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Nuevas denuncias de abusos contra Tony Anatrella, el “experto gay” del catolicismo francés

Lunes, 3 de junio de 2019
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tony-anatrellaEl “psiquiatra de la Iglesia” ya fue suspendido por el arzobispo de París

Revela que cuando tenía 14 años el conocido como “psiquiatra de la Iglesia” le pidió que le enseñara su pene y le masturbó

Fue solo el comienzo de los “tratamientos corporales” contra la homosexualidad a los que Anatrella también sometió a otros hombres, “sesiones de relajación en calzoncillos” o masajes desnudos incluidos

Era el “experto gay” del catolicismo francés. Un “psicoanalista” que ha sido uno de los mayores impulsores de la represión de los homosexuales en la Iglesia en los últimos años. Pero monseñor Tony Anatrella también es un abusador de menores y de adultos, según las numerosas denuncias que han ido acumulándose contra este sacerdote en los últimos 15 años y que resultaron en su suspensión el pasado julio por el arzobispo de París. A estas denuncias, se suma ahora una nueva queja de un hombre que alega que el cura le masturbó cuando tenía 14 años.

Pascal B., hombre que tiene actualmente 58 años y con problemas de audición desde niño, ha revelado a La Croix que su madre le mandó a Anatrella, el conocido “psiquiatra de la Iglesia”, en 1974, cuando él tenía 14 años. Pascal había tenido problemas con la policía y le afectaba el alcoholismo de su padre, quien años después se separaría de su madre y se convertiría en el secretario del propio Anatrella, un trabajo que sigue teniendo. El cura era por aquel entonces el capellán del instituto Arago en París. Al final de su primera cita, aegún Pascal, el sacerdote -que se ha cosechado fama por sus “tratamientos corporales” contra la homosexualidad- le pidiera que le mostrara su pene y procedió a estimularle.

“¿Qué le pude decir?“, lamentó Pascal. “No le dije nada, sino que me vestí sin mirarle. Me sentí totalmente perdido y aplastado”. El hombre afirmó que trató de reprimir el recuerdo y continuó acudiendo a las actividades que Anatrella organizaba en el instituto. El cura luego le propondría “una sesión de relajación en calzoncillos”.

El instituto no sería la última vez que Pascal coincidiría con Anatrella. Años después, tras caer en las garras de las drogas y la ideación suicida, el hombre se limpió y se casó. Cada uno de sus tres hijos fue bautizado por el “psicoanalista”, a quien Pascal también acabaría acudiendo cuando su matrimonio empezaría a desintegrarse. No fue hasta Anatrella le sometió a su “terapia corporal” -masajes desnudos incluidos- que Pascal atrevió a contar su abuso a su familia.

Aunque Pascal no pudo denunciar a las autoridades civiles las agresiones que sufrió a manos de Anatrella por la prescripción de los posibles delitos, sí las ha denunciado al arzobispo de París, que ha confirmado a La Croix que su testimonio ha sido enviado al Vaticano, donde se mantiene abierto el expediente del sacerdote en vista de su posible laicización.

Por su parte, a través de su defensor canónico Anatrella sigue rechazando todas las acusaciones en su contra, y tiene hasta finales de junio para interponer en la Signatura Apostólica un recurso contra su suspensión, el cual ya fue rechazado en primera instancia.

Fuente Religión Digital

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El sacerdote y psicoterapeuta Tony Anatrella, uno de los ideólogos católicos que con más ahínco promovió la homofobia de la Iglesia, sancionado por abusar de varios expacientes

Jueves, 26 de julio de 2018
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tony-anatrellaProfundizando en el tema del que ya habíamos hablado y que demuestra la hipocresía de determinados sujetos…

Por Hans

El arzobispo de París ha suspendido al psicoanalista y sacerdote Tony Anatrella como resultado del proceso canónico que le fue abierto el año pasado. El sacerdote fue investigado a raíz de las acusaciones de abuso por parte de varios de sus pacientes. El de Anatrella es un caso especialmente significativo, pues este sacerdote ha sido una de las voces a las que la Iglesia católica ha dado mayor autoridad a la hora de justificar sus posturas homófobas, llegando incluso a colaborar en el Vaticano como asesor en dos Consejos Pontificios.

Según la sanción impuesta por el arzobispo de París, Michel Aupetit, a Tony Anatrella se le prohíbe ejercer el ministerio sacerdotal, confesar, y en especial se le ordena que cese toda «actividad terapéutica». «Monseñor Autpetit le ha indicado que no se le confiará más ningún ministerio sacerdotal. Le ha requerido que no vuelva a escuchar la confesión de los fieles, que renuncie a la dirección o acompañamiento espiritual, así como que renuncie a toda intervención pública», señala la diócesis en un comunicado a France-Presse, recogido por el diario Le Figaro.

Tony Anatrella es una figura bien conocida en entornos católicos. Sacerdote y psicoanalista francés, ha sido una de las personas más referidas como «autoridad intelectual» para apoyar las posturas homófobas de la jerarquía. Sin embargo, las crecientes sospechas de abusos a sus pacientes, recogidas por testimonios de afectados, llevaron finalmente a que el anterior arzobispo de París, André Vingt-Trois, abriera un proceso canónico a principios de 2017 (en buena medida, era el único camino que quedaba abierto, al haber prescrito varios de los casos para el Derecho Civil). La decisión se tomó después de un año de investigación en que se recogieron testimonios de 10 expacientes. El proceso no se llevó a cabo en la propia archidiócesis de París, ya que Anatrella había colaborado con ella en el pasado. El entonces arzobispo solicitó al Tribunal de la Signatura Apostólica un cambio de lugar para el proceso, y se eligió la Oficialía Interdiocesana de Toulouse.

En realidad, las sospechas venían de mucho tiempo atrás. En 2001, Daniel Lamarca, paciente de Anatrella entre 1987 y 2001, denunció a su antiguo terapeuta ante el arzobispo de París, que entonces era el cardenal Jean-Marie Lustiger. Sin embargo, su denuncia no encontró eco alguno. Posteriormente, en 2006, otros dos hombres se unieron a Lamarca y denunciaron la conducta inapropiada del sacerdote-terapeuta, pero el que ya era nuevo arzobispo de París, André Vingt-Trois, ignoró estas nuevas denuncias con el habitual argumento de que eran maquinaciones de un “lobby gay” para dañar a Anatrella.

Sin embargo, el goteo de expacientes continuó, con testimonios coincidentes. Según contaban, Anatrella incluía en la «terapia» contactos corporales que incluían los genitales. Un ejemplo es el testimonio que uno de los afectados, «Fabien», reportó al responsable de la investigación llevada a cabo en París, incluido en un reportaje del semanario católico La Vie. Fabien había sido remitido a Anatrella para tratarse en 1997. Para un joven católico homosexual como él, un psicoterapeuta católico y sacerdote parecía ofrecerle garantías. Pero el panorama que encontró fue muy distinto: «para poder resolver un déficit de afecto de parte de mi padre, nacido en la infancia, me dijo que era necesario que la viviera con mi sexo de hombre púber. Me propuso un ‘paso al acto’ con él. Lo rechacé al principio. Pero al cabo de un momento, acepto; esperaba verdaderamente que eso me haría progresar en mi terapia (…) No había ningún plan ni ningún límite. Comprendí que el fin era acostarnos. Dejé de tener esas sesiones particulares cuando toqué sus genitales. No me gustó nada».

Especialmente destacable a la hora de dar voz a las víctimas ha sido la labor del dominico francés Philippe Lefèbvre, reseñada por Cameron Doody y Hendro Munsterman en Religión Digital, quien durante mucho tiempo ejerció prácticamente en solitario la oposición a Anatrella y su enorme poder, y que ha denunciado que la Iglesia católica trató de silenciarle con prácticas «de la mafia».

Una célebre e influyente «autoridad intelectual».

El hecho de que Anatrella no pudiera ser investigado en el arzobispado de París por haber colaborado con sus autoridades da ya idea de la importancia que este sacerdote ha tenido en el seno de la Iglesia católica francesa, pero también en el Vaticano, donde llegó a ser asesor para los Consejos Pontificios para la Familia y para la Pastoral de la Salud.

Y es que Tony Anatrella ha sido citado frecuentemente en seminarios y centros educativos católicos, también en España, e incluso por medios conservadores laicos (como en este artículo de Libertad Digital publicado en su momento contra las políticas de José Luis Rodríguez Zapatero). Era tenido por un gran experto que refutaba la defensa de los derechos de las personas LGTB. Es además significativo que haya tres libros suyos traducidos al español: La diferencia prohibida, El sexo olvidado y Contra la sociedad depresiva.

Anatrella, de hecho, fue uno de los principales proveedores de argumentos a favor de la prohibición a los homosexuales del acceso al sacerdocio. En una entrevista a L’Osservatore Romano afirmó que la homosexualidad «aparece como una incompletitud, una inmadurez forzosa», y por tanto los homosexuales «no están en disposición adecuada para casarse, para adoptar niños y para acceder al sacerdocio». Más aún, según él «los sacerdotes homosexuales tienden a desviar su función hacia fines narcisistas. Están en la seducción y tienen serias dificultades para situarse institucionalmente en la cooperación con los demás».

Resulta realmente difícil considerar con detalle sus opiniones y mantener el sosiego, pero merece la pena para ver quién fue esta «autoridad católica» en Francia y más allá. Según Anatrella, la homosexualidad es el resultado de una detención del desarrollo sexual. Es igualmente una negación de la diferencia sexual que hace imposible una auténtica entrega al otro. Más aún, al situar la heterosexualidad como cumbre del desarrollo de la personalidad, el homosexual es una persona esencialmente incompleta e inmadura. Llegaba a decir por ejemplo que «La necesidad compulsiva de asistir a fiestas y de encontrarse en determinados lugares con personas de su misma tendencia responde al deseo irreprimible de decapitar la angustia provocada por la incompleción sexual», llegó a escribir en Contra la sociedad depresiva.

Esta peculiar teoría de la personalidad se utiliza como base para negar todo reconocimiento legal a las parejas del mismo sexo: si decir homosexualidad es decir crecimiento truncado, darle reconocimiento social supone promover la inmadurez en la sociedad y amenaza con socavar sus fundamentos. Así por ejemplo, en Contra la sociedad depresiva escribe lo siguiente:

«La ‘tolerancia’ con respecto a la homosexualidad es una de las formas en que se traduce el carácter depresivo de nuestra sociedad, en la que es fácil ver cómo las representaciones sexuales se fragmentan como si la pulsión sexual no debiera ya buscar la unidad sino la dispersión (…). Evidentemente, la sexualidad humana accede tanto más difícilmente a una dimensión social cuanto que se mueve en un contexto que desvaloriza la procreación y fomenta las demandas de reconocimiento social de la homosexualidad»

Más adelante afirmaba:

«Una sociedad que piensa que la homosexualidad puede ser un modelo social y la inscribe en su ordenamiento jurídico es una sociedad que se cierra a su propio devenir. Peor aún, la homosexualidad concebida en este sentido es la negación misma de la sociedad, que, por su propia naturaleza, está llamada a permanecer abierta a la diferencia (la heterosexualidad) y al desarrollo».

Con todo, esto no era lo peor, pues incluso llegaba a decir lo siguiente:

Por supuesto que hay que condenar firmemente las expresiones voluntariamente malévolas, las discriminaciones y los gestos violentos contra personas homosexuales (…). Sin embargo, cuando se propala a todos los vientos la idea de que el modelo homosexual es también una referencia social, y que debe ser protegido y organizado por la legislación civil, no hay que extrañarse de que las reacciones puedan ser muy vivas….

Por lo demás, en la historia personal de quien esto escribe, Anatrella ha jugado a su manera un papel. Cuando aún estaba aceptando mi sexualidad, supe de las ideas de Anatrella. La lectura de sus páginas sobre homosexualidad en Contra la sociedad depresiva me dejaron impactado. Sin embargo, lejos de convencerme, fueron un acicate para pensar en qué no tenía razón. Por ello, paradójicamente, leer a este “experto” me hizo fortalecer mis argumentos y reafirmarme en mi elección vital de gay cristiano.

Sea como sea, los responsables de la Iglesia católica deberían reflexionar profundamente acerca de las personas en quienes han confiado como expertos, lo mismo que aquellas terminales mediáticas y editoriales que difundieron sus ideas y textos como expresión de un saber experto.

Fuente Dosmanzanas

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El secreto de monseñor Tony Anatrella, el “experto gay” de la Iglesia francesa

Jueves, 12 de julio de 2018
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tony-anatrellaTony Anatrella

El dominico Philippe Lefèbre denuncia las “prácticas mafiosas” que le dieron poder en París y Roma

Seminaristas de todo el país se sometieron a sus “terapias físicas” para “curar” su homosexualidad 

(Cameron Doody y Hendro Munsterman*).- Aparte de los Papas, no hay nadie que haya impulsado más la feroz represión de la homosexualidad en la Iglesia católica durante los últimos treinta años que monseñor Tony Anatrella. Ampliamente considerado como el “experto gay” oficial tanto en la Iglesia católica francesa como en el mismo Vaticano, el sacerdote, psicoanalista y autor de treinta libros sobre la atracción entre personas del mismo sexo fue la fuerza motriz del decreto de 2005 de la Congregación para la Educación Católica que impedía que los homosexuales fueran ordenados sacerdotes.

Miembro de la comisión de Medjugorje de la Congregación para la Doctrina de la Fe y consultor de dos Consejos Pontificios -para la Familia y la Pastoral de la Salud-, el hombre conocido en París como el “psiquiatra de la Iglesia” enseña que los homosexuales son narcisistas y que son incapaces de formar relaciones a largo plazo. No eres gay, simplemente piensas que lo eres”, solía decir a las docenas de seminaristas de toda Francia que le enviaron durante tres décadas para “curar” su homosexualidad. Incluso se le pidió a Anatrella que cruzara al ámbito de la protección de los menores, y que diera un curso en Roma en 2015 a obispos recién nombrados de todo el mundo sobre cómo responder a los abusos sexuales del clero. Intervención en la que que les dijo que no hay que informar a las autoridades civiles cuando les llega denuncias.

Pero todo este tiempo -o al menos desde 2006, cuando las primeras víctimas hablaron públicamente- todos en el Vaticano y en la Iglesia francesa sabían que Anatrella había sido acusado por varios hombres de abusar de ellos durante sesiones especiales de “terapia física”. Sus presuntas víctimas lo acusan de alentarlos a vivir sus fantasías homosexuales durante estas citas individuales. Las sesiones incluyeron orgasmos y monseñor Anatrella “solo llevaba puestos sus calcetines”, dijo una de las víctimas al periódico holandés Nederlands Dagblad. “Conozco detalles sobre su cuerpo que solo alguien que lo ha visto desnudo puede conocer”, dijo este joven.

El secreto de Anatrella finalmente se deshizo la semana pasada cuando el arzobispo de París, Michel Aupetit, lo suspendió del ministerio público por supuestamente abusar de jóvenes a su cuidado. Los predecesores de Aupetit, los cardenales Jean-Marie Lustiger y André Vingt-Trois, habían apoyado públicamente al psicoanalista, incluso después de que varias víctimas se quejaran a la archidiócesis. Esos fueron tiempos en los que la sociedad francesa lidiaba con la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo. Anatrella era considerado por el episcopado como una voz importante en el debate, ya que podía hablar sobre el asunto como un psicoanalista respetado.

El dominico francés Philippe Lefèbvre fue durante años casi el único que se opuso a las ideas del influyente monseñor. Pero ahora que el sacerdote se ha caído de su pedestal, Lefèbvre denuncia la cultura eclesiástica que permitió que este escándalo floreciera.

El dominico ya no tiene pelos en la lengua. Denuncia que la manera en la que la Iglesia católica ha tratado a las víctimas de Anatrella ha sido nada menos que con “prácticas de la mafia”. Lefèbvre, que enseña estudios bíblicos en Friburgo (Suiza), entró en contacto con el pensamiento de Anatrella por casualidad cuando estaba trabajando en un libro sobre hombres y mujeres en la Biblia.

“A principios de 2006, me encontré con un artículo en el que Anatrella escribe sobre la incapacidad de los homosexuales para convertirse en sacerdotes. Y leí su libro sobre la homosexualidad con el título Los orígenes de la homosexualidad y el reinado de Narciso. Luego escribí una respuesta crítica. Dos revistas católicas francesas se negaron a publicarla. ‘Tienes razón, pero no podemos permitirnos criticar a Anatrella’, me dijeron. Eventualmente mi historia terminó en un sitio web católico. Entre las numerosas reacciones que recibí, también había una carta de un joven que soportó las ‘terapias físicas’ de Anatrella. Había ido a Anatrella para curar su atracción homosexual”.

¿Fue él la única víctima que usted ha llegado a conocer?

No. Un sacerdote francés que estaba involucrado en el cuidado pastoral de los homosexuales me escribió y dijo que conocía a tres hombres que habían pasado por lo mismo. Ese sacerdote comenzó a hablar con siete obispos en noviembre de 2006. No se sorprendieron en absoluto. ¡Todos lo sabían! El 23 de noviembre de 2006, el cardenal Vingt-Trois, arzobispo de París, escribió un correo electrónico a todos sus sacerdotes: “Apoyamos a monseñor Anatrella con nuestra oración y nuestra estima”.

Conozco a cuatro víctimas personalmente, pero me han escrito más aparte de estas. A finales de 2006, cuando se supo que los obispos franceses no habían hecho nada al respecto, escribí un nuevo artículo, en el que también mencioné la “terapia física” de Anatrella.

¿Corrió muchos riesgos al denunciar [a Anatrella]?

La Iglesia le da a estas personas un estado casi divino. Y si las criticas, conseguirás que los obispos se te echen encima. O todo el sistema católico de laicos que hace que sigan en pie todo tipo de sitios de Internet. Son prácticas de la mafia que son acompañadas incluso por intimidaciones. Me consta que Anatrella ha intentado de todo para hacer que me retiren de mi cátedra aquí en la facultad en Friburgo, incluso acudiendo a las más altas instancias romanas. También recibí llamadas telefónicas de amigos que me dijeron que estaba siendo retratado en Roma como el “destructor de la Iglesia”. Un obispo me dijo que sería mejor que parara, ya que mi cátedra depende de la Congregación para la Educación Católica en Roma.

¿Cómo explica este apoyo a Anatrella desde los niveles más altos de la Iglesia?

Los obispos generalmente son de voluntad débil. Por lo tanto, alguien que toma una posición firme en el debate público sobre asuntos como la familia y la homosexualidad es bueno para ellos. Si tienes miedo, envías a los matones. Y Anatrella dijo cosas que les gusta escuchar a los católicos conservadores. Muchos sacerdotes y monjes franceses también han estado en terapia con Anatrella, a menudo para curar su atracción homosexual. Algunos de ellos ahora tienen altos cargos en la Iglesia. Anatrella sabe cosas y la gente le tiene miedo. Pero las víctimas se han mantenido dignas y valientes. No se han desanimado.

¿Por qué considera este asunto tan importante?

Pensar de manera diferente -sobre la familia, por ejemplo- se ha vuelto completamente imposible debido a las estructuras eclesiásticas actuales. Ya sea por los portadores de cargos eclesiásticos, o por los laicos conservadores con sus sitios de Internet. En Irán llamamos a eso la guardia revolucionaria. Los ayatolás tienen el poder, pero luego están las personas que cuidan a todos los pueblos y familias, y comprueban, por ejemplo, si el pañuelo de tu esposa es lo suficientemente grueso. La Iglesia católica se asemeja a eso. La cultura de la discusión y el diálogo ha desaparecido por completo. Estamos en una Iglesia conformista, con los apparatchiks que mantienen la institución. Jesús los llama “los muertos que entierran a sus muertos”. Anatrella ha mantenido el catolicismo francés en su poder ideológico durante treinta años, mientras que los obispos sabían de sus abusos. En los pasillos varios obispos me dijeron: “Tienes razón, pero no digas que fui yo quien te lo dijo”.

El actual arzobispo de París, Michel Aupetit, salió [y suspendió a Anatrella] muy inteligentemente justo antes de las vacaciones de verano. Después del verano ya nos habremos olvidado de nuevo.

Pero espero que la suspensión de Anatrella sea el comienzo de una nueva reflexión.

*Hendro Munsterman es teólogo y periodista del Nederlands Dagblad.

Fuente Religión Digital

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