciencias de la IAAF.
Desde la IAAF defienden la necesidad de este tipo de regulaciones para garantizar una competencia justa y significativa dentro de la clasificación femenina, en beneficio de la amplia clase de atletas femeninas. De ninguna manera tienen la intención de juzgar o cuestionar el sexo o la identidad de género de ninguna atleta, para lo que considera esencial respetar y preservar la dignidad y privacidad de los atletas con DSD, y por lo tanto todos los casos que surjan bajo estas regulaciones deben ser manejados y resueltos de manera justa, consistente y confidencial, reconociendo la naturaleza sensible de tales asuntos. Cualquier violación de la confidencialidad, discriminación indebida y / o estigmatización por motivos de sexo o identidad de género equivaldría a una violación grave del Código de Conducta de Integridad de la IAAF y dará como resultado una acción disciplinaria apropiada contra la parte infractora. En el reglamento también se describe en detalle el proceso mediante el cual un panel de expertos en los campos de la endocrinología, la ginecología, la genética y la pediatría, se encargará de evaluar cada caso de forma anónima.
Por muy nobles que parezcan las intenciones de la IAAF, lo cierto es que estas nuevas regulaciones han causado indignación en países como Sudáfrica, particularmente porque parecen diseñadas en función de Caster Semenya, medalla de oro en 800 metros femeninos en Rio 2016, quien no podría revalidar su título en la misma categoría actualmente a no ser que rebajara sus niveles de testosterona. A título personal, el Dr. Bermon se manifiesta a favor de una tercera categoría para los atletas intersexuales, lo que afirma tiene la «sensación de que algún día sucederá, y probablemente en cinco o diez años (…). Mi sensación es que el público no está preparado para esto. No queremos estigmatizar a los atletas. También debemos tener en cuenta las sensibilidades religiosas y culturales. Así que, básicamente, estoy a favor, pero es necesario que haya algunos cambios opinión pública».
El Caso Caster Semenya
Llevamos siguiendo la carrera de Caster Semenya desde hace años y muy especialmente los numerosos episodios de discriminación a los que viene enfrentándose. Como se afirma más arriba, el último es el reciente reglamento de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF). La nueva política sobre hiperandrogenismo, que entrará en vigor el próximo 1 de noviembre y que todavía puede acoger modificaciones, solo se aplicaría (según la redacción original) a las carreras de 800 y 1500 metros; casualmente en las que compite la prominente atleta sudafricana. «Este es uno de los temas más difíciles que mi Consejo y yo estamos discutiendo», admite Sebastian Coe, presidente de la IAAF. Semenya, abiertamente lesbiana, fue la ganadora en 800 metros lisos en los mundiales de 2009 y 2017, así como el oro en la misma categoría en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. Algunos expertos consideran que este nuevo reglamento es «sospechosamente selectivo» y «sexista».
Cuando publicamos el balance de resultados de los deportistas abiertamente LGTB en los Juegos de Río de 2016 (el 47% de ellos logró colgarse una medalla), nos hicimos eco de la enésima polémica en la que se vio envuelta la atleta sudafricana Caster Semenya, abiertamente lesbiana. La carrera de Semenya, que en Río obtuvo el oro como corredora de 800 metros, siempre ha sido discutida por algunos debido a una supuesta intersexualidad, realidad con la que ella no se siente identificada. Semenya, a la que al nacer le fue asignado el sexo femenino, siempre ha tenido una identidad femenina, más allá de sus circunstancias físicas. «Dios me hizo como soy y me acepto así», aseguraba la deportista en una entrevista gracias a la que fue portada de la revista sudafricana You en 2009. En ella apareció luciendo un clásico look femenino. Su oro y su tesón deportivo la convirtieron en una magnífica abanderada de Sudáfrica durante la ceremonia de clausura en Río 2016.
Es sabido que Semenya presenta de forma natural niveles más elevados de andrógenos que otras mujeres. Por ello, choca que el presidente de la IAAF, Sebastian Coe, diga que «ningún atleta con hiperandrogenismo ha hecho trampa» pero a renglón seguido traten de aplicar una nueva política que perjudicaría a una de las más prominentes corredoras con niveles elevados de andrógenos, como es Caster Semenya. En este sentido, algunos expertos califican dicho reglamento (que todavía es susceptible de ser modificado y cuya fecha prevista de entrada en vigor se ha fijado para el próximo 1 de noviembre) como sospechosamente selectivo y «sexista».
La profesora de la Universidad de Pensilvania Jaime Schultz, especializada en la historia de la mujer en los deportes, explica que la nueva política de la IAAF parte de un estudio financiado por esta misma organización de 2017 en el que se recoge que, supuestamente, las mujeres con un alto nivel de testosterona tendrían una ventaja sobre sus competidoras en cinco pruebas: 400 metros (ventaja del 2.7%), carrera de obstáculos de 400 metros (ventaja del 2.8%), carrera de 800 metros (1.8%), lanzamiento de martillo (4.5%) y salto con pértiga (2.9%). «Sin embargo, sin explicación, las nuevas directrices omiten tanto el salto con pértiga como el martillo, donde las mujeres con alta testosterona ostensiblemente disfrutan de la mayor ventaja y agregan la carrera de 1500 metros femeninos, aunque no fue una de las pruebas en las que la testosterona parecía importar», resalta Schultz.
Esta experta considera discriminatoria estas clasificaciones porque «nadie sugiere que los hombres con niveles bajos de testosterona deberían ser elegibles para la competición femenina. De hecho, la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) permite que los hombres diagnosticados con niveles bajos de testosterona soliciten una exención para tomar testosterona sintética, una sustancia prohibida, porque tienen una necesidad médica […] Esto significa que la testosterona no trata solo de mejorar el rendimiento, sino también de la salud y el bienestar. Pero solo cuando se trata de hombres».
Cabe recordar el caso de la ciclista trans Kristen Worley, que llegó hasta el Tribunal de Derechos Humanos de Ontario en Canadá, denunciando «discriminación sexual», por no permitirle el uso suficiente de testosterona sintética durante su carrera deportiva. «Es un problema que pensemos que las mujeres tienen estrógeno y los hombres tienen testosterona», decía Worley. «Tenemos que educar a las personas para que entiendan que ambos sexos tienen estas hormonas, pero a diferentes niveles». Finalmente, Worley llegó a un acuerdo con Cycling Canada, Ontario Cycling Association y Union Cycliste Internationale para evitar la referida discriminación y «adoptar políticas y directrices basadas en investigaciones científicas objetivas».
En este sentido, la profesora Schultz concluye que «quizás la IAAF debería considerar un compromiso similar. Hasta entonces, podemos quedarnos con un deporte sin Caster Semenya, o al menos la mismo Caster Semenya, que continúa estableciendo nuevos estándares de excelencia en atletismo femenino».
La lucha de Caster Semenya contra la discriminación
La de Caster Semenya es una historia de lucha en el alto nivel competitivo (hasta aquí, común a cualquier deportista de élite), pero también de lucha contra la discriminación por cuestionamiento de su identidad. Semenya volvía a la competición en verano de 2010, después de que la Asociación Internacional de Federaciones Internacionales de Atletismo pusiera fin a la investigación sobre su supuesta intersexualidad y decidiera que no había razón para impedirle participar en la competición como mujer. Algo que no gustó a sus competidoras.
Una de las intervenciones más desafortunadas en la polémica fue, por cierto, la de la atleta española Mayte Martínez, contrincante de Semenya en la final de los 800 metros. «Si me ponen a Semenya y diez hombres delante no sabría decir que ella es la mujer», llegó a manifestar la española, que acabó la carrera en séptima posición. Por una avalancha de declaraciones LGTBfóbicas como esta, Caster Semenya se planteó rechazar la medalla mundial de 800 metros, aunque las autoridades deportivas de su país la convencieron de que no lo hiciera.
También en España, en 2009 destacados medios generalistas se sumaron a cuestionar la feminidad de Semenya. «¿Ganó ella o él?»titulaba El Mundo. «Pendiente de un control para determinar su verdadero sexo», subtitulaba. Peor aún era el inicio de su crónica: «A la chica, o lo que sea, hay algo que le motiva más que el atletismo…». Algo más serio era el tratamiento que daba El País a la noticia, aunque el redactor no resistía caer en la tentación de referirse a Semenya como «la adolescente surafricana que parece un chico y corre como un hombre con toda la barba».ABC hacía una crónica neutra de la victoria de Semenya pero cargaba las tintas en el titular, que ya desde el principio predispone al lector: «Semenya redobla las sospechas con una abusiva victoria en 800». Tampoco La Razón se quedaba atrás. «Semenya, un oro muy sospechoso», titulaba. Algo más neutros fueron entonces los tratamientos en El Periódico o en La Vanguardia.
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