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El Consejo Mundial de las Iglesias visita Ucrania en mitad de la guerra

Sábado, 13 de agosto de 2022
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1AB917DA-5343-41BB-AB74-F48837D4B112El organismo ecuménico condena la invasión de Putin

El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) expresó la solidaridad de su comunidad mundial con el pueblo de Ucrania en diversas reuniones con iglesias e instituciones estatales durante una visita al país que tuvo lugar del 1 al 5 de agosto

“Cuando una parte del cuerpo sufre, todas las partes sufren con ella. Estamos en solidaridad cristiana con todas las personas que sufren en Ucrania”

Mientras la guerra de Rusia contra Ucrania entra en su sexto mes, una delegación del CMI encabezada por su secretario general en funciones, Rev. Prof. Dr. Ioan Sauca, visitó Ucrania para escuchar a los representantes de las iglesias locales, así como a las instituciones estatales que trabajan en temas religiosos, y para asegurar la participación de las iglesias del país en la próxima Asamblea del CMI en Karlsruhe (Alemania).

“Cuando una parte del cuerpo sufre, todas las partes sufren con ella. Estamos en solidaridad cristiana con todas las personas que sufren en Ucrania”, dijo Sauca, reiterando la declaración del Comité Central del CMI del 18 de junio de 2022, una declaración en la que se lamenta la invasión ilegal que la Federación Rusa ha emprendido contra su vecino, un Estado soberano, y que está causando espantosos niveles de muerte, destrucción y desplazamiento forzoso para el pueblo de Ucrania.

Durante la visita, la delegación del CMI se reunió con el Consejo Panucraniano de Iglesias y Organizaciones Religiosas (AUCCRO), que incluye casi todas las tradiciones eclesiásticas representadas en Ucrania, además de las comunidades musulmana y judía, y sirve de plataforma activa para el diálogo y las relaciones con el Estado.

Haciendo hincapié en la invitación a participar en la próxima Asamblea del CMI, el 3 de agosto, la delegación se reunió con el metropolitano Epifanio de Kiev y Toda Ucrania de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, así como con el arzobispo de Chernihiv y Nizhyn, director adjunto del Departamento de Relaciones Eclesiásticas Exteriores de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania.

El 4 de agosto, Sauca se reunió con el metropolitano Onufry de Kiev y Toda Ucrania de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana. De camino a Kiev, la delegación del CMI fue recibida por el metropolitano Meletii de Chernivtsi y Bukovyna, presidente del Departamento de Relaciones Eclesiásticas Exteriores de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana.

Durante la visita, la delegación del CMI aprendió mucho sobre la guerra actual en Ucrania en sus reuniones con diversas instituciones estatales. Entre otros, la delegación se reunió con Oleksandr Tkachenko, ministro de Cultura y Política de Información de Ucrania; Olena Bogdan, directora del Servicio Estatal de Ucrania para Asuntos Étnicos y Libertad de Conciencia; y Oleksiy Dniprov, director adjunto de la Oficina del Presidente de Ucrania.

En todos los encuentros, Sauca destacó la importancia de la participación de las iglesias de Ucrania en la próxima Asamblea del CMI en Karlsruhe. Este evento brindará al pueblo ucraniano la ocasión de dirigirse a la comunidad mundial de iglesias del CMI, de compartir y orar juntos para que se ponga fin a la guerra y se restablezca una paz justa en Ucrania.

Durante la visita a Ucrania, Sauca estuvo acompañado del Rev. Dr. Odair Pedroso Mateus, secretario general adjunto del CMI y director de la Comisión de Fe y Constitución, y de Ivars Kupcis, periodista del CMI.

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Declaración del Comité Central del CMI sobre la guerra en Ucrania

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“Apártate del mal y haz el bien; busca la paz y persíguela”
Salmos 34:14

“Bienaventurados los que hacen la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios”.
Mateo 5:9

Las iglesias miembros del Consejo Mundial de Iglesias han proclamado juntas que la paz justa es un viaje de peregrinación hacia el propósito de Dios para la humanidad y para toda la creación (Llamado ecuménico a la paz justa). El camino de la paz justa nos lleva al ejemplo de Jesús de Nazaret, a una búsqueda colaborativa del bien común y a un enfoque holístico y sistémico de reconciliación en los conflictos. Pues “la vida y las enseñanzas de Jesucristo, su muerte y su resurrección, apuntan hacia el reino pacífico de Dios”. Al vivir con la mayor esperanza que nos infunden la vida, la muerte y la resurrección de Jesucristo, a través de la cual superó a la violencia, nos hemos comprometido a buscar el bien común de todos.

Todo ser humano está hecho a imagen y semejanza de Dios. Las mujeres y los hombres, los niños y los ancianos, los civiles y los soldados, los heridos y los moribundos, los que lloran y los que temen, los desplazados y los que se quedan en casa, todos son Imago Dei. Todos estamos llamados a parecernos más a Cristo en este momento, a dar la espalda a la indiferencia, la codicia y la ira para transformarnos de forma más completa en una comunidad humana global, que vive en la plenitud de la vida y, reconoce y atiende la dignidad y las necesidades de cada persona.

Los participantes en la reunión del Comité Central del Consejo Mundial de Iglesias en Ginebra (Suiza), del 15 al 18 de junio de 2022, estamos profundamente afectados por lo que ha sucedido en Ucrania desde nuestra última reunión del 9 al 15 de febrero de 2022, porque cuando una parte del cuerpo sufre, todas las partes sufren con ella. Estamos en solidaridad cristiana con todas las personas que sufren en este conflicto. Sentimos profundamente que, tras ocho años de crisis y conflicto sin resolver en las regiones orientales de Ucrania, el 24 de febrero de 2022 la Federación Rusa haya emprendido una invasión ilegal de su vecino, un Estado soberano. Este acontecimiento dramático representa un terrible fracaso de la diplomacia, de la responsabilidad y del cumplimiento del derecho internacional.

Lamentamos que, como resultado, el pueblo de Ucrania esté soportando espantosos niveles de muerte, destrucción y desplazamiento forzoso. Miles de civiles han sido asesinados en Ucrania, varias ciudades, como Mariupol, han sido reducidas a escombros y más de catorce millones de personas —más de una cuarta parte de la población de Ucrania— han huido de sus hogares. Además, se han registrado numerosas denuncias de atrocidades que podrían ser consideradas crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, incluidas la violencia sexual y de género, y un acusado incremento de la vulnerabilidad a la trata de personas. El conflicto va acompañado de una proliferación masiva de armas en la región, pero las armas no pueden aportar una solución a esta crisis; la única solución real es “buscar la paz y perseguirla”.

Los efectos de este conflicto también amenazan con empujar a la hambruna a muchos millones de personas que ya padecen inseguridad alimentaria en varios países del mundo; con provocar una inestabilidad social y política generalizada; con destruir las estructuras de seguridad internacionales posteriores a la Segunda Guerra Mundial; con provocar una nueva carrera armamentística internacional, y con acelerar nuestra trayectoria hacia la catástrofe climática, en un momento en que las naciones del mundo deberían unirse, por fin, para hacer frente a esta amenaza existencial común y limitar el calentamiento del planeta a 1,5 °C.

El Comité Central aprecia y afirma las diversas iniciativas tomadas por el CMI, sus miembros y asociados ecuménicos, con respecto a la situación en Ucrania, que se remontan a antes de la crisis inicial de 2014, y se intensificaron al inicio de la invasión del 24 de febrero de 2022. El Comité Central afirma la clara denuncia del secretario general en funciones de la agresión armada lanzada en esa fecha y sus llamados reiterados al cese de la guerra, y acoge con satisfacción las demás iniciativas emprendidas, en particular las dos mesas redondas ecuménicas convocadas por el CMI (30 de marzo y 10 de junio de 2022), y las visitas realizadas conjuntamente con ACT Alianza a las iglesias locales y organizaciones afines que acogen y atienden a los refugiados procedentes de Ucrania, tanto en Hungría y Rumanía (del 14 al 18 de marzo de 2022), como en Rusia (del 21 al 26 de mayo de 2022).

En el seno de la comunidad ecuménica, varias voces han manifestado su profunda preocupación por todo uso indebido del lenguaje religioso para justificar o apoyar la agresión armada, lo que se opone frontalmente con el llamado cristiano a la paz. Urge llevar a cabo un análisis renovado y crítico de la relación de la fe cristiana con la política, la nación y el nacionalismo.

El Comité Central hace suyo el resultado de la Consulta interortodoxa preasamblea (celebrada en Chipre, del 10 al 15 de mayo de 2022), en la que los participantes expresaron su “profunda preocupación por el conflicto armado en Ucrania, que ya se ha cobrado la vida de muchas personas” y fueron “unánimes en condenar las guerras y en pedir a todas las partes implicadas en los conflictos a que hagan todo lo que esté de su mano para reestablecer urgentemente la paz y garantizar la seguridad en Ucrania, Rusia, Europa y el mundo entero”. También condenaron “las campañas sistemáticas de desinformación que promueven la división y el odio”.

Especialmente desde una perspectiva ecuménica, el encuentro y el diálogo son cruciales en semejante situación; y subrayamos la observación formulada por los participantes en la segunda mesa redonda convocada por el CMI, el 10 de junio de 2022, de que “la llamada al diálogo, al encuentro y a la búsqueda del entendimiento mutuo es la esencia misma del ecumenismo. La división y la exclusión son la antítesis del propósito de nuestro movimiento”. Reconocemos y acogemos con satisfacción el compromiso del Patriarcado de Moscú —que representa a las iglesias miembros y consejos asociados del CMI tanto en Rusia como en Ucrania— de participar en los encuentros y diálogos en torno a la situación en Ucrania, bajo los auspicios del CMI, aunque las circunstancias hayan impedido su participación en las dos mesas redondas ecuménicas convocadas hasta ahora. No obstante, el diálogo sigue siendo una necesidad evidente y urgente para abordar una situación tan crítica para el pueblo de Ucrania, para el futuro del mundo y para el movimiento ecuménico.

El Comité Central:

Condena la guerra ilegal e injustificable infligida al pueblo y al Estado soberano de Ucrania. Lamentamos los terribles y crecientes niveles de muerte, destrucción y desplazamientos forzosos; la destrucción de las relaciones entre los pueblos de la región y la intensificación —como nunca antes— del antagonismo profundamente arraigado entre ellos; la confrontación en aumento a nivel mundial; el mayor riesgo de hambruna en las regiones del mundo que sufren de inseguridad alimentaria; las dificultades económicas y el agravamiento de la inestabilidad social y política en muchos países.

Declara que la guerra, con las matanzas y todas las demás desgracias que conlleva, es incompatible con la naturaleza misma de Dios y con su voluntad para la humanidad, y va en contra de nuestros principios cristianos y ecuménicos fundamentales, y rechaza toda utilización indebida del lenguaje religioso y de la autoridad religiosa para justificar una agresión armada.

Reitera el llamado de la comunidad mundial de iglesias, representada en el CMI, a poner fin a esta trágica guerra, a un alto el fuego inmediato que detenga la muerte y la destrucción, y permita un diálogo y unas negociaciones que garanticen una paz sostenible.

Hace un llamado urgente a todas las partes en el conflicto para que respeten los principios del derecho internacional humanitario, especialmente los relativos a la protección de la población civil y de las infraestructuras civiles, y para que den un trato humano a los prisioneros de guerra; instamos a que se proceda al intercambio de prisioneros de guerra y de los cuerpos de los combatientes fallecidos entre ambas partes.

Insta a la comunidad internacional a hacer un esfuerzo mucho mayor para buscar y promover la paz, en lugar de agravar la confrontación y la división. 

Afirma el mandato y el papel especial del Consejo Mundial de Iglesias en el acompañamiento a las iglesias miembros de la región, en calidad de plataforma y espacio seguro para el encuentro y el diálogo, con el fin de abordar las numerosas cuestiones apremiantes —para el mundo y para el movimiento ecuménico— que se derivan de este conflicto, y la obligación de sus miembros de buscar la unidad y, juntos, prestar servicio al mundo; y, por consiguiente, insta a los miembros de la comunidad ecuménica de Rusia y Ucrania a que hagan uso de esta plataforma.

Elogia a las iglesias locales, a los ministerios especializados y a todas las organizaciones humanitarias que proporcionan ayuda a las personas que sufren en toda Ucrania y que acogen y atienden a los refugiados que huyen de la guerra, y destaca la importancia crítica del principio de neutralidad humanitaria en este contexto.

Ora por todas las víctimas de este conflicto, en Ucrania, en la región y en todo el mundo, para que cese su sufrimiento, obtengan consuelo y recuperen sus vidas con seguridad y dignidad, y les asegura que, en su difícil situación, cuentan con el amor y la simpatía de la comunidad de iglesias del CMI.

Apela a nuestros hermanos y hermanas cristianos de las iglesias rusas y ucranianas para que alcen sus voces en contra de las continuas muertes, la destrucción, los desplazamientos y el despojo del pueblo de Ucrania, entre ellos, sus hermanos y hermanas cristianos.

Solicita al secretario general en funciones que encabece una delegación de “peregrinación de justicia y paz” a Kiev y a Moscú para reunirse con los dirigentes de las iglesias de ambos lugares, a fin de discernir lo que es necesario para lograr la paz y lo que es necesario para instar a sus gobiernos a un alto el fuego inmediato y a entablar negociaciones de paz.

Solicita asimismo al secretario general en funciones que haga todo lo que esté de su mano para que la próxima 11ª Asamblea del CMI en Karlsruhe (del 31 de agosto al 8 de septiembre de 2022) contribuya de manera significativa a la búsqueda de la paz a través del diálogo, en pro de la justicia, la dignidad humana y los derechos humanos —velando por que Ucrania esté representada en la asamblea—; y a la reconciliación y la unidad a las que estamos llamados por nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Fuente Religión Digital

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