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“¿Errores del Espíritu Santo?”, por Felice Scalia, SJ

Lunes, 16 de septiembre de 2024
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IMG_7012Jacques Gaillot era un ‘obispo del Evangelio’, en la Iglesia, pero no ‘de la Iglesia’

Felice Scalia, SJ, sobre el libro de Lorenzo Tommaselli , Jacques Gaillot – Un obispo para el Evangelio , Il Pozzo di Jacobe, Trapani 2024

Será el obispo que esté decididamente del lado de los pobres, que esté en profunda comunión con los amados de Dios, los “pobres”, los desafortunados, los inmigrantes, los musulmanes despreciados, los sin techo, los presos, los sin papeles

(Reflexión y Liberación).- No se ha escrito una historia de las reacciones clericales y laicas ante el Concilio Vaticano II y luego ante los 50años de anticoncilio. Pero una cosa es cierta: entre 1962 y 1965, personas desconocidas para el gran público se reunieron en Roma y dieron una impronta de creatividad evangélica a la iglesia que se repensaba a sí misma y su relación con el mundo.

Posteriormente vimos en en el mundo obispos “incómodos” que, por su excentricidad, no fueron escuchados en absoluto, incluso fueron despedidos con desdén. “Habla de ese error del Espíritu Santo, adelante, ¿quién lo puede tomar en serio?”.

Esto no sucedió por malicia o mala fe, sino sólo porque, con el Concilio cerrado, las voces de la restauración en un sentido institucional habían prevalecido sobre la carismática y profética. De estos errores del Espíritu Santo” sólo recuerdo algunos nombres: Anastasio Ballestrero, Luigi Bettazzi, Tonino Bello, Raffaele Nogaro, Oscar Romero y Jacques Gaillot, de quienes nos ocupamos. Por no hablar de la oposición sorda y tenaz a dos “errores” del lujo: Juan XXIII y Francisco.

En realidad no se trata de errores del Espíritu” sino de la iglesia-institución que dejó escapar de sus redes aquellas células locas, la alegría de la gente sencilla sedienta y hambrienta de justicia, una monstruosidad y un molesto aguijón de la iglesia en en el que prevalecía más el aparato legalista-culto, empresarial, diplomático que el Evangelio.

En 1982, Jacques Gaillot fue ordenado obispo de Évreux (Normandía), un sacerdote ordinario, “clásico” diríamos, pero marcado por 28 meses de servicio militar en Argelia, suficientes para darle la profunda convicción de que el hombre no está hecho para la violencia, sino amar, y que el Reino sea predicado sobre todo a los “rechazados”, a los “derrotados”.

Será el obispo que esté decididamente del lado de los pobres, que esté en profunda comunión con los amados de Dios, los “pobres”, los desafortunados, los inmigrantes, los musulmanes despreciados, los sin techo, los presos, los sin papeles.  Una cuestión de gustos – habrá pensado algún hermano en el episcopado – ¡dejémoslo en sus manos! Quizás no comprendió hasta qué punto la elección de ser pastor de los “desperdicios” moduló su servicio a toda la diócesis, su catequesis, su liturgia, su estilo de vida.

IMG_7014Gaillot era un “obispo del Evangelio”, en la Iglesia, pero no “de la Iglesia, un obispo para servir a sus hermanos, como su Señor, no para sobresalir sobre los demás. Pero en cierto momento el potencial subversivo de esta centralidad del evangelio como norma de la iglesia explota ante los ojos de la opinión pública.

Gaillot no espera hasta la vejez para ser fiel a su Cristo. Escribe: “Me tomo la libertad de pensar, de expresarme, de debatir, de criticar sin miedo al cuchillo, sostenido, mantenido en pie, no por el aparato eclesiástico sino por el Evangelio que él anuncia, y por su gente”

En 1994 Gaillot hizo dos gestos “subversivos”: ocupó la histórica basílica del Sagrado Corazón de Montmartre con los “Sans Papiers” y publicó un libro donde explicaba su posición como francés, como cristiano y como obispo de cada hombre, a quién se le encomendó: grito contra la exclusión. El año de todos los peligros. 

Quedaron muchas cosas para enfurecer al gobierno de la época y reavivar las viejas relaciones césar-papistas con la Iglesia católica. Se recurrió a la Santa Sede (fue el Papa Juan Pablo II) que silenció a la Conferencia Episcopal Francesa y al gobierno de la “nación primogénita de la Iglesia”, con la destitución de Gaillot – en 1995 – de obispo de Évreux a obispo titular de Partenia, diócesis inexistente durante siglos.

Las fantasías clericales son infinitas, como inventar “pastores” sin rebaños… El cuchillo ha caído, comenta Gaillot. Pero quienes creen haber puesto una mordaza al obispo que siempre se había sentido “hecho a la medida del Evangelio” se engañan a sí mismos.

Monseñor viaja por el mundo, con Greenpeace, visita a prisioneros en todo el mundo (también los busca en Messina durante una de sus visitas, exigiendo hablar con sus “hermanos”), está del lado de cada que sufre, de cada víctima del sistema inhumano que llamamos civilización occidental, sin importar religión, color de piel, cultura, nacionalidad.

IMG_7013Un célebre teólogo de la época, Eugen Drewermann, señala que Gaillot es un hombre pobre abandonado en su labor pastoral, perseguido por la ceguera clerical. Y se ubica a su lado, lo sostiene, le habla, fraternalmente.

Gaillot no espera hasta la vejez para ser fiel a su Cristo. Escribe: Me tomo la libertad de pensar, de expresarme, de debatir, de criticar sin miedo al cuchillo, sostenido, mantenido en pie, no por el aparato eclesiástico sino por el Evangelio que él anuncia, y por su gente”.

La muerte sorprende a esta criatura generosa y profética el 23 de abril de 2023. En la muerte -nos parece- todavía “grita“ la necesidad de volver al Evangelio, a todo el Evangelio. Y estamos agradecidos al profesor Tommaselli por ponerlo ante nuestros ojos como cristianos confundidos.

 Fuente Religión Digital

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“¿Quién teme al género?” de Judith Butler. Una lectura reveladora para los católicos LGBTQ+

Martes, 23 de abril de 2024
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IMG_3951 Adam Beyt

La publicación de hoy es del colaborador invitado Adam Beyt (él/él), profesor asistente visitante de Teología y Estudios Religiosos en Saint Norbert College, Wisconsin. Su primer libro, Remaking Humanity: Embodiment and Hope in Catholic Theology, es una teología política constructiva que utiliza el trabajo del teólogo dominicano Edward Schillebeeckx y la filósofa estadounidense Judith Butler. El libro se publicará en Bloomsbury en el otoño de 2024.

Con la publicación del libro Gender Trouble de 1990, la filósofa estadounidense Judith Butler (ellos/ella) articuló un marco muy influyente sobre cómo académicos, activistas y muchas personas queer debaten hoy sobre el género. A partir de este trabajo, los escritos de Butler han popularizado la idea de que el género es una actuación. Este término no significa que sea un “espectáculo”, sino un proceso continuo y repetido, mediante el cual los cuerpos se clasifican como masculinos y femeninos y se les enseña a habitar disposiciones, comportamientos y orientaciones culturalmente condicionados.

Según la teoría de Butler, podríamos pensar en el género como un “proyecto de grupo local” mediante el cual se construye socialmente y se encarna contextualmente. En otras palabras, desde el momento en que un médico anuncia “¡es un niño!” En el caso de un niño al que se le asigna un varón al nacer, el niño es continuamente “educado como varón” en una determinada forma de estar en el mundo. Butler, entre muchos otros académicos, ha reconocido que su trabajo no fue el primero en hacer esta observación sobre el género, sin embargo, su trabajo ha sido un compañero de conversación útil para discutir temas LGBTQ+ y su relación con otros aspectos de la vida pública.

En las últimas décadas, la propia Butler se ha convertido en el objetivo de lo que muchos movimientos anti-LGBTQ+, junto con ciertos grupos de feministas, han denominado “ideología de género”. De hecho, Butler fue quemada en efigie en Brasil en 2017. Originada en la década de 1990, en la década de 1990, la frase “ideología de género” se ha convertido en un término general para muchos conservadores sociales, incluido el Papa Francisco y otros líderes católicos, que interpretan el discurso que involucra “género”. ”para desviarse de lo que creen que son las leyes reveladas de la naturaleza. Para quienes aceptan la “Teología del Cuerpo” (TOB) de Juan Pablo II, la “ideología de género” abarca cómo las interpretaciones ahora generalizadas de la “libertad” se han desviado de la “verdad” nupcial del cuerpo humano. Para TOB, los cuerpos humanos tienen sólo dos formas sexuadas distintas, limitadas a lo que muchos etiquetarían hombres y mujeres cisgénero. Una pareja así debe implementar amorosamente el don de la sexualidad de Dios para complementarse mutuamente en un matrimonio heterosexual, monógamo y sacramental, que sea a la vez unitivo y abierto a la creación de vida. La “ideología de género”, según afirman sus críticos, socava este supuesto significado del cuerpo, incitando a las personas a utilizar anticonceptivos artificiales, someterse a cuidados que afirmen el género, exigir acceso al aborto y actuar según deseos sexuales que están “intrínsecamente desordenados”.

IMG_7557En Who’s Afraid of Gender?, (¿Quién teme al género?), Butler ofrece su respuesta a tales críticas en una de sus obras más públicas y de mayor lectura, proporcionando un interlocutor de conversación revelador para los católicos que afirman queer hoy en día. Butler señala que el “género” se ha convertido en un “fantasma”, un “fenómeno psicosocial… un lugar donde los miedos y ansiedades íntimos se organizan socialmente para incitar pasiones políticas”. Este fantasma nombra “una forma de organizar el mundo provocada por el miedo a una destrucción de la que se responsabiliza al género”. Para decirlo en términos más religiosos, el movimiento que se opone a la llamada “ideología de género” interpreta las afirmaciones culturalmente omnipresentes en torno al género como si fuera un “demonio” que necesita ser exorcizado del discurso público para defender el bien común. Para Butler, este demonio llamado “género” oscurece otros miedos y prejuicios.

Butler comienza el trabajo centrándose en el uso de la “ideología de género” en las declaraciones del Vaticano, destacando su aparición en declaraciones del Papa Francisco y otros documentos como el muy denostado texto de 2019 “Varón y Mujer Él los creó” de la Congregación para la Educación Católica. Si bien Butler elogia el enfoque más amable de Francisco sobre el tema, les preocupa la comparación que hace el pontífice de la ideología de género con las armas nucleares. Butler también señala cómo el término “ideología de género” se considera a través de términos coloniales, lo que significa que el marco imperialista occidental de “género” se está imponiendo erróneamente al Sur Global. De hecho, la variación humana en cuanto a género, sexo y sexualidad (y la inescrutabilidad de esas categorías mismas) sigue siendo un fenómeno universal en todas las culturas y geografías.

Luego, Butler rastrea cómo el “fantasma de género” atraviesa diferentes localidades y movimientos, que van desde la xenofobia de Viktor Orbán de Hungría hasta las feministas radicales transexclusivas (TERF) del Reino Unido, que se refieren a sí mismas como “críticas de género”. Es importante destacar que Butler también cita a académicos negros y decoloniales que señalan cómo la mediación cultural del género también está entrelazada con categorías conectadas con la  raza y la colonizacion.

A lo largo de la carrera de Butler, las reflexiones sobre la ética han sondeado sus raíces judías para poner en primer plano la responsabilidad hacia las comunidades marginadas. Estas preocupaciones morales se superponen con las de los católicos, como honrar la dignidad humana y construir un mundo más justo donde todos puedan prosperar. En ¿Quién teme al género?, las citas de Butler incluyen a teólogos que afirman queer como Elizabeth Johnson, CSJ, y Dan Horan, OFM, junto con una referencia positiva a DignityUSA, una organización católica LGBTQ+.

IMG_3956Judith Butler

Su crítica termina con una exhortación a construir coaliciones para un mundo más justo, donde muchos tipos diferentes de humanos puedan ser libres. Además, su crítica se suma al coro de muchos otros católicos, incluido yo mismo, que exigen relatos vivificantes de la humanidad en la teología católica. Diferentes géneros, habilidades, razas y sexualidades pueden reflejar la imagen sagrada de Dios (Imago Dei), como un caleidoscopio del glorioso misterio de lo Divino.

El libro ofrece un útil punto de partida sobre cómo un pensador influyente se enfrenta a un esfuerzo concertado y global para socavar la dignidad humana de las personas queer y su participación en la vida pública. Lo recomiendo para aquellos que quieran una visión estimulante de los debates en curso sobre género, dignidad humana y nuestras vidas compartidas.

Mientras anticipamos otro documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe que se espera reproduzca el fantasma incoherente en torno a la “ideología de género”, recordemos que la misericordia, el amor y la justicia de Dios exigen mucho más de nuestra Iglesia.

—Adam Beyt (él/él), 5 de abril de 2024

Fuente New Ways Ministry

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Nuevos movimientos religiosos: ¿cómo prevenir la deriva sectaria y los abusos?

Lunes, 18 de diciembre de 2023
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IMG_1895Opus Dei, Focolares, Legionarios de Cristo, Comunión y Liberación, carismáticos, neocatecumenales y muchos otros dan forma a los llamados nuevos movimientos religiosos y todos ellos tienen algo en común: prometiendo el futuro de la Iglesia, se han convertido en ejemplos de algunos de los mayores problemas que ha tenido la Iglesia: idolatría, abuso de poder, escándalos sexuales. ¿Qué es posible y necesario hacer?

“Si el trasfondo es apocalíptico, que interpreta el momento actual como una crisis del sistema, temo que la orientación moral pueda caer en formas idealizadoras, a veces alternativas o escatológicas, a veces combativas o encarnacionistas, con todos los matices intermedios, sin experimentar la realidad”

(7 Margens).- Opus Dei, Focolares, Legionarios de Cristo, Comunión y Liberación, carismáticos, neocatecumenales y muchos otros dan forma a los llamados nuevos movimientos religiosos y todos ellos tienen algo en común: prometiendo el futuro de la Iglesia, se han convertido en ejemplos de algunos de los mayores problemas que ha tenido la Iglesia: idolatría, abuso de poder, escándalos sexuales. ¿Qué es posible y necesario hacer?

Poniendo el problema en perspectiva y en su contexto, cabe señalar que, en Pentecostés de 1998, el Papa Juan Pablo II convocó a estos movimientos a la Plaza de San Pedro y los llamó “expresiones providenciales de la nueva primavera suscitada por el Espíritu con el Vaticano II”. En ese momento, muchas de ellas ya vivían situaciones escandalosas de abuso.

En un retrato que destaca algunas facetas más oscuras, el vaticanista Sandro Magister considera que “hoy, a la primavera le siguió una estación oscura y tormentosa”. “Para triunfar, desastre. Derrumbes numéricos, escándalos intolerables, fundadores tan idolatrados pero luego revelados como abusadores en el espíritu y en el cuerpo de sus seguidores, innumerables víctimas traicionadas en su confianza”, dice el periodista y columnista del diario italiano L’Espresso.

Desafíos y peligros identificados ya en 2004

Magister recuerda que “no faltaron señales de alerta” a principios de este siglo. En junio de 2004, la revista La Civiltà Cattolica, cuyo contenido es responsabilidad de los jesuitas, pero con el acuerdo del Vaticano, llamó la atención, en un editorial, sobre los “desafíos y peligros” vinculados a estos movimientos.

Entre los desafíos, la revista señaló, hace casi dos décadas: a) el vacío legislativo, resultante de que el Código de Derecho Canónico no se ocupase de estos movimientos, con excepción del Opus Dei, ya que pasó a ser una prelatura personal ; b) la doble pertenencia de religiosos y religiosas de antiguas congregaciones que hoy persiguen objetivos neocatecumenales o carismáticos, por ejemplo; c) inclusión de no católicos, lo que podría dar lugar a normas estatutarias problemáticas si llegaran a ser mayoría; d) los sacerdotes ‘sacados’ de las diócesis para servir a estos movimientos y los seminarios ‘paralelos que algunos establecieron (por ejemplo: Redemptoris Mater, del Camino Neocatecumenal), formalmente incardinados en diócesis ‘amigas‘, pero que de hecho no ejercen en ellas su ministerio.

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De izquierda a derecha, los fundadores de los Focolares (Chiara Lubich), Camino Neocatecumenal (KikoArgüello), El Arca (Jean Vanier) y Comunión y Liberación (Luigi Giussani) . Vatican Media

Los peligros identificados en este editorial de La Civiltà Cattolica fueron tres: a) “tendencia a absolutizar la propia experiencia cristiana, considerándola la única válida, de modo que los ‘verdaderos’ cristianos sean aquellos que formen parte de este movimiento”; b) tendencia a encerrarse en sí mismo respecto de los planes pastorales y métodos de formación de los miembros del movimiento, con la negativa a colaborar con otras organizaciones eclesiásticas; c) “tendencia a distanciarse de la Iglesia local”, dando la espalda a las directrices y programas pastorales de las diócesis y parroquias y generando así “tensiones a veces duras entre los movimientos eclesiásticos, por un lado, y los obispos y párrocos, por el otro”.

Refiriéndose específicamente a la Iglesia católica en Italia, Sandro Magister concluye: “La catástrofe siguió su curso y hoy casi todos los análisis publicados sobre el tema coinciden en atribuir incluso a los pastores de la Iglesia una responsabilidad por lo ocurrido, por su silencio y su pereza”.

Combatir y prevenir la deriva y el abuso

¿Qué hacer para afrontar este desafío? El vaticanista se refiere a un artículo del teólogo y obispo de Novara, Franco Giulio Brambilla, publicado recientemente en la revista italiana Il Regno titulado Nuevos movimientos religiosos: los riesgos de una deriva sectaria”. Este ex profesor de Antropología Teológica en Milán, a su vez, se basará en las propuestas de trabajos recientes publicados sobre el tema en Italia y Francia, traduciéndolas en “criterios que deben utilizarse para una evaluación crítica de los nuevos movimientos religiosos y de sus líderes”.

La relación entre carisma e institución” es el primero de estos criterios y concierne a los líderes de estos nuevos movimientos. Sobre este punto, Mons. Brambilla considera que ha sido un error “colocar el elemento carismático sólo en el crédito de los movimientos y el elemento institucional sólo asociado a las formas tradicionales de comunidad”, con el resultado de favorecer la rápida transformación de los movimientos “en experiencias totalizadoras de Iglesia, con huellas evidentes de una ‘Iglesia paralela’”. También advierte del riesgo de que quienes están en la vanguardia del movimiento sean arrastrados por la fuerza del argumento de los “buenos frutos”, se cree un aura de seducción a su alrededor, medio paso hacia un “líder seductor”, particularmente cuando tiene “un ego hipertrófico”, narcisista, “pero presenta un yo muy frágil”.

Francisco limita los mandatos

IMG_1538Juan Pablo II en su encuentro de Pentescostés de 1998 con los nuevos movimientos. Vatican Media

En este contexto, la reciente decisión del Papa [Francisco] de limitar la duración de los mandatos y de establecer una estricta distinción entre foros internos y externos son remedios cuyos frutos se esperan. Sin embargo, a estos dos remedios, el autor propone añadir un tercero, que consiste en exigir la aprobación eclesiástica de los estatutos desde el mismo momento de la fundación, prestando especial atención a la distribución de poderes y competencias, así como a los procesos de toma de decisiones.

El segundo criterio de verificación se refiere a la manera de hablar, vestir, cantar, actuar y, sobre todo, a las modalidades de las prácticas devocionales y litúrgicas, en las que puede haber cualquier cosa: oraciones carismáticas, ritos esotéricos, prácticas curativas, vigilias guiadas por el gurú, posturas corporales extrañas… es decir, “prácticas devocionales y… ritos sacramentales, cada vez más privatizados y manipulables”. La cuestión central para el teólogo y obispo de Novara es la eucaristía dominical. “Si la misa festiva -se pregunta- se celebra sistemáticamente y se vive sólo con el propio grupo o movimiento, ¿cómo se puede pensar, a largo plazo, que todavía se pertenece a la Iglesia católica?”

Respecto al tercer criterio, Brambilla se centra en la metodología y procesos de captación de nuevos miembros, desde el primer acercamiento, pasando por la invitación a un evento especial que resulte altamente gratificante para el candidato, hasta el establecimiento de un vínculo duradero. Se presta especial atención a los mecanismos utilizados para la elección o exclusión, particularmente en los casos en que alguien hace preguntas o expresa dudas, lo que puede conducir a la descalificación moral o al destierro de la comunidad.

Perspectiva doctrinal

IMG_1539Heraldos del Evangelio.

La perspectiva doctrinal de cada movimiento es objeto del cuarto criterio, que Mons. Brambilla considera difícil de captar ya que, a menudo, el líder “se esconde detrás de una verdad supuestamente superior e inaccesible, con rasgos esotéricos”, “una etapa espiritual más avanzada” que se encarga de “guardar, con una especie de disciplina de los arcanos” y que puede servir para justificar comportamientos sexuales anómalos y estilos de vida lujosos.

El último criterio de valoración, que el obispo considera el más volátil, se refiere a la propuesta moral de cada movimiento, que atañe a la moral personal y al compromiso social. Brambilla escribe:

“Si el trasfondo es apocalíptico, que interpreta el momento actual como una crisis del sistema, temo que la orientación moral pueda caer en formas idealizadoras, a veces alternativas o escatológicas, a veces combativas o encarnacionistas, con todos los matices intermedios, sin experimentar la realidad y el límite que podemos y debemos compartir con los hombres de hoy”. Esto se debe a que “la encarnación y la trascendencia son dos polos entre los cuales no se debe elegir, pero con los que se puede vivir una ética del compartir y del testimonio, sin separarlos jamás”.

“Este texto, advierte Mons. Brambilla al final del artículo, puede parecer amargo y dramático, pero no es nada –debemos reconocerlo– comparado con las derivas y abusos espirituales que, en los últimos años, han puesto en peligro nuestra fe y confianza en muchos”. “Escribí estas notas -añade- no tanto para denunciar la deriva sectaria de grupos y movimientos. Esto se aplica también a cualquier otra configuración agregativa, incluidas asociaciones, parroquias y oratorios. El miedo a la deriva es evidente y concierne a todos, pero lo hice para reconocerlo y prevenirlo”.

Fuente Religión Digital

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Tesoros escondidos en las vidas LGBTQ+ ​

Martes, 1 de agosto de 2023
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B96DFE6A-E6AE-40EC-B86B-437F427FD23BSor Luisa Derouen

La publicación de hoy es de la colaboradora invitada Sr. Luisa Derouen. La Hna. Luisa es una Hermana Dominica de la Paz que comenzó a ministrar entre la comunidad transgénero en 1999 y ha sido compañera espiritual formal e informal de unas 250 personas transgénero en todo el país. Ahora está semijubilada en St. Catharine Motherhouse en el centro de Kentucky.

Las lecturas litúrgicas de hoy para el Domingo 17 del Tiempo Ordinario se pueden encontrar aquí.

Desde que tengo memoria, la lectura del Evangelio de hoy, la parábola del tesoro en el campo, ha sido mi elección para proclamar el Evangelio en mi funeral. Ingresé a la comunidad religiosa de mis Hermanas Dominicas justo después de terminar la escuela secundaria en 1961. No ingresé a la vida religiosa por el ministerio o la comunidad. Entré porque había “encontrado” el tesoro que es Dios, y toda mi vida ha sido vender todo para poder alcanzar ese tesoro. Mi vida religiosa siempre ha sido un regalo atesorado y totalmente desatendido que nunca he dado por sentado, y que se vuelve más precioso a medida que me acerco a mi 62º año como hermana dominicana.

Las historias de escondites escondidos de objetos preciosos habrían sido muy familiares para aquellos que escucharon a Jesús describir el reino de Dios como un tesoro escondido. Habría tenido en mente un frasco de monedas o joyas. Palestina había sido invadida muchas veces a lo largo de los siglos debido a su posición entre Mesopotamia y Egipto, por lo que era común que la gente enterrara sus objetos de valor. El tesoro escondido era un tema favorito en su folclore, pero como solía ser el caso, Jesús no contó la historia con el obvio final feliz que la gente esperaba.

Estamos más acostumbrados a interpretar las imágenes del tesoro en el campo y la perla de gran precio como la exigencia que Jesús nos hace de que nos entreguemos por completo para reclamar el tesoro que es Dios. Sacrifícate primero, y luego serás recompensado. Pero sabemos que realmente no es así como funciona.

IMG_0135Lo más importante de esta parábola no es a qué renuncian los dos hipotéticos personajes, sino por qué lo hacen: por la sobrecogedora experiencia del esplendor de su descubrimiento. La experiencia de encontrar el tesoro y la perla los obligó a entregarse y venderlo todo.

Eso siempre me ha resonado profundamente porque cuando era un joven adolescente en la escuela pública, probé la bondad de Dios de una manera que ha estado operativa toda mi vida. Y desde entonces, en cuanto he podido, me he esforzado por pagar el precio del regalo exquisito del amor de Dios.

Me gustaría compartir dos breves comentarios sobre la lectura del evangelio de hoy con aquellos de ustedes que son el Cuerpo de Cristo LGBTQ+ en nuestra Iglesia hoy.

En primer lugar, si está leyendo esta reflexión sobre el Evangelio para el decimoséptimo domingo del tiempo ordinario, es probable que usted también haya encontrado el tesoro que es Dios, en formas que nunca podría haber planeado o preparado, y mucho menos ganado. Lamentablemente, muchos de ustedes pagan un alto precio por su respuesta fiel al tesoro que han encontrado: la elección de Dios de ustedes como Amado. A pesar de la forma en que a menudo te tratan en tu iglesia, permaneces fiel a Dios que mora en ti y te atrae a una relación cada vez más profunda.

La presencia de Dios es el tesoro escondido en el campo de tu propia vida. Su fidelidad a esa relación con Dios en la Iglesia Católica probablemente ha requerido de usted un alto precio que no es el deseo de Dios para usted. Continúas buscando y encontrando a Dios en una Iglesia que a menudo te malinterpreta o te rechaza rotundamente, pero continúas arando el campo y vendiendo todo por el tesoro que es Dios.

Segundo, el amor de Dios por ti y en ti significa que tú también eres un tesoro precioso. Eres la morada santa de Dios. Aunque nuestra Iglesia a menudo ha ignorado tu bondad y tus dones, permaneces fiel en formas desafiantes que muchos de nosotros nunca hemos experimentado.

Yo, y todos nosotros, necesitamos tus tesoros enterrados.

—Sr. Luisa Derouen, 30 de julio de 2023

Fuente New Ways Ministry

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“Un tesoro oculto”. 17 Tiempo ordinario – A (Mateo 13,44-52)

Domingo, 30 de julio de 2023
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40. A 17

No todos se entusiasmaban con el proyecto de Jesús. En bastantes surgían no pocas dudas e interrogantes. ¿Era razonable seguirle? ¿No era una locura? Son las preguntas de aquellos galileos y de todos los que se encuentran con Jesús en un nivel un poco profundo.

Jesús contó dos pequeñas parábolas para «seducir» a quienes permanecían indiferentes. Quería sembrar, en todos, un interrogante decisivo: ¿no habrá en la vida un «secreto» que todavía no hemos descubierto?

Todos entendieron la parábola de aquel labrador pobre que, mientras cavaba en una tierra que no era suya, encontró un tesoro escondido en alguna tinaja. No se lo pensó dos veces. Era la ocasión de su vida. No la podía desaprovechar. Vendió todo lo que tenía y, lleno de alegría, se hizo con el tesoro.

Lo mismo hizo un rico comerciante de perlas cuando descubrió una de valor incalculable. Nunca había visto algo semejante. Vendió todo lo que poseía y se hizo con la perla.

Las palabras de Jesús eran seductoras. ¿Será Dios así? ¿Será esto encontrarse con él? ¿Descubrir un «tesoro» más bello y atractivo, más sólido y verdadero que todo lo que nosotros estamos viviendo y disfrutando?

Jesús está comunicando su experiencia de Dios: lo que ha transformado por entero su vida. ¿Tendrá razón? ¿Será esto seguirle? ¿Encontrar lo esencial, tener la inmensa fortuna de hallar lo que el ser humano está anhelando desde siempre?

Entre nosotros, mucha gente está abandonando la religión sin haber saboreado a Dios. Les entiendo. Yo haría lo mismo. Si una persona no ha descubierto un poco la experiencia de Dios que vivía Jesús, la religión es un aburrimiento. No merece la pena.

Lo triste es encontrar a tantos cristianos cuyas vidas no están marcadas por la alegría, el asombro o la sorpresa de Dios. No lo han estado nunca. Viven encerrados en su religión, sin haber encontrado ningún «tesoro». Entre los seguidores de Jesús, cuidar la vida interior no es una cosa más. Es imprescindible para vivir abiertos a la sorpresa de Dios.

José Antonio Pagola

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” Vende todo lo que tiene y compra el campo”. Domingo 30 de julio de 2023. 17º domingo de tiempo ordinario.

Domingo, 30 de julio de 2023
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40-OrdinarioA17Leído en Koinonia:

1Reyes 3,5.7-12: Pediste discernimiento
Salmo responsorial: 118:  ¡Cuánto amo tu voluntad, Señor!
Romanos 8,28-30:  Nos predestinó a ser imagen de su Hijo
Mateo 13,44-52: Vende todo lo que tiene y compra el campo

 La palabra de Dios siempre nos va a proponer motivos y razones para acrecentar nuestra inseguridad frente a la vida y frente al seguimiento, de una causa que creemos muy importante para los que nos llamamos cristianos: el Reino, la Utopía.

Las lecturas de hoy son un llamado al cambio de actitudes relativas de nuestras prácticas, muchas veces tan egoístas, a los valores profundos y absolutos que propone Jesús desde la propuesta del proyecto del Reino.

Hay que tener muy claro que la presentación de Salomón que hace el primer libro de los Reyes, pretende mostrar (bastante románticamente) lo que para el escritor sagrado representaba y significaba este rey “maravilloso” en la teoría, pero que en la práctica y por lo que consiguió en la historia del pueblo, no pasó a ser sino un rey más, que se aprovechó de su poder para explotar, esclavizar y manipular la conciencia débil del pueblo, y construir su reinado de gloria en la magnificencia literaria que se construyó en torno a su figura y su reinado.

Hay que saber diferenciar entre la estructura del reino que representa Salomón (la de la monarquía con sus estructuras económicas, políticas, militares y religiosas para manejar los hilos del poder) y la propuesta del Reino que presenta y enseña Jesús con sus palabras, pero sobre todo con su práctica de justicia y de igualdad.

Descubrir el mensaje que se revela por Jesús y su reinado, abre los horizontes hacia una nueva humanidad. Una vez que se ha descubierto el valor absoluto que tiene el Reino, es necesario tomar una posición, y frente a este descubrimiento ningún precio es demasiado alto, pues el Reino se convierte en el único valor absoluto para quien lo descubre.

El proyecto del «Reino de los cielos», según la expresión de Mateo, se convierte para muchas personas en una alegre pero exigente sorpresa, que en el caminar normal de la vida se produjo por medio de un encuentro afortunado que impregnó de una gran riqueza la existencia. Ese Reino trajo una exigencia, que genera al mismo tiempo inseguridad, pues se descubre que es necesario venderlo todo, despojarse de muchos «bienes» que atan, e ir al encuentro de la absoluta posesión del Reino, como su mayor riqueza. Quien ha descubierto desde su práctica concreta en la vida, los valores del Reino… encontró su mejor tesoro, la mejor perla que podía estar buscando extraviadamente en otros rincones.

Las dos parábolas iniciales (del tesoro escondido y de la perla) parece que se contrapusieran a la llamada e invitación de Jesús a dejar bienes y riquezas para seguirlo. Sin embargo nos enseñan las parábolas, que el Reino es la mayor riqueza para el seguidor de Jesús: Luego de sentir la llamada de Jesús y de descubrir el Reino, el camino se debe seguir con alegría, porque se ha encontrado todo.

En estas dos parábolas, el Reino es la realidad que supera a nuestro egoísmo. Dejar las certezas inseguras del hoy, por la certeza mayor, abre los caminos para que venta a nosotros el reinado de Dios, el Buen Vivir, el mayor Bien (Ubi bonum, ibi Regnum), la transformación radical de nuestro mundo, con sus tantas y tantas estructuras injustas.

Para el seguidor de Jesús es necesario romper los esquemas de muchas estructuras que deshumanizan. Personas que esperan un cambio sin ponerse en búsqueda, pero se atan a su herencia legalista, que no les permite salir a encontrar nuevas posibilidades para su existencia o para la existencia de los demás. Estas parábolas se refieren a otras personas, que encuentran un sentido que creían perdido para sus vidas y se arriesgan al cambio y a la novedad, y se ponen en marcha hacia proyectos alternativos de hermandad solidaria entre los seres humanos.

Jesús concluye esta enseñanza preguntando si han entendido todo lo dicho por medio de la palabra, que había estado escondida, pero que ahora no deja de salir a la luz. Y presenta el modelo ideal del discípulo, capaz de entender el mensaje del Reino y sacar oportunamente lo viejo y lo nuevo del mensaje que ha recibido. La novedad del Reino viene por medio de la palabra, acumulada en la historia del propio pueblo por medio de sus valores, la cultura, el proyecto original en torno al cual se dio origen a Israel como pueblo, sus luchas y procesos en búsqueda de la justicia y su interpretación de la historia desde un Dios liberador, con su opción por los pobres. Esta oferta del Reino que propone Jesús es una realidad que quiere hombres y mujeres capaces de incorporar los propios valores del Reino a las nuevas realidades que Jesús puso en marcha a partir del anuncio y la práctica del Reino. Leer más…

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30.7.23. Dom 17 TO. Tesoro, perla, red… Invitación a las parábolas (Mt 13, 44-53).

Domingo, 30 de julio de 2023
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614-bKjO87L._SX329_BO1,204,203,200_Del blog de Xabier Pikaza:

Este evangelio ha recogido dos parábolas fulgurantes de Jesús (perla y tesoro (13, 44-46) con una alegoría escatológica (red barrerera:13, 46-50) y una reflexión  sobre el buen escriba-maestro que vincula sabiamente lo antiguo con lo nuevo, 13,51-52), como he puesto de relieve en comentario a Mateo.  

La postal que sigue es una “invitación a las parábolas”: Ir más allá de un evangelio manipulado, volver de un modo personal,  agradecido, emocionado, al fulgor de las parábolas de Jesús.

¿Tenemos miedo a las parábolas?  Nos asusta el tesoro, la perla ¿Qué hacemos? Preferimos la vulgar mediocridad. Nos da miedo el riesgo: No queremos vender todo para vivir de/con el tesoro. ¿No creemos en el reino y por eso camuflamos y las embellecemos falsamente las parábolas para no cumplirlas?.
(Cf. Historia de Jesús, VD, Estella 2013).‒ En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: “El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.‒ El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra (Mt 13,44-46).A los pobres de Galilea les hablaba Jesús de un inmenso tesoro escondido en el campo de su vida, de una perla preciosa, de más valor que todo lo que ellos podían imaginar. Hablaba Jesús a los pobres, que nada tenían, y les ofrece un tesoro una perla más preciosa.

Entendido así, el Reino de Dios no es pobreza, ni es sacrificio, sino la más alta riqueza, mayor que todos los tesoros de los reyes y que todas las perlas de los comerciantes. Hay algo mayor, un don, algo que todos pueden encontrar y adquirirlo. Ellos que no tienen nada pueden encontrar y encuentran (reciben por Jesús) el Tesoro del Reino, la Perla del Rey

Estas dos parábolas (tesoro, perla) nos sitúan ante la máxima riqueza; pero ellas exigen, el mismo tiempo, el mayor desprendimiento: hay que dejarlo (venderlo), jugárselo todo para alcanzar el tesoro, para obtener la perla. Estas parábolas no pueden entenderse en sentido moralista, pues rompen la lógica del mundo:

‒ ¿Es justo engañar al dueño del campo, no decirlo que tiene un tesoro y comprarla la tierra por un poco de dinero?
‒ ¿Es razonable venderlo todo para comprar la perla…? ¿De qué vivirá la familia del comerciante en perlas si se arruina al comprar la perla más valiosa.El evangelio no responde a esas ni a otras preguntas que hagamos, sino que nos invita a romper las redes de un  pensamiento instrumental/interesado y egoísta, centrado en el negocio… para soñar en lo más alto, para pensar en lo más hondo, para comprometernos a descubrir y cultivar nuestro tesoro, la perla de la vida.2. EVANGELISTA, HOMBRE DE IGLESIA (MT 13, 47-50). UNA MORAL DE JUICIO 

 El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.

El Reino se parece a una red… Ésta no es ya una parábola, sino una alegoría, que nos sitúa ante un tipo de moral ordinaria de juicio, según la cual Dios condena a los flacos (los peces pequeños, expulsados de nuevo) y salva a los “gordos y ricos”, en una línea de justicia conmutativa… Dios recibe en su reino a los “peces gordos”…, Dios echa nuevamente  al mar a los peces flacos y malos…

Ciertamente, en un sentido, esa moral de justicia es buena, responde a la división de los hombres (peces buenos, peces malos; obras buenas, obras malas…). Pero, en sí misma, esa alegoría no responde al mensaje de Jesús que viene a salvar precisamente a los pecadores y excluidos (a los flacos y pecadores) , como puso de relieve Pablo.

Esta alegoría  de la pesca…. es una advertencia moral de la Iglesia posterior, no una parábola de Jesús, que ha venido a salvar precisamente a los “peces flacos”.

Ciertamente, esta alegoría tiene cierto valor… pues nos invita a descubrir lo que somos, para transformarnos y así convertirnos en peces buenos… Pero es una alegoría de prudencia “humana”, no de enseñanza salvadora de Jesús, que se expresa en las dos parábolas anteriores paradójicas y sorprendentes (del tesoro y de la perla).

Por otra parte, esa separación de peces gordos y flacos separación no se puede hacer en este mundo, como sabía la parábola de la cizaña (¡no cortéis en este mundo la cizaña…!). Además, las redes de Dios son distintas a las redes de este mundo… y Jesús ha muerto para salvar a todos.
3. APLICACIÓN FINAL, UNA “BUENA TEOLOGÍA”: EL BUEN ESCRIBA

¿Entendéis bien todo esto?” Ellos le contestaron: “Sí.” Él les dijo: “Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo. (Mt 13, 51-52)

Jesús pregunta a sus discípulos si entienden. Ellos le dicen que sí y luego se presenta como un “escriba sabio” que mezcla lo antiguo y lo nuevo… El mensaje de Israel y las palabras de Jesús... Ese escriba bueno y sabio que mezcla lo antiguo y lo nuevo está actuando en la elección de los textos anteriores, y en su vinculación.

– Mt 13, 44-46 es mensaje nuevo, es parábola de Jesús, es don de Dios que se ofrece a todos, como perla, como tesoro…
– Mt 13, 47-50 forma parte del discurso moral y apocalíptico del judaísmo del tiempo de Jesús, sino advertencia moral de la igleisa. En sentido estricto no es evangelio.

– Mt 13, 51-52. Es invitación al buen magisterio, que recoge e integra lo antigua con lo nuevo. Pero el buen maestro (el buen escriba) tiene que recuperar también eso e integrarlo en el mensaje de Jesús… 

Mateo no quiere ser infiel a Jesús y a los pobres hombres mezquinos que somos, y por esotiene que vincular el fulgor de las parábolas de Jesús con un tipo de ley judía (que se expresa en la alegoría de la red), para que así el “buen judaísmo” (de los peces gordos, religiosos) pueda entrar en la novedad de las parábolas de Jesús. Leer más…

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Parábolas para tiempo de crisis (III). DOMINGO 17. CICLO A

Domingo, 30 de julio de 2023
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Jesus_Mafa_Hidden_Treasure_Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

En los dos domingos anteriores, el discurso en parábolas ha respondido a tres preguntas que se hacía la antigua comunidad cristiana y que nos seguimos planteando nosotros:

1) ¿Por qué no aceptan todos el mensaje de Jesús? (parábola del sembrador).

2) ¿Qué hacer con quienes no lo aceptan? (el trigo y la cizaña).

3) ¿Tiene futuro esta comunidad tan pequeña? (el grano de mostaza y la levadura)

Quedan todavía otras dos preguntas por plantear y responder. 

¿Vale la pena?

La pregunta que puede seguir rondando en la cabeza de los segui­dores de Jesús es si todo esto vale la pena. A la pregunta responden dos parábolas muy breves, aparentemente idénticas en el desarrollo y con gran parecido en las imágenes. Por eso se las conoce como las parábolas del tesoro y la perla. Lo que ocurre en ambos casos es lo siguiente:

  1. a) El protagonista descubre algo de enorme valor.
  2. b) Con tal de conseguirlo, vende todo lo que tiene.
  3. c) Compra el objeto deseado.

Sin embargo, hay curiosas diferencias entre las dos parábolas, empezando por los protagonistas.

El suertudo y el concienzudo

El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.

El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.

El protagonista de la primera es un hombre con suerte. Mientras camina por el campo, encuentra un tesoro. Su primera reacción no es llevarlo a la oficina de objetos perdidos (que entonces no existe) ni poner un anuncio en el periódico (que tampoco existe). Ante todo, lo esconde. Repuesto de la sorpresa, se llena de alegría y decide apropiarse del tesoro, pero legalmente. La única solución es comprar el campo. Es grande y caro. No importa. Vende todo lo que tiene y lo compra.

El protagonista de la segunda parábola es muy distinto. No pierde el tiempo paseando por el campo. Es un comerciante concienzudo que va en busca de perlas de gran valor. Por desgracia, la traducción litúrgica ignora este aspecto: en vez de “El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas”, debería decir “a un comerciante en busca de perlas finas”. No la encuentra por casualidad, va tras ella con ahínco. Como buen comerciante, calculador y frío, no salta de alegría cuando la encuentra, igual que el protagonista de la primera parábola. Pero hace lo mismo: vende todo lo que tiene para comprarla.

La perla y el comerciante

Otra diferencia curiosa es que la primera parábola compara el Reino de los Cielos con un tesoro, pero la segunda no lo compara con una perla preciosa, sino con un comerciante. Este detalle ofrece una pista para interpretar las dos parábolas.

Ni bonos basura ni timo de la estampita

No olvidemos que estas parábolas se dirigen a una comunidad que sufre una crisis profunda y se pregunta si ser cristiano tiene valor. En términos modernos: ¿me han vendido bonos basura o me han dado el timo de la estampita? La respuesta pretende revivir la experiencia primitiva, cuando cada cual decidió seguir a Jesús. Unos entraron en contacto con la comunidad de forma puramente casual, y descubrieron en ella un tesoro por el que merecía la pena renunciar a todo. Otros descubrieron la comunidad tras años de inquietud religiosa y búsqueda intensa, como ocurrió a numerosos paganos en contacto previo con el judaísmo; también éstos debieron renunciar y vender para adquirir.

Las parábolas, aparte de infundir ilusión, animan también a un examen de conciencia. ¿Sigue siendo para mí la fe en Jesús y la comunidad cristiana un tesoro inapreciable o se ha convertido en un objeto inútil y polvoriento que conservo sólo por rutina?

Al mismo tiempo, nos enseñan algo muy importan­te: es el cristiano, con su actitud, quien revela a los demás el valor supremo del Reino. Si no se llena de alegría al descubrir­lo, si no renuncia a todo por conseguirlo, no hará perceptible su valor. Estas parábo­las parecen decir: «Cuando te pregunten si ser cristiano vale la pena, no sueltes un discurso; demuestra con tu actitud que vale la pena».

¿Qué ocurrirá a quienes aceptan el reino, pero no viven de acuerdo con sus ideales?

A esta última pregunta responde la parábola de la red lanzada al mar.

El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.

No queda claro si se habla de toda la humanidad, donde hay buenos y malos, o de la comunidad cristiana, donde puede ocurrir lo mismo. Ya que el tema del juicio universal se ha tratado a propósito del trigo y la cizaña, parece más probable que se refiera al problema interno de la comunidad cristiana. Interpretada de este modo, empalmaría muy bien con las dos anteriores. Hay gente dentro de la comunidad que no vive de acuerdo con los valores del evangelio, que no mantiene esa experiencia de haber descubierto un tesoro o una perla. ¿Qué ocurrirá con ellos? La respuesta es muy dura («a los malos los echarán al horno encendido») pero convie­ne completarla con la última parábola del evangelio de Mateo, la del Juicio final (Mt 25,31-46), donde queda claro cuáles son los peces buenos y cuáles los malos. Los buenos son quienes, sabiéndolo o no, dan de comer al hambriento, de beber al sediento, visten al desnudo, hospedan al que no tiene techo… Los que ayudan al necesitado, aunque ni siquiera intuyan que dentro de ellos está el mismo Jesús.

Conclusión

¿Entendéis bien todo esto?»

Ellos le contestaron:

― Sí.

Él les dijo:

― Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.

Mateo termina las siete parábolas comparando al predicador del evangelio con un padre de familia. Parece un nuevo enigma, esta vez sin explicación. En sentido inmediato, el escriba que entiende del reinado de Dios es Jesús. Para exponer su mensaje ha usado cosas nuevas y viejas. Del baúl de sus recuerdos ha sacado cosas antiguas: alguna alusión al Antiguo Testamento, la técnica parabólica y el lenguaje imaginati­vo de los profetas. Pero la mayor parte consta de cosas nuevas, fruto de su experiencia y de su capacidad de observación: la vida del campesino, del ama de casa, del pescador, del comerciante, de la gente que lo rodea, le sirven para exponer con interés su mensaje. Por eso, la comparación final es también una invitación a los discípulos y a los predicadores del evangelio a ser creativos, a renovar su lenguaje, a no repetir meramente lo aprendido.

La primera lectura

La primera lectura nos invita a pedir a Dios esta sabiduría, igual que Salomón se la pidió para gobernar a su pueblo.

En aquellos días, el Señor se apareció en sueños a Salomón y le dijo:

― Pídeme lo que quieras.

Respondió Salomón:

― Señor, Dios mío, tú has hecho que tu siervo suceda a David, mi padre, en el trono, aunque yo soy un muchacho y no sé desenvolverme. Tu siervo se encuentra en medio de tu pueblo, un pueblo inmenso, incontable, innumerable. Da a tu siervo un corazón dócil para gobernar a tu pueblo, para discernir el mal del bien, pues, ¿quién sería capaz de gobernar a este pueblo tan numeroso?

Al Señor le agradó que Salomón hubiera pedido aquello, y Dios le dijo:

― Por haber pedido esto y no haber pedido para ti vida larga ni riquezas ni la vida de tus enemigos, sino que pediste discernimiento para escuchar y gobernar, te cumplo tu petición: te doy un corazón sabio e inteligente, como no lo ha habido antes ni lo habrá después de ti.

Reflexión final

            El discurso en parábolas nos ha ocupado tres domingos. Su problemática es tan actual e interesante que ha merecido la pena. Dada la situación actual de la iglesia, quizá su mayor mensaje es el de esperanza y entusiasmo. Seguir a Jesús merece la pena y tiene futuro, con tal de renunciar a ser cedro del Líbano y contentarnos con ser árbol de mostaza. Aunque pequeña, como la levadura, la comunidad cristiana siempre podrá hacer el bien a los pájaros del cielo, aunque no se queden a anidar en sus ramas.

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30 de Julio. Tiempo Ordinario. Domingo XVII. Ciclo A

Domingo, 30 de julio de 2023
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TO-D-XVII

 

 

“El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas, que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.”

(Mt 13, 44-52)

Y este domingo también tenemos varias parábolas. Jesús quiere darnos a conocer el Reino. Busca, incansable, numerosos ejemplos. Comparaciones. Muchas imágenes. Para que podamos comprenderlo.

Dos de las parábolas de hoy: la del tesoro y la de la perla, nos hablan del valor del Reino. Descubrir el Reino, descubrir el Rostro de Dios que Jesús vino a mostrarnos es una suerte. Una inmensa alegría.

Algo por lo que vale la pena vender todo lo demás. Quizá durante demasiado tiempo en la Iglesia le hemos dado mucho protagonismo a la renuncia. Al sacrificio. Pero el Reino de Dios, el mensaje de Jesús no es cuestión de renuncia. Es cuestión de elección.

Cuando elegimos algo en la vida es porque lo deseamos, porque nos gusta. Nos parece valioso. Elegimos una carrera, un oficio, un lugar donde vivir. Y también cosas más pequeñas: un móvil, un pantalón o un plato de comida.

Nuestra vida está llena de elecciones y cada elección implica un esfuerzo y también una renuncia.

Cada elección que hacemos, por pequeña que sea, nos hace ejercitar nuestra libertad. Nos obliga a decidir.

No conozco a nadie que haya comprado algo que le hiciera ilusión (un teléfono, un coche…) que salga triste de la tienda pensando que solo se ha podido comprar uno y ha tenido que dejar los demás.

Sin embargo mucha gente te mira con condescendencia cuando haces una opción de vida por el Reino, como es ser monja. Y te preguntan: “¿no te da pena no poder…?”

¡No!, no me da pena. He hecho una elección. He elegido aquello que pienso que puede llenar plenamente mi vida. ¡Cierto! dejo muchas cosas, muchas otras posibilidades, el concesionario se queda lleno de coches cuando compramos uno. Pero lo que he elegido me llena de alegría. Si tuviera que llevarme todos los coches del mercado sería absurdo y agobiante. Me quedo con uno y lo disfruto, lo cuido y se lo enseño con alegría a todo el mundo.

Y con el Reino de Dios es aun mejor porque no pierde valor al salir del concesionario, no contamina y no se estropea. Tiene garantía indefinida.

Oración

Trinidad Santa, danos la alegría y el convencimiento de quien ha hecho una elección libre y decidida por tu Reino.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

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La incapacidad de descubrir la cizaña en nosotros impide que la aceptemos en los demás.

Domingo, 30 de julio de 2023
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Mt 13, 24-43

La parábola de la cizaña es una de las siete que Mateo narra en el capítulo 13. Como decíamos el domingo pasado, se trata de un contexto artificial. Como todas las parábolas se trata de un relato anodino e inofensivo por sí mismo, pero puede llevarnos a una reflexión muy seria sobre la manera que tenemos de catalogar a las personas como buenos y malos. Mal entendida, puede dar pábulo a un maniqueísmo nefasto, que tergiversa el mensaje de Jesús. Bien y mal se encuentran inextricablemente unidos en cada uno de nosotros.

El punto de inflexión en la lógica del relato lo encontramos en las palabras del dueño del campo: “dejadlos crecer juntos hasta la siega”. Lo lógico sería que se ordenara arrancar la cizaña en cuanto se descubriera en el sembrado, para que no disminuyera la cosecha. Pero resulta que, contra toda lógica, el amo ordena a los criados que no arranquen la cizaña, sino que la dejen crecer con el trigo. Este quiebro debe hacernos pensar. No es que el dueño se haya vuelto loco, es que quiere hacernos ver que otra actitud ante la realidad es posible.

El domingo pasado, una cosecha del ciento por uno era el quiebro que nos obligaba a saltar a otro plano. Esa desorbitada cosecha no se puede dar en el trigo, luego tenemos que dar un salto para entender lo que nos quiere decir. Ya no se trata de tierra y grano sino de fruto espiritual. En esta parábola, la falta de lógica está en no arrancar la cizaña. Si en el trigo se nos pide hacer lo contrario de lo que se debe, nos obliga a saltar a otro nivel en que eso sea posible. En el orden espiritual no solo no se debe arrancar la cizaña, sino que no se puede separar.

El dueño siembra buena semilla. La cizaña tiene un origen distinto. Según aquella mentalidad, hay un enemigo del hombre empeñado en que no alcance su plenitud. Pero la hipótesis del maniqueísmo es innecesaria. Durante milenios el hombre trató de buscar una respuesta coherente al interrogante que plantea la existencia del mal. Hoy sabemos que no tiene que venir ningún maligno a sembrar mala semilla. Las limitaciones, que inevitablemente nos acompañan como criaturas, dan razón suficiente para explicar los fallos de toda vida humana.

Casi cuatro mil millones de años de evolución han ido siempre en la dirección de asegurar la supervivencia del individuo y de su especie. A ese objetivo estaba orientado cualquier otro logro. El ser humano descubre que hay un objetivo más valioso que el de la simple supervivencia. Al intentar caminar hacia esa nueva plenitud de ser que se le abre en el horizonte, el hombre tropieza con esa enorme inercia que le empuja al objetivo puramente egoísta. En cuanto se relaja un poco, aparece la fuerza que le arrastra en la dirección equivocada.

El objetivo de subsistencia individual y el nuevo horizonte de unidad-amor que se le abren al ser humano no son contradictorios. En el noventa por ciento deben coincidir. Pero esa pequeña proporción que les diferencia no es fácil de apreciar. Como en el caso de la cizaña y el trigo, solo cuando llega la hora de dar fruto queda patente lo que los distingue. Es inútil todo intento de dilucidar teóricamente lo que es bueno o lo que es malo. La mayoría de las veces las personas solo descubren lo bueno o lo malo después de innumerables errores.

El trigo y la cizaña tienen que convivir a pesar de que son plantas antagónicas y lo que produce una, será siempre a costa de la otra. La cizaña perjudica al trigo, pero la realidad es que son inseparables. Aplicado al ser humano, la cosa se complica hasta el infinito, porque en cada uno de nosotros coexisten juntos cizaña y trigo. Nunca conseguiremos eliminar del todo nuestra cizaña. Solo aceptando esto, superaremos el puritanismo y lo aceptaremos tal como es.

Esta mezcla inextricable no es un defecto de fábrica, como se ha hecho creer con mucha frecuencia; por el contrario, se trata de nuestra misma naturaleza. Dejaríamos de ser humanos si se anularan todas nuestras limitaciones. No solo es absurdo el considerar a uno bueno y a otro malo, sino que el solo pensar que una persona se pueda considerar perfecta, es descabellado. Arrancar la cizaña en nosotros y en los demás ha sido una tentación inmemorial.

También hoy Jesús, a petición de sus discípulos, explica la parábola. No se trata de una explicación de Jesús, sino de un añadido de la primera comunidad, que convirtió la parábola en alegoría para utilizarla como instrumento moralizante. En la explicación que el evangelio da se ve con toda claridad la diferencia entre parábola y alegoría. Podemos apreciar cómo se desvía el acento desde la necesidad de convivir con el diferente a la insistencia en que los malos serán quemados, con la intención de que el miedo a ser quemados nos haga mejores.

Si a través de veinte siglos, la Iglesia hubiera hecho caso de esta parábola, ¡cuántos atropellos se hubieran evitado! En todos los tiempos se ha perseguido al que discrepa, solo por el afán de preservar el trigo. Se ha excomulgado, se ha desterrado, se ha quemado en la hoguera a miles de cristianos que eran bellísimas personas, aunque no coincidieran con la verdad oficial. Es patético que se haya declarado santos a algunos de los que han sido sacrificados.

Aún tenemos pendiente un cambio en nuestra actitud ante el diferente. Hemos sido educados en el exclusivismo. Jesús sabía muy bien lo que decía a un pueblo judío que se creía elegido y superior a los demás. A pesar de la claridad del mensaje, muy pronto olvidaron los cristianos las enseñanzas de Jesús y reprodujeron el exclusivismo judío. Una sola frase resume esta actitud totalmente antievangélica: “fuera de la Iglesia no hay salvación”. Esta máxima ha sido defendida todavía, por el último Catecismo de la Iglesia Católica.

La parábola no solo se aplica al orden moral sino a la doctrina y al culto. En las verdades también hay trigo y cizaña y tampoco se puede separar el error de la verdad. Dice un proverbio oriental: si te empeñas en cerrar la puerta a todos los errores, dejarás inevitablemente fuera la verdad. En el culto, el trigo sería un descubrimiento de Dios en nosotros y una verdadera relación con Él. Cizaña sería quedarnos en los ritos externos y no llegar a la vivencia. En la moral es mucho más sangrante la pretensión de exclusividad. Hemos predicado como voluntad de Dios lo que no son más que preceptos humanos.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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Las parábolas vegetales.

Domingo, 30 de julio de 2023
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Mt 13, 24-43

«El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza…»

Nunca me dejan de sorprender esas fotos que muestran templos orientales construidos con enormes sillares de roca, y ahora engullidos por la selva y destruidos piedra a piedra por la fuerza avasalladora de ramas y raíces. Es increíble que algo tan aparentemente blando e inofensivo nacido de una semilla frágil e insignificante, acabe imponiéndose con el paso del tiempo a lo que en principio había nacido para ser indestructible.

Pero así es.

Jesús creía en el poder incontenible de la semilla y plasmó su creencia en ese conjunto de parábolas singulares a las que llamamos “parábolas vegetales”. Cada una de ellas tiene su propio mensaje particular, pero de su conjunto podemos sacar dos conclusiones comunes: la primera y más importante es que el Reino no crece por la fuerza del dinero o la imposición del poder, sino que se siembra y crece por la fuerza interior de la Palabra.

La segunda es que la humanidad nunca va a alcanzar su plenitud si se limita a buscar la justicia promulgando leyes y amenazando con castigos. Es necesario cambiar el corazón de las personas sembrando en ellos el perdón, la compasión y el servicio. Las leyes coartan, pero no cambian el corazón y el mal persiste en ellos a pesar de los castigos.

Jesús hablaba en parábolas porque el lenguaje parabólico permite decir lo más profundo que se puede decir de Dios y del ser humano; aquello que no se puede expresar sino mediante este lenguaje. Intenta con ellas anunciar y presentar lo “divino” en el lenguaje humano; trata de facilitar a los oyentes esa otra dimensión de la realidad que no se ve, y que no puede enunciarse directamente en lenguaje terreno.

El resultado es que a través de las parábolas Jesús hace la mejor teología de la historia de la humanidad; una teología que no está reservada a los sabios e iniciados, sino al alcance de todos; principalmente de los humildes. Con demasiada frecuencia, los sabios complican su sencillez extrema y emborronan el mensaje.

Refiriéndonos ya a las dos parábolas del evangelio de hoy, la mostaza es un arbusto peligroso que invade los campos en los que cae. Es muy probable que con ella Jesús estuviese mostrando su confianza en que los criterios del Reino iban a acabar por imponerse a las viejas estructuras religiosas de Israel, y no es casual que lo haga delante de escribas y fariseos que sin duda estaban allí y acusaron el golpe.

La otra parábola —la cizaña— se presta a ser mal interpretada, y de hecho se suele interpretar muy mal: “En el mundo hay buenos y malos que viven mezclados los unos con los otros, pero, al final, Dios los separará y condenará a los malos al fuego”. Una interpretación muy desafortunada y alejada de la realidad. El bien y el mal son fuerzas contrapuestas que luchan tenazmente en nuestro interior, y en esa lucha, unas veces vence una y otras, la otra. Nadie está libre del mal, o como decía Ruiz de Galarreta: «No hay justos y pecadores, sino solo pecadores amados por Dios».

Miguel Ángel Munárriz Casajús

Para leer otro comentario sobre este evangelio publicado en fe adulta, pinche aquí

Fuente Fe Adulta

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Las parábolas, imágenes para un sueño.

Domingo, 30 de julio de 2023
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cost_of_being_discipleMt 13, 24-30

Mateo en el capítulo 13 de su evangelio nos presenta a Jesús narrando a su auditorio una serie de parábolas a través de las cuales, dice el evangelista, les va exponiendo muchas cosas (Mt 13, 3). Las historias que propone reflejan el contexto agrario de la Palestina del siglo I y posiblemente para un lector o lectora del siglo XXI resulten lejanas e incluso le resulte difícil captar su carga profética. Pero lo importante está en ir más allá del ejemplo y sintonizar con la propuesta de fondo, con la mirada que propone, con el desafío que lanza.

Cuando Jesús presenta su enseñanza a través de parábolas no pretende ofrecer enigmas difíciles de resolver ni mensajes ocultos que haya que desvelar. Él busca ofrecer esperanza y sentido a quienes ven sus vidas destruidas, se sienten agobiad@s o margind@s. Con un lenguaje sugerente y sencillo, Jesús compara la acción amorosa de Dios en la historia con experiencias cotidianas que, más que de poder o omnipotencia, hablan de fragilidad y empatía: unas semillas, un poco de levadura, un tesoro escondido… Imágenes que hablan de confianza en un futuro diferente, que muestran a un Dios que es misericordia y perdón y que solo quiere salvar.

Sus parábolas son, además, invitaciones a comprometerse con el cambio, a estar atentas y atentos a los signos que muestran el camino, a sostenerse con paciencia activa en los procesos que transforman… como levadura, como semilla, como tesoro…

La parábola del trigo y la cizaña

En esta parábola el Reino de los cielos se identifica con un hombre que siembra su campo con buena semilla y su enemigo planta cizaña en medio de ella. La lógica parece decir, como expresan los criados, que es necesario arrancar la cizaña cuanto antes para que el trigo pueda seguir creciendo sin amenazas. Sin embargo, el dueño del campo prefiere esperar a la siega para separar el trigo de la cizaña.

La imagen de ver el trigo mezclado con la cizaña en los campos no era desconocida para l@s oyentes de Jesús. Seguramente sabían que la cizaña era una planta venenosa de forma parecida al trigo y que crecía como una mala hierba entre el cereal y que era necesario evitar que se confundiera o ahogara el trigo estando atent@s a su crecimiento y a separarla en cuanto fuese posible. Jesús, sin embargo, no buscaba abrir un debate sobre lo acertado o no, en términos agrícolas, de si la decisión del propietario del campo era adecuada o no. Él quería ir más allá. Quería cuestionar esas fronteras, rápidas y aparentemente seguras, que trazamos entre lo bueno y lo malo pues, como pasa con el trigo y la cizaña, no es tan fácil de distinguir y corremos el riesgo de juzgar equivocadamente o estigmatizar a personas con decisiones precipitadas o desde principios absolutos.

A Jesús, sus encuentros con la gente herida, con las personas enviadas a las cunetas sociales, con quienes han sido silenciados o ignorados por ser diferentes, le ayudaban a entender que nadie estaba perdido definitivamente. El Dios Abba que sostenía su vida lo invitaba a confiar, a esperar el cambio y la transformación de quien había errado en el camino, a ver más allá de categorías o identidades y anunciar sin descanso la Buena Noticia de un Dios siempre amor y perdón para todos sus hijos e hijas.

Más grises que blancos

A Mateo esta parábola le sirve para recordar a su comunidad que su opción de seguir a Jesús no hace a sus miembros más pur@s, ni mejores. Que en su vida personal y colectiva no hay blancos y negros sino muchos grises que hay que clarificar y acompañar. No se trata tanto de esperar un juicio final sino de comprender en el presente que hay que acoger lo diferente, respetar los ritmos, tener compasión con las heridas, acompañarnos en las caídas, sostenernos en la fragilidad y fortalecer nuestros vínculos para caminar juntos y juntas en la diferencia y diversidad.

Carme Soto Varela

Fuente Fe Adulta

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En busca del tesoro.

Domingo, 30 de julio de 2023
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IMG_0079Domingo XVII del Tiempo Ordinario

30 julio 2023

Mt 13, 44-52

Seamos o no conscientes de ello, existir implica buscar, por más que, en ese recorrido, puedan darse todo tipo de actitudes, que van desde la apatía escéptica hasta la pasión ansiosa o la desesperanza.

De entrada, nos percibimos como seres que se definen por su necesidad y su carencia, por lo que empezamos dirigiendo nuestra búsqueda hacia el exterior: tiene que haber “algo”, en algún lugar, que colme mi necesidad y sacie mi anhelo. Y ahí, según las situaciones y condiciones de cada cual, se abre todo un abanico de opciones, en las que proyectamos la respuesta ansiada.

Sin embargo, toda esa búsqueda acabará en frustración, ya que, aun sin advertirlo, nos habíamos equivocado de dirección: no hay nada “ahí afuera” capaz de saciar nuestro anhelo.

Esto explica que, llegados a un momento determinado, tras haber padecido alguna que otra frustración y atravesado alguna que otra crisis, nos preguntemos si no será necesario cambiar la mirada, dirigiéndola hacia nuestro interior. En ese momento es cuando iniciamos el llamado “camino espiritual” (o, simplemente, profundo). Es el camino de “vuelta a casa”.

Lo que sucede es que la dinámica de ese camino se va a ver modificada de manera sustancial. Tal vez, aunque sea en nuestro interior, todavía sigamos buscando, en la creencia errónea de que el “tesoro” es algo diferente a lo que ya somos. De nuevo, serán necesarias frustraciones y crisis, hasta llegar a comprender que, en lo profundo, somos ya eso que andamos buscando.

El tesoro siempre había estado aquí, pero éramos incapaces de reconocerlo. No había que conquistarlo, sino simplemente descubrirlo. Es entonces cuando toda búsqueda cesa -más aún, descubres que la propia búsqueda te alejaba del tesoro, porque te estabas diciendo que este se hallaba en “otro lugar”-. Lo que ha quedado es un “caer en la cuenta” de lo que realmente somos, más allá de la forma en que nos manifestamos.

Y lo que somos -lo que alienta, impulsa, sostiene y constituye nuestra persona- es aquello que sostiene a todos los seres, aquello de lo que, en último término, está hecho todo lo real. Somos consciencia pura, plenitud de presencia. A partir de ahí se abrirá un camino de integrar lo reconocido y dejarnos vivir en coherencia con ello. Pero habrá cesado la ignorancia original y la ansiedad insaciable.

Y comprendemos entonces la sabiduría que encierran las palabras de Nisargadatta: “Deja de buscar; déjate encontrar”.

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

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Lo que más te importa en la vida es tu “dios”, tu tesoro

Domingo, 30 de julio de 2023
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Sin títuloDel blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

Un corazón sensato y sabio.

    En la primera lectura (1Reyes) hemos escuchado lo que Salomón le pide a Dios. Salomón no le pide a Dios poder, ni escaños parlamentarios, ni una economía solvente. Sino que le pide: da a tu siervo un corazón dócil. Podía haber pedido al Señor otras cosas: poder, armas, etc., pero le pidió un corazón dócil, comprensivo y esa fue su Sabiduría.

Salomón le pide a Dios un corazón sabio y sensato. Dios se lo concede.

    Esta podría ser también nuestra oración: concédenos, Señor, tener cabeza en la vida y buen corazón. Es lo que dice el salmo 89: Enséñanos a calcular nuestros años para que tengamos un corazón sensato.

    El Señor no se molestó por la actitud de Salomón de sentirse débil, por sus dudas, sus búsquedas, sino más bien al contrario: al Señor le agradó que Salomón le hubiera pedido honradez y sensatez en la vida

        Vivir la vida con sensatez …

01.- Lo más central en la vida de una persona es el que se toma absolutamente en serio

Durante estos últimos domingos venimos escuchando en el evangelio alusiones y parábolas de lo que constituye el centro del pensamiento y de la actividad de Jesús: el Reino e los cielos. “El Reino de los cielos” se parece a la siembra, a un tesoro, a la perla fina…

El Reino de Dios, el Reino de los cielos, es el símbolo bíblico para expresar el deseo, esfuerzo y nostalgia de vivir bajo la acción y valores de Dios. Jesús se pasó la vida sembrando este Reino de Dios y nos dejó esta hermosa y noble tarea: Seguir sembrando el Reino.

    Lo más importante, el acto más central en la vida de una persona es aquello por lo que está dispuesto a entregarlo todo, incluso la vida y, al mismo tiempo está también dispuesto a dejarlo todo.

    Mañana, 31 de julio, celebramos la fiesta de San Ignacio. La primera meditación de los Ejercicios es “principio y fundamento” de la vida, que es otro modo de decir y plantear: ¿cuál es el centro, lo esencial y decisivo de nuestra vida? ¿Qué es lo absoluto en mi vida?

    Conviene ser sensatos y no equivocarse a la hora de elegir el eje de la existencia, la piedra angular, el tesoro de nuestra vida.

    El hombre de hoy sigue siendo tan religioso o siente la misma necesidad de absoluto que San Ignacio o que en los tiempos de Cristo. Lo que ha cambiado a este respecto no es el ser humano, sino los “reinos”, “los tesoros”, las “piedras preciosas”,  “los ídolos”. Muchos de nuestros conciudadanos tienen como horizonte de su vida el placer, el poder de todo tipo, dinero, consumismo, la nación, etc.

Hemos rezado en el salmo 118: El Señor es la porción de mi vida, mi herencia en la vida. Tiene mucha hondura. Los tesoros de este mundo, las riquezas de esta vida son lo que son, son buenos, pero no fundamentan la existencia humana.

02.- Corazón y sabiduría.

    Son dos dimensiones que configuran la vida humana: el corazón (el sentimiento) y la inteligencia (la razón).  Tal vez nosotros empleamos más la razón y la ciencia. Por los vericuetos de la historia occidental ha predominado la Ilustración, el progreso, lo tecnológico.

    Ciertamente todas son dimensiones válidas, pero:

  • No es lo mismo la razón que la verdad. (No es lo mismo tener la razón, que ser sensato). Hay momentos o situaciones en lo que se puede tener ciencia y disciplina, pero no sensatez ni sabiduría. Se trata de tener sensatez y bondad en la vida.
  • Restregar la razón en la cara hace daño. No es humano echar en cara siempre la razón. Vivir siempre de la razón sin corazón, sin caridad, no es muy humano y menos cristiano.
  • Una razón sin caridad, (bondad) no es “verdad”, es algo de venganza.

Concluyo.

    Este domingo estival puede ofrecernos un momento para pensar:

¿Cuál es el tesoro de mi vida?

Ciencia tenemos, y nos sobra, pero ¿tenemos corazón?

¿Sabemos -sabiduría, saborear-  vivir sensatamente? ¿Sabemos, -sabiduría- vivir?

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¿Nueva evangelización o vieja eclesialización?

Martes, 27 de junio de 2023
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jesus-hipsterJuan Zapatero  Ballesteros
Sant Feliú de Llobregat (Barcelona).

ECLESALIA, 29/05/23.- Desde que Juan Pablo II comenzase a hablar de «nueva evangelización» a finales de la década de los 70 del siglo pasado, lo han venido reiterando de manera insistente sus sucesores, Benedicto XVI y Francisco. Quiero hacer una salvedad: por lo que a este último respecta, cabe decir que lo ha hecho y lo viene haciendo de manera muy diferente; incluso me atrevería a decir que opuesta en muchos casos. Al menos esa es la impresión que tengo, cuando comparo la manera de hablar y sobre todo de actuar de este último respecto a sus dos predecesores.

Digo esto, porque creo que, tal y como muchas personas y sectores de la Iglesia entienden en la actualidad dicha evangelización, están más cerca de la doctrina, de la moral y de la liturgia de Juan Pablo II y Benedicto XVI que de Francisco.

No sé, pero cuando yo pienso en el significado y sentido de evangelizar, me viene a la mente la Buena Noticia de Jesús que predicó y puso en práctica, pues, al fin y al cabo, eso significa «Evangelio». Me lleva de manera inmediata a aquella escena de la sinagoga de Nazaret, Lc 4, 16-21, donde Jesús se presentó a sus conciudadanos “El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos”. Jesús se aplica a sí mismo el mensaje que el profeta Isaías había anunciado ocho siglos antes. Un mensaje que está en plena consonancia, por otra parte, con la respuesta que da a los emisarios que llegaron a Él enviados por Juan Bautista, Lc 7,19-23, “Id y decid a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y los pobres son evangelizados”.

Una Buena Noticia que el evangelista Mateo se encargará de recordar en qué consiste a aquellos judíos intransigentes, legalistas y amantes del culto por encima de las personas, Mt 25,34-46, “Tuve hambre y me disteis de comer, me visteis desnudo y me vestisteis, en la cárcel y me visitasteis. En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis”. Un mensaje que le acompañó a Él mismo en todo momento con una actitud de servicio y entrega generosa por su parte y cuyo mejor ejemplo podemos encontrar en el lavatorio de los pies a sus discípulos en la Última Cena, Ju 13,1-20, “Se levanta Jesús de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en una jofaina y se pone a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido”.

Junto a esta actitud clara y evidente en favor de la humanización de toda la gente, Jesús se mostró totalmente en contra de quienes pretendían hacer del culto y del cumplimiento de la ley sin más, o incluso por encima de las personas, el centro de la religión y del Evangelio. La parábola del Buen Samaritano, que refiere el evangelista Lucas, es su enseñanza más clara en este sentido.

Entonces, ¿Jesús se opuso al culto como factor de evangelización? ¿Lo censuró como contrario al compromiso y al “evangelio”? No, en absoluto. Ahora bien, tal y como le dijo a la Samaritana, Jn 4,3-42,“El culto se ha de hacer en espíritu y en verdad. Ya no sirve el culto que los judíos practican en el Templo de Jerusalén ni el de los samaritanos en Garizim”.

Después de lo dicho, la pregunta que me hago es si la “nueva evangelización” de la que viene hablando la jerarquía de la Iglesia de manera tan insistente desde hace ya un tiempo, está en la línea de la Buena Nueva que encontramos en el Evangelio por parte de Jesús, o en la vuelta a la liturgia, a los ritos, cumplimientos, etc., que comenzaron a prevalecer en la Iglesia a partir de un momento de su historia. Está claro que la evangelización que se pretende llevar a cabo hoy será nueva en la medida que enlace con aquel primer anuncio de las primeras comunidades cristianas, fundamentado en una manera de actuar y de vivir entroncada de manera directa con el propio hacer y la propia vida de Jesús: Hch 2, 42-46.

En cambio, no será anuncio nuevo, sino eclesialización vieja y caduca, si lo que se pretende es volver a la Iglesia del 313, Edicto de Milán, y de manera definitiva del 380: el emperador Teodosio convierte el cristianismo en religión oficial del imperio. No es nueva la evangelización si lo que pretende es resucitar una Iglesia de cristiandad que, a la postre, busca fomentar la unicidad, que no hace sino empobrecer y aborregar, en detrimento de la unidad, tal y como Jesús rogó al Padre: Ju 17, 20-23, que fomenta la libertad del Espíritu. Tampoco es nueva si lo que busca es volver a utilizar fórmulas y sistemas de ser, estar y actuar que recuerdan tiempos y circunstancias ya superados o que, al menos, debieran estarlo.

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Al hilo de lo que acabo de decir y bajando al plano de lo cotidiano y concreto, me pregunto, por ejemplo, qué pretenden en la actualidad tantísimos ministros representantes de la jerarquía de la Iglesia con esos atuendos externos en cuanto al vestir que los diferencian de los laicos, si nos referimos a la comunidad eclesial, y de los ciudadanos en general, si pensamos en la sociedad civil.

Me temo que debajo de todo ello no está solo, ni mucho menos, una cuestión canónica, sino una visión teológica muy concreta sobre la Iglesia y sobre la propia sociedad, que yo creía que ya había quedado superada para siempre por el concilio Vaticano II: una Iglesia como sociedad perfecta frente a una Iglesia como pueblo de Dios.

¿Es precisamente a través de liturgias cargadas, celebraciones farragosas, inciensos abundantes, sotanas y roquetes recuperados de viejos baúles, maestros de ceremonias que controlan el rito hasta el extremo, sermones vacíos y alejados de la vida, etc., que pretenden evangelizar a hombres y mujeres postcristianos, para quienes todo lo anterior no les dice nada en medio de la vida rutinaria y a veces tediosa en que se encuentran viviendo?

Que conste que he pretendido simplemente traer a colación algunas de las numerosas realidades actuales por parte de la jerarquía eclesiástica con las que, según ella, pretende evangelizar, no sé si de nuevo o de manera novedosa, a hombres y mujeres alejados de la fe o revitalizar la de quienes ya la profesan.

Es por ello que mi pregunta pretende dilucidar simplemente si se trata de una evangelización nueva y, por lo mismo, llena de vida y de sentido, o, por el contrario, volver a una eclesialización vieja, caduca y carente de verdaderas razones de esperanza que ofrecer

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedenciaPuedes aportar tu escrito enviándolo a eclesalia@gmail.com).

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Vuelco en Polonia tras el ‘caso Wojtyla’: los obispos crearán una comisión para investigar los abusos sexuales

Jueves, 23 de marzo de 2023
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polish-bishops-conferenceLa medida fue adoptada por unanimidad durante la Asamblea Plenaria de primavera

Los obispos polacos crearán una comisión independiente de expertos para estudiar el maltrato infantil en la Iglesia durante las últimas décadas, lo que representa un cambio total en la posición mantenida hasta ahora por el episcopado de ese país

La medida, adoptada por unanimidad, fue anunciada el 14 de marzo por el arzobispo primado Wojciech Polak, al final de una sesión plenaria de la Conferencia Episcopal en Varsovia, y sigue al gran clamor oficial y de opinión pública generado por la noticia de que, mientras era arzobispo de Cracovia, el cardenal Karol Wojtyla y el futuro Papa Juan Pablo II, habría encubierto algunos casos de sacerdotes abusadores

El polémico libro sobre Juan Pablo II contiene ingredientes para ‘reescribir’ su biografía, defiende el autor

Cardenal O’Malley: “Prestar atención a los abusados no es opcional, es una obligación”

Una argentina, directora de políticas de prevención de abusos para América Latina

(7 Margens).- Los obispos polacos crearán una comisión independiente de expertos para estudiar el maltrato infantil en la Iglesia durante las últimas décadas, lo que representa un cambio total en la posición mantenida hasta ahora por el episcopado de ese país.

La medida, adoptada por unanimidad, fue anunciada el 14 de marzo por el arzobispo primado Wojciech Polak, al final de una sesión plenaria de la Conferencia Episcopal en Varsovia, y sigue al gran clamor oficial y de opinión pública generado por la noticia de que, mientras era arzobispo de Cracovia, el cardenal Karol Wojtyla y el futuro Papa Juan Pablo II, habría encubierto algunos casos de sacerdotes abusadores.

El arzobispo primado dijo que la comisión independiente incluirá a historiadores, abogados y psicólogos, abarcará todas las diócesis y órdenes religiosas y trabajará sobre los archivos de la Iglesia católica y los del Estado polaco, no habiéndose aclarado si, como Portugal y otros países, aceptarán escuchar testimonios y denuncias de los afectados. No obstante, expresó la voluntad de que el resultado pueda ser “de gran ayuda para las víctimas”, ya que ellas “necesitan la verdad”.

La tarea de la comisión, agregó Polak, seráexaminar diligentemente los documentos, relativos a la resolución de casos de delitos sexuales de algunos clérigos contra menores (…) a fin de mostrar el contenido en su totalidad, teniendo en cuenta la ley y el estado del conocimiento, así como el contexto sociocultural”.

La Comisión y la tarea que le será encomendada son quizás la respuesta más consecuente que han dado los obispos al impacto causado por un libro recientemente publicado sobre el caso de la archidiócesis de Cracovia, que dio lugar a un documental que recientemente fue exhibido en un canal de televisión privado, en Polonia, desencadenando un coro de protestas tanto de la Iglesia como del Estado..

“Respetar la memoria del Papa Wojtyla”

Por eso, en la declaración final de su Plenaria de esta semana, los obispos volvieron a hablar de los intentos “sin precedentes” de “desacreditar la persona y obra de san Juan Pablo II”, apelando “a todos a respetar la memoria de uno de nuestros compatriotas más importantes” y agradeciendo a quienes defendieron el “buen nombre” del Papa Wojtyla.

También el Papa Francisco, en una de las entrevistas (a La Nación) que concedió con motivo de los diez años de su pontificado, defendió a su antecesor, en tanto canonizado, considerando que los actos deben ser juzgados “según las normas de la época”. Y, “en ese momento, todo estaba tapado”, observó.

En 2020, el Vaticano sancionó al cardenal Henryk Gulbinowicz, ex arzobispo de Wroclaw (Breslavia) y, en 2021, tras las investigaciones iniciadas el año anterior, sancionó a dos obispos de ese país por no haber asumido con diligencia sus funciones en relación con varios casos de abuso.

Fuente Religión Digital

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Madonna llama hipócrita a la Iglesia Católica por sus ataques al representar a la Virgen María.

Lunes, 30 de enero de 2023
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F70DB23C-511B-41F2-AF8D-306F2BE996D6Madonna hace referencia a la Virgen María en su nueva portada de Vanity Fair. (Feria de las vanidades/Warner Bros)

 Madonna calificó así a la Iglesia Católica mientras se vestía de Jesús y de la Virgen María en una sesión de fotos de Vanity Fair. La leyenda de la música, que se está embarcando en su gira Celebration a fines de 2023, nunca ha evitado usar la iconografía religiosa, particularmente de la Virgen María, como parte de su visión artística.

Y su última sesión de fotos con Vanity Fair está cargada de alegoría religiosa: se hace pasar por la otra Madonna y canaliza a Jesús en una última cena alternativa con un elenco de discípulos exclusivamente femenino.

Las continuas referencias de Madonna a su educación católica han provocado su reacción en el pasado, sobre todo por su video musical de 1989 “Like A Prayer” que presentaba cruces en llamas e imágenes eróticas de Jesús.

El video fue condenado por los católicos, incluido el Vaticano, y el Papa Juan Pablo II llamó a boicotear su gira posterior, Blond Ambition.

Madonna reflexionó sobre la fila y le dijo a Vanity Fair que mientras promocionaba In Bed With Madonna, su película de la gira Blond Ambition, estaba “sorprendida de verme atacada por la Iglesia, porque no podían entender cuánto intentaba mi trabajo”. producir algo bueno”.

El video que fue prohibido en el Vaticano.

Rápidamente me di cuenta de que ellos eran el problema, no yo”, agregó, “Ellos eran el problema porque no habían entendido que mi trabajo como artista unía a las personas, les daba libertad de expresión, unidad. Era el espejo de las enseñanzas de Jesús. Quien me atacó fue solo un hipócrita”.

Reflexionó sobre cómo se sintió “expuesta” vistiéndose como la Virgen María para su sesión de portada, con la imagen llevándola “de regreso a Roma” donde fue “ferozmente criticada por la Iglesia Católica”.

Fíjate bien en las fotos: estoy con una corona en la cabeza, con un vestido suntuoso, encima de una plataforma. Me sentí atacada durante la sesión fotográfica. Esa es la metáfora que responde a la pregunta. No es fácil llevar una pesada corona sobre la cabeza. ¿Cómo me sentí? La primera vez que me sentí atacada fue cuando di la conferencia de prensa en Roma durante el rodaje de En la cama con Madonna. Al fin y al cabo, fui educada en la religión católica y me di cuenta de que si la Iglesia no era capaz de percibir mi trabajo como artista como algo positivo, entonces ese era su problema. El problema lo tenían ellos, porque no comprendían que mi labor como artista unía a la gente, le daba libertad de expresión, unidad. Era un espejo de las enseñanzas de Jesús y del cristianismo, así que los que me atacaron eran unos hipócritas.

En 2015, Madonna intentó concertar una reunión con el Papa Francisco.

Soy una buena católica. ¡Lo juro!” ella tuiteó en ese momento, y agregó que no “parecía justo” que hubiera sido “excomulgada tres veces”.

También en la entrevista, Madonna amplió lo que entendía por promover la diversidad y la inclusión, como alguien que ha sido aclamada como un ícono gay por la comunidad LGBTQ+.

Ella dijo que fueron las personas LGTBIQ+ y las personas de color quienes la ayudaron cuando ella era un “don nadie” sin “dinero y sin comida“.

¿Cómo podría no apoyarlos yo misma?” ella añadió. “Cuanto más tiempo pasa, más entiendo que soy un artista y una persona que debe dar voz a los marginados”.

No sé muy bien qué significa decir que fui una de las primeras. Creo que dar voz a otros formó parte de mi camino. Cuando empecé en Nueva York, estuve rodeada de gente muy diversa. Aquellos que me apoyaron eran personas de distintas etnias y miembros de la comunidad LGTBIQ+. Ellos fueron mi apoyo, así que, ¿cómo podría no apoyarlos yo también?

Hay otra imagen religiosa muy provocativa: una Última Cena protagonizada por mujeres…

Fue una sugerencia de Luigi & Iango y me pareció un punto de vista muy interesante. Como se sabe, en la Última Cena aparecen Jesús y sus discípulos, todo hombres, así que me pareció interesante dar la vuelta a la tortilla y llenar a Jesús de energía femenina, rodeado de discípulas. Me gustó la idea de jugar con esa contradicción, que en realidad no es tal.

En cuanto a su propia religión, Madonna dijo estos días que “cultiva” sus “prácticas espirituales” y no cree en “adherirse a un dogma sin estudio”.

Creo que es importante tener rituales y una vida espiritual. Pero también creo que la religión sin comprensión, sin conocimiento, sin curiosidad y sin inclusividad no puede considerarse religión. No me puedo unir a grupos religiosos que sean excluyentes hacia otros o extremistas. Aun así, respeto todas las religiones y animo a la gente a examinar las creencias que siguen. Que entiendan los libros sagrados y los rituales, porque sin comprensión solo queda el dogma y las reglas, y se convierte en un ejercicio vacío. Mi relación con la religión hoy consiste en cultivar mis prácticas espirituales. Y pienso que es importante para todos llevarlas a cabo, pero no las voy a definir para otra gente. Creo que es importante rezar y tener una conexión con el alma, con la fuerza espiritual, llámalo como quieras. No veo manera de sobrevivir sin conectar con la idea de que hay un poder y una energía más grandes, con que hay muchas energías. Que hay un mundo metafísico y místico del que todos somos parte y con el que debemos seguir conectados.

Madonna ha sido una defensora de los derechos LGBTQ+ durante décadas, desde trabajar para combatir el estigma del VIH durante el punto álgido de la crisis hasta desafiar las leyes anti-LGBTQ de Rusia.

Fuente Vanity Fair

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Pederastia (y encubrimiento) en la Iglesia católica: Wojtyla, Ratzinger… ¿quién está libre de pecado?

Miércoles, 26 de enero de 2022
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abusos-Iglesia_2098300203_9807727_660x371¿Podría condenar un Papa a otro por su inacción ante los abusos?

Las acusaciones contra el Papa emérito destapan las dinámicas de ocultamiento de los abusos sexuales desde tiempos de Juan Pablo II y su política de protección de depredadores como Maciel, McCarrick o Figari, o encubridores como el cardenal de Boston, Bernard Law, o el mismísimo Benedicto XVI

Francisco está decidido a acabar con el flagelo de la pederastia, pero la dinámica del encubrimiento parece mucho más difícil de erradicar en una institución acostumbrada a lavar los trapos sucios en casa, y a acusar a las víctimas, y a los medios que destapan el horror de los abusos, de “falta de prudencia”

El mayor problema de la Iglesia en este tema es… que no se libra nadie. Nadie”. Con la voz temblorosa, un funcionario vaticano admite a RD que el informe elaborado por un equipo independiente de abogados y que ha destapado la implicación del Papa emérito, Benedicto XVI, en el encubrimiento de al menos cuatro casos de abusos sexuales a menores, no ha sido recibido con sorpresa en los muros de la Santa Sede.

Y es que el “largo camino hacia el abismo”, como ha definido la Iglesia alemana los resultados del informe –uno más, frente a la enésima negativa del episcopado español– que destapa medio millar de casos de abusos en las últimas décadas en la diócesis que dirigió Joseph Ratzinger antes de ser nombrado prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, es “una nueva muestra de que prácticamente todos los obispos que tuvieron responsabilidades pastorales hasta hace una década, de uno u otro modo, no hicieron lo suficiente para amparar a las víctimas, y sí para proteger al sacerdote o religioso implicado.

El ‘apóstol de la juventud’ que resultó un depredador

juan-pablo-ii-bendiciendo-a-marcial-maciel Juan Pablo II bendiciendo al siniestro depredador sexual Marcial Maciel

¿Nadie está libre de pecado? Muy pocos, sostienen fuentes vaticanas, que subrayan que el problema no viene tanto de la pederastia en sí, cuanto de la dinámica de encubrimiento que se suscitó en la institución durante décadas, y que tuvo en Juan Pablo II a su máximo exponente. Un Wojtyla que, durante años, no hizo caso a las denuncias de abusos contra algunos de los líderes de la restauración conservadora tras la apertura del Concilio Vaticano II y que amparó a pederastas tan famosos como el fundador de la Legión de Cristo, Marcial Maciel, al que llegó a llamar “apóstol de la juventud”.

Y es que, pese a que las acusaciones en su contra llegaron a Roma ya en 1988 (anteriormente, en 1954, siendo Papa Pío XII, ya habían aparecido denuncias, que finalmente cayeron en el olvido), Juan Pablo II no quiso abrir expediente alguno contra Maciel. Hoy, ambos han fallecido: el fundador de la Legión, como el mayor depredador de menores de la historia reciente de la Iglesia; el Papa polaco, como santo universal.

El caso de Maciel no fue el único. El líder del Sodalicio, Luis Figari, también campó a sus anchas durante años, como lo hizo Theodore McCarrick, uno de los cardenales más poderosos de Estados Unidos y al que Francisco arrebató la púrpura y hoy está siendo juzgado por tribunales norteamericanos.

Los Legionarios de Cristo tardaron más de tres décadas en reconocer los abusos de su fundador, protegido como en el caso de McCarrick por Juan Pablo II y su fiel secretario Estanislao Dzwisz, que hace pocos meses fue absuelto en una investigación sobre abusos en Polonia que amenazaba con implicar al propio Papa polaco.

La contrapartida, en ambos casos, era evidente: una fuerte financiación proveniente de México y Estados Unidos, y nuevas vocaciones sacerdotales para el proyecto de involución en la Iglesia católica. Roma cumplió, ninguno pisó la cárcel.

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El cardenal Law, refugiado en el Vaticano

Otros casos, como el de Fernando Karadima, uno de los formadores de buena parte del episcopado chileno, y abusador impune durante años, terminaron por juzgarse. La mayoría no corrieron con tanta suerte. Cuando en 2002 estalló el escándalo por la investigación del Boston Globe, que reveló miles de casos de pederastia y que llevó a la bancarrota a media iglesia católica de Estados Unidos, el cardenal de Boston, Bernard Law, dimitió de su cargo pero, en lugar de afrontar sus responsabilidades, viajó a Roma… y nunca regresó. La Santa Sede, primero con Juan Pablo II y después con Benedicto XVI, denegó las peticiones de extradición de la justicia norteamericana, y acabó muriendo entre los muros vaticanos.

De hecho, Law vivió a sus anchas hasta que el 14 de marzo de 2013, al día siguiente de ser elegido Papa, Francisco se lo encontró en la basílica de Santa María la Mayor, adonde había acudido a rendir pleitesía a la patrona de Roma. El cardenal tenía allí su residencia desde que Juan Pablo II lo nombrara, en 2004, arcipreste de uno de los templos más importantes (y más ricos) de la Ciudad Eterna. Al ver al cardenal Law, a Bergoglio se le desencajó la cara y se alejó inmediatamente de él.No quiero que siga frecuentando esta Basílica”, le espetó el argentino.

Fuentes vaticanas defienden que Francisco está decidido a acabar con el flagelo de la pederastia, pero la dinámica del encubrimiento parece mucho más difícil de erradicar en una institución acostumbrada a lavar los trapos sucios en casa, y a acusar a las víctimas, y a los medios que destapan el horror de los abusos, de “falta de prudencia”. No es una cosa del pasado, sino una afirmación del cardenal de Valencia, Antonio Cañizares, el viernes pasado, a cuenta del informe entregado por El País al Papa y al cardenal Omella.

¿Un Papa condenaría a otro Papa?

Pederastia2Con todo, nunca hasta la fecha una acusación, con pruebas, había llegado tan lejos. Ni más ni menos que contra Joseph Ratzinger, quien fuera Papa de 2005 hasta su renuncia, en 2013. Un Benedicto XVI que sí comenzó a investigar los abusos de Maciel, que abrió la puerta a los cambios en la legislación que Francisco está intentando culminar, pero que no supo, o no quiso, actuar con la dureza con la que ahora (por convicción o por la fuerza de los hechos) está haciéndolo el pontífice argentino.

La razón, tal vez, pudiera estar en lo ocurrido entre 1977 y 1982, cuando Ratzinger ejerció como arzobispo de Múnich. Según la investigación independiente, el hoy emérito sabía de la existencia de casos de abusos sexuales a jóvenes y menores cometidos por miembros de la Iglesia católica alemana cuando sucedían y tuvo, en al menos cuatro de ellos, una conducta reprochable. Entre ellos, el caso del sacerdote Peter H., quien en 1980 fue trasladado del obispado de Essen al de Múnich tras haber sido acusado de pedófilo y que en su nuevo destino siguió cometiendo abusos.

Aunque el secretario de Ratzinger ha negado las acusaciones, y el Papa emérito ha entregado una respuesta de 82 folios a los investigadores, éstos no dan credibilidad a la versión de Benedicto XVI. El Vaticano, que ha mostrado su “vergüenza” ante los datos presentados, se ha comprometido a dar una respuesta una vez lea el documento. Pero la siguiente pregunta se antoja imposible de responder: ¿qué hará Francisco si se demuestra, como parece, que su antecesor encubrió a curas pederastas?

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¿Se atreverá Bergoglio a condenar al Papa emérito? Una decisión así, apuntan en la Curia vaticana, sería muy difícil de tomar, pues pondría en cuestión la infalibilidad papal. “Y, sobre todo, porque parte de la Iglesia no entendería que un Papa condenara a otro”, nos cuentan. Y añaden: Si de verdad nadie se libra… ¿alguien podría sacar algún dossier similar sobre Bergoglio?”. La pregunta, otra vez, se queda sin respuesta

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Ratzinger, una pieza más del sistema: ¿Debería reconocer su culpa y cerrarse las puertas de la historia y de los altares?

Martes, 25 de enero de 2022
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Del blog de José Manuel Vidal Rumores de Ángeles:

“¿Será capaz de llegar a ese extremo de entrega y de generosidad con la institución a la que tanto ama?”

 “Joseph Ratzinger fue una pieza, una pieza más en el sistema eclesiástico generalizado de inacción y encubrimiento implícito y explícito de los clérigos abusadores”

“¿Y qué hizo el joven arzobispo? Lo que tenía que hacer, lo que hacían todos sus colegas, lo que mandaban las leyes no escritas, la costumbre y la prudencia: desdeñar a las víctimas, mirar para otro lado, tapar a los pederastas (tras alguna llamada al orden) y cambiarlos de lugar”

Me alegro de tener un hermano en el episcopado que, a los ojos de la historia y de todos los otros obispos del mundo, ha preferido la prisión antes que denunciar a su hijo sacerdote”. Porque “un padre nunca denuncia a sus propios hijos”, concluía Castrillón, jefe de todos los curas del mundo

“Los cardenales lo eligieron, tras afirmar en la misa solemne previa al cónclave que los dos grandes peligros de la Iglesia eran el relativismo y la “suciedad” de la propia institución, que conocía mejor que nadie”

“Si asumiese su culpa, podría convertirse en un ejemplo vivo y práctico para todos los demás obispos encubridores del mundo. Si no lo hace, estaría dando munición a los que siguen resistiéndose a la tolerancia cero y al resarcimiento pleno de las víctimas, que preconiza el Papa Francisco”

Joseph Ratzinger fue una pieza, una pieza más en el sistema eclesiástico generalizado de inacción y encubrimiento implícito y explícito de los clérigos abusadores. Desde su más tierna infancia de seminarista y, después, en su juventud de cura, el prometedor teólogo alemán formó siempre parte del amplio funcionariado eclesiástico, que se rige por unas normas estrictas y que sólo permite discrepantes moderados. A los radicales, los escupe fuera y los estigmatiza, llamándoles herejes.

El joven Ratzinger se alineó, durante el Concilio, con el ala más liberal de la Iglesia, llamado como perito y asesor del progresista cardenal Frings, arzobispo de Colonia. En esa época estaba a partir un piñón con su amigo el también teólogo Hans Küng. Pero, mientras éste se mantuvo toda su vida fiel a los grandes principios conciliares, Ratzinger pronto comenzó a cambiar de dirección y, por una mezcla de miedo al futuro de la iglesia ante los tumultos del mayo del 68 y de convicción personal, cambió la chaqueta y se alineó con el sector más conservador.

El premio le llegó de inmediato. Pablo VI, el Papa del Concilio, estaba asustado del devenir eclesiástico y llegó a decir que “el humo de Satanás” había entrado en la Iglesia. Por eso, a la hora de buscar un arzobispo para Munich pensó inmediatamente en Ratzinger y le nombró primero arzobispo, el 24 de marzo de 1977, y sólo unos meses después, el 27 de junio, le concedió el máximo galardón eclesiástico de la púrpura cardenalicia. El otrora teólogo rebelde entraba en las filas prietas del sistema en cuerpo y alma.

En Munich, donde sólo estuvo cuatro años y 8 meses, tuvo que pasar de las musas teológicas al teatro pastoral directo. Y allí se encontró entre otros problemas, con el fenómeno de los curas abusadores. ¿Y qué hizo el joven arzobispo? Lo que tenía que hacer, lo que hacían todos sus colegas, lo que mandaban las leyes no escritas, la costumbre y la prudencia: desdeñar a las víctimas, mirar para otro lado, tapar a los pederastas (tras alguna llamada al orden) y cambiarlos de lugar. Porque la máxima vigente era que “los trapos sucios se levan en casa” y que “hay que evitar por todos los medios el escándalo de los inocentes” (no de las víctimas, sino de que la gente se entere) y proteger la buena fama de la institución por encima de todo y de todos.

La Iglesia siempre tuvo muy claro que tenía que transigir con los pecados sexuales de su clero, disculparlos y disimularlos, siempre que se mantuviesen en secreto y, por lo tanto, no provocasen escándalo público. A las víctimas se las culpabilizaba o, en caso de que amenazasen con hacer mucho ruido, se les tapaba la boca con dinero.

¿Y los curas victimarios? Se les reprendía, lógicamente, se les hacía prometer que iban a cambiar de vida y, a lo sumo, se les trasladaba de parroquia y, en casos muy sonados, se les mandaba a misiones (especialmente a Latinoamérica). Más o menos lo mismo que se solía hacer con los que mantenían relaciones sexuales consentidas pero siempre ocultas con mujeres o con hombres.

El funcionamiento del sistema lo explica perfectamente este caso. “Le felicito por no haber denunciado a un sacerdote [pederasta] a las autoridades civiles. Ha actuado usted bien”. Eso escribía en 2001 el cardenal colombiano Darío Castrillón Hoyos, entonces prefecto de la Congregación del Clero, en una carta dirigida al obispo de la diócesis francesa de Bayeux-Lysieux, monseñor Pican, en la que le felicitaba por haberse negado a entregar a los tribunales civiles a un cura acusado de abusos sexuales a menores y haber sido condenado por ello a tres meses de cárcel.

“Me alegro de tener un hermano en el episcopado que, a los ojos de la historia y de todos los otros obispos del mundo, ha preferido la prisión antes que denunciar a su hijo sacerdote”. Porque un padre nunca denuncia a sus propios hijos”, concluía Castrillón, jefe de todos los curas del mundo.

En su época de arzobispo de Munich, Ratzinger comulga a fondo con esta misma mentalidad. Como lo hicieron todos sus predecesores y sus sucesores. De hecho, la información del Informe sobre los Abusos de Múnich se centra principalmente en los obispos diocesanos que aún viven: el Papa emérito Benedicto XVI, el cardenal Friedrich Wetter y el actual arzobispo, el cardenal Reinhard Marx. Pero el estudio se remonta a 1945 y, por lo tanto, abarca también los mandatos de los cardenales Michael von Faulhaber, Joseph Wendel y Julius Döpfner.

Pues bien, todos ellos, tanto los vivos como los difuntos, tanto los más progresistas como los más conservadores, respetaron y cumplieron a rajatabla el sistema establecido: insensibilidad total hacia las víctimas y generosidad y gracia con los victimarios.

Las cosas comienzan a cambiar para Ratzinger, cuando, el 25 de noviembre de 1981, Juan Pablo II le nombra prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, es decir su mano derecha teológica, el hombre que le iba a permitir encontrar bases teológicas y doctrinales sólidas para imponer a la Iglesia mundial el llamado “modelo polaco”: cierre ideológico, involución doctrinal, congelación de los principios fundantes del Concilio Vaticano II, ostracismo para los prelados más abiertos, condena de los teólogos progresistas y conversión de la Iglesia en un poder fáctico, capaz de hacer frente al comunismo e incluso de derrumbar el Muro de Berlín.

Aunque dedicado a justificar el modelo wojtyliano, el cardenal Ratzinger comenzó a palidecer al abordar, en su nuevo puesto, sobre todo el dossier de los delicta graviora, que son, entre otros, los que cometen los clérigos, cuando abusan de menores, y que están reservados a la Congregación para la Doctrina de la Fe. Es tal la podredumbre con la que se encuentra que ya manda poner al día estos delitos y recrudecer las penas.

Era la época en que llegaban a Roma denuncias contra un gran depredador: Marcial Maciel, el fundador de los Legionarios de Cristo, protegido por Juan Pablo II, que llegó a llamarlo “apóstol de la juventud”. ¿Llegaba esa información incriminadora a Juan Pablo II o se quedaba en los despachos de los secretarios: el secretario personal Dziwisz y el Secretario de Estado, cardenal Sodano? ¿Lo sabía el entonces prefecto de Doctrina de la Fe, cardenal Ratzinger, pero no podía hacer nada?

De hecho, una vez que Ratzinger se convierte en Benedicto XVI y sucede al Papa Wojtyla, está ya convencido de que el sistema generalizado de encubrimiento es no sólo un pecado, sino un enorme perjuicio para la institución. Y, por eso, pronto se convierte en elbarrendero de Dios.

De hecho, el Papa alemán se presenta con este programa. Los cardenales lo eligieron, tras afirmar en la misa solemne previa al cónclave que los dos grandes peligros de la Iglesia eran el relativismo y la “suciedad” de la propia institución, que conocía mejor que nadie. Por sus manos de guardían de la ortodoxia pasaron durante décadas los casos más sangrantes y dolorosos del peor pecado que pueden cometer los eclesiásticos: el escándalo de los inocentes. Para ellos, el propio Cristo dice que “más les valiera atarse una piedra al cuello y arrojarse al fondo del mar” (Mt. 18,6).

El ‘policía‘ del Papa Wojtyla convertido en dueño de las llaves de Pedro se encontró con una barca en peor estado de lo que él mismo creía. La pederastia era un misil en plena línea de flotación de la credibilidad de la institución, que vive precisamente de eso: de generar confianza en la gente, que le entrega a sus hijos desde la más tierna infancia. Una confianza hecha añicos por curas sin escrúpulos, personificados en el icono de Marcial Maciel, el fundador de los Legionarios de Cristo, uno de los nuevos grupos restauracionistas mimados por Roma, porque le aportaban vocaciones y dinero fácil.

Benedicto apartó a Maciel de la dirección de los Legionarios, lo suspendió a divinis y le impuso una vida de retiro y penitencia, pero no lo procesó ni lo llevó ante los tribunales canónicos, como exigían las normas de la Iglesia. y puso a la congregación bajo supervisión vaticana, camino de la refundación.

La limpieza no era nada fácil y, en la Curia, le pusieron todo tipo de trabas y zancadillas. El sistema de encubrimiento y de complicidad con los abusadores estaba incrustado en el alma de la institución. Benedicto tuvo que echar a obispos y mandar inspectores a varias iglesias nacionales. Pero la tarea era tan ingente que, al final, Ratzinger se vio sin fuerzas para culminar la tarea y efectuó su gesto más revolucionario: la renuncia al pontificado.

Pero, como nadie puede enterrar su pasado en vida, la memoria de los años de Munich, en los que, como todos los demás, comulgaba con el sistema del encubrimiento, le persigue. Ante las acusaciones de encubrimiento (bien documentadas) sólo le cabe reconocer sus errores, pedir perdón y resarcir a las víctimas de todas las maneras todavía posibles. ¿Lo hará o se encastillará en la negación numantina de responsabilidades? Si asumiese su culpa, podría convertirse en un ejemplo vivo y práctico para todos los demás obispos encubridores del mundo. Si no lo hace, estaría dando munición a los que siguen resistiéndose a la tolerancia cero y al resarcimiento pleno de las víctimas, que preconiza el Papa Francisco.

Eso, sí, al confesar y pedir perdón por sus actitudes, el Papa emérito mancharía su figura en la Historia y se cerraría el paso a la gloria de la santidad (como casi todos los últimos Papas). Un sacrificio máximo por el bien de la Iglesia. ¿Será capaz de llegar a ese extremo de entrega y de generosidad con la institución a la que tanto ama? Si fue capaz de renunciar, también podría asumir este último gran servicio a la Iglesia.

Lo haga o no, la repercusión del caso en el próximo cónclave es evidente: Los cardenales sólo podrán elegir como próximo Papa al que esté limpio de polvo y paja en este ámbito. Con lo cual el espectro de los eventuales candidatos se circunscribe a los cardenales curiales (sin responsabilidad directa en la pastoral) o en los purpurados elegidos en los últimos años, en los que el sistema ya está virando hacia la tolerancia cero. El próximo Papa tendrá que ser un hombre de manos limpias. Sólo así la Iglesia recuperará su credibilidad tan dañada. Pero, para eso, Benedicto XVI tiene que sacrificarse.

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Ratzinger se retracta y admite que sí estuvo en la reunión para admitir a un cura pederasta en Múnich

El Papa emérito, acusado de encubrimiento en cuatro casos de abusos.

No obstante, el Papa emérito aseguró que en aquella sesión no se habló de que el sacerdote en cuestión desempeñara labores pastorales, sino solamente de “hacer posible que contara con alojamiento en Múnich durante su tratamiento terapéutico”

Todo se debe, según Ratzinger, a “un error sin mala intención“, y asegura su “vergüenza y dolor” tras haber leído el informe

Cuatro días después de que se publicara el informe sobre los abusos en la diócesis de Múnich, que lo involucra en al menos cuatro casos de encubrimiento, el papa emérito Benedicto XVI se ha retractado de declaraciones centrales para el informe sobre el encubrimiento de abusos sexuales en la Iglesia católica en Alemania que fue presentado la semana pasada.

Ahora, Joseph Ratzinger reconoce que sí estuvo presente en una reunión del obispado de Múnich y Freising en enero de 1980 en la que se trató el traslado de un sacerdote acusado de abusos a menores, según informó hoy la Agencia Católica de Noticias (KNA).

No obstante, Ratzinger, a la sazón arzobispo de Múnich, aseguró que en aquella sesión no se habló de que el sacerdote en cuestión desempeñara labores pastorales, sino solamente de “hacer posible que contara con alojamiento en Múnich durante su tratamiento terapéutico”.

El sacerdote, identificado por los medios alemanes como Peter H., volvió a cometer abusos en la archidiócesis de Múnich, lo que llevó a que fuera trasladado de nuevo.

Faltó a la verdad: lo dicen las actas

Según un demoledor informe elaborado por un despacho de abogados a petición de la Iglesia católica en Alemania y que vio la luz la semana pasada, esmuy probable” que Ratzinger estuviera al corriente de ese caso y de otros tres similares y no actuase al respecto.

Además, según el informe, Ratzinger faltó a la verdad al afirmar en su posicionamiento que no estaba presente en la reunión de enero de 1980, ya que según las actas intervino en ella y no figuraba como ausente.

De acuerdo con las declaraciones del papa emérito citadas por KNA, ello se debe a un error sin mala intención” que ocurrió durante el proceso de redacción de su posicionamiento frente a las alegaciones, un texto de 82 páginas.

El secretario privado de Ratzinger, Georg Gänswein, agregó que más adelante el papa emérito presentará una reacción más elaborada ante el informe, pero que por el momento la lectura del documento le llena de “vergüenza y dolor “.

“Que asuma su responsabilidad”

En los últimos días se han sucedido las críticas al comportamiento del papa emérito, que el pasado viernes fue tildado de “desastroso” por el presidente de la Conferencia Episcopal alemana, Georg Bätzing.

El obispo de Aquisgrán, Helmut Dieser, reclamó en su sermón de este domingo que Ratzinger asuma la responsabilidad que le corresponde. No puede ser que los responsables se escabullan con referencias a que no sabían nada o a que entonces había otra situación u otros procedimientos,” afirmó. “Porque ése es el motivo por el que entonces no se detuvo a los perpetradores y se siguió abusando de niños,” agregó, según declaraciones citadas por la cadena pública ARD.

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Julio Puente López: “Ponerse en el lugar de las personas trans no es fácil, pero es de justicia y de fe cristiana”

Sábado, 13 de febrero de 2021
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trans-transexuales-eeuu-derechoshumanos-idaho-gobernador-1“Fanatismo religioso y derecho natural”

“El periodista americano Michael Sea Winters afirma que se está produciendo un cisma de corte jansenístico en la Iglesia americana que ha infectado a la jerarquía y al clero”

“La radicalización, como vemos, no es algo exclusivo hoy de la lucha política y de la sociedad civil. El sector integrista sigue sin aceptar la realidad de una Iglesia que ha dejado atrás la ideología de cristiandad”

“No es fácil ponerse en el lugar de las personas trans, comprenderlas. Pero tenemos que hacerlo por deber de justicia y de fe cristiana. Tiene que haber protección legal para los millones de personas trans que hay en el mundo”

“Las rutas de la renovación son como un laberinto… La futura ley trans española, redactada desde el conocimiento científico y la sensatez, debería alcanzar el máximo consenso posible y contar con el asesoramiento y la experiencia de las personas de ese colectivo”

07.02.2021 | Julio Puente López

“¿Es el presidente de la Conferencia Episcopal ahora el gran imán de cada católico de Estados Unidos?” Es la pregunta que se hacía en el NCR el periodista Michael Sean Winters el pasado 27 de enero. Se refiere al arzobispo Gomez, miembro del Opus Dei. Winters afirma que se está produciendo un cisma de corte jansenístico en la Iglesia americana que ha infectado a la jerarquía y al clero. El influyente laico católico George Weigel, biógrafo de Juan Pablo II, sería uno de los que está flirteando con este tema.

Con motivo de la proclamación de Biden como nuevo presidente de Estados Unidos al Arzobispo Gomez le faltó tiempo para recordarle la doctrina de la Iglesia, la del aborto en concreto, que si este ignora le inhabilitaría según muchos neoconservadores para recibir la comunión. ¿Sería este un sacramento para los puros al que los débiles no podrían acudir para hacer más fuerte su fe? El papa Francisco no es de esa opinión.

La radicalización, como vemos, no es algo exclusivo hoy de la lucha política y de la sociedad civil. La Iglesia católica sufre también en su seno profundos enfrentamientos. Con nostalgia de la ideología de cristiandad o del Estado confesional, la oposición de carácter ultraconservador al programa de reformas del papa Francisco tiene las características de los comportamientos sectarios.

El sector integrista sigue sin aceptar la realidad de una Iglesia que ha dejado atrás la ideología de cristiandad. “El Vaticano I hablaba de la Iglesia como “sociedad perfecta”; el Vaticano II habla de la Iglesia como “necesitada de continua renovación”, leemos en la Historia de la Iglesia editada por la editorial San Pablo. El historiador Guido Zagheni dedica a este tema un capítulo de casi 70 páginas titulado “El proyecto de “cristiandad”: Modelo de relación entre la Iglesia y el mundo”. Su conclusión es clara: con el Vaticano II se ha superado la ideología de cristiandad.

LAS-PERSONAS-TRANS-NO-SON-PELIGROSAS_DSC_2507-1000x500Pero las rutas de la renovación no son fáciles. Son como un laberinto donde todos andamos dando vueltas sin encontrar la salida de Mt 6, 24: Dios o el dinero, evangelizar o colonizar. Y el clero renuncia, sí, al sexo, o lo intenta, pero se enreda siempre en los juegos del poder y de la acumulación de bienes, sin querer comprender que el cristianismo que cree que hay acceso a Dios desde el apego al dinero es falso. Es el problema que tienen todas esas personas tan amantes de las tradiciones religiosas y de la estética litúrgica, pero no tanto de la justa distribución de la riqueza.

En la década de los setenta el sociólogo alemán Franz-Xaver Kaufmann escribió un libro titulado “Theologie in soziologischer Sicht” (Herder, 1973). El autor dedica un capítulo a estudiar el papel que ha jugado el pensamiento iusnaturalista en la estabilización del catolicismo, sobre todo en la sociedad alemana. Fue el fundamento ideológico que hizo posible la aparición de una subcultura católica unida, cerrada y partidista en la esfera política. Desde Pio IX hasta el concilio Vaticano II el papado se sirvió de la teoría del derecho natural y de la apelación a la ley natural para marcar la frontera con la sociedad secular y dar cohesión a la comunidad de creyentes.

El Vaticano II supuso el fin de esa ideología, pero Juan Pablo II y Benedicto XVI volvieron a insistir en la teoría del derecho natural reivindicando un liderazgo moral del papado no solo para la Iglesia, sino también frente a la sociedad civil. Benedicto XVI en su viaje a España esgrimió el derecho natural al enjuiciar la ley del aborto y la ley del contrato civil entre personas del mismo sexo. La España laica entendió que era “una extorsión a la libertad de conciencia”. “La coartada justificadora era la supuesta violación del derecho positivo de una ley natural que solo la Iglesia católica se halla en condiciones de conocer, interpretar y aplicar” (Javier Pradera, El País, 10 de noviembre de 2010).

Y ahora los obispos de Estados Unidos, como si quisieran ser la tercera cámara del Estado, no han perdido ni un minuto en hablar al presidente Biden de la ley del aborto para influir así en su conciencia. Se olvidan de que el cristiano mayor de edad juzga por sí mismo lo que cree justo (cf. Lc 12, 56-57). Se olvidan de la legítima autonomía de la ciencia, de la autonomía de lo temporal, de que los obispos no pueden substituir la conciencia de los fieles, de que la misión de la Iglesia no es de orden político, económico o social. Estos obispos ignoran todo aquello que enseñó el Vaticano II en la Gaudium et spes.

Imagen-despatologización-transLa Iglesia anterior al Vaticano II era una sociedad que se decía perfecta y que constituía una cultura aparte y a la defensiva frente a lo que venía de fuera, que creaba una sociedad paralela con escuelas, universidades, hospitales, medios de comunicación y toda clase de sociedades y organismos a los que se añadía el adjetivo de “católicos”. Esa Iglesia no daba siempre un testimonio auténtico del Evangelio, porque conseguir influencia y poder no es evangelizar. Tradicionalista y dogmático, el catolicismo era visto por muchos como una secta. En América se usaba con frecuencia la palabra inglesa “sectarian” para referirse a ese tipo de creyente católico. Ahora volverá a haber nuevos motivos para hacerlo.

Pero una Iglesia así, de doctrina y ritos que no cambian y que promete la salvación frente a un mundo extraviado, sigue teniendo sus adeptos. Ahí tenemos a los grupos católicos federados en “Una Voce”, y a los clásicos grupos ultraconservadores y fundamentalistas españoles de todos conocidos, con su interpretación al pie de la letra de la Escritura, su intransigencia y su rigidez dogmática.

Wolfgang Waldstein, el famoso jurista de Salzburgo que el papa Benedicto XVI citó en su discurso en el “Reichstag” de Berlín, gran defensor del iusnaturalismo tal como lo explicaba el magisterio hasta hace poco, fue nombrado presidente de honor de la asociación laica alemana “Pro Missa Tridentina”. El cardenal Rouco Varela reflexionó en 2019 sobre ese discurso del papa Ratzinger en el Parlamento de Berlín en 2011. En su artículo, “¿Un nuevo retorno del derecho natural?” publicado en Ius Communionis, presenta Rouco el discurso de Benedicto XVI como una propuesta para recuperar el “derecho natural” como categoría intelectual y como valor ético-jurídico.

Todo ello es legítimo y tiene su sentido, pero conviene no olvidar que un “corazón dócil, que sepa escuchar para juzgar, para discernir entre el bien y el mal”, como pedía Salomón (cf. 1 R 3, 9), es algo que no le es negado a ningún hombre honesto. Benedicto XVI cita ese pasaje con la expresión de “un corazón oyente” (“ein hörendes Herz”) y también cita el versículo de Rm 2, 15 que habla de una ley escrita en el corazón, en la conciencia de todo hombre, no solo en la de los cristianos. Ya nos dijo Ebner, y luego Rahner, que el hombre es “Hörer des Wortes”, “oyente de la palabra” divina. Y es la “confianza en la palabra” lo que constituye para el personalismo la última instancia, el fundamento de la vida social, de la ley y del derecho. Aunque Ebner nos recuerda, citando Dt 30, 14, que Dios ha puesto su palabra en nuestro corazón para que la podamos poner en práctica, nos dice en sus “Glosas al prólogo del Evangelio de Juan” (1921) que “no es necesario en absoluto entender esta confianza en un primer momento en sentido religioso”. Tal vez los estudiosos del derecho podrían encontrar aquí un puente entre el positivismo jurídico de H. Kelsen, contemporáneo de Ebner, por cierto, y el iusnaturalismo.

La ley natural no se encuentra en ninguna caja fuerte del Vaticano bajo siete llaves teniendo acceso a ella solamente el magisterio del papa. Que su fundamento sea la ley eterna de Dios no anula la capacidad de todo hombre para razonar. Como enseñó hace años el profesor Stephen Buckle “la idea de derecho natural no proporciona atajos al razonamiento moral”. La promulgación de esa ley y de ese derecho corresponde, como ya defendió Santo Tomás de Aquino, a la inteligencia humana. En ese sentido, como muestra Buckle, la ley natural bien entendida tiene capacidad para incorporar el cambio.

el-papa-con-neria-y-su-mujerDiego Neria Lejárraga, el primer transexual en ser recibido por un papa,

Siguiendo las enseñanzas del profesor Jesús Vega López, si le he entendido bien, esta ley no puede interpretarse en un sentido radicalmente contrario a la idea de igualdad en su sentido moderno y contemporáneo, puesto que incluye la noción de universalidad normativa que da origen a la idea de “ley moral”.

El contenido de la ley natural ha de ser interpretado, pero sin apelar a una antropología natural inalterable, porque entonces estamos haciendo una interpretación no igualitaria negando los hallazgos del razonamiento crítico jurídico que reconoce que existe un derecho fundamental a la igualdad de trato y a la no discriminación. La afirmación de este derecho constituye la base de las legislaciones de los Estados occidentales que reconocen las uniones civiles de las personas del mismo sexo y los derechos de las personas con sexualidades diversas. Sin reconocer este derecho a la igualdad de trato, que la Iglesia debería aplicar a sus propios fieles, a las mujeres y a las minorías sexuales, resulta difícil ver que las pretensiones de la Iglesia en estas materias puedan tener acogida en un Estado constitucional laico. No aparecerían ante los ciudadanos como una doctrina moral “razonable”.

No es de extrañar que las reformas del papa Francisco encuentren oposición cuando queriendo ser fiel al espíritu de “aggiornamento” y de renovación de la Iglesia del Vaticano II afronta los problemas sin recurrir a esa teoría del derecho natural. El cardenal Müller se expresó así en una entrevista del Corriere della Sera: “La palabra de Dios vale para todos los tiempos. Y habla del derecho natural, moral. La constitución antropológica no se respeta en esta nueva antropología LGTB”. Según Müller “el papa es el primer intérprete de la ley natural”. Y pregunta: “¿Por qué interviene en estos asuntos de los Estados sin subrayar la dimensión de la ley natural?”

Se ve claramente el interés de los ultraconservadores por usar ese concepto como un comodín dialéctico con el que hacer oposición. Müller, con el puritanismo ajeno al Evangelio que desde San Pablo impregna la enseñanza de la Iglesia, e ignorando la sexología, recuerda que “las relaciones sexuales están reservadas exclusivamente al matrimonio”. Reprocha así al papa que hable de las uniones civiles entre personas del mismo sexo, del derecho de todos a tener una familia y una protección legal.

En 2019 este cardenal viajó a Estados Unidos y se vio con los miembros de la Corte Suprema y católicos conservadores, Samuel Alito y Brett Kavanaugh, así como con Brian S. Brown, conocido activista homófobo y con la princesa Gloria von Thurn und Taxis, una millonaria de Ratisbona amiga de los que se oponen a Francisco. Esta empresaria ultraconservadora, que ve en Müller al Trump de la Iglesia, fue la que puso al cardenal en contacto con Stephen Bannon. Uno recuerda aquellas palabras de Ebner cuando se preguntaba en su escrito “El escándalo de la representación” qué espera la aristocracia de una victoria de Dios. “Nada cuando se da en el corazón del hombre. Pero ¿qué de esta en el mundo?”

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Hermana Mónica Astorga OCD, quien acompaña y ayuda a mujeres trans (Diario de Río Negro/Gobierno Provincial )

Los grupos de presión que mezclan política y religión son, como vemos, especialmente activos en América. Francisco parece estar en buena forma, pero ya se han publicado libros que nos hablan de cómo debería ser el próximo papa. George Weigel y Edward Pertin han publicado sendos libros con el mismo título, The Next Pope. Si en Roma o en la iglesia alemana se estudia la posibilidad de dar la comunión a los divorciados que han vuelto a contraer matrimonio Weigel, haciendo una interpretación burda del Evangelio, se apresurará a señalar que el papa no puede cambiar la doctrina de Jesús sobre la indisolubilidad del matrimonio. Es una táctica común en el sectarismo refutar lo que el adversario no ha sostenido. Lo que técnicamente llaman “mutatio elenchi” si se hace a sabiendas. Una forma de acusar falsamente. Además se pasa por alto Mt 19, 9: “a no ser en caso de porneia”, algo que rompería el matrimonio.

Weigel no ha dudado en tergiversar la doctrina social del papa Juan Pablo II en la encíclica “Centesimus annus” (1991). Pero el texto es claro: “Queda mostrado cuán inaceptable es la afirmación de que la derrota del llamado “socialismo real” deja al capitalismo como único modelo de organización económica. Hay que romper las barreras y los monopolios que colocan a tantos pueblos al margen del desarrollo, y asegurar a todos —individuos y naciones— las condiciones básicas que permitan participar en dicho desarrollo” (Centesimus annus, 35). No es pues verdad como afirma Weigel que el papa apoyara la doctrina de la autorregulación libre de los mercados.

El sectarismo ultraconservador se hace con frecuencia fanatismo obsesivo en los temas de la sexualidad y de las relaciones humanas. Así, por ejemplo, el que fue arzobispo de San Luis, el conservador americano Carlson, hoy ya retirado, insistía todavía en 2020 en que “la comprensión católica de la persona humana sostiene que el sexo y el género no pueden separarse”. Pero la realidad de la vida hace pedazos la rigidez de esa doctrina de la Relación final del Sínodo de los obispos de 2015 recogida luego en otros documentos.

I000010FTRIErJF4Un caso real lo puede mostrar. Recordemos a J. Morris. Falleció el 20 de noviembre de 2020 a la edad de 94 años. Sirvió en el ejército británico durante la segunda guerra mundial, se graduó como oficial de inteligencia en Sandhurst, trabajó como periodista y, como miembro de la expedición de Hurt y Hillay en su conquista del Everest, dio la noticia en exclusiva para The Times en 1953. Morris, después de estudiar en Oxford, contrajo matrimonio con Elisabeth Tuckniss, la mujer de su vida con la que tuvo 5 hijos. Escribió más de 40 obras, entre ellas Pax Britannica, una historia del imperio británico en tres tomos y libros de viajes traducidos a muchos idiomas. James Morris, nacido biológicamente como varón, siempre supo que era mujer.

En 1972 James Morris viajó a Casablanca para someterse a una reasignación de sexo. Lean su obra “Conumdrum” (Enigma). Desde entonces y hasta que murió en 2020 fue Jan Morris. Tras un divorcio al tener que someterse a las leyes, de nuevo la unión civil con Elisabeth Tuckniss, el tú de su yo, más allá del sexo y de la orientación sexual. Fue una mujer transgénero primero, mujer transexual después de la operación, en una larga lista en la que están Lili Elbe, Virginia Prince, Caitlyn Jenner, Georgine Kellermann y millones de otras. Y habría que hablar también de los hombres trans, que nacieron con el sexo biológico de mujer. Está claro que el sexo y el género no siempre van de la mano. Son cosas diferentes. Y otra cosa distinta de ambos es la orientación sexual. Y eso simplemente es lo que afirman los estudios de género.

No es fácil ponerse en el lugar de las personas trans, comprenderlas. Pero tenemos que hacerlo por deber de justicia y de fe cristiana. Tiene que haber protección legal para los millones de personas trans que hay en el mundo. La futura ley trans española, redactada desde el conocimiento científico y la sensatez, especialmente en los que se refiere a los menores, debería alcanzar el máximo consenso posible y contar con el asesoramiento y la experiencia de las personas de ese colectivo.

La comunidad transgénero de Estados Unidos (cerca de un millón de personas) le hizo saber al arzobispo Carlson que su doctrina desconocía su problemática. Si se evitan las posturas sectarias no tendría por qué ocurrirle lo mismo a la Iglesia en España.

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