Carlos López: “Con el actual texto sobre la Justificación, Lutero no habría sido expulsado”
“Católicos y anglicanos podemos trabajar juntos en justicia social, y también en lo teológico”
“Si el documento sobre la Justificación se hubiera firmado en el siglo XVI, Lutero no hubiera sido expulsado”
La guerra civil y la represión franquista para nosotros fue un desastre. Tres de nuestros párrocos fueron fusilados en el bando franquista. El estado nos expropió 17 escuelas y 26 edificios, de los cuales nunca nos ha dado compensación
(Jesús Bastante).- Comienza la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Con este motivo, desde RD hemos preparado una serie de entrevistas para dar a conocer la realidad de las confesiones cristianas no católicas en España, los retos y puntos de acuerdo para avanzar en el camino ecuménico. Hoy nos acompaña Carlos López, el máximo responsable de la Iglesia Anglicana en España.
¿Quiénes son los anglicanos en España? ¿Cuántos son, dónde están, cuál es su presencia en nuestro país?
La comunidad en España es pequeña, aunque yo diría que con bastante influencia y presente en casi todas las provincias españolas. Se estableció en 1868. En 1880 elegimos a nuestro a nuestro primer obispo diocesano y nacional, que era Juan Bautista Cabrera. Y desde entonces desarrollamos nuestra vida y nuestra presencia en España de una forma normal. En el siglo XIX, con bastantes contactos con el partido liberal y progresista. Sagasta fue un gran amigo de nuestro primer obispo.
La guerra civil y la represión franquista para nosotros fue un desastre. Tres de nuestros párrocos fueron fusilados en el bando franquista. El estado nos expropió 17 escuelas y 26 edificios, de los cuales nunca nos ha dado compensación. Y un diputado del parlamento español de la antigua Unió democrática, que pasa por ser un partido demócrata cristiano, me dijo, en una ocasión en la que le hablé de una compensación, dándome una palmadita en el hombro: uy, señor obispo, si el estado tuviera que compensar a todos los damnificados por la guerra civil, entraríamos en bancarrota. Así que no espere usted ninguna compensación. De hecho ni la masonería, que también recibió numerosas expropiaciones, ni nosotros, hemos sido nunca compensados. En los sindicatos sí, por razones políticas, se les compensó todo.
Como le decía, se nos expropiaron bastantes edificios, varios de nuestros clérigos fueron fusilados, otros fueron al exilio, otros murieron prácticamente en la indigencia y en la persecución, y esto retrasó mucho nuestra presencia en España.
A partir del Decreto de tolerancia del 67, la Iglesia se estableció un poco mejor.
Estamos hablando de España hace 40 años.
Sí, no hace tanto. En los años 80 comenzamos a organizarnos en antiguas parroquias, y hoy creo que puedes encontrar una parroquia anglicana en casi todas las provincias de España. En Santander, no tenemos, y algo de Castilla la Mancha, tampoco. Pero en todas las demás tenemos presencia.
La catedral, que es que es una preciosidad, está al lado del Museo Romántico, muy cerca también de la iglesia de San Antón. Es vecino, prácticamente del padre Ángel.
Esta catedral se comenzó en 1880, con un boceto de uno de nuestros miembros más ilustres del siglo XIX, que fue Juan de Madrazo y Kuntz, hermano de Federico de Madrazo, arquitecto que hizo el primer boceto. Y luego, el mismo arquitecto que comenzó la Almudena, Jaume Repullés y Segarra, finalizó nuestra pequeña catedral. Es una catedral tipo neogótica-ecléctica, madrileña.
Muy bonita y con buena acústica, además. Estamos hablando de ecumenismo y muchas veces nos olvidamos de que el ecumenismo se hace conversando y se construye reino, también viviendo. Tenéis unas oraciones al estilo taizé, que probablemente es una de los grandes ejemplos de ecumenismo práctico la Comunidad de Taizé, desde hace muchos años. ¿Cuál es vuestra visión acerca del trabajo ecuménico que se está realizando en España?
Yo diría que el ecumenismo en España, como es normal, pasa por diferentes fases. Durante el tiempo del papado de Juan Pablo II, los ecumenistas hablan de una “edad de hielo”, ya que Juan Pablo II fue bastante frío en su acercamiento a las otras iglesias, posiblemente por su background de venir de un país anteriormente comunista, etc.
A partir de esa “edad de hielo”, que sucedió a la “edad dorada” después del Vaticano II, sobretodo con Pablo VI donde el ecumenismo se desarrolló mucho, Ratzinger dio unos pasos muy importantes, y el papa Francisco, todavía mucho más importantes.
A nivel mundial estamos así, y España es un reflejo de lo que el Vaticano o las altas directrices de este, apuntan. Yo he visto que las propias acciones del Papa tienen su reflejo en España.
Da la sensación de que en este pontificado, España va un poquito como a rebufo del Papa, va más despacio.
Yo era muy joven cuando el Vaticano II estaba terminando. Pero recuerdo que decían que a España le costaba más acercarse a recibir la cosa del Vaticano. Y creo que en parte puede ser normal. España es un país que tiene sus propias características. Y no olvidemos que para los anglicanos españoles, la guerra civil y los 40 años de dictadura fue una tragedia, pero también para la propia Iglesia católico-romana, que entre sus jerarcas tuvo personas que habían estado en el bando nacional y que durante 40 años estuvieron dirigiendo la Iglesia española en una actitud muy de aquella época y de aquella circunstancias. Y no podemos pensar que eso no tiene ninguna consecuencia que llegue hasta nuestros días.
¿Cómo es la relación con Osoro, el arzobispo católico de Madrid? ¿Ha cambiado respecto a la etapa anterior?
Sin lugar a dudas. Tengo que decir que con el anterior arzobispo y cardenal, las relaciones fueron muy correctas. Rouco fue tan amable de invitarme un día a comer cuando acababa de llegar como obispo anglicano a la sede de Madrid. Yo también le invité a comer un día en nuestra catedral y él aceptó. Pasamos un rato muy agradable. Las relaciones siempre han sido correctas y yo me he abstenido siempre de juzgarle, porque no es mi Iglesia y no la conozco.
Con el actual cardenal, don Carlos Osoro, son más cordiales porque es un hombre más cercano en sus relaciones. Como lleva poco tiempo todavía como obispo, estoy seguro de que las relaciones serán muy positivas. Otros obispos, puesto que nuestra Iglesia anglicana tiene una presencia nacional, en general tienen muy buenas relaciones con nuestra Iglesia.
El actual presidente de la Conferencia Episcopal, Monseñor Blázquez, es un hombre entrañable en todos los aspectos. Un hombre tolerante, y desde mi punto de vista, además de amable y ser un buen teólogo, una persona con la que da gusto hablar. Lo mismo tendría que decir del arzobispo de Valencia, a quien conozco hace 25 años, y que a veces ha sido muy criticado. Sin embargo, me parece una persona entrañable, y en el caso del ecumenismo, siempre muy abierto. Ha estado en diálogo en nuestra parroquia en Valencia, siempre ha encontrado un eco en la archidiócesis de Valencia muy grande, y algunos de nuestros teólogos y párrocos siempre han sido muy bien recibidos.
Pero ¿te sientes entre iguales? Por tu cargo tienes que estar presente en muchas ceremonias, muchos actos representativos, en los que hay muchos obispos católicos.
A veces sí y a veces no. Depende de las personas. Ya sabes que estas cuestiones dependen del que te recibe. El que te recibe te puede hacer sentir muy bien, o como una persona de segunda clase. A mí no me importa, en realidad yo intento cumplir mis funciones como obispo anglicano, representar a la comunión anglicana, que son más de ochentas millones de personas en el mundo.
¿En qué cosas podemos trabajar anglicanos, católicos, evangélicos, para promover esa unidad en lo teológico y también en la práctica?
Desde que terminó el Vaticano II y desde que el Consejo Mundial de Iglesias ha ido elaborando algunos documentos, hay varios aspectos en los que podemos ser una voz unida y conjunta, aspectos como el de la justicia social, o de la igualdad.
En esas periferias existenciales de las que habla el papa Francisco.
Pues sí, podemos trabajar en lo social y también en lo teológico. Existe, con los anglicanos, una comisión conjunta católico-romana-anglicana que desde los años 70 viene elaborando documentos que son relevantes para católicos y para anglicanos. Debemos hacer todo que podamos de forma conjunta, porque Jesús nos llama a la unidad. Si todo lo que podemos hacer de forma conjunta no lo hacemos, para mí sería un pecado de omisión.
¿Pero unidad debe ser absorción o debe ser diversidad?
Desde el punto de vista anglicano, la unidad siempre tiene que ser en la diversidad.
Nosotros somos una comunión muy diversa y muy plural e intentamos estar en comunión a pesar de las diferencias y de las tensiones. Yo creo que ese tipo de comunión es la más importante. La uniformidad no ayuda a nadie, primero, porque Dios nos ha creado a todos únicos e irrepetibles. La uniformidad es un riesgo que no interesa.
Pero creo que la unidad y la diversidad en la pluralidad, respetándonos como cristianos, es bastante posible.
Hace unos meses Justin Welby y el papa Francisco mantuvieron un encuentro en el que rezaron juntos Vísperas. Firmaron un documento y también reconocieron los errores de cada una de las confesiones y esos pecados de omisión y de no apostar decididamente por la unidad. Reconociendo que hay problemas complicados, como la ordenación de las mujeres… ¿Cuáles son los puntos intocables para esa unidad y hasta qué punto tanto Francisco como Welby, que parecen tener una sintonía total, pueden trabajar para que esto deje de ser una utopía y se convierta en un camino real?
El camino de la unidad ya es una realidad. Caminamos juntos. Desde que el Vaticano II proclamó todos estos decretos sobre ecumenismo, ya hay unas directrices por parte de la Iglesia católico-romana.
Por parte anglicana, siempre hemos dicho que nuestra vocación es la unidad de los cristianos. Entonces, estamos dispuestos a trabajar con todo aquél que confiese a Jesucristo como señor de su vida. El camino está hecho.
Tanto el arzobispo Welby como el papa francisco fueron elegidos en unas fechas próximas y con unas circunstancias muy parecidas. Con un bagaje parecido, ninguno de los dos viene de la diplomacia vaticana o de la anglicana, sino que vienen de un ambiente más parroquial, con una cierta experiencia.
El arzobispo Welby, aunque su experiencia como obispo fue corta, estuvo en la diócesis de Durham, en donde hizo un trabajo magnífico de reorganización y de animación de la diócesis. Ambos tienen muchos puntos en común y se entienden bastante bien. Son un signo de esperanza para las dos confesiones.
De todas formas, el papa Francisco ha hecho algo que a mí me parece muy relevante, que es su visita a Suecia y su presencia en Lund. Yo fui el único español oficialmente invitado a estar en la catedral de Lund por una razón, la de que anglicanos y luteranos somos en Europa una única comunión actualmente. Es una comunión unida.
Me encantó ver al Papa y al presidente de la Federación Luterana Mundial firmar los documentos, intercambiarlos, celebrar juntos esa unidad.
El documento es muy interesante y sobre él está, en parte, basado el octavario de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos: “Del conflicto a la comunión”. Es la idea de cambiar nuestras mentes. De pasar de ser personas e iglesias en conflicto, a personas que están buscando la comunión, y en comunión. Es una transición difícil pero importante, y es a la que nos llaman estos documentos. Leer más…
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