Archivo

Entradas Etiquetadas ‘Juan Pablo II’

Juan XXIII, un buen comodín para subir a los altares.

Sábado, 26 de abril de 2014
Comentarios desactivados en Juan XXIII, un buen comodín para subir a los altares.

francisco-juan-xxiii-y-juan-pablo-iiDe acuerdo con el  anuncio hecho por el papa Francisco el pasado 30 de septiembre de 2013, el 27 del presente mes de abril van a ser canonizados dos de los últimos pontífices muertos de la Iglesia católica, Juan XXIII (1958-1963) y Juan Pablo II (1978-2005).

Ya es la segunda vez que a Juan XXIII, el “papa bueno”, le toca hacer de comodín para la promoción a los altares de otros papas  controvertidos. Antes,  en su beatificación, hecha  por Juan Pablo II en el año 2000, tuvo que acompañar a la nada agradable figura de  Pio IX (1846-1878), el último papa rey que, entre el Syllabus y la declaración de su propia infalibilidad, se mostró rabiosamente antimoderno. Ahora, en su canonización, le acompaña la incómoda figura de Juan Pablo II. ¡Poca suerte está teniendo el bueno de Roncalli!

 Aunque no siempre es fácil distinguir en estas figuras públicas lo que es reflejo del talante y moralidad propios de aquello que aparece en sus gestos públicos, lo cierto es que muy poca simpatía se encuentra entre estas dos personas que van a ser proclamados oficialmente santos. De Juan XXIII brota espontáneamente la bondad y la confianza, el diálogo y la acogida; de Juan Pablo II es, más bien, el poder y la firmeza, la supremacía de lo propio y exclusión de lo diferente; en Juan emerge  la humanidad con sus virtudes y defectos, en Juan Pablo es la Iglesia jerárquica dominante y queriendo ocultar siempre sus debilidades y problemas; Juan fue el papa de la modernidad y el aggiornamento, Juan Pablo lo fue de la involución y restauración eclesiales; en el papa Juan es primero el buen hacer o buen estar en el mundo (ortopraxis) y para ello convoca un concilio, en Juan Pablo aparece en primer lugar el discurso único (ortodoxia) que rechaza las nuevas corrientes de pensamiento teológico y condena a sus autores. Visto desde América Latina, el papa Juan fue un estímulo para la liberación social y religiosa, mientras que Juan Pablo fue un aliado del imperio.  Poca alquimia, como se ve, entre ambas figuras.

Como en otras ocasiones recientes (nos referimos a las beatificaciones de los mártires de la Guerra Civil española) también ahora van a aparecer los dos bandos bien diferenciados en la Iglesia, los que están a favor de su renovación y transformación y los que van a seguir apostando por tradiciones que el tiempo ya ha superado. Muchos cristianos y cristianas se seguirán preguntando por el valor y sentido de unos milagros, siempre mantenidos con pinzas y difíciles de entender y probar en la era del conocimiento. Habrá quienes se sientan incómodos ante el hecho de seguir vinculando al poder papal, siempre excepcional, el testimonio y la ejemplaridad en la Iglesia, olvidándose de su base que es siempre más universalizable. Finalmente, no faltará quien se pregunte por el mismo sentido de las canonizaciones en una sociedad cada día más secular.

Redes Cristianas se siente abiertamente en sintonía con el “papa bueno” y desea que, en la pista que él intentó abrir, el papa Francisco siga apostando por el reconocimiento de la diversidad y el pluralismo que existe dentro de la propia Iglesia, por su aggiornamento y su voluntad de ser “Evangelio de la Alegría” en este mundo amenazado de tristeza.

Fuente Redes Cristianas

General, Iglesia Católica , , , ,

La Santa Sede recibió denuncias de los abusos de Maciel desde finales de los años 40.

Miércoles, 23 de abril de 2014
Comentarios desactivados en La Santa Sede recibió denuncias de los abusos de Maciel desde finales de los años 40.

macielsinteirWojtyla frenó en 1999 la investigación iniciada por Ratzinger desde Doctrina de la Fe

El fundador de la Legión sigue siendo una pesada losa en la memoria del futuro San Juan Pablo II

(Jesús Bastante).- La Santa Sede recibió denuncias de abusos contra Marcial Maciel desde 1948. Y no hizo nada hasta casi medio siglo después, según se desprende de los documentos publicados en la web La Voluntad de no saber, que reflejan explícitamente cómo hubo multitud de ocasiones, con distintos papas, para atajar los desmanes del fundador de la Legión de Cristo, designado por el futuro San Juan Pablo II como “guía eficaz de la juventud”.

 La primera denuncia, según se lee en el índice, llegó al obispo de Cuernavaca en diciembre de 1944. En ella, el joven Luis de la Isla y sus padres denunciaban abusos de Maciel, pero ni actuó en consecuencia y envió informe al Vaticano.

 La primera vez en que las denuncias llegan a Roma es desde España. Dos jesuitas de Comillas enviaron en 1948 sendos informes a la entonces llamada Sagrada Congregación de Religiosos. En 1954, apuntan los documentos, fue el Arzobispado de México quien pidió informes sobre el fundador al legionario Federico Domínguez, quien habló por primera vez de la adicción a la Dolantina de Maciel. El informe llegó al Vaticano.

 Dos años después, el arzobispo de México y el nuevo obispo de Cuernavaca denunciaron por pederastia y adicción a las drogas a Maciel, pidiendo la suspensión temporal de éste. Hay que recordar que durante algunos años (durante el final del pontificado de Pío XII y el de Juan XXIII) Maciel fue apartado temporalmente de la dirección del instituto.

 En 1962, confirman los documentos que se pueden leer en la web, un farmacéutico de San Sebastián y un sacerdote enviaron denuncias sobre la compra y consumo de drogas e intento de corrupción de autoridades por parte de Marcial Maciel.

 Hasta 1976 no se produjo una nueva denuncia, cuando dos ex legionarios lo hicieron en Estados Unidos, enviando copia de la demanda a Roma. Finalmente, en febrero de 1997, un grupo de ocho ex legionarios -entre ellos Félix Alarcón o Juan José Vaca– lograron que la denuncia contra Maciel alcanzara los medios de comunicaicón internacionales.

 No fue, sin embargo, hasta 2002-2005, cuando Benedicto XVI se decidió a reabrir el caso, que había sido bloqueado en 1999 -Ratzinger, entonces, era prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe- por Juan Pablo II. Ratzinger envió a unos visitadores a recabar información, y acabó suspendiendo definitivamente a Maciel, que murió conminado a una vida de oración, apartado de cualquier contacto público.

 En 2010, finalmente, Benedicto XVI intervino a la Legión, nombrando un Delegado Papal, el cardenal De Paolis, con el encargo de “purificar” a la Legión de Cristo.

 El “caso Maciel” es, sin duda, una losa en el pontificado de Juan Pablo II, hasta el punto de que son muchos los que han solicitado a Francisco la paralización de su canonización, que se llevará a cabo este domingo, junto a la de Juan XXIII.

 Los documentos muestran que la Santa Sede estaba enterada del abuso de drogas por parte de Maciel, de sus abusos sexuales y las irregularidades financieras desde 1956, cuando ordenó una investigación inicial y lo suspendió dos años para curarse de una adicción a la heroína.

 Sin embargo, durante décadas y gracias a la habilidad de Maciel de mantener silenciados a sus propios sacerdotes, su habilidad para colocar a legionarios confiables en puestos clave en el Vaticano y su cuidadoso cultivo de relaciones con los cardenales vaticanos, obispos mexicanos y católicos poderosos y acaudalados, Roma prefirió mirar hacia otro lado.

Fuente Religión Digital

General, Iglesia Católica , , , , , ,

“La Iglesia católica española, ¿al ritmo de Francisco?”, por Juan José Tamayo, teólogo.

Miércoles, 26 de marzo de 2014
Comentarios desactivados en “La Iglesia católica española, ¿al ritmo de Francisco?”, por Juan José Tamayo, teólogo.

jesus pasion joven apasionado fuerzaLeído en la página web de Redes Cristianas:

El cardenal Rouco Varela y monseñor Blázquez han liderado la Iglesia católica española durante los últimos diez años, unas veces por vía sucesoria, como lo fue en 2005 y 2008 y lo ha vuelto a ser ahora, y otras gobernando al alimón, ejerciendo el primero la presidencia y el segundo la vicepresidencia. Y lo han hecho en alianza, complicidad y sin fisuras, sin alejarse un ápice del programa restaurador de Juan Pablo II y del pensamiento dogmático de Benedicto XVI. Durante esos años la Iglesia católica española ha carecido de autonomía local, se ha convertido en sucursal del Vaticano y ha actuado como un clon del cristianismo oficial, al tiempo que ha funcionado como una perfecta “patriarquía”.

Bajo el liderazgo de ambos la jerarquía católica ha configurado un cristianismo en alianza con los sectores más conservadores de la Iglesia católica, que son el brazo largo de la jerarquía y a quienes esta les ha reconocido de hecho un especial protagonismo, y con las ideologías políticas igualmente conservadoras, hasta tener programas intercambiables en la mayoría de los temas de la agenda política y religiosa: educación, moral, modelo de sociedad; Relaciones iglesia y Estado, etc. Ha seguido promoviendo las masivas beatificaciones “políticas” de los mártires de la Cruzada que venían produciéndose en décadas anteriores, la última en Tarragona con el apoyo del papa Francisco.

Ha creado una Iglesia beligerante contra la secularización y el laicismo, que estuvo en permanente confrontación con el gobierno de Rodríguez Zapatero. No debe olvidarse que fue con monseñor Blázquez al frente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), de 2005 a 2008, cuando esta arreció sus críticas contra dicho gobierno. Críticó con especial severidad la ley de la memoria histórica, acusada de selectiva, y se opuso a asignatura de educación para la ciudadanía y a cuantas leyes se distanciaban del credo y la moral católicas. Fue entonces cuando el gobierno socialista aumentó la asignación tributaria a la Iglesia católica, única religión que la percibe, por la vía del IRPF, del 0,52 al 0,70%, que supone un significativo incremento económico cada año en las arcas episcopales.

Con monseñor Blázquez como presidente de la todopoderosa CEE, la jerarquía católica debe responder a los nuevos desafíos de la sociedad española, caracterizada por la secularización, la indiferencia religiosa, el pluralismo cultural, religioso y étnico, las dramáticas consecuencias de la crisis económica en los sectores más vulnerables de la sociedad, entre ellas el incremento de la desigualdad. Es una sociedad la española políticamente muy activa; desarrolla nuevas y creativas formas de participación política (Indignados, mareas, escraches, movilizaciones contra los desahucios, protestas estudiantiles) frente a una democracia representativa que no representa a las ciudadanos. Una sociedad que considera como EL principal y más grave problema la corrupción -instalada en las cúpulas del poder- contra la que lucha.

El nuevo presidente ha dicho que no tiene programa. Con la idea de ayudarle a conformarlo, le sugiero tres tareas que me pareen prioritarias.

1. Ubicarse en el mundo de la marginación y de la exclusión, lugar social del cristianismo, para luchar contra las causas que las provocan. Los obispos deben salir de la burbuja eclesiástica en que están encerrados, pisar la calle y ser sensibles a los problemas reales de sociedad española, que poco o nada tienen que ver con las preocupaciones y obsesiones eclesiásticas por la ortodoxia doctrinal y la moral sexual. Para ello tienen que renunciara los privilegios de que gozan y que le impiden ejercer la solidaridad con los sectores más vulnerables de la sociedad.

2. Fomentar la cultura del diálogo dentro y fuera de la Iglesia católica. En esta nueva etapa me parece fundamental que los obispos tiendan puentes de diálogo y de comunicación no solo con las organizaciones religiosas, culturales, políticas y sociales que no piensan como ellos, sino también con las organizaciones, asociaciones y movimientos críticos comprometidos en la transformación del modelo económico y político neoliberal (“Otro mundo es posible”) y en el cambio del actual paradigma (“Otra Iglesia es posible”), que hasta ahora han sido tachados del organigrama eclesiástico, cuando no condenados. Me refiero a las comunidades de base, movimientos apostólicos, asociaciones de teólogos y teólogas, movimientos de mujeres, movimientos de solidaridad, revistas de pensamiento teológico en diálogo con los nuevos climas culturales, etc.

3. Esta cultura del diálogo de traducirse en la creación de una Iglesia inclusiva de todos los sectores que ahora son excluidos: mujeres, inmigrantes, jóvenes, homosexuales y transexuales, parejas de hecho, personas divorciadas que han vuelto a casarse, colectivos cristianos críticos, religiosas y religiosos en zonas populares, etc. Es la condición necesaria para que pueda hablarse de una Iglesia universal. De lo contrario la Iglesia católica española correría el peligro de convertirse en una organización sectaria, algo que no espero ni deseo.

¿Es posible el cambio de estación en la Iglesia católica española? ¿Volverá la primavera tras el largo y helador invierno vivido durante el último tercio de siglo? Más que posible, es necesario. Me gustaría que los nuevos dirigentes de la CEE apoyaran, al menos, la reforma de la Iglesia que quiere Francisco, caminaran a su ritmo y la aplicaran a la realidad española, no miméticamente, sino de forma creativa, respondiendo a los desafíos que tienen delante, si bien con más celeridad y radicalidad, no frenando los procesos, sino respondiendo a los desafíos que plantea la sociedad española.

General, Iglesia Católica , , , , , , , ,

“Francisco, un año de esperanza y de incógnitas”, por Juan José Tamayo.

Jueves, 13 de marzo de 2014
Comentarios desactivados en “Francisco, un año de esperanza y de incógnitas”, por Juan José Tamayo.

Francesco-Gänswein Nov-13-2013Nos extraña que en este artículo ni se mencione la situación de las personas LGTB… Leemos en El País:

El Papa recupera la idea de solidaridad, pero las mujeres siguen marginadas en la Iglesia

Ha interpretado la crisis actual como resultado de un capitalismo salvaje

Desde su elección el 13 de marzo de 2013, Francisco no ha cesado de sorprender a fieles y escépticos por sus gestos y palabras, que han cambiado, al menos de cara al exterior, la imagen del Papa y la han hecho más cercana al pueblo y más creíble. Su primer mensaje desde el balcón del Vaticano no fue para bendecir urbi et orbi cual monarca absoluto, sino para pedir a los reunidos en San Pedro que rezaran por él.

El Jueves Santo “transgredió” las rúbricas litúrgicas al celebrar tan importante efemérides en un centro penitenciario donde lavó los pies a 12 jóvenes, entre ellos a dos mujeres, una musulmana. Durante su viaje a Brasil visitó la favela Varginha, criticó la indiferencia ante las desigualdades y, en plena movilización de los indignados, lejos de apagar el fuego de la protesta, se puso del lado de los jóvenes, a quienes les dijo: “Espero lío, que haya lío, que la Iglesia salga a las calles”.

El viaje a Brasil era una excelente oportunidad para encontrarse con las comunidades eclesiales de base y con los teólogos y teólogas de la liberación, algunos de ellos condenados por los papas anteriores. Dicho encuentro no se produjo. Es verdad, no obstante, que durante los últimos meses se han dado pasos importantes de acercamiento del Vaticano hacia la tan castigada teología latinoamericana de la liberación, al menos en la persona del peruano Gustavo Gutiérrez, considerado el padre de dicha tendencia teológica, al que papa ha recibido y del que L’Osservatore Romano ha publicado un importante artículo, algo impensable con Juan Pablo II y Benedicto XVI.

Al menos ha comenzado el deshielo y se ha pasado del anatema al diálogo y del silenciamiento a la palabra. Con todo falta, a mi juicio, un paso importante por dar: la retirada de las sanciones contra los teólogos y teólogas de las diferentes tendencias teológicas más vivas y creativas actuales: de la liberación, de las religiones, feminista, etcétera.

Es un paso que no tendría que serle difícil dar a Francisco, ya que su crítica del capitalismo, su teología del bien común y su propuesta de la “Iglesia de los pobres” van en la dirección de la teología de la liberación e incluso se inspiran en ella. Un ejemplo es: la exhortación apostólica La alegría del Evangelio, que crítica el neoliberalismo en continuidad con las tradiciones antiidolátricas de ayer y de hoy: de ayer, los profetas de Israel y Jesús de Nazaret; de hoy, los Foros Sociales Mundiales, los movimientos alterglobalizadores y los indignados.

Es un texto revolucionario que interpreta la crisis actual como resultado de un capitalismo salvaje dominado por la lógica del beneficio a cualquier precio y pronuncia cuatro noes: a una economía de la exclusión, a la nueva idolatría del dinero, a un dinero que gobierna en lugar de servir y a la inequidad que genera violencia. Recupera la palabra “solidaridad” que corre el riesgo de ser eliminada del diccionario y es “una palabra incómoda, casi una palabrota” para los mercados.

Critica la utilización de los derechos humanos como justificación para la defensa exacerbada de los derechos individuales y de los derechos de los pueblos más ricos. Pone en el centro de su mensaje las palabras que molestan al sistema neoliberal: ética, solidaridad mundial, distribución de bienes, preservar las fuentes del trabajo, dignidad de los débiles.

Uno de los ámbitos donde se juegan tanto la credibilidad del Papa como la autenticidad de su reforma es la actitud hacia las mujeres. Francisco reconoce, es verdad, el hecho de la marginación de las mujeres en la Iglesia católica; afirma que le produce un profundo sufrimiento ver cómo en ella o en algunas organizaciones eclesiales el servicio de las mujeres desemboca en servidumbre. Defiende su incorporación a los ámbitos de responsabilidad eclesial.

Pero hasta ahora no ha dado pasos en esa dirección. Ha mostrado su negativa al acceso de las mujeres a los ministerios ordenados, lo que es contrario a las investigaciones bíblicas, históricas, arqueológicas, teológicas y pastorales que avalan el ejercicio de todas las funciones ministeriales por parte de las mujeres. Defiende la elaboración de una “teología de la mujer”, que justifica las tareas diferenciadas en función del sexo y recurre al discurso de la excelencia.

Francisco no parece tener en cuenta las principales aportaciones de la teología feminista: el movimiento de Jesús como comunidad (no clónica) de iguales hombres y mujeres; la hermenéutica de la sospecha aplicada a los textos androcéntricos de la Biblia y de la teología; la crítica de la organización jerárquico-patriarcal de la Iglesia; la defensa de una Iglesia inclusiva y no sexista, etcétera. Papel importante en el mantenimiento de la discriminación de las mujeres está jugando el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe cardenal Müller. Haría bien el papa Francisco en vigilar de cerca al “vigilante de la ortodoxia” o en sustituirlo.

Un año después de su elección, hay muchas esperanzas depositadas en Francisco, pero siguen quedando no pocas incógnitas.

*

Juan José Tamayo es director de la cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid y autor de Cincuenta intelectuales para una conciencia crítica (Fragmenta, Barcelona, 2013).

General, Iglesia Católica , , , , , , , ,

El Vaticano “canoniza” a Romero, Angelelli y Posadas Ocampo.

Domingo, 2 de marzo de 2014
Comentarios desactivados en El Vaticano “canoniza” a Romero, Angelelli y Posadas Ocampo.

romer_560x280Leemos en Religión Digital:

El cardenal Sandri pone como ejemplo de santidad a los tres obispos mártires

El Vaticano “canoniza” a Romero, Angelelli y Posadas Ocampo

*

“Fueron víctimas por ser fieles a la opción preferencial por los pobres”

(J. Bastante).- Son los tres obispos mártires de Latinoamérica. En México, El Salvador y Argentina, víctimas de la dictadura y de la defensa del Evangelio de los pobres y para los pobres. Reivindicados por esta primavera de la Iglesia, Óscar Romero, Enrique Angelelli y Juan Jesús Posadas Ocampo acaban de ser reconocidos por la Pontificia Comisión Para América Latina como “víctimas por ser fieles a la opción preferencial por los pobres”.

Así lo asumió el cardenal Leonardo Sandri durante la Eucaristía que ha tenido lugar esta mañana en el Vaticano: “Quisiera conmemorar a tres pastores concretos,  desde luego sin anticiparme al juicio de la Iglesia y  sin dar a las palabras “martirio” y “mártir” una significación canónica y teológica y evitando cualquier interpretación política”.

ocampo-posadas-sigue-siendo-recordado-en-mexicoEl Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, Arzobispo de Guadalajara, México, asesinado el 24 de mayo 1993. El Arzobispo Oscar Arnulfo Romero, Arzobispo de San Salvador, asesinado el 24 de marzo 1980 (“la causa de canonización de Mons. Romero ha sido introducida y esperamos pronto verlo como modelo para toda la Iglesia”, añadió Sandri), y, especialmente, el Obispo Enrique Angelelli, Obispo de La Rioja, Argentina, muerto el 4 de agosto 1976, en un sospechoso accidente de auto y en un contexto de valentía del Obispo. “De él recuerdo hoy no solamente la pasión y el convencimiento de que su muerte fue por ser defensor de Dios, de la persona humana y del Evangelio, apuntó el purpurado argentino.

Citando los ejemplos de estos tres pastores, vienen a la memoria las palabras de Benedicto XVI: El mártir es una persona sumamente libre, libre frente al poder, libre frente al mundo; una persona libre, que en un acto definitivo dona a Dios toda su vida”, añadió el cardenal Sandri.

el-obispo-angelelliFinalmente, el responsable de la Comisión Para América Latina incidió en la fe “del Pueblo de Dios en América Latina,  que Aparecida convoca para ser discípulos y misioneros y la del Oriente cristiano,  convocado, después del Sínodo especial para el Medio Oriente,  a la comunión y al testimonio”.

Ésta es la homilía íntegra de Sandri:

Queridos Hermanos y Hermanas:

Terminaremos hoy nuestra Plenaria con esta última celebración eucarística en honor del Sagrado Corazón de Jesús. De este modo nuestra plenaria acaba con la mirada puesta en Cristo crucificado y resucitado, núcleo esencial de nuestra fe y núcleo fundamental a proclamar en la emergencia educativa y en la “traditio” de la fe a nuestra juventud.

Aquí sobre el altar que guarda las reliquias de San Juan Crisóstomo reviviremos el sacrificio de la cruz, poniéndonos con nuestra mente y nuestro corazón frente al costado abierto de Cristo, traspasado por la lanza del soldado, para adorar el misterio de nuestra salvación y de aquí sacar el coraje necesario para el anuncio del Evangelio y para nuestro testimonio de discípulos.

Una constante de la historia cristiana es la persecución y la cruz que en este mundo y en este tiempo de la Iglesia toca a muchos de sus hijos. Es la entrega de la propia vida en medio de la violencia y del desprecio de los valores de la dignidad de la persona humana, de los ataques a personas, a símbolos y a lugares sagrados de nuestra fe que han tenido por consecuencia no solamente el secuestro sino también el asesinato y la muerte de obispos, sacerdotes, religiosos, y religiosas. Esta línea roja de la sangre de los mártires, ha sido registrada en veinte siglos de historia y las Iglesias Orientales Católicas como también las comunidades ortodoxas y otros cristianos han sido y son hoy protagonistas de esta evangélica nota de identidad del discípulo con su maestro y esta fue y es la garantía de la esperanza cierta del cielo nuevo y de la tierra nueva que esperamos ver y tocar con nuestras manos en la eternidad.

Benedicto XVI, en la Exhortación Apostólica “Ecclesia in Medio Oriente”, escribe: “La situación en Medio Oriente es en sí misma un llamamiento urgente a la santidad de vida. Los martirologios enseñan que los santos y los mártires, de cualquier pertenencia eclesial, han sido – y algunos lo son todavía – testigos vivos de esta unidad sin fronteras en Cristo glorioso, anticipando nuestro “estar reunidos” como pueblo finalmente reconciliado en él” (EMO n. 11).

De estos últimos años recuerdo a los 52 mártires de la Catedral Siro-católica de Bagdad, en cuya reconsagración participé en diciembre 2012, y recuerdo el dolor y, la mayoría de las veces, la muda impotencia con la que se tiene que asistir al avance del mal, al desprecio de Dios y de su ley y al desprecio de la dignidad de la persona humana. Y me he preguntado cual era el nexo que podía existir entre esta realidad y la de nuestra América Latina. Es la sangre de Cristo, que ahora vemos derramada en la persona de nuestros hermanos, víctimas de persecución, del terrorismo en general, y del terrorismo de estado en particular, de la violencia irracional y de la del narcotráfico en particular o víctimas por ser fieles a la opción preferencial por los pobres, implícita en la fe cristológica, como indicado por el Papa Benedicto XVI en el discurso inaugural de la Conferencia de Aparecida (cfr también Aparecida nn. 391-392 y ss.) el nexo de nuestras dos realidades. Leer más…

General, Iglesia Católica , , , , , , , , , , , , , , , , ,

“Fernando Sebastián, el regalo envenenado” de Francisco, por Jesús Bastante.

Domingo, 23 de febrero de 2014
Comentarios desactivados en “Fernando Sebastián, el regalo envenenado” de Francisco, por Jesús Bastante.

fernando-sebastian-y-el-papa-franciscoEl Papa nombró ayer cardenal al obispo español que tildó de ‘deficiencia’ la homosexualidad

El Papa Francisco pide a los nuevos cardenales que sean “artesanos de la paz”

De su blog El Barón Rampante:

Se ha hecho tristemente famoso en los últimos días debido a sus polémicas, insostenibles y –a decir de quienes bien le conocen– incomprensibles declaraciones sobre gais enfermos y mujeres que abortan para disfrutar de la vida. Y sin embargo, Fernando Sebastián Aguilar (Calatayud, 14 de diciembre de 1929) podría haber pasado a la historia como el gran teólogo del pos-Concilio, el hombre que puso paz entre los nostálgicos del régimen y los aperturistas, el único obispo que paró los pies a Rouco Varela, o el ideólogo de la unidad de España como “bien moral“.

A sus 84 años, y cuando nadie –ni siquiera él mismo– lo esperaba, monseñor Sebastián se convertirá el próximo 21 de febrero en cardenal de la Iglesia católica. Un príncipe en tiempos de una “Iglesia pobre y para los pobres”, como predica Francisco, en la que los títulos cada vez suenan menos a poder y más a servicio. De eso sabe mucho el arzobispo emérito, el único en la historia de la Iglesia española que, cuando en 1982 fue nombrado secretario general de la Conferencia Episcopal, pidió al Papa Juan Pablo II dejar de ser obispo (lo era de León) para poder dedicarse por entero a una tarea muy difícil: la de intentar unir a las tres sensibilidades dominantes entre los obispos españoles de la época.

Y es que la Iglesia que sobrevivió al franquismo, que apenas un año antes dudó entre apoyar o no el golpe de Estado de Tejero, contaba con tres bandos netamente diferenciados. Los nostálgicos del régimen –capitaneados por el cardenal don Marcelo–, los aperturistas –con un cardenal Tarancón en retirada, a quien en poco tiempo Juan Pablo II condenó al ostracismo– y la nueva hornada de obispos, entre los que ya despuntaba un todavía joven Antonio María Rouco Varela.

Fernando Sebastián fue el pegamento que impidió que el Episcopado español saltara por los aires durante los Gobiernos socialistas: fue él quien negoció con Alfonso Guerra el sistema de financiación a través de la renta, la clase de Religión, y quien evitó las excomuniones a los políticos católicos tras la despenalización del aborto. Quien tuvo que poner paz cada vez que monseñor Setién y el hoy cardenal Estepa se enzarzaban a cuenta de las condenas a los atentados de ETA. Quien trató de mantener vivas algunas de las instituciones protagonistas del Concilio –fundamentalmente, la Universidad Pontificia de Salamanca o la Fundación Pablo VI–, mientras Karol Wojtyla imponía una Iglesia volcada en una férrea moral sexual y en la condena de toda disidencia, que todavía –como bien sabemos– perdura en nuestro país. Pese a los vientos, afortunadamente distintos, que soplan en la Roma de Francisco.

Religioso claretiano, abandonó la congregación para convertirse en obispo, dejó el episcopado para ser secretario de la Conferencia Episcopal, y sólo en 1991 regresó a una diócesis –Málaga y posteriormente, y hasta su jubilación, Pamplona y Tudela–. Pero su verdadera pasión siempre fue la Teología. Especialista en Teología fundamental, Pastoral de los Sacramentos y Filosofía Contemporánea, Fernando Sebastián fundaba en 1966, justo al fin del Concilio Vaticano II, la revista Iglesia Viva, que dirigió hasta 1971, y en la que se dieron cita los principales teólogos renovadores. También fue decano de la Universidad de Salamanca, donde llegó a ser rector.

En la Conferencia Episcopal, se le considera el autor intelectual de la práctica totalidad de los documentos episcopales en los años ochenta y buena parte de los noventa, cuando se hizo patente su alejamiento de un cardenal Rouco Varela que ya había tomado el mando y dirigía, con puño de hierro, el rumbo de la Iglesia española. Con todo, Sebastián logró la vicepresidencia del Episcopado durante nueve años (de 1993 a 1999, con el aperturista Yanes en la presidencia, y de 2002 a 2005, elegido por los obispos para frenar el poder del ya todopoderoso Rouco Varela).

La Falange y Euskadi

Políticamente conservador, llegó a recomendar el voto para La Falange, pero siempre defendió la presencia de los cristianos en la vida pública, fuera en el partido que fuese. Defendió como nadie la unidad de España frente a los “separatismos” vasco y catalán, pero no dejó de firmar pastorales conjuntas con los obispos de Euskadi. Y siempre pasó por ser hombre moderado, abierto en lo eclesial y querido por la mayoría.

Quiso pasar sin hacer demasiado ruido, pero en los últimos años, ya siendo obispo emérito –Benedicto XVI le aceptó la renuncia en 2007–, tuvo que afrontar, como delegado del Papa, la reforma del polémico instituto Lumen Dei. Tras la experiencia, se retiró a Málaga, donde vive en una residencia de sacerdotes jubilados junto a otro obispo emérito, Antonio Dorado. A sus 84 años, con achaques y “cada vez más cascarrabias” –dicen sus cercanos–, el Papa Francisco quiso premiar sus años de servicio a la Iglesia. Lo hizo con el capelo cardenalicio, aunque al tener más de 80 años no podrá votar en un futuro Cónclave.

Nadie, y mucho menos Francisco, esperaba que el maestro de teólogos, el hombre que supo lidiar, y negociar, con opiniones radicalmente distintas a la suya, tanto en lo político como en lo religioso, celebrase su púrpura asegurando que la homosexualidad es una deficiencia como su hipertensión, que las uniones gais no son legítimas o que, y esto último es textual, “todas las mujeres que quieren abortar lo que buscan es quitarse del medio a sus hijos para disfrutar de la vida”. Un premio envenenado, que puede volverse en contra del propio Bergoglio.

jesusbastante@hotmail.com

General, Iglesia Católica , , , , , , ,

“Los papas y la pederastia”, por Guillermo Sánchez

Domingo, 23 de febrero de 2014
Comentarios desactivados en “Los papas y la pederastia”, por Guillermo Sánchez

NiñollorandoLeído en La Excepción:

Un informe del Comité de los Derechos del Niño de la ONU del 5 de febrero de 2014 destaca el incumplimiento por el Vaticano de la Convención de los Derechos del Niño.

La Iglesia Católica Romana (ICR) ha sido tradicionalmente, y sigue siendo, más dura que nadie en su moralismo sexual. No se ha limitado a establecer unos criterios y normas de conducta sobre sus fieles, sino que siempre ha intentado imponerlos sobre el conjunto de la sociedad (algo que ha conseguido en los estados confesionales). Es una organización que presume de su identidad cristiana y de su excelencia moral.

Para colmo, la ICR introdujo en la Edad Media normas absurdas y totalmente contrarias al evangelio, como el celibato de los ministros. Aunque ciertos estudios afirman que el celibato no incide en un mayor índice de abusos, lo cierto es que hasta representantes de la propia ICR han reconocido esa relación. Por ejemplo, el cardenal británico O’Brien declaró: «Me doy cuenta de que muchos curas han encontrado muy difícil gestionar el celibato» (La Razón, 25.2.13); él mismo renunció ante Benedicto XVI “por motivos de edad” tras ser acusado por sacerdotes y seminaristas «que supuestamente fueron víctimas de la conducta indebida del cardenal cuando se encontraban bajo su tutela durante la década de los 80» (La Razón, 25.2.13). Por cierto, pidió perdón y renunció, pero no se entregó a las autoridades para responder de sus delitos.

Desde que se han ido destapando los incontables abusos cometidos en el seno de la ICR en las últimas décadas (en realidad estos hechos han ocurrido siempre, como demuestra la historia –p. ej., ya en el siglo XVII “san” José de Calasanz encubrió a un abusador–), muchos jerarcas y apologetas (como el cardenal Dolan) se han defendido diciendo que otros colectivos presentan unas tasas más altas de abusos a niños. Pero el caso es que, aparte de la exactitud o no del argumento y de la miseria moral que implica, esos otros colectivos no han tejido nunca una red jerárquico-administrativa tan gigantesca para tapar los abusos del colectivo, como ha hecho el papado. Esa es la clave.

La misma estrategia victimista aplicó el cardenal Ratzinger en 2002, cuando afirmó: «Estoy personalmente convencido de que la permanente presencia de pecados de sacerdotes católicos en la prensa, sobre todo en Estados Unidos, es una campaña construida, pues el porcentaje de estos delitos entre sacerdotes no es más elevado que en otras categorías, o quizá es más bajo. En Estados Unidos vemos continuamente noticias sobre este tema, pero menos del 1% de los sacerdotes son culpables de actos de este tipo. La permanente presencia de estas noticias no corresponde a la objetividad de la información ni a la objetividad estadística de los hechos. Por tanto, se llega a la conclusión de que es querida, manipulada, que se quiere desacreditar a la Iglesia» (citado en Zenit, 19.4.05; añadimos negrita en las citas).

Las implicaciones de Juan XXIII, Juan Pablo II y Benedicto XVI

El veneradísimo Juan XXIII (en proceso de canonización por la ICR) ya emitió en 1962 un documento que «se centra, en principio, en la relación sexual entre un sacerdote y un miembro de su congregación. Sin embargo, en la medida en que se avanza en la lectura del texto se hallan instrucciones referidas a “las obscenidades perpetradas por un clérigo con un joven de cualquier sexo, o con animales”. Los obispos de todo el mundo eran llamados a manejar estos casos de la manera “más secreta posible”» (Diario de Córdoba, 18.8.03).

Posteriormente, tal como resumía y documentaba Paolo Flores d’Arcais en un artículo imprescindible (El País, 14.4.10), el papa Juan Pablo II y su cardenal prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y después papa, Joseph Ratzinger «impusieron una obligación taxativa a todos los obispos, sacerdotes, personal auxiliar, etcétera, para que no llegara a las autoridades civiles nada de lo que tuviera que ver con casos de pedofilia eclesiástica». Un motu proprio de Wojtyla señalaba: «Cada vez que el ordinario o el superior tuvieran noticia con cierta verosimilitud de un delito reservado, tras haber realizado una indagación preliminar, la señalarán a la Congregación para la Doctrina de la Fe». Como explica Flores d’Arcais, «papa y prefecto informados de todo (es más, siendo los únicos en saberlo todo) son, exclusivamente, quienes tienen la primera y última palabra acerca de los procedimientos que se han de seguir. La “pena” máxima (casi nunca infligida) no va más allá de la reducción al estado laico del sacerdote. Por lo general, el castigo se limita a trasladar al sacerdote de una parroquia a otra. Donde, obviamente, reiterará su delito. “Pena” exclusivamente canónica, en todo caso. No ha de efectuarse denuncia alguna ante las autoridades civiles: “Las causas de esta clase quedan sujetas al secreto pontificio“», secreto cuya terrible naturaleza criminal se explica en el artículo.

Siendo Ratzinger papa, el cardenal de Nueva York Timothy Dolan pidió permiso al Vaticano en 2007 para blindar 57 millones de dólares ante la avalancha de demandas por abusos sexuales. «Entre los archivos hay una carta que Dolan envió al Vaticano en la que se explica esta transferencia de fondos en 2007: “Con este movimiento preveo una mejor protección de los fondos ante cualquier reclamo legal o de responsabilidad”, recoge. El Vaticano aprobó la solicitud en cinco semanas. […] Los archivos también revelan que persuadió a sacerdotes acusados de abuso para que abandonaran voluntariamente la Iglesia a cambio de sustanciosos beneficios, y cómo frenó los procedimientos canónicos impulsados desde Roma para echar a los que no cooperaban. En una ocasión, el Vaticano tardó cinco años en expulsar a un sacerdote abusador. […] “A medida que las víctimas se están organizando y se hacen públicos más casos, la posibilidad de un escándalo es cada vez más real“, escribió Dolan en 2003 en otra carta dirigida al entonces cardenal Joseph Ratzinger» (El País, 2.7.13).

En 2010 el Tribunal Supremo de Estados Unidos atendió el caso de una víctima que había sido objeto de abusos en Oregón en los años 60 por parte de un cura irlandés que ya había sido acusado de pederastia en Irlanda y posteriormente en Chicago. El Tribunal Supremo (con una mayoría de jueces católicos desde hace años) solicitó opinión al gobierno de Obama, quien «pidió a la Corte Suprema de su país otorgar al Vaticano inmunidad en los juicios de sacerdotes acusados de haber cometido abusos sexuales contra menores de edad en Estados Unidos» (TeleSur, 26.5.10). De este modo, Ratzinger y los jerarcas vaticanos se libraban de la posibilidad de tener que declarar en un tribunal. Ya en 2005 George Bush había otorgado inmunidad a Ratzinger, cuando la “Santa” Sede la había solicitado al convertirse este en jefe de estado por su cargo de papa (Diario Vasco, 29.3.10). Como siempre, los grandes poderes del mundo se unían para apoyarse en la impunidad y el abuso (ver El Eje Washington-Vaticano).

Posteriormente, el Tribunal Penal Internacional también cerró la vía de procesar a Ratzinger y sus colaboradores (Religión Digital, 15.5.13), y el Tribunal de Apelación de Oregón dictaminó contra la responsabilidad del Vaticano, con el argumento de la “Santa” Sede no tiene control de lo que hacen todos los sacerdotes en el mundo (La Razón, 7.8.13). Pero se obviaba la clave del asunto, que son las medidas obstruccionistas establecidas sistemáticamente por el papado.

Sólo como consecuencia de los escándalos difundidos por los medios de comunicación, Benedicto XVI, gravemente implicado en los encubrimientos durante décadas, comenzó a tomar algunas medidas, más de prevención que de resolución de casos del pasado (es decir, hasta hoy se mantiene la impunidad). Ha sido recientemente cuando la jerarquía ha empezado a dar instrucciones (y no lo está haciendo siempre) de que no se limiten a denunciar la pederastia internamente, sino que además se denuncie ante las autoridades civiles.

Ratzinger actuó enérgicamente en el caso del abusador Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, cuyos crímenes Juan Pablo II (también en proceso de canonización) y él mismo habían tapado sistemáticamente, como siguen denunciando sus víctimas. (Maciel falleció oportunamente, y sin haber sido procesado por sus fechorías, poco después de ser forzado a retirarse.) Por estas medidas, algunos cubrieron a Ratzinger de elogios, calificándolo de “barrendero de Dios” (¡!).

Con ocasión del último cónclave, el obispo maltés Charles Scicluna, fiscal del tribunal de la Doctrina de la Fe, ante la pregunta de si era justo que cuatro cardenales implicados por los escándalos de abusos estuvieran habilitados para elegir al nuevo papa, respondió: «Todos somos pecadores, y Dios sabrá obtener también cosas buenas de su presencia en el cónclave. Debemos tener cuidado al apuntar con el dedo acusador. Por lo demás, el primer colegio de apóstoles tampoco era para canonizarlo enteramente» (Páginas Digital, 26.2.13).

Como señala Alberto Athié, un antiguo sacerdote que denunció durante años sin éxito los sistemáticos abusos sexuales de Maciel (y cuyas denuncias ante la ONU finalmente consiguieron que ésta emitiera el reciente informe): «El procedimiento de desprecio a las víctimas, de encubrimiento a los pederastas, procede no solo de estrategias locales. Es una estrategia institucional. Con su fuente en el territorio del Vaticano y operado por la Santa Sede» (El País, 5.2.14).

Incluso algunos ultrapapistas sinceros han protestado, “sorprendidos” de ciertas conductas papales. Por ejemplo, Luis F. Pérez se escandalizaba de que ni Wojtyla ni Ratzinger hubieran tomado medidas contra el cardenal Law (Infocatólica, 3.3.10); hoy por hoy, Francisco sigue manteniéndolo en su retiro dorado en Roma.

Responsabilidad de Francisco

¿Qué tratamiento ha dado el papa Francisco a estos asuntos? Una de sus medidas ha sido establecer nuevas normas penales que incluyen disposiciones sobre abusos sexuales (Zenit, 11.7.13). Otra, nombrar una comisión de expertos sobre el tema (como suele decirse, crear una comisión es la forma elegante de quitarse un asunto de encima…).

El pasado 15 de enero Francisco puso en evidencia que, aparte de previsiones para el futuro, la interpretación del pasado sigue siendo la que se ha hecho hasta ahora. Dos enviados suyos comparecieron ante el Comité de la Convención de Derechos del Niño en Ginebra. Los miembros del Comité «no se mostraron muy satisfechos con las palabras del representante del Vaticano ante la ONU, Silvano Tomasi, que reconoció que entre el clero hay abusadores; aunque matizó que también los hay “entre los miembros de las profesiones más respetadas del mundo”. “Este hecho es especialmente grave” en el seno de la Iglesia, dijo, “ya que estas personas están en posiciones de gran confianza y son llamados a promover y proteger todos los elementos de la persona, como la salud física, emocional y espiritual”», reconoció, pero eludió una vez más la cuestión del encubrimiento papal desarrollado durante décadas. Y «tanto Tomasi como el obispo auxiliar de Malta, Charles Scicluna, el otro representante que participó en la comparecencia de más de seis horas ante los 18 miembros del comité de la ONU, respondieron con evasivas a las agudas e insistentes preguntas de estos expertos sobre los supuestos traslados de diócesis de los responsables de abusos, denunciados por las organizaciones de víctimas, la falta de transparencia en las investigaciones de la propia Iglesia o la respuesta del Vaticano ante estos casos. El mensaje de la Santa Sede fue constante: los religiosos no son funcionarios del Vaticano, dijo Tomasi, que argumentó que investigar y juzgar estos delitos corresponde a los Estados donde tuvieron lugar» (El País, 16.1.14). Leer más…

General, Iglesia Católica , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , ,

“El papa en su prueba de fuego”, por Cristina de la Torre.

Viernes, 21 de febrero de 2014
Comentarios desactivados en “El papa en su prueba de fuego”, por Cristina de la Torre.

bergoglio-y-juan-pabloJuan pablo II con el entonces cardenal Bergoglio

Leemos en elespectador

Queda en entredicho la canonización de Juan Pablo II; y en peligro, la imagen de renovador que con tanta habilidad y paciencia se ha forjado Francisco.

El emplazamiento de la ONU a la Iglesia para que entregue a la justicia civil a todos los curas pedófilos y a sus purpurados encubridores, coloca al papa en una encrucijada dramática. En la contundencia sin antecedentes del organismo internacional contra la Iglesia de Roma y el torrente de víctimas que exigen justicia, tendrá el pontífice que encarar este delito infame que la Iglesia cohonestó siempre por inacción o por desgana. Y romper su código de silencio.

No resultará fácil, para comenzar, la elevación de Wojtyla a los altares, habiendo protegido como protegió a Marcial Maciel, el emblemático abusador de niños, sus propios hijos comprendidos, y fundador de los Legionarios de Cristo. Hoy pretenden los nuevos jefes de la orden borrar todo delito con un acto de contrición impostada, sin comparecer en los tribunales y echándole a Maciel toda el agua sucia. Nadie de su círculo íntimo parece libre de culpa. 30 legionarios denunciados por abuso sexual siguen, no obstante, en la organización. Pero a ellos “ni los tocan”, apunta el investigador Fernando González. Que Robles, el nuevo director, perteneciera a aquella rosca, no inhibió a Francisco para darle de nuevo luz verde a la orden.

macielsinteirJuan Pablo II con su amigo, el pederasta Marcial Maciel

Se defiende el Vaticano diciendo haber creado una comisión contra la pederastia. Pero Sue Cox la tiene por maniobra de distracción, porque los tonsurados “no pueden vigilarse a sí mismos… el Vaticano ha de ser monitoreado por un organismo independiente y secular”. Y señalar a los obispos que protegieron curas pedófilos. Miles de víctimas exigen abordar el caso como crimen de Estado y que el Vaticano sea juzgado por Naciones Unidas. Entre muchos, el exsacerdote Alberto Athie pide detener la ceremonia de santificación de Juan Pablo II, hasta cuando las autoridades judiciales establezcan el grado de complicidad con los abusos de su amigo Maciel.

El lazo es político de origen, y financiero. Se remonta a los tiempos del sindicato Solidaridad que, al lado del papa Wojtyla, dio en tierra con la dictadura comunista en Polonia. A lo cual contribuyeron en grande los fondos de Maciel. Bajo el ala del nuevo pontífice, su orden creció como la espuma. En reciprocidad, Maciel logró que el gobierno de México invitara al papa a su país, y desde entonces cayó en desgracia también la Teología de la Liberación. Como era secreto a voces y escándalo en la prensa mundial, Juan Pablo conocía las denuncias por pedofilia contra Maciel. Pero nada vio, nada oyó, ni movió un dedo. Antes bien, alabó la “fecundidad espiritual y misionera” de su amigo. Cuando en 1999 el obispo mexicano Talavera inquirió ante el entonces cardenal Ratzinger por este caso de abuso sexual, éste le respondió: “No podemos abrir el caso del padre Maciel porque es una persona muy querida del Santo Padre y ha ayudado mucho a la Iglesia…”. En 2011 fue demandado Ratzinger ante la Corte Penal Internacional por “encubrir miles de delitos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia” (El Espectador II, 6).

Más exigente que ostentar vuelta al Nazareno será la decisión que Francisco adopte en el trance que la ONU le presenta. Si ya el compromiso con los pobres supondría un timonazo en doctrina y en acción, éste de la pedofilia será un reto mayúsculo: o repite la mascarada de sus predecesores —promesas vacías de apretar a los abusadores— o produce una ruptura mandando a la cárcel a la jerarquía responsable. Y aplaza la canonización de un papa cuya flacidez moral supera con creces la sospecha. Será esta su verdadera prueba de fuego.

General, Iglesia Católica , , , , , , , , , ,

“El Mayor escándalo de la Iglesia católica”, por Juan José Tamayo.

Martes, 11 de febrero de 2014
Comentarios desactivados en “El Mayor escándalo de la Iglesia católica”, por Juan José Tamayo.

EL MAYOR ESCÁNDALO DE LA IGLESIA CATÓLICA
Pederastia, patriarcado y masculinidad
Juan José Tamayo

La pederastia es el mayor escándalo de la Iglesia católica de todo el siglo XX y de principios del siglo XXI, el que más descrédito ha provocado en esta institución bimilenaria y el que ha generado más pérdida de creyentes, que han abandonado la Iglesia, bien dando un portazo, bien hecho mutis por el foro. Algunos de los que se presentaban como modelos de entrega a los demás, se entregaron a crímenes contra personas desprotegidas. Algunos de los que eran considerados expertos en educación, utilizaron su supuesta excelencia educativa para abusar de los niños y las niñas que los padres les confiaban para recibir una buen formación. Algunos de los que se presentaban como guías de “almas cándidas” para llevarlas por el buen camino de la salvación, se dedicaban a mancillar sus cuerpos y anular sus mentes.

Y eso sucedió durante décadas en no pocas de las instituciones religiosas: parroquias, seminarios, colegios, noviciados, etc., y afectó a decenas de miles de víctimas, según el reciente Informe de la ONU. Los delitos sexuales fueron cometidos por miles de eclesiásticos apoyándose en su poder espiritual, que demostró ser una coraza para actuar criminalmente y protegerse de la justicia. ¡El poder, siempre el poder! Y en este caso, el poder espiritual, el más dañino de los poderes cuando se desvía del camino de la espiritualidad liberadora, transita por la senda del control de las conciencias y manipula la voluntad de los creyentes; y el poder patriarcal, que ha ejercido más violencia en la historia que todas las guerras. ¡El poder espiritual y el poder patriarcal siempre unidos en las religiones!

¿Desconocía el Vaticano tan extendida, programada y perversa situación de la pederastia y tan humillantes prácticas para las víctimas? La conocía perfectamente, ya que hasta él llegaban informes y denuncias que archivaba sistemáticamente hasta olvidarse de ellas. A las víctimas y a los informantes les imponía silencio para salvar el buen nombre de la Iglesia, amenazando con penas severas que podían llegar hasta la excomunión si osaban hablar. Tal modo de proceder creó un clima de permisividad, una atmósfera de oscurantismo y un ambiente de complicidad con los abusadores, a quienes se eximía de culpa, mientras que la culpabilidad se trasladaba a las víctimas, que se veían bloqueadas para ir a los tribunales ante la imagen de autoridad que daban los pederastas. Hacerlo público se consideraba una desobediencia a las orientaciones eclesiásticas y una traición al silencio impuesto por las autoridades competentes, que decían representar a Dios en la tierra.

No importaba la pérdida de dignidad de las víctimas, ni los daños y secuelas, muchas veces irreversibles, ni las lesiones graves físicas, psíquicas y mentales con las que tenían que convivir los afectados de por vida. Faltó com-pasión con las víctimas y sensibilidad hacia sus sufrimientos. No hubo acto de contrición alguno, ni arrepentimiento, ni propósito de la enmienda, ni reparación de los daños causados, ni se produjo acto alguno de rehabilitación, ni se hizo justicia. Todo lo contrario: se echó más leña al fuego de las agresiones Tal actitud supuso una nueva y más brutal agresión.

Sucede, además, que la mayoría de las veces los casos de pederastia se produjeron en instituciones y centros de formación masculinos dirigidos por varones: párrocos, formadores de seminarios, educadores de colegios, maestros de novicios, padres espirituales, obispos, todos célibes, en el ejercicio del poder patriarcal en estado puro. Lo que demuestra que el patriarcado recurre incluso a los abusos sexuales para demostrar su poder omnímodo en la sociedad y en las religiones y, en el caso que nos ocupa, sobre las personas más vulnerables. Un poder legitimado por la religión, que convierte a los varones en “vicarios de Dios” y portavoces de su voluntad. Es la forma más perversa de entender y de practicar la masculinidad, que despersonaliza y cosifica a quienes previamente ha destruido. Masculinidad y violencia, pederastia y patriarcado son binomios que suelen caminar juntos y causan más destrozos humanos que un huracán.

El cáncer de la pederastia con metástasis, extendido por todo el cuerpo eclesial, es la mejor y más fehaciente prueba del fracaso del catolicismo del Juan Pablo II y del cardenal Ratzinger, que los encubrieron: el primero como papa concediendo todo tipo de atenciones religiosas a reconocidos pederastas como Marcial Maciel; el segundo como todopoderoso presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe durante casi un cuarto de siglo. Este último, siendo papa, Benedicto VI, se vio obligado a dimitir ante la suciedad que le llegaba al cuello y que no supo limpiar a tiempo. ¿Quiso limpiarla de verdad? No lo sabemos. Lo cierto es que no lo hizo. ¿No pudo? Claro que pudo. ¿No demostró mano dura con los teólogos y las teólogas que disentían de su manera de pensar, a quienes vigiló detectivescamente, impuso silencio, retiró el reconocimiento de “teólogos católicos”, condenó sus libros, expulsó de sus cátedras? ¿No puso bajo sospecha a la Conferencia de Liderazgo de Mujeres Religiosas de Estados Unidos –que representa al 80% de monjas de ese país-, a quienes acusó de feminismo radical y las colocó bajo el control de un arzobispo, que actúa como detective? ¿Por qué entonces le tembló el pulso y no actuó con la misma contundencia ante los casos de pederastia?

Aunque con retraso, llega ahora una severa denuncia de la ONU contra el Vaticano, al que acusa de anteponer su reputación a la defensa de los derechos de los niños, de violar la Convención que protege dichos derechos, de no reconocer la magnitud de los crímenes, de ejercer una prolongada y sistemática política de encubrimiento de la violaciones y, ante la gravedad de los hechos, limitarse a trasladar a los pederastias de parroquias.

La reacción inmediata del Vaticano, a través de su portavoz, el jesuita Federico Lombardi, no ha sido precisamente la de ofrecer su colaboración a la ONU y a los tribunales civiles de justicia, ni la de proceder con urgencia al esclarecimiento de tamaños crímenes. Lo que ha hecho ha sido contra-atacar y acusar a la ONU de llevar a cabo “ataques ideológicos” y de interferirse en las enseñanzas de la Iglesia y en la libertad religiosa. Me parece una respuesta equivocada, ya que, a mi juicio, la ONU no hace ataques ideológicos ni se interfiere en asuntos ajenos a su competencia, sino que exige, como es su obligación, el cumplimiento de la Convención de los Derechos del Niño. ¡Demasiado tarde lo ha hecho!

Si el modelo de Iglesia de los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI fracasó, entre otras razones, por su actitud permisiva hacia la pederastia, el nuevo modelo de cristianismo que está gestándose solo puede ver la luz si el Vaticano cambia de actitud en este tema. En una institución tan centralista y vertical como la Iglesia católica, donde el papa tiene la plenitud del poder, le corresponde a Francisco responder a las graves denuncias y a las legítimas peticiones de la ONU sin titubeos ni estrategias dilatorias, y actuar con contundencia contra la pederastia: poner fin a la impunidad, condenar públicamente los crímenes cometidos, pedir perdón por ellos, cesar en sus funciones a los responsables, abrir los archivos donde se encuentra la información acumulada durante décadas y entregar a la justicia a los pederastas y a sus encubridores.

Y debe hacerlo sin demora, ya que el tiempo puede jugar a favor de la credibilidad de Francisco, que hoy es muy elevada, pero también en contra. A mayor retraso y más ambigüedad en la respuesta, más pérdida de credibilidad; a más celeridad en la colaboración y más contundencia en la condena de la pederastia, el papa argentino será más creíble.

Si se refugia en injustificados contra-ataques, como ha hecho torpemente su portavoz monseñor Lombardi, y no actúa en la dirección que le ha marcado la ONU, mucho me temo que la reforma de la Iglesia con la que se ha comprometido fracasará. Sus gestos de apertura se quedarían en gestos para la galería y sus palabras de solidaridad se las llevará el viento. ¡Así de triste! Espero y confío en que esto no suceda.

General, Iglesia Católica , , , , , , , , , , ,

Encuesta a católicos de los cinco continentes sobre algunos de los temas que más preocupan a la Iglesia.

Lunes, 10 de febrero de 2014
Comentarios desactivados en Encuesta a católicos de los cinco continentes sobre algunos de los temas que más preocupan a la Iglesia.

Una reveladora encuesta realizada por Univisión, la cadena de televisión más grande de Estados Unidos, concluyó que la mayoría de católicos del mundo no está de acuerdo con algunas de las principales doctrinas de la Iglesia como el aborto, el uso de anticonceptivos, el matrimonio igualitario y la prohibición de la comunión para los divorciados. La cadena de televisión estadounidense Univisión ha realizado una encuesta entre creyentes católicos de doce países sobre los temas sociales que provocan mayor división en su iglesia, como el divorcio, el aborto o el matrimonio igualitario. En este último asunto, España se colocó a la cabeza de los encuestados, con un 64 % a favor de la igualdad legal de las parejas del mismo sexo. Lo cuenta El Tiempo. Leemos en El País y en Religión Digital:

La mayoría discrepa de la doctrina de la jerarquía, según un sondeo

Los católicos españoles, a favor del matrimonio igualitario y el aborto.

América Latina respalda a Francisco, pero se divide en la doctrina

Latinoamericanos, menos conservadores que africanos o asiáticos, y más tradicionales que los europeos

El 86% aprueba la gestión del papa Francisco

GRÁFICO Encuesta mundial de católicos

La encuesta, realizada entre diciembre del 2013 y enero del 2014 con 12.038 fieles de 12 países mayoritariamente católicos de los cinco continentes, y con un margen de error del 0,9 por ciento, se le adelantó al papa Francisco. (Vea aquí los resultados de la encuesta).

En noviembre del año pasado, el pontífice argentino les envió un cuestionario, a todos los obispos del mundo, para que les pregunten a sus fieles qué piensan sobre las uniones entre parejas del mismo sexo y sobre la enseñanza de la Biblia, entre otros temas pastorales. Los resultados de dicha consulta serán discutidos en el mes de octubre próximo a propósito del Sínodo de Obispos, donde se debatirán diferentes aspectos sobre el futuro del catolicismo.

El documento dejó ver que el 58 por ciento de consultados está en desacuerdo con la norma que establece que la persona que se ha divorciado y vuelto a casar, fuera de la Iglesia, vive en pecado y por tanto no puede recibir la comunión. En Europa es donde más desaprueban esta medida (75 por ciento), seguido por América Latina (67 por ciento).

También se preguntó sobre el aborto, un tema innegociable para la Iglesia Católica. El 57 por ciento respondió que debería permitirse solo en algunos casos, como cuando la vida de la madre o de la criatura estén en peligro; el 8 por ciento cree que se debe permitir siempre y el 33 por ciento expresó que no debe ser válido nunca.

En Francia es donde más están de acuerdo con el aborto -siempre y en algunos casos- (93 por ciento), seguido de España (88 por ciento), Italia (83 por ciento) y Polonia (82 por ciento). En América Latina los que más aprueban esta forma de interrupción del embarazo -siempre y algunos casos- son los brasileños (81 por ciento); siguen los argentinos (79 por ciento), mexicanos (73 por ciento) y colombianos (61 por ciento). El 38 por ciento, en Colombia, respondió que el aborto no debe permitirse bajo ninguna circunstancia.

Sobre el uso de los anticonceptivos, otro tema vetado por la Iglesia Católica, la inmensa mayoría (78 por ciento) expresó estar de acuerdo con ellos. Solo el 19 por ciento dijo estar en contra de estos métodos de planificación. Incluso, entre aquellos que asisten con frecuencia a la iglesia, el porcentaje de los que están de acuerdo son mayoría (72 por ciento). Y nueve de cada diez de aquellos que van con poca frecuencia también los aprueban.

También se les preguntó a los fieles si creían que los sacerdotes católicos deberían casarse. Y cinco de cada diez -el mayor puntaje en esta respuesta- contestó: sí. El 47 por ciento estuvo en descuerdo y el 3 por ciento no respondió. En Europa están los que más están de acuerdo con que los sacerdotes tengan familia (70 por ciento); en América Latina son el 53 por ciento.

 

Matrimonio gay y mujeres con sotana

La encuesta de Univisión también preguntó si se estaba a favor o en contra con la figura del matrimonio entre parejas del mismo sexo. En este punto, los fieles católicos fueron mayoritariamente opositores (66 por ciento). Solo el 30 por ciento se expresó a favor de las uniones gays. Los africanos son los que más se oponen (99 por ciento), seguidos por los asiáticos (84 por ciento). En el caso de los latinoamericanos, el 57 por ciento rechazó el llamado ‘matrimonio gay’. Y en Estados Unidos es donde más los aprueban (54 por ciento). Los consultados de estratos bajos (7 de cada 10) son los que más rechazan estas uniones.

Respecto a la eterna discusión sobre el sacerdocio para las mujeres, el 51 por ciento respondió que ellas también deberían ser ordenadas. El 45 por ciento rechazó la figura de las mujeres en los altares del catolicismo y el 4 por ciento no respondió.

En Europa es donde más quieren ver a las mujeres con sotana (64 por ciento), seguidos por Norteamérica (59 por ciento) y América Latina (49 por ciento).

Todos quieren al papa Francisco

Otra de las preguntas de esta encuesta fue sobre la gestión del papa Francisco durante los primeros diez meses de su pontificado. El 41 por ciento la catalogó como ‘excelente’, mientras el 46 por ciento dijo que era ‘buena’. El cinco por ciento dijo que era ‘mediocre’, y el uno por ciento, que era mala.

La popularidad del papa argentino es pareja en todo el mundo, pero mayoritaria en Europa (90 por ciento), seguida por Norteamérica (89 por ciento), América Latina (88 por ciento), África (85 por ciento) y Asia-Pacífico (82 por ciento).

 España: Los católicos españoles, a favor del matrimonio igualitario y el aborto.

La jerarquía eclesiástica, especialmente la española, se ha manifestado reiteradamente contra el aborto y los matrimonios homosexuales. Basta un ejemplo reciente. La última nota de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal, bajo la presidencia del cardenal Antonio María Rouco, decía: “Nadie tiene derecho, en ninguna circunstancia, a quitarle la vida a un ser humano inocente. Una ley del aborto, por muy restrictiva que fuera, seguiría siendo injusta”. La opinión de los creyentes españoles, sin embargo, dista mucho de lo que predican los que se suben al púlpito. En este y otros asuntos relativos al modelo de familia o la disciplina interna de la institución. Así lo corrobora una encuesta realizada por Bendixen&Amandi para la cadena norteamericana Univisión entre 1.000 católicos españoles, dentro de un sondeo en 12 países de Europa, América, África y Asia.

Solo un 8% de los encuestados respondió estar en contra del aborto en cualquier supuesto, frente a un 88% que está a favor (el 24% en cualquier caso y el 64% en algunos). A Evaristo Villar, portavoz de Redes Cristianas, no le sorprende el dato. “El comienzo de la vida es una cuestión científica y con la ley actual no ha habido especiales problemas. Estamos a favor de que se mantenga y en contra de la reforma de Gallardón. Y la Iglesia tendría que acercarse a la sociedad actual y entrar en la modernidad”, opina.

Villar cree que los resultados de Univisión son la prueba del divorcio entre la jerarquía y la base católica. Más aún, opina que la institución “tendría que tomar buen ejemplo de Jesús, que superó la mentalidad de su tiempo”. “El tema de que los curas no se puedan casar es una cuestión de mera disciplina y podrían cambiarlo en cuanto quisieran”, asegura. Como él, el 73% de los católicos españoles piensa que deberían poder contraer matrimonio.

Lejos de la afirmación que hizo el nuevo cardenal español designado por el papa Francisco, Fernando Sebastián, quien señaló la homosexualidad como una deficiencia que se podía corregir con tratamiento, el 64% de los católicos apoya que personas del mismo sexo se casen. Un porcentaje que se eleva al 83% entre los jóvenes entre 18 y 34 años. La estadística global queda mermada porque los mayores de 55 años aprueban estos matrimonios en menor medida (46%). Pese a la aceptación en términos generales, la posibilidad de que estas uniones se celebren en una Iglesia divide casi a partes iguales a los encuestados: 48% en contra, 43% a favor.

Michael Brinkschröder, copresidente del Foro Europeo de Grupos Cristianos de Lesbianas, Gais y Transexuales, con sede en Múnich, asegura que los datos de Univisión confirman los primeros resultados del cuestionario que el Papa envió en otoño a parroquias de todo el mundo para pulsar la opinión de los católicos de base sobre la familia y la natalidad, que ya se han hecho públicos en Alemania y Suiza. “Indican que hay una enorme brecha entre la doctrina moral de la jerarquía y los valores de la mayoría de los laicos católicos. Los obispos deben aceptar estas realidades sociales en el sínodo que celebrarán en octubre sobre la familia y desarrollar un nuevo enfoque pastoral que dé la bienvenida a las personas LGBT“, considera.

A nivel mundial, el resultado del sondeo de Univisión es distinto. Un 66% está en contra del matrimonio homosexual y un 30% a favor. España es, de hecho, el país con mayor aceptación de estas uniones (64%), 26 puntos por encima de la media europea (38%). Los católicos africanos y asiáticos son los que se oponen en mayor porcentaje, con un 99% y 84%, respectivamente. “Aquí, con la ley de Zapatero, la gente lo ha visto y lo ha aceptado. Y la Iglesia también debería”, dice Villar.

El papa Francisco ha mostrado predisposición para escuchar. “Quiere dar un cambio de orientación a la involución que se ha producido desde Juan Pablo II”, asevera Villar. De momento, todo han sido palabras, pero un 86% de los creyentes españoles consideran su gestión “excelente o muy buena”. Apenas un 4% la considera mediocre. Está por ver si el discurso de acercamiento se traduce en una aproximación real.

América Latina respalda a Francisco, pero se divide en la doctrina

En el gran vivero del catolicismo se observan notables diferencias por países en cuanto a su visión de la Iglesia, según una encuesta elaborada entre 12.000 fieles de todo el mundo

La Iglesia Católica no eligió porque sí a un Papa latinoamericano. Esa región acoge al 42% de sus más de mil millones de fieles aunque también es la más amenazada por la pujanza de los cultos evangélicos. Y la repuesta de los fieles del continente, como los de casi todo el mundo, ha sido entusiasta ante el nuevo pontífice: a casi todos los católicos de Argentina (el 97%) le parece muy buena o buena su labor, y también a una mayoría amplísima de brasileños (el 91%). Sin embargo, en América se encuentra, paradójicamente, el país donde más recelo despierta el nuevo Papa. En México hasta un 26% considera mediocres o pobres sus logros hasta el momento. Leer más…

General, Iglesia Católica , , , , , , , , , , , , , , , , , , , ,

Recordatorio

Cristianos Gays es un blog sin fines comerciales ni empresariales. Todos los contenidos tienen la finalidad de compartir, noticias, reflexiones y experiencias respecto a diversos temas que busquen la unión de Espiritualidad y Orientación o identidad sexual. Los administradores no se hacen responsables de las conclusiones extraídas personalmente por los usuarios a partir de los textos incluidos en cada una de las entradas de este blog.

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Por supuesto, a petición de los autores, se eliminará el contenido en cuestión inmediatamente o se añadirá un enlace. Este sitio no tiene fines comerciales ni empresariales, es gratuito y no genera ingresos de ningún tipo.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un espacio de información y encuentro. La información puede contener errores e imprecisiones.

Los comentarios del blog estarán sujetos a moderación y aparecerán publicados una vez que los responsables del blog los haya aprobado, reservándose el derecho de suprimirlos en caso de incluir contenidos difamatorios, que contengan insultos, que se consideren racistas o discriminatorios, que resulten obscenos u ofensivos, en particular comentarios que puedan vulnerar derechos fundamentales y libertades públicas o que atenten contra el derecho al honor. Asimismo, se suprimirá aquellos comentarios que contengan “spam” o publicidad, así como cualquier comentario que no guarde relación con el tema de la entrada publicada. no se hace responsable de los contenidos, enlaces, comentarios, expresiones y opiniones vertidas por los usuarios del blog y publicados en el mismo, ni garantiza la veracidad de los mismos. El usuario es siempre el responsable de los comentarios publicados.

Cualquier usuario del blog puede ejercitar el derecho a rectificación o eliminación de un comentario hecho por él mismo, para lo cual basta con enviar la solicitud respectiva por correo electrónico al autor de este blog, quien accederá a sus deseos a la brevedad posible.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.