Conceden asilo en Estados Unidos a un nieto de un fundador de Hamas perseguido por homosexual y convertirse al cristianismo
«He estado literalmente en el infierno y he vuelto, así que me va a llevar un tiempo reconstruir mi vida», declara Calvin, de 25 años de edad, que huye de Cisjordania a los 14 años, cruzando ilegalmente la frontera, motivo por el que es encarcelado en Israel. Al volver a su casa, es objeto de violencia en el momento en que tienen constancia de que quiere convertirse al cristianismo. Según las autoridades israelíes, los tíos de Calvin están vinculados con varios atentado suicidas con bombas. Una vez que le conceden la visa de estudiante, Calvin huye a Canadá en 2011, después de saber que su padre está planeando un crimen de honor, momento en que solicita el asilo como refugiado. Mientras es residente de Edmonton se convierte al cristianismo y hace pública su homosexualidad.
A pesar de todo, en 2014, el gobierno de Canadá rechaza su solicitud de asilo, alegando que le consideran miembro activo de Hamas, en base únicamente a sus conexiones familiares, dándole como fecha de expulsión del país norteamericano el 4 de noviembre de 2015. El gobierno canadiense argumenta que a la edad de 14 años, Calvin ya tenía la capacidad suficiente para entender las acciones terroristas de su familia.
En lugar de esperar a ser deportado a lo que el joven describe como «una muerte segura», Calvin decide huir a los Estados Unidos. Tras abandonar su domicilio, se pierde en las montañas durante dos días, siendo recogido por las autoridades fronterizas. El juez de inmigración rechaza inicialmente su petición de asilo, sin embargo, en una entrevista realizada por la CNN, su padre, Jehad Salameh, adverte que Calvin está bajo «amenaza de tortura y muerte» si vuelve a Cisjordania porque «lo que él ha hecho es una ofensa para el honor y para la religión (…). Y su familia tiene el derecho a tomar represalias contra él».
Las palabras de su padre le proporcionaron una «intensa decepción», añadiendo que nunca ha sentido que tenía una familia, a pesar de que siempre ha querido una. «Nuestra familia no es menos digna que la de Saddam Hussein (…) Su destino no puede ser diferente a la del traidor general Hussen Kamel», explica Calvin, cuyas palabras, junto con las declaraciones de su padre le sirven para evitar su deportación bajo la Convención de las Naciones Unidas contra la tortura.
«El juez ha indicado que su deportación estaría en contra de nuestra ley», explica Eli Echols, abogado de inmigración estadounidense. A pesar de esto, Calvin no estaría en disposición de solicitar ningún tipo de ayudas ni convertirse en residente permanente. Lo que sí puede es solicitar un permiso de trabajo, sujeto a revisión anual, lo que le permitiría obtener un número de la seguridad social.
Calvin ha declarado que todavía cree en el Sueño Americano, y espera poder licenciarse en Derecho, tener un marido y dos hijos y vivir «felices para siempre». Para él su historia representa la esperanza y, después de haber perdido la cuenta de las amenazas de muerte a las que se ha enfrentado, ahora se siente seguro.
Comentarios recientes