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La justicia keniana levanta temporalmente el veto sobre la película «Rafiki», una historia de amor entre dos mujeres, para que pueda optar a los Óscar

Martes, 25 de septiembre de 2018
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rafikiLos espectadores kenianos tienen por fin la oportunidad de ver Rafiki, la primera película de la historia del país en ser proyectada en el Festival de Cannes. El Tribunal Superior de Justicia de Kenia ha levantado temporalmente el veto a su difusión, impuesto por las autoridades en abril del año pasado por «promoción del lesbianismo». Un cine de Nairobi mostrará el filme en siete pases entre el 23 y el 29 de septiembre. La exhibición limitada de la cinta, que narra la historia de amor entre dos mujeres, era un requisito para poder competir en los Premios Óscar en la categoría de mejor película de habla no inglesa.

Rafiki («Amiga», en suahili), dirigida por la cineasta Wanuri Kahiu y protagonizada por las actrices Samantha Mugatsia y Sheila Muniya, narra la historia de dos chicas que se enamoran en Kenia, un país en el que las relaciones homosexuales no solo son incomprendidas por la mayoría social, sino que están castigadas por la ley. «En Nairobi, las estudiantes Kena y Ziki llevan vidas muy diferentes, pero las dos hacen lo posible por alcanzar sus sueños. Sus caminos se cruzan en medio de una campaña electoral que enfrenta a sus padres respectivos. Las chicas se gustan, pero la sociedad keniana es muy conservadora, y tendrán que elegir entre el amor y la seguridad…», reza la sinopsis del filme en la web del Festival de Cannes, donde fue proyectada el pasado mes de abril.

La película está inspirada en el relato Jambula Tree, de la escritora ugandesa Monica Arac. Su selección para participar en Cannes, en concreto en su sección Un certain regard(«Una cierta mirada»), fue un hito histórico para el cine de su país, ya que ninguna película realizada en Kenia y dirigida y protagonizada por mujeres de ese país había logrado ser seleccionada para tan prestigioso certamen. A partir de ese momento comenzaban a sucederse las felicitaciones, incluyendo las de organismos como el Ministerio de Deportes y Patrimonio de Kenia o la Kenya Film Commission.

La alegría quedaba sin embargo empañada al conocerse que Ezekiel Mutua, consejero delegado del Kenya Film Classification Board (KFCB, el órgano gubernamental keniano que regula la programación y la clasificación de los contenidos audiovisuales en los medios) decidía prohibir la exhibición de la película. Según anunciaba Mutua, la razón para prohibir Rafiki era «su temática homosexual y su clara intención de promover en Kenia el lesbianismo, contrario a la ley y a los valores predominantes de los kenianos». El dirigente del KFCB tenía antecedentes de censura homófoba: en noviembre del año pasado contábamos, por ejemplo, que Mutua decidía censurar la serie de Disney Andi Mack, dirigida mayoritariamente al público preadolescente, debido a que uno de sus personajes salía del armario.

Hace solo unos días, la directora de la película presentaba una demanda contra el Gobierno keniano por el veto a su difusión. Kahiu argumentaba que la decisión de la KFCB impedía que la cinta pudiera ser evaluada por el Comité de Selección de los Óscar en la categoría de mejor película de habla no inglesa, ya que las normas requieren que  los filmes escogidos para su toma en consideración se hayan proyectado en su país de origen antes del 30 de septiembre. El Tribunal Superior de Justicia le dio la razón y anunció el viernes pasado la suspensión temporal de la prohibición.

El fallo de la jueza Wilfrida Okwany permite la proyección de Rafiki en siete pases, desde este domingo hasta el próximo sábado, en un cine de la capital Nairobi. Okwany expresó su convicción de que Kenia es una sociedad fuerte «cuyos fundamentos morales no se verán sacudidos por ver una película como esta». La película, eso sí, está clasificada para mayores de 18 años. Ezekiel Mutua, que reaccionó airadamente en las redes sociales contra el fallo, insistió en que se exigirá un justificante de mayoría de edad para poder ver el filme.

La directora Wanuri Kahiu ha reaccionado exultante ante la sentencia: «Estoy llorando. En un aeropuerto francés. ¡Con TANTA alegría! ¡Nuestra constitución es FUERTE! ¡¡¡¡¡Dad las gracias a la libertad de expresión!!!!! ¡LO HICIMOS!», escribía en Twitter. En su primera proyección, el Prestige Cinema ha colgado el cartel de «No hay entradas».

La situación legal de la homosexualidad en Kenia

Actualmente existen varios artículos en el Código Penal de Kenia (modificado en 2003) que castigan las relaciones homosexuales (página 99 del informe Homofobia de Estado de ILGA 2017). El artículo 162 establece penas de 14 años de cárcel para quienes «tengan conocimiento carnal con otra persona contra el orden de la naturaleza» o «quien permita que un varón tenga conocimiento carnal con él o ella contra el orden de la naturaleza».  El artículo 163, por su parte, castiga a «quien intente cometer alguno de los delitos establecidos en el artículo 162 comete delito grave y será penado con prisión de 7 años».

Asimismo, el artículo 165 establece que «el varón que, en público o en privado, cometa un acto de indecencia grave con otro varón, o indujera a otro varón a cometerlo con él mismo, o intentara inducir la realización de un acto similar, incluso con terceras personas, es culpable de un delito grave y será penado con prisión de 5 años». Según los datos del propio Gobierno de Kenia, solo entre 2010 y principios de 2014 se procesó a 595 personas por estos cargos.

No está de más recordar, en cualquier caso, que en estos momentos se encuentra pendiente de resolución un importante proceso judicial, promovido por la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Gais y Lesbianas de Kenia (NGLHRC en sus siglas en inglés) que busca poner fin a la criminalización de la homosexualidad en Kenia. Si la sentencia es favorable tendrá una repercusión internacional indiscutible. Del mismo modo, un fallo a favor de mantener la penalización de las relaciones homosexuales o, incluso, de endurecer la ley, constituiría un antecedente muy peligroso. En febrero nos hacíamos eco, por cierto, de la campaña que CitizenGO, la marca internacional de HazteOír, promovía contra la posible despenalización.

Un pasado de persecución y LGTBfobia de Estado

Kenia es un país mayoritariamente cristiano (aunque con una importante minoría musulmana), en el que a las leyes vigentes y a la agresividad de las fuerzas policiales se suma una marcada homofobia social. Según un estudio del Pew Global Attitudes Project de 2013, únicamente un 8% de sus 44 millones de habitantes estaba dispuesto a algún reconocimiento social de los homosexuales, y un 90% consideraba tal orientación sexual inaceptable. La prensa alienta esta homofobia social: en mayo de 2015 se publicaba, en la portada de un periódico keniano, un listado con el nombre y la fotografía de las que supuestamente eran las doce personas gais y lesbianas más influyentes en el país, poniendo en grave riesgo su vida.

Aun así, existe en Kenia un valeroso grupo de activistas LGTB. Entre sus miembros se encuentra por ejemplo Denis Nzioka, que en 2012 trató de presentarse a las elecciones presidenciales como candidato y así visibilizar a la población LGTB. También David Kuria Mbote se presentó entonces como senador, aunque tuvo que cancelar su campaña debido a las fuertes amenazas recibidas y la falta de fondos. Su breve campaña, sin embargo, sirvió para que por primera vez un político abiertamente gay pudiera dirigirse a sus conciudadanos. El de Kuria es, como no podía ser menos, otro de los nombres citados en la publicación.

La salida del armario del escritor keniano Binyavanga Wainaina y el que se desarrollaran sin incidentes las protestas convocadas en Nairobi el pasado 2014 contra la legislación ugandesa alentaban incluso la esperanza de una mayor apertura en Kenia para los derechos LGTB. Esperanza que vio luego truncada, como muestra la detención en julio de 2014 de sesenta personas en un club de ambiente de Nairobi. Incluso se ha presentado una iniciativa ante el Parlamento de la nación, que pretende que los actos homosexuales sean sancionados con cadena perpetua para los kenianos y lapidación para los extranjeros. El propio presidente Uhuru Kenyatta declaraba en 2015 que, si bien no permitiría “cazas de brujas” contra la población LGBT de Kenia, tampoco derogaría las leyes que castigan la homosexualidad debido a su gran aceptación social. Más recientemente, en junio de 2016, un tribunal de este país consideraba “legal” y “razonable” usar torturas anales para incriminar a sospechosos de ser gais. Veremos si finalmente lo consiguen lo hacen los tribunales.

Fuente Dosmanzanas

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La primera película de Kenia seleccionada para el Festival de Cannes, «Rafiki», es censurada en su propio país por lesbianismo

Martes, 8 de mayo de 2018
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rafiki_2La película lésbica “Rafiki” será la primera película rodada en Kenia que se estrenará en el Festival de Cannes.

La cinta, dirigida por la directora Wanuri Kahiu, no se estrenará en su país puesto que ha sido prohibida por promover la homosexualidad.

La cineasta Wanuri Kahiu se encuentra todavía celebrando que su película, Rafiki, se haya convertido en la primera película de Kenia en ser seleccionada para el Festival de Cannes, cuando ya tiene que lamentar que se haya censurado su exhibición en su propio país por mostrar una relación lésbica.

Era el año 2007 cuando la escritoria ugandesa Monica Arac de Nyeko ganó el premio Caine a la Escritura Africana por su historia Jambula Tree, un relato en el que Kena y Ziki, dos amigas adolescentes, descubrían que estaban enamoradas la una de la otra.

Una década después Jambula Tree ha sido adaptado al cine por la directora y guionista Wanuri Kahiu en la película Rafiki (“amigo” en swahili) y la película tiene el honor de ser la primera cinta keniata que se estrenará en la sección Un Certain Regard del festival de Cannes. Formar parte de la programación de un festival tan importante como ése puede ayudar a Rafiki a encontrar distribución internacional… Pero donde no podrán ver la película es en su propio país, Kenia. El organismo que se encarga de clasificar por edades las películas que se estrenan en el país, la Kenya Film Classification Board, ha decidido prohibir la película en el país. ¿El motivo? Que su temática homosexual y su “claro intento por promover el lesbianismo en Kenia, lo cual es contrario a la ley.

“Desafortunadamente, nuestra película ha sido censurada en Kenia porque trata asuntos que son incómodos para la Junta de Clasificación Cinematográfica de Kenia”, Kahiu, la directora y co-guionista de la película, se ha mostrado “increíblemente decepcionada” por la decisión de la junta que hará que la primera película del país que llega al festival de Cannes no pueda verse en su propio país. “Realmente esperaba que la clasificaran como +18. Porque creo que el público keniano es lo suficientemente maduro y perspicaz.“, explica Kahiu en una entrevista a la BBC, “Creo que prohibir la película no permitirá que el público keniano tenga una conversación sobre la película, ni siquiera permiten que la gente la vea y, como adultos, decidan lo que piensan.

rafiki-pelicula-lesbica-prohibida-kenia-696x522La directora ha asegurado en otra entrevista, esta vez en The Hollywood Reporter, que antes de emitir su decisión la junta solicitó varios cambios en la película para no prohibirla. Sorprendentemente no querían eliminar las escenas más intimistas, sino el final: “No me pidieron que cambiara ninguna escena íntima. Me pidieron que cambiara el final porque no les parecía que fuera lo suficientemente ‘arrepentido’” explica Kahiu, “Si nos hubieran pedido que redujéramos la intimidad para la clasificación, habría sido una cosa y lo habríamos hecho gustosamente. Sin embargo el cambio que pedían era que el final cambiara para ser menos esperanzador. Me negué a hacer un final triste, y me negué a que los personajes tuvieran remordimientos y no creo en representar imágenes de africanos como tristes, enfadados o desesperados. Ése no es mi estilo, y ése no es mi ethos.

Según Ezekiel Mutua, director ejecutivo de la Junta de Clasificación Cinematográfica de Kenia, se trata de un obra que muestra “prácticas homosexuales que van en contra de las leyes y la cultura del pueblo keniano (…). Consideramos que la moraleja de la historia en esta película es legitimar el lesbianismo en Kenia, contrario a la ley y las directrices de clasificación de contenido de la Junta (…). Como Junta, nos hemos mantenido firmes en este tema y defenderemos el bien más amplio de la sociedad al asegurarnos de que el contenido de la película y la transmisión no promueva ni legitime la homosexualidad en este país”.

kenya-rafikiEzékiel Mutua y Wanuri Kahiu

Una postura que se contradice no solo con el hecho de que la Junta ya aprobara el guion de la película, sino con declaraciones del propio Mutua en las que se refiere a Kahiu como un “icono”, elogiando su película por abordar un problema que la sociedad de Kenia estaba “tratando de barrer debajo de la alfombra” y animando a los cineastas keniatas a abordar este tipo de temas conflictivos. Una postura realmente insólita para una persona como Ezekiel Mutua quien cuando saltó la noticia de los leones “gais” dijo que eran animales a los que había que aislar y someter a terapia porque estaban poseídos por el demonio. Sí, dijo eso de verdad.

En Kenia ha saltado la polémica con este tema y en el hashtag #KFCBbansLesbianFilm se encuentran opiniones de muchos kenianos que están a favor de que se censure la película… pero muchos otros más que no están de acuerdo. Estén a favor o en contra hay mucha gente apuntando a la junta censora por haber conseguido lo contrario a lo que pretendían: darle publicidad a la película. Así que Mutua ha explicado en su Twitter cuál es la postura de la junta y… bueno, después de los leones poseídos sus palabras derrochan una insultante homofobia:

 

Es una falacia decir que la KFCB crea publicidad para el contenido homosexual que prohibimos. Si algunos pervertidos quieren ver el contenido ilegal no es porque lo hayamos prohibido, es porque los pervertidos y los desviados sociales tienen cierto gusto por la auto destrucción.

El año pasado, Kenia ya censuraba la emisión en televisión de Andi Mack, la serie de Disney Channel que aborda la salida del armario de un adolescente, mientras que el gobierno trataba infructuosamente el año anterior de que Google retirara de YouTube un vídeoclip de Art Attack con contenido homosexual.

“Tal vez este trabajo que está en el exilio también regrese, y podamos tener un discurso abierto sobre nuestra gente, nuestros hijos, cómo interactuamos con nuestra comunidad y cuál es nuestro rol”, declara Kahiu en un programa de televisión, expresando su esperanza de que la película pueda ser finalmente exhibida en su propio país aludiendo a lo que le sucediera a Ngugi Wa Thiong’o, el célebre autor keniata que se viera obligado a pasar más de dos décadas en el exilio antes de poder regresar a su tierra natal.

Aquí dejamos el trailer de Rafiki, en el que se puede comprobar fácilmente que cuando Wanuri Kahiu habla de mostrar otra cara de la gente africana lo dice en serio:

¿Hacia la posible despenalización de la homosexualidad?

No está de más recordar que sigue pendiente de resolución otro importante proceso, también promovido por la NGLHRC, y que busca poner fin a la criminalización de la homosexualidad en Kenia. Si la sentencia es favorable tendrá una repercusión internacional indiscutible. Del mismo modo, un fallo a favor de mantener la penalización de las relaciones homosexuales o, incluso, de endurecer la ley, constituiría un antecedente muy peligroso. Hace pocas semanas nos hacíamos eco, por cierto, de la campaña que CitizenGO, la marca internacional de HazteOír, promovía contra la posible despenalización.

Actualmente, existen varios artículos en el Código Penal de Kenia (modificado en 2003) que castigan las relaciones homosexuales (página 99 del informe “Homofobia de Estado” de ILGA 2017). El artículo 162 establece penas de 14 años de cárcel para quienes “tengan conocimiento carnal con otra persona contra el orden de la naturaleza” o “quien permita que un varón tenga conocimiento carnal con él o ella contra el orden de la naturaleza”.  El artículo 163, por su parte, castiga a “quien intente cometer alguno de los delitos establecidos en el artículo 162 comete delito grave y será penado con prisión de 7 años”.

Asimismo, el artículo 165 establece que “el varón que, en público o en privado, cometa un acto de indecencia grave con otro varón, o indujera a otro varón a cometerlo con él mismo, o intentara inducir la realización de un acto similar, incluso con terceras personas, es culpable de un delito grave y será penado con prisión de 5 años”. Según los datos del propio Gobierno de Kenia, solo entre 2010 y principios de 2014 se procesó a 595 personas por estos cargos.

Un pasado de persecución y LGTBfobia de Estado

Kenia es un país mayoritariamente cristiano (aunque con una importante minoría musulmana), en el que a las leyes vigentes y a la agresividad de las fuerzas policiales se suma una marcada homofobia social, que castiga la práctica de la homosexualidad, como hemos dicho, con penas de hasta 14 años de cárcel, en base a leyes heredadas de la época colonial británica. Precisamente a principios de 2015 informábamos de la detención de dos hombres, acusados de practicar la homosexualidad, víctimas de una operación policial más amplia, con la que se pretendería dar ejemplo tras salir a la luz unos informes que señalan un aumento del turismo homosexual en la zona costera del país.

A las leyes vigentes y a la agresividad de las fuerzas policiales se suma una marcada homofobia social. Según un estudio del Pew Global Attitudes Project de 2013, únicamente un 8% de sus 44 millones de habitantes estaría dispuesto a algún reconocimiento social de los homosexuales, y un 90% considera tal orientación sexual inaceptable. La prensa alienta esta homofobia social y en mayo de 2015 se publicaba, en la portada de un periódico keniano, un listado con el nombre y la fotografía de las que supuestamente eran las doce personas gais y lesbianas más influyentes en el país, poniendo en grave riesgo su vida.

Aun así, existe en Kenia un valeroso grupo de activistas LGTB. Entre sus miembros se encuentra por ejemplo Denis Nzioka, que en 2012 trató de presentarse a las elecciones presidenciales como candidato y así visibilizar a la población LGTB. También David Kuria Mbote se presentó entonces como senador, aunque tuvo que cancelar su campaña debido a las fuertes amenazas recibidas y la falta de fondos. Su breve campaña, sin embargo, sirvió para que por primera vez un político abiertamente gay pudiera dirigirse a sus conciudadanos. El de Kuria es, como no podía ser menos, otro de los nombres citados en la publicación.

La salida del armario del escritor keniano Binyavanga Wainaina y el que se desarrollaran sin incidentes las protestas convocadas en Nairobi el pasado 2014 contra la legislación ugandesa alentaban incluso la esperanza de una mayor apertura en Kenia para los derechos LGTB. Esperanza que vio luego truncada, como muestra la detención en julio de 2014 de sesenta personas en un club de ambiente de Nairobi. Incluso se ha presentado una iniciativa ante el Parlamento de la nación, que pretende que los actos homosexuales sean sancionados con cadena perpetua para los kenianos y lapidación para los extranjeros. El propio presidente Uhuru Kenyatta declaraba en 2015 que, si bien no permitiría “cazas de brujas” contra la población LGBT de Kenia, tampoco derogaría las leyes que castigan la homosexualidad debido a su gran aceptación social. Más recientemente, en junio de 2016, un tribunal de este país consideraba “legal” y “razonable” usar torturas anales para incriminar a sospechosos de ser gais. Veremos si finalmente lo consiguen lo hacen los tribunales.

Fuente | Gay Star News, vía EstoyBailando/Universogay/Dosmanzanas/Cristianos Gays

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