Archivo

Entradas Etiquetadas ‘Julieta González’

Un documental relata la historia de dos sobrevivientes trans detenidas y torturadas en la dictadura argentina

Viernes, 3 de mayo de 2024
Comentarios desactivados en Un documental relata la historia de dos sobrevivientes trans detenidas y torturadas en la dictadura argentina

IMG_3706

Fuente Agencia Presentes

22 de marzo de 2024
Agustina Ramos
 Edición: Ana Fornaro


“Donde habite la memoria”
es un documental que cuenta la vida de Julieta González y Fabiana Gutiérrez, sobrevivientes del centro clantestino Pozo de Banfield.

HIJXS denuncia atentado político: una militante feminista de la agrupación fue golpeada y abusada

“Ahí está Judith, con ella yo estuve en el Pozo de Banfield. Esta soy yo, la Mosca Tse Tse, la Carla Pericles y la Marcela Ibañez en la Plaza de San Fernando. Plena dictadura esto”. Julieta Alejandra González, conocida como “La Trachyn”, sostiene entre sus uñas rosa pastel una foto en blanco y negro de sus amigas y de ella posando veraniegas ante el disparo de una cámara que inmortaliza el momento. La imagen pertenece al documental Donde habite la memoria, una producción audiovisual que condensa parte de las vidas de Julieta y Fabiana Gutiérrez, dos sobrevivientes trans de la última dictadura cívico militar, detenidas ilegalmente en el ex Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio (CCDTyE) “Pozo de Banfield entre 1976 y 1977.

IMG_3701IMG_3702Fabiana Gutiérrez. Foto 2: Carolina Musso

“Tantas de mis compañeras ya no están más, de las que estuvieron detenidas en este Pozo. Era el Pozo del terror para nosotras”, dice Fabiana en un fragmento del mediometraje. En el Pozo de Banfield estuvieron secuestradas alrededor de 440 personas, de las cuales 170 fueron asesinadas o desaparecidas. 

En abril de 2023, cinco mujeres trans y travestis sobrevivientes de la dictadura -entre ellas, Fabiana y Julieta- declararon por primera vez en un juicio de lesa humanidad por las torturas y vejaciones que sufrieron durante el Terrorismo de Estado. El próximo martes a las 13.30 se leerá la sentencia en el Tribunal Oral Federal N° 1 de La Plata, en el marco de esta causa que juzga los crímenes perpetrados en las brigadas del sur del Conurbano de la provincia de Buenos Aires, conocida como Causa Brigadas.

“Nunca más alguien tiene que estar en esos lugares, sentir que ellos eran dueños de tu vida, que te basureaban como querían, te violaban. Y uno no podía decir nada de eso. Hoy poder contarlo es una alegría amarga. Es justicia”, expresó a Presentes Trachyn, que actualmente milita en la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina (ATTTA).

Historias que hablan por otras 

El documental es una tesina de grado de la Licenciatura de Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Buenos Aires, dirigido por María Clara Olmos y Carolina Musso. La semana pasada se presentó en el espacio de Memoria ex CCDTyE Pozo de Banfield, en la localidad bonaerense de Lomas de Zamora. A este lugar regresaron las protagonistas -Fabiana por primera vez desde la vuelta de la democracia- en distintas escenas del film.

“Una decisión fuerte fue focalizar en ellas dos, que sean las protagonistas y que lo que guíe el documental sean sus historias, que si bien son particulares e individuales, con ellas se reflejan las historias de tantas otras compañeras del colectivo. Creemos que en eso individual está lo colectivo”, compartió a Presentes Olmos, quien es comunicadora y periodista de la agencia Télam.

IMG_3704

IMG_3703Julieta Alejandra González. Foto: Carolina Musso

A lo largo del documental, ambas relatan lo que vivieron durante sus detenciones ilegales: torturas físicas y psicológicas, abusos sexuales, trabajo forzado. Les gustaba que nosotras sufriéramos de una manera absurda. No sé qué es lo que querían lograr con esta situación. Era una obsesión que tenían. Usaron el poder contra nosotras, nos hicieron muchísimo daño. A las que tenían un valor más fuerte que yo, que se sabían defender, a ellas las hicieron desaparecer. No podíamos tener un objetivo, una razón de vida”, Fabiana a Presentes, a través de una llamada desde Italia, donde se exilió en la década de 1980. Cuando fue detenida por primera vez contaba con 14 años y hoy, con 62.

Sus recuerdos no solo se centran en lo que vivieron en carne propia, sino también en lo que pudieron observar u oír sobre les demás detenides. Todos los días de mi vida veo a esa chica jovencita que vi encerrada en un calabozo. Veo esa cara de tristeza, angustia, dolor, como diciendo por qué yo, por qué estoy en este lugar. Nada justificaba que esté esa chica ahí. Hoy ser la voz de ella y de esos chicos que nos preguntaban desde arriba ‘¿dónde estamos?’ Nosotras decíamos: ‘En el Área Metropolitana de Banfield’”, recordó Julieta.

En El Pozo estuvieron detenidas por lo menos 30 mujeres embarazadas, según los registros que existen. Entre 1976 y 1977 funcionó una maternidad clandestina, donde nacieron al menos ocho bebés, de los cuales seis recuperaron su identidad. Los llantos de algunos de ellos los recuerdan hasta el día de hoy las sobrevivientes.

Negacionismo y necesidad de reparación

El documental se estrenó a pocos días del 24 de marzo, Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, que conmemora a las víctimas de la última dictadura argentina. En un momento en el que el presidente Javier Milei niega que haya habido 30 mil desaparecidos y la vicepresidenta Victoria Villarruel promueve la teoría de los dos demonios, el mediometraje viene a dar luz en otro sentido.

En el contexto socio-político actual, con un gobierno con expresos componentes negacionistas e incluso reivindicadores de la dictadura como el de Milei, hay un énfasis en la circulación de discursos que ponen en duda nuevamente el plan sistemático de violacion de derechos humanos implantado durante la dictadura. Creemos que el documental puede contribuir a desmitificar estos discursos con el relato de lo que vivieron Julieta y Fabiana por simplemente ser quienes son”, sostuvo Musso, técnica en Dirección de Fotografía y cámara cinematográfica por la Universidad del Cine.

IMG_3705Julieta Alejandra González

La realización del documental contó con el acompañamiento de los tutores Eduardo Morales, Silvina Manguía y María Rosa Gómez, docentes de la Facultad de Ciencias Sociales. “Este trabajo fue no solo nuestra tesis de grado, sino también una síntesis de todo nuestro paso por la carrera de Comunicación en particular y por la universidad pública en general, que tantas herramientas nos ha dado para seguir construyendo y abonando a la memoria de nuestro país”, compartió Olmos.

Por todo lo vivido, Julieta y Fabiana, en coincidencia con el activismo travesti trans, piden un reconocimiento. Se trata de una reparación monetaria para todas aquellas adultas mayores que vivieron violencia institucional. También reclaman por el tratamiento y aprobación del proyecto de Ley Integral Trans, que busca garantizar la inclusión social del colectivo y el ejercicio pleno de sus derechos.

“Fuimos combatidas y no nos dejamos combatir porque seguimos luchando, seguimos creyendo en nosotras. Sé que todas mis compañeras que no están en este momento lo hubiesen hecho igual como lo estoy haciendo yo: dando información para que la gente sepa”, concluyó Fabiana.

22 de marzo de 2024
Agustina Ramos
 Edición: Ana Fornaro

Fuente Agencia Presentes

General, Historia LGTBI, Homofobia/ Transfobia. , , , , , , , , , ,

Argentina: Reparación a mujeres trans víctimas de la dictadura: “Finalmente nos escucharon”

Viernes, 9 de septiembre de 2022
Comentarios desactivados en Argentina: Reparación a mujeres trans víctimas de la dictadura: “Finalmente nos escucharon”

F66C6D30-7D11-4B68-8384-3E28B946F47CEl gobierno bonaerense las reconoció como presas políticas

Julieta González relata a Página/12 cómo fueron los días en los que estuvo secuestrada en el Pozo de Banfield: los abusos, las humillaciones, los Falcon manchados con sangre y el llanto de un bebé nacido en ese campo de concentración.

“Te llena saber que después de 40 y pico de años diciendo nuestra verdad finalmente nos escucharon, dice con emoción Julieta González, una mujer trans que el martes fue reconocida como presa política por el gobierno bonaerense después de haber estado detenida en el centro clandestino de detención conocido como el “Pozo de Banfield”.

Julieta vivió toda su vida en Tigre. Una noche fue secuestrada mientras estaba con otras dos compañeras ejerciendo el trabajo sexual en la Avenida del Libertador, a la altura del Club Atlético San Isidro (CASI). No recuerda si fue en 1977 o en 1978 porque entonces las violencias eran muchas, cotidianas y asfixiantes. Pero sí recuerda cómo –con sus 20 años a cuestas– fue llevada desde la Brigada de Martínez al lugar que conocía como el “Área Metropolitana” de Banfield.

“Nos trataban como si fuéramos un extraterrestre. Te miraban de arriba a abajo. Como si fueras un marciano, cuenta. Primero las llevaron a buscar un calabozo donde meterlas. “Vi una persona en una celda, sentada en el piso. Toda flaquita y con el pelo largo enredado. Cuando abren la puerta, mira hacia donde estábamos y después vuelve a agachar la cabeza”.

Como ese lugar estaba ocupado, las empujaron a buscar otro calabozo. Las instalaron en uno que tenía una letrina. Nos trajeron dos colchones que estaban llenos de sangre –como con coágulos de sangre– y pelos. Ahí comenzó el martirio”, relata. Para las mujeres trans que estaban alojadas ahí dentro lo común eran los abusos sexuales y los cachetazos ante cualquier mínima resistencia.

A ellas también las usaban como mano de obra esclava en el centro clandestino: tenían que cocinar en unas ollas grandes, limpiar, lustrar botas e incluso picar cascotes. “Párense como hombres”, les gritaban. Si osaban responder, lo que venían eran los golpes.

Las tareas de limpieza incluían lavar los autos que se usaban para secuestrar. Era común que se encontraran ropas rotas y ensangrentadas, pero hay un recuerdo de un Falcon amarillo que, más de 40 años después, aún la estremece. El auto estaba lleno de sangre en los asientos y en el baúl. A veces me miro las manos y pienso que están manchadas con sangre porque nos hacían lavar esos coches”, cuenta.

Durante el día, el Pozo de Banfield funcionaba casi como una dependencia policial más –con sus violencias y arbitrariedades– pero los movimientos se escuchaban particularmente de noche. A Julieta y a sus compañeras les habían prohibido subir hacia los pisos superiores. Un día escucharon que, desde arriba, les preguntaban dónde estaban. “En el Área Metropolitana de Banfield”, se animaron a responder ellas.

El sonido de los motores de los autos son todavía un recuerdo vívido para ella, que hacen que durante las noches esté atenta al menor ruido. Hay otro sonido que no puede olvidar. Los gritos de una mujer y después el llanto de un bebé en el Pozo de Banfield, un lugar usado como una maternidad clandestina dentro de lo que se conoce como el Circuito Camps. “¿Quién será ese bebé? A mí me gustaría decirle: ‘Yo estuve en tu nacimiento. Yo te escuché llorar’. Ojalá Dios haya iluminado a esa criatura”, dice.

Algo parecido a la justicia

Julieta, de 65 años, estuvo el martes en La Plata para recibir el certificado que la reconoce como una presa política y la hace beneficiaria de una pensión graciable a partir de la ley 14042. La acompañó su mamá de 90 años. Qué emoción ver que hoy te reconocen cuando tantas veces vi que te humillaban”, le dijo.

En medio de los abrazos y las fotos, se acercó un hombre joven para saludarla. “Los presento. Él es el juez Ernesto Kreplak”, les dijo una funcionaria que participaba del acto. Kreplak es el juez que procesó a los represores que tuvieron bajo su órbita al Pozo de Banfield por lo que padecieron Julieta y otras siete personas trans que fueron llevadas a ese lugar. En su resolución de abril de este año, el juez reconoció que estas personas fueron víctimas de una violencia diferencial en razón de su orientación sexual e identidad de género.

La investigación sobre lo sucedido con Julieta se hizo conjuntamente con la Unidad Fiscal de Derechos Humanos de La Plata, con el especial impulso de la auxiliar fiscal Ana Oberlin, quien venía trabajando desde hace unos años en casos que nunca habían tenido respuesta judicial. Contó con la ayuda del Archivo de la Memoria Trans, que acercó a otras personas que habían estado secuestradas y nunca habían contado su historia en los tribunales –vistos como un escenario más asociado a la violencia y al maltrato que como una instancia de justicia y reparación–.

Se escucharon sus testimonios y se generaron distintas imputaciones. Eso habilitó que se las considerara presas políticas en manos del terrorismo de Estado. En ese momento fue cuando se intensificaron las violencias, lo que incluyó haber estado en un centro clandestino de detención, tortura y exterminio. Esa persecución se dio en el marco del modelo que quería imponer la dictadura en lo que hace también a lo sexo-genérico: haber transgredido la cis-heteronormatividad iba a ser castigado con mayor saña entonces”, explica Oberlin, que resalta que siguen escuchando testimonios y que quienes quieran acercarse para contar sus historias van a ser recibidas.

Algo parecido a la reparación

El martes, el gobierno provincial no solo reconoció –en el marco del día del detenido-desaparecido– a Julieta sino también a Carla Fabiana Gutiérrez, una mujer trans que se exilió en Europa. Ella fue secuestrada en el verano de 1976-1977, cuando tenía catorce años y sometida a todo tipo de abusos y humillaciones. No pudo viajar pero mandó un video desde Italia, donde vive.

“Fue un acto con características distintas por todo lo que representa este grupo tan vulnerado y se percibió esa sensación de reparación y justicia”, afirma Matías Moreno, subsecretario de Derechos Humanos bonaerense. Si en el imaginario de la dictadura no entraban las disidencias políticas, gremiales o estudiantiles, tampoco entraban las disidencias sexuales”, añade.

A Julieta todavía le cuesta creer que el reconocimiento sea cierto. Será posiblemente otro hito en su historia, como lo fue recibir en 2012 el documento con el nombre que ella había elegido como propio a los catorce años. “El gobierno de Cristina no solo me dio mi identidad, sino que me devolvió la dignidad”, dice. “La vida también recompensa”.

Hace un tiempo, Julieta volvió una vez al Pozo de Banfield con un equipo de periodistas de Brasil. Sintió la conmoción de estar nuevamente cerca de esas paredes llenas de humedad. Sintió la presencia de quienes no pudieron salir de ese infierno. En las últimas horas recibió una invitación para ir al sitio de memoria que allí funciona, sacarse una foto y que su historia se cuente allí. “Es la historia y tiene que saberse para que no pase nunca más. Ojalá que la reparación sea para todas las chicas mayores de 60 que pasaron por este proceso”, pide.

Luciana Bertoia

Por Luciana Bertoia

2 de septiembre de 2022

Fuente Página12

***

General, Historia LGTBI , , , , , , , , , , ,

Recordatorio

Cristianos Gays es un blog sin fines comerciales ni empresariales. Todos los contenidos tienen la finalidad de compartir, noticias, reflexiones y experiencias respecto a diversos temas que busquen la unión de Espiritualidad y Orientación o identidad sexual. Los administradores no se hacen responsables de las conclusiones extraídas personalmente por los usuarios a partir de los textos incluidos en cada una de las entradas de este blog.

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Por supuesto, a petición de los autores, se eliminará el contenido en cuestión inmediatamente o se añadirá un enlace. Este sitio no tiene fines comerciales ni empresariales, es gratuito y no genera ingresos de ningún tipo.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un espacio de información y encuentro. La información puede contener errores e imprecisiones.

Los comentarios del blog estarán sujetos a moderación y aparecerán publicados una vez que los responsables del blog los haya aprobado, reservándose el derecho de suprimirlos en caso de incluir contenidos difamatorios, que contengan insultos, que se consideren racistas o discriminatorios, que resulten obscenos u ofensivos, en particular comentarios que puedan vulnerar derechos fundamentales y libertades públicas o que atenten contra el derecho al honor. Asimismo, se suprimirá aquellos comentarios que contengan “spam” o publicidad, así como cualquier comentario que no guarde relación con el tema de la entrada publicada. no se hace responsable de los contenidos, enlaces, comentarios, expresiones y opiniones vertidas por los usuarios del blog y publicados en el mismo, ni garantiza la veracidad de los mismos. El usuario es siempre el responsable de los comentarios publicados.

Cualquier usuario del blog puede ejercitar el derecho a rectificación o eliminación de un comentario hecho por él mismo, para lo cual basta con enviar la solicitud respectiva por correo electrónico al autor de este blog, quien accederá a sus deseos a la brevedad posible.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.