Archivo

Entradas Etiquetadas ‘Jesús de Nazaret’

Oración del Discípulo

Sábado, 13 de febrero de 2016
Comentarios desactivados en Oración del Discípulo

Leído en ECLESALIA:

tumblr_np6oxkWLF21r20qdyo1_500

 

Aquí estoy, Señor,

tal como Tú me has hecho,

tratando de descubrir en el día a día,

el sentido que tu voluntad ha impreso a mi vida.

En ese caminar propio me sobreañades

la vida de Jesús, que me ayuda ,

marcando mojones en el camino.

Soy uno entre tantos,

hermano universal de todos,

igual que todos,

servidor de todos,

superservidor en todo caso

de los más pobres.

Mi ser es amor,

verificable en el amor al prójimo,

vicario tuyo.

Sé que estás en todos, creyentes o no,

y a nadie exiges más de lo que es.

No me queda sino trabajar,

pacífica y amorosamente,

en todo lugar,

pues tu Reino allí está y crece,

donde está cualquier persona.

Tu Palabra llega a todos los hombres,

cómo sólo Tú sabes.

Mi misión evangelizadora es ser yo,

interconectado en todos y con todo,

abarcando la totalidad de tu Reino.

Estaré a la escucha,

en respeto y comprensión,

sin estorbar,

sin discriminar,

sin imponer,

sin lamentarme,

sin enfatuarme,

acechando el reverbero de tu amor,

que de todos sale y a todos llega.

Seré feliz, cuando en todos me vea feliz,

en esa familia tuya universal,

sustentadora de todo amor.

Voy a seguirte como María,

hermana de humanidad y madre universal.

Seré feliz, si acierto a hacer creíble tu presencia ,

en la entrañable casa de la Tierra

imperecedera luego en la Casa del cielo.

*

Benjamín Forcano

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , ,

“¿Lo religioso o lo humano?”, por José Mª Castillo, teólogo

Miércoles, 10 de febrero de 2016
Comentarios desactivados en “¿Lo religioso o lo humano?”, por José Mª Castillo, teólogo

hcrlDe su blog Teología sin Censura:

 Como es bien sabido, “lo religioso” se viene cuestionando desde la Ilustración. Y desde entonces, por eso mismo, lo sagrado y las creencias religiosas se están viendo deterioradas y no levantan cabeza. El debilitamiento – y hasta la descomposición – de lo religioso es un hecho irreversible, por más que queden grupos de personas que se refugian en un empeño integrista, expresado en formas más o menos fanáticas, que (según parece) no llevan a ninguna parte.

Así las cosas, ¿podemos estar tranquilos porque nos queda “lo humano”? Esto es lo que, de una forma o de otra, han propugnado los defensores de lo secular, lo laico, lo meramente civil… Por no hablar de los laicistas y defensores del más descarado laicismo. En todo caso, y sea cual sea la postura que cada cual adopte ante estas tendencias, es un hecho que, en la misma medida en que “lo religioso” se ha ido debilitando, en esa misma proporción se ha venido recuperando la estima, el aprecio y la valoración creciente de “lo humano”. En la llamada “cultura cristiana”, de Occidente, tenemos además el hecho de una creencia sólida, que fortalece esta tendencia humanista. Me refiero a la creencia, que enseña el credo cristiano, según la cual el Dios cristiano es un “Dios encarnado”. Y, en ese sentido, un Dios “humanizado”, que se nos reveló y se nos dio a conocer en un ciudadano galileo del siglo primero, Jesús de Nazaret. En los últimos años, es esto, en definitiva, lo que viene repitiendo el papa Francisco. Un papa original, que produce la impresión de ser un hombre profundamente humano. De forma que en esa su enorme humanidad es donde está el secreto de su originalidad y su impacto en la opinión pública.

Pero ahora nos encontramos ante una situación que apunta como una novedad inesperada. Si primero se cuestionó “lo religioso”, ahora nos encontramos con que lo que se cuestiona es “lo humano”. Y lo más preocupante, a mi manera de ver, no es que nos preocupe este asunto porque palpamos cada día que “lo in-humano” crece a la misma rapidez con que se agiganta la desigualdad, se multiplican las formas de violencia y cada día nos enteramos de nuevas formas de deshumanización galopante en una sociedad que nos asusta y avergüenza. Todo esto es verdad, por desgracia. Pero el problema último no va por ahí. Lo que ahora se plantean algunos es que “lo humano” se verá pronto superado y sustituido por “lo posthumano”. ¿Cómo? Mediante “lo tecnológico”. El “hombre-robot” o algo así, aunque muchos no se atrevan a reconocerlo. Y conste que, al hablar de esta nueva propuesta, no invento nada. Recientemente, se ha publicado un volumen de más 500 páginas, coordinado por los profesores Albert Cortina y Miguel-Àngel Serra, ¿Humanos o posthumanos?, en el que han debatido más de 200 intelectuales. Y la semana próxima, se celebra en la Universidad Comillas (Madrid) un simposio en el que se investiga si se está creando un nuevo ser humano.

El debate está servido. Por mi parte, y como respuesta de emergencia, yo diría que lo primero es ser verdaderamente humanos y humanizar este mundo. Y luego, a quienes les queden ganas y medios para acometer otra empresa, que sigan adelante. Porque mucho me temo que todo eso de “lo posthumano” (basado en la tecnología), de momento al menos, no pasa de ser una audacia mental, que debería empezar por responder a esta simple pregunta: ¿Cómo nos hacemos verdaderamente humanos? Si no tenemos esto claro, ¿cómo nos atrevemos a quemar etapas que aún todavía nos son desconocidas? Vamos a acometer en serio esta tarea. Y cuando tengamos resuelto en qué consiste ser verdaderamente humanos, entonces se podría empezar a pensar en alcanzar horizontes más lejanos.

Espiritualidad , ,

La revolución del servicio

Miércoles, 13 de enero de 2016
Comentarios desactivados en La revolución del servicio

imdosocs-700x382A quince años del inicio del siglo XXI podemos mirar el principio del milenio con cierta perspectiva. Dirijamos los ojos a la situación del mundo actual, global, doliente y sufriente. Adentrémonos e intentemos comprender el camino que ha tomado la humanidad aplastada y manipulada por el peso de poderes que se mueven ajenos a principios éticos básicos.

Ya no se puede hablar país a país, navegamos todos en el mismo barco amenazados por la misma tempestad. Política e ingeniería financiera constituyen, en lo que nos vendieron poéticamente como aldea global, un gran fiasco que está llevando a la pérdida de derechos (repasemos paso a paso la Declaración de los Derechos Humanos, uno de los principales logros del siglo pasado) y de gran parte de la humanidad que queda arrojada a los márgenes como residuos. Decía Rousseau: «El verdadero fin de la política es hacer cómoda la existencia y felices a los pueblos». Nada más alejado de la realidad. La percepción de Nelson Mandela sobre lo que sería un buen político nos deja perplejos: «Los verdaderos líderes deben estar dispuestos a sacrificarlo todo por la libertad de su pueblo». Si la corrupción sustituye a la ética; si los Estados están sometidos a los vaivenes del mundo financiero; si el planeta está expuesto a la inmediatez del beneficio económico; si masas de seres humanos son excluidas de las fronteras del Estado del bienestar como daños colaterales; si el beneficio económico prevalece sobre la dignidad humana; si el rey Midas campa a sus anchas y su influencia, manipulación y violencia se hacen notar en cada rincón donde hay injusticia, engaño, guerra, represión, discriminación y mucho sufrimiento… estamos en peligro.

Ya es tiempo de una revolución. Ha de ser una revolución peculiar y no violenta. Una revolución de gente buena, sencilla, inteligente, sabia, culta, que practica la empatía, la ética y el sentido común; que le gusta el silencio y la palabra, que no le importa si tú eres blanco y yo negro, si eres mujer u hombre. Tampoco si eres sacerdote, religioso, monje o laico. Gente con autoestima y sin complejos, que sabe decir “no” a la injusticia, cree en la solidaridad, detesta la manipulación, rechaza las armas, los paraísos fiscales, cuida la naturaleza y ama a su prójimo.

Hablamos de la revolución del servicio. Cambiar poder por servicio es la clave. Desde el servicio, la hipocresía y la corrupción del poder se estrellan contra el suelo; el servicio nos pone a todos al mismo nivel, el horizontal: ya nadie es más que nadie. Aclarando que servicio no es servilismo, que es de lo que se vale cualquier poder.

En el Evangelio (Mc 10, 35-45), Santiago y Juan piden a Jesús privilegios, y los otros diez se indignan contra ellos. Muy propio del ser humano el gusto por sobresalir y ser privilegiado. Ellos esperaban espacio político y Jesús le dio la vuelta a la tortilla: «Sabéis que los que figuran como jefes de las naciones las gobiernan tiránicamente y que sus magnates las oprimen». Hoy diríamos: «sabéis que nos llaman a las urnas cada cierto tiempo pero no cumplen lo que prometen en sus campañas electorales; bancos, multinacionales y lobbies manejan los hilos para hacerse con los medios de producción, de comunicación, de energía, etc. anteponiendo los beneficios a la vida de las personas y sus derechos». Siguió Jesús diciendo que «el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor». Propone el servicio como una verdadera revolución y es Él quien da el primer paso rompiendo esquemas, indicando que el camino no es el poder sino el servicio.

El Papa Francisco, en la exhortación apostólica La alegría del Evangelio (58), apoya la causa diciendo: «¡El dinero debe servir y no gobernar (…) Os exhorto a la solidaridad desinteresada y a una vuelta de la economía y las finanzas a una ética a favor del ser humano». S. Benito, en su Regla a los monjes, desde el inicio expresa claramente su intención de instituir una escuela del servicio del Señor, indicando que «el servicio que los hermanos tienen que ofrecerse mutuamente ha de ser con caridad (…) Es aquí en el terreno del servicio de los hermanos donde se reconocerá al verdadero servidor del Señor».

A la revolución del servicio estamos llamados todos, creyentes y no creyentes, de todas las religiones y culturas. No nos perdamos en disquisiciones. Pongamos al servicio de los demás los dones particulares, las habilidades, la profesión, los estudios, la sabiduría heredada de nuestros antepasados, la capacidad de denuncia ante los abusos, la lucha contra la corrupción y la hipocresía, etc. Así estaremos ayudando a construir un mundo mejor, donde la unidad y la paz sean una realidad por encima de la globalización económica excluyente.

Rabindranath Tagore decía: «Quien no vive para servir, no sirve para vivir». No nos dejemos quitar la vida por los que ni sirven, ni viven, ni dejan vivir. Pongámoselo difícil y animémosles a que se unan a la pacífica revolución del servicio.

*Pintora, escritora y laica de espiritualidad cisterciense. St

Mari Paz López Santos*en la revista “Signo de los tiempos“.

Espiritualidad , , , , , , ,

“Tinajas vacías, vino nuevo y Epifanía de la Vida”, por Juan Masiá sj

Martes, 12 de enero de 2016
Comentarios desactivados en “Tinajas vacías, vino nuevo y Epifanía de la Vida”, por Juan Masiá sj

jesus-talhas-vinho03De su blog Vivir y pensar en la Frontera:

Se celebraba una boda en Caná de Galilea. María y Natanael estaban allí desde una semana antes hospedados en casa de los parientes (Jn 2, 1). María preparaba para alojar a los invitados de la novia, entre los que se hallaba Jesús, y Natanael se encargaba de recibir a los amigos del novio. “¿Podemos, debemos… o queremos ir nosotros también?”, preguntaron los discípulos de Jesús. “Bueno, sois muchos, pero con tal de que no alborotéis y…, por supuesto, que traigáis algo para reponer los odres vacíos… sois bienvenidos”.

A mitad de la fiesta, María avisa a Jesús : “Se están acabando los odres de Séforis. Ya va siendo hora de que le ofrezcáis a los novios vuestro vino de Taibeh”(Jn 2, 3). “Mujer, qué prisa tienes, aún es pronto, no ha llegado la hora (Jn 2, 4), deja que entretanto se refresquen con un botijo de agua de las tinajas del patio”. “Pero, hombre, qué cosas tienes. Esas son las Tinajas de la Ley, solo se usan para rituales. Además, si supieras… hace años que ni siquiera sirven ya para el rito, están vacías y secas(Jn 2, 6-7). “Ya lo sé”, ríe Jesús. “Por eso encargué a Andrés y Simón que escondiesen allí nuestros odres de regalo a los novios, para sacarlos en su momento. Cuando llegue la hora, mujer, cuando llegue la hora (Jn 2, 4; 4, 23; 7, 30; 13, 33; etc…)”.

María asintió satisfecha y dijo a los sirvientes: “Id con estos a reponer las bebidas” (Jn 2, 5). “¿Adónde?” “Al patio grande, donde están rellenando de otra agua las Tinajas de la Ley” (Jn 2, 6-7). Al poco rato salían los sirvientes trayendo los odres de Taibeh, sacados de su escondite en el seno de las tinajas y comenzaron a escanciar. El capataz de cocineros probó un sorbo mientras adobaba las ensaladas. “¡Qué buen cuerpo tiene este vino! ¿Por qué no lo habrán servido antes? ( Jn 2, 10)”.

Natanael, sorprendido, comenta: “Ahora entiendo por qué decía Andrés que con Jesús podemos solucionar la falta de vino (Jn 1, 40-45). A tu hijo tendremos que ponerlo en cabeza de lista por Nazaret, en vez de los de la casta subvencionada por el Sanedrín”.

“Eso sí que no. Mi hijo huye de que le hagan cabecilla, si lo votáis se escapa al monte (Jn 6, 15), que bien sabe él lo que piensa cada uno de vosotros (Jn 2, 34-35)”.

“Es verdad, a mí me adivinó el pensamiento, decía que se fijó en mí cuando estaba bajo la higuera. ¡Increíble!” (Jn 1, 48)

“Eso no es nada, Natanael, lo que te queda por ver (Jn 1, 50), verás cosas mayores, cuando llegue el día en que este Hijo de hombre y mujer les cante las cuarenta a los de la casta derecha del Templo y a los de la casta izquierda de los zelotes (Jn 2, 13-22)”.

Hasta aquí la ficción de realidad de la Epifanía de la Vida, la verdad narrada por la ficción. El Evangelio de las bodas de Caná va bien para la liturgia de Año Nuevo. Recordamos la riqueza simbólica de esa perícopa joannea (Jn 2, 1-11) sobre Jesús-vino nuevo y la alianza de la nueva espiritualidad, en vez de la religiosidad avinagrada.

Este pasaje (Jn 2, 1-11) se podría titularInvestidura de Jesús, esposo de nueva espiritualidad (Jn 1, 32; Jn 3, 27-30)).

La exégesis nos desvela su simbolismo así:

El vino nuevo, abundante y gratuito es el prototipo de todos los signos reveladores que inundan el cuarto evangelio con agua nueva, vida nueva, mandamiento nuevo, comunidad nueva.

No se trata de un milagro de conversión mágica de agua en vino, sino de un relato simbólico de la boda nueva, de la nueva alianza entre el novio divino y la comunidad universal.

A María (figura femenina en paralelo con la masculina de Natanael) se la trata como mujer y esposa, porque representa, como explica el exegeta Juan Mateos, la esponsalidad del pueblo fiel de la antigua alianza, que espera el cumplimiento de las promesas. Las tinajas de piedra, sigue diciendo Juan Mateos, “en el centro de la narración, representan la Ley, que presenta a un Dios susceptible que rompe por cualquier motivo su relación con la humanidad (impureza) ocultando el amor de Dios; obsesiona al hombre con su indignidad y le promete restablecer la relación de la humanidad con Dios mediante la purificación. No contienen agua (las llenarán por orden de Jesús), su promesa de purificación es falsa… (Nuevo Testamento, trad. de J. Mateos y Alonso Shökel, ed. Cristiandad, 1987, p.451).

Pieza clave de la trama son estas tinajas vacías, como vacía, hueca, seca, y estéril era la situación a que había llegado la institución y el sistema heredado de la antigua alianza. No viene Jesús a negar la Alianza antigua, sino a dar vida de nuevo a la Alianza resucitada. Pero el vino nuevo se conservará en odres nuevos (Mt 9, 17) y se servirá en copas nuevas. Las tinajas rituales vacías y la institución necrosada ya no valen para conservarlo ni para servirlo.

Al celebrar la Epifanía de la Vida en este Año Santo de la Misericordia, brindaremos para que el vino nuevo de Jesús vivifique a la comunidad con la alegría del Evangelio y asegure la reforma de Francisco.

Espiritualidad , , , , , ,

“Navidad: cada vez que nace un niño es señal de que Dios todavía cree en el ser humano”, por Leonardo Boff

Miércoles, 30 de diciembre de 2015
Comentarios desactivados en “Navidad: cada vez que nace un niño es señal de que Dios todavía cree en el ser humano”, por Leonardo Boff

224638Leído en la página web de Redes Cristianas

Estamos en época de Navidad, pero el aura no es de Navidad, sino más bien de Viernes Santo. Tantas son las crisis, los ataques terroristas, las guerras que las potencias belicosas y militaristas (EE.UU., Francia, Inglaterra, Rusia y Alemania) conducen juntas contra el estado islámico, destruyendo prácticamente Siria, con una muerte espantosa de civiles y niños, como la misma prensa ha mostrado, la atmósfera contaminada de rencores y espíritu de venganza en la política brasileña, por no hablar de los niveles astronómicos de corrupción: todo esto apaga las luces de Navidad y ensombrece los pinos que deberían crear el ambiente de alegría y de inocencia infantil que todavía existe en toda persona humana.

Quién pueda ver la película Niños Invisibles, en siete escenas diferentes, dirigidas por directores de renombre como Spike Lee, Katia Lund, John Woo, entre otros, puede darse cuenta de las vidas destruidas de los niños en muchas partes del mundo, condenados a vivir de la basura y en la basura; y sin embargo, hay escenas conmovedoras de camaradería, de pequeñas alegrías en los ojos tristes, y de solidaridad entre ellos.

Y pensar que son millones en el mundo de hoy y que el propio niño Jesús, según las Escrituras, nació en un pesebre para animales, porque no había lugar para María, cercana al parto, en ninguna posada en Belén. Él se mezcló con el destino de todos estos niños maltratados por nuestra falta de sensibilidad.

Más tarde, ese mismo Jesús ya adulto dirá: “quien recibe a estos hermanos míos más pequeños, a mí me recibe”. La Navidad tiene lugar cuando se da esta acogida, como la que el Padre Lancelotti organiza en São Paulo para cientos de niños de la calle bajo un viaducto, que contó durante años con la presencia del presidente Lula.

En medio de todas estas desgracias en el mundo y en Brasil, me viene a la mente una pieza de madera con una inscripción pirograbada que un interno de un hospital psiquiátrico de Minas me dio durante una visita que hice allí para animar al personal. En ella está escrito: «Cuando nace un niño es señal de que Dios todavía cree en el ser humano».

¿Puede haber un acto de fe y esperanza mayor que este? En algunas culturas de África se dice que Dios está de manera especialmente presente en los que nosotros llamamos “locos”. Por eso son adoptados por todos y todos cuidan de ellos como si fueran un hermano o una hermana. Así se integran y viven en paz. Nuestra cultura los aísla y no los reconoce.

La Navidad de este año nos remite a esta humanidad ofendida y a todos los niños invisibles cuyos padecimientos son como los del niño Jesús, que ciertamente en el invierno de los campos de Belén temblaba en el pesebre. Según una antigua leyenda, se calentó con el aliento de dos caballos viejos que, en recompensa, adquirieron después completa vitalidad.

Vale la pena recordar el significado religioso de la Navidad: Dios no es un viejo barbudo con ojos penetrantes, ni un juez severo que juzga todas nuestras acciones. Es un niño. Y como niño no juzga a nadie. Sólo quiere vivir y ser querido. Del pesebre viene esta voz: «¡Oh, criatura humana, no temas a Dios! ¿No ves que su madre ha envuelto sus pequeños brazos? Él no amenaza a nadie. Más que ayuda, necesita ser ayudado y llevado en brazos».

Nadie mejor que Fernando Pessoa entendió el significado humano y la verdad del niño Jesús:

«Él es el Niño Eterno, el Dios que faltaba. Es tan humano que es natural. Es el Divino que sonríe y juega. Por eso sé con toda seguridad que él es el Niño Jesús verdadero. Es un niño tan humano que es divino. Nos llevamos tan bien los dos, en compañía de todo, que nunca pensamos el uno en el otro… Cuando me muera, Niño mío, déjame ser el niño, el más pequeño. Tómame en tus brazos y llévame a tu casa. Desnuda mi ser cansado y humano. Acuéstame en la cama. Cuéntame historias, si me despierto, para que me vuelva a dormir. Y dame tus sueños para que juegue, hasta que nazca cualquier día que tú sabes cuál es».

¿Se puede contener la emoción ante tanta belleza? Por esto, todavía, a pesar de los pesares, podemos celebrar discretamente la Navidad.

Termino con este otro mensaje que tiene significado y que me encanta: «Todo niño quiere ser hombre. Todo hombre quiere ser rey. Todo rey quiere ser “dios”. Sólo Dios quiso ser niño».

Abracémonos unos a otros como quien abraza al Divino Niño que se esconde en nosotros y que nunca nos abandonó. Y que la Navidad sea todavía una fiesta discretamente feliz.


*Leonardo Boff es teólogo y columnista del JB online.

Traducción de Mª José Gavito Milano

Espiritualidad, General , , , , , , ,

Navidad: Sé valiente, sé feliz …

Lunes, 28 de diciembre de 2015
Comentarios desactivados en Navidad: Sé valiente, sé feliz …

Del blog de la Communion Béthanie (1, 2):

sigena

Espera…

La Creación se reúne en el pesebre donde se unen:
peñascos, ciprés y olivos, el agua del pozo, el fuego del braseros…
Marie contempla y guarda todo esto en su corazón, esperanza del salvador:
el Hijo de Dios crece en su carne.
” Contemplar, maravillarse, respetar Divina creación… “

*

Navidad

Era justo medianoche … José, el buey y el asno se arrodillaron los tres y el pequeño nació, no dio un grito, nació con la sonrisa los brazos grandes abiertos… Los ángeles en el campo entonaron a plena vos este himno glorioso… “Gloria in excelsis Deo

El astro reluciente guiaba los pasos de todas las figuritas que se dirigían hacia el pesebre para alabar al divino niño… Descubriendo al Niños Jesús, les caían gruesas lágrimas como aceitunas, tanta era la emoción, la alegría les inundaba el corazón… sus rostros estaban radiantes. ¡Los animales, fatigados de haber jugado y vigilado toda la noche, se acurrucaron cerca del pequeño Jesús para darle calor!

valiente, sé feliz …
¡Amaos los unos a los otros… !
Y PAZ en la tierra
a los hombres de buena voluntad.

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , , , ,

“Virginidad y alumbramiento: la sexualidad, transformada”, por Juan Masiá Clavel

Sábado, 26 de diciembre de 2015
Comentarios desactivados en “Virginidad y alumbramiento: la sexualidad, transformada”, por Juan Masiá Clavel

nativity-storyDe su blog Vivir y pensar en la frontera:

Cuando confesamos en el Credo que “Jesucristo nació de la Virgen María por obra y gracia del Espíritu Santo”, la incredulidad escéptica se sonríe y nos tacha de ignorar la fisiología.

Cuando explicamos la virginidad como receptividad para la gracia y creatividad de la criatura agraciada,o la procreación como cooperación con el Espíritu Creador que nos creó como criaturas creadoras , la credulidad fundamentalista se escandaliza y nos acusa de negar la virginidad o contaminar la cristología con la sexualidad. No entienden la sexualidad navidalmente transformada.

A quienes entienden la virginidad literalmente en sentido biológico, les parece incompatible con la maternidad y paternidad.

A quienes entienden la sexualidad como algo contaminante y contaminador, les parece inapropiada para la relación de María y José y para la de ambos con Jesús.

Por eso el antiguo catecismo de Ripalda se creía obligado a decir que Jesús “salió del seno de su madre como un rayo de sol atraviesa un cristal sin romperlo ni mancharlo”.

Hay que superar estos dos malentendidos: el de la incredulidad, que no reconoce el sentido simbólico de la virginidad; y el de la credulidad fundamentalista, que entiende virginidad y sexualidad maniqueamente como dos polos opuestos de bien y mal. Para superarlos hay que entender bien el mensaje del Génesis sobre la creación por el Espíritu Creador de criaturas con vocación y misión de ser co-creadoras y cuidadoras de la vida.

Leemos en el Génesis que Dios encargó a los humanos “crecer, llenar la tierra y cultivarla” ( Gen 1, 22; 1, 28). Crecer, pero cuidando el crecimiento. Multiplicarse, pero cuidando la población. Transformar lo natural, pero sin destruirlo. Les encargó colaborar a la creación, ser creadores y cuidadores de lo creado, cuidarse mutuamente y cuidar el jardín de la casa común (como recuerda el Papa Francisco en Laudato si).

Creced, dice el Espíritu Creador, creced y cuidad, creced y cuidaos; ayudaos a crecer mutuamente, haciendo los cónyuges de dos personas una.

Vio Dios que lo creado es bueno. La sexualidad es buena, cuidadla y cuidad a la persona. El criterio al manipular téccnicamente la sexualidad (desde la contracepción a la procreación médicamente asistida, etc) será que utilicéis la técnica al servicio de la salud y de la relación personal respetada. Cuidad y cuidaos.

Multiplicaos y cuidad el crecimiento; por tanto, regulad la natalidad: ni escasa, ni exagerada; cultivad la tierra, usando la técnica para favorecer la creación, en vez de destruirla.

Con esta teología de la creación, con este “eco-evangelio”, se puede hablar de la compatibilidad de virginidad y alumbramiento, así como se puede hablar también de la compatibilidad de los diversos métodos de regulación de la natalidad con la procreación responsable.

Las palabras claves de esta teología son “procreación y co-creación”, porque el Espíritu Creador nos creó como criaturas creadoras.

Por eso se puede decir que cuando cultivamos la tierra y usamos responsablemente la tecnología estamos procreando o co-creando.

También cuando estamos fomentando la unión en paz, igualdad y concordia de todos los vivientes, sin exclusión, estamos procreando.

Y la pareja que se inter-penetra íntimamente para fomentar su unión y crecimiento personal, está procreando, no solo cuando engendra una criatura, sino cuando se unen para construir esa realidad de una persona en dos personas; aspiran a lo largo de la vida a hacer que sea indisoluble el matrimonio (que no lo sería tan solo por bendición litúrgica o determinación canónica el día de la boda; la indisolubilidad, como se decía en el Sínodo, es don y tarea a realizar…).

En ese sentido también la unión de la pareja no heterosexual puede estar abierta a la vida, al darse vida mutuamente y ayudarse a crecer mutuamente y hacer de dos personas una.

Todo esto es co-creación, pro-creación o cooperación con la acción del Espíritu que nos creó como criaturas co-creadoras.(Y por eso inseparables la bioética, la ecoética y la ética de la justicia, como insiste Laudato si).

A quienes hacen una lectura fundamentalista de la Biblia les escandaliza que expliquemos la Anunciación a María y el sueño de José como narraciones mito-poéticas, quizás porque piensan o temen que las reduzcamos a mera ficción literaria. Pero en estas narraciones, que no son ni hechos científicos de laboratorio ni ficciones imaginativas, se desvelan realidades profundas, como también en muchos sueños que desvelan nuestra conciencia profunda, difícilmente expresable.

Cuando Mateo cuenta en forma de narración onírica el anuncio de que nacerá el Salvador, –la pesadilla de José, a quien se le dice en sueños una verdad profunda-, cita una frase conocida de Isaías: “Mirad, una joven está encinta, dará a luz un hijo, cuyo nombre apropiado será Emanuel, que significa Dios con nosotros”(Is 7, 14). La interpretación de esa frase como “la virgen está encinta” (en vez de decir “una joven está encinta”), al juntarse con la interpretación del concebir “por obra del Espíritu Creador” como si fuese incompatible con “intervención de varón o mujer, sin relación sexual”, han servido a lo largo de los años para reforzar la lectura fundamentalista.

Cuando Lucas cuenta en forma de aparición angélica –no exenta de elementos relacionables con lo onírico y mitopoético del sueño de José- el descubrimiento por María de que no basta la relación con la otra persona para el alumbramiento de una vida, sino que hace falta “que la cubra el poder del Espíritu Creador”, está abriendo los ojos de la conciencia profunda a la realidad de que engendrar no es fabricar, sino procrear.

Han de penetrarse mutuamente los progenitores; pero, además, han de dejarse penetrar ambos por el poder del Espíritu Creador que los convierte en procreadores.

Dejarse penetrar por el Espíritu Creador es ser receptivo y virginal, dejarse hacer criatura creadora; hay que ser muy “virginal” para poder procrear. Y, a la inversa, no se pierde la virginidad al unirse, sino se realiza como creatividad. Por eso son compatibles virginidad y alumbramiento.

Virginidad significa dejarse agraciar, receptividad total para dejarse fecundar por el Espíritu de Vida, por el Espíritu Creador que nos convierte en co-creadores y hace a la criatura creativa.

Otro cantar será que, dado lo ambiguo y paradójico de la sexualidad del animal vulnerable, la unión sexual conlleve la doble posibilidad de unir a las personas o distanciarlas, de ayudarlas a crecer o impedir el crecimiento, de ser constructiva o destructiva, de ser éxtasis o violación, de ser o no ser virginal en el sentido receptivo y creativo de la palabra. Pero ese es otro tema, el de la sexualidad ambigua del animal vulnerable…que hay que dejar para otro capítulo.

Biblia, Espiritualidad , , , ,

“La primera navidad”, por Carlos Ayala Ramírez

Viernes, 25 de diciembre de 2015
Comentarios desactivados en “La primera navidad”, por Carlos Ayala Ramírez

Navidad1Leído en Adital:

Según el Evangelio de Mateo, el nacimiento de Jesús sucedió así: “Su madre, María, estaba comprometida con José, y antes del matrimonio quedó embarazada por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, pensó abandonarla en secreto. Ya lo tenía decidido cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: ‘José, hijo de David, no temas recibir a María como esposa tuya, pues la criatura que espera es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, a quien llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados’ […] Mira, la virgen está embarazada, dará a luz a un hijo que se llamará Emanuel, que significa ‘Dios con nosotros’”.

¿Qué sentido tiene este relato? ¿Cuál fue su significado en el siglo I? ¿Qué significa hoy? El libro La primera Navidad, escrito por dos de los mayores especialistas en Jesús de Nazaret, Marcus J. Borg y John Dominic Crossan, ofrece unas respuestas históricas y teológicas que pueden ayudarnos a una mejor comprensión de su significado para la vida humana y cristiana.

¿De dónde surge la necesidad de volver al significado de la primera Navidad? Según Borg y Crossan, al menos hay tres hechos que motivan una explicación más de fondo de estos relatos que en los Evangelios canónicos solo aparecen en Mateo y Lucas. En primer lugar, son el fundamento de la fiesta más ampliamente celebrada del planeta; más de 2 mil millones de cristianos participan en ella.

Además, debido a la importancia cultural y comercial de la Navidad en la cultura occidental, y más allá de ella, también es observada por muchos no cristianos. Se sabe que ninguna otra fiesta religiosa es conmemorada tan ampliamente por gente situada fuera de la tradición que la originó.

En segundo lugar, la Navidad es —junto con la Semana Santa— uno de los tiempos litúrgicos más sagrados del año cristiano; en Adviento y Navidad, se trae el pasado al presente, es decir, se “re-vive” el anhelo y esperanza que suscita la cercanía de Dios.

El tercer hecho está relacionado con la visión que suele tenerse de la Navidad, donde prevalece un enfoque meramente sentimental y comercial, pasando desapercibido que los relatos de la primera Navidad son a la vez personales y sociales, hablan de transformación personal y colectiva, son visiones globales y apasionadas de otra manera de ver la vida.

Lo más importante de los relatos bíblicos de la Navidad es su significado, que ha de desentrañarse leyendo los textos con atención. Este es el enfoque que asumen los autores en su estudio. Prestando atención a la peculiaridad y a los detalles de los relatos de la natividad, se busca entender lo que significaron en el siglo I y lo que pueden seguir significando para las comunidades de fe hoy.

Hay cuestiones cruciales para oír y entender los relatos de la primera Navidad. ¿Qué tipo de relatos son? ¿Cuál es su propósito? ¿Qué pretendían sus autores?

Las respuestas dadas por Borg y Crossan son un buen ejemplo de lo que en su momento recomendaba el Concilio Vaticano a los estudiosos de la Escritura: “Entender rectamente lo que el autor sagrado quiso afirmar en sus escritos […], atender cuidadosamente a las formas nativas de pensar, de hablar o de narrar vigentes en los tiempos del hagiógrafo, […], investigar el sentido que intentó expresar y expresó el hagiógrafo en cada circunstancia según la condición de su tiempo y de su cultura, según los géneros literarios usados en su época”.

¿Cuál es el significado de la primera Navidad? ¿Qué significaban esos relatos para las comunidades cristianas que las contaban hacia finales del siglo I? Para los autores del estudio, estos relatos forman parte del testimonio sobre la trascendencia que Jesús había llegado a tener entre sus seguidores.

Dicha trascendencia tenía en su núcleo una visión contracultural, adquirida del modo de ser de Jesús y de su actividad pública. Los relatos del nacimiento subvierten la conciencia predominante del mundo del siglo I y también la del nuestro. Para ilustrar este planteamiento, Borg y Crossan mencionan algunos de los temas esenciales que se abordan en los relatos de la primera Navidad, según el evangelio de Mateo y Lucas. Veamos.

¿Quién es el “rey de los judíos”? Este era el título de Herodes el Grande, pero el relato de Mateo nos cuenta que Herodes se parecía más al faraón, el señor de Egipto, el señor del cautiverio y la opresión, la violencia y la brutalidad. Por el contrario, Jesús es el verdadero rey de los judíos. Y los soberanos de su mundo intentaron destruirlo.

¿Quién es el Hijo de Dios, Señor, salvador del mundo y el que trae la paz a la tierra? Dentro de la teología imperial romana, se afirmaba que el emperador, el césar, era todas estas cosas. Lucas, en cambio, sostiene que esa condición y esos títulos le pertenecen a Jesús. Él, no el emperador, es la personificación de la voluntad de Dios para la tierra.

¿Quién es la luz del mundo? ¿El emperador, hijo de Apolo, el dios de la luz y la razón, y del orden imperial? ¿O la luz en medio de las tinieblas, la luz verdadera a la que son atraídos los sabios de este mundo, es Jesús, quien fue ejecutado por el Imperio? Para Mateo y Lucas, la luz en medio de las tinieblas es Jesús. El otro, César Augusto, que afirmaba ser luz en medio de las tinieblas, no lo era. De hecho, él era más tinieblas que luz.

¿Dónde encontramos el cumplimiento del sueño de Dios para Israel y la humanidad? ¿En el modo en que son las cosas en este momento? ¿O en mundo muy diferente al actual? Mateo y Lucas proclaman, a su manera, que Jesús es el cumplimiento de la promesa de Dios a Israel y de su anhelo más profundo: el de un rey como el gran rey David, el de un tipo diferente de vida y de mundo, el de la luz en medio de las tinieblas. En definitiva, el anhelo de la presencia liberadora de Dios en su pueblo.

Por tanto, llamar a Jesús el Hijo de Dios, como lo hacen los relatos de Navidad, es una confesión de compromiso, fidelidad y lealtad. Esta confesión significa, para los autores del libro, que en la persona de Jesús se ve al ungido de Dios, se manifiesta lo que se puede ver de Dios en una persona humana y se revela el sueño de Dios para este mundo.

Los relatos del nacimiento, pues, no son una mera ilusión que se persigue, pese a ser muy improbable su realización, sino una proclama que comunica que lo revelado en Jesús es el camino que lleva a un tipo diferente de vida y a un futuro prometedor para la existencia y convivencia humanas.

Los relatos de la primera Navidad hablan con fuerza de nuestros anhelos más profundos y de las promesas y la compasión de Dios. Así lo reiteran los autores del libro. Y así lo expresa también la letra de la canción navideña Algo nuevo está naciendo:

En medio de la noche,/ noche oscura, noche larga,/ que mi pueblo soportaba,/ y en silencio como un niño,/ su esperanza alimentaba.

De pronto en esa noche,/ como luces prendidas,/ mi pueblo se encendía,/ y este niño que esperaba/ sus manitos levantaba.

Algo nuevo está naciendo/ y en mi pueblo está latiendo./ Algo nuevo está naciendo,/ con nosotros va subiendo./ Algo nuevo está naciendo/ con los pobres va creciendo. […]

Con dolor van sembrando/ los que luchan por ser libres,/ los que aman, los humildes;/ muy contentos volverán a cosechar/ lo que han sudado.

Algo nuevo está naciendo/ y con fuerza está creciendo/ en el seno de mi pueblo;/ algo nuevo está naciendo:/ nuestro Dios se hizo pueblo.

Carlos Ayala Ramírez
Director de Radio YSUCA
***

Biblia, Espiritualidad , , , ,

“TX9”, por Dolores Aleixandre

Jueves, 24 de diciembre de 2015
Comentarios desactivados en “TX9”, por Dolores Aleixandre

portal-belenmamm t u tddwm mdd ggg sr acá bu. Esto que acaban de leer es la versión que ha aparecido en la pantalla de mi nuevo móvil en lugar de “Esta tarde hacemos compra” que es lo que yo quería escribir. Motivo: había pulsado sin querer la tecla TX9 que propone un “texto predictivo”. Acostumbrada como tantos de mi generación a tratar a mamporrros una Olivetti, no consigo adaptar mis dedos a estos teclados tan melindrosos y, como reincido en la equivocación una vez y otra, termino por aborrecer conjuntamente la tecla y su significado: qué agobiante es esto de un texto que decide por su cuenta, pienso enfadada; no hay derecho a que te impongan desde fuera lo que quieres decir o ser; a mí que no me asfixien con predicciones…

En medio de estas divagaciones, aparecen las primeras bolas doradas navideñas, esas que a algunos les provocan depresión pero que en mí tienen un efecto balsámico: llega el Imprevisible, el Impredecible, el Improbable, el Anómalo, el Excéntrico, el Divergente, el Rarísimo. (Me encanta endosarle esos títulos que nunca aparecerán en los libros de teología).

Nacido de mujer, nacido bajo la ley, con la TK9 gravitando también sobre él, dispuesta a sumergirle sin remedio en trayectorias de estancamiento y circularidad. Un mensajero poco aficionado a la innovación le había aplicado el texto predictivo correspondiente: “Será grande, Hijo del Altísimo, sentado en el trono de David, reinando por los siglos de los siglos…”, pero él se las arregló para escapar de la tecla y desde su nacimiento se sacudió augurios y predicciones: vaya grandeza rara mostrarse tan pequeño; qué poco pedigree davídico ser hijo de inmigrantes galileos; menudo trono de risa el de un pesebre y una cuadra; qué peste a estiércol en vez de a los olores mesiánicos homologados de mirra y áloe.

Se había salido del guión establecido, le había cogido el gusto y las cosas fueron a más: – “Qué, María, ¿no se os casa el chico?”, preguntaban las vecinas, – “Con lo espabilado que es y lo majo, podría apuntarse a un master en Rabinato. Dicen que los que hacen el erasmus en Séforis salen casi todos colocados…” Y ella callada. Y él callado también, silbando la melodía del Siervo mientras aserraba tablones. Ni Salomón, ni David, ni Ezequías: le gustaba aquel personaje oscuro y silencioso, colgado de Dios, que aguantaba las cargas de otros, entregaba la vida y elegía siempre el último lugar.

A la hora de independizarse, compartió intemperies con una panda de idealistasinfronteras.com
. Carente del gen del cálculo, del instinto de auto conservación, del aferramiento a lo propio, tomaba opciones insólitas, arriesgaba rupturas, ensayaba lenguajes peculiares. A su lado la gente se sentía liberada del fatalismo de destinos que creían inexorables: un paralítico volvía a caminar; un ciego daba un salto desde su cuneta y entraba en la luz; una mujer encorvada se enderezaba; Zaqueo abría su casa a Jesús y su dinero dejaba de interesarle; el viejo Nicodemo nacía de nuevo.

Los que pensaban que nunca podrían escapar de sus adicciones (dinero, poder, ira, desesperanza…), descubrían la belleza de una vida simple, la anchura de perdonar, la asombrosa libertad de servir gratuitamente, el ánimo para comenzar de nuevo.

“La muerte no tiene ya dominio sobre él”, decía Pablo. ¡Ni la TX9 tampoco!, cantaron los ángeles en Belén inundando de resplandor aquella noche, amenazada como las de hoy por sombríos textos predictivos (), parecidísimos a esos en los que querríamos encerrar sin salida a políticos ineptos o a sinodales cerriles.

Pero “desde las alturas” nos invitan a mantener pulsada otra tecla, la S, esa que inunda de alegría nuestra pantalla vital con la impredecible noticia de que Somos mente Queridos.

Espiritualidad, General , , , , , , , , , ,

La nueva Esperanza

Martes, 22 de diciembre de 2015
Comentarios desactivados en La nueva Esperanza

 

tumblr_ni0snwZ1EJ1t8mvuoo1_500

  “En Jesús, Dios se hizo cargo de la carne humana. El Espíritu de Dios cubrió a María y en ella toda enemistad entre el espíritu y el cuerpo fue superada. Así, el Espíritu de Dios se unió al espíritu del hombre y el cuerpo humano se transformó en el templo destinado a elevarse hacia la intimidad con Dios a través de la Resurrección.

A todo cuerpo humano se le ha dado una nueva esperanza, la de pertenecer eternamente al Dios que lo creó.

Gracias a la Encarnación puedes hacer que tu cuerpo te vuelva a pertenecer. “

*

Henry Nouwen

madre Bioguia. Ya

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , , , ,

“Dios va con nosotros en la historia”, por Carlos Ayala Ramírez

Viernes, 18 de diciembre de 2015
Comentarios desactivados en “Dios va con nosotros en la historia”, por Carlos Ayala Ramírez
2014_12_adventoLeído en Adital:

Estamos, litúrgicamente hablando, en pleno tiempo de Adviento, aunque su sentido parece eclipsarse por la superficialidad navideña que caracteriza al mundo del consumo. No obstante, hay que volver a lo esencial. Como se sabe, “Adviento” no significa “espera”, como podría suponerse, sino “presencia” o, mejor dicho, “llegada”. Para la fe cristiana, en este tiempo litúrgico se anuncia que la presencia de Dios en el mundo ya ha comenzado.

El Adviento, por tanto, es memoria de la encarnación, uno de los principales fundamentos de la identidad cristiana que nos remite al gran misterio de Dios, que se hace uno de nosotros en Jesús de Nazaret. Por eso es que se afirma que Jesús es la encarnación y la humanización de Dios.

En la oración del Padre Nuestro afirmamos que Dios (el Dios de Jesús) es Padre-Madre de la humanidad. Es una Padre-Madre creador. El libro del Génesis se imagina a Dios creador con la metáfora del alfarero divino: “El Señor Dios hizo al hombre del polvo del suelo e insufló en su nariz el aliento de vida; y el hombre se convirtió en un ser vivo”.

Es un Padre-Madre protector y liberador. Son emblemáticas en este sentido las siguientes palabras del Éxodo: “He visto la opresión de mi pueblo […], he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos. Y he bajado a liberarlos”.

Es un Padre-Madre proveedor que dispensa un cuidado y una atención especialmente a los pobres y necesitados (en una sociedad desigual), a las viudas y los huérfanos (en una sociedad patriarcal), a los emigrantes (en una sociedad tribal). Es un modelo a seguir en su modo de ser.

Jesús exhortaba a vivir animados por el amor “para poder ser así hijos de vuestro Padre celestial; que hace salir su sol sobre los malos y los buenos, y manda la lluvia sobre los justo y los injustos”.

En definitiva, según estos pasajes bíblicos, se trata de un Dios que está entre nosotros, con nosotros y por nosotros; no contra ni al margen de nuestra vida. Eso es lo que anuncia este tiempo litúrgico.

Monseñor Romero, en una de sus homilías pronunciadas por estas fechas, dijo: ¡Qué consuelo da saber que Dios va con nosotros en la historia! Esto es, precisamente, el sentido de este tiempo de Adviento. Al mismo tiempo que se inicia el año litúrgico celebramos ese gran acontecimiento ‘del Dios con nosotros’, como lo anunció el profeta Isaías cuando dijo que una virgen concebiría y daría a luz a un niño que se llamaría así, Emmanuel, Dios con nosotros”.

En el pensamiento teológico pastoral de monseñor Romero se destacan aquellos aspectos que ponen de manifiesto los motivos por los que el Adviento representa una alegría plena y una fiesta solemne. La razón principal es la cercanía de un Dios justo y misericordioso. Veamos.

El Adviento nos revela un Dios encarnado. Frente a una imagen distorsionada que lo proyecta como un ser remoto, impersonal y abstracto —y que suele estar presente en muchas de las predicaciones y catequesis—, monseñor Romero presenta la imagen del Dios bíblico, cuyo carácter es ser “dinámico, un Dios que camina con su pueblo, un Dios que actúa y que inspira a los hombres en sus esfuerzos liberadores, un Dios que no mira con indiferencia el clamor de los que sufren, que como en Egipto escucha la esclavitud, el latigazo, la marginación, la humillación. Y está dispuesto en su momento a enviar un guía, un redentor”. Por ello, “ningún pueblo debe ser pesimista, aun en medio de las crisis que parecen más insolubles, como la de nuestro país. Dios está en medio de nosotros (…). Dios está cerca y es fuente de alegría”.

El Adviento nos revela un Dios que el pueblo siente en las vicisitudes de la historia. Dios envió a su propio Hijo para darnos una revelación más íntima. Y en Cristo, dice el obispo mártir, “tampoco vino en una forma estática, sino que vino a meterse en la historia, a salvar la historia, a poner el germen de salvación en las historias de todos los pueblos y sembrar su esperanza y su fe en el corazón de todas las razas. Ese Cristo es la plenitud de la revelación, es el signo de que Dios está en medio de nosotros amándonos, comprendiéndonos, haciendo suya toda la vivencia de los hombres en cualquier sentido, menos en el pecado, del cual, precisamente, trata de liberarnos para que seamos lo que tenemos que ser”. Se trata de un Dios que vive la historia participando en lo débil, en lo pequeño, en lo oprimido.

El Adviento nos revela un Dios que nos plantea desafíos. Para monseñor Romero, este tiempo litúrgico es propicio “para decir que aun en el mundo más podrido se puede vivir la alegría más íntima, y se puede ser testimonio de Cristo ante una sociedad corrompida”. En un mundo que necesita transformaciones, se pregunta: “¿Cómo no le vamos a pedir a los cristianos que encarnen la justicia del cristianismo, que la vivan en sus hogares y en su vida, que traten de ser agentes de cambio, que traten de ser hombres nuevos?”.

Y desde la letra y el espíritu de Medellín, recuerda: “De nada sirve cambiar estructuras si no tenemos hombres y mujeres nuevos que manejen esas estructuras […] Si se cambian las estructuras, si se hacen transformaciones […] pero vamos a ocuparlas con la misma mente egoísta, lo que tendremos serán nuevos ricos, nuevas situaciones de ultraje, nuevos atropellos”. Para monseñor, hace falta “personas renovadas que sepan ser fermento de sociedad nueva”.

El Adviento, pues, nos revela el misterio de la encarnación, que para los cristianos es la expresión máxima de la solidaridad humana de Dios. Dicho en palabras del beato Romero: “Dios está presente, no duerme, está activo, observa, ayuda y a su tiempo actúa oportunamente. O como lo planteaban los antiguos profetas – en sus bellas metáforas – al hablar de los cambios radicales que se producen con la llegada del Mesías esperado: “El desierto y la tierra reseca se regocijarán, el arenal de alegría florecerá […] Fortalezcan las manos débiles, afirmen las rodillas vacilantes. Digan a los cobardes: sean fuertes, no teman; ahí está su Dios, que trae el desquite, viene en persona, los desagraviará y los salvará. Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como ciervo el tullido, la lengua del mudo cantará” (Is. 35, 1-6). Esta es la realidad nueva que se genera cuando Dios se hace presente entre nosotros.

Carlos Ayala Ramírez

Director de Radio YSUCA

Espiritualidad , , , , ,

“Carta a Jesús de Nazaret”, por Andrés Brotóns González

Lunes, 30 de noviembre de 2015
Comentarios desactivados en “Carta a Jesús de Nazaret”, por Andrés Brotóns González

aafa_9Leído en la página web de Redes Cristianas

Jesús ¿QUE ESTAMOS HACIENDO CONTIGO?

Es cierto que has existido y que aún sigues influyendo en la vida de infinidad de personas por todo el mundo.

Sobre tu vida real ya se montó un gran lío desde el principio.

Te hicieron nacer en Belén, que era la cuna del rey David, tu antepasado famoso.

Te llevaron a un lejano Egipto, porque de allí salió tu pueblo liberado.

Te imaginaron nacido de una virgen, porque eso daba prestigio a toda persona importante.

Te achacaron actos prodigiosos, los milagros, porque así demostrabas tu relación directa y parentesco con el dios mágico y mítico que dirigía y gobernaba todo a su antojo desde los altos cielos.

Las pequeñas comunidades de tus seguidores se fueron transformando en grandes grupos, que necesitaban organizarse al modo del imperio romano vigente.

Tus representantes tomaron el poder y el reparto territorial. Impusieron la fe por la fuerza y se sentaron en doseles y tronos. Casi se hicieron adorar como nuevos dioses. Adoptaron vestimentas y modos litúrgicos que manifiestan al pueblo sencillo el esplendor y la grandeza deslumbrantes.

Han pasado muchos siglos en que han abusado de su influencia y poder y no se bajan de sus pedestales.

Por otro lado aún existen cristianos que se entregan, como tú, al servicio de los demás de una manera sencilla y desinteresada. No se entretienen en estudiar altas teologías ni discuten sobre la conveniencia de conservar ciertos dogmas. Solo tratan de imitarte. Pero en este siglo, después de muchos avances científicos, no se acepta fácilmente todo lo que viene de “arriba”. Sobre todo si hay malos ejemplos entre los que dicen ser tus representantes.

Según el papa Francisco y el propio mensaje evangélico, el pecado que más ofende a Dios es causar sufrimiento injusto a los inocentes o tolerarlo con indiferencia. No está en la inobservancia de los preceptos que son cargas pesadas que se imponen a los de “abajo” para controlarlos mejor.

El rico, que lo tiene todo, vive en la inconsciencia y es indiferente ante el sufrimiento de los demás. Es un obstáculo para la construcción de un mundo más justo.

Tú, Jesús, crees que otro mundo mejor es posible y necesario, sin opresión ni sufrimientos causados a los más pobres. Esa fue tu herencia, ¿la hemos asumido los cristianos?.

Almería, 18 de noviembre de 2015. .,

Espiritualidad ,

Como una conspiración… Los cuarenta del Pacto de 1965 (2)

Martes, 17 de noviembre de 2015
Comentarios desactivados en Como una conspiración… Los cuarenta del Pacto de 1965 (2)

basilica_martires_nereo_y_aquileoDel blog de Xabier Pikaza:

Se reunieron unos cuarenta obispos del Concilio, el 16, 11. 1965, casi en secreto, para celebrar una misa en la Catacumba de Domitila (imagen 1) y firmar un Pacto de Pobreza episcopal. No se conoce su número exacto: No tomaron, que se sepa, una “foto de familia”, ni conservamos el documento original…

Sólo se conservan algunas transcripciones, en varias lenguas (publiqué ayer la española), y la memoria de aquella “pequeña” asamblea silenciosa, de la que sólo se ocuparon algunos medios muy especializados, en notas de prensa tardía. Porque la gran Noticia era el Concilio Universal que se estaba celebrando en la Basílica Inmensa de San Pedro, con miles de corresponsales de prensa, con radios y televisiones.

Allí arriba, en San Pedro, los obispos habían hablado, y mucho, de pobreza, diciendo y publicando cosas memorables, que ha estudiado con toda precisión Joan Planellas en el trabajo central del libro que le dedicamos (El Pacto de las Catacumbas, Verbo Divino, Estella 2015, 81-110 imagen 2, portada del libro. con una pintura de la misma catacumba).

— Pero los 2500 Padres conciliares, en conjunto, no pudieron firmar un compromiso personal y colectivo de pobreza como el de este pacto (como si la pobreza fuera esencial para ellos, como si la iglesia tuviera que ser Una, Santa, Católica y Apostólica, pero no Pobre).el-pacto-de-las-catacumbas-y-la-mision-de-los-pobres-en-la-iglesia

Por eso, estos Cuarenta, en nombre de otros muchos, quizá hasta setecientos dejando por un día la altura de la Basílica de Pedro, bajaron a la Catacumba de Domitila, casi en secreto, sin llamar a la prensa, y rezaron y firmaron este documento admirable, sin obligar a nadie, comprometiéndose ellos mismos.
Se reunieron pues con toda discreción, en un catacumba, para retomar el pulso e impulso de la primera iglesia romana. Faltan muchos que quizá hubieran ido, pero no lo hicieron por “prudencia”. Pero estos cuarenta, muchos de América Latina, estuvieron, rezaron y firmaron.

Querían tener una celebración discreta lejos de la prensa,, para evitar que su gesto de sencillez y compromiso fuera interpretado como una “lección” a los otros obispos.

La primera referencia de la celebración apareció en una nota de Henri Fesquet casi un mes más tarde en Le Monde, el 8.12.1965: “Un groupe d‘ évêques anonymes s’engage à donner le témoignage extérieur d’une vie de stricte pauvreté” (Un grupo de obispos de grupo anónimos se comprometen a dar testimonio exterior de una vida de pobreza estricta (cf. Fesquet, Journal du Concile, Forcalquier, Paris, 1966, 1110-1113).

La misa la celebró Charles M.Himmer, obispo de Tournai, pero el máximo impulsor del documento fue Helder Camara de Recife, Brasil, aunque no se sabe quién lo redactó. Mas tarde se unieron muchos, entre ellos Roger Etchegaray, Presidente del Pontificio Consejo por la Justicia y la Paz. El Papa Francisco lo habría firmado, puede hacerlo el próximo día 16.

Los firmantes del pacto

Referencias en:

http://www.sedosmission.org/web/attachments/article/137/Catacomb%20Pact%20-%20Spanish.pdf
Beozzo, José Oscar (17 de noviembrede 2012). «Nota sobre los participantes en la celebración del Pacto de las Catacumbas, las Catacumbas de Santa Domitila, Roma, 16 de noviembre 1965». Evangelizadoras de los Apóstoles.

Brasil:

Dom Antônio Fragoso (Crateús-CE),
Don Francisco Mesquita Filho Austregésilo (Afogados da Ingazeira – PE),
Dom João Batista da Mota e Albuquerque, arzobispo de Vitória, ES,
P. Luiz Gonzaga Fernandes, que había de ser consagrado obispo auxiliar de Vitória
Dom Jorge Marcos de Oliveira (Santo André-SP),
Dom Helder Camara, obispo de Recife
Dom Henrique Golland Trindade, OFM, arzobispo de Botucatu, SP,
Dom José Maria Pires, arzobispo de Paraíba, PB.

Colombia:

Mons. Tulio Botero Salazar, arzobispo de Medellín
Mons. Antonio Medina Medina, obispo auxiliar de Medellín
Mons. Anibal Muñoz Duque, Obispo de Nueva Pamplona,
Mons. Raúl Zambrano de Facatativá
Mons. Angelo Cuniberti, vicario apostólico de Florencia.

Argentina:

Mons. Alberto Devoto de la diócesis de Goya
Mons. Vicente Faustino Zazpe de la diócesis de Rafaela
Mons. Juan José Iriarte de Reconquista

Otros países de América Latina

Mons. Alfredo Viola, obispo de Salto (Uruguay) y su auxiliar,
Mons. Marcelo Mendiharat, obispo auxiliar de Salto (Uruguay)
Mons. Manuel Larraín de Talca en Chile,
Mons. Gregorio McGrath Marco de Panamá (Diócesis de Santiago de Veraguas),
Mons. Leonidas Proaño en Riobamba, Ecuador

Francia

Mons Guy Marie Riobé, obispo de Orleans,
Mons Gérard Huyghe, obispo de Arras,
Mons. Adrien Gand, obispo auxiliar de Lille

Otros países de Europa

Mons. Charles Marie Himmer, obispo de Tournai, Bélgica,
Mons. Rafael González Moralejo, obispo auxiliar de Valencia, España,
Mons. Julius Angerhausen, obispo auxiliar de Essen, Alemania…
Mons. Luigi Betazzi, obispo auxiliar de Bolonia

África

Dom Bernard Yago, arzobispo de Abidjan, Costa de Marfil
Mons. José Blomjous, obispo de Mwanza, en Tanzania
Mons. Georges Mercier, obispo de Laghouat en el Sahara, África

Asia y América del Norte

Mons. Hakim, obispo melquita de Nazaret,
Mons. Haddad, obispo melquita, auxiliar de Beirut, Líbano
Mons. Gérard Marie Coderre, obispo de Saint Jean de Quebec, Canadá,
Mons. Charles Joseph de Melckebeke, de origen un belga, obispo de Ningxia, China.

(Reflexión posterior:
¿Quién no descubre inmediatamente el peso inmenso de algunos de esos cuarenta, verdaderos Padre de la Iglesia del siglo XX, obispos cuyo nombre y memoria nos sigue manteniendo en la línea de la fe y vida cristiana? A modo de ejemplo recordaré sólo a unos pocos:

Mons. Helder Camara, obispo de Recife
Mons. Tulio Botero Salazar, arzobispo de Medellín
Mons. Juan José Iriarte de Reconquista
Mons. Manuel Larraín de Talca en Chile
Mons. Gregorio McGrath Marco de Panamá (Diócesis de Santiago de Veraguas),
Mons. Leonidas Proaño en Riobamba, Ecuador
Mons. Guy Marie Riobé, obispo de Orleans
Mons. Charles Marie Himmer, obispo de Tournai, Bélgica
Mons. Rafael González Moralejo, obispo auxiliar de Valencia
Mons. Luigi Betazzi, obispo auxiliar de Bolonia
Mons. Georges Mercier, obispo de Laghouat en el Sahara
Mons. Hakim, obispo melquita de Nazaret,
Mons. Haddad, obispo melquita, auxiliar de Beirut, Líbano
Mons. Gérard Marie Coderre, obispo de Saint Jean de Quebec

Espiritualidad, Iglesia Católica , , , , , , , , , , , ,

El Pacto de las Catacumbas (16. 11. 1965)

Lunes, 16 de noviembre de 2015
Comentarios desactivados en El Pacto de las Catacumbas (16. 11. 1965)

el-pacto-de-las-catacumbas-y-la-mision-de-los-pobres-en-la-iglesiaTerminando el Concilio Vaticano II, inspirados por el movimiento que se estaba gestando en la Iglesia, unos 40 obispos de todo el mundo se reunieron en las Catacumbas de Domitila para firmar lo que hoy en día se conoce como el Pacto de las Catacumbas.

Eran pocos los que “celebraron” y firmaron aquel día el Manifiesto, de un modo casi secreto, a modo de conspiración cristiana, pero ellos aparecen como representantes de otros muchos obispos del Concilio, que eran en conjunto unos 700, inspirados especialmente por Cardenal G. Lercaro de Bolonia y H. Cámara de Brasil.

Con este Pacto, aquellos obispos se comprometieron a caminar con los pobres y a ser una Iglesia pobre al servicio de los pobres, con ellos y entre ellos. Para lograr eso, se comprometieron a llevar un estilo de vida simple, renunciando no sólo a los símbolos de poder, sino al mismo poder externo, volviendo de esa forma a la raíz del evangelio.

El espíritu de ese Pacto ha guiado desde entonces algunas de las mejores iniciativas de la Iglesia, el Oriente y Occidente, de manera que su texto ha venido a convertirse en una de las páginas mas influyentes y significativas de la historia cristiana de la actualidad, aunque aún no se hayan cumplido todos sus objetivos, como quiere el Papa Francisco, que es “hijo espiritual” de aquel pacto (aunque no pudo firmarlo, no era entonces obispo)

Por eso, al cumplirse los cincuenta años de aquel acontecimiento, hemos querido recoger en este libro no sólo el texto del Pacto y los nombres de aquellos que lo firmaron, sino algunos trabajos más significativos que ayuden a entenderlo y situarlo en su historia pasada, en su actualidad y en su necesaria proyección hacia el futuro. Así nos hemos propuesto estudiarlo y promoverlo en el conjunto de la iglesia y de la sociedad.

Con este motivo, a petición de la Congregación y de la Editorial de los Misioneros del Verbo Divino, custodios de la catacumba de Domitila, J. Antunes de Silva y un servidor, con la colaboración de más de veinte especialistas, hemos preparado este libro, publicado a la vez en cuatro lenguas (castellano, portugués, inglés e italiano), que recoge el origen, impacto y actualidad de aquel manifiesto, como iré indicando en los días que siguen.

Hoy presento el texto del pacto. En días sucesivos presentaré a los firmantes y estudiaré el contenido de su mensaje, presentando también a los más de veinte colaboradores actuales que han estudiado el Pacto, desde una perspectiva actual, con J. A. Da Silva y conmigo. Simplemente acabo dando gracias a la Editorial Verbo Divino por habernos permitido presentar en este libro aquel gran Documento de Pacto, quizá el más importante de la Iglesia Católica del siglo XX.

Pacto de las Catacumbas
(Catacumba de Domitila, 16 noviembre 1965)

(Contexto) El 16 de noviembre de 1965, pocos días antes de la clausura del Concilio, cerca de 40 padres conciliares celebraron una eucaristía en las catacumbas de santa Domitila. Pidieron “ser fieles al espíritu de Jesús”, y al terminar la celebración firmaron lo que llamaron “el pacto de las catacumbas”. El “pacto” es una invitación a los “hermanos en el episcopado” a llevar una “vida de pobreza” y a ser una Iglesia “servidora y pobre” como lo quería Juan XXIII. Los firmantes -entre ellos muchos latinoamericanos y brasileños, a los que después se unieron otros- se comprometían a vivir en pobreza, a rechazar todos los símbolos o privilegios de poder y a colocar a los pobres en el centro de su ministerio pastoral.

(Texto)

“Nosotros, obispos, reunidos en el Concilio Vaticano II, conscientes de las deficiencias de nuestra vida de pobreza según el evangelio; motivados los unos por los otros en una iniciativa en la que cada uno de nosotros ha evitado el sobresalir y la presunción; unidos a todos nuestros hermanos en el episcopado; contando, sobre todo, con la gracia y la fuerza de nuestro Señor Jesucristo, con la oración de los fieles y de los sacerdotes de nuestras respectivas diócesis; poniéndonos con el pensamiento y con la oración ante la Trinidad, ante la Iglesia de Cristo y ante los sacerdotes y los fieles de nuestras diócesis, con humildad y con conciencia de nuestra flaqueza, pero también con toda la determinación y toda la fuerza que Dios nos quiere dar como gracia suya, nos comprometemos a lo que sigue:

1. Procuraremos vivir según el modo ordinario de nuestra población en lo que toca a casa, comida, medios de locomoción, y a todo lo que de ahí se desprende. Mt 5, 3; 6, 33s; 8-20.

2. Renunciamos para siempre a la apariencia y la realidad de la riqueza, especialmente en el vestir (ricas vestimentas, colores llamativos) y en símbolos de metales preciosos (esos signos deben ser, ciertamente, evangélicos). Mc 6, 9; Mt 10, 9s; Hech 3, 6. Ni oro ni plata.

3. No poseeremos bienes muebles ni inmuebles, ni tendremos cuentas en el banco, etc, a nombre propio; y, si es necesario poseer algo, pondremos todo a nombre de la diócesis, o de las obras sociales o caritativas. Mt 6, 19-21; Lc 12, 33s.

4. En cuanto sea posible confiaremos la gestión financiera y material de nuestra diócesis a una comisión de laicos competentes y conscientes de su papel apostólico, para ser menos administradores y más pastores y apóstoles. Mt 10, 8; Hech 6, 1-7.

5. Rechazamos que verbalmente o por escrito nos llamen con nombres y títulos que expresen grandeza y poder (Eminencia, Excelencia, Monseñor…). Preferimos que nos llamen con el nombre evangélico de Padre. Mt 20, 25-28; 23, 6-11; Jn 13, 12-15.

6. En nuestro comportamiento y relaciones sociales evitaremos todo lo que pueda parecer concesión de privilegios, primacía o incluso preferencia a los ricos y a los poderosos (por ejemplo en banquetes ofrecidos o aceptados, en servicios religiosos). Lc 13, 12-14; 1 Cor 9, 14-19.

7. Igualmente evitaremos propiciar o adular la vanidad de quien quiera que sea, al recompensar o solicitar ayudas, o por cualquier otra razón. Invitaremos a nuestros fieles a que consideren sus dádivas como una participación normal en el culto, en el apostolado y en la acción social. Mt 6, 2-4; Lc 15, 9-13; 2 Cor 12, 4.

8. Daremos todo lo que sea necesario de nuestro tiempo, reflexión, corazón, medios, etc. al servicio apostólico y pastoral de las personas y de los grupos trabajadores y económicamente débiles y subdesarrollados, sin que eso perjudique a otras personas y grupos de la diócesis. Apoyaremos a los laicos, religiosos, diáconos o sacerdotes que el Señor llama a evangelizar a los pobres y trabajadores, compartiendo su vida y el trabajo. Lc 4, 18s; Mc 6, 4; Mt 11, 4s; Hech 18, 3s; 20, 33-35; 1 Cor 4, 12 y 9, 1-27.

9. Conscientes de las exigencias de la justicia y de la caridad, y de sus mutuas relaciones, procuraremos transformar las obras de beneficencia en obras sociales basadas en la caridad y en la justicia, que tengan en cuenta a todos y a todas, como un humilde servicio a los organismos públicos competentes. Mt 25, 31-46; Lc 13, 12-14 y 33s.

10. Haremos todo lo posible para que los responsables de nuestro gobierno y de nuestros servicios públicos decidan y pongan en práctica las leyes, estructuras e instituciones sociales que son necesarias para la justicia, la igualdad y el desarrollo armónico y total de todo el hombre y de todos los hombres, y, así, para el advenimiento de un orden social, nuevo, digno de hijos de hombres y de hijos de Dios. Cfr. Hech 2, 44s; 4, 32-35; 5, 4; 2 Cor 8 y 9; 1 Tim 5, 16.

11. Porque la colegialidad de los obispos encuentra su más plena realización evangélica en el servicio en común a las mayorías en miseria física cultural y moral -dos tercios de la humanidad- nos comprometemos:

* a compartir, según nuestras posibilidades, en los proyectos urgentes de los episcopados de las naciones pobres;
* a pedir juntos, al nivel de organismos internacionales, dando siempre testimonio del evangelio, como lo hizo el papa Pablo VI en las Naciones Unidas, la adopción de estructuras económicas y culturales que no fabriquen naciones pobres en un mundo cada vez más rico, sino que permitan que las mayorías pobres salgan de su miseria.
12. Nos comprometemos a compartir nuestra vida, en caridad pastoral, con nuestros hermanos en Cristo, sacerdotes, religiosos y laicos, para que nuestro ministerio constituya un verdadero servicio. Así,
* nos esforzaremos para “revisar nuestra vida” con ellos;
* buscaremos colaboradores para poder ser más animadores según el Espíritu que jefes según el mundo;
* procuraremos hacernos lo más humanamente posible presentes, ser acogedores;
* nos mostraremos abiertos a todos, sea cual fuere su religión. Mc 8, 34s; Hech 6, 1-7; 1 Tim 3, 8-10.

13. Cuando regresemos a nuestras diócesis daremos a conocer estas resoluciones a nuestros diocesanos, pidiéndoles que nos ayuden con su comprensión, su colaboración y sus oraciones.
Que Dios nos ayude a ser fieles.

(Para una presentación más amplia del libro:
http://www.verbodivino.es/libro/4209/el-pacto-de-las-catacumbas-y-la-mision-de-los-pobres-en-la-iglesia )

Espiritualidad, Iglesia Católica , , , , , , , , , , , ,

50 años del Pacto de las Catacumbas

Domingo, 15 de noviembre de 2015
Comentarios desactivados en 50 años del Pacto de las Catacumbas

catacumbas-de-la-domitila_560x280(Víctor Codina sj, teólogo).- ¿Qué es el Pacto de las Catacumbas? Durante el concilio Vaticano II (1962-1965) un grupo de obispos, principalmente de América Latina, liderados por Helder Cámara, se reunían periódicamente para reflexionar sobre el lema de la Iglesia de los pobres que Juan XXIII había propuesto para el concilio. Les motivaba a ello un deseo de fidelidad al Jesús pobre de Nazaret y también el testimonio del sacerdote Paul Gauthier y de la carmelita Marie Thérèse Lescase que trabajaban como obreros en Nazaret.

Tras un largo tiempo de diálogo y discusiones, pocos días antes de la clausura del Vaticano II, el 16 de noviembre de 1965, 40 obispos se reunieron en las Catacumbas de Sta Domitila de Roma para celebrar la eucaristía y firmar un compromiso, el llamado Pacto de las Catacumbas, al que se adhirieron otros 500 obispos del concilio.

En este Pacto, los obispos, conscientes de sus deficiencias en su vida de pobreza, con humildad pero también con toda determinación y toda la fuerza que Dios les quiere dar, se comprometen a 13 decisiones. Resumimos brevemente sus principales contenidos.

Procurar vivir al modo ordinario de la población en lo que toca a casa, comida y medios de locomoción; renunciar a signos de riqueza en vestimentas y metales preciosos, ni oro ni plata; no poseer bienes muebles ni inmuebles ni cuentas en el banco a nombre propio, sino, si es necesario, todo a nombre de la diócesis y obras sociales; confiar la gestión financiera a laicos competentes y conscientes de su misión apostólica; rechazar ser llamados con títulos como Eminencia, Excelencia, Monseñor…preferir ser llamados Padres; evitar todo tipo de concesiones de privilegios y preferencias.

A estas decisiones, más de tipo personal, se añaden una serie de opciones apostólicas: dar todo su tiempo, reflexión, corazón y medios al servicio de las personas, de los grupos trabajadores y económicamente débiles, apoyando a todos aquellos que se sienten llamados a evangelizar a los pobres; transformar las obras de beneficencia en obras sociales basadas en la caridad y la justicia; hacer lo posible para que los gobiernos decidan y pongan en práctica las leyes y estructuras necesarias para la justicia, igualdad y desarrollo armónico del hombre y de todos los hombres.

Como obispos comprometerse a ayudar los proyectos de episcopados pobres y pedir a organismos internacionales estructuras que permitan a las mayorías pobres salir de su miseria; compartir la vida en caridad pastoral con sacerdotes, religiosos y laicos para que el ministerio sea un verdadero servicio, revisando la vida con ellos, procurando ser más animadores de la fe que jefes según el mundo.

Al regresar a sus diócesis se comprometen a dar a conocer estas decisiones a sus diocesanos, pidiendo les ayuden con su colaboración y oraciones.

Han pasado 50 años del Pacto de las Catacumbas, muchas de estas semillas evangélicas han florecido, pero todavía muchos de estos compromisos son tareas pendientes.

Este Pacto de las Catacumbas ahora se actualiza con el Papa Francisco, quien con sus gestos simbólicos y sus exhortaciones nos invita a todos a vivir una vida sencilla y solidaria, donde los ministros no sean faraones, ni príncipes, ni capataces…sino servidores que huelan a oveja, para que toda la Iglesia sea pobre y para los pobres.

Los 50 años del Pacto de las Catacumbas puede ser para todos una ocasión de examen y conversión a una Iglesia más evangélica, a la Iglesia de Jesús, el carpintero de Nazaret.

Para ello podemos repetir la plegaria con la que concluye el Pacto: “Que Dios nos ayude a ser fieles”

Fuente Religión Digital

Espiritualidad, General, Iglesia Católica , , , , , , , , , , , ,

“Qué es Dios para mí”, por Bruno Álvarez

Viernes, 11 de septiembre de 2015
Comentarios desactivados en “Qué es Dios para mí”, por Bruno Álvarez

dios escondido Bruno Álvarez
Mendoza (Argentina).

ECLESALIA, 09/09/14.- A menudo, suelo preguntarme qué quieren decir las personas cuando utilizan la palabra “Dios”. Hablan de Él como si fuera una realidad evidente, algo que constatamos como si de un objeto se tratara, proyectando muchas veces sobre la divinidad una imagen pueril, y aprisionándola en todo tipo doctrinas que pretenden indicarnos en qué consiste el Ser de Dios.

La existencia de lo divino ha acontecido entre los hombres desde los albores de la humanidad. Aquellos primeros seres humanos que habitaron este planeta experimentaban una profunda admiración ante la realidad en la que se encontraban inmersos. Intuían el Misterio de la existencia y lo expresaban de diversas maneras. A pesar de  los miles de años que han trascurridos desde aquél entonces, los hombres modernos no hemos perdido la capacidad de admiración que apreciaban  los antiguos. La ciencia va revelando los enigmas de la existencia del mundo, en la medida que avanza en su investigación con métodos cada vez más rigurosos que nos permiten conocer el funcionamiento autónomo de nuestro universo, pero no puede desvelar el Misterio Inefable que habita detrás de lo incognoscible por el hombre y que habita en el fondo de nuestro ser . De ese Misterio pretendo hablar hoy, del cual  no sé nada, pero que experimento en mi vida diaria y al interpelarme sobre el sentido último de la existencia.

De esta realidad que llamamos Dios se han dicho muchas cosas: algunas personas lo ven como un Ser celestial que habita en el cielo, allá “arriba”; otros como un Dios que nos crea para servirle y brindarle adoración; hay quienes lo ven como un Ser Justiciero que recompensa a los buenos y castiga a los malos; están aquellos que piensan que interviene de vez en cuando en la historia con milagros y prodigios, reservado sólo para algunos privilegiados y elegidos; y hay quienes, como en el caso de Jesús de Nazaret,  lo percibe como el mejor compañero del hombre, que comparte nuestra existencia y acomete entre los hombres que desean hacer su voluntad y dejarse humanizar por Él. Yo por mi parte, soy  un poco más cauto para hablar de Dios: no sé qué es y no pretendo comprenderle. “Si comprendes, no es Dios” decía  San Agustín. Y me tomo en serio aquella frase de Wittgenstein que reza: “De todo lo que no se puede hablar, hay que callar”.

Es por ello, que pretendo interpretar a Dios siempre como Misterio, pero a su vez como una experiencia que aprendemos a conocer y amar cuando nos abrimos a esa realidad que nos impulsa a ejercer la justicia, la libertad, la compasión; a comprometernos por un mundo más equitativo e igualitario, a romper todas las cadenas que esclavizan al hombre y que soslayan la tarea más acuciante de la religión: la felicidad de los seres humanos en esta vida. Pues del “más allá” no tenemos ninguna certeza que exista, aunque  la mayoría de las veces la predicación religiosa se ocupe de la vida venidera descuidando en gran parte los asuntos mundanos que causan dolor y sufrimiento, inanición, desesperanza y desgana de enfrentar la dureza de la vida.

Decía que de Dios no podemos saber nada. La teología tradicional ha pretendido indicarnos la forma en la que Dios es y actúa. La visión del mundo impuesta por la modernidad cambió nuestro paradigma teológico y nuestra forma de comprender el misterio divino. Hay un hecho innegable: hemos creado a Dios nuestra imagen y semejanza, es decir, le hemos atiborrado de rasgos antropomórficos,  atribuyéndole todo tipo de atrocidades que cometemos  los humanos; basta leer la Biblia Hebrea o el Nuevo Testamento para comprender de qué hablo. El Dios judío Yavhé comporta valores morales inferiores a una persona considerada decente, instando a la matanza de niños inocentes, aprobando la guerra, ordenando el exterminio en masa, estableciendo directrices difíciles de cumplir para quienes quieran tener una relación apropiada con Él,  y un largo etc. Esta imagen sanguinaria de Dios del Antiguo Testamento, “uno de los libros más llenos de sangre de la literatura mundial” en palabras de Norbert Lohfink, uno de los exégetas más reconocidos del siglo XX, sigue imperando en la mente de muchos creyentes. Soy ateo de ese Dios. Pero el Nuevo Testamento no se queda atrás: se vislumbra a Dios como un Ser que sacrificó deliberadamente a su Hijo en la cruz para redimirnos de nuestros pecados y así poder perdonar las ofensas que habíamos cometido contra él. También soy ateo de ese Dios, claro está.

En los últimos años, y mediante la lectura de místicos y místicas de diversas corrientes religiosas, he descubierto con gozo una nueva forma de hablar de la divinidad: el apofatismo. Lo que quiere decir este término es que Dios es inefable, indecible. También se lo ha denominado teología negativa, esto es, que de Dios es más acertado decir lo que no es que lo que es. De Dios no podemos saber ni decir nada, pues escapa de nuestra limitada compresión de aquél Misterio que nos trasciende y nos habita. La única forma de  hablar de Dios es mediante los símbolos y las metáforas. El lenguaje literal sobre Dios no puede existir, pues no podemos captar lo infinito con nuestro ser finito. Ya Santo Tomás de Aquino decía que de Dios sólo podemos hablar por analogías.

Dicho todo esto, ¿qué es Dios para mí? Antes que nada Misterio; al cual accedemos mediante la experiencia contemplativa, creándonos una  reverencia y admiración irresistible aun en aquellos momentos en los que dudamos de su existencia.  Habrá que “pensar” menos a Dios y “sentirlo” más, convirtiéndose de este modo en criterio existencial para confrontar una vida lacerante que en ocasiones se nos presenta como un sinsentido.

Sin embargo, en aquellos momentos en los que pretendo desvelar la naturaleza insondable de Dios y encontrar un referente por cual pueda acceder a su misterio, no encuentro una manera más segura que acercarme a la fascinante figura de Jesús.  Cuando pienso en cómo es Dios, cómo actúa en los seres humanos y qué quiere para ellos, me basta con recurrir a la Buena Nueva del Evangelio de Jesús. Es en su lucha por la liberación de toda opresión que asedia al hombre, su amor para con el prójimo necesitado, su compasión ante los que sufren, su lucha por un mundo más fraterno y más justo en donde yo encuentro la inefabilidad divina. Intuyo, gracias al personaje histórico de Jesús, que a Dios lo puedo relacionar con la Justicia, la Libertad, la Compasión, el Amor, el Sentido y la Verdad.  Dios para mí es, a su vez, Presencia Ausente, o Ausencia Presente. Dios se manifiesta en la vida de Jesús y de todos aquellos que se comprometen por un mundo más justo y servicial. No obstante, nos da la impresión que “calla” frente a la cruz de Jesús y de todos los derrotados de la historia humana. Pero la experiencia de la resurrección que compartieron los apóstoles quiere indicarnos que el mal no tiene la última palabra. Detrás del sufrimiento y el dolor que provocan los humanos y los desastres naturales, se encuentra Dios suscitando la Vida. Es en esa Ausencia-Presencia donde trascurre nuestra existencia, entre la congoja de saberse finito y el coraje de existir sustentado por Dios (Paul Tilich).

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

Espiritualidad , , , , , ,

Sínodo sobre la Familia. Jesús y su familia en los evangelios: Una relación conflictiva y superadora Evaristo Villar

Domingo, 23 de agosto de 2015
Comentarios desactivados en Sínodo sobre la Familia. Jesús y su familia en los evangelios: Una relación conflictiva y superadora Evaristo Villar

cuerpo CristoLeído en la página web de Redes Cristianas

En la cultura y espiritualidad cristiana domina, en general, el monolitismo referente a la familia. Se habla de la “familia cristiana” como institución unívoca que prolonga la familia modélica de Jesús. Pero, a la luz de los evangelios, ¿fue tan modélica la familia de Jesús?

1. El conflicto en la familia de Jesús

Entre la extrañeza por las obras que hace y el poco aprecio de sus paisanos por la humildad de su origen, los tres evangelios sinópticos dejan constancia de la familia nuclear de Jesús: “¿No es este el carpintero [Mt 13,55 dice “el hijo del carpintero, y Lc 4, 22, del “hijo de José”], el hijo de María y hermano de Santiago y José, de Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas con nosotros”, Mc 6,3?1

Como atestigua Lucas en el libro de los Hechos 1, 14, parte de esta familia se encuentra en la naciente Iglesia después de la pascua. Santiago, a quien se conoce como “hermano del Señor” (Gal 1,9), presidió la Iglesia madre de Jerusalén (Hch 15,13), y, junto a Pedro y Juan, “dio la mano” a Pablo y Bernabé cuando tuvieron que acudir a Jerusalén para dar cuenta de su predicación entre los gentiles (Gal 2,9). Este dato se mantiene también durante el s. II en la tradición extracanónica2.

Pero, contrariamente a esta aparente “armonía familiar”, los evangelios sinópticos, más pegados al tiempo real de Jesús, dan algunas noticias sobre el comportamiento de la familia de Jesús antes de la pascua. Y no son precisamente apologéticas. Reflejan grandes tensiones entre Jesús y sus familiares. Una relación nada armónica que va desde el escepticismo que refleja el evangelio de Juan (“es que ni siquiera sus hermanos creían en él”, Jn 7,5) hasta el conflicto, como veremos a continuación. El modo extraño de comportarse Jesús acaba rompiendo la armonía de la familia que llega a pensar que padece “trastorno mental”. Y, para salvar ante el pueblo su reputación, la familia se siente en la obligación de recluirlo.

La escena que cuenta Marcos Mc 3, 21-31, seguido de Mateo y de Lucas, es paradigmática. Jesús está en casa de Pedro y una multitud, descontenta con el sistema (“no podían ni comer”) se apiña a su entorno. Pero “al enterarse los suyos se pusieron en camino para echarle mano, pues decían que había perdido el juicio… Llegó su madre con sus hermanos y, quedándose fuera, lo mandaron llamar”.

La fama de la familia, en especial de María, su madre, está en entredicho. “El hijo sensato, como rezaba el refrán popular, es alegría del padre, pero el hijo necio es pena para la madre” (Prov 10,1). En una sociedad agraria como aquella, el reconocimiento de la madre está en el número y valía de hijos varones; pero el fracaso de estos acarrea también el fracaso de la madre. Por esta razón han venido su madre y sus hermanos para retornarlo a la cordura familiar.

Entre la multitud, sentada en semicírculos a los pies de Jesús, alguien le pasa el aviso: “Tu madre y tus hermanos te buscan ahí fuera”. Ni siquiera entran para no hacerse cómplices de sus extravíos. Sin inmutarse, Jesús reacciona con una pregunta: “¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?” A nadie, y menos a su madre, le podía dejar buen estómago esta respuesta. Si no fuera por la aclaración que, después de observar la reacción del auditorio, él mismo hace, cabría pensar en una grave desconsideración con su familia y hasta de una humillación pública de su madre. Pero no parece ser esa la intención de Jesús. En su respuesta deja claro que lo que más profundamente vincula a los seres humanos no es el origen, sino la participación en el mismo proyecto. “Mi madre y mis hermanos, dice, son quienes se ponen en camino para hacer lo que Dios anhela”. La participación en el Reino de Dios, viene a decir, no se funda tanto en la sangre o la carne, representada allí por su madre, cuanto en el proyecto de fraternidad que constituye a la gente por igual en hermanos y hermanas.

Reforzando esta escena emblemática de la casa de Pedro —pero ahora sin la presencia de los familiares directos— está esta otra que narra exclusivamente Lucas en 11, 27-28. Para todo el mundo es notorio que el establishment judío no soporta de buen grado la transformación física y mental de la gente que sigue y oye los discursos de Jesús. El poder oficial le acusa de magia por la terapia que practica y le exige señales del cielo para acreditar el origen divino de sus poderes. En estas, una mujer que lo viene siguiendo y conoce perfectamente el bienestar y la esperanza que infunde en las masas, grita mirando a Jesús y contra la ceguera de los dirigentes: “dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron”. Jesús no la desmiente, pero aclara en seguida que la dicha, aun de esa madre afortunada, no está tanto en la vinculación natural con él, sino en la fidelidad de ambos al proyecto global de Dios: “Dichosos, mejor, los que escuchan el mensaje de Dios y lo cumplen”.

Mantener estos datos conflictivos, contra la poderosísima tendencia de esa primera época cristiana a convertir a Jesús en leyenda y objeto de culto es, a juicio de Gerd Theissen, profesor de Nuevo testamento en Heidelberg, un buen indicio de su historicidad3.

2. Apuntando directamente a las causas

El extraño comportamiento de Jesús con su madre y sus hermanos apunta directamente a las causas: su modelo de familia, como luego veremos, no coincide con el que ellos representan. El de Jesús es justamente la alternativa a la familia patriarcal. Frente a la dependencia y sumisión de la primera, Jesús apuesta abiertamente por la autonomía y la igualdad en las funciones y en los sexos. Veamos algunos ejemplos paradigmáticos:

. El referente a la paz y la espada, en Lc 12 51-53: “¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? Os digo que paz no, sino división. Porque, de ahora en adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; se dividirá padre contra hijo e hijo contra padre, madre contra hija e hija contra madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra la suegra”. La decisión a favor o en contra de Jesús está causando, en las comunidades de Lucas, una división profunda en el seno de las familias. No hay paz, sino guerra porque, en el fondo, se están enfrentando dos proyectos alternativos, el de la verticalidad patriarcal y el de horizontalidad del proyecto de Jesús. Y todo esto se manifiesta tanto en el conflicto generacional que enfrenta a los hijos con los padres como en el conflicto de género que rompe la dependencia de las mujeres frente a los varones.4

. Odiar a la propia familia (Lc 14, 26). La expresión, para nuestra sensibilidad, resulta hiriente. No nos está permitido odiar a nadie y menos a la propia familia. Tampoco, así como suena, encaja bien en el pensamiento real de Jesús. Este aparece más certeramente expresado en este dicho a propósito de los enemigos: “Os han enseñado que se mandó: amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos” (Mt 5, 43). Los paralelismos con otros lugares del Antiguo y Nuevo Testamento han inclinado a los exégetas a traducir el verbo griego “miseo” (odiar) por “amar menos” o “amar más” (como en Mt 10,37). Las nuevas Biblias castellanas5 entienden adecuadamente la opción alternativa por el seguimiento de Jesús al traducir este semitismo por “preferir”: ”Si uno quiere ser de los míos y no me prefiere a su padre y a su madre…”. Superado este semitismo, estamos, como en el dicho anterior sobre la paz y la espada, ante la doble ruptura generacional y de género. Ante el peligro de convertir la familia en gueto privilegiado y clasista, excluyente de los extraños y frecuente foco de egoísmo colectivo y posesivo, Jesús ofrece un proyecto de familia abierta, levantada sobre la gratuidad y la universalidad6.

. El divorcio o la igualdad del hombre y la mujer (Mc 10, 11; Mt 19, 8; Lc 16,18). Los tres evangelios sinópticos reflejan este dicho de Jesús. Pero, mientras Marcos lo acomoda a la mentalidad grecorromana, más liberal, Lucas se mantiene más pegado a la tradición androcéntrica judía: “Todo el que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio; y el que se casa con una repudiada comete adulterio”. Como afirma Dominic Crossan7, Jesús no se opone directamente al divorcio, sino a la legislación judía que lo convierte en privilegio exclusivo del varón. En este contexto jurídico, contra el que Jesús reacciona, se rompe el proyecto ideal del Génesis 2, 24 que apunta a la constitución, desde el amor, de un solo ser sin sometimientos ni dominios en la pareja. La ley judía está siendo injusta porque deshumaniza a la mujer y a toda la familia sometiéndolos al capricho y dominio del patriarca. El conflicto, una vez más, surge entre la igualdad que propugna el Reino y el sometimiento que vige en la familia patriarcal, reflejo, a su vez, del dominio de la clase dominante sobre el pueblo.

3. La alternativa de Jesús o la familia Dei

Chris-Calvey-as-Jesus-Approving-of-GaysEl tipo de familia que propone Jesús es en definitiva una respuesta crítica y, a la vez, una propuesta alternativa al modelo patriarcal vigente. Surge como reacción espontánea a la provocación ética que está generando la realidad sociopolítica y religiosa de la Galilea de su tiempo. Una realidad impuesta desde el poder que está dejando fuera de las instituciones oficiales a mucha gente. No podía ser nunca bueno un sistema que ignora y excluye a la mayoría social. Y la familia androcéntrica y patriarcal, que reproduce en el espacio doméstico este mismo desajuste social, es, por este motivo, rechazable. La alternativa de Jesús apuesta por una forma de articulación social que, invirtiendo el (des)orden establecido por las instituciones oficiales del imperio y del templo, comienza desde abajo, desde las víctimas que estas mismas instituciones están creando. Su propuesta o tipo de familia que Jesús propone y pone él mismo en marcha se concentra en lo que él mismo consideraba la familia Dei8. En esquema, se reduce a las dos claves siguientes:

Frente a la familia patriarcal fundada sobre la propiedad de los bienes y de las personas que se convierte en un sistema cerrado, excluyente, y frecuentemente posesivo, el nuevo proyecto se levanta sobre la sociabilidad y la gratuidad de los bienes y las personas, abierto a la inclusión y la universalidad. Y frente a la verticalidad que se impone desde arriba y reproduce el viejo (des)orden de autarquía y sumisión, Jesús propone un nuevo tipo desde abajo que se levanta desde la autonomía e igualdad de todos los miembros. Al poder monárquico y absoluto de la figura del padre que todo lo somete y domina se opone la toma de conciencia de la igual dignidad desde la que todas y todos son hermanos: “vosotros, en cambio, no llaméis a nadie “padre” vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro “Padre”: el del cielo” (Mt 23, 9).

De entre la multitud de gente que lo seguía, algunas personas se comprometen con el nuevo modelo. Provienen desde distintas situaciones. Un colectivo amplio lo constituyen los que nada tienen, víctimas del sistema; otros lo hacen por vocación.

El primer grupo lo constituyen los que Holl calificó de “malas compañías”, es decir, los pobres y mendigos, los sin hogar y sin tierra, desarraigados y siempre en camino. Entre los segundos se cuentan los que, por opción, han dejado casa, hacienda o familia. Unos y otros van creando en torno a Jesús círculos de pertenencia de forma espontánea., desde los “meros oidores de su palabra” y los discípulos y discípulas que lo siguen de forma itinerante entre las aldeas hasta los mismos labradores que ponen su casa y sus bienes a disposición de los que anuncia un nuevo estilo de vida, el del Reino de Dios.

Una reflexión final

Pretender trasladar la realidad de hoy al evangelio y querer descubrir en él la presencia explícita de todos y cada uno de los tipos de convivencia que hoy se dan, es, quizás, demasiado artificial. Pero tampoco sería correcto dejar tanta vida fuera del evangelio.

Hay, a mi modo de ver, dos instancias desde las que todos estos tipos de familia entran por la puerta grande en la nueva Familia de Jesús o Familia Dei: desde la situación de exclusión, rechazo y marginación de la que—si no jurídicamente en algunos países— están siendo objeto sociopolítica y religioso-culturalmente en la “buena sociedad” y en las viejas iglesias. Son ellos hoy aquellas “malas compañías” de las que quiso rodearse Jesús en su día. Esto en primer lugar. Y, luego, desde el principio del amor, omnipresente en todos los rincones de los evangelios9. También hoy se puede oír la propuesta de Jesús: “amadlos como yo los he amado”.

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , , , , ,

“Un problema: nuestras liturgias”, por José Agustín Cabré

Domingo, 2 de agosto de 2015
Comentarios desactivados en “Un problema: nuestras liturgias”, por José Agustín Cabré

topiceucaristia-720_270x250De su blog El catalejo del Pepe:

Una buena parte de los católicos que acuden a los templos el día domingo son adultos mayores. Pueden recordar, por lo tanto, la sorpresa y el alivio que les significó en su experiencia religiosa, hace 50 años, los cambios que el Concilio Vaticano realizó en la liturgia de los sacramentos y de la misa: se les invitó a pasar de “asistentes” a “participantes en los ritos y el culto. Se pasó de “oír misa” a “celebrar la misa”.

Con el paso del tiempo se ha podido comprobar que esas reformas no fueron tan completas como se esperaba: los católicos siguen asistiendo a misas como a un espectáculo en donde ellos son el público y los actores son otros: el cura, los acólitos, los ministros, los lectores, el coro…todo distribuido en un espacio acomodado como un teatro: un público que mira a cierta distancia la actuación de unos disfrazados que están en el escenario.

De la Eucaristía, la gran acción de gracias a Dios por el don de la vida, mediante la experiencia humana de Jesús de Nazaret, con su vida, pasión, muerte y resurrección…en realidad queda bien poco.

Un lenguaje desconocido.

Hubo algunos cambios, es cierto: se pasó del latín- que nadie entendía- al idioma de cada país. Pero no se cambió el nefasto sistema de la lectura continuada de la biblia. En el afán de que el pueblo escuche alguna vez toda la biblia, se han mantenido en la misa las lecturas (antiguo y nuevo testamento más evangelios) leyendo de corrido desde el Génesis al Apocalipsis en un período de tres años; la idea, si alguna vez fue buena, ha fracasado en la práctica. Con este sistema el pueblo católico tiene que escuchar lo que toque leer ese día, sea cual sea la experiencia vital que esté viviendo. Aún son pocos los pastores que abandonan ese sistema y se atreven a buscar las lecturas más apropiadas para cada ocasión; esto exige tiempo de preparación, buen criterio de discernimiento y capacidad de diálogo con los equipos laicales. También puede exigir entereza para ir a dar explicaciones al obispo que necesariamente defenderá el otro esquema impuesto desde Roma.

Pero no es el único cambio para que la misa sea realmente Eucaristía. Si como dice la catequesis, con más poesía que seguridad, se trata de una comunidad a modo de familia que celebra su fe, alimenta su esperanza y vive la caridad, la misa debiera contar con un ambiente atractivo y con signos entendibles y didácticos.

En uno de sus textos incisivos pero veraces, el periodista Raúl Gutiérrez, que se considera un cristiano de base y de mentalidad amplia y pluralista, escribió:

Las improvisaciones.

La sensación que a uno le queda con frecuencia al salir de alguna misa dominical es la improvisación, como si el sacerdote y los encargados de la ceremonia no estuvieran demasiado convencidos de la importancia y la solemnidad del acto.

En pocos templos los fieles son acogidos en la puerta por el sacerdote o laicos que los saluden y entreguen una hoja con los textos bíblicos que se leerán en la celebración. Como la mayoría llega atrasada, es frecuente que la misa se inicie en presencia de una exigua concurrencia, que terminará de engrosarse recién durante la homilía.

La improvisación del equipo encargado de la misa se advierte en los cuchicheos entre el guía y los lectores, e incluso entre el celebrante y sus acólitos, actitudes que sumadas a desplazamientos nerviosos y aparatosos de estos personeros en torno al altar y hacia la sacristía distraen a la comunidad.

Dejando de lado toda consideración o exigencia de carácter estético, cabe señalar que la mayoría de los coros maneja un estilístico repertorio de canciones litúrgicas, lo que explica que con frecuencia entone algunas que guardan escasa o ninguna relación con la fiesta que se trata o la enseñanza básica del Evangelio de ese domingo. Dejar los coros, por llamarlos de alguna manera piadosa, a la buena de Dios, demuestra una escasa comprensión del significado de la música como medio universal de comunicación, sobre todo en el caso de los jóvenes”.

Una liturgia que no convence.

Resultan interesantes las anotaciones del periodista. Pero, lamentablemente, deberá pasar todavía mucho agua bajo los puentes antes que la liturgia católica se haga comprensible, celebrativa, compartida, santificadora de la vida. Se está hablando de la gran tarea de evangelizar al siglo XXI, de comprometerse con la misión permanente, de hablar un lenguaje de palabras y signos entendibles al mundo de hoy. Pero no se nota ningún cambio hacia delante; mas bien se advierten muchos retornos al pasado: algunos llegan a la paranoia de querer volver al latín, de colocar aún más colgajos en las vestiduras de los clérigos, de incorporar de modo permanente el incienso en las liturgias…

El mundo del siglo XXI los mira, se ríe y sigue su camino buscando, casi a la desesperada, quién lo acompañe en su caminar por la vida. Los grandes valores del Reino de Dios, los que nos humanizan, siguen sin ser descubiertos porque se les quiere poner demasiados trapos encima.

Espiritualidad, General, Iglesia Católica , , , , , ,

“Meditación ante un crucifijo (2000 años después)”, por José Ignacio González Faus

Jueves, 2 de julio de 2015
Comentarios desactivados en “Meditación ante un crucifijo (2000 años después)”, por José Ignacio González Faus

orado ante crucifijoDe su blog Miradas Cristianas:

(N.B. Casi por los mismos días, dos amigos me piden que mire de recuperar este texto que tiene ya más de 40 años y apareció en una revista que ya no existe. Manera de recuperarlo puede ser enviarlo a este blog por si a alguien le es útil)

Ya ves: en el fondo hemos aprendido bien tu lección y te perdonamos también nosotros. Y hasta te perdonamos con tu misma generosidad excusante: no sabías lo que te hacías ¿verdad?

Ahora comprenderás que, si hubieses tenido veinte años más, todo habría terminado bien. Habría sido más fácil llegar a un acuerdo. Y luego, hasta puede que Pilato te hubiese concedido una audiencia y hubiese designado un centurión para que te guardara las espaldas. Y, créenos, todo eso habría repercutido en mayor bien de tu pueblo.

Pero en fin: ya pasó todo y será mejor no volver a hablar de ello. Sólo te reprochamos una cosa: que no hicieras caso a los ancianos (Mt 15,2: 26,47.57; 27,1). Ellos sabían mejor que tú que la madurez no consiste en decir no ante las cosas, sino en justificarlas. Ellos ya sintieron tener que promover tu condena. Pero… ahora que ya han pasado aquellas horas negras y el tiempo ha podido suavizar muchas asperezas, reconoce que tu actitud facilitaba bien poco las cosas.

Si hubieses sido más prudente como te aconsejaban tus familiares (Mc 3,32; Jn 7,3-5) -ahora comprendes que te querían bien ¿no?-, habría podido evitarse el desenlace y habrías tenido más tiempo y más oportunidades para seguir predicando al pueblo aquellas cosas tan bonitas que predicabas (porque nosotros también sabemos apreciarlas, ¿ves?). Habrías podido hacer más bien. Compréndelo: en la vida siempre es necesario un poco de flexibilidad. Hay que pactar, hay que renunciar a lo ideal para salvar lo posible…

Tú en cambio… ¡en buen lío nos metiste! ¿No ves que marxistas como ese tal Garaudy, se aprovechan de tu imprudencia para hacer panegíricos tuyos y decir que en ti “el amor debió ser militante,subversivo”, que por eso te crucificaron, que “pusiste de manifiesto lo absurdo de todas las sabidurías, al demostrar precisamente lo contrario del destino inexorable: la libertad, la creación, la vida?”… ¡Por favor! Comprende que todo eso nos coloca en una situación bien poco airosa, y que luego nosotros nos las deseamos para ver de paliar los efectos de tu idealismo inexperto.

Pero en fin, ya te he dicho que no tratamos de reprocharte nada. De veras tendrías que creer que nuestra disposición para un diálogo es inmejorable y que estamos seguros de que será posible llegar a un acuerdo. Sólo deberías tener en cuenta que tenemos muchos más años y más experiencia que tú.

Sé razonable. Estamos seguros de que ahora que los años te habrán hecho reflexionar y nos darás a razón, siempre será posible un arreglo. Y sin duda que interpretaremos correctamente lo que tú harías hoy -que ya no eres tan joven- si nos limitamos a hacer de tu cruz una alhaja para nuestras jerarquías o un adorno para nuestros dormitorios.

Déjanos hacer. Ya verás cómo es para bien de todos.

Espiritualidad , , , ,

‘Recuperar el proyecto de Jesús’, nuevo libro de Pagola en PPC

Lunes, 22 de junio de 2015
Comentarios desactivados en ‘Recuperar el proyecto de Jesús’, nuevo libro de Pagola en PPC

cubierta-recuperar-proyecto-jesusDirigido a parroquias y comunidades cristianas

Los textos del libro pretenden promover la reflexión pastoral en grupos parroquiales y comunidades

(PPC).- La editorial PPC presenta el proyecto Nueva etapa evangelizadora, una serie de cuatro libros firmados por José Antonio Pagola cuyo objetivo es contribuir a la dinamización de las parroquias y las comunidades cristianas, respondiendo a la llamada de renovación del papa Francisco.

El primero de estos libros acaba de salir al mercado y se titula Recuperar el proyecto de Jesús. Posteriormente, verán la luz Anunciar a Dios como buena noticia, Hacernos seguidores de Jesús y Caminos concretos de evangelización.

El título del proyecto nace de las palabras con las que Francisco abre la exhortación apostólica Evangelii gaudium: “Quiero dirigirme a los fieles cristianos para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por la alegría de Jesús e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años“.

El sacerdote y teólogo vasco, escritor de referencia del libro religioso y autor del best-seller Jesús. Aproximación histórica, presenta ahora Recuperar el proyecto de Jesús, un libro dirigido a parroquias y comunidades cristianas que quieren realizar -o ya están en proceso de hacerlo- un camino de “conversión pastoral a Jesús y su Evangelio“.

“El objetivo de este libro -dice el propio Pagola- es ayudar a esas parroquias y comunidades a poner en marcha de manera humilde, pero responsable, un proceso de renovación. El objetivo concreto es caminar en los años venideros hacia un nivel de vida cristiana más inspirada y motivada por Jesús, y más comprometida en abrir caminos al proyecto humanizador del reino de Dios“.

El libro propone un modelo para que cada parroquia o comunidad pueda discernir lo que hay que cuidar para elaborar con realismo un plan de renovación propio. Se insiste también en la necesidad de ir poniendo a Jesucristo cada vez más en el centro de la comunidad, y de reavivar el espíritu profético que animó la actividad entera de Jesús. Los capítulos sucesivos se detienen en los últimos, la misión curadora de la Iglesia y la dignidad de la mujer. Al final de cada capítulo se ofrecen algunas sugerencias sobre cómo trabajar el texto en distintos momentos de la comunidad y cómo promover la reflexión pastoral en grupo.

La invitación es clara: “No podemos seguir viviendo en nuestras parroquias y comunidades de manera rutinaria. Hemos de reaccionar.

Más información: http://www.ppc-editorial.es/es/sala-de-prensa/noticias/nuevo-libro-de-pagola-en-ppc-recuperar-el-proyecto-de-jesus

Biblia, Biblioteca, Cristianismo (Iglesias), Espiritualidad, Iglesia Católica , , ,

Recordatorio

Cristianos Gays es un blog sin fines comerciales ni empresariales. Todos los contenidos tienen la finalidad de compartir, noticias, reflexiones y experiencias respecto a diversos temas que busquen la unión de Espiritualidad y Orientación o identidad sexual. Los administradores no se hacen responsables de las conclusiones extraídas personalmente por los usuarios a partir de los textos incluidos en cada una de las entradas de este blog.

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Por supuesto, a petición de los autores, se eliminará el contenido en cuestión inmediatamente o se añadirá un enlace. Este sitio no tiene fines comerciales ni empresariales, es gratuito y no genera ingresos de ningún tipo.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un espacio de información y encuentro. La información puede contener errores e imprecisiones.

Los comentarios del blog estarán sujetos a moderación y aparecerán publicados una vez que los responsables del blog los haya aprobado, reservándose el derecho de suprimirlos en caso de incluir contenidos difamatorios, que contengan insultos, que se consideren racistas o discriminatorios, que resulten obscenos u ofensivos, en particular comentarios que puedan vulnerar derechos fundamentales y libertades públicas o que atenten contra el derecho al honor. Asimismo, se suprimirá aquellos comentarios que contengan “spam” o publicidad, así como cualquier comentario que no guarde relación con el tema de la entrada publicada. no se hace responsable de los contenidos, enlaces, comentarios, expresiones y opiniones vertidas por los usuarios del blog y publicados en el mismo, ni garantiza la veracidad de los mismos. El usuario es siempre el responsable de los comentarios publicados.

Cualquier usuario del blog puede ejercitar el derecho a rectificación o eliminación de un comentario hecho por él mismo, para lo cual basta con enviar la solicitud respectiva por correo electrónico al autor de este blog, quien accederá a sus deseos a la brevedad posible.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.