Pastora lesbiana de Kenia dice que las personas LGBT son ‘hijos de Dios’
La primera pastora lesbiana de Kenia ha defendido su sexualidad y ha dicho que las personas LGBT+ son “hijos de Dios” en una poderosa entrevista.
Jacinta Nzilani, que salió del armario como lesbiana en febrero de este año, hizo los comentarios en una entrevista con Tuko TV de Kenia cuando le preguntaron sobre pasajes bíblicos que condenaban la homosexualidad.
La evangelista que predica en Nairobi respondió: “Dios no nos dio la libertad que es limitada, es ilimitada. Soy libre de elegir lo que quiera.” Ella continuó: “La manera en que ellos [las personas LGBT+] se relacionan -la manera en que se asocian y expresan- no debería ser una agenda para que otros los bloqueen, los criminalicen y dejen que sean protegidos en alguna parte. Ellos son gente de Dios, hijos de Dios, y Dios nos ha dado todas las cosas en equidad. Si es vida, es igual a todos. Si es la salvación, nos la dio a todos“.
La pastora se casó con un hombre antes de salir del armario como lesbiana. En la entrevista, la pastora lesbiana habló sobre el largo viaje en Kenia, un país que todavía tiene un régimen opresivo contra las personas LGBT+. Explicó que estuvo casada con un hombre durante muchos años, y que se dio cuenta a través de “toda la lucha en el matrimonio” que “ama a las mujeres”. Estaba buscando ese toque de mujer, ese amor, esa atención, esa hospitalidad”, dijo. Dijo que quería esperar a que su madre falleciera porque no quería “avergonzarla” saliendo.
Cuando se le preguntó cuánto tiempo estuvo infeliz, Nzilani respondió: “25 años”. Ella continuó: “Doy gracias a Dios por mi hija a la que amo tanto…. Era como… “Estoy detrás de ti, mamá, porque te quiero”. Ella sabe cómo pasamos juntos por dificultades y dificultades, y me dijo que rezaría conmigo“.
Nzilani dijo que al final salió como lesbiana porque “nunca se puede cambiar lo que hay en ti. Si lo sientes, tiene que salir“.
En otra parte de la entrevista, Nzilani dijo que apoya a personas de todos los orígenes que vienen a su iglesia. “Lo que sé es que no hay mayor riqueza en este mundo que la paz. Estoy tratando de traer paz a esta conversación, porque la paz significa mucho”.
También le preguntaron qué busca en una mujer, y simplemente respondió: “Busco esa compasión, ese toque de mujer. Significa mucho para mí”.
La vida de los kenianos LGBT+ puede ser difícil. La sodomía es un delito penal en el país africano y puede ser castigada con hasta 14 años de prisión. El Estado no reconoce de ninguna manera las relaciones entre personas del mismo sexo.
La situación legal de la homosexualidad en Kenia
Actualmente existen varios artículos en el Código Penal de Kenia (modificado en 2003) que castigan las relaciones homosexuales (página 99 del informe Homofobia de Estado de ILGA 2017). El artículo 162 establece penas de 14 años de cárcel para quienes «tengan conocimiento carnal con otra persona contra el orden de la naturaleza» o «quien permita que un varón tenga conocimiento carnal con él o ella contra el orden de la naturaleza». El artículo 163, por su parte, castiga a «quien intente cometer alguno de los delitos establecidos en el artículo 162 comete delito grave y será penado con prisión de 7 años».
Asimismo, el artículo 165 establece que «el varón que, en público o en privado, cometa un acto de indecencia grave con otro varón, o indujera a otro varón a cometerlo con él mismo, o intentara inducir la realización de un acto similar, incluso con terceras personas, es culpable de un delito grave y será penado con prisión de 5 años». Según los datos del propio Gobierno de Kenia, solo entre 2010 y principios de 2014 se procesó a 595 personas por estos cargos.
No está de más recordar, en cualquier caso, que en estos momentos se encuentra pendiente de resolución un importante proceso judicial, promovido por la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Gais y Lesbianas de Kenia (NGLHRC en sus siglas en inglés) que busca poner fin a la criminalización de la homosexualidad en Kenia. Si la sentencia es favorable tendrá una repercusión internacional indiscutible. Del mismo modo, un fallo a favor de mantener la penalización de las relaciones homosexuales o, incluso, de endurecer la ley, constituiría un antecedente muy peligroso. En febrero nos hacíamos eco, por cierto, de la campaña que CitizenGO, la marca internacional de HazteOír, promovía contra la posible despenalización.
Un pasado de persecución y LGTBfobia de Estado
Kenia es un país mayoritariamente cristiano (aunque con una importante minoría musulmana), en el que a las leyes vigentes y a la agresividad de las fuerzas policiales se suma una marcada homofobia social. Según un estudio del Pew Global Attitudes Project de 2013, únicamente un 8% de sus 44 millones de habitantes estaba dispuesto a algún reconocimiento social de los homosexuales, y un 90% consideraba tal orientación sexual inaceptable. La prensa alienta esta homofobia social: en mayo de 2015 se publicaba, en la portada de un periódico keniano, un listado con el nombre y la fotografía de las que supuestamente eran las doce personas gais y lesbianas más influyentes en el país, poniendo en grave riesgo su vida.
Aun así, existe en Kenia un valeroso grupo de activistas LGTB. Entre sus miembros se encuentra por ejemplo Denis Nzioka, que en 2012 trató de presentarse a las elecciones presidenciales como candidato y así visibilizar a la población LGTB. También David Kuria Mbote se presentó entonces como senador, aunque tuvo que cancelar su campaña debido a las fuertes amenazas recibidas y la falta de fondos. Su breve campaña, sin embargo, sirvió para que por primera vez un político abiertamente gay pudiera dirigirse a sus conciudadanos. El de Kuria es, como no podía ser menos, otro de los nombres citados en la publicación.
La salida del armario del escritor keniano Binyavanga Wainaina y el que se desarrollaran sin incidentes las protestas convocadas en Nairobi el pasado 2014 contra la legislación ugandesa alentaban incluso la esperanza de una mayor apertura en Kenia para los derechos LGTB. Esperanza que vio luego truncada, como muestra la detención en julio de 2014 de sesenta personas en un club de ambiente de Nairobi. Incluso se ha presentado una iniciativa ante el Parlamento de la nación, que pretende que los actos homosexuales sean sancionados con cadena perpetua para los kenianos y lapidación para los extranjeros. El propio presidente Uhuru Kenyatta declaraba en 2015 que, si bien no permitiría “cazas de brujas” contra la población LGBT de Kenia, tampoco derogaría las leyes que castigan la homosexualidad debido a su gran aceptación social. Más recientemente, en junio de 2016, un tribunal de este país consideraba “legal” y “razonable” usar torturas anales para incriminar a sospechosos de ser gais. Veremos si finalmente lo consiguen lo hacen los tribunales. Kenyatta se reafirmaba en su posición en abril de este año tachando los derechos LGTB de asunto «no aceptable» y «sin importancia para el pueblo de la República de Kenia».
Fuente PinkNews/Cromosomax/Cristianos Gays/Dosmanzanas
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