Trinidad (2), la primera teología cristiana (J. Ratzinger)
El estudio de la Trinidad ha sido y sigue siendo la primera “teología” cristiana, elaborada partiendo de la Biblia y de la experiencia de la Iglesia en los primeros siglos de nuestra era (del II al V d.C.).
He desarrollado con cierta extensión esa historia en mi Enquiridion Trinitatis (Salamanca 2005), libro que sigo ofreciendo a mis lectores, para que puedan disfrutar, como yo he disfrutado, pensando y viviendo en el Dios/Trinidad durante muchos años. He vuelto a sistematizar el tema en Trinidad, itinerario de Dios (Sígueme, Salamanca otoño 2015).
Pero en vez de exponer una vez más mi pensamiento he querido presentar el de J. Ratzinger en su primera gran obra, Introducción al Cristianismo (Sígueme, Salamana 1968). Ésta sigue siendo una de las obras teológicas más influyentes del siglo XX. Quiero recordar con ella al Teólogo-Papa Benedicto XVI por su luminoso pensamiento antiguo, tan actual en nuestro tiempo
(Trinidad, manifestación de Dios).
Dios es como se manifiesta. Dios no se manifiesta como no es. En esta expresión radica la relación cristiana con Dios; en ella está incluida la doctrina trinitaria, más aún, es esa misma doctrina. ¿Cómo se llegó a esa decisión? Fundamentalmente, por tres caminos.
(1) La inmediatez divina del hombre. Es decir, quien se encuentra con Cristo en la co-humanidad de Jesús, accesible a él como co-hombre, encuentra también a Dios mismo, no a una esencia bastarda que se metería de por medio.
(2) La inamovible permanencia en la decisión fuertemente monoteísta, en la profesión de que sólo existe un Dios.
(3) La preocupación por tomar en serio la historia de Dios con el hombre. Esto quiere decir que Dios, al presentarse como Hijo que dice «tú« al Padre, no representa ante los hombres una obra de teatro ni se pone una máscara para salir al escenario de la historia humana; todo esto es, por el contrario, expresión de la realidad.
(Contra monarquianismo y modalismo). Los monarquianos de la primitiva Iglesia dieron expresión a la idea de una representación teatral por parte de Dios, donde las tres Personas serían los tres papeles en los que Dios ha aparecido en el curso de la historia. Observemos que la palabra «persona» y su correspondiente griega prosopon están tomadas del lenguaje teatral; así se llamaba la máscara que se ponía el actor para encarnar su personaje. La palabra pasó pronto al lenguaje de la fe y así inició por sí misma una lucha tan dura que dio origen a la idea de persona, extraña a los antiguos. Pero otros, los modalistas, afirmaban que las tres figuras eran modi, modos en los que nuestra conciencia aprehende a Dios y se explica a sí misma. Leer más…
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