‘Jesus Saves’: los lobbies ultrarreligiosos, al asalto del Capitolio: Viganò, Munilla, Trump, Bolsonaro… vuelve la espiral del odio.
Ultracatólicos y evangélicos fundamentalstas se odian entre ellos, pero se unen contra los avances, los Derechos Humanos y la Libertad… Tres artículos de Religión Digital u nos ayudan a entenderlo…
Entre los detenidos, activistas religiosos y personas portando biblias y mensajes de Cristo junto a fusiles
El Vaticano lamentó el “día dramático” en Washington que mostró una “democracia herida“
“La transición pacífica del poder es uno de los sellos que caracterizan a esta gran nación. En este momento preocupante, debemos volver a comprometernos con los valores y principios de nuestra democracia y unirnos como una nación bajo Dios”, afirma monseñor Gómez
El cardenal de Washington, Wilton Gregory, denunció “el tono divisorio que ha dominado recientemente nuestras conversaciones nacionales”, y pidió que “aquellos que recurren a la retórica incendiaria deben aceptar alguna responsabilidad por incitar a la creciente violencia en nuestra nación”.
Ha utilizado, hasta la saciedad, una visión de la Biblia y del cristianismo que fomenta el odio y el desencuentro. Ha contribuido a partir en dos la sociedad norteamericana. Y, de aquellos polvos, vinieron estos lodos. El escandaloso asalto al Capitolio de Estados Unidos en plena sesión que había de refrendar a Joe Biden como nuevo presidente, justo después del mítin de Donald Trump, en el mismo Washington, azuzando a las masas, ha vuelto a poner de manifiesto el impacto de una falsa visión del Evangelio en buena parte del pueblo de los Estados Unidos.
What has been unfolding at the Capitol today should shock the conscience of any patriotic American and any faithful Catholic. The eyes of the world look on in horror as we suffer this national disgrace.
— Cardinal Cupich (@CardinalBCupich) January 7, 2021
Y es que, junto a banderas nazis o confederadas, tipos disfrazados de trogloditas o con pieles, armados, entrando en la sede de la democracia americana, se pudieron ver muchas, demasiadas banderas e insignias con el famoso ‘Jesus Saves’ que los seguidores ultrarreligiosos han utilizado en muchas de sus concentraciones en apoyo a Trump.
Al más puro estilo HazteOir en España (la estrategia, comunicativa y de impacto mediático, es exactamente la misma), y después de que Viganò y Steve Bannon acusaran a Biden, y al Papa Francisco, de maniobrar en las sombras para acabar con el actual presidente de los Estados Unidos, muchos creyentes (en Estados Unidos los hay, y muy ‘comprometidos’, rollo ‘In God We Trust’) se lanzaron a las famosas escalinatas donde Martin Luther King pronunció su famoso ‘I have a dream’. Lo de ayer fue una pesadilla, y un ataque contra la democracia. En nombre de Dios. De su Dios, claro.
No el de la mayoría, por fortuna. Poco después del toque de queda en Washington, el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, José H. Gómez, quiso “condenar la violencia de hoy en el Capitolio de Estados Unidos. Esto no es lo que somos los estadounidenses.Oro por los miembros del Congreso, el personal del Capitolio, por la policía y todos los que trabajan para restaurar el orden y la seguridad pública”, afirmó el arzobispo de Los Ángeles, quien señaló que “la transición pacífica del poder es uno de los sellos que caracterizan a esta gran nación. En este momento preocupante, debemos volver a comprometernos con los valores y principios de nuestra democracia y unirnos como una nación bajo Dios. Encomiendo a todos al corazón de la Santísima Virgen María, que ella nos guíe por los caminos de la paz y nos brinde la sabiduría y la gracia de un verdadero patriotismo y amor a la patria”, finalizó.
.@ArchbishopGomez, #USCCB President, Condemns Violent Protests and Prays for Safety as Chaos Threatens U.S. Capitol: https://t.co/NKwCpFUIVM
— U.S. Conference of Catholic Bishops (@USCCB) January 7, 2021
Del mismo modo, el cardenal Wilton Gregory, arzobispo de Washington, emitió una declaración en la que subrayó que “nuestro Capitolio es tierra sagrada y un lugar donde la gente en los últimos siglos se ha manifestado correctamente, representando una amplia variedad de opiniones. Los americanos debemos honrar el lugar donde las leyes y políticas de nuestra nación se debaten y deciden. Deberíamos sentirnos violados cuando el legado de libertad consagrado en ese edificio es irrespetado y profanado”, lamentó. “Rezo por la seguridad – de nuestros funcionarios electos, personal, trabajadores, manifestantes, personal de la ley y vecinos del Capitolio de los Estados Unidos. Hay lesiones y daños tremendos, incluyendo informes sobre la pérdida de vidas”, incidió Gregory, quien añadió que “juntos, debemos pausar intencionalmente y rezar por la paz en este momento crítico”.
En una clara alusión a Trump, el nuevo cardenal norteamericano denunció “el tono divisorio que ha dominado recientemente nuestras conversaciones nacionales”, y pidió que “aquellos que recurren a la retórica incendiaria deben aceptar alguna responsabilidad por incitar a la creciente violencia en nuestra nación. Estamos llamados a ser un pueblo de valores democráticos que respeta las opiniones de los demás, incluso cuando no estamos de acuerdo con ellas. Como personas de fe que buscan traer a nuestro Señor a este mundo por la forma en que vivimos, debemos reconocer la dignidad humana de aquellos con los que no estamos de acuerdo y tratar de trabajar con ellos para asegurar el bien común para todos”, finalizó.
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Viganò acusa al Papa de liderar “una infame traición a la Iglesia de Cristo”
El ex nuncio concede una entrevista a Steve Bannon, ideólogo del ‘trumpismo’
Existe una “religión universal deseada por la ideología globalista, cuyo líder espiritual es Bergoglio” y que está auspiciada por poderes secretos… y por China, que también estuvo detrás de la dimisión de Benedicto XVI. La trama de la novela es ‘palabra’ de monseñor Viganò, el ex nuncio defenestrado por Francisco y que se ha convertido en una suerte de ‘capellán’ de la internacional del odio instaurada, entre otros, por Trump, Salvini o Bolsonaro. Y, en España, por Vox.
En una entrevista con el ideólogo de este movimiento, Steve Bannon, publicada por The National Pulse, Viganò denuncia “una infame traición a la misión de la Iglesia de Cristo”, que se visibiliza en el acuerdo para la designación de obispos en China y cuyo principal culpable es el Papa Francisco. Al que, por cierto, Viganò siempre llama ‘Bergoglio’.
“Bergoglio es el líder espiritual de una religión universal, querida por la ideología globalista para cancelar las diferentes religiones, principalmente el catolicismo”, sostiene
“La sumisión de Bergoglio a la agenda globalista es evidente, así como su apoyo activo a la elección de Joe Biden”, denuncia Viganò, quien señala “la hostilidad y los repetidos ataques” del Papa al presidente saliente, Donald Trump. “Es evidente que Bergoglio considera a Trump como su principal adversario, el obstáculo que debe ser eliminado, para que el Gran Reajuste pueda ser puesto en marcha”.
Y es que Bergoglio, junto a Biden, están “subordinados a la ideología globalista y su perversa, inhumana, anticristiana e infernal agenda”, destaca el religioso, que acusa al Papa de estar detrás del “proyecto masón-globalista” y reclama a los católicos estadounidenses que no se queden quietos y apoyen a Trump para frenar lo que califica de “chantaje” a los valores cristianos.
Porque, añade Viganò, “todos los líderes del mundo, incluyendo a Bergoglio, hablan con impunidad del Nuevo Orden Mundial”. “La conspiración existe”, asegura.
Los “conspiradores de la primavera”
Sobre el ex cardenal McCarrick, a quien Viganò no supo, o no quiso, parar, el ex nuncio sostiene que “actuó en nombre de la ‘Iglesia profunda’, pero no solo”, sino a través de “una estructura organizativa muy eficiente”. Viganò va más allá, y vincula la renuncia de Benedicto XVI con la denominada “mafia de san Gallo”, que “trabajó para lograr la ‘primavera de la Iglesia’” de Bergoglio.
“Hay un grupo de conspiradores que han trabajado y siguen trabajando en el corazón de la Iglesia para los intereses de la élite”, acusa Viganò, que advierte que “no dudarán en obligar a Bergoglio a dimitir también, como a Ratzinger, si no obedece sus órdenes”. “Quieren transformar el Vaticano en una casa de retiro para papas eméritos, demoliendo el papado y asegurando el poder: exactamente lo mismo que sucede en el estado profundo, donde, como ya he dicho, Biden es el equivalente de Bergoglio”, finaliza el ex nuncio.
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“Caminamos hacia una estadolatría”, denuncia el obispo de San Sebastián
“Alucino con cómo se está aprovechando la pandemia para introducir una agenda ideológica de forma exprés, con nocturnidad, confinamiento y bajo anestesia colectiva… Y lo más grave es que esté ocurriendo con muy poca resistencia moral, mientras nos entretienen con un debate sobre la hora del toque de queda… “. El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, arranca el 2021 con fuerza, denunciando cómo “caminamos hacia una estadolatría” en España.
En una entrevista hagiográfica para El Confidencial Digital, Munilla (junto con Jesús Sanz, los más críticos contra la actuación del Ejecutivo durante la pandemia mundial) arremete contra el “procedimiento exprés” con el que se están aprobando algunas leyes, en referencia a la de la eutanasia o la reforma educativa, que cree que “responde a la estrategia de quien necesita mantener el motor revolucionado para continuar en el poder”.
Crece la intromisión del Estado
En lo tocante a la ley Celaá, Munilla insiste en que “no es verdad que no se haya podido conseguir un consenso en materia educativa. Lo cierto es que no se ha intentado”. “Caminamos hacia una estadolatría, hacia una intromisión del Estado en la vida de la familia cada vez mayor, pasando por encima del principio de subsidiariedad”, insiste.
Utilizando los mismos postulados que el ex nuncio Viganò en su entrevista con Steve Bannon, José Ignacio Munilla da por hecho la implantación del anticlericalismo en España. “Basta asomarse a Twitter para comprobarlo”. “Es un fenómeno muy español, pero que se está globalizando. Baste recordar las recientes imágenes de iglesias chilenas en llamas, o las estatuas derribadas de Fray Junípero Serra, Isabel la Católica, etc…”, concluye.
“Tenemos un presidente con claros síntomas de psicopatía, tolerado vergonzosamente por aquellas autoridades que podrían y deberían denunciarlo por delitos de responsabilidad social, hacerlo dimitir o someterlo democráticamente a un impeachment jurídico”
Hay un sinnúmero de excelentes análisis del anti-fenómeno Jair Messias Bolsonaro, predominando los de tipo sociológico, histórico y económico. Creo que debemos cavar más a fondo para captar la irrupción de este Negativo en nuestra historia, una verdadera situación de barbarie.
La reflexión occidental, debido a los límites culturales de nuestro arraigado individualismo, apenas ha desarrollado categorías analíticas para analizar totalidades históricas. La Filosofía de la Historia de Hegel está llena de prejuicios, incluso sobre Brasil, y tiene pocas categorías aprovechables. Arnold Toynbee, en sus 10 volúmenes sobre la historia del mundo, trabaja con un esquema fértil pero limitado: desafío y respuesta (challenge and response), con el inconveniente de no dar relevancia a los conflictos de todo tipo inherentes a la historia. La Escuela Francesa de los Annales, en sus variaciones (Lefbre, Braudel, Le Goff) incluía varias ciencias pero no nos ofreció una lectura de la historia en su conjunto. No dejan de ser inspiradoras las categorías desarrolladas por Ortega y Gasset en su famoso estudio sobre los Esquemas de las crisis y otros ensayos (1942).
Tenemos que tratar de pensar por nosotros mismos y preguntarnos con una actitud filosofante, es decir, que busca causas más profundas que las meramente analíticas de los científicos: ¿por qué en Brasil ha llegado a jefe de Estado este siniestro personaje histórico, que desafía cualquier comprensión psicológica, ética y política?
Debemos decir de antemano que todo lo que existe no es fortuito, porque es el fruto de algo preexistente, de larga duración, que cabe a la razón dilucidar. Además, hay que pensar siempre de forma dialéctica: junto a lo negativo y las sombras, acompañan siempre como acólitos las dimensiones positivas y portadoras de alguna luz. No se nos concede tener sólo luz o tinieblas. Todas las realidades son crepusculares, mezclando luces y sombras. Pero nuestro enfoque en esta reflexión está en las sombras, porque son las que nos causan problemas.
Voy a echar mano de algunas categorías: las sombras reprimidas, la teoría del caos destructivo y generativo, la comprensión transpersonal del karma en el diálogo entre Toynbee y el filósofo japonés Daisaku Ikeda, y los principios de thanatos y eros, asociados a la condición humana desapiens y simultáneamente demens.
Las cuatro sombras reprimidas por la conciencia colectiva
La conciencia brasileña está dominada por cuatro sombras que nunca hasta hoy han sido reconocidas e integradas. Entiendo la categoría “sombra” en el sentido psicoanalítico de la escuela de C.G.Jung y sus discípulos, que la convirtieron en una categoría ampliamente aceptada por otras escuelas. La sombra sería los contenidos oscuros y negativos que una cultura con su consciente/inconsciente colectivo se niega a asimilar y por lo tanto reprime y se esfuerza por alejarlos de la memoria colectiva. Esa represión impide un proceso coherente y sostenido de individuación nacional.
La primera que aparece es la sombra del genocidio indígena. Según Darcy Ribeiro, habría inicialmente una población de unos 5-6 millones de indígenas con cientos de lenguas, hecho único en la historia del mundo. Fueron prácticamente diezmados. Quedan los actuales 900.000. Recordemos las masacres de Mem de Sá del 31 de mayo de 1580, que liquidó a los Tupiniquim de la Capitanía de Ilhéus. Durante un kilómetro y medio a lo largo de la playa a pocos metros de distancia unos de otros yacían cientos de cuerpos de indígenas asesinados, relatados como gloria al rey de Portugal.
Peor aún fue la guerra declarada oficialmente por D. João VI, apenas llegado a Brasil huyendo de las tropas de Napoleón, que diezmó a los Botocudos (Krenak) en el valle del Río Doce, porque pensó que eran incivilizables e incatequizables. Esta guerra oficial manchará para siempre la memoria nacional. Ailton Krenak, cuyos ancestros sobrevivieron, nos recuerda esta vergonzosa guerra oficial de un emperador despiadado, considerado bueno.
El gobierno actual, de una ignorancia supina en antropología, considera a los pueblos indígenas originales como subhumanos, que deben ser forzados a entrar en nuestros códigos culturales para ser humanos y civilizados. El descuido que ha mostrado ante sus reservas invadidas y su abandono ante la Covid-19 roza el genocidio, y es susceptible de ser llevado a la Corte Penal Internacional por crímenes contra la humanidad.
La segunda sombra es nuestro pasado colonial. No hubo un descubrimiento de Brasil sino una invasión pura y simple, destruyendo el idilio pacífico inicial descrito por Pero Vaz de Caminha. Se produjo un encuentro profundamente desigual de civilizaciones. Pronto comenzó el proceso de ocupación y violencia debido a las riquezas de aquí. Todo proceso colonialista es violento. Implica invadir tierras, someter a los pueblos, obligarlos a hablar el idioma del invasor, incorporar sus formas de organización social y la completa sumisión deshumanizadora de los dominados. De este proceso de sumisión surgió el complejo del mestizo, pensando que sólo es bueno lo que viene de afuera o de arriba, inclinar siempre la cabeza y abandonar cualquier veleidad de autonomía y de proyecto propio.
La mentalidad de muchos de los estratos dirigentes todavía se considera en cierta forma coloniales, por mimetizar los estilos de vida y asumir los valores de sus patronos, que han ido variando a lo largo de nuestra historia. Hoy es una expresión humillante para toda la nación que el actual jefe de Estado haga un viaje especial a los Estados Unidos, salude a la bandera norteamericana y preste un rito explícito de vasallaje al presidente Donald Trump, extravagante, egocéntrico y considerado por notables analistas estadounidenses como el más estúpido de la historia política de ese país.
La tercera sombra, la más perversa de todas, es la de la esclavitud, nuestra verdadera barbarie El escritor e historiador Laurentino Gomes en sus dos volúmenes sobre La Esclavitud (2019/2020) nos cuenta el infierno de este proceso de inhumanidad. Brasil fue campeón de la esclavitud. Sólo él importó, a partir de 1538, unos 4,9 millones de africanos que fueron esclavizados aquí. De los 36 mil viajes transatlánticos, 14.910 fueron destinados a puertos brasileños.
Estas personas esclavizadas eran tratadas como mercancía y llamadas “piezas”. Lo primero que hacía el comprador para “domesticarlos y disciplinarlos” era castigarlos, “que haya azotes, que haya cadenas y grilletes”. La historia de la esclavitud ha sido escrita por la mano blanca, presentándola como blanda, cuando en realidad fue crudelísima y se prolonga hoy en día contra la población negra, mulata (54,4% de la población) y pobre, como ha demostrado irrefutablemente Jessé Souza en La élite del atraso: de la esclavitud a Bolsonaro (2020). Una vez que la esclavitud fue abolida en 1888, no se les dio ninguna compensación, fueron dejados al dios-dará y hoy en día constituyen la mayoría de las favelas. Nunca se les reconoció la más mínima humanidad. La clase dominante transfirió a ellos su odio hacia los esclavos, se acostumbró a humillarlos, a ofenderlos hasta que perdieron su sentido de dignidad.
Esa sombra pesa enormemente en la conciencia colectiva y es la más reprimida, con la afirmación mentirosa de que aquí no hay racismo ni discriminación. En el gobierno eso ha sido desenmascarado por la violencia sistemática contra esta población, estimulada por el propio jefe de Estado que ha mantenido una política necrófila. Esta sombra por su inhumanidad inspiró a personas sensibles, como el poeta Castro Alvez. Resonarán para siempre sus versos en Vozes d’Africa:
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