Dom 2 Pascua. Pon tu mano en mi llaga. Inmersión mística y liberación pascual (Jn 20,19-31)
Del blog de Xabier Pikaza:
He comentado este evangelio en varios libros sobre la vida de Jesús y el origen pascual de la Iglesia. Su tema de fondo aparece en otros lugares de la Biblia, especialmente en Hch 17 (discurso del Areópago), donde Pablo nos pasa de una mística de inmersión (en Dios vivimos, nos movemos y somos) a una de Pascua (Dios muere en Cristo, para que resucitamos con él, amando a los hermanos).
| X. Pikaza
Tema de fondo y división
Conforme a la tradición cristiana, Tomás es el apóstol “gnóstico”, autor de un famoso evangelio espiritual que no ha sido aceptado por iglesia (ha quedado como apócrifo). Tres son sus problemas de fondo:
- Cree en un Cristo espiritual, signo de la hondura sagrada del hombre, no en Jesús crucificado por compromiso de amor y liberación hasta la muerte; no vive inmerso en la llaga sangrante de la historia humana
- Vive su religión por libre, sin compromiso de comunión real con otros hombres y mujeres. No forma parte de una comunidad liberadora, de entrega mutua y de amor concreto a los pobres.
- No cree, por tanto, en la resurrección, en la transformación real de la historia humana… sino en la hondura misteriosa de su vida.
El texto bíblico más parecido al de esta “conversión de Tomás”, según el evangelio de Juan, es el Discurso de Pablo en el Areópago (Hch 17). Según el evangelio de Juan, Tomás se convierte, entra en la iglesia de los que confiesan la muerte y resurrección carnal/social de Jesús. Por el contrario, conforme al discurso del Areópago, la mayoría de los atenienses se ríen de Pablo… y le dejan a solas, con sólo dos que acogen su camino: un tal Dionisio (el areopagita) y Dámaris, una mujer de la que no sabemos nada más. En la reflexión que sigue voy a mostrar, en forma casi telegráfica los cuatro momentos principales del discurso de Pablo:
- El Dios desconocido (Agnostô Theô). Los atenienses sabios no son ateos, sino “agnósticos”; no conocen al Dios verdadero de Cristo. Adoran a un Dios que no conocen, que se identifica en el fondo con su propio orgullo o ignorancia.
- La tarea: Habitar en el mundo (en un tiempo y un espacio), buscar a Dios, que se identifica en el fondo con buscar a Dios, que es nuestra respiración vital
- Mística de inmersión: En Dios vivimos, nos movemos y somos, que Dios sea en nosotros, que seamos nosotros en él. Valor y limitación de esta mística.
- Experiencia cristiana de Pascua: El Dios que muere y resucita en el hombre… , el hombre que resucita en Dios. El Dios de la pascua de Jesús, de la llaga de la historia (es el tema de Tomás, en Jn 20); los hombres como seres mortales en Dios, en sí mismos.
1. DEL DIOS DESCONOCIDO (AGNOSTÔ THEÔ) AL HOMBRE DESCONOCIDO (AGNOSTÔ ANTHROPÔ)
Los atenienses sabios no son ateos, sino “agnósticos”; no conocen al Dios verdadero de Cristo (no conocen al hombre verdadero: agnosto anthropo). Adoran a un Dios que ignoran, que, según Pablo, se identifica en el fondo con su propio orgullo o ignorancia. Buscan a un hombre que no saben quién es, cómo es. Dicen que Diógenes de Sínope paseaba con un candil, día y noche, por Atenas, buscando a un hombre. Así empieza diciendo el texto:
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