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“Judas Iscariote: ¿mito o realidad?”, por John Shelby Spong

Jueves, 18 de abril de 2019
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pelicula sobre judas 2004Entre los caracteres más conocidos del Nuevo Testamento está aquel a veces llamado “el anticristo”. Siempre es presentado en tonos oscuros, como agazapado en las esquinas, ocultando su rostro. Se dijo de él que “haría cualquier cosa por dinero”. En el cine, obras como “El Rey de Reyes”, y en el teatro – “Jesucristo super estrella”, entre otras, este carácter es siempre el segundo protagonista, la contraparte del héroe. Su nombre es Judas, pero en el Nuevo Testamento, típicamente se le da un título identificador, de modo que su nombre casi nunca es mencionado sin ese título. Se le llama Iscariote. Judas Iscariote.

¿Qué significa esta palabra? Antes, los eruditos pensaban que guardaba relación con su lugar de origen y señalaban que debería ser el poblado de Kerioth, en Judea. De ser cierto, esto haría de Judas el único discípulo no galileo. A partir de ahí, surgió la especulación de que su acto de traición se explicaba por el hecho de ser “forastero”. La especulación bíblica suele lanzarse a toda carrera con escasos datos reales.

Luego, alguien notó que en el primer siglo la gente no inventaba títulos para designar el lugar de origen. En esos tiempos decían “Jesús de Nazaret”, “Pablo de Tarso” o incluso “Pedro de Betsaida”. Hay sólo dos personas en el Nuevo Testamento que llevan este título descriptivo acompañando sus nombres: Judas Iscariote y María Magdalena. Hoy, el pensamiento común de los estudiosos es que esos títulos no se refieren al origen geográfico sino al carácter. “Magdalena” parece derivar de la palabra “migdal” (escrito “mgdl”, en hebreo), que parece hacer referencia al estatus de María. Migdal, que originalmente significaba “torre”, devino en “grande”, “alto”, “enorme”. De ser así, María Magdalena significaría “María la Grande” o “Gran María”, una idea que abre la puerta a todo tipo de nuevas posibilidades a desarrollar. De “Iscariote”, por su parte, hoy se piensa que procede de la palabra “sicarius”, que literalmente significa “asesino”. “Judas el asesino” sería probablemente la mejor traducción del término. Para el tiempo en que este personaje aparece por primera vez en el Nuevo Testamento, su nombre ya ha sido conectado con la definición de “asesino”. Desde su primera mención, el recuerdo de este hombre no ha sido favorable.

Extrañamente, sin embargo, con todo lo central que fue el rol de este hombre en la historia de Jesús, no hay mención de él en ninguna fuente cristiana escrita hasta el s. VIII de nuestra era. Este hecho con frecuencia causa sorpresa en muchos, pero es verdad. Judas Iscariote hace su primera aparición en el tercer capítulo de Marcos, escrito en el año 72 e.c., unos 42 años después de la crucifixión. Esta referencia inicial está en Marcos 3:19. Marcos está describiendo los inicios del movimiento cristiano. Empieza con Juan Bautista preparando el camino, recibiendo y bautizando a Jesús y dando testimonio de su futura grandeza. Luego Marcos relata la historia del arresto de Juan y señala que, a partir de ese hecho, Jesús asume el liderazgo del movimiento. Luego describe el comienzo del movimiento de Jesús con el llamado a los discípulos y la ejecución de “actos de poder” o milagros que muestran su poderío. Finalmente, de entre un grupo de seguidores, dice que Jesús eligió a doce “para estar con él y ser enviados a predicar y contar con autoridad para expulsar demonios” (Mc. 3:14-15). Luego, Marcos hace una lista de los doce apóstoles, iniciándola con Pedro y dejando para el final a Judas Iscariote, “quien también lo traicionó”. El rol de Judas se expandirá con otros detalles que serán agregados a su vida cuando los demás evangelios fueron escritos – Mateo, en el año 85; Lucas, a comienzos de los 90; Juan, al final del primer siglo. No hay, sin embargo, mención alguna de Judas antes de Marcos. Hay referencias de Pedro y los 12 anteriores a Marcos, las que se encuentran en los escritos de Pablo, quien redactó sus epístolas entre los años 51 y 64, sin que se encuentre en ellas referencia alguna a Judas. ¿Acaso este hecho levanta sospechas acerca de la historicidad de Judas? Puede ser, pero no debemos apresurar conclusiones hasta que tengamos a la vista toda la evidencia disponible.

Hay quienes afirman que el hecho que Pablo no mencione a Judas es un argumento desde la omisión, lo cual nunca es un argumento poderoso. Pablo, sin embargo, no es tan silencioso como parece. Veamos qué dice Pablo que puede ser apropiado para este análisis.

Pablo es el primer escritor cristiano en usar la palabra “traición” en relación con Jesús. Lo hace en la primera carta a los Corintios (11:23-26), que fue escrita alrededor del año 54 e.c., un poco menos de una década antes de la aparición de Marcos. Este texto es uno de los dos, ambos en la misma epístola, en los que Pablo usa palabras similares para introducir lo que dice y reclamar autoridad especial para ello. He aquí, dice, “Yo recibí del Señor lo que también os he entregado” palabras que aseguran la atención de su audiencia. El contenido de ese material era: “que el Señor Jesús, la noche que fue traicionado (la palabra griega es “isparedideto”, que literalmente significa “entregado”), tomó pan y, habiendo dado gracias, lo partió”. Luego, Pablo sigue con la institución de la eucaristía cristiana. Es interesante notar que Pablo no dice quién lo “traicionó” o “entregó”. Por cierto, no hay nada en esta epístola que sugiera que la traición de Jesús fuera obra de uno de “los doce”.

Para fortalecer la idea de que éste no es un argumento basado en el silencio, nos movemos cuatro capítulos más adelante en esta misma carta, 1 Corintios, a la segunda y última vez que Pablo declara estar entregando material autoritativo de importancia original. Esta vez, en 1Corintios 15:3, Pablo escribe: “Os he enseñado como de gran importancia lo que previamente recibí”, y a continuación relata la primera versión de los eventos finales en la vida de Jesús. Describe la crucifixión en una frase: “Murió por nuestros pecados, de acuerdo a las escrituras”. Luego, describe el funeral de Jesús en sólo dos palabras: “fue sepultado”. Y de ahí salta a la experiencia pascual.

Acerca de la resurrección, Pablo dice: “Que fue levantado al tercer día, de acuerdo a las escrituras, y que se apareció a Cefas y luego a los doce” (1Cor. 15:4-5). Noten la palabra en cursiva. Los “doce” incluye a Judas. Pablo está diciendo que tres días después de la crucifixión, los discípulos – los doce – estaban aún intactos. Cuando Mateo escribía a mediados de la novena década, luego de que la historia de Judas Iscariote había ingresado en la tradición, los discípulos eran mencionados como “los once” (Mt. 28:16). Obviamente, parece lógico concluir que Pablo nunca había oído la idea de que uno de los doce había traicionado a Jesús. ¿Significa ésto que la historia de Judas Iscariote fue una adición posterior, quizás mitológica, en la tradición de los evangelios? Ciertamente tal posibilidad queda abierta, pero aún se necesitan más datos antes que esa conclusión empiece a parecer probable. Así que profundicemos la investigación. ¿Es significativo que el nombre del traidor sea Judas? Judas es simplemente la versión griega de Judá, que es el nombre de toda la nación judía. A través de los evangelios hay un intento evidente de trasladar la culpa por la muerte de Jesús de los romanos a los judíos. Esto se ve más claramente en Mateo, cuando Pilatos, el rostro oficial de Roma en Judea, aparece lavándose las manos públicamente y proclamándose “inocente de la sangre de este hombre justo”, sólo para recibir en respuesta el clamor de la multitud judía gritándole “su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos”. Hacer el nombre del traidor idéntico al nombre de la nación también serviría al propósito de transferir la culpa ¿Verdad? Así es como la sospecha sobre la historicidad de Judas Iscariote entra en nuestras mentes y empieza a crecer.

Ahora veamos detalles de la historia de Judas. Marcos, Mateo y Lucas identifican unánimemente a Judas como “uno de los doce”. Marcos dice que las autoridades judías le prometieron un pago pero no especifica su monto. Sólo Mateo lo hace, con las famosas “treinta piezas de plata”. En la Última Cena, Jesús anuncia que “uno de los doce me traicionará”. Todos preguntaron “¿Seré yo?” Marcos no identifica a Judas. Mateo, sin embargo, nos muestra a Jesús respondiendo la pregunta de Judas con las palabras “tú lo has dicho”. Juan hace decir a Jesús: “a quien yo le de el pan mojado, ese es”. Luego mete el pan en la fuente y se lo ofrece a Judas. En Juan, Judas se hunde inmediatamente en la noche. Todos los evangelios coinciden en que el acto de la traición es un beso. Sólo Mateo, sin embargo, cuenta la historia del arrepentimiento de Judas y su intento por devolver el dinero. Ante el rechazo recibido, Judas arroja las monedas al interior del templo. También sólo Mateo cuenta la historia de Judas saliendo y colgándose. Lucas, en el Libro de los Hechos, insinúa una muerte bien diferente para Judas. En su relato, un Judas nada arrepentido va a inspeccionar el campo comprado con el dinero recibido, dice Lucas: “cayó de cabeza y se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron” (Hch. 1:18). Eso no es el resultado de un colgamiento. Cada evangelio predice un terrible fin para el traidor e incluso es llamado ladrón en el cuarto evangelio. A medida que pasan los años, Judas se torna más y más malo.

De modo que los detalles bíblicos concernientes a Judas revelan que la historia de uno de los doce traicionando a Jesús es una tradición desarrollada posteriormente. Y le dieron al traidor el nombre de la nación sobre la que quieren poner la culpa por la muerte de Jesús. Y lo pintan con colores oscuros mientras buscan blanquear o exonerar a Pilatos. ¿Hay aquí algo que va más allá de la historia recordada?

¿Será posible que la historia de Judas Iscariote sea parte de una mitología en desarrollo? ¿Es Judas una persona real o es un carácter literario desarrollado posteriormente? Conservemos estas preguntas en la mente. Seguiremos en este tema con más evidencia bíblica en la próxima columna.

John Shelby Spong

© www.progressivechristianity.com, vía Fuente Adulta

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Jueves Santo

Jueves, 18 de abril de 2019
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Hermanos y hermanas, para Jesús la entrega de la vida no es un acto heroico o de consumo personal, sino un humilde y fraterno servicio. El sentido de su gesto debe de ser una pauta de comportamiento para nosotros, sus seguidores. Oremos.

Jesús, queremos sentirnos y vivirnos como hermanos y hermanas.

• Padre bueno, que el mensaje y el testimonio de tu Iglesia no busque asegurar privilegios sino servir a los más necesitados sin excluir a nadie.

Jesús, queremos sentirnos y vivirnos como hermanos y hermanas.

• Padre bueno, que los creyentes redescubramos el don incomparable de celebrar la Eucaristía: el amor de tu hijo Jesús hecho entrega por cada uno de nosotros y nostras.

Jesús, queremos sentirnos y vivirnos como hermanos y hermanas.

• Padre bueno, que nuestra dinámica de vida sea servirnos mutuamente con sencillez, de igual a igual, únicamente movidos y alentados por el amor gratuito que de ti recibimos cada día.

Jesús, queremos sentirnos y vivirnos como hermanos y hermanas.

• Padre bueno, que todos los hombres y mujeres que entregan su vida día a día en el servicio a los más desfavorecidos se sientan sostenidos por tu amor y reciban nuestro reconocimiento y agradecimiento.

Jesús, queremos sentirnos y vivirnos como hermanos y hermanas.

• Padre bueno, danos la paz, el don de la fraternidad, que seamos capaces de convivir sin dominar unos sobre otros, acogiendo a todos como hermanos, en igualdad.

Jesús, queremos sentirnos y vivirnos como hermanos y hermanas.

Padre bueno, en éste día que te celebramos como servidor de todos, concédenos la gracia de vivir con humildad, gastando nuestra vida en favor de los más pobres. Te damos las gracias por tu hijo Jesús, nuestro Señor y Maestro.

Vicky Irigaray

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Mi Cuerpo es Comida

Jueves, 29 de marzo de 2018
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Mis manos, esas manos y Tus manos

hacemos este Gesto, compartida

la mesa y el destino, como hermanos.

Las vidas en Tu muerte y en Tu vida.

Unidos en el pan los muchos granos,

iremos aprendiendo a ser la unida

Ciudad de Dios, Ciudad de los humanos.

Comiéndote sabremos ser comida,

EI vino de sus venas nos provoca.

El pan que ellos no tienen nos convoca

a ser Contigo el pan de cada día.

Llamados por la luz de Tu memoria,

marchamos hacia el Reino haciendo Historia,

fraterna y subversiva Eucaristía.

*

Pedro Casaldáliga

(en su 90 cumpleaños)

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"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , ,

Jueves Santo: “Los amó hasta el extremo”

Jueves, 29 de marzo de 2018
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(Robert Recker gay Passion of Christ)

Éxodo 12,1-8.11-14

Prescripciones sobre la cena pascual

En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto:

“Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: “El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayáis comido.

Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, comeréis panes sin fermentar y verduras amargas. Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el paso del Señor. Esta noche pasaré por todo el país de Egipto, dando muerte a todos sus primogénitos, de hombres y de animales; y haré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre será vuestra señal en las casas donde estéis: cuando vea la sangre, pasaré de largo; no os tocará la plaga exterminadora, cuando yo pase hiriendo a Egipto. Este día será para vosotros memorable, en él celebraréis la fiesta del Señor, ley perpetua para todas las generaciones.“”

*

Salmo responsorial: 115

El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo.

¿Como pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. R.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
hijo de tu esclava;
rompiste mis cadenas. R.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo. R.

*

1Corintios 11,23-26

Cada vez que coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor

Hermanos:

Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido:

Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo:

– “Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.”

Lo mismo hizo con él cáliz, después de cenar, diciendo:

“Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.”

Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

*

Juan 13,1-15

Los amó hasta el extremo

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo:

“Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?”

Jesús le replicó:

“Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.”

Pedro le dijo:

“No me lavarás los pies jamás.

Jesús le contestó:

“Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.

Simón Pedro le dijo:

“Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.”

Jesús le dijo:

“Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos.”

Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: “No todos estáis limpios.

Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo:

“¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.”

***

Homilía de Monseñor Romero sobre los textos litúrgicos de hoy (23 de marzo de 1978)

***

Queridos hermanos:

Con esta ceremonia en honor de la institución de la Eucaristía se inicia lo que litúrgicamente se llama el Solemne Triduo Pascual. Tres días para celebrar el acontecimiento religioso cristiano más grande de la historia y naturalmente, del año litúrgico. San Agustín llamaba a este triduo: la fiesta de la Pasión, la muerte y la resurrección del Señor. Esta noche, pues, es como una síntesis, como un resumen de toda la Pascua que estamos celebrando. Para comprenderlo, las lecturas de hoy nos han colocado en una historia vieja de Israel que desemboca en Cristo Nuestro Señor y que El, Cristo, la encarga a su Iglesia para que la lleve hasta la consumación de los siglos.

He aquí tres pensamientos de esta noche santísima del jueves Santo: una historia de Israel.

Un Cristo que la encarna

Y una prolongación eucarística hasta la consumación de los siglos.

1 º UNA HISTORIA DE ISRAEL

La vieja historia nos la ha contado el libro del Exodo que se acaba de leer. Los judíos celebraban en esta luna llena del mes de Nisan, un mes hebreo que coincide con nuestro marzo-abril. “Este será el primer mes del año -les había dicho- celebraréis la Pascua”. La Pascua era la celebración de dos grandes ministerios del Viejo Testamento: la liberación de Egipto y la Alianza con el Señor. Pascua y Alianza. La Pascua era aquel momento en que los israelitas esclavizados por el Faraón en Egipto no podían salir hasta en la décima plaga terrible, que consistió en que todos los primogénitos de Egipto iban a morir esa noche. Y para que se libraran las familias hebreas Dios les dijo, por medio de Moisés, que mataran un cordero y que con su sangre marcaran los dinteles de las puertas porque esa noche iba a pasar el ángel. El paso del ángel, eso quiere decir la Pascua: el paso de Dios que para los egipcios va a ser castigo y para Israel va a ser liberación.

Y aquella noche, mientras los egipcios lloraban a sus primogénitos que morían, los israelitas marcados con la sangre del cordero, salían de la esclavitud todas las familias para atravesar el desierto y encaminarse hacia la tierra prometida. Todos los años celebraban algo así como nuestro 15 de septiembre, la fiesta de la emancipación, la fiesta de la libertad, la fiesta en que Dios pasó salvando a Israel. Y al mismo tiempo que hacían actualidad esta fiesta del pasado, recordaban que había una alianza entre Dios y aquel pueblo, por la cual Israel se comprometía a respetar la ley de Dios y Dios se comprometía a proteger de manera especial a ese pueblo. La Pascua y la Alianza encontraron eco en fiestas que ya se celebraban entre los pastores pero que a través de estas revelaciones y de estos signos, tenían ya un sentido de profecía. La Pascua y la Alianza iban a encontrar una personificación cuando el más grande de los judíos, el nacido de Abraham, de David, de la descendencia santa de Israel, va a celebrar la Pascua.

Esta noche, Cristo Nuestro Señor, como buen israelita, con su grupo de israelitas que eran los apóstoles formando una familia, mandaron también a matar su corderito para comerlo en la noche del jueves Santo como lo comían todas las familias de Israel, recordando la vieja historia de la liberación y de la Alianza. ¡Cómo bullían en la mente de Cristo tantos recuerdos de la historia sagrada, cómo se hacían presente en la vida del Señor esta noche de emociones profundas toda la historia de Israel! No ha habido un patriota con más cariño a su pueblo, y a su tierra, y a sus costumbres, que Nuestro Señor Jesucristo. Cuando queramos ser auténticos salvadoreños miremos a Cristo que fue el auténtico patriota que vio la historia de su pueblo, que sintió como suya y como presente la esclavitud de Egipto, y vivió con agradecimiento a Dios la libertad y la alianza entre Dios y el pueblo.

Todo eso había en el corazón de Cristo esta noche de tantos recuerdos. Pero que para El significaba un misterio especial.

2º. UN CRISTO QUE SE ENCARNA

Este es el segundo pensamiento de esta noche: Cristo encarna toda la historia de la salvación. Le habla dicho Cristo a la samaritana: “Y llega el tiempo en que ni en Jerusalén ni en este monte se ha de adorar a Dios porque Dios busca adoradores en espíritu y en verdad”. Habla dicho Cristo en estos días y había sido una de las acusaciones mas graves en el tribunal de esta noche ante el Sanedrín. “Ha dicho que va a destruir el templo y que lo va a reedificar en tres días”. Y el evangelio aclara: lo que había dicho es destruir este templo que era su cuerpo porque su cuerpo era el templo donde se daba cita la alianza, la victoria de Dios, la libertad del pueblo de Israel. El era templo, víctima, sacerdote, altar. El es todo para la redención. En Cristo Nuestro Señor se encarna toda la gratitud del pueblo israelita a su Dios que lo ha liberado. En Cristo Nuestro Señor se encarna toda la esperanza patriótica de Israel, toda la esperanza de los hombres. Cristo Nuestro Señor siente esta noche que El es el cordero que quita los pecados del mundo, que es su sangre la que va a marcar de libertad el corazón del hombre que quiera ser verdaderamente libre. El es el sacerdote que eleva ya desde esta noche, la adoración al Padre y trae del Padre el perdón, las bendiciones a su pueblo. Leer más…

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Jueves Santo, huella y camino de amor: La próxima Copa en el Reino

Jueves, 29 de marzo de 2018
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imagesDel blog de Xabier Pikaza:

Jesús ha sabido beber y ha bebido la Copa del Reino, con sus seguidores y amigos, a quienes ha invitado al banquete de su vida. Desde ese fondo se entiende su gesto y entrega de amor hasta la muerte.

Él ha muerto, en el sentido antiguo (le han matado), pero ha empezado a vivir de un modo nuevo más alto. corazón de amor en la arena de la gran Playa del Mundo, abierta a todos los mares de la vida.

Sintiéndose amenazado, sabiendo que su anuncio y camino de Evangelio culminaba, Jesús quiso beber con sus amigos el vino del gozo compartido, desde esta ribera, junto al mar de todos, abierto a sus olas, prometiendo que la próxima vez lo bebería con ellos en el Reino.

29594654_956733327837193_3573620807152640304_n— Éste es el sentido del texto central del Jueves Santo: “La próxima copa en el Reino”: Al acabar su camino en el mundo antiguo, Jesús nos invita a la “nueva copa de Dios”, que es nuestra vida (nuestra herencia).

— Esperando esa copa vivimos y bebemos, compartiendo la Eucaristía del camino, el signo supremo de la comunión: Vivir unos con otros (en los otros), sabiendo que esa misma comunión de amor es Dios.

— Por eso, el Jueves Santo es el día del amor fraterno, que es, al mismo tiempo, materno y paterno, filial y de amistad, amor enamorado y solidario, revelación de Dios, allí donde culmina el camino de Jesús y se abre a todos los hombres y mujeres.

29543277_956733124503880_6871875677606237905_nÉste es el principio y sentido del Jueves Santo, la raíz y sentido del amor cristiano, universal, gozoso… pues la copa final queda siempre pendiente para el Reino, pero el camino podemos y debemos recorrerlo, dejando nuestras huellas bien plantadas en la arena del reloj de la vida, que es Dios.

“Logion” o texto escatológico. El vino del reino.

Uno de los textos más misteriosos y profundos del evangelio es aquel donde Jesús, en su cenal final, de despedida, dice a sus discípulos que no beberá ya más vino en este mundo viejo… porque la próxima copa con ellos será la del Reino.

Por eso, el Jueves Santo es para los cristianos el día del Vino. Éste es el día del amor que se expresa del modo más perfecto por eel vino. “En verdad os digo, que ya no volveré a beber del fruto de la vid hasta que beba (con vosotros) el vino nuevo del Reino” (Mc 14,25). Esta palabra tiene dos elementos, implicados:

Mc 14, 25a par. Voto de abstinencia: «En verdad os digo, que ya no volveré a beber del fruto de la vid…». Como he puesto de relieve en mi comentario de Marcos, este logion (pasaje) vincula dos elementos:
(1) Jesús hace un voto de renuncia, comprometiéndose a no tomar más vino mientras siga existiendo el mundo actual.
(2) Jesús hace un voto de abundancia: promete a los suyos el vino del Reino.

evangelio-de-marcosEl texto comienza de un modo elevado (en verdad os digo…), y sigue con una triple negación (que ya no beberé: ouketi ou mê…), que debe interpretarse como juramento o voto sagrado, en el que el mismo Dios actúa como testigo, en fórmula que podría traducirse: «así me haga Dios en el caso de que…».

En el momento más solemne de su vida, rodeado por sus discípulos, tomando con ellos la última copa, Jesús se compromete a no beber más hasta que llegue en plenitud el Reino que él ha prometido e iniciado (cf. Mc 9, 1; 13, 30). Este juramento puede interpretarse como voto de abstinencia escatológica, en línea de compromiso total, de tal manera que, de ahora en adelante, Jesús puede presentarse como nazareo (voluntario) del Reino de Dios.

El vino (con el pan) ha sido un signo importante de su vida y esperanza. Lógicamente, al acercarse el momento decisivo, Jesús proclama que ya no beberá más vino en este mundo viejo, en este orden de cosas (pues podrán matarle), pero añade que llega (se está acercando de inmediato) el reino.

Mc 14, 25b. Vino nuevo del Reino. Jesús promete abstenerse de beber vino “hasta que beba (con vosotros) el vino nuevo del Reino”. Eso significa que ha puesto su destino al servicio de la viña de Dios, es decir, de la plenitud escatológica. Con el “vino de este mundo”, en la fiesta de su despedida (entrega), ha prometido a sus amigos el “vino nuevo” (es decir, el vino de la nueva cosecha del Reino).

Este juramento escatológico deriva de todo su camino de evangelio: Jesús ha ofrecido su mesa (pan y peces) a los marginados y pobres, a los publicanos y multitudes. Ahora, en el momento final, asumiendo y recreando la mejor tradición israelita, él declara y proclama delante de sus amigos que ha cumplido su camino, ha terminado su tarea: sólo queda pendiente la respuesta de Dios, el vino del “año nuevo”, la fiesta del Reino.

Así pasa del “vino viejo” de esta fiesta de despedida (que el ritual de la institución eucarística interpreta como sangre de alianza: Mc 14, 23-24) al “vino nuevo” de la promesa de culminación mesiánica: al beber así la última copa (copa vieja), en compañía de sus discípulos, Jesús les está invitando a tomar la “nueva copa” en el Reino, es decir, en la vida compartida para siempre.

Entendido de esta forma, este logion desborda el nivel de los elementos centrales de la pascua judía (pan sin levadura, hierbas amargas o cordero sacrificado), abriéndose a la nueva tierra y vino del Reino.

Recordando esa palabra sobre el vino, la tradición evangélica sabe que Jesús se ha mantenido fiel a su proyecto de Reino, hasta la muerte. Sin esa “fidelidad” hubiera sido imposible el camino posterior del evangelio (el nacimiento de la Iglesia). Pues bien, esa fidelidad se inscribe en un contexto de “negación” de los discípulos que, en el momento decisivo, no han querido (o no han podido) aceptar el proyecto de Jesús, abandonándole y dejándole a solas con la muerte. En este mismo contexto se sitúa el relato de la “fundación eucarística” (Mc 14, 22-24 par).

Vino. La tradición de la entrega.

Junto al logion anterior (del vino), la tradición de Jueves Santo ha trasmitido la palabra de Jesús sobre el pan y el vino, es decir, la eucaristía. En su forma actual, el relato eucarístico consta de dos signos, uno de pan, otro de vino (cf. Mc 14, 22-24), que, al unirse, forman el mejor retrato de Jesús, hombre del pan compartido con los pobres (con todos), hombre del vino de la fiesta del Reino.

a. La bendición del vino

Tal como ha sido narrado por Marcos, ese signo del vino (Mc 14, 23-24 par: Mt 26, 26-0; Lc 22, 152º y 1 Cor 11, 23-25), que concretiza y desarrolla el sentido del “logion escatológico” del texto que acabo de explicar (Mc 14, 25), incluye tres momentos:

1. Tomó una copa (potêrion).
La copa es señal de agradecimiento (eukharistía). Mientras un grupo de hombres y/o mujeres sean capaces de beber juntos una copa podrán dar gracias a Dios, no están abandonados sobre un mundo adverso. El mismo vino, fruto de la tierra y del trabajo humano, es para ellos un signo del cuidado de Dios, expresión del valor de la vida. Jesús no ofrece a sus discípulos una sesión de ayuno, hierbas amargas, en plano de sudores, sino el más gozoso y bello producto de la tierra mediterránea. Leer más…

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Mt 6: Ha culminado el amor, Jueves Santo (Mt 25, 31-46)

Jueves, 29 de marzo de 2018
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29062647_947728382071021_2766847485168511070_nDel blog de Xabier Pikaza:

Varias veces he presentado en este blog la liturgia del Jueves Santo, con sus diversos elementos:

Última Cena, gran despedida: Testamento de Jesús.

Lavatorio de pies, servicio mutuo: Amor universal

Mandato cristiano: el ministerio universal de Cristo,nuevo sacerdocio (como aparece en la primera imagen de las catacumbas)

Este año quiero hacerlo siguiendo el esquema del Curso de Mateo, con la lectura central del juicio en amor, conforme al pasaje clave: Mt 25, 31-46.

A la caída de la tarde nos examinarán en el Amor, Amor que es Dios, revelado en Cristo, por la Cena y la Eucaristía, Amor que es Dios, la Vida en Plenitud. Ésta es la tarde de la vida, el Jueves Santo, un día para descubrir y celebrar el amor.

29572434_956151161228743_263728227188611592_nMás de una vez he celebrado el Jueves Santo meditando este pasaje y descubriendo que Dios se ha hecho en Jesús hambriento y sediento de amor, exilado y desnudo en la tierra, herido, encarcelado. Con este pasaje de evangelio introduce Mateo su “semana santa”, ofreciendo sentido y las implicaciones, el don y tarea del Jueves Santo de la vida.

Acompañar a Jesús en ese camino de Vida, ser y vivir (en) con él. Este es el principio y meta de la vida en Cristo, que aparece caminando con su Cáliz de Vino (invitando al amor) por las calles de la ciudad.

Que esta lectura (os) nos ayude a celebrar el Amor, es decir, el Jueves Santo.

Mt 25, 31-46. Una lectura adecuada para la Última Cena

Jesús ha sido el gran sediento de amor, dejándose querer y queriendo a corazón entero. Así le vemos en esa parábola hambriento de amor en todos los hambrientos…

evangelio-de-mateoEn esta “parábola” culminan del evangelio de Mateo, desde una perspectiva de revelación de Dios y juicio de los hombres. Algunos rasgos de esa revelación y juicio pueden encontrarse no sólo en Israel, sino en otras naciones y culturas cercanas y lejanas (de Mesopotamia a Grecia, de Egipto a China…). Pero en su conjunto, tal como aparece dentro de Mateo, esta parábola ofrece un mensaje único, y ha marcado no sólo la visión del cristianismo, sino de toda la cultura de occidente (y del mundo). Ésta es la gran parábola del día del amor fraterno, es decir, del Jueves Santo.

[Parábola] 25 31 Pues cuando venga el Hijo del Hombre en su gloria, y todos los ángeles con Él, entonces se sentará en el trono de su gloria; 32 y serán reunidas delante de Él todas las naciones; y separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras. 33 Y colocará las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
[Salvación] 34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui extranjero y me acogisteis; 36 estaba desnudo y me vestisteis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí…

1. Un texto de juicio, revelación de la verdad

Mt 25, 31-46 es un texto de juicio, elaborado desde una perspectiva israelita de pacto, un juicio que invierte la forma normal de interpretar la vida, poniendo en el centro el derecho de los pobres, en clave de misericordia creadora. Es una obra cumbre de la tradición judía, en línea de apertura universal (sin referencia a Israel, ni a su Ley, ni a Jesús), identificando a Dios (a su representante) con los necesitados:

‒ Este pasaje responde al mensaje de Jesús, que había vinculado su Reino con el juicio que ha de aplicarse a todos, partiendo de la misericordia de Dios, la curación de los enfermos y la salvación de los hombres. En esa línea, el mismo Jesús o sus seguidores inmediatos han podido afirmar que Dios se identifica con los pequeños y los pobres, con quienes sufre y a quienes ofrece salvación.

‒ Este pasaje responde al mensaje de Mateo, con rasgos de “derecho escatológico” (Lc 12, 8-9; Mc 8, 38), expresado en la figura del Hijo del hombre, que, por un lado, comparte la suerte de los pobres (con quienes se identifica) y, por otro, les juzga según la manera que ellos han tenido de tratarles. En esa línea podemos afirmar que ha sido formulado en su sentido actual por una iglesia judeocristiana como la de Mateo.

Mt 25, 31-46 está poderosamente influido por las estructuras del pacto, es decir, de la vinculación del Mesías de Dios con los pobres y por la manera en que Dios ha de juzgar a los poderosos, por su forma de servir o no servir a los necesitados. (a) En esa línea, Jesús, el Emmanuel, Dios con nosotros (1, 23), aparece por un lado como el pobre por excelencia, pues ha compartido con los hombres hambre y sed, exilio y enfermedad. (b) Pero, al mismo tiempo, él se presenta, como aquel que ayuda a los pobres (pequeños, enfermos, hambrientos, excluidos). Leer más…

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El amor manifestado en Jesús es el Ágape.

Jueves, 29 de marzo de 2018
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os_he_dado_ejemploJn 13,1-15

El tema central del Triduo Pascual es el AMOR. El Jueves se manifiesta en los gestos y palabras que lleva a cabo Jesús en la entrañable cena. El Viernes queda patente el grado supremo de amor al dar la vida por no renunciar al bien del hombre. El Sábado celebramos la Vida que surge de ese Amor incondicional. En la liturgia de estos días intentamos manifestar, de manera plástica, la realidad del amor supremo que se manifestó en Jesús. Lo importante no son los ritos, sino el significado que éstos encierran.

La liturgia del Jueves Santo está estructurada como recuerdo de la última cena. La lectura del evangelio de Jn nos debe hacer pensar; se aparta tanto de los sinópticos que nos llama la atención que no mencione la fracción del pan, pero en su lugar, nos narra una curiosa actuación de Jesús que nos deja desconcertados. Si el gesto sobre el pan y el vino tuvo tanta importancia para la primera comunidad, ¿por qué lo omite Juan? Y si realmente Jesús realizó el lavatorio de los pies, ¿por qué no lo mencionan los tres sinópticos?

No es fácil resolver estas cuestiones, pero tampoco debemos ignorarlas o pasarlas por alto a la ligera. Seguiremos haciendo sugerencias, mientras los exégetas no lleguen a conclusiones  más o menos definitivas. Sabemos que fue una cena entrañable, pero el carácter de despedida se lo dieron después los primeros cristianos. Seguramente en ella sucedieron muchas cosas que después se revelaron como muy importantes para la primera comunidad. El gesto de partir el pan y de repartir la copa de vino era un gesto normal que el cabeza de familia realizaba en toda cena pascual. Lo que pudo añadir Jesús, o los primeros cristianos, es el carácter de símbolo de lo que en realidad fue la propia vida de Jesús.

El gesto de lavar los pies era una tarea exclusiva de esclavos. A nadie se le hubiera ocurrido que Jesús la hiciera si no hubiera acontecido algo similar. Es una acción más original y de mayor calado que el partir el pan. Seguramente, en las primeras comunidades se potenció la fracción del pan, por ser más sencilla. Poco a poco se le iría llenando de contenido sacramental hasta llegar a significar la entrega total de Jesús. Pero esa misma sublimación llevaba consigo un peligro: convertirla en un rito estereotipado que a nada compromete. Aquí veo yo la razón por la que Jn se olvida de la fracción del pan. La explicación que da de la acción, lleva directamente al compromiso con los demás y no es fácil escamotearla.

Parece demostrado que, para los sinópticos, la Última Cena es una comida pascual. Para Jn no tiene ese carácter. Jesús muere cuando se degollaba el cordero pascual, es decir el día de la preparación. La cena se tuvo que celebrar la noche anterior. Esta perspectiva no es inocente, porque Jn insiste, siempre que tiene ocasión, en que la de Jesús es otra Pascua. Identifica a Jesús con el cordero pascual, que no tenía carácter sacrificial, sino que era el signo de la liberación. Jesús el nuevo cordero, es signo de la nueva liberación.

Los amó hasta el extremo. Se omite toda referencia de lugar y a los preparativos de la cena. Va directamente a lo esencial. Lo esencial es la demostración del amor. “Hasta el extremo” (eis telos) = en el más alto grado, hasta alcanzar el objetivo final. Manifestó su amor durante toda su vida, ahora va a manifestarse de una manera total y absoluta. “Había amado… y demostró su amor hasta el final”, dos aspectos del amor de Dios manifestado en Jesús: amor y lealtad, (1,14) amor que no se desmiente ni se escatima.

Dejó el manto y tomando un paño, se lo ató a la cintura. No se trata en Jn de la cena ritual pascual, sino de una cena ordinaria. Jesús no celebra el rito establecido, porque había roto con las instituciones de la Antigua Alianza. Dejar el manto significa dar la vida. El paño (delantal, toalla) es símbolo del servicio. Manifiesta cuál debe ser la actitud del que le siga: Prestar servicio al hombre hasta dar la vida como Él. Jn pinta un cuadro que queda grabado para siempre en la mente de los discípulos. Esa última acción de Jesús, tiene que convertirse en norma para la comunidad. El amor es servicio concreto y singular a cada persona.

Se puso a lavarles los pies y a secárselos con la toalla. El lavar los pies era un signo de acogida o deferencia. Solo lo realizaban los esclavos o las mujeres. Lavar los pies en relación con una comida, siempre se hace antes, no durante la misma. Esto muestra que lo que Jesús hace no es un servicio cualquiera. Al ponerse a los pies de sus discípulos, echa por tierra la idea de Dios creada por la religión. El Dios de Jesús no actúa como Soberano, sino como servidor. El verdadero amor hace libres. Jesús se opone a toda opresión. En la nueva comunidad todos deben estar al servicio de todos, imitando a Jesús. La única grandeza del ser humano es ser como el Padre, don total y gratuito para los demás.

¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Esta explicación, que el evangelista pone en boca de Jesús, nos indica hasta qué punto es original esa actitud. Retomó el manto pero no se quita el delantal. Se recostó de nuevo, símbolo de hombre libre. El servicio no anula la condición de hombre libre, al contrario, da la verdadera libertad y señorío. La pregunta quiere evitar cualquier malentendido. Tiene un carácter imperativo. Comprended bien lo que he hecho con vosotros, porque éstas serán las señas de identidad de la nueva comunidad.

Vosotros  me  llamáis  “Maestro” y “Señor” y decís bien porque lo soy. Jn es muy consciente de la diferencia entre Jesús y ellos. Lo que quiere señalar es que esa diferencia no crea rango de ninguna clase. Las dotes o funciones de cada uno no justifican superioridad alguna. Los hace iguales y deben tratarse como iguales. La única diferencia es la del mayor o menor amor manifestado en el servicio. Esta diferencia nunca eclipsará la relación personal de hermanos, todo lo contrario, a más amor más igualdad, más servicio.

Pues si yo os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros. Reconoce los títulos, pero les da un significado completamente nuevo. Es “Señor”, no porque se imponga, sino porque manifiesta el amor, amando como el Padre. Su señorío no suprime la libertad, sino que la potencia. El amor ayuda al ser humano a expresar plenamente la vida que posee. Llamarle Señor es identificarse con él, llamarle Maestro es aprender de él, pero no doctrinas sino su actitud vital. Sienten la experiencia de ser amados, y así amarán con un amor que responde al suyo.

Os dejo un ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis. Los sinópticos dicen, después de la fracción de pan: “Haced esto para acordaros de mí”. Es exactamente lo mismo, pero en el caso del lavatorio de los pies, queda mucho más claro el compromiso de servir. Lo que acaba de hacer no es un gesto momentáneo, sino una norma de vida. Ellos tienen que imitarle a él como él imita al Padre. Ser cristiano es imitar a Jesús en un amor que tiene que manifestarse siempre en el servicio a todos los hombres.

Es una pena que una vivencia tan profunda se haya reducido a celebrar hoy el día de la caridad. Tranquilizamos nuestra conciencia con un donativo de algo externo a nosotros, siempre de lo que me sobra, o por lo menos, que en nada compromete mi nivel de vida. Podemos aceptar que no somos capaces de seguir a Jesús, pero no tiene sentido engañarnos a nosotros mismos con ridículos apaños. Celebrar la eucaristía es comprometerse con el gesto y las palabras de Jesús. Él fue pan partido y preparado para ser comido. Él fue sangre (vida) derramada para que todos los que encontró a su paso la tuvieran también. Jesús promete y da Vida definitiva al que es capaz de seguirle por el camino que nos marcó. La misma Vida de Dios, la comunica a todo el que acepta su mensaje. No al que es perfecto, sino al que, con autenticidad, se esfuerza por imitarle en la preocupación por el hombre.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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Jueves Santo 2018. 29 marzo, 2018

Jueves, 29 de marzo de 2018
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pascua2018
Dios está aquí y yo no lo sabía.

Jacob es un personaje del libro del Génesis, un patriarca. Hijo de Isaac y hermano de Esaú. Esaú era el primogénito pero Jacob, con astucia y mentiras, despoja a su hermano de todos sus derechos. Esto provoca, naturalmente, el enfado de Esaú y Jacob tiene que huir. En su huida se encuentra con Dios en Betel (ahora hablaremos detenidamente de este lugar). Este encuentro es importante para Jacob pero no lo transforma. Después del encuentro se refugia en casa de su tío y prueba su propia medicina. Jacob saborea la mentira, el engaño de su tío Labàn. Durante 14 años Jacob servirá a Labàn antes de regresar a su casa y en el camino de vuelta se encuentra de nuevo con Dios, en Penuel y aquí sí, Jacob es transformado.

Podemos decir que Jacob vive una conflictiva e intensa experiencia de Dios.

Comienza robando el lugar de su hermano en la familia, huye para salvar su vida y retener la herencia sustraída con engaño. Pero su camino más que un viaje físico se convierte en un itinerario espiritual. Dios lo envuelve en su misterio y lo recrea en su amor. Dios lo espera en cada esquina, en cada acción sosteniéndolo y reconduciéndolo, esperando pacientemente que deje de sostenerse en sí mismo para abrazarse a él.

BETEL

Jacob salió de Berseba y se dirigió a Jarán. Acertó a llegar a un lugar; y como se había puesto el sol, se quedó allí a pasar la noche. Tomó una piedra del lugar, se la puso como almohada y se acostó en aquel lugar. Tuvo un sueño: una rampa, plantada en tierra, tocaba con el extremo el cielo. Mensajeros de Dios subían y bajaban por ella. El Señor estaba en pie sobre ella y dijo: —Yo soy el Señor, Dios de Abrahán tu padre y Dios de Isaac. La tierra en que yaces te la daré a ti y a tu descendencia. Tu descendencia será como el polvo de la tierra; te extenderás a occidente y oriente, al norte y al sur. Por ti y por tu descendencia todos los pueblos del mundo serán benditos. Yo estoy contigo, te acompañaré adonde vayas, te haré volver a este país y no te abandonaré hasta cumplirte cuanto te he prometido. Despertó Jacob del sueño y dijo: —Realmente el Señor está en este lugar y yo no lo sabía. Y añadió aterrorizado: —¡Qué terrible es este lugar! Es nada menos que Casa de Dios y Puerta del Cielo. Jacob se levantó de mañana, tomó la piedra que le había servido de almohada, la colocó a modo de estela y derramó aceite en la punta. Y llamó al lugar Casa de Dios –la ciudad se llamaba antes Luz–. Jacob pronunció un voto: —Si Dios está conmigo y me guarda en el viaje que estoy haciendo y me da pan para comer y vestido con que cubrirme, y si vuelvo sano y salvo a casa de mi padre, entonces el Señor será mi Dios, y esta piedra que he colocado como estela, será una casa de Dios y te daré un diezmo de todo lo que me des.  (Gn 28, 10-22)

Betel es el eje de todo su camino, es donde recibe las promesas y adonde volverá para confesar la fidelidad de Dios. Tras su huida de la casa paterna Jacob experimenta la soledad, el miedo y en la noche Dios le hace sentir su presencia para regalarle lo que él había robado. Pero esto solo es el comienzo porque el regalo divino ha de ser acogido como don, pero Jacob todavía sigue mirándose a sí mismo. Dios se hace su compañero de camino y lo invita a un viaje hacia el interior. La debilidad de Jacob es el punto de partida para un encuentro liberador y rehabilitador de su persona. Dios le muestra su proyecto, pero lo impulsa a recrearlo y a hacerlo el centro de su existencia.

Jacob se sobrecoge ante el misterio de Dios que se le hace presente pero todavía duda, necesita confirmaciones que le aseguren que la revelación de Dios se cumplirá. En un sueño, el Dios de sus antepasados le hace la promesa sobre su futuro y sobre su presente, recibe de Dios asistencia y fidelidad. Él, por su parte, se compromete a hacer de Betel un santuario para el Señor, y sella este compromiso con un gesto simbólico: levanta la piedra y la unge. Es decir, derrama aceite sobre la piedra, de manera que esa piedra queda consagrada, queda convertida en altar.

Cada una de nosotras tenemos, en nuestro itinerario personal esos altares, esos lugares sagrados en los que nos hemos encontrado con Dios. Una mirada, una palabra, una persona, un atardecer… cada una de nosotras tenemos lugares, objetos o personas que se han convertido en altares porque nos han hecho descubrir que “Dios estaba AQUÍ”.

PENUEL

Pero volvamos con Jacob. Después de su encuentro con Dios su vida cambia, descubre una Presencia que lo acompaña, lo cuida y lo bendice, pero él todavía no ha aprendido a abandonarse. Jacob ha vivido importantes experiencias en casa de Labán. Se ha hecho rico, ha negociado y no ha dejado de ponerse a él el primero en todos los acontecimientos. Ahora, de regreso a su tierra natal, Dios vuelve a buscarlo y lo reta a un encuentro cara a cara con él.

Todavía de noche se levantó, tomó a las dos mujeres, las dos criadas y los once hijos y cruzó el vado del Yaboc. A ellos y a cuanto tenía los hizo pasar el río. Y se quedó Jacob solo. Un hombre peleó con él hasta despuntar la aurora. Viendo que no le podía, le golpeó la cavidad del muslo; y se le quedó tiesa a Jacob la cavidad del muslo mientras peleaba con él. Dijo: —Suéltame, que despunta la aurora. Pero Jacob respondió: —No te suelto si no me bendices. Le dijo: —¿Cómo te llamas? Contestó: —Jacob. Repuso: —Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con dioses y hombres y has podido. Jacob a su vez le preguntó: —Dime tu nombre. Contestó: —¿Por qué preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. Jacob llamó al lugar Penuel, diciendo: —He visto a Dios cara a cara, y he salido vivo. Salía el sol cuando atravesaba Penuel; y marchaba cojeando –por eso los israelitas no comen el tendón del muslo de la cavidad del muslo hasta hoy, porque Jacob fue herido en la cavidad del muslo, en el tendón del muslo–.  (Gn 32, 23-33)

Jacob sigue sin estar contento consigo mismo, necesita reconciliarse con su pasado y de nuevo en la noche se experimenta solo y débil, con miedo a las represalias de su hermano y con un futuro incierto. El río que ha de traspasar se convierte en la frontera simbólica del cambio existencial que necesita dar a su vida. Penuel es el lugar de encuentro “cara a cara” con Dios. El encuentro se presenta como una lucha, un desafío. Al comienzo Jacob no sabe con quién lucha, pero el combate hasta el amanecer le va revelando de quién se trata. Dios lo coge por sorpresa, no le da tiempo a planear una estrategia y Jacob siente la amenaza, pero a la vez también la atracción. Hay certezas, pero a la vez oscuridad. Jacob lucha con Dios, pero en realidad lucha consigo mismo con su egoísmo, con su mentira, con el miedo a perder el control. El Señor le obliga a confesar su nombre, es decir, su pecado, su forma de ser y de actuar. El nombre de Jacob significa el suplantador. Tras la noche Jacob es una persona nueva, se ha dejado conquistar por Dios y recibe un nombre nuevo: Israel, símbolo de su nueva existencia marcada por la debilidad fortalecida y sus propias fuerzas derrotadas. La articulación dislocada de su muslo, su cojera, será el signo de lo que ha acontecido. Aquí queda enterrado el estafador embustero y nace una persona nueva. Con su fe y su oración Jacob/Israel ha superado la noche oscura; reconciliado con Dios, puede pedirle perdón a su hermano.

También nosotras hemos recibido un nombre nuevo: cristianas. Cristo significa el Ungido. Podemos ver esa lucha de Jacob en la que recibe la bendición de Dios como el aceite con el que un día, el día de nuestro bautismo, nos ungieron. Y también como el aceite que más tarde, en nuestra confirmación nos volvió a ungir. Hoy es un día muy propicio para volver a esos dos acontecimientos de nuestra vida, al bautismo y a la confirmación, ya que hoy en muchos lugares se reúnen el obispo, los sacerdotes y el pueblo para bendecir y consagrar los distintos aceites, óleos con los que se ungirá a los nuevos bautizados, confirmados, catecúmenos y enfermos.

Ungir es preparar, fortalecer, capacitar a alguien para algo. Algunos de los grandes personajes del Antiguo Testamento fueron ungidos para realizar distintas misiones, algunos eran reyes y profetas. Otros reyes, jueces y profetas. Otros sacerdotes y profetas… hasta que con el Nuevo Testamento, llega JESÚS. Jesús es el UNGIDO por excelencia, porque Él viene a realizar la gran MISIÓN. Jesús viene a SALVARNOS, a hacer de cada uno de nosotros hijos e¡ hijas de Dios. Y para realizar su misión recibe el ESPÍRITU SANTO. El Espíritu está presente desde el primer instante de la vida de Jesús; “María concibe por obra y gracia del Espíritu Santo.” Como nos cuenta Lucas al principio de su Evangelio. Será la Santa Ruah quien descienda sobre Jesús en el Jordán y quien le acompañe después al desierto. Jesús se sabe habitado por el Espíritu y por eso hace suyas las palabras de la profecía; “El Señor me ha ungido para proclamar la Buena Noticia…” Para Jesús el Espíritu es algo propio, por eso al Espíritu le llamamos también Espíritu de Jesús. Y porque es algo suyo puede ofrecerlo, Jesús promete enviar su Espíritu. El aceite con el que somos ungidas en el Bautismo, la Confirmación o la Unción de Enfermos representa la fuerza del Espíritu, la marca de Dios en lo más profundo de nuestros corazones. Y ahora que nos ponemos en marcha, ahora que nos decidimos, una vez más, a acompañar a Jesús en estos días de su Pasión, vamos a dejarnos ungir, como él mismo se dejó.

Faltaban dos días para la fiesta de la Pascua y de los Ázimos. (…) Estando él en Betania, invitado en casa de Simón el Leproso, llegó una mujer con un frasco de perfume de nardo puro muy costoso. Quebró el frasco y se lo derramó en la cabeza. Algunos comentaban indignados: —¿A qué viene este derroche de perfume? Se podía haberlo vendido por trescientos denarios para dárselos a los pobres. Y la reprendían. Pero Jesús dijo: —Dejadla, ¿por qué la molestáis? Ha hecho una obra buena conmigo. A los pobres los tendréis siempre entre vosotros y podréis socorrerlos cuando queráis; pero a mí no siempre me tendréis. Ha hecho lo que podía: se ha adelantado a preparar mi cuerpo para la sepultura. Os aseguro que en cualquier parte del mundo donde se proclame la Buena Noticia, se mencionará también lo que ella ha hecho.  (Mc 14, 1. 3-9)

Para ayudar a la reflexión personal.

Sueño de Jacob, Betel “Casa de Dios” (Gn 28, 10, 22)

Después de leer el relato ¿Es mi debilidad lugar de encuentro con Dios? ¿Me siento regalada con una bendición y una promesa? ¿Cómo siento a Dios compañero de camino? Rememoro junto a Dios los momentos en que me he sentido atraída por Dios, pero no acababa de confiar en él. ¿Cuáles son mis resistencias? Todos los altares son etapas de un camino que sigue abierto, dirigido hacia el futuro que marcan las promesas. Recorre los altares de tu historia personal con un corazón agradecido.

Jacob lucha con Dios, Penuel “Cara de Dios” (Gn 32, 23-33)

Jacob teme encontrarse con su hermano porque es consciente de su pecado. ¿Qué pecados, qué miedos necesito poner delante de Dios para poder acercarme a mis hermanos?

La cojera de Jacob se convertirá en el signo de su encuentro con Dios, de su bendición, ¿cuál

es tu cojera, esa herida por la que Dios ha entrado en tu vida y te ha dejado marcada para siempre?

El aceite con el que un día nos ungieron en nuestro bautismo o en nuestra confirmación es el símbolo del Espíritu, de la Santa Ruah. Es la fuerza que hemos recibido para responder al proyecto que Dios tiene sobre cada una de nosotras. ¿Cómo recibo el proyecto que Dios ha puesto en mi vida?

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Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

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Se levantó de la mesa…

Jueves, 29 de marzo de 2018
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041317-jn-13-1-15-660x330En la noche en que iba a ser entregado, Jesús realizó un gesto insólito: se levantó de la mesa distanciándose del lugar reservado a quienes presiden y se situó en el de los que, entonces y ahora, pertenecen a la categoría de “los que sirven”. Sabía que el lugar en que estemos situados condiciona nuestra mirada y por eso tomó distancia y adoptó la perspectiva que le permitía percibir otras dimensiones de la vida. Desde ese lugar se toca de cerca el barro, el polvo, el mal olor, la suciedad…, todo eso de lo que los sentados a la mesa creen estar a salvo o sencillamente ignoran y desprecian. A ras del suelo y en contacto con los pies de los demás, se produce un cambio de plano que revela lo elemental de cada persona, su desnudez, las limitaciones de su corporalidad. Y miradas desde ahí, cualquier pretensión de superioridad o dominio se descubre como ridícula y falsa.

Desde aquel lugar, el de “uno de tantos”, él veía cerca y dentro a los que otros consideraban lejos y fuera y, en cambio, los de arriba resultaban estar abajo. Porque para él los más, los mayores y los importantes eran aquellos que a nuestros ojos son menos. El lugar en que había decidido situarse había creado esta “revolución de adverbios” que tanto nos sobresalta y a la que tanto nos resistimos. La sola posibilidad de ese desplazamiento nos resulta amenazadora porque nos saca del terreno de lo conocido y nos invita a descubrir nuevos significados que no coinciden con los que consideramos evidentes. Y sin embargo él se lo exigirá a quien quiera seguirle: tendrá que estar dispuesto, lo mismo que él, a “no tener dónde reclinar la cabeza”, a ir más allá de todo aquello en lo que la cabeza (la de ellos y la nuestra) “se reclina”, descansando en lo que se cree saber, controlar o dominar.

Dolores Aleixandre

Fuente Fe Adulta

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Contemplar y comprender.

Jueves, 29 de marzo de 2018
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lavatorio-5Hermanos, hoy Dios se nos revela como servidor. Quiere reunirnos, sentarnos a su mesa, lavarnos los pies y mirarnos a los ojos y al corazón. Oremos.

Jesús, danos ojos para contemplar y comprender

Jesús nos reúne porque no quiere que faltemos ninguno a la fiesta. Nos reúne porque nos ve y siente dispersos. Nos reúne y nos quiere estrechar contra su pecho, como al discípulo amado. Le gusta vernos aquí, formando comunidad.

Jesús, danos ojos para contemplar y comprender

Jesús nos sienta a su mesa porque es un signo de su amistad y confianza; porque nos ve débiles, pobres y hambrientos. En su mesa hoy nos sentimos personas con dignidad, hijos, hermanos, familia, y él sirve y se da, para que no nos conformemos con lo que tenemos y compartamos con los que no tienen.

Jesús, danos ojos para contemplar y comprender

Jesús, nos lava los pies. Es su forma de decirnos quién es él y cómo nos ama él. Es para decirnos que el amor no tiene reparos en tirarse al suelo y llegar hasta lo más bajo. Es para decirnos que el amor está hecho de esmero y ternura; de pasta recia y sufrida. Es para que comprendamos que el amor duele.

Jesús, danos ojos para contemplar y comprender

Jesús nos mira a los ojos y al corazón. Hablar de amor y entrega, de siervos y esclavos, de dignidad y vida sólo puede hacerse mirando a los ojos y al corazón; poniendo al descubierto lo que El es y lo que somos nosotros. Deja actuar hoy a Jesús…

Jesús, danos ojos para contemplar y comprender

Padre bueno, el Evangelio de hoy es, no sólo una llamada e invitación a amar rompiendo todos los límites, sino también la experiencia de lo que es sentirse amados por un amor sin medida, gratuito y entrañable como es el tuyo. Te damos gracias Padre, por ponernos delante a tu hijo Jesús.

Vicky Irigaray

Fuente Fe Adulta

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La Iglesia nace del lavatorio de los pies, no del poder

Jueves, 29 de marzo de 2018
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lavanda-dei-piediDel blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

01. JUEVES SANTO.
El Jueves Santo es como un mosaico compuesto por muchos contenidos y de muchas resonancias: la libertad (el Éxodo), la Eucaristía, el servicio en la iglesia y en la vida, el amor, etc.

Son grandes valores que construyen bien la existencia humana personal y comunitaria.

02. PECULIARIDADES DEL EVANGELIO DE JUAN.

El relato de la última Cena en el evangelio de Juan comienza con una gran solemnidad.
Jesús reunido con los suyos.

Consciente de su cercanía con Dios: viene del Padre y a Él vuelve.

Ha llegado la HORA.

Se quita el manto de SEÑOR y se ciñe la toalla de SIERVO.

Se pone a LAVAR LOS PIES de sus discípulos.

En la Última Cena del evangelio de Juan no se hace mención a la Eucaristía (como la hacen los sinópticos). Más bien San Juan sitúa la Eucaristía en la multiplicación de los panes (Jn 6). Ahí es donde JesuCristo se presenta como PAN DE VIDA: Yo soy el pan que ha bajado del cielo, quien coma de este pan, vivirá para siempre.

En la última cena según san Juan se ponen de relieve: El lavatorio de los pies y el mandamiento del amor.

03. EL LAVATORIO DE LOS PIES.

El lavatorio de los pies ha quedado relegado a un mero rito litúrgico del jueves santo. Pero el gesto de Jesús de lavar los pies a los suyos es un momento fundacional de la Iglesia.

En el lavatorio de los pies está “naciendo” la comunidad cristiana. Hay iglesia de Jesús donde hay creyentes, personas que se ayudan y sirve humildemente unos a otros.

El poder no es un valor cristiano (puede que desempeñe alguna función en la sociedad, pero no es especialmente humanista, ni cristiano). El superhombre (Nietzsche) y la prepotencia están muy distantes del Evangelio de Jesús y del humanismo.

Pedro no entiende nada de lo que allí se está gestando, por eso dice: tú no me lavarás los pies jamás … El poder no entiende de servicio.

Por desgracia el poder ha tenido un terreno abonado en los estratos eclesiásticos. Basta mirar la historia y la realidad eclesiástica: cargos y puestos en la iglesia, en las diócesis, puestos, diócesis y parroquias de mayor rango, etc.

El papa Francisco no se cansa de luchar contra el “carrerismo” en la Iglesia. Sin embargo muchos obispos, curas, cardenales, etc. viven ansiando un puesto mejor, una diócesis de “más rango” (¿), etc. Todo “perfectamente antievangélico y anticristiano”.

Una iglesia, una jerarquía, (curias, congregaciones, comunidades, etc.) que vivamos en una dialéctica y búsqueda de poder, de puestos y sedes, estará -estaremos- muy lejos de ser la iglesia de Jesús.

Cristo responde a Pedro (poder): Si no te lavo los pies no tienes nada que ver conmigo.

Solamente entiende lo que allí está ocurriendo quien ama, es decir: el Discípulo Amado.

La iglesia de Jesús nace y está allá donde unas personas se ayudan y se sirven unos a otros entre sí y a los demás.

04. EL AMOR A LOS SUYOS: DISCÍPULOS AMADOS.

El evangelio del lavatorio comienza con la solemnidad propia del estilo literario de san Juan: sabiendo Jesús que había llegado su hora, amando a los suyos, los amó hasta el final …

Jesús ama a los suyos, es decir: a todos. Los suyos aparece ya al comienzo del evangelio, Jesús vino a los suyos (Jn 1,11). Todos somos suyos

Somos Discípulos amados.

La figura del Discípulo Amado, comienza a aparecer en la Última Cena.

Somos discípulos si amamos y nos amamos, si nos respetamos, nos ayudamos unos a otros: En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os amáis los unos a los otros. (Jn 15,9-10).

 El amor es esencial para ser humano (“la ley de la selva vive con otro código”). El amor es el medio y la meta de la vida humana.

 Vivir es amar. Quien no ama, permanece en la muerte, (1Jn 3,14). Los sentimientos de rencor y venganza nos hacen daño a nosotros mismos y a los demás.

 En algunos momentos de la vida podemos vivir situaciones fuertes, quizás afrentas. Es momento de dejarse amar por Dios en la profundidad de nuestro ser. Hemos de pensar y profundizar en nuestra vida hasta encontrarnos con el amor. Dios es amor, hasta sentir el amor como lo último y definitivo. Lo más profundo de la vida es el amor.

 El amor tiene consecuencias eclesiales. Sería hermosa una Iglesia que fuese un hospital de campaña donde se curan heridas. Sería muy cristiano y muy hermoso que nuestra diócesis viviera desde el lavatorio de los pies y desde el amor. En la comunidad del Señor no puede tener cabida la condenación, la descalificación, la condena.

 En estos momentos de dificultades eclesiales en nuestra diócesis nos hará bien a todos volver a la fuente, al origen, a Cristo. El centro de la iglesia es Cristo, no la jerarquía. El eje eclesial es el servicio el amor, no la ultraortodoxia y el fanatismo. La Iglesia es la asamblea de misericordia, de bondad, de respeto a las personas

 El amor (y el perdón) tienen repercusiones sociopolíticas: ¿cómo se van a solucionar -si no- los problemas raciales, los viejos rencores de nuestros pueblos y gentes? El odio u la venganza hurgan más las heridas. El amor reconcilia.

 Os conocerán no por el orden jerárquico, ni por la precisión de vuestras reuniones litúrgicas o doctrinales, ni por vuestro Derecho Canónico, ni por el catecismo. Os conocerán porque os amáis unos a otros. Jn 13,35: En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os amáis los unos a los otros.

 El amor reviste muchas variantes según las diversas circunstancias de la vida: a veces es caridad, otras comprensión, perdón, en algunos momentos olvido, siempre discreto. San Pablo decía:

El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante; no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido; no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. (1Cor 13,4-7)

Permaneced en mi amor. (Jn 15,9)

05. MOMENTO ECLESIAL Y POLÍTICO

En nuestra diócesis y en nuestro pueblo la comunión eclesial, la paz y el amor (perdón) no están en un momento especialmente álgido.

La situación de nuestra diócesis es de división y enfrentamiento en el pueblo, en sus sacerdotes, en su jerarquía. Es evidente que la comunión eclesial, si existe, está en crisis. Esta situación está causando tristeza, desmotivación y muchos cansancios y canseras en muchos de nosotros.

El amor, perdón, pacificación tampoco están muy presentes en la vida sociopolítica

Los cristianos celebramos el jueves santo que es bueno vivir en la libertad del Éxodo, en caridad y amor. Entonces podremos celebrar la Eucaristía.

Permaneced en mi amor

Os he dado ejemplo, haced vosotros lo mismo

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Dejarse lavar los pies.

Jueves, 27 de julio de 2017
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Del blog de la Communion Béthanie:

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El Jueves Santo, Jesús lava los pies de todos, incluso de “aquél que debo aceptar” porque es “el precio a pagar para estar con Él y para tener derecho, esta noche al pan y la copa “. Jesús, habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo “todos los suyos, que son todos de Él, cada uno  único, una multitud de únicos.

El que se deja lavar los pies puede, a su vez lavar los pies de los demás, o más exactamente entrar en la reciprocidad del amor: “Lavaos los pies los unos a los otros“. Él aprende constantemente de Cristo esta manera de amar: “Me quería como yo no sé amar: esta simplicidad, este olvido de sí mismo, este servicio humilde y no gratificante, sin ningún amor propio”.

Lavar los pies es un gesto que uno recibe de otros y que uno lo hace a su vez. Hay que haberlo recibido para poder entrar en el don.

*

Christian de Chergé,
prior de los monjes de Tibhirine
Prier 15 jours

 

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***

Cómo no pensar, durante estos días de vacaciones, en las personas que sufren en su alma, en su cuerpo, que sufren en soledad…

A todas y todos deseamos ofrecer la paz y el bien.

Deseamos estar cerca de ti, el reflejo humilde de esta palabra que el hermano Roger de Taizé pone en los labios de Dios:

“Cuando estés en lo más duro de la prueba, te sostengo en tu desesperación… Y estoy también en las profundidades de la esperanza “.

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , , ,

Jueves 13 de Abril de 2017. “Jueves Santo”.

Jueves, 13 de abril de 2017
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De Koinonia:

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1ª Lectura:

Éxodo 12,1-8.11-14

Prescripciones sobre la cena pascual

En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: “Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: “El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayáis comido.

Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, comeréis panes sin fermentar y verduras amargas. Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el paso del Señor. Esta noche pasaré por todo el país de Egipto, dando muerte a todos sus primogénitos, de hombres y de animales; y haré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre será vuestra señal en las casas donde estéis: cuando vea la sangre, pasaré de largo; no os tocará la plaga exterminadora, cuando yo pase hiriendo a Egipto. Este día será para vosotros memorable, en él celebraréis la fiesta del Señor, ley perpetua para todas las generaciones.””

Salmo responsorial: 115

El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo.

¿Como pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. R.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
hijo de tu esclava;
rompiste mis cadenas. R.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo. R.

2ª Lectura:

1Corintios 11,23-26

Cada vez que coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor

Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.” Lo mismo hizo con él cáliz, después de cenar, diciendo: “Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.” Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

Evangelio:

Juan 13,1-15

Los amó hasta el extremo

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: “Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?” Jesús le replicó: “Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.” Pedro le dijo: “No me lavarás los pies jamás.” Jesús le contestó: “Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.” Simón Pedro le dijo: “Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.” Jesús le dijo: “Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos.” Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: “No todos estáis limpios.”

Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: “¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.”

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***

Homilía de Monseñor Romero sobre los textos litúrgicos de hoy

Queridos hermanos:

Con esta ceremonia en honor de la institución de la Eucaristía se inicia lo que litúrgicamente se llama el Solemne Triduo Pascual. Tres días para celebrar el acontecimiento religioso cristiano más grande de la historia y naturalmente, del año litúrgico. San Agustín llamaba a este triduo: la fiesta de la Pasión, la muerte y la resurrección del Señor. Esta noche, pues, es como una síntesis, como un resumen de toda la Pascua que estamos celebrando. Para comprenderlo, las lecturas de hoy nos han colocado en una historia vieja de Israel que desemboca en Cristo Nuestro Señor y que El, Cristo, la encarga a su Iglesia para que la lleve hasta la consumación de los siglos.

He aquí tres pensamientos de esta noche santísima del jueves Santo: una historia de Israel.

Un Cristo que la encarna

Y una prolongación eucarística hasta la consumación de los siglos.

1 º UNA HISTORIA DE ISRAEL

La vieja historia nos la ha contado el libro del Exodo que se acaba de leer. Los judíos celebraban en esta luna llena del mes de Nisan, un mes hebreo que coincide con nuestro marzo-abril. “Este será el primer mes del año -les había dicho- celebraréis la Pascua”. La Pascua era la celebración de dos grandes ministerios del Viejo Testamento: la liberación de Egipto y la Alianza con el Señor. Pascua y Alianza. La Pascua era aquel momento en que los israelitas esclavizados por el Faraón en Egipto no podían salir hasta en la décima plaga terrible, que consistió en que todos los primogénitos de Egipto iban a morir esa noche. Y para que se libraran las familias hebreas Dios les dijo, por medio de Moisés, que mataran un cordero y que con su sangre marcaran los dinteles de las puertas porque esa noche iba a pasar el ángel. El paso del ángel, eso quiere decir la Pascua: el paso de Dios que para los egipcios va a ser castigo y para Israel va a ser liberación.

Y aquella noche, mientras los egipcios lloraban a sus primogénitos que morían, los israelitas marcados con la sangre del cordero, salían de la esclavitud todas las familias para atravesar el desierto y encaminarse hacia la tierra prometida. Todos los años celebraban algo así como nuestro 15 de septiembre, la fiesta de la emancipación, la fiesta de la libertad, la fiesta en que Dios pasó salvando a Israel. Y al mismo tiempo que hacían actualidad esta fiesta del pasado, recordaban que había una alianza entre Dios y aquel pueblo, por la cual Israel se comprometía a respetar la ley de Dios y Dios se comprometía a proteger de manera especial a ese pueblo. La Pascua y la Alianza encontraron eco en fiestas que ya se celebraban entre los pastores pero que a través de estas revelaciones y de estos signos, tenían ya un sentido de profecía. La Pascua y la Alianza iban a encontrar una personificación cuando el más grande de los judíos, el nacido de Abraham, de David, de la descendencia santa de Israel, va a celebrar la Pascua.

Esta noche, Cristo Nuestro Señor, como buen israelita, con su grupo de israelitas que eran los apóstoles formando una familia, mandaron también a matar su corderito para comerlo en la noche del jueves Santo como lo comían todas las familias de Israel, recordando la vieja historia de la liberación y de la Alianza. ¡Cómo bullían en la mente de Cristo tantos recuerdos de la historia sagrada, cómo se hacían presente en la vida del Señor esta noche de emociones profundas toda la historia de Israel! No ha habido un patriota con más cariño a su pueblo, y a su tierra, y a sus costumbres, que Nuestro Señor Jesucristo. Cuando queramos ser auténticos salvadoreños miremos a Cristo que fue el auténtico patriota que vio la historia de su pueblo, que sintió como suya y como presente la esclavitud de Egipto, y vivió con agradecimiento a Dios la libertad y la alianza entre Dios y el pueblo.

Todo eso había en el corazón de Cristo esta noche de tantos recuerdos. Pero que para El significaba un misterio especial.

2º. UN CRISTO QUE SE ENCARNA

Este es el segundo pensamiento de esta noche: Cristo encarna toda la historia de la salvación. Le habla dicho Cristo a la samaritana: “Y llega el tiempo en que ni en Jerusalén ni en este monte se ha de adorar a Dios porque Dios busca adoradores en espíritu y en verdad”. Habla dicho Cristo en estos días y había sido una de las acusaciones mas graves en el tribunal de esta noche ante el Sanedrín. “Ha dicho que va a destruir el templo y que lo va a reedificar en tres días”. Y el evangelio aclara: lo que había dicho es destruir este templo que era su cuerpo porque su cuerpo era el templo donde se daba cita la alianza, la victoria de Dios, la libertad del pueblo de Israel. El era templo, víctima, sacerdote, altar. El es todo para la redención. En Cristo Nuestro Señor se encarna toda la gratitud del pueblo israelita a su Dios que lo ha liberado. En Cristo Nuestro Señor se encarna toda la esperanza patriótica de Israel, toda la esperanza de los hombres. Cristo Nuestro Señor siente esta noche que El es el cordero que quita los pecados del mundo, que es su sangre la que va a marcar de libertad el corazón del hombre que quiera ser verdaderamente libre. El es el sacerdote que eleva ya desde esta noche, la adoración al Padre y trae del Padre el perdón, las bendiciones a su pueblo. Leer más…

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Religión inclusiva: la Iglesia y una convocatoria inédita al colectivo Trans en Trelew

Martes, 4 de abril de 2017
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63873541 Iglesia María Auxiliadora de Trelew.

El Jueves Santo lavarán los pies de Mayka Acuña, la conocida trans. También eligieron a un concejal, una jueza, un bombero, un maestro y un policía.

El Jueves Santo lavarán los pies de Mayka Acuña, la conocida trans. También eligieron a un concejal, una jueza, un bombero, un maestro y un policía. La Semana Santa en Trelew tendrá una ceremonia diferente. El Jueves Santo como parte de la tradicional misa de “lavatorio de pies” fueron convocadas en María Auxiliadora 12 personas a las que el sacerdote les llevará a cabo ese acto. Se trata de dos grupos separados en servidores sociales entre ellos un policía, un maestro, una enfermera, una jueza y un bombero y  personas que representarán la necesidad de inclusión social: una persona trans, un niño por nacer, un alcohólico recuperado, un preso y un hombre en situación de calle. “El mensaje es que debemos ser inclusivos. Defender la vida. Que la caridad se demuestre con hechos concretos”.

Así sintetizó la iniciativa el padre Fabián García, párroco de María Auxiliadora en una entrevista con Jornada. “El Jueves Santo y durante la misa, se realiza una celebración que se llama “lavatorio de pies”. Cada año le damos una significancia diferente. Para este año, hemos pensado con el equipo de liturgia convocar a 12 personas. A las cuales, las vamos a sentar en dos grupos”.

Es de destacar que la ceremonia con la que se inicia Semana Santa (el jueves) simboliza el lavado de pies que realizó Jesús a sus discípulos en el aposento alto, justo antes de la última cena. Era una representación de humildad. De igualdad.

El párroco explicó que la decisión de convocar a quienes tienen funciones sociales dentro de la comunidad, se relaciona al hecho de que “deben tener como modelo a Jesús. Que siendo Dios se hizo hombre y siendo maestro, se hizo servidor de todos”.

Se refirió al segundo grupo seleccionado. Al de las personas con necesidad de ayuda, de inclusión, de comprensión social. “Es para mostrarnos a los católicos que debemos ser testimonio de tolerancia, de inclusión social, que protegemos la vida desde la concepción y en sus diversas circunstancias de vida. Esto, pensamos para este año. Lo vamos a  ofrecer como testimonio y a toda la comunidad católica”.

Reveló García que “el gesto lo hace el sacerdote representando a Jesús que en esa Última Cena le lavó los pies a los discípulos. Con eso, nos dejó a todos los cristianos un modelo, una actitud de vida. De ser servidor. De manera que al convocar a las personas, queremos que el modelo de servicio sea Jesús. Si tenemos un servidor público cristiano, su modelo es Jesús. Y el resto de las personas, el mensaje es para el resto de las personas: que debemos ser inclusivos, debemos promover la igualdad social, defender la vida, por  esa razón convocamos a todas estas personas que ya confirmaron su presencia”.

Aclaró García que si bien la apertura de la Iglesia se realiza en la gestión que le toca conducir dentro de María Auxiliadora, “no son ideas mías. Hay un grupo que trabaja. Somos un equipo. Yo les propongo cosas y ellos las aceptan bien. La idea es seguir haciendo lo que hace la Iglesia. El mensaje siempre fue el mismo. No todos lo siguen”.

Habló sobre la relación con el colectivo trans. El año pasado, sobre el mes de diciembre se produjo un encuentro histórico. Un grupo de mujeres trans visitaron la parroquia (algunas por primera vez) y se reunieron con él. “La relación que tenemos puede ser que sea nueva institucionalmente. Pero hay otra gente que lo hace. Está la hermana Mónica en Neuquén hace 10 años. Hablé con ella para asesorarme. Mucha gente lo hace de manera anónima: visitan presos y dan alojamiento a personas en situación de calle”.

Indicó que como párroco representa a la comunidad católica de María Auxiliadora pero “hay mucha gente que lo hace y no sale en los diarios. Lo hacen con espíritu de servicio”.

Para finalizar recordó que la ceremonia de lavado de pies será el jueves 13 de abril a las 19 horas. “Es tradicional. Siguiendo el ejemplo de algunos Papas. Juan Pablo II inició esta tradicional celebración. Lo hizo en las cárceles. Luego, con ancianos. Ahora, Francisco con personas de distinta religión: judíos, cristianos y musulmanes. Son gestos que quieren significar un mensaje concreto. Actual. Que no nos vayamos en discurso. Que la caridad se muestre con hechos concretos”.

Algunos de los convocados para la ceremonia de “lavado de pies” están ya confirmados. La jueza que fue llamada por la Parroquia María Auxiliadora es la doctora Adela Aldazábal; el político es el concejal de Chubut Somos Todos, Luis Moraga; el maestro es Sergio Taborda; el bombero Antonio Arce y el policía, José Haro. Resta aún confirmar el nombre de la enfermera.  Asimismo, harán lo propio con un listado de personas que respondan a otro plano de la sociedad. Que tienen la necesidad de ser incluidos. Tales como un hombre en situación de calle, un bebé por nacer, una persona recuperada de alcoholismo y una persona trans. En representación de todos ellos, obtuvimos el testimonio de Mayka Acuña, mujer trans, colectivo que sufrió aún más la discriminación.

Mayka Acuña: “Es una caricia de la Iglesia”

La apertura en la parroquia María Auxiliadora de Trelew se dio ya hace 5 meses atrás. “Se trata de un encuentro entre seres humanos”, sintetizó.

7574694f4a54754f6747567242315939466c4a714b673d3d_sliderLa marcha de “Ni una menos” sobre fines de noviembre de 2016 fue bisagra en la relación del colectivo trans con la Iglesia Católica en Trelew. En medio de la manifestación, una situación en particular hizo que Mayka Acuña oficiara de mediadora entre un grupo de mujeres que discutían acaloradamente con el padre Fabián García. Allí surgió la necesidad del diálogo a través de un encuentro. Y se realizó. A 4 meses de la histórica reunión, Mayka volverá a la parroquia. Fue invitada para la ceremonia de lavado de pies el Jueves Santo. “Es una caricia de la Iglesia local para con nosotros”.

Así calificó el llamado Mayka, en la entrevista con Jornada. “De forma inesperada recibí el llamado del padre Fabián. Me informa que había decidido elegirme como una de las personas para la ceremonia del lavatorio de los pies. La liturgia del Jueves Santo tiene una gran connotación religiosa para la comunidad católica. Se inicia la Semana Santa en el año litúrgico. Es muy simbólico que se me haya elegido como representante de personas trans. Como una mujer trans”.

Aseguró que la actitud de apertura que tuvo la Iglesia en Trelew incluye a todas las personas de la provincia que están en su  misma situación. “Esto es histórico y muy bueno. Lo que da motivo a pensar que ya comienza un intento de nueva comunicación con el estamento eclesiástico. Agradezco a la persona del padre Fabián que tuvo esta maravillosa idea”.

Y deslizó. “Da inicio a proyecciones mayores. A futuro. No sólo a lo mío personal sino a toda nuestra comunidad. Ser representativa. De homosexuales y lesbianas de la zona. Que siempre han estado invisibilizados. Es un comienzo de algo positivo. Presenta por supuesto, algo de reticencia en alguno de nuestros miembros por el hecho de que algunos son ateos, algunos agnósticos”.

Mayka dijo que “siempre es bueno mantener una buena comunicación con nuestros vecinos. En este marco, trabajan nuestras instituciones que luchan por la diversidad, que están a cargo de Nadia Zúñiga por ATTTA y Lucía Baigorria que llegan muy bien sus conducciones. Trato de ser algo positiva en todo eso. Poder ayudar y construir desde mi experiencia anterior y actual”.

Aclaró Mayka que el acercamiento no significa que sea “entre eclesiástico y homosexuales. Acá le doy importancia a lo que decía el padre Fabián: es entre seres humanos. No se trata de católicos o no. Es un encuentro entre seres humanos que intentan convivir en una misma sociedad y tratan de hacerla mejor”.

Mayka Acuña tiene formación en la Iglesia Católica. Antes de definirse como mujer trans su vida estaba ligada al sacerdocio. “A través de esta liturgia es nada más que Jesús teniendo un gesto con sus discípulos en el cual muestra el cariño. Es la caricia que les hace a los discípulos. Es una caricia de la iglesia local para nosotros”.

Y relató: “Mi anterior vida religiosa que supe llevar durante años dentro de la iglesia hace que viva esto de manera diferente. Son aguas en las que yo sé nadar. Me pone feliz. No significa que pretenda que todos los homosexuales sean católicos ni que participen en la liturgia. Es un encuentro entre los seres humanos que no estaban conviviendo bien anteriormente y que ahora comienzan”.

Dijo en ese sentido que “la Iglesia local lo logra en la persona del padre Fabián García. Se está dando en otras iglesias como la de Neuquén con la hermana Mónica Astorga que trabaja con el grupo de mujeres trans. Allí, tenemos un movimiento muy grande de nuestro colectivo que sufrió inclemencias muy grandes sobre todo por parte de la iglesia y otras instituciones estatales. Ahora, se revierte gracias a esta carmelita descalza. La iglesia tiene esas cosas. Así como tiene otros grupos de ultra derecha que tratan de esquivarnos y no escucharnos, tenemos que darle importancia  a estas cosas”.

Para finalizar, Mayka Acuña expresó que para ella el llamado de la Iglesia significa “el reconocimiento no de la sociedad, sino directamente de Dios. Que me acaricia diciéndome que todo lo que hice no fue en vano. Es en mérito de la lucha e incomprensión que sufrí”.
El primer encuentro

En el primer encuentro que tuvo el padre Fabián García con el colectivo Trans, del cual participaron miembros de ATTTA (Travestis, Transexuales y Transgéneros) “esto surgió a raíz de una charla que tuvimos con Maika, y lo que queremos hacer desde el amor cristiano que es abarcativo a todo ser humano tener una apertura de la iglesia católica como institución, en este caso representando a la Iglesia María Auxiliadora, para ver en qué podemos colaborar”. Dicha retribución será mutua “nos han ofrecido ayuda para las obras de caridad”.

Analizó en aquel momento que “la posición de la iglesia es no excluir a nadie, por eso tener un diálogo con la comunidad trans es muy positivo. Estamos mostrando una imagen de la iglesia que es poco conocida”. De las máximas autoridades de la iglesia destacó que el Papa Francisco “es repotenciar con su carisma lo que había predicado Juan Pablo II”. Y se mostró abierto a nuevos encuentros “tanto formales como informales, en los que habrá mucha apertura y amor”.

Fuente La Jornada

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“Al atardecer llegó con los doce”, por Dolores Aleixandre

Sábado, 26 de marzo de 2016
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Un bello texto de su blog Un grano de Mostaza para meditar en silencio ante el Cristo yacente… Es nuestro amigo quien está ahí… el que nos arrebataron… porque le  dejamos marchar solo a pesar de que Él no nos abandonó… e el que esperamos que vuelva tras esta noche de tiniebla, de dolor, de muerte…

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En el relato de Marcos sobre los preparativos de la cena pascual, hay un significativo desplazamiento de lenguaje. El texto comienza diciendo: «El primer día de los ázimos, cuando se inmolaba la víctima pascual, le dicen los discípulos: ¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?… » (Mc 14,12). Sin embargo, cuando es Jesús quien da las instrucciones para el dueño de la casa, habla de «cenar con mis discípulos», desaparecen las alusiones a lo litúrgico y no hay ya ni una palabra sobre ázimos, cordero, hierbas amargas, oraciones o textos bíblicos: solo pan y vino, lo esencial en una comida familiar.

Quiere cenar con los suyos y para eso necesitan encontrar una sala en la que haya espacio para estar juntos: ese es el único objetivo que permanece y que Lucas subraya aún con más fuerza « ¡Cuánto he deseado cenar con vosotros esta Pascua!» (Lc 22, 15). El «con vosotros» es más intenso que la conmemoración del pasado, lo ritual deja paso a los gestos elementales que se hacen entre amigos: compartir el pan, beber de la misma copa, disfrutar de la mutua intimidad, entrar en el ámbito de las confidencias.

jesucristoSu relación con ellos venía de lejos: llevaban largo tiempo caminando, descansando y comiendo juntos, compartiendo alegrías y rechazos, hablando de las cosas del Reino. Él buscaba su compañía, excepto cuando se marchaba solo a orar: había en él una atracción poderosa hacia la soledad y a la vez una necesidad irresistible de contar con los suyos como amigos y confidentes.

Al principio ellos creyeron merecerlo: al fin y al cabo lo habían dejado todo para seguirle y se sentían orgullosos de haber dado aquel paso; les parecía natural que el Maestro tomara partido por ellos, como cuando los acusaron de coger espigas en sábado y él los defendió (Mc 2,23-27); o cuando el mar en tempestad casi hundía su barca y él le ordenó enmudecer (Mc 4,35-41); o cuando volvieron exhaustos de recorrer las aldeas y se los llevó a un lugar solitario para que descansaran (Mc 6,30-31).

Sin embargo, las cosas que él decía y las conductas insólitas que esperaba de ellos les resultaban ajenas a su manera de pensar y de sentir, a sus deseos, ambiciones y discordias y una distancia en apariencia insalvable se iba creando entre ellos: le sentían a veces como un extraño venido de un país lejano que les hablaba en un lenguaje incomprensible.

Pero aunque ninguno de ellos se sentía capaz de salvar aquella distancia, Jesús encontraba siempre la manera de hacerlo. El día en que admiró la fe de los que descolgaron por el tejado al paralítico (Mc 2,5), estaba en el fondo reconociéndose a sí mismo: también él removía obstáculos con tal de no estar separado de los suyos y nada le impedía seguir contando con su presencia y con su compañía, como si los necesitara hasta para respirar.

Ellos se comportaban tal y como eran, más ocupados en sus pequeñas rencillas de poder que en escucharle, más interesados en lo inmediato que en acoger sus palabras, torpes de corazón a la hora de entenderlas. Pero él se había ido inmunizando contra la decepción: los quería tal como eran sin poderlo remediar, los disculpaba, seguía confiando en ellos.

« Todos vais a tropezar, como está escrito: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño» (Mc 14,27), dijo durante la cena. No habló de culpa, ni de abandono, ni de traición: eran amigos frágiles que tropezaban y no se puede culpar a un rebaño desorientado cuando se dispersa y se pierde. Sabía que iban a abandonarle pronto y que, si no habían sido capaces de comprenderle cuando les hablaba de sufrimiento y de muerte, tampoco lo serían para afrontarlo a su lado, pero sobre sus hombros no pesaba carga alguna de reproches o de recriminaciones. Libre de toda exigencia de que correspondieran a su amor, estaba seguro de que, lo mismo que su abandono en el Padre le daría fuerza para enfrentar su hora, aquel extraño apego que sentía por los suyos sería más fuerte que su decepción por su torpeza.

Y seguiría considerándolos amigos, también cuando uno de ellos llegara al huerto para entregarle con un beso.

Fuente Religión Digital

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Jueves Santo: “Los amó hasta el extremo”

Jueves, 24 de marzo de 2016
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(Robert Recker gay Passion of Christ)

Éxodo 12,1-8.11-14

Prescripciones sobre la cena pascual

En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto:

“Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: “El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayáis comido.

Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, comeréis panes sin fermentar y verduras amargas. Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el paso del Señor. Esta noche pasaré por todo el país de Egipto, dando muerte a todos sus primogénitos, de hombres y de animales; y haré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre será vuestra señal en las casas donde estéis: cuando vea la sangre, pasaré de largo; no os tocará la plaga exterminadora, cuando yo pase hiriendo a Egipto. Este día será para vosotros memorable, en él celebraréis la fiesta del Señor, ley perpetua para todas las generaciones.“”

*

Salmo responsorial: 115

El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo.

¿Como pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. R.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
hijo de tu esclava;
rompiste mis cadenas. R.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo. R.

*

1Corintios 11,23-26

Cada vez que coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor

Hermanos:

Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido:

Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo:

– “Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.”

Lo mismo hizo con él cáliz, después de cenar, diciendo:

“Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.”

Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

*

Juan 13,1-15

Los amó hasta el extremo

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo:

“Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?”

Jesús le replicó:

“Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.”

Pedro le dijo:

“No me lavarás los pies jamás.

Jesús le contestó:

“Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.

Simón Pedro le dijo:

“Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.”

Jesús le dijo:

“Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos.”

Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: “No todos estáis limpios.

Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo:

“¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.”

***

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Homilía de Monseñor Romero sobre los textos litúrgicos de hoy (23 de marzo de 1978)

***

Queridos hermanos:

Con esta ceremonia en honor de la institución de la Eucaristía se inicia lo que litúrgicamente se llama el Solemne Triduo Pascual. Tres días para celebrar el acontecimiento religioso cristiano más grande de la historia y naturalmente, del año litúrgico. San Agustín llamaba a este triduo: la fiesta de la Pasión, la muerte y la resurrección del Señor. Esta noche, pues, es como una síntesis, como un resumen de toda la Pascua que estamos celebrando. Para comprenderlo, las lecturas de hoy nos han colocado en una historia vieja de Israel que desemboca en Cristo Nuestro Señor y que El, Cristo, la encarga a su Iglesia para que la lleve hasta la consumación de los siglos.

He aquí tres pensamientos de esta noche santísima del jueves Santo: una historia de Israel.

Un Cristo que la encarna

Y una prolongación eucarística hasta la consumación de los siglos.

1 º UNA HISTORIA DE ISRAEL

La vieja historia nos la ha contado el libro del Exodo que se acaba de leer. Los judíos celebraban en esta luna llena del mes de Nisan, un mes hebreo que coincide con nuestro marzo-abril. “Este será el primer mes del año -les había dicho- celebraréis la Pascua”. La Pascua era la celebración de dos grandes ministerios del Viejo Testamento: la liberación de Egipto y la Alianza con el Señor. Pascua y Alianza. La Pascua era aquel momento en que los israelitas esclavizados por el Faraón en Egipto no podían salir hasta en la décima plaga terrible, que consistió en que todos los primogénitos de Egipto iban a morir esa noche. Y para que se libraran las familias hebreas Dios les dijo, por medio de Moisés, que mataran un cordero y que con su sangre marcaran los dinteles de las puertas porque esa noche iba a pasar el ángel. El paso del ángel, eso quiere decir la Pascua: el paso de Dios que para los egipcios va a ser castigo y para Israel va a ser liberación. Leer más…

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Jueves Santo: Memoria de Jesús, amor concreto (lavar los pies, dar de comer…)

Jueves, 24 de marzo de 2016
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hospederia-monasterioDel blog de Xabier Pikaza:

Jueves Santo es el día de la Memoria de Dios, que se ha hecho presente en Jesús, aquel que habiendo amado a los suyos les amó hasta el extremo, es decir, hasta el fin, como dice Jn 13, 1. Así lo recoge la liturgia de este día, centrada en tres signos:

Primera memoria: Lavatorio de pies, servir a los demás. No es sólo acogerles en casa y enseñarles (en la línea de la tercera obra de misericordia de Mt 25, 31-36: acoger al extranjero, vestir al desnudo), sino también servirles, para que así puedan estar limpios, con vestido digno, esto es, con dignidad. Cuando estos días nos llegan las imágenes de las mil pateras perdidas en los mares, con el barrizal de Idoumene, recordamos lo que significa acoger, lavar los pies, la memoria de Jesús…

Segunda memoria: Cena fraterna… Esto es mi Cuerpo… Lavados los pies, acogidos en casa, los hermanos pueden comer… como hace Jesús con sus amigos, abriendo una mesa que empieza siendo de Doce, porque doce son todo el mundo, todas las tribus de Israel y de la tierra. Este día recordamos algo muy especial: La comida ha de ser de pan y vino, es decir, de alimentos materiales…(conforme a las dos primeras obras de misericordia de Mt 25, 31-46: Dar de comer, dar de beber…).Pero Jesús añade algo todavía más especial, que tendemos a olvidar: Sólo podemos dar de comer dando algo que es nuestro, nuestro propio cuerpo, nuestra propia vida. No podemos cenar Jesús, con Jesús, como Jesús si no convertimos nuestro cuerpo y nuestra sangre en comida para los demás.

Tercera memoria: Haced esto en memoria de mí, los hombres y mujeres del recuerdo… Es decir, lavaos los pies, acoger a los demás, dar de comer. Conforme a la tradición de la Iglesia, instituyendo la acogida (lavatorio de pies) y la comida fraterna (dar de comer, el propio cuerpo), Jesús instituyó la nueva gran función cristiana: Los hombres y mujeres de la memoria…, aquellos que mantienen vivo, de un modo especial, el recuerdo y la tarea de Jesús.

Esos hombres y mujeres de la memoria son en un sentido los presbíteros y obispos, pero lo son, de un modo aún más directo todos aquellos que acogen y visten, que lavan, cuidan y alimentan a los demás, realizando así la tarea de Dios sobre la tierra. Así lo indicaré brevemente este Jueves, gran día del recuerdo de Cristo:

1. Esa memoria de Jesús la mantiene en un plano la iglesia ministerial llamada “jerárquica”, los obispos y presbíteros, aquellos que hoy presiden de un modo especial la Eucaristía del Amor Fraterno, en los cuatro extremos de la Iglesia. Hombres de memoria son, se les tiende a llamar sacerdotes, gran función siguen teniendo, gran tarea, abierta al lavatorio de pies, a la acogida y comida fraterna… Por ellos empezamos rogando este día.

2. Esa memoria de Jesús la cultivan también los hombres y mujeres de la interioridad, de la contemplación profunda de Jesús, misterio de Dios… No hace falta que sean contemplativos “oficiales” (monjes, monjas…), aunque es bueno que algunos lo sean… Todos hemos de ser hoy contemplativos, para descubrir por dentro y cultivar el gran misterio de la vida que es don, que es regalo, que es presencia. Memoria de Dios somos en Cristo, memoria compartida, es bueno que lo separamos y lo cultivemos, en un mundo que corre el riesgo de convertirlo todo en puro espectáculo externo. Por estos hombres y mujeres de memoria seguimos hoy rogando.

82854873. La memoria de Jesús la imprimen en sus manos y en su espalda, de un modo muy concreto, los “costaleros”, aquellos que llevan las imágenes del Cristo por las calles de mil ciudades del mundo, especialmente en lugares como España…Esos costaleros llevan hoy la imagen de Jesús, pero no pueden olvidar que la verdad de Jesús no está en su imagen, sino en su verdad: es decir, en los pobres y excluidos de la vida, los hambrientos y enfermos, los extranjeros y desnudos.

4. Pero hoy recordamos, de un modo aún más concreto y universal, a los verdaderos costaleros de Dios, hombres y mujeres de la memoria de Jesús, los que siguen haciendo de un modo directo lo que él hizo; éstos son los hombres y mujeres de la caridad, aquellos que abren cauces y caminos de servicio mutuo, dar de comer, dar de beber, acoger, vestir… en nombre de Jesús, el nombre de la humanidad. Así lo seguiré indicando de un modo más concreto en las reflexiones que siguen.

La primera imagen (con la última) ofrece un detalle y la visión de conjunto del Gran Mosaíco de Mahourrek, que presidía nuestro comedor conventual de Poio, Pontevedra, donde he comido y conversado largos años.

Las otras imágenes recogen el recuerdo de esa reunión de algunos voluntarios de la memoria de Jesús reunidos en pasado 16, en torno al tema central del Jueves Santo, que es compromiso de la Memoria de Jesús, es decir, de las obras de misericordia, que definan la vida y tarea su Iglesia en el mundo.

Hombres y mujeres de la Caridad, Memoria de Jesús, anticipación del Jueves Santo

En los largos años que vengo publicando este blog, Jueves Santo tras Jueves Santo, he venido poniendo de relieve otros aspectos de la memoria de Jesús, en especial los más celebrativos: Eucaristía, procesiones… Así podrá verlo quien quiera buscar en postales anteriores, desde el año 2007.

Este año, con ocasión del “café conversado” que tuvimos en Madrid, el pasado 16, hombres y mujeres de la “memoria activa de Jesús”, quiero recoger esta experiencia. Ellos, hombres y mujeres de Caritas, de Manos Unidas, de la HOAC… y de tantos otros servicios cristianos, en la línea de Jesús, son los verdaderos celebrantes del Jueves Santo. Leer más…

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Yo soy lo que rezo. Reflexión de Jueves Santo 24 marzo, 2016

Jueves, 24 de marzo de 2016
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0Nos situamos en este día de jueves santo: celebramos el día del Amor fraterno, amor sororal, que quedará reflejado en la celebración en el gesto del ofertorio. También es el día de servicio, como veremos en el lavatorio de los pies. Es un día lleno de contenido, como lo son todos los de la Semana Santa pero es ciertamente el día que tenemos, por eso quiero llamarlo el día del Amén.

Amén, según wikipedia es símbolo de confirmación y de afirmación. El significado real de la palabra es ‘en verdad’, ‘ciertamente’ o ‘que conste’. Popularmente se le ha dado el significado de ‘así sea’, ‘palabra de Dios’ o, simplemente, ‘sí’. En efecto, la raíz de este adverbio implica firmeza, solidez, seguridad, y en hebreo es la misma que se utiliza para el vocablo «fe». En el Talmud se indica que la palabra ‘amén’ es un acrónimo que se podría traducir como ‘Dios, Rey en el que se puede confiar’.

Decir «amén» es proclamar que se tiene por verdadero lo que se acaba de decir, con miras a ratificar una proposición o a unirse a una plegaria. Por eso, expresado en forma conjunta o grupal en el ámbito de un servicio divino u oficio religioso también significa ‘estar de acuerdo’ con lo expresado en tal ocasión.

Para el cristiano decir amén es confirmar y comprometerse, es responder a la pregunta de Dios de manera positiva y resuelta.

Para llegar a ese Amén pronunciado por Jesús con su vida entera y de manera más expresa con su “hágase” en Getsemaní hemos de hacer un camino, un camino que pasa ineludiblemente por el camino de la oración.

¿Hacia dónde mira Jesús a lo largo de su vida? ¿A quién mira desde niño? Nuestra mirada ha de ser como la de Jesús, claramente como la de él. Solo así podremos hacer que nuestro discipulado sea tan auténtico que emanemos entrega y respuesta.

Jesús mira al Padre, siempre. Desde niño lo encontramos “ocupado en las cosas de su Padre”, cuando su madre le busca responde de manera adulta: “¿por qué me buscabais? No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?” (Lc 2,49). La primera vez que se sabe buscado está ocupado en la oración. Más adelante, en Getsemaní, cuando los soldados le buscan, otra vez, también está ocupado en la oración. Su vida oculta en el silencio de Nazaret, desapercibido, fecundó su corazón dócil a la mirada contemplativa, esa que desnuda corazones y remueve espíritus. Jesús ve el corazón humano porque primero ha entrado en el nivel más profundo del suyo propio y se ha hecho uno con Dios. Solo así pudo Cristo amar hasta el extremo, solo así pudo vencer las tentaciones del poder, de la soberbia, la ambición y del éxito. Solo así pudo morir gritando en una cruz. Sencillamente porque pronunció un amén que había sido tatuado en el alma.

Este Jesús que nos apasiona pero al que nos cuesta decir que sí por si nos pide caminos que no deseamos seguir, era profundamente libre, y profundamente claro. Para poder darse a los demás, era necesario darse primero al Padre, por eso buscaba tiempos largos de oración. Los sarmientos solo pueden dar fruto si fluye de ellos la fuerza de la vida (Jn. 15,1-5). En los tres años de vida pública Jesús, además de sanar, enseñar y tratar con fariseos, se reservaba muchos tiempos de soledad y silencio para dedicarlos a la oración, y así procuraba enseñarles a sus discípulos. Acudía a descampados, montañas, también al templo o a la sinagoga. En cuanto podía buscaba espacios para entrar en lo secreto. Y así les enseñaba a sus discípulos. Tras un tiempo de misión les dice:

Venid vosotros a solas a un lugar deserto a descansar un poco” (Mc6,30-31), como queriendo bajarles los humos, “mirad al Padre, mirad al Padre!”

Al Padre, siempre mirando al padre, como queriendo decir, “no soy yo, no soy yo, es él quien os sana, quien os escucha, quien os espera, miradlo a él”.

La oración, esa relación íntima y personal con su Padre es lo que hace de Jesús un hombre auténtico, un hombre libre, un hombre creyente. En la oración no busca solucionar problemas, solventar dificultades, no, busca encontrarse con su Padre, solo. Lo demás vendrá por añadidura.

Es su mirada dirigida a Dios lo que permite que Jesús, en Getsemaní, no se dé la media vuelta y rechace lo que viene. Podía haber dicho hasta aquí, si muero, si sigo lo que me pides ¿qué harán estos sin mí?, tantos enfermos, tanta gente necesitada…

Pero no, una vez más, Jesús mira a su Padre:”Amén, que se haga lo que tú quieres. Confío”. En los momentos más duros el maestro se vuelve discípulo de nuevo y grita en la oración, no discierne con la cabeza, no busca el consuelo de sus amigos más queridos, no hace una lista de pros y contras. Vuelve su corazón al corazón de su Padre buscando latir al mismo ritmo para poder seguir adelante. Solo ahí está la fuerza y la esperanza.

Por eso, ahora, hoy,… ¿hacia dónde dirijo mi mirada en este jueves santo?, ¿hacia quién la dirijo habitualmente? En los momentos duros de la vida, o en los que te sientes más bendecido, ¿hacia dónde se dirige tu alma?.

¿Es Jesús el único Señor de tu historia?

Quienes seguimos a Cristo, tú también, estamos llamados a desnudar nuestra alma ante la mirada tierna de Dios. No pierdas tiempo exponiendo todas tus limitaciones todos tus errores. Jesús murió (mañana lo viviremos de nuevo) con los brazos extendidos para acoger todo eso. Suelta tus cobardías e incertidumbres. Levántate, camina de nuevo hacia él, hazlo mil veces, todos los días. Levántate pronunciando amén.

Para no dar vueltas sobre ti mismo necesitas tener tiempos encuentros largos en silencio con Dios. No tengas miedo, no esperes intuiciones mágicas o respuestas urgentes. Jesús trabaja en tu interior a su ritmo, dale tiempo, espérale, póstrate ante él como en Getsemaní, ten paciencia, está construyendo en ti un alma hermosa. Pero… pronuncia Amén.

A veces la oración es sencillamente un tiempo de espera. Lo sembrado dará fruto, pero tan importante es el tiempo de la siembra como el de la espera en el silencio y la oscuridad. Cuando parece que no hay nada, como en Getsemaní, algo se está gestando. Pronuncia Amén.

No podemos seguir a Jesús si no somos personas orantes. Recuerda esto: eres lo que rezas.

Repito, Jesús no habría podido traspasar el momento de Getsemaní y los acontecimientos posteriores si su vida no hubiera estado enraizada en Dios. En esa noche de absoluta oscuridad, cuando Jesús no ve nada es cuando vuelve con mayor intensidad su mirada hacia su padre buscando compañía y consuelo (“si me acuesto en el abismo allí te encuentro”, dice el salmista). En ese momento de profunda debilidad Jesús es más él mismo, y se produce el milagro del encuentro absoluto entre el Padre y el Hijo. Y pronuncia Amén.

No estamos exentos de esa vivencia nosotros, siempre y cuando la fuente de toda nuestra vida sea Dios.

Seguimos a un hombre que, en los estertores de la muerte, su última acción es rezar con el pecho abierto a la humanidad:”Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen”.

Fuente: Monasterio Monjas Trinitarias de Suesa

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Jesús nos invita a descentrarnos

Jueves, 24 de marzo de 2016
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imagen14Fernando Torres Pérez, Fundación Luz Casanova,
Madrid.

ECLESALIA, 23/03/16.- El Jueves Santo es el Día de la Caridad. Yendo a lo que se ve, a lo más aparente, es el día en que la colecta de la misa se hace en favor de Caritas parroquial. ¿Sólo eso? Es una pena que nos quedemos ahí. Porque el Jueves Santo es el día en que celebramos la institución de la eucaristía. El Jueves Santo nos habla de una mesa común y de los hermanos y hermanas compartiendo el mismo pan. El Jueves Santo nos habla del amor fraterno. Y la caridad no es más que otro nombre del amor fraterno. El Jueves Santo nos habla de una eucaristía que es mesa abierta en la que nadie es excluido y donde los más débiles tienen un lugar de preferencia. El Jueves Santo nos recuerda la despedida de Jesús, la última cena con sus discípulos pero también las muchas comidas que celebró con sus amigos y con los pecadores y con los que se encontraba por los caminos de Galilea. Porque una comida es siempre encuentro de familia, fraternidad, amistad, acogida… Pasa que nuestras eucaristías son demasiadas veces un ritual frío, y en algunas ocasiones una parodia burlesca, más que el signo de un verdadero encuentro entre hermanos, presidido por el hermano mayor que es Jesús, en el que todos nos sentamos a compartir el pan de la palabra y el pan de la vida para alimento de todos.

En la eucaristía, por definición, la preocupación no se centra en mi bienestar sino en el bien de la comunidad, de los hermanos, de los otros. En la eucaristía los excluidos son acogidos, los débiles reciben los primeros puestos. En la eucaristía el servicio mutuo es el arquitrabe que hace posible seguir construyendo la familia del reino. La caridad fraterna es la argamasa que mantiene unidos a los que somos muchos y diferentes y hace de todos una familia, la de los hijos e hijas de Dios. La eucaristía por eso es, debería ser, signo del reino, catarsis de nuestros mejores sueños, que se convierten por un momento en realidad y, a la vez en promesas de plenitud. Y que, por eso mismo, nos anima al compromiso por hacer de esa fraternidad, de la eucaristía, una realidad, no sólo en el momento de la celebración sino en la vida diaria y cotidiana.

Pero éste es un planteamiento que mucha gente de hoy no entiende. Porque culturalmente la emergencia del yo, del individuo, ha convertido a éste en el centro del universo. Y, como los planetas giran alrededor del sol, también el individuo entiende que todo lo que está en torno a él son materiales que debe utilizar para conseguir sus objetivos personales: su propia plenitud y felicidad, consideradas siempre desde el punto de vista de mi “yo”. Y cuando digo todo es que todo se pone al servicio del “yo”. Todo: la amistad, el estado, los bienes materiales, los derechos y el derecho, la pareja, la familia y hasta el clima.

Hace unas semanas leía en la revista semanal de un periódico un artículo sobre el perdón. El articulista, un psicólogo profesional, desvinculaba, por supuesto, su tema de cualquier tipo de relación con el aspecto religioso del perdón. Nada que ver. Lo suyo era un comentario totalmente laico sobre los beneficios psicológicos del perdón. Eran dos páginas dedicadas a enumerar esos beneficios que se producían sobre todo, casi exclusivamente me atrevería a decir, en la persona que perdona. Por supuesto, dejaba claro que no se trataba de olvidar. El objetivo del perdón era sobre todo que la persona supuestamente ofendida lograse encontrar la paz, la serenidad, la armonía necesarias para vivir. Olvidar la ofensa podría suponer el volver a establecer una relación que podría ser peligrosa para el sujeto. Pero perdonar era condición necesaria para superar la herida.

Desde esta perspectiva, el centro es el “yo” y el bienestar del yo. El perdón no es algo que se oriente a la recreación de las relaciones sociales rotas sino que se dirige básicamente a facilitar el bienestar del yo, que se sitúa en el centro del universo. Es lo más importante.

El artículo me hizo recordar un libro de un sociólogo español, Javier Elzo, sobre la juventud. No recuerdo ahora el nombre del libro pero si un párrafo que me llamó la atención. Hablaba de los jóvenes y la familia y el matrimonio. Y decía Elzo que el mundo de hoy la familia se ha convertido en una prótesis añadida a la persona. Sí, en una prótesis. La persona se sitúa de tal modo en el centro del universo que todo gira en torno a ella. Si no me funcionan los ojos correctamente, para ver bien utilizo una prótesis artificial: las gafas. Si no me funciona el oído, para oír bien utilizo un audífono. Si no me funcionan las piernas, para moverme utilizo una silla de ruedas. Todo se hace para que la persona tenga su funcionalidad plena. Si estoy solo, para tener compañía me busco una pareja. Gracias a él/ella encuentro compañía, familia, etc. Pero como las gafas o los audífonos u otras prótesis llegan un momento en que se estropean y se cambian por otras, también la familia, si se estropea, se cambia por otra –lo de arreglar o reparar no entra en una cultura que se ha acostumbrado al usar y tirar-.

Es decir, el mismo mecanismo que nuestra cultura ha aplicado al uso de los bienes materiales se ha terminado aplicando a la búsqueda de la plenitud personal, de la felicidad. Yo tengo que ser feliz. Tengo derecho a la felicidad. A mi felicidad. Para eso me sirvo de todo lo que está a mi alrededor, ya sean cosas o personas. La pareja me sirve en cuanta me hace sentirme feliz y bien conmigo mismo. Los conflictos, cualquier tipo de conflicto, se ve como un fracaso, una quiebra de ese derecho a ser feliz. El juguete se ha roto y lo que hay que hacer es cambiarlo por otro. Si la pareja no me ayuda a ser feliz, entonces hago lo mismo que con las gafas. Voy al oculista y la cambio por otras. En el caso del matrimonio se va primero al juzgado y luego se busca una nueva pareja. O no. Quizá por un tiempo el “yo” prefiera estar solo y sin compromiso. Los hijos se pondrían en la misma línea. Tener hijos ayudan a sentirse bien. Esa es la gran motivación. Valen en tanto en cuanto. Y nada más.

Así pues, en nuestra cultura hay una ideología o forma de pensar que se sitúa en la línea que acabamos de comentar: “yo” estoy en el centro del mundo. Todo lo que me rodea está para contribuir a mi felicidad. Lo que no sirve para ese objetivo es desechable, carece de interés. De alguna manera, no existe. Es posible que desde esa motivación se busque la fraternidad. Se hace porque en ese ambiente fraterno el “yo” se siente mejor, más arropado, más cálido. Siente menos la soledad. Pero no hay que olvidar que el centro sigue siendo el “yo”. Leer más…

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¿Te vienes a cenar?

Jueves, 24 de marzo de 2016
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pan-para-cenarYolanda Chaves, yolachavez66@gmail.com; Mari Paz López Santos,pazsantos@pazsantos.com; Patricia Paz, ppaz1954@gmail.com
Los Ángeles; Madrid; Buenos aires.

ECLESALIA, 24/03/16.- Me invitaron a una cena que promete ser muy especial. Es increíble pero el que firma la invitación es ¡Jesús mismo! Nadie me lo cree, es que ni yo misma me lo creo, pero ahí está el sobre, sencillo y la tarjeta adentro, dice: Si tienes hambre, ven.

Cuando recién me llegó pensé que era una broma de alguno de mis amigos. Imagínense, una invitación firmada por Jesús, quién se lo va a creer. Con el pasar de los días me  llegaron correos de mis amigas Yolanda y Mari Paz y ahí supe que la cosa venía en serio. Es que mis amigas viven en USA y en España y no hay ninguna, o casi ninguna posibilidad, de que mis amigos les puedan hacer la broma a ellas.

Lo otro que me chirriaba  es el tema del hambre, porque ni bien la recibí pensé que se habían equivocado de persona. Con tanta hambre en el mundo, ¿me iba a invitar a mí que pertenezco a la categoría de los privilegiados que tienen satisfechas todas sus necesidades? Pero de a poco empecé a sentir todas las “hambres” que tengo, que no son precisamente de comida, pero que son muchas y empecé a desear que fuera verdad, aunque seguía dudando.

…….

Abrí el buzón del correo con aire distraído. No esperaba recoger más que publicidad y los típicos sobres con ventanita de correspondencia bancaria. Ya nunca llegan cartas con “letra humana” como en otros tiempos.

La primera sorpresa fue aquel sencillo sobre blanco en donde figuraban mi nombre y dirección postal escritos… ¡a mano! Impresionada, di la vuelta para ver quién era el remitente: “Jesús, el de Nazaret”, escrito a bolígrafo en perfecta letra humana.

Esto es una broma o publicidad, pensé mientras me dirigía al ascensor. Abrí con prisa y leí una tarjeta de invitación, también escrita a mano: Si tienes hambre, ven. Puedes traer a otros, todos están invitados, no importa cuántos”, firmado: “Jesús, el de Nazaret”.

Abrí la puerta, dejé el bolso y las llaves y repetí la operación de lectura. Algo no había entendido o eso era una broma. Quizás un atractivo medio publicitario. Nada. Quedé pensativa y aparté el sobre para volver más tarde. Pero no podía dejar de pensar en esa invitación: “Estoy invitada si es que tengo hambre y puedo ir acompañada por quienes considere que les gustaría asistir imagino que siempre y cuando también tengan verdadera hambre”. ¿A quién le cuento yo esto? Creo que escribiré a mis dos amigas Yolanda y Patricia, que seguramente se sorprenderán pero no creen que digan que estoy loca. Escribir “a seis manos” desde tres partes del mundo nos pone en una dimensión de activas “escuchantes” de la realidad, abiertas a las sorpresas con naturalidad.

…….

Aquella madrugada como todos los días, esperaba la ruta que me acerca a mi trabajo en la estación del metro en el centro de Los Ángeles. Esa mañana era como todas; la estación llena de personas apresuradas ascendiendo y descendiendo de las diferentes rutas del metro sin poner atención en los rostros de los transeúntes. De pronto alguien se me acercó “debe ser alguien que necesita dinero para completar su pasaje” pensé, y me apresuré a buscar unas monedas en mi bolso. Era una anciana, confieso que me hubiera gustado relatarles que era una viejecita sonriente y amable, pero no, la anciana que se me acercó tenía el rostro amargado y el aliento alcohólico. Le ofrecí las monedas y ella no las aceptó. Tenía sus manos temblorosas ocupadas con un sobre manchado y maltratado, lo levantó hasta mi cara. “Esto es para ti” dijo, me lo entregó y se fue.

Revisé el sobre, en la parte del remitente estaba escrito: “Jesús de Nazaret” y en la del destinatario mi nombre: “Yolanda”.  Llegó el metro que esperaba, no hubo tiempo de abrir el sobre, a esa hora los vagones del metro van tan llenos que abrirlo y leerlo hubiera sido imposible. Lo guardé en mi bolso, llegué a mi trabajo, y tomé mi lugar en aquel inmenso mar de máquinas de coser. Mientras trabajaba, pensaba: “¿Quién puede conocer mi nombre en la estación del metro?”. Esperé hasta la hora de mi descanso para leer el contenido del sobre, lo abrí y decía: “Hija, sé que tienes hambre, ven. Puedes traer contigo a los que quieran una comida caliente”. Miré a mi alrededor, y pensé: “¿Habrá suficiente para todos ellos?”. No pude dejar de pensar en esa invitación tan personal y cercana. Ya en mi casa, al finalizar la jornada diaria, leía y releía el contenido del sobre. “Si esto es en serio ¿Cómo empiezo a invitar a esa cena especial a todos los que tienen hambre?”. Entonces decidí escribirle a mis amigas: hasta España a Mari Paz y hasta Argentina a Patricia. Seguramente “seis manos” podrán mejor que dos.

…….

Jesús nos convoca a celebrar la Eucarística, la primera, la de siempre, la que no pierde vigencia.  ¿Dónde tenemos que ir? ¿A Jerusalén, como aquella vez?… No, nos espera en cualquier lugar donde haya gente que tenga hambre y sed de Pan y de Vino, de Justicia y Solidaridad, de Fraternidad y Comunidad; donde haya personas que sufren y se sienten rechazadas por cualquier motivo; entre los que huyen de la guerra o la violencia… “Allí nos encontraremos”, nos ha dicho. “Id, cada una de vosotras, al lugar de vuestro continente en donde penséis que debéis estar convocando e invitando a la Cena a la que yo invito. Sois mensajeras como aquellos que mandé al cruce de los caminos…”.

Nos han invitado a una cena muy especial, será íntima y multitudinaria, indicándonos que salgamos a los caminos a buscar comensales. No hay restricciones ni números clausus. No hay que ir de etiqueta ni hay puestos de honor.

Nos han dicho que hagamos llegar la invitación a muchos, que utilicemos los medios a nuestro alcance para que la cena tenga todos los invitados que quieran asistir.

invitaciones-para-la-cena-de-la-empresaQue se expanda por la redes sociales, que lo transmitamos boca a boca en los encuentros de grupos y comunidades;  en las reuniones de la parroquia, de las vicarías, de las diócesis y en la curia vaticana; en monasterios y conventos, en sinagogas y mezquitas, en cárceles y hospitales, en despachos gubernamentales y en prostíbulos de carretera, en reuniones financieras. Que llegue la invitación a la orilla del Mediterráneo mientras se recogen vidas ateridas y chalecos salvavidas.

A los que viven en la calle, a los que huyen del hambre… Todos estáis invitados, nos ha dicho. Hay muchos sitios, no hay cuotas, ni clases, no se necesitan papeles, no tienes que llevar dinero.

Los niños y las niñas son bienvenidos y serán los que tengan un sitio especial al lado del Anfitrión.

¡Tomad nota!… es al atardecer de hoy Jueves, el que llaman Santo. ¡Ven, sí tienes hambre…!

Todos los que lean esto, están invitados; y a los que se lo hagan llegar por el medio que sea. Vayan pensando de qué les gustaría hablar con Jesús y de qué tienen hambre.

No se olviden de contestar a cualquiera de las direcciones de correo que figuran arriba indicando qué motivo les mueve a participar en esta Cena

 (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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