El líder checheno Ramzan Kadyrov, quien con el apoyo de Putin ha establecido un régimen de terror para las personas LGBT+ en su país, donde cientos de jóvenes gays han sido reportados como desaparecidos. REUTERS/Chingis Kondarov
El reciente caso de los tres jóvenes homosexuales arrestados y desaparecidos se suma a la larga lista de violaciones a los DDHH de personas LGBT+ en la república rusa, gobernada con puño de hierro por uno de los principales aliados del Kremlin.
Por Patricio Porta
5 de Agosto de 2022
El reciente secuestro y la desaparición de tres jóvenes homosexuales en Chechenia, una de las repúblicas que conforma la Federación Rusa, revela que la campaña de persecución a miembros de la comunidad LGBT+ se intensifica en plena ola de medidas contra la diversidad sexual promovidas desde el Kremlin. Hace una semana, según numerosos reportes periodísticos y de organizaciones de Derechos Humanos y Derechos LGBT+, la policía chechena detuvo al joven Rizvan Dadaev en Grozni, la capital, y lo forzó a “confesar” que estaba por encontrarse con otro hombre para tener sexo. El video del interrogatorio, grabado a la manera de advertencia por parte de las autoridades locales, se viralizó inmediamente. A los pocos días, se reportó que dos chicos que figuraban en la lista de contactos del celular de Dadaev habían desaparecido, sumándose a la lista de jóvenes gays víctimas de las purgas gays en Chechenia. Los policías organizaron su cacería a través de perfiles falsos en apps de citas. Con la invasión a Ucrania como telón de fondo, la comunidad LGBT+ rusa se prepara para una nueva embestida.
En menos de un año, la llamada “ley contra la propaganda gay” establecida por Putin para “proteger los valores familiares tradicionales” cumple una década. Esa legislación, que prohibió los contenidos que hacían referencia a la homosexualidad o cuestiones de identidad de género, o simplemente incluían la presencia de personas no heterosexuales en cualquier ambito al que podían ser expuestos menores de edad, incrementó también los crímenes de odio, la hostilidad verbal y física, los abusos laborales y los intentos de suicidio entre la comunidad. Ahora, el Parlamento ruso busca extender los alcances de esa ley para incluir a personas de todas las edades. En otras palabras, borrar de una vez a las personas LGBT+ de la vida pública.
Vladimir Putin hizo aprobar esta ley no solo para terminar con las marchas del orgullo o censurar los colores del arcoíris en las calles, sino con el objetivo de conquistar los sentimientos conservadores de buena parte de la sociedad y encontrar una vía de escape a las protestas en contra el gobierno. Primero asoció a las personas homosexuales con los “valores de Occidente”, ubicándolos en el lugar de traidores que amenazaban las tradiciones de su propio país, y después las culpó por no contribuir ante el decrecimiento poblacional. En la reforma de 2020, blindó la Constitución rusa para excluir a las personas del mismo sexo de poder contraer matrimonio.
El video del interrogatorio del joven checheno gay que se viralizó en los últimos días, tras su desaparición.
Para ese entonces varias personas y familias se habían ido de sus regiones o de Rusia, las organizaciones tenían que gestionar refugios, evacuaciones, asistencia legal y psicológica en medio de los ataques oficiales y la persecución desatada en Chechenia. Putin ya había oficializado la homofobia como política de Estado con leyes y a la fuerza, cuando el diario Novaya Gazeta -hoy prohibido por oponerse a la guerra en Ucrania- publicó en 2017 una investigación sobre las torturas y asesinatos de gays y lesbianas con el aval de las autoridades chechenas. El Kremlin negó los crímenes y apenas se investigaron las denuncias. Después de todo, Ramzán Kadirov, líder de Chechenia, una región en el Cáucaso Norte de mayoría musulmana, es aliado del presidente y considera que el apoyo a los soldados rusos en la guerra contra los independistas chechenos le dio luz verde para reemplazar cualquier ley por su voluntad.
Las detenciones de Dadaev y sus conocidos son las últimas que registraron las organizaciones LGBT+ de Rusia , y son parte de la caza a las personas gays que Kadirov ha lanzado en los últimos años, provocando la condena de las asosiaciones de Derechos Humanos y Derechos LGBT+ de todo el mundo, ante la multiplicación de la evidencia. Maxim Lapunov y Amin Dzhabrailov, dós jovenes gays chechenos, contaron la experiencia de sobrevivir a las torturas y salvarse de las ejecuciones extrajudiciales en los centros de detención. Pese a estas denuncias, la campaña de exterminio continuó con la complicidad de las autoridades centrales. El caso de otros dos hombres gays –Salej Magamadov e Ismail Isayev, quienes habían logrado escapar de Chechenia, arrestados por su orientación sexual, para luego ser regresados a su país a sus verdugos por parte de la Policía rusa también fue reportado por la prensa mundial en año pasado.
Kadyrov se ha convertido en un importante socio político de Putin, enviando recientemente soldados chechenos para reforzar la invasión rusa a Ucrania.
Dos años antes, la ONG Russian LGBT Network había denunciado un recrudecimiento de la violencia y los arrestos arbitrarios de al menos 40 hombres y mujeres en territorio checheno. Kadirov convirtió la sexualidad “no tradicional” en un instrumento de chantaje. Bastaba con señalar a cualquiera de homosexual en la calle, la plaza o la salida del trabajo, para que la persona en cuestión deviniera en criminal y potencial víctima mortal. Podía ser en cualquier momento del día, podían ser policías o parapolicías, podían ser llevados a los centros clandestinos o entregados a sus familias para que consumaran un “crimen de honor”, un eufemismo que busca legitimar los asesinatos por transgredir los valores ultraconservadores. El documental “Bienvenido a Chechenia” de David France, estrenada el año pasado por HBO Max, explica cómo se gestó la purga y por qué fue aceptada.
Kadirov suele apelar al cinismo cuando dice que los crímenes son injustificados porque no existen homosexuales en Chechenia. Esa lógica es desmentida, además de por el sentido común y datos demográficos, por los desplazamientos a cargo de los grupos LGBT+, que en los últimos años desarrollaron un nivel logístico sólido y una red de contactos locales y en el exterior capaz de actuar fuera del radar de las autoridades. En 2020 Putin promulgó la ley de “agentes extranjeros” para marcar a las organizaciones que recibían fondos de países occidentales y complicar su trabajo. Oponerse al Kremlin equivalía conspirar contra Rusia con patrocinio extranjero. Pero para las organizaciones LGBT+ la ayuda internacional es clave para sacar del país a personas en peligro. El Parlamento acaba de ampliar los alcances de esa ley, ahora con el objetivo de silenciar a las personas “bajo influencia extranjera” que sean percibidas contrarias “a los intereses nacionales de la Federación Rusa”, es decir, que critiquen la invasión a Ucrania.
Trailer de “Bienvenido a Chechenia”, disponible en HBO Max, documental que investiga las recientes desapariciones de hombres gay.
La disidencia, sea sexual o política, constituye un enemigo interno inaceptable en tiempos de esfuerzo bélico. En Rusia se prohíbe hablar de la guerra. Los medios que rechazan hablar de una “operación militar especial” en Ucrania, como Novaya Gazeta y Meduza, tienen que informar desde fuera del país. Y las personas LGBT+ también se llevan su parte, habiendo sido convertidos en los chivos expiatorios preferidos de Putin. Facebook, Instagram y TikTok fueron multadas por negarse a bloquear contenido LGTB+, algo que incluirá la reforma a la “ley contra la propaganda gay” de 2013. Prácticamente todo podrá ser considerado propaganda: la existencia misma de las personas LGBT+. Cuanto más ambigua la legislación, mayor es el riesgo.
El mensaje es más que una advertencia, se sostiene en toda una serie de leyes, normativas y sentencias previas que montan un dispositivo de impunidad frente a los crímenes de odio dentro y fuera de Chechenia, el hostigamiento sistemático y la discriminación. La diversidad sexual es para Putin una ostentación de la influencia occidental y Rusia requiere una lealtad con sus tradiciones en estos momentos. En abril, a semanas de comenzada la invasión, un tribunal de San Petersburgo ordenó la disolución de la Russian LGBT Network, la mayor ONG de la comunidad, la que asiste a las personas perseguidas por su orientación sexual o identidad de género, y la que se ocupó de evacuar a los que escapaban de Chechenia con el respaldo de grupos internacionales, entre ellos de Argentina.
Rusia es un país en guerra, con sus vecinos ucranianos y con las personas LGBT+. Los crímenes en Chechenia se enmarcan en la batalla cultural del Kremlin y la política del odio que se extiende como su efecto más peligroso. Quizás un acto de resistencia como el de Daria Kasatkina compense tanta persecución. A finales de julio, la mejor tenista de Rusia contó que estaba en pareja con otra mujer. “Vivir ocultándolo es imposible. Es demasiado duro, no tiene sentido. Vivir en paz con una misma es lo único que importa, y a la mierda todo lo demás”, dijo. Pero Kasatkina vive en España y reconoció que en su país sería difícil expresar su amor.
.La “purga gay” de Chechenia
Dos psicópatas: El tiránico líder de Chechenia, Ramzan Kadyrov con Vladimir Putin
Innumerables activistas, periodistas y sobrevivientes han acusado a las fuerzas de seguridad chechenas de arrestar, torturar y matar a personas LGBT+.
En 2017, comenzaron a surgir informes de una “purga gay” en Chechenia, El periódico Novaya Gazeta informó que más de 100 hombres homosexuales habían sido detenidos y dijo que al menos tres habían muerto en ejecuciones extrajudiciales.que involucró detención masiva, secuestro, tortura y abuso de los derechos humanos contra la comunidad LGBT +. Fue en febrero de 2017 cuando este reportaje publicado en el periódico ruso Novaya Gazeta, destapaba la persecución brutal a la que el líder checheno, un aliado muy cercano de Vladimir Putin, estaba sometiendo a la población LGTB+. Varios supervivientes que pudieron escapar del país explicaron que el gobierno había habilitado antiguas prisiones como campos de concentración a los que se llevaba a cualquier persona sospechosa de ser LGTB+ para ser torturada y, en muchos casos, asesinada de forma totalmente impune.
La policía torturó a los hombres con descargas eléctricas y hambre, y les exigió que revelaran los nombres de sus parejas y líderes de la comunidad LGBT+, dijeron sobrevivientes a Human Rights Watch. Los familiares de los detenidos también fueron a menudo torturados y presionados.
Cuando se le presionó sobre la llamada “purga gay”, un portavoz del líder de Chechenia, Ramzan Kadyrov, dijo a Novaya Gazeta: “No se puede arrestar o reprimir a personas que simplemente no existen en la república. Si tales personas existieran en Chechenia, las fuerzas del orden no tendrían que preocuparse por ellas, ya que sus propios familiares las habrían enviado a donde nunca podrían regresar”.
La comunidad internacional reaccionó con cierta frialdad a esas denuncias. Líderes internacionales, como Angela Merkel y Emmanuel Macron habrían exigido a Vladimir Putin que pusiera fin a estos abusos, lo que llevaba a Rusia a abrir una investigación para esclarecer los hechos, que finalmente determinaría que «no hay víctimas de persecución, amenazas o violencia» en la República de Chechenia. Ante la pantomima que se traduce de esta investigación, Novaya Gazeta publicaba la lista de hasta 27 personas que habrían sido asesinadas a manos de los funcionarios de Kadyrov por el mero hecho de ser gays o bisexuales. Mientras tanto, siguen llegando testimonios de personas que denuncian haber sido sometidos a torturas en campos de concentración clandestinos, para sufrir después el escarnio ante sus propios familiares a los que culpabilizan de deshonor.
Pero finalmente se exigió a Moscú que investigara la situación, lo que llevó a Rusia a asegurar ante la ONU que en Chechenia no existen las personas LGTB+. Una estupidez muy en la línea de lo que declaraba el propio Kadyrov al ser entrevistado por la televisión norteamericana: “No tenemos ese tipo de gente aquí. No tenemos ningún gay. Si lo hay, lleváoslo a Canadá. Alabado sea Dios. Lleváoslos lejos para que no los tengamos en casa. Para purificar nuestra sangre, si hay alguno, lleváoslo. Son demonios. Están a la venta. No son personas.”
El líder de Chechenia, Ramzan Kadryov, que había negado los informes la existencia de personas LGBT + en la región. El líder de la región autónoma rusa, un aliado clave de Vladimir Putin, había eludido en gran medida toda responsabilidad a pesar de años de alarma de grupos de derechos humanos sobre la violencia y las “desapariciones” dirigidas a la comunidad LGBT + de Chechenia. Finalmente fue sancionado por el gobierno de Estados Unidos en julio de 2020 por las atrocidades.
El gobierno del Reino Unido también ordenó que se impongan sanciones estrictas a tres altos funcionarios chechenos acusados de torturar a personas LGBT + en la “purga gay de la región en diciembre de 2020”. Magomed Daudov, portavoz del parlamento checheno, Aiub kataev, jefe del Ministerio del Interior y Apti Alaudinov, viceministro y mayor general de la policía, estarán sujetos a prohibiciones de viaje y congelación de activos bajo las sanciones globales de derechos humanos del Reino Unido.
A pesar de las numerosas peticiones a nivel internacional, las autoridades de Rusia no habrían abierto ninguna investigación oficial en relación a lo sucedido en la república caucásica. En diciembre de 2018, por ejemplo, la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) publicaba un informe que consideraba probada la existencia de pruebas manifiestas de la persecución, tortura y ejecución de personas homosexuales en Chechenia, acusando a las autoridades rusas de una ausencia de voluntad política para esclarecer los hechos y depurar responsabilidades. Una dejación que alentaba una segunda oleada de violencia homófoba desde enero de 2019.
El esfuerzo de represión se renovó en 2019. Los informes de tales atrocidades han continuado en los años posteriores. En 2019, Rachel denb, subdirectora para Europa y Asia Central de Human Rights Watch, dijo que la impunidad por la purga de 2017 había “sancionado una nueva ola de tortura y humillación en Chechenia”. La The Russian LGBT Network (Red LGBT de Rusia) dijo en un informe que al menos dos personas fueron asesinadas y alrededor de 40 hombres y mujeres confinados en una celda de prisión improvisada. Una vez más, mientras la policía chechena llevó a cabo la redada masiva, enfrentaron pocas repercusiones por parte de las autoridades federales.
Los oficiales comenzaron la segunda ola de encarcelamientos al traer al moderador de una sala de chat en línea para para personas homosexuales.
La Red LGBT rusa dijo en ese momento que había ayudado a más de 140 personas LGBT+ chechenas a huir a otros países europeos y Canadá. Aquellos que se quedan, al igual que Magamadov e Isayev, a menudo enfrentan tiempo tras las rejas por cargos falsos.
Según el Centre for Eastern Studies, Centro de Estudios Orientales, las colonias de régimen estricto ven la vida de los reclusos profundamente restringida. Los presos viven en celdas superpobladas compartidas con otros 20 a 50. Las colonias penales comunes todavía están muy supervisadas, y los reclusos viven en grandes barracones por los que no pueden moverse libremente.
Fuente Infobae LGTBI/Cristianos Gays
General, Homofobia/ Transfobia., Islam
Amin Dzhabrailov, Bienvenido a Chechenia, Chechenia, Daria Kasatkina, David France, Grozni, Homofobia/Transfobia, Ismail Isayev, Maxim Lapunov, Ramzan Kadyrov, Rizvan Dadaev, Rusia, Russian LGBT Network, Salej Magamadov, Vladimir Putin
Comentarios recientes