Comentarios desactivados en Un alcalde indonesio ordena detener gays “porque están poseídos por demonios”
Un alcalde de Indonesia ha ordenado el arresto de personas LGBT+ para que las autoridades religiosas puedan realizar exorcismos contra ellas.
El alcalde de Padang Mahyeldi Ansharullah ha utilizado al ejército indonesio (TNI) para apuntar y detener a personas queer, cuya existencia se debe a “la influencia de los jinas, demonios”, según el sitio de noticias indonesio Tirto.
El alcalde, cuya región en Sumatra Occidental alberga a más de un millón de personas, añadió que “somos ruqyah (usando exorcismos) para prepararlos a salir [de los cuerpos]”.
Mahyeldi dijo que estaba tomando otras medidas para “evitar” que la gente sea gay, como asegurarse de que los niños no jueguen o se vistan de manera diferente al estereotipo de su género asignado. “Tenemos actividades educativas que están mal en la familia”, dijo el alcalde. “Es un niño, pero se le da un juguete femenino, se le da la ropa de una niña, o viceversa”.
Añadió que los hombres en Indonesia no deberían bailar elegantemente, a menos que la danza forme parte de una actividad “masculina” como las artes marciales, y criticó las elecciones democráticas que dieron como resultado que las mujeres ganaran el poder.
“Las elecciones que equiparan a hombres y mujeres… bueno, eso también es una indicación en esa dirección”, dijo Mahyeldi. “Esos niños, a partir de las operaciones que tenemos, construiremos y capacitaremos, luego cultivaremos el nacionalismo y plantaremos su identidad”, agregó.
La persecución se extiende de Aceh al conjunto de Indonesia
La homosexualidad es técnicamente legal en Indonesia, excepto en Aceh, que está bajo la ley Sharia, pero los homosexuales siguen siendo objeto de violencia y represión.
En noviembre, Mahyeldi encabezó una marcha anti-LGBT de miles de personas por las calles de Padang. El alcalde dijo a los asistentes: “A los perpetradores del pecado, que se arrepientan y que aquellos que los protegen se den cuenta inmediatamente porque se enfrentarán a la oposición de todos los partidos y comunidades de Padang, así como de las fuerzas de seguridad”.
Manifestantes en una marcha anti-LGBT, liderada por el alcalde de Padang en Sumatra Occidental, Indonesia (Dprd Kota Padang/Facebook)
Y unas semanas antes del mitin, la policía de Padang habría arrestado a 10 mujeres bajo sospecha de “conducta lesbiana desviada”. El jefe de policía Pol Yadrison dijo que las autoridades de inteligencia habían estado monitoreando las actividades de las mujeres en los medios sociales y que una de las páginas de Facebook de las mujeres la mostraba “besándose y abrazándose” con otra mujer, como si fueran”hombres y mujeres”.
Otras ciudades de Indonesia han tomado medidas enérgicas contra los homosexuales- La ciudad de Pariaman, que se encuentra cerca de Padang, en la isla de Sumatra, aprobó el año pasado una ley que prohíbe el sexo gay y otros “actos que se consideran LGBT”.
La ciudad de más de 80.000 habitantes impondrá multas de un millón de rupias (55 libras esterlinas) a las parejas del mismo sexo condenadas por cometer “actos inmorales” y a cualquiera que se encuentre “actuando como travestido”. El teniente de alcalde de la ciudad, Mardison Mahyudin, dijo que la ley era parte de una campaña para “erradicar a los LGBT”.
Y en 2017, en la ciudad capital de Yakarta, 141 hombres fueron arrestados por asistir a lo que las autoridades llamaron una “fiesta de sexo gay”, lo que llevó a que 10 de ellos fueran condenados y se les entregara tiempo en prisión.
Pero la persecución no se limita ya a los territorios donde rige la sharía. Ya en febrero de 2016 hacíamos alusión a la ola de LGTBfobia protagonizada por políticos y líderes religiosos indonesios. Desde entonces no hemos dejado de conocer casos de detenciones y abusos. En diciembre de 2017, por ejemplo, nos hacíamos eco de la condena de diez hombres a dos años de cárcel por participar en una supuesta «fiesta gay» en Yakarta, la capital del país, donde las relaciones homosexuales no son ilegales. Los detenidos fueron entonces condenados por violar la ley contra la pornografía. El que se utilice esta ley para perseguir penalmente la homosexualidad en un territorio en el que supuestamente no está criminalizada pone de manifiesto la gravedad de la situación.
Comentarios desactivados en La LGTBfobia de Estado no cesa en Indonesia: detenidas este domingo diez mujeres, acusadas de «conducta lésbica»
Diez mujeres fueron detenidas el domingo en Padang, en la provincia indonesia de Sumatra Occidental, acusadas de «conducta lésbica». Una detención que se produce pocos días después de la de dos hombres que dirigían una página de Facebook de temática LGTB (aquella fue en Batununggal, en la provincia en Java Occidental). Son los últimos episodios conocidos en un país en el que hasta hace pocos años las personas LGTB vivían una situación menos incómoda que la de otros países de mayoría musulmana (no existían, de hecho, leyes que criminalizasen la homosexualidad) pero que de un tiempo a esta parte vive una creciente ola de LGTBfobia de Estado.
Si hace unos días los dos hombres eran detenidos por promover una página en Facebook acusados de «transmisión y difusión de información electrónica que contiene inmoralidad» la detención ahora de estas diez mujeres tuvo lugar después de que la policía de Padang investigase su actividad en redes sociales tras la publicación en una cuenta de Facebook de imágenes que mostraban a una de ellas abrazando y besándose con otra, «como si fueran hombre y mujer». Está cada vez más claro que las redes sociales, que por un lado permiten a las personas LGTB escapar de las limitaciones de su entorno físico, pueden ser también una trampa letal en países que ejercen la LGTBfobia de Estado. Curiosamente, la propia policía utilizaba después Facebook o Instagram, para difundir la detención y publicar una imagen de algunas de las mujeres detenidas sentadas frente a un agente. El texto no especifica qué ley o norma supuestamente han violado (las relaciones homosexuales no son delito penal en esta provincia), pero sí que se señala lo «indecente» de su comportamiento.
No hablamos de hechos aislados, por desgracia. Las noticias sobre LGTBfobia de Estado en Indonesia son incesantes. La peor situación es la que se vive en la provincia de Aceh, donde dos hombres recibían el pasado mes de julio, ante una multitud exaltada, 80 latigazos acusados de practicar la homosexualidad. Un castigo semejante al que recibieron en mayo de 2017 otros dos jóvenes. En aquella ocasión recibieron 83 latigazos, también en público. Amnistía Internacional lo calificó de «repugnante espectáculo» y se sucedieron las condenas internacionales.
También hace unos meses recogíamos la detención de cuatro personas, a manos de «patrullas ciudadanas» en Banda Aceh (la capital de la provincia), acusadas de «practicar la homosexualidad»: tres varones y una mujer transexual, que se enfrentarían a penas que incluyen los mencionados castigos físicos. Y a principios de año contábamos como la policía de Aceh detuvo a doce mujeres trans, les afeitó el cabello y las obligó a vestirse como «hombres normales».
En Aceh, recordemos, rige la sharía desde 2005. Fue una concesión de Indonesia a los separatistas en el marco del acuerdo de paz que tuvo lugar poco después del tsunami que asoló la región. Aunque no fue hasta septiembre de 2014 cuando finalmente se aprobó la ley que castiga las relaciones homosexuales con la pena de flagelación (que entró en vigor en octubre de 2015). La sharía también rige en Sumatra Meridional (en este caso solo para los musulmanes, que en cualquier caso son mayoría).
La persecución se extiende de Aceh al conjunto de Indonesia
Pero la persecución no se limita ya a los territorios donde rige la sharía. Ya en febrero de 2016 hacíamos alusión a la ola de LGTBfobia protagonizada por políticos y líderes religiosos indonesios. Desde entonces no hemos dejado de conocer casos de detenciones y abusos. En diciembre de 2017, por ejemplo, nos hacíamos eco de la condena de diez hombres a dos años de cárcel por participar en una supuesta «fiesta gay» en Yakarta, la capital del país, donde las relaciones homosexuales no son ilegales. Los detenidos fueron entonces condenados por violar la ley contra la pornografía. El que se utilice esta ley para perseguir penalmente la homosexualidad en un territorio en el que supuestamente no está criminalizada pone de manifiesto la gravedad de la situación.
Comentarios desactivados en La policía de Indonesia detiene a una pareja gay por promover una página pro-LGTB en Facebook
La policía se incauta de condones y vaselina en una fiesta gay celebrada en Cipanas en enero de 2018 (Java Occidental, Indonesia).
La policía indonesia ha arrestado a dos hombres homosexuales solo por dirigir una página de Facebook con temas LGTB. Los agentes allanaban este pasado jueves una casa de Batununggal, Java Occidental, que fue alquilada por un hombre que supuestamente creó la página de Facebook «Gay Bandung» con su compañero. Este es el primer caso de criminalización LGTB en las redes sociales en Indonesia, según medios como The Straits Times. La policía, además de detener a la pareja, se incautó de varios teléfonos móviles y 25 preservativos. Estas víctimas de la LGTBfobia de Estado se enfrentan ahora a un máximo de seis años de prisión, acusados de «transmisión y difusión de información electrónica que contiene inmoralidad».
En apenas unas horas, la página en cuestión de Facebook pasaba de 4.000 seguidoreshasta los más de 31.000 en apoyo a la pareja. Pero lo cierto es que la LGTBfobia, instigada abiertamente por las administraciones, las jerarquías religiosas y ejecutada por las supuestas fuerzas de «seguridad» de Indonesia está creciendo como la espuma. Los hombres acusados por promover la página proLGTB, según el subdirector de «delitos especiales» de la policía, Hari Brata, habrían cometido el «delito» de querer «hacer amistades entre personas del mismo sexo».
Echando un vistazo a la página, sin embargo, también se puede leer información sobre noticias a favor de los derechos del colectivo LGTB, así como cuestiones de utilidad, salud, VIH/sida o entretenimiento. Los «sospechosos» han sido acusados en virtud del Artículo 27, Punto 1, de la Ley de Transacciones Electrónicas e Información (ITE) sobre «la transmisión y difusión de información electrónica que contiene inmoralidad». La citada ley conlleva una sentencia máxima de seis años de prisión y una multa de hasta mil millones de rupias (unos 60.000 euros, aproximadamente).
Lo sucedido se enmarca en el clima de acoso contra las personas LGTB que se vive en Java Occidental, cuyo jefe de policía ya hizo pública hace año y medio su intención de constituir un grupo de trabajo policial para investigar la actividad de personas LGTB. Hace solo un par de semanas, otra página de Facebook relacionada con el tema generó controversia en la ciudad de Garut. La protesta local provocó que los administradores escolares prohibieran la presencia de estudiantes LGTB en las escuelas. El miércoles 17 de octubre, la administración de la regencia de Cianjur dio instrucciones a las mezquitas de la región pidiéndoles que prediquen sobre los peligros de la comunidad LGTB y el VIH/sida en las oraciones del viernes.
La peor situación, en Aceh
Por desgracia las noticias sobre LGTBfobia de Estado en Indonesia son incesantes. La peor situación, posiblemente, es la que se vive en la provincia de Aceh, donde dos hombres recibían el pasado mes de julio 80 latigazos acusados de practicar la homosexualidad. Un castigo semejante al que recibieron en mayo de 2017 otros dos jóvenes. En aquella ocasión recibieron 83 latigazos, también ante una multitud exaltada. Amnistía Internacional lo calificó de «repugnante espectáculo» y se sucedieron las condenas internacionales.
Debido a ello, el presidente indonesio, Joko Wivodo, presionó al gobernador de Aceh, Irwandi Yusuf, para que finalmente emitiese una orden en la que se establecía que los castigos físicos debían ejecutarse en el interior de las prisiones y se prohibía la grabación o difusión de imágenes de los mismos. No obstante, hubo una gran oposición por parte de los sectores religiosos, que consideraron que si los castigos no eran públicos perderían su carácter de «ejemplarizantes», idea que, al parecer, ha terminado prevaleciendo.
También hace unos meses recogíamos la detención de cuatro personas en Banda Aceh (capital de la provincia), a manos de patrullas ciudadadanas, acusadas de «practicar la homosexualidad»: tres varones y una mujer transexual, que se enfrentarían a penas que incluyen los mencionados castigos físicos. Y a principios de año contábamos como la policía de Aceh detuvo a doce mujeres trans, les afeitó el cabello y las obligó a vestirse como «hombres normales».
En la provincia de Aceh, recordemos, rige la sharía desde 2005. Fue una concesión de Indonesia a los separatistas en el marco del acuerdo de paz que tuvo lugar poco después del tsunami que asoló la región. Aunque no fue hasta septiembre de 2014 cuando finalmente se aprobó la ley que castiga las relaciones homosexuales con la pena de flagelación (que entró en vigor en octubre de 2015).
La sharía también rige en Sumatra Meridional (en este caso solo para los musulmanes, que en cualquier caso son mayoría).
La persecución se extiende por el conjunto de Indonesia
Pero la persecución no se limita ya a los territorios donde rige la sharía. Ya en febrero de 2016 hacíamos alusión a la ola de LGTBfobia protagonizada por políticos y líderes religiosos indonesios. Desde entonces no hemos dejado de conocer casos de detenciones y abusos. En diciembre de 2017, por ejemplo, nos hacíamos eco de la condena de diez hombres a dos años de cárcel por participar en una supuesta «fiesta gay» en Yakarta, la capital del país, donde las relaciones homosexuales no son ilegales. Los detenidos fueron entonces condenados por violar la ley contra la pornografía. El que se utilice esta ley para perseguir penalmente la homosexualidad en un territorio en el que supuestamente no está criminalizada pone de manifiesto la gravedad de la situación.
Comentarios desactivados en Dos hombres reciben 80 latigazos en la provincia indonesia de Aceh como castigo por practicar la homosexualidad
Dos hombres han recibido 80 latigazos en la provincia indonesia de Aceh, como pena por realizar prácticas homosexuales, en aplicación de la sharía (o ley islámica). El brutal castigo ha tenido lugar ante una multitud furiosa, que alentaba a que el castigo fuera lo más duro posible. A pesar de que el gobernador de Aceh dictó una ordenanza por la que estos castigos debían ejecutarse a puerta cerrada, parece que ha prevalecido el deseo de las autoridades religiosas de que sean públicos para que sirvan de ejemplo.
Los dos hombres habían sido detenidos en una redada en la que se detuvo a quince personas cerca de una mezquita, acusadas de cometer infracciones contra la ley islámica, como mostrar afecto en público o vender bebidas alcohólicas. En su caso, ambos fueron culpados de practicar la homosexualidad.
La brutal ceremonia, de intención ejemplarizante, tuvo lugar en una plaza ante un millar de espectadores, algunos de ellos provenientes de la vecina Malasia, que sacaban fotografías con sus teléfonos móviles como si se tratara de un espectáculo. Mientras el verdugo propinaba a las víctimas los 80 latigazos con una vara de ratán, entre la multitud se oían gritos de «golpea más fuerte».
El castigo ha sido semejante al que recibieron hace un año dos jóvenes varones, acusados a su vez de mantener relaciones sexuales entre ellos. En aquella ocasión recibieron 83 latigazos, también ante una multitud exaltada. Amnistía Internacional lo calificó de «repugnante espectáculo» y se sucedieron las condenas internacionales. Debido a ello, el presidente indonesio, Joko Wivodo, presionó al gobernador de Aceh, Irwandi Yusuf, para que finalmente emitiese una orden en la que se establecía que los castigos físicos debían ejecutarse en el interior de las prisiones y se prohibía la grabación o difusión de imágenes de los mismos.
Sin embargo, hubo una gran oposición por parte de los sectores religiosos, que consideraron que si los castigos no eran públicos perderían su carácter de «ejemplarizantes», idea que, al parecer, ha terminado prevaleciendo.
En la provincia de Aceh, recordemos, rige la sharía desde 2005. Fue una concesión de Indonesia a los separatistas en el marco del acuerdo de paz que tuvo lugar poco después del tsunami que asoló la región. Aunque no fue hasta septiembre de 2014 cuando finalmente se aprobó la ley que castiga las relaciones homosexuales con la pena de flagelación (que entró en vigor en octubre de 2015).
Escalada de la LGTBfobia de Estado en Indonesia
Hace unos meses recogíamos la detención de cuatro personas en Banda Aceh (capital de la provincia), a manos de patrullas ciudadadanas, acusadas de «practicar la homosexualidad»: tres varones y una mujer transexual, que se enfrentarían a penas que incluyen los mencionados castigos físicos. Y a principios de año contábamos como la policía de Aceh detuvo a doce mujeres trans, les afeitó el cabello y las obligó a vestirse como «hombres normales».
Poco antes, en diciembre de 2017, nos hacíamos eco de la condena de diez hombres a dos años de cárcel en Indonesia por participar en una supuesta «fiesta gay» en Yakarta. A diferencia de Aceh, en Yakarta las relaciones homosexuales no son ilegales, por lo que los detenidos fueron condenados por violar la ley contra la pornografía. El que se utilice esta ley para perseguir penalmente la homosexualidad en un territorio en el que supuestamente no está criminalizada pone de manifiesto la gravedad de la situación que se vive hoy día en Indonesia. De hecho, solo en las provincias autónomas de Aceh y Sumatra Meridional, en las cuales se aplica la sharía o ley islámica (en Aceh a todos los ciudadanos, en Sumatra Meridional solo a los musulmanes, que en cualquier caso son mayoría), las relaciones homosexuales son formalmente ilegales, castigándose incluso con castigos físicos.
Pero lo cierto es que la situación se está deteriorando en todo el país. Ya lo recogíamos en febrero de 2016, cuando hacíamos alusión a la ola de LGTBfobia protagonizada por políticos y líderes religiosos. Desde entonces, por desgracia, no hemos dejado de conocer casos de detenciones y abusos. Un ejemplo es la redada de mayo de 2017, que desembocó en la citada condena de diez hombres, pero ha habido muchos otros. Días antes de aquella redada, otros ocho hombres eran detenidos, igualmente acusados de celebrar una «fiesta gay» en Surabaya, la segunda ciudad del país. En Java Occidental, la provincia más poblada de Indonesia, el jefe de policía hizo pública por su parte su intención de constituir un grupo de trabajo policial para investigar la actividad de personas LGTB. Y en octubre de 2017 tuvo lugar otra redada en un local de ambiente gay de Yakarta, en la que fueron detenidos 51 hombres.
Comentarios desactivados en Aceh (Indonesia) dejará de torturar a hombres gay en público (pero lo hará en privado)
Irwandi Yusuf
La región de Aceh, que aplica la Ley Sharia musulmana, dejará de someter a latigazos en público a los y las acusados de homosexualidad para pasar a hacerlo en recintos privados.
El movimiento simplemente quiere ayudar al gobierno del país a limpiar su imagen exterior y acusan a occidente de islamofobia por las críticas recibidas.
Tal y como adelantábamos en julio, la provincia indonesia de Aceh impedirá la difusión pública de imágenes de los castigos físicos a los condenados por homosexualidad. La reforma fue discutida en su momento entre el presidente indonesio, Joko Widodo, y el gobernador de Aceh, Irwandi Yusuf, debido al daño que para la imagen de Indonesia supuso la difusión de la flagelación de dos jóvenes. Pues bien, la semana pasada se conocía que Yusuf ha firmado la orden. Los castigos a homosexuales se ejecutarán en el interior de las cárceles y centros de detención, sin que puedan registrarse ni difundirse imágenes de las mismas.
La provincia de Aceh en Indonesia, la única provincia del país en la que se aplica la Ley Sharia islámica, ha anunciado que dejara de someter a los hombres condenados por ser homosexuales a latigazos en público… para pasar a hacerlo a puerta cerrada.
Tal y como ha explicado el gobernador de Aceh, Irwandi Yusuf, la decisión de mover las torturas de las plazas públicas a los patios privados de las cárceles se ha tomado para reducir así las críticas internacionales por ese tipo de castigos. Eso sí, aclara que tanto a él como al resto del país les dan igual esas críticas y las considera un ataque islamófobo: “No queremos que la islamofobia interfiera en los asuntos externos de Indonesia“.
La medida cuenta con críticos entre la población local. Los hay que consideran que si los castigos no son públicos perderán su carácter «ejemplarizante». «Si los latigazos se dan en prisión, seguro que habrá más violaciones de la sharía en Aceh», declaraba un manifestante opuesto a la reforma. En esta provincia, recordemos, rige la sharía desde 2005. Fue una concesión de Indonesia a los separatistas en el marco del acuerdo de paz que tuvo lugar poco después del tsunami que asoló la región. Aunque no fue hasta septiembre de 2014 cuando finalmente se aprobó la ley que castiga las relaciones homosexuales con la pena de flagelación (que entró en vigor en octubre de 2015).
Desde la organización Human Rights Watch su investigador en Indonesia, Andreas Harsono, ha declarado que “Indonesia va en cabeza en la carrera hacia el abismo“. La nueva ley que traslada las torturas a los centros penitenciarios permitirá la asistencia de adultos y periodistas y fue recibida con una manifestación frente a la delegación del gobierno en Aceh. “Si los latigazos se hacen en prisión” explica Tuwanku Muhammad, uno de los manifestantes, “estamos seguros de que habría más delitos contra la Sharia en Aceh“.
Actualmente dos estudiantes universitarios están en prisión preventiva a la espera de juicio, acusados de practicar sexo homosexual entre ellos. Los dos chicos, de 21 y 24 años, fueron detenidos por civiles que entraron a la fuerza en una habitación en la que estaban los dos chicos. El director del Departamento de la Ley Sharia de la región ha explicado a la prensa que tienen los teléfonos móviles de los detenidos, unos preservativos y el colchón que había en la habitación como pruebas; y asegura que uno de los dos hombres ya se habría declarado culpable de practicar sexo gay.
Posible criminalización de la homosexualidad en todo el país
La noticia tiene lugar en un contexto especialmente hostil, dada la discusión que se ha abierto sobre una posible criminalización de las relaciones entre personas del mismo sexo, de la que también hablamos hace pocos días, y que ha desencadenado una auténtica espiral de LGTBfobia. De hecho, un diputado indonesio proponía la semana pasada modificar la legislación nacional para no solo castigar las relaciones homosexuales con cárcel, sino incluir además la pena de muerte para el colectivo LGTB (o, como mínimo, la cadena perpetua). El artífice de tal propuesta es Muslim Ayub, miembro del Partido Mandato Nacional Islámico (PAN).
Hanafi Rais, otro diputado del mismo partido, aseguraba que el debate sobre la criminalización de la homosexualidad está siendo acordado “por la mayoría de los partidos políticos indonesios”. Los seis partidos seculares, que controlan a la mayoría en la presente legislatura, no parecen, en todo caso, querer ponerse en contra a los extremistas islámicos antes de las elecciones de junio, en las que 171 regiones votarán por nuevos gobernadores, alcaldes y jefes de distrito.
Escalada de LGTBfobia de Estado en Indonesia
Hace algunos días recogíamos, precisamente, la detención de cuatro personas en Banda Aceh, a manos de patrullas ciudadadanas, acusadas de «practicar la homosexualidad»: tres varones y una mujer transexual, que se enfrentan a penas que incluyen los mencionados castigos físicos. A principios de año recogíamos el último y descarnado caso de LGTBfobia de Estado en Indonesia. La policía de Aceh detuvo a doce mujeres trans, les afeitó el cabello y las obligó a vestirse como «hombres normales». En Aceh, desde 2005 rige la sharia o ley islámica gracias a la autonomía que le fue concedida al firmar la paz con los separatistas, poco después del tsunami que asoló la región. En septiembre de 2014, además se aprobó una terrible ley que castiga las relaciones homosexuales con la pena de recibir cien azotes en público con una vara de ratán. La legislación entraba en vigor en octubre de 2015 y fue aplicada, entre otras ocasiones, el pasado mes de mayo a dos jóvenes de 20 y 23 años. En el mismo mes de octubre de 2015 nos hacíamos eco de la detención de dos jóvenes lesbianas (de 18 y 19 años) por abrazarse públicamente y confesar que eran pareja. Según el jefe de la policía islámica las chicas serían “sometidas a rehabilitación con la participación de psicólogos en dependencias sociales”.
Indonesia también votó en 2014 en contra de la resolución del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas contra la homofobia y la transfobia y ha sido calificado, por su propia población, como un mal lugar para vivir si eres gay o lesbiana (solo un 2% opina lo contrario) en una encuesta de Gallup.
El hecho de que se utilice esta ley para perseguir penalmente la homosexualidad en un territorio en el que supuestamente esta no está criminalizada pone de manifiesto la gravedad de la situación que se vive hoy día en Indonesia. De hecho, solo en las provincias autónomas de Aceh y Sumatra Meridional, en las cuales se aplica la sharía o ley islámica (en Aceh a todos los ciudadanos, en Sumatra Meridional solo a los musulmanes, que en cualquier caso son mayoría), las relaciones homosexuales son formalmente ilegales, castigándose incluso con castigos físicos.
Pero también en el resto del país la situación se está deteriorando. Ya lo recogíamos en febrero de 2016, cuando hacíamos alusión a la ola de LGTBfobia protagonizada por políticos y líderes religiosos. Desde entonces, por desgracia, no hemos dejado de conocer casos de detenciones y abusos. Un ejemplo es la redada de mayo de 2017 en el que la policía indonesia detenía en Yakarta a 141 hombres por asistir a lo que las autoridades han calificado como una supuesta “fiesta de sexo gay”, pese a que la homosexualidad no es ilegal en la capital y que desembocó en la citada condena de diez hombres, pero ha habido muchos otros. Días antes de aquella redada, otros ocho hombres eran detenidos, igualmente acusados de celebrar una «fiesta gay» en Surabaya, la segunda ciudad del país. En Java Occidental, la provincia más poblada de Indonesia, el jefe de policía hizo pública por su parte su intención de constituir un grupo de trabajo policial para investigar la actividad de personas LGTB. Y en octubre de 2017 tuvo lugar otra redada en un local de ambiente gay de Yakarta, en la que fueron detenidos 51 hombres. Una estigmatización a la que también ha contribuido la decisión de la Asociación Psiquiátrica Indonesia de clasificar la homosexualidad, la bisexualidad y la transexualidad como trastornos mentales.
Comentarios desactivados en El Alto Comisionado de DD.HH. de la ONU exige a Indonesia que no criminalice la homosexualidad
Zeid Ra’ad Al Hussein, Alto Comisionado de las Naciones Unidas por los Derechos Humanos, insta a Indonesia a abandonar la retórica LGTBfóbica y asegurar la igualdad y los derechos del colectivo.
La situación del colectivo LGTB en Indonesia es cada vez más preocupante y, por increíble que parezca, la comunidad internacional parece que se está despertando. Y decimos “parece”, porque no sería la primera vez que nos da la sensación de que el mundo se mueve para defender nuestros derechos y luego se queda en nada como en Chechenia…
La Cámara Baja indonesia estudia una serie de cambios en el Código Penal que, según el borrador filtrado a los medios, planea hasta 5 años de prisión para las relaciones sexuales prematrimoniales, algo que también afectaría las personas homosexuales al no poder contraer matrimonio en este país.
Naciones Unidas y los Parlamentarios de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) para los Derechos Humanos urgieron al Legislativo de Indonesia excluir las enmiendas al código penal que estudian criminalizar el sexo antes del matrimonio y entre homosexuales.
Tras incluir la homosexualidad en un listado de “desórdenes mentales” y con la reforma del Código Penal que criminaliza la homosexualidad con hasta 5 años de prisión, el gobierno de Indonesia acaba de recibir un toque de atención por parte de las Naciones Unidas. El Alto Comisionado por los Derechos Humanos de la ONU, Zeid Ra’ad Al Hussein, ha hablado con la prensa en Jakarta y ha dejado claro que Indonesia no puede seguir persiguiendo y atacando a la comunidad LGTB. Zeid, en la rueda de prensa para concluir su visita oficial de tres días al archipiélago, puso como ejemplo a las comunidades indígenas que, al carecer de certificados de matrimonio, “serían criminalizadas” si mantienen relaciones sexuales.
“Los Gobiernos deben liderar fundamentándose en la ley codificada y las obligaciones que han asumido con su gente, cualquier revisión discriminatoria tiene que eliminarse”, dijo el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad al Husein, en Yakarta.
“La retórica de odio que se está utilizando contra esta comunidad está siendo fomentada por intereses políticos cínicos que únicamente profundizaran en el sufrimiento (de las personas LGTB+) y creará divisiones innecesarias“, ha explicado Al Hussein. La homosexualidad no es (por ahora) ilegal en Indonesia salvo en la provincia de Aceh, el único territorio del país en el que se aplica la Sharia. Con una población cada vez más conservadora los 10 principales partidos políticos del país han dado su apoyo a una reforma del Código Penal que criminalizará la homosexualidad y el adulterio.
“Desde 1998 Indonesia ha conseguido hacer la transición hacia una democracia y sumarle un fuerte crecimiento económico. En un momento en que están consolidando sus victorias democráticas, urgimos a los indonesios a avanzar, y no retroceder, en cuanto a Derechos Humanos.” Al Hussein espera, además, que “el sentido común y la fuerte tradición de tolerancia del pueblo indonesio” prevalezcan sobre los discursos oportunistas, populistas y LGTBfóbicos que llevan meses siendo utilizados como arma electoral por los grupos políticos. Ya sea en forma de redadas en clubs privados, torturas públicas a acusados de homosexualidad o rapando la cabeza de mujeres trans; la LGTBfobia crece en el país a base de usarla como arma electoral.
El alto comisionado indicó que el presidente de Indonesia, Joko Widodo, admitió que existe controversia en relación a los homosexuales, durante una reunión bilateral celebrada ayer.
Al Hussein, además, ha dejado claro que la posición de la ONU respecto a la reforma del Código Penal del país es radicalmente contraria y urge a las autoridades indonesias a eliminar cualquier “provisión discriminatoria” que haya en ellas. Hace unos meses el Consejo de Derechos Humanos de la ONU se reunió en Ginebra y se impulsó un documento que instaba a todos los países miembros a despenalizar la homosexualidad y asegurar que en ningún caso sería castigada con la pena de muerte. Aunque países como Sri Lanka han anunciado que tienen intención de cumplir ese mandato y avanzar en cuanto a derechos LGTB (que no dejan de ser Derechos Humanos), parece que en Indonesia pasan olímpicamente del tema.
Por su parte, el parlamentario filipino de la ASEAN Teddy Baguilat aseguró en un comunicado que con los cambios en las leyes las relaciones consensuadas entre dos adultos “podrían estar abiertas al escrutinio e interferencia del Gobierno”.
Tanto el representante de la ONU como la APHR advierten además de la repercusión de las enmiendas para el colectivo LGTB (lesbianas, gais, transexuales y bisexuales), en un contexto de creciente retórica homofóbica y represión por parte de políticos, autoridades y grupos religiosos.
Más de 300 personas fueron arrestadas en redadas en establecimientos de ocio para homosexuales en el archipiélago en 2017 con el pretexto de la ley contra la pornografía, recuerda ASEAN.
Indonesia es el país con la mayor población musulmana del mundo, con el 88 por ciento de sus más de 260 millones de habitantes, que en su mayoría practican una forma moderada del islam.
Comentarios desactivados en Indonesia se plantea que los latigazos a los condenados por homosexualidad no sean públicos para no desincentivar inversión extranjera
La provincia indonesia de Aceh podría ocultar a la vista del público los castigos físicos a los condenados por homosexualidad. La posible reforma ha sido discutida entre el presidente indonesio, Joko Widodo, y el recientemente elegido gobernador de Aceh, Irwandi Yusuf, y está motivada por el deterioro de imagen internacional que para Aceh en particular y para Indonesia en general supuso la difusión hace escasas semanas de la flagelación de dos jóvenes, de 20 y 23 años. Una mala fama que podría poner en riesgo la inversión extranjera. De aprobarse la decisión, los castigos se ejecutarían en el interior de las cárceles, sin público ni prensa.
El pasado mes de abril ya adelantábamos que los dos muchachos habían sido condenados a ser flagelados en público con una vara de ratán, después de ser grabados en vídeo, acosados y denunciados por sus propios vecinos. La condena se ejecutó en mayo, después de que pasaran además dos meses en prisión. El espectáculo público, cuyo objetivo “ejemplarizante” fue ensalzado por la alcaldesa de Banda Aceh, Illiza Sa’aduddin Djamal (“imaginen qué pasaría si a toda la gente le empezara a atraer su mismo género y la enfermedad se empezara a esparcir por el mundo”), trascendió sin embargo internacionalmente y las condenas no se hicieron esperar.
Algo que no ha gustado a las autoridades de Aceh y de Indonesia, que ante el temor de que lo sucedido desincentive la inversión extranjera se plantean ahora no suspender los castigos a las personas condenadas por homosexualidad, sino ejecutarlos privadamente en el interior de las prisiones, de forma que las imágenes no trasciendan a los medios de comunicación y no puedan ser difundidas a través de dispositivos móviles. Así lo habrían discutido el presidente indonesio y el nuevo gobernador de Aceh en una reciente reunión mantenida en Yakarta, la capital indonesia. Una muestra de hipocresía que la organización de derechos humanos Human Rights Watch ya ha denunciado. Está por ver, en cualquier caso, si la decisión llega a materializarse: según asegura The New York Times, la oficina del gobernador ha expresado que aún debe recibir el visto bueno de los “sabios” musulmanes y del Parlamento local.
En Aceh, recordemos, rige la sharía desde 2005. Fue una concesión de Indonesia a los separatistas en el marco del acuerdo de paz que tuvo lugar poco después del tsunami que asoló la región. Aunque no fue hasta septiembre de 2014 cuando finalmente se aprobó la ley que castiga las relaciones homosexuales con la pena de flagelación (que entró en vigor en octubre de 2015).
Indonesia: deterioro preocupante de los derechos LGTB
Indonesia presenta una realidad muy diferente para su comunidad LGTB dependiendo de la región. Formalmente, la homosexualidad no es delito en el país con mayor número de fieles musulmanes del mundo, que mantiene un código penal heredado de la época colonial neerlandesa. La excepción son las provincias autónomas de Aceh y Sumatra Meridional.
Comentarios desactivados en Condenan a 85 latigazos a dos homosexuales en Indonesia
Un tribunal de Aceh (Indonesia) condena a 85 latigazos a dos hombres de 20 y 23 años por ser culpables de practicar sexo homosexual.
La homosexualidad no es ilegal en Indonesia, pero la provincia de Aceh tiene libertad para aplicar la ley Sharia.
Un tribunal de la provincia de Aceh (un territorio en el extremo norte de la isla de Sumatra, Indonesia) ha condenado a dos hombres gais a ser torturados en público con 85 latigazos cada uno después de haberles encontrado culpables de practicar sexo entre ellos.
Los hombres, de 20 y 23 años, fueron detenidos por la policía después de que sus vecinos alertaran a las autoridades y permanecerán detenidos hasta que se ejecute la sentencia.
Aunque la homosexualidad no es ilegal en Indonesia lo cierto es que el registro del país en cuestiones de LGTBfobia no es como para que se sientan muy orgulloso. La provincia de Aceh, además, es un territorio con cierta independencia en el que está permitido que “ignoren” ciertas leyes estatales, lo que les llevó en 2014 a aprobar leyes contra la homosexualidad y permite a los jueces aplicar la ley Sharia islámica.
Los fiscales del caso pidieron originalmente una pena de 80 latigazos sin sentencia de cárcel, pero los jueces consideraron que lo correcto eran 85. Uno de los “jueces”, el magistrado Khairil Jamal, dijo en la sentencia que los acusados fueron “encontrados culpables legal y convincentemente” de practicar sexo gay: “Se ha demostrado, jurídicamente, de manera convincente, que ambos son culpables de relaciones homosexuales (…). Están condenados a recibir públicamente 85 bastonazos”.
“Estos hombres han sido invadidos en su privacidad de una manera espantosa y humillante”, reclama Phelin Kine, vice director de la división de Asia para Human Right Watch, pidiendo la anulación del veredicto de forma inmediata al considerar el procedimiento de los bastonazos como una tortura. El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos del que Indonesia es firmante, prohíbe prácticas como los bastonazos o los latigazos al considerarlas una práctica cruel, así como la persecución por razones de índole religiosa o sexual.
“El presidente debería intervenir con urgencia en este caso, para cumplir su compromiso declarado de erradicar la discriminación por motivos sexuales”, reclama Kine, recordando que en octubre de 2016 el presidente de Indonesia, Joko Widodo, había manifestado su desacuerdo con este tipo de métodos extremos con los que se castigaba a los miembros del colectivo LGBT llegando a declarar que “la policía debe actuar en contra de los intolerantes”. Indonesia es el país musulmán más grande del mundo, que sumado al 93 % de homofobia que se calcula padece, da cuenta del nivel de persecución al que están sometidas las personas homosexuales, bisexuales o transexuales.
Indonesia, un infierno para la diversidad LGTB
No se puede negar la belleza natural de Indonesia, un país de postal que oculta en su interior un infierno para la comunidad LGTB. Sin ir más lejos, el pasado mes de febrero publicábamos un post recogiendo cómo la oleada de virulenta homofobia y transfobia se abre paso a un ritmo preocupante en Indonesia. Publicábamos entonces que políticos y líderes religiosos se turnan con declaraciones incendiarias que estigmatizan cada ver más a la población LGTB.
Recordemos que la provincia autónoma de Aceh (en la zona norte de Sumatra) aprobó en septiembre de 2014 una penosa ley que castiga las relaciones homosexuales con la pena de recibir cien azotes en público con una vara de ratán. La legislación entraba en vigor en octubre de 2015. Ese mismo mes nos hacíamos eco de la detención de dos jóvenes lesbianas (de 18 y 19 años) por abrazarse públicamente y confesar que eran pareja. Según el jefe de la policía islámica las chicas serían “sometidas a rehabilitación con la participación de psicólogos en dependencias sociales”.
Indonesia presenta una realidad muy diferente para su comunidad LGTB dependiendo de la región. Formalmente, la homosexualidad no es delito en el país con mayor número de fieles musulmanes del mundo, que mantiene un código penal heredado de la época colonial neerlandesa. La excepción es Aceh, donde desde 2005 rige la sharia o ley islámica gracias a la autonomía que le fue concedida al firmar la paz con los separatistas, poco después del tsunami que asoló la región. Pero la influencia islamista se deja sentir también en otros lugares de Indonesia. La de Aceh es desde luego la peor situación, puesto que como decíamos arriba la homosexualidad no es formalmente delito en el resto del país. Ello no significa que en otras partes sea buena. En 2004, las autoridades municipales de Palembang, en Sumatra Meridional, dictaron por ejemplo una regulación en la que aglutinaban la actividad de las personas LGTB como “prostitución”. En virtud de ese reglamento, todas las personas acusadas de cometer cualquiera de esas actividades se enfrentan a la perspectiva de un máximo de seis meses de prisión o 5.000.000 de rupias (360 euros, 380 dólares) de multa.
En otras zonas existe una actitud algo más tolerante, especialmente en zonas urbanas como Yakarta. Con todo, la influencia de los islamistas más radicales se hace sentir cada vez más. En la propia Yakarta, la capital, las autoridades prohibieron en 2012 un concierto de Lady Gaga, abanderada de los derechos LGTB, por considerarla un personaje diabólico y antirreligioso.
Los fundamentalistas también han obligado a cancelar una reunión de la división asiática de la ILGA (International Lesbian and Gay Association) en Surabaya y han amenazado a los organizadores del Q! Film Festival, un festival de cine LGTB, por mencionar otros dos ejemplos. En marzo de 2015, el Consejo de Ulemas de Indonesia dictó una fetua en la que se exigía que los actos homosexuales sean castigados con la pena de muerte. Aunque el Consejo de Ulemas no tiene ningún poder legislativo o ejecutivo en Indonesia, su influencia social es elevada.
En el mes de octubre de 2016, informábamos de la detención de una pareja gay por subir a su cuenta de Facebook unas fotos besándose, junto con un mensaje de amor, que fue considerada por las autoridades como “pornografía”. A estos hechos se suman el veto de aspirantes LGTB a plazas públicas, el cierre de la única escuela para personas trans de Indonesia o la persecución de webs LGTB y apps de contactos gais.
Indonesia también votó el pasado 2014 en contra de la resolución del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas contra la homofobia y la transfobia y ha sido calificado, por su propia población, como un mal lugar para vivir si eres gay o lesbiana (solo un 2% opina lo contrario) en una encuesta de Gallup.
Desde aquí enviamos un afectuoso saludo a todos esos heterosexuales que consideran que la homofobia no es un problema y nos solidarizamos con todos los heteros que han sido torturados por su orientación sexual. Que, según los archivos de toda la historia de la humanidad, han sido… ninguno.
FuenteGay Star News, vía EstoyBailando/Dosmanzanas/Cristianos Gays
Comentarios desactivados en El presidente de Indonesia habla sobre la discriminación contra la comunidad LGTB en su país
Dos años después de su elección, el presidente de Indonesia, Joko Widodo, habla sobre el alarmante incremento de la discriminación contra la comunidad LGTB en su país.
El 20 de octubre de 2014, Joko Widodo, conocido como Jokowi, es elegido presidente de Indonesia, el primer líder elegido fuera de la élite política y militar. A pesar de que muchos esperaban reformas de amplio alcance, después de dos años en el cargo, los expertos no consideran que se haya arriesgado demasiado, pero al menos acaba de hacer sus primeras declaraciones públicas contra la escalada de la discriminación que sufren las población LGBT de su país.
«La policía debe actuar» para proteger a las personas del colectivo LGTB, declara Jokowi, recalcando que «no debería haber ninguna discriminación contra nadie». Unas declaraciones que se producen después de meses del incremento del discurso de los políticos y funcionarios en contra del colectivo LGBT.
«Largamente esperada, la declaración de Jokowi en apoyo de la no discriminación LGBT es un soplo de aire fresco, mientras que funcionarios de Indonesia y políticos continúan con su desinformado ataque homofóbico y abusivo», declara Kyle Knight, de Human Rights Watch, considerando que el «siguiente paso lógico sería la derogación de las pautas discriminatorias contra la comunidad LGBT» por parte de las instituciones gubernamentales. Sin embargo, Jokowi no se olvida de recordar que «en términos de nuestras creencias, no se permite, el Islam no lo permite», refiriéndose al estilo de vida de las personas homosexuales, bisexuales y transexuales, lo que permite intuir que de producirse algún paso en favor de la comunidad LGTB, no va a ser tan rápido y sencillo como cabría esperar.
Indonesia, un infierno para la diversidad LGTB
No se puede negar la belleza natural de Indonesia, un país de postal que oculta en su interior un infierno para la comunidad LGTB. Sin ir más lejos, el pasado mes de febrero dosmanzanzanas publicaba un post recogiendo cómo la oleada de virulenta homofobia y transfobia se abre paso a un ritmo preocupante en Indonesia. Publicábamos entonces que políticos y líderes religiosos se turnan con declaraciones incendiarias que estigmatizan cada ver más a la población LGTB.
Recordemos que la provincia autónoma de Aceh (en la zona norte de Sumatra) aprobó en septiembre de 2014 una penosa ley que castiga las relaciones homosexuales con la pena de recibir cien azotes en público con una vara de ratán. La legislación entraba en vigor en octubre de 2015. Ese mismo mes nos hacíamos eco de la detención de dos jóvenes lesbianas (de 18 y 19 años) por abrazarse públicamente y confesar que eran pareja. Según el jefe de la policía islámica las chicas serían “sometidas a rehabilitación con la participación de psicólogos en dependencias sociales”.
Indonesia presenta una realidad muy diferente para su comunidad LGTB dependiendo de la región. Formalmente, la homosexualidad no es delito en el país con mayor número de fieles musulmanes del mundo, que mantiene un código penal heredado de la época colonial neerlandesa. La excepción es Aceh, donde desde 2005 rige la sharia o ley islámica gracias a la autonomía que le fue concedida al firmar la paz con los separatistas, poco después del tsunami que asoló la región. Pero la influencia islamista se deja sentir también en otros lugares de Indonesia. La de Aceh es desde luego la peor situación, puesto que como decíamos arriba la homosexualidad no es formalmente delito en el resto del país. Ello no significa que en otras partes sea buena. En 2004, las autoridades municipales de Palembang, en Sumatra Meridional, dictaron por ejemplo una regulación en la que aglutinaban la actividad de las personas LGTB como “prostitución”. En virtud de ese reglamento, todas las personas acusadas de cometer cualquiera de esas actividades se enfrentan a la perspectiva de un máximo de seis meses de prisión o 5.000.000 de rupias (360 euros, 380 dólares) de multa.
En otras zonas existe una actitud algo más tolerante, especialmente en zonas urbanas como Yakarta. Con todo, la influencia de los islamistas más radicales se hace sentir cada vez más.En la propia Yakarta, la capital, las autoridades prohibieron en 2012 un concierto de Lady Gaga, abanderada de los derechos LGTB, por considerarla un personaje diabólico y antirreligioso.
Los fundamentalistas también han obligado a cancelar una reunión de la división asiática de la ILGA (International Lesbian and Gay Association) en Surabaya y han amenazado a los organizadores del Q! Film Festival, un festival de cine LGTB, por mencionar otros dos ejemplos.
En marzo de 2015, el Consejo de Ulemas de Indonesia dictó una fetua en la que se exigía que los actos homosexuales sean castigados con la pena de muerte. Aunque el Consejo de Ulemas no tiene ningún poder legislativo o ejecutivo en Indonesia, su influencia social es elevada.
Indonesia también votó el pasado 2014 en contra de la resolución del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas contra la homofobia y la transfobia y ha sido calificado, por su propia población, como un mal lugar para vivir si eres gay o lesbiana (solo un 2% opina lo contrario) en una encuesta de Gallup.
Comentarios desactivados en Aumentan los ataques contra el colectivo LGTB en Indonesia
Las autoridades, grupos antiLGTB y la invisibilidad son factores que influyen en el aumento de los ataques al colectivo LGTB en un país que se considera modelo en materia de derechos.
Indonesia, el país con mayor número de musulmanes del mundo, ha sido muchas veces considerado un ejemplo de derechos del colectivo LGTB en un país islámico. La homosexualidad no constituye un delito aunque la aceptación es limitada, no importa lo que se haga en privado siempre y cuando no se muestre públicamente. Más allá de esta discreción obligada, las consecuencias negativas de la invisibilidad radican también en la falta de reconocimiento legal de las parejas homosexuales. De hecho, la legislación también limita sus derechos en algunos casos, la homosexualidad no es ilegal pero tampoco es del todo legal. Existe por ejemplo la ley de pornografía que considera la homosexualidad un comportamiento desviado.
“La situación es dura para nosotros. No nos sentimos seguros“, asegura la presidenta de Arus Pelangi, una de las principales organizaciones de defensa de los derechos de la comunidad LGTB en Indonesia.
Los últimos meses han sido especialmente complicados para el colectivo. Autoridades y grupos radicales islámicos han incrementado la presión sobre ellos y han intentado cancelar cualquier evento en el que se hablara sobre sus derechos. En las redes sociales el hashtag #tolakLGBT (rechaza a los LGBT) se convirtió en trending topic y en pancartas expuestas en manifestaciones callejeras. Los ataques han llegado también desde el Gobierno. El propio ministro de Defensa ha dicho que los movimientos LGTB son más peligrosos que las bombas nucleares. Desde la Asociación Indonesia de Psiquiatras se ha asegurado que la homosexualidad y la transexualidad son desórdenes mentales. Uno de los episodios más preocupantes ha sido la aparición de un grupo de justicieros antiLGTB en la ciudad de Bandung, a unos 150 kilómetros de la capital Yakarta, que irrumpe en casas privadas en busca de parejas homosexuales.
La provincia autónoma de Aceh (en la zona norte de Sumatra) aprobó en septiembre de 2014 una penosa ley que castiga las relaciones homosexuales con la pena de recibir cien azotes en público con una vara de ratán. La legislación entraba en vigor el pasado mes de octubre. Ese mismo mes nos hacíamos eco de la detención de dos jóvenes lesbianas (de 18 y 19 años) por abrazarse públicamente y confesar que eran pareja. Según el jefe de la policía islámica las chicas serían “sometidas a rehabilitación con la participación de psicólogos en dependencias sociales”.
Indonesia presenta una realidad diferente para su comunidad LGTB dependiendo de la región. Formalmente, la homosexualidad no es delito en el país con mayor número de fieles musulmanes del mundo, que mantiene un código penal heredado de la época colonial neerlandesa. La excepción es Aceh, donde desde 2005 rige la sharia o ley islámica gracias a la autonomía que le fue concedida al firmar la paz con los separatistas, poco después del tsunami que asoló la región. Pero la influencia islamista se deja sentir también en otros lugares de Indonesia. La de Aceh es desde luego la peor situación, puesto que como decíamos arriba la homosexualidad no es formalmente delito en el resto del país. Ello no significa que en otras partes sea buena. En 2004, las autoridades municipales de Palembang, en Sumatra Meridional, dictaron por ejemplo una regulación en la que aglutinaban la actividad de las personas LGTB como “prostitución”. En virtud de ese reglamento, todas las personas acusadas de cometer cualquiera de esas actividades se enfrentan a la perspectiva de un máximo de seis meses de prisión o 5.000.000 de rupias (360 euros, 380 dólares) de multa.
Paradójicamente, los transexuales tienen una mayor aceptación social. Esto se debe a las costumbres tribales que reconocen cinco géneros diferentes y concretamente a los bissus (transexuales) se les da una alta posición social ya que son considerados una especie de sacerdotes.
En otras zonas existe una actitud algo más tolerante, especialmente en zonas urbanas como Yakarta. Con todo, la influencia de los islamistas más radicales se hace sentir cada vez más. En marzo de este 2015, el Consejo de Ulemas de Indonesia dictó una fetua en la que se exigía que los actos homosexuales sean castigados con la pena de muerte. Aunque el Consejo de Ulemas no tiene ningún poder legislativo o ejecutivo en Indonesia, su influencia social es elevada. Indonesia también votó el pasado 2014 en contra de la resolución del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas contra la homofobia y la transfobia y ha sido calificado, por su propia población, como un mal lugar para vivir si eres gay o lesbiana (solo un 2% opina lo contrario) en una encuesta de Gallup.
La situación social en este considerado “país modelo” no mejora. El nuevo presidente del Gobierno, Joko Widodo, prometió traer el progreso pero parece que todo se ha quedado en palabras.
Comentarios desactivados en Los homosexuales de Indonesia, víctimas de represión y ataques masivos poniendo en peligro el turismo en Bali
La comunidad gay representa una “amenaza” y para combatirla hay que utilizar “técnicas de guerra moderna” insistió esta semana el ministro de Defensa Ryamizard Ryacudu.
La homosexualidad es un tema tabú en Indonesia, país musulmán más poblado del mundo.
Una oleada de virulenta homofobia y transfobia se abre paso a un ritmo preocupante en los últimos tiempos en Indonesia. Ya hemos recogido varios ejemplos de ello y en estos días hemos conocido nuevas noticias que confirman el clima de beligerancia creciente en el que, hasta hace no tanto tiempo, era uno de los países de mayoría musulmana menos hostiles con su población LGTB.
La pequeña comunidad homosexual de la conservadora Indonesia, país de amplia mayoría musulmana, sufre una súbita e inesperada campaña de represión, con batidas antigay o ataques ministeriales o religiosos.
El mes pasado, el ministro de Educación superior, Mohamad Nasir, había denunciado el apoyo psicológico propuesto a los estudiantes homosexuales por una universidad. Ello generó un duro debate y inició, según los militantes de derechos homosexuales, una campaña de represión.
Los pronunciamientos quizás más alarmantes, por los cargos de responsabilidad que ostentan, son los de miembros del Gobierno. El pasado mes de enero el ministro de Estudios Superiores, Mohamad Nasir, había denunciado el apoyo psicológico propuesto a los estudiantes homosexuales por una universidad. Ello generó un duro debate y inició, según los militantes de derechos homosexuales, una campaña de represión.abría la veda para el hostigamiento de los alumnos LGTB en las universidades indonesias.
Ahora el titular de Defensa eleva el tono y califica al movimiento LGTB como una amenaza potencialmente más peligrosa que las armas nucleares. Con una argumentación (por llamarlo de alguna manera) que no por ridícula resulta menos familiar, Ryamizard Ryacudu afirmó el lunes pasado que la población no heterosexual es un “arma ideológica” de la que se aprovecharían los enemigos extranjeros para “desviar la mentalidad de nuestra nación”. La comunidad gay representa una “amenaza” y para combatirla hay que utilizar “técnicas de guerra moderna” insistió esta semana el ministro de Defensa Ryamizard Ryacudu. “Es peligroso pues no se puede ver quienes son nuestros enemigos. Pues todo el mundo ha padecido un lavado de cerebro” favorable a los gays, aseguró el ministro al portal de noticias Tempo.
No ha sido la única bravata homófoba por parte de un político indonesio en los últimos días. El pasado viernes, el exministro de Información y Comunicación y actual diputado en el Parlamento Tifatul Sembering publicó un tuit en el que animaba a aplicar la pena de muerte a las personas homosexuales, citando para ello el Corán. Por fortuna, en esta ocasión parte de la propia comunidad musulmana y entre ellos el estudioso Akhmad Sahal rechazaron las palabras de Sembering. Recordaron para ello que citar el libro sagrado del islam para poner en la diana a determinados colectivos es uno de los distintivos del autodenominado Estado Islámico o Dáesh. El exministro reaccionó borrando el tuit pero, lejos de retirar sus palabras, se declaró víctima de una campaña de acoso.
Uno de los principales movimientos musulmanes del país, sin embargo, se ha unido al clima general de hostilidad contra la comunidad LGTB. El Nadhlatul Ulama (UN), organización islámica considerada moderada y que cuenta con más de cuarenta millones de miembros, emitió un comunicado el jueves pasado. En el escrito declaran las orientaciones no heterosexuales como incompatibles con la naturaleza humana e instan al Parlamento indonesio a criminalizar la homosexualidad y la defensa de los derechos LGTB. Por si fuera poco, el NU se permite recomendar la “rehabilitación de cada persona con características LGTB para que puedan volver a la normalidad”.
Para culminar la cascada de noticias negativas, la Asociación de Psiquiatras Indonesia (PDSKJI) ha clasificado recientemente la homosexualidad y la bisexualidad como “problemas psiquiátricos” y la transexualidad como un “trastorno mental”. En dirección contraria al consenso médico plenamente aceptado desde hace años, la PDSKJI afirma ahora que las orientaciones e identidades sexuales no mayoritarias son el resultado de influencias externas y que, por tanto, pueden ser “curadas” mediante tratamientos. Unos peligrosísimos planteamientos que han causado un enorme sufrimiento a sus víctimas en todo el mundo y que vienen a sumarse a la tendencia general de estigmatización de la población LGTB en el país.
El gobierno ha cerrado varios sitios LGBT (lesbianas, gays, bisexuales, transgénero), prohibido emisiones televisadas y pedido la supresión de los emoticones específicos, como los que representan a hombres de la mano, o con la bandera arcoiris, en las aplicaciones de mensajería instantánea. Además, el gobierno de Indonesia ha legalizado una norma para que las cuentas de Tumblr no sean visibles por su contenido LGTB. Una prohibición que apunta directamente a las redes sociales en especial a la conocida Tumblr que, comenzando por aquellas cuentas que disponían de contenido LGTB, finalmente el gobierno ha tomado la determinación de eliminar el acceso a la misma. Azhar Hasyim, director de comunicaciones del Ministerio de Información, comunicó a todos que había mandando un mensaje a la dirección de Tumblr para afirmar que prohibiría todas las cuentas con contenido LGTB apoyándose en la ley indonesia que no tolera la pornografía y que data del pasado año 2008.
El consejo de los Ulemas de Indonesia, la más alta instancia del Islam, pide la criminalización de las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. Ya no serán sólo “desviadas” sino inconstitucionales, aseguró. Según la prensa, los parlamentarios reflexionan sobre una ley al respecto.
Las causas de la controversia actual no son fáciles de determinar, pero se producen después de presiones de jefes religiosos y conservadores para reforzar la moral pública, con medidas contra la prostitución, la droga y el alcohol. Los más conservadores temen que la comunidad LGBT busque avances considerados como inmorales y contrarios a la cultura indonesia, como el matrimonio homosexual.
Los que trabajan con la comunidad LGBT aseguran por su lado que hay un aumento de abusos y de acoso a través de internet.
El Frente de defensores islámicos, un grupo radical, llevó a cabo batidas en pensiones de la ciudad de Bandung en busca de parejas del mismo sexo. En Yogyakarta, extremistas se congregaron ante una escuela islámica reputada por acoger a alumnos transgénero, antes de descubrir que éstos ya habían abandonado el lugar. “Es cada vez peor. Se ha convertido en algo peligroso para nosotros”, dice Ryan Korbarri, secretario general de la Asociación de defensa de los gays, Arus Pelangi. Esta campaña choca a los defensores de los derechos humanos en el extranjero.
La última excentricidad del alcalde de Tangerang, Arief R. Wismansyah, se produce durante un seminario sobre embarazos al sugerir que la fórmula de la pasta instantánea y la leche envasada hace que los bebés se vuelvan gays. En realidad se está refiriendo al hecho de que el ritmo de la sociedad actual de Indonesia impide a los padres proporcionar a sus hijos una alimentación más tradicional, abusando en ocasiones de comida preparada. Y según él, esta es la causa de que se hayan multiplicado los homosexuales. Todas estas declaraciones podrían incluso hacer gracia, si no fuera porque culminan una creciente escalada de acciones contra la comunidad LGTB que incluso podría llegar a perjudicar un motor de su economía, como es el turismo en la isla de Bali. Son las contradicciones de un gobierno que fomenta la homofobia, a pesar de que la homosexualidad no es delito en Indonesia.
En las últimas semanas un ofensivo hashtag se hacía popular en las redes sociales: #TolakLGBT, que vendría a significar «rechazar colectivo LGTB». Más recientemente activistas musulmanes lideraron una manifestación en contra de los homosexuales con el lema «LGTB es una enfermedad, no un derecho humano». El líder del Islamic People Forum (FUI), Forum del Pueblo Islámico, Muhammad Fuad, decía que «si se legaliza, esta enfermedad sería más contagiosa y dañina para nuestros hijos. ¿Por qué si quiera piden su legalización?». Por otro lado, en Tugu Yogyakart, una manifestación convocada por Solidaritas Perjuangan Semokras (SPD), Solidaridad para Luchar por la Democracia, convocada en apoyo de los derechos de la comunidad LGTB en Indonesia, terminaba en un enfrentamiento físico cuando la policía intentaba disolverla para evitar un choque más violento con FUI.
A veces es fácil olvidar que Bali, la denominada «isla de los dioses», el lugar donde David Bowie pidió que se esparcieran sus cenizas, está en Indonesia. Lejos de la predominancia musulmana del resto del país, la cultura predominante en la isla es la hindú, cuyo principal objetivo es el de atraer a turistas y viajeros de todo el mundo a un lugar completamente globalizado con la capacidad de hacer creer al viajero que está en un privilegiado espacio único y mágico. Un ambiente en el que una pareja de homosexuales quiso celebrar su matrimonio. De nacionalidad indonesia y estadounidense, lo que la pareja pretendía era una ceremonia simbólica, dado que ya estaban casados legalmente en los Estados Unidos. Siendo ilegal el matrimonio igualitario en Indonesia, lo que no pudieron evitar fue el escándalo entre las autoridades locales cuando las fotos del evento se difundieron a través de las redes sociales. Al no poder hacer nada contra ellos, iniciaron una caza de brujas para castigar a toda aquella persona que hubiera contribuido a la celebración de la boda, como la empleada de la compañía Four Seasons Sayan Resort, que organizó la ceremonia de «purificación de karma», que ha sido acusada de blasfemia religiosa y podría ser condenada a pasar hasta cinco años en la cárcel.
Toda esta escalada de despropósitos no demuestran otra cosa que el aumento de un clima hostil para la comunidad LGTB en Indonesia, lo que ha llevado a algunas multinacionales a modificar la manera en la que hacen sus negocios, y una vuelta a la clandestinidad de gays y lesbianas. Un clima que amenaza los fundamentos de la economía local de un destino como Bali, que mueve hasta 80 millones de dólares al año, que ponen en peligro las políticas del miedo y la discriminación, dado que estamos hablando de uno de los destinos turísticos más populares entre la comunidad gay internacional. De hecho, la escena gay nocturna de Bali es una de las más populares de todo el continente asiático, con su propio distrito gay y legiones de espectáculos de dragqueens y go-gós. Contradictoriamente a estas actuaciones, según las estadísticas, se trata de una de las comunidades homosexuales más amplias en Asia, llegando a constituir hasta la cuarta parte de la población total del país. Un colectivo considerablemente amplio que prefiere seguir viviendo en la clandestinidad, antes de compartir su condición con familia y amigos, según un integrante del grupo Nomadic Boys, por presiones sociales y religiosos.
El presidente indonesia Joko Widodo debe “condenar urgentemente esta retórica anti-LGBT de las autoridades antes de que abra la vía a nuevos abusos” comentó la ONG Human Rights Watch. El presidente permanece en silencio pero muchos miembros del colectivo gay confían en él. En efecto, las promesas de Jokowi, como es llamado en Indonesia, de luchar contra los abusos y defender a las minorías le han valido el apoyo de la casi totalidad de la comunidad LGBT, explica Teguh Iman, de Suara Kita, otra organización de defensa de los derechos homosexuales.
Comentarios desactivados en Indonesia pedirá a WhatsApp que retire los emojis gays
La homosexualidad no es ilegal en Indonesia, donde el 88 % de sus 250 millones de habitantes profesa el Islam, en su mayoría moderado, y que en general es tolerante con esta condición sexual.
Human Rights Watch (HRW) ha instado al presidente de Indonesia a defender los derechos de los homosexuales, un día después de que su gobierno exigiera la retirada de emoticonos que aluden a esta orientación sexual de aplicaciones de mensajería.
La organización envió una carta al presidente del país, Joko Widodo, en la que denuncia la proliferación de comentarios despectivos por parte de altos cargos del gobierno contra el colectivo de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales (LGBT).
También recrimina la toma de medidas discriminatorias por parte de autoridades locales y de educación como la prohibición de grupos de estudiantes para LGBT o de un acto informativo sobre el VIH para este colectivo.
“El presidente Jokowi debería condenar urgentemente estos comentarios contra los LGBT antes de que este tipo de retórica abra la puerta a más abusos”, dijo en la carta Graeme Reid, director de derechos de LGBT de HRW.
La homosexualidad no es ilegal en Indonesia, donde el 88 % de sus 250 millones de habitantes profesa el Islam, en su mayoría moderado, y que en general es tolerante con esta condición sexual.
En la carta, la organización enumera varios incidentes ocurridos en los últimos meses como el arresto de dos mujeres que se abrazaron en público en la región de Aceh, la única del país donde rige la Ley Islámica, o la suspensión de un seminario en Yakarta por amenazas de un grupo islamista.
La misiva fue enviada después de que el portavoz del ministerio de Información, Ismail Cawidu, llamara a redes sociales y plataformas de mensajería a retirar etiquetas que expresen apoyo a la homosexualidad, tras una campaña en Internet contra la aplicación Line por este motivo.
“Proteger a los LGBT de la violencia y la discriminación es uno de los compromisos de Indonesia con los derechos humanos. El presidente Jokowi debería declarar sin ambigüedades su apoyo hacia los derechos fundamentales de todos los indonesios y proteger a los LGBT”, dijo Reid.
Infierno y persecución homófoba en la provincia de Aceh
La provincia autónoma de Aceh (en la zona norte de Sumatra) aprobó en septiembre de 2014 una penosa ley que castiga las relaciones homosexuales con la pena de recibir cien azotes en público con una vara de ratán. La legislación entraba en vigor el pasado mes de octubre. Ese mismo mes nos hacíamos eco de la detención de dos jóvenes lesbianas (de 18 y 19 años) por abrazarse públicamente y confesar que eran pareja. Según el jefe de la policía islámica las chicas serían “sometidas a rehabilitación con la participación de psicólogos en dependencias sociales”.
Indonesia presenta una realidad diferente para su comunidad LGTB dependiendo de la región. Formalmente, la homosexualidad no es delito en el país con mayor número de fieles musulmanes del mundo, que mantiene un código penal heredado de la época colonial neerlandesa. La excepción es Aceh, donde desde 2005 rige la sharia o ley islámica gracias a la autonomía que le fue concedida al firmar la paz con los separatistas, poco después del tsunami que asoló la región. Pero la influencia islamista se deja sentir también en otros lugares de Indonesia. La de Aceh es desde luego la peor situación, puesto que como decíamos arriba la homosexualidad no es formalmente delito en el resto del país. Ello no significa que en otras partes sea buena. En 2004, las autoridades municipales de Palembang, en Sumatra Meridional, dictaron por ejemplo una regulación en la que aglutinaban la actividad de las personas LGTB como “prostitución”. En virtud de ese reglamento, todas las personas acusadas de cometer cualquiera de esas actividades se enfrentan a la perspectiva de un máximo de seis meses de prisión o 5.000.000 de rupias (360 euros, 380 dólares) de multa.
En otras zonas existe una actitud algo más tolerante, especialmente en zonas urbanas como Yakarta. Con todo, la influencia de los islamistas más radicales se hace sentir cada vez más. En la propia Yakarta las autoridades prohibieron en 2012 un concierto de Lady Gaga, abanderada de los derechos LGTB, por considerarla un personaje diabólico y antirreligioso. Los fundamentalistas también han obligado a cancelar una reunión de la división asiática de la ILGA (International Lesbian and Gay Association) en Surabaya y han amenazado a los organizadores del Q! Film Festival, un festival de cine LGTB, por mencionar otros dos ejemplos.
En marzo de este 2015, el Consejo de Ulemas de Indonesia dictó una fetua en la que se exigía que los actos homosexuales sean castigados con la pena de muerte. Aunque el Consejo de Ulemas no tiene ningún poder legislativo o ejecutivo en Indonesia, su influencia social es elevada. Indonesia también votó el pasado 2014 en contra de la resolución del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas contra la homofobia y la transfobia y ha sido calificado, por su propia población, como un mal lugar para vivir si eres gay o lesbiana (solo un 2% opina lo contrario) en una encuesta de Gallup.
Comentarios desactivados en La comunidad LGTB de Aceh (Indonesia), atemorizada tras la aprobación de ley homófoba
La provincia indonesia de Aceh aprobó en septiembre de 2014 una ley que castiga las relaciones homosexuales. Se trata de una provincia en la que rige la sharía gracias a la autonomía concedida por Indonesia al firmar la paz con los separatistas en 2005, poco después del tsunami que asoló la región. Las personas LGTB se han visto obligadas a replegarse y esconderse, mostrando de nuevo qué fácilmente se convierten en víctimas “colaterales” de acuerdos que dicen beneficiar a la mayoría.
La ley entrará en vigor a finales de 2015, pues las autoridades locales dicen querer “dar tiempo” a los residentes para que “se preparen”, y castigará las relaciones homosexuales con cien azotes en público con una vara de ratán. Como señalábamos en septiembre, el castigo se aplicará a los casos, explícitamente descritos, de sexo anal entre hombres y de “frotamiento de partes del cuerpo entre mujeres para la estimulación”. Los azotes en público ya se aplican a los condenados por juegos de apuestas, consumo de alcohol y adulterio o muestras de afecto entre personas de distinto sexo fuera del matrimonio. La pena podrá ser conmutada por una multa de mil gramos de oro puro o cien meses (más de ocho años) de prisión y se aplicará tanto a musulmanes como al resto de la población, incluidos extranjeros.
La aprobación de la norma ha provocado miedo entre las personas LGTB de la región. El grupo Violet Grey, por ejemplo, ha recomendado a sus 47 miembros que mantengan un perfil más bajo y que eviten mostrarse en público con sus parejas. “Tenemos más miedo, claro”, ha declarado uno de los miembros del grupo mientras quemaba los folletos, actas de reuniones y demás documentos que puedan resultar comprometedores para los socios.
Como es costumbre, las autoridades locales se justifican aludiendo motivos homófobos como que las personas LGTB suponen un riesgo para la comunidad. “Está prohibido [tener relaciones homosexuales] porque en el contexto de la sharía es algo vil. Tiene un impacto negativos en el desarrollo humano y afectaría a la comunidad”, ha afirmado Syahrizal Abbas, jefe del Departamento para la sharía de Aceh.
Con todo, la situación de las personas LGTB en esta provincia ya era difícil antes de la aprobación de esta ley. Aceh se encuentra entre las zonas más religiosas y conservadoras de Indonesia, donde la comunidad LGTB es objeto continuo de acoso. Un peligro adicional viene dado por la posibilidad de que otras provincias con un perfil social y religioso parecido, como Sumatra Meridional o Java Oriental, sigan su ejemplo. Los colectivos LGTB esperan que el presidente indonesio, Joko Widodo, intervenga y solicite cambios en la legislación.
El origen de esta situación se remonta a 2005, año en el que el gobierno indonesio firmó la paz con la insurgencia separatista a cambio de la concesión de autonomía a la provincia que derivó en la introducción de la ley islámica (sharía). Este acuerdo de paz vino propiciado por el devastador tsunami que asoló la región a finales de 2004. Una circunstancia que curiosamente los medios de comunicación españoles han retratado de forma idealizada, olvidando que “la paz” propiciada por el tsunami ha permitido a los antiguos separatistas imponer la ley islámica y empujar a la marginalidad a la comunidad LGTB. No es el caso, por ejemplo, del británico The Daily Mail, que también han señalado esta circunstancia a propósito del aniversario del tsunami, aunque sí recogen el aspecto más oscuro.
Indonesia: una situación diversa para las personas LGTB
Indonesia presenta una realidad muy diferente para su comunidad LGTB dependiendo de la región. Formalmente, la homosexualidad no es delito en el país con mayor número de fieles musulmanes del mundo, que mantiene un código penal heredado de la época colonial neerlandesa. La excepción es precisamente la provincia de Aceh, a la que ya en varias ocasiones habíamos aludido antes de la aprobación de su nueva legislación homófoba. En el año 2010 recogíamos la indignación de grupos musulmanes ultraconservadores por la celebración de un certamen de belleza para mujeres transexuales, mientras que en 2013 nos hacíamos eco de la iniciativa del ayuntamiento de la capital de la provincia, Banda Aceh, de introducir también un castigo físico similar al aprobado finalmente por el Parlamento de la provincia.
En otros lugares del país, sin embargo, existe una actitud más tolerante, especialmente en zonas urbanas como Yakarta. Con todo, la influencia de los islamistas más radicales en Indonesia no se limita por desgracia a Aceh. En la propia Yakarta las autoridades prohibieron hace dos años un concierto de Lady Gaga, abanderada de los derechos LGTB, por considerarla un personaje diabólico y antirreligioso. Los fundamentalistas también han obligado a cancelar una reunión de la división asiática de la ILGA (International Lesbian and Gay Association) en Surabaya y han amenazado a los organizadores del Q! Film Festival, un festival de cine LGTB, por mencionar otros dos ejemplos.
Indonesia también ha votado recientemente en contra de la resolución del Consejo de Derechos Humanos de la ONU contra la homofobia y la transfobia y ha sido calificado, por su propia población, como un mal lugar para vivir si eres gay o lesbiana (solo un 2 % opina lo contrario) en una encuesta de Gallup.
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