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El obispo de San Sebastián contra el término “pareja” porque incluye a homosexuales

Jueves, 11 de junio de 2015
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obispo--575x323El abiertamente homófobo obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, no quiere que las homosexuales tengan visibilidad. Ni siquiera en el uso del idioma. Afirma que “llama la atención” cómo los jóvenes de hoy en día sustituyen la palabra “novio” o “novia” por “pareja, que puede referirse a marido y mujer o a dos personas del mismo sexo y que busca “homologarlo todo”.

“Llama la atención cómo desaparece la palabra novio y novia. Si un chico te habla de novia es que pertenece al grupo parroquial. Se está conservando en un contexto cristiana”, ha subrayado al término de la presentación del libro ‘Manzana para dos. La historia de Adán, Eva y el matrimonio contada por la serpiente“, de Alfonso Basallo y Teresa Diez.

Munilla dice que la palabra ‘pareja’ “pretende sustituir todo” y cuando se utiliza, “no se sabe si es una pareja del mismo sexo, o marido y mujer” porque el término busca, según él, “homologarlo todo, suplir toda la riqueza”.

Para el obispo, este vocablo “no tiene diversidad” mientras que sí lo tienen, a su juicio, el de “novio y novia” y el de “esposo y esposa”. “En estos sí hay diversidad que es lo que permite la comunión”, ha matizado.

Fuente Ragap

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Campaña de firmas desde Gehitu para conseguir la retirada del libro del obispo Munilla, “Sexo con alma y cuerpo”

Viernes, 5 de junio de 2015
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libro-de-munillaGehitu, Asociación de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales del País Vasco, declara de Utilidad Pública por el Gobierno Vasco, con motivo de la celebración el 17 de mayo del día internacional contra la homofobia, ha acordado otorgar a Monseñor José Ignacio Munilla, Obispo de Donostia/San Sebastián.

El premio Gehitu de Hojalata 2015, por las ideas, pensamientos y comentarios homófobos vertidos a lo largo de su amplia carrera eclesiástica y recogidos en su última publicación Sexo con alma y cuerpo con la que pretende dar respuesta a “cantidad de preguntas que inquietan a muchos jóvenes” y en la que asegura, sin ningún tipo de reparo que apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves, la Tradición ha declarado siempre que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados y que los homosexuales, en sus prácticas, no pueden recibir aprobación en ningún caso.

Afirma también que los homosexuales sufren una desviación neurótica o que La ideología de género y la revolución sexual son una forma clara de manipulación.

Con estas declaraciones, conservadoras, dogmáticas y reaccionarias el obispo Munilla alienta el prejuicio social y la homofobia, ignora la declaración Universal de los Derechos Humanos y desprestigia el trabajo realizado por las asociaciones en favor de la pluralidad y la igualdad.

Con este motivo, hemos iniciado una campaña de recogida de firmas al objeto de conseguir la retirada de dicha publicación del mercado.

Solicitamos tu colaboración firmando y difundiendo esta iniciativa.

Infórmate y/o Firma aquí

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La asociación LGTB vasca GEHITU “premia” a Munilla por “alentar la homofobia” en su libro “Sexo con alma y cuerpo”

Domingo, 17 de mayo de 2015
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munilla-1--644x362Por mucho que mire la hora… este señor está fuera del tiempo…

La asociación de gays y lesbianas Gehitu ha otorgado su premio anual ” Gehitu de hojalata” al obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, a quien ha “distinguido” por “alentar el prejuicio social y la homofobia”.

Con motivo de la celebración, el 17 de mayo, del Día Internacional contra la LGTBfobia, Gehitu otorga este galardon a la persona o entidad que a lo largo del año se haya destacado por su homofobia o su oposición a la libertad de amar y la igualdad de las personas LGTB.

Gehitu ha opinado, en un comunicado, que Munilla ha sido merecedor de este galardón irónico por las “ideas, pensamientos y comentarios homófobos vertidos a lo largo de su amplia carrera eclesiástica y recogidos en su última publicación Sexo con alma y cuerpo“.

La asociación vasca ha considerado que las declaraciones de Munilla sobre los homosexuales son “conservadoras, dogmáticas y reaccionarias” e “ignoran la Declaración Universal de los Derechos Humanos”.

Gehitu ha asegurado que en el libro Munilla sostiene que “los actos homosexuales son intrínsecamente desviados”, entre otras afirmaciones similares.

Por su parte, el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, ha criticado este lunes que se hayan “descontextualizado” algunos párrafos de su libro “Sexo con alma y cuerpo” y ha considerado “malévolo” que se haya puesto en su boca afirmaciones que son de la coautora de la publicación Begoña Ruiz Pereda.

(Rd/Agencias)

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“No somos ángeles; tenemos cuerpo”, decía Santa Teresa.

Lunes, 4 de mayo de 2015
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obispo--575x323Así… con la mano en la boca nos gustaría ver más a este personaje… Y leemos un  buen artículo del blog de Juan Rubio A ras del suelo acerca de la última astracanada del obispo de San Sebastián:

 Munilla, el sucesor del P. Loring

“Monseñor Munilla se ha vuelto el cancerbero de la cárcel del alma”

“Famoso por sugerir a los teólogos que estudiaran la posibilidad de comer y beber el cuerpo y la sangre de María, como lo hacemos con Jesucristo en la Eucaristía”

Al P. Loring, ( 1921-2013), le ha salido sucesor. El famoso y televisivo jesuita, viejo estudiante de los marianistas en el Colegio del Pilar de Madrid, dedicó su vida entera, pluma en ristre, a “dejar las cosas claras” en lo que a sexo se refiere. Lo hizo en el libro “Para salvarte”, que tenía una edición para hombres “Para salvarte (él)”, en azul: y “Para salvarte (ella)” en rojo. Al final, tijera en mano, cuando apareció el Catecismo de la Iglesia Católica, hizo uno solo Para salvarte” y con portada en rojo (por lo del infierno, supongo; y dejó el azul. Según cuentan las estadísticas, el libro se vendió un millón de ejemplares y América Latina se llenó de sus “sabias enseñanzas” porque en España la gente ya sabía el mal que habían hecho aquellos libros en el alma de muchos jóvenes que desertaron de la Iglesia o empezaron a vivir su esquizofrenia cristiana, con doble vida moral: la que hay y la que decía el P. Loring. Habría un día que estudiar el mal que han hecho tantos libros a la larga, no condenados y el bien de otros condenados y llevados a la hoguera.

Pero esta vez, la mano que escribe es de alguien con mitra y báculo, es decir con patente de corso en los predios del magisterio ordinario episcopal. José Antonio Munilla, preclaro obispo de San Sebastián, famoso entre otras cosas por sugerir a los teólogos que estudiaran la posibilidad de comer y beber el cuerpo y la sangre de María, como lo hacemos con Jesucristo en la Eucaristía. Y para colmo, decirlo en un plató televisivo ante preguntas de adolescentes y niños. Una cosa es guardar el deposito de la fe y otra , bien distinta, embarrarlo.

Pues ese mismo prelado donostiarra, acaba de publicar un libro que, a buen seguro , se venderá como rosquillas como el del jesuita que a tantos jóvenes mantuvo encerrados en el dolor y el sufrimiento silencioso. Decía Santa Teresa en el Libro de la Vida “ Nosotros no somos ángeles, sino tenemos cuerpo”. (Gracias a Dios a la santa inquieta y andariega se han acercado otras miradas como Espido Freire o Julia Kristeva, entre otras admiradoras con sentido común)

Monseñor Munilla se ha vuelto el cancerbero de la cárcel del alma. Y vuelve la burra al trigo, sin que nadie se ocupe de llamarle la atención ni hacer autos de fe como se le han hecho a un clérigo de su propia diócesis por la simple razón de ayudar a la gente a conocer a Jesús.

El obispo de San Sebastián, se ha lanzado al ruedo como un buen torero, desafiando al morlaco. No se trata de llamar al pan, pan y al vino, vino; sino convertirse en el hazmerreir del respetable. Si uso la jerga taurina es porque así él la usó conmigo varias veces con pitos y otras con ovaciones.

Cuanto se dice en el libro no es propio de toreo de salón, sino de plaza de toros de tercera. No va contra la doctrina de la Iglesia, pero la rebaja en el lenguaje al paroxismo verbal capaz de herir y no sanar. Olvida Munilla que “ el lenguaje es sangre”. El libro se llama “Sexo con alma y cuerpo” y quizás sea esta una de las frases que lo resumen y que podrían ponerse en la contraportada:

La cultura del rollo, como se llama popularmente, de que ‘cada fin de semana me enrollo con uno o con otro’, genera muchas heridas y nos acostumbra a ser utilizados y a utilizar a los demás (…) Divertirse en clave de ‘lío’ es como ‘ir a buscar cacho’. ¿Cacho de qué? ¿De chorizo? ¿De morcilla? ¿De butifarra? (…) “El ‘lío’ es como la comida basura: uno reconoce que no es buena para la salud, pero está rica, es barata y casi siempre apetece (…) Es muy distinto el placer que se obtiene de una relación sexual sin amor del de otra relación en la que amor es lo que se quiere comunicar. Es como el jamón de jabugo o jamón de paleta cocida. Se llama jamón pero no es lo mismo”.

Y, lógicamente, como no podía ser de otra manera en esas continuas manías de clérigos que desconocen al Mago de Viena, …se mete en jardines opinando sobre la masturbación (“Una vivencia mecanizada, automática, rápida y despersonalizada“.) con la homosexualidad ( “Los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados””, como el marxismo, vaya…y otras lindezas que mejor no repetir.

Acabo con una frase de Unamuno:La lengua no es la envoltura del pensamiento sino el pensamiento mismo.l peligro. Menos mal que ya los jóvenes han descubierto que es mejor leer el Evangelio, con su mensaje de misericordia y luz y seguir escuchando al Papa , a quien en obispo donostiarra ha querido imitar en la jerga, olvidando la entrañable misericordia de quienes e quejan y retroceden y que necesitan más el bálsamo que el varapalo y la ofensa. Porque Monseñor Munilla con este libro ofende a muchos, pero también a la inteligencia.

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Misoginia y homofobia a raudales: José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián se suelta el pelo… ahora “sexólogo”.

Viernes, 1 de mayo de 2015
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libro-de-munillaLo de este personaje ya roza el ridículo. Él y su hermano son el Zipi y Zape de la iglesia guipuzcoana: entre el lenguaje macarra de este obispo y el vídeo con “olor a oveja” de su hermano Esteban, no hace falta ningún circo… En “su” iglesia ya no caben ni las mujeres, ni los homosexuales, ni los jóvenes… Por último, su descalificación del preservativo es obsesiva y acientífica. Eso sí… parafraseando a san pablo, me gustaría saber qué “aguijón” le provocó estas heridas a Monseñor…

Munilla asegura en un libro que “apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves, la Tradición ha declarado siempre que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados” y que los homosexuales, en sus prácticas sexuales, “no pueden recibir aprobación en ningún caso”

Según él, los homosexuales sufren “una desviación neurótica”.

Las mujeres son “cíclicas”, y advierte de que los procesos hormonales de estas pueden hacer que les de “por la limpieza”

“La ideología de género y la revolución sexual son una forma clara de manipulación”

Ya desde el prólogo, el Obispo realiza declaraciones insultantes. “Los lobbies gays levantan su dedo acusatorio a quien tenga la osadía de desmarcarse de la ideología de género. Sin embargo, la experiencia confirma que los jóvenes y adultos con atracción hacia el mismo sexo (AMS) (esa estúpida definición que se han inventado los homófobos para no reconocer la homosexualidad como una orientación tan normal como la heterosexualidad) necesitan la sanación de las heridas afectivas provenientes de la infancia y la adolescencia”. Así describe la homosexualidad, sin que se le mueva la mitra ni desaparezca su meliflua sonrisa…

“Cuando desgajamos amor y sexualidad, esta última se convierte en una sustancia con poder adictivo, como ocurre con el alcohol, determinados fármacos o el juego”. Así lo considera el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, en el libro Sexo con alma y cuerpo (Freshbook, 2015) que acaba de publicar junto a la seglar Begoña Ruiz Pereda. A juicio de este representante de la Iglesia Católica, “es muy distinto el placer que se obtiene de una relación sexual sin amor del de otra relación en la que amor es lo que se quiere comunicar”. Munilla equipara así ambas relaciones al “jamón de jabugo o jamón de paleta cocida”. “Se llama jamón pero no es lo mismo”, ironiza.

El libro, dirigido a responder preguntas que los ciudadanos cristianos se plantean en torno a la sexualidad, propone también una pregunta acerca de la diferencia de sexos. “El hecho de ser mujer, ¿condiciona la manera de sentir, de vivir, de estar en el mundo? El hecho biológico de ser varón, ¿condiciona su psicología?” Munilla y Ruiz Pereda consideran que sí. “El cuerpo sexuado condiciona la psicología”, aseguran. En su opinión, “una persona, por el hecho de ser mujer, va a ser cíclica, y tendrá unos procesos hormonales concretos en relación a su fertilidad”. Esto, insisten, afecta incluso al “estado de humor” de esas mujeres: “pueden estar más sensibles o susceptibles, a algunas les da por la actividad o por la limpieza, se sienten más o menos vitales…”

El obispo y su colaboradora lamentan que en España “millones de jóvenes” se relacionen “desde el lío”, entendido este como “el contacto íntimo con alguien con quien no se tiene un compromiso formal”.

“No salen de él si no es para vivir alguna relación más estable, que en muchas ocasiones termina con la infidelidad de uno de los dos”, apuntan. Y concluyen: “¡Claro! Cuando ambos vienen de la cultura del rollo, no es fácil pasar a vivir algo más profundo y maduro”. A renglón seguido, aseguran que “divertirse en clave de ‘lío’ es como ‘ir a buscar cacho’. ¿Cachó de qué? ¿De chorizo? ¿De morcilla? ¿De butifarra?”, se preguntan. Lo que ocurre, a su juicio, es que “persona igual a… ‘cacho de carne’. Esta es la consecuencia de convertir el placer en el sentido último de la sexualidad”. El “lío”, recalcan, “es algo así como la comida basura: uno reconoce que no es buena para la salud, pero está rica, es barata y casi siempre apetece”.

“Actos desordenados”

En las 165 páginas del libro no se hace ninguna recomendación en cuanto al uso de métodos anticonceptivos ni que eviten enfermedades de transmisión sexual. Además, Munilla y Ruiz Pereda tan sólo dedican dos escuetos párrafos para abordar las relaciones homosexuales. Se valen de una cita del Catecismo de la Iglesia Católica que afirma que apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves, la Tradición ha declarado siempre que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados”. Añade, además, que los homosexuales, en sus prácticas sexuales, “no pueden recibir aprobación en ningún caso”.

Los autores también dedican otro espacio del trabajo a hablar de los abusos. Se permiten recordar que “el cuerpo está hecho para sentir y siente siempre, a no ser que sufra algún tipo de trastorno”. A continuación señalan que “tanto es así que la víctima de un abuso puede responder sintiendo excitación, ante un gesto en ningún caso querido. ¿Cómo es posible? Porque el gesto ha sido íntimo y porque la persona está hecha para sentir en su cuerpo”. De hecho, insisten, “esta es una de las razones por las que una víctima de abuso sexual puede –erróneamente– creer que ella, de algún modo, provocó que el abuso se diese”.

“No hay relaciones sexuales seguras”

Munilla y Ruiz Pereda critican que la “mentalidad” de hoy en día se base en el “protégete y disfruta”. Pero a pesar de la existencia de los preservativos, que hoy en día evitan la transmisión de enfermedades que pueden llegar a ser mortales, ellos insisten en que “no existen relaciones sexuales seguras” porque protección no es igual a seguridad”, ya que “los más de 100.000 abortos que cada año se realizan en España así lo atestiguan”. Además, se preguntan qué ocurre “aunque no hubiera” Infecciones de Transmisión Sexual o embarazos. “¿Qué pasa con el corazón? ¿Quién lo protege?”.

Respecto a la masturbación, en el libro se considera que se trata de “una especie de violencia sobre el cuerpo, porque pretende arrancarle el placer, sin vivir a cambio la verdad del amor que le da sentido. Así, emplazan a los lectores a “luchar por no masturbarse”, porque “hacerlo introduce un patrón de comportamiento, una vivencia repetida que se convierte en el modo habitual en el que uno entiende la sexualidad”. Es, según ellos, “una vivencia mecanizada, automática, rápida y despersonalizada”, que “convierte el cuerpo en algo que manipular para obtener una satisfacción inmediata”. La pornografía, apuntan, “está unida a la masturbación”, y aunque “normalmente ha estado dirigida al público masculino” ahora “que las mujeres, a consecuencia de la ‘revolución sexual’, reproducen modelos de comportamiento masculino, también entran en este desorden con cierta frecuencia”.

Algunas perlas del libro de Munilla

– “Una persona, por el hecho de ser mujer, va a ser cíclica, y tendrá unos procesos hormonales concretos en relación a su fertilidad. Pueden estar más sensibles o susceptibles, a algunas les da por la actividad o por la limpieza, se sienten más o menos vitales”.

– “La cultura del rollo, como se llama popularmente, de que ‘cada fin de semana me enrollo con uno o con otro’, genera muchas heridas y nos acostumbra a ser utilizados y a utilizar a los demás”.

– “Divertirse en clave de ‘lío’ es como ‘ir a buscar cacho’. ¿Cacho de qué? ¿De chorizo? ¿De morcilla? ¿De butifarra?”.

– “El ‘lío’ es como la comida basura: uno reconoce que no es buena para la salud, pero está rica, es barata y casi siempre apetece”.

– “Es muy distinto el placer que se obtiene de una relación sexual sin amor del de otra relación en la que amor es lo que se quiere comunicar. Es como el jamón de jabugo o jamón de paleta cocida. Se llama jamón pero no es lo mismo”.

– “Los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados. No pueden recibir aprobación en ningún caso”.

– “La masturbación es una especie de violencia sobre el cuerpo, porque pretende arrancarle el placer, sin vivir a cambio la verdad del amor que le da sentido”.

– “Masturbarse introduce un patrón de comportamiento, una vivencia repetida que se convierte en el modo habitual en el que uno entiende la sexualidad. Una vivencia mecanizada, automática, rápida y despersonalizada”.

– (Sobre la pornografía) “Las mujeres, a consecuencia de la ‘revolución sexual’, reproducen modelos de comportamiento masculino, también entran en este desorden con cierta frecuencia”.

– “Se equivoca Pablo Iglesias en su análisis porque eso que él dice que su generación prefiere, follar, forma parte de la estrategia del poder para seguir sometiéndonos”.

– “No es habitual encontrar a un joven que te presente a su novia o a una chica que te presente a tu novio. Cuando ocurre, compruebas que están insertados en algún grupo de experiencia cristiana o que pertenecen a familias de hondas raíces cristianas”.

– “La gran mayoría de los cursos de educación afectivo-sexual que se imparten en la enseñanza pública son abiertamente antinaturales por haber asumido la ideología de género”.

– “Que la pornografía sea tan accesible con las nuevas tecnologías hace que se distorsione de forma muy notable la visión real de la sexualidad en la mente de un adolescente”.

– “La castidad es buena para nosotros; más aún, no sólo es buena sino que es bella y atrayente”.

– “Una de las estrategias de la ideología de género es la de hacernos creer que la castidad no es posible entre los jóvenes”.

– “Hemos actualizado el pan y circo por el sexo y fútbol”.

– “Tanto el lujo como la lujuria son una torcedura, una desviación del recto camino que conduce a la felicidad del ser humano”.

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Resurrección de Cristo, ¿un hecho histórico?, por José María Castillo

Domingo, 12 de abril de 2015
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Leído en su blog Teología sin Censura:

Me pregunto qué cristología habrá estudiado el obispo Munilla

Una cosa es ‘lo histórico’ y otra cosa es ‘lo trascendente'”

El obispo Munilla se ha puesto nervioso porque algunos se atreven a decir que la resurrección de Cristo no es un hecho histórico. Los entendidos en historiografía discuten lo que se debe entender cuando hablamos de un “hecho histórico”. Sea cual sea la postura que cada cual adopte en esa discusión, lo que parece que se puede afirmar con seguridad es que un hecho se puede considerar como histórico cuando ese hecho sucede dentro de la historia. Lo que le ocurra (o le pueda ocurrir) a un ser humano después de su muerte, eso ya no está, ni puede estar dentro de la historia, sino más allá de la historia. En tal caso, ya no estamos hablando de lo “histórico”, sino de lo “meta-histórico”. Por supuesto, puede haber personas (y las hay en abundancia) que, por sus creencias (religiosas, filosóficas o de otra índole), están persuadidos de que un difunto vive, ya sea en el cielo, junto a Dios, en la eternidad o en alguna otra modalidad que los humaos podemos imaginar o idealizar. Pero, cuando esto sucede, ya no estamos hablando de la historia, sino de lo que trasciende la historia. En otras palabras, una cosa es “lo histórico” y otra cosa es “lo trascendente”. Que puede ser “real”, pero no es “histórico”.

Esto supuesto, para un historiador, lo histórico de un sujeto se acaba con la muerte del sujeto. Lo cual no quiere decir que con la muerte se acabe la realidad de ese sujeto. Puede haber personas que, por sus creencias, están persuadidos de que el difunto vive en “otra vida”, que ya no está en la historia, sino más allá de la historia. Pero no digamos nunca que lo que sucede después de la muerte es “histórico”.

Entonces, ¿qué decimos de las apariciones del Resucitado que se nos relatan en los evangelios? Esos relatos testifican que hubo creyentes (algunos discípulos, algunas mujeres…) que tuvieron, sintieron y vieron experiencias según las cuales a ellos les constaba que Jesús vivía, porque había sido resucitado por Dios. Eso es histórico: que aquellas mujeres y aquellos hombres aseguraron que ellos lo había visto, lo habían sentido… Pero también es cierto que, al relatar las experiencias que habían vivido, las contaron de manera que no concuerdan unas con otras en datos y detalles importantes. Por ejemplo, para Mateo y Marcos, las apariciones ocurrieron en Galilea, mientras que para Lucas y Juan, sucedieron en Jerusalén. También fue una experiencia lo que vio y sintió el apóstol Pablo en el camino de Damasco.

Yo me pregunto qué cristología habrá estudiado el obispo Munilla. Sea cual sea la cristología que estudió, lo que demuestra es su buena voluntad por afirmar a toda costa que Jesús, el Señor, no pasó a la historia, sino que es el Viviente, en el que creemos los cristianos. Esto es de elogiar. Pero, con todo respeto y con la libertad que exige el asunto, es aconsejable (y exigible) que un obispo tenga alguna idea de cosas muy básicas, que se encuentran en el común de las buenas cristologías que se vienen publicando desde hace ya varias décadas. Al hablar de la resurrección, hablamos de un hecho trascendente. Y lo trascendente, por su misma definición, es real (para quienes creen en la trascendencia), pero no es, ni puede ser, histórico. Ya sé que todo esto es una reflexión elemental. Pero también es verdad que sólo cuando tenemos claro lo elemental, podremos ponernos a hablar de lo demás. En este caso, de la resurrección de Jesús el Señor.

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¿Quién vigila y controla a los obispos?

Martes, 11 de noviembre de 2014
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Valladolid-0020-Medina-del-Campo.Centro-Cultural-S.Vicente-Ferrer.-Cristo-en-brazos-de-la-Muerte-“Cristo en brazos de la muerte”, de Ricardo Flecha

El problema es que todos los aspectos humanos de Munilla, “siendo importantes y, siendo también parte del rostro de la figura de Munilla, son superficiales y no se adentran en la profundidad del misterio de Munilla“…. Y de esos polvos… estos lodos…

Munilla ideologiza el Evangelio

¿Cómo y por qué fiarse de este obispo?

“Constatamos continuamente que tiene graves deficiencias en su formación teológica y comete frecuentes errores doctrinales”

La Diócesis de Donostia se adentra en el curso 2014-2015 con el Programa Pastoral titulado ‘Dejarnos conducir por Él’, firmado por el obispo José Ignacio Munilla.

(Xabier Larramendi, Noticias de Guipúzcoa).-  Lo tomamos en una parroquia de Gipuzkoa y vemos que previo a los objetivos y acciones hay un capítulo relacionado con la visita Ad Limina en febrero pasado, la visita que los obispos realizan periódicamente al Vaticano para informar de la situación diocesana. Me detendré en un aspecto que, a mi juicio, reviste una especial gravedad.

En la primera parte del documento, José Ignacio Munilla ofrece un resumen de las orientaciones recibidas en Roma. En la descripción y desarrollo de estas “orientaciones recibidas” dedica el último apartado a la Integridad y vivencia de la fe. El obispo transcribe las indicaciones textuales del Cardenal Gerhard Müller, Prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, en un Memorándum enviado por él, que, entre otras cosas, dice lo siguiente: “Esta Congregación ha animado a los Prelados a ejercitar una constante vigilancia para que los contenidos de la doctrina de la fe sean presentados íntegramente, sobre todo en los Centros Universitarios y en las facultades de Teología”.

Sin duda, Munilla muestra un gran celo al ejercer su “constante vigilancia” en lo que se refiere a los contenidos de la doctrina de la fe, pero muchos albergamos dudas mayores, muy fundadas, de que lo haga por la “integridad” de la fe. En la Diócesis de Donostia se ha extendido la convicción de que su vigilancia es una excusa y ocasión para realizar una limpieza ideológica y purga de quienes no piensan como él. El despido de profesores del Instituto de Ciencias Religiosas es un ejemplo de ello.

La integridad de la fe no es ciertamente el aspecto en el que más acierta el obispo Munilla. Él mismo cae con frecuencia en un adoctrinamiento absolutamente escorado, rayando, dicho con palabras suaves y moderadas, en una parcialización de la fe y, por lo tanto, en una ideologización del Evangelio. El mismo mal del que acusa a otros. He aquí un botón de muestra.

Es el 29 de junio, día de los Apóstoles san Pedro y San Pablo. En la catedral del Buen Pastor tiene lugar la celebración de acción de gracias al finalizar el curso pastoral donde, al mismo tiempo, son ordenados un sacerdote y un diácono. Localizamos en Internet el vídeo donde se ve a Munilla, muy en su estilo, improvisar la homilía con el recurso a algunos apuntes. El obispo sienta desde el comienzo la base de su formulación de la fe. Afirma que todos los aspectos humanos de Jesús “siendo importantes y, siendo también parte del rostro de la figura de Jesucristo, son superficiales y no se adentran en la profundidad del misterio de Jesucristo“.

La primera reacción es de perplejidad, pero no tardamos en pasar al escándalo. Quien haya realizado unos mínimos estudios de Teología se preguntará si esa afirmación no pervierte la fe que confiesa la Iglesia desde sus inicios, Concilio de Calcedonia, y si no niega el contenido del hecho central del cristianismo, que es la Encarnación del Hijo de Dios en la naturaleza humana de Jesús. Es decir, si superficializamos al Jesús humano, estamos superficializando nuestro conocimiento de Dios revelado en Jesús.

Veamos:

1- Los aspectos humanos de Jesús no son “superficiales” sino fundamentales, absolutamente necesarios, pues el Hijo de Dios no se encarna en una idea o concepto abstracto, sino en la humanidad concreta de Jesús.

2- Estos aspectos humanos no son solo “parte del retrato de la figura de Jesús” sino que son precisamente los rasgos en los que se nos revela el Hijo de Dios. Sin esos rasgos humanos, no acontece la revelación de Dios que confiesa la fe cristiana.

3- Frente a la afirmación del obispo Munilla de que los rasgos humanos de Jesús no se adentran en la profundidad del Misterio, hay que decir que son esos aspectos humanos los que nos adentran en la profundidad del Misterio de Dios, de tal modo que si ignoramos al Jesús humano, ignoramos la única vía de conocimiento de Dios que la fe cristiana confiesa como camino al Padre.

4- Por otro lado, si ignoramos al Jesús humano, no podemos seguir a Jesús ni conocer cuál es la misión de la Iglesia en el mundo. Si lo superficializamos estamos afirmando que nuestro seguimiento a Jesús es superficial y también el conocimiento que podemos tener de la misión de la Iglesia.

5- A pesar de la frecuencia con la que Munilla cita al papa Francisco, contradice su mensaje: “La Iglesia ha de llevar a Jesús: este es el centro de la Iglesia. Si alguna vez sucediera que la Iglesia no lleva a Jesús, sería una Iglesia muerta”, dice en una homilía el papa Bergoglio.

Por todas estas razones el mensaje del obispo Munilla, como tantas otras veces, corre el riesgo de confundir gravemente la fe de los cristianos y cristianas. Por ello, me pregunto, y pregunto a los responsables de la Iglesia: ¿quién tiene la responsabilidad de vigilar las palabras de los obispos y de éste en concreto? No creo que este prelado sea un modelo en la exposición integral de los contenidos de la fe. Al contrario, constatamos continuamente que tiene graves deficiencias en su formación teológica y comete frecuentes errores doctrinales.

De modo que, ¿cómo y por qué fiarse de este obispo? Cuando la fe se ideologiza, en el sentido de convertirse en un sistema cerrado de pensamiento, el adoctrinamiento ideologizado se pone por encima de la integridad y fidelidad a la fe, tergiversando su contenido. Este es un problema permanente en la historia de la Iglesia.

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He aquí dos ejemplos.

Ireneo de Lyon (s. II) se vio obligado a defender la fidelidad a la fe recibida contra los gnósticos, que defendían los errores de los “docetas”, quienes afirmaban sobre Jesucristo “que solo en apariencia se manifestó, no naciendo en la carne ni haciéndose verdaderamente hombre”. Ireneo sostuvo, con la fe de la Iglesia, que la encarnación del Verbo en Jesús fue real y esencial, no superficial.

Santa Teresa (siglo XVI), frente a quienes pensaban que se podía prescindir de la humanidad de Jesús, afirmará que a medida que el creyente va escalando las más encumbradas etapas de su desarrollo espiritual, la presencia de lo humano del Señor se intensifica, su “Sacratísima Humanidad”.

Creo que el obispo Munilla, sin llegar a afirmar que es un “docetista”, minimiza la humanidad de Jesús y difunde la fe con un discurso en el que no se siente la Buena Noticia, sino la dureza y aridez de una doctrina ideologizada, dogmática y cerrada. Es difícil tomarse en serio lo que dice este obispo. Por ello, ante Munilla va creciendo una objeción de conciencia con la que cada vez más cristianos viven la fe, cosa que a algunos y algunas les está costando muy caro.

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“Tenemos que decirle a la Iglesia que somos parte de ella y que no nos puede apartar”

Martes, 4 de noviembre de 2014
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javier-erik--575x323Javier y Erik posan frente a la catedral del Buen Pastor en Donostia/San Sebastián. / PEDRO MARTÍNEZ

La Curia abre el debate para acoger a los homosexuales y permitir la comunión de divorciados

Erik Ríos y Javier Gómez relatan cómo ven el intento aperturista del Vaticano hacia los colectivos a los que pertenecen

“Supondría un apoyo para muchos gays que la Iglesia dijera: estamos con vosotros”

“La doctrina católica puede llevar a los divorciados a tener que elegir entre amor y fe”

Dani Soriazu

Si existe en la Tierra una institución con una estructura rígida y poco proclive a los cambios, esa es sin duda la Iglesia Católica. Ahora bien, soplan nuevos tiempos en su seno. Al menos, esa es la sensación que ha quedado tras el último sínodo extraordinario sobre la familia celebrado en Roma y en el que se han cuestionado y debatido conceptos que llevaban inmóviles desde hacía siglos, como el divorcio o a la aceptación de las uniones entre personas del mismo sexo. Temas de suma importancia para cientos de miles de fieles y que han salido a la palestra por influencia del nuevo tono del papa Francisco.

«Supondría un apoyo para muchos homosexuales el que la Iglesia les dijera: estamos con vosotros», cuenta Erik Ríos. Este joven pasaitarra y creyente de 26 años asegura que el inmovilismo de la institución católica puede hacer daño a muchos que, como a él, les gustan las personas del mismo sexo. «Porque si ya de por sí para muchos es difícil salir del armario por el rechazo social que pueda haber, siendo religioso la situación puede ser mucho peor».

No obstante, los deseos de los más progresistas tuvieron que quedarse en solo un borrador. El texto definitivo, que se aprobó al finalizar el sínodo -en el que participaron 191 prelados y padres sinodales- quedó bastante más descafeinado en sus aspiraciones aperturistas. No obstante, Bergoglio ha sido capaz de sembrar un debate que todavía no ha terminado y que da esperanza a aquellos cristianos de base que sienten un vacío porque la doctrina católica no les termina de hacer un hueco.

En el caso de los divorciados que no se pueden volver a casar por la iglesia «se puede quedar como una herida que no cierra. Sentirte como alguien incompleto o un cristiano de segunda categoría», explica Javier Gómez, madrileño que lleva viviendo en Donostia desde hace seis años, divorciado y con una hija. «Es una gozada escuchar este tipo de nuevos planteamientos. Se ve que en el Vaticano hay una mentalidad más humana, más abierta y más cercana a los que sufren, algo que se echaba de menos», añade.

Los dos protagonistas se lamentan de que la Iglesia, sobre todo entendida como las altas instancias que la gobiernan, no debería avanzar tan alejada de los pasos de la sociedad y en asuntos que los cristianos y religiosos de base ya tienen más que asumidos. «Yo siempre he tenido el apoyo de mi parroquia y nunca me han puesto ninguna pega por estar divorciado, por ejemplo, para poder comulgar», asegura Javier.

En el mismo sentido se pronuncia Erik: «Ser homosexual y creyente no es incompatible. Las enseñanzas católicas enseñan a respetar al prójimo, sea como sea». No obstante, se felicita del paso que se ha dado, «y aunque no es suficiente, entiendo que esta institución no puede cambiar de golpe», añade.

“Hacen una lectura torticera”

Cuando el sínodo se encontraba en su ecuador se hizo pública la ‘Relatio post disceptationem’, el documento que hacía una síntesis de las discusiones que estaban produciéndose en el seno de este cónclave sobre los temas a debate.

En el texto se aceptaban como un hecho las relaciones entre el mismo sexo ya que se podían encontrar afirmaciones como que «las personas homosexuales tienen dotes y cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana». Y también se hacía una pregunta: «¿Somos capaces de acoger a estas personas, garantizándoles un espacio de fraternidad (…) aceptando y valorando su orientación sexual, sin comprometer la doctrina católica y el matrimonio?».

Erik tiene clara la respuesta: sí. «Lo que pasa es que hay ciertos sectores que han hecho una lectura bastante torticera de lo que son las enseñanzas de Jesucristo». Se refiere a los sectores más conservadores. Los mismos que un día después de conocer este documento lamentaron que no se mencionara en él ni la palabra «pecado» ni la «ley natural». Algo que, por otra parte, algunos llegaron a describir como ausencias muy reveladoras de ese cambio de aires. Al final del sínodo, los epígrafes referidos a la apertura a los gays quedaron reducidos a parafrasear el catecismo, pidiendo respeto para ellos y evitar discriminaciones. Los cambios en relación a los divorciados también siguieron el mismo camino.

«Aún así creo que hay que lanzar un mensaje de esperanza», apunta Erik, quien pide al resto de personas del colectivo LGTB que no renuncien a sus creencias ni a su condición sexual. «Porque somos nosotros los que tenemos que decirle a la Iglesia que estamos aquí, que somos parte de ella y que no nos puede apartar. Que si las cosas cambian será gracias a nuestras reivindicaciones».

El dilema de tener que elegir

Javier explica que, al igual que cualquier divorciado, si quisiera volver a casarse por la iglesia debería declarar la nulidad de su anterior matrimonio. Para ello, el derecho canónico pide que se aduzcan razones como que se carecía de suficiente uso de razón o que ha existido un engaño doloroso. «Y no lo veo bien. Estuve enamorado y tuve una hija. Y por eso mismo no puedo renegar así de aquel matrimonio». En este sentido, varios padres sinodales han expuesto durante el reciente sínodo la necesidad de «hacer más accesibles y ágiles los procedimientos para el reconocimiento de casos de nulidad», una de las reivindicaciones.

«Vivir con otra persona es una decisión muy importante, pero la religión también», apunta Javier. En estos momentos no tiene intención de volver a casarse aunque entiende que otros divorciados se puedan ver obligados a tener que elegir, enfrentándose a dos sentimientos muy profundos. «Porque no quieres renunciar a una nueva vida en pareja, pero tampoco a la fe. Y ahora mismo la única opción que les queda a muchos es casarse por lo civil y después organizar una misa que luego no pasa por los registros», explica.

Una vez abierta la puerta a acoger al colectivo gay, la siguiente pregunta es: ¿Y al matrimonio? ¿Y las adopciones? A la primera, la ‘Relatio post disceptationem’ sostenía que las uniones del mismo sexo no pueden «equipararse» al matrimonio entre un hombre y una mujer pero que, sin negar «las problemáticas morales» relacionadas con las uniones homosexuales, hay casos en que «el apoyo mutuo, hasta el sacrificio, constituye un valioso soporte para la vida de las parejas». En cuanto a las adopciones, el texto expresó «una atención» especial hacia los niños de estas parejas, pero no fue más allá en sus líneas rojas.

«Pero qué es mejor, ¿que los niños estén esperando en un orfanato? Hay contradicciones entre aquellos que dicen defender a la familia y a la vez la destruyen», se queja Erik, que asegura que le gustaría casarse por la iglesia, «en la basílica de San Ignacio de Loyola».

Fuente Diario Vasco

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La que faltaba: Munilla se revuelve y advierte de que ningún partido político de ámbito estatal «representa al voto católico»

Domingo, 28 de septiembre de 2014
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munilla-cierra-las-puertas¿Hasta ahora era el PP quien representaba el supuesto voto católico? A este paso sólo les va a quedar la Falange y toda esa caterva de grupúsculos de extrema derecha… Por cierto, si él puede decir a sus diocesanos que no voten a tal o cual partido, ¿podrán decirle sus diocesanos que  les resbalan sus palabras?… Y a las pruebas nos remitimos…

El Obispo de San Sebastián pide a los católicos que no voten al partido popular

Un católico no puede votar en coherencia a los partidos políticos de ámbito nacional presentes en el actual Congreso de Diputados

Munilla: “Muchos se irán del PP tras retirar la reforma del aborto”

Lamenta la “deriva” del PP, que ha asumido “la aberración de considerar al aborto como un derecho humano”

El obispo de Donostia-San Sebastián, José Ignacio Munilla, ha cargado contra el PP tras haber decidido retirar la reforma de la Ley del Aborto y ha asegurado que “muchos se darán de baja”, al igual que “un número significativo de militantes del Partido Nacionalista Vasco se dieron de baja en su militancia política, cuando su partido asumió los postulados abortistas”.

El Obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, ha lamentado que el Partido Popular haya asumido “la aberración de considerar al aborto como un derecho humano” y ha advertido de que en el marco parlamentario actual “no existe ningún partido de ámbito estatal capaz de representar al voto católico”.

En una carta publicada en la web de la Diócesis de Guipúzcoa, tituladaVoz de los sin voz’, Munilla califica de “decisión política” la retirada por parte del Gobierno central del anteproyecto de ley del aborto y advierte de que tiene unas “implicaciones morales muy graves”, ya que el presidente del Ejecutivo, Mariano Rajoy, “condena a cientos de miles de vidas humanas al más absoluto de los desamparos”.

Tras señalar que cuando lo que está en juego es “el mismo derecho a vivir, no cabe entender que estemos ante una cuestión más”, Munilla critica que “cada día son exterminadas en España más de trescientas vidas humanas a las que se les niega el derecho a vivir“.

Si bien el Partido Popular había manifestado mientras estaba en la oposición su desacuerdo con la ley abortista de Zapatero, finalmente ha terminado por asumir la aberración de considerar al aborto como un derecho humano“, señala en referencia a la retirada del anteproyecto de ley.

En este sentido, afirma que “desgraciadamente no es la primera vez que se produce una deriva semejante en el Partido Popular” y subraya que “los hechos demuestran que la supuesta ‘izquierda’ es la que termina marcando el camino a la supuesta ‘derecha'” y cada vez existen menos diferencias ideológicas “reales” entre los partidos políticos, “dado que han asumido todos ellos los valores del neocapitalismo, el relativismo y la ideología de género”.

“La decisión tomada por el presidente de Gobierno reabre de una forma definitiva el debate ya existente desde hace tiempo en el seno de la Iglesia Católica. ¿Qué tipo de presencia deben de tener los católicos en la vida política? ¿Es coherente que los católicos se integren en partidos políticos que acogen en sus programas propuestas diametralmente contrarias a los valores evangélicos? ¿Pueden los católicos votar a partidos políticos que están en esta situación, basándose en el principio del ‘mal menor’?, se pregunta.

A su juicio, el tiempo ha demostrado que “por el camino del mal menor se termina llegando al mal mayor” y remarca que la opción del mal menor solo puede ser acogida por un cristiano de forma circunstancial y transitoria, sin caer en la tentación de hacer de ella su santo y seña”.

“De forma similar a como me consta que un número significativo de militantes del PNV se dieron de baja en su militancia política, cuando su partido asumió los postulados abortistas, tampoco me cabe duda de que ahora serán también muchos los que hagan lo propio en el Partido Popular“, considera, para añadir que “hay que optar entre situar la ideología por encima de los valores morales o al revés.

Por todo ello, advierte de que los creyentes tienen un “serio problema” porque en el arco parlamentario actual “no existe ningún partido de ámbito estatal capaz de representar al voto católico”.

“Para decirlo claramente, un católico que aspire a ser fiel a los principios de la Doctrina Social Católica, no puede votar en coherencia a los partidos políticos de ámbito nacional presentes en el actual Congreso de Diputados“, insiste.

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Texto íntegro de la carta pastoral de monseñor Munilla

Aborto: Voz de los sin voz

La retirada por parte del Presidente de Gobierno del “Anteproyecto de Ley Orgánica para la Protección de la Vida del Concebido y de los Derechos de la Mujer Embarazada”, es una decisión política con unas implicaciones morales muy graves, dado que la medida del sr. Rajoy condena a cientos de miles de vidas humanas al más absoluto de los desamparos.

El derecho a la vida no es un derecho más, sino uno anterior a todos los derechos, y sobre el que se sustentan todos los demás. Obviamente, el juicio moral de las políticas desarrolladas por un gobierno no se circunscribe a la tutela de la vida. La experiencia nos dice que unos partidos suelen ser más sensibles hacia determinados valores éticos, mientras que otros lo son hacia otro tipo de valores morales. Pero cuando lo que está en juego es el mismo derecho a vivir, no cabe entender que estemos ante una cuestión más, entre tantas otras. Se trata probablemente del mayor de los dramas morales de nuestra sociedad. Cada día son exterminadas en España más de trescientas vidas humanas, a las que se les niega el más elemental de los derechos: el derecho a vivir. Y esto se hace bajo el amparo de un ley inicua que reconoce el derecho a abortar, es decir, el derecho a matar.

Si bien el Partido Popular había manifestado mientras estaba en la oposición su desacuerdo con la ley abortista de Zapatero (2010), finalmente, ha terminado por asumir la aberración de considerar al aborto como un derecho humano. (Conviene puntualizar que no existe en el mundo otro estado que considere el aborto como un derecho en su legislación). Desgraciadamente, no es la primera vez que se produce una deriva semejante en el Partido Popular. Los hechos demuestran que la supuesta “izquierda” es la que termina marcando el camino a la supuesta “derecha”. Cada vez existen menos diferencias ideológicas reales entre los partidos políticos, dado que han asumido todos ellos los valores del neocapitalismo, el relativismo y la ideología de género. Alguien dijo que el pensamiento políticamente correcto de nuestros días, se caracteriza por ser teóricamente marxista, prácticamente liberal, y psicológicamente freudiano.

La decisión tomada por el Presidente de Gobierno reabre de una forma definitiva el debate ya existente desde hace tiempo en el seno de la Iglesia Católica: ¿Qué tipo de presencia deben de tener los católicos en la vida política? ¿Es coherente que los católicos se integren en partidos políticos que acogen en sus programas propuestas diametralmente contrarias a los valores evangélicos? ¿Pueden los católicos votar a partidos políticos que están en esta situación, basándose en el principio del “mal menor”? El tiempo ha demostrado que por el camino del “mal menor” se termina llegando al “mal mayor”. La opción del “mal menor” solo puede ser acogida por un cristiano de forma circunstancial y transitoria; sin caer en la tentación de hacer de ella su “santo y seña”. Y es que… Jesucristo nos enseñó a apostar por el bien; no por el mal menor.

De forma similar a como me consta que un número significativo de militantes del Partido Nacionalista Vasco se dieron de baja en su militancia política, cuando su partido asumió los postulados abortistas, tampoco me cabe duda de que ahora serán también muchos los que hagan lo propio en el Partido Popular (aunque los aparatos políticos intenten poner sordina a este hecho). Estamos ante un test importante para medir nuestra jerarquía de valores: ¿La ideología por encima de los valores morales? ¿O los valores morales por encima de la ideología? No caben las componendas; hay que optar.

Los creyentes tienen un serio problema: en el arco parlamentario actual no existe ningún partido de ámbito estatal capaz de representar al voto católico. Para decirlo claramente: un católico que aspire a ser fiel a los principios de la Doctrina Social Católica, no puede votar en coherencia a los partidos políticos de ámbito nacional presentes en el actual Congreso de Diputados.

El quehacer de los obispos es la iluminación moral, y no la conformación de alternativas políticas. He aquí uno de los retos específicos más importantes de los seglares en este momento. La vocación de los laicos católicos, a diferencia de los sacerdotes y obispos, es la de hacerse presentes en la vida pública proponiendo alternativas políticas, capaces de encarnar de forma coherente en la vida pública los principios que inspiran la Doctrina Social Católica.

Ni qué decir tiene que aunque estas reflexiones están referidas prioritariamente a los católicos, son también aplicables a los miembros de otras confesiones religiosas, e incluso a no pocos ciudadanos no creyentes que apuestan por la integridad de los valores morales, incluyendo el de la inviolabilidad de la vida humana en el seno materno.

La cuestión es la siguiente: ¿Quién prestará su voz a los que no tienen voz? ¿Quién está dispuesto a defender el derecho a la vida de cientos de miles de inocentes que todavía no pueden hablar por sí mismos? ¿Y quién ofrecerá a las mujeres embarazadas que están en situaciones difíciles una alternativa a esa trampa mortal llamada “derecho a abortar”?

+ José Ignacio Munilla

Obispo de San Sebastián

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Fuente Religión Digital

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96 sacerdotes de Gipuzkoa vuelven a rebelarse contra Munilla

Miércoles, 30 de julio de 2014
Comentarios desactivados en 96 sacerdotes de Gipuzkoa vuelven a rebelarse contra Munilla

munilla-720_560x280Leemos en Religión Digital:

Le acusan de “haber traído la división” a la diócesis, de gobernarla como su “feudo” y de “hacer lo que quiere”

Quieren denunciar “con dolor que la Diócesis está desfigurándose y deshaciéndose”

“A lo largo de este tiempo la división y desconfianza mutua entre nosotros no han ido sino creciendo”

(José M. Vidal).- Lleva casi cinco años al frente de San Sebastián, pero José Ignacio Munilla no acaba de hacerse con las riendas de la diócesis vasca. Cuando lo nombraron, la mayoría del presbiterio donostiarra rechazó su nombramiento y, ahora, pasados varios años, 96 sacerdotes vuelven a rebelarse contra el “obispo impuesto”. Y le escriben una carta firmada, en la que aseguran que “la situación de la diócesis es cada vez más penosa”.

Utilizando “los escritos y comportamiento del Papa Francisco“, los firmantes le dicen a monseñor Munilla que su forma episcopal de ser y de actuar es “muy otra” y muy diferente de la del Papa. Entre otras cosas, porque considera la Diócesis como ‘feudo’ suyo y actúa como si fuera el único que tiene la capacidad para hacer lo que quiere y como quiere”.

Le acusan de dar la espalda a la historia y a la pastoral de la diócesis anteriores a su llegada. Y le citan muchos y variados ejemplos.

Ha trasladado el Seminario a Pamplona; algunos escritos, actividades y homilías en torno a la pacificación de nuestro pueblo; el modo de hacer el Proyecto Diocesano; la marginación o eliminación de un buen número de responsables, trabajadores y profesores que no eran de su gusto o del agrado de sus colaboradores de distintas instituciones diocesanas; la aceptación sin más de seminaristas y sacerdotes procedentes de otras Diócesis, especialmente de Toledo, para potenciar un estilo sacerdotal determinado entre nosotros”.

También le echan en cara la “ligereza” con la que hace los nombramientos y los traslados de los curas, asi como el hecho de traer a la diócesis “un grupo de sacerdortes pertenecientes a una hermandad de fuera”, sin consultar previamente al Consejo Presbiteral.

Los 96 firmantes  denuncian asimismo que, mientras “la sociedad guipuzcoana es cada vez más euskaldun, en la Diócesis el castellano se hace cada vez más presente y se le concede cada vez menor importancia al euskera, la cultura vasca, y a la situación e identidad del País Vasco

Ante todo esto, los curas quieren denunciar “con dolor, que la Diócesis está desfigurándose y deshaciéndose. Muchos fieles se sienten fuera de lugar en el estilo de Iglesia que Ud. está implantando. En cuanto a las actividades propuestas por Ud. y el Obispado, aparte de no ser apenas secundadas, están lejos de responder a las necesidades de nuestra comunidad diocesana y sociedad“.

Reconocen los firmantes que el obispo es “el responsable primero de la diócesis, pero no el único respomsable ni tiene que llevar la responsabilidad en solitario”.

Es decir, una acusación de falta de colegialidad y de corresponsabilidad que, a juicio de los curas firmantes, condujo a la diócesis a un callejón sin salida:A lo largo de este tiempo la división y desconfianza mutua entre nosotros no han ido sino creciendo.

Entre las 96 firmas (5 arciprestes y 42 párrocos, junto a un grupo de sacerdotes coadjutores y jubilados), destacan las de Ibon Alberdi, Patxi Azpitarte, Anton Etxebeste, Feliz Azurmendi, José Antonio Larrañaga o Jesús Mari Arrieta.

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Texto íntegro de la Carta al Obispo José Ignacio Munilla

San Sebastián 14 de julio de 2014
Sr. Obispo:

Comprobando que la situación de la Diócesis de San Sebastián es cada vez más penosa, le escribimos esta carta movidos por nuestro amor al Evangelio y a la Iglesia, y queriendo denunciar que está conduciendo a nuestra Diócesis en una dirección arriesgada y sin salida.

En los escritos y comportamiento del Papa Francisco se puede ver con claridad cómo han de ser las actitudes y comportamientos de un responsable de la Iglesia: ha de saber escuchar y tomar en cuenta las opiniones de los creyentes, acoger sus preocupaciones y hacerlas suyas y estar próximo a ellos, y no encerrarse en el ambiente y estilo de su gusto. Resultan significativas las palabras dirigidas por el Papa Francisco a los Obispos españoles: “No será difícil encontrar estos caminos si vamos tras las huellas del Señor, que “no ha venido para que le sirvan, sino para servir” (Mc 10, 45)… En esta búsqueda, es importante que el Obispo no se sienta solo, ni crea estar solo, que sea consciente de que también la grey que le ha sido encomendada tiene olfato para las cosas de Dios. Especialmente sus colaboradores más directos, los sacerdotes, por su estrecho contacto con los fieles, con sus necesidades y desvelos cotidianos. También los religiosos y religiosas… Y los laicos y laicas que desde las más variadas condiciones de vida y respectivas competencias llevan adelante el testimonio y la misión de la Iglesia”.

Estamos comprobando, sin embargo, que su actuación es muy otra, y que este comportamiento está haciendo mucho daño a la Diócesis. Al parecer, considera la Diócesis como “feudo” suyo y actúa como si fuera el único que tiene la capacidad para hacer lo que quiere y como quiere. Desde que tomó posesión de la Diócesis, a la hora organizar y promover diversas actividades no ha tenido para nada en cuenta las líneas pastorales y la actuación que llevaba la Diócesis desde 1980, sin consultar adecuadamente al Consejo Pastoral Diocesano y, en más de una ocasión, en contra de la opinión del mismo Consejo Presbiteral. Ciertamente, en sus comienzos citaba el documento “Una Iglesia al servicio del Evangelio”, pero luego, los programas y las actividades nada tienen que ver con el espíritu y el estilo de ese documento. Este modo de actuación no es aceptable, ni desde un punto de vista eclesiológico ni pastoral.

Podemos mencionar muchos ejemplos: ha trasladado el Seminario a Pamplona; algunos escritos, actividades y homilías en torno a la pacificación de nuestro pueblo; el modo de hacer el Proyecto Diocesano; la marginación o eliminación de un buen número de responsables, trabajadores y profesores que no eran de su gusto o del agrado de sus colaboradores de distintas instituciones diocesanas; la aceptación sin más de seminaristas y sacerdotes procedentes de otras Diócesis, especialmente de Toledo, para potenciar un estilo sacerdotal determinado entre nosotros; ha invitado e instalado en el convento de las clarisas de Bergara un grupo de “monjas” reconocidamente neo-conservador, bajo pretexto de “reanimar” la vida contemplativa (a pesar de que el Obispado afirmaba no saber nada de ello).

Merecen mención algunas de sus últimas actuaciones:

Por ejemplo, la realización de algunos destinos. La ligereza e improvisación de algunos nombramientos tienen difícil explicación, si no es desde la falta de claridad y autentica escucha a los interesados y sus comunidades. Entre otras cosas, hemos podido saber que tiene la intención de introducir en la Diócesis un grupo de sacerdotes pertenecientes a una hermandad de fuera, sin haber tratado previamente el asunto en el Consejo Presbiteral ni en el Consejo de Arciprestes.

Estos Consejos le han pedido que, antes de aceptar sacerdotes de fuera en la Diócesis, se debata y establezcan unos criterios básicos. Sin tener en cuenta esta razonable petición, Ud. ha tomado ya su decisión, introduciendo en el Presbiterio Diocesano sacerdotes de una orientación determinada y afines a su persona. ¿Cree que esa decisión será beneficiosa para la comunidad diocesana y para el presbiterio? ¿No será para reforzar su estrategia y su línea pastoral?

A la hora de decidir y hacer los destinos algunos sacerdotes se han sentido maltratados y presionados, desfigurando las razones y diciendo verdades a medias, sin tener en cuenta la situación pastoral y necesidades de cada lugar y, por supuesto, sin escuchar a las comunidades ni a los sacerdotes.

Cuando resulta que la sociedad guipuzcoana es cada vez más euskaldun, en la Diócesis el castellano se hace cada vez más presente y se le concede cada vez menor importancia al euskera, la cultura vasca, y a la situación e identidad del País Vasco. No hay más que ver que algunos de los sacerdotes que ha incorporado a la Diócesis, además de desconocer el euskera, no muestran ningún interés en conocerlo.

Como resultado de estas actuaciones, queremos denunciar, con dolor, que la Diócesis está desfigurándose y deshaciéndose. Muchos fieles se sienten fuera de lugar en el estilo de Iglesia que Ud. está implantando. En cuanto a las actividades propuestas por Ud. y el Obispado, aparte de no ser apenas secundadas, están lejos de responder a las necesidades de nuestra comunidad diocesana y sociedad. Creemos que carecen, de hecho, de un proyecto que responda a estas necesidades. Mientras tanto, la acción evangelizadora se vuelve cada vez más difícil y el buen nombre de nuestra Iglesia se debilita.

Le queremos recordar y pedir que, en cuanto miembros del Presbiterio diocesano, tome Ud. en consideración nuestras opiniones, quejas y denuncias; que en las decisiones que afectan al gobierno diocesano, tenga en cuenta, además de sus opiniones, las demandas y necesidades de todos los diocesanos, atendiendo los consejos e iniciativas del Presbiterio.

El Obispo es, ciertamente, el responsable primero de la Diócesis; pero no el único responsable, ni tiene que llevar esta responsabilidad en solitario. En la comunidad cristiana todos somos corresponsables, cada uno en función de su misión. Un Obispo que no tiene en cuenta todo esto no puede pastorear adecuadamente su Iglesia, por lo menos no al modo del Buen Pastor.

Pronto se cumplirán cinco años de su entrada en la Diócesis, y como Ud. mismo podrá comprobar si no cierra los ojos a la realidad, a lo largo de este tiempo la división y desconfianza mutua entre nosotros no han ido sino creciendo. ¿Hasta cuando va a durar esta situación?

Ibon Alberdi Urrestarazu, Patxi Aizpitarte Mendia, Patxi Albizu Apaolaza, José Luis Aperribai Madinabeitia, Iñaki López Caztañares, José Ramón Trebiño, Antton Etxebeste Goikoetxea, Feliz Azurmendi Ayerbe, Juan Aldasoro Zurutuza, Jesús Zubillaga Zubillaga, Ion Etxezarreta Zubizarreta, Jose Antonio Larrañaga, José Ignacio Eguskitza, Luis Aranalde Olaondo, José Ignacio Usabiaga Martín, Jesús Mari Arrieta, Juan Luis Murua Pagola y 79 firmas más.

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Francisco: “¿Quiénes somos para cerrar puertas? ¿Quién soy yo para poner impedimentos a Dios?”

Martes, 13 de mayo de 2014
Comentarios desactivados en Francisco: “¿Quiénes somos para cerrar puertas? ¿Quién soy yo para poner impedimentos a Dios?”

por-una-iglesia-de-puertas-abiertasMenos palabras y más hechos… Que empiece por dar las órdenes precisas a alguno, demasiados, de sus obispos… Pregunte, pregunte a algunos… ¿quiere que le nombre a alguno… ? No hace falta esperar a que vengan los marcianos… aquí estamos las personas LGTB… Mientras, seguimos esperando en el atrio a que nos abran la puerta de par en par…

Papa alerta de la tentación de quienes no dejan entrar al otro en la Iglesia

“El Espíritu Santo impulsa siempre a la Iglesia más allá de los límites”, apunta

Francisco, a los seminaristas:“El pastor tiene que estar a disposición del pueblo”  “El Pueblo de Dios no perdona a los sacerdotes vanidosos”

Francisco a los nuevos curas: “Si cerráis las puertas a la gente, no seréis buenos pastores”

(RV).- ¿Quiénes somos nosotros para cerrarle las puertas al Espíritu Santo? fue la pregunta recurrente que el Papa Francisco repitió en su homilía de la Misa matutina, en la capilla de la Casa de Santa Marta, este lunes dedicada a la conversión de los primeros paganos al cristianismo.

El Espíritu Santo – reiteró – es el que hace que la Iglesia vaya «más allá de los límites, hacia adelante». El Espíritu sopla donde quiere, pero una de las tentaciones más recurrentes de quien tiene fe es la de ponerle trabas en el camino y de desviarlo hacia una dirección, en lugar que hacia otra.

Una tentación que no faltaba tampoco en los albores de la Iglesia, como muestra la experiencia que vive Simón Pedro, en el episodio de los Hechos de los Apóstoles, presente en la liturgia. Una comunidad de paganos acoge el anuncio del Evangelio y Pedro es testigo ocular de la bajada del Espíritu Santo sobre ellos, pero primero duda en tener contacto con lo que siempre había creído ‘impuro’. Y luego recibe duras críticas de parte de los cristianos de Jerusalén, escandalizados por el hecho de que su jefe había comido con unos ‘no circuncisos’ y hasta los había bautizado. Un momento de crisis interna, que el Papa recuerda con un matiz de ironía:

«Algo que no se podía ni pensar…. Si mañana llegara una expedición de marcianos, por ejemplo, y algunos de ellos vinieran donde nosotros, digo marcianos ¿no?… Verdes, con esa nariz larga y las orejas grandes, como los pintan los niños… Y uno dijera: “Pero, yo quiero el bautismo”. ¿Qué pasaría?».

Pedro comprende su error cuando una visión le ilumina una verdad fundamental: nadie puede llamar ‘profano’ lo que ha sido purificado por Dios. Y al narrar estos hechos a la muchedumbre que lo critica, el Apóstol – recuerda también el Papa Francisco – tranquiliza a todos con esta afirmación: ¿Si por lo tanto Dios les ha dado el mismo don que nos dio a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, quién soy yo para poner impedimentos a Dios?:

«Cuando el Señor nos indica el camino ¿quiénes somos nosotros para decir: ‘¡No Señor, no es prudente! No, hagamos así…? Y Pedro en esa primera diócesis – la primera diócesis fue Antioquía – toma esa decisión: ¿Quién soy yo para poner impedimentos?’. Una bella palabra para los obispos, los sacerdotes y también para los cristianos. Pero ¿quiénes somos para cerrar puertas? En la Iglesia antigua, incluso hoy, está el ministerio del hostiario. Y ¿qué hacia el hostiario? Abría la puerta, recibía a la gente, la hacía pasar. Pero ¡nunca fue el ministerio del que cierra la puerta!

Aún hoy, recordó el Papa Francisco, Dios ha dejado la guía de la Iglesia «en manos del Espíritu Santo». Y «el Espíritu Santo es el que, como dice Jesús, nos enseñará todo» y «hará que nos acordemos de lo que Jesús nos ha enseñado»:

«El Espíritu Santo es la presencia viva de Dios en la Iglesia. Es el que hace que la Iglesia ande, el que hace que la Iglesia camine. Cada vez más, más allá de los límites, hacia adelante. El Espíritu Santo con sus dones guía a la Iglesia. No se puede comprender la Iglesia de Jesús sin este Paráclito, que el Señor nos envía para ello. Y cumple estas opciones impensables ¡pero impensables! Para usar una palabra de San Juan XXIII: es precisamente el Espíritu Santo el que actualiza la Iglesia: verdaderamente la actualiza y hace que vaya adelante. Y nosotros los cristianos debemos pedir al Señor la gracia de la docilidad al Espíritu Santo. La docilidad a este Espíritu, que nos habla en el corazón, nos habla en las circunstancias de la vida, nos habla en la vida eclesial en las comunidades cristianas, nos habla siempre».

Y bien… dicho todo lo anterior, ¿qué le parece, papa Francisco, esto ? ¿Abre o cierra puertas? ¿Pastores o…?

Para el obispo de Ávila, Jesús García Burillo: Los divorciados, “moralmente irregulares”

José Ignacio Munilla: Homosexualidad y esperanza

Fuente Religión Digital

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El cardenal chileno Ricardo Ezzati recrimina el fallecimiento de Esteban Parada.

Lunes, 3 de febrero de 2014
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Agradecemos sus palabras, pero le pediríamos que cuando se reúna con el papa Francisco hablen del tema y se pongan manos a la obra para condenar y corregir a aquellos  sus hermanos en el episcopado (Fernando Sebastián, Juan Antonio Reig-Plà, Jose Ignacio Munilla, el “desaparecido” Juan Antonio Martínez Camino… y tantos otros. ..) que no hacen sino lanzar dardos homófobos fomentando el odio…

Leemos en Religión Digital que el Arzobispo de Santiago de Chile, Ricardo Ezzati, recriminó el fallecimiento de Esteban Parada, quien presuntamente fue atacado por ser homosexual. Ezzati señaló que “no es el camino correcto”, refiriéndose al ataque hacia el joven, el que habría sido provocado por la condición sexual del Esteban Parada.

El Arzobispo declaró que todas las personas, independiente de sus opciones, merecen dignidad y enfatizó en que cualquier tipo de ataque representa una “grave ofensa a Dios.

Además Ezzati confirmó que el próximo 7 de febrero el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal se reunirá con el Papa Francisco en Roma, para tratar temas de interés en esta época y que resultan complejos tanto para la Iglesia Chilena como Mundial. (RD/Agencias)

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