Martin Shkreli, sentenciado a 7 años de prisión
La jueza Kiyo Matsumoto condena a Martin Shkreli a 7 años de prisión por conspirar para defraudar a los inversores del fondo que gestionaba.
Shkreli es el empresario que subió el precio de un medicamento esencial para embarazadas y personas con VIH en un 5000%
Supimos de Shkreli cuando decidió subir el precio del Daraprim (un medicamento contra la toxoplasmosis) un 5000%. Como el medicamento se usa principalmente en embarazadas y en personas que viven con el VIH la “estrategia comercial” sentó muy mal a Estados Unidos. Tanto que Shkreli pasó a ser el hombre más odiado del país, se han reído de él en todas partes y hasta le tiraron una caca (literal) y le banearon de Twitter. Hasta crearon un juego para darle puñetazos.
Los movimientos de Shkreli hicieron que el Congreso de los EE.UU. iniciara una investigación para ver qué cojones está pasando con la industria farmacéutica en ese país y, además, provocaron que el FBI -que acabó deteniéndole- tuviera mucho interés en lo que Shkreli ha andado haciendo todo este tiempo. Durante el juicio Shkreli se mostró desafiante y todo le hacía mucha gracia, hasta que fue condenado por 3 de los 8 cargos de los que se le acusaba. Shkreli quedó en libertad bajo fianza después de ser hallado culpable de conspirar para defraudar a los inversores de un fondo que él gestionaba, pero entró en prisión cuando ofreció 5.000 dólares a quien le llevara un mechón de pelo de Hilary Clinton; algo que a la jueza Kiyo Matsumoto no le hizo gracia y revocó su fianza.
Finalmente la sentencia de Shkreli no han sido los 20 años que podían caerle ni los 15 que pedía la fiscalía. Pero tampoco han sido los 18 meses que pedía su abogado. Shkreli pasará en prisión 7 años y tendrá que pagar una multa de 75.000$. El abogado de Shkreli intentó pintar al empresario como “un excéntrico” al que nadie entiende y lo comparó con “los chicos de hoy en día, que le dan a enviar antes de entender realmente lo que han escrito“. Incluso llegó a decir que Shkreli es buena persona, que usó métodos poco convencionales para que sus inversores ganaran aún más dinero y que “yo mismo a veces quiero abrazarlo y otras quiero darle un puñetazo“. Pero la fiscal federal no estaba para tonterías y dejó claro que Shkreli, con 34 años, no es un adolescente al que hay que dar una reprimenda sino “un hombre adulto que ha de afrontar las consecuencias de sus actos“.
Lo mejor de esta noticia es que Shkreli, que tanto se reía durante el juicio y tanto ha trolleado por redes sociales, acabó llorando desconsolado mientras leía un comunicado en el que terminó por reconocer lo que había hecho y pidió disculpas a los inversores: “Quiero que la gente que ha venido hoy aquí a apoyarme entienda una cosa: la única persona culpable de que yo esté aquí hoy soy yo mismo. No hay ninguna conspiración para acabar con Martin Shkreli. Yo he acabado con Martin Shkreli.”
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