Mississippi aprueba que los comercios puedan discriminar a los gays.
Todo en la apariencia de la ley está pensado para presentarla como algo positivo. Se trata de defender las creencias religiosas de los habitantes de Mississippi. Pero en la práctica esta defensa se puede interpretar como el derecho a negarse a actuar en contra de sus creencias, aunque esto signifique discriminar a parte de la población. La Ley de Restauración de la Libertad Religiosa, recién aprobada en el Estado, hará posible que una farmacia niegue tratamiento hormonal a una persona transexual. O que un restaurante no permita cenar a una pareja de novios gays. Todo ello en virtud de que los propietarios de cualquier establecimiento no actúen en contra de sus creencias. Lejos del ejemplo de Arizona, donde la gobernadora Jan Brewer vetó un proyecto similar, el gobernador de Mississippi, Phil Bryant, ya ha anunciado que tiene previsto firmar la ley e incluso que se siente “orgulloso” del texto aprobado, que entrará en vigor el uno de julio.
El texto aprobado sigue como modelo una ley federal que está en vigor desde 1993 y ha rebajado el tono desde su redacción inicial para acallar a los críticos. El Consejo Económico de Mississippi, por ejemplo, había criticado la versión inicial y se había declarado en contra del cualquier tipo de discriminación, pero han retirado la queja ahora que el texto es más difuso. En cualquier caso los defensores de los derechos humanos siguen viendo un riesgo claro de maltratro a las minorías y advierten de que legaliza la discriminación. “Mantenemos la esperanza de que las cortes a lo largo del estado rechazarán cualquier intento de usar la religión para justificar la discriminación. A nadie debería negársele un servicio por ser quiénes son”, explicó a Reuters Jennifer Riley-Collins, directora ejecutiva de la Unión Americana por las Libertades Civiles (ACLU) en Mississippi.
Foto: Phil Bryant.
Fuente Ragap
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