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El Papa expulsa a McCarrick del Colegio cardenalicio… el arzobispo de Adelaida (Australia) renuncia y recibe al padre Román y le pide perdón

Martes, 31 de julio de 2018
Comentarios desactivados en El Papa expulsa a McCarrick del Colegio cardenalicio… el arzobispo de Adelaida (Australia) renuncia y recibe al padre Román y le pide perdón

180728-theodore-mccarrickFrancisco suspende ‘a divinis’ al religioso, acusado de abusos a menores

Le ordena observar una vida de oración y pena de reclusión hasta la finalización del proceso canónico

El Obispado de Mallorca fuerza la secularización de un sacerdote denunciado por pederastia

El príncipe Carlos de Inglaterra niega haber influido en la investigación sobre el obispo pederasta Peter Ball

(Jesús Bastante).- El cardenal estadounidense, Theodore McCarrick, suspendido del ministerio el mes pasado tras ser acusado de abusos sexuales a menores, ha sido apartado del Colegio de Cardenales. Tal y como adelanta National Catholic Reporter, el purpurado, de 88 años, sigue los pasos del cardenal Keith O’Brien, quien renunció a su puesto pocas horas antes de comenzar el cónclave que eligió al Papa Francisco.

La medida, anunciada en un comunicado de prensa de los obispos estadounidenses, no tiene precedentes en la Iglesia de los EE.UU. Ni siquiera en el caso del cardenal de Boston, Bernard Law, quien tuvo que huir a Roma para escapar del procesamiento por el caso ‘Spotlight’, llegó a abandonar el Colegio cardenalicio.

En dicha nota, además, se asegura el que Papa Francisco “ha aceptado la renuncia del cardenal McCarrick al Colegio de Cardenales”. A su vez, el Vaticano anuncia que el Pontífice “ha impuesto al cardenal McCarrick la suspensión ‘a divinis‘”, al tiempo que le ordena “permanecer en una casa que se le indicará, para una vida de oración y penitencia, hasta que el las acusaciones que se dirigen a él se aclaren por el proceso canónico regular”.

McCarrick, de 88 años, dirigió las comunidades católicas en Metuchen, NJ y Newark, NJ antes de ser nombrado arzobispo de Washington por el Papa Juan Pablo II en 2000. Más allá de su retiro en 2006, fue un influyente asesor de papas y presidentes.

Esta foto de 1974 proporcionada por un hombre que aceptó ser identificado solo por su primer nombre, James, lo muestra en California con Theodore McCarrick, un sacerdote católico que eventualmente se convirtió en cardenal. James dice que fue abusado sexualmente por McCarrick durante aproximadamente dos décadas, quien fue removido del ministerio público en junio de 2018 por acusaciones separadas de abuso infantil. (Foto de familia a través de AP) (Associated Press)

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Esta misma semana, el cardenal Sean O’Malley, presidente de la Comisión Antipederastia del Vaticano, declaraba las acciones de McCarrick moralmente inaceptables e incompatibles con el papel de un sacerdote, obispo y cardenal. Al parecer, la presión ha sido suficiente para convencer al veterano religioso a renunciar a la púrpura.

En su nota, O’Malley aseguraba que las acusaciones contra McCarrick “han traumatizado a muchos católicos y miembros de la comunidad en general”, asegurando que se necesitan “protocolos transparentes y consistentes” para proporcionar justicia a las víctimas y para responder adecuadamente a la “indignación legítima” de la comunidad cristiana.

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El arzobispo de Adelaida, condenado por encubrimiento, cede a las presiones y dimite

El Papa fuerza la renuncia del prelado, el eclesiástico de más alto rango declarado culpable

Greg O’Kelly, su sucesor: “Fui testigo de la angustia y el dolor de las víctimas”

1526983207-101671454wilsonEl primer ministro de Australia, Malcolm Turnbull, le había enviado un contundente mensaje al papa Francisco: que destituyese al arzobispo de Adelaida, Philip Wilson, condenado a un año de privación de libertad por encubrir abusos sexuales a menores.

(Jesús Bastante/Vatican News).- Se hizo esperar, pero al fin, se consiguió. El arzobispo de Adelaida, Philip Wilson, condenado por encubrimiento, ha sucumbido a las presiones y ha presentado su dimisión, que el Papa Francisco ha aceptado inmediatamente.

Wilson, el eclesiástico de más alto rango del mundo condenado por encubrimiento de abusos, se negaba a dimitir hasta que se sustanciara el recurso presentado ante los tribunales australianos, pero sabía que no contaba con el apoyo del Episcopado del país, y mucho menos del del Papa, que días después de la condena nombraba a un administrador apostólico con plenos poderes en la diócesis.

Finalmente, y tal y como anuncia el ‘Bolletino’, Wilson ha renunciado al cargo. El religioso tendrá que esperar hasta el 14 de agosto para ver si su pena (12 meses de prisión) se cumple en la cárcel o bajo arresto domiciliario, pues el prelado padece Alzherimer y problemas de corazón.

Nada más conocerse la renuncia, los obispos australianos emitieron un comunicado en el que esperaban que esta condena pueda dar “una sensación de paz y curación a los abusados por el sacerdote fallecido y reconocen que los efectos del abuso sexual “pueden durar toda la vida”. “Se necesita un gran coraje para que los sobrevivientes se acerquen a contar sus historias” dicen los obispos y aseguran que gracias a ellos han podido aprender la lección de su vergonzosa historia de abuso y ocultamiento.

“La Iglesia Australiana ha realizado cambios sustanciales para garantizar que el abuso y la cobertura ya no sean parte de la vida católica y que los niños estén seguros en nuestras comunidades, señala la nota, en la que los obispo se comprometen a “trabajar con aquellos en la Iglesia y en la sociedad que están tratando de implementar estándares de salvaguardia fuertes y consistentes” en Australia.

Por su parte, el Obispo Greg O’Kelly, nominado por el Papa Francisco el pasado 3 de junio como Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Adelaida también ha intervenido, asegurando que “debemos ser conscientes del impacto en los sobrevivientes, en sus familias y en todos aquellos que los aman”. “Fui testigo de la angustia y el dolor de las víctimas” – dice el obispo – y pide que la Iglesia continúe haciendo todo lo posible para escuchar y apoyar a las víctimas, pues es fundamental “nuestro compromiso con la seguridad de cada niño en nuestra Iglesia y en nuestras escuelas”, concluye.

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El Papa recibe al padre Román y le pide perdón tras su absolución en el caso de abusos de Granada

El encuentro, que se produjo a puerta cerrada el 12 de julio, trascendió

el-padre-roman-a-su-llegada-a-la-audienciaEl papa Francisco ha recibido y ha pedido perdón al padre Román, que fue juzgado en Granada y absuelto en el conocido como “caso Romanones” de los delitos de supuestos abusos sexuales a un menor.

Javier Muriel, abogado del sacerdote, ha confirmado a Efe la información publicada por la revista especializada “Vida Nueva”, que detalla que el papa Francisco recibió el pasado 12 de julio en su residencia de Santa Marta a Román y a otros dos curas, Francisco C. y Manuel M., que también fueron en su día investigados en la causa.

Según la publicación, el encuentro al que fueron citados los tres sacerdotes se produjo a puerta cerrada y, en el mismo, el papa Francisco les pidió perdón.

Ya el pasado noviembre, el Arzobispado de Granada informó de que el Vaticano había levantado las medidas canónicas cautelares que pesaban sobre esos tres sacerdotes investigados.

El levantamiento entonces de esas medidas, impuestas desde el 15 de octubre del 2014, afectó tanto al padre Román como a Francisco C. y a Manuel M., quienes en su momento fueron detenidos junto a un profesor de Religión tras una investigación judicial por supuestos abusos sexuales.

La causa se inició cuando un joven que ahora tiene unos 28 años denunció supuestos abusos sexuales, que habrían ocurrido cuando contaba entre 14 y 17 años, ante la Fiscalía andaluza en octubre de 2014, hechos sobre los que llegó a pronunciarse el papa Francisco.

En el proceso judicial, independiente al seguido en la vía canónica, llegó a haber hasta doce investigados (imputados), diez curas y dos laicos, aunque la Audiencia decidió de manera definitiva declarar prescritos los delitos atribuidos a once de ellos.

La Fiscalía finalmente retiró, al considerar que no estaban acreditados los hechos, la acusación inicial contra el padre Román, único enjuiciado en la causa y para el que había pedido de forma provisional nueve años de cárcel.

La Audiencia de Granada absolvió en abril de 2017 al padre Román por la falta de persistencia de la acusación y la concurrencia de “graves contradicciones” en la declaración de la supuesta víctima y denunciante.

Este último formalizó un recurso ante el Tribunal Supremo para pedir que se anulara el fallo de la Audiencia por obligarlo a pagar las costas de la defensa, y que las declarara de oficio.

El pasado abril, el Supremo dejó sin efecto esa condena al pago de las costas de la defensa y, para estimar el recurso presentado por el joven, argumentó que el denunciante no actuó con mala fe ni con temeridad.

Fuente Agencias/Religión Digital

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La Audiencia de Granada absuelve al padre Román y condena a costas a “Daniel”

Miércoles, 12 de abril de 2017
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el-padre-roman-a-su-llegada-a-la-audiencia¿Alguien entiende esto?

El sacerdote, “tranquilo” y “satisfecho”, mientras las acusaciones se plantean recurso al Supremo

Roma reabrirá ahora el caso en su vertiente canónica, en la que hay implicados nueve religiosos

No existe acreditación alguna de los hechos que son imputados al procesado, ni en lo esencial ni en lo accesorio o circunstancial”. Bajo esta premisa, la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Granada despacha el ‘caso Romanones’ de supuestos abusos del sacerdote Román Martínez a un joven de su parroquia con la absolución del cura, en una larga sentencia dada a conocer este martes a las partes en el juicio, que en sus 80 folios niega credibilidad al denuncianteDaniel’ -nombre supuesto-, al que condena al pago de las costas procesales.

(Jesús Bastante).- La Audiencia Provincial de Granada acaba de absolver al padre Román, único acusado en el juicio del “caso Romanones”, considerada la mayor trama de pederastia eclesial de nuestro país. El tribunal, , presidido por el magistrado José María Requena, que está remitiendo la sentencia a los procuradores de las partes, ha condenado también a “Daniel” al pago de las costas del proceso.

El fallo llega después de que el fiscal Francisco Hernández variara su posición y pasara de pedir nueve años de cárcel y una indemnización de 50.000 euros, a solicitar que quedara libre. Había visto, decía, “contradicciones y ambigüedades” en la única víctima, Daniel.

El caso juzgaba los presuntos abusos sexuales que sufrió Daniel durante años en el círculo religioso conocido como los Romanones. Se trataba de un grupo de 12 personas, diez de ellas sacerdotes, de ideas ultraconservadoras y prácticas modernas.

El caso se destapó después de que Daniel escribiera una carta al papa Francisco tras no hallar respuesta en el Arzobispado granadino. Su cabeza, Francisco Javier Martínez, fue reprendido por el Vaticano por no actuar con diligencia y le obligó a abrir una investigación canónica. Francisco llamó personalmente a la víctima, ahora condenada a pagar por la justicia española.

La sentencia, de 80 páginas, y suscrita por unanimidad, resulta tumbativa para Daniel. El fallo apunta a “versiones de los hechos imprecisas y vacilantes” del joven denunciante, al que condena expresamente al pago de las costas de la defensa. Contra la sentencia cabe recurso de casación de cinco días ante el Tribunal Supremo.

La sentencia indica que, a lo largo del procedimiento, especialmente en el acto del juicio, se ha puesto de relieve la “inconsistencia del relato del acusador particular, sin apoyo periféricos alguno y, al mismo tiempo, que determinadas circunstancias que él daba por ciertas e inequívocas, han sido desmontadas a través del material probatorio que obraba”.

La absolución del procesado, indica el fallo, se basa no solo en la falta de pruebas, sino en la falta de convicción que el testimonio de la presunta víctima causa, con “aspectos absolutamente inverosímiles”.

El tribunal también habla de “conducta desleal” del denunciante a lo largo del proceso, al ir aportando datos de manera sucesiva, y ocultando otros aspectos, como su presencia en determinadas fotos o el momento de cese de los presuntos abusos.

El fallo ha sido recibido con “alivio” por el abogado del padre Román, Javier Muriel, quien en declaraciones a Ep ha subrayado que su representado se siente “tranquilo” y “satisfecho” al conocer la decisión del tribunal, que “por esperada no deja de ser grata“.

Por su parte, el letrado de la acusación particular, Jorge Aguilera, ha empezado a analizar la extensa sentencia, de 80 folios, para poder decidir sobre un posible recurso de casación ante el Supremo, puesto que tanto él como su cliente esperaban que fuera condenatoria, según ha señalado el letrado en una primera valoración.

Juan Pedro Oliver, presidente de Prodeni, que ejerce la acusación popular, ha argumentado que “respeta” la sentencia pero no cree que sea “justa”, pues opina que han existido elementos de prueba que podían haber cambiado la valoración de la Sala respecto al relato del denunciante. Oliver ha llamado además a cambiar la ley, los plazos de prescripción en los abusos sexuales a menores y la manera de tomar testimonio a las víctimas para favorecer que salgan a la luz estos casos y las sentencias “sean más justas”.

Lo que sí se sabe es que, una vez se cierre el “caso Romanones” en su vertiente civil, se reabrirá la causa canónica, en la que se investiga no sólo al padre Román, sino a otros nueve sacerdotes. En la actualidad, tanto el líder del clan como otros dos sacerdotes se encuentran suspendidas “a divinis.

El ‘caso Romanones’, en el que se llegaron a practicar una decena de detenciones a quienes se mantuvo imputados hasta que el auto de apertura de juicio oral decretó la prescripción de los presuntos delitos para todo el supuesto ‘clan’ salvo el sacerdote que le daba nombre -Román Martínez-, se salda sin condenas, un desenlace que no se corresponde con la atención mediática que suscitó, en octubre de 2014, al conocerse que el Papa Francisco -a quien ‘Daniel’ dirigió una carta- había llamado personalmente a la presunta víctima para expresarle su solidaridad y animarlo a denunciar el caso. Ahora, la sentencia extiende dudas hasta el propio episodio de la intervención del Papa pues aprecia una contradicción flagrante al encajar las fechas del escrito y la llamada del Pontífice.

Entretanto, el arzobispo de Granada, Javier Martínez, continúa enfermo y sin participar en ninguno de los actos de la Semana Santa de la diócesis. En su lugar, confirma el Arzobispado en un comunicado, las celebraciones litúrgicas corren a cargo del cardenal Fernando Sebastián, quien fuera arzobispo coadjutor de Granada hace décadas.

Fuente Agencias/El Mundo/Religión Digital

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Román y los ‘lobos’ de su Iglesia

Martes, 2 de diciembre de 2014
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14172553314984Román Martínez, uno de los implicados en el caso de presuntos abusos sexuales de Granada. CRÓNICA

Y que hayan podido hacer todo esto mientras algunos miraban hacia otro lado…

Dos víctimas cuentan cómo funciona la presunta red de sacerdotes pederastas
Eran lobos con piel de cordero y el arzobispo de Granada callaba ante ellos
Al frente de la manada, Román. De ahí lo de ‘romanes’

El hermano Florentino

MARTÍN MUCHA

Era un joven apuesto y, por lo que le acusan, con un mundo interior trastornado. Román Martínez Velázquez de Castro se ordenó sacerdote el 15 de julio de 1978. Tenía 24 años. Hijo de un honorable doctor de pueblo, vivió una infancia acomodada. Ni carencias ni traumas en su residencia en Caniles (Granada). Todos sus hermanos iban a destacar y él, como era aspiración en familias como la suya, optó por ser sacerdote. Alto, 185 cm, siempre iba con las mejores prendas. Decidió ser un focolar -movimiento católico que apoya la unidad de los cristianos-, hasta que lo abandonaría para formar un clan, donde la familia tendría otro significado. Su grupo era conocido entre la cúpula clerical de Granada como Los Romanes. Hoy, con 60 años, Don Román, como le llamaban, protagoniza el caso más cruento de pederastia en la Iglesia de España. Uno que se podría cobrar la cabeza de un arzobispo testarudo en protegerle. Abusos sexuales, masturbaciones, orgías, vídeos pornográficos…

D., aspirante a doctor, 24 años, políglota y brillante estudiante, decidió acabar con su silencio. Desvelar lo que sabía de Román, en quien había confiado, por quien abandonó a su familia. Y quien casi le destruye porque, a diferencia de Román, D. proviene de un barrio de clase obrera… Él era la esperanza de los suyos, un chico de esos que los padres sueñan tener. Tan bueno que decidió ser monaguillo. Recién entrado en la adolescencia, escuchaba a Don Román, su mentor y guía. Aún menor de edad, fue convencido para abandonar su casa e irse a vivir al piso del cura. A dormir en su misma cama.

1416867746206Román Martínez Velázquez de Castro, joven

De noviembre de 1978 a febrero de 1980, cuando apenas fue ordenado cura, a Román le tocó servir en la histórica parroquia de Cástaras (Granada), cuyo origen data desde el siglo XVI. Un templo donde también sirvió, entre 2002 y 2013, Manuel Quintana Muñoz, vicario de la iglesia donde era -hasta el 15 de octubre- sacerdote principal Román, la de San Juan de Vianney. Manuel es hermano de Sergio Quintana Muñoz, profesor de religión detenido por este caso y a quien el Arzobispado ya le ha retirado la idoneidad para dictar esta asignatura. Todo ocurrió alrededor de la iglesia de Vianney, donde Los romanes actuaban. Había un patrón de captación que estudian los investigadores: adolescentes con familias desestructuradas. Venían de hogares con problemas de drogas, sin aparente futuro… “Decían que les iban a dar hogar, les daban de todo. De pronto se sentían queridos…“, cuenta un defensor de Román, sin darse cuenta de que existe una doble lectura. “Siguiendo sus consejos y su manipulación efectiva, dejé la casa de mis padres con 17 años y me fui a vivir a la casa parroquial…”, contaba, en su carta al Santo Padre, D.

‘Los mejores amigos’

“Te dan confianza. Sientes que es un honor… Transcurre un tiempo y llegas a creer que es tu familia”, apunta M., el otro acusador de Los romanes. El segundo, por ahora. “Te hacen ver que lo que hacen es para tu bien… Me aconsejaban que estar con ellos era lo mejor… Ellos eran los mejores amigos”.

Un apellido como Velázquez de Castro es cuasi aristocrático en la comarca de Baza, altiplano de Granada. Hay médicos, empresarios, comerciantes, constructores… Los pecados de Román han salpicado a todos. Incluso la actual alcaldesa de su pueblo titubea cuando le preguntamos por él. Dice apenas conocerlos… Menos al padre Martínez Velázquez de Castro, quien participó en las fiestas centrales de Caniles, en 2010, con una Novena en honor a San Sebastián titulada: Bienaventurados los limpios del corazón… Heredero de una buena parte de las propiedades de sus padres, no fue el dinero de su familia lo que habría hecho millonario a Don Román. Dos años antes de ese pregón, María Muñoz Morillas, una acaudalada farmacéutica, legó propiedades y varios millones de euros a tres curas. Entre los que figuran como actuales dueños de sus inmuebles están Román y Francisco José Campos. Este último es personaje esencial entre la secta de los romanones. Campos no es sólo un cura. Era uno de los sacerdotes con más porvenir de España.

Francisco Campos es juez del Tribunal Eclesiástico de Granada. Esto escandalizó primero al Papa cuando se enteró. Era un KO al mentón de uno de los más polémicos miembros de la alta curia, el díscolo arzobispo de la diócesis, Francisco Javier Martínez Fernández. Ya fue sumamente tibio con un abusador condenado cuando estaba destinado en Córdoba, hasta que éste fue expectorado por su sucesor. Después, ya como arzobispo granadino, apoyó la edición de un libro donde las mujeres eran bien vistas como “sumisas“. Y ahora, uno de sus niños mimados, pues Campos lo era, aparecía como personaje relevante de la carta que había conmovido al Papa.

Paradójicamente, la vida de Campos era similar a la de la víctima, a D. El juez eclesiástico es hijo de un humilde camarero. Era el orgullo familiar. Graduado de Derecho Canónico en Salamanca, “todo apuntaba a que iba para obispo“, señala un allegado. Su padre, Paco, está destrozado. «Le ha matado». Antes de ser nombrado cargo de confianza de monseñor Martínez Fernández, había pasado por varias parroquias de la Alpujarra como Órgiva, donde heredó la fortuna de la farmacéutica. El círculo del clan lo cierra Manuel Morales Morales, que reemplazó a Campos en Órgiva. Morales es otro de los cuatro principales acusados.

Los romanes -no menos de 10 sacerdotes y cuatro laicos, a pesar de que sólo haya cuatro imputados- con su estrategia disfrutaban de una buena vida. Se le atribuyen 18 propiedades, como mínimo, a su nombre. No menos de dos chalets de lujo, piso en la playa, coches de alta gama -un vecino vio un “Audi A6 dorado, de esos inolvidables”-, y a Román conduciendo una “moto naked tipo Ducati”, refiere a Crónica un camarero que trabaja frente a la iglesia. Nos lo cuenta un día antes de que aparecieran en la fachada del templo de San Juan María Vianney de Granada pintadas de limpio trazo: “Pedófilos” y “sucios pederastas”.

Llorando a solas

Todo lo que padeció el joven D. en manos de Los romanes ocurrió cuando era menor. A él, a la esperanza de su familia. Sufrió en silencio para acusar a su abusador principal, lo que le ocasionó distintos síndromes. Pero se sobrepuso, reemprendió su vida y hoy apunta alto en su profesión. Muy arriba. Pero no le era suficiente. Había llegado a sus oídos que la red se estaba haciendo más fuerte, que estaba atrapando a amigos suyos, a vecinos suyos… ¿Cómo tomó la decisión de escribir al Papa? Ya había llorado a solas varias veces D. Por fuera, era un chico feliz defensor de distintas causas, podría criticar al gobierno, a las matanzas de Israel en Palestina, la inmovilidad de la juventud… Por eso él no podía quedarse impasible ante Los romanes. Para cerrar un ciclo, en verano, el 24 de julio de 2014, escribió una carta al Santo Padre. La batalla iba a ser de cordero contra lobos. De David contra Goliat. Un Goliat que estaría respaldado por la Santa Madre Iglesia. Pero no. El papa Francisco ordenó actuar. Y Román y sus romanes caerían en desgracia. La redención de D. llegó el domingo 10 de agosto. A las 17.23 horas.

Semáforo en rojo. El móvil suena. Número desconocido.

-¿Quién es? -pregunta D.

¿Hablo con el señor D.? -responde una voz cálida, que sentía cercana pero no la reconocía totalmente.

-Sí, soy yo. ¿Quién llama?

Buenas tardes hijo, soy el padre Jorge.

-Perdón, se ha debido de equivocar. No conozco a ningún padre Jorge.

-Bueno, el Papa Francisco… -D., el muchacho locuaz, se queda completamente mudo.

-…

-¿Sigue ahí? -indaga Jorge Bergoglio, nombre de pila del sucesor de Benedicto XVI.

-…

Hijo, serénate. He leído tu carta varias veces. No he podido más que emocionarme y sentir un dolor inmenso al leer tu relato. Quiero pedirte perdón en nombre de toda la Iglesia de Cristo... -Bergoglio estaba consternado, ya sólo la denuncia de D. bastaba para eso, pero además lo que se apuntaba en la carta era que Los romanes era un grupo organizado. No le había tocado enfrentarse a esto antes…

Esta conversación fue desvelada por el escritor y periodista Jesús Bastante. Un scoop que ha removido los cimientos de la Iglesia española. La primera fase de un escándalo que a partir de allí ha ido arrinconando a los acusados. Y a D., que está parapetado en sus investigaciones y libros, entre sus alumnos y sus tareas que no ha abandonado. Nos confirman su identidad -que no revelamos para protegerle-, dónde está refugiado, su oficina… Hablamos también con él: “Sólo quiero que se sepa la verdad. Creo en la Justicia. Sé que me están buscando, que están en la casa de mis padres, en mi lugar de trabajo…“, nos ha dicho a través de uno de sus amigos más cercanos. Estoy muy tranquilo. Gracias por interesarse por mí”.

Cuando escribió su carta, D. sólo pensó en las otras víctimas. Incluso su actuar dejó descolocado a los líderes de otro grupo, al Opus Dei, del que forma parte y es supernumerario [laicos que no viven el celibato apostólico]. “Él ha actuado individualmente, respetamos y aplaudimos su valentía, pero no hemos tenido nada que ver”, dicen desde la organización fundada por José María Escrivá de Balaguer. Lo aclaran, pues se ha hablado de una guerra civil en el clero por el control de la diócesis de Granada. Lo cierto es que es una denuncia individual, de D. contra los que considera sus abusadores… Relata así los abusos que sufrió…

Película pornográfica

“El motivo de esta carta es narrar un acontecimiento de mi vida, bastante trágico, que me ha causado gran daño y al menos a otras cuatro personas que han debido pasar por el mismo tormento que yo…”. La cantidad de menores abusados no se conoce aún. Las estimaciones van de los chicos que cita D., a decenas. Por lo pronto, van dos denuncias hechas en sede judicial. En la misiva al Papa se dan los nombres de los lobos con piel de cordero eclesial: Román Martínez Velázquez de Castro, Francisco Javier Campos Martínez, Manuel Morales Morales… Entre los acusados “hay dos parejas de hermanos”. Una de ellas es la de Sergio y Manuel Quintana Muñoz. Sólo Sergio está imputado… ¿Qué le hizo Román a D., según el escrito? “Jamás tuve cama propia en la casa parroquial, tenía que dormir en su cama a diario… Para cambiarse de ropa, no podías esconderte o taparte, pues no estabas siendo natural y estabas ocultando tu cuerpo, que es natural y un regalo de Dios… Las prácticas sexuales más frecuentes iban desde masajes a masturbaciones y besos en la boca… Sentí que me volvía loco… No comprendí jamás el porqué había que poner una película pornográfica homosexual en la habitación y verla [junto a Román]… Me consta que también cometieron abusos con un amigo mío, pero se marchó al ver lo que sucedía allí”. Este amigo es M. que añade, en su testimonio de denuncia, aún más crudeza… “Sentía sus erecciones rozarme y me decían que no tuviera miedo”.

La denuncia no sólo fue tomada en serio por el Santo Padre. El propio fiscal superior de Andalucía, José María García Calderón, la tramitó sin demora. Por el contrario, la actitud del obispo de Granada fue, por decirlo con sutileza, laxa. Desde la llamada de Bergoglio a D. hasta que suspendieron a divinis a los tres sacerdotes, el 15 de octubre de 2014, pasaron 66 días. Tiempo suficiente para que pudieran borrar todas las pruebas y planificar una estratagema. Esta actitud ha hecho que distintas voces pidan la dimisión del arzobispo Martínez, a quien D. acudió por petición de Francisco I. “Mañana ve al obispo“, le indicó el Papa. “Le escribí al obispo para que empezara el trabajo, para que hiciera la investigación y fuese adelante“, explica Francisco. Pero D. sintió indiferencia por parte del prelado granadino. Hasta que decidió ir a la justicia terrenal.

No habrá paz para los malvados

Por eso, la petición de perdón, postrado, el pasado domingo, de Martínez por varios minutos junto a otros sacerdotes sobre el suelo de la catedral de Granada, de poco le podría servir… Él ya sabía que las detenciones de Román y sus romanes era cuestión de horas. El lunes fueron enviados al calabozo Martínez Velázquez de Castro, Campos Martínez, de 44 años, Manuel Morales Morales, 42, y Sergio Quintana… El escándalo se hizo mundial. Desde EEUU a Roma ya se habla del clan. Al día siguiente, en pleno Parlamento Europeo, el Papa fue lapidario: No se puede esconder la verdad”.

M. también se atrevió a acusarlos judicialmente. “Me veo con fuerzas… tras años de silencio, miedo y vergüenza“. Y un tercer testimonio salió a la luz también. Uno que demuestra que la actividad de Román no comenzó ahora. El relato de G. Tenía 15 años y Román, 33, “la edad de Cristo”, como bromeaba él. Eran inicios de 1986, hace 28 años. “Román intentó tocarme cuando salí de la ducha…”. Dice más: “Me abre la puerta y veo, por detrás, en el pasillo cuatro diáconos, o lo que fueran, completamente desnudos“.

Agotadas, al límite, las 72 horas de detención preventiva, el juez imputó a los cuatro acusados por delitos “contra la libertad e indemnidad sexual”. Tres están en libertad con cargos desde el miércoles noche. Don Román consiguió no ingresar en prisión pagando inmediatamente una fianza de 10.000 euros.

Ha sido fundamental la actuación de Javier Muriel, abogado penalista de Marbella, nada barato, quien pleiteó también en el escandaloso caso Malaya, que anticipó a este suplemento que sus clientes iban a ser liberados, cuando se preveía que Román iba a ir a prisión sin fianza. El sacerdote, a través de su letrado, se defiende: Somos inocentes. Rechazamos todos los cargos y sólo queremos que la verdad se sepa. Llegaremos hasta el final”. Los romanes -a quienes también, erróneamente, llaman Los romanones- están escondidos en la provincia de Granada, en pueblos del interior. Sólo tienen la obligación de fichar el próximo 7 de diciembre, 24 horas antes de la celebración de la Inmaculada Concepción.

Cibersexo

Las investigaciones policiales van en pos del rastro informático de Los romanes. Los discos duros de sus ordenadores están vacíos. Han desaparecido gran parte de sus imágenes. Y se sabe que eran muy activos en las redes… “En la sexualidad se manifiesta nuestro ser más íntimo, con todas sus riquezas y miserias. Como expresión de nosotros mismos, la sexualidad puede ser maravillosa o tremendamente denigrante… La satisfacción que da una sexualidad integrada y armónica no tiene precio, pero hacen falta personas que quieran buscarla”, escribió el miembro del tribunal eclesiástico e imputado, Francisco Campos. Su texto lo tituló: Cibersexo.

M., que no ha dejado Granada, es señalado con el dedo, como si él fuera culpable por haber contado su verdad, sus abusos… Mientras, D. vive un retiro espiritual. Pasará un rato con sus amigos, los que han compartido escapadas a festivales y fiestas, con quienes ha reído y llorado. Lo han acompañado y apoyado tras conocer lo que le pasó. Especialmente ése que ha conducido en coche, dirección norte, más de siete horas para ir a su encuentro, cual hermano. Que en su retorno a su ciudad, que hará en silencio, con los suyos, responderá a sus preguntas. El autor de la carta que conmovió al Papa, el futuro doctor, ya no tiene nada que callar.

LA CARTA QUE CONMOVIÓ AL PAPA FRANCISCO

Querido Santo Padre:

Soy D… tengo 24 años y soy miembro supernumerario del Opus Dei…El motivo de esta carta es narrar un acontecimiento de mi vida, bastante trágico, que me ha causado gran daño y a, al menos, otras cuatro personas que han debido pasar por el mismo tormento que yo… Son nueve sacerdotes [involucrados, entre ellos…] Román Martínez Velázquez de Castro, Francisco Javier Campos Martínez, Manuel Morales Morales, Sergio Quintana Muñoz… Hasta los 16 años… mantuve un compromiso estable con la parroquia… pero de ir solo a misa, también empecé a visitar con frecuencia la casa parroquial. Allí pasaba fines de semana completos: estudiaba, estaba con ellos… Esto me supuso constantes discusiones con mis padres, que no entendían por qué pasaba tanto tiempo en la parroquia… Mi relación, confianza y cercanía con Román… Me convenció de que debía participar mucho más de la vida entre ellos e ir dejando poco a poco a la familia… Siguiendo sus consejos y su manipulación efectiva, dejé la casa de mis padres con 17 años y me fui a vivir a la casa parroquial. Dejé mi familia por completo para trasladarme a vivir a la parroquia dando de lado la relación con mis padres… La gran farsa que este hombre tiene montada… Jamás tuve cama propia en la casa parroquial, tenía que dormir en su cama a diario… Para cambiarse de ropa, no podías esconderte o taparte, pues no estabas siendo natural y estabas ocultando tu cuerpo que es natural y un regalo de Dios… [Decían] “Si no lo haces nos estás juzgando y es porque estás repleto de trabas mentales que te impiden ser natural”… Las prácticas sexuales más frecuentes iban desde masajes a masturbaciones, también besos en la boca… Sentí que me volvía loco. No entendía nada. No comprendí jamás por qué había que poner una película pornográfica homosexual en la habitación y verla [junto a Román]… Al resto de sacerdotes no los vi participar, pero sé que estaban informados de lo que se hacía en la habitación de este hombre… Durante aquel tiempo sentí que me volvía loco: siempre me habían gustado las mujeres y me encontré que estaba viviendo una sexualidad entre hombres que además eran sacerdotes, que se supone que debían vivir bajo los principios de la castidad y el celibato apostólico… Hoy soy profesor [detalla dónde y sus lugares de trabajo], pero por culpa de este sacerdote he desarrollado un trastorno de ansiedad generalizado… Al terminar la selectividad en el año 2008 dejé la parroquia y la relación con Román… Me consta que también cometieron abusos con un amigo mío, pero se marchó al ver lo que sucedía allí [es M., el segundo acusador y testigo en el caso]. Vio la luz y pudo escapar de todo eso… Querido Santo Padre, este tema es de una gravedad considerable. Desde que me fui con 18 años y hasta ahora que tengo 24, jamás pensé que informaría de esto a nadie, pero me preocupa que estas prácticas se estén haciendo también con una amiga mía… Sé que esta carta puede ser motivo de escándalo. No busco nada para mí, pero sí me preocupa que estos señores puedan estar arruinando la vida de otros… Mil veces he deseado contarlo todo a mis padres… pero no lo he contado a nadie. He llevado este asunto con absoluta prudencia para no desgastar a la Iglesia y a tantos ministros que hacen tanto bien a las almas… Entiendo que es inaceptable que estas personas puedan estar haciendo daño a niños y niñas… Le ruego que no permanezca impasible ante esto… Jamás he querido llevarlo a los tribunales, pero…

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