Al amor sólo le basta el amor
Cuando amor te llama, sigue la señal, aunque suba empinado el sendero. Y cuando sus alas te envuelvan, abandónate, aunque entre las plumas te hiera una cuchilla. Y cuando el amor te hable, no tardes en creerle, aunque su voz turbe tus sueños como el viento del norte barre el jardín.
Porque el amor corona y el amor clava en una cruz […]. Con sus manos te trabaja hasta tu extrema ternura, después te expone a su sagrada llama, para que seas pan sagrado en la sagrada fiesta de Dios.
Todo eso hará para que puedas conocer los secretos de tu corazón y, así iluminado, llegues a ser un fragmento del corazón de la vida. Mas si tienes miedo y buscas sólo paz y placer en el amor, será mejor para ti que te cubras y te vayas de la era al mundo desolado de las estaciones: allí reirás, aunque no con toda tu risa; allí llorarás, aunque no la última lágrima.
El amor no da otra cosa que a sí mismo, y sólo de sí mismo toma. El amor no posee ni quiere dejarse poseer: porque al amor sólo le basta el amor.
*
K. Gibran,
L’amore,
Cinisello B. 1997
***
Comentarios recientes