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Teólogos y ministros pastorales pro-LGBTQ+ reaccionan al nuevo documento del Sínodo

Sábado, 27 de julio de 2024
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Hace dos semanas, el Vaticano emitió el último documento de trabajo para el Sínodo sobre la Sinodalidad, conocido como  Instrumentum Laboris (IL), que guiará las conversaciones en la segunda Asamblea General de octubre en Roma.

El documento omite cualquier mención directa a cuestiones LGBTQ+ y las reacciones al mismo han sido variadas. Por ejemplo, Bondings 2.0 ha publicado tanto la declaración del New Ways Ministry de que abre la puerta a una mayor inclusión como un ensayo de Mary McAleese, expresidenta de Irlanda, quien cree que el documento ofrece sólomigajas de consuelo a las personas LGBTQ+.

La publicación de hoy presenta reacciones al Instrumentum Laboris (IL) de varios teólogos y trabajadores pastorales LGBTQ+ o aliados. (Para obtener una lista de extractos del documento que son relevantes para el género y la sexualidad, haga clic aquí).

IMG_0939Dra. Nicolete Burbach

Nicolete Burbach (ella/ella) es teóloga y líder de justicia social y ambiental en el London Jesuit Centre (Centro Jesuita de Londres) cuya investigación se centra en el uso de las enseñanzas del Papa Francisco para superar las dificultades en el encuentro de la Iglesia con la transidad:

El Instrumentum Laboris enfatiza que es el producto de un largo proceso de reflexión eclesial, que debe involucrar a toda la Iglesia (párrafo 68), y en el que es importante prestar atención a la situación de las iglesias y culturas locales (párrafo 70). A la luz de la ausencia de personas LGBT+ en el documento, podríamos preguntarnos si el Instrumentum Laboris cumple con sus propios estándares.

También me pregunto si esta ausencia podría ser síntoma de un problema más amplio: ¿cómo salvaguarda la Iglesia esos valores sinodales? ¿Cómo garantiza que se trata de las realidades sobre el terreno, en lugar de limitarse a una imagen moldeada por perspectivas particulares, ya sea dentro de esos contextos o de la Iglesia en su conjunto? ¿Cómo se asegura de que sus conclusiones se deriven de los resultados de la reflexión? ¿Y cómo podemos estar seguros de que esos valores se reflejan en los documentos que leemos?

Es posible que la Iglesia no tenga una respuesta adecuada a estas preguntas. Si es así, esto es un problema. Pero de cualquier manera, el Instrumentum Laboris exige una mayor “transparencia y rendición de cuentas” en la Iglesia (párrafo 78). Creo que esta idea también debe aplicarse a las cuestiones LGBT+.

robert-choiniereDr. Robert Choiniere

Robert Choiniere (él/él) es cofundador y director ejecutivo del Ignatian Encounter Ministry (Ministerio del Encuentro Ignaciano), que capacita a católicos y facilita los procesos sinodales:

Si una palabra destaca en el Instrumentum Laboris es “Todos”. Desde la primera frase que relata que el banquete de Dios está destinado a TODOS hasta el llamado constante a incluir y escuchar a todos, especialmente a aquellos en los márgenes y la periferia, está claro que la exclusión destruye la sinodalidad y amenaza la credibilidad de la Iglesia.

El documento prepara el escenario para una encarnación viva y sostenida del mensaje del Papa Francisco de que la Iglesia es para todos: “todos, todos, todos”. Aunque fue preparado para la Asamblea General de octubre, el Instrumentum Laboris mira hacia el futuro diciendo que “corresponde a las Iglesias locales implementar procesos sinodales auténticos” y “sin cambios tangibles, la visión de una Iglesia sinodal no será creíble y alejar a aquellos que han sacado fuerza y esperanza del camino sinodal”. (párrafo 71)

El Sínodo ha sido una gran oportunidad para que la Iglesia viva y aprenda la inclusión radical de Cristo, pero ahora que el listón se ha elevado. La sinodalidad debe continuar o la Iglesia corre el riesgo de perder no sólo más miembros sino también la lealtad a la visión de Dios de una inclusión ilimitada.

7_MT_DavilaDra. MT Dávila

MT Davila es catedrática de Estudios Religiosos y Teológicos en Merrimack College y ex presidente de la Academia de Teólogos Católicos Hispanos de los Estados Unidos (ACTHUS):

Es alentador el compromiso del Instrumentum Laboris con la sinodalidad como carácter de la Iglesia. Más que simplemente comprometerse con el proceso de sinodalidad, se compromete con la formación en las habilidades necesarias para este tipo de escucha a lo largo de la vida de la Iglesia.

Esta escucha exige necesariamente que lleguemos a nuestro sentido de comunión y participación con una apertura radical. Hay mucha esperanza para las familias católicas LGBTQ+ y queer en este compromiso de escucha abierta.

El documento también menciona que muchas iglesias expresaron malestar o incapacidad para escuchar a grupos particulares de personas pobres o marginadas. El párrafo 54 menciona específicamente la necesidad de capacitación sobre cómo escuchar “a las personas que experimentan diversos tipos de pobreza y marginación”. Veo un papel importante aquí para el Ministerio New Ways al proporcionar herramientas de escucha para las iglesias que buscan escuchar a las personas que experimentan las heridas de la marginación debido a su identidad de género y orientación sexual. 

 El documento tiene una interesante discusión sobre el vínculo entre sinodalidad y toma de decisiones en la vida de la iglesia. El párrafo 70 establece que la sinodalidad conduce “a una decisión compartida en obediencia al Espíritu Santo” entre quienes tienen autoridad y todos los bautizados que tienen un papel importante, no sólo por el bien de la consulta, sino para que la deliberación pueda ser una responsabilidad compartida.

En definitiva, la Iglesia sinodal es aquella que humildemente intenta acercarse a los fieles y descubrir los dones que todos los bautizados aportan a la vida de la Iglesia. En esa humildad puede y debe haber amplio espacio para todo el pueblo de Dios.

brian-flanagan-scaledDr. Brian Flanagan

Brian Flanagan (él/él) es miembro principal del New Ways Ministry, ex presidente de la Sociedad Universitaria de Teología y autor de Stumbling in Holiness: Sin and Sanctity in the Church:

Sin duda, el Instrumentum Laboris será decepcionante para muchos católicos, especialmente aquellos de nosotros que esperábamos que algunas de las principales cuestiones planteadas por el proceso sinodal general y en la reunión de octubre del año pasado, especialmente las cuestiones LGBTQ+, siguieran debatiéndose este otoño como Bueno. Pero mi decepción se ve atenuada por lo concretas que son algunas de las recomendaciones para implementar la sinodalidad en todos los niveles de la iglesia como una realidad continua y no como un proceso único.

Tengo la esperanza de que algunos de los cambios estructurales sobre la corresponsabilidad en la Iglesia que el documento recomienda, como la obligación de realizar consultas sustantivas por parte de los líderes de su pueblo y los órganos consultivos en todos los niveles. El Instrumentum Laboris pide específicamente “una mayor participación de las mujeres, los jóvenes y quienes viven en condiciones de pobreza o marginación” (párrafo 93). También estipula que “la mayoría de los miembros no son elegidos por la autoridad (párroco u obispo) sino designados de otra manera” (párrafo 92).

Si cambios como estos realmente se implementan (un gran “si” y que depende de una recepción sólida del sínodo), entonces el diálogo sobre el lugar de los católicos LGBTQ+ en nuestra Iglesia definitivamente continuará, no solo en los sínodos de toda la Iglesia global. , sino en todos los niveles de nuestra vida eclesial.

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Benjamin Oh (él/él) es copresidente de  Equal Voices, la organización ecuménica nacional LGBTIQA+ de Australia, y presidente de Rainbow Catholics Interagency Australia, un organismo nacional para los ministerios católicos que afirman LGBTIQA:

Los católicos LGBTIQA+ y nuestras familias y seres queridos no son sólo sobrevivientes de la violencia y la injusticia, sino que, de hecho, son, como sugiere el Instrumentum Laboris: “artesanos de la justicia y la paz en todas partes del mundo”. Incluso aunque muchas personas LGBTIQA+ todavía están sometidas a la violencia y la injusticia, su trabajo activo para construir la paz con justicia, poner fin a la violencia y la injusticia en nuestra iglesia y más allá no ha flaqueado, y se refleja en nuestra iglesia y sociedad. Este hecho también queda claramente demostrado por el compromiso activo de los católicos LGBTIQA+ y nuestros seres queridos en este proceso sinodal.

Durante las últimas décadas, los católicos LGBTIQA+ y nuestros seres queridos hemos llevado la parte pesada del yugo de la respuesta de nuestra iglesia a la violencia del sexismo, la homofobia y la transfobia. Incluso cuando no se encontró ninguna bienvenida y, en muchos casos, una hostilidad total por parte de los guardianes de nuestra iglesia, los católicos LGBTIQA+ continuaron construyendo lugares de seguridad, santuario y florecimiento para aquellos que habían encontrado poco o nada en las estructuras de nuestra iglesia.

El Instrumentum Laboris puede enfocarnos claramente para enfrentar tremendos desafíos existenciales como la crisis climática, el complejo industrial de guerra y la pobreza. La pregunta es si hay tiempo suficiente para que cambiemos las cosas y seamos una iglesia profética que se ocupe de nuestra humanidad de manera total y honesta. ¿O continuamos por este camino anti-evangelio de insularidad y marginación de una iglesia que ‘excluye’, ‘rechaza’ y ‘obstaculiza’ el florecimiento de Dios en las vidas de los pueblos LGBTIQA+, de las mujeres, de aquellos que la iglesia ignora voluntariamente? Actuar de esta manera impedirá que la iglesia produzca “sanación, reconciliación y restauración de la confianza”.

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Los grupos reformistas de la Iglesia responden al documento de trabajo

IMG_4106Marianne Duddy-Burke

Marianne Duddy-Burke, directora ejecutiva de DignityUSA, emitió un comunicado diciendo que el Instrumentum Laboris era confuso para muchos porque ofrece una visión de esperanza”, pero “cuando se mira más de cerca, se notan numerosas restricciones que pueden socavar esta visión” Ella continuó:

El proceso del Sínodo ha expuesto la necesidad de cambios verdaderamente radicales en nuestra iglesia. Millones de personas en todo el mundo, incluidas las personas LGBTQIA+ y nuestras familias y amigos, han asumido riesgos para ofrecer su verdad y esperanzas a los funcionarios de la iglesia y a los delegados del Sínodo. Han compartido sabiduría y frustración, amor y dolor. Abordar todo esto requerirá mucho tiempo y atención”.

IMG_4180Future Church, una organización católica reformista, emitió una declaración que describía el documento de trabajo como “esperanza de progreso”, pero “tampoco podemos ignorar el hecho de que la verdadera sinodalidad no se puede lograr si se tratan ciertos temas. . .están excluidos de la conversación”. Anteriormente, FutureChurch publicó un informe provisional del Sínodo que nombraba la extensión LGBTQ+ como una preocupación clave para sus miembros. Ahora, la organización señala del documento de trabajo:

“[El documento] refleja el deseo del Papa Francisco de un cambio cultural hacia una Iglesia más dialógica, abierta a una diversidad de perspectivas y experiencias, y donde el discernimiento y la toma de decisiones sean trabajo común de todo el Pueblo de Dios – laicos y ordenados por igual. . Hay que decirlo: la verdadera sinodalidad no se realizará si ciertos temas permanecen fuera de los límites. . .

—Robert Shine (él/él), Ministerio New Ways, 15-19 de julio de 2024

Fuente New Ways Ministry

General, Homofobia/ Transfobia., Iglesia Católica , , , , , , , , , , , , , , , , ,

El documento del Sínodo ofrece sólo una “migaja de consuelo” para las personas LGBTQI+

Viernes, 19 de julio de 2024
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IMG_6161Dra. Mary McAleese

Xabier Pikaza: “Me parece que el ‘instrumentum laboris’ está algo vacío de evangelio”


A partir de hoy y hasta la próxima semana, Bondings 2.0 proporcionará comentarios sobre cómo el Instrumentum Laboris (IL) del Sínodo titulado“Cómo ser una Iglesia sinodal misionera”, publicado el 9 de julio, puede afectar las cuestiones LGBTQ+ en la iglesia.

La comentarista invitada de hoy es la Dra. Mary McAleese, Presidenta de Irlanda de 1997 a 2011.

El instrumentum laboris, es decir, el documento de trabajo preparatorio que informará la reunión del Sínodo de los Obispos de octubre de 2024, es digno, prolijo y, en última instancia, decepcionante por su irritante piedad y su tediosa repetición. Profundamente enterrados en sus 20.000 palabras se encuentran los restos apenas reconocibles del discernimiento destilado de aquellos que, de buena fe, participaron en el proceso sinodal global durante estos últimos tres años. Los participantes creen, como había prometido el Papa Francisco, que habría libertad de expresión, una agenda abierta y que no habría “nada sobre nosotros sin nosotros“.

Las opiniones de los participantes ahora han sido sintetizadas, editadas y eliminadas de cualquier tema que toque vagamente la controversia. Cualquiera que espere claridad sobre una mayor inclusión de las mujeres y las personas LGBTIQ+, que eran demandas prioritarias en todo el mundo, probablemente se sentirá decepcionado. Estos últimos ni siquiera merecen una mención, pero presumiblemente (con suerte) se encuentran entre aquellos descritos en el instrumentum laboris como “excluidos o al margen de la comunidad eclesial o que luchan por encontrar el pleno reconocimiento de su dignidad y sus dones dentro de ella”. Esta falta de acogida les hace sentirse rechazados, obstaculiza su camino de fe y de encuentro con el Señor y priva a la Iglesia de su contribución a la misión”. Ese mensaje parece al menos haber sido recibido, incluso si hay que escarbar para encontrar en él alguna migaja de consuelo para los católicos LGBTIQ+.

¿Resultará con el tiempo el proceso sinodal ser la levadura en el pensamiento de la Iglesia que abre espacio para la actualización de las enseñanzas, prácticas y procesos magisteriales que deliberadamente privan a la Iglesia de los talentos de muchos que no sólo se “sienten” excluidos sino que en realidad están excluidos por Enseñanza y práctica de la Iglesia. El documento no admite que estos “sentimientos” de exclusión se basan en una realidad de la que el Magisterio debe asumir la responsabilidad y que el Papa tiene pleno poder primacial para reparar cualquier día de la semana.

La cuestión de la exclusión de las mujeres va un poco mejor porque al menos merecen una mención particular. Sin embargo, la discusión sobre su mayor participación en la toma de decisiones eclesiales se presenta principalmente como un tema para estudio adicional y en el contexto más amplio del desarrollo de una mayor participación laica en los ministerios no ordenados y las funciones administrativas de la Iglesia. ¿Surgirá en octubre de 2024 una hoja de ruta hacia esa tierra prometida?

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Mary McAleese con su hijo Justin McAleese, visiblemente gay.

Hay tres referencias a “la circularidad del proceso sinodal” y a la “circularidad del diálogo”. No cabe duda de que estas referencias se acercan a la verdad, aunque sea de forma accidental. El proceso sinodal ha llevado a la Iglesia a dar vueltas en círculos hacia qué propósito aún está por verse. Las mujeres y las personas LGBTIQ+ no sólo no están en mejor situación en esta coyuntura del proceso, sino que han sufrido el rechazo enfático de sus casos por parte del propio Papa Francisco. Ha descartado la ordenación de mujeres al diaconado y al sacerdocio. Ha dejado claro que las bendiciones de la Iglesia para parejas católicas casadas del mismo sexo no son posibles; sólo se permiten breves bendiciones informales y no litúrgicas de individuos como individuos. Sus intervenciones han privado al Sínodo de la libertad de expresión y de una agenda abierta sobre dos temas candentes que eran manifiestamente de gran preocupación entre los fieles.

No es probable que el instrumentum laboris entusiasme o inspire a muchos de los que fueron bautizados en la Iglesia católica pero que han ejercido su derecho humano inalienable a abandonar libremente la Iglesia (un derecho no reconocido en el derecho canónico), ya sea para abrazar otra fe, o para renunciar a fe en conjunto, ya sea en justa ira por el clericalismo, la misoginia, la homofobia, el abuso físico y sexual de niños por parte del clero, la protección episcopal del clero criminal y el abandono de sus víctimas…. las razones son muchas, todas válidas y es poco probable que el proceso sinodal las revierta hasta el momento.

Es un documento aburrido, pero tal vez todas las latas que se han lanzado a patadas por el camino sinodal creen un estruendo que no se puede ignorar. El Pueblo de Dios hizo suyo este proceso sinodal hasta que su voz fue doblada en la jerga vaticana, pero en los vagos planes que revela el instrumentum laboris para un diálogo sinodal formal, continuo y regular en todos los niveles de la Iglesia, permanece la esperanza de que esa voz de los fieles no serán extinguidos, sino que se harán más fuertes, más seguros sinodalmente de sí mismos.

Mientras tanto, esperemos que el circo de elefantes que quedó fuera de la sala sinodal sea lo suficientemente ruidoso como para ser escuchado dentro a pesar de la fuerte insonorización.

-Dr. María McAleese, 12 de julio de 2024

Para leer extractos del Instrumentum Laboris, haga clic aquí.

Para leer la opinión del New Ways Ministry, titulada “Synod Opens Door for Greater LGBTQ+ Inclusion,” (“El Sínodo abre la puerta a una mayor inclusión LGBTQ+”), haga clic aquí.

Para leer acerca de otras declaraciones que el Dr. McAleese ha hecho con respecto a las cuestiones LGBTQ+ en la iglesia, haga clic aquí.

Para leer sobre una homilía reciente que pronunció el Dr. McAleese durante un Servicio de Oración del Orgullo en Dublín, haga clic aquí.

Fuente New Ways Ministry

General, Homofobia/ Transfobia., Iglesia Católica , , , ,

“Las mujeres seguimos siendo ‘una piedra en el zapato eclesial'”, por Consuelo Vélez.

Lunes, 15 de julio de 2024
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De su blog Fe y Vida:

“Sin novedad, el Instrumentum laboris para la próxima Asamblea Sinodal”

“Las mujeres, como siempre, son el complemento: para presentar a los ponentes o para dar algún “testimonio”. Pero aquello que es central y fundamental, sigue en manos del clero”

“Sabemos que en el aula sinodal hay varias mujeres que afirman que no necesitan de más apertura de la que hay. Pero las preguntas son obvias: ¿Quiénes están allí? ¿por qué fueron invitadas?”

“Es demasiado difícil que quien está ejerciendo un cargo, repiense su cargo, reconozca que hay que transformarlo y se disponga a afrontar algo nuevo”

“La iglesia institución, se mantendrá al margen de este caminar y cuando se dé cuenta, no habrá muchos que estén esperando su respuesta. Pero los que nos dedicamos explícitamente a estas reflexiones, seguimos insistiendo y empujando a ver si algún día los pasos se acompasan”

Ya se intuía que el Instrumentum laborispara la próxima asamblea en Roma en octubre 2024, del sínodo sobre la sinodalidad, no tendría mucha novedad. Y, al leerlo, se confirma la intuición. En realidad, presenta la fundamentación eclesiológica de una iglesia sinodal ante lo cual nada que añadir, haciendo los énfasis que conocemos y que ha de ponerse en práctica: más participación laical por la dignidad bautismal y un ejercicio diferente del ministerio ordenado, incluido el papado para dar un testimonio más creíble de una iglesia con participación y corresponsabilidad de todos sus miembros.

Pero hagamos algunos comentarios para seguir pensando cuál es la realidad eclesial que pretendemos reformar y lo difícil que sigue siendo. A muchas personas les llamó la atención que el documento fuera presentado sólo por clérigos. Algún periodista en esa presentación, cuestionó ese hecho, pero la respuesta fue la justificación internalizada que tienen los que coordinan el sínodo, expresado más o menos así: somos los que dirigimos esto, por eso estamos aquí. Es decir, ni siquiera pasa por sus cabezas el comenzar a romper las formas de funcionar existentes para ir concretando la sinodalidad. Las mujeres, como siempre, son el complemento: para presentar a los ponentes o para dar algún “testimonio”. Pero aquello que es central y fundamental, sigue en manos del clero.

Algo rescatable del documento, es constatar que las mujeres seguimos siendo “una piedra en el zapato eclesial” y por eso hay bastantes referencias al papel de las mujeres en la Iglesia, pero siempre dando vueltas a lo mismo: abrir espacios a las mujeres, pero “lejos” del ministerio ordenado. Y pareciera que la iglesia es consciente de que, sin abrir espacios a las mujeres, la institución eclesial no puede ser “creíble, de ahí, que justifiquen, por un lado y por otro, tal vez para convencernos, de la importancia de las mujeres y de todos los espacios que podemos ocupar, sin que sigamos insistiendo en los ministerios ordenados.

Quien sabe si esta insistencia que no se está pudiendo ocultar, logre cambiar, ojalá más temprano que tarde, esa barrera frente a la participación plena de las mujeres en la Iglesia. Veremos cómo sigue este camino. Sabemos que en el aula sinodal hay varias mujeres que afirman que no necesitan de más apertura de la que hay. Pero las preguntas son obvias: ¿Quiénes están allí? ¿por qué fueron invitadas? ¿qué puesto ya “de hecho” ocupan en la instancia eclesial? Nada que ver con la multitud de escritos y conferencias que teólogas y mujeres comprometidas con la vida eclesial dan por el mundo pidiendo esa participación plena. Pero pocas de estas voces, consiguen asomarse en esos muros vaticanos.

El documento afirma que las asambleas continentales han sido una experiencia muy positiva para las conferencias episcopales que nunca se habían reunido de esa forma. Podrían haber recogido la rica y valiosa experiencia de la iglesia latinoamericana con sus cinco conferencias episcopales. Pero no pareciera que la iglesia de este continente fuera muy relevante. Más aún, si se revisa el nombre de los integrantes de los equipos y comisiones nombrados para el sínodo y para continuar con la reflexión de los temas que el Papa considera, necesitan más estudio, la presencia latinoamericana no es muy significativa. Nuestra iglesia sigue siendo muy eurocéntrica y lo periférico es solo una pequeña “muestra”.

Viendo la constitución de las diez comisiones y su referencia a los dicasterios romanos que Francisco propuso, recordé que en los inicios del Concilio Vaticano II se pensó en encomendar a cada dicasterio romano la temática que le correspondería, facilitando la reflexión y, de esa manera, el Concilio terminaría pronto. Cuando se determinó que no fuera así, -mirándolo desde el hoy-, se constata como esa desinstalación permitió dar los frutos de ese concilio.

 Haciendo analogía con el momento actual, me pregunto si algo nuevo podrá salir de allí. Es demasiado difícil que quien está ejerciendo un cargo, repiense su cargo, reconozca que hay que transformarlo y se disponga a afrontar algo nuevo. Sinceramente, aunque no es imposible, me parece muy difícil que estas estructuras logren movilizarse y veremos, si de aquí a junio del 2025 -fecha en la que dijeron, estas comisiones darían sus resultados- alguien recuerda que se estaba estudiando y celebra sus resultados.

El documento nombra cinco veces a los “pobres” y la necesidad de escucharlos. Se refiere una vez a los migrantes y una vez la “casa común”. Pero el grito de los pobres es un “tema” para estudiar en una de las comisiones y su rostro “múltiple” no se explicita. Dice que hay que incluir a todos, pero es incapaz de nombrar a la diversidad sexual que con tantos rechazos se encuentra en la vida eclesial. Refiriéndose a las mujeres señala que hay que prestar atención al lenguaje en las imágenes bíblicas, predicaciones, catequesis, etc. Esto es muy positivo, la lástima es no decir lenguaje “inclusivo, para responder a tantos, en la sociedad y en la iglesia, que rechazan este término.

Claramente se ha explicitado que el sínodo es sobre la sinodalidad y por eso las “particularidades” se dejan para los “expertos” que las estudien en otro momento. No parece la consecuencia lógica con la etapa de escucha en la que se expresaron todas las particularidades -que son más que eso, porque son estructuras de poder que desdicen de la Iglesia- y frente a las cuáles la gente se ilusionó que fueran tratadas y se dieran respuestas adecuadas.

En fin, en la práctica, la mayoría del Pueblo de Dios no tiene mucho interés en este proceso sinodal. Independiente de lo que se diga en el centro eclesial, la gente sigue viviendo su fe y abriendo nuevos caminos para entenderla, expresarla y celebrarla. Y una vez más, la iglesia institución, se mantendrá al margen de este caminar y cuando se dé cuenta, no habrá muchos que estén esperando su respuesta. Pero los que nos dedicamos explícitamente a estas reflexiones, seguimos insistiendo y empujando a ver si algún día los pasos se acompasan. De ahí este escrito, aunque sea para decir lo difícil que resulta la reforma de la Iglesia.

Espiritualidad, Iglesia Católica , , , , ,

Nuevo documento del Sínodo ofrece esperanza para las cuestiones LGBTQ+: algunos extractos

Jueves, 11 de julio de 2024
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IMG_6119Instrumentum laboris‘ del Sínodo de la Sinodalidad: Un documento ‘aguado’ pero que deja (afortunadamente) alguna puerta entreabierta

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Hollerich: “El Sínodo no ha planteado la ordenación de las mujeres, porque no se la ha planteado todo el mundo”

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Anteayer, el Vaticano publicó el último documento de trabajo para el Sínodo sobre la Sinodalidad, un texto que guiará la segunda y última sesión de la Asamblea General del sínodo, que se celebrará en Roma en octubre. Aunque el documento, conocido como Instrumentum Laboris, no contiene ninguna mención específica de las cuestiones LGBTQ+, la visión que defiende y los planes que establece podrían beneficiar enormemente la justicia y la igualdad en la iglesia para las personas LGBTQ+.

La publicación de hoy proporciona más antecedentes y luego una colección de extractos de documentos que son directamente relevantes para cuestiones LGBTQ+. (Para conocer la reacción del New Ways Ministry sobre por qué el documento abre las puertas a una mayor inclusión LGBTQ+, haga clic aquí).

El  Instrumentum Laboris (IL), como se conoce al documento de trabajo, se titula “Cómo ser una Iglesia sinodal misionera”. El texto se divide en tres partes: una sección de introducción y fundamentos, secciones principales sobre “Relaciones”, “Caminos” y “Lugares” y una conclusión. En sus aproximadamente treinta páginas, el IL se centra en las prácticas y estructuras de una iglesia sinodal, pasando por alto casi por completo cualquier tema específico planteado en los últimos tres años, incluido el género y la sexualidad. La única excepción es una parte del documento dedicada a la participación y el liderazgo de las mujeres en la iglesia.

Los temas del IL, sin embargo, son un terreno fértil para realizar cambios significativos para una iglesia inclusiva. La pregunta orientadora del documento es: “¿cómo puede concretarse la identidad del Pueblo de Dios sinodal en misión en las relaciones, caminos y lugares donde se desarrolla la vida cotidiana de la Iglesia?”

Una respuesta parcial que se repite en todo IL es construir una iglesia que responda al deseo de la gente de una iglesia donde cada persona sea bienvenida, capaz de participar y acompañada con amor. De manera similar, el documento enfatiza temas de correcta relación, diálogo, encuentro, respeto a la diversidad y búsqueda de la justicia social. A continuación se presentan once extractos que ejemplifican estos temas y propuestas que podrían ayudar en el ministerio LGBTQ+:

1. Escuchando las voces de los católicos excluidos: “En cada etapa del proceso surgió el deseo de ampliar las posibilidades de participación y ejercicio de la corresponsabilidad de todos los bautizados, hombres y mujeres, en la variedad de sus carismas, vocaciones y ministerios. Este deseo apunta en tres direcciones… El tercero es reconocer y transformar el dolor que evoca la no participación de tantos miembros del Pueblo de Dios en este camino de renovación eclesial y de la lucha de la Iglesia por vivir bien las relaciones entre hombres y mujeres, entre las generaciones, y entre personas y grupos de diferentes identidades culturales y condiciones sociales, especialmente aquellos empobrecidos y excluidos. Esta debilidad en reciprocidad, participación y comunión sigue siendo un obstáculo para una renovación plena de la Iglesia en un sentido sinodal misionero”. (12)

2. La falta de acogida es una preocupación global:El camino recorrido hasta ahora ha llevado al reconocimiento de que una Iglesia sinodal es una Iglesia que escucha, es capaz de acoger y acompañar, y es percibida como hogar y familia. En todos los continentes surge una necesidad respecto de las personas que, por diferentes motivos, están o se sienten excluidas o marginadas de la comunidad eclesial o que luchan por encontrar en ella el pleno reconocimiento de su dignidad y sus dones. Esta falta de acogida les hace sentirse rechazados, obstaculiza su camino de fe y de encuentro con el Señor y priva a la Iglesia de su contribución a la misión”. (33)

3. Construir ministerios formales de inclusión: “Parece apropiado crear un ministerio de escucha y acompañamiento reconocido y debidamente instituido, que haga de este rasgo característico de una Iglesia sinodal una realidad duradera y tangible. Se necesita una “puerta abierta” de la comunidad, que permita a las personas entrar sin sentirse amenazadas o juzgadas. Las formas de ejercicio de este ministerio deberán adaptarse a las circunstancias locales según la diversidad de experiencias, estructuras, contextos sociales y recursos disponibles. Esto abre un espacio para que el discernimiento tenga lugar a nivel local, con la participación de las Conferencias Episcopales nacionales o continentales. Sin embargo, la presencia de un ministerio específico no significa reservarse el compromiso de escuchar únicamente a estos ministros. Al contrario, tiene un carácter profético. Por un lado, subraya que la escucha y el acompañamiento son una dimensión ordinaria de la vida de una Iglesia sinodal, que involucra de diferentes maneras a todos los bautizados y en la que todas las comunidades están invitadas a crecer; por otro lado, nos recuerda que la escucha y el acompañamiento es un servicio eclesial, no una iniciativa personal, cuyo valor así se reconoce. Esta conciencia es un fruto maduro del proceso sinodal”. (34)

4. La conciencia como indispensable en el discernimiento: “El punto de partida de todo discernimiento eclesial es la escucha de la Palabra de Dios… Dios habla a la comunidad en la liturgia, lugar preeminente para interpretar lo que el Señor dice a su Iglesia. Dios habla a través de la Iglesia, Madre y Maestra, a través de su Tradición viva y sus prácticas, incluidas las de la piedad popular. Dios continúa hablando a través de los acontecimientos en el espacio y el tiempo, siempre que sepamos discernir su significado. Además, Dios se comunica con su Pueblo a través del mundo natural, cuya existencia misma nos señala la obra del Creador, lleno de la presencia del Espíritu Santo, que da vida. Finalmente, Dios habla en la propia conciencia de cada uno, que “es el centro y santuario más íntimo de la persona, en el que está a solas con Dios, cuya voz resuena en ella” (GS 16). Un discernimiento auténtico no puede descuidar ninguno de estos canales de comunicación divina”. (61)

5. Responsabilidad ante la comunidad: “Las opciones procesales concretas [de discernimiento], en su variedad, deben ser consistentes con los requisitos de una metodología teológica sinodal subyacente. Con base en la experiencia del proceso sinodal, es posible identificar algunos elementos clave, incluida la necesidad de (a) una vida de oración personal y comunitaria, incluida la participación en la Eucaristía; (b) una adecuada preparación personal y comunitaria, basada en la escucha de la Palabra de Dios y de la realidad; (c) escucha respetuosa y profunda de la palabra de cada persona; (d) la búsqueda del consenso más amplio posible, no encontrando el mínimo común denominador, sino desbordando, apuntando a lo que más “hace arder los corazones” (cf. Lc 24,32); y (e) si bien el consenso debe ser formulado por quienes conducen el proceso, debe ser devuelto a todos los que participaron, para que puedan verificar su representación en esa formulación”. (63)

6. Las ciencias como compañeras necesarias:El discernimiento se produce siempre ‘con los pies en la tierra’, es decir, dentro de un contexto concreto, consciente de sus particularidades y complejidades. Por lo tanto, el discernimiento sólo puede beneficiarse de la contribución analítica de las diversas ciencias humanas, sociales y administrativas relevantes para el tema en cuestión. Esto no significa que la experiencia técnica y científica tenga la última palabra; tal enfoque constituiría una deriva tecnocrática. Más bien, el objetivo es “proporcionar una base concreta para el itinerario ético y espiritual que sigue” (LS 15). Por lo tanto, se debe dar a estas formas de experiencia la oportunidad de ofrecer su importante contribución sin dominar otras perspectivas”. (64)

7. Toma y toma de decisiones ampliamente participativa: “’En la Iglesia sinodal toda la comunidad, en la libre y rica diversidad de sus miembros, está llamada a orar, escuchar, analizar, dialogar, discernir y ofrecer consejos sobre la gestión pastoral. decisiones que correspondan lo más fielmente posible a la voluntad de Dios» (CCI 68). Esta declaración debe aplicarse decididamente. Es difícil imaginar una forma más eficaz de promover una Iglesia sinodal que la participación de todos en los procesos de toma de decisiones. Esta participación se da a partir de una responsabilidad diferenciada que respeta a cada miembro de la comunidad y valora sus respectivas habilidades y dones de cara a una decisión compartida”. (67)

8. Empoderar a las Iglesias locales para actuar: “Corresponde a las Iglesias locales implementar cada vez más todas las posibilidades de dar vida a procesos de toma de decisiones auténticamente sinodales que se adapten a las especificidades del contexto. Se trata de una tarea de gran importancia y urgencia, ya que de ella depende en gran medida la realización exitosa del Sínodo. Sin cambios tangibles, la visión de una Iglesia sinodal no será creíble. Esto alejará a aquellos miembros del Pueblo de Dios que han sacado fuerza y esperanza del camino sinodal. Esto se aplica muy especialmente a la participación efectiva de las mujeres en los procesos de redacción y toma de decisiones, como se pide en muchas de las contribuciones recibidas de las Conferencias Episcopales”. (71)

9. Transparencia y rendición de cuentas, incluso para los trabajadores de la Iglesia: “Si la Iglesia sinodal quiere ser acogedora, entonces la rendición de cuentas y la transparencia deben estar en el centro de su acción en todos los niveles, no sólo en el nivel de autoridad. Sin embargo, quienes ocupan puestos de autoridad tienen una mayor responsabilidad en este sentido. La transparencia y la rendición de cuentas no se limitan al abuso sexual y financiero. También deben preocuparse por los planes pastorales, los métodos de evangelización y cómo la Iglesia respeta la dignidad de la persona humana, por ejemplo en lo que respecta a las condiciones de trabajo dentro de sus instituciones”. (76)

10. Garantizar la diversidad en los órganos eclesiales:De manera similar, se debe prestar atención a la composición de estos órganos [p. ej. consejos parroquiales y diocesanos] para fomentar una mayor participación de las mujeres, los jóvenes y quienes viven en condiciones de pobreza o marginación en la composición de estos órganos. Además, como subrayó la Primera Sesión, es fundamental que estos órganos incluyan a hombres y mujeres comprometidos a dar testimonio de la fe en las realidades ordinarias de la vida y en sus contextos sociales, con reconocida disposición apostólica y misionera (cf. SR 18d), y no sólo aquellos involucrados en la organización de la vida y los servicios de la comunidad. De este modo, el discernimiento eclesial llevado a cabo por estos órganos se beneficiará de una mayor apertura y capacidad de análisis de la realidad y de una diversidad de perspectivas”. (93)

11. Descentralizar los esfuerzos de reforma:Adoptar un estilo sinodal nos permite superar la idea de que todas las Iglesias necesariamente deben avanzar al mismo ritmo en todos los temas. Por el contrario, las diferencias de ritmo pueden valorarse como una expresión de diversidad legítima y una oportunidad para el intercambio de regalos y el enriquecimiento mutuo. Para poder realizarse, este horizonte debe materializarse en estructuras y prácticas concretas. Responder a la pregunta “¿Cómo ser una Iglesia sinodal en misión?” requiere identificar y promover tales estructuras y prácticas”. (95)

Los únicos dos temas específicos mencionados en el documento son el género y el abuso sexual. No se abordan las cuestiones de identidad de género y diversidad de género. Sin embargo, hay una insistencia en un binario de sexo masculino/femenino en los llamados a ampliar los roles de las mujeres en la iglesia, que se basan en gran medida en un lenguaje esencialista de género. El IL afirma claramente que la cuestión de la ordenación de mujeres diáconos no se discutirá en la asamblea de octubre, y que la cuestión de la participación de las mujeres será estudiada por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe.

Este último documento de trabajo se desarrolló a partir de informes presentados por organismos episcopales, dicasterios vaticanos, uniones internacionales de religiosos, una reunión internacional de sacerdotes, grupos de trabajo del Sínodo y “los testimonios de experiencias y buenas prácticas recibidos de todo el mundo y las observaciones de casi doscientos grupos”. Al preparar el documento de trabajo, las voces de los católicos LGBTQ+ y aliados como tú se escucharon en el Vaticano. New Ways Ministry presentó un informe del sínodo basado en conversaciones espirituales celebradas esta primavera a la Secretaría General del Sínodo y otros líderes de la iglesia. El informe reconoció “las formas nuevas y renovadas en que los católicos LGBTQ+ y sus aliados han respondido una vez más a la invitación del Papa Francisco de caminar juntos por el camino sinodal” y encontró una “esperanza LGBTQ+ persistente para el sínodo”. El informe del Sínodo del New Ways Ministry, disponible aquí, fue presentado a la Secretaría General para el Sínodo esta primavera. Obispos, clérigos y religiosos, teólogos y otros académicos recibieron estos materiales y crearon el nuevo IL. En los próximos meses se espera un nuevo documento sobre los fundamentos teológicos de la sinodalidad.

Mientras los católicos anticipan la asamblea final de octubre de 2024 para este proceso sinodal, la guía del IL sugiere que el cambio ya está en marcha, y hay esperanza de que cuestiones desconcertantes, como la inclusión LGBTQ+, puedan abordarse fructíferamente en el futuro:

“Entre los logros del proceso hasta ahora podemos incluir haber experimentado y aprendido un método para abordar las cuestiones juntos, en el diálogo y el discernimiento. Todavía estamos aprendiendo cómo ser una Iglesia sinodal misionera, pero es una tarea que hemos aprendido y que podemos emprender con alegría”.

Esta semana, Bondings 2.0 brindará una cobertura continua sobre el nuevo documento de trabajo del Sínodo, su recepción  y cómo podría afectar las cuestiones LGBTQ+ en la iglesia, comenzando con el siguiente comunicado. Para leer la declaración del New Ways Ministry sobre por qué el documento podría abrir puertas para una mayor inclusión, haga clic aquí.

Una declaración de Francis DeBernardo, director ejecutivo del Ministerio New Ways:

Incluso sin una mención específica de las cuestiones LGBTQ+, el último documento de trabajo para el Sínodo sobre la Sinodalidad abre la puerta a una mayor inclusión en la Iglesia Católica, si los católicos se comprometen a vivir su visión.

En lugar de brindar respuestas a las muchas preguntas prácticas e inmediatas planteadas por los católicos en los últimos tres años, el documento de trabajo se centra en los métodos y procesos que la Iglesia debe emplear para discernir mejor esas respuestas mediante la participación de todos. Si este enfoque se implementa sinceramente, especialmente por parte de los líderes de la Iglesia, se logrará la igualdad LGBTQ+.

¿Por qué hay promesa? El documento de trabajo apunta a una iglesia de diálogo, con el Pueblo de Dios en su totalidad, junto con la comunidad científica, y receptiva a los contextos y culturas locales. El Vaticano II buscó ese diálogo, pero la Iglesia nunca había establecido guías y métodos para facilitar tal apertura y participación.

El nuevo documento pide formas prácticas para que los miembros de la iglesia dialogen y caminen juntos, como énfasis en escuchar y consultar, formación de miembros más colaborativos del clero, atención al contexto y lugar de una comunidad, permitir la diversidad de prácticas en un iglesia global unificada y apertura a los conocimientos de la ciencia. Si se llevan a cabo todas estas reformas, surgirá una iglesia renovada con mayor justicia e igualdad para las personas LGBTQ+.

La Asamblea General del Sínodo en octubre de 2024 es un momento para vivir tales reformas. Las conversaciones allí deben continuar suscitando el insistente y repetido deseo de los católicos de una bienvenida más amplia a las personas LGBTQ+. Las preguntas sobre cómo brindar un ministerio pastoral apropiado, borrar el lenguaje dañino de los documentos de la iglesia y revisar la enseñanza de la iglesia para brindar a las personas LGBTQ+ plena igualdad en la iglesia y acceso a todos los sacramentos necesitan atención urgente. Son una prueba de fuego sobre cómo la iglesia puede vivir sinodalmente.

Tales reformas pueden proporcionar “odres nuevos” para la iglesia, pero, como advierte el Evangelio, estos odres nuevos no se pueden llenar con vino viejo, o reventarán (Lucas 5:37-39). Los delegados a la asamblea deben hablar con valentía e insistente sobre las experiencias y esperanzas de las personas católicas LGBTQ+, encontrando formas creativas de discutir cuestiones de género y sexualidad dentro del marco dado. Los fieles católicos han estado orando por tales cambios durante las últimas cinco décadas –y con renovado fervor particularmente durante el proceso sinodal– y esperan ver al menos algún movimiento en una dirección positiva. Puede que el cambio no se produzca rápidamente, pero hoy hay más esperanzas de que se produzca.

Resolver el estancamiento en las cuestiones LGBTQ+ beneficia a más de una comunidad marginada. Para muchos católicos, la credibilidad y sostenibilidad de este proceso sinodal está ligada a si la asamblea de octubre evita el enfoque desastroso de las cuestiones LGBTQ+ en la asamblea del año pasado. Como dice el documento de trabajo, “Cuando los miembros de la Iglesia se dejan llevar por el Espíritu del Señor hacia horizontes que antes no habían vislumbrado, experimentan una alegría inconmensurable”. Con suerte, el Sínodo sobre la Sinodalidad ayudará a todo el Pueblo de Dios a avanzar hacia el horizonte de justicia e igualdad para las personas LGBTQ+ donde ciertamente hay una alegría inconmensurable.

—Francis DeBernardo, Ministerio New Ways, 9 de julio de 2024

—Robert Shine (él/él), New Ways Ministry 10 de julio de 2024

Fuente New Ways Ministry

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Nuevo documento del Sínodo busca una iglesia que “abrace a todos”, incluidas las personas LGBTQ+

Viernes, 23 de junio de 2023
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Sinodo-21-23-logo-560x337Sin títuloAyer, el Vaticano publicó su documento de trabajo para la primera asamblea mundial del Sínodo sobre la Sinodalidad. El documento incluye dos menciones a personas LGBTQ+, dentro de un texto más amplio que está repleto de temas de inclusión, bienvenida, diversidad y escucha.

El documento, conocido como  Instrumentum Laboris (IL), guiará las conversaciones en octubre de 2023, cuando los obispos, a quienes por primera vez se unirán laicos, religiosas y sacerdotes, se reúnan en Roma durante un mes. El IL se divide en tres partes principales: primero, una amplia reflexión sobre la sinodalidad; en segundo lugar, un apartado sobre las prioridades de este proceso sinodal, a saber, comunión, participación y misión; tercero, una serie de hojas de trabajo para facilitar el trabajo de los miembros del Sínodo. Los contenidos del IL se extraen de los hallazgos de las fases locales y continentales anteriores a fines de 2021 y 2022.

Las referencias específicas a las personas LGBTQ+ vienen en la tercera parte, las hojas de trabajo, que plantean preguntas enfocadas para la reflexión. Bajo la pregunta organizadora, “¿Cómo puede una Iglesia sinodal hacer creíble la promesa de que ‘el amor y la verdad se encontrarán’ (Sal 85,11)?”, el documento pregunta:

“El deseo de ofrecer una bienvenida genuina es un sentimiento expresado por los participantes del sínodo en diversos contextos:

“a) los documentos finales de las Asambleas Continentales a menudo mencionan a aquellos que no se sienten aceptados en la Iglesia, como los divorciados vueltos a casar, las personas en matrimonios polígamos o los católicos LGBTQ+”

Más adelante, bajo la pregunta organizadora “¿Qué pasos puede dar una Iglesia sinodal para imitar cada vez más a su Maestro y Señor, que camina con todos en el amor incondicional y anuncia la plenitud de la verdad evangélica?”, el documento propone:

“6) ¿Cómo podemos crear espacios donde aquellos que se sienten heridos por la Iglesia y no acogidos por la comunidad se sientan reconocidos, recibidos, libres para hacer preguntas y no juzgados? A la luz de la Exhortación Apostólica Postsinodal Amoris Laetitia, ¿qué pasos concretos son necesarios para acoger a quienes se sienten excluidos de la Iglesia por su condición o su sexualidad (por ejemplo, divorciados vueltos a casar, personas en matrimonios polígamos, personas LGBTQ+, etc.) )?”

El IL habla de generalidades, en contraste con documentos anteriores en el proceso sinodal, con referencias a comunidades o temas específicos que aparecen principalmente en la sección de hojas de trabajo. Que los temas LGBTQ+ se mencionaran por su nombre, no importa dos veces, es significativo y un testimonio de cuán prominentemente estos temas aparecen en los informes locales, diocesanos, nacionales y continentales.

El documento, sin embargo, se destaca por sus estribillos acerca de que la inclusión es una necesidad para la iglesia, con un llamado a prestar especial atención a las personas marginadas y excluidas. Dice claramente: “una Iglesia sinodal es abierta, acogedora y abraza a todos” (n. 26). A continuación se muestran algunos ejemplos de este tema:

“54. Todos los puntos de vista tienen algo que aportar a este discernimiento, empezando por el de los pobres y excluidos: caminar junto a ellos no significa sólo responder y asumir sus necesidades y sufrimientos, sino también respetar su protagonismo y aprender de ellos.

“B1.1.a En una Iglesia sinodal, los pobres, en el sentido primario de quienes viven en condiciones de pobreza material y exclusión social, ocupan un lugar central. Son destinatarios de cuidados, pero sobre todo, son portadores de una Buena Noticia que toda la comunidad necesita escuchar. La Iglesia tiene algo que aprender y recibir de ellos (cf. Lc 6,20, EG 198). Una Iglesia sinodal reconoce y valora su papel central.

“B1.1.e “Cada cristiano individual y cada comunidad está llamada a ser instrumento de Dios para la liberación y promoción de los pobres” (EG 187). Esto implica la voluntad de posicionarse junto a los más marginados en el debate público, dando voz a su causa y denunciando situaciones de injusticia y discriminación, buscando evitar la complicidad con los responsables de la injusticia”.

Estos temas de inclusión, acogida, escucha, diversidad y justicia se concretan en las preguntas que plantea el IL sobre temas como el papel de la mujer en la iglesia, los niveles en los que se produce la toma de decisiones en la iglesia y quién debe participar, cómo proceder creativamente cuando hay tensiones y ser honesto sobre “problemas, resistencias, dificultades y tensiones. . .para los cuales la vida de la Iglesia hoy carece de un lugar de acogida y discernimiento.” En particular, IL también reconoce que algunas de estas dificultades y heridas son causadas por la iglesia y crean “una piedra de tropiezo para el testimonio de la Iglesia sobre el amor de Dios y la verdad del Evangelio”.

El IL es claro acerca de su alcance: proporciona preguntas, no respuestas, funcionando solo como una guía para “caminar juntos” más adelante. De hecho, el documento explica que el objetivo principal de la asamblea de octubre “será trazar caminos de profundización que se llevarán a cabo en estilo sinodal, indicando los actores relevantes a involucrar y las formas de asegurar un proceso fructífero al servicio de el discernimiento se completará en la segunda sesión en octubre de 2024”. Reconoce que también hay limitaciones en este proceso. Con tantos temas planteados en la consulta global, “muchos de los cuales podrían ser el tema de todo un Sínodo”, la necesidad de reflexionar sinodalmente sobre áreas específicas continuará más allá de 2024.

En su esencia, sin embargo, el Instrumentum Laboris vuelve una y otra vez a la fecundidad hasta el momento ya la necesidad de continuar el diálogo y el encuentro. Señala que “la gran sorpresa fue la experiencia de ser escuchados por la comunidad, en algunos casos por primera vez, recibiendo así un reconocimiento de su singular valía humana que testimonia el amor del Padre por cada uno de sus hijos e hijas” ( nº 22). De hecho, en el párrafo 40, se encuentra una de las líneas más conmovedoras del documento:

“Cada vez que nos encontramos con otra persona enamorada, aprendemos algo nuevo sobre Dios”.

Francis DeBernardo, director ejecutivo de New Ways Ministry, comentó en un comunicado (texto completo disponible aquí), en parte:

“Es nada menos que una bendición increíble y verdadera que las personas LGBTQ+ hayan sido mencionadas dos veces en el documento de trabajo del Vaticano para la asamblea del Sínodo en octubre, que se publicó hoy. . .

“Para los católicos LGBTQ+, que durante décadas han llamado a los líderes de la iglesia a tener una conversación, este proceso sinodal ha marcado el comienzo de dicho proceso. El documento de hoy enfatiza que los excluidos ‘son portadores de la Buena Nueva que toda la comunidad necesita escuchar’ y que ‘siempre que nos encontramos con otra persona enamorada, aprendemos algo nuevo sobre Dios’. para aprender más acerca de Dios.

“El sínodo ciertamente no resolverá todos los problemas que los católicos LGBTQ+ han planteado, pero este documento indica que los líderes de la iglesia los toman en serio. La promesa del documento de respetar la diversidad, el encuentro y el diálogo garantiza que los católicos LGBTQ+ continúen siendo incluidos en el camino sinodal, y que los líderes de la iglesia tomen en serio sus preocupaciones. Todo esto allana el camino para conversaciones en curso en el futuro”.

Para ver la cobertura completa de Bondings 2.0 del Sínodo sobre la Sinodalidad a medida que ha progresado desde el comienzo de 2021, haga clic aquí.

Puede encontrar todos los recursos del Sínodo de New Ways Ministry, incluidas las grabaciones del discurso de la Hna. Nathalie Becquart, subsecretaria de la oficina del sínodo del Vaticano, a los católicos LGBTQ+ y sus aliados haciendo clic aquí. También se pueden encontrar otros seminarios web sobre temas del sínodo a través del enlace anterior.

—Robert Shine (él/él), New Ways Ministry, 21 de junio de 2023

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Sinodo-21-23-logo-560x337Las claves del Instrumentum Laboris del Sínodo de la Sinodalidad

“A la luz de la Exhortación apostólica postsinodal Amoris laetitia, ¿qué medidas concretas son necesarias para llegar a las personas que se sienten excluidas de la Iglesia a causa de su afectividad y sexualidad (por ejemplo, divorciados vueltos a casar, personas en matrimonios polígamos, personas LGBTQ+, etc.)?”

“¿Cómo debe evolucionar el papel del Obispo de Roma y el ejercicio del primado en una Iglesia sinodal?”

“¿Cómo podemos seguir dando pasos concretos para ofrecer justicia a las víctimas y supervivientes de abusos sexuales, espirituales, económicos, de poder y de conciencia por parte de personas que estaban desempeñando un ministerio o una misión eclesial?”

Lee aquí el Instrumentum Laboris del Sínodo

LEER MÁS: Todo sobre el Sínodo de la Sinodalidad 2021-2024

 

Un documento plagado de preguntas, algunas de ellas verdaderamente revolucionarias, y que ponen a la Iglesia (al Sínodo de obispos, que por primera vez contará con sacerdotes, religiosas y laic@s con derecho a voto) ante el reto definitivo de dar un paso adelante o guarecerse en falsas seguridades. Así es el Instrumentum Laboris’ del Sínodo de la Sinodalidad, que arrancará en otoño en su fase universal, y que, entre otras cuestiones, pregunta claramente sobre el celibato opcional, el acceso de la mujer al diaconado, la acogida de divorciados o el colectivo LGTBQ+ en la Iglesia, cambios profundos en la estructura institucional de la Iglesia, el papel del primado de Pedro, cómo aprender de otras comunidades cristianas e, incluso, la creación de un ministerio específico para el cuidado de los descartados.

“A la luz de la Exhortación apostólica postsinodal Amoris laetitia, ¿qué medidas concretas son necesarias para llegar a las personas que se sienten excluidas de la Iglesia a causa de su afectividad y sexualidad (por ejemplo, divorciados vueltos a casar, personas en matrimonios polígamos, personas LGBTQ+, etc.)?”, es una de las cuestiones que se plantean en el documento, de 49 páginas en su traducción en castellano y dividido en tres partes (una larga introducción-resumen, los temas prioritarios y la fichas de trabajo), que dice mucho más en las preguntas que en los planteamientos. Y es que, en este momento eclesial, importan más las respuestas que los diagnósticos. Y “discernir“, que es la palabra clave para entender todo el proceso que ha llevado hasta aquí. Y un propósito: alcanzar una Iglesia sinodal promueve el paso del «yo» al «nosotros»“.

“¿Cómo podemos crear espacios en los que aquellos que se sienten heridos por la Iglesia y rechazados por la comunidad puedan sentirse reconocidos, acogidos, no juzgados y libres para hacer preguntas?”, añade el Instrumentum Laboris a la hora de hablar de estas realidades, hasta Amoris Laetitia condenadas a la oscuridad en la Iglesia.

“¿Cómo podemos crear espacios en los que aquellos que se sienten heridos por la Iglesia y rechazados por la comunidad puedan sentirse reconocidos, acogidos, no juzgados y libres para hacer preguntas?”

La mayor parte de las preguntan hunden sus raíces en sínodos anteriores, como el de la Amazonía o el de la Familia, en una suerte de continuidad en este pontificado, donde diez años después ya no extrañan interrogantes como éste: “La mayor parte de las Asambleas continentales y las síntesis de numerosas Conferencias episcopales pidenque se considere de nuevo la cuestión del acceso de las mujeres al diaconado. ¿Es posible plantearlo y en qué modo?, aunque no llega a apuntarse la posibilidad del sacerdocio femenino.

Curas casados y primado del Papa

O, especialmente, estas dos: “¿Es posible que, sobre todo en lugares donde el número de ministros ordenados es muy reducido, los laicos puedan asumir el papel de responsables de la comunidad? ¿Qué implicaciones tiene esto en la comprensión del ministerio ordenado?”, o “¿Es posible, como proponen algunos continentes, abrir una reflexión sobre la posibilidad de revisar, al menos en algunos ámbitos, la disciplina de acceso al presbiterado por parte de hombres casados?. Preguntas claras que requerirán respuestas precisas por parte de los padres (y madres) sinodales, antes de una decisión final del Papa. Un Papa, abierto, incluso, a repensar su función: “¿Cómo debe evolucionar el papel del Obispo de Roma y el ejercicio del primado en una Iglesia sinodal?”, aparece en el Intrumentum Laboris.

“Caminar juntos significa no dejar a nadie atrás y ser capaces de seguir el ritmo de los que más luchan. ¿Cómo podemos crecer en nuestra capacidad de promover el protagonismo de los últimos en la Iglesia y en la sociedad?”, se pregunta, al comienzo, el texto, que admite cómo “las desigualdades que marcan el mundo contemporáneo atraviesan también el cuerpo de la Iglesia, separando, por ejemplo, las Iglesias de los países ricos y pobres, o las comunidades de las zonas más ricas y más pobres y más pobres de un mismo país”. Y se pregunta: si “¿sabe la comunidad cristiana caminar junto con el conjunto de la sociedad en la construcción del bien común o se presenta como un sujeto interesado en defender sus propios intereses creados?”.

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Testimonio político frente a la polarización

“¿Sabe dar testimonio de la posibilidad de concordia más allá de las polarizaciones políticas?”, cuestiona el IL, que admite que “trabajar por el bien común exige formar alianzas y coaliciones”, pero que la institución no siempre “acompaña a sus miembros comprometidos en política”.

“El encuentro con los pobres y marginados y la posibilidad de caminar junto a ellos comienza a menudo con la disposición a escuchar sus vidas. ¿Tiene sentido pensar en el reconocimiento de un ministerio específico de escucha y acompañamiento para quienes asumen este servicio?”, pregunta, a modo de propuesta, el resumen sinodal, que pide un reconocimiento eclesial” a quienes se comprometen por “una sociedad justa y el cuidado de la casa común”.

Junto a la situación de divorciados o LGTBQ+, el documento del Sínodo admite “formas de discriminación racial, tribal, étnica, de clase o de casta también presentes en el Pueblo de Dios”, que se topa con “una pluralidad de barreras, desde las prácticas hasta los prejuicios culturales,”, que “generan formas de exclusión en la comunidad”.

Especialmente preocupante es la atención a las víctimas y marginados dentro de la Iglesia, con especial hincapié en “quienes han sido heridos por miembros de la Iglesia, especialmente víctimas y supervivientes de todas las formas de abuso”. “¿Cómo podemos seguir dando pasos concretos para ofrecer justicia a las víctimas y supervivientes de abusos sexuales, espirituales, económicos, de poder y de conciencia por parte de personas que estaban desempeñando un ministerio o una misión eclesial?”, cuestiona el texto.

Compromiso ecuménico renovado

Un auténtico ecumenismo que, incluso, pueda revisar el primado de Pedro, también ocupa un lugar destacado en las preguntas del IL.¿Cómo puede una Iglesia sinodal cumplir mejor su misión mediante un compromiso ecuménico renovado?, apunta como clave para el discernimiento, reivindicando “una sanación de la memoria respecto a la relación con otras Iglesias y comunidades eclesiales” “¿Cómo podemos construir juntos una “nueva memoria”?”, incide.

¿Cómo puede contribuir el proceso sinodal en curso a “encontrar una forma de ejercicio del primado que, sin renunciar en absoluto a lo esencial de su misión, esté abierta a una nueva situación?”, recalca, en un inusitado gesto que el Papa ya ha sugerido en multitud de encuentros con líderes de otras confesiones cristianas, reivindicándose como Obispo de Roma y no como Sumo Pontífice.

Testimonio del Evangelio sin colonialismos

“¿Cómo hacer comunicable y perceptible el anuncio del Evangelio en contextos y culturas diferentes, para favorecer el encuentro con Cristo de los hombres y mujeres de nuestro tiempo?”, es otra de las sugerencias del documento sinodal, que invita a “gestos de reconciliación y paz con otras religiones”, así como a cuestionarse “cómo dar testimonio del Evangelio en los países en los que la Iglesia está en minoría, sin debilitar el testimonio de la fe, pero también sin exponer a los a los cristianos a la ligera a amenazas y persecuciones”, y, a la vez,evitando formas de colonialismo.

También, admitiendo que “la doctrina social de la Iglesia se considera a menudo patrimonio de expertos y teólogos y desconectada de la vida cotidiana de las comunidades. ¿Cómo puede el Pueblo de Dios reapropiarse de ella como recurso para la misión?”.

El otro gran interrogante del Instrumentum Laboris está en “qué hacer para que una Iglesia sinodal sea también una Iglesia misionera “toda ministerial“”, reconociendo “cierta urgencia por discernir los carismas emergentes y las formas apropiadas de ejercer los Ministerios bautismales (instituidos, extraordinarios y de hecho) en el seno del Pueblo de Dios, partícipe de la función profética, sacerdotal y real de Cristo”.

En lo tocante al sacerdocio, el documento recalca la “evidente llamada a superar una visión que reserva sólo a los ministros ordenados (obispos, presbíteros, diáconos) toda función activa en la Iglesia, reduciendo la participación de los bautizados a una colaboración subordinada”, y abogando por “una concepción ministerial de la Iglesia en su conjunto”, con el reconocimiento de “la dignidad bautismal” como eje de toda participación, tal y como reconoce el Vaticano II.

Papel de la mujer

De ahí, que sea “dar un nuevo impulso a la especial participación de los laicos en la evangelización en los diversos ámbitos de la vida social, cultural, económica y política, así como potenciar la aportación de los consagrados y consagradas, con sus diversos carismas, dentro de la vida de la Iglesia local”, e “imaginar nuevos ministerios al servicio de una Iglesia sinodal”. ¿Cómo avanzar hacia una corresponsabilidad real y efectiva? es uno de los interrogantes clave, pero sin duda, el que más preguntas abiertas ofrece es el papel de la mujer, y “reconocimiento y promoción” de su dignidad. Leer más…

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El Sínodo de la Amazonía discutirá abrir sacerdocio a hombres casados y mujeres

Miércoles, 19 de junio de 2019
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imagesEl Vaticano publicó  elInstumentum laboris sobre el que trabajarán los padres sinodales del encuentro que se hará en Roma del 6 al 27 de octubre.

Un documento que abre la posibilidad de nuevos caminos: Instrumentum Laboris del Sínodo para la Amazonía, un nuevo paso de “un kairós para la Iglesia y el mundo”

“Afirmando que el celibato es un don para la Iglesia, se pide que, para las zonas más remotas de la región, se estudie la posibilidad de la ordenación sacerdotal para personas ancianas, preferentemente indígenas, respetadas y aceptadas por su comunidad, aunque tengan ya una familia constituida y estable”

Además de la apertura a “viri probati” y mujeres, aparecen fuertes denuncias a la corrupción en la región y enciende alarmas por la inimgración a centros urbanos.

“Promover vocaciones autóctonas de varones y mujeres como respuesta a las necesidades de atención pastoral-sacramental”

“Exigir a los respectivos gobiernos que garanticen los recursos necesarios para la protección efectiva de los pueblos indígenas aislados”

Fuente Religión Digital

A partir de este momento la Iglesia, especialmente los padres sinodales, son interpelados “a dar una nueva respuesta a las diversas situaciones y a buscar nuevos caminos que posibilitan un kairós para la Iglesia y el mundo. Tenemos por delante poco menos de cuatro meses para el inicio de la asamblea sinodal, que se reunirá en el Vaticano de 6 a 27 de octubre. En este tiempo, cabe a los padres sinodales, sobre todo los obispos de las jurisdicciones eclesiásticas de la Pan Amazonía, siempre llamados a conocer la realidad local y la vida de los pueblos a ellos confiados, a oler a oveja, ver hasta qué punto el documento recoge las necesidades de su Iglesia local.

No podemos olvidar que este documento, que sigue el método de la Iglesia latinoamericana, ver/escuchar, juzgar, actuar, todavía es un instrumento al servicio de un proceso mayor, que irá dando pasos sucesivos en los próximos meses. Desde esa perspectiva debemos entender que en el Instrumentum Laboris no vamos a encontrar recogidos todos y cada uno de los anhelos personales. Como decía unas semanas atrás Monseñor Mario Antonio da Silva, obispo de Roraima – Brasil, y segundo vicepresidente de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil – CNBB, el Sínodo ha de venir al encuentro, no de expectativas, sino de necesidades de las comunidades de la Amazonía, algo que también se puede decir del Instrumento de Trabajo.

 Monseñor Roque Paloschi, arzobispo de Porto Velho, Rondonia, Brasil, y miembro del Consejo Presinodal, afirma que el Instrumentum Laboris, “nos va dando algunas posibilidades para también prepararnos con nuestros grupos de sacerdotes, religiosos, religiosas, catequistas, ministros, y el Pueblo de Dios en general, para algunas perspectivas”. Él reconoce que “evidentemente que el documento nos va a provocar para pasos posibles para concretarlos pronto con la conclusión del Sínodo, otros pasos con los que vamos a hacer procesos y cosas que serán un horizonte hacia donde queremos caminar como Iglesia, Pueblo de Dios como Iglesia Pan-Amazónica“.

Según el arzobispo de Porto Velho, “evidentemente que el Sínodo no va atrás de curiosidades, pero intenta responder cosas concretas que necesitamos afrontar aquí en nuestra región”. Desde su condición de presidente del Consejo Indigenista Misionero – CIMI, de Brasil, él dice que “el Sínodo, desde su convocatoria, el Papa nos interpela por una relación diferenciada con los pueblos indígenas, con los pueblos originarios“. Es por eso que “nosotros tenemos que preguntarnos qué pasos estamos dando en nuestras Iglesias para que verdaderamente, los primeros habitantes de estas tierras, sean oídos, respetados y acompañados en su lucha por la dignidad, por la justicia y, sobre todo, respeto a sus culturas, a sus espiritualidades, a sus ritos, a sus lenguas. Ellos tienen el derecho de ser indígenas en su integridad, afirma Mons. Roque Paloschi.

Monseñor Rafael Cob, también miembro del Consejo Presinodal, y obispo del Vicariato Apostólico del Puyo, en Ecuador, destaca en el documento cuatro ejes estructurales, la escucha, el diálogo, la inculturación y la profecía, todo ello en torno al eje central, que es el rostro amazónico, y empapado de la ecología integral. El obispo del Puyo destaca el trasfondo de la Evangelii Gaudium, que nos llama a una conversión pastoral, de la Laudato Sí, que nos invita a una conversión ecológica, y de la Episcopalis Conmunio, haciendo realidad una Iglesia samaritana con sus desafíos y esperanzas.

En un nuevo paso hacia lo que puede ser un verdadero cambio epocal de la Iglesia en salida que plantea el papa Francisco, el Vaticano mandató hoy al Sínodo de la Amazonía de octubre para que “se estudie la posibilidad” de la ordenación sacerdotal de hombres casados en la región y abrió la discusión para “identificar el tipo de ministerio oficial que puede ser conferido a la mujer”, como una forma de responder a las “necesidades” de los pueblos de la zona.

La propuesta, sobre la que el papa Francisco tendría una valoración positiva si emerge como pedido de los padres sinodales según las primeras versiones, constituye una flexibilización histórica al celibato, instituido en los dos Concilios de Letrán: el primero, en 1123, el segundo en 1139, como una forma de defender la disponibilidad total del sacerdote.

Cada una de las partes está dividida en capítulos, cuatro en la primera, que presenta la realidad del territorio y de sus pueblos, nueve en la segunda, que recoge la problemática ecológica y pastoral, y ocho en la tercera parte, que aborda la problemática eclesiológica y pastoral. En la segunda y tercera parte, al final de cada uno de los capítulos, se ofrecen sugerencias, todas ellas recogidas de  la escucha al territorio y pueblo de Dios, llamadas a incidir no sólo en la vida de la Iglesia como de la propia sociedad amazónica, teniendo siempre como actitud fundamental la defensa profética de la Amazonía y de sus pueblos.

El Instrumentum Laboris parte de la idea de que la Iglesia sea oyente, que escuche, algo que “no es nada fácil”, pero que debe generar “una respuesta concreta y reconciliadora”, por la que la Amazonía clama. No olvidemos que ésta es una “realidad contrastante”, que está “llena de vida y sabiduría”, pero que sufre las consecuencias de “la deforestación y la destrucción extractivista que reclama una conversión ecológica integral. Todo ello debe llevar a un encuentro con las culturas que inspiran los nuevos caminos, desafíos y esperanzas de una Iglesia que quiere ser samaritana y profética a través de una conversión pastoral”.

La vida es el fundamento del Sínodo para la Amazonía, que en esta región se identifica con el agua. Una vida en abundancia, expresada en el buen vivir”, pero que “está amenazada por la destrucción y explotación ambiental, por la sistemática violación a los derechos humanos, lo que exige una defensa y un cuidado, que “se opone a la cultura del descarte, de la mentira, de la explotación y de la opresión”. No se puede olvidar que “en la Amazonía, la vida está inserta, ligada e integrada al territorio”, donde todo está conectado y se descubre “la obra maestra de la creación del Dios de la Vida”.

El Sínodo es un tiempo de gracia, de inculturación e interculturalidad, de desafíos graves y urgentes, pero también de esperanza. Al mismo tiempo, este evento eclesial quiere generar espacios de diálogo “que nos ayuden a salir de la senda de la autodestrucción de la actual crisis socio-ambiental”. Un diálogo que sea punto de partida para la misión y que tenga como interlocutores a los pueblos amazónicos, que provoque una dinámica de aprendizaje y resistencia.

El clamor de la Tierra es el clamor de los pobres, que son quienes sufren las consecuencias de la destrucción extractivista. Un clamor que viene de los pueblos de la Amazonía, a quienes no se les reconocen sus territorios y son afectados por los proyectos de “desarrollo” y la contaminación, lo que reclama con urgencia una ecología integral que paralice la destrucción de la Amazonía, algo que afecta especialmente a los Pueblos en Aislamiento Voluntario.

En la Amazonía también está muy presente el fenómeno mundial de la migración, que “ha contribuido a la desestabilización social en las comunidades amazónicas”. Eso ha hecho que la población amazónica se junte en las ciudades, donde vive entre el 70 y 80%, lo que requiere un cuidado eclesial, también de las familias y comunidades, cada vez más vulnerables. En muchos casos, eso es fruto de una corrupción que se hace presente en la región, “la que existe fuera de la ley y la que se ampara en una legislación que traiciona el bien común”, hasta el punto de quegrandes compañías y gobiernos han organizado sistemas de corrupción. Todo esto afecta a la “salud integral” de los pueblos, “lo cual supone una armonía con lo que nos ofrece la madre tierra”, fuente de la medicina tradicional. Son conocimientos que deben ser abordados por una educación integral, que genera encuentro y aborda un mayor conocimiento sobre lo que es la ecología integral, para lo que es necesaria una conversión ecológica.

La tercera parte del documento de trabajo aborda los desafíos y esperanzas de una Iglesia profética en la Amazonía, llamada a tener un rostro amazónico y misionero, “que sabe discernir y asumir sin miedos las diversas expresiones culturales de los pueblos”, una Iglesia participativa, acogedora, creativa y armoniosa, con rostro amazónico e indígena, que reconoce las “Semillas del Verbo” y busca “un mutuo enriquecimiento de las culturas en diálogo”. Eso se expresa en una liturgia incluturada, que asuma en el ritual litúrgico y sacramental “los ritos, símbolos y estilos celebrativos de las culturas indígenas”, haciendo lo posible para que los sacramentos sean fuente de vida y remedio accesible a todos (cf. EG 47), especialmente a los pobres (cf. EG 200)”.

Para ello, sugiere que en vez de dejar a las comunidades sin Eucaristía, se cambien los criterios para seleccionar y preparar los ministros autorizados para celebrarla”. El documento, sin cuestionar en ningún momento el celibato, sostiene que “para las zonas más remotas de la región, se estudie la posibilidad de la ordenación sacerdotal para personas ancianas, preferentemente indígenas, respetadas y aceptadas por su comunidad, aunque tengan ya una familia constituida y estable, con la finalidad de asegurar los Sacramentos que acompañen y sostengan la vida cristiana“. Al mismo tiempo ve necesario identificar el tipo de ministerio oficial que puede ser conferido a la mujer, tomando en cuenta el papel central que hoy desempeñan en la Iglesia amazónica”, aspectos éstos que realmente abren la posibilidad de buscar nuevos caminos para la Iglesia.

Al abordar el tema de la organización de las comunidades, cuestiona que “sería oportuno reconsiderar la idea de que el ejercicio de la jurisdicción (potestad de gobierno) ha de estar vinculado en todos los ámbitos (sacramental, judicial, administrativo) y de manera permanente al sacramento del orden”, un elemento decisivo que hace posible superar el clericalismo como instrumento de poder. Por eso, llama a “promover vocaciones autóctonas de varones y mujeres”, buscando “indígenas que prediquen a indígenas desde un profundo conocimiento de su cultura y de su lengua, capaces de comunicar el mensaje del evangelio con la fuerza y eficacia de quien tiene su bagaje cultural”. Al mismo tiempo, insiste en pasar de una “Iglesia que visita” a una “Iglesia que permanece”.

Los últimos capítulos abordan el tema de la evangelización en las ciudades, intentando incluir en ella a los indígenas urbanos, fomentando el diálogo ecuménico e interreligioso. Como sucede en cualquier otro lugar, el papel de los medios en la Amazonía es fundamental. Por ello, “es importante que el empoderamiento de los medios de comunicación llegue a los mismos nativos, creando resonancia que ayude “a la conversión ecológica de la Iglesia y del planeta”, a que la realidad amazónica salga de la Amazonía y tenga repercusión planetaria, a amazonizar el mundo y la Iglesia. El Sínodo puede ayudar a aumentar el rol profético de la Iglesia, que genera una promoción humana integral. Por eso, se propone una Iglesia en salida, en escucha, que se pone al servicio de los que cuestionan el poder, aunque eso lleve a sus miembros a arriesgar la vida, al martirio.

No olvidemos que lo que debe mover al Sínodo para la Amazonía es ser “una expresión concreta de la sinodalidad de una Iglesia en salida, para que la vida plena que Jesús vino a traer al mundo (cf. Jn 10,10) llegue a todos, especialmente a los pobres”.  Al mismo tiempo, no podemos dejar de recordar lo que ya nos decía el Documento Preparatorio, donde se insistía en que “las reflexiones del Sínodo Especial superan el ámbito estrictamente eclesial amazónico, porque se enfocan a la Iglesia universal y también al futuro de todo el planeta”. Estamos ante un evento universal, que muchos consideran decisivo en el futuro de la Iglesia y de la humanidad.

Como afirma Mons. Roque Paloschi, “vamos a pedir que el Espíritu Santo nos conduzca y que nuestra Iglesia viva la alegría de buscar estos nuevos caminos, y que podamos, al final de este Sínodo, concluir como los seguidores y seguidoras de Jesús en aquel concilio de Jerusalén, el Espíritu Santo y nosotros decidimos. Que sea el Espíritu Santo quien conduzca y que nuestras respuestas y nuestros compromisos sean verdaderamente orientados a responder a los desafíos de la evangelización de esta porción del Pueblo de Dios”.

***

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Hernán Reyes Alcaide, corresponsal en el Vaticano

En un giro histórico, la Santa Sede dio así el primer paso oficial para flexibilizar el celibato en términos muy precisos, a través de la ordenación de los denominados “viri probati”, como se conocía históricamente a los hombres casados con funciones sacerdotales.

De cara al Sínodo sobre la Amazonía que se celebrará en Roma del 6 al 27 de octubre, el Vaticano dio a conocer hoy el instrumento de trabajo que dentro de las “sugerencias” que propone a los participantes del encuentro está la de crear “nuevos ministerios para responder de modo más eficaz a las necesidades de los pueblos amazónicos”.

En ese marco, el documento presentado dice que, “afirmando que el celibato es un don para la Iglesia, se pide que, para las zonas más remotas de la región, se estudie la posibilidad de la ordenación sacerdotal para personas ancianas, preferentemente indígenas, respetadas y aceptadas por su comunidad, aunque tengan ya una familia constituida y estable, con la finalidad de asegurar los Sacramentos que acompañen y sostengan la vida cristiana”.

Entre las otras sugerencias planteadas por el documento que servirá de base a los participantes del Sínodo de octubre, que ha despertado fuertes críticas del gobierno de Brasil entre otros rechazos fuera y dentro de la Iglesia, se pide “identificar el tipo de ministerio oficial que puede ser conferido a la mujer, tomando en cuenta el papel central que hoy desempeñan en la Iglesia amazónica”.

El “Instrumentum laboris” de este lunes, pide además “promover vocaciones autóctonas de varones y mujeres como respuesta a las necesidades de atención pastoral-sacramental; su contribución decisiva está en el impulso a una auténtica evangelización desde la perspectiva indígena, según sus usos y costumbres”.

Se trata de indígenas que prediquen a indígenas desde un profundo conocimiento de su cultura y de su lengua, capaces de comunicar el mensaje del evangelio con la fuerza y eficacia de quien tiene su bagaje cultural”, agrega el documento de trabajo.

El enfoque que pide el Vaticano reconoce también  que “en el campo eclesial la presencia femenina en las comunidades no es siempre valorada”.

“Se reclama el reconocimiento de las mujeres desde sus carismas y talentos. Ellas piden recuperar el espacio dado por Jesús a las mujeres, “, exige, y demanda que “se escuche la voz de las mujeres, que sean consultadas y participen en las tomas de decisiones, y puedan así contribuir con su sensibilidad a la sinodalidad eclesial”.

En junio de 2018, un documento preparatorio al Sínodo ya había introducido los pedidos de estudio de las hipótesis de ordenaciones para hombres casados y mujeres en las comunidades remotas, y había convocado a iniciar un “proceso de discernimiento” en esa dirección.

Con fuertes críticas al extractivismo, en sus 147 puntos, el documento hace hincapie también en la denuncia de que “la corrupción en la Amazonía afecta seriamente la vida de sus pueblos y territorios”.

“En las últimas décadas se ha acelerado la inversión en la explotación de las riquezas de la Amazonía por parte de grandes compañías. Muchas de ellas persiguen el lucro a toda costa sin importarles el daño socio ambiental que provocan”, denuncia el documento vaticano, que advierte que “la corrupción alcanza a las autoridades políticas, judiciales, legislativas, sociales, eclesiales y religiosas que reciben beneficios para permitir el accionar de estas compañías”.

Hay casos en que grandes compañías y gobiernos han organizado sistemas de corrupción. Vemos gente que ocupó puestos públicos y que hoy están siendo juzgados, están en la cárcel o se han dado a la fuga”, llega a denunciar el documento.

El escrito pone además la lupa sobre las consecuencias de los procesos económicos basados en el lucro desmedido que se desarrollan en la región y el aumento de la migración ahcia centros urbanos que eso provoca.

“El movimiento migratorio, desatendido tanto política como pastoralmente, ha contribuido a
la desestabilización social en las comunidades amazónicas”, advierte el Instrumentum laboris.

En ese marco, antes de alertar por la “desestabilización” que eso supone para las familias, plantea que “las ciudades de la región, que reciben permanentemente a un gran número de personas que migran hacia ellas, no alcanzan a proporcionar los servicios básicos que los migrantes necesitan”.

“Esto ha llevado a muchas personas a deambular y dormir en centros urbanos sin trabajo, sin comida, sin techo. Entre ellas muchas pertenecen a los pueblos indígenas forzados a abandonar sus tierras“, lamenta.

Dentro de un texto que contempla por igual la descripción del estado actual de la evangelización en la zona y una férrea defensa de los derechos indígenas, se reserva un lugar para propuestas frente a los pueblos en aislamiento voluntario.

Allí, entre otros puntos, se plantea “exigir a los respectivos gobiernos que garanticen los recursos necesarios para la protección efectiva de los pueblos indígenas aislados”.

Texto íntegro del Instrumentum Labori

Lunedì, 17.06.2019

N. 0521

Pubblicazione:

EMBARGO ASSOLUTO FINO ALLE ORE 11.30 (ORA DI ROMA) DEL 17.06.2019

Sommario:

“Instrumentum laboris” dell’Assemblea Speciale per la Regione Panamazzonica del Sinodo dei Vescovi (6-27 ottobre 2019)

Testo in lingua spagnola

Traduzione in lingua italiana

Testo in lingua spagnola

AMAZONÍA: NUEVOS CAMINOS PARA LA IGLESIA Y PARA UNA ECOLOGÍA INTEGRAL

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El documento final del Sínodo de los Jóvenes ha quedado muy por debajo de las expectativas sobre LGTB, mujeres o plena participación

Lunes, 5 de noviembre de 2018
Comentarios desactivados en El documento final del Sínodo de los Jóvenes ha quedado muy por debajo de las expectativas sobre LGTB, mujeres o plena participación

respetolgbt_560x280Ya lo veíamos hace unos días y lo lamentábamos… Si alguien esperaba algo nuevo acerca de las personas LGTBI y la igualdad de la mujer… que espere sentado.  Poco y además con renuencias. Y, claro, nos han llamado de todo…

¿Qué ocurrió entre el Instrumentum Laboris y el documento final del Sínodo?

Los sinodales presentaron al Papa un texto descafeinado, que evita polémicas

El documento final ha quedado muy por debajo de las expectativas sobre LGTB, mujeres o plena participación

Los jóvenes pedían una respuesta concreta de la Iglesia que, en el documento final, no se da. Ahora hay que esperar al Papa

(Jesús Bastante).- Un documento descafeinado. Esta es la sensación de muchos tras la publicación del texto oficial del Sínodo de Obispos sobre la Juventud, cuyo resultado final ha quedado muy por debajo de las expectativas, incluso de que se habló en el llamado ‘Pre Sínodo’ y que se incluyó en el ‘Instrumentum Laboris’.

La sensación es que, entre uno y otro documento, los padres sinodales han optado por un texto de mirada amplia, sin entrar de lleno en los temas escabrosos y evitando polémicas como la que se diera en 2015 cuando una nota al pie de página de Amoris Laetitia provocó un amago de cisma ante la apertura a la comunión para los divorciados vueltos a casar.

El texto presentado este domingo al Papa pide favorecer la acogida a los homosexuales y promover la presencia femenina en los órganos de responsabilidad de la Iglesia, pero no introduce ningún cambio sustancial.

Tampoco refleja algunas de las peticiones concretas planteadas en la asamblea, como la creación de unministerio’ vaticano para los jóvenes. Apenas pide “el establecimiento de un cuerpo representativo de la juventud a nivel internacional”.

El texto tampoco responde a la exigencia de que las mujeres puedan votar en el Sínodo y da un paso atrás en el reconocimiento a la diversidad sexual respecto al ‘instrumentum laboris’, el documento de trabajo de la asamblea, en el que se utilizaba el término LGTB.

El documento final del Sínodo menciona la pederastia eclesial, pasa de puntillas por la cuestión de las drogas y pide a los jóvenes que descubran el justo valor de la castidad” sin ocuparse de las relaciones sexuales anteriores o fuera del matrimonio.

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Del Instrumentum Laboris…

Y es que el Instrumentum Laboris fue recibido como un baño de realidad, en el que el Vaticano admitía que “muchos jóvenes católicos no siguen las indicaciones de la moral sexual de la Iglesia”, e incorporaba, por primera vez, las críticas más aceradas de los jóvenes católicos sobre “temas controvertidos”, como los anticonceptivos, la homosexualidad, el aborto, el matrimonio o la cuestión de género, temas sobre los que “los jóvenes ya discuten libremente y sin tabúes”.

Los jóvenes pedían poder debatir “abiertamente y sin prejuicios” sobre estos y otros temas, que van desde el desempleo a las nuevas tecnologías, pasando por los desafíos de las migraciones, el trabajo precario, las nuevas esclavitudes, las drogas e, incluso, el papel de la mujer. Sin embargo, el documento final sólo concede una propuesta de futuro: la de que en próximos Sínodos pueda arbitrarse una postura para que laicos y mujeres (ni siquiera las religiosas que participaron en las congregaciones pudieron votar) tuvieran voz, y voto en la toma de decisiones.

Al documento final…

El texto aprobado por más de dos tercios sí habla de invitar a “a las Conferencias Episcopales y a las Iglesias particulares a continuar este camino, participando en procesos de discernimiento comunitario que también incluyen a aquellos que no son obispos en las deliberaciones”, y de apostar decididamente por una “Iglesia sinodal”, pero no concretiza.

El documento final incluye una dura crítica al clericalismo y al drama de los abusos sexuales en la Iglesia, así como a la corrupción en la curia, algo que habían solicitado los jóvenes durante el pre-sínodo. Pero apenas añade propuestas arriesgadas sobre la igualdad hombre y mujer en la toma de decisiones (como se reclamaba en el Instrumentum Laboris), y se limita a recomendar “que todos sean más conscientes de la urgencia de un cambio inevitable, también a partir de una reflexión antropológica y teológica sobre la reciprocidad entre hombres y mujeres”.

Sobre la cuestión LGTB, siglas que sí aparecían en el Instrumentum, pero que han desaparecido del documento entregado al Papa, “el Sínodo reafirma que Dios ama a cada persona y también lo hace la Iglesia, renovando su compromiso contra toda discriminación y violencia sobre una base sexual”. Al tiempo, considera que “es reductivo definir la identidad de las personas a partir de su orientación sexual”. Poco para lo que se esperaba.

“Los jóvenes desean una Iglesia auténtica, una comunidad transparente, acogedora, honesta, atractiva, comunicativa, accesible, alegre e interactiva“, añade el ‘Instrumentum Laboris‘, que se divide en tres partes: Reconocer, Interpretar y Elegir. Pedían una respuesta concreta de la Iglesia que, en el documento final, no se da. Ahora hay que esperar a ver cómo da forma el Papa a los resultados del Sínodo, con la esperanza de que, como él mismo apuntó, “el Sínodo es un camino”, y “una buena vendimia, que promete buen vino”. Veremos.

Fuente Religión Digital

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Papa y obispos debatirán desde este domingo en el Sínodo sobre el matrimonio igualitario y el cardenal Burke la lía

Sábado, 3 de octubre de 2015
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Familia homoparentalEn octubre del año pasado, la curia de Roma tuvo una gran oportunidad para dar un paso adelante en su camino para abandonar sus actitudes homófobas. Las familias homoparentales era uno de los temas a abordar en el Sínodo Extraordinario del Vaticano, por desgracia, se produjo un enquistamiento con el rechazo al matrimonio entre personas del mismo sexo, la criminalización del aborto y la prohibición del uso de anticonceptivos. Pocas sorpresas y poco consenso. Este próximo domingo arranca la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos y en la agenda, de nuevo, está el espinoso tema de la homosexualidad.

Los 183 padres sinodales que votaron el texto final de la primera asamblea no lograron acuerdo sobre tres de los 58 párrafos, relativos a divorciados, comunión espiritual a divorciados y homosexuales, que no alcanzaron los dos tercios de los votos.

En el instrumentum laboris, documento preparatorio de este segundo Sínodo, el Papa indica sobre la acogida a las personas homosexuales que “toda persona, independientemente de la propia orientación sexual, debe ser respetada en su dignidad y acogida con sensibilidad y delicadeza”. Por otro lado, sobre los divorciados que se han vuelto a casar, el texto precisa que las acciones deben orientarse “hacia una integración cada vez mayor” teniendo en cuenta “las situaciones de partida“.

El texto retoma las discusiones sobre los temas ligados a la familia moderna como las convivencias prematrimoniales, los divorciados que se han vuelto a casar, la situación de los homosexuales, el aborto, los métodos anticonceptivos, la educación sexual o la necesidad de involucrar a las mujeres y a las familias en la formación de los sacerdotes en el seminario. El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, subraya que estos temas quedaron pendientes en la primera asamblea, no porque fueran “rechazados” sino porque “no lograron el consenso” necesario.

Durante las sesiones de trabajo, que se desarrollarán a puerta cerrada, también se tratarán temas como la importancia de la preparación de los jóvenes al matrimonio, la poligamia en Asia, el machismo en Latinoamérica, la dificultad de los padres de dialogar con los hijos.

La Iglesia española será una de las que cuente con mayor número de representantes en el próximo Sínodo de Obispos de la Familia, cuyo listado oficial de participantes ha sido anunciado por la Santa Sede. Así, además de los tres obispos designados por la Conferencia Episcopal (Ricardo Blázquez, Carlos Osoro y Mario Iceta), Francisco ha elegido personalmente al cardenal Sistach. En total, son 17 los españoles que estarán en el Aula.

Asimismo, intervendrán diez superiores de órdenes religiosas, 22 representantes de Iglesias orientales, 14 delegados de iglesias ortodoxas, luteranas y otras confesiones cristianas, 17 matrimonios que ejercerán de auditores y otras 51 personas. Entre todos ellos, habrá 30 mujeres expertas.

Algunos expertos apuntan a que el documento final que salga de estas reuniones servirá de base para una futura Exhortación Apostólica del Papa sobre la familia.

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La XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos arrancará este domingo 4 de octubre y reunirá hasta el próximo 25 de octubre a más de 330 personas en el Vaticano que debatirán sobre la vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo e intentarán llegar a un consenso sobre temas sobre los que no llegaron a acuerdo en la primera reunión como los divorciados vueltos a casar o las personas homosexuales.

Por lo tanto, quedan menos de 48 horas para que el Papa y los obispos comiencen el Sínodo, en el que entre sobre asuntos se debatirá sobre el matrimonio homoparental y el cardenal Raymond Burke, proclamado líder de la facción más dura y conservadora de la Iglesia Católica, vuelve a la carga. El mismo que alertó de una “agenda gay” en el Vaticano y el que dijo que las parejas gays no deben ser invitadas a reuniones familiares en presencia de niños. Pero Burke no viene sólo sino respaldado por los jinetes del Apocalipsis. Varios cardenales, obispos, sacerdotes y numerosos laicos han advertido a los 183 padres sinodales que si la Iglesia iguala las relaciones heterosexuales a las homosexuales se subvierte la ley natural.

“Es impensable que la Iglesia haga hipótesis de una equivalencia de hecho, no sólo en el ámbito legal, entre una relación y una pareja heterosexual y una relación de carácter homosexual, porque esto sería la subversión de la Ley Natural y del designio de amor de Dios creador”, reza el manifiesto que han hecho público durante la firma de un convenio internacional que ha tenido lugar en la Pontifica Universidad de San Tomás de Aquino.

El documento ha sido firmado por el cardenal estadounidense Raymond Burke, el cardenal arzobispo de Bolonia, Carlo Cafarra, el cardenal Walter Brandmüller, el cardenal Prefecto de la Congregación para el Culto Divino, Robert Sarah y el arzobispo emérito de Colonia, el cardenal Joachim Meisner.

Entre los laicos que han firmado el documento figuran los filósofos Robert Spaemann, Giacomo Samek Ludovici, Thibaud Collin y Armin Schwibach, así como los intelectuales estadounidenses Robert Royal, el escritor francés Guillaume d’Alançon, y el expresidente del IOR, Ettore Gotti Tedeschi.

El texto destaca que el ataque a la familia no es solo cultural, sino también “social, jurídico, doctrinal y hasta sacramental” y que por lo tanto su defensa requiere un magisterio específico “fuerte y bien claro”.

“Un magisterio que reafirme los dictados de la ley natural –que el Evangelio no suprime, sino que los perfecciona–, las orientaciones a los fieles católicos sobre la necesidad de defender a la familia así como la responsabilidad hacia el bien común de la sociedad y para todos”, especifica.

Además, los cardenales esperan que durante el Sínodo “se dé el espacio adecuado a la experiencia de las familias que viven y son testigos de la belleza de un amor indisoluble, capaz de atraer e iluminar las muchas familias que viven en la oscuridad”.

Por otro lado, el texto reivindica una “reproposición integral de la tradición católica sobre los problemas de la vida, de la familia, de la educación, que consienta al pueblo cristiano de hoy profundizar en su identidad para realizar adecuadamente su misión“. Al mismo tiempo se reconoce que esta toma de conciencia también “implica un juicio cultural en la mentalidad dominante, que permita ser más y más caritativo”.

En esta línea, se pide que se supere “la abstracta contraposición entre verdad y caridad, entre doctrina y pastoral” porque según se indica en el comunicado esto “no tiene ninguna base en términos de la experiencia de la Iglesia, porque la verdad se expresa en el mundo como un juicio sobre las posiciones y, como una obra de caridad sobre las personas”.

 Así que, a punto de comenzar un Sínodo que parece que no va a aportar nada nuevo sobre una Iglesia Católica demasiado liderada por el ala más conservadora y con un Papa Francisco acostumbrado a nadar y guardar la ropa.

Fuente Ragap

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“Las familias desprotegidas -Borrador del Sínodo a dos colores (1)-“, por Juan Masiá sj

Martes, 7 de julio de 2015
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Dios es FamiliaDe su blog Vivir y Pensar en la Frontera:

(El borrador de trabajo -Instrumentum laboris- del Sínodo se ha publicado en dos fuentes; cursiva:lo incorporado del Sínodo anterior, y ordinaria:lo añadido para el próximo. Aquí distinguiremos más bien, con dos colores en ambos párrafos, la mentalidad reformadora y la tradicionalista. Subrayamos en dorado la primera: histórica y experiencial, hermenéutica, antropológica y evangélica. En rojo, la segunda: escrúpulos dogmatizantes, sutilezas canonistas o exégesis literales fundamentalistas).

Comienza la introducción constatando los desafíos que deben afrontar hoy las familias. Primero, ver la realidad, para después juzgar y actuar, discernir el destino de las familias, pensar su misión y comprometerse con su transformación. El Sínodo (como la Gaudium et spes del Vaticano II) quiere hacer suyas las fatigas, gozos y esperanzas de tantas familias, más vulneradas y vulnerables que nunca, pero menos apoyadas por la sociedad.

Subrayamos, en dorado, en el capítulo primero, la referencia a las causas culturales, sociales o políticas de dicha desprotección.

“Eventos traumáticos como los conflictos bélicos, la eliminación de los recursos, los procesos migratorios, inciden de manera creciente en la calidad afectiva y espiritual de la vida familiar y ponen en riesgo las relaciones dentro de la familia… Asimismo se debe hablar de las graves contradicciones generadas por el peso de políticas económicas desconsideradas, al igual que de la insensibilidad de políticas sociales, incluso en las llamadas sociedades del bienestar. En particular, el peso cada vez mayor del mantenimiento de los hijos, así como el enorme agravamiento de las tareas subsidiarias del cuidado social de enfermos y ancianos, de hecho delegados a las familias, constituyen una auténtica y enorme carga que pesa sobre la vida familiar”.

“Si se añaden los efectos de una coyuntura económica desfavorable, de naturaleza bastante ambigua, y el creciente fenómeno de la acumulación de riqueza en manos de pocos y de la distracción de recursos que deberían ir destinados al proyecto familiar, el cuadro de empobrecimiento de la familia se perfila todavía más problemático”.

Subrayamos, sin embargo, con rojo, algunas alusiones hechas de paso, sin que fueran necesarias en el contexto del capítulo:

Al enumerar circunstancias sociales de efecto negativo sobre la institución familiar, se mencionan “las teorías según las cuales se debe afirmar la identidad personal y la intimidad afectiva en una dimensión radicalmente desvinculada de la diversidad biológica entre varón y mujer…”

“Al mismo tiempo, sin embargo, se quiere reconocer a la estabilidad de una pareja instituida independientemente de la diferencia sexual la misma titularidad de la relación matrimonial intrínsecamente vinculada a los roles paterno y materno, definidos a partir de la biología de la generación…

Parece como si quisieran desde el comienzo asegurarse de dejar cerrada la puerta para cualquier tratamiento acogedor y reconocedor de matrimonios igualitarios u otras situaciones similares.

Tampoco parecen pertinentes (al comienzo del documento y sin haber tratado los respectivos problemas), las afirmaciones que descartan de un plumazo determinadas perspectivas sobre feminidad o maternidad. Lápiz rojo, por tanto, también a las líneas siguientes:

“Una cierta visión del feminismo, que considera la maternidad un pretexto para la explotación de la mujer y un obstáculo a su plena realización… una tendencia creciente a concebir la generación de un hijo como un instrumento para la afirmación de sí mismos, que hay que obtener con cualquier medio”.

(Reconozcamos en voz baja y con letra pequeña, que el Instrumentum laboris, como otros documentos de magisterio eclesiástico convertidos en diplomacia eclesiástica, padece la patología de los textos de consenso pactados entre posturas cognitivas incompatibles).

(Continuará)

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El Vaticano abre la puerta a los divorciados, acepta la unión de hecho y da un portazo a los matrimonios entre personas del mismo sexo

Domingo, 28 de junio de 2015
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soy-homosexual-tengo-hijos-soy-catolico1Lo venimos diciendo… mal, muy mal… Se fueron los obreros, se fueron la inmensa mayoría de mujeres, se van los jóvenes a chorros… Y nos iremos los cada vez menos homosexuales que nos seguimos considerando católicos pero sí cristianos… El bluff de Francisco. ¿Cuándo se van a enterar de que ya no basta eso de la supuesta acogida misericordiosa y no sé que delicadeza que te dice te acojo pero eres un desviado… que lo que exijimos es RESPETO A NUESTROS DERECHOS CIVILES, RESPETO A NUESTRA CONDICIÓN DE HIJOS E HIJAS LIBRES DE DIOS.

Jesús Bastante.

Un paso hacia adelante, y un par de ellos hacia atrás. Este puede ser el resumen acelerado del “Instrumentum Laboris”, o documento de trabajo para el Sínodo de la Familia, que el próximo mes de octubre debatirá acerca de la doctrina de la Iglesia católica respecto al aborto, la eutanasia, la procreación, las adopciones, los matrimonios gay o los divorciados vueltos a casar. Así, el texto, presentado en el Vaticano, asegura que existe un “acuerdo común” para que los divorciados vueltos a casar puedan acceder a la comunión y, por primera vez, acepta a la vida en pareja como un paso previo -por tanto, no condenable- al matrimonio. Sin embargo, las esperanzas de una acogida completa a las personas homosexuales sufrieron un fuerte revés, al negar el documento “analogías entre las uniones homosexuales y las heterosexuales” y reivindicando la diferencia padre-madre a la hora de la adopción.

Resulta evidente que, pese al impulso del Papa Francisco, la Iglesia católica no está preparada para aceptar según qué cosas. De todos modos, el tono utilizado en el “Instrumentum Laboris” en sus 80 páginas -147 puntos- se encuentra muy alejado del lenguaje rotundo, prohibitivo y oscuro al que nos tiene acostumbrada la Iglesia cuando habla de homosexualidad, divorcio, aborto o eutanasia. La intención, según declaró este martes el secretario general del Sínodo de la Familia, Lorenzo Baldisseri, era presentar “un texto de tono sereno, frente a las intervenciones alarmistas o catastrofistas de otros documentos eclesiásticos”.

 El gran avance del documento vaticano se encuentra en lo tocante a la situación de los divorciados vueltos a casar, uno de los puntos que más discusiones planteó durante la pasada reunión del Sínodo de la Familia. El “Instrumentum Laboris” da un paso adelante y proclama que existe un “consenso” para que aquellas personas que, tras un fracaso matrimonial, reorganizaran su vida, puedan volver a la Iglesia. Hasta la fecha, los divorciados vueltos a casar estaban, en la práctica, excomulgados.

Acceso a la comunión dependiendo del obispo

Ahora, estas personas podrán comulgar siempre que lleven a cabo una “reflexión” sobre su situación a través de “itinerarios de reconciliación o un camino penitencial y si el obispo correspondiente así lo determina en último término”. Dicho “camino penitencial” conllevará un acompañamiento por parte de un sacerdote que explicará a esas personas las consecuencias del divorcio y que les hará reflexionar sobre su estado.

El texto precisa que se aplicaría “bajo la autoridad del Obispo, para los fieles divorciados vueltos a casar por lo civil, que se encuentran en una situación de convivencia irreversible”. La última palabra, con todo, la tendrá cada obispo en su diócesis, lo que puede provocar, por ejemplo, que los divorciados alemanes estén en comunión con la Iglesia, mientras que los españoles sigan anatemizados.

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También se da una apertura al considerar a las parejas que conviven sin haberse casado como una instancia previa (“un paso adelante”) al matrimonio, para las que habría que considerar un “acompañamiento de gran respeto” y proponer un “camino de crecimiento abierto a la posibilidad del matrimonio sacramental” a dichas parejas, pero teniendo en cuenta que su modelo ya constituye, en buena medida, una realidad familiar. Incluso a los ojos de la Iglesia.

“Firmeza” en contra del matrimonio igualitario

boda_de_Francisco_Gerard3Sin embargo, el gran paso atrás del Sínodo de la Familia se encuentra en el tratamiento dado a los homosexuales en la Iglesia. Así, el documento resalta la “firme posición de la Iglesia, contraria al matrimonio entre personas con tendencias homosexuales”, aunque reitera que “toda persona, independientemente de su tendencia sexual debe ser respetada en su dignidad y acogida con respeto y delicadeza, en la Iglesia y en la sociedad”.

El Sínodo considera “inaceptable” que los obispos sufran “presiones de los organismos internacionales” que “condicionan las ayudas financieras a los países pobres a la introducción de leyes que instituyan el matrimonio entre personas del mismo sexo”. “No existe fundamento alguno para asimilar o establecer analogías entre las uniones homosexuales” y las heterosexuales, incide con dureza el documento vaticano, quien no obstante sugiere que las diócesis reserven “una atención específica al acompañamiento de las familias” que cuentan con miembros homosexuales.

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El texto también es muy duro en lo tocante a la adopción. “Para dar una familia a tantos niños abandonados, muchos han pedido que se destaque la importancia de la adopción. A este respecto se ha señalado la importancia de afirmar que la educación de un hijo debe basarse en la diferencia sexual, así como la procreación”, señala.

Aborto y eutanasia

En relación con la eutanasia y el aborto, el Instrumentum Laboris insiste, de modo tajante, en que “la vida es un regalo de Dios y, por eso, no se pueden descartar ni su comienzo ni su estado terminal”. “Al contrario, es necesario asegurar a estas fases una atención especial. Hoy, demasiado fácilmente, se considera al ser humano como un bien de consumo que se puede usar y tirar”, incide el documento.

El Sínodo de la Familia tendrá sus próximas reuniones durante el mes de octubre y, al término del mismo, los padres sinodales presentarán un documento de propuestas al Papa, que será quien tome la decisión definitiva. Cualquier norma que emane del mismo pasará a formar parte de la doctrina de la Iglesia, que puede dar un salto de calidad respecto a su presencia en el mundo de hoy o, nuevamente, perder una oportunidad de sintonizar con la sociedad contemporánea. Una oportunidad que podría ser la última.

Fuente El Diario

General, Homofobia/ Transfobia. , , , ,

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