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23-J: Cristianismo y elecciones

Martes, 18 de julio de 2023
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IMG_0019“Algunas líneas rojas que un cristiano no debería traspasar para no caer en flagrante contradicción”

“Históricamente las alianzas entre el trono y el altar han dado funestos resultados … Hay, sin embargo, algunas líneas rojas que no se deberían traspasar si no se quiere entrar en abierta contradicción entre nuestra manera de pensar y actuar”

“Cuando volvemos los ojos a la vida (palabras y hechos) de aquel judío disidente y rebelde del siglo I, observamos un proyecto humanizador que implicaba un compromiso político liberador y antiimperialista”

“Y desde esta observación del Jesús histórico se coligen algunas claves de discernimiento … Hacer una apuesta por humanizar este despiadado sistema neoliberal en el que nos movemos no es algo distinto a lo que Jesús invitaba”

“Dejo aquí al lector, para su ulterior reflexión, la pregunta de hondo calado que, mutatis mutandis, se hace David Grossman recientemente: ‘¿Cómo es posible que quienes creen que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza pisoteen esa imagen?'”

Históricamente las alianzas entre el trono y el altar han dado funestos resultados. Recordemos, como botón de muestra, el nacional-catolicismo que tuvimos que sufrir durante décadas en la dictatura franquista como si de una mala peste se tratara. En consecuencia, no cabe construir, salvo que se recaiga en el ámbito del fundamentalismo, una alianza o identificación entre política y religión.

Ni se puede afirmar, sin cometer un tremendo dislate, que desde determinada confesión religiosa se esté obligado, en conciencia, a votar a un único partido político. En las democracias parlamentarias donde el pluralismo está garantizado, como es nuestro caso, es perfectamente legítimo para un creyente optar entre los distintos partidos que forman el abanico que se abre desde la izquierda al centro e incluso hasta la derecha.

“En las democracias parlamentarias donde el pluralismo está garantizado, como es nuestro caso, es perfectamente legítimo para un creyente optar entre los distintos partidos”

Hay, sin embargo, algunas líneas rojas que no se deberían traspasar si no se quiere entrar en abierta contradicción entre nuestra manera de pensar y actuar. Me referiré fundamentalmente al cristianismo dado que, en nuestro país, somos la inmensa mayoría culturalmente cristianos (con independencia de nuestra confesionalidad o de nuestra participación en ritos y cultos). Y lo haré desde el cristianismo al que me siento vinculado intelectual y afectivamente: aquel que hunde sus raíces en el Jesús histórico y no en el constructo cristológico paulino-eclesiástico del catolicismo oficial.

 Cuando volvemos los ojos a la vida (palabras y hechos) de aquel judío disidente y rebelde del siglo I que fue crucificado por sedicioso y por cuestionar la religiosidad tradicional, observamos un proyecto humanizador que implicaba un compromiso político liberador y antiimperialista. Recientes investigaciones sobre la figura de Jesús como las del profesor Richard A. Horsley (Universidad de Massachusetts, Boston) o las del teólogo Juan José Tamayo (Universidad Carlos III de Madrid) ponen de relieve este aspecto del galileo que no podemos pasar por alto desde una postura de honradez intelectual. Hoy no nos movemos con la convicción de que sea preciso creer para comprender (como pensaba San Anselmo de Canterbury en el siglo XI), sino que necesitamos comprender para creer. Para poder creer de manera sólida y fundamentada y así dinamizar un proyecto que sea a la vez vivo y vivificante.

Recordemos que, en el aspecto político, la Judea en la que vivió Jesús había sido conquistada en el 62 a.C. por las tropas del general romano Pompeyo y que el Imperio ejercía un oprobioso régimen de sometimiento y exacción de impuestos. Socialmente había unas tremendas desigualdades económicas sin que ninguna clase media pudiera ejercer de colchón amortiguador. En este contexto la acción humanizadora de Jesús se dirige preferentemente a todos los marginados (campesinos empobrecidos, viudas desatendidas, prostitutas despreciadas, enfermos apartados como apestados…) y a la vez contra el Imperio romano alentando a no pagar los tributos usurarios y proponiendo un estilo de vida basado en una fraternidad que rompía de facto la perversa dinámica dominador-dominado propia de los conquistadores.

Y desde esta observación del Jesús histórico se coligen algunas claves de discernimiento que pudieran ser de aplicación cuando reflexionamos sobre la orientación de nuestro voto en unas elecciones que pueden significar un salto adelante, hacia un futuro más esperanzador; o un paso atrás, un salto regresivo a prácticas políticas de un obscurantismo que creíamos superado. De modo que entran en flagrante contradicción quienes se digan católicos, cristianos o seguidores de Jesús y voten a partidos que propongan recortes para los más desfavorecidos (el papa Francisco los llama “descartados”); o defiendan el poder omnímodo y ambicioso de las élites adineradas; o estén por la labor de cerrar fronteras y expulsar a los migrantes ya establecidos; o nieguen los peligros que implica el cambio climático; o no trabajen por la dignidad de la mujer, por la igual de género, por la integración de los sexualmente diferentes; o no se esfuercen por alcanzar una paz social que solo se alcanzará mediante la justicia social; o no apuesten unos servicios sanitarios y educativos con la debida calidad y accesibilidad para todo el mundo; o propongan la derogación de conquistas sociales ya alcanzadas y aun alienten políticas que vulneren los derechos humanos fundamentales y universalizables.

“Entran en flagrante contradicción quienes se digan católicos, cristianos o seguidores de Jesús y voten a partidos que propongan recortes para los más desfavorecidos (el papa Francisco los llama “descartados”); o defiendan el poder omnímodo y ambicioso de las élites adineradas; o estén por la labor de cerrar fronteras y expulsar a los migrantes ya establecidos; o nieguen los peligros que implica el cambio climático; o no trabajen por la dignidad de la mujer, por la igual de género, por la integración de los sexualmente diferentes; o no se esfuercen por alcanzar una paz social que solo se alcanzará mediante la justicia social; o no apuesten unos servicios sanitarios y educativos con la debida calidad y accesibilidad para todo el mundo; o propongan la derogación de conquistas sociales ya alcanzadas y aun alienten políticas que vulneren los derechos humanos fundamentales y universalizables”

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Ser cristiano hoy no puede significar otra cosa que trabajar por una fraternidad universal más allá del lugar de nacimiento, del color de la piel, de la condición sexual, del credo político o religioso…
No se puede enarbolar bandera más hermosa que la de la fraternidad ni considerar nada más sagrado que la dignidad humana. Hacer una apuesta por humanizar este despiadado sistema neoliberal en el que nos movemos no es algo distinto a lo que Jesús invitaba: buscar el reino de Dios y su justicia.

Alguien me podrá decir: no hay por qué ser cristiano para defender lo que aquí propones. Y entonces le contestaré: tienes toda la razón. Y es que los que apostamos por un cristianismo laico y humanista no vemos diferencia alguna entre ser radicalmente humano y radicalmente cristiano. Es más, pensamos que no hay otro modo de ser cristiano.

Dejo aquí al lector, para su ulterior reflexión, la pregunta de hondo calado que, mutatis mutandis, se hace David Grossman (escritor judío uno de cuyos hijos mató un proyectil de Hezbolá en la guerra del Líbano) en un reciente artículo refiriéndose a la mayoritaria indiferencia de los israelíes ante la ocupación del pueblo palestino y sus tierras: “¿Cómo es posible que quienes creen que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza pisoteen esa imagen?”

Fuente Religión Digital

Cristianismo (Iglesias), Espiritualidad, General , , , , , ,

“Pasar “haciendo el bien” como Jesús “, por Consuelo Vélez

Sábado, 15 de julio de 2023
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Pasar “haciendo el bien” como Jesús En general las personas persiguen ideales y sueñan con grandes realizaciones. Pero la vida se va encargando de mostrar que lo alcanzado no es tan glorioso como tal vez se soñaba y, además, muchas cosas no se pueden lograr por circunstancias externas no controlables por nosotros mismos. Algunas personas consiguen éxitos que parecían imposibles y otras, lamentablemente, se conforman con demasiado poco y no luchan lo suficiente por alcanzar sus metas. Esta es la diversidad de personas que somos; sin embargo, unas y otras, vivimos, sufrimos, gozamos, luchamos y esperamos mejores tiempos.

De Jesús en su vida histórica, el libro de Hechos nos lo describe como aquel que “pasó haciendo el bien” (10, 38). ¿Qué quisieron decir con esto? Jesús no tuvo éxitos, ni fortuna, ni glorias, pero fue una persona que hizo el bien. Parece que esto fue lo que sus contemporáneos resumieron de su vida con ellos. Esto no es poco. Es mucho porque en hacer el bien o el mal se juega nuestra propia felicidad y la de nuestro mundo. Por eso la invitación para los que intentamos seguirle no va por una perfección de determinada manera sino en esta línea de pasar por la vida haciendo el bien.

¿Cómo ser personas que pasen haciendo el bien? Mirando a Jesús encontramos al menos dos maneras de hacer este bien. La primera se refiere a su actuar con respecto a los excluidos de su tiempo, sea por su enfermedad, por su sexo, por el trabajo que ejercían, por su procedencia étnica, etc. Sus milagros no se refieren a actos extraordinarios para mostrar su poder, sino a los “signos del reino”, es decir, a la puesta en práctica del actuar de Dios que nunca excluye, que nunca castiga, que nunca va en contra de la dignidad del ser humano. Jesús cura a los enfermos porque les apartan de la comunidad, en nombre de la Ley ya que se les consideraba pecadores; habla con los extranjeros porque el reino va más allá de las fronteras de Israel; come con los pecadores porque ellos también están incluidos en la mesa del reino. Pero la segunda manera de practicar el bien es con sus actitudes frente a las instituciones religiosas de su tiempo -La Ley y el Templo- cuando estas oprimen a las personas, esclavizándolas con sus mandatos en lugar de ponerlas al servicio del ser humano. El gesto provocador de Jesús de curar en sábado -cuando podía haberlo hecho cualquier otro día- es un gesto profético para denunciar que eso va en contra del querer de Dios. Todas estas acciones buenas le complican la vida y Jesús se gana la muerte. Lo crucifican porque anuncia la buena noticia de la misericordia para todos y denuncia la tiranía de las instituciones cuando no están al servicio del ser humano.

A un actuar similar estamos llamados los cristianos. Si queremos, todos podemos pasar haciendo el bien. El bien siempre da gozo, paz al corazón, satisfacción personal, alegría serena. Y, en la medida que buscamos hacer el bien, logramos hacer un mundo mejor. Aunque nos asaltan las noticias sobre la maldad humana sobre otros seres humanos, la cotidianidad está también repleta de bien porque de lo contrario no podríamos vivir el día a día. El bien se manifiesta en tener otro día de vida. En la creación que sigue brindándonos sus dones como casa común en la que habitamos. Bien es la organización social -por precaria que sea- que nos permite desarrollar nuestras tareas diarias. Bien es el poder estar con otros en la calle, en el transporte, en los centros educativos, en las empresas y llevar adelante los oficios que ahí se desarrollan. Bien es poder descansar del trabajo realizado y recobrar fuerzas para comenzar un nuevo día.

Y mayor bien es cuando nos detenemos ante las necesidades de los otros y buscamos socorrerlas de alguna manera. Desde un pequeño gesto de ayuda en las cosas cotidianas hasta en la solución de problemas más complejos para los cuales desde un consejo, una ayuda material o un apoyo moral, son indispensables. Bien es también aprender a agradecer todo lo que recibimos y a no pedir más de lo que los demás pueden darnos. Un corazón agradecido disfruta verdaderamente de la vida, mientras que aquellos que solo exigen de los otros algo, van cosechando amarguras en su corazón cuando no reciben lo que esperan. En otras palabras, pasar haciendo el bien como lo hizo Jesús es orientar la vida hacia el servicio, la generosidad, la gratitud, la benevolencia, la misericordia, el perdón, la posibilidad de comenzar siempre de nuevo.

Pero también pasar haciendo el bien supone levantar la voz para denunciar lo que no permite la vida de los otros. Es vivir el profetismo al estilo de Jesús que denunció a las instituciones religiosas y sociales de su tiempo por poner cargas pesadas sobre las personas en lugar de ser signos de acogida y misericordia al estilo de Dios. Esta manera de hacer el bien es más difícil porque también despierta la persecución de los que son denunciados y no se está lejos de ser perseguido y asesinado. Eso pasa con tantos líderes sociales que, especialmente, en Colombia son asesinados a diario. Y pasa con tantos profetas cotidianos en la familia -al denunciar la violencia doméstica-, en las empresas al denunciar las malas condiciones y pocas garantías laborales, en las instituciones educativas al denunciar la mediocridad o el negocio que se forma alrededor de ellas; en las instituciones religiosas cuando se denuncia abusos, intereses económicos, manipulación de la fe sincera de las personas.

Por aquí va la propuesta de la vida cristiana. Algunos la limitan a lo sagrado llenando la vida de prácticas religiosas. Estas han de ser expresión del pasar haciendo el bien en la vida concreta. De lo contrario, son prácticas vacías que Dios aborrece. Tal vez nos ayude revisar cómo hacemos el bien en lo grande y lo pequeño, en lo privado y en lo público, en lo cotidiano y en lo estructural. Posiblemente así nos vamos acercando más al Jesús a quien decimos amar y queremos seguir.

(Foto tomada de: https://www.euroresidentes.com/estilo-de-vida/sentir-bien/ayudar-los-demas)

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Sin palabras pero con demasiados interrogantes.

Sábado, 15 de julio de 2023
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palabras-demasiados-interrogantes_2573752614_16615049_660x371Todos conservamos en nuestras retinas el naufragio del sumergible Titan en las aguas del Atlántico Norte con 5 personas millonarias a bordo, que llegaron a pagar unos 230.000€ por bajar a las profundidades del Titanic, hundido hace más de un siglo.

Éste sumergible sufrió lo que llaman una “implosión catastrófica” (ahora estamos aprendiendo muchas palabras que quizá la mayoría de nosotros nunca habíamos oído), lo que llaman una bajada de presión en su interior, y como consecuencia, todos sus ocupantes fallecieron al instante.

La cara opuesta o antítesis, la encontramos en el naufragio y muerte del pesquero casi al mismo tiempo de cientos de migrantes, de los cuales, más de 100 eran niños. Algo previsible, pero también, una vez más, evitable. Sin embargo volvemos a hablar de tragedia y pérdida de tantas vidas.

Tragedia, que como tantas, es consecuencia de las políticas de esta Europa de la que tan satisfechos nos sentimos. De este que llamamos “primer mundo”, sin embargo, estas personas han muerto porque la burocracia, una vez más, es la que se impone.

Había hermanos con hambre, sed, afinados como chinches, conviviendo con cadáveres que no resistieron las condiciones del viaje. Obligándoles a beber agua del mar, sin poder moverse, gritaban pidiendo auxilio y mientras, los países intentando ponerse de acuerdo a ver a quien le tocaba ir…

Ricos y pobres, personas de primera y segunda categoría, vidas que parecen no tener precio, no importan. Para otros, se despliegan todos los medios y millones que hagan falta para rescatar sus cuerpos…

Las mafias siguen mandando cadáveres al mar, a nuestro mar, jugando con quienes lo único que buscan es vivir con dignidad…

Los migrantes pagan a los traficantes. Estamos ante un tráfico de personas, como puede ser la trata o las armas. El problema es que hay demasiado dinero en juego como para “cortar el grifo”. Personas que pagan no para llegar a Europa, si no a la muerte…

Ricos y pobres, unos pagan por placer, otros por sobrevivir…

Al final de la vida nos examinarán del amor que decía S. Juan de la Cruz y ahí, por suerte, todos somos iguales…

Ana Bou

Fuente Religión digital

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“Frente a la amenaza Voxpopular”, por Carlos Osma

Martes, 11 de julio de 2023
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pexels-fransa-2336840De su blog Homoprotestantes:

Hoy, mientras tomaba el café de la mañana viendo las noticias, me he enterado de que el Partido Popular ha pactado con el partido de ultraderecha Vox la presidencia de la Comunidad Valenciana. En el reparto Vox se ha llevado, además de la consejería de Agricultura, las de Educación y Asuntos Sociales. Que un partido xenófobo, LGTBIQfóbico, y que pretende derogar la Ley de Violencia de Género, haya conseguido estas consejerías es una derrota para todas las que trabajamos por una sociedad más igualitaria, justa, y decente. De eso no hay duda alguna. Además, es el nodo de la película en blanco y negro que veremos los próximos cuatro años si los Voxpulares ganan las elecciones generales en España el 23 de julio.

Quienes de forma más descarada trabajan al servicio del poder económico de este país, ese que pretende la liberalización económica absoluta, la perdida de cualquier protección social, y la explotación de los trabajadores para obtener aún más beneficios, son quienes vencen en el discurso mediático que los propone como salvadores de las clases medias y bajas. Quienes prefieren a las mujeres en casa, calladas, sin posibilidad alguna de decidir sobre su sexualidad o sobre su cuerpo, a menos que tengan el poder económico para hacerlo, claro. Quienes rechazan a las personas por su color, procedencia, idioma, religión, a menos que su billetera los convierta en españolitos de toda la vida. Esos, sí, esos, se han convertido para muchos en los defensores de la moral cristiana católica, y los adalides de la sociedad evangélica que muchos anhelan. La manera en la que en los últimos años entidades católicas y evangélicas han blanqueado a este partido ultraderechista, dándoles voz, es absolutamente vergonzosa.

Pero bueno, no han sido únicamente ellas, los medios de comunicación lo han presentado como un partido como cualquier otro. O más bien, como un partido de reforma de lo políticamente correcto, una reacción frente a los progres, feminacis, la ideología de género y los maricones. Desviando el foco de lo que es realmente este partido: un partido de élites económicas que protege sus derechos y a los que, en el fondo, les importa un bledo todo lo demás.  Así que no es complicado encontrar entre sus votantes, o incluso dentro de sus propias filas, a gais con una homofobia interiorizada que clama al cielo, y a los que les importa un bledo los derechos del colectivo LGTBIQ porque ellos ya tienen el culo a salvo. O a politicuhas para las que la política es un medio para conseguir poder, y están dispuestas a todo para lograrlo, aunque ayer defendieran los derechos de las mujeres y hoy tengan que llevárselos por delante. También es cierto que un porcentaje de sus votantes lo hacen porque sienten que quienes amenazan su trabajo, la educación de sus hijas, o la convivencia, son los migrantes, cuando en realidad son quienes, como la ultraderecha de Vox, apuestan por una sociedad del sálvese quien pueda, y trabajan por desmontar todo el sistema del bienestar de la mano del Partido Popular. Que los partidos de izquierda no hayan sido capaces de llegar a estas personas, tiene que ver con su aburguesamiento, las batallas internas continuas, y los casos de corrupción, algo que no les ha ayudado a mostrarse como una alternativa creíble para resolver las dificultades de las clases trabajadoras.

La semana pasada se hizo viral la brutal agresión en el metro de Barcelona de un energúmeno a una mujer transexual porque le pareció que no se estaba comportando como dios manda. Que esta persona se atreviese a agredir a esta mujer a plena luz del día en un vagón lleno de gente, muestra hasta qué punto la impunidad de los discursos de ultraderecha impactan en las vidas de migrantes, mujeres, trans: en la vida de toda aquella persona que no se somete al lugar que ha escogido para ella el patriarcado. Son una minoría quienes nos quieren hacer volver a las catatumbas, al silencio, a la vergüenza, eso no lo deberíamos olvidar. Pero son demasiados los que les dan cobertura, o se quedan en silencio.

Esta mañana, mientras tomaba el café, me preguntaba qué estrategia deberíamos seguir nosotres, para no dar un paso atrás a la hora de pedir una sociedad más justa e igualitaria, pero no encontraba respuesta. Después del café, salí de casa para ir al trabajo y, en el camino, delante de mí dos hombres jóvenes caminaban de la mano. Siempre me da envidia cuando veo algo así, porque hacen con naturalidad lo que a las personas LGTBIQ de mi generación les cuesta tanto. Al llegar a una esquina se dieron un beso y se despidieron. Esa es la respuesta, pensé, no tener miedo, no doblegarse, no retroceder, sino darse la mano y un beso, esa es en el fondo nuestra revolución. Ocupar todos los espacios, la calle, las iglesias, los centros educativos, las entidades sociales, la cultura, y todas las instituciones políticas, para que quienes quieren imponer el odio no pueden hacerlo. No nos vamos a rendir, estamos aquí para pedir justicia y no desfalleceremos hasta que lo logremos. No nos vamos a rendir, porque no podemos, ya hemos estado en el mundo donde nos quieren llevar los Voxpopulares, los integristas, y los fundamentalistas, y para nosotras es inhabitable. No nos queda otra, no nos podemos rendir.

Carlos Osma

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A ti te entrego las llaves.

Lunes, 26 de junio de 2023
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Dave Picard for Oberst-4

A ti te entrego las llaves:
en tus manos pongo la creación entera,
también mi Reino, mis ilusiones,
y mi confianza y palabra de Padre.
Te hago portero de esperanzas y proyectos
para que te sientas libre y responsable.

Llaves para abrir las puertas cerradas,
los corazones duros e insolidarios
y todos los secretos fabricados.
Llaves para repartir los bienes de la tierra,
todo lo que puse y produce,
sin que te sientas ladrón de haciendas.

Llaves para mostrar todos los tesoros
de arcas, baúles y bibliotecas,
y poder sacar las cosas buenas.
Llaves para dar a conocer
los misterios de la ciencia
y desenredar conciencias.

Llaves para abrir lo que otros cierran
–bancos, fábricas, fronteras e Iglesias–,
quizá tu casa, tu patio, tu cuenta.
Llaves para entrar en cárceles,
quitar trabas, soltar cadenas,
anular grilletes, conocer mazmorras.

Llaves para perdonar barbaridades,
quitar miedos y culpabilidades
y andar erguido y sin genuflexiones.
Llaves para que nadie encuentre
las puertas de su camino cerradas
aunque sea noche oscura.

Llaves para desatar leyes,
mandatos, edictos y normas
de señores, jefes y prepotentes.
Llaves para liberar a los que sienten
que tienen las puertas cerradas
y la vida hecha y planificada.

Llaves para poder salir al mundo
a que te dé sol y brisa
y te quite la costra que llevas encima.
Llaves para que nadie se atrinchere
y busque refugio en tus rincones
cuando ha herido a los más pobres.

Llaves para que los insensatos
no pierdan el tiempo quejándose,
y puedan entrar aunque lleguen tarde.
Llaves para que siempre puedas,
a quien llega a tiempo o deshora,
enseñar tus entrañas y acogerle.

Llaves para abrir heridas
–en el cuerpo, en el alma, en las estructuras–
y así poder curarlas.
Llaves para cuidar y mostrar
la buena noticia, mi casa,
mis tesoros de Padre y Madre.

A ti te entrego las llaves;
pero mira los rostros setenta veces siete
antes de creerte juez, clérigo o jefe.

*

Florentino Ulibarri
Fe Adulta

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“¡Qué fácil es añorar las cebollas de Egipto!”, por Consuelo Vélez

Jueves, 8 de junio de 2023
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facil-anorar-cebollas-Egipto_2560253950_16546572_660x371De su blog Fe y Vida:

Hace nueve meses cuando ganó el actual gobierno manifesté mi beneplácito y mi confianza en sus propuestas. Hoy en día lo reafirmo porque me sigue entusiasmando la visión de país que se proyecta y los pasos que poco a poco se van dando. Pero últimamente crece la sensación -en gran parte alimentada por los medios de comunicación- de que vamos camino al fracaso y de que solo hay errores en lo que se va haciendo. Por eso quiero hacer algunos comentarios, no con la pretensión de hacer un análisis político del momento, sino desde el sentido común.

La actual situación me hace pensar en la experiencia de liberación del pueblo hebreo. Según relata el libro del Éxodo, Dios con mano poderosa hizo pasar a los israelitas el mar rojo, liberándolos de la esclavitud a la que los tenían sometidos los egipcios. Pero una vez comenzaron la travesía por el desierto, entraron los miedos y las añoranzas. El pueblo comenzó a decir: “¿Quién nos dará carne para comer? ¡Cómo nos acordamos del pescado que comíamos de balde en Egipto y de los pepinos, melones, puerros, cebollas y ajos! En cambio, ahora tenemos el alma seca” (Núm 11, 4-6). Era tal la queja del pueblo que Moisés le reclama a Dios porque no sabe de dónde va a sacar carne para alimentarlo y siente que esa situación es demasiado pesada para él (Núm 11, 10-15).

Lo que me interesa subrayar de esa comparación con el pueblo de Israel, es la experiencia de miedo ante cualquier propuesta transformadora que se presenta. Con seguridad, las reformas que se proponen no son las mejores y contarán con muchas falencias. Sin embargo, son un intento de buscar la justicia social. Pero hay demasiadas resistencias. Por poner un ejemplo, me asombra escuchar cómo tantas personas se quejan por el mal servicio que reciben de las prestadoras de salud y que no consiguen citas con los especialistas, ni les dan las medicinas más especializadas, pero ante la propuesta de acabar con ellas, salen a defenderlas cómo si fueran suyas o fueran la única posibilidad de ofrecer un servicio de salud. O, ante la reforma laboral, que busca garantizar una remuneración justa para los trabajadores, nos asustan con que se acabarán muchos empleos porque los empresarios no van a pagar ese salario. Es decir, hemos de contentarnos con un salario injusto para que se creen puestos de trabajo. Son lógicas bastante extrañas, pero funcionan perfectamente en gran parte de la población y así se convierten en esas fuerzas resistentes ante cualquier cambio.

Creo que este gobierno desde el primer día se puso en camino con las promesas hechas en campaña y no es de extrañar que lleguen las experiencias de desierto. No hay que olvidar que son muchos los problemas que tenemos en nuestro país y demasiados los frentes que se tienen que atender. El conflicto armado, la delincuencia, el narcotráfico, la injusticia social, no llegó con este gobierno. Todos estos problemas los arrastramos hace mucho y es normal que cada vez quieran ganar más terreno. De ahí que la tarea sea tan ardua. Ni este gobierno, ni ningún otro, lograra cambiar las cosas de un momento para otro. Pero este gobierno tiene una desventaja: se alimentan continuamente los imaginarios de que todo lo está haciendo mal. Y aunque la prensa se queja de que el presidente les quiere quitar la libertad de expresión, basta leer los titulares para entender que las noticias que presentan tienen el sesgo de lo que falta -y muchas veces aumentado-, y no de lo alcanzado. La oposición al gobierno no es principalmente por el contenido mismo de las reformas, sino por ese ánimo perverso de que le vaya mal, porque no logran soportar que un cambio venga de las clases populares, de un exguerrillero, de una mujer negra y pobre, en definitiva, del corazón del pueblo al que siempre han manipulado.

Que bien haría a la llamada oposición y a tanta gente del común que se adhiere a esa perspectiva, volver sobre las palabras de Francisco, cuando se refiere al contexto sociopolítico. Por lo menos podrían entender algo de los profundos cambios que se necesitan. Por ejemplo, en su primera exhortación, Evangelii Gaudium, refiriéndose a la realidad económica afirma las falacias de las políticas del libre mercado:algunos todavía defienden las teorías del ‘derrame’ que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por si mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante. Mientras tanto, los excluidos siguen esperando. (n. 54). O en la Encíclica Fratelli Tutti, refiriéndose a la propiedad privada, dice: “la tradición cristiana nunca reconoció como absoluto o intocable el derecho a la propiedad privada y subrayó la función social de cualquier forma de propiedad privada (…) El derecho a la propiedad privada sólo puede ser considerado como un derecho natural secundario y derivado del principio del destino universal de los bienes creados y esto tiene consecuencias muy concretas que deben reflejarse en el funcionamiento de la sociedad. Pero sucede con frecuencia que los derechos secundarios se sobreponen a los prioritarios y originarios, dejándolos sin relevancia práctica” (n. 120).

En definitiva, ¡Qué fácil es añorar las cebollas de Egipto!Esto es lo que está pasando en varios países que giran a la ultraderecha, cuando sus gobiernos progresistas inician reformas. No sería raro que pasara eso también en este país. Pero vale la pena seguir apoyando los cambios todo lo que se pueda. Habrá que reconocer errores, desaciertos y equivocaciones. Pero también se podrán abrir caminos que tarde o temprano darán buenos frutos. Esta es la esperanza que acompaña mi perspectiva de país y no quiero dejar de alimentarla.

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“¿Cómo vivir un cristianismo que diga algo a nuestro presente?”, por Consuelo Vélez

Jueves, 11 de mayo de 2023
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IMG_9654De su blog Fe y Vida:

Consuelo Vélez

El conocido teólogo Karl Rahner afirmó que el cristiano del futuro será místico o no será cristiano” y ya estamos en el “futuro” -en referencia a sus palabras- y es válido pensar si está frase se está cumpliendo y si, precisamente por no ser místicos, más y más gente se aleja de la vivencia de la fe.

Pero vayamos por partes. Lo primero será entender que significa “ser místico. Algunos creen que es retirarse del mundo y dedicarse exclusivamente a los ámbitos que comúnmente llamamos “sagrados”. Supondría gastar horas y horas en liturgias y oraciones, entre más solemnes y misteriosas, más valiosas, y rodearse de símbolos religiosos, espacios religiosos, cantos religiosos. Todo esto tiene valor en su justa medida, pero ninguna de esas realidades garantiza la experiencia mística. En realidad, la mística se refiere a la experiencia de Dios que tiene una persona de una manera fuerte, profunda, totalizante y que se expresa en su manera de ser y de actuar. Pero aquí es donde viene una necesaria reflexión para discernir cuándo es una experiencia mística y cuando puede ser un ritualismo externo.

La clave nos la da el Dios en quien creemos los cristianos y con el que nos relacionamos: Jesús de Nazaret. Podemos saber cómo es Dios -sin pretender decir que lo abarcamos plenamente ya que Él siempre supera nuestra comprensión humana- porque Jesús nos lo reveló con sus palabras y obras. El Dios que conocemos a través de Jesús es el de la misericordia infinita. Es el que pone al ser humano como valor fundamental frente a lo cual todo lo demás ha de ser para su bien y no para ningún tipo de opresión, exclusión o sujeción. El Dios de Jesús es el que propone la mesa común de los hermanos y hermanas reunidos en su nombre. Es el que apuesta por el diálogo y la paz renunciando a toda guerra y vencimiento por la fuerza. El Dios del reino es el que se asegura que los desfavorecidos y descartados -como dice el papa Francisco- sean los privilegiados para que no se queden por fuera en ningún sentido. El Dios revelado por Jesús es el que cree en la diversidad, en el valor de lo pequeño, en la gratuidad, en la fiesta, en el gozo por cada situación que logra transformarse para el bien. Es el que siembra a manos llenas la semilla por todos los campos y espera pacientemente hasta su cosecha. Es el que paga igual sin importar la hora de llegada y el que dice que el mayor en el reino es el que se hace servidor de todos. Estas características y muchas otras que podrían señalarse, son las que invitan a entender que la mística cristiana no tiene nada que ver con alejarse del mundo sino con meterse en él buscando encarnar esta manera de ser de Dios y la llamada que nos hace. Algunos llaman a esto, “mística de ojos abiertos” porque, en efecto, se experimenta a Dios en la historia presente y se responde a su amor en esta realidad.

Algunos grupos no parecen ser místicos de ojos abiertos, sino que proponen la mística en el sentido al que nos referimos al inicio. Aunque estos grupos cuentan con un significativo número de personas -que nos hacen preguntarnos si no será por ahí el camino-, una mirada atenta nos hace ver que muchas de sus propuestas y prácticas no están en consonancia con la experiencia del Dios de Jesús. Definitivamente, la mística no consiste en encerrarse en el intimismo, moralismo, ritualismo o tradicionalismo, aunque esas formas den seguridad. La mística consiste en atender a los “signos de los tiempos”, lugar donde el Espíritu de Dios continúa hablando, para encontrarle allí donde está revelándose y donde se puede dar esta experiencia de encuentro con Él o experiencia mística como se le ha llamado.

Desde estas aclaraciones, podríamos decir que muchos cristianos de hoy siguen en deuda con una experiencia religiosa que los vuelque hacia el mundo, que no le teman, que no lo satanicen, que no lo consideren perdición, sino que lo vean como lugar de encuentro con Dios para más amarle, más servirle, más garantizar que esta historia pueda ser historia de salvación para todos. Sigue pendiente que los cristianos acompañen las búsquedas sociales, culturales, políticas, etc., de las personas de hoy, especialmente, de los más jóvenes. Que lo hagan con humildad y sin pretensión de tener la verdad absoluta. A fin de cuentas, la experiencia de vivir es un misterio que cada día nos sorprende, invitándonos a acoger y realizar con esperanza y creatividad, la novedad del vivir, del amar.

Personalmente creo que las personas se alejan de la institución eclesial porque la ven muchos pasos atrás de la realidad del mundo -siempre con temores y resistiéndose a los cambios- y se alejan de la experiencia de fe porque no logran explicarla de manera encarnada y significativa para este presente. No será por más rezar o por más celebrar liturgias solemnes como se conseguirá que la gente vuelva a la experiencia de fe. Será por ser místicos de ojos abiertos -como tal vez lo diría hoy Rahner-, como la fe seguirá viva y fecunda en los tiempos de secularización que vivimos. Si nos atreviéramos a poner en práctica la fe histórica de la que somos depositarios, la fe encarnada que Jesús nos mostró, la fe comprometida que su praxis nos señaló, posiblemente hablaríamos menos de pérdida de fe y nos sorprenderíamos de la riqueza y fecundidad de la fe cristiana cuando es capaz de caminar al ritmo de los tiempos.

(Foto tomada de: https://humanidades.com/pobreza/)

 

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#1M2021 | Mensaje del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos

Lunes, 1 de mayo de 2023
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Mensaje del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos con motivo del 1º de Mayo, Día Internacional del Trabajo.

Como trabajadores nos mantenemos firmes en nuestra misión: “Luchar, luchar, luchar y resistir siempre”

Pensábamos que habíamos salido de la crisis sanitaria y que podríamos manifestarnos en el Día del Trabajo. Pero aquí estamos, todavía bajo el yugo de esta pandemia que carcome nuestra Casa Común, luchando por mantenernos a salvo.

El Primero de Mayo es una inscripción indeleble. No solo estamos luchando contra un virus destructivo a nivel mundial, sino también contra una corriente divisoria que disminuye la primacía del trabajo. Este valor social y personal, que eleva la dignidad de cada individuo, debe llevarse siempre en alto en los corazones y las mentes de los estados como un estandarte de humanidad.

¿Seremos capaces de velar por el declive de los valores heredados de los antiguos?

¿Seremos capaces de velar por la dignidad de los pobres  de la que son constantemente despojados, de los marginados que hacen cola frente a las tiendas de solidaridad, “restaurantes desde el corazón”, o durante la distribución de paquetes de alimentos y cheques de solidaridad?

¿Seremos capaces de resistir con los trabajadores y trabajadoras a la explotación económica?

Los derechos fundamentales no siempre se respetan, e incluso podría decirse que están en retroceso. Podemos mencionar:

  • El número de desempleados sigue aumentando, señal de que una parte de la población asalariada está en paro. En la Isla de la Reunión, la tasa de desempleo es del 21%.
  • Artesanos, pequeñas y medianas empresas que despiden a sus empleados o quiebran.
  • La precarización del empleo.
  • La pérdida de beneficios sociales.
  • Falta de vivienda digna y decente.
  • Desigualdades en el trato a hombres y mujeres.

Esta situación tiene importantes repercusiones en el seno de las familias, donde el desempleo y la precariedad provocan aislamiento y tensiones intrafamiliares, violencia y problemas de salud y educación.

El hecho es que cada trabajador es una imagen del Creador, que no deja de dar prioridad al ser humano, como para repetir “que vale más que todo el oro del mundo” (Joseph Cardijn).

Cada mujer y cada hombre están llamados a ser actores y a participar en un desarrollo sostenible y solidario y en la transformación de la sociedad para vivir con rectitud.

Al mismo tiempo, nuestra sociedad desigual, que pierde valores en sus objetivos de globalización, tiende a considerar al trabajador como un engranaje, un consumidor. El modelo económico se preocupa más por su economía que por el ser humano. Así, las empresas multinacionales siguen enriqueciéndose en su mayoría con beneficios colosales.

Junto con el MMTC (Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos) del que es miembro, el MTCR (Movimiento de Trabajadores Cristianos de Reunion) desea asociarse a todos aquellos que, en Reunión y en el mundo, consideran esta jornada del 1º de mayo, Día Internacional de los Trabajadores, como una invitación a mantener y proseguir la lucha por una sociedad más justa, más fraterna y sostenible.

No olvidemos que si las condiciones laborales han mejorado con el paso del tiempo, es porque los trabajadores han creado solidaridad para seguir siendo el camino de la esperanza, y continuar la lucha con quienes buscan construir un mundo más justo, de paz, donde se respeten los derechos humanos… y aún queda trabajo por hacer.

El Primero de Mayo no es sólo una manifestación de un día, sino un recordatorio de que es una lucha diaria. Y para nosotros, los cristianos, es una lucha centrada en el ser humano, en nombre de Cristo, con el Espíritu Santo.

¿Seremos capaces de enriquecer nuestra forma de ver, de analizar… con las armas del corazón y las enseñanzas extraídas del pensamiento social de la Iglesia poniendo a Dios y a su Hijo en nuestros juicios?

Jesucristo se dio a conocer a través de las curaciones. En estos tiempos de pandemia, dejémonos inocular por su Espíritu, para conseguir, con pequeñas acciones allí donde estemos, un cambio a escala global.

Mensaje escrito por el Movimiento Obrero Cristiano – MTC RÉUNION

 

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Faustino Vilabrille: “El pecado no ofende a Dios absolutamente en nada”

Viernes, 10 de febrero de 2023
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Cordero-Dios_2524557525_16369123_660x371Leído en su blog:

“La idea del pecado, asociada al mismo tiempo a la del infierno como castigo del mismo por ser una terrible ofensa a Dios, fue uno de los mas grandes martillos, usado durante siglos por la Iglesia oficial para mantener a sus fieles sumisos, dominados, obedientes y dóciles”

“La muerte de Jesús no fue cargar con nuestros pecados como víctima propiciatoria de un ser humano ofrecida a Dios para reparar las graves ofensas de los hombres a Dios”

“El infierno no es una venganza de Dios, ni un castigo reparador, pues Dios no necesita ser reparado de nada”

Cuenta el Evangelio de hoy que Juan Bautista, al ver a Jesús que se acercaba exclamó: “este es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo”.

La idea del pecado, asociada al mismo tiempo a la del infierno como castigo del mismo por ser una terrible ofensa a Dios, fue uno de los mas grandes martillos, usado durante siglos por la Iglesia oficial para mantener a sus fieles sumisos, dominados, obedientes y dóciles. Nada más lejos de Jesucristo y su mensaje, porque:

– El pecado es simplemente el mal que hacemos, a nosotros mismos, a los demás o a la creación, o el bien que dejamos de hacernos a nosotros mismos, a los demás o a la creación.

– El pecado no ofende a Dios absolutamente en nada.

Dios no necesita ningún sacrificio reparador de nadie.

 – La muerte de Jesús no fue una ofrenda a Dios por los pecados del mundo.

– La muerte de Jesús no fue cargar con nuestros pecados como víctima propiciatoria de un ser humano ofrecida a Dios para reparar las graves ofensas de los hombres a Dios.

– La muerte de Jesús no fue una víctima sacrificada exigida por Dios para sentirse reparado de las ofensas de los hombres. Esto sería ser un dios, cruel, tirano, justiciero, vengativo, sádico…, que exige ser expiado. Ya el Salmo 39 lo predecía así: “Tu no quieres sacrificios ni ofrendas; no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios”. El sacrificio por el sacrificio, o sea, el sufrimiento por el sufrimiento es absurdo: no tiene sentido, solo tiene sentido en función del servicio a los demás, como fue el caso de Jesús y de tantas personas que dan lo mejor de si mismas al servicio de los demás, y en especial de los más empobrecidos, enfermos y necesitados.

El infierno no es una venganza de Dios, ni un castigo reparador, pues Dios no necesita ser reparado de nada. El miedo a Dios fue un invento de los hombres. La muerte de Jesús fue un asesinato tramado por las “autoridades” religiosas y políticas, confabuladas contra El, por defender a los oprimidos y denunciar a los opresores religioso-políticos del pueblo, que vivían a costa del pueblo al que “imponían grandes cargas a los demás sin mover ni un dedo para ayudarles, que banqueteaban espléndidamente a costa del pueblo, que se hacían llamar señores”.

Jesús dice: “quien me ve a mi ve al Padre”. Por tanto, Jesús es la verdadera imagen de Dios. Dios es lo que vemos en Jesús.

¿Qué vemos en Jesús? Preocupación por los enfermos, por lo hambrientos, por los marginados, por los débiles, por los despre-ciados, por los indefensos, por los vulnerables.

¿Qué vemos en Jesús? Bondad, ternura, compresión, perdón, fraternidad, amistad, sensibilidad, delicadeza, acogida.

 ¿Qué vemos en Jesús? Hambre y sed de justicia, de paz, de igualdad, de solidaridad, de verdad, de vida, de amor.

¿Qué vemos en Jesús? Honradez, lealtad, misericordia, nobleza, sinceridad.

Todo eso es lo que vemos en Jesús. Por tanto, todo eso es Dios. Todo eso es lo que debemos ser nosotros. Jesús mismo dice: “yo he venido para que todos tengan vida y vida en abundancia”. Nuestra misión en este mundo es luchar con El y como El para que haya vida en abundancia para Todos los Seres Humanos y para Toda la Creación.

Por tanto, quitar el pecado del mundo es quitar las injusticias, el hambre, las guerras, la corrupción, la violencia, el odio, los malos tratos, los abusos, los engaños, las mentiras, las desigualdades, los miedos, todo aquello que hace sufrir al Ser Humano o a la Creación. Todos esos males son el pecado que vino a quitar Jesús del mundo, que ahora es misión nuestra eliminar. Creer en Jesús es seguirlo a El para hacer en este mundo lo mismo que El hizo.

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Jesús lo sintetizó todo en un único mandamiento promulgado por primera vez en la historia de la humanidad, que El formuló así: “un mandamiento nuevo os doy,  que os améis unos a otros”, y lo repite: “este es mi mandamiento, que os améis unos a otros”. Donde hay amor, no hacen falta leyes. Donde no hay amor, no hay leyes que valgan.

Y nunca mejor dicho: Un abrazo muy cordial a tod@s.-Faustino

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“A Dios, la iglesia le ha salido rana”, por Pepe Mallo.

Sábado, 21 de enero de 2023
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ranaLos “consumidores” de Dios defienden a ultranza los derechos divinos, pero se olvidan por entero de los derechos humanos

En la plenitud de la Historia, Dios se humaniza en Jesús de Nazaret

En el estudio del Dibujo, según su punto de fuga correspondiente, se definen dos perspectivas: “a vista de rana” (de abajo arriba) y “a vista de pájaro” (de arriba abajo). Términos que expresan fielmente la trayectoria de la mirada del espectador. Este concepto artístico se puede aplicar a infinidad de situaciones. Yo lo escojo para mi reflexión navideña.

Las religiones, especialmente las llamadas “del Libro”, cultivan metódicamente la perspectiva “a vista de rana”. Su mirada se eleva hasta el mismísimo Dios, ese ser mayor que el cual no puede existir otro, “id quo maius nihil cogitari potest”. Lo encumbran hasta el Olimpo, el Sinaí, Jerusalén o el Séptimo cielo y le atribuyen características soberanas. Se moldea su esencia:ser supremo, omnipotente, omnipresente y omnisciente; creador, juez, protector y providente, salvador del universo y de la humanidad. Una realidad eterna, trascendente, inmutable y última…  Esta fascinante visión teológica provoca, sin perseguirlo conscientemente, una oposición entre Dios y el hombre. Origina dos jurisdicciones, dos soberanías. ¿Dios o el hombre?

El autor o autores del relato del Génesis, pertenecientes a la casta sacerdotal judía, nos presentan ya enfrentados a los dos competidores. Según el mítico relato, Dios concedió al hombre el dominio sobre todos los seres creados y le había dotado de razón y de libertad. Sin embargo, cuando el hombre intenta ser libre, tomar sus propias decisiones, ahí está su creador para cortarle las alas. No admite desobediencias. Es como decirle: “Puedes ser libre, pero no te librarás de mí”. Y de hecho, a lo largo y ancho de los relatos bíblicos, vemos a un Dios intolerante y castigador del hombre. Incluso “se arrepiente” de haberlo creado. El hombre, que fue concebido como “dominador” de la Naturaleza, debe vivir bajo la dependencia de su creador. Su destino queda ligado  a la “fidelidad y acatamiento” de los mandatos divinos: Hágase tu voluntad “en la tierra” como en el cielo.

Esta dependencia, además, convierte a Dios en objeto único de adoración. Según las religiones, El se arroga el homenaje feudal y exclusivo frente a otros dioses: “No tendrás otro Dios más que a mí”, “Solo hay una divinidad, Alá”. Para centralizar este culto adorador, se erigen lugares sagrados (“Sancta sanctorum”) donde mora  la divinidad: monumentales templos, majestuosas catedrales, santuarios grandiosos y modestos, vistosos sagrarios, deslumbrantes y fastuosos ostensorios que procesionan por calles y plazas… En ellos, y solo en ellos, debe recibir Dios adoración perenne, incluida la “adoración nocturna” para que Dios no se sienta aislado en su sagrado confinamiento.

Como este Dios es insondable e inaccesible para el hombre, se instituye una casta sagrada, los “elegidos” por Dios mismo como sus representantes en la Tierra e intermediarios. Ellos, y solo ellos, hacen de puente y establecen, ordenan y coordinan la relación de lo humano con lo divino, protegiendo los derechos de adoración y culto a Dios y exigiendo los deberes de sumisión y acatamiento del hombre, bajo condenación eterna. Así, dan a Dios lo que es de Dios: pleitesía y adoración. Secuestran la verdadera cara de Dios a los hombres  porque ellos son quienes la dibujan con su perspectiva de renacuajo.

En contraste con esta terrestre visión de batracio, nos topamos con la divina mirada “a vista de pájaro”. Si expurgamos y tamizamos los escritos bíblicos, sin caer en una manipuladora ingeniería teológica, encontraremos que Dios jamás considera al ser humano como enemigo ni antagonista. Al contrario. Lo crea como el “alter ego”: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, como semejanza nuestra” (Gen.2,26). La cuestión fundamental sobre el hombre en la Biblia es ¿quién es el hombre?, ¿qué piensa Dios del hombre? Por eso, el salmista se pregunta extasiado ante tanta grandeza: “¿Quién es el hombre para que te acuerdes de él, el hijo de Adán para que reciba tus cuidados? Lo has concebido apenas inferior a un dios, y has puesto en las suyas las obras de tus manos” (Sal.8,5-7).

La Biblia arroja una luz nada despreciable para entender el misterio del hombre. En los escritos bíblicos, el ser humano constituye una identidad propia ya que toda la manifestación bíblica es una historia entre un “yo” y un “tú”. La creación del hombre constituyó un enternecedor gesto de Dios que le configuró como padre-madre de su criatura.  Le dio vida no para que fuera su esclavo, sino su hijo con quien establece una relación directa y cercana. Son numerosos los pasajes veterotestamentarios, sobre todo en los profetas, en que Dios usa esta expresión filial para evocar su relación con el pueblo. Y en el Nuevo Testamento no son pocas las afirmaciones categóricas en este sentido. Y como amoroso padre, se preocupa de los hijos más débiles e indefensos. Cuando reprocha a Caín su culpa, no le echa en cara que le ha ofendido a Él, sino que le increpa: “La voz de la sangre de tu hermano grita desde la tierra hasta mi.” (Gen. 5,10) Y ante la esclavitud del pueblo judío, se sincera con Moisés: “He visto la aflicción de mi pueblo en Egipto, he escuchado su clamor ante sus opresores” (Ex. 3,7).

En el desempeño de su quehacer paterno-filial, le encomienda el cuidado de “nuestra casa común” que hay que mimar, como dice el papa Francisco. La Naturaleza es la “obra de Dios”. Dios ama su propia obra, y se la encomienda a su “otro yo” para que, en ella, se identifique con su Padre-Madre. (La primera deidad que veneró el hombre primitivo fue la “Madre Tierra”, la diosa Naturaleza). Y en la plenitud de la Historia, Dios se humaniza en Jesús de Nazaret. Dios se ha hecho un “selfie”, se ha autorretratado en el hombre Jesús. No solo se encarna, se “humaniza”. (Existen personas “encarnadas”, que viven en carne mortal, pero están “deshumanizadas”). Su identificación y solidaridad con los hombres y mujeres de su tiempo, le llevan a hacer la “opción por los pobres”, a establecer causa común con los indigentes, los postergados, lo apartados de la sociedad privilegiada, social y religiosamente: publicanos, pecadores, prostitutas, enfermos… Por eso fue incomprendido y perseguido por las autoridades religiosas, y por cuestionar la utilidad del templo, afirmando que a Dios hay que darle culto no en la mentira ni en el cumplimiento de la Ley vacío de contenido, sino en “el espíritu y en la verdad”. Los “usuarios” de de la religión proclaman el “temor de Dios”, Jesús nos habla del “amor de Dios”. No excluye a nadie ni margina a la mujer, a los curas casados, al colectivo “diferente”… Y fue repartiendo perdón, sin condena: “Yo tampoco te condeno”, “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. Lo fundamental para él es devolverle al hombre su verdadero rostro. Cuando se niega esta identificación de lo divino con lo humano, se está poniendo en juego la verdad del hombre, el ser humano se estaría autodestruyendo.

¿Quién no percibe esta perspectiva de Dios en las parábolas del Hijo pródigo y del Samaritano?  Y para más inri, a la hora de “juzgar” la conducta humana respecto a Dios, no reivindica “porque amaste mucho a Dios y le adoraste sin cesar, de día y de noche, y le rendiste solemne culto y ostentosas celebraciones públicas”, sino “porque diste (o no) de comer, de beber, visitaste, acompañaste al hombre…” Los “consumidores” de Dios defienden a ultranza los derechos divinos, pero se olvidan por entero de los derechos humanos. Deshumanizan a Jesús. Nos señalan a Dios para que nosotros miremos a su dedo.

Tras mi reflexión sobre los dos respectivos puntos de vista, me invade el reconcomio de que, verdaderamente, a Dios, la Iglesia le ha salido “rana”.

Fuente Fe Adulta

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Rojo sobre Negro

Jueves, 19 de enero de 2023
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Del blog de Miguel Ángel Mesa Otro mundo es posible:

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Rojo sobre negro,

negro sobre rojo,

amor y dolor,

vida y muerte,

abrazo de Luna que nos salva.

Lágrimas y palabras de aliento,

silencio y acogida,

mirada clara, solícita.

La mar de fondo que sepulta anhelos y vidas,

la mar materna que regala sus olas y su brisa.

Los hijos del odio, del recelo, la calumnia,

el odio y el engaño quisieran

hacer desaparecer, quemar esta imagen,

pero ya alcanza miles de corazones

y se extiende como una mancha

de aceite virgen de humanidad.

Nos queda la profética palabra

y los brazos siempre abiertos

de la hospitalidad,

la ternura y la siempreviva

flor de la esperanza.

*

Miguel Ángel Mesa

***

 

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“La com-pasión en un mundo injusto”, por Juan José Tamayo

Viernes, 13 de enero de 2023
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Compasión.2-234x300Leído en su blog:

La com-pasión como principio teológico

Mis intervenciones se centraron en clarificar el verdadero sentido de la com-pasión frente al maltrato, la deformación y el falseamiento de la palabra y a la ausencia de su práctica en un mundo injusto e insolidario, y en proponer un nuevo principio teológico: el perincipio-com-pasión

El pasado 18 de diciembre fui invitado al Encuentro que cada año celebran por estas fechas las comunidades de base de la Región de Murcia, a quienes vengo acompañando durante 37 años. Acepté encantado y muy agradecido. La asistencia fue numerosa y la participación muy activa, teniendo en el recuerdo a Gabriel Abellán, iniciador del movimiento comunitario murciano, que había fallecido el 4 de diciembre. Me pidieron hablara sobre “La com-pasión en un mundo injusto” teniendo como referencia mi libro del mismo título (Fragmenta, Barcelona, 2021). Mis dos intervenciones se centraron en clarificar el verdadero sentido de la com-pasión frente al maltrato, la deformación y el falseamiento de la palabra y a la ausencia de su práctica en un mundo injusto e insolidario, y en proponer un nuevo principio teológico: el perincipio-com-pasión.

A continuación, ofrezco un resumen de mis reflexiones expuestas en el Encuentro en el siguiente quincecálogo y su correspondiente cambio de paradigma.

Quincecálogo de la compasión

1. Ver, pensar, sentir, co-sentir, vivir la realidad desde las víctimas, desde las personas dolientes, desde los márgenes (no desde los victimarios, ni desde el poder), pero sin caer en el victimismo, que paraliza las energías utópicas y transformadoras de la realidad.

2. Identificar a las víctimas individuales y colectivas, con nombres y apellidos, sus circunstancias en cada momento histórico. ¿Quiénes son las víctimas hoy? Algunos ejemplos: el pueblo palestino, el pueblo saharaui, el pueblo kurdo, el pueblo ucranio, el pueblo peruano sometido a una dictadura cívico-militar, las mujeres y los hombres iraníes que participan en las manifestaciones por el asesinato, a manos de la policía, de Mahsa Amini por no vestir “correctamente” el velo, las mujeres afganas, las víctimas de la pederastia clerical, etc.

3.Practicar la solidaridad fraterno-sororal con las mujeres, mayoría de la humanidad, que han sido las grandes olvidadas del pasado, inferiorizadas y subalternizadas en el presente, discriminadas interseccionalmente por género, por pertenecer a etnias despreciadas, por tener identidades sexuales diferentes a la binariedad sexual y a la heteronormatividad, por practicar religiones y espiritualidades consideradas anticuadas, por pertenecer a las clases sociales más desfavorecidas, etc.; víctimas de todo tipo de violencia: física, sexual, simbólica, laboral, económica, que con frecuencia desemboca en feminicidios (en España, desde 2003, 1173 mujeres asesinadas; este año, a  fecha del 21 de diciembre, 44).

4. Tomar en serio sus sufrimientos, no banalizarlos, creer los relatos de las víctimas, incorporarlos a nuestras vidas como parte fundamental de nuestra existencia. Es importante incorporar a nuestras vidas los momentos alegres y festivos, pero también la negatividad de la historia.

5. Ponernos de su lado, asumir los sufrimientos de las personas y de los colectivos dolientes. Es quizá lo más difícil, pero hay que intentarlo, siguiendo el principio de la filosofía Ubuntu: “yo solo soy si tu también eres”, que traducido al ámbito de la com-pasión significa: “tus sufrimientos, tus alegrías son mis sufrimientos, mis alegrías”.

6. Analizar las causas de los sufrimientos de las otras y los otros, y luchar contra ellas, sin dar ninguna causa por imposible y perdida.

7. Devolver la dignidad negada a las víctimas.

8. Reparar el daño causado aquí y ahora, no dejarlo ad kalendas graecas ni -como hacen con frecuencia las religiones-, remitir la reparación a la otra vida como falso consuelo.

9. Comprometerse a evitar que se repitan los sufrimientos y las causas que los provocan.

10. Tratar a las víctimas como iguales, sin complejo de superioridad ni arrogantemente, y menos aún culpabilizándolas.

11.La com-pasión exige tener memoria histórica –“subversiva”, como afirma Walter Benjamin- de las víctimas del pasado, reconocer la razón de los vencidos y la legitimidad de las causas por las que lucharon.

12. Denunciar a los victimarios, evitar la impunidad, exigir juicios justos y reparadores del daño causado, sin caer en la venganza, generar procesos regenerativos para los victimarios.

13. Cuidar de la naturaleza, nuestra casa común, maltratada, depredada por el modelo de desarrollo científico-técnico de la Modernidad. El cuidado es la traducción de la compasión para con la naturaleza, de la que formamos parte.

14. Denunciar el mal común, que es el resultado de la civilización del capital, como afirma Ignacio Ellacuría, y defender el bien común, que debe traducirse en la defensa de los Bienes Comunes de la Tierra y de la Humanidad, que no pueden ser privatizados.

15. Defender la vida, no a través de discursos falsamente universalistas ni de proclamaciones abstractas, sino la vida de quienes la tienen más amenazada, de una vida digna, eco-humana.

Este quincecálogo de la compasión se encierra en tres principios:

a) La com-pasión es el fundamento de la ética, de nuestros juicios de valor y de los comportamientos humanos, como reconocen las distintas concepciones morales: filosóficas, teológicas, laicas, religiosas, etc.

b) La com-pasión es la virtud y el principio ético que nos hace humanos, solidarios con el dolor de los demás: la falta de compasión no des-humaniza, nos torna in-humanos, nos convierte en monstruos.

c)  La com-pasión transforma nuestra identidad individualista en identidad solidaria, en inter- y alter-identidad, y nos libera del egoísmo.

Cambio de paradigma

Este quincecálogo exige:

1. Un cambio de paradigma en la consideración del ser humano: de la independencia, la autosuficiencia, la fortaleza, la individualidad, y en el caso de los hombres, la masculinidad hegemónica, a la fragilidad, la precariedad, la vulnerabilidad, la inseguridad, la incertidumbre, la llorosidad.

2. Un cambio en la concepción de la com-pasión, que va de sentir pena, lástima a nivel individual y pasivamente, sin mover un dedo por cambiar la realidad, a traducirla políticamente como virtud pública revolucionaria, transformadora.

3. Liberar a Dios de los viejos atributos de la teodicea: omniscien-cia, omnipoten-cia, omnipresen-cia, providen-cia, violen-cia, que lo vinculan con los poderosos de la tierra, y devolverle los atributos de la com-pasión, la clemencia, la misericordia, la solidaridad, la justicia, etc.

4. Bajar a Dios de la metafísica y ubicarlo en los terrenos de la ética, que es la filosofía y la teología primera, y, en concreto, de la ética de la com-pasión.

5. Bajar a Dios de las alturas celestes y colocarlo del lado de las víctimas.

6. Bajar a Jesús de Nazaret de la trascendencia que no hace pie en la historia y ubicarlo en la kénosis (Flp 2,6-11), en las bienaventuranzas, en la comensalía.

8. Crear una Iglesia nazarena y samaritana, que, además de aliviar los sufrimientos eco-humanos, de la tierra y de la humanidad, lucha contra las causas que los provocan y es ella misma ejemplo de com-pasión.

9. Convertir la com-pasión en principio teológico junto con el principio-esperanza, el principio-memoria subversiva de las víctimas, el principio-liberación.

10. Pasar de la religión como cumplimiento legalista de los mandamientos de la ley de Dios, a la práctica de la com-pasión con las personas malheridas, vulnerabilizadas (parábola del Buen Samaritano).

Termino esta reflexión con un texto de la escritora Rosa Montero que se encuentra en plena sintonía con las ideas expuestas en este Encuentro:

“Todas las grandes y bellas palabras [libertad, injusticia, igualdad] son susceptibles de ser traicionadas y convertidas en un arma de exterminio. Todas, menos una. La más hermosa que hay en el mundo es compasión, o tal vez prefieras denominarla empatía (hay un prejuicio contra la compasión que yo no comparto). Es el único de los grandes valores que no puede ser retorcido y utilizado como herramienta de destrucción del prójimo, porque te obliga a ponerte en el lugar del otro. He aquí una pequeña verdad a la que agarrarnos en estos tiempos de tribulación y de mentiras. En un mundo en donde todo parece falso, este concepto simple y obvio es una nuez de certeza irrebatible. Un rincón de luz en el que atrincherarnos para intentar desde ahí mejorar las cosas. Yo no creo en casi nada, pero creo en eso”.

(Rosa Montero, “Una pequeña verdad”: El País Semanal, 13 de marzo de 2022, p. 88).

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“Un nuevo año para trabajar por nuestros sueños sociales“, por Consuelo Vélez

Miércoles, 11 de enero de 2023
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1E27F4D3-9C45-4DDD-BBDC-7DC6CC86D842De su blog Fe y Vida:

  Consuelo Vélez

Comenzar un año da la sensación de poder estrenar realidades nuevas, no porque cambien mágicamente las circunstancias, pero sí porque el calendario nos ayuda a tener la experiencia de que algo termina y algo comienza. ¿Qué deseamos que termine? ¿Qué soñamos que comience? A nivel personal cada uno tendrá muchos sueños. Pero a nivel social también podemos compartir muchos otros.

Ojalá termine la injusticia social de nuestro mundo donde la pobreza se agudiza y las condiciones de infrahumanidad se están volviendo normales. Esto no es querido por Dios. La buena noticia del reino anunciado por Jesús supone la transformación de estas situaciones: “Que los ciegos vean, se liberen los oprimidos, se proclame el año de gracia del Señor” (Lc 4, 18-19). Pero esto no se puede hacer realidad sin el compromiso de todos buscando estructuras sociopolíticas que lo hagan realidad. En Colombia estamos estrenando un gobierno que tiene esta intencionalidad de justicia. No es fácil concretarla y mucho menos cambiar una manera de funcionar muy injusta que ha sido la ejercida en toda nuestra historia. Pero sí podemos apoyar todo aquello que favorece a los más pobres, defenderlo y exigirlo. La transformación de la injusticia no se logrará mágicamente ni porque recemos mucho por ello. Será posible si vivimos una ciudadanía activa, capaz de discernir lo que signifique justicia social, apoyándolo decididamente.

Ojalá termine la irresponsabilidad ecológica. Hemos vivido en los últimos tiempos una inclemencia del tiempo muy grande. O lluvias copiosas o calores inaguantables. Y todo se debe al calentamiento global. No somos las grandes potencias que pueden tomar decisiones para impedir que continue el deterioro ambiental, pero si podemos convertirnos en líderes ambientales que, desde nuestras prácticas cotidianas, actuemos de otro modo, y con nuestro testimonio convoquemos a más personas a comprometerse con el cuidado de la creación. En este aspecto el papa Francisco ha hecho un aporte fundamental con la Encíclica Laudato si (2015) donde propone la ecología integral en estos términos: “No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y, simultáneamente, para cuidar la naturaleza” (n. 139).

Ojalá terminen los conflictos y las guerras en todas las partes del mundo. La propuesta de “Paz total” del actual gobierno es un horizonte muy propicio para conseguir esta realidad. Lamentablemente más de uno se opone a esta propuesta porque se espera vencer al enemigo por la fuerza y hacerle pagar “con creces” por todos sus delitos. Es normal que se tengan estas expectativas, pero más humano y más cristiano es entender que a los enemigos no se les “vence” sino que se les “convence”. Es decir, solo el diálogo puede lograr la superación de todos los conflictos. En esto también el papa Francisco en su Encíclica Fratelli tutti (2020) nos señala el camino que se espera de la vida cristiana: La paz social es trabajosa, artesanal. Sería más fácil contener las libertades y las diferencias con un poco de astucia y de recursos. Pero esa paz sería superficial y frágil, no el fruto de una cultura del encuentro que la sostenga. Integrar a los diferentes es mucho más difícil y lento, aunque es la garantía de una paz real y sólida. Esto no se consigue agrupando sólo a los puros, porque aún las personas que pueden ser cuestionadas por sus errores, tienen algo que aportar que no debe perderse. Tampoco consiste en una paz que surge acallando las reivindicaciones sociales o evitando que hagan lío, ya que no es un consenso de escritorio o una efímera paz para una minoría feliz. Lo que vale es generar procesos de encuentro, procesos que construyan un pueblo que sabe recoger las diferencias. ¡Armemos a nuestros hijos con las armas del diálogo! ¡Enseñémosle la buena batalla del encuentro!” (n. 217).

Ojalá terminen todas las violencias contra las mujeres. Hay violencias físicas, psicológicas, sexuales, simbólicas. Se dan en todos los ámbitos, en los espacios públicos y privados; en la sociedad y en las iglesias. Pero va creciendo la conciencia feminista y cada vez se hace más clara la reivindicación de todos sus derechos porque el respeto a la dignidad de las mujeres es una exigencia ética y cristiana. La praxis de Jesús muestra con creces su manera de ver a las mujeres al convertirlas en sus interlocutoras. Por ejemplo, la mujer sirofenicia dialoga con Jesús sobre el dar las migajas a los perritos, contrarrestando así la postura de Jesús de solo atender a las ovejas perdidas de Israel y consigue cambiarle su visión (Mc 7, 24-30) y después de su resurrección a la primera que se le aparece y le confía el llevar el anuncio al resto de los discípulos es a María Magdalena. Lamentablemente no se ha valorado suficientemente ese protagonismo femenino y por el contrario se le infravaloró, identificando a María Magdalena con la pecadora arrepentida, presentándola como prostituta perdonada por Jesús. Hoy en día esa confusión se ha aclarado, reconociendo en María Magdalena una mujer enferma, curada por Jesús, pero en ningún caso prostituta y, como ya dijimos, depositaria, en primer lugar, de la misión confiada por Jesús a sus discípulos (Jn 20, 11-18).

Ojalá la iglesia clerical y piramidal se vuelva cosa del pasado y vivamos una iglesia sinodal donde laicado y clero participen de manera conjunta y, especialmente, la voz del laicado sea escuchada, valorada y respetada. El Espíritu Santo reside en todos los miembros del Pueblo de Dios y si no se acoge su voz en el laicado la iglesia no puede ser conducida por el Espíritu. Es muy importante que se vaya plasmando esta reforma eclesial porque hemos tomado más conciencia de la urgencia de la misma. Las palabras del papa Francisco al inicio de su pontificado “quiero una iglesia pobre y para los pobres” (Evangelii Gaudium. 2013, n. 198) marca el camino de la reforma y del camino sinodal que estamos procurando.

Podríamos seguir enumerando realidades que quisiéramos que terminen y los deseos que tenemos de un mundo más justo y en paz. Pero lo importante es que cada persona haga su propia lista y comience el año con el compromiso de trabajar por hacerla realidad. El Señor está de nuestra parte y nos llena de bendiciones para vivir a plenitud este nuevo año que gratuitamente nos ha dado.

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Inédito: Corte sentencia que el Movilh puede difundir denuncias por homo/transfobia luego de que un sujeto exigiera censurar a la organización

Lunes, 28 de noviembre de 2022
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Law, legal, judge concept. Lady justice with LGBT flag in background

Un dentista acusado de  agredir a una pareja gay exigió a  la Corte de Apelaciones que ordenara al Movilh eliminar información de su web y redes. El fallo, confirmado por la Suprema, señala que el Movilh “se encuentra en situación de apoyar y representar” a denunciantes y que sus publicaciones son de carácter “periodístico”.

Por primera vez tribunales chilenos se pronunciaron  sobre la legalidad de que el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) publique en su sitio web y redes sociales las  versiones de denunciantes que acusan a terceros por homo/transfobia, pues ello, enfatiza la Corte, se enmarca en la labor de un grupo de derechos humanos que además difunde notas periodísticas en su página.

La  inédita sentencia del presidente de la Sexta Sala de la Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago, Tomás Gray Gariazzo, de la ministra  Ana María Osorio Astorga y de la abogada integrante Paola Herrera Fuenzalida; tuvo lugar luego de que un dentista, Christian Alonso Rubio Gaibor, pidiera que se censuraran y eliminaran las publicaciones del sitio web y de las redes sociales del Movilh que lo acusaban de agredir física y verbalmente a una pareja gay.

La publicación, efectuada el 26 de mayo del 2021 por el Movilh, se basó en la denuncia que una pareja gay, M.F.M.C (26) y M.D.M.M (33), hizo llegar a la organización, acusando al profesional de la “Estética Dental Quilicura” de haberle propinado golpes de pies y puños en la cara y el cuerpo, ocasionándole a una de las víctima fractura de nariz y mandíbula y amenazándola con un arma de fuego. Por este caso, el Movilh presentó una querella por lesiones graves, amenazas simples y tenencia ilegal de armas.

El dentista presentó un recurso contra las publicaciones, pidiendo su eliminación, hecho que fue refutado por el Movilh a través de su entonces abogada, Mónica Arias. Tras ello, el abogado del Movilh, Mijail Guevara, dio seguimiento al tema.

Al respecto la Sexta Corte de Apelaciones sentenció que la atribución de un actuar homofóbico” al dentista cabe dentro de la percepción que los afectados tienen con motivo de la orientación sexual que exhiben y el altercado en que se vieron involucrados, el que culminó con” M.F.M.C y M.D.M.M “gravemente lesionados y amenazados por quien en esta sede pide ser protegido”.

“En cuanto al Movilh, se constata que éste no hizo más que realizar una publicación periodística de una denuncia en una de sus páginas, conforme a la versión que recibió de los recurridos, a quienes, dada su orientación homosexual, se encuentra en situación de apoyar y representar, dados los fines de la organización, sin que se le pueda atribuir al Movilh, responsabilidad por los comentarios o reproducción de la noticia que efectúan terceros”, añade el fallo.

 La sentencia fue confirmada el pasado 17 de noviembre por los/as ministros/as de la Corte Suprema Sergio Muñoz, Angela Vivanco, Adelita Ravanales, Mario Carroza y Dobra Lusic

El encargado de DDHH del Movilh, Ramón Gómez, calificó de “especial relevancia esta sentencia, pues rechazó de plano que se pretendan censurar las denuncias por homo/transfobia que recibimos los movimientos LGBTIQA+, reconoce que junto a una labor social en nuestro sitio web efectuamos un trabajo periodístico y, muy especialmente, aclara que la percepción de homo/transfobia no proviene de nuestra organización, sino que de las víctimas o denunciantes que día a día atendemos. Este inédito fallo, lo recibimos con gran satisfacción”.

Fuente MOVILH

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Creadores de Paz.

Sábado, 26 de noviembre de 2022
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Convivencia-sana_2425867397_15930040_667x375Basta abrir los ojos a la realidad y vemos que algo que existe en el mundo a todos los niveles es la diferencia, la riña, los grupos opuestos, la división. Y una de las cosas más difíciles de conseguir es vivir en paz.

Guerras en todo el mundo, riñas, peleas, mala convivencia. Caín y Abel en todos los aspectos, Ahora me están comentando las dificultades que están sufriendo en muchos colegios, al restringir las normas de castigo a los niños porque estamos habituados al castigo.

Veo que en el mundo, en general, hay mediadores, personas e instituciones dedicadas a crear diálogo con las personas de convivencia más difícil. Y a otros niveles están la ONU, los jueces y personas o instituciones para fomentar la convivencia partiendo del diálogo. Pienso en instituciones como la comunidad de san Egidio…

Tenemos soluciones terribles como pueden ser las guerras, las cárceles, los hogares protegidos.

Es mucho más fundamental ayudar a que cada persona se valore en su justo ser, en su saber vivir en compañía. Y eso a todos los niveles personales, vecinales, autonómicos, estatales, mundiales.

Me gustaría que la ONU fuese más efectiva y más activa, que tuviera mayor valor y autoridad entre países, que los mediadores pudieran ejercer con autoridad.

Tenemos actualmente divididas a las personas. A los que no cumplen con las reglas de la sociedad, les metemos en cárceles, pisos tutelados, les infringimos castigos. Pero lo cierto es que como adultos trabajamos poco ayudando a sacar lo bueno que hay en cada persona y tratar de que aflore lo positivo de cada uno. Con castigos, a nivel que sea, no conseguimos educarnos, ser personas responsables y no aprendemos a convivir en paz. Es preciso luchar y trabajar hasta que consigamos aquello que nos lo dice el profeta Isaías: ”Habitarán juntos el lobo y el cordero”. Y todos tenemos dentro un poco de lobos y otro poco de cordero. Dejemos aflorar la paz, la Justicia, el amor, la fraternidad, y habrá paz.

Gerardo Villar

Fuente Fe Adulta

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Clamando a Dios

Domingo, 16 de octubre de 2022
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HOMBRE

Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,
al borde del abismo, estoy clamando
a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte.

Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo
oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte.

Alzo la mano, y tú
me la cercenas.
Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.

Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
Ser —y no ser— eternos, fugitivos.
¡Ángel con grandes alas de cadenas!

*

Blas de Otero
Ángel fieramente humano (1950)

***

En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola:

“Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.

En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: “Hazme justicia frente a mi adversario.”

Por algún tiempo se llegó, pero después se dijo:

“Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara.””

Y el Señor añadió:

“Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?

*

Lucas 18, 1-8

***

Toda oración nace de una situación de desconsuelo. Si ruego a alguien es porque tengo necesidad de él. Y si mi oración no es escuchada de inmediato, corre el riesgo de quedar humillada y puede hacer que me encierre en mí mismo, en un abismo aún más negro que aquel del que quisiera sustraerme: la desesperación. Toda oración que sea verdaderamente tal se sostiene, fatigosa y delicadamente, entre la desesperación y la esperanza.

Jesús nos sugiere que, cuando nos dirijamos a Dios, oremos siempre, sin cansarnos nunca. A largo plazo, por ser una oración verdadera, se confundirá con la espera humilde, paciente, vacilante, pero que no disminuye nunca, a no ser que quiera contentarme con una oración mágica, que haga saltar la respuesta de una manera automática, instantánea, barata.

Ahora bien, cuando se trata de oración verdadera, cuando se trata de la gran herida del mundo que se abre a la mirada de Dios, del fundamental desconsuelo del hombre que pide gracia, Dios desea que sea cara. Dios espera que el hombre luche con él, desea la confrontación entre la pobreza y la gracia, porque desea ardientemente dejarse vencer por la oración. Cuando un hombre grita su desconsuelo ante Dios – y no sólo el suyo propio, sino también la inmensa angustia del mundo-, se manifiesta y se realiza un gran misterio de amor. Dios escucha atenta, amorosamente, esta oración, como la respiración del universo.

Cuando la oración brota del corazón del hombre, es el mundo el que empieza a respirar. Dios se inclina y escucha esta oración convertida en el aliento secreto del mundo, que le da vida interior y que debe despertarlo a Dios. El mundo entero se encuentra, en toda oración, como un gran niño adormecido en los brazos de Dios y a punto de despertarse bajo su mirada, al rumor de su propia respiración.

*

A. Louf, Solo el amor será suficiente,
Cásale Monf. 1985, pp. 192-194, passim.

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¿Éstos no son hombres?

Miércoles, 12 de octubre de 2022
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Hace ya siete años que cuatro hermanos recibíamos el sacramento del orden sacerdotal. Nos vinculábamos así y por medio de la promesa de obediencia a las Comunidades en las que Dios nos había sembrado convirtiéndonos en servidores de las mismas. Ojalá también seamos capaces de vivir, como Jesús,  la denuncia profética ante la injusticia:

Del blog Nova Bella:

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Para daros a conocer estas verdades me he subido aquí yo, que soy la voz de Cristo en el desierto de esta isla. Y, por tanto, conviene que con atención no cualquiera, sino con todo vuestro corazón y con todos vuestros sentidos, la oigáis; la cual voz os será la más nueva que nunca oísteis, la más áspera y dura y espantable y peligrosa que jamás no pensasteis oír.

Esta voz os dice que todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes.

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Decid: ¿Con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre a estos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes, que estaban en sus tierras mansas y pacíficas donde tan infinitas de ellas, con muerte y estragos nunca oídos habéis consumido? ¿Cómo los tenéis tan opresos y fatigados, sin darles de comer ni curarlos en sus enfermedades en que, de los excesivos trabajos que les dais, incurren y se os mueren y, por mejor decir, los matáis por sacar y adquirir oro cada día? Y ¿qué cuidado tenéis de quien los adoctrine y que conozcan a su Dios y creador, sean bautizados, oigan misa, guarden las fiestas y domingos?

¿Éstos no son hombres? ¿No tienen ánimas racionales? ¿No estáis obligados a amarlos como a vosotros mismos? ¿Esto no entendéis? ¿Esto no sentís? ¿Cómo estáis en tanta profundidad de sueño tan letárgico dormidos? Tened por cierto que en el estado en que estáis no os podéis más salvar que los que carecen y no quieren la fe de Jesucristo.

Fr. Antón de Montesino O.P.

21 de diciembre de 1511

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Refugiados a las puertas cerradas de Europa

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Deseamos, además,  que se cumplan en ellos y sean capaces de transmitir estas bienaventuranzas leídas en la página web de Redes Cristianas:

Bienaventurados los que creen en las bienaventuranzas.
Bienaventurados los que no recitan como papagayos las bienaventuranzas.
Bienaventurados los que se aventuran a navegar en el mar de la pobreza.
Bienaventurados los que no venden palabras hueras.
Bienaventurados los que construyen amor y no lo infectan.
Bienaventurados los que se arriesgan en el fuego de la humildad.
Bienaventurados los que amasan pan y pescan peces para repartirlos.
Bienaventurados los que enseñan a amasar pan y pescar a los que no saben.
Bienaventurados los que ven a Dios donde no se espera a Dios.

Bienaventurados los que abrazan con abrazos, tocan a los intocables.
Bienaventurados los que osan pisar la tierra que nunca estuvo prometida.
Bienaventurados los que conquistan corazones sin amenazar.
Bienaventurados los que piden perdón y no exigen que se lo pidan.

Bienaventurados los que piensan que todos cabemos en esta inmensa isla.
Bienaventurados los que cambian la espada por el arado, el látigo por la sonrisa.
Bienaventurados los que abren puertas y dejan entrar sin salvoconducto.
Bienaventurados los que dan de comer y rezan a los postres, y no al revés.
Bienaventurados los que no ven pajas ni vigas, sino miradas, en los ojos ajenos.
Bienaventurados los que encuentran el evangelio en las pústulas de los miserables.
Bienaventurados los que se confunden entre los corderos en vez de pastorearlos.
Bienaventurados los que caminan por los caminos de los que están aprendiendo a caminar.

Bienaventurados los que derrochan alegría en los páramos de la tristeza.
Bienaventurados los que van para que los últimos de los últimos vengan.
Bienaventurados los que se postran ante los postrados.
Bienaventurados los que huyen de los pedestales.
Bienaventurados los que redimen a los culpables que jamás tuvieron culpa.
Bienaventurados los que resucitan a los moribundos.
Bienaventurados los que regalan niñez a los niños que no la tienen.
Bienaventurados los que no muestran el cielo con una mano y con la otra el infierno.

Bienaventurados los que nunca se alían con los ganadores.
Bienaventurados los que no prohíben sin prohibirse.
Bienaventurados los que luchan en la guerra de la paz.
Bienaventurados los que juzgan desde el corazón de los desheredados.
Bienaventurados los que se atreven a predicar a las víboras en el desierto.
Bienaventurados los que se dejan prostituir con la ternura.
Bienaventurados los que ofrecen trigo y no incienso a los hambrientos.
Bienaventurados los que fabrican muletas y no resignaciones para los tullidos.
Bienaventurados los que salvan del dolor antes que salvar por el dolor.
Bienaventurados los que se arrodillan ante los arrodillados.
Bienaventurados los que ayudan a encontrar el alma desde el cuerpo.
Bienaventurados los que rezan con obras.

Bienaventurados los que aman al Señor que no exige ser glorificado.
Bienaventurados los que aman al Señor que ama y ama que nos amemos.
Bienaventurados los que aprenden a volar pisando las inmundas ciénagas.
Bienaventurados los que se ganan a sí mismos perdiéndose con los perdedores.
Bienaventurados los que no esperan recompensa cuando compensan.
Bienaventurados los que buscan la Verdad durante toda la vida.
Bienaventurados los que jamás se jactan de haber encontrado la Verdad.
Bienaventurados los que derrumban fronteras.
Bienaventurados los que anteponen justicia a caridad.

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Los lázaros.

Lunes, 26 de septiembre de 2022
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Los lázaros,
los hijos de la calle,
los parias de siempre,
los sin techo,
los sin trabajo,
los desarraigados,
los apátridas,
los sin papeles,
los mendigos,
los pelagatos,
los andrajosos,
los pobres de solemnidad,
los llenos de llagas,
los sin derechos,
los espaldas mojadas,
los estómagos vacíos,
los que no cuentan,
los marginados,
los fracasados,
los santos inocentes,
los dueños de nada,
los perdedores,
los que no tienen nombre,
los nadie…

Los lázaros,
que no son aunque sean,
que no leen sino deletrean,
que no hablan idiomas sino dialectos,
que no cantan sino que desentonan,
que no profesan religiones sino supersticiones,
que no tienen lírica sino tragedia,
que no acumulan capital sino deudas,
que no hacen arte sino artesanía,
que no practican cultura sino costumbrismo,
que no llegan a ser jugadores sino espectadores,
que no son reconocidos ciudadanos sino extranjeros,
que no llegan a protagonistas sino a figurantes,
que no pisan alfombras sino tierra,
que no logran créditos sino desahucios,
que no innovan sino que reciclan,
que no suben a yates sino a pateras,
que no son profesionales sino peones,
que no llegan a la universidad sino a la enseñanza elemental,
que no se sientan a la mesa sino en el suelo,
que no reciben medicinas sino lamidas de perros,
que no se quejan sino que se resignan,
que no tienen nombre sino número,
que no son seres humanos sino recursos humanos…

Los lázaros,
los que se avergüenzan y nos avergüenzan,
pueblan nuestra historia,
fueron tus predilectos
y están muy presentes en tu evangelio.

Los lázaros
pertenecen a nuestra familia
aunque no aparezcan en la fotografía,
y serán ellos quienes nos devuelvan la identidad
y la dignidad perdidas.

*
Florentino Ulibarri
Fe Adulta

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Discernir los riesgos de la rectitud aquí y ahora.

Lunes, 26 de septiembre de 2022
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05B9DD96-53E7-441B-A4F3-DC058E995295Hna. Tracey Horan

La publicación de hoy es de la colaboradora invitada Sr. Tracey Horan. Tracey es una Hermana de la Providencia de St. Mary-of-the-Woods, Indiana y es oriunda de Indianápolis, IN. Ha trabajado como maestra, organizadora comunitaria y defensora acompañando a comunidades de inmigrantes durante más de una década, y ha escrito sobre temas de justicia para la revista HOPE, Global Sisters Report, Messy Jesus Business y A Matter of Spirit.

Las lecturas litúrgicas de hoy para el Domingo 26 del Tiempo Ordinario se pueden encontrar haciendo clic aquí.

De vez en cuando, considero los pecados de la iglesia católica romana institucional: los momentos en que nuestras iglesias relegaron a las personas de color a los bancos más alejados o participaron en la esclavitud de los negros, la violencia de las Cruzadas y las formas en que los líderes de la iglesia han adoraban la riqueza, abusaban de su poder o defendían la intolerancia. Ciertamente, esta lista es larga e incluye también el maltrato a las personas LGBTQ.

Aun así, me atrevo a decir que cada vez que hubo exclusión, opresión o violencia pecaminosa, hubo también alguna expresión de oposición. Hubo hermanas, obispos y líderes laicos que dieron pasos hacia la integración racial mucho antes de que fuera ordenada por el gobierno. Hubo reformadores, como San Francisco de Asís, que vivieron una vida opuesta a la opulencia clerical. Hubo líderes del movimiento, como Dorothy Day y Dom Helder Camara, que asumieron causas para el cambio social incluso cuando los críticos los acusaron de ponerse del lado de los comunistas.

Cuando se trata de la inclusión LGBTQ, estoy eternamente agradecida por las hermanas de mi propia congregación que ofrecieron su presencia pastoral y acompañamiento a la comunidad gay mucho antes de que se considerara aceptable en muchos círculos católicos. Celebro a Hermanas como Marilyn Therese Lipps, que acompañaron a personas con VIH en la década de 1980, muchos de los cuales eran hombres homosexuales. Hoy disfruto un poco más de libertad para ser un aliado público gracias al coraje de personas como la hermana Marilyn.

Es más fácil reconocer a estos campeones de la verdad y los errores de sus oponentes en retrospectiva. Podemos mirar hacia atrás y celebrar con cierta claridad a aquellos que imaginamos que habrían sido “llevados por los ángeles al seno de Abraham”, como describe el Evangelio de hoy según Lucas. También podemos imaginar a sus oponentes revolcándose en alguna versión del “lugar de tormento”.

Discernir la acción en el momento presente, sin la ayuda de la retrospectiva, es más difícil. Para aquellos de nosotros criados para evitar romper las reglas o desobedecer la autoridad, podemos resonar con las súplicas del hombre rico. Podríamos estar de acuerdo con las advertencias del salmista de “asegurar la justicia para los oprimidos” o “liberar a los cautivos” si supiéramos con certeza que todo saldría bien al final. Parafraseando al hombre rico, queremos preguntar: “Abraham, ¿podrías levantarte de entre los muertos y dejarnos muy claro qué tipo de ‘arrepentimiento’ estás buscando exactamente? Ya sabes, antes de que nos volvamos locos y perdamos nuestros trabajos, amigos o fondos de jubilación”.

Tal incertidumbre sobre cómo resultarán las cosas es exactamente lo que hace que las acciones por la justicia sean proféticas. Corremos el riesgo de pagar un precio, y lo hacemos de todos modos. A veces, ese precio es obvio y público, como una persona que es arrestada por desobediencia civil en una protesta o pierde su trabajo cuando se declara homosexual en su lugar de trabajo. Sin embargo, más a menudo, el riesgo es más sutil. En la vida diaria, podemos correr el riesgo de cuestionar los comentarios homofóbicos de alguien cuando sería más fácil no decir nada. Podríamos arriesgarnos a saludar a alguien diferente a nosotros o sentarnos con ellos en el almuerzo. Podríamos arriesgarnos a recordarle a alguien nuestros pronombres preferidos cuando dejarlo pasar sería más seguro.

La verdad es que la gente no está ni en la categoría de “hombre rico” ni en la categoría de Lázaro. Cada uno de nosotros tiende a alternar entre los dos en un día determinado. Algunos días encontramos la energía y el valor para “seguir la justicia, la devoción, la fe, el amor, la paciencia y la mansedumbre”. Otros días, preferimos pasar frente a la injusticia en nuestra puerta, fingiendo que no la vimos. Si Abraham aparece de entre los muertos y nos reprende, podríamos reconsiderarlo. Pero, muy a menudo estamos cansados y estresados. Descansamos en complacencia, estirados en sofás, como observa Amos.

¿Cómo discernimos los riesgos a los que podríamos estar llamados a correr aquí y ahora? ¿Y cómo encontramos la energía y el coraje para actuar proféticamente? En mi experiencia, solo podemos romper el abismo entre nuestra complacencia y la búsqueda de la justicia cuando lo hacemos con los demás. Necesitamos rodearnos de salmistas que cantarán lo que es posible, profetas que nos recordarán los costos de nuestra inacción, partidarios del reino celestial que aparecerán para reprendernos amorosamente cuando nos desviemos.

Solo reuniendo a una comunidad tan querida e inclinándonos para escuchar la voz de Dios en nuestras vidas podemos discernir la justicia que estamos llamados a crear hoy, antes de que sea segura o popular. ¿Podría esa voz estar invitándonos a impulsar una mayor inclusión de las personas LGBTQ en la mesa eucarística? O tal vez podamos escuchar una voz suave y apacible que nos insta a unirnos a otros para oponernos a la discriminación contra las personas LGBTQ en las instituciones católicas. Tal vez sea hora de tener una conversación con nuestro liderazgo parroquial sobre unirse a las filas de las parroquias y comunidades de fe amigables con LGBTQ. Cada paso profético, cada carta, cada conversación, cada oración, importa. Como dijo la fundadora de mi comunidad, Santa Madre Theodore Guerin, puede que no vivamos para verlo, pero habremos sembrado la semilla. Y otros cosecharán lo que nosotros hemos sembrado.

—Sr. Tracey Horan, 25 de septiembre de 2022

Fuente New Ways Ministry

 

 

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Justicia

Domingo, 25 de septiembre de 2022
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Dentro de Auschwitz

¿Cómo
hablar de Dios
después de Auschwitz?,
os preguntáis vosotros,
ahí, al otro lado del mar, en la abundancia.

¿Cómo
hablar de Dios
dentro de Auschwitz?,
se preguntan aquí los compañeros,
cargados de razón, de llanto y sangre,
metidos en la muerte
diaria
de millones…

*

Pedro Casaldáliga
Todavía estas palabras, 1994

***

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:

-“Había un hombre rico que se vestía de purpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día.

Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico.

Y hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas.

Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán.

Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritó: “Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas. “

Pero Abrahán le contestó: “Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces. Y además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros.”

El rico insistió: “Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también ellos a este lugar de tormento.”

Abrahán le dice: “Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen.”

El rico contestó: “No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán.”

Abrahán le dijo: “Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto.”

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Lucas 16, 19-31

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La experiencia de un camino de pobreza es un camino de liberación, de alegría y de entusiasmo -porque nos une íntimamente a Cristo-, y nos hace gustar de una manera imprevista la fuerza de la cruz, su capacidad de renovar hasta las situaciones más estancadas, aparentemente más irritantes por su inmovilismo.

El momento del descubrimiento de las páginas del evangelio supone, para todos, un poco de gusto, de atención, de compromiso con un mayor ejercicio de austeridad, de pobreza, de penitencia, de renuncia. Sin este esfuerzo, esas páginas se quedan como mudas; cuando se ha dado algún paso en este sentido, aunque sea simple, entonces las palabras de Jesús se vuelven actuales y resonantes, adquieren relieve y nos damos cuenta de que vivimos algo de la alegría y el entusiasmo de los Doce, que caminaban por los caminos de Palestina siguiendo a Jesús después de haberle dicho: «Pues bien, Maestro, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».

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Carlo María Martini,
Diccionario espiritual: pequeña guía para el alma,
Promoción Popular Cristiana, Madrid 1998.

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